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LA IGLESIA, LOS SACRAMENTOS Y LA MORAL CURSO 2018/19

3. SACRAMENTOS DE INICIACIÓN

Los sacramentos de la iniciación cristiana son el Bautismo, la Confirmación y la


Eucaristía.

El Bautismo nos incorpora a Cristo y a su Iglesia mediante el don del Espíritu Santo. La
Confirmación se ordena a la adultez del cristiano en la Iglesia y le capacita para su
misión en el mundo. La Eucaristía es memorial del sacrificio de Cristo, al que la Iglesia
es incorporada. Jesús se hace presente en los dones de pan y vino a través de la
transubstanciación. Tiene su origen en las comidas del Jesús histórico, signo y
anticipación del banquete del Reino; en la Última Cena celebrada con los apóstoles
antes de ser entregado; en los relatos de las comidas con el Resucitado.
Todos los sacramentos son un encuentro dual-personal y comunitario a la vez- con
Cristo, quien a través de ellos nos comunica su gracia.
Como ya se dijo anteriormente, son signos eficaces de la gracia, instituidos por
Jesucristo y confiados a la Iglesia, para la santificación de los hombres.

Para que haya sacramento es necesario la existencia de: símbolo, memorial y rito.

• SÍMBOLO SACRAMENTAL: es un signo, donde existe la unión de un significante y su


significado. Esta unión es:
a) real, de manera que el significante invisible (Cristo) trasparece en el significante
visible y es reconocible por la fe.
b) dinámica, pues es la unión de una acción visible y de una acción invisible.

En los símbolos sacramentales se revela el acontecimiento histórico salvífico de Dios


en Cristo. Por eso han de ir acompañados de palabras; la palabra de la revelación de
Dios en la Historia.
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• MEMORIAL: Es la presencia real del significante invisible, Cristo, en los símbolos


sacramentales a través de las palabras de evocación del Misterio pascual. Esto es
posible gracias a la decisión del mismo Cristo.

• RITO: Es la misma acción simbólica sacramental, considerada en su dimensión social


(eclesial) en la cual la Iglesia expresa su fe en todos los tiempos y lugares. El rito por su
naturaleza es repetitivo (“cuantas veces hagáis esto... “) y es fijado. En el caso de las
acciones simbólicas (ritos) sacramentales, lo esencial de las mismas ha sido fijado
(“haced esto...”) por Cristo, que las ha instituido; y no hay autoridad humana (eclesial),
que pueda alterarlo.

En cada sacramento existen los siguientes elementos:


-MATERIA: es la acción-gesto simbólico, en la que se hace uso de algo (agua, pan…) y
-FORMA: son las palabras sacramentales que acompañan a la acción-gesto principal.
-MINISTRO
-SUJETO

Tres de los siete sacramentos, Bautismo, Confirmación y Orden sacerdotal, imprimen


carácter, es decir que, producen en quienes lo reciben un carácter, una relación
indeleble con Cristo y con la Iglesia.

En el bautismo, incorporados a Cristo y configurados con Él, recibimos un signo


indeleble de pertenencia a Cristo y a su Iglesia. El sello bautismal en el Espíritu nos
capacita para el culto sacerdotal y nos sella para el día de la redención. La participación
en la vida del resucitado y la inserción en la comunidad pascual son garantía de la
resurrección y de la visión bienaventurada.
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La Confirmación imprime en el alma un sello espiritual e indeleble, revistiéndole de la


fuerza de lo alto para que sea testigo de Jesucristo. El Espíritu Santo completa en los
bautizados la semejanza con Cristo y los une como miembros vivos al cuerpo místico
de la Iglesia. Es signo de la protección divina y le capacita para el culto y para el servicio
de la Iglesia. Este carácter perfecciona el sacerdocio común de los fieles recibido en el
bautismo.
En el Orden Sacerdotal, se imprime el carácter sagrado, que capacita a los obispos, a
ocupar el puesto del mismo Cristo, maestro, pastor y pontífice, y obrar “en su persona”
en el servicio de santificar, enseñar y gobernar. A los presbíteros, les hace partícipes de
la autoridad con la cual Cristo mismo hace crecer, santifica y gobierna su mismo
cuerpo. A los diáconos los capacita para el servicio en la Iglesia.

 EL BAUTISMO NOS INCORPORA A CRISTO Y A SU IGLESIA


MEDIANTE EL DON DEL ESPÍRITU SANTO

 El símbolo-rito principal (esencial)


-Infusión o inmersión y emersión en el agua acompañado de la confesión de fe y de la
invocación de la Trinidad.
-Palabras de bendición del agua expresadas en la plegaria mayor de la celebración
bautismal: la plegaria de bendición del agua, en la que evocamos a Cristo (“agua”), la
salvación de Dios en Cristo a través de (en clave de) agua.

 Símbolo-ritos secundarios
-La unción con el santo crisma.

-Otros: -la imposición de la vestidura blanca.

-cirio encendido en la llama del cirio pascual.

-símbolo-rito de apertura de oídos y boca (effetá).


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Elementos del Sacramento del Bautismo.

• Materia.- Es el agua natural que el celebrante derrama sobre la cabeza del que se
bautiza.

• Forma.- Son las palabras que pronuncia el celebrante al derramar el agua sobre la
cabeza del bautizado: “Yo te bautizo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu
Santo”.

• Ministro.- El ministro ordinario del Bautismo es el sacerdote o el diacono pero en


caso de necesidad puede bautizar cualquier persona, siempre que repita la palabras de
la forma establecida por la Iglesia y tenga la intención expresa de bautizar.

• Sujeto.- Son todos los hijos de padres creyentes, porque esto garantiza que el niño
sea educado en la fe cristiana, o el adulto que tenga fe en Jesucristo y sea consciente o
esté preparado para vivir y desarrollar su fe en Cristo viviendo como verdadero hijo de
Dios al cual nace por el bautismo.

 LA CONFIRMACIÓN SE ORDENA A LA ADULTEZ DEL CRISTIANO


EN LA IGLESIA

 El símbolo-rito principal (esencial)


-La unción con el santo crisma que se hace con la imposición de la mano y las palabras:
“recibe por esta señal el don del Espíritu Santo”.
-Plegaria de bendición del crisma (en la Misa crismal).

 Símbolo-ritos secundarios
-Imposición de las manos sobre el confirmando
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Elementos

 Materia.- es el “santo crisma”, aceite de oliva mezclado con bálsamo, que es


consagrado por el Obispo el día del jueves Santo en la Misa crismal. La unción
debe ser en la frente.

El signo de la Confirmación de la unción significa fuerza y plenitud. Además la unción


va unida al nombre de “cristiano”, que significa ungido.

 La forma.- son las palabras que acompañan a la unción y a la imposición


individual de las manos “Recibe por esta señal de la cruz el don del Espíritu
Santo” (CCE n°1300) La cruz es el arma con que cuenta un cristiano para
defender su fe.

 El ministro ordinario es el Obispo. Sólo por razones especiales graves, el


Obispo puede concederle a un presbítero (sacerdote = ministro extraordinario)
el poder de confirmar (CCE nº 882). En peligro de muerte del sujeto cualquier
sacerdote puede administrar el sacramento.

 LA EUCARISTÍA, ANTICIPO DEL BANQUETE DEL REINO

En el memorial de la Eucaristía no sólo evocamos el acontecimiento salvífico de Cristo,


cumplido en el pasado histórico, sino que evocamos también el mismo acontecimiento
salvífico de Cristo que todavía no se ha cumplido en nosotros definitivamente.
El sacrificio de Cristo, simbolizado, ritualizado en la Eucaristía, es ofrenda-sacrificio que
tiene su momento culminante en la resurrección-ascensión gloriosa.
El ejercicio de nuestro sacerdocio común de ofrecer nuestra vida en Cristo, que se
realiza día a día durante nuestra existencia, tiene su momento culminante en el
sacramento de la Eucaristía, sacramento del sacrificio de Cristo.
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 El símbolo-rito principal (esencial)


Cristo se hace presente en el ministro visible.
La unión de los significantes pan=Cristo y vino=sangre.
Palabras de Cristo y rito fijado por Cristo en la Última Cena.

Elementos
 Materia.- La materia para la Eucaristía es el pan de trigo y el vino de vid. Esto
quedó definido en el Concilio de Trento.

 Forma.- La forma son las palabras con las que Cristo instituyó este sacramento
en la Última Cena: “Esto es mi Cuerpo… esta es mi Sangre”.

El concilio de Trento enseña que, según la fe incesante de la Iglesia, "inmediatamente


después de la consagración, es decir, después de pronunciadas las palabras de la
institución, se hallan presentes el verdadero Cuerpo y la verdadera Sangre del Señor"

 Ministro.- Sacerdote.
 Sujeto.- Cualquier persona que sepa a quien recibe y se encuentre en gracia.

4. LOS SACRAMENTOS DE CURACIÓN CRISTIANA

Por los sacramentos de la iniciación cristiana, el hombre recibe la vida nueva de Cristo.
Ahora bien, esta vida la llevamos en “vasos de barro” (2Co 4,7). Nos hallamos aún en
“nuestra morada terrena”, sometida al sufrimiento, a las enfermedades y a la muerte.
Esta vida nueva de hijos de Dios puede ser debilitada e incluso perdida por el pecado.
El Señor Jesucristo, médico de nuestras almas y de nuestros cuerpos, que perdonó los
pecados al paralítico y le devolvió la salud del cuerpo (Mc 2, 1-12), quiso que su Iglesia
continuase, con la fuerza del Espíritu Santo, su obra de curación y de salvación, incluso
en sus propios miembros. Esta es la finalidad de los dos sacramentos de curación.
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Los que se acercan al sacramento de la Penitencia obtienen de la misericordia de Dios


el perdón de los pecados cometidos contra Él y, al mismo tiempo, se reconcilian con la
Iglesia. Ella les mueve a la conversión con su amor, su ejemplo y sus oraciones (LG 11).
Con la Unción de los enfermos, la Iglesia entera encomienda a los enfermos al Señor
sufriente y glorificado para que los alivie y los salve.

 SACRAMENTO DE LA PENITENCIA

En el sacramento de la Penitencia, no hay acción con cosas ni apenas encontramos


gestos que constituyan la esencia de este sacramento.

El símbolo principal en este sacramento consiste principalmente en el binomio:


sacerdote confesor-penitente. No sólo la acción -absolución- del ministro visible,
sacerdote, constituye la esencia del sacramento sino que también pertenecen a la
esencia del sacramento los tres actos del penitente: contrición, confesión y
satisfacción.
Este sacramento se realiza entre dos ministros visibles: el ministro visible sacerdote y
el penitente, que coopera con sus actos penitenciales a la realización-recepción del
sacramento. Sin embargo, los actos sacramentales del penitente están subordinados al
acto de la absolución del sacerdote, ya que, si el penitente rehusara la absolución
sacramental, sus actos penitenciales no serían sacramentales. Sólo lo son en orden a la
absolución.
Cristo se hace presente en el ministro, tanto en el sacerdote como en el penitente y es
Cristo quien absuelve (perdona, reconcilia, reincorpora a su Iglesia al penitente). El
ministro visible actúa, por tanto, en persona de Cristo (“in persona Christi”).
Los presbíteros, en virtud del sacramento del Orden, tienen el poder de perdonar
todos los pecados “en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”.
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En este sacramento no hay plegaria mayor, como en los demás Sacramentos pero la
breve plegaria de la absolución puede ser considerada como plegaria expresiva del
memorial. En ella hay evocación y súplica.

 UNCIÓN DE LOS ENFERMOS

La compasión de Cristo hacia los enfermos y sus numerosas curaciones de dolientes de


toda clase (Mt 4, 24) son un signo maravilloso de que “Dios ha visitado a su pueblo” (Lc
7, 16) y de que el Reino de Dios está muy cerca. Jesús no tiene solamente poder para
curar, sino también de perdonar los pecados (Mc 2, 5-12). Él vino a curar al hombre
entero, alma y cuerpo; es el médico que los enfermos necesitan (Mc 2, 17). Su
compasión hacia todos los que sufren llega hasta identificarse con ellos: “Estuve
enfermo y me visitasteis” (Mc 25, 36).

Su amor de predilección para con los enfermos no ha cesado, a lo largo de los siglos,
de suscitar la atención muy particular de los cristianos hacia todos los que sufren en su
cuerpo y en su alma. La Iglesia cree y confiesa que, entre los siete sacramentos, existe
un sacramento especialmente destinado a reconfortar a los atribulados por la
enfermedad: la Unción de los enfermos. Esta unción santa de los enfermos fue
instituida por Cristo nuestro Señor, insinuado por Marcos 6, 13, recomendado a los
fieles y promulgado por Santiago apóstol.
La Iglesia apostólica tuvo un rito propio a favor de los enfermos como podemos leer en
la carta de Santiago.
 El símbolo principal es la unción con el óleo medicinal (bendecido en la Misa
crismal por el obispo) en la frente y en las manos.
En el sacramento de la unción de los enfermos es la unión de dos significantes: el
significante (ministro) visible, que unge con el óleo medicinal, curativo, a los enfermos
y el significante (ministro) invisible que es Cristo, el Ungido, que “unge” con la “unción”
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salvífica de sí mismo en y con los gestos- palabras del ministro visible, que actúa en
persona de Cristo.
La unción con el óleo medicinal, curativo, guarda semejanza con Cristo, medicina,
médico, “salud del mundo”. El óleo es ingrediente medicinal en medicamentos de uso
interno y externo.
Ambos significantes, integrantes del símbolo sacramental, significan lo mismo: la
curación, pero a distinto nivel. El óleo cura someramente; Cristo-óleo cura
radicalmente, definitivamente. La presencia activa curativa de Cristo-óleo, en el
ministro visible, que unge al enfermo está garantizada (“ex opere operato”) gracias al
memorial.
El memorial sacramental tiene su expresión en la plegaria mayor de este sacramento:
la plegaria de bendición del óleo de los enfermos que el obispo pronuncia en la misa
crismal. El óleo bendecido, que será usado en todas las celebraciones de unción de los
enfermos en la diócesis, guarda una unión con todas y cada una de las celebraciones
de este sacramento.
 Símbolos secundarios son la imposición de manos sobre la cabeza del enfermo
y la oración por el enfermo.

5. LOS SACRAMENTOS AL SERVICIO DE LA COMUNIDAD CRISTIANA.

 ORDEN SACERDOTAL

 El símbolo principal: la imposición de manos y la plegaria de bendición


consagratoria.
El significante, ministro visible, es el obispo, que impone las manos, orando, sobre el
ordenando. Las imposiciones de los obispos concelebrantes son signo de agregación al
colegio episcopal; las imposiciones de manos de los presbíteros son signo de
agregación al presbiterio del obispo.
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El significante (ministro invisible), que se hace presente y actuante en el ministro


visible, es Cristo, que imprime en el ordenando la imagen viviente de sí mismo, como
cabeza y pastor de la Iglesia y como servidor, en el caso de los diáconos.
El memorial tiene su expresión más clara en la plegaria de bendición consagratoria, en
la que evocamos a Cristo-Pastor, Cabeza, en su triple función: profética, sacerdotal y
regia.
 Los símbolos-ritos secundarios: colocar la estola en sentido presbiteral y
revestir con la casulla a cada uno de los ordenados, ungir con el Santo Crisma
las manos de los ordenados, la entrega a cada ordenado de la patena con pan y
del cáliz con vino y un poco de agua,… En el caso de ordenación episcopal: ungir
la cabeza, entrega del Evangelio, poner el anillo, entrega del báculo, recibir la
mitra,…

 MATRIMONIO
Los ministros en el sacramento del Matrimonio son los que se casan, en el momento
de expresar su compromiso matrimonial, su mutua entrega-aceptación oralmente.
Este compromiso matrimonial, expresado según diversas fórmulas sacramentales, va
acompañado de la unión de las manos que expresa la mutua entrega-aceptación de los
esposos.
 El símbolo-rito principal es el consentimiento de los esposos.

 Símbolo-ritos secundarios: El escrutinio, la bendición e imposición de los


anillos, bendición y entrega de las arras, la bendición de los esposos…
En la celebración del sacramento del Matrimonio se actualiza el desposorio-
matrimonio de Cristo con su Iglesia.

El memorial tiene su expresión más relevante en la plegaria mayor, plegaria de


bendición, de evocación y de súplica por los esposos. Esta plegaria está situada en el
momento inmediato anterior a la comunión eucarística y separada ritualmente de la
acción simbólica principal.

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