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[1931]: 206-211), grasa (Dabbene 1911: 224, Borgatello 1929: 181, De Agostini
1924: 276, 1941: 68, Gusinde 1982 [1931]: 206-211, Lothrop 2002 [1928]: 58-59,
L. Bridges 1978 [1951]: 366) y aceite (Gusinde 1982 [1931]: 206-211).
La pintura corporal era empleada por los selknam en diversas ocasiones, entre
las cuales figuran situaciones cotidianas tales como la expresión de estados de ánimo
(por ejemplo, Borgatello 1929: 182; Gusinde 1982 [1931]: 207), el embellecimiento
personal (Gallardo 1998 [1910]: 149, Borgatello 1929: 182, De Agostini 1945: 68,
Gusinde 1982 [1931]: 208), durante una visita (Beauvoir 1915: 206, Gusinde 1982
[1931]: 208), para limpiar y proteger la piel (Dabbene 1911: 224; Barclay 1924: 14;
Bridges 1978 [1951]: 373; Gusinde 1982 [1931]: 206; Lothrop 2002 [1928]: 58-59)
y las salidas de cacería (Segers 1891: 69, Gusinde 1982 [1931]: 208). También se la
usaba en situaciones especiales, tales como durante la primera menstruación (Gusin-
de 1982 [1931]: 389), el compromiso y el casamiento (Gusinde 1982 [1931]: 308,
310), el duelo (Lista 1887: 101, Segers 1891: 70, Popper 1891: 138, Gallardo 1998
[1910]: 150, Borgatello 1924: 65, 1929: 182, L. Bridges 1978 [1951]: 366, Gusinde
1982 [1931]: 535, Koppers 1997: 39) y la indicación del rol de los shamanes —xons
en lengua selknam— (Bridges 1978 [1951]: 282-285, Gallardo 1998 [1910]: 298,
Chapman 1982: 45-46; véanse detalles en Fiore 2002, 2004, 2005, 2006). Pero sin
duda es en la ceremonia del Hain donde se destaca el uso de pintura corporal, tanto
por alta frecuencia de su uso por los participantes como por la cantidad y variedad
de diseños creados (Chapman 1982, Gusinde 1982 [1931], Fiore 2002, 2005, 2006).
Las particularidades de esta ceremonia ya han sido presentadas en el capítulo
«Los selknam y la ceremonia del Hain» por lo cual no serán repetidas aquí. Respecto
de la pintura corporal, cabe señalar los siguientes datos (véanse citas específicas y
detalles en Fiore 2002, 2005):
1) las pinturas eran realizadas con los tres colores habitualmente usados en
otras circunstancias: rojo, blanco y negro; algunos diseños eran monocromos,
otros bicromos y otros tricromos;
2) todos los participantes de la ceremonia usaban alguna forma de pintura
corporal: hombres adultos iniciados, jóvenes a iniciarse —llamados kloketen
en lengua selknam— y mujeres y jóvenes no iniciados;
3) los contextos de aplicación de la pintura al cuerpo eran tanto domésticos
como ceremoniales. Luego de la preparación inaugural de los klóketens, que
se realizaba en una choza doméstica, estos eran llevados a la choza cere-
monial: a partir de entonces durante toda la ceremonia los iniciados (véanse
figuras 165, 166 y 167) y los klóketens (véase figura 168) se pintaban en
la choza ceremonial, mientras que las mujeres (véase figura 169) y demás
personas no iniciadas se pintaban en las chozas domésticas;
4) los diseños de pintura corporal usados durante el Hain eran relativamente
sencillos en términos de su composición plástica, puesto que generalmente
combinaban fondos de un color, sobre los cuales se pintaban motivos en otro
color tales como bandas, líneas, puntos, hileras de puntos, etc.; sin embargo
muchos de estos diseños respondían a un código visual preciso y tenían
significados simbólicos muy específicos. Los diseños más conspicuos del
Hain eran sin dudas los de los espíritus —creados sobre la base de pintura
corporal y máscaras también pintadas—, puesto que estos eran los actores
clave dentro de la ceremonia. Estos datos no serán tratados aquí porque no
aportan información directamente relevante para el análisis de los residuos
de pigmentos arqueológicos.
EL USO DE PIGMENTOS EN LA CEREMONIA DEL HAIN SELKNAM 205
Figura 165. So’ortes, espíritus del Hain personificados por hombres iniciados, que usan
pintura corporal y máscara. Foto: M. Gusinde, 1923.
Figura 166. Hombres con pintura corporal para una danza llamada kewanix, efectuada durante
el Hain. Foto: M. Gusinde, 1923.
206 ARQUEOLOGÍA DEL HAIN
Figura 167. Hombre selknam (llamado Tenenesk) con pintura facial que indica su rol
de chamán, junto a un kloketen (joven que se está iniciando), durante el Hain.
Foto: M. Gusinde, 1923.
Figura 169. Madre de uno de los klóketens, usando pintura facial durante el Hain.
Foto: M. Gusinde, 1923.
1
Información derivada de estudios de laboratorio (DRX, CG-MS, FT-IR, etc.) permitirá identificar
si se trata de pigmentos naturales —materias primas— sin preparación o de pintura preparada usando
ligantes orgánicos (véase Fiore et ál. 2007 y 2008).
208 ARQUEOLOGÍA DEL HAIN
Las muestras de Ewan I suman un total de 47 (véase figura 170). 2 Sus caracte-
rísticas pueden sintetizarse de la siguiente manera:
2
De estas 5 son dudosas, ya que no cumplen con todas las propiedades organolépticas que caracterizan
al resto de las muestras y que hemos seleccionado para analizar las muestras bajo estudio —consistencia,
EL USO DE PIGMENTOS EN LA CEREMONIA DEL HAIN SELKNAM 209
a)
Consistencia: en su mayoría son concreciones (N=41; 87%) y muy esca-
samente polvo (N=1; 2%);
b)
Color: el rojo es el más frecuente (N=29; 62%), seguido por el marrón
(N=12; 25%) y el blanco (N=1; 2%);
c)
Textura: predominan las muestras de textura seca (N=31; 66%), seguidas
por las de textura mixta (N=7; 36%) y las de textura pastosa (N=4; 8%);
d)
Raya: una mayor proporción deja raya con facilidad (N=25; 53%) mientras
que una menor proporción no deja raya (N=17; 36%);
e)
Peso: los pesos de las muestras —en aquellas que tenían suficiente tamaño
para ser pesadas— van desde 0,1 gramos hasta 1,3 gramos, siendo los más
frecuentes los pesos intermedios (0,5 y 0,6 gramos).
Las muestras de Ewan II suman un total de 93 (véase figura 171). Sus caracte-
rísticas pueden sintetizarse de la siguiente manera:
color, textura, raya—. Por esta razón las hemos separado del resto y en la figura 1 se las consigna con
la sigla NC (no corresponde).
210 ARQUEOLOGÍA DEL HAIN
no ceremoniales – véase Fiore 2002; 2005). Dado que el color blanco destaca por
su contraste con la coloración de los sedimentos excavados, su falta de registro en
los sitios arqueológicos no parece resultar de un problema de visibilidad. Asimismo
podría caber la posibilidad de que la obtención de pigmentos de color blanco fuera
más costosa y por lo tanto implicara un mayor cuidado en su uso —y un menor
descarte de residuos—, pero no tenemos datos suficientes para abonar a esta hipó-
tesis. Por lo tanto surge aquí una discrepancia entre la información etnográfica y la
evidencia arqueológica que por ahora no tiene una interpretación certera.
También en ambos sitios predominan las muestras de textura seca, y les si-
guen en orden decreciente las de textura mixta y pastosa. Quizá algunas muestras
de textura seca sean residuos de materias primas minerales ingresadas a los sitios
para manufacturar posteriormente pintura mediante procedimientos tales como la
molienda, hidratación y/o el agregado de ligantes orgánicos, mientras que las de
textura pastosa y mixta podrían ser residuos de pintura preparada, pero verificar
esto requerirá de análisis físico-químicos específicos (por ejemplo, CG-MS; FT-IR
véase Fiore et ál. 2008).
En ambos sitios predominan las muestras que dejan raya, pero en Ewan II-
unidad 1 la proporción de estas es mucho más notoria (87%). Es aventurado sugerir
una interpretación para este dato, pero podría estar relacionado a) con condiciones
diferenciales de humedad de ambos sitios, que de alguna manera hidrataran más las
muestras en Ewan II-unidad 1 y que facilitaran la capacidad de éstas de dejar raya,
b) con alguna forma de selección diferencial de materiales por parte de los habitantes
de cada sitio, c) con alguna forma de preparación de las muestras que haya implicado
su hidratación y/o agregado de ligantes. Claramente ninguna de estas posibilidades es
concluyente y solo se las menciona a manera de factores potencialmente influyentes
sobre este rasgo diferencial de ambos sitios.
También es notorio que en Ewan I la frecuencia de muestras (N=47) es casi la
mitad que en Ewan II unidad 1 (N=93). En principio, esto debe evaluarse respecto
de los tamaños de las excavaciones realizadas, puesto que una diferencia en dichos
tamaños de excavación podría haber influido en las frecuencias de hallazgos de las
muestras de pigmentos. Sin embargo, tal como se ha consignado en el capítulo de
presentación del sitio (véase el capítulo «La localidad arqueológica Ewan», las su-
perficies excavadas al interior y exterior de cada choza son equivalentes en ambos
sitios, por lo cual descartamos que esta diferencia se relacione con un problema del
tamaño de la muestra en términos de superficies excavadas. Cabe sin embargo acotar
que en Ewan I se registraron perturbaciones de pequeños pozos generados por un
excavador desconocido, así como una conejera que contenían sedimentos revueltos,
con gran mezcla de colores. Dichos sedimentos fueron tratados en zaranda pero no
fueron sujetos a flotación, razón por la cual quizá algunos de ellos podrían haber
contenido muestras de pigmentos que podrían haber pasado desapercibidas.
Más allá de ello, es también pertinente señalar que la información etnográfica
indica que la actividad de pintura corporal era realizada tanto en la choza ceremonial
como en las chozas domésticas (Gusinde 1982 [1931]). Pero claramente es inferible
que la frecuencia de uso de pigmentos era mucho mayor en la primera que en las
segundas, puesto que la cantidad de pintura requerida para ejecutar el diseño de los
espíritus y de los kloketens —que cubrían el cuerpo completo de los participantes
masculinos— era mucho mayor que la necesaria para realizar los diseños de pintura
ejecutados en las chozas domésticas —que por lo general eran solo pinturas faciales
usadas por las mujeres y los jóvenes no iniciados (Fiore 2002, 2006)—. Sin embargo,
si todas las muestras bajo estudio fueran residuos de preparación de pintura para ser
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