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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTONOMA DE HONDURAS

Catedrática: Lic. Claudia Vásquez

Asignatura: Historia De Honduras (Sección 0800)

Trabajo: Altares De Los Muertos Cultura Lenca

Integrantes: Martha Gisselle Sánchez (Lista # )

#20182030608

Arnol Rafael Chinchilla (Lista #17)

#20182030568

Jorge Iván Bardales (Lista #32)

#20182030887

José David Pérez (Lista #21)

#20182030632

Melvin Alexander Rios (Lista #44)

#20182031205

San pedro Sula, Honduras 15 de Octubre de 2018.


ALTARES DE MUERTOS DE LA CULTURA LENCA:

La religión nativa de los lencas era una religión politeísta que veía la realidad desde un punto de vista
animista, creía en el nahualismo y los dioses estaban organizados jerárquicamente.
La pareja de dioses principales eran Itanipuca (el gran padre) e Ilanguipuca (la gran madre); otro dios lenca
era Icelaca (dios lenca del tiempo). El shamanismo era reducido y los shamanes eran por lo general mujeres.
La leyenda lenca más conocida es la leyenda de Comizahual.

Los nativos concebían la muerte como un proceso trascendental de un cambio, donde la persona seguía su
modo de vida en el más allá y por eso eran enterrados junto a sus objetos de trabajo, para que le sirviera en
su nueva vida o sea que la muerte se veía como una forma de purificación y muchas veces se ofrecían
personas a los dioses mayas como una forma de agradecimiento por las bendiciones relacionadas con la
agricultura, las victorias de las guerras y con los cambios estacionales. Muchos legados ancestrales se ven
todavía en la región Occidental del país, donde aún existen descendientes directos de los mayas, cultura
mesoamericana donde muchos de estos descendientes llevan productos ganaderos, avícolas y oros animales
silvestres como agradecimiento a dioses por el nacimiento de algún hijo, por propiedades y saneamiento de
enfermedades. En esta región Occidental del país ven a la muerte como el cambio a la nueva vida, donde el
fallecido nace en la naturaleza, en el corazón de los animales de la selva, según el Nawal Maya; sin embargo
en la región Norte (Garífuna, Misquitos y Lencas) reciben a la muerte como un proceso de encarnación,
donde el difunto puede nacer en otra persona, dado este hecho por el mestizaje de esta región del país
(negro, indígena y española), donde en sus bailes y ritos llaman a la revelación del difunto a materializarse
dentro de otra persona. Existen personas que refieren una comunicación mística con los fallecidos,
manifestando que estos toman su cuerpo para comunicarse con familiares y amigos. En cuanto a la
población católica, religión mayoritaria del país, durante el velorio brindan café y pan, se lleva el ataúd en
hombros hasta el cementerio. Se celebra el 1 y 2 de noviembre el Día de los Fieles Difuntos con arreglos
florales, reparaciones, se ofrecen misas (liturgia católica instaurada desde siglos atrás por el Concilio
Arzobispal)

Las culturas del área mesoamericana (Olmecas, Toltecas, Mayas, Zapotecas, Aztecas, Lencas, Maya-Chortí,
etc.) compartían una visón con características muy similares: La muerte y la vida, las cuales no podían existir
la una sin la otra, pero además esta visión era dialéctica porque llevaba implícito la transformación o el cambio.
La concepción de la muerte era vista como algo cotidiano, algo que formaba partes de sus vidas diarias, que
estaba presente en su escritura, su arte, sus ritos, sus tradiciones y literatura oral, y era algo a lo que no se
debía de temer pues solamente significaba una transformación que era bien recibida. La idea que las personas
buenas se van para el cielo y las malas para el infierno no era concebida en estas sociedades hasta durante y
después de la conquista española.

Tampoco era concebido el temor a morir, el temor a la misma muerte o a las y los muertos, o el completo
olvido de ellos en los lugares de descanso como ocurre actualmente (cementerios) en nuestras sociedades
debido a las diversas religiones que co-existen. Las culturas mesoamericanas realizaban a través de rituales
una celebración que consistía en compartir con sus ancestros, quienes regresaban a sus casas a convivir y
disfrutar de las fragancias de lo producido durante el año. Los ancestros eran y son los portadores del
conocimiento de su cultura.

Durante la colonización, los españoles al no comprender esta nueva visión de la muerte, e implantar una
religión completamente opuesta que calificaba la cosmovisión de las culturas mesoamericanas como paganas,
llevó a cabo un proceso de imposición del catolicismo —además por supuesto con otros objetivos— ante la
cual los nativos para no olvidar completamente sus creencias idearon formas de camuflaje y al combinarse
elementos de la religión católica con elementos de las creencias prehispánicas se creó un sincretismo cultural
que es el legado de aquellas personas que lucharon durante años para que, elementos prehispánicos culturales
no desaparecieran y que pervivieran hoy en las tradiciones de algunas comunidades indígenas en Honduras de
descendencia mesoamericana como el pueblo étnico Lenca.
Lo que hicieron los españoles que trajeron consigo nuevas creencias religiosas católicas y europeas fue hacer
coincidir por no decir imponer dichas celebraciones católicas con las mesoamericanas: El Día de los Fieles
Difuntos, instaurada por el benedictino San Odilón, Abad de Cluny hacia el año 1049, tiene como principal
objetivo orar por aquellas almas que han acabado su vida terrenal, pero principalmente por aquellas que se
encuentran en el purgatorio, aquellas almas que al tiempo de morir no se atrevieron a confesar sus pecados y
por lo tanto no han sido premiadas para alcanzar el cielo. Es celebrado por la iglesia católica el 2 de noviembre.
El día 1 de noviembre instituido por la iglesia católica, es una conmemoración hacia todos los santos, se trata
de compensar con rezos y misas a los santos que durante el año han sido olvidados por las y los fieles católicos
y tiene que compensarse con rezos, prácticamente no es fiesta religiosa sino una imposición.

Lo que muchas personas no saben es que estas celebraciones instauradas por la iglesia católica no son
propiamente surgidas en ésta ni pensadas dentro de su ceno por sus grandes teólogos, fueron fiestas paganas
pre-cristianas europeas, tradiciones que tenían que ver con las celebraciones del inicio del año nuevo o el
inicio del equinoccio de otoño, de los ciclos agrícolas, etc., (fiestas paganas según la iglesia católica).
Tradiciones que han incorporado como parte de su estrategia para despojar a los pueblos y culturas de sus
tradiciones y costumbres e instaurarlas como católicas; situación que igualmente pasó en América.
El día de los muertos es una celebración de origen mesoamericana que tiene sus rasgos más fuertes en las
culturas indígenas de México, tanto así que esta celebración ha sido declarada por la UNESCO como Obra
Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad. Dice el documento de UNESCO que es: "...una
de las representaciones más relevantes del patrimonio vivo de México y del mundo, y como una de las
expresiones culturales más antiguas y de mayor fuerza entre los grupos indígenas del país".

Además en el documento de declaratoria se destaca: "Ese encuentro anual entre las personas que la celebran
y sus antepasados, desempeña una función social que recuerda el lugar del individuo en el seno del grupo y
contribuye a la afirmación de la identidad..." además de: "...aunque la tradición no está formalmente
amenazada, su dimensión estética y cultural debe preservarse del creciente número de expresiones no
indígenas y de carácter comercial que tienden afectar su contenido inmaterial".

En pocas palabras hay que protegerlas de la depredación cultural del capitalismo. Los lencas del municipio
de Yamaranguila tienen una concepción religiosa sincrética a la que ellos denominan “Religión antigua” y
que se lleva a cabo bajo la institución de la Auxiliaría de la Vara Alta de Moisés o Divinas Majestades, que
rige la vida religiosa y cultural de la comunidad (composturas, ritos curativos y guancascos entre otras
prácticas).

Las Varas Altas son el mayor símbolo de respeto, más que las imágenes de vírgenes y santos católicos.
Esta institución data del período colonial, cuando los indígenas fueron sometidos y se crearon los llamados
pueblos de indios, estos pueblos eran controlados por los mismos líderes indígenas a los cuales se les
entregó un bastón de mando como reconocimiento de poder ante los miembros de cada pueblo de indios, con
el fin de mantener la unidad dentro de la comunidad para controlar mejor a las y los indígenas en un
determinado territorio y poder llevar a cabo, los españoles, su proceso de colonización y explotación.

Sin embargo esta forma “administrativa de dominación indígena” por parte de los españoles permitió que
adentro se llevara a cabo un proceso de resistencia cultural al mando de sus propias autoridades, consolidando
de esta manera una identidad étnica y articulando elementos impuestos de la religión católica con elementos
propios de su cultura. Aquellos lugares donde no se pudo organizar pueblos de indios, la cultura fue absorbida
por la imposición de la lengua y tradiciones españolas/europeas, pues la fuerza y la resistencia se encontraba
en la unidad étnica.
La iglesia católica les prohibió a los Lencas la celebración de sus rituales, a los que ellos denominan
composturas, argumentando que durante estas celebraciones se consumía demasiada chicha, por lo que
muchos rituales de ser públicos pasaron a convertirse en rituales domésticos, es decir que aquellos que se
realizaban bien al aire libre o dentro de la Alcaldía de la Vara Alta de Moisés con asistencia de las y los
miembros de la comunidad, pasaron a ser llevados a cabo prácticamente a escondidas en sus casas,
confinándolos al ámbito familiar.

Las composturas lencas son un agradecimiento ya sea a la tierra, a los ancestros, a Dios y los santos, etc.
Las más conocidas son las composturas que giran en torno a la tierra y el ciclo agrícola, existen otras como la
compostura del barro. Las composturas que giran en torno al ciclo agrícola y que actualmente se llevan son:
la compostura del tamo o de los desperdicios el 25 de abril; la compostura de la tierra el 3 de mayo
(nuevamente coincidiendo con el Día de la Cruz, celebración católica) y finalmente el 1 de noviembre se
realiza la compostura de la Entrada del maíz común.

Estas 3 composturas que han sobrevivido formaban parte de una serie de 6 a 9 que se realizaban durante todo
el año. Muchos elementos foráneos han impedido el desaparecimiento de estas celebraciones, principalmente
la falta de apoyo de la iglesia católica, la falta de recursos económicos para llevarlas a cabo, pues éstas implican
la compra de varios elementos como el copal traído de Guatemala, el cacao para hacer el chilate, las ofrendas
de comida hechas de maíz, candelas, varas de cohetes, las aves para hacer los sacrificios, etc., la falta de
políticas culturales por parte del Estado, etc
El 31 de octubre, mientras muchos hondureños y hondureñas celebraron el día de brujas o halloween, los
lencas de Yamaranguila seguramente realizaron la tapisca del maíz, y en la Auxiliaría de la Vara Alta de
Moisés prepararon el altar de las Divinas Majestades, adornándolo con flores y ramas, candelas, zomos,
mazorcas de maíz, agua y copal; y seguramente ayer 1 de noviembre llevaron a cabo el ritual de la Entrada
del maíz común. Es maravillo ver como el 1 de noviembre bien temprano bajan de las montañas a la iglesia
de Yaranguila lencas, llevando mazorcas de maíz y flores a bendecirlas; envueltas en trapos, en morrales y
otros en sacos. Posteriormente las van a depositarlas al altar de la Auxiliaría de la Vara Alta de Moisés.

La celebración de la Auxiliaría consiste en recibir el maíz que ha sido producido en común y realizar la
compostura que dura toda la noche. La Entrada del maíz común es una festividad a la vida, a los alimentos
que ha producido la tierra, a la tierra misma; es una celebración de renovación porque se preparan para un
nuevo año y una nueva siembra y cosecha.

Se realiza durante el día que es cuando se recibe el maíz común, marcado por tres pasos: la salida, el
encuentro, y finalmente la llegada. Primero presentan el maíz común en la iglesia, esto lo realizan en la parte
frontal y lo bendicen con copal, hacen rezos y lanzan cohetes, no entran a la iglesia pues lo tienen prohibido;
los pasos los realizan los integrantes de la Auxiliaría de la Vara Alta. Todo esto va acompañado con música
de tambor y portando las Varas Altas que es una de las ocasiones en que salen de la Auxiliaría. Luego llevan
el maíz al altar de las Varas Altas donde antes de entrar nuevamente lo bendicen con copal y rezos. Una vez
adentro la mayor parte es desgranado para hacer la comida para el ritual; otra parte se deja para alimentar
durante el año a los integrantes de la Auxiliaría.

El ritual va acompañado de rezos, bendiciones con copal, toma de chicha y chilate, y sacrificio de aves. La
sangre de las aves se riega en el maíz desgranado y la demás en un plato para luego echárselo a la comida.
Una vez finalizado el ritual se reparte la comida entre las y los asistentes.
El día 2 de noviembre los lencas de las comunidades del municipio de Yamaranguila asisten muy temprano
al cementerio donde van a compartir con sus ancestros fallecidos, hacen altares con flores candelas, y comida
cerca de las tumbas, generalmente pasan todo el día con sus difuntos. Algunos llevan las cruces de San José
Grande y San José Chiquito para bendecirlas y solicitar permiso a sus ancestros/as para realizar el ritual
durante la noche.

La Auxiliaría aún mantiene la tradición de elaborar de manera simbólica el ataúd donde se cree que se
encuentran las almas de todos los difuntos, por lo cual, para estas fechas, en el interior de la Auxiliaría existen
dos altares, el de las Varas Altas de Moisés, que es permanente, y el de las Santas Ánimas, que solamente
permanece durante esta celebración. Actualmente, este rito se ha convertido en una celebración de carácter
familiar (Becerra y Rápalo, Revista Yaxkin Vol. XVI, N0. 1y 2, diciembre de 1997).

ALTAR PARA LOS DIFUNTOS Y ALTAR PERMAMENTE DE LAS VARAS


ALTAS DE MOISÉS:
Para la ceremonia de las Santas Ánimas o Espíritus de los Muertos se elabora un Altar Mayor en el interior
de la casa con ofrendas de comida y bebida hechas de maíz, base de su alimentación y de la cosmovisión de
las culturas mesoamericanas; candelas, copal, cruces, flores, hojas de pacaya, pino y aves para el sacrificio y
posterior consumo. Entre los alimentos-ofrendas se encuentran el chilate, la chicha, las tortillas, los tamales y
las mazorcas.
Este ritual lenca solamente puede ser realizado por la persona de mayor edad dentro del grupo familiar,
porque lleva implícito el ejecutarlo de manera perfecta, cuidando desarrollar todos los pasos y los rezos
correctamente, ya que un rezo mal realizado lleva consigo el enojo de las Santas Ánimas, que en este caso es
a quien va dirigido, y quienes, insatisfechas, pueden enviar malas cosechas, enfermedades y plagas.

De aquí la importancia del rezador, que es un mediador entre el mundo profano y el mundo sagrado, entre
lo divino y lo terrestre, entre lo alto y lo bajo, es el que establece la relación entre estos mundos a través de la
acción del ritual pero particularmente a través del lenguaje, (rezos).

En el ritual de la Veneración de las Santas Ánimas se coloca dos cruces dedicadas a San José, denominadas
“la de San José Grande y la de San José Chiquito”, están adornadas con listones de colores que simbolizan el
arco iris, que observó Noé después del diluvio. Estas imágenes representan lo divino en el altar frente a otros
elementos que están relacionados con lo terrestre como las flores, hojas de pacaya, el copal, las velas y las
ofrendas, etc.

Las Ánimas se encuentran en la misma categoría que la Santísima Trinidad, por ser las únicas en tener la
facultad de bendecir las cosechas, los animales, las casas, los familiares y a otras personas, pero también la
capacidad de aceptar o no el ritual; dependiendo de cómo se haya realizado, así estarán satisfechas o no.

En este sentido se espera cada año la presencia de las Ánimas especialmente para compartir a nivel familiar
los alimentos obtenidos durante el ciclo agrícola representada en las ofrendas; además para procurar su
bendición por medio de las oraciones o doctrina como ellos le llaman, que comprenden Padres Nuestros, Aves
Marías, Salves, Rosarios, Credos y Acto de Contrición.
El primer paso es realizar un rezo introductorio que consiste en dar la bienvenida a las Santas Ánimas e
informarles en qué consistirá el rito. El segundo paso radica en el ofrecimiento del copal y el alumbramiento
del altar. El copal se utiliza a todo lo largo de la ceremonia y sirve para purificar el altar, las ofrendas y las
personas. En este paso se rezan: Padre Nuestro, Ave María, el Credo, Acto de Contrición y Salve:

El tercer paso es el ofrecimiento del vino, simbolizando de forma equivalente a la eucaristía católica, el
oficiante lo ofrece como vino pero lo que se reparte en realidad es chicha . El cuarto paso es el ofrecimiento
del “fresquito” (chicha o café), que es compartido entre todos los familiares.

El sacrificio de las aves es en ofrenda a las Ánimas, para obtener a cambio buena salud, buena vida y
buenas cosechas para la comunidad. Se sacrifica generalmente un jolote y un gallo, el sacrificio es realizado
por los familiares y no por el rezador (él solamente es colaborador), la sangre se vierte en un plato con sal, el
cual no se coloca en el altar porque según las creencias es prohibido por la fe de Dios. La sangre se utiliza
para cocinar posteriormente las aves que se servirán en la mesa.

Durante el paso sexto se vuelve a ofrecer chicha o café ahora por el sacrificio de las aves y el último paso,
el séptimo, culmina con la toma del chilate, esta toma de chilate es muy esperada, ya que hacer chilate implica
el comprar los granos de cacao costosos para los Lencas.

El ritual dura toda la noche. En la madrugada ofrecen café y por último hacen el levantamiento del altar. En
el momento de hacer el levantamiento se utiliza el copal y la candela, se requiere de una segunda persona para
hacer este paso que comienza con el levantamiento de las ofrendas, luego se levantan las cruces con especial
cuidado para llevarlas al cementerio, después que se levanta el resto del altar, se hace un “encaminamiento”,
es decir se va a encaminar todo lo que ha quedado después de realizar el rito, los desperdicios (hojas de tamal,
de pino, flores secas, etc.); se depositan en el mismo patio de la casa; generalmente se entierran al lado de un
árbol para que los niños no jueguen con ellas, ya que se considera un pecado, también se puede colocar al lado
de una mata de plátano.
Esta acción es un paso sumamente simbólico pues al término del ritual todos aquellos elementos y ofrendas
que componían el altar pierden su carácter divino y simbólico y pasan a convertirse nuevamente en objetos de
la vida diaria, el enterrarlos enfatiza su origen. Igualmente el rezador vuelve a su vida cotidiana.

Estas tradiciones del pueblo étnico Lenca forman parte de nuestro patrimonio cultural inmaterial y requiere
del apoyo del Estado, pues su ejecución tiene implicaciones económicas, gastos que estas comunidades no
pueden solventar debido a la pobreza en que actualmente viven. Cumplen funciones dentro de las comunidades
como la espiritual, una función de cohesión y de resistencia, en la que de manera diferente todos participan:
niños, jóvenes, mujeres y hombres tienen un rol determinado en la realización de estas prácticas ceremoniales.

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