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1.1.A. Generalidades
1
H: 99,9844%
2
H: 0,0156%
Debido a la gran diferencia de masas entre los dos isótopos estables del hidrógeno, la mayor
conocida en la naturaleza, este elemento exhibe el mayor fraccionamiento isotópico dentro de
los elementos químicos.
Con respecto al oxígeno, las abundancias promedio de sus isótopos son (Nier, 1950,
en IAEA, 1981):
16
O 99,759 %
17
O 0,0374%
18
O 0,2039%
Considerando los isótopos estables del oxígeno e hidrógeno, quedan definidas nueve
especies moleculares posibles del agua con diferente masa molecular. La especie más
abundante está formada por dos átomos de protio y uno de oxígeno-16, pero también se
deben considerar aquellas especies más pesadas que incorporan un átomo de deuterio o de
oxígeno-18.
Las tres especies moleculares del agua poseen distintas masas molares, factor que
provoca comportamientos diferentes en procesos físicos como cambios de estado, difusión,
etc. Las aguas que contienen una mayor proporción de la especie molecular ligera 1H216O
tienen una presión de vapor mayor que aquellas que contienen mayor proporción de especies
moleculares pesadas. Como la presión de vapor determina la velocidad de evaporación o
condensación del agua, las moléculas ligeras evaporan más rápidamente y condens an en
forma más lenta que las moléculas pesadas. Es decir, presentan una tendencia mayor a
permanecer en la fase vapor durante el cambio de estado, y por lo tanto el vapor que escapa
de una superficie líquida para formar una nube es más pobre en oxígeno-18 y deuterio que el
agua que le dio origen, que queda así enriquecida en isótopos pesados. Este enriquecimiento
será más notorio en reservorios confinados como lagos y embalses, a diferencia del mar,
"reservorio infinito", donde la evaporación no modifica el contenido de isótopos pesados.
Por estas razones, los procesos físicos y los fenómenos meteorológicos responsables
del transporte del agua en las diferentes fases del ciclo hidrológico producen una
caracterización isotópica del agua de acuerdo a su historia, que puede ser de gran utilidad en
el estudio de su origen y comportamiento.
Una vez que el agua se infiltra a profundidades mayores de 3 ó 4 metros, deja de estar
sometida al proceso de evaporación y por lo tanto su composición isotópica se mantiene
constante. Ésto no se cumple para zonas desérticas donde la influenc ia de la evaporación se
distingue hasta varios metros de profundidad. Sin embargo, la composición isotópica de las
aguas subterráneas puede modificarse por mezcla con aguas de diferentes procedencias, y en
el caso de aguas sometidas a altas temperaturas, por intercambio isotópico entre el oxígeno
del agua y el de las rocas .
δ 2H = 8 δ 18O + 10 ‰
donde la pendiente coincide con aquella descripta para condiciones de equilibrio. Esto
se debe a que en ambos casos la condensación, proceso que rige el valor de la pendiente de
este tipo de rectas, se produce en estas condiciones (Figura 1). La representación gráfica de
esta recta recibe el nombre de recta meteórica y la ordenada al origen es el exceso de
deuterio (Fig. 1-1)
Los análisis δ 18O y δ 2H, se indican en desviaciones por mil definidas como:
-
δ = 1000 RM RE ‰
RE
donde,
δ: desviación isotópica en ‰
M: muestra.
E: referencia internacional
R: relación isotópica (2H/1 H, 18O/16O).
HD16O H218O
R2 = --------------- y R18 = ---------------
H2 16 O H216O
Por definición, el valor d V-SMOW = 0 ‰. Por lo tanto, un d positivo indica una mayor
concentración de los isótopos pesados 18O o 2H que el patrón.
1.2. A. Tritio
El 3H, emite radiación ß- y tiene un período de semidesintegración de 12,32 años.
Su origen puede ser natural o artificial. Naturalmente el tritio se forma en las capas
superiores de la atmósfera por interacción entre nucleidos livianos y neutrones secundarios
producidos por la radiación cósmica (Panarello y Albero, 1983). Rápidamente se oxida a
H3HO, para precipitar luego con las lluvias e incorporarse de esta manera al ciclo
hidrológico. La producción artificial es debida fundamentalmente a las detonaciones
nucleares y la operación de centrales atómicas.
1 U.T. = 1 3H : 1018 1H
Los isótopos del agua constituyen excelentes trazadores para estudios hidrológicos ya
que forman parte de la molécula de agua. Por esta razón, se encuentran distribuidos
ampliamente en el medio y, además, su utilización evita cualquier tipo de contaminación por
agregado de sustancias.
El movimiento del agua por el sistema acuífero supone el transporte de sustancias
disueltas y de variaciones en la composición isotópica de la propia molécula de agua. Este
tranpsorte está controlado por los fenómenos advectivos y convectivos asociados al
movimiento general de las masas de agua, a la difusión-dispersión en el seno del agua, a la
interacción entre el agua y el medio (la roca) y la presencia de fuentes (disolución) y sumideros
(precipitación, descomposición, desintegración) de mas a (Custodio, 1993). Todo ello se refleja
en cambios en las concentraciones químicas e isotópicas, siendo menos notorios para estas
últimas, razón po la cual se las utiliza como trazadores.
Teniendo en cuenta los fraccionamientos que sufren los isótopos estables (sección
2.1.A), y la desintegración de los radiactivos, se puede interpretar la historia de un acuífero.
Estos datos isotópicos serán de mayor utilidad si se los puede complementar con datos
químicos, ya que no necesariamente son afectados por los mismos procesos y de la misma
manera. Asimismo, se debe tener en cuenta la situación geográfica y geológica del área en
estudio.
Las aplicaciones de los isótopos del agua en estudios hidrológicos son muy variadas y
son numerosos los trabajos que las contemplan. Entre ellas se pueden nombrar la
identificación de las fuentes de recarga de un acuífero (Lizarau et al., 1987; Levín et al., 1988;
Panarello, 1992; etc.), la infiltración de un río como fuente de recarga (Payne, 1980; Panarello
et al., 1993b; etc.), la infiltración de lagos (Rao et al., 1987, etc.), la fuga de embalses (Plata
Bedmar et al, 1989; Roldào et al, 1989; etc.), el origen de la salinidad de las aguas (Levín et
al., 1973; González Báez et al, 1990; Panarello et al., 1993a; etc.), el origen de aguas
geotermales (Bonorino et al, 1987; Changkuon et al., 1989; etc.), la determinación de la
relación entre acuíferos (Rao et al., 1987; etc.), etc. En la mayoría de los casos un mismo
estudio isotópico contempla varias de estas aplicaciones, y se complementa con estudios
químicos y/o hidrogeológicos.
Teniendo en cuenta que uno de los problemas a analizar en este trabajo se relaciona
con la salinización de acuíferos, se proporciona una explicación más detallada de la
contribuición de los análisis isotópicos a la resolución del mismo.
La salinidad de un acuífero puede tener orígenes muy diversos, como por ejemplo:
En algunos casos los datos isotópicos por sí solos no pueden resolver el problema del
origen de la salinización de un acuífero. Si se los combina con datos químicos, generalmente
se puede obtener una mejor explicación al problema. Sin embargo, la relación entre salinidad y
composición isotópica en el caso de mezclas sólo se puede advertir cuando la salinidad no
está perturbada por intercambio químico. Por lo tanto al hacer las correlaciones, se deben
elegir elementos conservativos como cloruros en salinidades bajas y valores de TDS (sólidos
totales disueltos) para salinidades más altas (IAEA, 1981). No es aconsejable utilizar iones
alcalinotérreos, ya que son objeto de intercambios iónicos y reemplazos. Al graficar datos
isotópicos (δ 18O o δ 2H) contra datos químicos (ej. Cl-, etc.) para el caso de mezclas, los puntos
representados caerán en una línea que unirá los extremos de la mezcla. En general, aguas de
distinto origen no mostrarán valores, tanto isotópicos como químicos, exactamente iguales.
Sin embargo, siempre se debe tener en cuenta que los valores isotópicos y químicos
de las aguas subterráneas pueden ser debidos a una combinación de todas estas causas
mencionadas, factor que dificultará la interpretación de los datos.
3. BIBLIOGRAFÍA
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