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las diíe-

NIETZSCHE Y LA CRISIS'
DEL
IRRACIONALISMO
irracionalista del autor
de la tragedia, precursor
máximo de la filosofía
También enfoca críricamente,
entre otras, la interpretación del ideario
nietzscheano que, desde el punto de vis-
ta 'd¿ la filosofía marxista, nos ofrece
George Lukacs.
, En este denso estudio Astrada discute
y expone 7 en una prosa de jerarquía filo-
sófica y literaria, los problemas que agi-
taron la éxistencia trágica del poeta Je

Es un libro sm concesiones, escrito


qon verdadera pasión pero también con
l\bndo conocimiento de la tcmátic:1
ábo;(Úda.
EDITORIAL DEDALO
BUENOS AIRES
CAPÍTULO I-

PRESENCIA DE NIETZSCHE EN LA FILOSOFIA


. CONTEMPORANEA

Hoy el pensamiento contemporáneo contempla y estudia.


a Federico Nietzsche como a un filósofo que incide en las in-
quietudes actuales, y ello es el signo de la pervivencia y re-
novación de su influjo en el área de los problemas que atraen
el interés del espíritu filosófico, movilizando su iniciativa en
pos de respuestas que, por apremio de la situación histórica,
juzga perentorias. No cabe hablar de un retorno de Nietzsche
como si su estrella se hubiera apagado o irradiara mortecina
un lejano fulgor y brillase ahora de nuevo, favorecida por otra
constelación de la cultura, puesto que al día siguiente de su
muerte se tuvo la fundada sospecha de que se estaba-.'frente
a un clásico de la filosofía y como tal la posteridad comenzó
a troquelar su figura, aureolada por la sugestión de una gran-
deza trágica.
Una cosa es el fenómeno Nietzsche y otra el filósofo, in-
terpretado y valorado en la integridad de su mensaje original,
en la unidad y fuerza de su estilo filosófico, en la autentici-
dad de las interrogaciones que formuló a su época y en la
ginceridad y pasión que puso en las fundamentales respues-
tas que les dió. Después de su catástrofe espiritual, de la casi
@ EDITORIAL DEDALO, 1961
súbita entrada de su mente en una triste zona de sombra, de
Juncal 1131, Buenos Aires
la que sólo la muerte vendría a liberarlo, lo que se impuso y
Queda hecho el depósito que previene la ley 11.723.. difundió en los ambientes intelectuales de Europa fue el es-
IMPRESO EN /.A A.RGENTlNA critor de fuego y brillo meteórico, el crítico del cristianismo""

7
aspectos que, aunque los más externos ll.~ás direcciones, en los grandes temas que hoy polarizan
d{! su mundo ideológico, subyugaron la ate~néiióii el Ínterés filosófico: filosofía de la vida, voluntad de poderío.J:
culto, ·quedando fuera de este enfoque el ' en la proyección política y cósmica de su imagen metafísie~
blemática medular. Conti-ibuyó," sin duda, a esta apreciación del mundo, realis"!zo temporalist'i, filosofía de la existencia, de.
lamaestría de Nietzsche como escritor, la fineza y precisión la cual él, a la par de Kierkegaard y Schelling, es uno de l~
de su estilo, la sugestión lírica de su pensamiento, la fuerza y · grandes precursores.
plasticidad idiomática de su palabra y hasta la destreza afo- Dos intérpretes y continuadores del pensamiento de-
rística de su expresión, que le permitió presentar sus ideas r./ Nietzsche, Ludwig Klages y Alfred Baumler, movidos por
con netos y atrayentes perfiles. Es, sin duda, con Lichtenberg,. la necesidad de esclarecer lo esencial del ideario nietzscheano,.
uno de los maestros del aforismo. Definiendo el aforismo, han suscitado la revaloración de su filosofía, a la que se tien-
podemos repetir lo que de él se ha dicho, que es el "epigrama de a considerar y a ahondar en sus temas fundamentales, aún
del estilo", y agregar con Alois Riehl, que el aforismo da en más, a abarcarla más allá de sus diversas facetas expresivasJ.
el blanco como una flecha. Como el estilo aforístico "aisla en su unidad temática radical. En este sentido, ellos han con-
las ideas, las destaca de la conexión con el todo, él no exige densado la atmósfera para lo que bien podemos llamar re'.'.~
del lector un pensar conexo que se ·sumerja en el todo ... ,. nacimiento de Nietzsche, sobre todo en Alemania, aunque, con
quiere incitar, obligar a levantar la mirada".1 anterioridad, el círculo de Stefan George, en consonancia con
. También, antes que en el filósofo y su ideario esencial, la propia tarea, abrió camino al influjo de una de sus ideas.
- / ~~J:Z·~~-
1/ se reparó en el sutil psicólogo que había en Nietzsche, en sus más incisivas; la imagen antidasistaVdel helenismo y la va-
hallazgos de explorador de los trasfondos del alma humana, loración de los dionysiaco. No obstante haber enfocado aque-
la que, a la mirada penetrante y avezada de este insobornable llos intérpretes aspectos fundamentales del pensamiento nietz-
analista de sus ocultas motivaciones, se ofrecía casi como terra scheano, para desarrollarlos y estructurar sobre esta base su
incognita, rica de humus y de estratos insospechados. posición filosófica personal, ellos no lo contemplan en su to--
Podemos decir que recién en nuestros días, merced a la talidad, sino que, al pretender infundadamente que todo lo·
vigencia de un dima espiritual favorable, comienza a ejercer esencial de este pensamiento radica en uno de esos aspectos
hondo y dilatado influjo el filósofo, por la gravitación misma con exclusión del otro, lo desintegran en sus direcciones y re-·
de los cruciales problemas que se propuso y por la fuerza ger- nuncian a la- búsqueda y determinación del núcleo problemá-
minativa de sus ideas que, actuales y vivas, están incidiendo tico -la postura radical del filósofo, del hombre filosofante,.
en la temática especulativa del presente, conjugándose con ante el mundo y la vida- de que ellas emergen. Así, no es
algunas de sus dimensiones básicas. Nietzsche, pues, está pre- posible, como lo intenta Baumler, reducir, concentrar todo
sente y operante, señoreando con su pensamiento tutelar las el pensamiento de Nietzsche en las ideas que encontraron for--
mulación en Der Wille zur Macht, interpretándolas como un.
(1) Friedrích Nietzsche, Der Kiinstler und der Denker, pág. 17, ed.
:Fr. Frommann, Stuttgart. sistema filosófico cerrado.

s
Un filósofo, un pensador: tomo· N1et;~eJtie.
fía aspira a dar testimonio de la existencia aséntan·
-O.o su valor y su destino, no conoce, no puede conocer un sis-
CAPÍTULO II
tema lógicamente concluso, abstractamente coherente. Es que,
tal cual lo enunciara Kierkegaard ,"no puede haber ningún
EN EL CAMINO DE tA VOCACION
sistema de la existencia'', porque la e~istencia es lo concreto,
lo que, por ser fluencia temporal, vulnera toda secuencia ló-
Friedrich Wilhelm Nietzsche nació el 15 de Octubre· de
gica; es lo contradictorio. A Nietzsche tenemos que contem-
184'1, en la aldea prusiana de Rocken, situada en los lindes de
plarlo en el todo de la problemática que lo absorbió, en la
Prusia y Sajonia. Fue el hijo primogénito del pastor luterano
unidad de su postura concreta, en la radicalidad de su tarea
tan hondamente dramática, anudada a las peripecias y al dra- Karl Ludwig Nietzsche, que descendía de una familia de
pastores y teólogos.
ma de su propia existencia y a las etapas de su producción,
de su ímpetu creador, lleno de deslumbramientos, de puras La temprana muerte del padre, acaecida cuando Nietz-
alegrías y de dolorosas tensiones, con sus candentes antino-- .-sclÍe sólo contaba cuatro años de edad, y el primer descon-
mias y contrastes. Tenemos que contemplarlo en el bloque cierto de la orfandad, cerniéndose como fatalidad misterio-
ingente de su inquietud, en constante proliferación, en un sa, tras las escenas de la tribulación familiar y los ritos fúne-
-continuo aprorar el espíritu hacia nuevas rutas, hacia regio- bres, dejaron una profunda impresión en el alma pueril, que
nes repuestas y hasta ignotas de la realidad y de lo humano; ya no olvidaría más el doloroso trance y la ausencia pa-
verlo incluso en las proyecciones actuales de su pensamien- terna.
to, cortando con su filo más de uno de los nudos de la crisis
Después Nietzsche, obsedido siempre por este recuerdo y
contemporánea, de esos que una época ya en el declive, que
reflexionando sobre la desgracia que dilaceró su infancia, lle-
una etapa ya caduca de la cultura han ceñido a las posibilida.-
gó a considerar el prematuro fallecimiento de su padre co-
<les humanas, a la vitalidad del alma occidental.
mo un hado que decidió el rumbo de su vida y determinó el
climax .de su mensaje y misión espiritual. En Ecce Hamo, su
extraordinaria autobiografía, en la que vida y creación inte-
lectual se enlazan en una síntesis de gran maestría, iniciando
.su confesión, escribe ("v\Tarum ich so weise bin", 1): "La
fortuna de mi existencia, su unicidad quizás reside en su fa-
talidad: yo estoy, para expresarlo en forma de enigma, muer-
to ya como mi padre, como mi madre vivo aún y envejezco..

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Este doble .origen, por así ·decir desdE el peldaño más alto y
del más bajo de la escala de la vida, decadent y a la vez co- mente aventajado, hasta el punto que sus
mienzo, esto explica, si alguna cosa puede explicarlo, aquella ·ron que, por sus dotes extraordinarias, debía
neutralidad, aquella libertad de opinión en relación al pro- colegio de más rango, en el cual pudiese estudiar díi;ci]f}linlli
blema total de la vida, que quizás me caracteriza". superiores, y en este sentido aconsejaron a la madre,
La madre de Nietzsche áejó I~ocken y, desde la primave- después de mucho vacilar por el temor-de separarse de su
ra de 1850, fue a residir en la ciudad cercana de Naumburg an jo, y habiendo obtenido éste una beca para costear sus estu-
der Saale. La acompañaron en su viudez, yendo a vivir con dios, se resuelve a enviarlo a la escuela de Pforta, famosa poi
ella, la madre y la hermana del esposo. En este ambiente trans- su severa tradición monástica, por el rigor de su organiza-
currió la recatada niñez de Federico Nietzsche, tutelada por ción interna y por el espíritu jerárquico que imperaba en
el recuerdo de su padre, cuyo ejemplo desea seguir y llegar ella. En sus claustros, donde maestros y discípulos hacían una
a ser pastor, para continuar la tradición familiar. Son sus pri- vida de comunidad, se impartía una intensiva enseñanza de
meros años escolares. Su convivencia, en el hogar, exclusiva- la religión, del griego, el latín y el hebreo. En la sapi~ncia
mente con mujeres, madre, hermana, abuela y tía~ influyó humanista, impregnada del rigorismo de la moral protestan-
quizás fundamentalmente -en la plasmación de su c~rácter, en te con cierto acento pietista, característica del acervo y mé-
su temperamento inclinado a la ternura, en la delicadeza de todos educativos de Pforta, ilustre pendant de Port Royal, se
sus rasgos psicológicos. forjaron personalidades germanas tan eminentes como Nova-
A los nueve años, su horizonte comienza a dilatarse más lis, Fichte, el filósofo educador por excelencia, y los herma~
allá de la rutinaria vida cotidiana. Se entusiasma al oir la nos Schlegel.
música coral de Handel e incitado por ella, que le descubre Nietzsche no deseaba otra cosa que ir a estudiar a Pfor-
el mundo de la armonía, estudia el piano; arrebatado por su ta. Tiene catorce años y va a iniciar, a compás de una ado-
naciente vocación, se aplica, con audacia improvisadora, a po- lescencia inquieta y anhelosa, un nuevo y decisivo período
ner música a pasajes bíblicos, a hacer melodías, suites. A la de su vida. Mide en su real importancia el cambio que se va
par de esta inclinación, se anuncia en él tem.pran~mente. la a operar en sus hábitos y estudios, y recapacita sobre su corto
vena poética, por la que después había de d1s,curnr. el neo pasado. Para cerrar el ciclo de su niñez, como si bajase el
caudal lírico de su espíritu: hace versos. Ademas escnbe dra- telón de su teatro infantil después de haber presentado l~
mas, que lleva a escena en un teatro erigido, en compañía de incipientes criaturas de su fantasía -muestrario de una au-.
dos condiscípulos, con el pomposo nombre de Teatro de las téntica ilusión de arte-, escribe casi de un tirón una his-
Artes. :toria de su infancia.
Hechos sus cursos escolares, Nietzsche ingresa en el co- Ahora, ante otras perspectivas y la seriedad de una nue:-
legio de Naumburg, donde por su capacidad y consagración va obligación, la vida consciente surgiría a sus ojos como una
·al estudio, se destaca en seguida como alumno excepcional- tarea difícil y de responsabilidad indeclinable; la propia exis-
tencia se le ofrecería como -terreno que debía ser roturado por

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· por e1· esfu· erzo. Es quizá también plio pla;n de trabajo, programando estudiár algunas '"'"''-"l>u,,,
el pensamíento, fecundado
nas científicas ·(astronomía, geología, etc.) al lado
el momento en que en el joven Nietzsche, en su conducta Y breo y la literatura y estilística latinas.
actitudes, comienza a manifestarse, por el estilo· severo de
Ya, a los diecisiete años, ha leído a Schiller, a HOider-
Tida que adopta, el influjo de la religión y de la moral que
lin, a Byron. Su predilección por la música lo lleva a familia-
informaron el carácter del hogar paterno, con su culto lute-
rizarse con Bach, Beethoven, Schumann; pero, sobre todo, es.
rano del deber.
1a poesía, la íntima necesidad de volcar en el verso sus tu-
Desde su ingreso a la escuela de Pforta, la atención re-
multuosos estados de ánimo lo que absorbe sus momentos li-
querida por los nuevos estudios y el esfuerzo para adapt:Use a
bres, las treguas que se impone en su continuada labor: se
la nueva vida toman todo el tiempo de Nietzsche; sus mcur-
Mente poeta. Sin embargo conoce momentos en los que su
siones en el dominio de la poesía y la música deben quedar,.
tens~ón es?iritu.al se afloja, cede la firmeza de su empeño y
por el momento, en suspenso, para hacer lugar a los ejerci-
se siente mvad1do por una profunda lasitud; desea verse li-
cios escolares, estrictos y metódicos. Hasta su Diario, a cuyas
bre de la monótona labor requerida por los estudios que cur-
páginas confiaba con fiel asiduidad el curso de su existencia sa, Y dar rienda suelta a su fantasía. La perspectiva cercana de
y, principalmente, su itinerario interior, es dejado· de lado~ entrar en la Universidad no lo halaga ya y hasta le disgusta;
Sólo lo abre para consignar en el cuaderno confidencial re- piensa que é.ste no es el camino que debe seguir y que ·su
flexiones que tienen un dejo de melancolía, y así cerrarlo de- verdadero destino es ser músico. Comunica a los suyos el cam-
finitivamente .. Pero algo importan fe nos comunica en sus im- bio operado en lo que respecta a su vocación, al nuevo ca-
presiones finales, de última página: el estado de su es~íri:u mino que contempla para su futuro, que sólo vendría a en-
es completamente distinto de aquel en que comenzó el Dzano, cauzar una antigua y vehemente disposición; vienen las ob-
acusando un cambio fundamental; se siente movido por un jeciones y razones maternas para disuadirlo de lo que se es-
enorme deseo de saber, de entrar en contacto con el acervo
tima es tan sólo una veleidad juvenil. Tras una lucha inte-
de la cultura universal; ha leído a Humboldt y en él encuen-
rior, Nietzsche se calma, ~o sin seguir abrigando sus deudas
tra un fuerte estímulo para acometer semejante empresa. Sin acerca del rumbo a tomar.
mayores alternativas exteriores transcurren los ~~os de Pforta,
Va a cursar su último año en Pforta; ha acallado su des-
años de serio trabajo, de intenso esfuerzo, esp1ntualmente fe-
contento y con renovado celo se consagra a sus labores esco-
. cundos.
lares. Estudia, el volumen de sus lecturas aumenta considera-
El ardiente deseo de saber que domina a Nietzsche reci-
blemente y todavía le queda tiempo para satisfacer su impe-
be efectivamente impulso y orientación con la lectura de
rativa necesidad de crear: escribe, pergeña ensayos filosófi-
Humboldt, que le revela el horizonte de la cultura h~ma­
cos, compone trozos de música. Sin embargo, la preocupación
nista y sus grandes luminarias a la par que :a importan~1a de
sobre su porvenir lo atenacea, vuelve a cavilar acerca de sus.
ciencias cuyos temas suscitaban entonces un mterés apas10nan-
aptitudes vocacionales. En mayo de 1863 escribe a su madre::
te. Es así que, lleno de entusiasmo y decisión, se traza un am-
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nacido, sin poder andar en otra certidumbre, implica ·el mim
""'Me preocupa mi porvenir; por muchas razones, tanto de or-
:peligroso riesgo p~esto que las dudas y nuevos problemas ase-
den íntimo como exteriores, este se me presenta oscuro e itt-
.:lian y desgarran el alma, ya carente de asidero y Íibrada a
-cierto. Creo, ciertamente, que soy capaz de tener éxito en
sus propias· fuerzas. Semejante aventura, piensa, no es obra de
cualquier profesión que elija; pero carezco de fuerzas para
.1rnas pocas semanas, sino que requiere el esfuerzo de una vi~
apartar de mi tantas materias que me interesan. ¿Qué estu·
<la. Nu es posible destruir la autoridad, el ascendiente reli-
. <liaré? No surge en mí ninguna decisión, y no obstante sólo
gioso y moral de dos mil años con el arma sin temple de la
a mí concierne reflexionar y elegir. Lo único que sé claramen·
reflexión ingénua; pretender alejar ele uno, con fantasías arro-
te es que, sea lo que fuere lo que estudie, debo realizarlo a
gantes e ideas rudimentarias, todas estas ansias y bendiciones
fondo. Mas esto sólo dificulta mi elección, ya que de lo que
religiosas que han venido modelando las almas e impregnando
se trata es de encontrar el terreno preciso en que poder em-
la historia. Es completamente temerario revolucionar creen-
·peñarme por entero".
cias que, admitidas y sancionadas por la práctica y la devo-
Llegó, por fin, para Nietzsche, el momento, revestido de
-ción de milenios, han logra<lo, con su influjo bienhechor.
JOlemnidad y emoción, de alejarse de Pforta, donde a la par
elevar a los hombres a la humanidad; es absurda osadía de-
de valiosos conocimientos, adquirió el hábito de una severa
ddir acerca de problemas filosóficos con los cuales desde hace
disciplina en el estudio de las lenguas clásicas; también en la
al!<unos miles de años viene luchando, sin tregua y sin la
i:onvivencia de sus aulas halló verdaderos camaradas, como
·esperanza de una victoria cierta, el pensamiento "humano
Paul Deussen y el barón de Gersdorff, que habían de ser ami-
Consciente de la enorme trascendencia de este legado de preo-
gos de toda su vida.
cupaciones y angustias humanas, en constante renovación e in-
Ingresa en la Universidad de Bonn, precisamente en com·
cremento, él reconocerá que seguirán siendo eternamente pro-
pañía de Deussen y de un primo de éste, con los que se ins-
blemas la existencia de Dios, la revelación, la inmortalidad,.
tala en la famosa ciudad universitaria, llena de atractivos y
la autoridad de los textos bíblicos.
del prestigio de sus sabios profesores. Ya en esta época, tra-
En la posición de estos problemas, en el reconocimiento
bajado por hondas cavilaciones, bordeando quizás una crisis
de su legitimidad y en la respetuosa abstención que Nietzs-
t!spiritual, se plantea el acucioso problema de su fe religiosa,
che, después de mirarlos de frente r pensarlos en relación di-
de la que paulatinamente se venía desligando, no obstante
recta y punzante con nuestro destino, adopta ante ellos, po-
sus deseos de no romper con su pasado, representado para él
demos atisbar la actitud radical con que los enfocará en el
por la tradición familiar, el emocionado recuerdo de su pa-
futuro, presentir la. sinceridad y valentía de las hondas res-
dre y la religión que éste sincera y firmemente profesó y
puestas que había de darles, cuando el pensador, para salir de
sirvió
su encrucijada y desgarrar los velos que la cobardía y las
A este respecto, Nietzsche comprende perfectamente la
.concesiones humanas habían arrojado sobre esas cuestiones,
magnitud del problema que tironea su espíritu, y lo declara.
tuvo que afilar su decisión, tirar por la borda el peso muerto
Abandonar la seguridad, el resguardo de la fe en que se ha
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de las opiniones recibidas y acatadas y dar ei salto mortal ha-
cia una verdad que, para él, significaba posibilidad de nueva a veces, pero siempre vuelto al eterno fin de lo ver-
·.'.,ci.duud~vi.a.u~
e y 0 ueno? Lo que se desea ¿es acaso dar
vida para la agostada criatura humana, de rejuvenecimiento y· · a ero, o 0 ·
salvación para la desecada y rutinaria cultura moderna. Abs- éon aquella concepción del mundo, de Dios y ele la reden-
tenerse ante tales problemas no era, pues, para un espíritu co- .· • 'moda para nosotros' Para el verdadero buscador,
c1on, mas co · , . .
mo el de Nietzsche, dar la callada por respuesta, sino, abra- ¿no. es el resultado ele su l;>úsqueda algo del todo md1fe~ente?
zarse a ellos inquisitivamente, tan urgido por la necesidad de ·Buscamos paz, tranquilidad y dicha? No; buscamos solo la
responder con una actitud clara y rotunda que su pensamien- ~erclacl, aunque ésta fuese repulsiva y horrible. Una última
to alcanzaría después, bajo tal acicate, esa tensión -tensión del pregunta: Si desde la infancia hubiéramos creído ,que toda sa-
arco- de la que sale zumbando la flecha. lud espiritual nos venía de otro que no fuera Jesus, ele Maho-
J Tal estado de ánimo nos explica que el joven Nietzsche ma, por ejemplo, ¿no es seguro que hubiéramos siclo partíci-
-cuenta sólo veinte años- al plantearse el problema de la re- pes de las mismas gracias? Sólo la fe salva -no lo objeti:o que
ligión, adopte una actitud de reserva ante las cuestiones sus· se oculte tras una creencia ... Toda verdadera fe es siempre
citadas por la actualidad que de nuevo cobra la Vida de je- infalible; da lo que el creyente espera encontrar en ella ... -:-
Aquí se separan los caminos de los hombres: ¿quieres paz es-
sús, de Strauss. Su adhesión al cristianismo comienza a debb-
f'" piritual y felicidad?, cree; ¿quieres ser un apóstol de la ver-
litarse poco a poco. A algunas consideraciones epistolares de
~su hermana, en las que ésta, que era ~reyente, le dice que su,. l dad?. entonces busca" 1 .
El ambiente de la vida estudiantil de Bonn no agradó a
pone trabajo creer en los misterios del cristianismo, lo cual es
Nietzsche, que, habiendo hecho la experiencia, no logró adap-
signo ele que son verdaderos, Nietzsche, en carta fechada en tarse a las costumbres y orientaciones ideológicas de los Ve-
Bonn el 11 de junio de 1865, le responde, planteando aguda- reine las famosas sociedades estudiantiles, tan expresivas, en
mente el problema: "Creo poder admitir en parte tu máxi- ciert~s aspectos, de la vida de las ciudades universitarias ale:
ma, de que 10 verdadero está siempre del lado de lo más di- manas. En la creencia de que las mismas pueden aportar un
fícil. Sin embargo, es muy difícil comprender que 2 x 2 no resultado positivo, mediante hábitos y convivencia, a la for-
sean 4, y no por ser difícil resulta verda.dero. Además, ¿es en mación espiritual del estudiante, ingresa a una de ellas, pa-
realidad tan difícil aceptar sencillamente todo aquello en lo
(l) Todas las citas de los textos de Nietzsche las hacemos, en cuanto
que ha sido uno educado, todo lo que poco a poco ha ido· rovienen de las obras, de acuerdo a la edición en gran octavo, ~n .20
echando profundas raíces en nosotros, aquello que es tenido ~olúmenes, de Nietzsche's Werhe, de la _A. Kréiner Verlag, que comc1de
en la aafoación con la edición en pequeno octavo; en lo qu~ respecta a la
por verdadero en el ambiente familiar y en el d; muchas per- p 0 d ncia de acuerdo a la gran edición Friedrich Nietzsche-Werhe
j sonas excelentes, y que además consuela y eleva realmente a
correspon e , b d d
und Briefe· Historisch-Kritische Gesamtausga e, or ena a por e l
1 "Nietzsche
Archiv .. y' publicada por Wilhelm Hoppe en la C. ~· Beck'sche Verlag,

los hombres? Ace~ todo esto, ¿crees tú que es más difícil' München de la que han aparecido, hasta 1944 10 volumenes, 6 de la ?~ra
9:1::~ emprender nuevos cammos en lucha contra el hábito-err y 4 de ~artag, quedando después esta edición, según nuestras noticias,
meCfío~·ae~Ia-insegliriC!ad efe marcharsOio presa de frecue~res. interrumpida.
--..,-~~---------~-~-,_----~·-- ·--------------h___,- 19
18
ra. l~ego abandonarla, sábiendo ya que no era algo que se ins:cri.bi~:'!n<1m;e de inmediato en su .Universidad. Aquí
avm1ese con su temperamento y aspiraciones. No obstante, su nuevos horizontes no sólo en- lo atinente a las
juicio acerca de las mismas no es del todo peyorativo. En car- de Ia especialidad que cursaba, sino también a pro-
ta, fechada en Bonn en mayo de 1865, contestando a una de blemas hacia los cuales habían comenzado a gravitar fuerte-
su amigo el barón de Gersdorff, en la que éste censura el ca- mente sus otras ' inquietudes ' de orden espiritual y cultural.
. .
rácter de las Sociedades estudiantiles, le dice a este respecto: Sobre todo, un encuentro inesperado, verdadero acontec1m1~n-
'"'Si, como dices, compartes ahora la opinión de tu he;mano to, pur,'to de partida de un giro decisivo en su desarrollo m-
acerca de las Sociedades de Estudiantes, sólo me resta admi- telectual, en la formación de su concepción del mundo y de
rar la fuerza moral con que, para aprender a nad:tr en la co- la vida, abre cauce y orienta su inquietud: un azar, ese azar
rriente de la vida, te has arrojado a un agua turbia, casi fan- que está en el camino del ci:irioscrde los libros, del que los
gosa, y dentro de este elemento te ejercitas. Percbna la du. hojea con la secreta esperanza de que le revelen algo ya entre-
reza de la imagen, pero se me ocurre que es acertada. -Hay, visto, que· no pudo ser fijado y asido por la idea, de sorpren-
sin embargo, en esta cuestión algo de verdadera importancia. der en ellos un pensamiento capaz de imantar su pasión, de
Aquel que, siendo estudiante, quiera conocer su época y su ponerlo sobre la ruta de lo que busca. Es así que Nietzsche da
pueblo, tiene, necesariamente, que ingresar en los Vereine. con un libro, titulado Die Welt als Wille und Vorstellung,
Estos Y sus diferentes orientaciones, le permitirán determi- cuvo autor le era hasta entonces desconocido. De este modo,
nar con la mayor exactitud posible el tipo de hombre de su po~ un azar que considera venturoso descubrió a Schopen·
generación ... .Ahora bien, al intentar esta experienci~1 perso- hauer. Su lectura lo embarga y lo deslumbra; , ahora se en·
nal, hay que guardarse de ser influido por el ambiente e~ que cuentra con el guía que necesitaba para emprender la ~ar­
se entra. La costumbre es una fuerza monstruosa. Mucho ·se cha anhelada, para buscarse a sí mismo y, en esta tarea, im·
pierde al perder la indignación moral sobre alero de lo ma Jo primir:. una dirección firme a su vida espiritual y satisfacer
• • o
que cotidianamente acontece en torno de nosotros, por ejem- sus exigencias formativas.
plo, sobre el excesivo beber y la embriaguez, y también res- Desde que se adentra en la lectura de Schopenhauer, co-
pecto al desprecio y la burla de otros hombres y otras opi- mienza Nietzsche a respirar en una asmósfera entre cósmica y
niones".
humana, escenario de la epifanía de la voluntad; toma nota
Decepcionado, con un sentimiento de insatisfacción inte- quizá de que el mundo, además de ser "mi representación", fo
rior, abandona Bonn, sin sentir, según lo confiesa, la más leve cual no es una verdad nueva, es esencialmente "mi volun-
pena al alejarse de un lugar tan bello, tan sugestivo por su tad'', voluntad que, más allá de la humana autoconciencia,
florido contorno, y la alegría juvenil· que lo exaltaba, tornán- alienta potente y misteriosa en la oscura profundidad del se:r
dole acogedor. Nietzsche había hecho su primer año de estu- y, como principio cósmico supremo, se objetiva en las múl-_
dios, y no volvería más a esta ciudad universitaria, pues había tiples formas de la naturaleza, aunque ella tienda en el hom·
resuelto terminarlos en Leipzig, ·adonde se traslada el año si- bre a su propia negación y añiquilamiento, para ofrecerle,
-·--_
--·--J~.....,_.,,,--"'"'=-""~-. • •-.~-~-~~N-~~-,,.. "~-~·~· ~~~
__.,-..=_--,,.-.,,-

20 21
"'ido por una apetencia de todo su ser, que solo iba a encon-
con paradójica generosidad, la única escapatoria al dolor en l fiiósofo de El Mundo como Voluntad y Repre-
·trar1o en e .
que se cifra su vida anhelante y efímera. . , h . el de él el mistagogo de un culto apas1ona-
sentacwn, · aoen o . . ,
El joven estudiante de filología se enciende en fervorosa <lo casi. esotenco,
, . "'nactual"
i , ante el cual
. se mclmana emo-
devoción por el pensador y la obra; en adelante el influjo d;nado y reverente para tributarle fidelidad y amor?
de las ideas de Schopenhauer estará bien manifiesto en el La respuesta nos la daría, lúcida y penetrante, en la ter-
pensamiento de Nietzsche y en sus expresiones más íntimas y cera de sus magistrales Unzeitgemiisse Bcrtrachtungen, suges-
' . ) S r
personales. Así, en carta a su amigo el barón de Gersdorff, tivamente intitulada (título que ya es un homena3e ctio·
fechada en Naumburg, el 7 de abril de 1866, le informa que penhaucr als Erzieher (1874). Aquí nos dirá, anticipándonos /
durante las vacaciones que está pasando estudia mucho y que d motivo fundamental de su búsqueda; "Tenemos que res·
el trabajo sobre "Theognis'', que prepara, ha adelantado con· ponsabilizarnos de nuestra existencia ante nosotros mismos;
siderablemente, y agrega: "Tres cosas me distraen y me pro· por consiguiente queremos nosotros también presenta~n~s co·
porcionan descanso en mi tarea, aunque ellas constituyan ex· mo los verdaderos pilotos ele esta existencia y no pernntir que
trañas distracciones: Mi Schopenhauer, música de Schumann ésta se asemeje a un azar irreflexivo, sin ideas". Es el problema
y solitarios paseos. Ayer anunciaba el cielo una espléndida que se le plantea a todo hombre joven que ha de emp1~ender
tormenta; subí a una vecina colina llamada "Leusch" (quizás la tarea de su formación espiritual. Cuando un alma 1oven,
tú puedas aclararme esta denominación) y encontré arriba un echando una mirada retrospectiva a su vida, inquiere por
hombre que, con su hijo, se aprestaba a degollar dos corde· aquello que ha amado y se ha sentido a:raícla, de~e estar en
ros. La tempestad descargó con tremenda fuerza y lluvia y condiciones de hacer desfilar ante sus 03os los ob3etos ª los
granizo, produciendo en mí una incomparable exaltación y que ha tributado veneración, únicos capaces de revel~rl.e la
haciéndome conocer que sólo llegamos a comprender justa· ley esencial de su verdadero ser. Nietzsche, al descnbir el
mente la Naturaleza cuando en su seno nos refugiamos hu· -acontecimiento de su primer vistazo a la obra ele Schopen·
yendo ele nuestros cuidados y aflicciones. ¡Qué significaba pa· hauer y el consiguiente asombro ante la magnit~d del l:allazgo,
ra mí en aquel momento el hombre y su voluntad inquieta! -se remonta a la idea que imperiosamente hab1a dommado su
¡Qué el eterno Tú debes o Tú no debes! ¡Cuán distintos son . . . " d t tiempo con corazón ale·
espíritu 1uveml: Cuan o en o r-0 ., .
el rayo, la tormenta, el granizo, fuerzas libres sin ética alguna! gre, desbordaba en deseos, pensaba para m1 coleto, que el des
' ¡Cuán felices y poderosos; son voluntad pura, no enturbiada tin~ podría eximirme del terrible esfuerzo y deber de edu-
·) por la inteligencia!" .._ ~arme si encontrase a tiempo un filósofo para educador, un
: ¿Q~en~tró Nietzsche en Schopenhauer, en el altivo ·verdadero filósofo, a quien, sin más hesitación, pudiera obe·
y agrio eremita de la filosofía, que había de suscitar en él .decer porque confiaría más en él que en mí mismo". El alma
una admiración tan férvida por el pensador y sus ideas, por a educar está constituida por un cúmulo de fuerzas que de·
el escritor, por su estilo humano? O dicho con más exactitud, ben ser llevadas a una ponderada unidad mediante su ar·
¿qué buscaba Nietzsche ansiosamente, con íntima desazón, roo--
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momeo equilibrio. Se trata, como subraya Nietzsche, nada ('Yo/pertenezco a aquellos lectores de ::icJO.o¡pe11iliatile1
menos que de medir la dificultad en que consiste la tarea de después de haber leído la primera página,
educar a un hombre para que se haga hombre. rielad que "leerán toda la obra y escucharán· cada
Trabajado por estas ideas y aspiraciones, Nietzsche cono- cha por él. . . Le comprendí como si él hubiera escrito.
ció la obra de Schopenhauer. Este, por la austeridad de su- mí, para expresarme de una manera inteligible, aunque
pensamiento, por su insobornable veracidad, surgió ar1te sus ple y sin modestia ... Su lenguaje es una expresión leal,
ojos como el educador apetecido, como el auténtico modeh y cordial, ante un oyente que escucha con amor. Carecemo¡i•..
que buscaba, que tanto tiempo había echado de menos. Su de escritores así. El poderoso sentimiento de bienestar
atención se concentró en él porque satisfacía plenamente lcr quien nos habla se apodera de nosotros con las primeras in~
que su espíritu reclamaba, o sea, que un filósofo, para atraer flexiones de su voz; nos acontece como cuando penetramos en
su preocupación y merecer su preferencia, fuese capaz de dar- un bosque de altos y vigorosos árboles, de pronto resp.iram011·
le un ejemplo. Sentía que hasta entonces no había encontra- profundamente y nos sentimos de nuevo revivir". Sólo existe
do al filósofo capaz de orientarlo en los graneles problemas un escritor con quien, en este respecto, puede compararlo, y-
de la vida, de enseñarle, cor, su ejemplaridad, a buscar su es Montaigne, encomiando la probidad de ambos y, sobre to-
propio camino, a desarrollar su ser interior. "Tus verdaderos. do, esa serenidad que los car:acteriza y que, en pensadores de·
educadores y formadores te delatan lo que es el verdadera. su linaje, es el resultado ele una victoria, vale decir de un~
sentido plenario y la .verdadera sustancia fundamental de tu lucha contra esas inclinaciones y pasiones que enturbian el
ser, algo que de por sí no es educable ni formable y que en juicio y no inclinan el espíritu a la ecuanimidad y la pon-
todo caso es de difícil acceso, algo constreñido y paralizado. deración.
Tus educadores no podrían para tí, ser otra cosa que tus li- En cuanto al mensaje mismo de Schopenhauer, a su con-
beradores". :Cá verdadera cultura ha de entenderse como una cepción del mundo y de la vida, le otorgaba Nietzsche una
liberación. El mejor medio para encontrarse a sí mismo y significación especial. Después de Kant, de su criticismo de-
'Vivir de acuerdo a la ley esencial de nuestro ser es dar a raíz y proyección iluministas, de su frío enfoque gnoseoló-.
tiempo con un verdadero educador. Sólo éste puede liberar~. gico de la única realidad accesible a nuestro intelecto, el au-
nos, asimismo, de las insuficiencias y limitaciones de la pro- tor de El 1\ifundo como Voluntad y Representación se le apa-
pia época, enseñándonos a ser veraces y auténticos tanto en recía como el guerrero que desde las profundidades de la re-
nuestro pensamiento como en nuestra vida y nuestra con- nunciación ascética nos conduce a la cima de la contempla-
ducta. Es~-~__significa, según Nietzsche, que éLha_c!.e..enseñar-
ción trágica, dándonos una imagen de conjunto de la vida.
nos a ser "inactuales", en el sentido 2rofundo de que no he-
En esto precisamente él se nos muestra grande, en que es fiel
iñOS-ae serdesleales con nuestro ~samiento para s~tisfá-cer a esta imagen y la sigue. Toda gran filosofía nos da siempré·
. .e~~_nci~Fdel . ambie1lt~J'_)~_Ei?_9._~~-s;o_ri:~~~s=~e J.?~~1~.-Es.
una imagen de la vida total, en la cual podemos ver refle-
lo que le enseñó a él Schopenhauer, es decir, a ser decidida-
mente inactual. jado el sentido de nuestra propia vida, pudiendo, inversa-

24 25
Eente, nosotros volver las páginas de ésta para sorprender en
ellas algunas de las enigmáticas cifras de la vida cósmica. Es injusticia con la vida si sólo se la juzgase y valorase por este
-andando este camino que el individuo retorna a sí mismo, feo y superficial aspecto suyo, enteramente condicionado por ..
Fara darse cuenta de su propia limitación, de sus necesidades el carácter de la época. Lejos de caer en esta ilusión negativa,
-y miserias, y conocer, así, el único consuelo y antídoto, que no el filósofo educador invoca el genio, ese genio que lo habita
JlUeden consistir en otra cosa que en el sacrificio del propio -y que en lucha con su tiempo le fuera revelado, para saber
"'Yº• en la sumisión a las más puras intenciones y, sobre todo, con certeza si puede justificar el supremo fruto de la vida y, en
-a la piedad, flor suprema que sólo nos es dable coger cuan- última instancia, la vida misma.
·do, trás largo y sincero esfuerzo de superación, hemos al-• El autor de esta Consideración inactual no se limita a
-canzado la otra orilla de la corriente turbulenta del deseo, lle- mostrarnos el hombre ideal que actúa en Schopenhauer y en
·gando hasta la reconciliación del Ser y del Conocer. Esta as- tomo de él, sino que, tomando como punto de partida este
piración vehemente y sostenida puso a prueba la naturaleza ideal, nos muestra también cómo es posible entrar en comuni-
<de Schopenhauer; la fuerza de tal deseo no pudo destruirla ni cación cordial e intelectualmente con un fin trascendente me-
siquiera endurecerla. El temple de su espíritu era tal que diante una actividad regular, es decir, pone de manifiesto que
t:omprendió y aceptó el vivir como una manera de estar en este ideal tiene la virtud de ser un ideal educador, residiendo
·constante peligro. en esto su valor formativo. Por una actividad personal y regu-
Nietzsche destaca que, en Schopenhauer, el deseo que lo lar se puede entrar en comunicación con este ideal, el cual
1levaba a afirmar la necesidad de una naturaleza fuerte, de propone nuevos deberes. Estos no son los deberes de un soli-
una humanidad sencilla y de impulsos sanos no era más que tario, cuyo cumplimiento quede recluido, sin trascender, en el
el deseo de hallarse a sí mismo; y que en cuanto logró vencer ámbito de la vida individual, sino que, por el contrario, con su
~n sí mismo el espíritu de la época, descubrió el genio que aceptación y la voluntad de cumplirlos se entra a formar parte
'habitaba en su alma. Así le fué revelado el secreto de la natu- de una comunidad perfectamente caracterizada, poderosa, cuya
raleza y cayó el velo con que las ideas dominantes y convencio- vida y cohesión no es mantenida por formas y leyes externas,
nes de esta época pretendían ocultarle este genio. Desde ahora, sino por una idea fundamental, en la que todos sus miembros
-cuando su mirada se detenía sobre la inquietante interroga- coinciden. Esta no es otra que la idea fundamental de la
··ción acerca del valor de la vida, no necesitaba ya pronunciar cultura, en cuanto ella nos coloca a cada uno de nosotros ante
·su anatema sobre un tiempo débil y lleno de confusiones, una tarea única: "acelerar en nostras y fuera de nosotros el
-sobre una existencia turbia, indecisa y saturada de gazmoñería. advenimiento del filósofo, del artista y del santo, y de este modo
"Estaba perfectamente seguro que sobre esta tierra cabe encon· trabajar en la plena realización de la naturaleza". La natura-
·trar y alcanzar algo mucho más puro y elevado que una exis- leza necesita, con un fin metafísico, que no es otro que la
..tencia tan actual, tan nivelada por el hoy y sus epidérmicas propia explicación de sí misma, la conciencia de sí misma,
·:t:endencias y reacciones. Por consiguiente sería cometer una tanto del filósofo como del artista; y también tiene necesidad
del santo, que es en quien se opera aquella última y suprema
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27
humanización hacia la cual toda la naturaleza impulsa y Ileva
para su salvación, para su liberación de' sí misma. Schopen-
hauer debió enseñar de nuevo el pesimismo a una época
decadente para estimular y promover una futura comunidad
CAPÍTULO III
de filósofos, de artistas y de santos. La cultura exige, si hemos
de atenernos fielmente al principio del ideal superior del hom- LA MUSA TR.AGICA
bre schopenhaueriano, que aceleremos la venida ele semejantes
J hombres, que infatigablemente luchemos contra todo aquello En las ideas sobre la existencia y la metafísica de la volun-
que nos ha impedido alcanzar la más alta plenitud y realiza- tad de Schopenhauer tiene una de sus más profundas raíces la
ción de nuestra existencia, y devenir verdaderas concreciones. problemática en que había de centrarse el pensamiento de
del hombre definido y exaltado por Schopenhauer. Nietzsche, cuya concepción al alcanzar su pleno despliegue y
La lucha por la cultura y, conelativamente, la guena con- madurez iba a diversificarse de la de su maestro, trastrocándo-
tra las leyes, hábitos e influencias que desconocen y vulneran se en ella fundamentalmente el signo antepuesto a la voluntad
su esencia, no tienen otro fin que la producción del genio, que· por el pesimismo schopenhaueriano.
acelerar la formación de los graneles hombres. Pero no se ha Nietzsche, activo y en excelente estado de ánimo, apasiona-
de entender por cultura el fomento ele la ciencia, pues ésta, en do por el arte y lleno de entusiamo y admiración por el genio
su frigidez y sequedad, nada sabe de las aspiraciones superiores. de la antigüedad clásica, que le iban revelando sus lecturas,
y del profundo sentimiento de imperfección que aguijonea al lleva ya su segundo año en Leipzig. Sus estudios universitarios
espíritu empeñado en la conquista de una forma suprema ¡,,, realiza b::ijo el severo magisterio del gran filólogo clásico
de realización humana; carece de amor y no se percata de h Federico Ritschl, de quien él dice que es su "conciencia cien-
existencia de los grandes hombres apasionados y, por lo mis-
tífica". En lo que se refiere a sus inquietudes filosóficas, a las
mo, únicamente ve en el sufrimiento algo incomprensible e
ideas básicas que buscaba para orientar su formación personal,
insólito, porque ella no atiende a nada más que a sus proble-
encuentra en Schopenhauer, en el pesimista sin sensiblería, un
mas, al rendimiento objetivo de sus inducciones, cuantificadas..
seguro guía intelectual. Además, su sed de arte, su entusiasmo
, con implacable frialdad. . siempre vivo por la música, halla un nuevo motivo de afán y
J Nietzsche distingue el sabio, modelado sobre la tarea y
un poderoso incentivo, promisorios de nuevas y complicadas
fines de la ciencia, del filósofo, siendo bastante duro en su -satisfacciones espirituales, de fecundas inferencias estéticas e
juicio acerca del tipo humano en que, en la época moderna, ha
ideológicas: descubre el genio musical de Ricardo \Vagner-. Es-
encarnado el primero. Un filósofo, para él, es, a la vez, un gran
te arraviesa uno de los momentos más arduos de su carrera ar-
pensador y un hombre verdadero; de un sabio, en cambio, di-
tística; lucha por impon'=r sus primeras grandes o-eaciones al
fidlmente se ha podido hacer lo último. En elogio de Schopen-
público alemán, reacio y hostil hasta entonces al maestro, ante
hauer, el filósofo educador, afirma que tuvo la ventaja, ade-
cuyas obras, llevadas a la escena después de. vencer muchas
más de sus dotes geniales, de no haber siclo destinado ni edu-
dificultades. re;:iccionaba no sólo con una o-ítica mordaz sino
cado para sabio.
28 29
sólo se adviene a través y después de las grand es tempestades,.. . . e
también con la burla. Ese público se resiste a aceptar la genial
innovación de \Vagner, representada por el drama musical. '"·que sacuden al se.r humano hasta en sus raíces · En 1a mus1ca
, . de
Nagner
í comenzaba
. a rugir el vendaval de la traged·
ia que trae-
Emoción y también desconcierto producen en Nietzsche· L

r .a,. para una vida mezquina y sórdidamente utili·tar1·~la~


las primeras obras de vVagner, lo que le llevó a adoptar, al
tars1s salvadora.
principio, una actitud de reserva que traducía el estado inde-
Aho~a, en el espíritu apasionado y fervoroso de Nietzsche
ciso de su espíritu ante la nueva música. Pero escuchó Los
va a con1ugarse la admiración que siente por Schopenhauer, el
lYfaestros Cantores, y la perfección magnífica de esta creación
e~ucadcr, el ~e~saclor ejemplar, con la que ya lo arrebata por
lo emocionó profundamente, y desde entonces comenzó a ren-
~ a~n:r, el m1tologo que nos presenta resurrecta, en apoteosis.
dir el tributo de su admiración al maestro, a la audición de
smfomca, a la musa trágica. Desde el momento en que los dos
cuyas obras llevaría, en adelante, otro estado de ánimo, raya-
astros se encuentran aproximados en la atmósfera de un amor
de u~a ad:Uir~ción que los envuelve de modo igualmente fuer~
no en la devoción. Así amplía su horizonte artístico, circuns-
crito hasta este momento a la música de Schumann, e infiere
te e mescmd1ble a ambos, ellos constituirían la constelación
nuevas dimensiones estéticas y hasta la posibilidad de una re-·
que iba a presidir por algún tiempo, el del período inicial la:
trayectoria vital e intelectual ele Nietzsche. Este le dice a R~h­
vitalización de la-cultura por el espíritu de una música capaz
de infundir en las almas, niveladas en esta época por su falta
de, al relatarle, en carta fechada en Lepzig el 9 de noviembre
de sentido para la grandeza, por sus plúmbeos sentimientos
de 1868, cómo conoció a }Vagner y la fuerte impresión que
filisteos, el soplo vivificante del heroísmo y la tragedia.
1~ proc~ujo este primer contacto con el maestro: "Comprende-
Además, un acontecimiento de índole personal vino a ras que gran placer fué para mí el oírle hablar con calor in-
fortalecer el estado de espíritu y las emociones que primicia descriptible de nuestro filósofo, decir lo mucho que le tení~
artística de tal magnitud había suscitado en él. A principios de que agr~clecer y cómo había sido el primer filósof~ que hubo
noviemmre de 1868, en Leipzig, tuvo la oportunidad, satisfa- reconocrdo la esencia ele la música". Y en otra carta del mismo.
ciendo así lo que íntimamente deseaba, de conocer aCmaestro, m~s, también a Rohde, escribe: "Pensemos en S¿hopenhauer y
y trabar con él, en un momento ciertamente propicio, una Ric~rdo \Vagner y en la indestructible energía con que man, !'
amistad que cobraría tanta trascendencia en su vida, para des- tuvieron er''""1.da
15u ' su f e en e11 os mismos
· .~
frente al "escándalo" -"."'f'
pués quebrnrse en forma tan ruidosa y dramática para ambos. de todo el mundo ilustrado". · 1·
Nietzsche se enciende en un fervor nuevo; pone en el arte inno- ~l i~eario de Nietzsche comienza a plasmarse bajo el do·
vador de W'agner su entusiasmo y su esperanza, y piensa que ~le mf~UJO ~e la filosofía de Schopenhauer y la concepción
ella es la niúsica del porvenir, la que, regenerándola, elevará ~evolu~10nana del arte, aportada por v\Tagner, en un genial es~
hasta la cima de la belleza trágica a la desmirriada y empo· fue~zo m:~graclor ele elementos disgregados de una visión unica,.
brecida alma moderna, la que inyectará nueva vida a la exis- y e1~mphf1cada de modo grandioso en su música, en el drama
tencia exangüe de una civilización que ignora que a la sereni- mus~ca:. Es así que, sobre la base ele una revaloración de los
dad contemplativa, al arder sosegado de la llama del espíritu, sent1m1entos trágicos, de la necesidad de que la vida se sienta
30 31
,tle nuevo exaltada por ellos. en suma, de un entusiasmo ·y verdadero, que la época moderna conserva de los griegos,
ardor estético del sentimiento, él intenta conciliar los postula· den esiumarse si no se sabe iluminarlos mediante una nueva
dos de la metafísica de la volu-;;t~dde-·schopellhauer"c?íi)as interpretación. Todo el ruido y todas las. imposturas que Iá:
teoriaSdeCarte~de Ricardo Wagner, fundádas precisamente en cultura, estilada hasta ahora, ha producido acerca del arte de-
la unión, en la armoríICilsírÍt:esi~ék esos elementos que el arte . ben causarnos el efecto de una vergonzosa impertinencia. E!
tlel pasado, en detrimento de su potente unidad originaria, ha· arte de "\Vagner habla un nuevo lenguaje a los hijos de una
bía separado, es~cir en J~ íntjma~njunción de mú~ca y época miserable, prometiendo conducirles a un mundo tam-
a.rama, de poesía y música, de canto y plástica, y todos ellos bién real, pero nuevo, donde impera la verdadera luz. Parece
.enraizando en una vida caldead; por el fuego interior de la decirles: tenéis necesidad de la iniciación en mis misterios, de
música, fuego purificador, atizado por el viento de latrage· sus emociones purihcadoras; familiarizaros con ellos para vues-
-dia,p'Or el pathos que dió au temple heroico a los personajes tra salvación.
de la tragedia griega.
Nietzsche ve en el arte de vVagner el elemento ,catártico
En la cuarta de sus Unzeitgemasse Betrachtungen, Ricardo .de que con urgencia necesitaba la cultura moderna, llena de
Wagner in Bayreutlz (1875-76), Nietzsche destaca el significa- pasiones subalternas y manchada por una repugnante idola-
·do de acontecimiento artístico sin par que reviste la represen· tría. Como antídoto contra el ruido que impúdicos propagan-
tación de las obras de vVagner en el gran escenario de Bay- distas hacían en torno de esta cultura, que en vez de cultura
reuth. En un ambiente creado expresamente para ellas, consul- ie parecía más bien una feria de productos sin autenticidad
tando todos los detalles requeridos por su grandiosa compleji- con el marchamo puesto en ellos por la disimulada hipocresía
·dad, en una atmósfera casi religiosa, que envuelve tanto a del filisteo, reclamaba, como un deber, el silencio, ese silencio
fos espectadores como a los artistas que se mueven en la esce- <le que los pitagóricos, con un sentido de purificación religiosa,
11a encarnando a los héroes mitológicos, acontece ahora el mis- hacían voto durante cinco años. Por eso, ante tal espectáculo,
terio sacro del renacimiento de la vida en el majestuoso vuelo para él, pues, sólo una consigna cabía: "¡Callarse y ser puro!";
-Oe la música sinfónica, del apogeo del hado, del fatum que <:ondición previa y esencial para buscar con sinceridad y pasión,
desemboca en la soberana libertad de la belleza, en un mundo los verdaderos caminos. Esta fué la misión ele vVagner, cuyo
transfigurado por el hechizo del arte. Nos dice que lo acome- arte traducía la aspiración hacia una cultura enraizada en la
tido en Bayreuth por vVagner es el primer viaje alrededor del vida, la necesidad de restaurar el espíritu en su libre actividad,
mundo en el dominio del arte, en el cual, como parece ser, no en su tarea peculiar, la que sólo cobra significado y adquiere
iÓlo se ha descubierto un arte nuevo, sino el arte mismo, pare- real influjo en las sociedades humanas en la medida en que,
ciéndonos después de esto que todas las artes modernas cono- .atenta a las germinaciones del presente y a las posibilidades del
cidas hasta ahora han llevado una penosa existencia eremi- futuro, se nutre de impulsos creadores y renovadores.
taria o de. artes de lujo, semidesvaloradas; que hasta los mis- Para estar a la altura de esta misión gigantesca y darle cima
mos recuerdos, incoherentes y mutilados, de un arte grande, en la creación artística, en el lenguaje polifónico de sus obra5.
32 00
i)i)
vVagner tuvo que asimilarse, sin ahorrar esfuerzo, el más alto· so, pero sin abdicar del derecho soberano del creador........,............,,~.· .
grado de cultura, aIIegando en creciente cantidad materiales za poética, modeladora, de Wagner, se afirma y triunfa nr''"'""''•
Y. elementos .por todos lados y de la más he~erogénea proceden- no imagina ideas abstractas, sino fenómenos visibles y "'-''"''·vi'"'"
Cia Y c_oorclmarlos y unificarlos, transformándolos en propia es decir, piensa de una manera mítica, como el pueblo ha
sustancia. Para abarcar en unidad orgánica tal cúmulo de co- sado siemore. Es que el mito no se basa en una idea
nocimientos, para vivificar y modelar armónicamente el saber él es la idea mis~a, encierra una representación del mundo,
asimilado necesitó ser, a un tiempo, el filósofo, el historiador. evoca y conjura una serie de hechos viv-idos, acciones y do~
el esteta, el estilis.ta, el mitólogo y poeta mítico; tuvo que re:
lores.
novar el drama simple, descubrir la correspondiente posición
Porque la historia es, para v\Tagner, tan cambiante como
c:e las artes en la verdadera sociedad humana, interpretar poé-
un sueño, puede dar concreción poética, en un hecho, en un
t1camen te las pretéritas concepciones de la vida.
acontecimiento particular, al carácter peculiar de una época
El enorme conjunto de conocimientos que, para serlo todo, entera y lograr, en la exposición ·y en la representación simbó-
necesitó reunir v\Tagner no llegó a paralizar su voluntad de lica, un grado de verdad, que jamás puede ser alcanzado por el
acción, a clesperdigarla en tanto detalle atrayente. Nietzsche historiador. En los estudios históricos y filosóficos no sólo en·
destaca encomiásticamente la admirable maestría co.n que su- contró armas para su empresa, sino que en ellos supo recoger
po sortear todos estos peligros, preservar la unidad de su poten- el soplo de inspiración que se eleva de la tumba de los grandes
cia creadora en medio de tan dispares elementos, abarcados ea luchadores, de los grandes pensadores y de todos los grandes
un solo contacto genial, y afirmarse en la originalidad ele una angustiados que apuraron el dolor y la tribulación. Para Nietz-
actitud, cuya medida puede suministrarla comnarativamente un sche, toda esta lucha, que es la lucha del individuo contra lo
parangón con aquella que caracterizó a Goe~he, el onn antí- que, bajo la forma ele una necesidad ineluctable, se opone a
poda ele v\Tagner. Lo que "\Vagner encuentra en los"' estudios j sus designios creadores, está patente en la imagen que nos ofrece
históricos y filosóficos no es el reposo del espíritu, los efectos
calmantes y contrarios a la acción que estas disciplinas produ-
;,
í la obra de vVagner, obra trágica, que cobra su pleno y profundo
sentido para los que afrontan el combate y saben. encontrar en
cen. Tampoco él buscaba tales calmantes para la fiebre ele 1 ella un bálsamo para sus heridas. El arte, nos dice, no es un
acción, ele lucha, ele trabajo en que ardía, y de los que no Io remedio ni un estupefaciente mediante el cual pudiéramos li-
distrajeron su familiarización con los diversos dominios de la berarnos de todas las circunstancias m1ser~fi~~3~~~
cultura y el estudio de sus problemas. La historia es arcilla La mirada llena de misterio con-que la tragedia nos contempla
J para la fuerza creadora que lo posee. La posición que adopta no es un hechizo que nos adormezca y paralice. Mientras ellá
frente a ella no es la usual de los sabios y eruditos, asemeján- nos mira, pide de nosotros calma, pues el arte no está hecho
dose más bien a la relación en que estaban los griegos con sus para la lucha misma, como un estimulante, propio para enar-
mitos, a los que consideraban como algo que se modela y recrea decer al combatiente, sino para los momentos de calma antes
poéticamente con amor y una especie ele recogimiento ternero- o en medio del combate, para aquellos minutos en que por la, . .•
34 35
impulsos, revelar en la música sus ocultos y trascendentes de-
evocac1on o el presentimiento comprendemos lo simbólico Y~ signios. El soplo de la tragedia, subraya él, ha pasado por la
con el sentimiento de una suave fatiga, nos invade un ensueño existencia de vVagner y por todo aquello a que su arte ha dado
restaurador. Es que el arte no puede servirnos de educador ni vida e infundido superadora inquietud. Las almas que pueden
orientarnos en la acción inmediata; el artista no es nunca un adivinar algo de todo esto, aquellas para las cuales no son
mentor ni un consejero. Lo que hallamos deseable y encomia- ideas y sentimientos extraños la ilusión trágica acerca del fin
ble en el héroe a que da vida la obra de arte, mientras ésta de la vida y el renunciamiento y la purificación por medio del
ejerce su hechizo sobre nosotros, rio posee, en la vida real, el amor, tienen que recordar, en lo que Wagner nos muestra en
mismo valor y rara vez se nos ofrece como. digno del esfuerzo la obra de arte, el aletazo fugaz del ensueño de una propia
y del sacrificio. Precisamente, por esta distancia e incompatibi- existencia heroica, en la que alentaba el grande hombre.
lidad entre los héroes que representa la tragedia y la vida real, En esta valoración ditirámbicá que nos da Nietzsche del
"el arte es la actividad del hombre que reposa". arte de Wagner están ya en pleno desarrollo sus ide,as sobre la

Por encima de los múltiples seres que, según Nietzsche, tragedia 'y su íntima relación con la música y aquellas acerca
animados por una pasión poderosamente individualizada, hacen del significado del arte para la vida; se encuentra también pre·
oir su voz en la música de Wagner, por encima del soplo hura- bosquejada, sobre la base de una concepción dionysiaca del
canado de las contradicciones, impera una gran inteligencia mundo y de la vida, su ulterior filosofía. Etapas de aquel des-
sinfónica que, tocada de un designio superior, inspirada p0r arrollo habían sido Die Geburt der Tragodie, las tres anterio-
una razón suprema, hace nacer la concordia y la paz del seno res Unzeitgemasse Betrachtungen, además una serie de ensayos,
mismo de la guerra, del encuentro tempestuoso de las pasiones fundamentales algunos, en que se expresan ideas y motivos
y contradicciones. Para él, la música de vVagner en su conjim- estéticos y filosóficos afines con los que constituyen el tema
to es cabal imagen del mundo tal como éste fué concebido por básico de aquellas obras. Pero para comprender el significado Y
el gran filósofo de Efeso, o sea como armonía encuadrada por alcance de esta temática, para valorar sus impulsos centrales,
J la lucha, como unidad de justicia y enemistad. En síntesis, para en una palabra, para asistir al despliegue y elucidar la motiva-
Nietzsche, vVagner~ el músico, en la convicción de que no debe ción fundamental de aquellas ideas de Nietzsche, tenemos que
existir cosa alguna necesariamente muda, ha dado voz y pres- retomar la vida de éste donde la hemos dejado, en Leipzig.
tado acento a todo lo que hasta el presente no podía o no que-
ría expresarse en la naturaleza. Cuando el filósofo, es decir
Schopenhauer, que, para esta etapa del pensamiento nietz-
scheano, es el filósofo por antonomasia, d~ce que existe una Vo-
luntad que, tanto en la naturaleza animada como en la inani-
mada, tiene sed de existe~mósico:-es~dear -~Wagñer,
añade que esta Voluntad q~l~~~,-;;wcio~ ~uS~estadÍo·s~\ma~~xis­
tencia en el mundo de los sonidos, busca expresar sus ·potentes
37 '
36
CAPÍTULO IV

LA CONCEPCION DIONYSIACA

Nietzsche.cursa su último año de estudios en Leipzig y,


:pensando que muy pronto estarían ya terminados, se forja un
sinnúmero de ilusiones acerca del tiempo ele plena libertad de
-que, antes de afrontar las prosaicas obligaciones de la vida, que-
ría disfrutar, para dedicarlo a tranquilas lecturas sobre las cues-
tiones que más lo inquietaban, a viajes, que había proyectado
y hasta imaginativamente pregustado, en fin, al ocio impro-
ductivo pero espiritualmente fecundo del ensueño, del libre
-divagar, que ansían y necesitan, como incentivo para la labor
intelectual, las naturalezas superabundantes y creadoras. Pero
todas estas perspectivas halagüeñas se truecan súbitamente para
-él por el rostro severo de una nueva e inmediata responsabili·
-dad, cuya existencia ni remotamente había podido sospechar.
La Universidad de Basilea quería nombrarlo profesor de filo·
Jogía clásica, habiéndolo consultado respecto a esta posibilidad
.a su maestro Ritschl, quien, autorizado para formular la pro·
puesta al candidato, su discípulo, causó en éste profünda sor-
presa con semejante noticia. Nietzsche, que a la sazón tenía
veinticuatro años y que no había obtenido aún su título uni-
versitario, comprendió la importancia de la seductora oportu·
nielad que se le brindaba y el honor que con ella se le discernía,
,. pero, no obstante, tironeado por su ansia de libertad interior,
~
?:_por ensueños amorosamente acariciados, todavía duda sobre si
debe aceptar un ofrecimiento tan tentador, que venía a impri-
mir a su vida un rumbo inesperado y fuera de las previsiones

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trazadas con respecto a su futuro inmediato. Sin embargo, el emboten:la libre sensibilidad, y ataquen, en sus raíces, el senti-
influjo y los casi paternales consejos de Ritschl lo persuade14 do filosófico. Pero me imagino que podré librarme de este ~
y él acepta; su destino. profesional estaba decidido: sería pro· ligro con más calma y seguridad que la mayor parte 'de
fesor en la Universidad de Basilea. Sin el requisito último de los filólogos. La severidad filosófica ha enraizado muy profun·.
la tesis doctoral, y teniendo sólo en cuenta sus óptimos trabajos <lamente en mí, y el gran mistagogo Schopenhauer me ha.
anteriores y sus excepcionales aptitudes, la Universidad de mostrado con dema~".:i:Taridad los verdaderos y esenciales
Leipzig le otorga diploma. Federico Nietzsche era ya profesor problemas de la vida y el pensamiento para que no tema nun~
al lado de sus profesores. ca llegar a una vergonzosa apostasía de la "Idea" ... Si hemos
Antes de trasladarse a Basilea, va a pasar unas semanas de llevar al exterior el aporte de nuestra vida, intentemos, al
con su familia, en Ñaumburg; es su despedida. La víspera de menos, emplearla de manera que, cuando la felicidad nos re··
la partida, en cai:~ al barón de Gersdorff, fechada el 13 de dima del esfuerzo que le hemos exigido, los demás la estimen
abril de 1869, da expresión a los sentimientos e inquietudes. y bendigan como valiosa".
que lo embargan, al melancólico y desazonado estado de alma Con el establecimiento de Nietzsche en Basilea y la ini-
que experimenta ante la nueva y difícil labor en que va a ciación de sus tareas docentes comienza, puede decirse, una
empeñar su esfuerzo y a probar su capacidad. Le dice a su ami· nueva vida, para él. Es una etapa de su pensamiento, caracteri·
go: "El último plazo ha expirado. Ha llegado la última noche zada por el entusiasmo y el fervor que pone en la búsqueda de
que paso en mi patria; mañana temprano partiré hacia el vasta una verdad en que poder asentar su propia concepción del
mundo para dedicarme a una nueva y no acostumbrada acti· mundo y de ia vida, ya en germinación, de un ideal de la cul-
vidad, en una pesada atmósfera de deberes y trabajo. De nuevo tura que se avenga con las más altas exigencias de la vida, que-
hay que decir adiós; ha pasado sin remisión la dorada. época se inspire, haciéndole justicia, en la vocación creadora del
de libre actividad ilimitada, del presente soberano, del gozar
espíritu, siempre urgido hacia nuevas metas y conquistas, siem-
del mundo y del arte como espectador desinteresado o, por lo
pre necesitado de brillar y afirmarse en sus obras y, más allá
menos, apenas interesado. Ahora reina la severa Diosa de Ia-
de éstas, en su luminosa plenitud de p;tencia re.ctora de los
obligación cotidiana. . . No encuentro en mí todavía, ni por
afanes humanos. Para el desarrollo y armónica estructuración
asomo, esa propensión a la gibosidad, característica del profe-
de estas ideas, para avanzar par este camino, en cuyo rumbo
sor. ¡Zeus y todas las musas me preserven de ser filisteo, hom·
atisbaba quizás muchas cosas originales y fecundas, tenía un
bre abandonado por las musas, hombre gregario! Además no sé
punto de partida y un norte en la filosofía de Schopenhauer,.
cómo me tendría que arreglar para llegar a serlo, ya que actual-
y un poderoso incentivo en el ideal estético de Ricardo Wag-
mente no lo soy. Cierto que estoy expuesto ahora a una clase
ner, su futuro amigo, a quien acompañaría y secundaría espi-
de fiiisteísmo, la del hombre especializado, pues es muy natural
ritualmente en la lucha por este ideal.
que el peso cotidiano y la continua concentración del pensa-
Al instalarse en Basilea, Nietzsche se encontraba lleno de
miento sobre determinadas cuestiones y sectores de la ciencia
temores respecto al género de vida que estaría obligado a llevar,.
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-en un ambiente social que le era desconocido y del todo nuevo En lo que se refiere a su actividad docente, las prnncet'as ..·..
en lo universitario e intelectual. Temía, alej~do del círculo experiencias son distintas de las que, con un poco de pe:sumi¡.;
·de sus amigos y de sus afectos familiares, sentirse demasiado solo, mo, se había imaginado; sus aprensiones ante la labor de la.
privado de toda convivencia intelectual amistosa, sip el "p~n­ cátedra, su temor de caer en el filisteísmo de la especialización .
~ambién le resultaron infundados. Sobre este aspecto de la
sa_:ni~~ene y rime" con el suyo; la sola idea de
esta soledad lo inquietaba y entristecía. Pero sus temores eran, tarea docente, que tanto le diera que cavilar, escribe a su maes-
felizmente, infundad05, pues la vida y la actividad a que tro Ritschl, en carta fechada en Klifsenhorn, el 2 de agosto de
ingresaba le tenían reservadas más de una sorpresa agradable y 1969, lo siguiente: "Mis años de estudiante no han siclo nada
·confortadora. En .la Universidad encuentra excelentes colegas, / . -más que un voluptuoso holgazanear por los campos de la filo-
que lo acogen cordialmente; hace amistad con Jacobo BurckJ logía y del arte, de modo que, con íntimo agradecimiento hacia
harclt, que adquiriría merecida fama como esteta e historiador usted, que ha sido el "destino" de la vida que he llevado has-
del arte, y con el economista Sd1onberg,/complaciéndose en el ta ahora, reconozco lo necesario y oportuno del nombramien-
trato personal de ambos. Pero lo que había de colmarlo de sa- to que me convirtió de "estrella errante" en "fija", y me dejó
tisfacción, alejando su temor a la soledad, fué una circunstan- -saborear de nuevo el placer del trabajo, áspero, pero ordena-
·cia inesperada, algo que él estaba lejos de sospechar: Ricardo do, y del fin seguro e indesplazable. ¡De cuán distinto modo
vVagner se había instalado en Tribschen, cerca de Lucerna, en -crea el hombre cuando tras de sí esta la santa fatalidad de la
una villa a orillas del lago. Nietzsche se dirige al retiro del profesión!; ¡qué trar..quilo duerme, y qué seguramente sabe a]
maestro y, desde la primera entrevista, el fugaz encuentro de ·despertar lo que de él demanda la jornada! Esto no es de nin-
Leipzig se convierte en amistad. Desde entonces, Tribschen es, gún modo filisteísmo".
para Nietzsche, meta y solaz de los días libres, lugar de la más Durante estos primeros años de Basilea, tan importantes
alta y fecunda convivencia espiritual. En carta a la madre, fe- en el desarrollo intelectual de Nietzsche, el pensamiento de
·Chada en Basilea en junio de 1869, le dice a este respecto: "De éste, apremiado por grandes y vitales interrogaciones, cobra
la mayor importancia para mí es el tener, en Lucerna, no tan intenso ritmo; su espíritu conoce el entusiasmo ante las cer-
cerca como lo deseara, pero tampoco tan lejos que no puedan tidumbres recién conquistadas, ante las verdades apasionada-
aprovecharse los días libres para reunirnos, al amigo y vecino mente buscadas y ya entrevistas. Es el momento en que se está
más deseado: Ricardo v\Tagner, que, como hombre . es entera- gestando su concepción dianysiaca del mundo y de la vida, en
mente de igual grandeza y singularidad que como artista ... quP se plantea "el grandioso problema griego". El entusiasta
La villa de ·wagner, maravillosamente instalada, se levanta a admirador del helenismo, vinculando aquel problema a las ne-
fa orilla del lago, al pie del Pilatus, en una encantadora sole- cesidades espirituales de su tiempo, emprende la lucha pm: una
dad ele lago y montaña. Vivimos allí en la más animada con· "cultura alemana original y vigorosa. Sus reflexiones y pen(!·
versación, dentro del más amable círculo familiar y completa- :u·antes puntos de vista son, por la seguridad y maestría con que
mente apartados de la trivialidad vulgar de las reuniones
enfoca tan ardua cuestión, los de un verdadero conocedor y
.sociales. Esto significa para mí un gran hallazgo".
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crítico de la cultura. De este complejo de inquietudes y pro-
blemas surge Die Geburt der Tragodie, su primer libro orgá- ·en abierta ~scisión recíproca para perpetuar aquella oposición,
nico, su obra de juventud. Nietzsche buscaba aquí el grado- :Superada
. solo aparentemente por la expresión común "are t ..•
más alto de exaltación de la -vida, y cree encontrarlo en la a~hcada a ambos impulsos. Del apareamiento de estos, me-
unión de música y tragedia. Esta culminación está representa- ·diante un acto metafísico milagroso de la "voluntad" helena
da por el artista trágico, el que, al sentirse consustanciado con nace, corno obra de arte dianysiaca y apolínea, a la vez, I~
la voluntad cósmica, se sumerge en la embriaguez dionysiaca tragedia ática. Así surgen, en el ámbito griego, los dos mundos
y se expresa en su lenguaje natural, que es el de la música. Así,. :se~arados, pero no distantes, del ensueño y de la embriaguez~
mediante superación del dolor universal por la contemplación Ba30 el sortilegio de lo dionysiaco se estrecha de nuevo la alian-
de la belleza, liberado ya del pesimismo que infunde todo su- za entre hombre y hombre, e)nclusive la naturaleza, su ene-
frimiento, afirma y exalta la vida, conquistando el sentid<> ·miga o sojuzgada, que se había tornado extraña a él, celebra
trágico. Según Nietzsche, las tragedias griegas fueron originaria- ·otra vez la reconciliación con su hijo perdido, el hombre.
mente tragedias musicales, cuya música se perdió para la pos- . Nietzsche considera lo apolíneo y su contrario, lo cliony-
teridad; él ha visto con acierto genial cuál fué la verdadera siaco, como potencias artísticas que, sin la mediación del ar-
función del coro en la tragedia griega. El héroe, el actor real tista humano, irrumpen de la naturaleza misma, y en las cuales
es el coro, como acontece con el coro de las Danaides, en Las por vía directa se satisfacen los instintos artísticos de ambas
Suplicantes, de Esquilo. tendencias. Frente a estos inmediatos estados artísticos de la
En El Origen de la Tragedia, Nietzsche parte del princi- naturaleza, todo artista es sólo un "imitador"; es decir, 0 es un
pio de que, para aquella identificación de la sustancia trágica artista apolíneo del ensueño o un artista dionysiaco de la em-
de la existencia con la voluntad cósmica, es el arte, y no la ¡,/. briaguez, o, finalmente, como acontece de modo ejemplar en
moral, la peculiar actividad metafísica del hombre; que la exis- la tragedia griega, es, a un tiempo, artista ebrio y artista en.
tencia del mundo sólo puede justificarse como fenómeno ésté- ·soñador. La tradición griega nos dice con plena certeza que la
tico. Trata de alcanzar y valorar, por vía intuitiva, la certeza ~agedia ha surgido del coro trágico y que, en su origen, ha
inmediata de que el ulterior desarrollo del arte está esencial- ·sido coro y nada más que coro, y no drama. Con la misma
mente atado a la duplicidad de lo apolíneo y de lo dianysiaeo:,. v ·seguridad, según Nietzsche, puede afirmarse que, hasta Eurípi·
así corno la generación depende de la dualidad de los sexos,. des, Dionysos jamás ha cesado de· ser héroe trágico, sino que
que viven en continua lucha con sólo reconciliaciones periódi- las más famosas figuras de la escena griega, corno Prorneteo,
cas. Aquellas dos denominaciones proceden del mundo de los Edipo, etc. son solamente máscaras de Dionysos, en tanto éste
dioses griegos, de las dos divinidades del arte, Apolo y Dianysos~ es el héroe- originario. Precisamente, la razón fundamental de
·-que se contemple con asombro la idealidad típica de ·estas
que expresan la radical oposición entre el arte escultórico, o
apolíneo, y el arte musical, que tiene por dios a Dionysos. Son figuras famosas consiste en que detrás de aquellas máscaras se
-Oculta una Divinidad, la que no es otra que Dionysos.
dos impulsos distintos que discurren uno al lado del otro, pero
Sentadas estas premisas, Nietzsche nos va a. decir que si
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45
J la más antigua tragedia griega sucumbió, con Eurípides -
cuya tendencia antidionysiaca, al pretender fundar el drama
ma, que le resultó, como gráficamente lo dice ' " un probl~eIUa
~~
con cuernos'',
. . aunque "no precisamente un toro" , puesto que· ·
sólo sobre lo apolíneo, se extravió en una dirección naturalista pudo
. asirlo
. bien y darle una resouesta
' fundamental y revo , 1·u--
y antiartística- el agente homicida fué el socratismo estético, c10nana .. Al preguntarse por la relación en que está la ciencia
cuya ley suprema reza que "todo tiene que ser comprensible, con la ~i~la y con el arte, considera a la ciencia, a esta preci:..
para ser bello". Debemos ver en Sócrates, el héroe dialéctico en pua actividad que con tanto orgullo y criterio absoluti t h
"d sa a
el drama platónico, al adversario de Dionysos. El representa ve?i. o desarrollando el hombre occidental, como algo proble-
típicamente al hombre teorético, al optimista del conocimiento, matico y hasta precario,
·
v1 afirma que el 1)roblema de la ·
· . c1enc1a·
que, en la investigación de la naturaleza de las cosas, otorga no se puede. discernir
. sobre el terreno de la ciencia mism a. n .
E
la primada al saber y atribuye al conocimiento la fuerza de consecuencia, proclama, con osadía genial, la necesidad de "
1 · . . ver
una medicina universal, viendo en el error el mal en sí. Es así a_ cien~rn ba10 el oc~.i:_~5!~!~'!ista!~_ro al arte bajo la óptica
d e la vida". · -·
que surge y se define el secular antagonisnÍo entre la concep- ----·--
, . En Sócrates, como representante de la ciencia y de• la dia-
ción trágica del mundo y la esencialmente optimista de la cien-
cia, con Sócrates, su precursor ilustre, a la cabeza. Porque la lectica, y en Platón, su discípulo, ve Nietzsche los síntoma~ de·
tragedia antigua fué interceptada en su camino por el im- 1~ decadencia cli:L_Eele_!!_~gri"-q_y_LQL_ins~t:Eumentos de la disolu-
pulso dialéctico hacia el saber y el optimismo de la ciencia, se :1.ón del aut~ntico espú:it~ grieo-o, de su ú;p;tu -vitafPrimige-
desemboca, como consecuencia de tal encuentro, .____en una eterna mo. Su ª?as10nada polemica contra la dialéctica socrática y la
..
heg~mo~ia absoluta ele la racionalidad sobre los instintos pri-
,

lucha entre la concep~ión teorética del mundo y la tragica.


P~o la posibilidad de i;;;;·renacimiento ele la tragedia está dada· marios, mstaurada por la concepción agonal que aflora .
i:l f l el" y se
por el ineluctable proceso a que, conforme a su esencia misma, e me en e 1álogo platónico, la retoma y prosigue desde nue-
es impulsada la ciencia. En cuanto el espíritu de ésta es llevado vos enfoques y con argumentos más incisivos, en El Crepúsculo-
hasta sus límites, y, por la comprobación de la existencia de de lo: :dol~s, bajo el título "El Problema de Sócrates". Aquí
no_s dira abiertamente, sin eufemismos. que con Sócrates el gusto
éstos, es amquilacla su pretensión de validez unh:ersal respecto
~ie~o,. el gusto distinguido, se echa a per~or óbra de la
a ~i_irincipios y a ia consideración teorética del mundo fun-
drnlectica, que sefiala el ascenso ele la pleb.e y el triunfo delo
dada en· los mismos, nos es dable esperar un renacimiento. de
~,,_..,_,~-~·~·--~· -· P!ebevo. "Las cosas honestas, como los homb;;;-;-~stos, ·no
la_~ragedia. llevan sus razones en la mano. Es indecente mostrar los cinco
Nietzsche encara radicalmente el fenómeno del pensamien- dedos. Aquello que necesita previamente ser demostrado, es
to griego y ele sus proyecciones teóricas, y, como él mismo lo de -poco valor. En todas partes, donde todavía la autoridad per-
confiesa en el "Ensayo ele una Autocrítica" antepuesto a la t~nece a las buenas costumbres. don.de_n.o_s_e__aducen razones.
obra quince años después, lo que, en realidad, también logró s;no que se manda, el dialéctico es una especie de Polichinela;
ver, en El Origen de la Tragedia, fué un problema nuevo e es objeto ele risa y no se lo toma en serio. Sócrates era el Poli;;_
incisivo, ciertamente peligroso, el problema ele la ciencia mis- chinela que se hacía tomar en serio".

46 47
Todavía él se replantea el "problema de Sócrates", en La Ya con Platón tal subversión está en su apogeo. "Ahora se
Voluntad de Poderío (Afs. 427-477), con mucha más amplitud, necesitaba además inventar también al hombre abstractamente
centrando en el mismo un penetrante intento de "Crítica de la perfecto: bueno, justo, sabio, dialéctico, en síntesis, el espanta- .-,...,__ ..r....o, •
Filosofía Griega", lleno de aciertos y hallazgos de primera mag- · jo del filósofo antiguo; una planta separada de todo suelo; ~
nitud. En estas reflexiones, los dos términos antagónicos, que una humanidad sin ninguno de los instintos seguros· y regula- ~[.;!..<:-.-,. e:i
definen una oposición fundamental, el sentimiento trágico y el ·dores; una virtud, que se "demuestra" con razones. ¡El perfec-¿_
sentimiento socrático, son medidos y valorados de acuerdo a la tamente absurdo "individuo" en sí!, la monstruosidad de más ~..
ley de la vida. "La aparición de los filósofos griegos desde Só- alta jerarquía ... " La decadencia se denuncia en la, preocupa-Jl., .....e.-.f
crates es un síntoma de la decadencia; los instintos antihelé- .ción por la felicidad, es decir, por la "salvación del alma", por-
nicos suben a la superficie ... " que el estado de ésta se lo siente como un peligro. "La alterna-
Considera que enteramente helénico todavía, pero como tiva ante la cual todos estaban colocados era ser racional o su-
rornia a~ transición~~¡ '7i50fistá'~ inclusive filósofos deCjipo <Cumbir. El moralismo de los filósofos griegos muestra que ellos
representado por Anaxágoras, Demócrito y los grandes pensa- .se sentían en peligro ... "
do~s jónicos. "I:a cultura grieg~ de los sofiStas había sÜrgido Según Nietzsche, los filósofos griegos propiamente dichos
de todos los instintos griegos; ella pertenece a la cultura del ·son los anteriores a Sócrates. Por eso su espíritu se vuelv¡-ru;;.
tiempo de Pericles tan necesariamente como Platón no Eer- tálgico a esa época ciertamente trágica en que los iiegos, filo-
tenece a ella: tiene sus predecesores en Heráclito, en Demó¿ri- .sofando, dejando en libertad su ímpetu volitivo y resueltos a
to, en los tipos científicos representativos de la vieja filosofía, .aprender y a vivir, al mismo tiempo, lo que aprendían, crearon
y alcanza su expresión en la alta cultura cle Tucídides". La 1a filosoÍÍa, trazaron el horizonte tempestuoso de la lucha titá·
reacción de Sócrates, que preconiza la dialéctica como camínO nica del pensamiento con los grandes enigmas, de ese pensa-
liada la virtud, significa exactamente la disolución de los ins- miento que vivía en el trance heroico de conquistar las pri-
tintos griegos, cuando se antepofie·1a·dem?strabiTioad como.su- .meras verdades. Acerca de este carácter vital y .creador de la
puesto de la aptitud personal para la virtud. Todos los grandes filosofía entre los pensadores presocráticos, muchas cosas fun·
v~list~~on !!Eos del J?!riodo ~üí;:;.C:~n.Los -Oamentales y profundas nos dice en su magistral ensayo, inti·
juicios morales, arrancados del fondo griego que los condiciona tulado La Filosofía en la Epoca Trágica de los Griegos, frag~
y desde el cual ellos han surgido, son, bajo una apariencia de mento de una obra más extensa, planeada -en sus partes
sublimación, desnaturalizados. "Los grandes conceptos "bue- principales, pero que quedó sin escribir.
no", "justo", desprendidos de los supu~stos a que pertenecen, Los griegos, que supieron plantar el comienzo ~de la tra·
y como "Ideas" devenidas libres, llegan a ser objetos de la dia- yectoria de su pensamiento en la madurez de su magnífica
léctica. Se busca detrás de ellos una verdad, se los toma como virilidad, justifican, como hombres verdaderamente sanos, Ii
entidades o como signos de entidades: se inventa un mundo, filosofía misma por tendencia expansiva de su propio ser. La
donde ellos están como en su hogar, y del cual proceden ..... justifican por el hecho simple y decisivo de que ellos filosofa·

48 49
Ton con la misma naturalidad con que los manantiales fluyen" 'r,/' ve la culminación del desarrollo de la cultura y del espíritu
buscando la luz tlel sol para sus aguas. Sólo una cultura como- griegos en Homero o en el apogeo de la tragedia, valorando así
la griega puede justificar a la filosofía p~rque unicamente ella con criterio absoluto y pathos romántico los tiempos primi~
puede saber por qué y cómo el filósofo no es una aparición tivos. Sin duda, el alma griega alcanzó fa plenitud de su triunfo
c<!_sual y arbitraria. Una necesidad acerada lo encadena a una y expansión a costa del doloroso sacrificio de su juventud, de
verdadera cultura. Cuando ésta no existe, entonces el filósofo. sus potentes impulsos primarios, de su primitividad turbulenta
es un cometa cuya presencia en su ámbito no puede ser calcu· y creadora, que, por superabundancia, engendraba dioses, hé-
lada ni prevista. "Los griegos justifican al filósofo porque éste- roes y monstruos en el seno tempestuoso de sus sueños; pero,
sólo entre :::llos no es un cometa". Los pensadores griegos osa· en virtud del proceso ineluctable e irreversible que condiciona
ron cumplir en sí mismos la ley de la filosofía, ajustando a ella,, históricamente toda cultura y toda civilización, el ave simbó-
a sus exigencias, el paso de su vida. La filosofía en la trágica lica de Minerva, como nos dice Hegel, sólo inicia, su vuelo en
época de •ris griegos encarnó y vibró, como un desafío al el crepúsculo, vale decir en la h~ra en que, sobre un fondo de
destino, en figuras como la de Anaximandro de Mileto, el grarr penumbra y por contraste con la sombra que se aproxima, es
modelo ele Empéclocles. De él, en su elogio, Ros dice Nietzsche más clara y sosegada la luz del espíritu, y las formas, ya dis-
que "vivió como escribió; hablaba tan solemnemente come> tantes del caldeado mediodía, se dibujan más netas y recor-
vestía; levantó la mano y asentó el pie como si esta existencia tadas en el claroscuro.
fuese una tragedia en la que él, como héroe, tuviese que repre-
sentar un papel para el cual hubiera nacido".
En síntesis, para Nietzsche, la filosofía de esta época deI
espíritu griego sería, en última instancia, una faceta de la
sabiduría dionysiaca, sabiduría que mediante procedimientos
apolíneos alcanza plasmación éstética en el mito trágico. Lo
.- dionysiaco, medido por lo apolíneo, manifiéstase "como la
eterna y originaria potencia artística que, en general, trae a
la existencia al mundo total de los fenómenos, en cuyo seno
. es necesaria una nueva apariencia ele transfiguración para man-
¡ tener en la vida al mundo animado de la individuación".
L Acerca de esta audaz y profunda interpretación de la cul-
tura griega, y de la concepción dionysiaca ele la vida que nues-
tro pensador funda en aquélla, es decir, en las fuerzas prima-
rias que se conjugan artísticamente en el mito trágico, debemos.
anotar, desde un punto de vista crítico, lo siguiente: Nietzsche

50
,.
' CAPÍTULO V

LOS "ESTUDIOS HISTORICOS" Y LA VIDA

En este período de su desenvolvimiento intelectual y la-


borioso aporte de elementos para su ·weltanschauung, a que
nos venimos refiriendo, Nietzsche trata de formular y cimentar
un ideal de la cultura en función del fomento y desarrollo
de la personalidad creadora, de las grandes individualidades.
Su exaltación del artista trágico, para el que reclama condicio-
nes estimulantes y un clima espiritual y estético propicio, así
como su búsqueda y apasionada petición de modelos huma-
. nos educadores, en lo artístico y en lo intelectual, tienden
deliberadamente a aquel fin, es decir, a revitalizar la cultu:ra
alemana de· esta época, a infundirle nueva savia, a centrarla
en las exigencias del presente y a la vez dotarla efe sentido
prospectivo. Para alcanzar este propósito era necesario supe-
rar serios obstáculos; había que luchar contra· el_ tipo del fi-
listeo, del supuesto represe!lt_agt~. cl_e l;:¡_verc1;ir]¡;ra_ rnk1,iraLal
qUeNietzsche lo veí~ -~;~~~nado. en David Strauss, y sobre
toao combatir la hipertrofia de la cultura histÓ~ica~· cuya pre-
ponderancia tiene un efecto depauperante sobre la vida, pa-
ralizando la iniciativa espiritual del hombre; consecuencias
bien graves que resultan de la manera, entonces en boga, de
considerar las disciplinas históricas, y cultivarlas. A este pro-
blema, a este verdadero escoIIo que impedía el desarrollo, la
progresión viviente y fecunda de la cultura, frenando toda
apetencia hacia lo nuevo y original, consagra Nietzsche la se-
gunda de sus Unzeitgemasse Betrachtungen, titulada: De la
Utilidad y del Daño de los Estudios Históricos, para la ~J.
53
:gir algo grande y sano, algo verdaderamente humano. Sólo me·
Dilucida con extraordinaria penetración el carácter y
las consecuencias inmediatas y visibles, como también las re- <liante la capac~d de utilizar ~~~~ara1ª vidat~Y. de
transformar de nuevo lo acontecido .--=:.=--===-
en histor1·a, el 11omb re ·
motas y ocultas, del fenómeno apuntado. A diferencia del ani-
llega a ser hombre. Pero entregado a un exceso de estudios
mal, cuya yida discurre, confo1:"!11e. a un estático y reducido rit-
históricos y abrumad<?._j>._?2:_.!~cuerdo ª~2__pasado, el ·hom.
~Eoral, de una manera no-histórica, el hombre, celoso
bre cesa nuevamente de ser y jamás podría retom~re~~-
de aquél, que al punto olvida y ve morir y extinguirse para
1?erizar si no pudiese refugi_a~se en ~q~era ele lo no·
siempre ensombra y niebla cada uno de sus instantes, está
histór_ico. Si él antes no hubiera estado envuelto en la nebu-
conaenadO a recordar y a doblegarse bajo el peso, cada vez
1osa de lo no-histórico, no se habría atrevido a llevar a cabo
mayor, del pasado, como si lo agobiase un fardo oscuro e in-
acto alguno de significación, de esos que delatan su potencia
visible, que lo inclina hacia un lado y retarda su paso. De esta
y su espíritu de iniciativa, al servicio de la vida.
experiencia ineludible saca él la convicción de que la existen-
cia es un pasado ininterrumpido, una cosa que vive de negar· Hay que saber oividar en el momento oportuno, y tam-
se y contradecirse a sí misma, de su propia destrucción. El bién, en el momento oportuno, recordar; saber discernir con
hombre niega, en apariencia, esta fatalidad, pero, por inercia, instinto vigoroso cuándo es necesario sentir de manera histó-
suele resignarse a ella. Ahora bien, un hombre que quisiera rica, Y cuándo de manera no-histórica. De aquí deriva, seo-ún
sentir sólo de una manera puramente histórica se asemejaría Nietzsche, el siguiente principio: "Lo no-histórico y lo h~tó-
a alguien a quien se privase completamente del sueño. Es po· ri_c~ son en la misma medida necesarios E.-ü~a_la sa~g__in- X
sible vivir casi sin recuerdos y hasta vivir, así, feliz, pero es ab- <l1v1duo, de un pueblo y de una cultura". La historia, pensada
· ... ~
oeomo nencia pura, devemda soberana, se nos imnondr¡a como
'.'.·p •• ~ ... , .'
solutamente imposible vivir sin olvidar; toda acción exige el
r_ " ~ 1

~~ olvido. El exce.so de insomnio, de sentido histórico perjudica una especie e aca •amiento de la vhla~~letOdÜslOS
. ~.~ al ser v~e;yasea-éste un hombre, un pueblo o-una cul- . eéhos y acontecimientos humanos. Conn:arraíñtrlte,Ya- cuftli-
1~ tura. Para que éstos no se conviertan en los sepultureros del r~ólüessa~Tri-omisoria para el porvenir
cuando sigue y se pliega a una nueva y poderosa corriente de
e,..,-.,.L~_;_, presente, es necesario determinar el grado de sentido histórico
vida, al proceso vivo ele una cultura en devenir; es decir, úni-
~lk 'to!eraQl_~.Y!._~me él, los Íímites en que el pasaacn1eñe
i ~nte ~uando ella está dominada por un_a fuerza sup~r i; A'.,..,,:>l'>:..1':.il
ln-'i ' que ser olvidado, a fin de permitir a la fuerza plástica de que
dispone un hombre, un pueblo, una cultura, desarrollarse y
_y no es ella la que domina y dirige. "La historia, en cuanto ~J _
.está al servicio de la·· vida, se ~nc~entra al servicio de una
crecer más allá de sí misma, de una manera peculiar, trans-
potencia no-histórica, y, por esta razón, acatando tal subor--
formando e incorporando lo extraño y lo que le llega del pa-
dinación, no podrá ni deberá nunca ser una ciencia pura~
sado. De acuerdo a ésto, la aptitud· de poder sentir, en un cier-
.<:orno lo es aproximativamente la matemática". La historia
to grado, de una manera a-histórica tendría que ser conside-
pertenece, principalmente, al tipo de hombre activo y pode- ~ic,,...,..e:,.,
ra~~T;-·api:Ttud más importante y primaria, por cuanto
roso, al que ha empeñado sus fuerzas en una gran lucha, y """r-........,.,..
en ella yace el fundamento sobre el cual úniéamente puede sur·

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también ál que, necesitando de maestros, de modelos, de con- debe ser eterno, engendra una de las más terribles luchas por--
fortadores, no puede encontrarlos entre sus compañeros ni que todo lo demás, todo lo que vive, responde con un rotundo
entre los hombres del presente. no, proclamando, como solución_ opuesta, que lo monumental
Pero no sóio en· este aspecto, el más seductor quizá, per- no debe surgir. En el camino que debe recorrer lo sublime,.
tenece la historia al hombre, sino que éste, en razón de su toda grandeza, para alcanzar la inmortalidad, todo lo que es.
esencia misma, instaura con aquélla otras relaciones, que son pequeño y bajo, que llena los rincones del mundo, tiende
aspectos de dicha pertenencia, y todas ellas delatan el com- sus ardides y obstáculos, para envolver y ahogar en su plúm-
plejo y delicado problema de la relación fundamental de la bea atmósfera a lo que es grande y noble. Pero la historia mo-
historia con la vida en general, con sus grandes intereses y numental, superando estos obstáculos, es una carrera de an-
supremas preocupaciones. Es un hecho incuestionable que has- torchas, a través de la cual únicamente la grandeza triunfa y
ta la historia misma decae y su cultivo se vuelve tedioso y ru- sobrevive. En este sentido, la gloria es la fe en la homogenei-
tinario cuando ella, en vez de mantener un saludable equili- dad y en la continuidad de lo grande de todas las épocas, es
brio con los intereses vitales, predomina en demasía sobre la la protesta contra la transitoriedad de las estit pes y la ca-
J
\
vida, y ésta degenera y se disgrega bajo el peso inerte del pa-
sado. Si la historia debe estar al servicio ele la vida, ésta, a
ducidad.
La consideración monumental del pasado, la ocupación
su vez, necesita de los servicios de la historia. Esta pertenece con lo clásico y raro de épocas anteriores puede ser útil al
al hombre, en tanto ser viviente y temporal, bajo tres aspec- hombré del presente, porque este piensa que la grandeza que
tos: la historia le pertenece como a ser activo y que aspira, ya existió fué ciertamente posible en otra época y que por
también porque conserva y venera y, por último, porque sufre consiguiente será posible otra vez. Pero también el cultivo
y está necesitado de liberación. "A esta trinidad de relaciones de la historia monumental no sólo puede acarrear perjuicios V--
corresponde una trinidad de especies de historia: si es lícito y males entre los hombres activos, con espíritu de iniciativa
distinguir así en los estudios históricos, una histo~ño.iii:l.:_-··· y poderosos, sino que, sobre todo, sus efectos son más nocivos
~~-'--~~~--:-~-.,~·- . -~-~-
inental, una anticuaria y una historia ·crífíca"-:-···
. . . .

¡ -- z:::_ para la vida del presente, cuando se apoderan de ella los inac-
El hombre activo, obligado a convivir con los débiles y tivos e impotentes, y, podríamos agregar, los eruditos sin alma,
ociosos desesperados, se vuelve a la historia monumental, tiene sin intuición del futuro, que, por delatora afinidad, se adoce·
necesidad de mirar detrás de sí para no asfixiarse y asquearse. nan en las llamadas "Academias de Estudios Históricos".
Su precepto reza: lo que sea capaz de dilatar más el concepto Hasta el mismo pasado sufre una deformación cuando la
del "hombre" y realizarlo con más belleza, tendría que existir c9nsideración monumental del pasad() prima sobre las otras
eternamente, para eternamente poder realizar esta tarea. No maner-as de considerarlo, es decir sobre la anticuaria y la crí-
otra es la idea fundamental que late en la fe en la humani- tica. Además la historia monl!mental induce a engaño por las..
dad, idea que se expresa en la exigencia de una historia mo:. analogías, y por semejanzas seductoras excita al hombre vale-
numental; pero justamente esta exigencia, de que lo grande roso a la audacia, y al entusiasta al fanatismo. Asimismo sus"

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..efectos pueden ser permc1osos y negativos en el dominio del .sirve a la vida cultivando devotamente lo que existe desde
.arte, en lo que respecta a la comprensión y estímulo que re- .antiguo, porque así él logra conservar para sus sucesores las
,quiere tod'}. nueva y auténtica creación artística, desde que las condiciones bajo las cuales ha nacido. Reviste de dignidad
natmalezas. artísticamente débiles o simplemente antiartísticas, y torna intangible lo pequeño,. lo limitado, lo vetusto con su
escudadas en la historia monumental del arte, suelen dirigir pátina, haciéndo de ello su hogar, transformándose en nos-
sus armas contra sus enemigos hereditarios, los espíritus vigo- tálgico inquilino del ~~~ª.?· La historia de su ciudad nativa
rosamente artísticos, los únicos aptos para extraer de aquella llega a ser su propia historia. El hombre con alma anticuaria
historia algo para la vida y de trar;sformar lo aprendido en es el tipo opuesto del que se deja seducir por el espíritu de
una elevada práctica. A estos espíritus creadores, temperamen· aventura, por el prurito migratorio, actitud proclive que, cuan-
tos artísticamente dotados, es a los que se les cierra el camino do es un pueblo el que la adopta, puede llevarlo a ser infiel
cuando se ensalza, sin comprensión, como único arte verda- a su pasado, a una incesante búsqueda d_e. lo nuevo con sello
dero, un monumento de cualquier gran época pasada. Los cosmopolita, a complacerse en lo exótico. Este es, por otra
que tal hacen poseen, en apariencia, el privilegio del ·"buen parte, el peligro a -que están expuestos los pueblos jóvenes,
gusto", aparecen como conocedores del arte, pero en realidad,. de corta tradición, sin instituciones totalmente cimentadas en
porque desearían suprimir el arte, han aprendido que se puede su idiosincrasia, es decir pueblos que todavía no han llegado
) "matar el arte mediante el arte". Como no quieren que, a la plenitud de sentido histórico y que, por lo mismo, no pue·
en arte, se cree nada grande, proclaman enfáticamente que lo den pregustar "el bienestar que siente el árbol en sus raíces".
que es grande ya existe aunque esta grandeza les importe tan Por su carácter mismo, el sentido anticuario, ya lo posea
poco como la que está en trance ele surgir. De este modo, la un hombre, una comuna o todo un pueblo, tiene siempre una
historia monumental es el, disfraz bajo el que se oculta su odio perspectiva muy limitada, quedando cerrada para él la visión
contra los grandes y poderosos de su época y que, para despis- de lo universal, y lo poco que abai:¿a:· en su horizonte lo ve
tar, se presenta como profunda admiración por los grandes y en una excesiva prcximidad, aislado y fragmentado. De aquí
poderosos de épocas pasadas. Merced a esta máscara, "ellos que, impotente para medir y diferenciar, asigrie a todo lo que
truecan el sentido peculiar de esta manera ele considerar la discierne en su ámbito la misma importancia, desde que no
historia en su opuesto, como si, lo sepan o no, su divisa fuese: podría evaluar con justicia las cosas del pasado en su rela-
Dejad a los muertos enterrar a los vivos". ·ción recíproca porque carece de criterio valorativo y de pro·
La historia pertenece también al hombre que conserva y porción. Debido a este estrechamiento de su horizonte y a las
venera, al que es fiel a. su pasado y con amor vuelve su mi- anejas deficiencias o limitaciones, ya apuntadas, a la conside·
rada hacia el lugar de donde es oriundo, experimentando un ;ración anticuaria de la historia la amenaza un peligro serio e
piadoso reconocimiento por haber advenido en él a la existen- inmediato, el de considerar, en última instancia, ~~~ _I~,,~l'l:..._
cia. Esta disposición caracteriza a la historia anticuaria .. El tiguo y pretérito y que está dentro del campo visual, como
<espíritu de conservación y veneración del hombre anticuario ~IiiTsñla veneración y, por e-Cco~b'-~ri~-~~~¡;~¡~
58 59
y combatir todo lo nuevo y que ac~sa l~ progresió~ de_ un puede enraizar para beneficio de la vida, siempre existiría el
desarrollo. Es así como el sentido anticuario, por servir exclu·
peligro, cuando ella llega a ser demasiado absorbente y exclu.
sivamente y someterse a la vida pasada, llega al extrem~ ~:
sivista, de que ahogue las otras maneras de considerar el pa·
minar la vida presente y viviente y, sobre todo, sus pos1b1h--
sado. Por cuanto ella, conforme a su índole, únicamente atien·
dades de superación. La historia anticuaria misma degener~
de' a conservar la vida y no a engendrar nueva vida, subestima
cuando la atmósfera fresca y vivificante del presente no la am-
:Siempre lo que está en devenir y desanollo; carece de ese ins-
ma ya, vale decir cuando el sentido histórico, parali~ado y
tinto adivinatorio del que, por ejemplo, no se encuentra pri-
minimalizado por una morosa delectación ante lo anug_uo Y
vada la historia monumental. Por faltarle, precisamente, este
vetusto,_ no conserva e incrementa la vida, sino que la disgre-
instinto y ·comprensión para lo que surge y está en estado d$-
ga y momifica. Así el árbol muere lentamente, y de un,a muer-
formación, la historia anticuaria anula toda firme decisión en
te no natural, desde su ramaje, hasta que se seca la ra1z al de-
pro de lo nuevo, traba y paraliza al hombre de acción, que,
clinar y anularse su función de impulsar la savia ha~ia el fo ..
por .serlo, tiene siempre que desoir y vulnerar toda clase de
llaje. Entonces asistimos "~t.áculo repug~~nte de u:
piedad por lo caduco, por las formas de vida ya perimidás,
furor ciego de colección, de una sord1da aQIDJ._~QIL_de_l:D_dov
por lo vetusto, por la 'venerable' antigualla. Ahora, si se pien-
los-vestigios de tiempos pretéritos''. El hombre, merced a esta
sa cuánta piedad y veneración han sido necesarias por parte
proclividad, "se envuelve e]J un~ a~ó~fera mohosa, lle~andcr
del individuo y las sucesivas generaciones para que algo sus-
a rebajar nobles necesidades y d1spos1c10nes _por la mama an-
ceptible de ello adquiera carácter de antigüedad, aparacerá
ticuaria, por un insaciable apetito de todas las antiguallas".
como una osadía y una perversidad sustituir una tal antigüe-
Esta manía tiene todavía una forma degenerativa, la del
dad, reconocida y venerada durante el lapso de una vida hu-
coleccionismo que se ceba con toda clase de cosas vetustas, así
¡ sean abolorios u objetos de similor, ese coleccionismo que
mana y más allá de él, por una novedad, por un producto
recién surgido del movimiento de la vida; parecerá entera·
también suele especializarse en conteras de bastón, sables, lla- mente temerario y absurdo oponer al cúmulo de actos pia·
ves mangos de paraguas, medallas conmemorativas, etc.; toda -dosos y de veneración, que han hecho intangible e inmortali-
esa' chatarra "histórica" que "atesoran" los "museos privados", zado lo antiguo y sancionado por la costumbre, las formas fla-
en todas las latitudes donde el hombre anticuario cree fami- mantes del devenir, de lo actual, de lo naciente e inédito.
liarizarse con la vida de épocas pretéritas, y rendirle eficiente
Si el hombre ha de evitar aquellos errores necesita muy
culto, aferrándose a esos vestigios y detritus que ha depositado -a menudo al lado de la ma~e~a -mo-;-~mentaC~d.;!a~~-
a su paso la corriente vital, ni más ni menos como quien pre~ -----------------=-'- ',...._,""'-~"~

tendiese saber de la magnitud e ímpetu del mar por los cara· @) ci,. de consi~er~!_,~l 12asad~~1:n~t:rcera, }a, maner! c!Jtic¿_, 1a
que también debe estar al servicio de la vida. Para poder vivir,
coles y escamas de peces que él en su reflujo deja sobre la.
para obedecer a las perentorias exigencias .del presente, tiene
playa. que tener la fuerza de romper un pasado y anularle. Logra
Aunque la historia anticuaria no perdiese el suelo en que.- este pr·opósito indagando severamente este pasado, juzgándolo
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en_ germinación, desde que es este mismo pasado, en sus as-
y finalmente pronunciando condena contra él. Pero la instan- pectos y estructuras más caducas ' en la forma de ~~~ · ·¡· ·'
cia que aquí juzga no es la justicia, en la que suelen ampa- d ecadente que •él encarna, el que así puo-na o por sobr ev1virse~
· ·
rarse las valoraciones históricas y la presunta objetividad def Para lograr!o . .tiende a presentarse ha]· o el disfraz de un pre~ ·
juicio histórico; mucho menos es la gracia, dispuesta a tender sente .promisorio
. .
merced
.
al .
albur histórico· de su frág"l
i y cir-
·
un piadoso velo sobre los errores y desafueros del pasado, ]3!:_, cunstancial maridaje con lo que es su antítesis, con lo ue
que dicta el fallo, sino g:ii_e__l~_quej_u_zga es únicamen~e la vida. representa una forma opuesta ele civilización en cierne q 1
·"'t..f.~:....:~ a~ote1icl3. oscura, toda ímpet_1:1. y __q~iablemenjs;- cual, habiencl~ termi~ado ~estación
su. subterránea, avanza ho;
.::..... se apetece sólo a sí misma. De aquí que sus sentencias, por a .la luz del dia con mcontemble pujanza. Semejante parado·
dlO emanar de una fuente 1mra del conocimi~nto, sean siem- histórica,
_ ilusión creada por obra de los lemas y consignas, · Jª
pre inmisericordes e injustas, y aunque, en la mayoría de los acunados por el capitalismo occidental, sólo lÍa podido pren-
casos, fuese la justicia misma la que se pronunciara, aquéllas der Y pr~sp~1:ar en los países colonizados y coloniales, en sus
no serían otras. "Tanto son una sola y mism;i cosa vivir y ser ~Jases, mas bien que dirigentes, .dirigidas, mas ella es inope-
injusto que se precisa mucha fuerza para sa.>er vivir y olvi- 1 ante en los pueblos protagonistas de la historia, los que fue-
dar". Pero la vida, que necesita de olvido, reclama momen- ron a la guerra ya animados por un espíritu revolucionario,
táneamente fa. anulación de este olvido, y someter a las cosas que en E~ropa era algo más que un estado latente, y después
y valores perviventes del pasado a un severo examen para en- se en:~mmaro·n· a la "paz" dispuestos a precipitarse en lá re-·
juiciarlos con .ánimo implacable, porque estima que deben voluc10n, a vivir las dramáticas peripecias del despuntar· de··
desaparecer. Entonces se los considera históricamente desde una nueva época.
un punto de vista crítico y, con resolución enérgica, haciendo ~n. la negación del pasado, a la que es muy difícil fijarle
tabla rasa de todos los actos piadosos que han contribuido a u.n lmute, se trata en el fondo de algo que no es el mero pru-
erigir y consolicÍar esas cosas y valores, se destruyen sus raíces. rito de negar y de destruir, sino que en aquella. negación irre-
Esta tarea es, sin duela, arriesgada y peligrosa para la vida, Yerente de lo tradicional manifiéstase la lucha por conquistar
para esa vida cuyo servicio aquélla invoca para justificarse. una dimensión fundamental para el logro de lo peculiar del
Cµando hombres o épocas sir-Ven a la vida de este modo, es hombre, de su vi~a individual: la afirmación de la personali-
decir enjuiciando despiadadamente el pasado y atacando en ~- dad. Para consegmrlo, el hombre ha ele rebelarse y luchar con·
su raíz a las cosas, instituciones y privileg~os a que aquél dió tra lo que le ha sido trasmitido por la herencia, contra Jo in-
vigencia, ellos son peligrosos y exponen a graves peligros a la nato Y lo adquirido por la educación, hasta crear en él un-
\ l humanidad y a las épocas. nuevo hábito, un instinto, nuevo, una seo-unda naturaleza d
d 1 º . , e
En este sentido, Nietzsche vería a nuestra época y a la hu- mo. o que a primera, que es resultado del acervo hereditario-
manidad actual como anómalamente peligrosas, y expuestas )' viene configurada por costumbres y hábitos inveterados e&
desplazada y suplantada por aquélla. ' .
ellas mismas a los mayores peligros, por cuanto lo que sus co-
Cada una de las tres maneras posibles y justificadas de
mandos pretenden destruir no es el pasado, sino un presente
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sentimiento de la cultura, pero que no llega a ser una deci-
--considerar la historia únicamente está en su derecho y tiene
sión y una vocación para la cultura, una reacción espiritual
sentido para la vida en un solo terreno y bajo un solo clima,
condicionada por ésta, vale decir por un saber perfectamente
adecuados a una determinada finalidad del hombre; en cua-
asimilado y transformado en propia sustancia. Lo que en esta
lesquiera otras condiciones ella está fuera de su órbita y se
supuesta cultura aparece como motivo real, lo que visible-
·desarrolla como cizaña desvastadora. "Cuando el hombre quie-
mente se manifiesta al exterior como acción no es nada más
re crear algo grande, en general necesita del pasado y se apo-
que actitud convencional indiferente, una imitación lamen-
dera de éste mediante la historia monumental; quien, por el
table cuando no un gesto grotesco. La identificación ele "cul-
-contrario, quiere perseverar en lo usual, en viejas verenacio-
tura" con "cultura histórica", realizada por el hombre moder-
nes, ese se ocupa del pasado como historiador anticuario; y
no, llenaría ele asombro a un griego, para quien una persona
únicamente aquel a quien angustia una urgencia del presente
puede ser muy culta y sin embargo carecer en absoluto de
y quiere a t9da costa desembarazarse de este peso, sólo ese
cultura histórica; el griego, afincado en un sentimiento no-
tiene necesidad de la historia crítica, es decir, de la que juzga
histórico, con todos sus impulsos creadores, no atinaría a re-
y condena". Del irreflexivo trastrueque de estas tareas, del
conocer en la cultura moderna, atiborrada de historia, una
transporte de la planta a un suelo que no es el suyo, pueden
. forma de cultura. En cambio, si un hombre moderno pu-
nacer muchos males. Así "el crítico sin angusti~, el anticua-
tliese, por arte mágica, incursionar en el mundo de los grie-
rio sin piedad, el que conoce lo grande y no puede realizarlo,
gos, es más que probable que a éstos los encontrase "muy
·son plantas que se transforman rápidamente en malas hier-
incultos", entregando, con esta impresión, a la burla pública
bas, extrañas a su suelo nativo· natural y que a causa de ello
el secreto, tan cuidadosamente guardado, de la cultura mo-
han degenerado".
derna.
El desmesurado lugar que en la vida moderna ocupan
El espíritu moderno ha solido infructuosamente-~
los estudios históricos, su hipertrofia, ha tenido y tiene graves
a la historia como remedio contra las tendencias inno~ado­
( consecuencias para la cultura y sobre todo para el nexo que
ras, contra el impulso subversivo de lo nuevo, dispuesto~
·ésta· debe mantener con la vida. El saber desmedido, adqui-
abrirse camino. Quizá para esto hubiese servido la historia,
rido aún contra la necesidad, el hartazgo de conocimient~s
es decir,-;;~~º narcótico contra el disconformismo y las ten-
históricos, que no remedia el hambre, no obran ya como trans-
dencias revolucionarias, si ella -subraya Nietzsche- no fuera
formador e incitador, impulsándonos al exterior, predispo· .siempre una teodicea cristiana disfrazada, si fuese escrita con
niéndonos a la actividad, sino que esa informe copia queda más justicia y fervor de simpatía. Pero los historiadores, para
oculta en una especie de i;nundo interior caótico. Una cultura quienes la historia es esta fable convenue, no se han propues-
que se nutre de tal saber no es algo viviente, siendo éste el to la más orgullosa de las tareas, no quedar al margen y
caso de nuestra cultura moderna que precisamente por ello :rezagados con relación a todo avance viril, sino que sólo han
no es una verdadera cultura, sino una especia de saber acerca trat~do de asegurarse, lejos de toda inquietud, en una pecu·
<le la cultura, que se reduce a una idea de la cultura, a un liar especie de felicidad apacible. De aquí que ellos, delatan·
64 65
tlo un estado de debilidad, una inclinación hacia lo anacró~
meo, sean los sistemáticos opositores de todos los movimien~
tos revolucionarios y reformadores. Cuando un pueblo, en su:
J lucha espiritual, busca exclusivamente su mira en el pasado,. CAPÍTULO VI
ello es un síntoma de relajamiento, de regresión y de cadu-
cidad. EL ESPIRITU LIBRE
El exceso de los estudios históricos llen aparejado se-
¡_ .. rios peligros. Debilita la personalidad e impide al individuo,, Después de estos años de intensa labor, de entusiasmo
así como a la comunidad, encaminarse a la madurez, alcanzar· productivo, de rotundas afirmaciones vitales, de fe en una res-
la plenitud vital; difunde la creencia negativa de que todos; tauración de la cultura sobre la base de una revitalización
somo~ seres tardíos, llegados a la vida con retardo y, por de las fuerzas creadoras del espÍrÍtu;<leTucha po~- una con:
lo mismo, condenados a ser epígonos de ejemplares anterio- cej)CÍón é:Ie--la v!da fundada "en la exaltación de los valores ar-
res, de una grandeza que sólo ha conocido el pasado. De- tísticos y del sentimiento trágico, años en que Nietzsche, sa-
este modo la época se torna escéptica y_ egoísta, estado de -;•. turado de pathos romántico, incursiona en el mundo griego
píritu que termina por paralizar y hasta destruir la fuern~ y se enciende de apasionada admiración por el espectáculo
vital, consecuencia tanto más grrave para el hombre moderno, auroral de las potencias primarias que plasman y animan su
que ya padece de un debilitamiento de la personalidad. Todo cultura; tras este período, de animosa frecuentación de la ter-
esto nos dice que la historia, con su pesadumbre y peligros- tulia de Tribschen, de amistad espiritual y solidaridad artís-
i~trínsecos sólo puede ser soportada por las grandes persona- tica con vVagner, de fervor por lo dionysiaco, preconizados
lidades, por aquellas que se sienten fuertemente imantadas- como antídoto para el letargo en que yacía la cultura mo-
por el futuro y movilizadas por una tarea original; en cam. derna, de esperanzas en que una nueva situación, un nuevo
bio, a l_as personalidades débiles termina por esfumarlas, por clima espiritual favorezca el advenimiento del artista trágico,
convertirlas en eco amortecido del pasado, de ejemplaridades. del genio, de grandes personalidades orientadoras, sobreviene
pretéritas, bajo cuyo peso quedan anonadadas. Unicamente- una etapa crítica en la vida y en el pensamiento de Nietzsche,
los intérpretes del presente y audaces constructores del porve~ coincidente con un principio de quebrantamiento de su salud
nir ~oseen la aptitud y la necesaria acuidad de visión pros- física, de suyo un tanto precaria ya. Es un período en que
pectiva para entender el mensaje de la historia, la palabra hacen crisis ciertas tendencias básicas de su ideario, hasta el
del pasado, que "es siempre p_alabra de oráculo". punto de producirse un vuelco en las mismas, un cambio de
signo. También su amistad con vVagner, trabajada por ten-
siones que paulatinamente iban ahondando un íntimo des·
acuerdo con el maestro, con la orientación que estaba toman-
do su arte, se aproxima a su punto neurálgico, de crisis.
Durante este lapso (1876-188), cuyos hitos intelectuales

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~ciado, como él lo creyó antes, en el molde de 1a gran per-
son Humano, Demasiado' Humano, El Viajero y su Sombra,
Aurora y La Gaya Ciencia_. Nietzsche está de vuelta del mun- sonalidad, sino en el cognoscente, ~n_ el pensador devisión
do alucinante de la fantasía, ha reaccionado violentamente ª--
perspicua, que es qm:_~:erdaderamnte ti{Lifica - ~g~•.
Sólo el pensador, er "espíritu libre'', emancipado de ideas tra-
contra el pathos romántico, que interpuso un velo ilusivo en-
dicionales, leyes, hábitos e inveteradas valoraciones del mun-
tre su visión de pensador y la realidad, la que, desplazada de
do y ele lo humano, puede planear por encima de la corriente
su enfoque, se le ofreció sólo refractada en una artificiosa
del acontecer y _elevarse a diáfana y gélida altitud para con-
perspectiva; en una palabra, ha puesto vallas críticas al des-
templar, sin velos, el total panorama de la vida. Esta gran
borde de su entusiasmo por lo dionysiaco y a sus esperanzas
posibilidad est~ reservada a muy pocos, y en los más n.2 puede
en un renacimiento del arte trágico, cifrado en la música de
~~~rtad_a_por_obra_dt:__la educación ni por aleccionamien-
Wagner. Si antes había exaltado la vida, hasta las ilusio-
nes que ti~ñden a afirmarla, aún a costa de la . to magistral alguno.
·---E;_-·la conc;pciÓn de su ideal del espíritu libre, Nietzsche
festeja, con un fugaz estremecimiento de dicha, su propia Ji.
beración espiritual, al tiempo que veía los amplios lineamien·
tos estructurales de un mundo nuevo de ideas, al que se en-
caminaba. Trata de abarcarlo y expresarlo en su compleja
unidad, apelando a la concisión aforística, en las precitadas
y cerrarnos el acceso a las verdades obras. Inida en éstas la critica de la religión y de la moral
'.!!" ---·--·-·-f················~---········~~---"·····~~·-····~-·-·---··-~-·
mouestas, pero irmes y claras _y~__en última instancia, libera- cristiana, atacando el carácter heterónomo de la última; asi·
doras. Paraafirmar Ía ~-ici~ y-servirla en sus ~xigencias y con- mismo combate; con sarcástica agudeza, el eudemonismo su·
temaos auténticos no es necesario sumirse en la niebla de un perficial y a ultranza, preconizado por la moral del filisteo.
entusiasmo fácil y cegatón, en la embriaguez de lo fantástico, En Menschliches Allzumenschliches, poseído por el pathos de .
y dar la espalda a la vida real, en sus aspectos cotidianos, sino la verdad, peticiona, como elevada meta del cognoscente, una
que es imperativo afrontarla con obstinada lucidez, sin cernu: cultura cimentada en los postulados del espíritu libre y orien-
los ojos a sus fealdades y dolores y dispuestos, a pesar de sus tada hacia la plena vigencia de éste. Nos dice, aquí, que toda
sombras, de su prosaica aridez, a responder rotundamente con creencia en el valor y dignidad de la vida radica en un pen·
un sí a su llam·ado, a la tarea que, condicionada por un cono- sar impuro. Aún los pocos hombres bien dotados, que pue·
cimiento insobornable, nos impone. Sólo así podremos orien· den ir más allá de sí mismos con el pensamiento, no logran
tamos libremente, sin prejuicios, con intelección clara, en la contemplar esta vida universal, sino sólo limitados aspectos
trama turbia y polifacética de su realidad. parciales de la misma. Para la mayoría de los hombres, todo
. Esta tarea se compendia, para Nietzsche, en el ideal del
lo extra-personal no es otra cosa, a lo más, que una débil
J "~píritu libre'', al que lo verá encarnado, no en el artista,
sombra. De donde, el valor de la vida sólo consiste, para el
hombre vulgar, cotidiano, en que él se considera a sí mismo
incapaz de madurez esipiritual, y que, por lo mismo, no está
--~-~
68 69
más importante que el mundo. Caracteriza a una cultura más
:frohliche Wissenschaft, el libro que, a aquellos que antes han
alta y desarrollada el saber apreciar en más las verdades pe-
.sabido de guerra y victoria, enseña a vivir y a reír alegremen- -
queñas e insignificantes, descubiertas con método estricto, que
'te, escribe: "¡No! La vida no _me ha decepcionado! De año
los errores deslumbrantes y bienhechores, que proceden de
-en año la encuentro, por el contrario, más rica, más deseable,
épocas y de hombres dotados metafísica y artísticamente. An·
y más misteriosa, desde el día en que el gran liberador vino
_ tiguamente, se recurría al espíritu no mediante el pensar es·
}zacia mí, es decir, aquella idea de que la vida puede ser un
tricto, sin0 que su tarea más seria consistía en acabar de tejer,
-experimento del cognoscente, y no un deber, no una fatali-
sobre un fondo de ilusión, la tra..'Tia de símbolos y formas;
<lad, no un fraude. Y hasta el conocimiento mismo, para ~tros
pero esto ha cambiado, y aquella seriedad de lo simbólico
puede ser algo distinto, por ejemplo, una silla poltrona o el
ha llegado a ser la característica de las culturas más bajas.
-camino hacia la holgazanería, o un entretenimiento, o un ocio;
Las formas de nuestra vida devienen cada vez más espirituales,
en cambio, para mí él es un mundo de peligros y victorias, en
aunque, para el ojo de épocas anteriores, quizá más feas, pero
el que también los sentimientos heróicos tienen sus pales-
sólo porque él no puede ver cómo el reino de la belleza es• ::tras y salas de baile".
piritual interior continuamente se ahonda y dilata.
En esta etapa del desarrollo de su pensamiento, él se ha
Si antes, para Nietzsche, el impulso hacia el conqcimien·
f to era antípoda del que nos lleva hacia la vida y a su incondi-
empeñado en el combate contra los grandes y difundidos erro-
res tras los que se han extraviado los hombres, atraídos por
cionada afirmación, y por consiguiente nocivo; si llegó a pen-
el señuelo de la iiusión. Con su Humano, Demasiado Huma•
sar, como lo expresa en una sus cartas (la que dirige, desde
no, obra de la cual dirá, después, que es "el monumento de
Basilea, el 13 de diciembre de 1875, al barón de Gersdorff),
.una crisis", enciende una antorcha, que no da humo sino pura
que "el querer conocer es la última región del querer vivir;
claridad, para iluminar el mundo subterráneo del Ideal y
ala-o así como un reino intermedio entre el querer y el no
-descubrir en cada uno de sus escondrijos, donde el Ideal está
. q:erer )'ª' un trozo de purgatorio, por cuanto se mira hacia
en su casa, un error tras otro, manifestaciones diversas de una
. atrás, hacia la vida, con desprecio y descontento", ahora, en
este período de crisis y transición, proclama la primacía del
misma "cosa en sí", y mediante despiadado análisis llevarlos a
una mortal temperatura de congelación. Así, envueltos en el
1 conocer y de la verdad sobre la vida, y concibe a ésta como
un camino hacia la verdad, como un medio para el conoci-
miento.
sutil sudario de su crítica, nos exhibe, yertos, al "genio", al
-''santo", a la sedicente "convicción", a la "compasión".

Esta postura nueva no supone, en Nietzsche, una _decep- Entre la aparición de Humano, Demasiado Humano
ción de la vida ni un aflojamiento en el esfuerzo hacia una (1878) y la de Aurora (1881) la dolencia que padecía Nietz-
valoración oositiva de sus contenidos, ni mucho menos. Con sche se agrava, poniendo en peligro su vida, a lo que se agre-
ga la crisis espiritual, por que atravesaba, doblada de un des-
ella, simpl:mente, inicia lo que él, con expresión significa-
tiva, llamaría, después, una transmutación de los valores, o ;garramiento en su intimidad, conflicto ya existente que, por
sea, una valoración de la vida desde otra perspectiva. En Die 11aber alcanzado su punto álgido, llega a un desenlace inevi-
table, todo lo cual somete a dura prueba la admirable ente-
r¡o
71
reza de su carácter y la {idelidad a su concepto de la vida Y bre del ~ismo año, escribe: "Mis sentimientos sobre \Vagner:c ·
de las circunstancias, conquista, esta última, más difícil y ''ª· son ya libres por completo. Todo esto tenía que pasar tal·
liosa. Así, con su caso personal, sobreponiéndose al dolor, él cual ha pasado. Ello me ha hecho bien y ahora contem-
supo dar testimonio de su posición y sus ideas. Ya al co- plo mi emancipación de Wagner como un progreso espiritual"_
mienzo del año de 1878, antes de la publicación de Humano, El vínculo amistoso, tan fuerte y fecundo otrora, quedaba
Demasiado Humano, su alejamiento de \Vagner, que se había para siempre roto, y, mientras Wagner triunfaba y el éxito
acentuado en los últimos tiempos, llega a la ruptura defini- le sonreía, Nietzsche, erguido ante su doloroso destino
tiva, tácitamente en lo que respecta a la publicidad, ya que queda consignado,sin desviaciones ni interferencias, a su órbita
ella no deja de trasuntarse en expresiones privadas de carác- de astro solitario. Moral pura y diamantina de estrella que
ter epistolar. El motivo, la gota que hace desbordar el vaso vive de su propia luz, parecía ser su consigna en este trance,.
fue el Parsifal, obra en la que el arte de \Vagner, que ya pre· como, con alusión simbólica quizá, cantó en el "Prólogo en ri-
ludiaba su vuelco hacia el cristianismo, se convierte resuelta- mas alemanas" a La Gaya Ciencia:
mente a éste, dando la espalda al culto del héroe trágico y a
la visión grieo-a y germana de la vida, en cuyo soplo vivifican· Vorausbestimmt zur Sternenbahn
o .
te se mecieron los primeros acordes de su música y renació; Was geht dich, Stern, das Dunkel an?
para acompañarla en su '-uelo, la poesía dramática, conjugada ......................................
con el canto. Der fernsten Welt gehürt dein Schein ...
En carta al barón de Seydlitz, desde Basilea, de fecha 4
de enero de 1878, Nietzsche le dice lo siguiente: "Ayer recibí ("Predestinada a tu órbita, ¿qué te importa, estrella, de·
el Parsifal, que me fue enviado por \"7agner. A la primera: la oscuridad ... ? Al mundo más remoto pertenece tu ful-
lectura, mis impresiones son éstas: Toda la obra está llena: gor ... ").
del espíritu de la contra Reforma, y hay en ella mucho más El estado de salud de Nietzsche empeora hasta el punto·
de Liszt que de \Vagner. Además, acostumbrado yo a lo grie- de que ni él confía ya en que sus agotadas fuerzas físicas pue-
go y a lo humano en general, encuentro la produc_ción wagne- . dan resistir al mal que lo aqueja, y se siente a un paso de la
riana excesivamente limitada dentro del cristianismo y del muerte. Previendo su fin, que cree sobrevendrá en forma re-
tiempo. Sobre todo esto, hay en Parsifal una absoluta falta . pentina, en un espasmo, como expresión de última voluntad·
de carne y, en cambio, demasiada sangre (en la Cena ya es pide a su hermana le prometa, con lo que testimonia, una:
una verdadera plétora de ella). Le diré, por último, que no vez más, su firmeza interior y soberana libertad de espíritu,;.
me agradan las mujeres histéricas. . . El lengua je suena como que sólo sus amigos, y no los indiferentes, acompañaran sus
una traducción de un idioma extranjero. En cambio, las si- restos: "Como yo no podré defenderme ya, hazlo tú; que nin-
tuaciones y su desenvolvimiento son de la más elevada poesía gún sacerdote, que nadie pronuncie sobre mi ataúd palabras.
y lo más alto que se puede alcanzar en música". En otra .car- sin sinceridad. Dispón todo de modo que me entierren sin:
ta, al mismo destinatario, fechada en Basilea el 18 de nov1em- farsa, como a un buen pagano". No obstante sus fundados.

72 73
temores, la enfermedad no logra quebrar su frágil naturaleza <{Ue he dado !ª m~ gota de buen aceite y que ello hará que
y la crisis pasa, dejándolo sumamente debilitado y hasta ave~ no. se me olvide. He hecho la prueba de mi concepción del
jentado. En esta situación, Nietzsche se desliga por completo umverso; otros la probarán en el porvenir Al 1
. , . · ··· eer este
de sus deberes profesionales, renunciando a su cátedra de Fi- mi ultimo manuscrito vea usted, mi querido amigo, si puede
lología clásica en la Universidad de Basilea, la que recompen- -encontrar en él huellas de sufrimiento y depresión. Creo que
sará anualmente sus servicios, en forma modesta, pero sufi- n~ ha de hallarlas y ya esta creencia es un signo de que en
ciente, para que su ex profesor pueda subvenir, también, con mis doctrinas se ocultan fuerzas y no desfallecimientos y lasi-
modestia, a sus necesidades. Ya libre de su oficio y las solici- tud, que es lo que en ellas buscarán mis adversarios".
- tac10nes del ambiente habitual, se dirige, acompañado por su Alguna mejoría ha experimentado, aunque transitoria,
hermana, a la alta Engadina, buscando aire puro, de altura, -quedando siempre bajo la amenaza de una nueva crisis de una
para reponer sus escasas fuerzas y tonificar sus pobres nervios, salud, tan en extremo precaria y vacilante, que debe defen-
cuerdas tensas y finísimas que milagrosamente resisten la vi- derla día a día. En estas condiciones resuelve ir a pasar el
bración demas~ado fuerte que les comunica un pensamiento invierno a Naumburg, con su famiila porque "hay estados en
que no conoce pausa. En su viaje, se detiene tres semanas en lo~ q.ue lo mejor que puede hacer uno es refugiarse en su pa-
"Viesen, lugar de altura media, instalándose después en el alto tria ]Unto a una madre, y rodeado de los recuerdos de la in-
valle, rodeado de apacible soledad y próximo a los ventisque· fancia". Aquí su mal se reagrava; los efectos del invierno,
ros. Se somete a una absoluta privación de todo, y, como él muy frío, y la nieve dañan sn sistema nervioso, débil y excesi-
nos lo hace saber, su alojamiento, toda su comodidad, sólo vamente excitable a causa de la enfermedad. Otra vez se sien-
<Consiste en "una celda con una cama por único mueblaje, y te rondado por la muerte y hasta desea que ésta Ilerue pronto
una comida ascética". ¡Digna morada, allá en la altura, sole, a liberarlo de sus terribles sufrimientos. En carta, de;de Naum-
-sin amigos, sin trato de ningún género, la de este verdadero y hurg, dirigida a Malwida von Meysenbug el 14 de enero de
:grande asceta del pensamiento! 1880, le dice: "El horrible y casi continuo martirio de mi vida
Durante los tres meses que permanece en la Engadina, la me hace anhelar su fin, y, según muchos signos, está muy cet-
idea de un fin próximo y súbito no lo abandona, mira a la ca~o . el ataque cerebral que ha de confirmar mi esperanza.
muerte de frente todos los días, como un guerrero, pero tra- M.t. vida en estos últimos años puede compararse, en lo que se
baja y da cima a los aforismos de la segunda parte de Hu- refiere a torturas y privaciones, con la de cualquier asceta de
mano, Demasiado Humano y a El Viajero y su Sombra. Al -cualquier época. A pesar de todo esto, he logrado en este
remitirle el manuso-ito a su amigo Peter Gast, le dice, en car- tiem~o suavizar y purificar mi alma de tal modo que ya no
ta, desde Saint Moritz, del 11 de septiembre de 1879: "Me necesito para conseguirlo ni de la Religión ni del Arte ...
hallo al final de mis treinta y cinco años, o como se dijo unos Ningún dolor ha podido conseguir ni conseguirá jamás que
·siglos antes de nuestra época: "en medio del camino de la yo dé un falso testimonio de la vida, o contrario a como ésta
vida". . . En esta mitad de la vida estoy tan "cercado por la se ofrece ante Iltis ujo1.".
muerte" que ella me puede sorprender a cada instante ... Sé Con el declinar de los últimos fríos invernales, Nietzsche
'
'74
siente un alivio en su estado físico y moral, y buscando clima
más propicio y distracción se dirige a Venecia, donde le hará una religión, de ~na metafísica, de una moral s·
•. . · ' l.!!Q entregar-
compañía su amigo Peter Gast; son "agradables días de mim<> se con sacnfic10, con pasión, a la actividad reclamad· .
1 a ~runa
y abandono" para el enfermo y su ánimo fatigado pero siem· cu tura que, en trance de alumbramiento necesi"t ··;;- ~~~~
- . • · · . '· a instaurar
n~evos vaTores, mferir posibilidades nu~
pre valeroso. En septiembre está de regreso en Naumburg, te l f" ' con.
mostrándose a los suyos de buen humor y comunicativo; por . . mp ar y a irmar al hombre, de cuer120 entero, bªiº-una cla.
su expresión diríase que disfruta de una tranquila dicha; ilu- ndad ortal. Con esta consirna queda tambi"e' b -:-=,
. . o n osque1ada
minada por nuevos pensamientos. Al cabo de un mes, para ·con un sentido de transición, la próxima y fructuosa et •
del pensamiento nietzscheano. apa
sustraerse a las nieblas del otoño, que tanto mal hacían a sus
nervios, emprende de nuevo viaje hacia Italia, aposentándose
en Génova por una temporada, que obró en él como un se-
dante, pues encontró calma y pudo hacer vida apacible en el
ambiente alegre y hospitalario de la vieja ciudad marina. Es
éste un período, en la vida de Nietzsche, que podemos llamar
de convalecencia y recobro de energías, en el cual logra concen-
trar de nuevo' su pensamiento y retomar ideas, que había de-
jado como eslabónes sueltos,. para acabar de pensarlas. Da fin
a la redacción de _los aforismos de Morgenrothe, libro, en
cierto sentido, afirmativo, restaurador de rutas deliberadamen·
te borradas, en el que inicia una campaña indirecta contra la
moral y sus valores consagrados y prosigue su labor, comen-
zada con Humano, Demasiado Humano, de desenmascarar al
"Ideal" en otros de sus avatares. En el frontispicio se lee, alu-
sivamente a la tarea y finalidad perseguida, la sentencia in-
dia: "¡Hay tantas· auroras que no han alumbrado todavía"f
A u rora es, pues, una obra de convalecencia, en la cual,
con el renacimiento a la vida y el prurito de redescubrimien-
to que lo acompaña, cosas y problemas son vistos bajo una
luz nueva, en una perspectiva eri la que lo tradicionalmente
preterido y habitual se ofrece al autor con un sabor de no-
vedad, de primicia. La consigna de Nietzsche, en esta etapa
de su desenvolvimiento intelectual, podemos sintetizarla en
es:as palabras: Nada__~_:_:_e!ugiarse en el habitáculo inerte de

76
'l'l
CAPÍTULO VII

EL MENSAJE DE ZARATHUSTRA

Después de Aurora y La Gaya Ciencia, se abre para Nietz--


sche, siempre impelido por la poderosa pasión de la búsqueda,
ávido de un continente ignoto más allá de los mares explo-
rados por el pensamiento, el paréntesis lírico y profético de
Also spraclz Zarathustra. Su espíritu avizor ha escalado una
cima para desde ella tender hacia el futuro el arco de una es-
peranza visionaria. La ascensión fue un delirio lleno de lu-
cidez, y la silenciosa llegada de Zarathustra a la tienda del so-
litario una sorpresa sin más testigos que la montaña, el cielo
y el lago, ese lago en cuyo espejo vio recortarse la silueta del
huésped que hacia él venía para hacerlo depositario de su
mensaje. Entonces la soledad de Nietzsche se pobló de un
canto, de esos que antes no brotaron del estro de los poetas;
pues el peregrino le traía el zumo de un lirismo nuevo, de-
cantado en ritmos más rotundos y alados que los que ya flu-
yeran de su vena poética. ¿Cómo y en qué circunstancias nació-
Zarathustra?; ¿qué contempló desde la cima, que echó a cami-
nar en dirección a los hombres, para hacerles partícipes de
su visión y empujarlos con su palabra, con sus armoniosos
"sermones morales", hacia una meta lejana, hacia una nece-
saria y difíéil superación?
Nietzsche pone fin a su estada en Génova y se dirige a
un pueblito del Véneto, en los Alpes italianos, d?nde queda
unos días en la grata compañía de Peter Gast, trasladándose-
luego a Sils María, en la Engadina, cuyo clima de altura y la
rústica tranquilidad de estos valles alpinos influyeran favo-

79
rablemente en su delicado estado de salud dos años antes. Du- medida y jerarquizada por el impulso hacia una vida ascen-
rante una caminata, de las que diariamente hacía por esta <lente, afanosa de plenitud y expansión. Es necesario deslin-
bella región boscosa y lacustre de la alta Engadina, un día dar entre valores auténticos y falsos, entre vida afirmativa y
de agosto de 1881, en que se dirigía a través de los bosques decadente. Zarathustra llega para decirnos, con tono premio-
hacia las orillas del lago de Silvaplana, hizo un alto ante una :So, con el acento sugestivo de la parábola: "Es ya la época
enorme roca piramidal, cerca de Surlei. Aquí, su espíritu se de que el hombre se proponga su finalidad, es ya la época de
·sintió traspasado por un pensamiento nuevo y deslumbrante, -que el hombre plante la simiente de su más alta esperanza".
que ya se le había quizá insinuado, pero sin la fuerza de evi· Clama contra la imagen vigente del hombre, resultado de una
dencia y arrastre que posee ahora, a punto de encarnarse y sistemática falsificación operada en nombre de los intereses
vestirse con el ropaje de la poesía en el personaje simbólico. <le ciertas épocas, religiones, sectas y de las normas sociales por
Tuvo, pues, el solitario, para confirmación del rumbo que ellas establecidas. Lucha por infundir de nuevo en el hom-
llevaba, también su camino de Damasco, pero en su marcha bre "el sentido de la tierra" y devolverlo al oscuro seno del
ininterrumpida hacia la Hélade. Aquella idea, de no corta instinto, donde germina todo aquello que asciende hasta la
prosapia y con la que él "tropezó en pensadores anteriores". iuz, así como, tal cual lo dice Das Nachtlied, "en la noche se
Leit-inotiv del poema, fue la del "retorno eterno'', concepción eleva más sonora la voz de todos los surtidores ... " en pos
ítmdamental que aspira a ser una suprema fórmula de afirma- de lo luminoso, de las "ubres lumínicas" de los astros ("Nacht-
ción. Todas las cosas, en un devenir sin pausa e insaciable, la ist es: nun reden lauter alle springenden Brunnen ... ) . Al
vida misma, con el ascenso y descenso de sus fuerzas, están "hombre moderno", abúlico y de~vitalizado por la moral opo·
consignadas a un eterno recomenzar, a un movimiento circu- ne Zarathustra el modelo del super-hombre, modelo lejano,
iar sin fin, pero acaso con la dirección ascendente de la espi- pero, no obstante, "nuestro más próximo estadio". ¿Cómo
ral que paradojlcamente vuelve a su punto de arranque para, debemos concebir al super-hombre nietzscheano? Nietzscl1e
érf-coñtracte-una-CónC:epC16n.~mecanicista ._qp.e vería en este mismo, tras sus primeras e infundadas ilusiones a este res·
da
regreso~unest;¡d.~-ü~;;.-1,~;;-r;;raár su recomdo,. en -el que se pecto, nos da la pauta para ello. La "gran índividualidad"
uña repetición absolutamente idéntica de todo, de cada pro- buscada, coronación de lo humano, ya no es, para él, como lo
ceso,·aecaCla serieae-a-Coñtecfrnientos, y combiíiaéíones de. aeyó antes el gran artista ni el gran cognoscente, que care·
series.------- --· .cen de potencia y no tipifican al hombre cabal, sino el super·
--Entre cantos y lágrimas, "no lágrimas sentimentales, sino hombre, no como una nueva especie biológica (supuesto in-
de júbilo", crea Nietzsche a Zarathustra, el profeta encarga- fundado desde el punto de vista biológico y morfológico), sino
do de anunciar y predicar con su ejemplo una radical "trans- en el sentido de un nuevo tipo de hombre, de un hombre po-
valuación de los valores", para lo cual, apuntando al super- sible y superior, en poderío intrínseco, al hombre común. Así
.hombre, avizorado en la reg10ta lontananza de los tiempos, pensada, en su verdadero alcance, la idea del super-hombre
proclama, contra los valores tradicionales, signos de decaden- posee, más que el sentido de un ideal, un carácter simbóli-
.da y aminoramiento de la vida, una nueva tabla de valores, .-co y un valor polémico. Ella se erige como contrafigura del
80 81
hombre despotencializado y exangüe, forjado por la sublima- que él es la gran rebelión contra los valores de"' jerarquía prin-
ción ascética y racionalista de una cultura decadente. cipal; que la conciencia moral de que habla no es "la voz de
A la época en que nace Así Habló Zarathustra, período Dios en el hombre", sino la de un instinto de crueldad que,
de audaz afirmación espiritual y de crítica, también pertene- al no poder descargarse más hacia afuera, se ·rnelve hacia
cen, por su orientación y finalidad, dos libros claros e incisi- atrás; en fin, que el ideal ascético, el ideal sacerdotal, no obs-
vas, de prosa límpida y rotunda: Más allá del Bien y del Mal- tante ser un ideal pernicioso, decadente, expresión de una
Preludio de una Filosofía del Porvenir y Para la Genealogía} voluntad de acabamiento, dispone de una enorme fuerza no
de la lv1oral. En ellos Nietzsche hace la crítica de los prejuij porque Dios actúe detrás de los sacerdotes, sino en virtud de
dos filosóficos, morales y religiosos, elucidando certeramente que, siendo el único ideal existente ahasta ahora, no tenía nin-
sus últimos planos y disimuladas motivaciones. En el prime- gún competidor, faltaba el contra-ideal ... hasta la llegada de
ro, atento a una transvaluación de los valores hasta ahora vi~ Zarathustra, reencarnación de Dionysos, el que retornaba para
gentes, hace una crítica de la modernidad en sus aspectos cien• oponerse al Crucificado.
tífico, artístico e incluso político, apuntando a un tipo opues-<
to al hombre moderno, a un tipo de hombre distinguido, lo:
menos moderno posible, o sea no moralizado y capaz de decir
sí a los grandes llamamientos de la realidad y de la vida. Aquí
ya aparece la voluntad de poderío en su forma más espiritual,
representada por la filosofía, por cuanto toda filosofía tan
pronto como comienza a creer en sí misma tiende siempre, en
virtud de que ella es un impulso tiránico hacia la causa priJ
ma, a crear el mundo a su imagen. En Genealogía de la ¡\fo-"
ral aborda con espíritu polémico los prejuicios morales, ana~
!izando sutilmente su origen;· nos muestra al hombre atenido:
a la tarea que le prescribe su deseo de conocimiento, pero ale•
jado de su propia esencia, extraviado en el laberinto de los
prejuicios. En tanto cognoscente él es un desconocido par~
sí mismo; así permanecemos necesariamente extraños a nos-
otros mismos hasta el extremo de que "cada uno es para sí
mismo el más lejano". Mediante un riguroso examen de los.
valores morales cristianos llega a la conclusión de que el cris-
tianismo, cuyas raíces psicológicas pone al descubierto, ha na-
cido del espíritu del resentimiento, y no del "espíritu", taI
cual lo delata la forma en que históricamente se ha realizado;
82 83
CAPÍTULO VIII

LA VOLUNTAD DE PODERIO

A medida que la vida cerebral de Nietzsche está próxima


a extinguirse, más lúcida y potente se torna su intelección,
más seguras y audaces se vuelven sus ideas. Es el último pe-
ríodo de su actividad creadora, en el que llega a rápida ma-
durez su concepción filosófica fundamental, l!._ i5.1_e~a revolu-
cionaria de una transvaluación de los valores, girando en tor-
ñóctef postulado axial de la voluntad de poderío. Esta pos-
treraetapa de su producción, en la que la llama del espíritu,
en su impetuoso arder, proyecta la más intensa claridad, ve
nacer al Cr~púsculo de los !dolos, El Anticristo, Ecce hamo,
La Voluntad de Poderío y esos libelos, de extraordinaria fuer-
za polémica adunada a un tono irónico, ligero, que se titulan
El Caso Wagner y Nietzsche Contra T-Vagner. Todos estos es-
critos están en la misma línea de la gran embestida que, a las
puertas ya del mutismo definitivo, realiza el pensamiento apa-
sionado de Federico Nietzsche. - ·
En "El Crepúsculo ... '', "Anticristo" y el autobiográfico
"Ecce horno" se abre paso, a través de una crítica implaca-
blemente destructora y del deliberado cinismo en la referen-
cia a su persona, una desesperada afirmación, nutrida de cer-
tezas_ anticipatorias. Es el delirio de una razón traspasada
de evidencias, obsedida de claridad, grávida de supremos y
luminosos hallazgos, que la queman, y necesita comunicarlos,
proclamarlos, gritarlos. En Der Wille zur lvíacht, a pesar del
tono acucioso y apodíctico de este escrito -tan sólo bosquejo
y notas para la gran obra que había programado y que no
85
tuvo tiempo de concluir-, su pensamiento, urgido por dar ex- brero de 1885: "No sé explicarte cómo fue, pero al leer tu
presión a sus verdades últimas, se remansa en tranquila luci- -carta ... me pareció que estrechabas mi mano mirándome con
dez, se vuelve sereno, lleno de esa serenidad terriblemente diá· melancolía y como si quisieras decirme: "¡Cómo es posible
fana en que sólo una certidumbre decisiva, crucial, puede ·que tengamos ahora tan pocas cosas comunes y que vivamos
culminar. como en mundos distintos! Hubo una época ... ". Esto mismo,
Durante todo este tiempo, el filósofo ha vivido solitario ~ .amigo mío, me sucede con todas las personas que me son que-
y errante, cambiando continuamente de lugar de residencia, ridas. Todo pasó; se habla aún, se escribe aún, pero tan sófo
impulsado por su inestable y delicado estado de salud y tam· para no callar. La verdad, empero, surge de la mirada y en los
bién por la inestabilidad mucho mayor que una enorme in- -0jos de todos leo claramente estas palabras: "Amigo Nietzsche,
quietud, gravitante y angustiosa, comunicaba a su vida y a ya estás completamente solo". Hasta esto he logrado llegar.
sus hábitos. Así, después de un fr trado viaje a Córcega, .Pero yo sigo mi camino, mejor dicho, mi travesía, y no en
donde deseaba pasar una tempo vemos ambular de la vano he vivido largos años en la ciudad de Colón. Efectiva-
Engadina a Ruta, cerca de Rapallo, después a Niza, necesita- mente, en medio de su soledad, que se adensa, Nietzsche avi-
do de su luz Y. de su atmósfera; aquí, sus lecturas libres, casi zora impertérrito una terra incognita y sabe sobrellevar con
ocasionales, lo llevan a conocer la obra de algunos escritores valor su destino de nauta solitario, que, sólo atento al nisus
franceses contemporáneos: Baudelaire, Maupassant y particu· ,del pensamiento migratorio que lo trabaja, ha aprorado su
larmente Guyau, del cual suscita en él gran interés por la raí· nave hacia el continente del futuro.
gal afinidad en el enfoque de los problemas morales, la Es• Aquellas obras, El Crepúsculo ~ _los Ídolos y las que es-
quisse D'Une ~Morales Sans Obligation Ni Sanction, libro que tán directamente bajó el signo de la transmutación de los va-
lee y cubre de notas marginales. Pasa luego a fos lagos italia· lores, como El Anticristo y La 1!oluntad de Poderío, son obras
nos, cuya belleza lamenta no haber descubierto antes. Tras ?-e plenitud l.melectual. Se ha querido ver en eira.Ssíñtoñi:'á.~ e
una breve estada en Turín, se dirige de nuevo a Sils María .incluso una expresión de fa demencia que, en esta. época, aque-
para retornar, huyendo del aire frío de la montaña, a esta jüa Nietzscnev duró hasta el fin de su vida. Esta es la-tesis .
última ciudad en el otoño de 1888, estación final de su pere· ·:sostemda porl~s-pSTq~ia't;-á.~~T;mpre tan ¡olícitos y oficiosos6 /e>-.f
grinaje. Nietzsche vive su "séptima soledad", aliviada apenas .-para enjuiciar la obra del genio, los que, entontecidos por las
por una intermitente y cada vez más distanciada convivencia conclusiones seudo científicas que apresuradamente extraen, al
epistolar con Peter Gast, su madre y uno que otro de sus an- pasar de un orden de realidades a otro muy distinto, no se
tiguos conocidos. Siente hondamente este aislamiento, y más nan percatado todavía de que los hombres de extraordina-
cuando, después de algunos desacuerdos, se le aleja uno de los ria potencia de intelección, es decir, los genios no son ge-
más íntimos y queridos amigos, Erwin Rohde. Pocos años an- nios por ser loco.s o anormales, sino que, a veces, devienen
tes, Nietzsche había visto acercarse el fin de esta amistad pre· locos por ser genios, perdiendo el equilibrio harto inestable
sintiendo que se iría quedando cada vez más solo, como se lo -O.e su sistema nervioso y la salud del cuerpo y del alma, que
expresa al mismo Rohde en carta, desde Niza, de 22 de fe· se denumban bajo el peso de un enorme esfuerzo mental, de

86 87
una lucidez que los agosta. El espíritu sopla con tal fuerza,. visto Heidegger, 1 por lo que comúnmente se entiende por ella,..
son tan deslumbrantes sus evidencias y visiones, que arrastran sino que para ponerlo de manifiesto es necesario ir más allá
consigo, desgajándolo, al organismo frágil, sometido ya a la& de la aparente acepción psicológica de los términos de esta
altas tensiones de una vida intelectuad que ha alcanzado un frase. Notemos que, conforme a tal acepción la voluntad se·
grado de intensidad muy raro entre los mortales. define por el querer. Pero, querer, en la intención nietzsche~­
La voluntad de dominio o de poderío es el meollo <!t la ña de '·voluntad de potencia'', no es, como piensa la com-
filosofía de Nietzsche, el núcleo de irradiación de su ideario7 prensión vulgar,. aspirar o tender hacia algo; potencia, a su
/
y con esto está ~icho que su pensamiento, aunque no haya vez, no tiene el significado que corrientemente se le asigna y
tendido hacia el sistema, en el sentido de lo abstractamente que procede de la experiencia cotidiana de ejercicio o prácti-
(i
concluso y congruente, posibilidad excluída por la nídole ~ ca del dominio y ele la fuerza. De modo que "voluntad de po-
misma de su filosofar, se inspira en una actitud sistemática q¡ dería" no es meramente la tenaencia de llegar al poder, de
frente a la vida y sus grandes problemas. Si Schopenhauer r. a'aqtunr señorío. -
equipara la voluntad de vida con la voluntad ele conocer, por- ......__.Si ~c~Ft;mos la explicación corriente, tendríamos por
que él entiende por este último no el conocimiento abstracto' na parte una tendencia hacia algo de que carecemos, y la
y discursivo, sino el acto de asentar un mundo representati- ue surge ele privación, y por otro lado tendríamos un poder
vo, intuitivo, Nietzsche, en cambio, escinde la voluntad de vida ue queremos alcanzar. Pero tanto el tender a algo como el
en voluntad de dominio y voluntad de conocer, considerando ejercicio de un dominio sobre algo y el sentimiento de caren-
a éstas como aspectos de aquélla, los que pueden surgir o ma- cia son estados de carácter anímico cuya explicación cae den-
nifestarse ya unidos, actualizados en un impulso unitario, o. tro del terreno de la psicología. Nietzsche, suponiendo que él
ya alternativamente. · parta del dominio de la psicología, va a la esencia de lo vi-
El primer pri:icipio esencial, de los que informan la me- tal y a lo cosmológico. Y es-;-empero; caso que. lo q-ue NÍe-tz-
tafísica de Nietzsche, es la voluntad de poderío. La esencia de séhe piensa co~-~a . .e~pr_e~ón ~-ásic_~-~~-'.'.".?l?nt<i<i. d~__ E?.ª~Ijo"
la vida, que está en la base de toda experiencia, reside en la traduce su concepción central: la voluntad de potencia como
voluntad de poderío. Nietzsche transpone la noción de volun- impulso met_<:f_í~~~~gi~.-.!:1!ge el flanco de las posibilidades vi-
tad de poderío desde su manifestación en el hombre a la na- tales y có;~icas. No es, p~--¿r·eí-iPetito. ni el deseo lo que
turaleza orgánica y desde ésta a la naturaleza inorgánica. De hayde eseñcial en la voluntad de poderío. Esta no es una es-
ahí que, en Más allá del Bien y dGl Mal (Af. 36), afirme: "El pecie de voluntad, no es apetecer y mandar: ·"Mi proposición
mundo visto desde dentro, el mundo determinado y denotado =nos dice Nietzsche- es que la voluntad de fa psicología es-
en su carácter inteligible, sería voluntad de poderío y fuera tilada hasta ahora es una injustificad~g~~_<:r!Iiza~~q_u~ es-
de esto nada". ta voluntad no existe; que en lugar de concebir el desarrollo
El sentido intrínseco de la expresión nietzscheana de "vo-
luntad de poderío" o potencia no está denotado, como lo ha (1) Holzwege, "Nietzsches Wort Gott ist tot", pág. 214-215, Kloster--
mam, Frankfurt Am Main, 1950.
88 89
<le una voluntad en muchas formas, se ha borrado el carácter -oponga. El desplacer, como obstáculo a su voluntad de poten-
<le la voluntad, sustrayendo el contenido, el hacia donde. Éste cia, es, por consiguiente, un hecho normal, el ingrediente nor-
·es en el más alto grado el caso de Schopenhauer: lo que él mal de todo acaecer orgánico; el hombre no lo elude, más
1lama "voluntad" es una simple palabra vacía" (Voluntad de bien ~o necesita constantemente; ítoda victoria, todo senti-
Poderío, Af. 692). Pero, "se trata aún menos de una volun- miento de placer supone una resistencia superada" (Ibid., Af.
tad de vida, pues la vida es meramente un caso particular d~ '702).
la voluntad de potencia" (Ibid, af. 692). Nietzsche, pues, Como vemos, el placer y el desplacer ~n, para Nietzsche,
<leslinda ~·oluntad de poderío de toda a~herencia psicológica, meros ingredientes del esfuerz~ue conduce a la afjrmación,
proyectándola hacia otra instancia. Y aún radicaliza la prece- -a-la v1ctona de la volunt~de potencÍa~~-;~sistencÍ;-~;·-~;;;;.
dente Tes1s;afTrmando: "No hay nada en la vida que tenga diCTórl·~e;.;;¡;¿~·é;-~,~iliicila.ilüexi.Siliiá~ra-v01liñtaa .
-valor fuera del grado de poder, a condición precisamente· de ~º_JI
de poderío no le interesa.u los actos _volitivos particulares;
que la vida misma es la voluntad de potencia" (Ibid., Af. 55) . esfirl.igúñOd:e--eñOS;SIToTuera, seríil°ina voluntad que s~
<:ologiza. La -voluntad Cfé poderiü.tieñe,~pué°s;p;rn;_;tafor- ·
J
Y, para Nietzsche, "el punto' de vista del "valor" es el punto
de vista de las condiciones de conservación y aumento con ·]ar"una imagen cósmica del hombre, asignándole a éste el
respecto a productos complejos de la vida de relativa dura- max1mo de poderío· que pueda asumir. El valor de la vida
ción dentro del devenir" (Ibid., Af. 715). Lo único que pue- del hombre y de las generaciones consiste en transformarse en
de crear en el devenir algo de relativa duración es la volun- 'Centros de fuerza, en lugares de tránsito de la voluntad de
tad de potencia. En ella y mediante ella cobra existencia todo potencia para la forja de esa imagen política y cósmica.
lo que pensamos y diputamos como valioso. En lo que respecta al valor,. éste tiene que ser consi~­
Nietzsche se pronuncia, tanto en lo metafísico como en tlo desde el punto de vista del incremen!?==:?í~~1a-vid~; así,
lo mói:~i:.P.si~~-lóg~~oill~ t2.Ci<?~~;;;¡;~~- 'Zo~ ésta, mcrementada por la voluntad de p;derío, resulta nor-
también contra todo hedonismo. La vol1:1:Ig3:c1.-9~__potencia no ma de todo valor y de toda valoración. Todo lo que es va·
-es voluntad de ~cha; el ámbito en que ella se ejercita tam- lioso lo es en función de la vida, que es una--consrañieütOr-
poco eseITeITeno de la felicidad. Ya antes Hegel había enun- g°ición de vaklr." La-capáC!a~éf"<l~--~~E;~;¡:·-Íe~ie;;-~ ~l hombre
-ciaao;-en sUSJlorlesungen uber die Philosophie der Geschichte, de estar él situado objetivamente o inmerso en la corriente del
que <;.~=!óminio de la historia universal no es el terreno de la ímpetu vital, acicateado éste por la voluntad de potencia. Vo-
~~· '~~hombre, -nos dice Nietzsche- no busca el placer luntad de poderío no es, pues, voluntad ~e vida, de autoc~
y evita el desplacer. Placer y desplacer son meras consecuen- s-ervación. Ella supone ya la vida y su despliegue como incre-
cias;siñiplestenomen~~-.c:_~ncomj_~11tes: fo que el hombre.Jll!ie- mento del grado de poder, en cuanto ella es una perspectiva!
re;-IoqueTa.más.mínima parte de un organismo vivo .9.!:!iere -sobre el valor. Una perspectiva sobre el valor es el criterio
es "\ln plus ?e poderíp. ºDefe51uerzZ-~naCia.-tal aumento se si- del valor. No podemos hablar de valores vit¡;:les, en el con-
gue tanto placer como desplacer; partiendo de aquélla volun- cepto de Nietzsche, sino en sentido metafísico de vida como
t_ad, el organismo busca resistencias, necesita algo que se le
90 -
valor. Aún más: la viaa, en su incrementació;haci~clpOde-

91
,
~ºu.r~ ...-;
e~; ~~.A!~
río, es el criterio del valor. De ahí que en Así habló Zarathus-
tra; se diga: "Sólo donde hay vida, allí hay también voluntad, Si, después de las precedentes consideraciones, preguntamos,
pero no voluntad de vida, sino ..... voluntad de potencia'~ para obtener una determinación más precisa, ¿qué es, en últi-
(Il Parte, "De la Autosuperación") . ma instancia, la volunta~~É.ºderíqf_, Nietzsche nos respon-
Para Nietzsche, y de1:!.e_::!.J~unto ~:_ista de ...!_~ca~!idad,
Jeere modo definitorio y bien concreto: "La voluntad de po-
no hay una voluntad de poderío gue aparece simpleme!J1~.. pa- <lerío, que no es un ser ni un devenir, sino un pathos, es el
ra nosotros en la profusión de i!]diyi.':!.::i.~lid~des y diversida- hecho más elemental, sólo a artir del cual resu a deve-
des. Vale decir, que no hay únicamente una voluntad ongi• mr, un operar" (La Voluntad de Poderío, Af. 615).
;;;:;ia, como si toda pluralidad consistiese sólo en la concep- ¿En qué sentido, la voluntad de potenda es un pathos?
ción del sujeto, esto es, en una apreciación meramente sub• Qué Ía voluntad de potencia no es un ser ni un ente, sino un
jetiva, sino que hay in<_=.()12~.al:JJes.:i:1nif!?cl~~ yj:>l~ti::as:.EeE.<?..5.~?· patlios, está muy lejos de significar que ella haya sido rein-
titutivañleñte-finTt;~-Éstamos, así, frente, no a un monismo troducida subrepticiamente en el dominio de la psicología.
como el schopenhaueri.ano, sino a un pluralismo en la con- Pathos está usado en el sentido que tiene la palabra griega de
cepción de la voluntad. Es que, para Nietzsche, no hay nin- padecer. Así, la voluntad de potencia es algo que todo ente o
guna voluntad unitaria, Sino puntuaciones de voluntad, las <leVeñ'Ír padece, y éste es el signo más concluyente que ella es
que constantemente incrementan o disminuyen y pierden su una potencia, una fuerza, que incide en todo ser y en· todo
potencia. Estas unidades son cuantos dinámicos ue están e1J devenir, y q~e afecta a todo lo que es óntico, a todas las co-
una relación e tensión con otros cuantos j.inámicos. "No hay sas y a toda acción humana. En este sentido, ella es un path(!§,
nTnP-una voluntad, m una libre ni una no libre", insiste Nietz- una pasión, pero no en la acépción que tiene la palabra co-
scheº ... El problema de la libertad o no libertad de la volun- m"'O ·fenómeno anímico. Recordemos que a__ la pasión (en su
tad pertenece a los atrios de la filosofía - para mí no existe· significado moral y psicvlógico) la considera Kant como un
ninguna voluntad" (Escritos póstumos "de la época de la apetito que se ha transforma~o en inclinación penna_nente.
"transvaluación de los valores", Afs. 636-637) . Estas afirma· En cambio. Hegel llama pasión al lado subjetivo de la ener-
dones nos dicen que, para Nietzsche, la voluntad consciente -gía, del __guerer (concebido éste en sentido metafísico), pero
de un fin que nos es accesible enº la experiencia no-es-cin- "Objetivado como Lagos. Con esto reconoce que el querer o la
gu~aiTtadÍndependiente; menos una sustancia persisten-· pasiónesaigo ~bjetivo, que impone al ente y, por tanto, tam-
te, smo, por él contrario, un todo orgánico muy come~ bién al ente pcico-físico racional que es el hombre, un pade-
demóViñíieñ"t:ü5;-10Sque sólo parcialmente (y a veces esporá- .cer. Y esto está más cerca del sentido etimológico de la pala-
dicamente) -;;s llegan en forma alternativa a la concienci<tJ bre. Nietzsche, ciertamente, emplea la palabra en la acepción
y todavía de modo s1mphhcado. Por lo demás a la voluntad griega de pathos, to paffleos a pathous, gue significa lo q~
(y· por ~t;:-;·¡-a de potencia)· hay que inferirla, Eues ella se experimen_ta__E_or oposici.9n a lo que se hace; también todo
~o es para nosotros objeto de expedencia. De ahí que él re- loqueá:fé¿ta -~}_s_~~ al alma. En sentido ~bsoJuto, pathos
proche a Schopenhauer que la considere así. ·es lo que se experimenta o paclece por oposición a drama, a
praxis, a ergon, que es !o que se hace-;IOqueseoperi, Ioqüé
92
93
del hacer resulta. En genitivo, ta pathé significa acontecimien- el poderío Yital, primum movens de sus reaccionts instintivas
tos 0 cambios que se producen en las cosas. Esta es la acep• primarias.
ción primaria de la palabra en filosofía y ciencia. En esta La vida misma, más allá de su caso particular, en cuanto·
acepción Platón emplea la palabra pathos cuando en el pa- es una tendencia irrefrenable hacia el aumento de poderío,.
saje 378 a de la República se refiere a "lo que Cron~s ha he· se traduc~ por un proceso, por una acción que desemboca en
cho (o a los hechos de Cronos) y lo que él ha padecido o ex- el ser cósmico y que en el ímpetu de su fluir va alcanzando·
perimentado de parte de su hijo"; y en Hipía: ~~yo:·~ 285 c.. grados cada vez más elevados en valor y correlativamente con-
la emplea para significar "lo que pasa en el cielo . !iietzsch.:e tenidos que son concreciones unitarias de fuerza. En este su
usa la palabra en esta acepción, en .vi:t~d de lo cual l~ vo- devenir ascendente va plasmando seres, organismos múltiples
l~ntad de potencia está lejos del subjetivismo que le atribuye sin quedar circunscripta, apresada en las formas espacialmen-
Heidegger, i al consiª~rJ!r. la_ <foftr:!_na¿ie~~s!ie<ll!.ª_ como una te .delimitadas y conclusas de tales organismos, puesto que
expre~ió~'"de ia·~ísica de la_~u~~tividad, la que se~n él los trasciende como asimismo a todos los centros de fuerza que-
caraa:er!za·:c1a.·1nosofía ~oderna. eIIa va anudando en la corriente del acontecer, para conti-
Para Niet;che, la esencia más íntima del ser es volun- nuar su movimiento, el cual no es un minúsculo movimiento-
tad cfi 'poderío. El ser orgánico no es algo im?ote~te e in:ig· sobre este pequeño planeta, sino un soplo metafísico, una em-
riificante frente a un todo cósmico inmenso e mammado, smo bestida, un impulso en el sentido de todas las posibilidades
que en la vida de aquel, tal cual ella acontece como c~s~ es~ del ser, una de las cuales es el hombre, con la cantidad má-
pedal en el mundo, llega a su más perf~cta representac10~ e1 xima de poder que puede asumir.
ser universal de este mismo mundo. La vid~, e~ .lo que atane. a La voluntad de poderío, en su acepción total y no en la
su valor, "es un caso particular. Se deb~___p~~:~~c_C1E.!~-ª~~s­ de los actos volitivos indivTci~~-i~S,· no está db:igida a ·ni~~n
tencia, y no únicamente la vida; e}_. pri11ciP.i~j-~~-fi.ª~~dor es. fin fuera de sí misma, sino que ella es simplemente voluntad
un prmcp10__~e,~!aiíi:-é_ e!_cual ~i: ..~~'1.1:!~~~ v:~a, l~e­ áe ser y de crecer e incrementarse; ella no es mero instiñto,
noesuñ medio para alguna cosa, smo la expresion de !51r- de autoconservación, mera voluntad de vida, o sea únicamen-
mas -0 -e-·a.umenro-de ·poCieño":·ErcompoYramiento de!Os or- te voluntad ele ser, como la concibió Schopenhauer, sino tam-
ganismos no ·es-un~·procesomecánico de selección, como lo- bién voluntad de crecer, voluntad de poderío. Si, en un sen-
sostuvo Danvin, sino una lucha viviente por el poder, la que· tido fundamental, el querer consciente, dirigido a fines de
tiende a un activo articularse de los mismos dentro de la es- dominio y de aumento de poder, inmanentes a la voluntad
tructura del propio mundo circundante. El org~nismo no. se misma, es una exteriorización o mera función del desarrollo
adapta pasivamente a un mundo circun~te ya dad_?...'._S~~<> biológico de la vida, del despliegue de la potencia vital, en
que él adapta éste a sus nece~idades, s~met1endo.lo a _la acci~n . otro sentido, ¡:ra Nie_tzsd1e, aque~ querer, enderezado a g-
de su fuerza formadora en vista a satisfacer. el im~?-~5?-~1!.~_c!~/ nes que trascienden la vida individu~LY_q~~.J.~plica~~~
ésta grandes tareas, tiende· también a la más alta forma de la~
(1) Véase Holiwege, "Nietzsches Wort Gott ist tot". edi. cit. voluntad de dominio, e~¿a~nad~ e~ -ei hombre de: voluntad

94 95
bre meramente consciente, falsificado por el espíritu y la ratio.
fuerte y dominadora, es decir, en un ejemplar de la moral de
Para Nietzsche, "el hombre verdadero representa un valor
los señores.
muv superior al del hombre que podría desear cualquier
"Valor -enuncia Nietzsche- es la mayor cantidad de po-
ideal de los que se han conocido hasta ahora". El hombre
der que el hombre puede asumir". Se trata aquí del hombre,
real, total, verdadero, tiene que avanzar hacia el escenario de
como único ser facultado a arrogars" tal poder, y no de la :Hu-
c._._._,,_ ___ ,,, __
la vida desgarrando el velo de todas las "ilusiones trascenden-
Ill'.,lni~E:.)!~~~-ªEte_s _ql1<: u~__ fi~?,"~~-:U.!L~ª,iq,_ es. el material
tales '. A anriiTe':Camino tiende la crítica del cristianismo. El
de ensayo que ha de utilizarse para alcanzar el tipo, ofrecién-
nombre, domesticado y desvitalizado por una moral que nie-
·dose ella, en este sentido, en relación al hombre cuyo formato
ga y rebaja su naturaleza, ha llegado a concebirse como pasi-
trasunta la voluntad de poderío, como una "enorme super-
vo, no queriendo reconocerse a sí mismo en sus momentos
.¡2bundancia de fracasados: un campo de ruinas" .-1,.a Huma~Í­
más fuertes. Todo lo grande y fuerte lo concibe como sobre-
f d"'aaes~, el largo rodeo que da el desti;;o, efproceso~ natural, como extraño a su ser y le llama ·Dios. Aquí estaría la.
~ la historiá, para cuajar en los grandes ejemplares o tipo;h:U:::
l manos, --~!íiCos depositarios del verdadero valor. La vida sólo
·es valiosa cuando ella está en función del aumento de poder;
raíz de la oposición de "verdadera vida" y "falsa vida", en-
tendida erróneamente como oposición de "vida futura" o ce·
lestial y "vida presente" o terrena, es decir, "vida eterna"
Por eso el débil, es decir, el que es pobre en vitalidad, empo-
<:orno "inmortalidad personal" en oposición a vida perecedera.
brece también la vida, en cambio, el que es fuerte, el que es
Por consiguiente, la participación en la vida futura es conside-
rico en vitalidad, la enriquece. De aquí que Nietzsche, inspi-
rada como ingreso en la verdadera vida, después de la muer-
rado en estos po5tulados de una nueva valoración, haya en-
te, que es así un mero tránsito, un episodio. La filowfía secu-
contrado el camino que conduce a un sí y un no, y_nos enseñ~
lariza esta antinomia creada por el ideal religioso. Por este
':_?Pº~ere!_1i~!.__!Odo lo que nos debilita, nos agota_y_9.~E!i­
me, y a decir sí "atooo-áqlle'Ilo que-10rtafece,·-9ue.. acumula <:amino se opera la sobreestimación del espíritu, de la concien-
énergfas Y-JüStifica el sentimiento-~dcl~;;~;;La .;id;,-~~~o cia, la que, en virtud de esta infundada evaluación, es eri~
:gida en la más elevada especie de ser.
la forma para nosotros más conocida del ser, es, específica-
mente, una voluntad de acumular fuerza: todos los procesos En el concepto de "otro mundo" está la fuente de las ilu-
-de la vida tienen aquí su palanca: Nada quiere conservarse, .siones trascendentales. Tal idea de "otro mundo", como opues-
todo debe ser sumado, y acumulado". Nuestras tablas de bie- to a éste en que vivimos, considerado como mundo aparente,
nes, nuestras valoraciones (morales, históricas) están en rela· ·, tiene, según Nietzsche, una triple raíz: 1) el filósofo inventa.
dón directa a la "vida", cuya equivalencia, enla."' ácepcion '1,, un mundo de la razón, al que concibe como "mundo verdade-
ro", tal cual hace Platón con el mundo de las "ideas"; 2) el
(') metzscñcana, es "voluntad de poderío". Esta séda-una nueva
y más exacta expresión del concepto de "vida".
El hombre natural, unidad de cuerpo y alma, es el de-
\ hombre religioso inventa un mundo divino, que es el origen
del mundo desnaturalizado; 3) el hombre moral inventa un
positario del valor, concebido éste como expresión vital de ~undo d~l libre arbitrio, del que se origi,na el "mundo bueno';,
\ perfecto . De este modo el mundo en que vivimos se presen
potencia. A este hombre real hay que afirmarlo contra el hom- 7

96 97
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ta, en relación con el "otro mundo'', como sinónimo de la no absurdo de un "Pedro eternizado", de una existencia personal
vida, del no ser, del "deseo de no vi~ir". El cristianismo al eterna" ... "La iglesia es justamente aquello contra lo cual Je-
suspender sobre el hombre_::!.__~r::.:_nto m~para --re-coTc:{arTe sús predicó y contra lo que enseñó a sus discípulos a luchar" ...
que debe encaminarse hacia una vida futÚra--de-bea.tÜuéI~-ie "Después que la Iglesia se desembarazó de todas las prácticas
qmta el entusiasmo po-;_:~;t;·-~fcT~:..i;-~p~~Í:;de·~u destino teº cristianas y sancionó enteramente la vida en el Estado, aque-
r~ tomándole amargos ytris~~ afanes; a toda espe- 11a vida que Jesús había combatido y condenado, tuvo ella que
ranza, a toda germinación de vida las ha declarado cosas vi... colocar el sentido del cristianismo no importa donde: en la
~· El memento vivere, lema de la época moderna, opu~s­ creencia en cosas increíbles, en el ceremonial de rezos, adora-
to a aquel tétrico memento morí, suena todavía como alo-o tí- ción, fiestas, etc. Los conceptos de pecado, perdón, castigo, re-
mido y pecaminoso. "Una religión que predice un fin a ºla vi- compensa, todo ésto, completamente baladí y casi excluido por
da terrena en general y condena a todos los vivientes a vivir el primer cristianismo, pasan ahora al primer plano".
en el quinto acto de la tragedia, tal religión excita ciertamen- Por lo demás, es bien sugestivo y elocuente que en el re-
te las fuerzas más nobles y más profundas, pero ella es hóstil pudi~- del cristianismo iealizado Y. en l~;f~~tos críticos
a todo ensayo de plantación nueva, a toda tentativa audaz, a;. que informan esta actitud coincidan Nietzsche, el heterodoxo
toda libre aspiración; le repugna todo aventurarse en lo des- y destructor, y Süren Kierkegaard, el místico y cristiano abso·
conocido, porque en todo ello nada ama ni espera. A todo lo luto, quien señala, para llegar hasta Cristo, un sólo camino,
naciente lo deja prosperar de mala gana, para en el momento eI que conduce a través de la parauoja y la desesperación._
oportuno desplazarlo o sacrificarlo como una incitación a la
existencia, como una mentira sobre su valor".
fS necesario destacar ,que el pensador de El Anticristo
distingue entre el cristianismo que se ha reali~Í~tfuica-:.·
mente y la actitud espiritual y la doctnna de su fundador. E~
múltiples pasajes de su Óbra~estabiec;-y valor;~-;t;-di;t'inción,,.
derivando de la misma consecuencias esenciales. Así nos dice:
"No se debe confundir al cristianismo, como realidad histó-
rica, con aquella raíz que su nombre recuerda; las demás raí-
ces de que ha crecido han sido mucho más poderosas. Es un
abuso sin precedentes señalar con aquel santo nombre esos
,)}. productos decadentes y deformaciones que se llaman "Iglesia
1/ cristiana'', "fe cristiana" y "vida cristiana". ¿Qué es lo que
Cristo ha negado?: todo lo que hoy se llama cristiano" ... Je--
sús instituyó una vida real, una vida en la verdad frente a
la vida ordinaria: nada más lejos de su ánimo que el grosera>

98 99
CAPÍTULO IX

EL RETORNO DE LO IGUAL

La doctrina acerca del devenir nos aboca al segundo prin-


cipio fundaipental de la metafísica de Nietzsche, la concep-
ción del "eterno retorno de lo ig:ial". La voluntad de poderío
no está sometida a ninguna ley, e~- excepción de una que es
.._____ _1guar--~-
. uniVersafeñ··5i:;·a1ca·ñCe:-TáleycierretOrñOCTeIO
~~---.,M·--·

En los "Escritos Póstumos de la época de "La Gaya Cien-


cia" (cap. III), Nietzsche trata de aportar los fundamentos de
su concepción del retorno de lo igual, bajo el título "Exposi·
ción y Fundamentación de la Doctrina". Parte del supuesto
que la cantidad de fuerza del universo o de la ""(;nergía total
noesínimita, smo deternuriacra··(Tiñiita:aaf:-:PorTo.tañto:- el
.,___ -·-···~~···~-~ ··~-
número ae s1tuac10nes, variaciones, combinaciones y desarro-
llos de esta fuerza es ciertamente inmenso y prácticamente in-
calculable, pero siempre limitado y no infinito; es decir, el nú-
mero de las posibles constelaciones universales de la energía
es determinado y agotable. Pero el tiempo en que esta fuerza
total se emplea es infinito, ()_~~:jil:i:i.~~~-~s-eternam~nte igual
y eternamente actiya. Hasta este momento h~-t~~-li~C:;;ITido.ya
úñainfinidad, esto es, tienen que haberse dado todos los posi-
bles desarrollos de la fuerza. Por consiguiente, el actual des·
arrollo tiene que ser una repetición, y también el desarrollo que
a esta fuerza produce y el que de ella nace, y así indefinidamen.
te hacia atrás y hacia adelante. En cuanto la situación total
de todas las fuerzas retorna siempre, todo h¡i. sido ya innúmeras
vece~. Con prescindencia de este enunciado, es del todo inde-
mostrable si algo igual, aisladamente, ha sido ya antes. Vale

101
decir que lo que retorna está condicionado por la repetición <que·esto ~ltimo s.up.ondría una ~uerza indeterminada, pero sólo
cíclica de una situación o constelación total. hay
. . un. numer9 limitado de posibles cualidades. Un de".enir
· 111-
·
Parece que la situación total de todas las fuerzas forma ;frnitamente nuevo es una contradicción por cuanto habría que
hasta en las cosas más pequeñas nuevas propiedades, de modo .aceptar. la existencia de una fuerza constantemente creciente
que en dos distintas situaciones totales de fuerzas no puede ha- -en infinita incrementación. Si concebimos el mundo com~
ber nada igual. No podemos, pues, afirmar la repetición de lo fuerza, no puede ser pensado ilimitado porque el concepto de
igual .sino dentro de todo un ciclo y en una misma situación fuerza infinita no es conciliable con el concepto de "fuerza".
que se repite. El retorno de lo igual está condicionado por ta La idea del retorno de lo igual no sería una mera crea-
rep_etición de la situación total idéntica. Es de dudar que en '(:ión de la fantasía,. sino una hipótesis científica que habría
una situación total de fuerzas pueda haber dos cosas iguales, que encarar seriamente. Pero debemos reconocer que esta doc-
por ejemplo, dos hojas, porque ello supondría que ellas han . trina, que ha sido recogida por filósofos de la física como A.bel
tenido un origen absolutamente idéntico. Con esto tendríamos 1Sey Y G Le Bon, va más allá de los supuestos de la física mis-
que suponer también que desde toda eternidad ha habido al- ma, y deja de ser una teoría demostrable para convertirse en
go igual, a pesar de todas las variaciones de conjunto y de la una gran hipótesis. Se puede argüir que es difícil para un físico,
creación de nuevas propiedades, lo que es una suposición inad- después de recoger y evaluar los datos de la experiencia, ir más
misible. A este respecto, Nietzsche anota: "Lo semejante no es .allá de éstos y formular una teoría cosmológica. Pero, es el éa-
ningún grado de lo igual, sino algo enteramente diferente de -so que, más allá de lo evaluado experimentalmente o compro-
lo igual". (Ibid., Cap. II, Af. 52) . Con esto él está insistiendo ~ado por 1~ observación, el hombre ha intentado siempre for-
en que la igualdad de los fenómenos está condicionada sólo Jarse. una unagen del cosmos. El físico, por lo demás, puede
por la repetición de situaciones idénticas. Antes se suponía que :ons1derar el retorno de lo igual también como una hipótesis
a la infinita actividad en el tiempo respondía una fuerza tam- mstrumental. Los fenómenos que observa y estudia son -co-
bién· infinita, inagotable a pesar de su empleo; pero es el caso mo lo sostiene Abel Rey- físicamente explicables porque de
-según Nietzsche- que la fuerza permanece constantemente hecho él excluye lo absolutamente imprevisible.
igual y no necesita ser infinitamente grande. Vinculando esto En conexión con las consideraciones enunciadas acerca del
con la concepción del devenir, si la fuerza fuera susceptible de concepto de "fuerza'', Nietzsche afirma: "Si todas las posibili-
aumento, entonces siempre habría en el devenir algo absoluta- dades en el orden y relación de las fuerzas no estuviesen ya
mente nuevo; pero .Nietzsche excluye toda novedad en el de- agotadas, en tal caso no hubiera transcurrido aún ninguna m-
venir. En la hipótesis del retorno de lo igual, la cantidad de finitud ... El supuesto es que hacia atrás ha transcurrido ya
fuerza es limitada, y, aunque es eternamente activa, no puede una infinitud ... Pero precisamente porque esto ha sucedido,
crear infinito número de casos, y tiene por tanto fatalmente que entonces no hay ninguna nueva posibilidad más, y todo tiene
repetirse; no puede crear, esta fuerza, una situación del todo~ que haber sido ya innúmeras veces (Ibid. Cap. III af. ,96) •
nueva e imprevisible. Se han dado innúmeras situaciones o .El hecho de que el mundo de las fuerzas existentes es limitado
sistemas de fuerzas, pero no infinitamente diferentes, puesto nos reconduce hacia atrás al estado más simple de estas fuer-
102 103
zas, y también hacia adelante hacia un estado igualmente más:
simple de las mismas. Pero como de un sistema. de fuerzas de-
terminadas, o sea, de una fuerza computada con certeza, no
puede resultar una infinidad de estados de dichas fuerzas, de- CAPÍTULO X
bemos suponer que ambos estados, igualmente simples, son
idénticos. El ciclo del devenir se cierra, y el instante simple EL ATEISMO RADICAL
hacia atrás se superpone con el instante simple hacia adelante~
Si no fuese así, no existiría el retorno de lo igual, y tampoccr La respuesta que da Nietzsche al problema de la existencia::
se traduciría ese .retorno en un devenir cíclico, sin pausa. de Dios se concreta en un ateísmo radical. La actitud que éste:-
La doctrina del eterno retorno cíclico de lo igual no que- comporta se enlaza en él íntimamente con la exigencia de per-
da, para Nietzsche confinada en el plano cosmológico, sino que .manecer fiel a la tierra, rechazando la infundada pretensión de
él, tomando posición respecto a las concepciones de la historia los que han introducido la ficción, la invención de la "con-
la proyecta al dominio del devenir histórico, dándole además ciencia de Dios" en la Humanidad.
un incisivo sentido existencial. 1 Nietzsche niega en toda forma la existencia de Dios, y com-
bate enérgicamente contra el teísmo. A la creencia en Dios la
considera lógica, gnoseológica, metafísica y moralmente insos--
tenible. Rechaza tanto cualquier concepto de Dios, en sentido,
estricto, como también la idea de Dios en la más amplia acep-
ción, es decir, concebido como unidad última de la realidad y-
del mundo. Insiste en la falta de fundamento para afirmar un.
Dios trascendente y externo al mundo, como creador, conserva-
dor y conductor del mundo. Ensaya en diversas partes de su.
obra la fundamentación de su tesis o sea de las razones que
asisten a su ateísmo radical.
El ateísmo de Nietzsche tiene en, Also sprach Zarathustr(l>.
una formulación que aparece envuelta en un ropaje alegórico.
y simbólico, el que, sin duda requiere ser desentrañado, inter-
pretado. Se trata aquí del planteamiento del problema del bien
y del mal desde el punto de vista del supuesto de la existencia
de Dios, pero no aún en un plano metafísico, sino en Un terre-
no moral. Este criterio, que surge de la elucidación de la~
(1) Véase nuestro libro El Marxismo y las Escatologías, capítulo V,
La Escatología del Eterno Retomo de lo Igual, Ed. Procyon, Buenos
alusiones, símbolos y alegorías contenidos en su Zarathustra,
Aim, 1957. nos proporciona el punto de vista para encarar el problema de:
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Ja existencia de Dios, punto de vista desde el cual Nietzsche cendencia e insinúa en forma en parte alusiva y simb.ólica su
hace la crítica de la moral, o sea, preconiza la superación de explicación. A esta última hay que desentrañarla mediante el
la moral cristiana. El tema incisivo de que "Dios ha muerto" análisis del texto y de las entrelíneas de ambos aforismos. En
la introduce ya en "La Gaya Ciencia" cuya primera edición el primero, el 125, intitula~o "El hombre insano", se dice:
aparece en 1882: el mismo reaparece en el Zarathustra, que "¿No habéis oído hablar de aquel hombre loco que, en pleno
es de 1883. día encendía una linterna, corría por el mercado e incesante-
En el "Discurso Preliminar" de Also sprach. Zarathustra, :nente gritaba: Busco a Dios, busco a Dios. Coiuo, de los que
jéste se encuentra en el bosque con un santo y dialoga con él. JUStamente allí estaban reunidos, muchos no creían en Dios,
Al preguntarle Zarathustra qué hace en el bosque, el santo le, él provocó gran hilaridad. ¿Es que se ha perdido Dios?, dijo
contesta: "Con cantos, llantos, risas y murmullos alabo a Dios". uno. ¿Se ha extraviado como un niño?, inquirió otro. ¿O se
Y cuando Zarathustra estuvo solo habló así a su corazón: "¡Será mantiene él escondido? ¿Teme acaso de nosotros? ¿Se ha ein--
ello posible! Este viejo santo no se ha enterado aún absolu- barcado? ¿Ha emigrado? Así gritaban y reían en confusión. El
tamente de que Dios ha muerto". Ya casi al final de su peregri- loco saltó en medio de ellos y los traspasó con su mirada. ¿Dón-
naje, después de muchas peripecias y reflexiones, Zarathustra, <le se ha ido Dios?, gritó. ¡Yo os lo voy a decir! Nosotros lo
tras haberse librado de un encantador, vió sentado al borde hemos asesinado, vosotros y yo. Todos nosotros somos sus ase-
del camino que él llevaba "un hombre alto y negro'', y dijo sinos. Pero ¿cómo hemos hecho esto? ¿Cómo hemos podido
a su corazón: "Hay de mí, lo que allí está sentado es la vaciar el mar? ¿Quién nos ha dado la esponja para borrar todo
aflicción misma embozada, la que me parece es de la misma el horizonte? ¿Qué hemos hecho cuando desencadenamos esta
especie de la clerigalla". Era el último Papa ("pues sabrás - tierra de su sol? ¿Hacia dónde se mueve ella ahora? ¿Hacia
le dijo a Zarathustra-, soy el último Papa") , ya fuera de ser- donde nos movemos nosotros, lejos de todos los soles? ¿No
vicio (sin trabajo). Este le explica a Zarathustra: "Buscaba al <::'1.emos sin cesar? ¿Hacia atrás, hacia adelante, hacia todos los
último hombre piadoso, a un santo y anacoreta (el mismo con 1.1dos? ¿Hay todavía un arriba y un abajo? ¿No erramos nos-
-que ya había topado Zarathustra) , el· que solitario en su bos- cuos como a través de una nada infinita? ¿No sopla contra
que no ha oído aún decir lo que hoy todo el mundo sabe". Y nosotros el espacio vacío? ¿No há'ce más frío? ¿No se hace cada
Zarathustra le pregunta: "¿Qué es lo que hoy todo el mundo véz más noche? ¿No tenemos que encender linternas a medio-
sabe? ¿Quizá que el antiguo Dios, en el que antes todos creían, día? ¿No oímos aún el ruido de los sepultureros que entierran
ya no vive?" "Tú lo has dicho -respondió el viejo contrista- .a Dios? ¿Nada sentimos todavía de la descomposición divina?
do-. Y yo serví a este antiguo Dios hasta su última hora. Pero ¡También los dioses se pudren! ¡Dios ha muerto y queda muer-
ahora estoy sin trabajo, sin amo, y sin embargo no soy libre". to! ¡Y somos nosotros quienes lo hemos matado! ¿Cómo nos
Pero el paso decisivo respecto a la afirmación categórica ·Consolaremos nosotros los asesinos entre los asesinos? Lo más
<le que "Dios ha muerto" lo da Nietzsche en sus dos famosos sagrado y poderoso que el mundo poseía ha sangrado bajo
aforismos de "La Gaya Ciencia", el 125 y el 343, en los qu\! nuestro cuchillo. ¿Quién borrará esta sangre de nosotros? ¿Con
entiende aportar la comprobación de un hecho de tanta tras- .qué agua podríamos purificarnos? ¿Qué expiaciones, qué jue:-
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y la tercera significa la ruptura del nexo que la fe cristiana
gos sagrados tendremos que inventar? ¿Acaso la grandeza de
estableció entre el mundo (en sentid,o cosmológico e histórico)
este acto no es demasiado grande para nosotros? ¿No tenemos
y un Dios creador y personal, externo y trascendente al mismo.
que llegar a ser dioses para aparecer dignos de tamaño acto?
Disentimos, pues, con la rebuscada interpretación de estas tres
¡No hubo jamás una acción más grandiosa, y los que vendrán
imágenes que nos da Heidegger (1 ) , quien afirma que la me.
después de nosotros pertenecerán, por virtud de esta acción, a
táfora nietzscheana del "mar" mienta al ente en total, el cual
una historia más elevada de lo que fué hasta el presente toda
como lo objetivo quedaría absorbido en la inmanencia de la
historial . . . -Aquí calló el hombre loco y examinó de nuevo
subjetividad. Pero, para Nietzsche no existe ni un ser ni un
a sus oyentes; también ellos callaron y lo contemplaron con
bloque óntico total, sino sólo un devenir. Además, a la vo-
extrañeza. Finalmente arrojó al suelo su linterna, que se hizo
luntad de poderío -esencia del mundo- no se la puede tomar,
pedazos y se apagó. "He llegado demasiado pronto, dijo enton-
como ya lo señalamos en el capítulo vm, como un principio
ces, no es aún mi tiempo. Este acontecimiento inmenso está aún
subjetivo, como una de las expresiones de la metafísica de la
en camino, y marcha; no ha llegado todavía hasta los oídos de
subjetividad en que estaría incursa, según ~1 autor de Sein
los hombres. El trueno y el relámpago necesitan tiempo, la luz
und Zeit, toda la filosofía moderna. La imagen del "horizonte"
de los astros necesita tiempo, las acciones, también después que
no se refiere directamente, como sostiene Heidegger, al mundo
ellas han sido cumplidas, necesitan tiempo para ser vistas y
suprasensible de Platón, aunque Nietzsche, ciertamente, niega
oídas. Esta acción está para ellos (los hombres) aún más le,jana
el mundo trascendente del platonismo concebido como verda-
que las más distantes estrellas -¡y sin embargo, ellos la han
dero mundo; y la del "sol" está lejos de mentar directamente
realizado!". Se cuenta, incluso, que el hombre loco penetró el
la Idea platónica, aunque él sea la imagen que, para ella, em-
mismo día en diversas iglesias y entonó un Requiem eternam
plea Platón en la alegoría de la caverna (en La República),
deo. Expulsado de ellas y habiéndosele requerido una explica-
ción, él siempre respondió lo mismo: ¿Que son, pues, estas Todo lo dicho en el aforismo en cuestión está, sin du-da,
iglesias todavía si no son las criptas y monumentos fúnebres expresado simbólicamente, es decir, que su verdadero signifi-
de Dios?" cado es algo cifrado, que hay que interpretar. Ante todo, que
. el hombre loco o frenético busque a Dios con una linterna en
Habría, en este aforismo, tres imágenes clave: "¿Cómo he-
pleno día, denota ya que quiere comprobar racionalm.ente -
mos podido vaciar el mar?"; "¿Quién nos ha dado la esponja
en el plano de la conciencia lúcida- un hecho ya sentido y
para borrar todo el horizonte?; y: ¿Qué hemos hecho cuando.
tenido por cierto, pero sin análisis, por muchos de los que en
desencadenamos esta tierra de su sol?". En nuestro concepto,.
la plaza pública oyeron su grito denunciador: "¡Yo busco a
la primera significa eliminar definitivamente la concepción
Dios, yo busco a Dios!". El suscita la hilaridad y aparece como
teocéntrica, la que el cristianismo y su dogma insufló por si-
glos en el mundo y en la humanidad occidental; la segunda loco precisamente ante los ojos de los supuestos hombres nor-
mienta la superación, tanto en sentido metafísico como moral,.
del trasmundo con que el cristianismo interceptó la· vida y (1) Véase Holzwege, "Nietzsches Wort Gott ist tot", págs. 197 y sigs.•
ed. cit.
falseó la perspectiva cognitiva del hombre europeo occidental;
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108
males y cuerdos porque quiere obtener una evidencia racional Rebelión es lucha, pero lucha no es todavía liberación. En la:
de un acontecimiento del cual la mayoría no ha alcanzado .segunda etapa, el espíritu se transforma en león. Sólo sabe lu-
todavía clara conciencia, porque él, aunque originado en el char a su manera, tirar zarpazos terribles, pero aún no es libre·
plano de la razón, no ha llegado a lo soterraño del sentimiento, c1:1 to~o, no está centrado en su mismidad; ésta supone lucha y
el estrato emocional en que alienta toda fe, y del cual se nutre v1ctona. En la tercera etapa, el espíritu se transforma en niño~
en parte, todo irracionalismo. Pregunta el "loco" dónde se ha Es el que va a saber ele la libertad, porque es absoluta afirma-
ido Dios y se responde a su propia pregunta justamente porque ción, es afirmación nucla y simple ele sí mismo y del mundo..
no percibe su presencia viva en el espíritu de aquéllos a quie- Tocio para él, identificado con su mundo, es descubrimiento;
nes dirige su interrogación, los cuales representan a los otrora es el primer tramo de la vicia. Hay en ello, ele parte ele él, una
creyentes, que vivían espiritualmente de la fe en ese Dios. Al conquista del mundo como su mundo; es una necesidad que Jo.
no haber elfos podido conservarla, mantenerla viva, el "loco", hace sentirse nuevo, adviniendo a su propia humanidad. Esto-
que comprueba este hecho, reconoce que tanto él como sus nos coloca frente al fenómeno visto y elucidado genialmente
asombrados oyentes han muerto a Dios, que todos ellos son por Hegel en la Fenomenología del Espíritu: la alienación.
sus asesinos. Acto de tal magnitud no ha llegado a su concien- Marx la ha tratado también, exhibiéndola en su efectivo al-
cia, a su intelección, y. menos la sospecha de lo decisivo de las cance social y económico. La libertad como rescate de la alie-
co~secuencias que él tendrá, pues ha de imprimir -lo ha im- nación no se puede definir abstractamente; ella es toda una:
preso ya- un nuevo giro a la historia venidera. Esta, para Jos larga lucha, es palingenesía del espíritu que se retoma en su
hombres, consignados ahora únicamente a sí mismos Y. a su · esencia, en su ser. La fe es la instancia irracional en que más.
libertad, será más elevada que toda la historia anterior, por- se ha alienado el hombre.
que ellos tendrán que desarrollar un esfuerzo más intenso y Veamos ahora el otro aforismo a que hicimos ref~rencia,
rayar a más altura en sus acciones. Nos encontramos ya -den- el 343 (del quinto libro de La Gaya Ciencia, agregado cuatro·
tro de un planteamiento integral, en el plano filosófico y añ_os después -es decir, en 1886- de haber sido publicada la
social- ante el problema de la libertad del hombre y el de su pnmera edición) , aforismo intitulado "Lo que significa nues-
alienación. Este se halla incisivamente enunciado, también en tra serenidad", cuyo texto, que complementa y en cierto sentido
forma simbólica, en Also sprach Zarathustra, en su primer dis- explicita el del anterior, viene a confirmar y a robustecer nues-
curso, intitulado "De las tres transformaciones". La primera tra interpretación. En este aforismo se dice: "El acontecimiento.
estaría representada por el camello, la segunda por el león y más grande y reciente -que "Dios ha muerto; que Ja creencia
la tercera por el niño ("¡cómo el espíritu devino camello, el en el Dios cristiano ha dejado de ser digna de crédito- comien~
camello, león, y el león, niño!"). Son las etapas a través ele za a arrojar sus primeras sombras sobre Europa. Por lo menos,.
las cuales· el espíritu se recupera a sí mismo de su alienación. para los pocos cuya mirada, cuyo recelo en la mirada, es bastan-
En la pri.."l1era, el hÓmbre, absorbido por el mundo en el cual te fuerte y fino para este espectáculo parece precisamente que-
se ha alienado, es el camello que soporta la carga de creencias un sol se pone, que una vieja y profunda confianza se ha tro-
inveteradas. Pero el espíritu accede a su esencia y se rebela. cado en duda; a aquellos tiene que parecerles nuestro viej<>

110 L
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mundo cada día más crepuscular, más desconfiado; más extra-
ño, más viejo. En lo principal, empero, puede decirse que el barcos pueden zarpar, navegar ante cualquier peligro; toda
-acontecimiento es demasiado grande, está demasiado lejos, de- -Osadía del cognoscente está nuevamente permitida, el mar,
·masiado al margen de la facultad de comprensión de muchos nuestro mar está de nuevo abierto ante nosotros, quizá no ha
para que la noticia pueda considerarse incluso como dada a habido nunca un mar tan abierto".
·conocer; menos aún para que la multitud supiese ya lo que En este aforismo se insiste en que el "Dios cristiano ha
propiamente ha ocurrido, q:ue habiendo esta fe sido minada, muerto", y que este acontecimiento, lógicamente, trae consigo
todo tiene ahora que derrumbarse, porque ha sido basado en el derrumbe de todo lo que se ha edificado sobre la fe en él,
·ella y dentro de ella ha cobrado vida y prosperado: por ejem- no sólo el de la moral europea, sino también el de toda una
plo, toda nuestra moral europea. Esta extensa profusión y lar- ~oncepción de la vida y de la situación del hombre en el mun-

:ga serie de demoliciones, destrucciones, ruinas, derribos que do histórico. Los "espíritus libres" y avizores han sido los pri-
presenciamos, ¿quiéri la adivinaría hoy lo suficiente para pre- meros en ver venir el acontecimiento porque ellos habían so-
.sentarse como el maestro y premonitor de esta enorme lógica de brepasado la cosmovisión cristiana teísta, derivada del mundo
terror, como el profeta de un entenebrecimiento y eclipse que trascendente, inventado por el platonismo y erigido en "ver-
no tuvieron verosímilmente parangón sobre el planeta? ... ·dadero mundo", en el único mundo considerado real. Por eso
Nosotros mismos, adivinos de nacimiento, que estamos a la es- estos espíritus, sin ser alcanzados por el ensombrecimiento ni
pera sobre las cimas, colocados entre el hoy y el mañana, viva- participar de él, esperan la llegada de esas so~bras, que lo son
mente interesados en la contradicción entre el hoy y el mañana, para la multitud no esclarecida, cuya comprensión no puede
nosotros primogénitos -prematuros- del siglo que viene; nos- aún adquirir conciencia del hecho ni, por lo tanto, explicai'se
otros que debíamos haber ya percibido las sombras que han racionalmente el significado y alcance de tal acontecimiento.
de envolver a Europa, ¿en qué consiste que, sin tomar parte Pero aquellos espíritus viven ya las primeras consecuencias del
-efectiva en este ensombrecimiento, esperemos sin preocupación mismo, de las que, con razón, se afirma que "no son ni tristes
ni temor la llegada de estas sombras? Quizás estamos demasiado ni sombrías", sino "corno una nueva especie de luz", de aurora
bajo las primeras consecuencias de este acontecimiento y estas Es que con ella alumbra la certeza de la liberación del hombre
_primeras consecuencias, al contrario de lo que quizá podía <le una larga y onerosa alienación. El había alienado su ser
esperarse, no son absolutamente, para nosotros, ni tristes ni en la fe en ese Dios y en los filosofernas de su dogmática. Ade-
.sombrías, sino más bien como una nueva especie de felicidad, más, en este aforismo se precisa algo fundamental, aludido
de alivio, de serenidad, de incitación, de aurora ... De hecho, simbólicamente en las imágenes del "horizonte libre" y del
nosotros filósofos y "espíritus libres", al saber que el "antiguo "mar abierto", esto es, la posibilidad para los hombres -
Dios ha muerto", nos sentimos iluminados por una nueva auro- nautas de su destino- de zarpar hacia un nuevo derrotero. Pero
ra; nuestro corazón desborda de agradecimiento, asombro, pre- lo más decisivo, pensado en el párrafo final, significa -junta-
sentimiento, expectativa; por fin el horizonte se nos presenta mente con la posibilidad, para el hombre, de iniciar el ciclo
-de nuevo libre, aún suponiendo que él no esté claro, y nuestros <le rescate ele su ser de la alienación- que con la muerte de
Dios, éste desaparece de la filosofía corno problema. Es una
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cuestión que queda para las trastiendas de la fe y las tribunas
de la módica "democracia cristiana". Al afirmar Nietzsche, que
"toda osadía del cognoscente está permitida'', es lícita, viene
a decirnos, que para el hombre, rescatado de su alienación en
CAPÍTULO XI
la trascendencia del Dios cristiano, queda abierta la libre em-
presa del conocimiento, sin las trabas teológicas y dogmáticas
ETHOS DE LA OBRA PERSONAL Y TRABAJO
que habían limitado, y hasta anulado, sus iniciativas.
CAPITALISTA
Notemos que reaparecen en este aforismo las mismas imá-
genes del anterior, pero con el significado que les hemos asig- La voluntad no sólo dirige su querer a un fin inmanente a
nado. El "mar abierto" es tal por haber sido aventada la con- sí misma, que implica un constante aumento de poderío, sino
cepción teocéntrica, mar cerrado, muerto para las empresas. incluso a uno que, trascendiendo la mera función del desarrollo
y exploraciones humanas; el "horizonte libre", lo es por supe- biológico, intrínseco a la vida individual, apunta a una tarea,
ración del trasmundo que veló la perspectiva del cognoscente; en la que ella deja su impronta creadora.
y la "nueva aurora" significa que la antigua "luz" del Dios
Este último fin supone, por parte del hombre, la realiza-
externo y trascendente al mundo no ilumina ya a éste, que de
ción de una obra, de la cual el hombre es el creador, el forja-
este "sol" mortecino ha sido desencadenada la tierra para que
dor que, como una finalidad consciente, se ha propuesto. Por
ésta recobre su sentido y el hombre se idenHfique con el
esta activi.dad creadora, el hombre se inserta en la corriente de
"sentido de la tierra" -el hombre como habitante de este mi-
la vida, en el proceso vital que trae a la vida formas en las
núsculo planeta, que desde luego no es el único asiento y posi-
que, como naturaleza que se organiza a sí misma, imprime su
bilidad de la vida en el cosmos.
sello, así como el artista deja el suyo en la obra de arte. En
Nietzsche, el modelo del hombre creador, cuyo espíritu se ex-
presa en la obra, se opone al del mero trabajador, y el valor de
la obra al del mero trabajo. Este, para no devenir trabajo me-
canizado, sin alma, ha de exhibir el troquel espiritual del hom-
bre productivo, o sea, debe traducir una actividad con cuyo re-
sultado el trabajador, en tanto es un hombre animado de sen-
tido creador y vocación de obra, establece una íntima relación
vital y existencial.
Así, en la concepción nietzscheana, surge el ethos de la
obra creada y el de su creador, el hombre productivo, como
aristada contrafigura del trabajo mecanizado y del ente exan-
güe encadenado al mismo. Este contra -ethos es consecuencia
negativa y necesaria del maquinismo industrial y de la produc-
114 115
era una distinción de personas, con cuyos distintivos uno se
ción capitalista que caracterizan a una época a la que Nietzsche rodeaba: el utensilio y el vestido llegaron a ser símbolo de
le hizo el certero diagnóstico de su decadencia, época respon- recíproca valoración y conexión personal, mientras nosotros
sable de la civilización mercantilista y filistea, a cuyo colapso ahora, parecemos vivir sólo en medio de una esclavitud anóni-
agónico hoy asistimos. "Si se quiere, pues, determinar el valor ma e impersonal. El alivio del trabajo no se debe pagar tan
del trabajo, cuánto tiempo, dedicación, buena o mala voluntad, caro".
coerción, inventiva o haraganería, honradez o apariencia se em- El rasgo saliente de lo que -de acuerdo a la habitual divi-
plea en él, entonces jamás se puede juzgar su valor, porque sión de la Historia- se llama edad contemporánea, es la reali-
toda la persona tendría que ser puesta en el platillo de la dad del progreso material, el incremento adquirido por las
balanza. Esto significa: ¡no juzgues! Pero el grito por justicia formas externas de la civilización: técnica, maquinismo, indus-
es el que ahora nosotros escuchamos de aquellos que están des- tria, y su común denominador, la forma capitalista ele pro-
contentos con la evaluación del trabajo. Si. se piensa más, se ducción.
encuentra a toda personalidad irresponsable de su producto, el Este proceso arranca desde el Renacimiento, en cuyo mag-
trabajo: jamás se puede, por consiguiente, derivar de él un nífico orto también emerge, en el decir de Jacabo Burckhardt,
beneficio; todo trabajo es tan bueno o malo como él tiene que el mundo imponderable de la personalidad humana. Esta, ape-
ser en la necesaria constelación de fuerzas y debilidades, cono- nas producido su promisorio realumbramiento, es olvidada y
cimientos y deseos. No está en el arbitrio del trabajador, si tra- preterida por el absorbente impulso de la ciencia moderna
baja; tampoco cómo él trabaja. Sólo los puntos de vista de la hacia el dominio de la naturaleza exterior. La ciencia deviene
utilidad, los más estrechos y los más amplios, han creado la un instrumento para la ambición utilitaria del hombre euro-
valoración del trabajo". peo. Este, tras afanosas etapas, subrayadas por los grandes in-
Nuestro tipo de civilización científico-técnica, como ex- ventos, por el vuelo prodigioso de la mecánica, comprueba que
presiones del régimen capitalista de producción con su pro- el instrumento posee una enorme eficacia, siendo aún suscepti-
gresiva tendencia a la tecnización integral y a la evaluación del ble de mayor precisión y poder, y que su sueño se está reali-
trabajo por su utilidad, con el empobrecimiento vital que ello zando, aunque dominios inexplorados y enigmas t'odavía rebel-
implica, no puede invocar para subsistir, en la forma que ella des se levanten en la ruta de la experiencia, para acicatear aún
ha asumido hasta ahora, principios fundamentales ni amparar- más sus ansias de conquistas, su afán por encadenar a sus de-
se en la tabla vigente de los presuntos valores eternos. Ella no signios, con vistas al rendimiento útil, los fenómenos de la
es eterna y está minada por antinomias destructivas y catastró- naturaleza.
ficas. Su consigna es la de la máquina que debe marchar, es de- Es la edad científica por antonomasia. El apogeo ele la
cir acelerar el proceso de despersonalización del trabajo. Pero ciencia, con su corolario el perfeccionamiento de la técnica y
"la máquina es impersonal, ella sustrae a la porción de trabajo el progreso de la industria, ha engendrado el vértigo de las
su orgullo, su bien individual y su defecto, lo que se adhiere conquistas materiales, la sed insaciable de riquezas. Es un paso
a todo trabajo no maquinal, por consiguiente le quita su poco decisivo hacia la mediatización y despersonalización del honl-
de humanidad. Antes, todo adquisición hecha a los artesanos
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bre. Se acusa un descenso. en la vida del espíritu, un empobre- ;¡as ciencias aplicadas y que son escasos, aunque de mucha
cimiento de todos sus contenidos vitales; el hombre occidental ta, en la esfera de la ciencia pura, sobre todo en la. física. E'.n
comienza a eclipsarse como hombre, como finalidad inmanente -tal sentido, el interés puramente especulativo de la ciencia no
de sí mismo, a alienarse en los productos, en la mercancfa, a -es muy grande, siendo sus objetivos preferentemente prácticos.
transformarse en un tornillo de la gran máquina de la pro- Por eso, más que de progreso científico, en sentido estricto,
ducción capitalista, o en un autómata de la especialización ,cabe hablar propiamente de progreso técnico e industrial.
científica. Por este camino se acentúa cada vez más la primacía El decantado progreso de la ciencia y de la tecnología en
de las cosas y del factor mecánico, devenido omnipontente, re- -el régimen capitalista, lejos de co.ntribuir al enriquecimiento
legándose a un último plano el mundo de lo humano, de los vital y a la elevación espiritual del hombre, del obrero, se re-
intrínsecos impulsos vitales, que alumbró la aurora del Rena- suelve en mecanización, en avasallante progreso material y en
cimiento. ,explotación. La labor especializada de la ciencia, sin duda, be-
Así, el hombre, reducido a un mero engranaje de la vida neficia materialmente a la civilización, pern al precio de la
industrial, mutilado en las tendencias expansivas de su perso- mutilación espiritual de los que hacen profesión de ella. La
nalidad, de su ser total, sólo ha aprendido a tener fe en las especialización científica, la llamada división del trabajo -
cosas, resignándose al proceso fatal en que ellos lo envuelven, especie de fiat utilitario de la civilización moderna- practica-
pero carece en absoluto de fe en sí mismo. Al aprender de la dos a ultranza y sin contralor, han terminado por hacer del
técnica el empleo de la fuerza mecánica, pero no con un sentido :hombre un autómata, transformando su inteligencia en un
humn.no, benefactor y liberador, pierde personalmente la fe en mecanismo inánime, en una máquina de inducciones cuantita·
el ejercicio de las propias energías, las que definen la esencia tivas. La investigación científica, en estas condiciones, carece de
íntimamente creadora del hombre. un principio unificador, de una visión integral, y tiende fatal-
El mundo moderno ha visto prosperar la idea de progreso, mente a mecanizar al hombre; agosta su emotividad, mata su
de progreso lineal y anti-histórico, que se ha extendido a los dis- .alma.
tintos dominios de la actividad humana. Se habla de "progreso Los cultores de la ciencia, en Occidente, confinados en los
científico", de "progreso material" e incluso de "progreso mo- ,compartimientos estancos de sus especialidades, son impotentes
ral", etc. Esta idea, <;:ara al espíritu occidental, se rebostuce y para elevarse a una visión que abarque en su conjunto el pa-
eobra vigencia hasta el punto que llega a ser dogma indiscuti- norama de la múltiple y variada actividad humana; no han
do. El progreso material, en sus diferentes aspectos, es, desde podido lograr, en su tarea al servicio de la comunidad, una
hfego, el hecho más evidente, la realidad que traduce, casi inte- -síntes~s ideal que unifique, otorgándoles fin:alidad ética, los
gralmente, el carácter de esta época. Es cierto que el hombre .resultados parciales y siempre fragmentarios de su pesquisición
occidental pondera, como algo efectivo, el progreso moral y unilateral. La actividad del profesional de la especialización
se enorgullece hasta el éxtasis del progreso científico. En lo científica es una actividad que, por su propio naturaleza, pro-
que hace a este último, bien examinadas las cosas, se comprue· pende a despersonalizarse cada vez más, porque a medida que
ba que sus resultados, en su mayor parte, se circunscriben a :Se intensifica y acota rígidamente su dominio, más se sustrae

118 119
al ritmo creador del espíritu, perdiendo todo contacto con la nes, que han escrito sesudos y voluminosos tratados sobre eI
fuente de la espontaneidad vital. sistema del trabajo técnico y, en general, sobre la técnica y sus
El mal profundo y general de nuestro tiempo, su acentua- presuntas virtudes, ésta tiende a liberar al hombre de parte
do carácter negativo, consiste, para la civilización occidental, en del pesado yugo del trabajo material, a mejorarlo humana y
Ia ausencia de una síntesis vital, de un ideal humano orienta- espiritualmente. Según estos especialistas, lo primordial en eJ
dor. Es que nuestra civilización ha desintegrado al hombre, trabajo técnico es la actividad espiritual, de la que depende,
reduciéndolo, para satisfacer sus fines exclusivamente utilita- en principio, la "actividad" automática que hay en el mismo.
rios, a una pieza de su complicado y omnímodo mecanismo. El trabajo técnicó, nos dicen, "debe ser humano, humanamen-
Todo ésto conduce, en el orden de la utilización de los inven- te dirigido". En este supuesto, superando lo puramente mecá-
tos de la ciencia, es decir de las consecuencias de la ciencia nico, la técnica nos orientaría hacia un ,ideal en virtud del
aplicada, a la tecnización progresiva, proceso jüstificado y san- cual ella sea comprendida y aceptada no como "fin", sino como
cionado por una religión de la técnica y una tecnocracia, pa- "medio".
ladina confesión de la nueva barbarie que ha hecho presa del La gran ventaja de la técnica, tal como la concibe el capi-
hombre, para deshumanizarlo y disponer así de él como de un talismo occidental, de acuerdo al mismo supuesto, es que "tien-
mero valor instrumental. de a hacer cada día más innecesario el trabajo manual". Que·
Ante esta dolorosa y descarnada realidad debemos poner el progreso de la técnica, la automación encamina a este re-
en duda el "progreso moral" y humano que con tanta ligereza sultado, es un hecho evidente;· pero debemos reconocer que por
se pregona. No se acusa un verdadero progreso en la morali- ello se engendra una grave anomalía, una desventaja en un
dad, ni en el desarrollo general de la vitalidad humana, pese aspecto fundamental. Porque si es cierto que el hombre se li-
al moralismo y al culto de la vida de que alardea la civilización bera del trabajo manual, es al precio de una verdadera muti-
occidental. Moralismo carente de contenido e industrialismo lación de su personalidad, desde que paulatinamente se con-.
efectivo, con su aneja barbarie politécnica, se corresponden per- virtió en una pieza de las máquinas, al ser absorbido por una
fectamente. La moral, la cultura ética que proclama y no prac- función automática, la que anula en él la posibilidad de per-
tica el hombre occidental, no es nada más que una especie de feccionamiento mental y humano y asimismo~constriñe el des-
salvoconducto para su acción utilitaria desmedida, en una pa- pliegue de direcciones vitales, esenciales para su desarrollo
labra, la bandera que cubre la mercancía. armónico e integral. Una cosa es lo que debe ser, según los
!
Ha sido olvidado el concepto de "técnica", en la origina- principios ideales que la técnica presupone, y otra muy dis-
ria y noble significación con que lo formulara Sócrates, es decir~ tinta lo que en realidad sucede: los desastrosos efectos del tra-
la técnica entendida, no sólo como el empleo inteligente de fas bajo técnico, la acción deshumanizadora del maquinismo. Si la
fuerzas y recursos naturales para informar y dominar una ma- máquina perfecta, cuyo funcionamiento hará innecesaria la
teria dada por la naturaleza, sino también el procedimiento cooperación mecanizada y cuantitativa del factor humano, ha:
que pone esencialmente las fuerzas naturales al servicio de fi- dejado de ser una quimera, ella engendrará en vastos sectores,
nes específicamente humanos. Si prestamos fe a teóricos solem- laborales -de Occidente, la desocupación.
120 121
Los teorizadores de la técnica, reconociendo los males oca- 'férrea armazón, de su ruidoso y sórdido industrialismo,
·sionados por ésta, apuntan la necesidad de imprimirle un ca- -deshumanizadora tarea utilitaria ¿cómo reencontrar al L<VLU.~•Lc
rácter cultural y humano. ¿Es posible esta humanización de la .en la pureza de su humana dignidad, en sus espontáneos y sa:.
técnica? Abrir semejante interrogación es abocarnos al difícil ludables impulsos? ¿Cómo individualizarlo por estas manifes-
problema que plantea el marcado desacuerdo existente entre el taciones primarias de una fuerza expansiva que, si no es repri-
progreso técnico y el llamado progreso moral, el grado efectivo mida, lleva a la vida plena, exaltada en la voluntad de pode-
de perfec:ionamiento espiritual y humano. Este desacuerdo, río, cifra del destino telúrico del hombre? ¿Llegará, acaso, a
que denuncia el interno desequilibrio de la civilización occi- -ser realidad la profecía de Samuel Butler, que ve en el hombre
·dental, proviene de que el progreso técnico y, en general, el un parásito exangüe de la maquinaria, un simple auxiliar del
progreso material, se han realizado a expensas del desarrollo vasto engranaje de la industria? En la marcha voraginosa de
espiritual, a cambio de un retardo, de . una detención en el la civilización a que pertenece ¿podrá este hombre resignarse
proceso vital. Tan patente es la desproporción entre ambos, .a no ser nada más que una sombra que sólo vive del recuerdo
que el incremento adquirido por el primero nos parece, con de un pasado glorioso? ¿Podrá él aceptar el papel de triste y
razón, monstruoso, y, ante su realidad, nos punza el ánimo un desmirriado epígono de la grandeza de ejemplares humanos
angustioso sentimiento de inadaptación. Es que el hombre -que en épocas pretéritas constelara la voluntad de poderío en
.occidental, al sacrificar su desarrollo espiritual y la progresión trayectoria victoriosa?
·de su vitalidad al. progreso técnico, ha acabado por depender
de los instrumentos que ha forjado. Ha quedado reducido él
mismo a un instrumento secundario. En medio del complica-
·do andamiaje de la civilización moderna, lo vemos accionar
cual fantasma, en el que un estricto automatismo ha suplantado
la iniciativa de la vida espontánea. La máquina, de cuyo fun-
cionamiento él llegó a ser pieza accesoria, ha despotencializado
su vitalidad, mecanizado sus impulsos, disgregado su alma, re-
.duciéndola a la peor servidumbre, la que, por ausencia de toda
inquietud de humano perfeccionamiento, amenaza cristalizar
en un estado de resignada abdicación de la libertad interior.
La civilización capitalista, carente de un ideal esencial, de
principios fundamentales y permanentes, sin raigambre en el
,estrato primigenio de los instintos básicos del hombre, es por
.dentro distorsión y dolor, y sólo externamente esplendorosa
y brillante. Por esta ruta, hoy llena de ruinas, ¿hacia dónde va
,esta civilización? A través de su ilusivo brillo externo, de su.

122 123
CAPÍTULO XII

LA LUCHA POR LA JUSTICIA SOCIAL

Todos los interrogantes, que acabamos de formular, se


apretaron trágicamente en el nudo gordiano que la últi_ma
-crisis bélica, la cual en Occidente tuvo su desenlace en el te-
rreno militar, mas no todavía en el social, no ha desatado y
sí parcialmente cortado con la espada, con una espada de áurea
empuñadura, bien forjada por la técnica y de doble filo palí-
tico. Los hilos sueltos se reanudan en el mismo drama secular,
sólo que en un acto más avanzado y con otra dimensión, en
-el drama del hombre de hoy y de las masas laboriosas agobia-
das por la enorme interrogación de su destino futuro. Tantos
interrogantes juntos requieren una respuesta integral y ésta
parece venir envuelta -pliegues en que se oculta la musa trá-
gica conjurada por Nietzsche- en la tormeúta que ruge en el
horizonte social de Europa y del mundo.
La humanidad occidental, después de haberse precipitado
impetuosamente en la primera guerra mundial y en la revo-
lución subsecuente, acusó un notable descenso en sus pulsa-
óones vitales. Pensó que había corrido en vano tras utópicas
aventuras, y se sintió postrada por el cansancio y la decepción.
Pero este estado tan sólo era la pausa en que se relajaba una
acometida frustrada ele la voluntad de poderío. Esta humani-
dad, por haber apurado quiméricos afanes, fué presa, momen-
táneamente, de honda desilusión. Pero, obligada a afrÓntar la
realidad insobornable, buscó en ésta nuevos motivos para ilu-
sionarse, para tender hacia el futuro el arco de una renaciente
.esperanza utopista. Vino la labor reconstructiva; la vida reco--

125
bró su ritmo, y el alma de los hombres se encaminó de nueve> tor, iba impelida por el pathos de un ideal revolucionario de-
hacia su anheladai plenitud. Contra lo decretado por los ideó- proyecciones planetarias, es decir, utópico. En el hórrido seno-
logos de la decadencia de Occidente,_estaba, sin duda, reservada_ de la destrucción y de la muerte se incubaban, para esta alma
una primavera más para la planta humana. Se anunció una siempre capaz de esperanza, floras de ilusión. El rumbo de
nueva floración de los ideales. embestida del huracán, con la tempestad que le sigue, apunta
Es que el alma occidental no había agotado todas sus a un futuro incierto, preñado de sombras y de peligros, pero el
posibilidades. Un presente grávido de formas inéditas, de nue- alma ilusionada se enciende en la visión radiosa de una tierra
vas estructuras sociales, iba descubriendo a nuestra e~' wsidad prometida, que, a la postre, se esfumará como uno de los tantos
y afán creador, en un ámbito humano cada vez mejo:r explora- mirajes que, en el pasado, la hicieron acelerar la marcha y
do, nuevos motivos de esperar, de vivir, de perfeccionarnos. El quemar etapas. Si ha logrado la paz, si la dulzura del oasis sua-
hombre, dilatando su propio paisaje, se planteaba, con más in- viza sus pasiones y aquieta sus ímpetus, se le aparece de nuevo
tensidad que nunca, los grandes problemas del mundo y de la el demonio tentador con el señuelo de una promesa y le in-
la vida, y todos aquellos que atañen directamente a su natura- funde, para materializarla, el ansia de tentar otra vez el albur
leza moral y a su trayectoria terrena. Preocupaciones más hon- bélico. Diríase que vive alucinada por los consejos que, en
das, encaminadas a la vigencia de un ideal de justicia social y esta coyuntura, Zarathustra da a los hombres: "Debéis amar
dignidad humana, se insinuaron a su sensibilidad aguzada, en- la paz como medio para nuevas guerras. Y la tregua corta me-
riquecida y alerta. Hoy, a esta alma, tan persistente en sus jor que la larga". "Yo no os aconsejo para el trabajo, sino para
ensueños, tan propensa a dejarse electrizar por grandes y súbi-- la lucha. No os aconsejo para la paz, sino para la victoria. ¡Que
tas ilusiones, la hemos visto ".ivir y lacerarse en una peripecia vuestro trabajo sea una lucha, que vuestra paz sea una vitoria!"
bélica mucho más terrible que la anterior, y, sin embargo, pug- Ahora ella tiene que guerrear por la paz para conquistar la
na y reverdece en ella la esperanza en un futuro mejor; sueña victoria de la justicia social, la pasión que hoy informa total-
con una proficua era de paz y de concordia, de comprensiva mente su tormentoso querer.
convivencia de todos los hombres, bajo el signo de la justicia Dispuesta siempre a superar la realidad, a hacer de ésta
social. En la hora actual, lo que concentra y moviliza todas sus trampolín para el salto a las regiones ideales, para las aventu-
energías es precisamente"' la pasión por la justicia social, la radas construcciones utópicas, ella arroja el velo de sus ilusio--
cual, por la forma y volumen que ella asume en esta etapa de nes sobre las más trágicas antinomias sociales, sobre las mise-
radical transformación, delata la presencia de la voluntad de rias y dolores de una humanidad sangrante y desgarrada. Por-
poderío, en uno de sus grandes avatares. obra de esta ilusión creadora asiste a su propia palingenesia y
Ella aun no ha salido, puede decirse, del horror de la se templa en el hervor milenario de los grandes mitos que la
última guerra, que ha destruído los tesoros artísticos y sembra- impulsan hacia metas lejanas. Tras los momentos de decepción
do de ruinas el suelo de una gran civilización, y ya dibuja en y desalient{>, viene siempre el del entusiasmo, que la galvaniza
lontananza los luminosos perfiles de nuevas utopías. Es que la y le comunica nuevos ímpetus. Corre de nuevo en pos de las-
vorágine bélica misma, especie de fenómeno cósmico destruc- utopías, de los fines que le anticipa su voluntad de poderío, y

127
cesario el estallido de esta- última guerra, consecuencia de la
-{:Onoce así .la tensión de un gran anhelo, que ella identifica voracidad imperialista y de la inhumana· hipertrofia de la
con una gran tarea, en el que concentra todas sus potencias. Y tecnización de una civilización mercantilista, para que se im-
así le acontece que después de haber desarrollado un esfuerzo ponga con operosa evidencia la tarea ineludible de encaminar-
enorme, empleado en su mayor parte en el vacío, torna a expe- nos a una verdadera vida moral y humana, pauta integrada
rimentar un aflojamiento en sus íntimos resortes. Son alterna- por todas las direcciones e intereses del ser del hombre .. E~
tivas y avatares de un alma que dispone de inagotables reser- medio _ de la pernicioso vigencia de los seudos valores, se ms1-
vas de ilusión, las que luego de cada derrota de sus esperanzas, núan ya posibilidades constructivas y despunta el rumbo del
<le cada caída en la más profunda desesperación, le permiten combate social y espiritual. Se trata nada menos que de la
renacer, optimista, de su propia sustancia. fundamental tarea de revitalizar, salvaguardando sus gérmenes
Pero más acá de es~e fondo psicológico de ilusión rena- más valiosos, la actividad anímica, de reconstituir la vida cons-
-ciente se yerguen los problemas, las contradicciones y conflic- ciente, mediante la iniciativa de la razón responsable y libre.
tos que dramatizan la cotidiana vida humana, y que nos dicen No sería, entonces, aventurado confiar que nuestro siglo reali-
que lo que está en juego es el destino mismo del hombre, víc- .ce todavía una rehabilitación del hombre, lo encamine hacia
tima propiciatoria de las grandes hecatombes, desencadenadas un ámbito soleado, propicio para el despligue de todas sus
precisamente por esos conflictos y pasiones, que parecen cons- fuerzas vitales. Cabe, quizás, esperar que un soplo primaveral
tituir la trama última e insuperable de las sociedades humanas. remoce a la agostada humanidad, que el fuego sagrado del
Se trata de la vida del hombre dentro de una civilización deter- .espíritu se encienda de nuevo en el viejo crisol de las purifi-
minada y condicionada por tales antinomias y pasiones, que el caciones, que la mutilada criatura humana se reencuentre en
afán utilitario y los intereses materiales han sabido diabólica- fa totalidad de su ser, hoy escindido y ultrajado.
mente poner a su servicio.
En medio de la vida ruidosa y sórdida de nuestra civiliza-
ción, que sacrifica al hombre a sus monstruosos fines imperso-
nales, surge más acucioso el problema del desa1Tollo pleno y
armónico del hombre vivo e integral, de una cultura anímica
y espiritual que resguarde e incremente la espontaneidad vital
y todas las posibilidades creadoras, esencialmente humanas. La
última catástrofe bélica, que sacudió en sus cimientos a las so-
ciedades humanas y ha despojado al hombre de muchas de sus
saludables ilusiones vitales, ha venido a clarificar el espíritu
para enfrentarlo con decisión sapiente y enérgica a los proble-
mas y a las motivaciones que se ocultan en el último plano de
]a realidad histórica.
Aunque sea doloroso reconocerlo, parece haber sido ne-
129
128
CAPÍTULO XIII

EL NIHILISMO EUROPEO

Nietzsche, afincado en el principio de una nueva valo-


ración de la vida, la que, como ya hemos visto, gira en torno
de una transmutación de los valores, dilucida el fenómeno que
él llama "el nihilismo europeo". El nihilismo, en general, es
una consecuencia de la fe en la moral, del imperativo de vera-
cidad que ella ha formulado y desarrollado; es, pues, el estado
gue tiene que resultar necesariamente de la concepción de la
vida de la era cristiana. En tanto es derivación y contera de la
interpretación del valor de la existencia por el cristianismo,
aquel es una expresión de decadencia. Para erigir una nueva
tabla de valores, medida por una vida ascendente y afirmativa,
Nietzsche llega a un rechazo radical de todos los valores hasta
ahora vigentes, consistiendo en. ésto su nihilismo axiológico.
Mientras seguimos manteniendo nuestra creencia en la moral,
condenamos la vida. Hay un nihilismo activo, que es signo de
un incremento de poder en el espíritu, camino que nos con-
duce a una nueva valoración, y un nihilismo pasivo, que es
signo de decadencia e implica un aminoramiento del poder
del espíritu. La única escapatoria al nihilismo -nombre doc-
trinario con el que Jacobi bautizó a la absoluta negación y la
tesitura que inclina a ella- es afrontar una radical transvalua-
ción de los valores.
En el desarrollo .del "nihilismo europeo'', como síntoma,
y diagnóstico de un proceso de declinación y caducidad, ve
Nietzsche una serie de períodos, con sus correlativas proyeccio-
nes sociales y políticas, el último de los cuales es "el período

131
/
de la catástrofe", que, desde el abismo de la crisis, debe quizá
ria". Con el apogeo de las instituciones en que la democrada
conducir a la salud y fortalecimiento del hombre europeo,
se apuntala, la libertad, en cuyo nombre y servicio precisamen-
quien se reconocerá a sí mismo en u?a nue,va. tabla d_e ~ienes y
te tales instituciones fueron creadas, perece. "Las instituciones
valores, en la que él, como primer signo rumco del id10ma de
liberales cesan de ser liberales tan pronto como ellas son al-
la vida, asumirá el grado más alto de la escala, con su voluntad
canzadas; después no hay nada más malo y más profundamen-
de poderío cristalizando en una moral de señores, de domina-
te perjudicial para la libertad que las instituciones liberales. ~ .,
do;es. Este último período será el del "advenimiento de una
ellas son la nivelación de montaña y valle, elevadas a moral,
doctrina que pasa a los hombres por el tamiz, que lanza a los
empequeñecen, hacen cobardes y sensuales; con ellas triunfa
débiles, y también a los fuertes, a decisiones". No cabe dete-
siempre el animal de rebaño". La verdadera libertad, capaz de
ner la caducidad levantando instituciones, como ingenuamente
traer al mundo instituciones indemnes por mucho tiempo al
lo imagina el socialismo, que propugna un ideal de decadencia.
declive, al virus .de la decadencia, entraña voluntad para la
Al bosquejamos el cuadro de las perspectivas que resultarán
auto-responsabilidad; libertad significa que los instintos viriles
de este desenlace catastrófico del nihilismo, la visión de Nietz-
y guerreros tienen el predominio sobre otros instintos que in-
sche se torna profética. Sus ideas son anticipaciones: la cuestión
clinan a la molicie, como el de la felicidad. Con gran sagacidad
social misma es el resultado de la decadencia de una forma de
y amplitud de enfoque histórico, Nietzsche confronta esós
vida con sus instituciones y valores. "El socialismo, como obje- ,
principios con la vida y posibilidades de las naciones europeas,
tivo de la tiranía de los más insignificantes y los más tontos, es
con la distribución de poderío entre las potencias mundiales.
decir, de los superficiales, envidiosos y de los "en sus tres cuar-
"Para que haya instituciones -nos dice- tiene que haber una
tas partes actores", es de hecho la consecuencia de las "ideas.
especie de voluntad, de instinto, de imperativo antiliberal has-
modernas" y de su anarquismo latente; pero en la atmósfera
ta la maldad: voluntad de tradicfón, de autoridad, de respon-
tibia de un bienestar democrático dormita la facultad de con-
sabilidad más allá de las centurias, de solidaridad retrospecti-
cluir o bien de llegar a una conclusión. Se sigue, pero no se
va y prospectiva en el encadenamiento de las estirpes in infini-
concluve más. Por esto el socialismo en conjunto es una cosa
tum. Cuando existe esta voluntad, entonces se funda algo como
agria ; desesperada ... No obstante, como topo inquieto .bajo
el imperium Romanum: o como Rusia, la única potencia que
el suelo de una sociedad que rueda hacia la estupidez, el so-
hoy tiene fuerza de duración, que puede esperar, que algo aún •
cialismo puede ser útil y salvador; retrasa la "paz sobre la
puede prometer; Rusia, el concepto opuesto del deplorable
tierra" y la total compensación del rebaño democrático, y
particularismo estatal y nerviosidad europeos, los que con la
obliga a los europeos. . . a no abjurar del todo de las virtudes
fundación del Reich alemán han entrado en un estado crí-
viriles y guerreras ... ".
tico ... ". ¡Nietzsche escribía esto en 1888! (Gotzen-Dfunme-
A la moderna democracia, con sus artilugios representati- rug, par. 39) . El Occidente, con sus dependencias culturales
vos y parlamentarios, la caracteriza como una forma de disolu- y técnicas, relativamene autónomas (América) , no posee más
ción y caducidad del Estado. "En todo tiempo el democratis- aquellos instintos de los cuales nacen las instituciones, de los .
mo ha sido una forma de decadencia de la fuerza organizato-
cuales nace, estructuralmente configurado, el futuro. "Se vive
132
133
para hoy, se vive muy de prisa, se vive con demasiada irres- ser una personalidad política con inmenso horizonte". Previó
ponsabilidad: justamente a esto se le llama "Libertad". ".-que- ,él, con singular acierto, que en el presente siglo el estado de
llo que de instituciones hace instituciones es despreciado, Europa, que ya vivía en constante peligro, llevaría de nuevo
odiado, rechazado: Cuando a la palabra "Autoridad" se la pro- ~l cultivo y afirmadón de las virtudes viriles. El problema que

nuncia en voz alta, uno se cree expuesto a una nueva esclaví- se cernía en el horizonte histórico era, nada menos, que el del
tud. Tan lejos va la decadencia en el instinto de valoración dominio del mundo, el de una lucha por el poder hegemónico
de nuestros hombres políticos, de nuestros partidos políticos y la expansión. · Atisbando las futuras constelaciones de los
que ellos instintivamente prefieren lo que disuelve, lo que apre- grandes grupos humanos, afirma: "Rusia dominará a Europa
sura el fin ... ". Lo que precede parece escrito hoy en presen- ·y Asia; tiene gue ser colonizadora y ganar a China y la India.
cia de los acontecimientos. Nietzsche percibía, merced a la dis- Europa será como la Grecia bajo el dominio de Roma ... ". "El
posición hipersensible de su espíritu, el rugir _d~ la to~m.e~ta poder ya ha sido una vez dividido entre eslavos y anglosajones.
lejana, sentía en sus nervios la carga de electnc~dad histonca El influjo espiritual podría estar en manos del europeo típi-
que se estaba acumulando en los senos de la vida europea y <:o ... Pero si Europa cae en manos de la plebe, entonces se
vió venir y anunció la época drílfllática en que había de entrar acabó la cultura europea. Lucl1a de los pobres contra los ricos.
el mundo occidental como consecuencia de la grave crisis de Por consiguiente esto sería un último arder de la llama".
valores y pugna de ideas por las que estaba internamente traba- Es sintomático, en el sentido del acierto de su prognosis,
jado y escindido: "Yo prometo una edad trágica: el arte s~­ que no compute, para nada, a las naciones latinas, ni a España
premo de decir sí, la tragedia renacerá cuando la ~u~am­ ni tampoco a los pueblos "de Latinoamérica. Es que vió perfec-
dad tenga a sus espaldas, sin sufrir por ello, la conciencia de tamente que, de estas naciones, algunas aceleraban el ritmo
la guerra más dura, pero necesaria ... Habrá guerras como no de una decadencia casi irremediable (Francia, España, Italia)
las ha habido hasta ahora sobre la tierra". -y las otras eran frustrados conatos, lastimosos proyectos de es-
Agitado por esta terrible certidumbre, arroja una pene- tructura estatal y nacional, sin existencia histórica, cuyos te-
trante mirada sobre la posible y probable distribución del po- rritorios se valoraban únicamente como -lugar propicio para
der entre las grandes naciones del mundo: "Me parece que el 1a incursión utilitaria de las corrientes migratorias (los países
don de inventiva y la acumulación de fuerza de voluntad son, <le Latino-América) . Sobre todo España, que desde hace tanto
merced a un gobierno absoluto, mucho mayores y están más tiempo se debate estérilmente en una flagrante desproporción
intactas entre los eslavos; y un gobierno germano-eslavo del entre el querer y el poder, delata la caducidad que la carco-
mundo no pertenece a las cosas más inverosímiles". Los in- me cuando a esta altura de la evolución del mundo histórico,
gleses no saben superar las consecuencias de su testaruda a~to­ <lespués de haberse desgarrado en una cruenta guerra civil,
soberanía, con el tiempo admiten cada vez más a los homznes viene a rematar en un valetudinario remedo de Estado teo-
novi en el timón, 1 últimamente a las mujeres en el parlamen- crático y clerical, con invocación al cristianismo, como si Hegel
to. Pero hacer política es, en última instancia, capacidad he- no hubiera enseñado, con su filosofía del derecho y su filosQ4
reditaria: nadie comienza de hombre privado para llegar a fía de la historia, a distinguir rigurosamente la esfera del Esta-

134 135
do de la religión y no hubiese superado para siempre la limi-
tada y exclusiva concepción religioso-eclesiástica de la esencia
y tarea del Estado; como si Nietzsche, consignando algo deci-
sivo y fundamental, no hubiese subrayado esta verdad: "El C.JU>ÍTULO XIV
cristianismo es posible como la más privada forma de existen-
cia; supone una sociedad estrecha, retirada, absolutamente LA IRRUPCION DE LOS RUSOS
apolítica, pertenece al conventículo. Un "Estado cristiano'»
una "política cristiana", por el contrario, es una impudencia, La edad trágica que anuncia Nietzsche es la que debec
una mentira, así como un comando cristiano del ejército, que venir después de la épaca plúmbea y decadente en que, con
finalmente terminase por tratar al "Dios de los ejércitos" como todos sus artilugios técnicos, alcanza su apogeo la civilización·.
jefe de estado mayor. El papado tampoco ha estado jamás en mercantilista y que necesariamente debía desembocar en el
situación de hacer política cristiana ..."; en fin, como si todas "período de la catástrofe"; es decir, después que la humanidad,
las realizaciones históricas del Estado, desde el comienzo de nivelada por el afán igualitario de las masas en trance de ac--
la modernidad europea, no alejasen definitivamente de aquel cesión al destino histórico y al dominio político, allanada por
modelo anacrónico, hoy de imposible actualización. los valores puestos en vigencia por la "moral de los esclavos",:
Nietzsche vió, pues, que las naciones latinas, puestas en la se haya purificado en el crisol de la guerra "más dura y nece-
pendiente de la decadencia, entrarían en el cono de sombrav saria", de una guerra que como fuego desvastador ha pasadq
de la sombra proyectada por aquellós grupas monitores, cen- sobre el suelo milenario de Europa, quemando todas sus ma-
trados en un impulso hegemónico hacia el gobierno y domi- lezas, para prepararlo para una nueva siembra, para que el es--
nio del mundo. píritu de la tragedia y de una vida renaciente enciendan una
primavera más en el viejo tronco de la cultura greco-latino-
germana.
Con la llegada, con el ascenso de los rusos al área histó-
rica de Occidente un temblor inédito, pre-anuncio de futuras.
gestaciones iba a recorrer el cuerpo y el espíritu de Europa,:
en cuyo predio, testigo de tantas y tan egregias floraciones y
humanizado y embellecido par tantos sueños, se sentirían, urv
tanto apagados por el redoble de los tambores, los pasos de
Dionysos redivivo, pero de un Dionysos igualitario y revolu--
cionario.
Serán tiempos de ensayos y experimentos, en el terrenO',
social y político; el hombre se sentirá ganado por un senti-
miento de rebeldía. Es una época de transición, y así la siente

136 137
~l individuo en lo que atañe a su suerte y a sus posibilidades -que sepa cumplii con estas exigencias, encaminándose, así, a
:históricas. través de la libertad conquistacJa, al goce de su poder intrín-..
Nietzsche previó el rumbo y los grandes acontecimientos cSeco, a una armónica y soberana plenitud vital. El ideal del
de la actual centuria por ciertos signos que considera inequí- l10mbre futuro, aquí bosquejado, es el hombre libre y pleni-
vocos. "En primer lugar, la entrada de los rusos en la cultura. p.otente, que no se ha realizado de modo exhaustivo en ningún
·una finalidad grandiosa. Proximidad de la barbarie, despertar ~Jemplar histórico, siendo el tipo del hombre romano y el de
-de las artes, generosidad juvenil y delirio de la fantasía y efec- algunas individualidades del Renacimiento sólo aproximacio-
tiva fuerza de la voluntad. Segundo signo: advenimiento de los nes al mismo. Ser libre, para Nietzsche, es: "Querer ser res-
,socialistas. Parejamente impulsiones y fuerza de voluntad efec- ponsa~!: de sí mismo, conservar firmemente la distancia que
'tivas. Asociación. Inaudito influjo de los individuos. El ideal nos chstmgue (de la multitud de seres no libres), permanecer
,del sabio pobre es aquí posible. Ardientes conspiradores y vi- indiferente al sufrimiento, a la dureza, a la vida misma. Estar
sionarios, lo mismo que las grandes almas, ·encuentran sus pronto a sacrificar los hombres a su obra, sin exceptuarse a
iguales. Llega una época de brutalidad y rejuvenecimiento de sí mismo. Libertad significa predominio de los instintos viri-
fuerzas. En tercer lugar, las potencias religiosas siemp1~e po- les, belicosos y victoriosos sobre los otros, por ejemplo sobre el
·drían cobrar bastante fuerza para una religión ateísta a lo ~e la felicidad. El hombre liberado, y mucho más el espíritu
Budha, la que supere las diferencias de las confesiones, y la ~beraclo, huella la despreciable clase de felicidad con que sue-
ciencia no tendría nada en contra de un nuevo ideal. Pero IDan los mercaderes, los cristianos, las vacas, los ingleses y otros
universal amor humano no habrá! Un hombre nuevo tiene demócratas. El hombre libre es un guerrero". Nietzsche adopta
·que perfilarse". Este hombre nuevo no será un hombre gre- el lema de un margrave brandenburgués del tiempo de la Re-
_gario y que se conforme con seguir el ritmo del movimiento forma: "Adelante en el duro combate'', y nos dice (en una
-Oe la masa y nivelarse a sus exigencias y reclamos igualitarios, ele sus cartas, la de fecha 28 de abril de 1874, dirigida al doc-
:sino que sabrá centrarse en su tarea peculiar e intransferible, :t:or Carlos Fuchs) que "el soldado es el único hombre libre.
tendrá vocación para una soledad digna y producth::a, propi- Aquel que quiera ser, permanecer, o llegar a ser un hombre
cia al despliegue integral de sus fuerzas, a las audaces empre- libre, no puede elegir: ¡Adelante en el d~ro combate!". ,
sas del arte y al lujo vital. "Cien profundas soledades forman El tipo de hombre futuro, que Nietzsche contempla, está
:juntas la ciudad de Venecia; éste es su encanto. Una imagen Hamado a predicar con el ejemplo el apasionado evanaelio
_para los hombres del futuro". ,de la potencia y del vigor, motivos centrales del ideario ~etz­
El hombre anunciado por Nietzsche es el hombre que para schean~. Para a~rir camino a esta posibilidad, a este proceso
:ser fiel a sí mismo y a los designios históricos de la época en encammado hacia su meta, hay que instaurar sin demora al
Ja cual le tocará vivir, debe identificarse con el profundo na~ hombre volitjvo e instintivo, y ésto, a su vez, requiere y urge
.mado de su ser total; apurar la concepción agonal de la vida, una transvaluación de todos los valores puestos en vigencia
..sentir su destino como tragedia y abrazarse a la más dura por la moral de los esclavos, a cuyo triunfo abrió cauce el cris-
lucha por la propia afirmación. Será libre en la medida en tianismo al predicar la piedad, el amor, el culto de los débiles

13S 139
y de los miserables, negando todo derecho a los fuertes. Nietz-
sche afirma al individuo fuerte, desplazado por el cristianismo,.
por su moral ascética, que sólo concede a los débiles el derecho
a la piedad y al respeto. No es extraño, 'entonces, que él lógi- CAPÍTULO XV
camente vea en la moral cristiana la raiz originaria de la de-
cadencia, y que defina al cristianismo como una rebelión de! LA REVOLUCION SOCIAL
esclavos en la moral. Esta moral proscribe, después de estig-
matizarlas, todas las virtudes naturales del hombre que ignora Su preocupación por el destino del individuo, su enfoque
la corrupción y que por la salud y vigor de sus instintos y sen- <lel hombre futuro no le impiden a Nietzsche apreciar la tras-
.~ timientos no puede caer en ella; declara vitandas todas aque- ·ccndencia del problema social, ya agudamente planteado en
llas virtudes naturales y viriles que exhornaron a griegos y ro- su época, e interpretar el sentido y alcance de las trasforma-
manos de la mejor época, la del apogeo y floración de su cul- -cienes futuras, anticipando certeramente el carácter revolucio-
tura e ideales políticos y estatales. El hombre que aspira a nario de las estructuras sociales y políticas implicadas en gér-
restaurarse en la integralídad de sus potencias y a exaltar en men por el proceso histórico que veía desplegarse ante sus
su propio ser los valores vitales, las posibilidades de este mun- ojos avizores. Reconoce que el estado de la masa está en fun-
do, tiene, ante todo, que luchar por dar un sentido a la tierra~ ción del nivel moral del hombre llamado de élite, reflejándo-
al mundo y al ser terreno, agostados y desvalorados por el cris- se en aquella la conducta de éste. Tal como es el individuo
tianismo y su moral ascética. dirigente así es la masa. "Se protesta por el desenfreno de l~
masa; si ésto estuviese probado, recaería del todo el reproche
sobre los individuos cultivados, por cuanto la masa es tan
buena y mala como lo son aquellos. Ella se muestra mala y
desenfrenada en la medida en que los hombres cultivados se
muestran desenfrenados; se la precede como conductor se
p:1ede vivir coro.o se quiera; se la eleva o se la corrompe: se-
gun que uno mismo se eleve o se corrompa".
El drama y el sufrimiento de las masas, que con tinte~
-sombríos nos describe el socialismo, son, en no escasa medida,.
producto de la ilusión, del error en que cae el espectador res-
pecto a ~os dolores_ y privaciones de las capas populares bajas
por~u~ mvoluntanamente aprecia y juzga según el propio
s:nt1m1ento, colocándose en la situación de aquellas. "En ;ea-
11dad, los males y privaciones aumentan con el desarrollo de
la cultura del individuo; las capas bajas son las más apáticas;·

140 141
mejorar su situación significa hácerlas más capaces de padeci- miento

del orden social vigente vI la implántaci"ón de InS~Itu•-
· · t.
miento". Por lo demás es un hecho que los fermentos de des- CIO?es que aseguren el mantenimiento de una nueva forma de-
contento y rebeldía por el estado en que se hallan las clases. soc1edad, de convivencia económica, ellos tienen que apelar a
populares, el pathos ele la justicia social y la formulación de la fuerza para conseguirlo. Una evolución pacífica en este es-
Jos ideales reivindicatorios de tipo revolucionario han surgi- tado de cosas sólo· es posible si, por ser igualmente fuertes las;,
do, como un grito de protesta en presencia de una huma1ii- exigencias opuestas, se deriva la lucha a un equilibrio resul-
dad expoliada y mutilada, en la conciencia de los mejores, de tante de un compromiso. "Sólo si los representantes del orden
futuro se enfrentan en lucha a los de las viejas ordenaciones..
los más sensibles.
Ahora bien, si se contempla no el bienestar del. individuo,. y ambas potencias se encuentran igual o semejantemente fuer--
sino los grandes fines de la humanidad, cabe entonces pre- tes, entonces son posibles los pactos, y sobre la base de éstos
guntarse una y otra vez si en aquellas situaciones sociales or- surge después una justicia, pero derechos humanos no hay".
denadas, que exige el socialismo, podrían obtenerse pareja- Los socialistas están aliados con todas las fuerzas que des--
roente grandes resultados para la humanidad, como se logra- truyen los usos, las costumbres, las restricciones tradicionales¡
ron en las situaciones socialmente sin ordenación, y hasta ra- merced a las cuales hubo bienestar en el mundo; pero "nue-
yanas en io caótico. "Verosímilmente el grande hombre y la vas aptitudes constitutivas no han llegado todavía a ser visi--
obra grande sólo crecen en la ibertad de los países incultos. bles en ellos". "Lo mejor que el socialismo trae consigo es la,
La humanidad no tiene otros fines que los grandes hombres, excitación que él comunica a los más amplios círculos: entre..;.-
tiene. a los hombres e introduce en las clases más bajas una
y las obras grandes".
Porque en la sociedad, dentro de la organización y orden especie de conversación filosófico-práctica. En este sentido él.
es una fuente de energía para el espíritu".
imperantes, mucho trabajo duro y ordinario tiene que ser
hecho, es necesario mantener hombres que se sometan al mis- . ~ietzsche ha reconocido claramente los síntomas premo-
mo, mientras las máquinas no puedan ahorrar este trabajo. mtonos de una subversión revolucionaria del orden social
Cuando en las clases trabajadoras penetra la necesidad y el instaurado desde la Revolución francesa; ha vi~to que todas
refinamiento de b alta cultura, ellas no pueden hacer más las antinomias de que está tejida la vida moderna no· tienen
aquel trabajo sin sufrir en exceso. Así, un trabajador evolu- otr? desenlace que guerras y, como epílogo, la revolución
cionado, con cierto grado de formación, busca el ocio y desea socia!; .pero no ha puesto muchas esperanzas en la magnitud·
no alivio en el trabajo, sino la liberación del mismo, es decir del ex1to de ésta. "Las guerras son provisoriamente las más
quiere que otro cargue con aquel. "De hecho, en los Estados ~andes excitaciones de la fantasía, después que todos los éxta~­
de Europa, la cultura del trabajador y la del patrón frecuen- s1s Y horrores cristianos han languidecido. La revolución sociali
temente se han aproximado tanto que la rutinaria exigencia es quizás algo aún más grande, y por esto ella viene. Pero su.
del extenuante trabajo mecánico engendra el sentimiénto de- éxito s:rá más insignificante que lo que uno se imagina: la
rebelión". hum.amelad puede muc_ho menos de lo que ella quierer como
Desde _que los socialistas quieren el completo derroca- se VlÓ en la Revolución francesa. Cuando el gran efecto r

142 143
::ta embriaguez de la tormenta ha pasado, resulta que para po-- sospechados marcaría su hora en el cuadrante histórico
der más se tenía que tener más fuerza y más ejercicio". Pero, Occidente: la primera guerra mundial, con su secuela; la revO-
con todo, las revoluciones y las 'guerras son el antídoto que lución comunista y el advenimiento del régimen soviético, y
necesita la vida moderna para neutralizar el exceso de pro- la segunda, que ha terminado en su aspecto militar y que,
tección que ella infundadamente reclama contra todos l~s pe- en definitiva, ha sido y es -con la revolución social, que iá:·
ligros, sin los cuales desaparecerían toda vivacidad, arrogan- prolonga y será su epílogo- una guerra por la hegemonía püJ
cia e incitación, ingredientes que requiere la vida para no lítica y la organización económica, cuya secuela fue la esta-
amortiguar sus ímpetus y estancarse en calma sepulcral. bilización y expansión del régimen soviético, con su enorme
Las grandes esperanzas que Nietzsche pone en el futuro poder material y su espacio ideológico en aumento, sobre. ámJ
de Europa se nutren de la convicción de que volverán a bri- bitas étnicos, políticos, económicos y culturales mucho más
llar las virtudes viriles, precisamente porque las naciones euro- dilatados ... Lo confirma el nacimiento de las "Democracias
peas viven en constante peligro. Considera que la revolución Populares", el avatar inmenso de la República Popular China,
·es inevitable y que la primera consecuencia de ella será la disl :Corea del Norte, Vietman e Indonesia.
~gregación en la anarquía de la burguesía liberal y capitalista. El gigante ruso, tras su sueño milenario en la estepa,
El vendaval revolucionario acabará de atomizar a Europa, de durante el cual no ha envejecido y sí acumulado fuerzas
suyo estatalmente ya atomizada, para llevarla a una grandiOJ y juvenil entusiasmo misionero, ha despertado y está presente
sa síntesis, a la unidad cultural y política e inclusive econó- en todas partes, imantando aspiraciones y esperanzas con su
mica. "Todo tie~de hacia una síntesis del pasado europeo en mensaje ideológico, explosivo de más alta potencia que todas
los más altos tip6s espirituales". En la síntesis total habrá que las bombas atómicas de que pueda disponer la civilización ca-
-contar con una nueva dimensión fundamental, dinámica y pitalista para preservar su imperio sobre una humanidad ex-
plasmadora: la irrupción de los rusos en la cultura y en la poliada. (Nos referimos al explosivo ideológico, sin contar su
:política europea. poderoso armamento atómico e hidrogénico y, sobre todo, a
Nietzsche ya vió en la Rusia de ,su época la marea en los tres Sputniks y a los tres Luniks, que colocan a la U. R.
formación que incontenible. se volcaría sobre Europa, la ger- S. S. a la vanguardia en ciencia, en tecnología y. . . en poten-
minación de posibilidades y fuerzas llamadas a interferir, a da defensiva y ofensiva). Ya dijo Dostojewski. con el sentido
corto plazo en la perspectiva histórica, en el ulterior desa- velado ele la profecía, presintiendo el influjo ecuménico de su
rrollo de la vida europea y en la orientación de su cultura. patria: "Nosotros, rusos, somos un pueblo joven, cqp1enzamos
"Veo más propensión a la grandeza en los sentimientos de recién a vivir, aunque ya tenemos mil años ele exisle~cia, pero
los nihilistas rusos que en los de los utilitaristas ingleses". un gran buque, para hacerse a la mar, necesita también aguas
Dos acontecimientos de incalculable alcance habían de co~ profundas". Hoy vemos al gran bajel ruso, después de haber
locar en el primer plano de la más grande y dramática trans- surcado sigilosamente el mar profundo de su largo sueño, en-
"'Valuación de valores sociales y políticos la misión europea y filar su proa hacia otros mares, hacia aquellos en cuyas costas
:nniversal de Rusia, la que con aceleración y poderío apenas. de dulce clima floreció, sobre la penumbra del mi.to y por

144 145
obra de estirpes próceres, la vigilia más bella y diáfana que
conocieron los hombres.
Es el comienzo de la época trágica, añorada por Nietzsche,.
y con ella del despuntar también de grandes luchas, de la pro- CAPÍTULO XVI
gramación y acometimiento de grandes tareas; y, entre éstas,
una de dimensión planetaria, la atinente a la dirección po- .ALLENDE LA ZONA CLARA ...
lítica y organización social del mundo. "La tarea del gob!er-
no mundial viene. Y, con ella, el problema de saber de que Nietzsche vive sus últimos días de Turín, que también
modo nosotros queremos el porvenir de la humanidad! Son son los últimos de lucidez de su conciencia. Diversos signos
necesarias nuevas tablas de valores; y la lucha contra los re- premonitorios anuncian la catástrofe inminente. Su salud
presentantes de los viejos valores "eternos", como suprema está al borde del derrumbe.
oportunidad ... " "El refrán de rñi filosofía práctica es éste: Se produce el conocido episodio del 3 de enero de 1889:
¿Quién debe ser el dominador del mundo?". Al salir de la casa donde se alojaba vió en una parada de
Dominio del mundo, troquelación y enderezamiento del coches de alquiler, en la plaza Garlo Alberto, que un viejo y
acontecer humano para acrecentar la vida sobre el planeta desmirriado jamelgo era brutalmente castigado por un coche-
y proporcionar, así, al hombre la oportunidad de asumir el ro inmisericorde. Ante la tortura infligida al pobre bruto,
máximo de _poder compatible con su capacidad, tal es la con~ sobrecogido de compasión -¡él que quería proscribir la com-
creción integral de la voluntad de poderío. El hombre, eje pasión por los hombres como una debilidad, como un sen-
de la nueva valoración, habrá aprendido el supremo arte dé timiento depresivo!-, se arroja sobre el animal y sollozando
decir sí a la vida renaciente, la que, impelida por el soplo de se abraza a su cuello para protegerlo con su cuerpo de la ira
la tragedia, por la necesidad y la fuerza de una de.cisión ago- del hombre. Fue el rayo que lo abatió, y con él quizá alum-
1,al, se le revelará como lo que ella es, como aventura plane- bró subterráneamente, en uno de los pliegues de la sombra
taria de un destino en pos de su plenitud, como el más auda21 que se cernía sobre su espíritu, una verdad vivida, apurada en
impulso metafísico urgiendo el flanco de una posibilidad cós- el cáliz de la vivencia más dolorosa: un capítulo fundamental,
mica. Sólo en esta última y total proyección política de si que no alcanzó a escribir, sobre el sentimiento de compasión
misma puede la voluntad forjar y señorear una imagen del hacia los animales, como imperativo para el hombre. Este
mundo, que será también la imagen de su propio e intransfe· es el único ser capaz de explicarse su dolor, de proyectar la
rible poderío, espejando su ímpetu plasmador y su trayectoria luz de la conciencia sobre el sufrimiento que le acarrea el
telúrica. destino o la maldad del prójimo. Esta luz de la autoconcien-
cia es el destello del diamante más duro de la creación, bri-
llando en la criatura más frágil y proyectándose hasta las zo-
nas más oscuras de la realidad y de lo humano; ella es la
coraza y la fuerza del hombre: le permite, inquiriendo el por
146 147
qué de su dolor y del dolor en los demás seres, superarlo en
cartas, algunas muy bellas y sugestivas, -dirigidas a algunos de
el plano del espíritu e incorporarlo, como algo fatal y hasta
sus viejos amigos, como Jacobo Burckhardt, Erwin Rodhe~
necesario, a su visión del mundo y ele la vida. El animal, en
Peter Gast, Overbeck, y a personalidades con las que hacía
cambio, no puede explicarse el sufrimiento físico que le inflige
poco había trabado conocimiento epistolar, como Jorge Bran-
la maldad del hombre, y, con los ojos muy abiertos, con esa
clés y Augusto Strinberg. De estas cartas, unas están firmadas
mirada en la que los poetas han creído sorprender una cifra
por "El Crucificado", otras por "Dionysos". Son sigúificati-
del misterio ele la vida exterior, sucumbiendo a su destino ele
vas, en su concisión, las destir:acfas a Peter Gast y a Branclés,
irracional, soporta la flagelación, y al soportarla nos condena
y firmadas por "El Crucificado". Al primero le dice: "A. mí
con la impotencia ele su mutismo, como si la vida misma, en
maestro Pietro. Cántame una nueYa canción: el mundo está
su éxtasis milenario, herida y mutilada se asomase a aquella
transfigurado, radiante, y todos los cielos se regocijan"; la que
mirada para acusarnos, para reprocharnos nuestra crueldad
dirige a Brandés reza: "¡Al amigo Jorge! Después que tú me
y nuestra culpa. ¡Todo lo que debió sentir Nietzsche, y cuán
has descubierto, no es ningún truco el encontrarme: lo difícil,
profundamente, en aquel minuto en que esta verdad, asida
ahora, es perderme". Erwin Rohde, a su vez, recibe un billete
viva y palpitante, sangró, mucho más que las otras que supo
de "Dionysos", en el cual éste lo eleva hasta la altura en que
conquistar, hasta cegar su conciencia con el caudal ele su ve-
él se encuentra, para que también more "entre los Dioses".
na! No en vano nos advirtió: "Yo he escrito siempre todos
Nietzsche vivió aproximadarnent~ once afios, después del
inis libros con todo mi cuerpo y toda mi vida; no sé lo que
eclipse ele su conciencia -melancólica puesta de sol hacia el
son problemas puramente espirituales. Todas las verdades son
cielo de la Hélacle, sobre la alegría clionysiaca que discurre a
para mí verdades sangrantes".
la vera de las viñas-; conservó casi intacta su afectividad, y
Nietzsche, doblegado por una experiencia superior a sus
no perdió el gusto por la música. De vez en cuando se encen-
fuerzas físicas, cayó sin sentido. Por fortuna, en ese mo-
dían en él, sobre el fondo ele sombra, lampos ele ideación, como
mento, atraído por la conmoción callejera provocada por su-
si el intelecto, refugiado en misteriosa cripta, prosiguiese su
ceso tan insólito, atinó a pasar su huésped, el que, recono-
labor en torno a viejos problemas y meditaciones. Murió en
ciendo a su inquilino en el protagonista del hecho, lo recogió "\,Yeimar el 25 de agosto de 1900. Incomprendido y hasta vili-
y se lo llevó a su casa, recostándolo en un sofá, donde Nietz- pendiado por sus contemporáneos, elijo de sí mismo, con refe-
sche largo tiempo quedó inmóvil, mudo, desvanecido. Cuando rencia a la suerte ele su obra, que "había nacido póstumo", y
se recobró, cuando retornó de su ausencia de sí mismo, del dijo la verdad.
dominio ele una vivencia que yacía más allá de toda com-
Después ele la muerte de Federico Nietzsche, quizá el úl.
prensión, allende la zona clara ele la conciencia, sintió que timo de los grandes pensadores europeos, comenzó a difundirse
un doble ser divino alentaba en su espíritu: Dionysos y Jesús, su obra, a cobrar influjo su pensamiento, a suscitar admira·
el héroe de la embriaguez trágica y el héroe de la resignación ción la nobleza moral ele su vida, siendo hoy universal su re-
trágica. nombre de filósofo y ele poeta.
Entre- el 3 y 7 de enero, Nietzsche escribe una serie de

148
149
CAPÍTULO XVII

NIETZSCHE EN LA CRISIS DEL IRRACIONALISMO

El irracionalismo, como posición gnoseológica y concep-


.:ción del mundo, se abrió camino en la filosofía contemporá-
nea y devino una de las corrientes predominantes, conjugán-
.dose con otras direcciones afines, tales como la filosofía de la
vida y las provenientes de la mística de diversas extracciones.
La actitud y la doctrina, tanto en lo gnoseológico como
-en lo metafísico, parten del supuesto de que un conocimiento
puramente racional no es posible puesto que sus resultados
-son insatisfactorios. Se consi<lera irracional a lo que, por no
someterse a las leyes de la lógica, no es aprehensible por el en-
tendimiento. A lo que escapa a éste se lo designa "irracional"
<0 "suprarracional". En lo atinente a la teoría del conocimien-
to, se designa con el nombre de irracional a la imposibilidad
de ·aprehensión de las cosas en cuanto ellas no aparecen den-
tro de los límites de lo cognoscible. En este sentido, la irracio-
·nalidad reside en el sujeto cognoscente y no en las cosas.
:Pero, para la mayoría de los representantes del irracionalismo
,en la .filosofía, la irracionalidad reside también en las cosas,
.en el objeto del conocimiento. Habría en éstos algo oscuro en
.su último trasfondo, que se sustrae al dominio de la claridad
racional, asible por el entendimiento, pero no al sentimiento
-y a la intuición.
La irracionalidad que, según el irracionalismo, existe en
el mundo y sería el punto de partida de la filosofía, es un
principio oscuro y potente: la fuerza, la voluntad, la vida. Se
:Subordina, así, lo racional a lo irracional; se lo opone a la.

151
ratio. Además se considera lo irracional como un elemento- lenismo como decadencia. No era de extrañar, pues, la acen~
constitutivo del sujeto cognoscente. De ahí que para el ina- tuación de su actitud irracionalista en tal apreciación, ya que
mo- es verdadero objetivamente lo que se verifica en la ac- una de las fuentes de que se ha nutrido la filosofía irraciona-
tividad vital y sirve a la vida. La primacía de ésta es el fun- lista fué el romanticismo (de cuya postura Nietzsche parado-
damento sinecuanónico de toda ulterior pesquisición filosófi- Jalmente participa, a pesar de que, en teoría, fué su impug--
ca, de toda finalidad asignada al conocimiento científico y, nador).
por último, al comportamiento humano en su proyección Nietzsche se-pronunció categóricamente contra la "razón",.
social. a la que rehusa capacidad cognitiva, considerándola el "pre-
No fue empresa difícil para el irracionalismo dar batalla- juicio" que nos coacciona a afirmar la unidad e identidad ele
al viejo racionalismo de las ideas -de origen platónico- y las cosas; aún más, afirma que el mundo de las cosas, pensaclo-
sus proliferaciones modernas con su visión estática del mun- por la razón, sería una pura invención de ésta. Considera
do y su impotencia para conceptualizar el devenir de las cosas que, en un mundo en devenir, lo que llamamos "realidad" no
y la dinámica del desarrollo histórico. También le fue re- es nada más .que una simplificación para fines prácticos o ilu-
lativamente fácil al inacionalismo presentar combate al sión imputable a la tosquedad ele nuestros órganos. De ahí
apriorismo kantiano de las categorías del entendimiento y a que él piense que "la lógica sólo maneja fórmulas para lo que
sus avatares contemporáneos, representados por algunas direc-- permanece idéntico". La Voluntad de Poderío, Af. 517). Evi-
ciones neokantianas. Tarea mucho menos fácil de llevar a dentemente, Nietzsche sólo tiene en cuenta la lógica formal,
cabo y justificar fué, para la posición irracionalista, enfren- con la coordinación y combinación externa y abstr~cta ele sus
tarse con el racionalismo dialéctico de Hegel, fundado en una diferentes estructuras, y desconoce lo que significa el clinamis--
amplia y medular filosofía del devenir. Con todo, el irracio- mo de la lógica dialéctica.
nalismo, incluyendo en tal denominación los diferentes enfo- Todavía su posición iITacionalista· asume un carácter más
ques que cabe discenir en esta coniente, logró difusión a par~ radical en la "voluntad de poderío", núcleo de inacliación de·
tir de fines del siglo XIX, alcanzando el apogeo de su influjo su concepción filosófica y uno de los dos principios funda-
en las primeras décadas de nuestro siglO. mentales de su metafísica. Ella es pensada como una fuerza
Federico Nietsche fué el más destacado precursor de esta enteramente irracional. Además, en virtud de su idea del
tendencia y, además, el primero en dar cuño filosófico y hasta eterno retorno ele lo igual (el segundo de sus principios me-
timbre y resonancia poética a la palabra vida, abriendo cami- tafísicos fundamentales), única "ley" a que obedecería la vo-
no a una "filosofía de la vida'', basada en la exaltación de luntad ele poderío, niega todo progreso y creación en el acae--
los sentimientos, de las fuerzas irracionales del alma y hasta cer histórico. Lo único que tiene sentido, para él, es el insur-
de los instintos. Ya señalamos, en el capítulo IV, que Niet:i- gir, corno centros ele irradiación ele la voluntad ele potencia,.
sche -valoró con pathos romántico, erigido en criterio abso- como hitos del devenir histórico, de las personalidades señe:- _
luto, la cultura griega, lo que lo llevaría a exaltar y preferir ras, cuyo mensaje repercute en las masas, pero sin eco positiv0;
los tiempos prii-nitivos y a considerar la época clásica del he- en ellas y queda, por tanto, incomprendido e irrealizaclo.

152 153
Su irracionalismo, su culto de la personalidad rectora, su mente, Nietzsche no llegó a alcanzar ese período, y su crítica,
.incondicionada afirmación de la vida, su exaltación de las .certera y penetrante, hizo buen blanco en el filisteísmo cultu-
fuerzas instintivas creyeron inspirarse directamente en el pensa- ral y la decadencia burguesa, que ya se había iniciado en su
miento de los filósofos prNocráticos, a los que interpretó, sin época. Asimismo nos dice Lukacs que Nietzsche "llegó a ser
duda, no del todo de acuerdo al sentido objetivo de sus "Frag- el órgano del militarismo imperialista ... , de la guerra im-
·Cionalismo -de cuño vitalista, aunado a un semi-pragmatis- perialista", a pesar de conceder que él "cesó de pensar en la
mentos", sino desde el punto de vista de su propia posición antevíspera del iÚ:iperialismo".'
filosófica. La filosofía social de Nietzsche no es de una tan grande
simplicidad, sino que, por el contrario, como lo hemos
Georg Lukacs ha intentado, desde el punto de vista de documentado en el capítulo XV, ella se nos ofrece mu-
la filosofía marxista, la crítica del ideario de Nietzsche. Su cho más contradictoria y con más entrelíneas que las
primer enjuiciamiento data de 1948, y es el capítulo inicial de que deja sospechar la simplificación y esquematización que
.su libro "Viraje del Destino. - Contribuciones para una nueva <le ella hace Lukacs. La filosofía social de Nietzsche es, pues~
Ideología Alemana, intitulado "El fascismo alemán y Nietz- más compleja de lo que se imagina Lukacs; contiene antino-
·sche". 1 .mias que éste no ha visto. Toma como ataques al socialismo
Empieza Lukacs, haciendo en su exposición superabun- revolucionario algunas de las críticas de Nietzsche contra la
dante uso del adjetivo "reaccionario", casi por responsabilizar democracia parlamentaria burguesa y las consecuencias polí-
al propio Nietzsche por lo que los dirigentes del fascismo ticas y sociales negativas del parlamentarismo.
alemán trataron de hacer de él. No obstante reconocer que El hecho de que Nietzsche no haya tomado parte con su
la diferencia entre Nietzsche y los ideólogos del nacional-so· pensamiento en la lucha de emancipación del proletariado, no
-cialismo es casi sideral, insiste en afirmar, por ejemplo, que autoriza a simplificar su pensamiento para presentarlo como
Ros.enberg ha hecho con razón de Nietzsche el precursor del un empecinado reaccionario que ni siquiera barrunta, por loi
fascismo! Según Lukacs, Nietzsche "lleva ya al apoyo activo signos de su época, el rumbo del proceso histórico. Fácil es
del capital monopolista, que surgía", 2 como si Nietzsche fue- demostrarlo, oponiendo a las citas que hace Lukacs de modo
se un capitán de industria empeñado en beneficiarse con las unilateral, aforismos y expresiones que nos muestran otras di·
inversiones financieras de los monopolios (aún inexistentes). mensiones y atisbos en las ideas sociales de Nietzsche. A modo
_Más adelante afirma que "las respuestas que él halla con res· .de ejemplo, aducimos sólo dos: "El despojo del obrero fue,
pecto al futuro de la cultura moderna, hacen de él el filósofo como ahora se lo comprende, una necedad, una explotación a
.reaccionario dirigente del período imperialista". 8 Precisa- -costa del futuro, un peligro para la sociedad". (Humano, De-
masiado Humano, Af. 286). "El obrero debe un día vivir
(1) Schicksalswende, Beitriige zu einer neuen Drntsche Ideologie: como viven ahora los burgueses; pero por encima de ellos, ca-:
_Aufbau Verlag, Berlín, 1948.
(2) Op. cit., pág.14.
(3) Op. cit., pág. 23-24. (4) Op. cit., pág. 35-36.
154 155
racterizarse por su carencia de necesidades y constituir la cas- rrico -como era de esperar de un filósofo marxista- sino
ta más alta; por consiguiente más pobres y más sencillos, pero 0
perimido demoliberalismo. '
en posesión del poder". (La Voluntad de Poderío, Af. 763). Cualq~iera sea la crítica que se pueda hacer al irraciona~
Lukacs emplea un método muy singular de prueba his- lismo de Nietzsche, y a su meollo, la voluntad ele potencia,'
tórica para sus asertos respecto a las ideas expresadas por Nietz- es desfigurar su posición doctrinaria si se toman sus expresio-
sche ( a las que él desconecta del nexo que tienen en su doc· nes con la módica literalidad con que lo hace Lukacs. Un ejem-
trina). Cuando éste dice: "Una raza dominante puede sólo plo de ello lo tenemos cuando éste condena la "moral de los
surgir de comienzos tenibles y violentos. Problema: ¿dónde señores'', que preconiza Nietzsche en oposición a la "moral de
están los bárbaros del siglo veinte?", por este aforismo llega Jos esclavos" -concepto clave de su crítica del cristianismo ..
Lukacs a la siguiente conclusión probatoria·: "Aquí Nietzsche Lukacs toma a los "señores" a que se refiere Nietzsche -ver•
es claramente un profeta del hitlerismo". 1 Habría mucho que <laderos centros ele irradiación de la voluntad ele poderío-
· decir acerca del alcance que el concepto ele barbarie tiene en por trustificadores despiadados y explotadores o por burgueses
Nietzsche, pero, ciertamente, él no es identificable con el ele reaccionarios complotados en sus clubs contra el proletariado
-0 por los dirigentes seudo maquiavélicos de la sociedad burgue-
crueldad criminosa, que es el que le atribuye Lukacs, toman-
sa-capitalista. Los "señores'', en el pensamiento nietzschea-no,
do el pensamiento nietzscheano con una literalidad que lo
simbolizan, en cambio, las fuerzas positivas llamadas a inter- ·
falsea. Para cerciorarnos ele ello, veamos otra expresión de
ceptar y superar -cambiándole de signo- a la decadencia de
Nietzsche sobre el concepto que él se forja del "bárbaro'~ al
un tipo de sociedad, aquélla en que vivió Nietzsche. ¿Qué
que asigna dos sentidos. Hablando ele la democracia, dice: los "señores'', anunciados por éste, no aparecieron en el hori-
" ... Ciertamente, para una tal esencia democrática hay el pe- zonte ele la époc~, y en su lugar vimos surgir a los capitanes
ligro del bárbaro, pero a ese peligro se lo busca en la profun- <le industria y trustificadores del imperialismo capitalista?
didad. Hay también otra especie de bárbaros, los que vienen Esto es ya otra cosa, y significa que aquello que Nietzsche es-
desde arriba: una especie ele naturalezas conquistadoras y do- peraba no se cumplió, por lo menos en el sentido de su ex-
minantes, que buscan materia a la cual poder dar forma. pectativa. Pero lo que, para éste y su concepción, significaban
Prometeo fue una tal especie ele bárbaro". (La Voluntad de los "señores" y su moral transvaluadora de los valores ele la
Poderío, Af. 900) . moral cristiana, está muy lejos de ser lo que, por una inter-
pretación superficial, piensa Lukacs.
Lukacs insiste machaconamente en vincular de algún
modo a Nietzsche al fascismo alemán, y en fulminar a éste, 1 Ciertamente, los "señores" no vinieron de la dirección en
haciendo la defensa de la democracia. Es que, para su críti- ·que Nietzsche los esperaba. Aunque, bien vistas las cosas, ellos
ca y apreciación del fascismo, se sitúa en el punto de vista,i llegaron desde otro horizonte, con atuendo revolucionario e
igualitario, y pisando bien fuerte se encarnaron en la plé-
no del marxismo ni de los principios del materialismo histó-
yade de hombres que, al plasmar la ·Revolución de Octubre,
(1) Op. cit., pág. 33. <::ambió el rumbo ele la historia, dándole, además, un golpe

156 157
de muerte a la superchería cristiana. Y esta promoción de re- Uno de los Leitmotiv de la exposición de _Lukacs nos pa-:
volucionarios soviéticos fué, por su cultura, visión histórica! rece falso y artificioso, introducido para dar cierta unidad y
y energía, la primera aristocracia política del mundo. Por pri- justificar su enjuiciamiento de Nietzsche como filósofo "reac-
mera vez, un gran estadista injerto en filósofo -Lenin- tome> cionario". Tal Leitmotiv es la afirmación de que "toda la
en su manos el timón de un Estado revolucionario, implan- obra de Nietzsche representa una polémica ininterrumpida:
tando la dictadura del proletariado. Desde entonces estamos. contra el marxismo y el socialismo" a pesar de que "él no ha
en plena "transvaluación de todo.s los valores", con un sign() leído una sola línea de Marx o de Engels". 3 La existencia
positivo antepuesto -en la esperanza- a la ecuación humana. de esta polémica es una suposición gratuita, a la que LukacSc
• • • recurre y cree, infundamente, confirmar apelando a la tesis.
En su última obra de envergadura, La Destruction de lci general, también discutible, de que "toda filosofía está deter-
Raison -Les Debuts de l'Irrationalisme 1\foderne, de Schelling minada en su contenido y en su método por las luchas de
a Nietzsche (Trad. fran., tonio I, L'Arche Editeur, París~ clases, de las cuales ella es contemporánea". 4 Invoca en pro
1958), en su último capítulo, intitulado "Nietzsche Fondateur de esta tesis, que, a todas luces es falsa en general, y más en
de l'Irrationalisme de la Periode Imperialiste", Lukacs ha so- el caso concreto a que la aplica, las explicaciones de Engels
metido a una nueva crítica al ideario de Nietzsche. (en carta a Conrad Schmidt) acerca de la ideología, y al citar
Esta vez, Lukacs reconoce implícitamente que la filosofía lo que el último enuncia ele los principios jurídicos (con los.
social del poeta de Zarathustra es mucho menos simple que fo cuales el jurista cree operar a priori, porque no tiene con--
que él, de modo esquemático, se la había representado, y ve ciencia que ellos son el reflejo ele las relaciones económicas),
que ella ofrece incluso (como anteriormente lo hemos seña• sostiene que "lo que Engels dice de los juristas vale a f ortiorii
lado) antinomias y contradicciones, las que a veces com:nta y para los filósofos". 1 No es, pues,, así, ya que en lo que respec--
destaca. No obstante, cabe hacer una serie de reparos críticos,: ta a la ideología con relación a la base económica, lo político
algunos de ellos fundamentales, a la apreciación que Lukacs y lo jurídico constituyen directamente la superestructura, y l°"-
nos ofrece de Nietzsche. filosófico inclirectam~nte, esto es, a través de las ideas políti-
Respecto a la influencia de Nietzsche en función del am- cas y principios jurídicos, aunque éstos y las ideas morales jun--
biente histórico en que se realizó su obra, Lukacs trata de tamente con las filosóficas integran la superestructura. Para
tener en cuenta -y esto es plausible- la posición objetiva1 documentar nuestras observaciones críticas nos remitimos al
Concede, que su "influencia durable no habría existido jamás propio Engels, que es el testimonio a que apela Lukacs, y lo
si Nietzsche no hubiese sido un pensador original y notable- citaremos en todo lo que atañe al punto en cuestión. Dice¡
mente dotado ... , que "posee un don sutil particular de an- Engels: "La filosofía ele cada época, puesto que es un dominio
ticipación" .·1 Además, Lukacs señala que en la decadencia de
preciso de la división del trabajo, presupone un determinad(),
la burguesía supo ver Nietzsche el fenómeno histórico funda-
mental. 2 (3 y 4) Op. cit., pág. 270.
(1) Op. cit., pág. 271.
(1 y 2) La destruction de la raison, págs. 272, 274, ed. cit.

158 159
:.material intelectual heredado de sus predecesores y del que icrítÍca de las doctrinas filosóficas y morales del pasado y tam..
toma su punto de partida. . . Considero que también en estas hién de las vigentes en su época. Que Nietzsche se equivo~é>:
esferas (se refiere a la de las ideas filosóficas. C. A.) está esta- .al considerar la cuestión obrera como una cuestión casi pura•
blecida en última instancia la supremacía del desarrollo eco- mente ideológica, no cabe hoy ponerlo en duda. Y esto nos
nómico, pero éste actúa dentro de las condiciones impuesta!Y <lice que su pensamiento se movía solo en la instancia de las
_por la propia esfera particular: en filosofía, por ejemplo, por superestructuras. El mismo Lukacs afirma que en la idea que
-efecto de influencias económicas (las que también aquí sólo Nietzsche tenía de la democracia "se comprueba simplemente
-actúan en general bajo disfraces políticos, etc.) sobre el ma• -su ingenuidad y su ignorancia de la economía". 3 Pero, dando
terial filosófico existente transmitido por los predecesores. La esto por cierto, es innegable que Nietzsche, desde su punto
.economía no crea aquí absolutamente nada nuevo (a novo); <le vista, evidenció, en muchas cuestiones fundamentales, una
pero determina la forma en que el material intelectual exis• aguda visión anticipatoria respecto a las mutaciones que ex•
'tente es alterado y desarrollado, y también ello la mayoría de perimentaría el desarrollo históríco. Además, hay que tener
las veces indirectamente, porque son los reflejos políticos, ju- en cuenta que Nietzsche es un pensador intelectualmente aris-
rídicos y morales los que ejercen la mayor influencia dire~ta tocrático que, frente a la multitud, a los filisteos de la cultura
.sobre la filosofía". 2 y al vulgo semiletrado interpuso el "pathos de la distancia",
Lukacs nos dice que Nietzsche ha sabido aclarar, aforís· lo cual define la faceta principal de su personalidad, perd
ticamente y con espiritualidad, cuestiones candentes, y agrega esto no se puede, ciertamente, interpretar como una ·actitu~
que en las respuestas que él daba a éstas se veía fluir en to- .conscientemente reaccionaria en lo social.
<las sus finezas y matices "el contenido de clase sólidamente
Hace mucho hincapié Lukacs en la repulsa de Nietzsche
;reaccionario de la burguesía imperialista". 1 Es como si ésta,
por la democracia. Es extraño que un filósofo marxista ar-'
para Lukacs, hablase, con sus fuerzas y matices. -¡tan fina y
guya contra él, y se escandalice un poco, apelando a los con-
.compleja era esta burguesía!- por boca de Nietzsche. No po· sabidos adjetivos, precisamente 'por los dardos, algunos muy
·día ser menos ya que -si hemos de dar fe a Lukacs- en Nietzs-· .certeros, que dirige a la democracia y al socialismo, haciendo
che, al contrario de Schopenhauer, el "principio de la apo-
la caricatura del socialismo parlamentario de su época, ese que
logética indirecta" del imperialismo capitalista "se aplica tam-
claudicó y dio la espalda al marxismo en las dos guerras mun-
.bién a las formas de expresión". 2 Ciertamente Nietzsche (pen-
·diales. Por lo demás, nosotros no comprendemos los enterne-
sando en función de un rico material trasmitido por sus pre·
cimientos ele Lukacs con la democracia burguesa de esa época
"decesores clásicos y modernos) discute en el plano de las su·
(que todavía le duran con la de hoy), mechada de socialismo
perestructuras las cuestiones candentes y hace una penetrante
:reformista. Incurre, por otra parte, en un ·error al identificar;
(2) C. Marx y F. Engels, CorresfJOndencia (Selección del Instituto .desuués de la Comuna de París, de 1871, el movimiento obre~
:J,.farx-Engels Lenin), págs. 494 y 495, ed. cast., Buenos Aires, 1947. '
ro revolucionario, que llevó una vida subterránea, con la
(1) La Destruction de la Raison, pág. 273.
(2) La Destructio11 de la Raison, pág. 277.
(3) Op. cit., pág. 290.
160 161
democracia .social parlamentaria, confundiendo lo que parar • confesarlo se encargo de señalar en su
el marxismo tenia sólo un valor de táctica política con los pos- ino ·Lukacs: sm un·mterp
· · '"Para . , 'rete superficial su super-hombre
tulados doctrinarios del mismo y su implícita finalidad revo- posic10n: 1 f. t 0 de un d esauo . llo biolóo-ico b
de la especie
lucionaria. rece como e iu efectivamente tiene en Nietz-
" 2 ( '\. erca del alcance que l
mana . .el r e d 1 super-hom b re, ),a lo hemos explicado en ~ e
Lukacs se enfrenta con las ideas filosófico-históricas y fi-
sche la 1 ea e . - ·mera edición data de 1940).
losófico-sociales de Nietzsche, y aunque, con buen y auténticO' ' VII d e·te libro, cuya pn . .
capitulo ' e ,. N" 'z<che es una consecuencia d1-
acopio de circunstancias y detalles, traza el cuadro complete> El antipro!!fes1sn10 e1e 1 leL - . el
de las corrientes doctrinarias vigentes en la época en que éste • b .
"ó 11 del eterno
.
re to1·no de lo irrual, b
y no e
recta de su concepo - • 1 lucha "en pro
vivió, deriva infundadamente sus apreciaciones críticas a la . . ., articipar activamente en a
conducta, a la actitud personal y a las intenciones de Nietz"'.:
una mvitac10n . , ªl 1P 111
. 1penahsmo. . ,, , co mo parece inferirlo Lu-
de la reacc10n e e f . , de aquella idea, Nietz-
1 do y en unoon
kacs. ~Como resu ta
sche. A este respecto no tiene en cuenta la fundamental ad+
·o ress-us in infinitwn, y, en con-.
vertencia de Marx, sobre el punto de vista en que debe si-. sche niega ciertamente un pd1. g t.ra el 1)rogresismo ingenuo
tuarse la crítica marxista, cuando dice: "Desde mi puntó de- . en guar ia con
secuencia, nos pone . t ·adi· cciones- que niega que
vista, menos que desde cualquier otro, se puede hacer respon· l' recta sm con I .
-progreso · en cadamea momen ' to de su proceso tenga su propio.
sable al individuo de las condiciones de las cuales él social... h.
la istona en . hemos expuesto ya en
mente es un producto, por mucho que subjetivamente le sea. de lo igual. como 1o
valor. El retorno d. . i'cl1ºco Pero así como
posible elevarse por sobre ellas" (Prefacio de la Primera Edi- , X ne el evemr c · '
ción de El Capital). el capllulo L ' supo . que serían situaciones
repite o retorna,
dentro de lo que se h = ·a-uales tampoco se puede
A pesar del distorsionado enfoque que, con un propósito- . 1 hay dos ºJªS 1b '
cósmicas tota es, no . momentos del deve-
preconcebido, hace Lukacs del pensamiento de Nietzsche, hay h d estados sooa1es o
afirmar que aya os . 1 . Serun Lukacs, "la mayor
en su análisis del estilo de és~e, de su método y de sus contra-- nir histórico enterament: igduela re;~orn~ eterno, es rechazar lo
., · 1 de la teona
dicciones, muchas apreciaciones y observaciones justas, sobre func10n h"socia · ede aportar d e verdaderamente nuevo (el
todo vinculadas a la historia de las ideas filosóficas, sociales y
políticas de aquella época. Cabe, empero, sefialar otra clase
qu~ l~ istona ~ude la sociedad dividida en clases") . 4 Des~e
socialismo despues . l. d"ale'ctico hav que distinguir
d ,· t matena ista l
el punto e \:lS :erdaderamente nuevo. Dialécticament~, ~n
de errores de interpretación, deformaciones y exageraciones /

en que incurre Lukacs en su crítica.


entre entera Y . el" . entre las contradicc10·
A fl b y la me iac1 6I 1
Documentaremos lo dicho con unos pocos ejemplos. Lu.... virtud de la u ze ung d 1 bsolutamente nuevo. Lo
demos hablar e a go ª ·~
kacs en su primer enjuiciamiento crítico, afirma que la idea: ne~,.~~ po d . duela superado (aufgehoben), pero taru-
del super-hombre, del "último periodo" de Nietzsche procede· "vieJO que .ª' sm ' - . reco ido. De modo que, de
b. , cualitativamente abs01 b1clo, g ,. .
de su mito del "aristocratismo biológico". 1 Error que el mis- ien d" l' feo de la historia (a su lmea z1gza-
acuerdo al proceso ia ec i

(l) Schicksalswende Beitriige zu einer neuen Deutsche Ideologie,,. .


(2) La Destruction de ~aM R azsin, pá"
'o· 307" ed. cit.
pág. 29, ed. cit.
(3 y 4) Op. cit., págs. 211 Y 3.,9.
162 163
gueante), después del capitalismo, con 1a soéiedad dividida:
en clases, viene el socialismo revolucionario de Estado, el que lismo su doctrma . mantiene . en todo momento un. nexo funda. . .
absorbe en sí al capitalismo (al capital), redistribuye los bie.i . ental ' con el matena . 1ismo,
. en el sentido de que establece . una
d l
nes, socializa los medios de producción y reduce las clases a m el · ' 1·erárqmca . entre las tendencias inconscientes e
or enac1on . d lo ue llamamos espíritu. En esta
cuerpo y las conscient~s. e
una sola. Es la etapa de tránsito, con sus mediaciones dialéc_,
qmanda es el cuerpo "nuestra
ticas, al comunismo (abolición del Estado, etc.), el que reco• d ·, 1 que dinge y co
or enacion, e crl merado de voliciones,
gería inmensamente transformado y enriquecido, el inicio del an razón"· y el cuerpo, como con,,, o . .
comunismo primitivo. Así, el materialismo histórico se nos gr
como organo
, ' d la voluntad de potencia, despliega, como :ns-
ofrece como la más completa y realista de las concepciones de t suyo e a la conciencia, . . a1 espíritu · Lo de que Nietz·
trumen o , . . , filosófica para suministrar un
sche busca una. t~rcera posic;onpar que un anacronismo histó•
la historia, ya que para el tránsito de un estadio a otro acep-
ta no sólo el proceso evolutivo, sino también el paso brusco; arma al impenahsmo es, a a , . de hoy
el salto de cantidad a cualidad, es decir, la transformación re•. . Lukacs -por pensar en termmos
rico en el que mcurre . en·antes de la filosofía con·
volucionaria. Como vemos, la concepción materialista de la 'zá también en algunos rep1es t •
y qm l'dar tal postura -la mtroduc-
temporánea, q~e .tra~an .dedva i un punto de vista político,1
historia es dialéctica, es progresista (pero no de ese progresis-
mo lineal, sin sentido) y tiene también carácter cíclico. Es· ción de un cnteno mspira o en ,
un gran arco que abarca, desde los comienzos, todas las eta.¡ que en aquel no existió. .
pas, con sus mutaciones y contradicciones, del proceso de la Lo que Lu ac~ a i
. k , f'rma del ateísmo de Nietzsche," l'al . que; "
historia; arco abierto al futuro, tenso, pero con la tensión pro- .
siguiendo 1a opm10n. . , de Jaspers ' le asigna carácter . re ig1oso
h J

pia de la dinámica del acaecer histórico. Lukacs, por andar . .


es asimismo a · f lso Algunos intérpretes superficiales
· l se an es-.,
en el progresismo ingenuo, se hace un galifuatías con el "pro• 1 ateísmo radical de Nietzsc ie, presen
greso" y las concepciones nietzscheanas del devenir y del eter• forzado ya por aguar e b, eda "angustia·
tándolo como algo mo . f ens1vo,· como una usqu . . d 1·
no retorno de lo igual.
da" de Dios y un oculto -vergonzan te - reconocimiento, . e
Lukacs sostiene que Nietzsche es idealista subjetivo, tam- . cristiano.
Dios . . L u k aes, a su vez ' quiere presentar el ate1smo · l
bién habla de su "filosofía idealista de la historia"; incluso . del proletariado y contrario a a
su ateísmo sería "un subjetivismo idealista extremo". 1 Si nietzscheano como enemigo . . . el socialismo. Nietz..
i alelad que preconiza el cnstiatnsmo y . ., rte
Nietzsche, según aquél, en ciertos momentos, ha atacado el
gu a estar a lo que nos d'ce
sche i Jaspers, cuya opimon . compa . "ó
idealismo era para fundamentar una tercera posición entre
'
Lukacs permanec10 "próximo" al cristianismo. Si la pos1c1 . ·n
idealismo y materialismg dialéctico. Todas estas tesis de su
crítica son el result;do~1e una defo1mación o falsificación del
' del autor del Anti-Cristo es de proximidad al cnstia•
expresa , ·a Jaspers, es estar
pensamiento nietzscheano. Ante todo, Nietzsche no es idea- nismo, habría _que índagar qu~ e~~oN~~~~s~l:: con el cristianis•
lista por cuanto, aparte y compatiblemente con su irraciona~ alejado del mismo. La ruptma . , ... d ,
. , radical del Dios cristiano, contmua sien. o,
(1) Op. cit., pág. 316.
moor ylosuvisto,negacion
un escan , d al o para algunos filósofos (incluyendo
P
alguno "progresista . " y "democrático", como Lukacs) que
164
165
han medido todavía el sentido liberador y superador del pen- fo tanto ya perimido) de la "visión
samiento de N.ietzsche a este respecto. mundo".
Si algunos tratan ahora, vanamente, a estar a lo que nos Lukacs, en el primer capítulo, consagrado a la
dice Lukacs, de dcsnazificar ( ¡ !) a Nietzsche, es porque otros función de la filosofía de la vida", .considera a ésta como
se empefian en el propósito de consumar ese anacrónico ava-' ideoloo-ía dominante en todo el período imperialista en
tar. En este sentido, Lukacs está en la misma línea que Ro.. manía~ y vuelve a ocuparse brev~mente de N~etzsc~~· cue~:..
E:
senberg y Bamnler, coincidiendo con éstos, a pesar de la dife- tionable que la filosofía de la vida sea mamfestac1on 1deol°"
ica directa del imperialismo. En primer lugar, las tendencias
~ue
" rencia de ideas y situaciones, en aquel intento de hacer pasar
por verosímil semejante patrafia i.deológica. Es como si, para se resumen bajo la designación doctrinaria de filosofía de
Lukacs, Nietzsche estuviese maculado por una complicidad la vida vienen de mucho más atrás. Data de 1827 la obra de
efectiva con el nacional-socialismo (con los desafueros y crí- Federico Schlegel intitulada Philosophie des Lebens, en la quo
menes del N. S. A. P.) y fuese inútil someterlo a semejante recorre una serie de quince lecciones sobre el tema, en sus
ridícula catarsis politica. ¡A tales extremos lleva la actitud sec-f dspe~tos más generales. De ahí que cuando casi ~n si?lo deg..
taria, propia del marxismo vulgar! pués H. Rickert (en 1920) reacciona contra la filos~fia de la
vida en su libro "Die Philosophie des Lebens, Darstellung un&
Kritih der philosophischen Afadestromungen se equivoque al
llamar a sus tendencias, tomándolas en su último tramo, "cü-'
En el segundo tomo de su obra, que acaba de aparecer en rrientes de moda", aunque lo haga deliberadamente porque
la traducción francesa 1 y abarca el desarrollo del irracionalis-1 considera que no es necesario remontarse a las fuentes de Jas
mo" de Dilthey a Toynbee", Lukacs, que hace, sin duda, his-< mismas.
toria de las ideas filosóficas y sociales, dedica el último capí..i Desde luego, los supuestos y el punto de vista de la fila..
tulo a la "Visión nacional-socialista del mundo'', e insiste aún sofía de Ia vida son insuficientes para encarar la tarea tanta
sobre este tema (sobre Hitler) en un extenso Post-face, resul.. del conocimiento del mundo exterior como de la realidad his-<
tando, así, la jJost-data más larga que la carta. Ya en el pri... tórica. En otro sentido, empero, toda filosofía es siempre fil~
mer tomo, cuyo subtítulo es "de Schelling a Nietzsche", en el sofía de la vida y para la vida, comprendida ésta como vida
Prefacio se nos muestra el verdadero itinerario, que es de humana, es decir, social-histórica, con sus exigencias teóricas y
¡Schelling a Hitler! Una línea que pretende ir doctrinaria... práctico-finalistas. Aún el racionalismo más .seco y tirado a
mente de Schelling a Hitler no es una línea filosófica, sino una .cordel es implícitamente una filosofía de la vida, aunque des-<
Hybris de filosofía y anti-filosofía. A Lukacs todavía lo obse- conozca el carácter de ésta y de su fluencia. La filosofía de
de el fantasma de Hitler, hasta el extremo de obnubilarle el la vida, así como el irracionalismo en que ella desemboca,
juicio haciéndolo recalar en un enfoque demo-liberal (y por es, como pretende Lukacs, una filosofía que haya que
absolutamente como "reaccionaria". A pesar de sus iu.u."·"""·'VC
(1) La Destruction de la Raison, II L'lrrationalisme J>.,faderne de nes e insuficiencias, y concediendo que se haya hecho _de
Dilth~ a Toynbee,L'Arche, Paris 1959.

.166 167
tina utilización extra-filosófica con fines sociales regresivos, con letariado, de los demás hombres, y deparen a éstos condicio..-
sus más destacados representantes, de~de Nietzsche hasta DiI.. nes antivitales e inhumanas de existencia. También el ma.i-
they y SimmeI, sobre todo con Nietische, ha operado un in-+ terialismo dialéctico, en última instancia, y en sentido lato,.
flujo positivo. Ha contribuido a liberar al pensamiento de
es una filosofía de la vida -la verdadera filosofía de la vida
los estrechos moldes de las supervivencias del racionalismo
integral-, pero con la exigencia explícita de que todos lo&
dogmático y de las cristalizaciones de un logicismo puramente
hombres tengan accesión a ella en un nivel humano y puedan
abstracto y formalista, cerrados a la dinámica del verdadero
'disfrutar de sus bienes y realizar sus valores, adviniendo a Sll'.
proceso del conocimiento y de los cambiantes conteni- ser históricó en un nuevo régimen social.
dos, tanto de la naturaleza como de la vida humana e
No toda filosofía de la vida es expresión de la política
histórica. Principalmente, la filosofía de la vida y el irraciona-
y de los intereses inhumanos del imperialismo. No to~o irra--
lismo nietzscheanos, al poner de manifiesto la aberración del
cionalismo es reaccionario, como infundadamente piensa Y
carácter ascético y anti-vital de la moral y de la concepción
afirma Lukacs; ni tampoco todo racionalismo está al servicio·
cristianas, y mostrarnos los fundamentos falsos y anti-huma-+
de la lucha que libra el proletariado por su emancipació~. La
nos en que éstas se asentaban, han tenido un efecto saluda4
identificación que hace Lukcs ele irracionalismo Y fascismo,.
ble, vindicador de la vida y su ímpetu expansivo; y de ahí
aparte de falsa, es de una ingénua simplicidad. Nada más pe-
que su influjo haya tenido y tenga aún tanta persistencia.
ligroso y deformante de doctrinas y hechos, y que esté más en
Al hablar de filosofía de la vida, hay que desechar, sin
pugna con el pundo de vista realista y concreto en que{debe
duda, como determinante de ella el puro aspecto biológico
;ituarse la filosofía, que generalizaciones ilegítimas cJ.~ esta
del concepto de vida. Es que éste no se agota en la pura vi-+
índole. Es que Luckas incurre en un anacronismo h15t.órico
talidad, que está ínsita en el bios. La vida, en este ultimo sen-
al considerar el irracionalismo como un antecedente directo-
tido, es un bien primario, desde el punto de vista de lo que
del fascismo.
s6lo a partir de ella puede sobrevenir, insurgir. Se nos apa-+
Identificar, además, la defensa de la paz con la defensa.
rece, así, en realidad como el sustrato material de posibili-.
de la razón es un supuesto gratuito. También se puede afir-
dades y valores que alcanzan concreción en sucesivos y aseen-+
mar, con el mismo criterio, que defender !ª paz es defender
dentes planos de emergencia dialéctica (como, por ejemplo,.
un contenido emocional (una exigencia de los sentimientos.
la unidad psico-somática, la conciencia, la razón o espíritu).
humanos) y, por lo tanto, el irracionalismo. Si aceptamos.-
Concibiéndolo así se supera el falso dualismo ontológico de
aquella identificación, entonces la defensa de la paz result~
vida y conciencia, de naturaleza y razón (historia) , de vida
natural y vida cultural. una tarea, más que de los pueblos, de los intelectuales y escri-
tores. No debemos olvidar, pues, que el pacifismo tiene una
La vida, en la acepción de la filosofía de la vida, no es.
fuerte raíz emocional y hasta puede ofrecer un lado místico•.
un bien que sólo sea monopolio de los privilegiados, los que por
Los pueblos son espontáneamente pacifistas; lo son por ins-
su dominación económica y social, que pone transitoriamente
tinto de conservación. Hacen de la paz un ideal, y en esto in-
en sus manos el poder político, la disfruten a costa del pro-
tervienen sus sentimientos, además de un comportamiento ra-
168
169
<:ional,. puesto que no ignoran lo monstruoso e inhumano, y
.además inútil de la guerra, que nada soluciona y sólo destruye bien puede traducirse por este aforismo de. Karl Kraus, el gran.
valores culturales y bienes, empezando por el de la vida hu• humorista austríaco: "Es preferible estar mal orientado que
mana. bien occidentado", el cual glosado y actualizado rezaría: "Es
preferible estar mal orientado (con hostilidad, resentimiento
_Si la temática antifascista de Lukacs ha envejecido enor-
y pánico) que bien occidentado (con prepotencia, jactan_ciai
memente, lo mismo acontece con su programa de defensa de
y amenazas ridículas).
la paz consustanciado con la defensa de la razón. Hoy se ha
tornado evidente que este punto de vista ha siclo largamente Lukacs preconizó en 1941, como contenido ideológico
superado por los acontecimientos (por el avance científico y -0rientado hacia la lucha por la paz, la "alianza del socialismo
tecnológico de la U. R. S. S.) . Es una cuestión de constelacio- v la democracia". Si entonces las circunstancias podían jus.,
nes de poder, que ya está dirimida científica y tecnológica.. ~ificar tal alianza desdé el punto de vista táctico del marximo,
ment.e. Los proyectiles teieguiados intercontinentales y los tres pretender restablecerla después del colapso de los fascismos
Luniks, tienen la palabra (de Ja paz) hasta una nueva orden (en 1945), es ir en contra de los principios del marxismo-
-Oe la misma procedencia, que venga a ... reforzar, dándole leninismo, cuando las democracias burguesas (capitaneadas
más timbre para Occidente, esa palabra, tan cara a los pue.; por el imperialismo yanqui) , ocultan bajo la máscara de la
:blos. Actualmente hasta el Vaticano (que hubo de desencade.1 libertad una postura totalitaria en lo político y capitalista y
nar la tercera guerra mundial por intermedio de su fiel sier- -colonialista en lo económico, postura que ellas, con desenfado
.,vo M~c Arthur) es pacifista. Ya ni los imperialistas yanqu~ seudo doctrinario, atribuyen al mundo socialista y sobre to-
ni Bertrand Russell, (¡Oh wmbra generosa de Ma·c Carthy!). do, a la U. R. S. S. Actualmente, la coexistencia ideológica
quieren arrojar la bomba átómica en Moscú. Se han vuelt& (no la coexistencia de facto entre los dos grandes sectores)
bondadosos y coleccionistas de antiguallas. La razón, que asi&-< e~tre el socialismo revolucionario y la democracia burguesa.
te al temor y al pánico, los ha lievado al culto reverencial de sólo puede tener un sentido antimarxista. En el fondo, tal
Ja "historia anticuaria" una de las tres clases de historia que programa es el resultado del enfoque demo-liberal que respec-
certeramente distingue Ni.etzsche. to a la situación europea de post-guerra adopta Lukacs. Pa-
Lo que se va a imponer no es el pacifismo ingénuo ni el rece que en su pensamiento tiene primacía la lucha por la d~
-utópico de que la defensa de la paz es la defensa de la razón; mocracia capitalista sobre la lucha por el socialismo.
sino el que tiene que aceptar U. S. A. y Occidente, un pa~i­ Correctamente enjuició esta posición de Lukacs, Bela Fo-
fismo hecho de racionalismo e irracionalismo: de cálculo ra-' gasasi, quien escribe: "En un informe que se titula Las con~
donal, movilizado por el instinto de conservación, y de un cepciones filosóficas aristocráticas y democráticas (leído en el
estado emocional, producto del temor y de Ja impotencia. Ya; Comn:eso
o Filosófico Internacional de Ginebra en 1946), Lu-1
habrá visto Lukacs como los filisteos del "mundo libre" es~ kacs expuso sus opiniones acerca de la coexistencia ideológi..
tán haciendo Ja síntesis de racionalismo e irracionalismo. Se-; ca. En este informe señala que el problema principal del deS.J
.rá,_. seguramente, su última "creación" filosófica, cuyo lema arrollo europeo contemporáneo no reside en la contradicción
enu·e la burguesía y el proletariado, enu·e el capitalismo y el
l'til
J7l
socialismo, sino en la contradicción entre la Europa reaccio.;; que no tiene náda de inusitado; pero su
naria y aristocrática y la Europa democrática. Lukacs consi- de un error acerca del contenido del demc>cr:atI:smo.i•J
dera que el objetivo fundamental es proseguir y restaurar la! gués de la gran época", eno~ que lo. hace moverse
alianza de los países antifascistas que se formó en 1941 du.. flejos de la situación real. Citemos,. in extenso, ~us 1-'ª·.•a.~"-~"•••'•
ranre la lucha de la coalición anti-hitleriana. .Sin embargo, y nos cercioraremos de su error (viendo ~n que c~:is1ste
esta alianza la concibe como una alianza ideológica. Al mis- mecanismo), el que gira en tom~ a una falsa .. noc10n .de :~
mo tiempo, Lukacs intenta demostrar que, en el futuro, la que, desde el punto de vista marx1s:a, se llama progresismo :r
democracia socialista y la democracia burguesa, al desarrollar- progresista _ (frecuentement~. mal :nterpretado) -, ~ue es la
se, se fusionaran. Esta tendencia se desprende claramente de posición ideológica 0 situac10n social o comportamiento po-.
estas palabras suyas: "Es catastróficamente equivocado plan.,. lítico -de personas o partidos- que favorec~n ~,no o~stacn..
tear la cuestión hablando de una disociación de caminos en- lizan la lucha del proletariado por su emanc1pac10n. Dice Lu...
tre las democracias orientales y oc~identales. De lo que se tra- k aes.. "•Cua'les
e son los rasgos dominantes del
. período· que ha ,
ta es, precisamente, de que eludamos estos falsos dilemas del seguido a 1945? La coalición contra el fasc1s~o ~e d1s1oc~ ~ª"
período de anteguena". Lukacs sostenía semejantes puntos ·<lamente y el Leimotiv de la propaganda hitleriana, la cru-
de vista en momentos en que los países de "democracia occi- pi
zada" contra el comunismo, es retoma da por 1as "democra·
dental" caían cada vez más bajo la influencia del imperialis..: das". Lo que tiene por efecto trans~o:ro~~ la. ~st:·uctura _Y el
mo occidental y seguían el camino de la guena fría contra contem·do d e las ideologías "democrat1cas . ; d1ng1das dm . ante
los países socialistas" 1 la guerra contra el fascismo, pueden sentirse por ~n t1empa
Nadie duda que en los países capitalistas y en los redu- los herederos del democratismo burgués de la gran epoca, des ..
cidos al coloniaje económico y político la lucha por la de- de hace largo tiempo enterrado o por lo meno·s· de presenta~-<
mocracia es irrenunciable por parte del socialismo, pero sin se como tales. En razón del poder de seducc10n de esta h~
hacer el juego a los intereses capitalistas de las "democracias nea progresista, se intenta, a pesar d~ la. inversión completa
occidentales", y sin descuidar o posponer la ofensiva marxis~ -d la tendencia, mantener las apanenc1as · de un~ tal con-
ta contra la ideología regresiva de la democracia burguesa,. .e · 1ad ; se fi'nO-e
tmmc 0
llevar el combate contra el 'totalitarismo",•

que es la expresión, hoy agudizada, de los intereses imperia- término que permite poner sobre el mismo plano el cox:i;ims...
listas y colonialistas. Lukacs se lamenta de que en el período mo y el fascismo; sin hablar del hec~10 que esta conc~poon es
posterior a la terminación de la guerra se haya dislocado fa tomada en préstamo al arsenal anticuado de l~ soc~:l-demü-i
cracia y del trotskysmo, ella se revela, en la situac10n con-<
coalición contra el fascismo (¿acaso podía durar?) , y cree
<:reta de hoy día, inmediata y necesariamente como una nue·
que de la noche a la mañana la ideología burguesa se ha vuel-
va tartufería: para poder luchar eficazmente contra el comu-
to reaccionaria. Es extraño que se sorprenda de este hecho,
nismo, la "democracia" debe aliarse estrechamente con los s~
brevivientes alemanes del nazismo (Schacht, Krupp, los gen:..
(1) Problemas de la paz y del socialismo, NQ 6, págs. 2 y 5, Buenos
Aires, 1959. rales de Hitler .. ) ' con Franco, etc.; la ideología "anti~totah..
172 173
de elementos fa~cistas cada vez más caracteri-+ en anacronismos al asignar
superestructuras hechos económicos que acaecen posteriormen-
Lukacs parece no percatarse de que la alianza entre las te, el libro de Lukacs -al que hemos formulado los preceden-
"democracias" occidentales y el comunismo soviético fué cir- tes reparos críticos- contiene análisis del proceso ideológico
cunstancial, debido a que tuvieron que formar un frente e~ europeo y reflexiones bien valiosos, lo que, sumado a la ri-
mún contra las naciones fascistas, y no por conciliación de queza del material bibliográfico, lo destaca como una historia
ideologías (a base del presunto progresismo de las "democra-1 crítica de lªs doctrinas filosóficas de todo un peliodo del des-
das"): No ha habido, pues, tal transformación de "la estruc-1 arrollo intelectual -el que va ele Nietzsche hasta la filosofía de
tura y el contenido de las ideologías democráticas'', como m-1 la existencia- enfocado desde el punto ele vista marxista. Des-
pone Lukacs, puesto que éstos reflejan simplemente (cuales4 pués de la labor ele Franz 1\Jehring, inspirada en el mismo es-·
quiera que sean las interferencias ideológicas) la base econó.. píritu, éste es el primer ensayo sistemático ele historia crítica,.
mica capitalista de las "democracias". (Con todo, como la gue-\ de esta índole, que se haya intentado en nuestros días.
rra fué el resultado de la agudización de un proceso dialéc-
tico prospectivo -cuya medíación fue el fascismo- las "demo-+
eradas" la perdieron, y la ganó el comunismo). En la medida en que el irracionismo se opone al racio-
No es que los conceptos del proceso dialéctico a que es-1 nalismo reconoce a éste como el término antagónico que tiene·
tán sometidos los hechos históricos no cambien, pero- nuncai que tener en cuenta, y por ello mismo queda dependiendo de
en sentido retrospectivo (salvo cuando se trata de rehacer la él. Se nutre, sin sospecharlo del todo, de su opuesto; lo irra-
historia para explicarla). Funcionalmente, ellos se transfor,. cional está, pues, en función ele la razón, de cuya negación
man y en el plano ideológico aparecen representando lo que, vive. La capacidad cognitiva que el irracionalismo niega a la
en realidad, no representan. En tal caso se puede caer en erro:u razón, no puede atribuírsela a sí mismo por cuanto afirma la
acerca de la realidad que ellos efectivamente deben reflejar, y estructura irracional del objeto y de lo real en general. Lo
así, en vez de aprehender ésta, operar con seudos reflejos, los hace ·sólo cuando cree disponer del instrumeüto apropiado·
que nos dan una imagen dislocada y falsa de los hechos. Esto para penetrar en éstos, como pretende ser la intuición intelec-
es lo que, nos parece, le acontece a Lukacs más de una vez, lQ! tual de Schelling o la intuición directa de Bergson.
que lo lleva _a enjuiciar a los fascismos desde el punto de vista En términos generales, el irracionalismo es también anti-
demo-liberal, y a las "democracias" desde el punto de vista del intelectualismo, en cuanto éste excluye en el comportamiento·
socialismo reformista. judicativo y en las apreciaciones del sujeto el sentimiento y lo·
Con todo, a pesar de las constantes interferencias del pla-1 emocn>r,al. Si el irracionalismo es radical y dogmático se opo-
no político y económico en el filosófico, que lo hacen incurrw ne a todo racionalismo y a toda actividad racional; y no sólo,_
por ejemplo, a las -supervivencias del racionalismo clásico de-
las ideas, sino incluso a la razón misma como órgano del co---
(1) La Destruction de la Raison, tomo II, Postface, pág. 316, L'Arche,.
:Paris, 1959. nocimiento. Está también en pugna con el racionalismo día..-

174 175
Jéctico; En cambfo, cuando el irracionalismo se comprende a
,:SÍ mismo como irracionalismo, sabe que depende de la razóri
y en qué medida se nutre de ella. . consecuencias de su problemática filosófica, puede apurar la
Pero el inacionalismo, tal como su forma extrema devmo crisis del irracionalismo y tendencias afines. Desde luego que
'tendencia predominante en la primera mitad de nuestro siglo, el colapso de éstos y de toda la ya agotada filosofía occiden..
,está hoy en crisis. Se bate en retirada, tanto en el_ ;erre~O' tal lo puede acarrear un movimiento transformador de la ba-
_gnoseológico como en el del conocimiento de la realmad hm se económica, ya insegura. Las condiciones para esta última
tórica. Es la razón dialéctica, precisamente, la llamada a de~ circunstancia están, ciertamente dadas, pero tal cambio, salvo
helarlo. El materialismo dialéctico, como la filosofía del mar.: que se presenten mutaciones sociales subitáneas (incrementa-
xismo, es el que está operando la crisis del inacionalismo. El ción cuantitativa que se resuelva en un cambio cualitativo,
último avatar de éste lo tenemos en la filosofía de la existen-< hablando en términos dialécticos), no es previsible para el fu-
-.cía, sobre todo en la que representa Heidegger, con su "on- turo inmediato.
tología fundamental" de base irracionalista. Ella es hoy la ex- La polémica en la instancia ideológica continuará, pero
presión más aguda y crítica de esta etapa de la ideología del la inoperancia de la filosofía del imperialismo sólo se tornará
imperialismo. En los últimos trabajos de Heidegger lo es evidente si un marxismo renovado, de acuerdo a las exigen-
consciente y deliberadamente. Su filosofía traduce el temor de cias implícitas de su propia problemática extrae de ésta sus
la angustiada y declinante burguesía europea e internacional. últimas consecuencias filosóficas. .El materialismo histórico,
.Para ésta, ha creado, como presunta tabla de salvación, el "es• como aplicación del materialismo dialéctico al proceso social,
pectro metafísico", el mito del "ser", de imposible jJarusia. 1 i es una concepción que interpreta cabalmente el devenir de la
.Secundariamente hay que mencionar como manifestación de realidad histórica, plegándose con ductilidad conceptual a su
esta filowfía decadente a la logística agnóstica, particularmen- fluencia. No puede ser menos desde que él, como doctrina y
te al "positivismo lógico" de la Escuela de Viena, erigida, por su mismo carácter procesal, es un pensamiento en deve-<
más allá de su sentido meramente instrumental, en concep- -'llir, en constante adaptación a los cambios social-históricos,.
ción del mundo. Pero el existencialismo, por ser, en su pun- lejos de toda cristalización dogmática.
to de partida, una filosofía de lo concreto y de lo histórico, y
en la medida en que está abocada a superar el solipsismo
existencial en que ha anclado Heidegger, tiene indirectamen-
te que dar razón al marxismo.
En el plano de las superestructuras ideológicas, sólo el
.marxismo, pero un marxismo explicitado hasta en las últimas

(1) Remitimos acerca de esto al capít~lo VI, "La es~atología del se:
-en la filosofía de Heidegger", de nuestro libro El Marxismo y las Esca
.tologias, Buenos Aires, 1957.

176
Buenos Aires, octubre de 1959.

177
BIBLIOGRAFIA

De la enorme bibliografía sobre el pensamiento, la obra y la vida de


Federico Nietzsche, nos limitamos a consignar lo esencial entre los libros
que, sin reservas o menos reservas, podemos llamar buenos, es decir, ade·
más de los muy conocidos e indispensables por los datos que aportan,
sólo aquellos que, en un esfuerzo de comprensión, han estrechado más
de cerca la filosofía nietzscheana:

ALOIS RIEHL, Friedrich Nietzsche, der Künstler und der Denker, 1897.
GEORG BRANDES, Friedrich Nietzsche, Eine Abhandlwzg ilber Aristokra·
tischen Radicalismus, 1925.
KARL HECKEL, Nietzsche, sein Leben mid seine Lehre, 1923.
LUDWIG KLAGES, Die Psichologischen Errungenschaften Nietzsches, 1925.
RAÚL R:!cHTER, Friedrich Nietzsche, sein Leben wzd sein Werk, 1917.
FRIEDRICH MucKLE, Friedrich Nietzsche .w1d der Zusammenbruch cier
Kultur, 1921.
ERNS? BERTRAM, Nietzsche, Versuch einer Mithologie, 1920. /',.--
HENRI LICHTENBERGER, La Philosophie de Nietzsche, 1924. V
RoBERT REININGER, Friedrich Nietzsches Kampf um den Sinn des Lebens,
1925.
EUSABETH FORSTER-NIETZSCHE, Der eisame Nietzsche, 191~:,//'
CHARLES ANDLER, Nietzsche, sa vie et sa pensée, 1931. "'
V. BEONIO-BROCCHIERI, Federico Nietzsche, 1926. /
AuREn BAEUMLER, Nietzsche, der Philosoph und der Politiker, 1923.
KARL JASPERS, Nietzsche, Einfilhrung in das Verstiindnis seines Philo-
sophierenJ, 1935.

179
INDICE

PÁG.
Capítulo I: Presencia de Nietzsche en la Filosofía
" Contemporánea . . . . . . . . . . . • • • • • • . • • 7
,, II: En el Camino de la Vocación . . . . . . . . 11
~,,

III: La Musa Trágica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 29


IV: La Concepción Dionysiaca . . . . . . . . . . 39
" V: Los "Estudios Históricos" y la Vida . . 53

" VI: El Espíritu Libre . . . . . . . . . . . . . . . . . . 67


" VII: El Mensaje de Zarathustra . . . . . . . . . . 79
" VIII: La Voluntad de Poderío . . . . . . . . . . . 85
" IX: El Retorno de lo .......... 101
X: El Ateísmo Radical . . . . . . . . . . . . . . . . . 105
.," XI: Ethos de la Obra Personal y Trabajo
Capitalista . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 115
XII: La Lucha por la Justicia Social . . . . . . 125
XIII: El Nihilismo Europeo . . . . . . . . . . . . . . 131

. XIV: La Irrupción de los Rusos . . . . . . . . . .


XV: La Revolución Social . . . . . . . . . . . . . . .
137
141
XVI: Allende la Zona Clara . . . . . . . . . . . . . . 147
.. XVII: Nietzsche en la Crisis del Irraciona-
lismo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 151

.Este libro se terminó de imprimir el dia 27 de Marzo de 1961,


en los Talleres Gráficos ''Junior" Carlos Calvo 1136 Bs . .á.il'es

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