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El ser humano y su fuerza insuperable de decidir sobre sí mismo

Es sorprendente la magnitud de realidad que tiene el pensar que el hombre tiene la


suficiente fuerza mental y espiritual de decidir su actitud frente a las situaciones que
le trae la vida, la situación del hombre frente a su vida no depende completamente
de las fuerzas de su entorno, eso se puede observar con una fuerza de impotencia
al analizar las condiciones de muchas personas que vivieron y murieron en un
campo de concentración como Auschwitz, ser conscientes de la deshumanización
a la que eran sometidas estas personas cambia muchas cosas en el pensamiento
de nosotros, quienes leemos desde la comodidad de un sillón en una linda sala o
vemos los documentales que narran dichos sufrimientos en nuestro TV plasma de
65”, podemos darnos cuenta de la inhumana fuerza espiritual de la que fuimos
dotados los seres humanos.

El sufrimiento es un concepto que toma un valor diferente, empezando por la


aceptación de su inevitable existencia en la vida, la vida se compone de sufrimiento
precisamente porque es esto lo que nos lleva a actuar, a ser los labradores de
nuestro futuro, a aceptar nuestro sufrimiento, acogerlo en nuestra vida y darle un
significado para hacer de éste un punto de partida hacia la comprensión de la vida
y por ende la comprensión de nuestra esencia, la actitud que tomamos frente a los
vaivén del existir y cómo reaccionamos ante nuestro sufrimiento, así como en su
momento a manera personal lo hicieron estos personajes de El hombre en Busca
del sentido, que encerrados en un campo de concentración, sobreviviendo en
condiciones de extrema presión espiritual, pudieron encontrar su sufrimiento como
parte importante de sus vidas y comprendieron que vivir es sufrir y sobrevivir es
aceptar el sufrimiento.

Otros factores cambiantes de una vida común a la vida de un campo de


concentración y dignos de analizar, a mi juicio y que expone el autor, son la relación
entre la apatía y la irritabilidad que se presentaba de diversas formas en los reclusos
del campo de concentración, desde el campo del psicoanálisis, puede verse que
ambos factores eran comunes y corrientes en el día a día de los prisioneros, debido
claramente a sus condiciones anormales de supervivencia.
Es importante para mí resaltar en esta temática cómo en diversos casos se vio que
la apatía tuviera un lugar importante en el oscuro entorno de esclavitud en el que se
encontraban y cómo la irritabilidad del ser humano no inundaba todo su ser sin dejar
un espacio considerable a la apatía.
Esto solo nos muestra nuevamente que el ser humano se puede sobreponer ante
cualquier entorno destructivo de su Ser, él tiene la fuerza mental y espiritual de dar
una palabra amable, de aliento, brindar una ayuda con los poco que posee, aun
cuando no se tiene nada de sí mismo.

La fuerza mental y espiritual del ser humano es tan fuerte que su cuerpo se extiende
a más allá de sus capacidades para dar lugar a la esperanza, es importante
mencionar, como los reclusos en el campo vivían o más bien sobrevivían por un
deseo del futuro, por una mínima esperanza de condiciones mejores, en el momento
en el que estas esperanzas se perdían, se perdía la fuerza motivadora que
empujaba a un cuerpo en condiciones extremas a sobrevivir, y así llegaba la muerte,
no por una cámara de gas, no por los golpes de un capo violento, no por hipotermia
por las condiciones climáticas extremas, sino por falta de esperanza en la vida, es
decir, estos factores anteriores, que muestran ser determinantes de la vida o la
muerte, no pudieron acabar con la vida de estas personas, pero su falta de
esperanza en la vida si, entonces me pregunto. ¿Cuán fuerte es esa energía que
mueve la esperanza en nuestro ser? Eso tal vez pueda responderlo leyendo una
vez más las historias de aquellos reclusos que pudieron sobreponerse a la vida, al
destino que los llevó a morir a un campo de concentración, pero del que salieron
vivos únicamente arrastrados por la esperanza que se anidaba y se mantenía en
una parte de su ser.

El ser humano fue dotado de un regalo muy importante, la posibilidad de decidir,


decidir su actitud, sus acciones, su forma de pensar, su postura frente a la vida.
Él puede decidir y es tan fuerte esta decisión que sobrepasa todas las condiciones
de su entorno, puede decidir mantener parte de su ser en un campo de
concentración Nazi, puede decidir mantenerse con vida con una pequeña
esperanza en ser lo que la vida espera de él, así él ya no espere nada de la vida y
esto nos deja mucho que aplicar a nuestro comportamiento diario.
Personalmente, me anima a decidir, a decidir por mí misma qué espero de la vida o
qué espera ella de mí.

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