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ORIENTE Y EGIPTO
CURSO 2018-2019 PEC núm. 2
Realizada por JUAN ANTONIO ARCAS DATO Diciembre-2018
Comienza el texto inscrito con la fecha y las loas a quien se refiere: el faraón
Tutankhamon.
Posteriormente detalla el texto la decisión del Rey de anular el error (abominación) que
supone el haber suprimido la adoración a Amón y otros dioses como principales y la
entronización de la primacía de Atón y las negativas consecuencias que ha supuesto para
todo el país por el enfado de estos dioses “verdaderos” provocando desde aspectos
sociales (abandono de templos, pantanos en ruina, revueltas, etc..) hasta militares (sin
éxitos en expediciones de conquista) y en fin abandono de los dioses y destrucción de lo
hecho anteriormente.
Y en medio del caos producto del abandono de Amón, su Majestad (Tutankhamon) decide
devolver a lo máximo el culto a Amón y describe como lo honra:
• Erigiendo estatuas del dios Amón o de Ptha con gran profusión de metales y
piedras preciosas y con mayor lujo que antes de la época amarniense
• Construyendo o reconstruyendo sus santuarios, superando lo anteriormente
existente
• Nombrando sacerdotes y dotando a los centros religiosos con esclavos, tributos y
propiedades de todo tipo. Eximiéndoles además de impuestos y asumiendo todos
sus gastos
El objetivo de todo lo anterior es uno: Que los dioses así agasajados protejan a Egipto.
Las inscripciones finales nos trasladan que los dioses en su conjunto (la Enéada) están
contentos por las decisiones de su Majestad y ello se traduce en un reconocimiento del
Rey, de Tutankhamón, volviendo a nombrar sus relaciones intrínsecas con ellos, “amado
de Amón”, “hijo de Re”
Y la inscripción finaliza con una exaltación de cualidades para el Rey, que es favorecido
por otras deidades como Knum, Ptah o Thot “rejuvenecido”, fuerte, excelente legislador,
admirable, dotado de vida y prosperidad eterna.
También parece confirmado por diversas fuentes que se trata del decimosegundo faraón
de dicha dinastía XVIII ya en su período final y que sin duda cierra el denominado período
de El Amarna, importante etapa en la historia del Imperio Nuevo y de la historial global de
Egipto, en la que Amenofis IV o Akhenatón decretará el culto al dios Atón en detrimento
de Amón creando un cisma religioso y político de gran relevancia en esta sociedad.
Por un lado la capital oficial Ajetatón o Akhet-Atón (construida por Amenofis IV para
sustituir a Tebas) donde residían el faraón y la corte y por otro el resto del país,
incluyendo a las todopoderosas Tebas y Menfis, donde, si bien el culto a Amón había
quedado mermado, las gentes siguieron su vida normal, casi como si nada sucediera,
pero afectando sobremanera a los poderosos sacerdotes de Amón y de otros dioses
cercanos y a los centros de culto ya que aunque se toleraron los dioses del círculo solar,
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se desató una persecución declarada contra los dioses monárquicos del círculo de Amón
y Osiris.
Es más que posible que muchas personas de rango menos elevado independientemente
de que aceptaran o no el nuevo culto si se vieran afectadas por el cierre efectivo de
centros de culto tan importantes como el gran templo de Amón en Tebas provocando
cierto malestar social. Este malestar se uniría sin duda al propagado por los influyentes
sacerdotes de los templos de Karnac, Luxor, Amón y otros, con lo que es fácil suponer
que el ambiente social no se sería de tranquilidad, más bien al contrario.
Por otra parte y respecto a la situación política exterior durante el reinado anterior se
habían perdido gradualmente terrenos conquistados en Siria y Palestina y estallaron
revueltas fronterizas ante la política expansionista hitita.
Aunque hay una visión de de Amenofis IV como un rey pacifista poco amante de guerras,
es más posible que no pudiera enviar fuerzas al extranjero por miedo al evidente peligro
de contrarrevolución interior, motivada por la resistencia al cisma religioso. Parece
contrastada la gran cantidad de policía y ejército que siempre acompañaba al rey en sus
salidas públicas, nunca antes tan evidentes.
Amelie Khurt propone otra posible teoría para fundamentar la restauración y es que
debido a los numerosos fallecimientos producidos en la familia del Amenofis IV (esposas,
hijas, el corregente y algún otro hermano) posiblemente por una epidemia de peste que
había asolado al Levante y diezmado a la familia real Hitita, se hiciera culpable de dichas
desgracias al nuevo dios Atón y fuera abandonado por ello su culto.
Lo cierto es que el clero tenía mucho que ganar si se restauraban los cultos antiguos, y el
ejército estaría deseoso de recuperar los territorios perdidos o tal vez un protagonismo
militarista abandonado.
Todo esto debió ser determinante para la decisión de Tutankhamón de restaurar el culto a
Amón y que la restauración religiosa fuera rápida. Se dice que la restauración realmente
se inició bajo el reinado de Smenjkare, aunque oficialmente se continuaba rindiendo culto
a Atón. Por ello el joven sucesor que se llamaba Tutankhtón (“Imagen viva de Atón”),
mantuvo su nombre en la entronización. Sin embargo, muy pronto, en su segundo año de
reinado, el nombre del disco solar Atón fue sustituido en el cartucho del rey por el del dios
Amón, y se completó con el epíteto heqa-Iunu-Shemau “gobernador de la Heliópolis del
Sur (Tebas)”. Tutankh-atón se había convertido en Tut-anj-Amón (“Imagen viva de
Amón”).
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2.-Distribuya temáticamente la información recogida en la estela
Podríamos dividir el texto en 4 apartados temáticos:
1. Fecha y enumeración de los diversos nombres del Rey y sus significados que ratifican
la adopción de Tutankhamon sobre Amón, como dios supremo y acaban con la
decisión del cambio religioso introducido por Akhenatón.
Incluiría los dos primeros párrafos. El primero que empieza con la fecha y detalla los
nombres del Rey, sus significados y cualidades y el segundo en el que introduce la
decisión de retornar a la situación anterior, abominando del cambio introducido.
Párrafos en los que detalla la ruina de templos, que influyen de forma negativa en el país
desde cosechas agrícolas hasta campañas militares. Así como los “oídos sordos” a los
ruegos realizados a los dioses.
Termina esta parte con el argumento de que estando en esta nefasta situación “Su
Majestad apareció sobre el trono de su padre…” lo que sin duda deja bien a las claras que
él es el autor de la restauración que se proclama.
3. Enumeración de las acciones materiales del Rey para mayor gloria y adoración a
Amón y otros dioses “abandonados” en la época anterior.
A partir del párrafo en el que se cita que “…Su Majestad estaba en palacio que está en la
casa de Aakheperkare…” es cuando se hace un exhaustivo detalle de todo lo que el Rey
hace por “su padre Amón” y otros dioses nuevamente ensalzados, desde erección de
estatuas con detalle de los materiales preciosos empleados, así como reconstrucción de
templos de los dioses restaurados y la correspondiente asignación de sacerdotes,
esclavos, propiedades, ingresos y todo tipo de dádivas. Sin límite como cita literalmente y
aventajando en muchos casos a lo hecho en épocas anteriores.
Es la parte más extensa del texto, sin duda porque se quiere magnificar todo lo bueno
hecho por los dioses para justificar la parte final que ensalzará las cualidades del Rey.
4. Confirmación de las cualidades sobrehumanas y divinas que adornan al Rey sin duda
por la gracia de los dioses nuevamente entronizados.
La parte final (dos últimos párrafos) vuelven a ser una loa a las virtudes que adornan al
Rey, comparándolo con diversos dioses y por su intervención, tras los actos que el citado
Tutankhamón ha hecho favoreciéndolos y adorándolos.
Durante los primeros 5 años de su reinado Amenofis IV mantuvo el culto a Amón e incluso
le ofreció una serie de donaciones en propiedades y en poder, pero coincidiendo con el
matrimonio con Nefertiti empiezan las reformas religiosas
A partir de ese momento decide poner como principal dios supremo a Atón, este dios se
representaba con el disco solar y tenía menor importancia en aquella época que otros
dioses como Ra o Amón, paralelamente se realizan expropiaciones y se borran todas las
referencias al templo de Amón.
Pero las reformas no se llevaron a cabo debido a que el imperio Egipcio empezó a perder
territorios en el Pasillo Sirio-Palestino y además hay que tener en cuenta que la
construcción de la nueva capital necesitó de más tributación lo que haría enfurecer a las
clases bajas y a los campesinos.
Todo esto se conjugó con la aparición de la peste que llegó hasta la corte del faraón, tras
hacer estragos en la corte y población hitita y otras zonas del levante. Estas
inestabilidades fueron aprovechadas por el todavía influyente templo de Amón para que el
objetivo de las reformas fracasara.
Por tanto la hipótesis más aceptada es que Amenofis IV quiso rebajar o incluso suprimir el
enorme poder económico y político que tenían los sacerdotes de Amón y su círculo y
posiblemente no valoró que un poder acumulado a lo largo de cientos de años y las
tradiciones arraigadas en el pueblo, no podían suprimirse simplemente con un decreto de
cambio de dios, un cambio de capital o el favorecimiento de una nueva clase religiosa.
Sin embargo hay también otras teorías, como por ejemplo la que cita Amelie Khurt, en el
sentido de que el culto de Atón era un proceso que ya había comenzado al principio de la
Dinastía XVIII. El dios del Sol, Ra, había asumido muchos rasgos de otras divinidades y
estaba estrechamente ligado al faraón y la monarquía. El protagonismo de Ra era una
forma de subrayar la naturaleza omnipotente y divina del faraón.
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Y dentro de este proceso el disco solar (Atón) surgió como un aspecto distinto e
importante de Amon-Ra para poner en relieve su relación con el Rey. Así al faraón se le
llama “el disco en el horizonte” y al palacio “la mansión del disco”.
Esta evolución habría llegado a su punto culminante con Akhenatón (Amenofis IV),
presentando a Atón como el único rey celestial y a Akhenatón como su encarnación en la
tierra.
Asimismo es innegable que el pueblo llano sufriría una convulsión muy compleja en su
vida espiritual y cotidiana, al ver abandonados de golpe a sus antiguos y múltiples dioses,
a los que había acudido en demanda de ayuda durante milenios.
En cualquier caso hubiera una motivación política, una lucha de poder o realmente una
evolución religiosa, lo cierto es que el cambio introducido debió ser de tal calado y afectó
de tal manera a la sociedad egipcia, sobre todo a sectores muy influyentes, que sin duda
propiciaría un caldo de cultivo para resistencias, revueltas y finalmente una vueltas atrás
como fue la restauración realizada por Tutankhamón, que en todo caso debido a su
juventud sería influida, como ya hemos comentado en otro apartado, por sus asesores el
Visir Ay y el general Horemheb, futuros faraones asimismo de Egipto.
¿Cuáles fueron las consecuencias de la Restauración?. Tal vez la principal además del
retorno al poder de los sacerdotes de Amón y muchos funcionarios “apartados” sería el
mayor protagonismo del ejército dirigido por Horemheb.
Quizás una de las frases más importantes de esta estela es cuando menciona que por
culpa del abandono de los dioses, el ejército que fue enviado a Siria para ampliar los
límites de Egipto no tuvo éxito. La importancia de esta última frase quizá explique por qué
el ejército dejó de apoyar la política amarniense impulsada por Akhenatón.
Además, tal y como se recoge en la estela, se puso en marcha una campaña para
restaurar los templos tradicionales y reorganizar la administración del país. La empresa
estuvo encabezada por el tesorero jefe de Tutankhamon, Maya, enviado a una importante
Por último es interesante citar que los acontecimientos que rodean la muerte de
Tutankhamon son objeto de controversia y debate, ya que todavía no están muy claros, y
a lo largo de las últimas décadas han surgido muchas teorías, sin que se haya probado al
100% ninguna de éstas. Tutankhamon murió de forma inesperada y misteriosa en su
décimo año de reinado, en un contexto histórico en que Egipto estaba envuelto en un
enfrentamiento importante con los hititas, y que terminó con una derrota egipcia en la
ciudad de Amqa.
Hay teorías que culpan al propio general y consejero, Horemheb, si bien no de forma
explícita, aunque la teoría al parecer más aceptada hoy sería la de que la fractura del
fémur al caer de su carroza real provocó una hemorragia y sus heridas una septicemia
que le ocasionaron la muerte, según unas fuentes a los 18 años y según otras hacia los
25.
Es posible que si no hubiera llegado este documento a los tiempos actuales a lo mejor no
se podría haber valorado por ejemplo la relevancia que el Cisma Amarniense tuvo en la
historia de la XVIII dinastía y de Egipto, ya que por ejemplo es conocido que durante el
reinado de Horembeb y sobre todo durante la siguiente dinastía, la XIX, se silenció
sistemáticamente todo lo relacionado con Akhenatón y el periodo herético de Atón
(“damniato memoriae”). Desde entonces en las listas reales de soberanos se pasaba de
Amenhotep III a Horemheb, olvidando tanto a Akhenatón como al propio Tutankhamón y
Ay.
Es lógico que fuera así situándonos en el contexto en el que el favor de los dioses era
fundamental tanto para el gobernante como para el pueblo llano, pero creo que más que
tratar de justificar y ensalzar sus acciones para conocimiento de sus coetáneos , lo que
pretendería Tutankhamón, cuando mandara grabar esta estela, sería dejar reflejo para la
posteridad del por qué de la decisión adoptada, de sus razones y de las virtudes que ello
le habían conferido a él y a todo Egipto.
Otra impresión que extraigo del texto es la confirmación de la necesidad de los faraones,
como ha ocurrido con muchos otros gobernantes de épocas antiguas y no tan antiguas,
de demostrar el favor de los dioses para justificar su poder sobrehumano, divino. Pero
también se constata que no sólo es necesario “convencer” al pueblo llano de que se goza
del citado favor, sino que además también debe contentarse a otras “fuerzas vivas” que
sin duda le disputaban, como ha ocurrido en tantas épocas y civilizaciones, el poder
político y económico utilizando como resorte el control de la “religión verdadera”. Me
refiero en este caso a los sumos sacerdotes y al ejército. Grupos sociales que siempre
han pugnado con los gobernantes por el poder a lo largo de la historia de las diversas
civilizaciones de la humanidad.
En fin sin duda se trata de una referencia fundamental para el conocimiento del periodo
final de la XVIII dinastía y del significativo Cisma Amarniense, que confirma la especial
idiosincrasia respecto a la relación con los dioses de Tutankhamon y en general de los
faraones de la civilización egipcia.
• KURTH, A., 2000: El próximo Oriente en la Antigüedad (C. 3000-330 a.C.). 2 Vols. Editorial
Crítica, Barcelona
• VÁZQUEZ HOYS A. Mª., 2010: Historia Antigua Universal, I. Próximo Oriente y Egipto.
Editorial UNED, Sanz y Torres, Madrid.
• http://egiptologia.com/tutankhamon-un-reinado-corto-una-historia-eterna Amigos de
la Egiptología. Rosa Pujol “Tutankhamón, Un reinado corto, una historia eterna”
2014.
• https://www.historiaeweb.com/2014/12/12/tutankhamon/ Historiae. “Tutankhamón.
La verdadera historia del faraón niño”. 2014
• http://historiametatodo.blogspot.com/2016/02/el-cisma-de-aton.html Un poco de
Historia: El Cisma religioso de Atón