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UNIVERSIDAD NACIONAL DE TRUJILLO

FACULTAD DE CIENCIAS AGROPECUARIAS


ESCUELA ACADEMICO PROFESIONAL DE AGRONOMIA

PROYECTO DE INVESTIGACIÓN

PREPARACION Y CONSERVACION DE PASTOS DESHIDRATADOS

Alumnos:

ARISTA MELENDEZ DEIVIS

ARTEAGA CORREA GERARDO

CASTILLO PULIDO JORGE

ESPINOZA DE LA CRUZ JAN

FERREL PICHEN JOSE

VASQUEZ GALARRETA ERIKA

VILELA QUIÑONES MIRKO

Profesor:

Mg. EDUARDO MÉNDEZ GARCÍA

TRUJILLO – PERU
2014

PREPARACION Y CONSERVACION DE PASTOS DESHIDRATADOS

Pastos y Forrajes
INTRODUCCIÓN

La búsqueda de estrategias de alimentación con recursos endógenos es uno de los temas


relevantes de capacitación y asistencia técnica en un proyecto que promueve la
implementación de sistemas silvopastoriles. Esto debido a que el mejoramiento de la
alimentación animal con recursos producidos en finca estimula la intensificación de los
sistemas ganaderos, contribuyendo así a reducir la ampliación del área de pasturas en
ecosistemas frágiles. Además, soluciona el problema de escasez de forrajes en las
épocas de sequía en los cuales el reto es ofrecer a los animales alimento de buena
calidad aprovechando los recursos de la finca. Por las anteriores razones dentro de las
estrategias de alimentación a ofrecer, el ensilaje es un método de conservación de
forrajes húmedos de fácil manejo y reducido costo. En la época de lluvias se puede
aprovechar los excedentes de pasto y plantas arbóreas para la alimentación animal.
El presente resumen busca dar a conocer los diferentes tipos de ensilaje y proveer la
mínima información necesaria para que el productor tome la decisión de elaborar este
insumo.

1. ENSILADO

El ensilaje consiste en almacenar en recipientes llamados silos la producción forrajera


sobrante, o bien conservar aquella producción sembrada con fines de ser suministrado
en época de escasez del producto. Mientras que el silaje viene a ser el producto de
este proceso.
Los pastos más usados en el ensilaje son maíz, sorgo, cultivares de Elefante y en
algunos casos Guinea y Alemán. Estos pastos pueden ser asociados con leguminosas
tales como Styzobium, Kudzú, Gallinazo, etc. La práctica del ensilaje es conocida
desde hace mucho tiempo. La primera publicación sobre ensilaje fue escrita por
AUGUSTO GOFFAR en Europa. En América el primer silo fue realizado en el año
1876, en Maryland, siendo el pasto utilizado el maíz. En el Norte de Europa,
JENKINS y WOLL, reportaron exitosamente el ensilaje en asociaciones de gramíneas
y leguminosas. En América, se interesaron cuando se especificaron las ventajas que
tienen estas asociaciones, habiendo sido consideradas como siguen:

Pastos y Forrajes
1. que las asociaciones de gramíneas y leguminosas eran la principal fuente de energía,
vitaminas y minerales para la alimentación animal.
2. que la mayoría de las hojas eran pérdidas en el proceso de henificación;

3. que con el uso de la melaza como preservativo se evitan los problemas de


conservación de las gramíneas y leguminosas; éste último punto es tratado por
INGHM, BRODELL y PHILLIPS estimaron que 9,3 millones de toneladas fueron
ensilados de gramíneas y leguminosas en el año 1955. Mientras que un trabajo
anónimo reporta que en los años 1956-57 las cantidades de ensilaje aumentaron a un
19%.

PRODUCCIÓN DE ENSILAJE

El proceso de producción de ensilaje puede ser dividido en cuatro etapas: (1) cosecha;
(2) transporte al silo; (3) compactación; y (4) sellado hermético.

La primera decisión a tomar en el plan de ensilaje es calcular la cantidad de forraje


requerida, lo que depende de los siguientes factores:

 Cantidad y tipo de ganado que recibirá el ensilaje.


 Duración del período de alimentación.
 Proporción de la ración completa que representará el ensilaje (%).

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 Recursos disponibles (superficie a cosechar y distancias, equipos y
construcciones, mano de obra, capital, asistencia técnica, insumos, etc.).

Esto se puede ilustrar con el siguiente ejemplo:

Un bovino adulto que consume 50 por ciento de su ración de 10 kg de MS por día bajo
la forma de ensilaje, recibiría 5 kg de ensilaje en base de MS. Para alimentarlo durante
un período de 180 días, serían necesarios 900 kg of ensilaje MS/animal, lo que equivale
a 3,6 t de corte de forraje fresco con 25 por ciento de MS. Asumiendo una pérdida de 15
por ciento de ensilaje, se precisa ensilar un total de 4,14 t/cabeza de forraje en base MS.
Esto equivale a un volumen de 2,3 m3 de capacidad de almacenamiento en silo por
animal, asumiendo una densidad de 0.6 t/m3.

Efectuando las mismas estimaciones y cálculos para el caso de una cabra, sería preciso
disponer de 108 kg de ensilaje de MS a una tasa de consumo de 0,6 kg/día, lo que
equivale a 497 kg de corte de forraje fresco por animal que deben ser ensilados, y un
volumen de 0,83 m3 por animal a reservar en la capacidad de almacenamiento del silo.

Estos cálculos también pueden realizarse en la forma inversa, partiendo de la cantidad


de recursos disponibles en la finca y el tamaño de la superficie a ensilar.

Independientemente de la cantidad de ensilaje que sea necesaria, para hacer un buen


ensilaje se deben aplicar los principios siguientes:

1. El forraje a ensilar debe tener un alto valor nutritivo.

2. El forraje no debe estar contaminado con suelo.

3. El forraje deberá ser triturado en trozos no mayores a 2 cm para facilitar la


compactación y reducir la cantidad de aire retenido en el forraje.

4. Antes de sellar el silo para impedir la penetración de aire y de agua se debe expulsar
el máximo de aire del interior del silo.

5. El ensilado y el sellado del silo se deben realizar en el tiempo más breve posible.

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6. Durante la explotación del silo para alimentar los animales, el área de ataque del silo
debe ser lo más reducida posible para que la superficie expuesta al aire sea pequeña.
Esta operación debe ser lo más rápida posible.

Aunque la capacidad total de ensilaje en una finca depende tanto del número y el tipo de
los animales como del período de alimentación con ensilaje, es recomendable que para
reducir las pérdidas a un mínimo, no se almacene todo el ensilaje requerido en un único
silo. La mejor estrategia es preparar silos que puedan ser consumidos individualmente
en un tiempo breve; de este modo el tamaño de cada silo dependerá de la ración diaria
en ensilaje por animal y del número de animales que serán alimentados con dicho silo.
En cuanto al plan de alimentación anual, la mejor estrategia es ensilar durante diferentes
períodos del año y explotar cada silo después de aproximadamente 60 a 70 días de
conservación. De esta forma el ensilaje tendrá óptimas posibilidades de tener de una
buena fermentación y reducir al máximo todo deterioro aeróbico. No obstante, el
momento de ensilado también depende de las condiciones de crecimiento de las plantas
y de la disponibilidad de forraje en estado adecuado para ser ensilado.

Ventajas del ensilaje:

-Los nutrientes son conservados


-Los forrajes pueden ser cosechados en mejor estado en cuanto a valor nutritivo se refiere
-El pasto ensilado conserva por más largo tiempo su valor nutritivo
-Los forrajes pueden ser cosechados en cualquier momento del año
-En ensilaje mantiene los valores de vitamina A y caroteno alto
-Destruye muchas semillas de malezas
-No presenta ningún problema con la candela.

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Calidad del silaje:

La calidad del forraje es difícil de determinar objetivamente. Esta calidad depende de su


valor nutritivo y de la aceptación por parte del animal. El color del silaje es importante,
siendo el color verde el más deseable. Sin embargo, un color oscuro se encuentra
generalmente en algunos silos, esto puede ser el resultado de un calor excesivo, de una
pobre compactación o de un contenido de humedad muy bajo. Por otra parte, una alta
humedad en el silo se traduce en un color verde muy bajo o en un color negro, mientras
que los hongos están presentes cuando hay aire. El olor es otro aspecto importante en el
silado, un buen silo no presenta nunca olores fuertes. Estos silajes de fuertes olores no
son deseables para los animales en producción y son indicadores de una considerable
pérdida de nutrientes totales. El proceso del ensilado está gobernado por tres factores
fundamentales:

a) bacterias apropiadas

b) cantidad de aire atrapado en la masa ensilada

c) composición del material colocado en el silo.

Estos son los deseables, siendo difícil separar la importancia de cada uno de ellos y son, los
que limitan el buen éxito de un buen silaje.

Pastos y Forrajes
Cultivos de forrajes más utilizados como pastos de corte y ensilaje:

En las regiones tropicales uno de los cultivos más usa- dos como pasto de corte y
ensilaje, es sin lugar a duda el pasto Elefante o Gigante (Pennisetum purpureum,
Schumach).
En Venezuela tenemos más de 26 variedades e híbridos, los cuales son muy fáciles de
establecer, poco exigentes en relación a suelos, de rápido crecimiento, responden
eficientemente a la fertilización, rinden altos rendimientos por hectáreas y cuando se
someten a un manejo adecuado se hacen perennes.

Además, se adaptan a cualquier altura hasta más de 2.000 m. sobre el nivel del mar.
Ensayos realizados en Venezuela han demostrado que el híbrido Taiwan A-146 se
adapta a alturas mayores de 2.500 m.

En muchas regiones de la América Latina, tuvo mucha importancia el pasto Imperial


(Axonopus scoparius, Flugge) que es una gramínea perenne que crece en cepas, con
tallos suculentos, alcanzando una altura hasta de 1,50 m. como promedio. Se adapta a
suelos ácidos y pobres hasta una altura de 2.500 m. ultimamente, este pasto ha sido
desplazado por los cultivares de Elefante que poseen mayor rapidez de recuperación y
ofrecen mejores rendimientos.

Otras gramíneas usadas como pasto de corte son Guatemala (Tripsacum laxum, Nassh),
Prodigio (Trip- sacum latifolium Hich) ,Sorgos Forrajeros, entre los cuales existen unos
pertenecientes al género Sorghum vulgare hoy Sorghum bicolor, y otros al género
Sorghum sudanense. Con menos frecuencia son usados los pastos Pará (Brachiaria
mutica), Guinea (Panicum maximum, Jacq.) y Alemán (Echinochloa polystachya,
Hich), Maíz (Zea Mays), éste último particularmente para ensilaje. Entre las
leguminosas, la más usada en clima templado es la Alfalfa (Medicago sativa L.).
Además, podemos utilizar asociaciones con las leguminosas tropicales de los géneros:
Phaseolus, Desmodium, Stylosantes, Glycine, Indigofera, Clitoria, Calopogonium, etc.,
los cuales han dado excelentes resultados en otros países.

Pastos y Forrajes
COSECHA DE FORRAJE

Tipo de forraje

En los trópicos, tanto por tradición como por razones prácticas, el principal forraje
conservado son gramíneas. Recientemente, el uso de leguminosas forrajeras, tanto
herbáceas como leñosas ha comenzado a tomar auge. A pesar del interés de este tema,
hay pocos estudios sobre las modalidades para incorporar la tecnología del ensilaje. En
el caso particular de bancos de proteínas con leguminosas leñosas, un problema serio es
la mecanización de la poda. Cuando se ensilan juntos pastos con leguminosas, se debe
asegurar que la mezcla se realice antes de la puesta en el silo. La proporción óptima
entre pastos y leguminosas es una mezcla de 70:30. La mejor manera de mezclar los dos
forrajes es introducirlos simultáneamente dentro de la trituradora. Si es preciso
marchitar el forraje, se recomienda cortar el pasto primero y después comenzar a cortar
la leguminosa; esto evita el riesgo que la leguminosa se seque demasiado y pierda gran
parte de sus hojas.

Pre-tratamiento

Después del corte hay varias labores previas a la puesta en silo, y, según el orden de
importancia, estas son: triturado, marchitado y acondicionamiento. El triturado permite
realizar una mejor compactación y excluir más fácilmente el aire favoreciendo un
desarrollo rápido de la fermentación láctica y contribuye a optimizar la capacidad de
almacenamiento del silo. El triturado requiere un equipo especializado. Se puede usar
una trituradora fija puesta al lado del silo para triturar el forraje que se transporta desde

Pastos y Forrajes
el campo; o bien, un remolque que alza el forraje del campo y lo tritura. Un tamaño de
triturado entre dos y cuatro centímetros facilita el proceso de alimentación -ingestión,
regurgitación y rumia. Por otra parte dejar marchitar el forraje antes de ensilar tiene
varias ventajas. Si el desecado asegura un contenido de MS entre 30 y 35 por ciento, no
se producirá efluente, se reducirá el desarrollo de microorganismos indeseables, se
promoverá una mejor fermentación y se aumentará el consumo. También se reducirá o
eliminará la presencia de metabolitos antinutricionales (p.ej. taninos y alcaloides) de
ciertos forrajes como leguminosas herbáceas o leñosas y hojas de yuca. Sin embargo,
este forraje no se debe desecarse a más de 40 por ciento de MS, de lo contrario perderá
sus hojas. El tiempo requerido para marchitar el forraje depende de las especies
forrajeras y de las condiciones climáticas. Este proceso puede demorar entre cuatro y 24
horas, dependiendo del grosor de los tallos.

El proceso de marchitez se acelera si se utiliza un equipo acondicionador que tritura el


forraje y aplasta los tallos; esto comprime el forraje fresco, quiebra las fibras y libera
jugos del tejido vegetal. El voltear el forraje recién cortado y repetir esta operación una
segunda vez acelera la marchitez y reduce el tiempo para desecarlo. Mientras más breve
sea el período de marchitez, menor será el riesgo de daño causado por lluvias.

Sistemas de corte para fincas pequeñas

El procedimiento más simple requiere el uso de machetes, guadañas y equipos


similares. El corte manual es lento y es una labor pesada. Con plantas erectas el forraje
puede ser cortado a un ritmo de 0,5 a 0,8 t/persona/h. Con plantas rastreras el avance de
corte es mucho más lento. En el caso de la poda de arbustos y árboles es difícil dar una
estimación general, puesto que el resultado dependerá de la densidad del material
comestible y de la densidad de las plantas. Una estimación aproximada sería un valor de
0,8 t/persona/h.

Además del tiempo necesario para cortar el forraje, es preciso contar el tiempo para su
transporte y su triturado, que preceden el ensilado.

La importancia práctica de estimar el tiempo necesario para cortar, mover y triturar el


forraje determina el tamaño del silo a considerar y el número de personas que serán
necesarias para llenar el silo en una sola jornada de trabajo.

Pastos y Forrajes
Sistemas de corte para fincas grandes

La labor de ensilar en gran escala es un proceso complejo. Son necesarios una buena
coordinación y un apoyo logístico eficaz para cosechar el mayor volumen posible de
forraje en el menor tiempo posible.

Los factores esenciales para organizar la campaña de ensilaje deben incluir la potencia y
el número de tractores, el tipo de cosechadoras de forraje, el número y la capacidad de
los remolques, el estado mecánico de la maquinaria, la distancia entre el cultivo
forrajero a cosechar y el silo, y los equipos e insumos necesarios en las técnicas para
preparar, acondicionar y suplir el forraje.

Cosechadoras de forraje

Las cosechadoras pueden ser automotrices o remolcadas por un tractor. Existen tres
tipos de segadoras dependiendo del mecanismo de corte que realicen, a saber:

 Corte por impacto. Cosechadora montada sobre el tractor o remolcada, posee


cuchillos montados sobre un rotor que cumplen con la doble función de cortar y
lanzar el forraje hacia la trituradora en trozos entre 6 y 10 cm y que alimenta un
soplador. Son máquinas simples y sólidas pero tienen como desventaja su baja
productividad: 8-10 t/hora. También tienen el defecto de aspirar mucha tierra
junto con el forraje. La máquina corta a ras de suelo, lo cual facilita el ataque
posterior de insectos y hongos dificultando el rebrote; el corte es menos eficaz
con cultivos de tallos gruesos.
 Cuchillos rotatorios. Cosechadora remolcada, que produce un corte limpio que
no afecta el rebrote al no dañar la base de la planta. El triturado es más fino: dos
a cuatro centímetros. Son máquinas más frágiles y su uso en terreno accidentado
puede producir daños y desgaste.
 Discos cortadores. Modelos modernos de cosechadoras automotrices usan
discos para cortar el forraje y tienen alta productividad (15-20 t/hora). El corte
con discos facilita el rebrote. Si bien son máquinas rápidas requieren terreno
plano, sin obstáculos y son muy útiles para grandes extensiones. El triturado se
puede ajustar entre 0,5 y 2 cm.

Pastos y Forrajes
Remolques cosechadores

Estos remolques recogen el forraje, lo transportan a su unidad trituradora y luego lo


soplan a un depósito con capacidad de 8 m3 o más. La descarga se puede hacer por
gravedad abriendo una pared lateral o la trasera, o con un fondo móvil o un sistema de
volteo. Los remolques con descarga lateral son útiles al trabajar con silos de 6 m de
ancho, facilitando un descargue rápido.

Cuando es necesario marchitar el forraje, es importante trabajar con remolques grandes,


ya que la densidad del forraje esta asociada con el contenido de MS.

Métodos de compactación

El método de compactación depende del tamaño del silo. En silos verticales de 2 t o


menos, basta que una persona camine sobre las sucesivas capas de ensilado para
compactar la masa.

En silos horizontales, con un ancho menor a 4 m, se puede compactar usando animales


o personas. Los silos más grandes precisan tractores con ruedas o máquinas con orugas.
El ancho mínimo para compactar mecánicamente es de 4 m. Las ruedas o orugas deben
repasar el borde interno de la huella dejada en el pasaje previo, para así asegurar una
compactación homogénea. Se debe evitar toda acumulación de barro o agua alrededor
del silo para evitar la contaminación del forraje.

Equipo para distribuir aditivos

Una gran variedad de implementos son usados para aplicar aditivos, dependiendo del
tipo de aditivo y cuando se agrega; por ejemplo, si se hace en el momento de triturar o
después que el forraje ha sido ensilado. Cuando se ensilan grandes cantidades, lo más
práctico es agregar el aditivo durante el uso del remolque cosechador aprovechando la
turbulencia creada por el soplador para asegurar una mezcla homogénea.

La aplicación manual de aditivos líquidos se hace con equipo muy sencillo, bastando un
recipiente con una manguera con regador, o una bolsa si el aditivo es sólido. Si el silo
tiene paredes anchas también se puede usar un asperjador a presión o una pequeña
distribuidora centrífuga de fertilizantes.

Pastos y Forrajes
Condiciones ideales:

Las bacterias aumentan en número y su actividad ayuda a la extracción del oxígeno de


la masa del silo. En este proceso ellas usan rápidamente los carbohidratos de rápido
aprovechamiento produciendo calor y dióxido de carbono. Es conocido que las plantas
continúan respirando después de ser cortadas y es difícil separar la actividad de los
efectos de los dos sistemas de enzimas: la bacterial y la de la planta. Al final de 4 a 5
horas condiciones anearóbicas prevalecen, en las cuales ocurren fermentaciones
lácticas. La acción de las bacterias en el ácido láctico actúa rápidamente sobre los
carbohidratos aprovechables produciendo ácidos orgánicos, agua, dióxido de carbono y
calor. Sus principales funciones son producir ácido láctico y otros ácidos orgánicos tales
como acético, propiónico, fórmico y succínico. Una vez consumido todo el aire
existente en la masa ensilada, las bacterias aeróbicas mueren y el proceso de
fermentación se detiene, quedando el pasto de esta manera preservado durante muchos
años.

Los valores de ácido láctico pueden ser de 8 a 9% del material seco. Se conoce que no
hay suficientes carbohidratos disponibles para producir todos los ácidos orgánicos, sin
embargo, hay otros carbohidratos menos aprovechables que son también utilizados en el
proceso del ensilaje.

El pH es otro factor importante y cuando es bajo inhibe el crecimiento bacterial y la


acción de las enzimas, preservando el ensilaje. El proceso del ensilaje está completo
entre los 10 días y las dos semanas, el silado bien preservado posee un pH por debajo de
4,5. La temperatura del silaje es un factor que también puede ser tomado en cuenta para
controlar si el silo ha quedado en condiciones óptimas, la temperatura del silo debe
encontrarse entre los 30-40 grados centígrados.

Pastos y Forrajes
Como dato apropiado, se citan los materiales
necesarios para la construcción de este tipo de silo.

Tipos de preservantes y cantidades usadas:

La melaza es uno de los preservantes utilizados con mayor frecuencia, debido a su bajo
costo y a su alto contenido de carbohidratos aprovechables. Estas mejoran la calidad del
ensilaje y lo conservan. Las proporciones comúnmente usadas están en el orden del 2 al
10%. Esto varía según la edad y la clase del forraje a ensilar. Otros preservantes son el
metabisulfito de Sodio en polvo. Este se añade en proporción de 3 a 4 kgs. por tonelada
de pasto. El uso de más de estas cantidades reduce considerablemente la aceptación por
parte del animal.

En Europa se utiliza el método AIV, consiste en la adición de una combinación de


ácidos sulfúricos y clóricos sobre la masa ensilada. Este AIV reduce el pH a 3,5. Se usa
a razón de 500 gramos/100 kgs. de pastos.

El kilaje es un preservativo patentado en forma de polvo que contiene formato de calcio,


ácido fórmico y nitrato de sodio, este producto es aplicado a razón de 1,50 a 2,5
kgs/tonelada de forraje verde.

Otros preservativos usados son granos de maíz molido, de avena, etc., los cuales se
utilizan de 50 a 75 kgs por cada tonelada de pasto. La cantidad añadida depende del
contenido de humedad del pasto.

Pastos y Forrajes
Tipos de silos

Existen en la actualidad diferentes tipos de silos, los cuales se adaptan a la posibilidad y


necesidades de cada granjero. Los costos de cada uno de ellos dependerían del material
utilizado. Entre los principales tenemos: silos torres, trincheras, bunker, bunker portátil,
frigieri y harvestore. Además, existen otros más rústicos como son el parvasilo y los
silos verticales o redondos.

Silo trinchera

Este tipo de silo se puede construir en la ladera de un cerro, loma, etc., y consiste en una
zanja abierta en la tierra con paredes desnudas o recubiertas con concreto o bloques.
Debe ser construido cerca del establo, preferentemente en una ladera para facilitar la
excavación. Los terrenos duros y arcillosos son preferidos a los arenosos o sueltos.

TIPOS DE SILOS

Existe una gran diversidad de silos: permanentes o temporales, verticales u horizontales.


Se puede hacer uso de una gran variedad de recipientes, incluyendo tambores de metal o
plástico; tubos de concreto de 2 m diámetro y 2 m de altura; o bolsas plásticas para
empaque comercial de un espesor de 2 mm, como las usadas para envasar fertilizantes.

En las grandes fincas existen silos con capacidades de 100 m3 o más, altamente
mecanizados que son llenados y vaciados mecánicamente. Esto aumenta la eficiencia
del empleo del tiempo y reduce el costo de la mano de obra. Sin embargo, en fincas
pequeñas con pocos animales, los recipientes con capacidades de hasta 200 litros que se
llenan manualmente son silos muy eficaces. El ensilado debe ser siempre empacado en
forma compacta y mantenido bajo condiciones anaeróbicas. Al usar bolsas se debe
sellar la boca y atándola para mayor seguridad; apilar las bolsas en forma piramidal,
sobre una plataforma y protegerlas con una cubierta.

Se recomienda que para sitios de silos permanentes su base sea dura e impenetrable y
pueden ser:

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Silos verticales

Los silos verticales pueden hacerse de concreto, zinc, madera, metal o plástico. Deben
tener forma cilíndrica para facilitar la compactación. Los silos verticales son ideales
para asegurar una buena compactación, debido a la gran presión que se va acumulando
en su interior a medida que se va agregando forraje y aumenta la altura del ensilado.
Esto protege al ensilaje de quedar expuesto al aire durante el proceso de ensilado y la
explotación del silo. Debe asegurarse que el forraje a ensilar en esta forma tenga por lo
menos 30 por ciento de MS, para evitar que ocurra un escurrimiento de efluente y al
mismo tiempo para aprovechar al máximo la capacidad del silo vertical.

Silos horizontales

Este es el tipo de silo más usado en la práctica y pueden tener forma de trinchera sobre o
bajo tierra. Los silos trinchera (cajón) sobre la tierra tienen paredes laterales de concreto
o de madera. El silo horizontal está muy difundido porque en sus diversas formas se
puede adaptar una modalidad que coincida con las condiciones específicas de la finca.
Sin embargo, comparado con el silo vertical, es más difícil asegurar un sellado
hermético.

Las paredes de la fosa deben tener una cierta inclinación con una pendiente 1:4.
Las pérdidas de material ensilado en el silo de trinchera llegan alrededor de un 18%.

Cálculos de algunos silos de trinchera según sus capacidades


Ancho Ancho
Toneladas Altura Largo
Superior Inferior
50 4 m. 3 2 13 m.
100 4 m. 3 m. 2,5 m 21 m.
150 5,5 4,5 3,6 15 m.
200 6 5,0 3,6 20 m.

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La cantidad de pasto a ensilar debe ser calculada previamente, de acuerdo al número de
animales que se tengan y de los días de verano. La siguiente tabla da una idea de la
cantidad de pasto a suministrar a los animales:

Vacas en lactación 20 kgs diarios


Vacas horras 15 kgs diarios
Novillos 20 kgs diarios
Toros 25 kgs diarios
Mautes 10 kgs diarios
Becerros 5 kgs diarios

Supongamos que en una finca se necesita tener pasto ensilado para un período de 80
días, los animales a los cuales se les va a dar silaje son: 20 vacas, 1 toro, 16 mautes y 10
becerros.

El cálculo del silo se hace así


20 vacas
Ración diaria 400 kgs
consumen
1 toro consume 25 kgs
16 mautes
160 kgs
consumen
10 becerros
50 kgs
consumen
Total 635 kgs
En 80 días se consumirán: 635 X 80 = 50,8
toneladas.

Se debe construir un silo trinchera con capacidad para 50,8 toneladas.

Trazado del silo:

Para trazar un silo, se necesitan 8 estacas, una cinta métrica y cuerdas. Con las cuatro
primeras estacas, marcamos el ancho y el largo del silo correspondiente a la parte
inferior y con las cuatro restantes marcamos el ancho superior.

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Construcción del silo:

Una vez marcado el silo sobre el terreno, procedemos al movimiento de la tierra, que
puede hacerse con un "buldozer" o arado de vertedera, o también con pico y pala. El
fondo del silo debe tener también una pendiente hacia la entrada del mismo con una
inclinación de 1:4.

Las paredes laterales así como el fondo puede ser revestidas con concreto, ladrillo o
bloques para darle una mayor duración.

Silos parva

Son silos que no requieren una construcción permanente. Pero, también es el tipo de silo
con mayor riesgo para que ocurran daños en el material de cobertura que protege al
ensilaje y que es indispensable para mantener el ambiente anaeróbico.

En Cuba, se hicieron silos parva de gran tamaño conteniendo 500 t o más, pero sin usar
una buena cobertura plástica para el sellado. Bajo estas condiciones la condición
anaeróbica sólo se logró en el centro de la parva ensilada, y en toda la parte externa de
la parva el forraje se descompuso. En este caso las pérdidas de ensilaje superaron el 25
por ciento.

En algunas fincas grandes se emplean los silos al vacío. Estos requieren usar dos
cubiertas plásticas. El forraje se deposita sobre una cubierta colocada sobre el suelo.
Luego se cubre con la segunda cubierta plástica, cuando la altura de la parva de forraje
todavía permite que los bordes de ambas cubiertas plásticas se junten para poder
sellarlas. El silo se sella con un sistema especial de vacío extrayendo el aire. Este
procedimiento se repite al tercer día después de sellar el silo, para extraer los gases
formados durante la fermentación inicial, parte de la humedad generada por la
respiración y para dar salida a posibles efluentes.

Otro tipo de silo sin paredes rígidas es el "silo embutido." Este usa un tubo de
polietileno, sellado en un extremo y con un anillo metálico en el otro. Se usa una prensa
para verter y empujar el forraje comprimido dentro del tubo e ir formando

Pastos y Forrajes
progresivamente un verdadero "embutido" con cerca de 2 m de diámetro y una longitud
proporcional al volumen de forraje ensilado.

El mismo principio se aplica cuando se dispone de pacas de alta densidad procesadas


con maquinaria especializada, en forma cilíndrica o en paralelepídedos. Estas pacas
pueden ser selladas con una cubierta de polietileno, almacenadas unas sobre otras y
luego cubiertas. La cubierta de polietileno puede ser dañada o rota por animales,
destruyéndose así el efecto del sellado que acarrea el deterioro del ensilaje expuesto al
aire, agua u otros agentes. Para asegurar una fermentación óptima el forraje que se sella
debe tener como mínimo 25 por ciento de MS,de modo de impidir pérdidas en el valor
nutritivo, y se minimiza la reducción de volumen del material ensilado.

SECADO O DESHIDRATADO
Una vez cortado es importante reducir la humedad del forraje antes de almacenar, para
evitar posible enmohecimiento, esta práctica se realiza de la siguiente manera:
Dejar la materia verde cortada en el mismo terreno, expuesto al sol secado durante 2 a 3
días, si es necesario esto depende de la cantidad de humedad del forraje.
En el transcurso de estos días, voltear el forraje por dos o más veces al día, para acelerar
el secado hasta alcanzar una humedad óptima de 60 a 70%
El forraje está en condiciones óptimas de humedad cuando las hojas del forraje aun no
empiezan a caerse.

Es recomendable que durante este periodo no se deje rociar el forraje con las lluvias.

Silo Bunker rústico:

Dentro de este tipo, existen dos formas para construirlos, uno de ellos es el llamado palo
a pique que consiste en ir colocando uno al Iado de otro, enterrados en el terreno,
troncos de madera a una altura de más o menos 2,80 m y 0,40 m de profundidad. Estos
troncos formarán una pared de madera. En igual forma se hace en el lado opuesto a 4 m
de distancia, quedando una construcción semejante a una calle. Dichos troncos vienen
luego unidos por medio de alambre grueso con separaciones de 0,50 m. cada uno. La
descarga del pasto picado se hace por medio de zorras y la compactación con tractor o
también usando la picadora estacionaria. Debido a lo laborioso de su construcción y al
hecho de que su duración es más o menos igual a otros tipos Bunker rústicos, no se

Pastos y Forrajes
recomienda su empleo, salvo en aquellas condiciones en que no se disponga de otros
materiales.

Existe otro tipo de silo Bunker, propiamente llamado "rústico" el cual se construye
utilizando horcones, también tubos, alambres gruesos, malla ciclón y las usadas para
hacer carreteras, polietileno, papel alquitranado.

Construcción:

Sobre un terreno plano, seco y de buen drenaje se marcan con estacas los lugares donde
van a ir colocados los horcones o los tubos, éstos irán a una distancia no menor de 1,50
m ni mayor de 2,50 m enterrados a 0,40 m y con una altura máxima de 2,80 m.

Las dimensiones de estos Bunker, al igual que los de concreto se expresan en la


tabla siguiente:

Silos Bunker
Toneladas Largo Ancho m. Altura m.
100 23 4,30 1,70
150 30 5,00 1,70
250 35 5,00 2,40

Materiales necesarios para un silo de 100 toneladas:

3 rollos de malla tipo ciclón


32 horcones de 2 metros de alto y 15 cm. de diámetro o en su defecto tubos de igual
altura y 10 horcones de 20 cm. de diámetro.
2 Sacos de cemento

2 rollos de alambre liso N° 10

1 kg de grapas, clavo y alambre liso papel de alimento concentrado (bolsas vacías)

50 estantillos para pie de amigo (soportes)

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Una vez colocados los horcones o tubos y estantillos, se procede a colocar la malla
ciclón, teniendo cuidado de ponerla lo más tensa posible, luego será amarrada con
alambre grueso N° 10 distanciados unos 50 cm. cada uno. De igual manera se procede a
construir otra empalizada en frente de la primera y a distancia apropiada de acuerdo a la
tabla antes mencionada.

Silo de concreto o bloques:


Son de más larga duración que los anteriores, pueden ser construidos con bloques de
concreto, arcilla, ladrillo, etc. Las dimensiones recomendadas son las mismas dadas en
el cuadro anterior. Como ejemplo se citará la construcción de un silo Bunker para 100
toneladas:
Medidas: Largo 23 m.
Ancho 4,30 m.
Altura 1, 70 m.
Capacidad 100 toneladas

Lo primero que se debe hacer antes de construir el silo es buscar el sitio apropiado, debe
estar situado en un lugar donde no se encharque y que sea lo más plano posible.
la función debe tener profundidad de 0,30 m. con ancho también de 0,30 m. Para las
paredes se pueden usar bloques de 15 ó 30 de concreto o de arcilla.

Materiales Cantidad
Cemento 60 sacos
Bloques cemento de 15
1,500
cm.
Cabillas 3/8" 32
Cabillas 1/2" 24
Cabillas 1/4" 10
Granzón 12 m3
Arena 6 m3
Piedra para fundación 2 m3
Clavos de 2" 1 kg
Madera de encofrado

Pastos y Forrajes
El silo Bunker portátil

Para tal fin se usan varios materiales en la construcción de estas paredes portátiles entre
las cuales podemos señalar las siguientes: madera aserrada en tablas, marcos de madera
con malla de alambre, paredes construidas con láminas de metal. Estas paredes se hacen
en secciones de 2 a 4 metros de largo por 1 a 1,5 de alto. Colocándose las secciones una
a continuación de otra, soportada por estantillos con pie de amigo en la parte exterior de
las paredes. Las distancias entre los estantillos de 1 a 1,5 m. Fijándose las secciones a
los estantillos con alambre o mecate. Las dimensiones del silo pueden ser variables. Sin
embargo, se recomienda que las paredes no tengan más de 24 metros de largo, por el
llenado rápido del silo. El ancho del silo está sujeto a la disponibilidad ya la misma
condición anterior, pero puede variar entre 4-6 y 8 metros. Un silo de 24 metros de
largo, 8 metros de ancho y una altura de 1,5 m. puede almacenar de 150 a 200
toneladas, dependiendo más que todo del repicado. Compactación y la especie de pasto
a ensilar. Para llenar un silo de 200 toneladas se recomienda la siembra de 10 a 15 Has.
con sorgo, maíz o elefante. Los cuales pueden ser cortados en el caso del maíz, cuando
el jojoto esté en leche, en el caso del sorgo cuando la panoja esté formada (entre 50 y 65
días). El pasto Elefante debe cortarse para ensilar entre los 45 y 50 días, al cual
previamente se le ha dado un corte de uniformidad a los tres o cuatro meses después de
su establecimiento.

El ensilado es un proceso de conservación del forraje basado en una fermentación


láctica del pasto que produce ácido láctico y una disminución del pH por debajo de 5.
Permite retener las cualidades nutritivas del pasto original mucho mejor que el
henificado, pero precisa de mayores inversiones y conocimientos para conseguir un
producto de calidad.

También se denomina así al forraje obtenido mediante este proceso.

Existen varias maneras de almacenamiento y conservación de forrajes:

 La vía seca cuyo resultado es el heno. La conservación es posible gracias a la


desecación, bien únicamente bajo la acción del sol (secado natural) o
complementándose con aire caliente producido por quemadores que llevan a un

Pastos y Forrajes
porcentaje de humedad de alrededor del 15% en el forraje, lo que asegura su
estabilidad.
 La vía húmeda llamada «ensilado», que se aplica tanto a las gramíneas forrajeras
como al maíz y, eventualmente, a subproductos alimenticios como la pulpa de
remolacha, los bagazos de cerveza, etc. Es difícil tener éxito con algunos
forrajes como la alfalfa, bajos en azúcares y con alto contenido en nitrógeno
soluble, que produce malos olores.

ORGANIZACIÓN DE LA CAMPAÑA DE ENSILAJE

Los principios esenciales para asegurar un trabajo eficaz son:

1. El volumen disponible en el silo debe concordar con la cantidad de forraje a ensilar.

2. La tasa de llenado del silo debe marchar a la par con la tasa de compactación el
forraje.

3. Todo el proceso requiere trabajar con rapidez y el silo debe cerrarse idealmente en un
día y al máximo en tres.

4. El sellado debe asegurar un cierre hermético.

A continuación se presentan algunos ejemplos para facilitar la comprensión e ilustrar el


trabajo de ensilaje y de las modalidades empleadas.

Fincas pequeñas

El ensilaje en pequeña escala sólo incluye el uso de una trituradora fija. Todas las
actividades se hacen manualmente o recurriendo a la fuerza animal. Para ensilar 2 t de
forraje al día se necesitan dos personas, un carro tirado por animales de trabajo y una
trituradora fija, con motor eléctrico o accionada por la toma de fuerza de un tractor.

Pastos y Forrajes
El programa de rutina para la producción de silo debiera ser:

· Corte manual del forraje: 3 horas


· Carga del forraje: 1 hora
· Transporte (2 km ida/regreso): 1 hora
· Triturar el forraje: 1 hora
· Puesta en silo (ensilado): 3 horas
· Sellado hermético: 1 hora
· Tiempo total requerido: 10 horas

Si fuese preciso marchitar el forraje, se ensila el corte hecho en la tarde del día anterior
para así asegurar el mayor contenido de carbohidratos soluble, o por la mañana si se
necesita un período más largo para el secado.

Debe cuidarse de cortar sólo la cantidad de forraje que puede ser transportada en la
jornada, para así minimizar las pérdidas ocasionadas por la respiración del forraje y el
desarrollo de microorganismos aeróbicos.

Para asegurar un buen sellado no es preciso que la cubierta de polietileno sea de una
sola pieza; si se asegura una buena solapa entre las piezas se pueden utilizar incluso
cubiertas plásticas recicladas que se encuentren en buenas condiciones (sin
perforaciones) siempre y que cubran bien todo el silo. Sobre la cubierta de plástico se
colocan cuidadosamente objetos pesados de superficie lisa como neumáticos viejos,
bolsas de arena o tierra.

Silos verticales y recipientes (3 a 6 m3)

El ensilado comienza después que se ha revestido el interior del silo con una cubierta
plástica. El forraje picado se coloca en capas sucesivas de 20 cm, agregando los aditivos
que se requieran en cada capa. No se recomienda ensilar forraje con menos de 25 por
ciento de MS. Se compacta el forraje haciendo caminar una persona sobre cada capa,
primero en la periferia para acercarse progresivamente al centro.

La puesta en silo se finaliza haciendo una cúpula en el tope, la cual se debe cubrir
inmediatamente con plástico y asegurarla con objetos pesados colocados sobre la

Pastos y Forrajes
cubierta. Al usar barriles de metal o de plástico como recipientes, deben colocarse boca
abajo. Los recipientes pueden guardarse bajo techo o ser cubiertos con plástico o
planchas sueltas.

Silos horizontales

Los silos horizontales pequeños (2 m alto, 1 m ancho) se ubican bajo techo. La forma
ideal es la de un cajón rectangular con sus cuatro paredes. En silos con ambos extremos
abiertos el llenado debe comenzar al centro, tratando de ganar altura y evitando que el
forraje se desparrame hacia los extremos, ya que una capa con menos de 40 cm no se
conserva bien. La compactación la hace una persona. En silos a la intemperie se debe
asegurar que el agua no pueda penetrar al silo.

La compactación es un problema práctico al hacer silos de pequeño tamaño. Cuando el


forraje ensilado esta bien triturado y se esparce en capas poco profundas, la indicación
práctica de una buena compactación es cuando la huella que deja el apisonador no
supera una profundidad de 2 cm. Al ensilar forrajes marchitos, se precisa un tamaño de
picado de menos de 2 cm para facilitar la expulsión de aire durante la compactación. Si
el triturado es más grueso se recomienda que la capa final (10-15 cm) sea de forraje
verde para que aumente la presión sobre el ensilado antes de cerrar el silo.

Bolsas plásticas

El ensilado en bolsas plásticas es un método ideal para pequeños campesinos. El llenado


y la compactación se hacen manualmente, cuidando de no dañar el plástico. Si se
perfora el plástico se puede sellar el agujero con papel adhesivo.

Fincas grandes

Resulta indispensable disponer del siguiente tipo de equipo:

 Cosechadora de forraje, remolcada o automotriz;


 Tractor para compactar el forraje (excepto en silos verticales); y
 Tractores para los remolques (mínimo dos).

La cantidad de forraje que puede vaciarse dentro del silo en una jornada de trabajo
dependerá del tiempo requerido para compactar el forraje. La experiencia práctica
Pastos y Forrajes
indica que según el tipo de forraje, el tiempo (t) requerido es de 15 t si el forraje está
picado en trozos mayores a 6 cm; 10 t para forraje marchito; y 5 t para forraje fresco
picado en tamaño menor a 2 cm. Esto significa que en una jornada de 12 horas de
trabajo al día, se pueden ensilar en promedio 48 t si el forraje tiene trozos grandes, 72 t
si está marchito y 144 t si el forraje es forraje verde triturado fino. Puesto que las
cubiertas de plástico no son muy resistentes, deberían usarse sólo una vez. Para reducir
costos, se puede comprar plástico sobrante de la campaña precedente a un precio
reducido o incluso reciclar cubiertas en buen estado.

2. HENIFICADO

1.1 Necesidad de la conservación de forrajes

La producción de forrajes verdes es estacional. Alcanza un máximo en primavera, puede


no darse crecimiento estival por falta de agua y hay parada vegetativa en invierno.

Durante esas etapas en que no hay forrajes verdes surge la necesidad de alimentar al
ganado con el forraje excedente de primavera y/u otoño. Pero el forraje verde es un
producto perecedero y sólo puede conservarse transformado mediante técnicas
especiales.

Para los animales resulta beneficioso recibir alimentos secos (henos) en épocas en que
la hierba joven es demasiado acuosa. Y, por el contrario, el disponer de un alimento con
un mayor contenido en agua (ensilado) será un complemento equilibrado en los
períodos en los que domina la alimentación seca.

Con la aplicación de estas técnicas es inevitable un pérdida cuantitativa y cualitativa. No


se va a poder conservar la totalidad de la materia seca del forraje recolectado con este
fin y su valor nutritivo también va a resultar inferior. Lo que hay que buscar es
minimizar esas pérdidas del modo más económico posible.

1.2 En qué consiste la henificación

La henificación es un proceso de conservación para estabilizar el material vegetal por


evaporación de la mayor parte del agua que contiene.

Pastos y Forrajes
Cuando en un vegetal separamos la parte aérea de la raíz, aquélla queda privada del
suministro de agua y de elementos nutritivos. Pero sus células aún permanecen vivas
durante un cierto período de tiempo a expensas de sus principios nutritivos, que
permiten la respiración e, incluso, procesos de síntesis.

Una vez muertas (marchitamiento), comienzan a multiplicarse hongos y bacterias a


costa del material vegetal, mientras haya suficiente agua que sirva como medio para los
procesos enzimáticos. Así pues, el objetivo de la henificación es eliminar rápidamente el
agua hasta que se alcance un nivel limitante para la actividad vegetal y microbiana. Esto
se sitúa en torno a un 20 por 100, mientras que un forraje verde contiene alrededor de un
80 por 100.

Segado éste, se elimina vapor de agua por los estomas de las hojas y células exteriores a
velocidad constante, hasta que alcanza un 65 por 100 de humedad. Entonces se cierran
las estomas y sólo se evapora agua a través de las células exteriores de la epidermis. La
velocidad decae progresivamente.

El resultado es que las hojas se desecan mucho más rápidamente que los tallos, que
carecen de estomas. Una parte del agua que contienen se evapora después de su
transferencia a las hojas.

A medida que la humedad se aproxima a un 30 por 100, el agua se desprende muy


lentamente de los tallos, en especial de sus partes más gruesas, mientras que las hojas
están casi en equilibrio con la humedad ambiente y se vuelven muy frágiles.

Alcanzado el 20 por 100 de humedad, la hierba ya se ha convertido en heno. Las


operaciones de recogida, manipulación y almacenado de ese heno también se consideran
integrantes del proceso de henificación.

Existe una serie de técnicas encaminadas a agilizar este proceso de evaporación de agua,
a acelerar la muerte de la planta e impedir la actividad de hongos y bacterias.

1.3 El heno en las raciones de ganado

La principal razón para incluir heno en las raciones de los animales rumiantes (vacas,
ovejas y cabras) y en las de los caballos, es proporcionar energía para sostener las

Pastos y Forrajes
diferentes actividades productivas, como son la producción de carne, leche, lana y
trabajo. También porque los rumiantes necesitan algo e alimento fibroso. Si se les da
heno a temprana edad, los terneros desarrollan el rumen y se previene la anemia. Por
otra parte, este tipo de alimento proporciona la energía a mucho menor costo que los
alimentos concentrados. En el caso de los rumiantes y de los caballos los henos tienen
mucha menos importancia como proveedores de proteínas, minerales y vitaminas, que
como proveedores de energía. En cambio el heno tiene mucha mayor significación
como fuente de vitaminas, minerales y proteínas, que como fuente de energía en el caso
de los animales monogástricos (por ejemplo, las aves y los cerdos).

La falta de heno en la ración acarrea mucho problemas graves en lecheros de alta


producción, como incidencia de cetosis y abomaso desplazado. Además de estos males
atribuibles a las raciones exentas de heno, merece señalarse que el tenor graso de la
leche puede llegar a ser un 1 por ciento menor cuando se da una ración exclusiva de silo
y concentrados.

Los siguientes hechos fundamentales, explican brevemente las diferencias entre los
animales, respecto al valor relativo del heno como fuente de los diversos elementos
nutritivos:

 El heno contiene de un 40 a un 70 por cien de hidratos de carbono complejos


(celulosas y hemicelulosas) que requieren una digestión a base de fermentación
producida por bacterias.

 El tubo digestivo de los rumiantes es grande, contiene una elevada cantidad de


bacterias y tiene un punto específico de acción de las bacterias (la panza o
herbario), situado cerca de la parte inicial, lo que da mayor oportunidad para que
los productos de la digestión sean absorbidos por la sangre, en lugar de ser
eliminados con las heces.

 Aunque habitan bacterias en el tubo digestivo de los cerdos y de las aves, su


principal lugar de acción (el intestino grueso) en estas especies se encuentra
demasiado cerca del extremo del tubo digestivo, y la intensidad de la digestión
es muy moderada para poder beneficiar apreciablemente al animal huésped.

Pastos y Forrajes
 Las relaciones simbióticas entre las bacterias gastrointestinales y el huésped, no
están tan bien desarrolladas en el caballo como en los rumiantes, pero son
mucho mejores que en los cerdos o en las gallinas.

 Los animales con estómago sencillo, tienen que confiar para obtener la energía
que necesitan, en alimentos que puedan ser digeridos por enzimas elaboradas por
su propio organismo.

 Aparte de formar a partir de sustancias complejas, sustancias simples, capaces


de ser absorbidas por la sangre, las bacterias gastrointestinales sintetizan muchas
sustancias, como los aminoácidos y ciertas vitaminas, que son esenciales para la
nutrición.

 Los rumiantes, pueden sintetizar grandes cantidades de aminoácidos a partir de


elementos nitrogenados más simples, como el amonio, cosa que no pueden hacer
los animales mono gástricos.

 Los animales con estómago sencillo, tienen que recibir con su ración
aminoácidos ya formados.

 Los rumiantes necesitan una cantidad mucho menor de proteína digestible en su


ración, que los animales mono gástricos.

 Los animales con estómago sencillo, tienen que recibir con la ración, las
vitaminas del complejo B y la vitamina K.

2 - TIPOS DE HENO

Aunque existen henos preferidos, una gran variedad de leguminosas y pastos se pueden
utilizar y se utilizan con buenos resultados para preparar heno; el tipo que se produzca
depende del suelo, inclusive pH, clima, etc.

En términos generales, las leguminosas deben destinarse a la preparación de heno


siempre que estén adaptadas, sea solas o combinadas con uno o más pastos. Puede que
haya una sola excepción a esta recomendación en el caso de los caballos, en que a veces
sería preferible un heno de pasto de buena calidad.

Pastos y Forrajes
Siempre que sea factible, se recomienda que se cultive una leguminosa para preparar
heno porque, en comparación con los pastos, las leguminosas son más ricas en
proteínas, vitaminas y minerales, su rendimiento es mayor y fijan nitrógeno cuando se
las inocula, porque las bacterias (rizobios) que están en sus raíces captan el nitrógeno
atmosférico libre. Sin embargo, muchas veces es preferible una mezcla de pastos y
legumbres por razones de sabor y facilidad de henificado.

He aquí los principales cultivos para heno y los aspectos más importantes de cada uno:

1. Alfalfa. La alfalfa rinde el mayor tonelaje por hectárea y produce el heno de


leguminosas que mayor proteína contiene. Es rica en calcio, proteína y caroteno y
también en muchos otros minerales y vitaminas. Está sujeta a la pérdida de las hojas si
no se la cosecha correctamente y, como las hojas son la parte más nutritiva de la planta,
el valor alimenticio de la alfalfa se deteriora mucho si se quiebran las hojas por
resecamiento.

El factor limitante en el cultivo de la alfalfa es al acidez, excepto en la germinación


pudiendo ser de hasta 4. El pH óptimo del cultivo es de 7.2, recurriendo a encalados
siempre que el pH baje de 6.8, además los encalados contribuyen a incrementar la
cantidad de iones de calcio en el suelo disponibles para la planta y reducir la absorción
de aluminio y manganeso que son tóxicos para la alfalfa. Existe una relación directa
entre la formación de nódulos y el efecto del pH sobre la alfalfa. La bacteria ondulante
de la alfalfa es Rhizobium meliloti, esta especie es neutrófila y deja de reproducirse por
debajo de pH 5. Por tanto si falla la asimilación de nitrógeno la alfalfa lo acusa. Esta es
una de las principales razones por las cuales los suelos ácidos gallegos no son prósperos
para esta importante leguminosa.

2. Heno de cereales. Los cereales como la cebada, la avena, el centeno y el trigo son
buenos cultivos para heno si se siegan cuando los tallos y las hojas están verdes todavía.
Producen un heno más nutritivo si se siegan en la etapa en que los granos están blandos.
En comparación con las leguminosas y la mayoría de los pastos, los henos de cereales
rinden menos y no son tan nutritivos. En general son pobres en proteína, calcio y
caroteno, y si se los deja madurar suelen ser más ricos en fibra que los cultivos para
heno más comunes.

Pastos y Forrajes
El heno de avena es un alimento excelente para caballos. Se henifica con facilidad y a
los caballos les agrada. El heno de avena es pobre en proteína, de modo que su valor
alimenticio se acrecienta mucho cuando se da junto con alfalfa o alguna otra
leguminosa.

3. Tréboles. Los tréboles suelen cultivarse para heno en combinación con pastos. La
combinación de trébol y fleo es la más popular. En comparación con la alfalfa, los
henos mezclados de trébol y fleo contienen menos proteína y su calidad no es tan buena.

4. Henos de gramíneas. La mayoría de los pastos que crecen a suficiente altura se


pueden emplear para preparar heno. Entre los pastos que se suelen cosechar para el heno
figuran fleo, pastos nativos, dactilo, pasto Bermuda, sorgos híbridos, Sudan grass, etc.

Los pastos suelen ser más pobre en proteína y calcio, más rico sen fibra y menos
sabrosos que los henos de leguminosas comunes, y, con excepción del Sudan grass y de
los sorgos híbridos, no rinden tanto como la mayoría de las leguminosas. Sin embargo,
crecen en condiciones más diversas que la mayoría de las leguminosas y muchas veces
ocurren como vegetación nativa en regiones incultivables.

Aunque el fleo es fácil de cosechar y cultivar, en comparación con el heno de


leguminosas es pobre en proteína cruda y minerales, en particular calcio.

Otras consideraciones a tener en cuenta a la hora de elegir las especies para henificar
son las siguientes:

Los henos hechos con leguminosas suelen ser más rico sen proteína y minerales que los
henos de gramíneas. La mayoría de los henos de gramíneas incluyen cierta cantidad de
trébol. La alfalfa (Medicago sativa) es una leguminosa muy importante que se cultiva en
muchos países para preparar heno. El valor del heno de alfalfa radica en su contenido,
relativamente alto, de proteína bruta, que puede llegar a los 200 g/Kg de materia seca si
se trata de alfalfa segada al comienzo de la floración.

En ocasiones, los cereales se siegan en verde para hacer heno, lo que suele hacerse
cuando el grano se encuentra en estado “lechoso”. El valor nutritivo de los henos de
cereales segados en esta fase de madurez, es semejante al de los henos hechos con
gramíneas maduras, aunque el contenido en proteína es algo más bajo. En la tabla

Pastos y Forrajes
siguiente se indica la composición de los henos preparados con distintas especies. Las
cifras no indican las variaciones en el valor nutritivo. Si se tienen en cuenta los
extremos, es posible producir henos de excelente calidad, con contenidos en proteína
digestible superiores a 115 g/Kg de materia seca y valores de energía metabolizable
superiores a 10 MJ/Kg de materia seca. Por el contrario, los henos de mala calidad,
hechos con hierba madura cosechada en malas condiciones climáticas, pueden presentar
contenidos en proteína digestible negativos, con valores de energía metabolizable
inferiores a 7 MJ/Kg de materia seca; el valor nutritivo de este tipo de productos, no es
mayor que el de la paja de avena

Pastos y Forrajes
Nutritivo de este tipo de productos, no es mayor que el de la paja de avena.

Pastos y Forrajes
Características de varias especies forrajeras

Fase de crecimiento

La fase de crecimiento del forraje en el momento de la siega es el principal factor que


determina el valor nutritivo del producto conservado. Cuanto más se retrasa la fecha de
la siega, mayor es el rendimiento, menor la digestibilidad y el valor de energía neta, y
menor la ingestión de materia seca por los animales. Por consiguiente, a igualdad de
condiciones de desecación, los henos con forrajes segados en estado tierno, son de
mayor valor nutritivo que los hechos con forrajes más maduros.

Planta
Estado fisiológico de cosecha
forrajera

Leguminosas

Medicago
10 - 50 % de floración
sativa

Trifolium Floración temprana


repens Cuando acompañada, según estado fisiológico del cultivo principal

Lotus Floración temprana


corniculatus Cuando acompañada, según estado fisiológico del cultivo principal

Gramíneas

Lolium
Floración temprana
multiflorum

Festuca
Floración temprana
arundinácea

Avena sativa Grano lechoso a masa

Sorghum 25 % de floración
bicolor 0.75 - 1.0 m de altura

Estado fisiológico de cosecha recomendado para la henificación de algunas plantas


forrajeras

Pastos y Forrajes
3 - MÉTODOS DE HENIFICADO

3.1 Henificación natural

La evaporación de humedad se realiza sobre el propio terreno. Consta de las siguientes


fases:

3.1.1. Siega

Con esta operación se inicia cualquier cadena de recolección y consiste en separar el


tallo de la raíz, que permanece unida al suelo, en toda la superficie del campo.

Para valorar la calidad del trabajo de una segadora se debe considerar:

 La limpieza con la que se realiza el corte.

 Su resistencia al embozado.

 El grado de contaminación con tierra de la hierba segada.

Dos son los principios básicos generalizados para realizar la siega: el empleo de cuchilla
y contracuchilla, que actúan durante el corte como una tijera, produciendo un cierre por
aplastamiento en las zonas cortadas, y el corte con golpe con una cuchilla desplazándose
a alta velocidad (sin contracuhilla), que solo producirá un corte limpio si la velocidad se
suficientemente alta y la cuchilla está bien afilada, pero sin el aplastamiento y cierre de
la zona cortada.

Para realizar este trabajo existen básicamente dos tipos de segadoras, alternativas o
barras de corte, y rotativas. Las alternativas son las clásicas barras guadañadoras o
segadoras, que han sido durante mucho tiempo las principales máquinas de siega,
arrastradas por animales, acopladas lateralmente al tractor, o más recientemente
autopropulsadas (motosegadoras y cosechadoras de forraje). Pueden ser de dos tipos
seguían su mecanismo de corte, de dedos (barras normales) o de doble cuchilla.

La barra segadora realiza un corte limpio de la planta, lo que facilita un rebrote rápido,
pero es más lenta y frágil que los otros tipos de segadoras. Necesita un terreno uniforme
bien nivelado, especialmente para el trabajo de máquinas autopropulsadas de corte

Pastos y Forrajes
amplio. Es ideal para la siega de alfalfa y de cualquier planta que se espera rebrote
posteriormente. En cambio tiene problemas en la siega de cultivos forrajeros muy
densos como veza-avena o praderas encamadas. Requiere un mantenimiento de
cuchillas cuidadoso, siendo recomendable su afilado frecuente.

El corte se produce por la acción conjunta de las dos piezas componentes de la barra,
una móvil y otra fija (inmóvil) que actúa de contracuchilla. Los tallos son cortados por
la acción de las dos, que actúan como tijeras.

En las barras de doble cuchilla que carecen de dedos, existen dos sierras accionadas de
forma contraria, lo que permite un mayor rendimiento y un menor número de atascos.

Aparte de las barras de corte citadas, movidas por la toma de fuerza del tractor, hay que
destacar la existencia de máquina autopropulsadas con el mismo sistema de corte, bien
de pequeño tamaño, como las motosegadoras, útiles para el trabajo en pequeñas o
medianas parcelas, bien de gran tamaño (más de 2 m de ancho de corte), aptas para las
grandes explotaciones. Estas últimas, se fabrican hoy combinadas con rodillos
acondicionadores, denominándose la máquina segadora-acondicionadora
autopropulsada.

No obstante las segadoras alternativas se han quedado obsoletas para la agricultura


moderan frente a las rotativas. Una de las principales razones es que las alternativas
ofrecen una velocidad de trabajo bastante inferior.

Barra guadañadora alternativa diseñada para ser accionada por un tractor

Pastos y Forrajes
La segadoras rotativas producen el corte por impacto sobre el tallo de varias cuchillas
que giran a gran velocidad. Producen más daños en planta, desgarros, y los fragmentos
más pequeños pueden desaparecer entre el rastrojo, de la pradera o cultivo, perdiéndose
como tal cosecha. El rebrote de las plantas es más lento a consecuencia de los daños
realizados. Son máquinas de mayor rendimiento y más fácil mantenimiento que las
barras segadoras. Aunque necesitan más potencia de tractor son muy versátiles y pueden
aplicarse en toda clase de praderas y cultivos forrajeros.

Pueden clasificarse, según la posición del eje, en horizontales (de mayales) o verticales
(de tambores o discos).

Las segadoras de mayales son muy poco utilizadas para henificación, aunque son
bastantes populares como máquinas para ensilado. Realizan un trabajo útil en praderas
densas, sin atascos, rasgando y troceando bastante el forraje, pero producen gran
pérdida de foliolos y hojas en las leguminosas.

Las segadoras rotativas verticales pueden ser de tambores o de discos. Las de tambores
suelen llevar dos o cuatro tambores, cada uno con varias cuchillas, accionados de forma
que giran en sentido inverso dos a dos, lanzando el forraje hacia atrás entre cada dos
tambores vecinos, obteniéndose cordones bien formados.

Las rotativas de discos se han desarrollado posteriormente a las de tambores constando


de un número par de discos (4 a 6), circulares u ovalados, en los cuales se insertan las
cuchilla, libremente articuladas. Su ancho de trabajo oscila entre 1,6 y 2,4 m.

Pastos y Forrajes
Segadora de tambores

Segadora de discos

Segadora de tambores de enganche frontal y de arrastre trabajando de manera


simultánea

Pastos y Forrajes
Segadora de discos

Dentro de los dos tipos de corte citados (segadoras alternativas y rotativas) existen
máquinas que acoplan uno u otro sistema de siega a los rodillos acondicionadores
clásicos, constituyendo las llamadas segadoras-acondicionadoras. En una sola pasada
realizan tres operaciones: siega, acondicionado, e hilerado, reduciendo costes y
mejorando calidad, al reducir el tiempo de secado en un 30-40 %, según circunstancias
climatológicas.

La parte fundamental de estas máquinas son los rodillos, generalmente acanalados,


metálicos o más usualmente recubiertos de caucho, los cuales tronchan los tallos de la
hierba y/o provocan pequeñas roturas en ellos, facilitando así la posterior pérdida de
agua.

Segadora de tambores trabajando con acondicionador

Los trabajos de siega conviene realizarlos después de la salida del sol, una vez que el
forraje ha perdido algo de humedad y rocío de la noche.

En lo que respecta a la altura de corte, conviene hacerla a 5 cm del suelo. De esta forma
se facilita el secado del forraje, ya que habrá una circulación del aire más libre a través
de la masa forrajera segada.

Pastos y Forrajes
Contenido de materia seca de un forraje de ray-grass italiano según los distintos
métodos de siega y acondicionado

3.1.2. Secado

El secado o curación de la hierba o forraje tiene por objetivo reducir su contenido de


agua a menos de un 20 %, con la menor pérdida posible de hojas.

Los factores que determinan la rapidez de la pérdida de agua del forraje a henificar son:
el clima, la cantidad y disposición de la hierba en la hilera y el tipo de planta.

Pastos y Forrajes
A nivel de planta individual, la pérdida de agua se produce a través de las hojas,
mientras que el agua de los tallos se elimina en parte después de su traslocación a las
hojas. También existen diferencias entre especies en cuanto a la rapidez de desecación,
siendo en general las gramíneas más rápidas que las leguminosas, y entre éstas el trébol
blanco más lento que otras plantas.

El proceso de secado se acelera y el forraje gana en calidad cuando el troceado es


uniforme; también se acelera mediante el acondicionamiento del forraje, realizado por el
paso del mismo entre dos rodillos que aplastan los tallos de las plantas.

El acondicionamiento del forraje acelera el tiempo de secado en más de un 20% y es


tanto más eficaz cuanto mayor es el contenido de agua de la planta, ya que su principal
ventaja es aumentar la velocidad de evaporación de los tallos.

También permite la desecación simultánea de tallos y hojas, lo cual es importante en


leguminosas, cuyas hojas suelen secarse en muy pocas horas mientras que los tallos
tardan mucho más tiempo. Sin embargo, con clima húmedo, las pérdidas por arrastre de
la lluvia pueden ser mayores cuando se acondiciona el forraje, sea cual sea el método.
El acondicionado debe realizarse inmediatamente después de la siega, o
simultáneamente, cuando se dispone de segadora-acondicionadora. Su acción es
particularmente importante en la primera fase del secado del forraje (hasta llegar al 50%
de humedad), fase en la cual la velocidad de evaporación puede aumentarse al doble
mediante el acondicionamiento.

Otro sistema de acelerar la velocidad de secado se basa en la laceración de los tallos


producida por el sistema de corte de las segadora-rotativas de eje horizontal (de
mayales). Sin embargo las pérdidas son mayores, especialmente de hojas, y no se
recomiendan en absoluto para leguminosas.

El secado en zonas de clima húmedo se realiza extendiendo el forraje por toda la


superficie segada, pero si el terreno está húmedo, es conveniente dejar un rastrojo un
poco alto e hilerar estrechamente el forraje, que debe voltearse una o dos veces al día.
En zonas muy secas es aconsejable hilerar rápidamente para evitar una desecación muy
rápida de las hojas, que luego pueden perderse en el proceso de recolección, mientras
que los tallos permanecen aún con humedad. Por las noches se debe dejar en todos los

Pastos y Forrajes
casos el forraje bien hilerado para protegerlo del rocío o posibles lluvias. El secado en
hileras, aunque más lento, se hace necesario para obtener un heno de calidad.

En condiciones secas normales, con uno o dos pases de rastrillo hilerador es suficiente
para un heno de calidad, el primero a las 24 ó 36 horas del corte y el segundo (si es
necesario) entre 24 y 36 horas antes de empacar.

Un exceso de movimiento de los cordones de heno encarecen su realización y aumentan


las pérdidas mecánicas, aunque en caso de lluvias a veces es necesario realizar de 3 a 5
movimientos. En condiciones secas, todos estos movimientos de las hileras deben
hacerse por la mañana temprano, a fin de evitar las pérdidas de hojas ya citadas.

El empleo de desecantes como el ácido fórmico para acelerar la pérdida de agua ha sido
ensayado en Inglaterra, y aunque el tratamiento es efectivo, su empleo no está muy
difundido en la henificación, aunque sí en el ensilado.

3.1.2.1. Los acondicionadores

La forma en que se realiza la “rotura” de los tallos permite establecer diferencias en


estos equipos. La acción mecánica predominante puede ser:

 El aplastamiento con formación de fisuras longitudinales.

 El plegado a intervalos fijos que provoca roturas transversales.

 La laceración producida con choques y frotamientos.

Se estima que se necesitan de 15 a 20 horas de sol, en condiciones favorables para secar


el heno destinado al empacado. Si el forraje ha sido acondicionado en el momento de la
siega sólo se necesitan 8 o 10 horas de sol para el mismo secado. Además, se mantiene
el color natural del forraje, aumentando la palatabilidad del heno y su mejor
aprovechamiento por el ganado. Es, por tanto, imprescindible para producir heno de
calidad, especialmente en plantas de tallo grueso como la alfalfa.

Normalmente el acondicionador va asociado a la segadora, con independencia del


dispositivo de siega utilizado, y la hierba debe quedar formando un baraño hueco y
voluminoso, con las hojas hacia dentro y los tallos hacia fuera, y apoyado sobre el

Pastos y Forrajes
rastrojo para que la hierba segada quede aislada del suelo, generalmente mas frío y
húmedo.

Debe procurarse que la anchura del acondicionador sea igual a la de siega (relación 1/1),
ya que con las relaciones inferiores de 1/2 a 1/3, que se encuentran en algunas
máquinas, el acondicionado es menos intenso y los tiempos de secado llegan a aumentar
hasta en 5 horas.

Para producir el acondicionado se utilizan generalmente pares de rodillos, lisos o


dentados, o bien dedos montados sobre un rotor que golpean la hierba de manera similar
a como lo hace una segadora de mayales después del corte.

Acondicionadores de rodillos

Los rodillos producen un aplastamiento de la hierba al girar por parejas en sentidos


contrarios. El material utilizado para la construcción, el área de contacto y la presión
entre ambos condiciona la intensidad de su acción. Las acanaladuras en los rodillos
dificultan la tendencia del forraje a enrollarse en los cilindros, impidiendo su correcto
funcionamiento.

Pastos y Forrajes
La velocidad periférica de los rodillos es de tres a cuatro veces mas rápida que la de
avance de la máquina, para que se produzca la succión de los tallos y su aplastamiento,
además de obligar a la hierba a salir de la maquina a mayor velocidad que la de avance,
formando un baraño suelto y aireado que no precise sucesivos esparcidos y aireados.

Dependiendo de las características constructivas de los rodillos pueden ser de rodillos


lisos y de rodillos dentados.

Acondicionador de rodillos de goma

Acondicionadores de dedos

Consiguen el lacerado del forraje por su choque contra varias filas de dedos, montados
en un eje horizontal animado con movimiento de rotación.

El empleo de este sistema, inicialmente diseñado para praderas naturales de zonas


húmedas, se ha incrementado como consecuencia de la difusión de las segadoras
rotativas e disco y de tambor. En ellas la salida del forraje no se produce en toda la
anchura de corte, por lo que los acondicionadores de rodillos no actúan siempre con
uniformidad. La incorporación de acondicionadores de dedos en cada una de las salidas,
entre cada dos rotores consecutivos, se adapta mejor a esta forma de entrega del forraje.

Los dedos han evolucionado pasando de las formas rectas a las de Y invertida, con lo
que la parte inferior del tallo (con mayor consistencia) recibe más golpe que la superior.

Sin embargo, un empleo poco cuidadoso del acondicionador de dedos puede ocasionar
excesiva pérdida de hoja en las leguminosas, sobre cuando se actúa en condiciones
secas.

Pastos y Forrajes
Recientemente se han introducido (aunque, por el momento, no se comercializan en
España) acondicionadores maceradores que actúan aplastando fuertemente la hierba,
que queda en el suelo formando un tapiz de muy pequeño espesor. Algo similar se
consigue con unos rodillos de púas de nylon que giran con velocidades ligeramente
diferentes y un lanzador-esparcidor que esparce muy uniformemente el forraje sobre
todo el campo segado. Con estos sistemas se acelera notablemente el secado de la
hierba, siendo especialmente apropiados para acelerar este proceso en climas húmedos.

Segadora de discos con acondicionador de dedos en Y

3.1.2.2. Los rastrillos

Los rastrillos aparecen ante la necesidad de agrupara el forraje en cordones para


incrementar la capacidad de trabajo de las máquinas que tienen que realizar la recogida.
Sin embargo, se pueden considerar unas máquinas polivalentes capaces de:

 Formar cordones de hierba esparcida en toda la superficie del campo.

 Unir varios cordones pequeños en uno mayor.

 Esparcir el forraje acordonado por toda la superficie del campo.

 Voltear los cordones de manera que se pongan hacia arriba las partes más
húmedas.

Pastos y Forrajes
Cuando las características del rastrillo se adaptan preferentemente para realizar las
operaciones indicadas en los dos primeros grupos, se suele hablar de rastrillo
“hilerador”o “acordonador”, mientras que si se adaptan a los dos últimos se suelen
considerar como “volteador” o “henificador”.

Efecto de los rastrillos en el henificado

Tres son los aspectos fundamentales que se deben analizar para valorar el trabajo de un
rastrillo:

 Los daños que se producen en el forraje.

 La contaminación por tierra.

 El estado en que queda el cordón sobre el que debe trabajar la máquina


recogedora que sigue en la cadena.

Los daños en el forraje siempre están en relación con el grado de humedad de éste. Así,
con el mismo rastrillo, se tienen pérdidas del 1-2% en el momento de la siega, 4-5% en
el acordonado y si el heno está próximo a la desecación estas pérdidas pueden alcanzar
del 8 al 10%.

Hay diferentes tipos de rastrillos:

 Rastrillos de molinete horizontal oblicuo.

 Rastrillos de soles.

 Rastrillos de molinete vertical.

 Rastrillos de cadena transversal.

Rastrillo hilerador-volteador de eje vertical

Pastos y Forrajes
3.1.3. Empacado y transporteEn la cadena de recolección, después de conseguir que el
contenido en humedad de la hierba sea suficientemente bajo, es necesario proceder a la
recogida y, por tratarse de un material de baja densidad, a su compresión, para reducir
su volumen de almacenamiento.

Con los sistemas tradicionales de recogida, al igual que en la recolección de los


cereales, se buscaba formar un “paquete” relativamente fácil de manejar a mano.

La mayoría del heno se conserva y transporta en España todavía en pequeñas pacas o


paquetes paralepipédicos. Sin embargo cada día son más frecuentes las grandes pacas,
tanto cilíndricas como de forma prismática (menos usuales) que, poco a poco, y de
acuerdo a la tendencia europea, van extendiendo su utilización.

Se realiza con la máquina denominada empacadora. Las que podríamos denominar de


tipo convencional recogen el heno depositado en la hilera, lo comprimen dándole una
forma prismática, sujetan el prisma atándolo con sisal o alambre y lo devuelven al
terreno para que continúe el secado. Con otros sistemas la paca es recogida
inmediatamente.

La principal ventaja de las pequeñas pacas o fardos tradicionales es su manejabilidad,


pudiendo moverse perfectamente a mano, sin necesidad de maquinaria o elementos
cargadoras, como ocurre con las cilíndricas. Su peso es de 10 a 30 Kg según
dimensiones y presión de la empacadora y, dada su forma regular, pueden almacenarse
y amontonarse ordenadamente en cualquier espacio.

Empacadora convencional de pacas prismáticas

Pastos y Forrajes
El mayor inconveniente es el alto coste de realización, por kilogramo de heno.

En la alimentación de los animales facilitan una dosificación en cantidades bastante


exactas, pudiendo realizarse la distribución al ganado manualmente. La carga de pacas
convencionales o fardos pequeños, se realiza bien a mano o mediante cargadores
especiales que se pueden acoplar a los remolques o camiones. Hay cargadores
arrastrados (alzapacas) que por medio de una cadena sinfín elevan por un tobogán la
paca que recogen del suelo directamente, sin más precaución que dichas pacas se
encuentren orientadas en el sentido de la marcha del tractor, pues si se encuentran
atravesadas producen atascos y detenciones del vehículo. Teniendo esa precaución, el
conductor y un ayudante pueden cargar 4 o 5 toneladas por hora, mientras que a mano
se necesitarían dos hombres más con un rendimiento menor.

También son frecuentes los brazos elevadores accionados hidráulicamente, que se


acoplan lateralmente al remolque o camión, pero suelen necesitar un ayudante más, que
va colocando adecuadamente las pacas en el elevador.

Hay implementos que se acoplan a la empacadora, como el lanzador de pacas, que


dirige éstas a un remolque en donde se van colocando al mismo tiempo que salen de la
máquina. También se acopla a la empacadora una plataforma que deja reunidas en el
terreno varias pacas, de forma que suelen manejarse después como un solo conjunto de
mayor peso, facilitando su posterior carga y transporte con la ayuda de cargadores
especiales acoplados a la parte delantera del tractor.

Un equipo sencillo y económico compuesto, además del tractor, por un recogedor de


pacas con elevador y un remolque de dos ejes, puede recoger y cargar entre 100 y 120
pacas por hora con tres hombres, transportarlas a unos 800-1000 m y descargarlas con
elevador en el almacén. El resultado global será un rendimiento de 33 a 40 pacas por
hombre y hora.

Este rendimiento puede llegar a incrementarse progresivamente hasta más de un 100%


(90-100 pacas por hombre y hora), utilizando remolques y cargadores especiales más
caros y sofisticados.

Existen en el mercado diversos tipos de remolques autocargadores de pacas. Uno de los


más conocidos recoge las pacas del suelo por medio de un elevador y las va depositando

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ordenadamente, en forma de almiar prismático sobre el remolque, haciendo el
cruzamiento automático de las pacas del conjunto para darle una mayor rigidez. Puede
llegar a cargar las 150 pacas de su capacidad normal en 15-20 minutos, haciendo la
descarga posterior en bloque, basculando hacia atrás la plataforma del remolque.

Otro modelo de remolque autocargador, tras recoger las pacas del suelo por un tobogán,
las eleva y deposita alineada en una especie de rampa o pista de cuatro pisos
horizontales que ocupa totalmente el remolque. La descarga se hace de la misma forma
que la carga, pero en sentido inverso, de manera ordenada, utilizando el tobogán, que
puede orientarse en distintas direcciones y alturas, a fin de conectarlo a una cinta
transportadora para subir las pacas al almiar.

La capacidad normal es de 125 pacas 0,8 m de longitud, pudiendo recogerlas en unos 5


a 10 minutos, si la densidad es alta.

Las grandes pacas cilíndricas se obtienen por enrollamiento progresivo del forraje en un
tipo de máquina denominado rotoempacadora. Las dimensiones de estas pacas oscilan
entre 1,6 y 1,8 m de diámetro, con una longitud o altura de 1,5 a 1,7 m. Los pesos varían
entre 400 y 700 Kg para el heno y 250 a 450 Kg para paja.

Rotoempacadoras trabajando

Su manejo en carga y descarga exige siempre el uso de cargadores especiales u


horquillas o palas cargadoras, acopladas al tractor, generalmente frontales,
transportándose, bien en remolques normales o en los especialmente diseñados para el
transporte de este tipo de pacas, algunos de los cuales son basculantes, de forma que
permiten depositar las pacas cilíndricas debidamente agrupadas sobre el suelo.

Pastos y Forrajes
Con ciertos tipos de ganado en explotaciones en las que el consumo del heno vaya a
hacerse en zona próxima a la parcela de producción, pueden descargarse con la misma
rotoempacadora en dicha zona, a la intemperie, más o menos agrupadas, ya que las
pérdidas por lluvia son escasas, y protegidas del ganado por un pequeño cercado se
reparten y distribuyen cuando sea necesario. Este sistema disminuye notablemente los
costes, tanto de empacado como de transporte. La utilización en autoconsumo
directamente en el campo es fácil con determinados tipos de ganado, con lo que el
proceso de distribución también se abarata enormemente. Concretamente su consumo
por vacuno en grandes comederos de rastrillo de sección clásica en V, es bastante fácil.

Como el caso de las pacas convencionales también existen remolques autocargadores de


pacas cilíndricas. Uno de ellos las carga en posición horizontal, con la generatriz o
altura en sentido perpendicular a la marcha del tractor, existiendo modelos de remolques
para 8 y 16 pacas (en 2 y 4 hileras, respectivamente). La descarga se hace basculando la
plataforma hacia atrás. Otro tipo de remolque carga 4 ó 5 pacas cilíndricas alineadas,
transportándolas con su altura o generatriz orientada en el sentido de la marcha.
También descarga basculando hacia atrás, depositando las pacas en forma vertical,
formando una especie de torre cilíndrica de varias pacas.

Conviene también citar un tipo de remolque que distribuye el forraje de las rotopacas,
desenrollándolo progresivamente y facilitando así su consumo por el ganado. Esto
puede ser especialmente útil en las explotaciones extensivas de gran número de cabezas.

Mencionar finalmente la existencia de las grandes pacas de forma prismática pudiendo


oscilar entre 600 Kg y tamaño 1,2 x 1,2 x 2,4 m, y 1000 Kg, (tamaño 2,10 x2,44 x
2,44). Para su elaboración se necesitan máquinas empacadoras-prensas especiales, así
como para su manejo y distribución posterior, que no suele ser fácil. Aún así pueden ser
interesantes en circunstancias muy concretas.

Pastos y Forrajes
Empacado de grandes pacas prismáticas

3.1.4. Almacenamiento

Las pacas de heno convencionales se apilan formando montones o almiares, unas veces
al aire libre, lo que no es muy corriente debido al elevado precio del heno, y otras en
heniles o cobertizos que las protegen de la lluvia. Este tipo de construcciones deben ser
lo más diáfanas posibles, con una altura mínima de 4 m y normalmente cerradas por el
lado o lados de los vientos de lluvia dominantes en la zona.

La realización de estos almiares se facilita mucho disponiendo de paredes desde apoyar


las pacas, pudiéndose utilizar elevadores mecánicos de pacas o simples cintas
transportadoras, para facilitar el trabajo de los operarios.

Un cargador telescópico facilita la formación de almiares de gran altura

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Las dimensiones del henil han de fijarse según el volumen previsible de pacas, que irá
en función del peso total de heno recolectado y de su densidad. En condiciones
españolas, el valor medio suele ser de 130 Kg/m3. El heno debe quedar perfectamente
protegido de la lluvia y del sol, pero bien ventilado.

Almacén de pacas en henil

En almacenamientos al aire libre, es aconsejable cubrir la parte superior de la pila o


almiar, que puede acabar en arista, con una lona o plástico grueso que impida la
penetración de la lluvia, la cual perjudicaría la calidad del heno. Dicha cubierta de
plástico debe fijarse mediante cuerdas o también mejor con una capa de pacas de paja
encima de ella. A veces, también es útil cubrir con placas usadas de fibrocemento o
galvanizadas, sujetadas mediante cuerdas y con algún peso encima.

Las pacas cilíndricas grandes ofrecen mejor protección ante la lluvia debido a su
sistema de elaboración por enrollamiento, aunque se debe evitar depositarlas en sitios
húmedos. Si se almacenan al aire libre es aconsejable disponerlas en un lugar abrigado
de los vientos húmedos. El apilado de estas pacas es difícil y los montones muy
inestables, por lo que deben detenerse precauciones al moverlas. Caso de disponer de
sitio suficiente al aire libre, pueden dejarse horizontalmente unas junto a otras sin
formar montones.

Las pacas cilíndricas al aire libre durante todo un invierno, sólo se humedece por la
lluvia en los 3-4 cm exteriores, manteniéndose el resto del heno perfectamente seco.

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en una pequeña experiencia de Infante y col. (1980) en Extremadura, con heno de veza-
avena, se compararon tres sistemas de almacenamiento y conservación del forraje
cosechado:

 Sistema convencional, recogida con empacadora y transporte de pacas al henil.


 Recogida con rotoempacadora formando pacas cilíndricas de 500 Kg que se dejaron
a la intemperie.
 Recogida con empacadora dejando las pacas a la intemperie, formando pequeños
montones prismáticos de 27 pacas, con peso similar a los fardos cilíndricos.

Se estudió la evolución de la calidad del heno a lo largo del invierno, mediante el


análisis de cada tratamiento, no observándose una gran variación en el contenido
proteico, de fósforo, y en la humedad del heno almacenado en el henil y del de las pacas
cilíndricas.

Por el contrario, las pacas convencionales amontonadas sin protección a la intemperie se


humedecieron con las primeras lluvias, disminuyendo la materia seca hasta un 23,3% y
produciéndose fenómenos de putrefacción y mohos como consecuencias del invierno
lluvioso.

La digestibilidad del heno en cada uno de los sistemas de almacenamiento es variable,


observándose una aceptable disminución del conservado en rotopacas al aire libre,
mientras que el descenso del conservado en pacas a la intemperie es mucho mayor,
hasta el punto de hacerlo prácticamente inútil para el consumo al final del invierno.

De lo expuesto se deduce que, para las zonas de verano seco, el heno que vaya a ser
utilizado en el verano y otoño siguiente a su recolección puede ser conservado en
rotopacas a la intemperie, siendo su calidad semejante a la de las pacas guardadas en
henil y abaratándose el almacenamiento en la medida de no ser necesaria alguna para su
conservación, al menos en inviernos de lluvia normal.

3.2 Henificación con ventilación forzada

El gran enemigo del forraje en proceso de henificación es la lluvia. Por eso, en los
países del norte de Europa, debido a lo imprevisible y frecuente de las precipitaciones,

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se han desarrollado técnicas para evitar este peligro. Se ha extendido el sistema de
secado del heno en almacén o henil, a base de ventilación forzada.

Este método permite recolectar el heno en un estado mucho más precoz, y de forma más
rápida, lo que redunda en la mejor calidad del mismo.

En condiciones húmedas, a medida que el heno de la hilera o cordón se acerca al punto


de equilibrio con la humedad atmosférica, la velocidad de evaporación se reduce, y
mientras las hojas excesivamente secas se pierden los tallos continúan suculentos.

En consecuencia, el momento de recogida o empacado es un compromiso entre aceptar


un contenido de agua demasiado elevado para un almacenamiento seguro, o dejar el
forraje en el campo para sufrir un mayor lavado y también mayores pérdidas físicas de
materia seca.

La solución que se ha desarrollado en muchos países europeos es la recogida del heno


con mayor humedad, y aplicar después ventilación forzada de diversas forma. El
método tampoco está regularmente extendido, calculándose que en el Reino Unido sólo
un 4% del heno es elaborado de esta forma, si bien en otros países como Francia el
porcentaje de heno secado en almacén en algunas regiones llega al 60-70%. La
ventilación consiste en hacer pasar suficiente aire forzado a través del forraje, que puede
retirarse del campo empacado o bien sin empacar, mediante remolques autocargadores.
La humedad inicial puede oscilar entre 40 y 60% en el momento de recogida, siendo
usual hacer una siega precoz y presecado en campo hasta el 35-50% de humedad,
aproximadamente.

Para que el coste energético sea menor, es fundamental trabajar con un forraje no
demasiado denso y homogéneo, es decir preferentemente sin empacar (a granel), o bien
en pacas de baja presión.

El sistema más elemental de secado puede consistir en un ventilador conectado a un


conducto de ventilación central en forma de túnel, sobre el que se amontonan las pacas
o el heno a granel a desecar. Es imprescindible en este caso situar uno soportes
metálicos o de madera para asegurar que quede suficiente espacio para el caudal de aire
calculado. El método más habitual de secado en almacén es el de ventilación vertical,
que consiste en disponer una plataforma o área de secado elevada a unos 50-60 cm del

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suelo del almacén, formada por un suelo enrejillado o emparrillado, de madera u otro
material, o bien paneles reticulados soldados apoyados en soportes separados ente 0,90
y 1,20 m. Este tipo de plataforma debe tener una resistencia de unos 1300 Kg/m2
cuando el forraje está húmedo, para alturas consideradas como máximas de 5-6 m en la
pila de heno almacenar sobre dicha plataforma de secado, que suele ocupar casi toda la
superficie de almacén-henil.

Se necesita también prever una cierta altura libre por encima del montón, sobre todo
cuando se utilizan sistemas de manipulación a granel, consistentes en una grúa-puente
situada en el techo, con unos sistemas de garras o brazos articulados para mover el
heno.

La velocidad del aire a través del forraje debe ser de 20 cm por segundo, mientras que a
la salida del ventilador no debe superar los 8 m/s en el conducto principal, con unas
aberturas hacia el área emparrillada de secado de sección suficiente para una velocidad
inferior a 4 m/s. Esto exige en la plataforma de secado que la superficie cubierta por
madera u otro material sea inferior al 40 %, dejando libre el paso del aire en un 60% del
área total.

En todo momento se pueden distinguir tres zonas en el montón de forraje, una primera
seca, en la base, que constituye un obstáculo a la penetración del aire hacia las capas
superiores; una segunda intermedia, en proceso de secado, y una tercera en la zona de
arriba todavía húmeda y no secándose, pues el aire que le llega está saturado de agua.
Cuando se maneja el heno en pacas es conveniente presecarlo hasta un 30-40% en
campo, e introducir las pacas progresivamente. Cuatro o cinco capas el primer día, y
tras ventilar unos 3-4 días, volver a introducir otras 2 ó 3 capas a la vez, continuando así
sucesivamente. Esto sugiere otro de los sistemas de ventilación forzada en el cual el
forraje se seca sobre un área de ventilación de dimensión reducida, diferente del lugar
de almacenamiento, lo que supone una doble manipulación.

Esta variante ofrece la ventaja de un secado mucho más rápido al limitar la altura de la
masa de forraje ya seca, y reducir el área de ventilación. Sin embargo, la superficie
mínima de ventilación implica, para un mismo caudal el aire, una mayor velocidad a
través del forraje, y por tanto un ventilador de más potencia y mayor consumo
energético. En consecuencia, esta solución no parece muy aceptable, salvo que las

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construcciones existentes no se adapten al sistema de secado en almacén habitual o bien
en los casos en que la doble manipulación que se exige al heno esté estudiada de una
forma simple y eficaz.

Según datos franceses, la potencia nominal instalada en los sistemas de ventilación


vertical con aire caliente en el propio lugar de almacenaje, es de alrededor de 10 CV,
con unos costes energéticos medidos de 60-70 Kw.h y de 50 l de fuel-oil, por tonelada
de heno seco, aunque pueden llegar, a veces, hasta 90-100 kw.h y 70 l de fuel.

En los sistemas de secado en zona distinta de la de almacenaje, según los datos


franceses, los consumos específicos medios son, aproximadamente, para un forraje del
50% de humedad, de 105 KW por tonelada de materia seca y de 115 l de fuel-oil. El
caudal evaporado medio fue de 45 Kg de agua por hora.

Finalmente se debe indicar que, ya que la energía del calentamiento del aire constituye
un factor decisivo en cuanto a la rentabilidad de la instalación, cualquiera que sea el
método empleado, se están desarrollando sistemas de energía solar para este
calentamiento, a fin de sustituir a los quemadores de fuel-oil tradicionalmente
utilizados.

4 - PÉRDIDAS

4.1 Cambios químicos y pérdidas durante la desecación

Inevitablemente, durante el proceso de desecación tienen lugar cambios químicos que


originan pérdidas de valiosos nutriente. La magnitud de dichas pérdidas depende,
fundamentalmente, de la rapidez de la desecación. La pérdida de agua en el campo de la
hierba segada depende de la resistencia biológica natural de las hojas y cordones a la
pérdida de agua, de las condiciones climáticas del momento y del microclima de los
cordones, así como del tratamiento mecánico del forraje durante la recolección y
acondicionamiento. Las pérdidas de nutrientes durante la henificación, se deben a la
acción de las enzimas vegetales y microbianas, la oxidación química, el lavado por la
lluvia y las pérdidas físicas.

Pastos y Forrajes
Acción de las enzimas vegetales

Es uno de los cambios que tiene lugar derivado de la continuación de la vida de los
tejidos de la planta. La respiración prosigue, hasta cuando la vida cesa, cosa que viene a
ocurrir aproximadamente cuando el forraje alcanza un contenido de agua inferior al 38
por 100. Durante el tiempo caluroso, seco y ventoso, la hierba húmeda, debidamente
manipulada y volteada mecánicamente, se deseca con gran rapidez, de modo que las
pérdidas ocasionadas por la actividad de las enzimas vegetales, son mínimas.

Los cambios principales afectan a los carbohidratos solubles y los compuestos


nitrogenados. En las fases iniciales del proceso de desecación, tienen lugar cambios en
los carbohidratos hidrosolubles, como la formación de fructosa por hidrólisis de
fructanas. Durante los períodos prolongados de desecación, se producen grandes
pérdidas de hexosas como resultado de la respiración, lo cual determina un aumento en
la concentración de otros componentes de las plantas, especialmente los componentes
de la pared celular, que se refleja en el contenido en fibra.

En los forrajes recién segados, las proteasas existentes en las células vegetales
hidrolizan rápidamente las proteínas con formación de péptidos, hidrólisis que prosigue
con cierta degradación de aminoácidos específicos. Sin embargo no se observa
disminución en el contenido de nitrógeno total. Por el contrario, al disminuir el extracto
no nitrogenado como consecuencia de la respiración de los tejidos de la planta aún viva,
se observa que relativamente el heno se enriquece en proteína. Falsa apariencia, ya que
las cantidades totales de compuestos nitrogenados no se alteran como consecuencia de
la desecación.

A las pérdidas antes referidas le sirve de compensación el que, mientras la planta sigue
viva, continúa fotosintetizando hidratos de carbono que sirven de contrapeso a los
gastados en respirar. Cuando el forraje está amontonado o acordonado, la proporción del
mismo que recibe luz es pequeña y, por tanto, despreciable la compensación
mencionada. Sin embargo, cuando por acelerar la desecación se extiende el forraje en la
parcela, prácticamente todo él queda bajo la acción de los rayos solares, y ambos
fenómenos, respiración y fotosíntesis, quedan en parte compensados durante las horas
diurnas. La disminución neta del extracto no nitrogenado es así menor.

Pastos y Forrajes
Para acelerar los procesos de desecación en el campo, se emplean una serie de aparatos
y métodos “acondicionadores” de rodillos lisos o estriados que destruyen la estructura
celular de las plantas, lo que permite al aire penetrar en la masa con más rapidez. Un
método más tradicional, que todavía se realiza en ciertas partes del mundo, en especial
Suiza, Italia, Alemania Occidental y Escandinavia, consisten en hacer heno en trípodes
o caballetes.

4.1.2. Actividad de los microorganismos

Si la desecación se prolonga debido al mal tiempo, pueden producirse cambios como


consecuencia de la actividad de bacterias y hongos. La fermentación bacteriana tiene
lugar en la hierba segada que se deja en el campo durante unos días, dando lugar a la
formación de pequeñas cantidades de los ácidos acético y propiónico. el heno
enmohecido es poco apetecible y puede resultar perjudicial para los animales y el
hombre, debido a la existencia de micotoxinas. Además, dichos henos pueden contener
actinomicetos que son responsables de la enfermedad alérgica “fiebre del heno”, que
afecta al hombre.

4.1.3. Oxidación

Si la hierba de deseca en el campo, tiene lugar cierta oxidación. El efecto puede


apreciarse en el color, ya que se destruyen la mayoría de los pigmentos. Un importante

Pastos y Forrajes
compuesto afectado es la provitamina caroteno, precursor de la vitamina A. El caroteno
se oxida con gran facilidad y este proceso es acelerado por la temperatura y la acción
fotoquímica del sol. Por ello, cuando la temperatura es alta y el sol intenso, se produce
un heno de color pajizo, señal inequívoca de la pérdida importante de la provitamina. En
tal situación, extender el forraje en la parcela causaría, aparte de una fuerte pérdida de
hojas por desecación rápida de éstas, una desaparición prácticamente total del caroteno.
De ahí que en climas de centro y sur de España conviene, al menos en verano, henificar
con el forraje ahilerado para conservar al máximo el caroteno. Lógicamente la
disminución del caroteno es más fuerte en las primeras horas de henificación que en las
últimas. En condiciones normales se han registrado pérdidas de hasta un 15 por 100 en
las primeras seis horas y de un 25 por 100 después de dos días. A los efectos de la
alimentación de rumiantes, un heno de alfalfa normal tiene, a pesar de tan graves
pérdidas, suficiente caroteno para satisfacer las necesidades nutritivas del animal.
Únicamente existe problema cuando la alfalfa se utiliza como fuente de vitamina A
dentro de una ración cuyos restantes constituyentes son pobres en ella.

La desecación rápida en trípodes o la deshidratación en el henil permite conservar los


carotenos con más eficiencia, habiéndose observado pérdidas de sólo el 18 por ciento en
la deshidratación en el henil. Por otra parte, la luz del sol mejora el contenido en
vitamina D de los henos, debido a la irradiación del ergosterol existente en las plantas
verdes. Se ha constatado que el heno e alfalfa curado al sol posee un fuerte poder
calcificante, mientras que el forraje en verde que lo originaba carecía de él.

Lavado por la lluvia

La lluvia es directamente responsable de la prolongación de la vida de la planta y de un


lavado que en ocasiones puede revestir importancia. La prolongación de la vida del
vegetal causa una mayor pérdida de materia orgánica por combustión (consumo por el
oxígeno del aire del material vegetal rápidamente utilizable) y de caroteno por
oxidación. Al humedecerse el forraje se alarga ese momento en que el heno alcanza su
contenido en materia seca del 60 por 100, cuando las actividades vitales de los tejidos se
paralizan.

Cuando el forraje está recién cortado y aún fresco, se conserva todavía la integridad
celular y es difícil, por tanto, que le agua de rocío o lluvia pueda penetrar en su interior.

Pastos y Forrajes
El lavado que entonces se produce es nulo o despreciable. Posteriormente, en cambio,
cuando el agua cae en el momento en que el heno está a medio hacer y las cubiertas
celulares han perdido su típica impermeabilidad, el agua penetra hasta el interior de las
células, arrastrando consigo no sólo los elementos minerales solubles (sales), sino
también los hidratos de carbono (azúcares) que no hayan desaparecido por combustión.
A estos efectos de lavado, es más grave la lluvia cuando se produce de forma tardía que
cuando ocurre inmediatamente después de la siega.

La pérdida de minerales solubles, azúcares y compuestos nitrogenados da lugar a un


aumento en la concentración de los componentes de la pared celular, que se refleja en
un mayor contenido en fibra bruta.

4.1.5. Pérdidas mecánicas

Durante el proceso de desecación, las hojas pierden humedad con más rapidez que los
tallos, haciéndose quebradizas y fácilmente desmenuzables durante la manipulación. La
manipulación mecánica excesiva puede determinar la pérdida del material foliar y,
puesto que las hojas henificadas son más ricas en nutrientes digestibles que los tallos, el
heno resultante puede ser de bajo valor nutritivo. La pérdida de hojas durante la
desecación es más fácil que ocurra con las leguminosas, como la alfalfa. En la
actualidad se dispone de distintas máquinas que permiten reducir las pérdidas debidas al
desprendimiento de las hojas. Si la hierba es machacada o aplastada, el ritmo de
desecación de las hojas y tallos no es tan diferente. El empacado del heno en el campo
con un contenido en humedad de 300-400 g/Kg, y la subsiguiente deshidratación por
ventilación forzada, reduce notablemente las pérdidas físicas.

Pastos y Forrajes
Pérdidas en el secado al sol del heno de alfalfa, en relación con el tiempo de
permanencia en el campo, para reducir la humedad hasta un nivel apropiado para
almacenar

4.2 Cambios durante la conservación

Los cambios químicos y las pérdidas relacionados con la henificación, no cesan


completamente cuando el heno se encuentra en el almiar o el henil. Aunque el heno
haya sido muy bien secado en el campo, existen siempre partes que conservan cierta
humedad. Incluso algunos tallos, más difíciles de henificar, albergan en su interior
pequeñas cantidades de agua. Los forrajes conservados pueden contener entre 100 y 300
g de humedad/Kg. Con los niveles superiores de humedad, pueden tener lugar cambios
químicos debido a las enzimas vegetales y los microorganismos.

La respiración cesa, aproximadamente, a los 40 ºC, pero la actividad de las bacterias


termófilas puede continuar hasta los 72 ºC. Colaboran en este sentido las posibles
fermentaciones que se produzcan como consecuencia de una rápida proliferación de
bacterias, entre las que el Bacillus coli suele ser la más abundante. Cuanto más alta es la
temperatura, más activa resulta la combustión y mayores las pérdidas, que
fundamentalmente se refieren al extracto no nitrogenado. Puede llegar a producirse una
cierta caramelización de los hidratos de carbono que, si bien hacen al heno más
apetecible por el ganado, resulta de un valor nutritivo menor. La digestibilidad se reduce

Pastos y Forrajes
sensiblemente. El calor tiende a acumularse en el heno almacenado en masa, pudiendo
producirse la combustión.

Es fácil detectar cuando un heno ha sufrido una inusitada elevación de la temperatura en


el henil. Debido a la caramelización indicada, el heno adquiere un color tostado, tanto
más oscuro cuanto mayor sea la liberación de energía ocurrida. Presenta, además, un
aspecto pastoso, que favorece el desarrollo de mohos, cuya aparición no se hace esperar.

Dos factores determinan fundamentalmente estos fenómenos: la humedad del heno


almacenado y la presencia de oxígeno. Aquélla es una consecuencia de la inadecuada
henificación seguida en el campo, aunque frecuentemente ocurre que las malas
condiciones del henil permiten la penetración de agua de lluvia al interior del masa
almacenada, desencadenándose también así el proceso antes descrito.

El oxígeno es necesario para que tenga lugar la respiración y combustión en el forraje,


por lo que la eliminación del mismo puede impedir o, al menos, frenar dichos procesos.
En este sentido, el empacado resulta de incalculable utilidad. Es importante evitar la
formación de bolsas de aire, especialmente al almacenar el heno en rama, ya que cuando
esto coincide con zonas de humedad pueden registrarse los fenómenos de combustión
tan intensamente que el heno llegue a arder.

El calentamiento prolongado durante el almacenamiento puede tener efectos


perjudiciales sobre las proteínas del heno. Se forman nuevos enlaces entre las cadenas
peptídicas, así como en el interior de las mismas. Algunos de estos enlaces son
resistentes a la hidrólisis por las proteasas, lo cual reduce la solubilidad y la
digestibilidad de las proteínas.

La susceptibilidad de las proteínas a ser dañadas por el calor aumenta


considerablemente si existen azúcares, debiéndose el problema a las llamadas
reacciones de Maillard (suponen una condensación entre el grupo carbonilo de un
azúcar reductor con el grupo amino libre de un aminoácido o proteína). La temperatura
tiene gran influencia sobre el ritmo a que se realiza la reacción, siendo el ritmo 9000
veces más rápido a 70 ºC que a 10 ºC. El aminoácido lisina es particularmente
susceptible a las reacciones de este tipo. Los productos carecen de color al principio,

Pastos y Forrajes
pero pueden volverse de color marrón; el color marrón oscuro de los henos
sobrecalentados, o de otros alimentos, puede atribuirse a las reacciones de Maillard.

Las pérdidas de caroteno durante el almacenamiento dependen en gran parte de la


temperatura. Por debajo de 5 ºC las pérdidas son escasas o nulas, en tanto que durante el
tiempo caluroso las pérdidas pueden ser considerables.

Los cambios que tienen lugar durante el tiempo de conservación tienden a aumentar la
proporción de los componentes de la pared celular y a reducir el valor nutritivo.

El forraje joven es mucho más difícil de henificar apropiadamente. En primer lugar,


tiene más humedad y su eliminación toma lógicamente más tiempo, aumentando, en
consecuencia, los riesgos de mojarse en el campo. Además, su contenido en hidratos de
carbono, altamente digestibles y de fácil combustión, proporciona material suficiente
para una activa respiración y fuerte elevación de la temperatura. En cambio, con forraje
más maduro, los hidratos de carbono se han convertido en formas más insolubles, las
posibles fermentaciones son más débiles y la liberación de energía escasa.

Pérdida de elementos nutritivos: energía (línea continua), proteína digestible (línea a


trazos), según la temperatura alcanzada durante el almacenamiento

Pastos y Forrajes
4.3 Conservadores del heno

El fin perseguido al emplear conservadores del heno es poder almacenarlo con niveles
de humedad que, si no se usaran dichas sustancias, determinarían un grave deterioro por
enmohecimiento. Se han estudiado numerosos compuestos, pero los que han recibido
más atención han sido el ácido propiónico y su derivado menos volátil bis propionato
amónico. Para los henos cuyo contenido en humedad es de 300 g/Kg, el nivel de
utilización de estos productos químicos es de unos 12 Kg/t, que deben distribuirse
uniformemente. Los henos de contenidos en humedad del orden de 400-500 g/Kg
pueden conservarse perfectamente, tras la aplicación del propionato, siempre que se
almacenen correctamente y el aditivo se aplique en cantidad suficiente y se distribuya
uniformemente.

Más recientemente, el buen efecto del tratamiento de la paja con amoníaco anhidro ha
estimulado los estudios del tratamiento del heno con dicho gas. El amoníaco anhidro
inyectado en las pilas de pacas de heno húmedo cubiertas con plástico, ha aumentado la
estabilidad, en condiciones aerobias y anaerobias, y mejorado el valor nutritivo del heno
(aunque existen cierto peligro de que se formen toxinas).

Almacenamiento

Las pacas de heno convencionales se apilan formando montones o almiares, unas veces
al aire libre, lo que no es muy corriente debido al elevado precio del heno, y otras en
heniles o cobertizos que las protegen de la lluvia. Este tipo de construcciones deben ser
lo más diáfanas posibles, con una altura mínima de 4 m y normalmente cerradas por el
lado o lados de los vientos de lluvia dominantes en la zona.
La realización de estos almiares se facilita mucho disponiendo de paredes desde apoyar
las pacas, pudiéndose utilizar elevadores mecánicos de pacas o simples cintas
transportadoras, para facilitar el trabajo de los operarios.

Pastos y Forrajes
Un cargador telescópico facilita la formación de almiares de gran altura

Las dimensiones del henil han de fijarse según el volumen previsible de pacas, que irá
en función del peso total de heno recolectado y de su densidad. En condiciones
españolas, el valor medio suele ser de 130 Kg/m3. El heno debe quedar perfectamente
protegido de la lluvia y del sol, pero bien ventilado.

Almacén de pacas en henil.

En almacenamientos al aire libre, es aconsejable cubrir la parte superior de la pila o


almiar, que puede acabar en arista, con una lona o plástico grueso que impida la
penetración de la lluvia, la cual perjudicaría la calidad del heno. Dicha cubierta de
plástico debe fijarse mediante cuerdas o también mejor con una capa de pacas de paja
encima de ella. A veces, también es útil cubrir con placas usadas de fibrocemento o

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galvanizadas, sujetadas mediante cuerdas y con algún peso encima.
Las pacas cilíndricas grandes ofrecen mejor protección ante la lluvia debido a su
sistema de elaboración por enrollamiento, aunque se debe evitar depositarlas en sitios
húmedos. Si se almacenan al aire libre es aconsejable disponerlas en un lugar abrigado
de los vientos húmedos. El apilado de estas pacas es difícil y los montones muy
inestables, por lo que deben detenerse precauciones al moverlas. Caso de disponer de
sitio suficiente al aire libre, pueden dejarse horizontalmente unas junto a otras sin
formar montones.
Las pacas cilíndricas al aire libre durante todo un invierno, sólo se humedece por la
lluvia en los 3-4 cm exteriores, manteniéndose el resto del heno perfectamente seco.
en una pequeña experiencia de Infante y col. (1980) en Extremadura, con heno de veza-
avena, se compararon tres sistemas de almacenamiento y conservación del forraje
cosechado:

1. Sistema convencional, recogida con empacadora y transporte de pacas al henil.


2. Recogida con rotoempacadora formando pacas cilíndricas de 500 Kg que se dejaron
a la intemperie.
3. Recogida con empacadora dejando las pacas a la intemperie, formando pequeños
montones prismáticos de 27 pacas, con peso similar a los fardos cilíndricos.

Se estudió la evolución de la calidad del heno a lo largo del invierno, mediante el


análisis de cada tratamiento, no observándose una gran variación en el contenido
proteico, de fósforo, y en la humedad del heno almacenado en el henil y del de las pacas
cilíndricas.
Por el contrario, las pacas convencionales amontonadas sin protección a la intemperie se
humedecieron con las primeras lluvias, disminuyendo la materia seca hasta un 23,3% y
produciéndose fenómenos de putrefacción y mohos como consecuencias del invierno
lluvioso.
La digestibilidad del heno en cada uno de los sistemas de almacenamiento es variable,
observándose una aceptable disminución del conservado en rotopacas al aire libre,
mientras que el descenso del conservado en pacas a la intemperie es mucho mayor,
hasta el punto de hacerlo prácticamente inútil para el consumo al final del invierno.
De lo expuesto se deduce que, para las zonas de verano seco, el heno que vaya a ser
utilizado en el verano y otoño siguiente a su recolección puede ser conservado en

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rotopacas a la intemperie, siendo su calidad semejante a la de las pacas guardadas en
henil y abaratándose el almacenamiento en la medida de no ser necesaria alguna para su
conservación, al menos en inviernos de lluvia normal.

5 - SUMINISTRO DE HENO AL GANADO

El heno almacenado resulta un producto muy estable y fácil de manejar en la


alimentación del ganado. Conocido el peso medio de una paca, resulta muy fácil el
racionamiento por lotes contando su número.

Puede ser consumido sin problemas por cualquier tipo de ganado y constituir la
totalidad de la ración base. Tiene propiedades astringentes. Es ideal para iniciar a
rumiantes jóvenes en el consumo de forrajes. Por su gran estabilidad, el heno es
susceptible de comercialización.

Son características físicas importantes el contenido de hojas, la textura y la rigidez.


Además la longitud de las partículas de heno y la densidad al suministrárselo a los
animales. Se ha dado importancia a la posibilidad de suministrarlo en forma de pastillas,
preparadas a base de heno molido. Se han hecho comparaciones entre dos o más de las
siguientes formas de preparación del mismo heno: largo, picado (trozos de 2 a 10 cm) y
dado suelto o comprimido en forma de pastillas; y finalmente molido muy fino
(partículas de 1,6 a 8 mm), dado en forma de harina o en pastillas. Las densidades
aproximadas (kilogramos por litro) son: heno largo 0,08; heno picado 0,15; heno picado
y comprimido en pastillas 0,26 a 0,48; harina finamente molida 0,34; y por último
molido y comprimido en pastillas 0,65 a 0,97. Cuando se prepara heno en forma de
pastillas la densidad y la dureza de éstas, depende de la cuantía de la presión aplicada.
Se ha comprobado que el consumo voluntario del heno molido y comprimido en
pastillas es de un 10 a un 25% mayor que el del heno natural o picado en trozos.

Las pacas deben ser abiertas y el heno extendido sobre el pesebre o en una zona de
alimentación. Si se dispone de rastrillos especiales para heno se reducen las pérdidas.

También pueden constituirse heniles de autoconsumo. Para ello, en el propio edificio


que alberga el heno, basta disponer una plataforma de 1 m en pendiente hacia un
pesebre sobre el cual está colocado un rastrillo para heno. La plataforma está siempre

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llena de heno desempacado que va cayendo hacia el rastrillo a medida que es consumido
ad libitum por los animales.

Hay diversos tipos de máquinas que permiten incorporar de forma mecanizada el heno a
los animales.

Distribución de una paca picada sobre el comedero

Remolque mezclador para preparación y distribución de raciones

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6 - DESHIDRATACIÓN DE FORRAJES

El procedimiento industrial de deshidratación de forrajes fue introducido en Gran


Bretaña al final de la década de los años treinta, tomando bastante impulso en
determinados países europeos hasta que la crisis energética detuvo su expansión en los
años setenta. Alemania y Países Bajos frenaron su desarrollo y sólo Dinamarca y
Francia continuaron aumentando su producción de forrajes deshidratados artificialmente
(alfalfa fundamentalmente).

La creación por la Comunidad Económica Europea en 1974 de la organización común


de mercado (OCM) de los forrajes deshidratados, así como las disposiciones posteriores
sobre un nuevo régimen de ayudas económicas a dichos forrajes (1978), impulsaron de
nuevo la producción, que, muy especialmente en Francia, experimentó un gran
incremento entre 1965 y 1981, no dejando de crecer en la CEE hasta la actualidad, con
ligeros altibajos según los países.

Debido a las características típicamente industriales de esta producción, se pueden


conocer estadísticamente las cantidades producidas, al contrario de lo que ocurre con el
heno o silo, de muy difícil evaluación por ser forrajes de autoconsumo en la propia
explotación.

La posible expansión europea de los forrajes deshidratados parece que va a ser


contenida en el futuro con el fin de no causar problemas presupuestarios en la Política
Agraria Común, según manifestaciones del sector en 1989, y pese al déficit de la CEE
en esta fuente de alimentación.

Los esfuerzos van a centrarse en cambio en la mejora de la calidad y en la rentabilidad


de las unidades de deshidratación. La investigación debe buscar un mayor contenido en
proteínas, digestibilidad y ahorro energético. Las inversiones en ahorro de energía,
según datos de la CEE-10, se han revelado muy eficaces en los últimos diez años,
pasando los gastos directos debidos a la energía de representar un 45 por 100 a un 23
por cien del total de gastos.

Así como la henificación y el ensilado son métodos de conservación de forrajes


ampliamente usados en todas las explotaciones ganaderas y cuya principal utilización es
el consumo en la misma finca, la deshidratación artificial pertenece mucho más al

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mundo de las industrias transformadoras, con unos objetivos comerciales que en más de
un 80% son las fábricas de piensos compuestos. Estas utilizan el forraje deshidratado en
forma de harina o gránulos -de alfalfa fundamentalmente- para incluirlo en pequeñas
proporciones en las raciones de aves y cerdo. Este mercado demanda el forraje seco por
su contenido en proteínas, caroteno y xantofila (pigmento que colorea la yema de los
huevos).

La alfalfa, con un 15-18% de proteína bruta, puede producir habitualmente entre 2000 y
2500 Kg/ha de proteína total, rendimiento que puede considerarse como máximo en
nuestras condiciones de cultivo, ya que ni las leguminosas grano, con producciones
proteicas por debajo de los 1000 Kg/ha, ni la soja, alcanzan los rendimientos citados.

En consecuencia es esta planta la que con más generalidad ocupa las deshidratadoras
actuales, si bien en Francia existen algunas cooperativas que, en la programación de
cultivos para la planta deshidratadora, introducen además, para alargar la duración de la
campaña, festuca, ray-grass o trébol, que son aprovechados generalmente por el ganado
de los propios agricultores cooperativistas. En España, la mayor concentración de
deshidratadoras se encuentra en las regiones tradicionalmente cultivadoras de alfalfa,
esto es Aragón (Zaragoza principalmente), Navarra y Lérida, en las cuales se concentra
casi el 70% de las instalaciones, seguidas por la zona del Duero, con un escaso 15%.

Existen diversos sistemas para la eliminación del agua de los forrajes (presión,
absorción, etc.), pero el más utilizado es la aplicación directa de aire caliente, como ya
hemos visto al hablar de la ventilación forzada. Dentro de este sistema el proceso puede
hacerse a baja (130 a 150 ºC) o alta temperatura (800-1000 ºC), siendo este último el
más empleado.

La instalación más corriente (figura siguiente), consta de un gran cilindro o tambor


giratorio horizontal en donde se introduce el forraje, el cual se desplaza al otro extremo
impulsado por el aire caliente que va secándolo progresivamente. Los trozos de hojas se
secan muy deprisa y salen rápidamente del tambor, a un ciclón recolector, mientras que
los tallos húmedos y pesados caen a través del chorro del aire y son arrastrados por la
rotación del cilindro, avanzando lentamente hasta que, ya secos, también pasan al ciclón

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La alimentación del cilindro secador se controla por un tornillo alimentador (A), cuya
velocidad depende de la temperatura de salida, media en el ciclón principal (E). De esta
forma el forraje con un elevado contenido de humedad entra más despacio que el forraje
seco. Este, se separa del chorro de aire en el ciclón y pasas a través de una válvula
rotativa(G), mientras que el aire húmedo se expulsa por un ventilador (F) y una
chimenea (H).
El forraje, ya deshidratado, pasa después al molino de martillos, donde es triturado en
forma de harina. Este puede ser el producto final en unos casos, mientras que en otros se
conduce después a una prensa granuladora (N) del tipo de las utilizadas en las fábricas
de piensos. La presentación en una u otra forma del producto final depende del sistema
de comercialización.

Caben diferentes posibilidades:

 Forrajes condensados: es el sistema anteriormente descrito, triturados y


aglomerados en máquinas granuladora, que los transforman en gránulos.

 Forrajes compactados: aglomerados en el mismo tipo de máquina, debidamente


picados pero sin triturar. Se presentan en pastillas de 10 a 20 mm de diámetro.

 Forrajes comprimidos: aglomerados en una prensa de pistón que respeta mejor la


estructura del forraje, sin triturar. Se presentan en briquetas de 50 mm de
diámetro.

Cualquiera de los métodos de presentación citados ayuda al transporte, ensacado y


distribución posterior al ganado.

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La instalación de una deshidratadora exige una fuerte inversión que, por lo general,
queda reservada a asociaciones de agricultores o grandes empresas.

Como los gatos fijos suponen, aproximadamente, el 25% de los gastos totales, para la
rentabilidad de la instalación se ha de procurar un índice de ocupación lo más elevado
posible, ya que, en caso contrario, la elaboración de un kilogramo de producto seco
puede sufrir un incremento próximo al 20-30%.

El coste energético, que puede disminuirse mejorando la tecnología (como el prensado


en frío) y la capacidad mínima de la instalación, son de esta forma los puntos débiles de
la industria deshidratadora de forrajes, que está asistiendo desde hace años en Europa a
una reestructuración de las unidades, orientándose a capacidades de evaporación
superiores a 10000 l/h y mejor aún próximas a 15000 l/h de forma que pueda producirse
un mínimo de 8 a 10000 toneladas de forraje seco por año, con gastos energéticos
medios de 0,55 l de fuel por litro de agua evaporado. Se debe destacar que hay zonas en
Francia que ciertas fábricas tiene capacidades próximas a 40000 t/año, si bien lo normal
son unidades de producción entre 15 y 20000 t/año.

La conclusión es que la deshidratación de forrajes es un trabajo para especialistas,


capaces de operar en gran escala y de utilizar mano de obra especializada, y sólo apto
para cooperativas o empresas bien organizadas y con dimensiones mínimas rentables.

Utilización del forraje deshidratado

Según diversos trabajos de Demarquilly y otros autores, la deshidratación a alta o baja


temperatura, siempre que se efectúe adecuadamente, modifica muy poco el valor
nutritivo y la ingestión de los forrajes. La disminución de la digestibilidad de la materia
orgánica es mínima y no se produce disminución en el valor energético. Por otro lado, al
poder realizar el corte de los forrajes o de la hierba en el momento óptimo de su ciclo
vegetativo, con independencia de condiciones climáticas adversas, se puede obtener el
máximo valor alimenticio de las plantas.

En consecuencia, se ofrece al ganado un alimento apetecible y equiparable en muchos


casos a un concentrado tradicional.

Pastos y Forrajes
La forma posterior de presentar el forraje desecado (gránulos, pastillas, etc.), sí tiene
una cierta influencia en la ingestión, derivada de variaciones en la digestibilidad, aunque
muy ligeras.

Diversos ensayos franceses con bovinos de engorde, indican la posibilidad de usar el


forraje deshidratado tanto como ración complementaria de ensilados o como sustitutivo
de concentrados. Así, una ración compuesta por un 80% de gramíneas deshidratadas en
un estado relativamente joven, y un 20% de cereales, sirve perfectamente para cubrir las
necesidades de añojos con ganancias diarias de peso de 1100 a 1200 g/día.

Las vacas de leche pueden recibir forrajes deshidratados como único forraje durante
lactaciones enteras, sin ningún problema sanitario o reproductivo, ni del porcentaje de
grasa de la leche. La única condición es que consuman un poco de paja y que el forraje
no esté excesivamente picado. Recolectados en su punto óptimo, los forrajes
deshidratados cubren la producción de 15 a 18 Kg de leche, además de las necesidades
de mantenimiento (Jarrige, 1973). Sin embargo, dado su elevado precio, es evidente que
una alimentación basada exclusivamente en ellos es muy cara. Pero en cambio, la
incorporación de 1 a 5 Kg/día por vaca, como complemento a diferentes raciones de
base, principalmente ensilaje de maíz-urea, puede ser muy interesante.

Cuando el alimento complementario de la ración aumenta, la cantidad de ensilado


ingerido disminuye menos con un aporte de forraje deshidratado (condensado y
compactado), que con el mismo aporte de cebada. En experiencias realizadas en el
centro de investigación de Hurley (Inglaterra), las ganancias de peso de bovinos de
engorde y la eficacia alimenticia máxima, se obtuvieron cuando la ración llevaba, en
materia seca, un 50% de ensilado y otro 50% de forraje deshidratado. Además, en el
caso de silo de maíz, los forrajes deshidratados en un estado joven, especialmente la
alfalfa, aportan el necesario complemento proteico.

Los forrajes deshidratados se adaptan así, especialmente en la producción de carne, a


cualquier tipo de ración, en función de las circunstancias de precio de cada elemento
nutritivo y de los tipos de animales a alimentar en cada caso.

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III. CONCLUSIONES

Es preferible preparar un menor volumen de ensilaje de buena calidad que grandes


cantidades de mala calidad, que tendrá pérdidas por no ser apto para el consumo o por
su bajo valor nutritivo. Lamentablemente, el proceso y las modalidades para realizar un
buen ensilaje todavía no son bien conocidas. Entre los aspectos más difíciles aún por
resolver están:

 La proporción de leguminosas a usar en un ensilaje mixto a gran escala;


 Determinar cuándo deben usarse aditivos en relación con la práctica del pre-
secado; y
 Métodos para analizar el equilibrio en las fuentes de energía para optimizar el
uso de los recursos humanos y materiales que participan en el ensilaje.

Otro problema en el fomento del uso del ensilaje es la falta de conocimiento técnico y
experiencia práctica, tanto de ganaderos como de especialistas en producción animal, de
los principios y las técnicas del ensilaje. Como parte de la tendencia actual hacia una
ganadería sustentable menos dependiente de insumos comerciales y materiales
importados, el ensilaje debe asumir un papel de mayor importancia.

CORTE
Los forrajes a ensilarse (abena, cebada) deben ser cortados cuando los granos de esta
especie están en estado LECHOSO. En este estado el forraje ha acumulado el máximo
de sustancias nutritivas (energias, proteínas, minerales y vitaminas) el proposito es
aprovechar estas sustancias nutritivas para la alimentación de las vacas y convertirlos en
LECHE.

PICADO
Los forrajes para ensilar deben ser picados en trozos de 1 a 2cm, esto con el fin de
facilitar el compactado y / o apisonado. Nota: se puede también ensilar los forrajes sin
picar, la mayor desventaja es que el apisonado tienen que realizarse con maquinaria para
que no ingrese aire

Pastos y Forrajes
HUMEDAD
La humedad es uno de los factores que debe tomarse en cuenta al momento de ensilar:
considerando adecuado cuando la humedad del forraje se ha reducido a un 60 y 70%
punto optimo para ensilar sin agregar otros productos y evitar enmohecimiento del silo.
El método empírico que permite estimar el porcentaje de humedad en el forraje, es el
método “GRAB - TEST” o método de la Bola, que consiste en comprimir con la mano
un puñado de forraje picado durante 20 a 30 segundos:
1. Cuando chorrea mucho jugo de la mano la humedad es Superior al 75%.
2. Cuando chorrea poco, pero la bola mantiene su forma al abrir la mano, la humedad es
de 70 a 75 %.
3. Cuando no chorrea jugo y la bola se expande lentamente al abrir la mano, la humedad
es óptimo entre 60 a 70%.
4. Cuando la bola se expande rápidamente al abrir la mano la humedad es inferior al
60%.

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