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Una de las prioridades que debe tener la iglesia es nutrirse de la palabra de Dios para hacer

eficiente nuestra evangelización, lo que queremos transmitir.

¿Qué haces con tu Biblia?


Cada año se venden más de 100 millones de Biblias en todo el mundo. ¿Cuántas de estas son en
realidad leídas? ¿Qué significa la Biblia en tu vida y en la mía?
¿Qué hacemos nosotros con nuestra Biblia? Y más importante aún: ¿Qué debería hacer la Biblia con
nosotros?
LAMPARA:

Dios ha hablado al hombre desde su creación y Sus palabras se registran en las Escrituras como
la luz que orienta la vida del creyente. A lo largo de la Biblia, la palabra de Dios se habla de ser
la luz de los hombres. “Todas las cosas por medio de él fueron hechas, y sin él nada de lo que
ha sido hecho fue hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.” (Juan 1:3-4).

A pesar de que la Biblia claramente nos enseña que la Palabra de Dios es una lámpara a
nuestros pies y una luz para nuestro camino, muchos toman la decisión de tropezar en la
oscuridad en lugar de dejar que la luz de la Palabra de Dios guíe su camino.

Imagínese dos habitaciones, una es oscura y una persona está buscando en el suelo algunas
migajas para comer, cuando al lado hay una habitación llena de luz y un banquete para
deleitarse. ¿Dónde quiere estar? ¿Y cómo llegar allí? Aquí hay algunas preguntas para que
reflexionemos:

¿Cuándo nos levantamos por la mañana, hacemos la decisión de abrir la Biblia y empezamos el
día lleno de la Palabra de Dios?

¿Meditamos en la Palabra de Dios durante el día?

¿Buscamos respuestas a nuestras decisiones en la Palabra de Dios?

¿Participamos regularmente y activamente en un estudio de la Biblia con otros creyentes?

Como cristianos nacidos de nuevo somos llamados y mandados a ser la luz del mundo.
“Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder.
Ni se enciende una luz y se pone debajo de una vasija, sino sobre el candelero para que
alumbre a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para
que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.” (Mateo
5:14-16). Debemos ser los guardianes de la Palabra de Dios y reflejar su luz para que otros
también puedan verla y ser salvos.

Tenemos que preguntarnos: ¿Cómo podemos esperar ser la luz del mundo si estamos pasando
la mayor parte del tiempo dando tumbos en la oscuridad? La respuesta es que tenemos que
leer la Escritura, la Luz que nos guiará. Debemos arrepentirnos de nuestros pecados (la
oscuridad) y pedirle a Dios que nos cambie para mostrarnos su camino a través de su Palabra
iluminadora. Una vez que lo hacemos podemos ser moldeados cada día más y más a la imagen
de Cristo, que es la luz del mundo. “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en
tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.” (Juan 8:12)

La decisión es nuestra, ¿vamos hacerlo a nuestra manera o a la manera de Dios? ¿Vamos elegir
el cielo o el infierno? Jesús mismo nos dijo que: “la luz vino al mundo, pero los hombres
amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas, pues todo aquel que hace lo
malo detesta la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean puestas al descubierto. Pero
el que practica la verdad viene a la luz, para que se ponga de manifiesto que sus obras son
hechas en Dios.” (Juan 3:19-21)

Cuanto más aprendemos acerca de Dios y su amor, menos nos preocupamos por los placeres
de este mundo. Es realmente increíble cómo Dios trabaja y cómo Él transforma a los pecadores
en santos cuando vivimos y respiramos la Palabra de Dios y dejamos que Él sea la luz para
nuestros pies y lumbrera a nuestro camino.
La Biblia no es para ser leída sólo una vez por semana o una vez al mes o una vez al año, es
nuestro sustento diario, es la forma en que somos nutridos a ser cristianos fuertes para correr
la carrera con perseverancia y proclamar y compartir el evangelio con poder.

Tenemos que entender que no hay nada más tonto que tratar de navegar por este mundo de
tinieblas sin la Palabra de Dios, sin la Luz del mundo que brilla para nosotros, mostrándonos el
Camino. Jesús es el “Camino” (Juan 14:6) y Él es “la Luz del mundo”. (Juan 9:5)
Cuando La Lámpara A Nuestros
Pies Ya No Brilla Mas
Hoy leí un artículo que me impacto profundamente puesto que me recordó mucho a una de mis
canciones favoritas de alabanza que se entonaban en mi iglesia en la ciudad de México cuando
era pequeño. Lo más seguro es que esta canción titulada Tu Palabra cantada por el
guatemalteco Juan Carlos Alvarado ya la hayas escuchado un par de veces, pero, ¿alguna vez
te has detenido a meditar en lo que esta canción basada en el Salmo 119:105 significa para
nosotros como cristianos?

Mi amigo Benjamín E. quien es editor de un blog cristiano para jóvenes en Francia lo pone de la
siguiente manera:

¿Alguna vez has bajado las escaleras a obscuras? Ya sabes, en ese momento cuando no estás
muy seguro de donde pisar, así que lentamente avanzas al tanteo intentando no caer o pisar
mal… pero en cuanto prendes la luz puedes ver todos los escalones y firmemente te agarras
del barandal. La lectura de la Biblia representa de una manera esta “luz”:

“Tu palabra es una lámpara a mis pies; es una luz en mi sendero” - Salmos 119:105

Estoy casi seguro que ya conoces este versículo de memoria. A lo mejor lo aprendiste en la
escuela dominical en tu iglesia, y es probable que también hayas cantado la canción: “pues
lumbrera es a mis pies tu palabra…”

Solamente que a veces esta lámpara ya no brilla más. Todo parece estar a obscuras. No
podemos ver en donde pisamos así que tropezamos a cada paso que damos. No tenemos
ningún barandal de soporte, no sabemos en qué dirección ir. Estamos perdidos. La lámpara a
nuestros pies ya no brilla más…

¿Cómo Caminar sin luz?

¡Amigo mío! ¿Cómo quieres caminar por tu senda sin alumbrar la lámpara? Sabemos que
vivimos en un mundo de tinieblas (Efesios 6:12) y que caminamos sobre el camino angosto
(Mateo 7:14). ¿Te gustaría seguir avanzando sin luz a tus pies? ¿No se te hace un acto bastante
arriesgado alejarte del buen camino?

Desafortunadamente en nuestros días muchos de entre nosotros queremos avanzar a


obscuras sin encender la lámpara… bajo nuestro propio riesgo.

La Biblia nos aleja del pecado… y viceversa

Todos tenemos luchas en nuestra vida y caminar cristiano. Tentaciones, peleas, pruebas y
mucho más, pero la Biblia ofrece el descanso que necesitamos. A Dios le ha agradado platicar
con nosotros.

“En mi corazón atesoro tus dichos para no pecar contra ti” – Salmo 119:11

No podrás escapar del pecado sin estar bien aferrado a la Palabra. No podrás crecer en
santidad sin excavar los maravillosos tesoros de la Biblia. Alguien dijo un día “O el pecado te
alejara de la Biblia, o la Biblia te alejara del pecado” no hay más que estas dos opciones. ¿Cuál
de las dos vas a escoger tú?
Cuando la Biblia esta sobre el estante…

Mi Biblia está ahí, sobre el estante. Siempre está a la mano para llevarla a la iglesia los
domingos por la mañana o al grupo de jóvenes. El resto del tiempo se la pasa en el estante.
¿Abrirla? ¿Para qué? ¿Para leerla? No, si el culto de jóvenes es más que suficiente. De esta
manera no tengo que leer ni reflexionar y romperme la cabeza leyendo estas historias. Y
después, queremos que Dios nos hable directamente si es que tiene algo que decir, porque la
Biblia es muy complicada de leer… (las cosas no funcionan así).

Amigos, les hago una pregunta sería: ¿porque es que preferimos ver videos de gatos en
YouTube mucho más de lo que preferimos leer la Biblia u orar al Señor? Es algo insensato una
vez que verdaderamente comprendemos lo que la Biblia y su mensaje son realmente. Y aun
mucho más insensato cuando pensamos en la santidad de la salvación, de Cristo y la eternidad.
Yo no quisiera caer en las trampas del “tienes que” lo que hace de la lectura bíblica una carga
para nosotros. ¡Porque no lo es así! Al contrario es para nuestro propio bien ya que nos ofrece
cosas que necesitamos.

¿Cómo podemos vivir una vida cristiana que plazca a Dios sin saber qué es lo que Él espera de
nosotros? La meta de la Biblia es hacernos crecer en nuestra fe, como lo dice Pedro en una de
sus cartas:

“Por lo tanto, abandonando toda maldad y todo engaño, hipocresía, envidias y toda
calumnia, deseen con ansias la leche pura de la palabra, como niños recién nacidos. Así, por
medio de ella, crecerán en su salvación” – 1 Pedro 2: 1-2

Ser auténticos en nuestro caminar cristianos

No podremos ser auténticos revolucionarios de Cristo hasta que no demos a la Palabra de Dios
el lugar que debe de tener en nuestras vidas. No podremos cambiar el mundo por medio de
nuestras palabras, solamente por medio de la Palabra de Dios. Su palabra es poderosa, viva y
eficaz. No ignoremos su poder. Si la dejamos sobre el estante la Palabra de Dios (la Biblia) no
hará nada en nuestros corazones. Si la dejamos en el estante la Biblia no hará nada en nuestras
vidas. Por lo tanto permanecernos perdidos, desorientados y tropezaremos a cada vuelta que
demos.

Si la Palabra de Dios es una lámpara, entonces necesitamos que la misma nos alumbre. Si es
luz en nuestra senda, entonces la necesitamos para poder seguir avanzando por el buen
camino. No podemos permanecer en la obscuridad total. No podemos caminar bailando a cada
paso. Necesitamos de una lumbrera a nuestros pies. Necesitamos de la Biblia.

¿Estás listo a poner la Biblia como fundamento en tu vida?


119:105-112 La palabra de Dios nos dirige en nuestro trabajo y camino, y un lugar
oscuro de hecho, el mundo sería sin ella. El mandamiento es una lámpara de
mantenerse encendido con el aceite del Espíritu, como una luz para guiarnos en la
elección de nuestro camino, y las medidas que tomamos de esa manera. El guardar los
mandamientos de Dios aquí significaba, era la de un pecador bajo una dispensación de
misericordia, de un creyente que tiene parte en el pacto de la gracia. El salmista es a
menudo afectado; pero con anhelo el que quiera hacerse más santos, ofrece oraciones
diarias de la gracia vivificante. No podemos ofrecer cualquier cosa a Dios, para que él
aceptará, pero lo que él está contento que nos enseñe a hacer. Para que nuestra alma
o la vida de continuo en nuestras manos, implica el peligro constante de la vida; sin
embargo, no se olvidó de las promesas de Dios ni sus preceptos. Innumerables son las
trampas colocadas por los impíos; y dichoso aquel siervo de Dios, el cual no han
causado a divagar de los preceptos de su maestro. Tesoros celestiales son una herencia
para siempre; todos los santos aceptan como tal, por lo tanto pueden estar contentos
con poco de este mundo. Debemos buscar la comodidad sólo en el camino del deber, y
que el deber que debe hacerse. Un buen hombre, por la gracia de Dios, trae su corazón
a su trabajo, entonces se hace bien.
El Salmo 119 nos habla bastante acerca del propósito de la Biblia – la Palabra de
Dios – en nuestras vidas.

Salmos 119, 8: «¿Con qué limpiará el joven su camino?» ¡Qué pregunta más
importante! La respuesta concreta viene inmediatamente después: «Con guardar tu
palabra.» Hay toda clase de decisiones que deben tomarse en la vida diaria. ¿Leemos
nuestra Biblia para buscar sabiduría, y para encontrar la brújula de nuestra vida allí? Si
lo hacemos entonces podremos mantener nuestro camino limpio.

La Biblia: Una lámpara y una luz

Salmos 119, 105 compara la Biblia con una lámpara: «Lámpara es a mis pies tu palabra,
y lumbrera a mi camino.»

Nadie comienza a caminar por un camino desconocido y estrecho, con todo tipo de
curvas, arpones y peligros, en medio de la noche y en absoluta oscuridad. ¡Esto es
extremadamente peligroso! ¿Logramos entender, tú y yo, lo importante que es tener
una lámpara para nuestros pies y una lumbrera para nuestro camino cuando se trata de
nuestro camino por la vida?

Jesús utiliza el ejemplo del sembrador. «La semilla es la palabra de Dios.» (Lucas 8,
11). La palabra es sembrada en nuestro corazón cuando la leemos o escuchamos. A
continuación, Jesús explica que debemos trabajar conscientemente en guardar la
Palabra de Dios en un corazón noble y bueno, en todas las diferentes situaciones y
pruebas de la vida diaria. Porque si creemos en la palabra, y somos obedientes a lo que
está escrito, entonces la palabra comienza a llevar frutos en nosotros y a ser
determinante para toda nuestra vida.

Pablo escribe dos cartas al joven Timoteo. Él destaca lo importante que es que la
palabra haga un trabajo en Timoteo.

1 Timoteo 4, 16: «Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues


haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren.»

Timoteo no recibió instrucciones de cómo podía predicar la Biblia más grandiosamente.


Pablo le dice, «Timoteo, compara tu vida con la Palabra de Dios. Y no sólo por un día o
una semana. Mantente, y persiste en ello. Porque entonces la Palabra de Dios hará un
obra de salvación en ti. Y tus palabras también obrarán para que otros sean salvos.»
2 Timoteo 3, 15-17: «… y desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales
te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús. Toda la
Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para
instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado
para toda buena obra.»

¿Es tu Biblia y mi Biblia realmente una de las que es leída entre las millones de Biblias
que se venden cada año? ¿Creemos que la Biblia es la Palabra de Dios, y que podemos
encontrar luz, fuerza y sabiduría para la vida en ella? ¿Qué hacemos nosotros con
nuestra Biblia? Y más importante aún: ¿Qué debería hacer la Biblia con nosotros?

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