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Colegio Cristiano Belén

Filosofía y Psicología
Prof. Daniela Valdés

Guía de estudio
“El problema moral y sus fundamentos”

Nombre: ________________________________________Curso: IV º Medio Fecha: __________

Tema: Sociedad y moral.

1-Introducción:
No se puede comprender la problemática ética de la actualidad si no se
atienden a los considerables cambios que han experimentado las
sociedades a lo largo de la historia. Un poco de sociología nos puede
enseñar el contexto desde donde han surgido las distintas formas de
entender la moral.
La nuestra es una época que es denominada por muchos autores como
posmoderna y postindustrial. Generalmente, siempre se la define como
“pos” algo, aunque no se sabe muy bien en qué consiste ser “pos” y cómo
rayos funciona nuestra sociedad. Se dice, por ejemplo, que nuestra
sociedad es fundamentalmente atea, en el sentido que la religión tiene
cada vez menos peso en la sociedad, y que más bien cada individuo decide
por sí mismo lo que es bueno, justo o correcto para su vida. En este
contexto, la ética no sería ya una cuestión de lo que alguna autoridad, con
sotana o sin ella, determina como “moral”, sino lo que cada cual quiere (y
puede) para su vida. A algunos esto les huele demasiado a relativismo, y
temen que sin Dios y sin moral el hombre se desbande en la búsqueda
desenfrenada de placer, en el abuso de poder, en el excesivo amor al
dinero, etc. generando una sociedad corrupta de cínicos, desalmados y manipuladores. Para otros, en
cambio esto representa un nuevo grado de libertad: ¡al fin los individuos podrán sacarse de encima los
deberes impuestos por Dios y la sociedad!
En general, el problema de “decidir” estaba bastante resuelto en las sociedades premodernas. Cada grupo
social tenía deberes y privilegios especiales, ocupando un peldaño social fijo y difícilmente modificable. Lo
mismo ocurría con el papel de hombres y mujeres, o la importancia de niños o ancianos. En general, si no
eran los dioses (o el Dios) quienes determinaban la moral, a través, desde luego, de sacerdotes y templos,
era la misma naturaleza la que era considerada un modelo para el comportamiento humano. Todo lo que
solía ocurrir “por naturaleza” quedaba, siempre, fuera de cuestionamiento. En gran parte la función de los
mitos y la religión fue reproducir ese orden social y moral, que se caracterizaba por cambiar muy
lentamente.
Pero “cambia todo cambia”, diría Violeta. Con la entrada de la modernidad se experimentó una
transformación radical de las sociedades. Dejaron, paulatinamente, de estar fijas a un determinado orden
y se convirtieron en sociedades dinámicas, en constante evolución. Las personas experimentaron un
cambio considerable: su vida ya no estaría decidida por la pertenencia a un estamento o clase social, sino
que su identidad dependería más bien de sus propias decisiones, que serían algo distinto de los apremios
sociales, tales como la ley o el trabajo. Dicen los sociólogos que “la crisis de identidad” aparece
históricamente en este momento moderno, pues los individuos empiezan a decidir y aceptar riesgos por sí
mismos.
Otro cambio importante es que antes el orden político y el orden económico se sometían a la moral, que en
las sociedades premodernas era controlada por la religión. En la sociedad moderna, en cambio, se
transforman en ámbitos o sistemas que obedecen, cada uno, a sus “propios” dioses y sus propias leyes: en
el caso de la política es el poder, para el caso de la economía, el dinero. En nuestra sociedad moderna se
hizo posible que en asuntos de dinero dé lo mismo si uno es el Padre Hurtado o un terrorista
internacional, o, en política, si uno es un tipo intachable o un Berlusconi.
Hoy, se nos dice, estamos en otra situación social, y que, por lo tanto, los problemas morales son otros.
¿Qué ha modificado tanto nuestra vida? en particular hay que mencionar el impacto de la ciencia y la
tecnología en la vida cotidiana. Hoy producimos infinitamente más que antes, comerciamos mucho más,
sabemos cada vez más cosas del universo, podemos comunicarnos a mayores distancias y con más
personas, consumimos y gastamos muchísimos recursos naturales, viajamos a lugares remotos y nos
empapamos de otras culturas. Sin embargo, no todo es miel sobre hojuelas. Este mismo cambio ha
producido nuevos miedos, riesgos e inseguridades. En este mundo así como muchos pueden hacerse ricos
en pocos segundos con un buen negocio, existen muchos que no tienen que comer. Así como nos llenamos
de centros comerciales y compramos cosas cada vez más lindas, los mares están cada vez más
contaminados y cada vez quedan menos árboles. En la misma medida en que crecen tus contactos de
facebook, disminuyen las posibilidades de conocer a tu vecino. Puede que cada vez conozcamos más
culturas pero por todos lados estallan conflictos religiosos y étnicos. Y aunque podamos acceder a
volúmenes gigantescos de información, el fanatismo, la ignorancia y el prejuicio están lejos de ser
erradicados de nuestra convivencia. Finalmente es cierto que algunos gozan de mayores libertades, como
nunca antes vistas en la historia, pero lo que elegimos y los valores que nos mueven, muchas veces
revelan pura superficialidad, egoísmo, vanidad, y capricho. Para quien le queden dudas sobre este último
punto, le sugiero que vea lo que representan los personajes que participan en los reality de la televisión.
La cuestión ética hoy se vuelve dificultosa, también, porque no sólo ya no queremos ni creemos necesitar
“autoridades” morales sino porque, aunque las llamáramos de vuelta, la mayoría de los referentes sociales
están en crisis: la familia, la educación, la iglesia, los partidos, etc. La gente hoy día no sabe muchas
veces que hacer, y esta situación lejos de sentirse como una liberación, se experimenta como una
angustia. La incertidumbre provoca angustia, la angustia, inseguridad, y la inseguridad, miedo. El miedo,
finalmente, es un gran aliciente para la violencia. En los años setenta se pensaba que la política podría
convertir el mundo en un mejor lugar, derrotar los miedos y devolver nuestros sueños. Pero la política y
las ideologías también entraron en crisis. Hoy se dice que ya no existen ciudadanos sino puros
consumidores, que la sociedad ya no existe como colectividad sino que somos seres individuales que se
mueven por fines privados. Sin embargo, no han cesado las denuncias, las protestas, las marchas y la
solidaridad contra todo tipo de injusticias, y la indignación hoy no sólo abarca a lo que le pase a los
hombres y mujeres sino también se despierta ante los abusos con los miembros de otras especies no
humanas.

2- El Desarrollo Moral: Esquemas universales de razonamiento


No justificamos todas nuestras decisiones del mismo modo, ni uno mismo —a lo largo de su
vida— argumenta con razones idénticas: nuestra conciencia moral sigue un proceso de crecimiento
o de madurez.

Una de las funciones de la conciencia moral es la de formular juicios sobre lo que debemos hacer o
tenemos que rechazar. Lawrence Kohlberg, psicólogo contemporáneo discípulo de Jean Piaget, ha
estudiado el desarrollo de la conciencia partiendo del análisis de los juicios morales, especialmente
a partir de los razonamientos que todos formulamos ante dilemas morales. Kohlberg llega a la
conclusión que si bien las normas morales o los valores de una cultura pueden ser diferentes de los
de otra, los razonamientos que los fundamentan siguen estructuras o pautas parecidos. Todas las
personas seguimos —defiende— unos esquemas universales de razonamiento y, vinculados a la
propia psicológica, evolucionamos de esquemas más infantiles y egocéntricos a esquemas más
maduros y altruistas.

2.1 Niveles y estadios

Kohlberg considera que el desarrollo moral de una persona pasa por tres grandes niveles —el
Preconvencional, el Convencional y el Postconvencional— cada uno de ellos contiene dos estadios o
etapas. En total seis estadios de madurez creciente y con razonamientos morales diferentes.

Nivel Preconvencional

El nivel Preconvencional es un nivel en el cual las normas son una realidad externa que se respetan
sólo atendiendo las consecuencias (premio, castigo) o el poder de quienes las establecen. No se ha
entendido, aún, que las normas sociales son convenciones por un buen funcionamiento de la
sociedad. Este nivel integra a los dos siguientes estadios.

Estadio 1. Obediencia y miedo al castigo

Es el estadio en el cual se respetan las normas por obediencia y por miedo al castigo. No hay
autonomía sino heteronomía: agentes externos determinan qué hay que hacer y qué no. Es el
estadio propio de la infancia, pero hay adultos que siguen toda su vida en este estadio: así el
delincuente que sólo el miedo le frena. ( miedo al castigo)

Estadio 2. Favorecer los propios intereses

Es el estadio en el cual se asumen las normas si favorecen los propios intereses. El individuo tiene
por objetivo hacer aquello que satisface sus intereses, considerando correcto que los otros también
persigan los suyos. Las normas son como las reglas de los juegos: se cumplen por egoísmo. Se
entiende que si uno no las cumple, no le dejarán jugar. Es un estadio propio del niño y de las
personas adultas que afirman: «te respecto si me respetos», «haz lo que quieras mientras no me
molestes». (Normas, unas reglas de juego)

Nivel Convencional
En este nivel, las personas viven identificadas con el grupo; se quiere responder favorablemente en
les expectativas que los otros tienen de nosotros. Se identifica como bueno o malo aquello que la
sociedad así lo considera. Este nivel integra el estadio 3 y el estadio 4.

Estadio 3. Expectativas interpersonales

En este estadio las expectativas de los que nos rodean ocupan el puesto del miedo al castigo y de
los propios intereses. Nos mueve el deseo de agradar, de ser aceptados y queridos. Hacer lo correcto
significa cumplir las expectativas de les personas próximas a un mismo. Es un estadio que se da en
la adolescencia pero son muchos los adultos que se quedan en él. Son gente que quieren hacerse
amar, pero que se dejan llevar por las otras: los valores del grupo, las modas, lo que dicen los
medios de comunicación. (Expectativas de los amigos)
Estadio 4. Normas sociales establecidas

Es el estadio en el cual el individuo es leal con las instituciones sociales vigentes; para él, hacer lo
correcto es cumplir las normas socialmente establecidas para proporcionar un bien común. Aquí
comienza la autonomía moral: se cumplen las normas por responsabilidad. Se tiene conciencia de
los intereses generales de la sociedad y éstos despiertan un compromiso personal. Constituye la
edad adulta de la moral y se suele llegar bien superada la adolescencia. Kohlberg considera que éste
es el estadio en el cual se encuentra la mayoría poblacional. (Lo socialmente establecido)

Nivel Postconvencional

Es el nivel de comprensión y aceptación de los principios morales generales que inspiran las normas: los principios
racionalmente escogidos pesan más que las normas. Le componen el estadio 5 y el estadio 6.

Estadio 5: Derechos prioritarios y contrato social

Es el estadio de la apertura al mundo. Se reconoce que además de la propia familia, grupo y país, todos los seres humanos
tienen el derecho a la vida y a la libertad, derechos que están por encima de todas las instituciones sociales o
convenciones. La apertura al mundo lleva, en segundo lugar, a reconocer la relatividad de normas y valores, pero se asume
que las leyes legítimas son sólo aquéllas obtenidas por consenso o contrato social. Ahora bien, si una norma va contra la
vida o la libertad, se impone la obligación moral de no aceptarla y de enfrentarse a ella. (Derechos prioritarios)

Estadio 6: Principios éticos universales

Se toma conciencia que hay principios éticos universales que se han de seguir y tienen prioridad sobre las obligaciones
legales e institucionales convencionales. Se obra con arreglo a estos principios porque, como ser racional, se ha captado la
validez y se siente comprometido a seguirlos. En este estadio impera la regla de oro de la moralidad: "hacer al otro lo que
quiero para mí". Y se tiene el coraje de enfrentarse a las leyes que atentan a los principios éticos universales como el de la
dignidad humana o el de la igualdad. Es el estadio moral supremo, el de Gandhi, de Martin Luther King y el de todas las
personas que viven profundamente la moralidad.

“…El ejemplo más claro que Kohlberg ofrece para distinguir entre los niveles es el de tres
soldados involucrados en la matanza de los civiles de Mylai (Vietman). Kohlberg analiza el
pensamiento moral de Paul Meadow, soldado; William Calley, oficial, y Michel Bernhardt,
soldado.

Meadow recibió órdenes de su oficial, Calley, para disparar sobre los civiles, y las cumplió.
Justificó su comportamiento diciendo que su deber era el de obedecer órdenes y que si no
cumplía con su deber, hubiera sido castigado. Además, mantuvo que era justo matar a los
civiles para compensar la muerte de algunos soldados americanos.

Calley, el oficial encargado, sostuvo que tenía órdenes y que se esperaba de él que las
cumpliera. Quería ser un buen oficial. Pertenece al mando superior dictar quién es el
enemigo. Su deber se limitaba a cumplir las órdenes de arriba, no a discutirlas. Lo bueno y
lo justo está definido por los oficiales superiores, y si él no estuviera de acuerdo, sólo
protestaría después de haber cumplido órdenes.

Bernhardt no cumplió las órdenes de Calley, y disparó al aire. No entendía por qué tenía
que matar a los civiles, y para él lo importante no era cumplir órdenes, sino que primero
tenían que ser justas y razonables. Bernhardt, comentaba que los civiles tenían derecho a
seguir viviendo.

Kohlberg señala que en este caso el “conflicto moral” no era difícil de resolver: las leyes
militares y la ley internacional prohíben maltratar a los civiles, y cualquier individuo que
hubiera estado en el estadio 5 de desarrollo moral hubiera considerado la orden como
ilegal. Pero los juicios morales tienden a ser un reflejo del modo habitual de pensar y
enjuiciar moralmente, y eso es lo que sucedió aquí…”

3- Avance progresivo por los diferentes estadios

El desarrollo moral se produce siempre pasando progresivamente por los diferentes estadios, sin
ningún tipo de salto evolutivo, sin volver hacia atrás. Es un desarrollo —ésta es una de los grandes
tesis que defensa Kohlberg— que va vinculado al desarrollo psicológico de la persona. Sin desarrollo
psicológico no hay desarrollo moral. Un doble desarrollo en paralelo que no es exclusivo de las
sociedades occidentales sino que, atendiendo los resultados de la aplicación de comprometidos
dilemas morales a personas de diferentes lugares del planeta, concluye que son esquemas de
razonamiento universales.
Kohlberg presentaba dilemas morales para descubrir el estadio evolutivo de ls personas. En la
respuesta y en su argumentación se manifiesta claramente el estadio de desarrollo moral. Uno de
los conocidos es el «dilema de Heinz».

Heinz ha robado la medicina. Pero, ¿debía o no robarla?


«Una mujer se está muriendo de un extraño cáncer. Hay un fármaco que, a parecer de los
médicos, puede salvarla, una forma de radio que un farmacéutico de la ciudad ha
descubierto recientemente. Pero el farmacéutico cobra cuatrocientas cincuenta mil
pesetas por una pequeña dosis, un precio debe veces superior al coste del fármaco. El
marido de la enferma, Heinz, pide dinero a amigos y familiares, pero no consigue sino la
mitad del precio de la medicina. Heinz suplica al farmacéutico que le venda a precio más
bajo o que le deje pagar más adelante. El farmacéutico se niega recordando que con
mucho deesfuerzo ha descubierto el fármaco y ahora quiere sacar beneficio. Finalmente,
Heinz, en un ataque de desesperación, entra a la fuerza en la farmacia y roba la medicina
que su señora necesitaba».

I Actividad: Se te ofrecen diferentes respuestas a este dilema. Señala a qué


estadio de desarrollo moral corresponde cada una de ellas.

Respuestas:

a) No, porque la ley es para todo el mundo; las leyes nos dicen qué está bien y qué no, la ley puede
dar más importancia a la propiedad que a la vida.

Estadio:_________________________________________________________

b) No, porque se convertirá en un ladrón y, si le detienen, irá a prisión.

Estadio:_________________________________________________________

c) No, porque sus amigos no esperan de él un comportamiento de esta naturaleza.

Estadio:_________________________________________________________

d) No, porque los quebraderos de cabeza que tendrá no le convienen de ninguna manera.
Estadio:_________________________________________________________

e) No, porque hay unos acuerdos sociales y aunque ella tenga derecho a la vida, el farmacéutico
tiene derecho a la libertad.

Estadio:_________________________________________________________

f) Sí, porque todo ser racional acepta que hay derechos que están por encima de todo: el derecho a
la vida es más valioso que el derecho a la propiedad

Estadio:_________________________________________________________

II Actividad. Crear y redactar una historia inspirada ya sea en una


experiencia cotidiana o situación ficticia, que represente un dilema moral;
y luego, ofrecer diferentes respuestas correspondientes a cada estadio de
desarrollo moral

4-Estructuras de la Moralidad
1-ACTOS, ACTITUDES Y CARÁCTER.

Por acto o acción moral, entendemos el elemento más visible de la conducta moral, es decir,
cualquier acción que pueda ser considerada como buena o mala. Pero los actos no deben ser
considerados aisladamente, sino como parte de la conducta global de una persona: los actos están
arraigados en las actitudes.

Por actitud entendemos una predisposición constante y adquirida a reaccionar de un modo


determinado en una situación determinada. Es necesario aclarar que las actitudes no son la causa
de los actos, pero predisponen a ellos, por lo cual la conducta global de una persona resulta
previsible si se conocen sus actitudes. Las actitudes, en definitiva, serían realidades complejas
(impulsos, sentimientos, formas de ver las cosas) que nos llevan a actuar de cierto modo.
La calificación moral (decir si algo es bueno o malo) es más propia de las actitudes que de los actos.
Históricamente, las actitudes positivas se han considerado equivalentes a virtudes y las negativas a
vicios.

Pero, aún podemos profundizar más en nuestro análisis, puesto que las actitudes están a su vez
arraigadas en el carácter, entendido este como modo de ser moral. El juicio moral más definitivo se
refiere al carácter dado que es el punto de partida de los actos.

En resumen, hemos visto que el carácter es el principio de la actividad moral, la raíz de nuestras
actitudes, que nos predisponen a actuar de un modo concreto. Pero podemos considerar también el
carácter como resultado. Por repetición de actos, se crean o modifican las actitudes, y el conjunto
de las actitudes constituye nuestro carácter. De este modo, nuestro modo de ser moral será el
resultado final de nuestro "ir haciéndonos".

Pero, como dijimos anteriormente, nuestra racionalidad es capaz de mediar en nuestras acciones.
Eso nos hace responsables de las mismas y, si cada acto que realizamos promueve la aparición o
modificación de ciertos rasgos (actitudes) que conforman nuestro carácter, este, nuestra naturaleza
segunda, nuestra configuración moral, es el resultado de nuestra libertad y racionalidad. Somos por
ello responsables de nuestro modo de ser moral, aunque admitamos que nuestra libertad se ejerce
en el ámbito de condicionantes biológicos, sociales o psíquicos.

2-Normas, Valores y Conciencia

Como ya hemos visto, a la hora de actuar elegimos y decidimos qué vamos a hacer. Esta elección,
no la realizamos al azar, recordemos que nos caracterizamos por ser racionales. Si tenemos varias
posibilidades, nos inclinamos por aquella que preferimos porque tiene "algo" que la hace más
estimable que las otras opciones, ese algo es su valor, por ejemplo, la generosidad de un amigo, la
belleza de un cuadro, la utilidad de un bolígrafo, etc. Vemos que hay diferentes clases de valores
(económicos, estéticos, religiosos, morales o éticos, etc.) pero todos ellos se caracterizan por:

 Ser cualidades especiales que están en los objetos, en las personas o en las acciones,
 y sólo los seres humanos somos capaces de valorar esas cualidades.

Podemos decir que estamos ante valores morales cuando:

 necesariamente deben ser apreciados y respetados


 son universales, es decir, válidos para todos los individuos sin excepción
 y, además, los apreciamos por sí mismos, no porque nos reporten algún beneficio egoísta,
estando condicionados por intereses sociales, políticos

Por ejemplo, la justicia, la generosidad, la honradez, la sinceridad, la dignidad, la igualdad, etc.


son valores que podemos considerar universales, en el sentido de deseables y respetables por todos,
es más, que necesariamente deberían ser estimados, y que su validez no estuviese condicionada ni
por las épocas históricas o los intereses particulares, etc.

En el caso de las normas morales, éstas no estás escritas en ningún libro, como las leyes jurídicas
por ejemplo, ni hay autoridades específicas que nos obliguen a cumplirlas. Cuando obedecemos
normas morales, como por ejemplo cumplir la palabra que hemos dado, decir la verdad aunque
duela, y lo hacemos de forma libre y consciente, ¿por qué lo hacemos?, ¿dónde está el origen del
convencimiento y el acatamiento de esas normas? Hay dos posibles respuestas a esta cuestión:

 Hablamos de heteronomía moral (del griego héteros, que significa otro, y nómos, ley),
cuando los motivos en los que se fundamenta la conducta moral de una persona, son
exteriores a nuestra conciencia, es decir, cuando la norma moral que obedece le viene
impuesta por alguien distinto de él mismo, pueden ser los padres, una autoridad religiosa
o, simplemente, el miedo al castigo si no la cumplimos. Por ejemplo, cuando realizamos una
acción moralmente correcta, como decir la verdad, por miedo a las consecuencias de que
nos pillen mintiendo.

 Por el contrario, cuando uno realiza una acción moralmente correcta, por convencimiento
propio de que es lo que debe hacer, entonces decimos que esa persona posee autonomía
moral (del griego autós, sí mismo, y nómos, ley o norma). Este tipo de persona, no se guía
por meras opiniones personales, sino que racionalmente y, por propia voluntad, asume
como propios los valores y normas de la sociedad en la que vive.

Todo lo que hemos dicho hasta aquí, la capacidad del ser humano para comportarse moralmente,
llevando a cabo actos elegidos de forma libre, reflexionados racionalmente, asumiendo la
responsabilidad de sus consecuencias, etc. es gracias a que el ser humano posee lo que se conoce
como conciencia moral, una capacidad exclusivamente humana que nos hace capaces de distinguir
entre lo correcto y lo incorrecto, lo bueno y lo malo, etc. Nuestra conciencia moral es capaz de
juzgar nuestros propios actos, nos permite saber íntimamente, si actuamos bien o no, produciendo
sentimientos de satisfacción o remordimientos y es la que nos hace sentirnos responsables de las
consecuencias de nuestras acciones.

III Actividad Comentar las siguientes interrogantes y luego desarrollar su respuesta


mediante argumentos racionalmente defendibles:

a) ¿En qué medida la moral de una colectividad puede ser un elemento paralizante o un
elemento de dinamismo social?
b) Se dice que lo antinatural (contra natura) es inmoral ¿se pues estar de acuerdo?¿ Qué
quiere decir esta expresión? ¿ que se entiende por “lo natural” o por la “naturaleza
humana”?
c) Una acción es “buena” porque es un “deber” o es un deber porque es buena?
d) Continuamente valoramos las cosas y las personas. Pero ¿Qué es valorar? , ¿Qué es un
valor? ¿Tienen las cosas valor porque las deseamos o las deseamos porque tienen valor?

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