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de los

Artísticos I

Desde la Antigüedad
hasta el Gótico
Dirigida por Ursula Hatje

ISTMO h < |
Bajo la dirección de Ursula Hatje, un equipo de
prestigiosos especialistas ha elaborado este pano­
rama general de la estilística, donde junto al dato
preciso e indispensable se expresan las características
históricas de cada tendencia artística, incluidos los
movimientos renovadores más recientes.
HISTORIA DE LOS ESTILOS
ARTÍSTICOS*
Desde la Antigüedad
hasta el Gótico

dirigida por
Ursula Hatje

ISTMO
Maqueta de portada:
Sergio Ramírez

Traducción:
Miguel Angel San Martín

Título original: Knaurs Stilkiincle (Band I)


Publicado por: Droemersche Verlagsanstalt Th. Knaur Nachf.,
de Munich/Zurich, en la colección Knaur Taschenbiicher

© Droemerche Verlanganstalt Th. Knaur Nachf., 1971

© Ediciones Istmo, S. A., 1995, 2005


para lengua española

Sector Foresta, 1
28760 Tres Cantos
Madrid - España

Tel.: 918 061 996


Fax: 918 044 028

www.akal.com

ISB N -10: 84-7090-032-3 (Tomo I)


IS B N -13: 978-84-7090-032-7
ISBN-10: 84-7090-031-5 (Obra completa)
ISB N -13: 978-84-7090-031-0

Depósito legal: M. 35.708-2005


Impresión: Fernández Ciudad, S. L.
(Madrid)
Dirección de la obra:
U r s u la H a tje

Colaboradores:
Antigüedad:
W er n e r F uchs

Arte Paleocristiano y Bizantino:


Irm g ard H u tte r

Epoca de las grandes invasiones:


H ans B o tt

Arte Temprano Medieval, Románico y Gótico:


W O LFGANG CLASEN

Renacimiento y Manierismo:
H a r t m u t B ie r m a n n

Barroco:
L il ia n C h á t e l e t -L ange

Arte de los siglos xix y xx:


W erner H ofm ann
I. A n t ig ü e d a d ........................

1. El arte griego................
La función del tiempo y
el ser en la obra de
arte .............................
El problema de la «mi­
mesis» y la «abstrac­
ción» en una historia
de los estilos artísti­
cos................................
¿Qué significa «estilo»?
L o s condicionamientos
del arte griego.......
El arte del segundo mi­
lenio ............................
La época del estilo geo­
métrico ........................
El período del estilo ar­
caico ............................
El estilo arcaico. I : la
fase «orientalizan-
te» ..........................
El estilo arcaico. II:
la fase «dedálica»...
El estilo arcaico. III:
fases arcaicas tem­
prana, alta y tardía,
El arte preclásico: el es­
tilo severo ...............
El arte clásico y pre­
clásico ........................
El arte clásico tardío ...
El arte helenístico .......
La forma helenística
temprana ...............
La forma del alto he­
lenismo ...................
La forma ‘helenística
tardía .....................

2. El arte etrusco ..............


3. El arte romano ............
INDICE DEL TOMO I

Página Página

11 E l arte de la república... 100


E l arte de la época im-
15 perial temprana y me­
dia ............... ............. 107
17 E l arte de la.... época im­
perial t a r d ía ................. 117

17 II. A r te pa leo cr istia n o . 121

4 ............... ; .................................... 123


A rquitectura .................... 125
Escultura ........................... 131
18 Pintura ................................. 134
19
III. Arte bizantino ........ 139

20 5 ...................................................... 141
Arquitectura .................... 144
Pintura ............................. 150
30
IV . A rte de la época de
LAS GRANDES INVASIO-
NES .................................. 169

, R « ......................... ............................. 171


J A rte m edieval temprano. 186
Arquitectura ................... 189
Borgoña ....................... 198
Alem ania ...................... 202
¿n Pintura ................................. 204
Escultura ........................... 213

^ V. R ománico ....................... 219

^ 7...................................................... 221
A rquitectura .................... 225
Alem ania ...................... 228
F r a n c ia ........................... 239
85 Inglaterra ....................... 247
España ........................... 248
85 Italia ................................. 249
A rquitectura civil ........ 258
91 F r a n c ia ............................ 263
Italia ........................ 267
94 A lem ania ................. . 270
100 Pintura ................................ 275
Página Página

VI. G ó tic o ........................ 281 Alemania .................... 315


Arquitectura civil ........ 319
8................................................ 283 Escultura gótica ....... . 326
Arquitectura gótica ....... 287 La escultura del Gótico
Arquitectura cisterciense. 289 temprano .................... 330
Alemania .................... 332
La arquitectura del Gó­ Italia .......................... 335
tico temprano ........... 291 La escultura del Gótico
Francia ........................ 291 tardío ......................... 336
Inglaterra ................... 298 Pintura gótica................ 341
España e Italia ........ 301 Pintura de libros y vi­
Alemania .................... 305 tral .......................... 344
La arquitectura del Gó­ Pintura mural y de tabla. 348
tico tardío .................... 311 Italia .; ....................... 348
Francia e Inglaterra... 311 Alemania .................... 350
España e Italia........ 313 Países B a jo s................ 355
Este libro se ha escrito pensando en quienes, interesados por el
arte, aspiran a alcanzar un conocimiento más profundo de los estilos
artísticos y, con ello, del arte en general. Se trata, pues, de dar una
visión de conjunto, panorámica y concisa, sobre la evolución de los
diversos estilos del arte occidental, desde la Edad Antigua hasta el
presente. Hemos expuesto tan vasta materia en orden cronológico y
acompañándola de numerosas ilustraciones, respondiendo así, del me­
jor modo que nos ha sido posible, a los complejos fenómenos de los
procesos estilísticos que estudiamos.
En el campo de la Historia del Arte fracasará ante la realidad todo
intento de facilitar al lector la orientación pertinente esquematizando
—sea mediante tablas cronológicas con explicación o comentario de al­
gunas obras típicas, sea recurriendo a un sistema o cuerpo de doctrina
simplificado— la gran cantidad de manifestaciones existentes. Pues el
estilo de una época se origina a partir de innumerables elementos. Aho­
ra bien, esos elementos sí cristalizan en un lenguaje formal unitario y
homogéneo-sistemático: la situación histórica y los grados de desarrollo
se reflejan en ellos, como también lo hace el comportamiento cultural
de las diversas capas sociales que «crean los estilos» (estilogénicas).
Estilo — del griego stylos (punzón o estilete para escribir)— signi­
fica la «letra» o modo especial de «escribir» de un artista, de un grupo,
de una región o de todo un pueblo. Pero esa escritura, de múltiples
facetas, sólo se integra en la unidad de un determinado «estilo de
época» cuando la contemplamos con perspectiva histórica y mediante
una selección crítica. Es más: el concepto, tan vivo hoy, de «estilo
de época» no surge hasta el siglo xix —un siglo de orientación histori-
cista— , y sólo después de la investigación y ordenación sistemáticas de
las obras artísticas. Gran parte de lo que el siglo pasado elaboró y fijó
—y muy especialmente la terminología de la que actualmente nos ser­
vimos, tan familiar ya— está aún plenamente vigente.
Pero los estudios han ido avanzando, y hoy, a la luz de la re­
ciente ciencia del arte (kunstwissenschajt) , poseemos nuevas, o diferen­
tes, ideas sobre la obra artística. Un ejemplo: comenzó a considerarse
la delimitación de las distintas etapas o épocas de manera mucho más
elástica en el momento en que se vio con evidencia que una etapa
dada llevaba ya en sí misma la nueva etapa subsiguiente. El cambio
en la valoración crítica y estética condujo a la necesidad de establecer
nuevos conceptos, como el de «Manierismo». Este nuevo concepto debe
su origen, de una parte, al reconocimiento de que las obras de dicho
período poseen rasgos estilísticos propios que las diferencian tanto de
las del «Renacimiento» como de las del «Barroco», y, de otra, al hecho
de que hoy veamos con claridad que dicha etapa posee una actitud
interna —un temple espiritual— muy >.diferente del anterior y del si­
guiente. Hemos mencionado este caso concreto, que no tiene una
importancia especial en sí mismo, con el único propósito de mostrar,
con alguna precisión, el ámbito de problemas en que se mueve la
nueva estilística aplicada a la Historia del Arte: trata de describir y
aclarar no ya los rasgos externos de una época determinada, sino que
pretende establecer, además, los factores internos estilogénicos. La
conclusión es evidente: si el que contempla o estudia una obra de arte
no se quiere parar en la simple percepción de cómo fue representada,
sino que intenta comprender por qué se representó precisamente así y
no de otro modo, se preguntará entonces,por los factores condicionantes
internos —la dinámica interna— que subyacen en la obra que con­
templa o estudia.
Esta es justamente la razón de que en nuestra Historia de los es­
tilos artísticos se hayan incluido los factores estilogénicos determinantes
y condicionantes. Se habla de ellos, principalmente, en las diversas
introducciones a los diferentes capítulos; pero ya se verá cómo la mis­
ma descripción de las obras artísticas y de las corrientes estilísticas nos
impulsa continuamente a explicaciones que —rebasando los criterios
pura y simplemente formales— hacen referencia explícita a su trasfondo
espiritual o intelectual. El texto, ordenado, como ya decíamos, con un
criterio estrictamente cronológico, trata de clarificar la unidad sistemá­
tica de la evolución de los estilos y de integrar en un resumen claro
las manifestaciones aisladas dentro del marco general de una época
determinada. Por tanto, este libro es, además de una Historia del Arte
al modo tradicional, una exposición que persigue un objetivo más
específico: la elaboración, ordenación y explicitación de los rasgos
estilísticos esenciales.
Por razones de claridad, y para facilitar una rápida visión de con­
junto, hemos optado, en la mayoría de los capítulos, por la subdivisión
de tan vasta materia en géneros artísticos; con ello no se expresa tan
claramente como corresponde a la realidad la interconexión e interac­
ción de las artes plásticas entre sí que prevaleció hasta finales del si­
glo x v i i i , pero en contrapartida el texto hace referencia constantemente
a esas interrelaciones existentes entre los diversos géneros. Siempre que
ha sido posible hemos situado las ilustraciones en estrecha vinculación
con el texto, y las descripciones, al pie, proporcionan, además de in­
formación puramente objetiva (tamaño, fecha, materia de que está hecha
la obra, museo que la conserva, etc.), una breve y precisa caracterización
estilística y una clasificación u ordenación de la obra en cuestión dentro
de la historia general de la época o género artístico; gracias a todo lo
cual, y en razón de las ilustraciones, se logra una visión sinóptica y ge­
neral, en estrecha conexión con el texto, sobre las diversas tendencias
de cada momento. Y cuando nos pareció razonable hemos compendiado
los tipos básicos y las variantes y derivaciones estilísticas correspon-
dientes. De esta manera tratamos de dar un cuadro, de considerable
riqueza, de los estilos artísticos occidentales en una forma objetiva-
mente rigurosa y fácil de visualizar y retener en la memoria. Pero, sin
embargo, no debe caber la menor duda que una Historia de los estilos
artísticos ha de concebirse necesariamente en forma resumida y compen­
diada.
A los lectores no especializados se les aparecerá cada época deter­
minada como un intrincado y desconcertante conjunto de diferentes for­
mas artísticas; sin embargo, un especialista comprobará, ante esa misma
época —y quizá se lamente por ello— , que hemos simplificado com­
piejos procesos estilísticos. En realidad, ocurre que obras de arte y
artistas que no podrían pasarse por alto en una Historia del Arte no
tienen por qué estar obligatoriamente representados en una Historia
de los estilos Artísticos. Apenas tenemos que recalcar, en este sentido,
que la elección y la interpretación de las obras estudiadas están ba­
sadas no sólo en los resultados a que va llegando la investigación, sino
sobre todo —y en último término— en las decisiones subjetivas de los
especialistas que han colaborado en nuestra empresa. Y estas decisiones
subjetivas vienen marcadas, naturalmente, por la impronta de su propio
y particular «estilo».
Llegados a este punto no nos queda sino agradecer su labor a los
especialistas que figuran como autores de cada sección: han resuelto
la difícil tarea de compendiar, en forma clara y concisa, de fácil acceso
al lector no especialmente preparado, los diferentes campos de sus res­
pectivas especialidades.
Sin la amabilidad, generosa y deferente, de la editoriai, que deseó y
nos pidió expresamente la extensa ilustración, nunca hubiera sido po­
sible la realización de esta Historia de los estilos artísticos.

U r su l a H a t je .
ANTIGÜEDAD
- - V.
i *

[1 ] Estatua en bronce de Posidón, del 460 a. C ., de encontrada en el mar junto al


cabo Artem isión (Eubca) entre 1926 y 1928. Atenas, Museo N acional. E l movi­
miento dado a la escultura parte del tronco y es homogéneo: la figura se desarrolla
en un estrecho espacio de relieve.
No resulta nada fácil compren­ ro—logró el hombre primitivo la
der di sentido o función del arte en unificación de seres tan heterogé­
sus primeros tiempos, porque eran neos como démones y dioses, que
muy distintos de los de hoy. El quedan así sometidos—cuando me­
arte, en efecto, en sus comien­ nos, sometibies— : p r o p ic io s al
zos, no tenía, como ahora, rela­ hombre, y dispuestos al trato con
ción ni con 'la capacidad normal él. En el éxtasis de la danza ritual,
del artista, con su habilidad perso­ el hombre mismo se hace dios; y
nal, ni tampoco— lo que nos resulta éste se hace tan próximo que se
hoy especialmente chocante—con la apodera del danzante y se mani­
comunicabilidad. Tenía, por el con­ fiesta y revela a través suyo. Algu­
trario, una función primaria y ex­ nas obras de arte de esta remota
clusivamente utilitaria: constituía época prehistórica ofrecen elocuen­
el medio de dominar y sobreponer­ te testimonio [3 ]: el hombre y su
se al mundo, ya que, de un lado, dios están tan íntimamente compe­
hacía comprensible o palpable lo netrados que no resulta siempre fá­
inconcebible, y, de otro, tornaba cil distinguir si son representacio­
real y presente lo que de otro modo nes de dioses o de hombres.
resultaba irreal.
Es más: da obra de arte de los La función del tiempo y el ser
primeros tiempos prehistóricos no en la obra de arte
lo era en el sentido que hoy da­
mos a la expresión «obra de arte», Toda obra de arte salida de la
sino que, por el contrario, era algo mano del hombre es el resultado
puramente normal, como cualquier de un proceso que se da en el
otra cosa, independientemente, ade­ tiempo: se necesita tiempo para
más, de si se iba a usar como uten­ amasar la arcilla y lograr así una
silio o como objeto de culto. figura, para tallar una imagen, pa­
A los hombres de hoy no nos ra esculpir una piedra. Sólo a tra­
resulta tampoco fácil comprender vés del trabajo surge la obra que
que el mundo, en aquellos tiempos tendrá luego una función religio­
prehistóricos, estuviese lleno de se­ sa—o puramente utilitaria—, como
res d e m o n ía c o s — amenazadores ya decíamos arriba.
unos y benignos otros—-, lleno de A veces, incluso, el hombre pri­
animales y fantasmas, lleno de dio­ mitivo toma como sede misma de
ses, todos los cuales debían ser, ne­ la divinidad, o por la divinidad
cesariamente, no ya venerados, sino pura y simplemente, a una piedra
representados plásticamente: éste que, según cree, ha caído del cie­
es, justamente, el origen de la obra lo, o a un extraño trozo de madera,
de arte, ya que sólo por esta repre­ o a una sorprendente formación
sentación— aun cuando hemos de rocosa—lo que ocurría con frecuen­
dar a esta palabra el más amplio cia en los primeros tiempos— .
sentido: abarca también a la dan­ Todos estos fenómenos, sin embar­
za y el himno rituales, y al conju­ go, interesan más a la historia com­
parada de las religiones que a la una sorprendente proximidad imi­
historia del arte. tativa e intuitiva con la naturale­
Sólo a través de este trabajo, za: se trata entonces de un arte
que se da—insistimos—en el tiem­ mimético (mimesis es, en griego
po que el hombre emplea en su antiguo, imitación); así ocurre, por
realización, la materia bruta ad­ ejemplo, en las pinturas rupestres
quiere, en manos de éste, una nue­ dé las épocas glaciares. Pero, de
va cualidad ontológica—un nuevo otro liado, surge, ya muy pronto,
«ser»— que consiste precisamente una tendencia de carácter abstracto
en su valor de uso, tanto si ha de y geométrico que muestra con toda
cumplir una función de instrumen­ evidencia la contraposición existen­
to o cultual: en cualquier caso te entre la obra creada por la mano
está ahí para algo determinado. del hombre y la floreciente vida
de la Naturaleza: se trata en este
Esto no quiere decir, sin embar­
go, que lo que nosotros llamamos caso de un arte de tipo abstracto.
Hasta cierto punto, tras estas dos
o consideramos obra de arte no
actitudes contrapuestas del hombre
tenga, para el hombre o el pueblo
creador, hay, a su vez, correlativa­
que la crea, una significación dife­
mente, formas de vida también
rente de la que hoy le damos. Esta
contrapuestas: el modo de repre­
obra de arte encierra en sí misma
sentación naturalista e intuitivo,
un sentido, con absoluta indepen­
en los comienzos de la historia
dencia del que más tarde otros
del arte, está vinculado estrecha­
hombres le den. Esta interpreta­
mente a la conducta del hombre
ción moderna de la obra de arte
cazador y recolector, mientras que
fue ajena a toda la Prehistoria,
la otra tendencia—la abstracta y
incluso a la Edad Antigua hasta la
geométrica, cuyo curso podemos se­
época helenística (finales del s. iv
guir aproximadamente desde los
a. C.). Tengamos muy presente,
milenios vi y v a. C.—está condi­
sin embargo, que toda obra arte­
cionada por la actividad del agri­
sanal o manual de la Edad Anti­
cultor, que habita, sedentariamen­
gua concentra en sí misma una
te, un poblado.
cualidad nueva, hasta tal punto
En el .transcurso de los tiempos,
que— aun cuando sus autores, ori­
ambas tendencias, como es natu­
ginariamente, no hubieran nunca
ral, se interrelacionan mutuamente,
pretendido considerarla como obra
y en toda la historia del arte no
de arte—para nosotros lo es. En
podemos seguir otro proceso más
pocas palabras: el paso del tiempo
notable que éste: la paulatina
presta un nuevo valor a la obra
transformación de una corriente es­
de arte.
tilística naturalista en otra de tipo
abstracto—y al revés: la disolución
de un mundo artístico geométrico
El problema de la « mimesis» y
a causa de la irrupción de represen­
la «abstracción» en una historia
taciones figurativas naturalistas— .
de los estilos artísticos Se puede incluso interpretar la
historia del arte universal—como
Las más antiguas obras que han ha hecho el profesor Wihelm Wor-
salido de la mano del hombre, y ringer—como la lucha entre los
que hoy consideramos—casi habría dos principios estilísticos contra­
que decir: reivindicamos—como puestos: «abstracción» e «imita­
obras de arte muestran, de un lado, ción».
¿Qué significa «estilo»? jetivo acaba generalmente en una
forma preestablecida, y sólo es
El hombre experimenta siempre posible en una situación concreta
el fenómeno del tiempo como un y determinada. Esto es lo que ex­
acontecer, como historia; pero ésta, presa el conocido aforismo: «No
en situaciones determinadas y bajo todo es posible en iodo tiempo».
presupuestos similares, plantea cues­ El problema del estilo se com­
tiones análogas a las que el hom­ plica en las épocas autoconscientes,
bre, sin embargo, responde de di­ debido a que el estilo personal de
verso modo— aun cuando, insisti­ un artista puede entonces diferen­
mos, las cuestiones sean esencial­ ciarse del general de su época, e
mente ilas mismas— . incluso hasta cierto punto contra­
Bajo condicionamientos funda­ ponerse a él: puede responder de
mentalmente afines surgen obras un modo matizado, más o menos
semejantes, y nadie puede negar
o ignorar la historicidad de su ori­
gen: todo lo que ha creado la
mano del hombre lleva, visible­
mente, el sello de la época en que
se engendró; todo lo que el hom­
bre orea en una situación históri­
ca dada y concreta lleva el cuño
de ésta. Lo vemos en todo: desde
un utensilio o herramienta de tra­
bajo hasta la imagen de la divini­
dad; desde la moda en el vestido
o el calzado hasta un templo; des­
de la danza ritual hasta la poesía
lírica o un género dramático me­
nor como la farsa. Pues bien: so­
lemos llamar «estilo» (en el sentido
de «estilo de época»), justamente,
a este fenómeno que consiste en
que cada época artística posea un
lenguaje formal común. Este len­
guaje formalizado tiene, especial­
mente en los tiempos primitivos, [2] Estatuilla de una diosa, llamada
una fuerza y presión tales que se Idolo de las C icladas, del tercer m ile­
puede hablar de coerción estilís­ nio a. C. Berlín C2. Staatl. Museen. Re­
presentación fuertemente abstracta de
tica, a la que acaban sometiéndose cuerpo y cabeza, de plasticidad escasa,
otros intentos de expresión que y en forma de tabla (las figuras proce­
pretendían algo muy diferente. Se den de tumbas y sólo podían estar tum­
trata de un proceso semejante al badas, no erectas).
que observamos en el desarrollo
de la lengua, donde el intento in­ personalmente, a las cuestiones que
fantil queda absorbido, necesaria­ constituyen la norma en su situa­
mente, en las formas ya preestable­ ción concreta y determinada. El
cidas, y toda palabra o forma gra­ artista logra así su propio y pe­
matical nueva resulta automática­ culiar estilo en contraposición al
mente descartada por las anterior­ de sus predecesores y coetáneos,
mente prefijadas. El intento sub­ con los que compite. En el arte
griego, por ejemplo, el campo de cional ansia de independencia y
acción del estilo personal es con­ libertad. En contraposición a las
siderable desde la época arcaica, grandes culturas antiguas del Orien­
pero ni aun siquiera en la época te, que han permanecido dentro de
clásica resulta tan amplio como lo unas mismas formas casi durante
sería en el arte moderno a partir milenios, y que sólo conocen una
del Renacimiento. historia externa en su mecanismo
de progreso y decadencia, el arte
Los condicionamientos griego, abierto a todas las influen­
del arte griego cias, posee una historia interna,
con una evolución exclusivamente
El arte griego está condiciona­ propia y necesariamente condicio­
do, como el arte de todo pueblo, nada. De este modo, la forma
por los factores básicos de la re­ del arte griego está en la base de
gión y el clima, así como por los la creación y evolución del arte ro­
supuestos particulares de la cultura mano—y con ello del arte eu­
de la Edad del Bronce del segun­ ropeo— , precisamente porque el
do milenio a. C. y los de la Edad griego descubre y representa, por
del Hierro del primero a. C. Pero primera vez, al hombre como un
en Grecia son la religión y el mito ser libre frente a dioses libres y
las que contribuyen de manera de­ humanizados.
cisiva, y durante casi un milenio, La religión griega, al contrario
a la formación y desarrollo del que en Oriente, no estaba dirigida
lenguaje formal artístico, imponien­ por una casta sacerdotal. Todo
do al arte no sólo ilos temas de hombre libre podía asumir el mi­
sus obras, sino incluso sus gran­ nisterio del sacerdocio; toda per­
des tareas. sona inspirada por las musas po­
Todo el que viaje por Grecia día cantar a los dioses y a sus
puede apreciar aún hoy la insos­ hazañas. Ciertamente había fami­
pechada plasticidad y riqueza ex­ lias privilegiadas, de las que pro­
presiva de la configuración de este cedían frecuentemente los sacer­
país. Todo el mundo conoce los dotes de los grandes santuarios;
vigorosos contornos que produce pero nunca tuvieron un poder tal
la luminosidad. Bajo tales condi­ que les permitiera regir la vida es­
cionamientos era casi natural que piritual.
la forma plástica claramente ar­ La libertad de los griegos co­
ticulada y firmemente perfilada rresponde a la libertad de la con­
fuera el elemento particular de cepción griega de la divinidad. Si
expresión del arte griego. El país, bien el Dios-Padre Zeus (Júpi­
de conformación variada y hetero­ ter) rige y gobierna los destinos
géneamente compuesto, con áspe­ del mundo, él mismo ha de some­
ras montañas, fértiles planicies, re­ terse a un último destino que está
cónditas bahías y mares que lo tras él: las Moiras (Parcas).
circundan por todas partes, se pres­ Junto a él reinan sus hermanos
taba a la división y dispersión de Posidón (Neptuno), al que perte­
la vida de las estirpes griegas en nece el mundo de los mares, y
esos estados aislados que eran pro­ Hades (Plutón), señor del mundo
piamente las ciudades-estados (po- de ultramar. Figuras autónomas y
leis). De ahí procede en gran par­ poderosas del Olimpo son Hera
te la riqueza de las manifestacio­ (Juno), hermana y esposa de Zeus,
nes de la vida griega y su excep­ y Afrodita (Venus), con su infantil
acompañante Eros (Amor), diosa europeos no e&taban representados
del amor y dios del deseo amoro­ originarimente mediante imágenes,
so, respectivamente. No menos po­ sino que eran adorados al aire li­
derosos son Apolo, el que alcanza bre, en bosques sagrados. El punto
largas distancias con su arco do­ central del culto era el altar, don­
rado, hijo de Leto (Latona), y su de tenían lugar los sacrificios. Los
hermana Artemis (Diana), repre­ griegos no adoptaron imágenes de
sentación de la virginidad y de la culto ni templos—que fueron siem­
caza. Hefestos (Vulcano) es el hi­ pre morada de la divinidad, o me­
jo, feo y encorvado, de Hera; es el jor, de la estatua de la divinidad
dios de la forja y de las armas, allí presente—hasta que, llegados
y el esposo legítimo de la bella a Grecia, entraron en contacto
diosa del amor. Otra diosa inde­ con la iconografía mediterránea.
pendiente y de gran poder es Ate­ En Olimpia, Zeus no tuvo tem­
na, la virgen, que brotó de la cabe­ plo ni imagen hasta el s. v a. C.
za de Zeus; gobierna todo el Ati­ En la época arcaica era adorado al
ca, protege la sabiduría y la cien­ aire libre, sin iconografía de culto
cia, la artesanía y toda labor. Ama propiamente, a pesar de los mu­
la lucha y el combate, al igual que chos exvotos que le representaban.
Ares (Marte), el sanguinario dios El templo griego es, como decimos,
de la guerra. Hermes, engendrado morada de la divinidad y no— co­
por Zeus y Maia, aparece como mo en la iglesia de éooca cristiana
dios del hogar y el comercio, y es (ekklesía es, en griego antiguo, la
el símbolo de la astucia; es men­ asamblea popular)—- lugar de
sajero de los dioses y el conduc­ reunión de la comunidad de fieles.
tor de las almas, aue acompaña a Todas estas figuras de la fami­
los difuntos ia la morada de Ha­ lia olímpica, a lacual se aña­
des. Dionisos es el señor del vino den aún otras muchas, como As-
y quebranta, con su cortejo de fre­ clepio (Esculapio), dios de la sa­
néticas ménades y sátiros, las le­ lud e hijo de Apolo, y Nike (Vic­
yes antiguas y los órdenes está­ toria), diosa del triunfo, estaban
ticos. Hestia (Vesta) es la diosa desde un principio fuertemente
del fuego y del hogar, que posibi­ impregnadas de individualidad y
lita la convivencia cívica y do­ aparecen como seres libres, inde­
méstica. pendientes y frecuentemente con
Según la concepción griega, es poder personal. A imitación de sus
la Madre Tierra (Gata, Ge; en la­ dioses, los griegos pudieron for­
tín, Tellus), la deidad más antigua, marse como hombres libres y con
que engendró, con Urano, el cielo, individualidad propia. Por eso es
a todos los dioses y hombres. falso considerar como característi­
Con el culto a la Madre-Tierra se ca peculiar de la cultura griega
funde más tarde el de Deméter la de ser un pueblo esclavizante.
(Ceres), que era adorada junto a Los artistas en general procedían,
su hija Kore principalmente en durante el pasado heroico del se­
Eleusis. Deméter es la protectora cundo milenio a. C., de Creta y
de la agricultura. Según el mito del Oriente y vendían su trabajo
griego, su hija Kore, raptada por a los príncipes; pero desde el pe­
Hades y desposada con él, per­ ríodo geométrico (del s. x a. C.
manece la tercera parte del año en hasta finales del s. v i i i a. C.), los
el mundo de ultratumba. mismos griegos practican la arte­
Los dioses de los pueblos indo­ sanía y las artes, y acceden a una
mejor posición social. En la época a partir de finales del s. x m a. C.,
clásica, el artista no es ya un cual­ quienes destruyen las fortalezas
quiera al que se mira con desprecio, de los soberanos micénicos y con­
sino que, además de ser un hom­ quistan el Peloponeso. La ciudade-
bre honrado y estimado, trata la V II A de Troya (la de Homero)
—piénsese en Fidias, por ejemplo— , cae hacia el fin del s. x m a. C.
con las grandes personalidades de A mediados del segundo mile­
su tiempo. Ya antes, sin embargo, nio a. C., Creta poseía la absoluta
en la época arcaica, el artista es hegemonía marítima en el Medi­
un hombre consciente de su pro­ terráneo (la llamada talasocracia
pia valía. Su obra aparece como cretense), como lo demuestra el
creación libre y cobra fama a tra­ hecho de que no se fortificaran las
vés de los tiempos. Mientras que edificaciones palaciegas. Un rey
en Oriente el único líbre, al fin como el legendario Minos desem­
y al cabo, era el rey-dios, la ciudad-' peña un gran papel en el mito
estado griega está formada por griego, y el que Atenas fuera tri­
muchos hombres libres, entre los butaria de .Creta queda probado
que, naturalmente, existen aún por la leyenda de Teseo y el Mino-
fuertes diferencias. La época cris­ tauro. El mito griego se remonta,
tiana aportaría después el mensaje pues, hasta esta época de la con­
de que todos los hombres son li­ quista del país, la de las grandes
bres; pero ila base para Ja doctrina revoluciones. Aproximadamente a
cristiana de la libertad del hombre partir del año 1100 a. C. aparecen
se halla en la antigüedad griega: armas ofensivas de hierro, que
sin los griegos, esta idea de liber­ cambian radicalmente el panora­
tad no sería un componente fun­ ma cultural. Probablemente se
damental de nuestra vida. deba en parte la triunfal invasión
de los dorios a estas nuevas ar­
EL ARTE DEL mas y a la mayor movilidad lo­
SEGUNDO M ILENIO grada por el empleo generalizado
del caballo con fines bélicos. El
Esta época está caracterizada por «animal sagrado» de la cultura
la cultura heládica media y re­ creto-minoica era, sobre todo, el
ciente (micénica) en la Grecia con­ toro, pero será desplazado en gran
tinental e insular, y por la cultura parte por el caballo durante el pe­
minoica media y reciente en Cre­ ríodo geométrico.
ta. Ambas pertenecen a la Eda'd Los minoicos ya conocían en el
del Bronce, pues utilizan dicho me­ s. xvi a. C. una escritura ideográ­
tal. En la Grecia continental se han fica (lineal A), aún no descifrada,
asentado ya los primeros inmigran­ que fue empleada principalmente
tes griegos, y al mezclarse con la para documentos palaciegos y re­
población egea originaria (peJasgos, gistros de archivo. A partir de ella
carios, leleges) surge una fase de se desarrolló desde el s. xv a. C. la
florecimiento, condicionada por la escritura lineal B, que ha sido re­
superior cultura minoica de Creta. conocida como la escritura griega
En el s. xv a. C. el esplendor del más antigua.
arte minoico queda truncado por Como principio conocido del
los griegos invasores (aqueos); y la arte en suelo griego puede adu­
cultura del continente sucumbe, en cirse un Idolo de la Cicladas, que
cambio, a la llegada de las es­ pertenece aún a la temprana Edad
tirpes dorias y greco-occidentales del Bronce dal tercer milenio
a. C. [2]. Con sorprendente plas­ en casas o en tumbas). Estos ído­
ticidad se han abstraído aquí las los de las Cicladas representan se­
formas femeninas del cuerpo: so­ guramente a la Gran-Diosa. Tam­
bre un cuello largo y cónico se bién se corresponde con ello su
apoya la cabeza caracterizada, úni­ denominación de diosa de la fe­
camente, por la nariz. Los senos cundidad, madre de todos los pro­
cesos de la naturaleza: el naci­
miento, el desarrollo y crecimiento,
la maduración. Además de estos
ídolos femeninos se conocen igual­
mente arpistas sedentes y flautis­
tas en pie.
Frente a la abstracción de la es­
cultura cicládica del tercer mi­
lenio y principios del segundo, la
Estatuilla de loza de Cnosos [3]
en Heracleion nos conduce a un
mundo diferente. Tenemos ante
nosotros la figura de una sacerdo­
tisa, polícroma y de suntuosa fac­
tura. La diosa lleva una gran falda
de volantes, de cintura entallada,
de la que pende un delantal, y está
sujetando serpientes con los brazos
alzados; un felino de presa se ha
asentado sobre la cabeza, adornada
con una especie de diadema; los
ojos, muy abiertos, miran intensa­
mente; y, según la indumentaria
[3] Estatuilla de loza de una sacerdo­
tisa (¿diosa?) del palacio de Cnosos, si­
de la época, los pechos quedan
glo x v i i a, C. H eracleion, M useo N acio­ descubiertos. La figura está con­
nal. T íp ica indumentaria minoica de las cebida con movimiento estático,
mujeres: falda de volantes que deja libre como muestran asimismo otros
el pecho. Com posición claramente articu­
lada, parte inferior cam paniforme, corpo­ ejemplos, y sólo por su tamaño
reidad refinada y naturalista de la parte queda forzada a tomar el aspecto
superior, separada de la inferior por el frontal. Todavía no se sabe con
característico ceñidor del talle.
seguridad si esta estatuilla repre­
senta a una reina, a una sacer­
están representados esquemática­ dotisa de apariencia divina, o in­
mente como prominencias esféri­ cluso a la divinidad misma: cons­
cas, los brazos se sitúan horizon­ tituye un claro ejemplo de cómo
talmente ante el cuerpo y la re­ en una obra de arte pueden con­
gión pubiana adquiere forma trian­ fluir la imagen y la divinidad en
gular. El lenguaje formal es de ella representada. Al mismo tiem­
una fría abstracción. En esta re­ po, en su estilo se manifiesta un
presentación aparece una postura refinado naturalismo. Por la com­
intermedia entre la posición en pie plicada vestimenta se ve claramen­
y la sedente: la figura no tiene te que nos encontramos ante un
superficie para el apoyo vertical arte cortesano, que alcanza en su
(casi siempre han sido halladas es­ culminación—de modo muy distin­
tas estatuillas femeninas tumbadas to al de la época clásica—una in­
disoluble fusión de la forma na­ tal del palacio de Cnosos más re­
tural y de la forma conscientemen­ ciente [4], Sus numerosísimas es­
te impuesta por el artista (estiliza­ tancias agrupadas en torno al patio
ción). De la importancia del ele­ central nos hacen comprender lo
mento femenino en el arte creten­ que sintieron los griegos cuando
se cabe deducir que, en el segundo más tarde denominaron laberintos
milenio, la sociedad estaba aún a estos palacios. La multitud de
condicionada por influyentes ras­ aposentos, encajados entre sí, hace
gos matriarcales. perder al visitante la visión de
El toro era el animal «sagrado» conjunto, sobre todo si piensa en
del arte minoico. En el círculo de los auténticos recintos y muros, y
la alta sociedad de la corte tenían no sólo en los restos conservados.
lugar juegos taurinos culturales re­ Afuera se encuentran los almace-
presentados en los Frescos del pa­
lacio de Cnosos. Sobre el lomo,
del toro, al que se representa
saltando, un danzante ritual lleva
a cabo una especie de salto mor­
tal. Una doncella sujeta el toro
por un cuerno, quizá para tomar
impulso igualmente sobre su lo­
mo. Si comparamos la estatuilla
que hemos estudiado más arriba
con este fresco, podremos observar
cómo la captación instantánea de
un movimiento—complejo, brioso
y agitado a un tiempo—muestra,
sin embargo, idéntica ingenuidad
y refinamiento: un ejemplo de
«estilo de época» tal como lo des­
cribíamos en las observaciones pre­
[4] Plano del palacio de Cnosos más
liminares, y, al mismo tiempo, una reciente, en el estado anterior a su des­
clara visión de cómo el arte cre­ trucción a finales del siglo xv a. C. D is­
tense trata siempre de lograr fas­ posición laberíntica en torno al patio
cinantes imágenes con la deten­ rectangular; curso quebrado del mura
exterior: al ser de varias plantas se
ción del movimiento o instantánea. acentúa el desconcierto en. la unión de
Obtiene así obras de arte que to­ los recintos; comunicación por escaleras
davía hoy admiramos y seguimos con claraboyas, habitaciones configuradas
como salas de pilares: 1, entrada; 2, es­
considerando realmente sorpren­ calera a la planta superior; 3, escalera al
dentes. El arte cretense no retro­ «subterráneo» de la parte oriental; 4, sa­
cede ante nada, porque aún no le lón; 5, alcoba de las reinas, y 6, patio.
han sido impuestas limitaciones
conscientes a la mano creadora: la nes y despensas. La sala del trono
escena se desarrolla inconsciente en y las habitaciones principales dan
el coloreado marco de piedra y su al patio mismo; en la parte orien­
centro se sitúa en el remolino del tal se encontraban probablemente
danzante que gira sobre el lomo las correspondientes a las muje­
del toro. Dentro de un total na­ res. Grandes escaleras salvan las
turalismo, se agranda la figura del diferencias de nivel, que eran con­
animal por encima de su escala. siderables; la parte oriental tenía,
El fresco procede del ala orien­ probablemente, dos plantas, y la
occidental tres. Había incluso cuar­ de Tirinto—cuyas estructuras nos
tos de baño y aseos con conduc­ llevan hasta, por lo menos, la úl­
ción de agua. Al noroeste se en­ tima época de la Edad de Piedra—
cuentra una gran escalinata para es la típica en los pueblos medi­
ceremonias de culto y en el interior terráneos; el palacio tiene hasta un
del palacio una pequeña «capilla» cuarto de baño. Pero en la res­
para la divinidad del palacio, la
diosa que sujeta serpientes. La
disposición del pdlacio de Tirin-
to [5] es muy diferente: una
gigantesca muralla de fortificación
protege de posibles ataques los
aposentos, que tienen una distri­
bución más clara y fácil de re­
conocer. Desde la entrada forti-
ficada, situada en el lado orien­
tal, se pasa 'por un corredor a
un primer patio rectangular don­
de un propileo (puerta de entrada)
da acceso a un segundo patio. De
nuevo a través de un propileo se
llega al patio propiamente dicho,
rodeado de columnas, en cuyo eje

tó] Puerta de los leones del palacio de


M icenas, hacia 1300 a. C. M onumentali­
dad en la disposición y formato de las
[5] Plano del palacio de Tirinto, en la
piedras. Primera escultura mayor sobre
edificación que tuvo lugar a finales del suelo europeo; dependiente en el tipo de
siglo x m a. C. Dependencia respecto de imágenes de modelos minoicos del arte
Creta en el contorno quebrado del pa­ menor (sellos), pero no un sim ple aumen­
lacio y las form as arquitectónicas, pero
to de ellos, sino dom inio autónomo
principio articulatorio nuevo, más sen­ del gran formato: soberana articulación
cillo, realizado por medio de una clara
m egalomorfa de los cuerpos de león.
sucesión creciente de pórticos y patios;
situación axial del megaron hacia el p a­
tio: 1, primera puerta; 2, segunda puer­
ta: 3, antepatio; 4, prim er propileo; 5, fricción de los elementos esencia­
primer patio interior; 6, segundo pro­ les y en da disposición del eje se
pileo ; 7, segundo patio interior, y 8, manifiesta claramente el carácter
megaron.
griego de la construcción. En Mi-
cenas y en Pilo, así como en otros
está el megaron, la casa de ilos palacios de época micénica, encon­
hombres, constituido por vestíbu­ tramos las mismas diferencias.
lo, antesala y sala del trono pro­ La magnífica puerta de los leo­
vista de un típico lugar para el nes de Micenas [6] señala, junto
fuego del hogar. Esta distribu­ a dos bastiones, la entrada al pa­
ción de las estancias del Palacio lacio. Los enormes muros están
formados por gigantescos bloques interpretarse, por consiguiente, así;
irregulares de piedra. Los griegos, la deidad, con el arquetípico par
siglos más tarde, les dieron el de animales, protege la puerta y,
nombre de muros ciclópeos porque con ello, todo el palacio. Este
creían que era el modo de cons­ relieve, de la segunda mitad del
trucción de 'los cíclopes, esos gi­ s. xiv a. C., es la primera escul-
gantes ancestrales de su mitolo­
gía. El bajorrelieve situado en­
cima del dintel de más de 20 to­
neladas de peso representa a dos
leones erguidos, que apoyan sus
zarpas anteriores sobre la base de
una columna. Sus cabezas eran de
distinto material y estaban dirigi­
das hacia la entrada. Esta pa­
reja de animales, compuesta he­
ráldicamente, flanquea una colum-

[8] Sello de oro de M icenas, hacia 1500


a. C. Atenas, Museo Nacional. Minoico
en el tema (culto divino) y en el estilo
(movimiento equilibrado de las figuras,
entalladura de las caderas).

tura monumental en piedra de


toda Europa y un producto real­
mente impresionante del estilo
megalítico continental.
Junto a estos poderosos palacios
se encuentran otras manifestacio­
nes artísticas igualmente impresio­
nantes, como las cámaras para los
muertos; las llamadas tumbas de
falsa cúpula. Se han encontrado
ya varias, en la misma Micenas
y en otros lugares del mundo mi­
cénico, entre las que sobresale,
de modo muy destacado, la que
[7] Estela funeraria en piedra caliza de H. Schliemann—su descubridor—
una tumba de fosa en anillo en Mi- llamó erróneamente Tesoro de
cenas, siglo xvi a. C . Atenas, Museo N a­
cional. Relieve plano; dependiente en Atreo. Pero más antiguas que di­
composición y estilo de imágenes minoi- chas tumbas de falsa cúpula o
cas e independiente de ellas en el mo­ tholoi son las tumbas de fosa, a
tivo de la lucha.
las que en la misma Micenas se
las rodeaba con un enorme ani­
na cretense típica, que se ensancha llo de piedra. Estas tumbas datan
de abajo hacia arriba y sustenta del s. xvi a. C., mientras que el
el entablamento; columna que es gran círculo de losas que las cir­
un símbolo cultual y está repre­ cunda pertenece al s. x m o xiv
sentando a la diosa de los anima­ a. C. Los reyes difuntos de tiem­
les. El sentido del relieve puede pos pasados eran honrados como
héroes por la posteridad y reci­ sentan aún retratos en el sentido
bían culto personal, como de­ que damos a esta palabra actual­
muestran los hallazgos arqueoló­ mente, pero cada máscara aparece
gicos. con rasgos claramente diferencia­
Sobre las tumbas había estelas dos: indudablemente se ha logra­
[7], que ensalzaban los hechos del do una caracterización que va más
muerto: las escenas muestran lu­ allá del tipo general del rostro hu­
chas de guerreros en carros béli­ mano. El artista debe haber sido
cos o a ipie y, además,— un motivo indígena y alcanzó, a través de la
típicamente micénico— luchas de observación minuciosa del modelo
animales. En torno a estas esce­ natural, una penetrante fuerza de
nas, en la orla, se han colocado estilización. En la máscara que
adornos en espiral que proceden reproducimos —la llamada máscara
directamente de modelos del arte de Agamenón— se advierten, cla­
cretense, mientras que en las es­ ramente, los rasgos fundamentales
telas funerarias (que coinciden en del arte griego: se detecta un mun­
su tipo con las egipcias, pero que do de «severa grandeza» y grandes
a diferencia de éstas están exen­ hazañas bajo ese dominio, perfecto
tas sobre la tumba) la ornamen­ ya, de la técnica del modelado. El
tación y las imágenes muestran silencio y la rigidez de la muerte
ser copias de motivos cretenses, cubren la máscara, que debe su
y los aditamentos funerarios se
componen en parte de piezas de la
misma procedencia. Así resulta cla­
ramente visible la dependencia de
la cultura continental respecto del
superior modelo minoico. Artesa­
nos y orfebres minoicos encontra­
ron seguramente trabajo y encar­
gos en las cortes de los reyes del
continente, pero tuvieron que so­
meterse en los temas al gusto de los
señores micénicos: así ahora sobre
las espadas suntuarias exquisita­
mente labradas de las tumbas de
fosa aparecen, en vez de escenas
de culto, competiciones, escenas de
caza- v representaciones de anima­
les. En cambio, lo§ sellos de oro [9] Máscara de oro de una tumba de
[8] de las cámaras mortuorias de fosa de Micenas, llamada de Agamenón,
la ciudad baja de Micenas son siglo xvi a. C. Atenas, Museo Nacional.
Clara composición del rostro, fase previa
auténticos trabajos minoicos. Junto para las posteriores efigies griegas; primer
a espirales, se representan escenas intento de retrato, pero fuerte ornanien-
talización (orejas).
de culto en torno a árboles sagra­
dos. También son únicas, como las
estelas funerarias de las tumbas presencia no ya al deseo de pro­
de fosa, las máscaras de oro [9], tección contra los «poderes malig­
encontradas sobre los cráneos de nos», sino al anhelo de conserva­
los reyes allí enterrados y que ción de la forma viva.
pertenecen igualmente a la segun­ Una extrema vinculación a la
da mitad del s. xvi a. C. No repre­ Naturaleza se muestra todavía en
la cerámica polícroma. Esto puede mito griego; sabemos, sin embar­
verse claramente en el ejemplo re­ go, que muchos mitos se remontan
producido aquí de la época del a los palacios micénicos de la Ar-
estilo de palacio [10] (s. xv a.C.), gólide (Tebas) y Esparta —como
que muestra ya una marcada firme­ el de Perseo, los Atridas, y los
za. Predominan aún los motivos ciclos de leyendas troyano y teba-
no— . Sólo en la segunda mitad
del s. Xvii ;: Homero da forma de­
finitiva, con la redacción de sus
poemas, al conjunto de hechos que
hasta entonces venían transmitién­
dose por tradición oral. Sabemos
hoy con certeza, sin embargo, que
estos hechos pertenecen a la «épo­
ca heroica» de Grecia: los ss. x m
y x i i a. C. Incluso una figura pu­
ramente griega en su concepción
como la diosa Atena deriva de la
deidad palatina micénica. Puesto
que el culto del Hogar se encuen­
tra en todas las salas del trono de
los palacios micénicos, no será de-

[10] Vaso de arcilla de Palaicastro, Cre­


ta oriental, hacia 1500 a. C. H eracleion,
Museo Nacional. Adorno con motivos ve­
getales que ayudan a subrayar las re­
dondeces del vaso.

florales y animales, y se pliegan


al ampuloso volumen de la jarra.
En la época micénica tardía del
s. x n a. C., por el contrario, el
volumen de los vasos se achata, y
el friso alineado de guerreros [11]
está sólo aplicado al cuerpo del
vaso. Y cabe observar, con absoluta
claridad, que el modelo fue una
pintura mural, fenómeno que vol­ [11] Crátera de finales del período mi-
cénico, siglo x i i a. C. Atenas, Museo N a­
veremos a ver, en repetidas oca­ cional. E l tema, desfile de los guerreros,
siones, en la pintura de vasos de es típicamente micénico. Clara articulación
la época clásica. Estos guerreros del vaso por medio del friso en la zona
más ancha; dibujo de firm e trazado.
con lanza y escudo, que parten ha­
cia el combate, pertenecen ya al
período posterior a la invasión de masiado aventurado suponer que el
los dorios. fuego del hogar estuviera bajo la
No podemos todavía valorar con protección de una diosa similar a
suficiente rigor y precisión la im­ Hestia. También han sido halladas
portancia que la época micénica en las construcciones micénicas se­
tuvo en el origen y desarrollo del ñales de culto a las divinidades
etónioas. Así, los rasgos básicos de meridionales de las Cicladas y las
la religión y el mito griegos se re­ Espóradas, y más allá hasta Caria y
montan hasta el protoperíodo he­ Panfilia en el Asia Menor sudoc­
roico del segundo milenio. cidental. Durante toda esta época
La evolución estilística a lo lar­ se realiza en Grecia el paso decisi­
go de dicho milenio se puede ca­ vo de la monarquía al gobierno de
racterizar resumidamente así: des­ la aristocracia libre, consciente ya
de una tendencia abstracta y geo- de sí misma. Sólo el Atica no fue
metrizante al principio del período, invadida por los dorios, según pa­
se pasa a un floreciente arte na­ rece; en cualquier caso, los ate­
turalista y lleno de vida a media­ nientes se consideraron siempre
dos del milenio, en el que Creta como autóctonos. Las grandes mi­
asume el papel principal. En la graciones en el período micénico
adopción de las formas cretenses tardío trajeron consigo la pobreza
por el arte del continente, se ma­ y el ocaso del comercio, antes tan
nifiesta siempre una tendencia al normal, con el próximo Oriente,
refuerzo de la línea y al endureci­ así como el aislamiento espiritual
miento de las formas, que se hace y artístico dol Egeo. Una nueva
más patente a finales del arte mi­ «prehistoria»—carente de arquitec­
cénico reciente y que facilita en tura, escultura y pintura mayores, y
cierta manera el desarrollo del es­ en principio también de ornamen­
tilo de la nueva época geométrica. tación suntuaria— pareció adueñar­
Las formas de los vasos cerámicos se de Grecia. Sin embargo, la or­
de la civilización micénica alcan­ namentación exclusivamente geomé­
zaron en el tiempo de su máximo trica de los utensilios y recipientes
esplendor, en el s. xiv y principios no debe interpretarse como recaída
del xm a. C., nada menos que un en la primitiva decoración de los
número de 68 tipos diferentes. A vasos. El arte geométrico constitu­
finales del s. xn a. C. quedaban ye más bien un nuevo comienzo
sólo 10 de esos 68 tipos, lo que sobre un terreno cultural anterior.
revela el hundimiento de aquella Atenas, con su importante antece­
cultura y 'la magnitud de la catás­ dente micénico, se convierte en el
trofe ocasionada por la ocupación centro de la creación artística de
del país por los dorios. toda Grecia: la experiencia en la
artesanía de la época micénica per­
LA EPOCA D EL vive en dicha ciudad sin interrup­
ESTILO GEOM ETRICO ción y enlaza con la sencillez, Ja
(s. x al s. v i i i a. C.) fuerza y el espíritu de una nueva
De esta época no nos han lle­ época.
gado datos precisos, igual que ocu­ Al final del período geométrico,
rre con las épocas precedentes. Por aproximadamente a partir de me­
los hallazgos de las excavaciones diados del s. v i i i a. C., comienza
arqueológicas y los informes an­ la gran colonización de los griegos
tiguos se puede deducir que como en direccióii al oeste, que cubre
consecuencia de la invasión dórica de ciudades y colonias la parte
de Grecia, los jonios aún habita­ meridional de Italia y Sicilia, Afri­
ban da costa occidental de Asia ca del Norte y la costa meridional
Menor en el segundo milenio a. C. de Francia y España. El centro es­
(la llamada «colonización jónica»). piritual de este movimiento es Del-
Los dorios atraviesan el Pelopone- fos, con su santuario dedicado a
so y llegan hasta Creta y las islas Apolo.
En esta misma época, en el si­ meandros [13] encontraron acogida
glo IX, se produce un hecho de en el arte ornamental posterior, la
trascendental importancia: la adop­ fuerza del arte geométrico en su
ción del silabario fenicio y su con­ sentido de exactitud, medida y rit­
siguiente adaptación, en Grecia, a mo continuará actuando en la evo­
un sistema alfabético cuyos signos lución general del arte griego. La
son llamados aún «-letras fenicias» fase geométrica constituye la pri­
por Heródoto (V, 58). Esta inven­ mera época autónoma en la historia
ción de los griegos fue la base no del arte griego, después del pe­
sólo de su propia literatura, sino, ríodo micénico durante el que su­
además, de nuestros alfabetos eu­ frió las profundas influencias ex­
ropeos, el latino especialmente. Po­ tranjerizantes del arte cretense.
demos decir que, directa o indi­ En ilos comienzos del nuevo es­
rectamente, todos los alfabetos de tilo aparece la fase del protogeo­
las lenguas de Europa, antiguas y métrico (s. x a. C.), que supone
modernas, proceden del griego. Ho­ una posición media entre la cerá­
mero transcribió, ya en este alfa­ mica geométrica temprana y la mi-
beto, sus inmortales poemas en cénica más tardía [12]. El motivo
la segunda mitad del s. v m a. C., ornamental central son los círculos
mientras que Hesiodo vive y escri­ o semicírculos concéntricos traza­
be a finales de dicho siglo y a dos con compás, que sustituyen
principios del vil a. C. • poco a poco a la espiral micénica;
A partir del s. vm a. C. tene­ para la elaboración de los vasos se
mos ya puntos de referencia más abandona la forma de vejiga de
firmes para .la fijación de fechas: pez de los vasos minoicos y micé-
las Olimpíadas, comenzadas en el nicos; la alternancia de propor­
776 a. C., que más tarde fueron ciones entre pie, vientre, hombro y
datos vigentes para la medida del cuello constituye ahora la norma
tiempo de los griegos. También creativa. En oposición al principio
son especialmente importantes para micénico de la voluminosidád se
la cronología general los años de obtiene en los recipientes una es­
fundación de las colonias griegas tructura corpórea y formas huma-
en Italia y Sicilia. El 753 ó 751 noides. La ornamentación se reali­
a. C. es la fecha oficial de la fun­ za según una estructura rígida. Di­
dación de Roma. bujos iguales o similares se aplican
El estilo geométrico, identificado a las mismas partes de los reci­
en 1870 por Alexander Conze en pientes, do que realza la armonía
lia decoración de utensilios y reci­ de la constitución del vaso.
pientes de los griegos postmicéni- Sólo en el período siguiente, con
cos, se diferencia radicalmente de al estilo geométrico temprano, apa­
todas las otras formas de decora­ recen en bandas o frisos superpues­
ción geométricas empleadas desde tos alrededor del vaso los orna­
la época neolítica. El principio for­ mentos lineales que caracterizan y
mal geométrico constituye la base dan nombre al período; el reper­
de este arte: la línea, el círculo torio de motivos geométricos inclu­
y el punto. De los elementos de la ye meandros, grecas, rombos, etc.
geometría surge un grandioso len­ La ornamentación es abstracta en
guaje artístico abstracto. Aun cuan­ sí misma, y no el resultado de la
do a través de su evolución se fue geometrización de formas natura­
abandonando dicho principio y sólo les, como la micénica tardía y en
pocos elementos aislados como los parte aún la protogeométrica. Y
todo el sistema decorativo es abs­ fondo negro. El fondo de arcilla
tracto, iporque, en principio, resul­ claro reaparece a principios del si­
ta aplicable a cualquier superficie glo v i i i a. C. con el fin de acoger
| 13]. Ya en el estilo geométrico
temprano se logra una tensión di­
námica entre la ornamentación y
el cuerpo del vaso.

[12] Anfora de estilo protogeom étrico,


siglo x a. C. Atenas, M useo del C erám i­
co. Las formas del vaso se consolidan;
en lugar del pintado a m ano, comienzo
del «dom inio de la regla y el compás».
Decoración abstracto-geométrica.

[13] Anfora de estilo geom étrico tem ­


prano, siglo ix a. C . Atenas, Museo N a­
cional. Surgim iento del meandro, el orna­
mento más importante del período geom é­
trico; la distribución es sobria y acen­
túa la ornam entación sobre el cuerpo
del vaso.

[14] Anfora ática de estricto estilo geo­


métrico, de principios del siglo v i i i a. C.
Munich, Museum für antike Kleinkunst.
Predominio de ornamentos geom étricos;
su utilización caracteriza la especial com­
posición del. vaso. Frisos figurativos su ­
bordinados al ornamento abstracto (aba­
jo derecha).

A diferencia de los vasos micé-


nicos y protogeométricos, siempre
con fondo de color del barro, los
vasos geométricos tempranos y los una mayor abundancia de ornamen­
geométricos estrictos (s. ix hasta tación e imágenes.
principios detl s. v i i i a. C.) son de Típica del estilo geométrico es-
trido de principios del s. V III a. C. raya por el menudo dibujo de re­
es el ánfora ática de Munich [14]. lleno entre los animales. Sobre los
El vaso está claramente articulado frisos de triángulos y de rombos
en su composición, desde el ligero se alza una primera banda de
encogimiento en el pie y a través meandros, que forma la zona ven­
del crecimiento del cuerpo, hasta tral deil vaso junto con una banda
el estrechamiento de la parte del ajedrezada ancha, un friso de rom­
hombro, donde se insertan las asas, bos y una segunda banda de mean­
y desde la separación detl cuello dros. La importante zona de inser­
hasta el vuelo del labio. Las asas, ción de las asas está determinada
semejantes a orejas, proporcionan por un friso de cabras monteses
ai ánfora un aspecto dorsal y otro tumbadas y con la cabeza vuelta
frontal. La decoración en frisos hacia atrás. El dibujo del cuello se
envolventes ofrece un intenso con­ compone de un gran meandro do­
traste respecto a la forma corpó­ ble. Bajo el labio se encuentra un
rea de es te. vaso. Sobre da sencilla friso de ciervos paciendo. Aunque
banda de ila zona del pie se des- las bandas de figuras resaltan por
la apariencia despejada del fondo,
ha sido creada una persuasiva uni­
dad entre la forma ornamental abs­
tracta y la figura animalística, la
cual, sin embargo, sólo podía ser
lograda por una simplificación ra­
dical de la forma natural. Obsér­
vese cómo en esta ánfora el ar­
tista domina ya con absoluta per­
fección la relación entre lo que es
pura imagen y los motivos orna­
mentales, entre la clara estructura
del vaso y el friso corrido, entre
la parte frontal y la dorsal.
La abundancia de figuras aglo­
meradas y la necesidad narrativa y
representativa rompen, finalmente,
las trabas de la abstracción geo­
métrica. A lo largo del s. vm ,
los grandes vasos, las ánforas y las
cráteras van perdiendo poco a poco
la decoración geométrica y dan
paso, por primera vez, a la repre­
sentación de imágenes con la fi­
[15] Crátera ática de incipiente estilo gura humana, dibujada simple y
geom étrico tardío, después de mediados
del siglo v i i i a. C. Atenas, Museo N a­ esquemáticamente. Estos vasos, que
cional. Desplazam iento de la ornamen­ se utilizan como monumentos fu­
tación por imágenes figurativas, que e s­ nerarios sobre las tumbas del ce­
tán en relación con la m isión del vaso
como monumento funerario sobre una menterio de Dipylón y poseen un
tumba. fondo p e r f o r a d o para ofrendas
mortuorias, representan habitual­
arrolla un friso de pájaros reduci­ mente temas referentes a los muer­
dos a un estricto plano de perfil. tos y las diversas solemnidades de
La repetición de sus formas se sub­ los enterramientos. La forma de
estos vasos aumenta hasta llegar a za de las figuras. Sólo los grandes
lo monumental (altura de hasta círculos situados encima de las asas
1,75 metros). Üna crátera, íntegra­ y ios meandros al borde los re-
mente conservada, posterior a la
primera mitad del s. vm a. C. [15],
muestra muy bien la abundancia
de imágenes. Sobre un pie alto,
adornado con aros sencillos y un
meandro, se eleva la enorme ánfo­
ra con sus envolventes frisos de
figuras. La parte inferior muestra
guerreros armados sobre carros de
combate tirados por dos caballos;
se representa la solemne procesión
de los compañeros de armas en
torno al túmulo de la tumba del
difunto. Separado por rayas, di fri­
so mayor desarrolla la conducción
dal cadáver y el coro de hombres
y mujeres lamentándose. La impor­
tancia de este friso queda resalta­
da por las dobles asas colocadas
a ambos lados. El muerto yace so­
bre el catafalco y es visto en al­
zado. A la cubierta situada sobre
él, adornada profusamente de aje­ [16] Estatuilla de m arfil del alto estilo
drezados, se la representa separada, geométrico del segundo cuarto del si­
aun cuando debiera cubrirle. El ca­ glo v m a. C. Atenas, M useo Nacional.
A pesar de ligeros combamientos, tiene es­
rro de caballos está bajo el lecho caso volumen plástico; firm e articula­
mortuorio. Le acompañará en su ción en horizontales y verticales.
último viaje, y para honra del
muerto será encerrado con él en la [17] Estatuilla ática en bronce. G ue­
tumba. rrero blandiendo una lanza, exvoto para
la A crópolis, finales del siglo v m a. C.
La aspiración a la daridad de­ Atenas, Museo N acional. E l armazón geo­
termina la composición geométrica métrico ha cedido paso a una configu­
ración más refinada, más armónica.
de las imágenes. Todas las figuras
y objetos se extienden de manera
abstracta sobre la superficie de tal cuerdan. La misma figura desplaza
modo que resulten inconfundibles. a los ornamentos de rdleno, que
La figura humana aparece como parecían entretejer a las imágenes
pura silueta, compuesta según di­ como en un tapiz.
versas perspectivas; la cabeza está A partir de esta crátera comien­
rigurosamente de perfil, el pecho za la evolución del estilo geomé­
siempre de frente y la parte baja trico tardío: el camino conduce por
del cuerpo de nuevo en perspectiva una parte al estilo trémulo, donde
lateral. En estas figuras se omiten se ha perdido por completo la exac­
los ojos, pero los pechos femeni­ titud del dibujo ornamental, y por
nos están indicados. Los dibujos otra a un estilo claro, donde las
geométricos, que eran antes ador­ figuras flotan sobre el fondo y don­
no principal del vaso, aparecen aho­ de aparecen ya motivos orientales,
ra empobrecidos frente a la rique­ como d león y el antílope. En el
arte geométrico tardío también en­ proceden de una tumba del cemen-
contramos unos primeros indicios •terio de Dipylón, en Atenas, re­
de representaciones míticas; pero presentan, inmejorablemente, la es­
aparte de unos pocos ejemplos se- cultura menor de los comienzos del
nrte geométrico [16]. Son figuras
de diosas desnudas, que llevan so-
' bre la cabeza la corona de los dio­
ses, el polos, adornada por un gran
meandro. Con su configuración pla­
na, casi tabular, la figura es de una
proporción admirablemente segura,
debida, probablemente, a la in­
fluencia del arte oriental. Es ca-
caraoterístico su contorno cerrado.
La postura es basculante, con las
[18] Planta de un templo en antas— in piernas muy dobladas. Los brazos
antis— ; entre las paredes prolongadas
{antas) de la celia hay dos columnas enmarcan estrechamente el tronco
que forman así un vestíbu lo {pronaos). triangular, y las palmas de las ma­
nos se adosan a la parte superior
[19] Planta de xm templo próstilo; ante de los muslos; las rodillas se man­
la celia en antas hay una fila de cuatro
columnas. tienen ligeramente dobladas. En la
cabeza, labrada con nitidez, apare­
[20] Planta del templo de H era en Sa- cen unos grandes ojos llenos de
mos; en tomo a la celia procedente de la expresividad. Queda perfectamente
primera mitad del siglo v iii a. C ., con
una fila medianera de apoyos, fue coloca­ clara así la composición geométrica
da, en la segunda mitad del siglo, una de la obra, y al contemplar estas fi­
galería circundante de apoyos de madera. guritas nos llama la atención su
firme estructura de elementos ver­
ticales y horizontales.
Posterior a estas figuras del se
gundo cuarto del s. v i i i a. C. es el
guerrero blandiendo una lanza [17]
procedente de la Acrópolis de Ate­
nas. Pertenece ya a la última fase
del arte geométrico. El guerrero
está completamente desnudo, salvo
su cabeza, que cubre un casco jó­
nico. La mano derecha, perforada,
que está levantada, llevaba origina­
riamente una lanza, hoy perdida. La
[21] Modelo de templo en arcilla. E x ­ figura, en enorme tensión, se halla
voto para el Heraion de Argos, finales reducida a lo esencial, esquematiza­
del siglo v i i i a . C. Forma básica del sen­
cillo templo próstilo con dos apoyos ante da; obsérvese la proporción sobre-
la celia que sustentan el techo plano de alargada de su cuerpo, en contra­
la antesala, mientras que el de la celia es posición a su pequeña cabeza, que
de frontón agudo (según G . Oikonomos).
brota enérgicamente, expresando vi­
gor y violencias primitivos. Tam­
guros, el arte geométrico represen­ bién aquí son los grandes ojos los
ta más bien situaciones típicas que que dominan el semblante. Estas
escenas mitológicas determinadas. energías vitales que quedan al des­
Unas estatuillas de marfil, que cubierto y no se someten a las es­
tructuras formales y geométricas, tos templos griegos. El interior está
van a acabar finalmente con el es­ dividido por una fila de pilares, por
tilo geométrico. Son la fuerza y la lo que el edificio resulta así más un
pujanza de la vida misma que se camino que conduce hacia la imagen
rebelan contra el sistema geometri- de <la divinidad que un templo pro­
zante y abstracto. En la época geo­ piamente dicho. Posteriormente se
métrica encontramos los primeros
edificios para el culto, aún eviden­
temente sin dimensiones monumen­
tales. Estos templos derivan en ge­
neral de las viviendas, de las sen­
cillas cabañas rectangulares (que
también pueden tener forma oval
o terminar en ábside) y del mega-
ron micénico alargado. Unos apo­
yos situados ante el recinto propia­
mente dicho, y a veces también
entre las paredes prolongadas, for­
man una antesala. Ambas formas
se conservarán a través de toda la
Antigüedad como templo itt an­
tis [18] y templo próstilo [19, 21].
Pero, según los resultados hasta
ahora obtenidos en las investiga­
ciones, también en la época geo­
métrica, a finales del s. v m a. C.,
se pusieron las bases del más no­
table tipo de templo griego, el
templo períptero. T o d o te m p lo
griego no es más que morada de
la divinidad y cobijo para la ima­ = 16
gen del culto (el culto siempre te­ [22] E l orden dórico: 1, sim a (ban­
nía 'lugar sobre el altar delante del da de aguas); 2, tím pano; 3, geison (cor­
templo). De esta manera, el añadir nisa); 4, con mútülos (placa de notas);
5, gotas, epistilo (entablamento); 6, con
el peristilo de columnas representa friso de metopas y triglifos; 7,. arquitra­
un elemento más en una construc­ be; 8, tenia; 9, regula; 10, gotas, capitel;
ción ya bastante sobrecargada en 11, ábaco; 12, equino; 13, columna (aca­
naladuras verticales con estrías); 14, cre-
rdlación con k magnitud de su pidom a (basamento del templo de tres
contenido. El peristilo no sólo dis­ gradas); 15, con estilóbato (grada supe­
tingue al templo de la arquitectura rior); 16, eucinteria (estrato superior de
cim entación), y 17, acrótera.
profana, sino que lie da un mismo
aspecto por todos sus lados, y de
este modo se consigue una forma abandonó esta columnata central,
escultórica. El centro de esta inno­ que concordaba con la situación
vación debió tener su lugar en la axial de la citada imagen, y fue
Grecia continental, pero el templo sustituida por una doble fila de co­
más antiguo de los conocidos se lumnas. La parte superior estaba
encuentra en Samos [20]. Este tie­ edificada con material perecedero;
ne ya dimensiones considerables: kdrillos de adobe, y unos discos de
una longitud de 30 m., es decir, piedra aislaban igualmente el píe
100 pies, la longitud clásica de tan­ de los trozos de árbol que eran
entonces las columnas. Asimismo, a las terminaciones de las vigas del
en madera estaban construidos el techo corresponden en el edificio
frontispicio y la cubierta. Todos es­ dórico los triglifos, y en el jónico
tos materiales, naturalmente, se dentellones; los mútulos, con sus
han perdido, y por ello apenas pue­ gotas, corresponden a tablas de ma­
de decirse nada sobre el aspecto dera con clavazón. Y de la misma
época data el desarrollo de los dos
órdenes [22, 23], el dórico y el
jónico, de los cuales el primero se
encuentra plenamente evolucionado
a finales del s. vil a. C. y ed se­
gundo a principios del s. vi a. C.
Ambos derivan de la construcción
. geométrica tardía en madera. Co­
lumna, muro y entablamento hori­
zontal, cuya forma se desarrollaba
primero en las edificaciones de tem­
plos, son los elementos básicos de
la arquitectura griega hasta el fin
de la Antigüedad. De ellos derivan
todos los demás grupos arquitec­
tónicos: salas, propileos (pórticos),
gimnasios, palestras y casas con pe­
ristilo. La evolución de estos tipos
corre, por tanto, paralela a la del
templo griego.
El estilo geométrico constituye
una consciente imposición de for­
mas por el hombre, no una imita­
ción de la Naturaleza. El arte geo­
[23] E l orden jónico: 1, sima; 2, gei- métrico es un arte eminentemente
son, epistilo; 3, con dentellones; 4, sima espirituad. precisamente porque las
jónica; 5, arquitrabe con tres fascios, ca­ condiciones para la ornamentación
pitel; 6, con abaco; 7, volutas; 8, equino;
9, columna (acanaladuras verticales con re­ se basan en la técnica y la artesa­
gletas); basa de columna; 10, con toro nía (apenas puede concebirse el
(m odillón); 11, troquilo (garganta hueca), surgimiento del m e a n d r o , entre
y 12, plinto (pie de la base).
otros adornos, sin una aportación
del arte textil). Sólo los griegos
del alzado; pero todavía en el s. II pudieron realizar la forma geomé­
J. C. quedaba en el templo de trica consciente con auténtica uni­
Hera, de Olimpia, una columna de versalidad. En los principios del
madera encima del opistodomos, arte griego, en el estilo geométri­
que Pausanias menciona a título co, hay un sentimiento intuitivo
de curiosidad. En los cien años si­ de la estructura geométrico-mate-
guientes se realizó el tránsito de la mática del Cosmos—el sentido de
técnica de construcción en madera la palabra griega Cosmos es triple:
a la de construcción en piedra. En * adorno, orden y mundo— . Para los
esta última aún pueden constatarse griegos, el mundo es orden, y el
elementos de la primera: columna arte geométrico, con su grandiosa
y capitel tienen formas torneadas; y extremada unilateralidad, hace
patentes, incluso en sus formas ar­ una simplificación en dicho comer­
tísticas puramente sensoriales, las cio por la acuñación de monedas
leyes del «ser»— que los griegos en Asia Menor (Lidia), innovación
concebían geométricamente— . que fue pronto adoptada en Grecia
Pero el mundo geométrico se (Egina). Las monedas griegas ga­
hunde debido a esta unilateralidad. rantizan el peso del metal noble y
Dado que las imágenes del mito con frecuencia son obras maestras
deben ser representadas como úni­ del arte.
cas e inconfundibles, la evolución Esparta afianza su posición, a tra­
conducirá del símbolo indicativo tí­ vés de largas guerras, con la do­
pico a la figura concreta. Y pues­ minación de Mesenia. A mediados
to que la fuerza tenaz de la vida del s. vil a. C., en Argos, bajo el
no se somete ya a dibujos simbó­ rey Fedón, alcanza su punto culmi­
licos, el mundo de las formas abs­ nante una federación peloponesia
tractas queda roto y el camino libre contra Esparta. Toda el Atica se
para el desarrollo del arte arcaico integra en un Estado unitario bajo
y del clásico. Seguramente no es la dirección de Atenas. En el trans­
casualidad el que el arte geométri­ curso del s. vil a. C. se introduce
co entre en su fase de desintegra­ en la técnica bélica la falange,
ción con el comienzo de la coloni­ constituida por hoplitas (soldados
zación griega: la riqueza de la rea­ de infantería pesada), y en el si­
lidad recién descubierta y el influjo glo vil a. C. gobiernan importantes
del Oriente, ávido de imágenes, tiranos que defienden aí pueblo
fuerzan a la rendición al estilo geo­ frente a la poderosa nobleza: por
métrico, que, sin embargo, ha si­ ejemplo, Cipselo y Periandro en
tuado ya la ley y el rigor como fun­ Corinto, Polícrates en Samos (de­
damento del arte griego para todas rrocado en el 522 a. C.) y Pisís-
las épocas subsiguientes. trato en Atenas (f 527). Tras libe­
rarse de la tiranía—en el 514 an­
EL PERIODO D EL tes de C. es asesinado uno de los
ESTILO ARCAICO hijos de Pisístrato, Hiparco, por
(desde finales s. vm Harmodio y Aristogitón; en el 520
hasta finales s. vil a. C.) antes de C. es desterrado el otro— ,
Clístenes da a los atenienses la pri­
En el transcurso de estas épo­ mera Constitución puramente de­
cas se desarrollan las ciudades-es­ mocrática, que se mantendrá hasta
tado griegas con mayor fuerza cada el final de la independencia y que
vez, debido principalmente a la in­ constituye el fundamento del bri­
fluencia de las capas sociales aris­ llante papel que va a desempeñar
tocráticas. La colonización griega Atenas desde el s. v a. C. en el
del Mediterráneo llega hasta Egip­ mundo antiguo. A finales del s. vu
to (Naucratis), Francia (Marsella) antes de C. actúan legisladores im­
y España. A partir del s. v m a. C. portantes: Dracón, y más tarde So­
comienza un activo comercio con el lón, en Atenas, y Licurgo en Es-
Oriente. Los comerciantes fenicios, pQrv , JJ.ay poetas que ya desta­
que poseen el monopolio comercial can camo individualidades: Arquí-
del Mediterráneo, sirven de inter­ loco de Paros, Alceo y Safo, cu­
mediarios en este nuevo comercio, yas obras muestras claramente el
hasta que los griegos inician su for­ despertar del «yo» lírico. Al mis­
midable expansión marítima. Desde mo tiempo florece la filosofía jo-
finales del s. vil a. C. se introduce nia de la Naturaleza.
E L E ST IL O ARCAICO I : el último cuarto del s. v m a. C.
LA FA SE «O RIEN TA LIZA N TE» irrumpe en las representaciones fi­
(desde finales s. vm gurativas del arte griego una vida
hasta 650 a. C. aprox.) vigorosa y salvaje, y, además, en
directa dependencia del arte orien­
La insuficiencia y unilateralidad tal, aparece una serie de mons­
del estilo geométrico en la repre­ truos, guardianes de las tumbas,
sentación y reproducción de la vida que la Antigüedad contempla con
sincero respeto o con verdadero
miedo: el frigo (león con alas y
pico de águila), la esfinge ('león
alado con cabeza de mujer, en el
arte griego), la gorgona (una re­
pugnante vieja con alas y colmi­
llos), etc. La intranquilidad y el ex­
presivo vigor de esta época, se afir­
man, una vez más, en las grandes
imágenes dell mito, que dominan
todo el s. vn a. C. Se logra así una <
nueva cimentación o fundamenta-
ción en la historia del arte griego,
cuyas características más sobresa­
lientes son la apertura a 'los estí­
mulos externos y a la monumen­
talidad. Como típica del nuevo es­
tilo podemos tomar un ánfora pro-
toática procedente de Eleusis [24]:
la enérgica vitalidad de la época
puede apreciarse ya en la tensión
de su forma. Pero las imágenes tie­
nen aún más fuerza. La escena del
cuello representa el momento en
que Ulises y sus compañeros cie­
gan el ojo del cíclope Polifemo,
después de haberle embriagado. El
[24] Anfora ática temprana de Eleusis, gigante de un solo ojo está a la
del segundo cuarto del siglo v n a. C. derecha, en cuclillas sobre el suelo,
E leu sis, Museo. D isolución del orden geo­
m étrico en grandes figuras, que cubren formando una masa enorme, y sos­
todo el vaso, y ornamentación vegetal de tiene en la diestra una copa de ex­
relleno. Dom inio sobre la naturaleza d e ­ traña forma. Ulises, pintado en co­
m oníaca conseguido mediante represen­
taciones m itológicas (sobre el cuello, ce­ lor blanco, dirige ágilmente la viga
guera de Polifemo; sobre el vientre, candente, que se introduce, por la
huida de Perseo ante las Gorgonas) y fuerza aunada de los otros hom­
grupos de animales en lucha.
bres, en el ojo del cíclope. Sobre el
fondo sólo hay algunos ornamen­
real y, a un tiempo, el contacto, tos de relleno, que contribuyen a
cada vez más acentuado, con el resaltar aún más el tamaño y el vi­
Oriente—cuyo arte, al contrario gor de las figuras, las cuales, a pe­
que el que se cultivaba en Grecia, sar de ila importancia de sus masas,
era enormemente figurativo—aca­ tienen las extremidades sorprenden­
baron con el estilo geométrico. En temente pequeñas, sobre todo los
brazos, con lo que se subraya aún mejando puntos amenazadores, se
más la captación intensa y enérgi­ encuentran en los ángulos externos.
ca del suceso. Un magnífico grupo
de animales en lucha, león contra EL E ST ILO ARCAICO II:
jabalí, adorna los hombros del re­ LA FA SE «D ED Á LIC A »
cipiente. El gran friso, en el vien­ (650-620 a. C. aprox.)
tre del vaso, muestra una escena
no menos importante: la decapita- En sustitución de la impetuosa
fuerza que se muestra en las esce­
nas del ánfora tretoática, de alrede­
dor del 670 a. C., en la segunda
mitad del s. vn a. C. aparece en
las figuras un nuevo orden, rígido

[25] K ylix, de la escuela de Rodas,


llamado de Euforbo, de la segunda mitad
del siglo v il a. C. Londres, M useo B ritá­
nico. Produce el efecto de un tapiz por
el entretejido de la escena de la lucha
con una ornamentación vegetal muy pro­
fusa.

ción de Medusa por Perseo. No


está representado el acto mismo,
sino etl que le sigue: las dos Gor-
gonas persiguen al héroe, pero la
diosa Atena enfrenta a los dento­
nes y- protege la fuga de aquél, de
quien sólo se conserva la parte baja
del cuerpo. Las cabezas de las Gor-
gonas, cuya apresurada carrera vie­
ne indicada por el avance de una [26] Vaso (olpe), estilo corintio tardío.
pierna que sobresale desnuda bajo Llam ado vaso chigi, del tercer cuarto del
la túnica, tienen una peculiar con­ siglo vil a. C. Roma, Villa G iu lia. E sti­
lo miniaturista-corintio, claro dibujo de
figuración totalmente i n h u m a n a . las figuras, sobria distribución de la or­
En realidad, están representadas namentación; la estructura viene dada pox
como troncos de grifos, donde en el orden de los frisos.
lugar de las cabezas de éstos se
yerguen hacia afuera cabezas de y acumulativo, que alcanza su más
serpientes. El hocico es concebido clara expresión en la pintura corin­
como una banda ancha, ocupada tia. Mientras que el este griego que­
por colmillos enormes; los ojos, se­ da más fuertemente sometido a las
influencias orientales y diluye las fi­ Esta nueva revigorización del len­
guras en la abundante ornamenta­ guaje formal de mediados y segun­
ción de relleno a modo de un ta­ da mitad del s. vn a. C. se deno­
piz, tal y como se ve en el kylix de mina, desde hace tiempo, estilo de­
Euforbo [25]—el plato de la es­ dálico en virtud del mítico escultor
cuela de Rodas muestra la lucha Dédalo. Especialmente en Creta, el
entre Menelao y Héctor sobre Eu­ estilo dedálico encontró su más
forbo muerto— , la pintura corintia pura encarnación en la escultura.
alcanza en el vaso Chigi [26] una De un pequeño templo «in antis»
claridad y exactitud inesperadas, lo­ en Prinias procede el ornato monu­
grando articular con máxima preci­ mental de un dintel de puerta pro­
sión las masas de las figuras huma­ visto de relieves [27]. Sobre un
nas. Es una pintura como miniada, friso de panteras se han entroni­
que representa detalladamente el zado en ¿os postes laterales dos
choque de dos falanges bajo el efec­ diosas que dominan la entrada a
to incitante de la música de flauta. la celia del templo. La composi­
Sobre el vaso, de sólo 26 cm. de ción, de tipo puramente acumula­
altura, se despliega una gran varie­ tivo, aparece con especial claridad
dad de escenas: el juicio de Paris, en estas diosas sentadas, con sus
una cacería de leones, otra de lie­ piernas y sus cuerpos verticales y
bres con cazadores y perros y una los muslos horizontales. El rostro,
comitiva de jinetes y carros. En la de gran expresión, está presidido
superficie de tan pequeño vaso la por unos ojos muy abiertos.
abundancia de imágenes está es­ El mismo lenguaje formal dedá­
tructurada con la mayor precisión lico determina también el estilo de
y exactitud, y cada figura constitu­ la D am a de A u x e r r e , del Lou-
ye una pequeña parte del mundo vre [28], y un efebo en bronce de
que se nos relata, y por ello la mul­ Delfos [29]. La figura de Auxerre,
titud de figuras no enturbia la cla­ de muy acusada frontalidad, repre­
ridad del cuadro. Los temas pro­ senta probablemente a una diosa.
ceden de la leyenda mitológica, la Lleva un vestido adornado por
guerra y la vida cinegética. meandros y ceñido con u q cinturón

[27] Dos diosas sedentes del dintel del pórtico de un templo en Prinias (Creta),
de mediados del siglo v n a. C ., en piedra caliza. H eracleion, M useo Nacional. E s­
tilo dedálico; existe un nuevo refuerzo de la estructura figurativa en horizontales y
verticales; su tamaño es la mitad del natural.
a las caderas; y, sobre los hombros, en un peplo tirante y rígido, como
un manto. La mano derecha, de un pilar, un vigor típicamente grie­
gran tamaño, se posa con peculiar go se trasluce en sus penetrantes
ademán sobre los pechos, mientras ojos y en su ancha boca, llena de
que la izquierda está estrechamente jovialidad y de alegría de vivir.
pegada al muslo. El semblante, de La imagen de la figura dedálica
del efebo se conserva en la magní­
fica estatuilla de Delfos, realizada
después de mediados del s. vil an­
tes Cristo, igual que la Dama de
Auxerre. Orgulloso y libre en su
desnudez, portando únicamente una
mitra (cinturón), el joven se pre­
senta ante su dios— si es que no
representa él mismo a Apolo— .
Esta desnudez de las figuras de los
efebos, .patente desde el período

[28] E statuilla femenina, de tamaño m i­


tad del natural, de Auxerre (Francia),
probablemente hallada en C reta, conocida
como la Dam a de Auxerre, en piedra ca­
liza, de poco después de mediados del si­
glo vn a. C. P arís, Louvre. La expre­
sión más pura del estilo dedálico: estricta
frontalidad, clara articulación de la figura
en la parte inferior en forma de colum ­
na o pilar y cuerpo superior diferenciado.
Ninguna disolución de las superficies en
los píiegues del ropaje; só lo aparece el
rayado de la ornamentación. E s típica la
forma triangular del rostro.
[30] Zeus y H era, grupo en madera de
[29] E statuilla en bronce de un efebo, un mueble del templo de Hera en Sa-
apenas posterior a la mitad del siglo vn mos, destruido. Variante jónico-oriental
a. C. D elfos, Museo. E stilo dedálico en del estilo dedálico del tercer cuarto del
la composición de la figura y la cabeza. siglo vil a. C. Tiene características
Precursora de los kuroi en la postura de orientales en el tipo de representación
los brazos y la colocación de las piernas. (boda sacra), y griegas en la fresca in ­
genuidad de la configuración y en la vivaz
firme expresión, queda enmarcado expresión de los rostros.
por el cabello, el cual se riza so­
bre la frente y baja hasta el pecho geométrico, es característica de Ja
en cuatro trenzas fuertemente anu­ actitud religiosa de los griegos: el
dadas a cada lado. Aun cuando el Oriente nunca osó representar des­
cuerpo de la mujer está enfundado nudo al dios o al oferente, ni tam­
poco conoció las figuras exentas y un Grupo en madera, de Samos,
sin apoyos, realizadas en mármol hoy en ruinas, que pertenece aún
o bronce. Las manos están cerradas seguramente al tercer cuarto del si­
a la altura del falo, junto a los glo vil a. C. Representa los espon­
muslos: son la expresión de la fuer­ sales sagrados de Zeus y Hera.
za concentrada del joven de sereno Zeus, configurado juvenilmente y
estatismo. El rostro, esculpido en
forma triangular, parece mirar con
audacia y respirar ligeramente. En­
marcan el semblante los largos ca­
bellos colgantes de componente ho­
rizontal. El efebo de Delfos es el
anuncio del gran género de los ku-
roi, que constituyen la forma carac­
terística del arte arcaico y se colo­
can sobre las tumbas y en recintos
sagrados.

[32] Cabeza, de tamaño mayor que el


natural, de un kuros del D ipylón (pór­
tico de la muralla ateniense). Forma par­
te de una estatua funeraria en mármol
de finales del siglo v il • a. C. Atenas,
Museo N acional. Transparencia de la for­
ma cúbica básica, pero configuración e s­
férica de las superficies: agregado ad iti­
vo-ornamental de cada una de las par­
tes (ojos, orejas).

con jubón corto, sujeta con la mano


derecha el pecho de Hera y reposa
[3 1 ] H eracles y N eso, escena del cue­ su izquierda sobre el hombro. Un
llo de un ánfora ática del pintor de Neso aguila enorme, reducida a puro es­
de finales del siglo v il a. C. A fe-
nas, M useo Nacional. Comienzo del estilo
quema, ciñe las cabez'as de las figu­
de vasos de figuras negras (silueta por ras frontales. El relieve es afín al
incisión del estilete); reducción de la tipo oriental de una pareja de dio­
ornamentación de relleno.
ses, pero revela un sentido total de
la armonía griega. El grupo se en­
En la Grecia oriental perviven contraba seguramente en la kline
con mayor fuerza las formas maci­ de Hera para la boda sagrada. Aquí
zas de los modelos orientales; repro­ está 'plenamente acuñado el estilo
ducimos aquí como ejemplo [30] dedálico.
EL E ST ILO ARCAICO III: ficencia de aquella época. Por el
F A S E S ARCAICAS lugar del hallazgo se ve claramente
temprana, alta y tardía que la cabeza pertenecía a una es­
(finales s. vn tatua colocada sobre la tumba de
hasta 500 a. C.) un joven de la aristocracia atenien­
se. Esta estatua tiene por finalidad
Las formas de la época dedálica
-^-consolidadas de forma monumen­
tal en el s. vn a. C.—sufren cam­
bios e s t r u c t u r a l e s a finales del
mismo. La pintura de vasos de es­
tilo protoático ateniense, luminosa
y polícroma, se transforma en una
pintura de figuras negras. La silue­
ta de éstas es homogéneamente ne­
gra y la delimitación del dibujo se
obtiene por hendiduras y, de vez en
cuando, por la aplicación de color
rojo. Un ánfora del pintor de Neso,
llamado así por la representación
que aparece en el cuello de este
vaso, es la que mejor puede mos­
trarlo [31]: Heracles, que ha al­
canzado al centauro Neso, apoya
con una tremenda zancada su pie
en la cruz de éste y le tira de la
coleta hacia atrás, para dar muer­
te con la espada desenvainada al
monstruo, mezcla de caballo y de
hombre. El centauro alza los brazos
en actitud de imploración; pero
Heracles, que aun no lleva piel de
león y maza, como más tarde lle­
varía, matará al centauro, quien ha­ [33] Kuros en mármol de tamaño m a­
bía querido violar a su mujer Daya- yor que el natural, exvoto para el san­
nira. Cada figura tiene su nombre tuario de Posidón en Sunion, hacia el
escrito en el alfabeto ático local, 600 a. C. Atenas, M useo N acional. El
principio puramente acumulativo deter­
anterior al jonio, que más tarde se mina la composición del cuerpo. Se
generalizará por toda Grecia (Ne­ acentúan las ¡hendiduras, especialmente
tos en vez de Nessos; en transcrip­ las de las articulaciones, debido a la
concepción ornamental imperante.
ción española, Neso). Estas letras, [34] Estatua en mármol de C leobis,
junto á los adornos de relleno, obra del escultor argivo Polimedes, ex­
cumplen la función de enriquecer hacia voto para el santuario de Apolo de Delfos,
el 600 a. C. D elfos, Museo. La
el fondo del cuadro. vitalidad rebosante caracteriza el ideal
Del último cuarto del s. vn an­ dórico del cuerpo. Están concebidas las
tes de C. se conservan obras im­ extremidades como sede de la energía.
portantes de la escultura ática ma­
yor. De la puerta del Dipylón del evocar en el futuro, sobre la tum­
Cerámico procede la Cabeza de un ba del joven muerto, la imagen de
kurros [32], en la que ha quedado la plenitud existencial de la vida.
plasmada toda la fuerza y la magni­ El noble mármol procede de Naxos
o de Paros, islas de máxima impor- igual que el cabello, dividido en
tancia para el desarrollo de la es- muchos pequeños nudos uniformes,
cultura griega mayor, por sus ricas Sobre la frente hay una banda fir-
canteras. La composición de la ca- memente anudada en la parte pos-
beza está realizada mediante for- terior de la cabeza,
mas esféricas. Los globos oculares, Algo más reciente que la cabeza
------------------------ -del kuros del Dipilón es el kuros
de casi 3 m. de altura del santua--
rio de Posidón, en el cabo Su-
nion [33]. Esta imagen de efebo,
estática y exenta, se yergue con po­
derosa monumentalidad; la pierna
izquierda se adelanta figurando un
paso, y las manos se cierran junto
a los muslos. La rigidez frontal
anula el leve giro hacia la derecha
de la gigantesca figura, efecto pro­
ducido por su colocación sobre una
recta inclinada respecto al borde
anterior de la base. Aún son acu­
mulativos los elementos constituti­
vos del cuerpo: las articulaciones,
el ángulo epigástrico, los tabiques
fibrosos del abdomen, etc., se so­
meten a la ley ornamental; la re­
presentación de la rodilla se resuel­
ve también acudiendo a la fórmula
convencional del trapecio invertido.
[35-36] Planta y estado actual del tem ­ Pero una vida pletórica se mani­
plo de H era en O lim pia, de finales del fiesta en los poderosos músculos
siglo v n a. C . Primer templo en piedra pectorales, los muslos, las pantorra
cuyo peristilo se conserva. Los cimientos
de dos gradas, como base del tem plo, es­
lias y la musculatura del brazo.
tán construidos de piedra calcárea y tam ­ Domina de nuevo la cabeza sobre
bién el zócalo de los muros de la celia el resto del cuerpo. Los ojos son
y las columnas, que sustituyen a las de
madera originarias. Articulación sim étri­
los que destacan en ella por su ta­
ca de la celia en: 1, pronaos; 2, naos, maño, y -se distinguen como sede
y 3, epistodomos. E l peristilo hace, del de la vida espiritual. Sobre la fren­
edificio un cuerpo plástico om nilateral.
te cae el pelo, cuyo perfecto mode­
lado está sujeto por bandas. Pese
ligeramente 'prominentes bajo unas a toda la monumentalidad y fuerza
cejas de amplia curvatura, son de­ de esta figura, cada forma aislada
terminantes en la expresión del ros­ está concebida aún como pura for­
tro, largo y oval. Unos párpados ma ornamental. Con un propósito
pesados, pero descarnados, rodean de ingenua e n u m e r a c i ó n , cada
el globo del ojo, extendido longitu­ miembro es representado para sí y
dinalmente. La armazón ósea de la se expresa puramente a sí mismo.
cabeza sólo se puede intuir, pues El objeto de la representación no
está encubierta por la redondez es la función conjunta de los miem­
en que ésta queda envuelta. Las bros, sino su alineación y ordena­
orejas están formadas aún como ción acumulativas, que proporcio­
miembros puramente ornamentales, nan igual rango a todos ellos. Este
intento de plasmar la plenitud vital época, según la cual es mejor ser
por medio de tal ordenación en lo un jornalero en la tierra que un
que originariamente era un bloque soberano en el reino de las tinie-
de piedra constituye el gran em- blas ( Odisea, 11.488 ss). Es tam-
peño del arte arcaico. bién propio de la actitud arcaica el
Junto al arte cicládico, el ático que Cleobis y Bitón no sean repre-
y el cretense, la región del Pelopo-
neso es la que contribuye decisiva­
mente al desarrollo plástico de la
figura humana en los griegos anti
guos. Frente a las esculturas áticas
y las jonias, en las que tiene más
peso la representación anímica, el
Peloponeso, y especialmente la Ar-
gólide, intenta resaltar el poder y
la fuerza del cuerpo. Los dos her­
manos Cleobis y Bitón, esculpidos
por el artista Polimedes, oriundo de
Argos, hacia el 600 a. C., parecen
gigantes a n c e s t r a l e s frente a los
Kuroi áticos [34], El enérgico im­
pulso primario de crecimiento rom- _
y ■ i-i 1 i [37] Fronton en piedra caliza del tem­
pe en cierta medida con las trabas p j0 ¿g Artemis en Corfú, hacia el600
de las figuras ornamentales, da una a. C. Figuras aún no exentas, sino li-
mavor vida a los miembros del gatjas, comT° bajorrelieve a la pared del
__ __ __i •__ i fronton. Integración de las figuras en
cuerpo y se trasluce en los OJOS de [a superficie; los cuerpos se representan
poderosa mirada y en la boca am- según su apariencia inmediata (la parte
pliamente abierta. Esta representa- superior del cuerpo aparece de frente).
ción de los dos jóvenes hace alu- £ la const™ ° n acumulativa de las
t r j figuras corresponde el mundo de ímage-
Sion a la ofrenda sagrada de SU nes puramente enumerativo, no subordi-
madre, sacerdotisa de Hera en Ar- .nado aún a un tema,
gos. Cuando -tuvo que ir para el
sacrificio al templo de Hera, de Ar- sentados como jóvenes dulcemente
gos, faltaban animales de tiro, y dormidos, sino como henchidos de
Cleobis y Bitón se engancharon al fuerza y rebosantes de vida, con­
carro y tiraron de él durante todo memorando en pie su hazaña y su
el camino, de más de 15 km. de muerte.
recorrido. Llegados al santuario, la De esta misma época de la escul-
madre da gracias por la hazaña de tura mayor, que también produjo
los hijos e implora a la divinidad imágenes de culto de tamaño natu-
un regalo para ambos. La diosa no ral iy mayores aún, son los primeros
sabe proporcionarles nada mejor templos monumentales sólidamente
que una muerte suave y rápida, erigidos en piedra. Uno de los me­
que no permite a los hermanos vol- jor conservados es el templo de
ver a despertar del sueño en el san- Hera en Olimpia [35, 36], de fina-
tuario. Que fuera mejor no nacer, les del s. ’vn a. C. El orden dórico
o bien, habiendo nacido, morir está aquí plenamente desarrollado:
pronto, era una de las antiguas la edificación, alargada y de forza-
ideas de los griegos (Sófocles, Edi- das proporciones, es en gran parte
po en Colono, 1.124 ss.); y aún de piedra (cimientos, zócalo del
había otra muy característica de la muro y de la celia). Dos esberech
batos (escalones inferior y medio), antesala (pronaos) se añade una
a los que más adelante se les añadi­ sala posterior análoga (opistodo-
rá un estilóbato (escalón superior) mos), la cual—innecesaria para el
forman el pedestal que la eleva, culto—sirve únicamente al equili­
por encima de su entorno, como un brio del interior; esta configura­
todo cerrado. Las recias columnas ción es propia, a partir de entonces,
,de todo templo puramente dórico.
La cubierta de la celia está sus­
tentada por dos filas de columnas
colocadas entre dos salientes, del
muro, versión peloponésica particu­
lar de la celia de tres naves. El
entablamento y el tejado son aún
de madera. El tejado a dos aguas,
cubierto con tejas, forma, en con­
tradicción sólo aparente con la con­
cepción plenamente p l á s t i c a del
edificio, dos frontones coronados
por una acrótera de forma laminar.
Si bien el templo de Hera no tiene
más elemento monumental que el
que se acaba de señalar, el colosal
[38] Crátera de volutas del pintor Cli- templo de Artemis en Corfú [37]
tias y del ceram ista Ergótim os, llamada posee, en cambio, no sólo dos fron­
vaso Fran^ois, entre 570 y 560 a. C. Flo­
rencia, Museo Arqueológico. Despliegue tones esculpidos, sino también me-
de la riqueza de imágenes en frisos que topas con bajorrelieves. Este ya
resaltan la configuración del vaso. Com­ está totalmente construido en pie­
posición lineal y centralizadora, con es-
calonamiento de figuras; dibujo minucioso, dra. En el frontón del templo de
preciso; formación de un estilo m iniatu­ Corfú, una Gorgona corriendo ocu­
rista ático. pa el sitio central. Está represen­
tada como dueña de los dos ani­
con capiteles, originariamente de males tendidos a ambos lados: sus
madera, serán sustituidas paulati­ hijos Crisaor y Pegaso, el caballo
namente a partir del s. vi a. C. por alado. Medusa, al contrario que en
columnas de piedra, cada una de el ánfora protoática procedente de
las cuales representa el estilo de Eíeusis [24], está representada co­
su época (claramente discernible en mo reina demoníaca de la vida y del
los capiteles); pero en el s. n des­ mundo de ultratumba. Las escenas
pués de C. aún existía una colum­ mitológicas, que más tarde abarca­
na de madera. Las columnas arcai­ rán la parte principal del frontón,
cas son muy abombadas ( éntasis) quedan relegadas aún a los ángu­
y el equino de los capiteles com­ los. Los mitos de dioses y de hom­
primido como una almohadilla, para bres han sido colocados aquí con
expresar plásticamente también la iguales derechos, a un mismo nivel.
sustentación de las cargas; las co­ El frontón de Corfú todavía está
lumnas más recientes muestran una configurado s e g ú n la concepción
creciente rigidez, y el equipo tiende acumulativa de imágenes de la épo­
a la verticalidad y se hace menos ca arcaica primitiva. Tras la enor­
abombado. Al equilibrio armónico me Gorgona se esconde quizás Ai-
del peristilo responde ahora tam­ temis, a quien se dedicó el templo.
bién la celia: al propio naos con La abundancia de figuras en la
época arcaica—ávida de lo narrati­ la lucha frente a ellos, e incluso
vo__ipuede admirarse en la pintura llegar a vencerlos.
ática de vasos de alrededor del En el gran friso del hombro, en
570-60 a. C.; es muy representa­ la procesión de las bodas de Peleo
tiva de este estilo la gran cráte­ y Tetis, está representada la alianza
ra de Florencia, el vaso Frangois, de los dioses y seres divinos con
transmitida como obra conjunta del los mortales. Todos los inmortales
pintor Clitias y del ceramista Ergó- acuden con ^regalos para el mortal
timos [38]. Dicha crátera (gr. do­ Peleo y le desean felicidad en su
rio Krater, «crátera o mezcladora»), boda con la diosa Tetis. Peleo les
llamada de volutas por la forma recibe sin intimidarse y les da mo­
de sus asas, servía, como las demás, rada en su palacio. Aquí, la proxi­
para mezclar, en determinadas pro­ midad de los dioses no acarrea la
porciones, el agua con el vino. Sus muerte, como es frecuente, sino que
cinco bandas en friso despliegan hace surgir de la unión entre Peleo
todo un mundo de imágenes. En y Tetis al héroe Aquiles, cuya lu­
el friso del borde está representada minosa figura se ha convertido en
la llegada del barco de Teseo a Dé­ símbolo de la cultura griega. En la
los después de liberar, tras la muer­ parte posterior de la crátera está
te del Minotauro, a los jóvenes y representado, junto a la caza del
las doncellas de Creta. En honor jabalí de Calidonia. el ataque de
de Apolo tiene lugar una danza ri­ Aquiles a Troilo y la carrera de ca­
tual—que los atenienses repetirán ballos en honor del difunto Patro-
cada cuatro años en conmemoración clo en presencia de Aquiles; y en
del mítico acontecimiento— . los cuadros de ambas asas a Ayan-
El friso del cuello muestra la te retirando de la batalla el cadáver
lucha de los griegos, dirigidos por de Aquiles. De este modo, la boda
Teseo y Piritoo, contra Jos centau­ de Tetis y Peleo no se encuentra
ros, que emplean como armas tron­ en conexión directa con las hazañas
cos de árbol y bloques de roca. El y la muerte de este último, sino se­
invulnerable Ceneo es aplastado en parada por muchas escenas inter­
el suelo con las rocas. La lucha de medias.
los centauros con héroes griegos se A pesar de la variedad cas'i in­
viene representando desde el perío­ conmensurable de los frisos de imá­
do geométrico tardío y gana crecien­ genes, su estilo es de increíble pre­
te importancia en el arcaico, para cisión: aun cuando las figuras es­
alcanzar su cima en la época clásica tán más concentradas, cada una apa­
en el grandioso frontón occidental rece configurada con la mayor exac­
del templo de Zeus en Olimpia y titud. Junto al dibujo rayado de las
en las magníficas metopas meridio­ figuras de silueta negra se emplea
nales del Partenón. El medir las el blanco como color del cuerpo
fuerzas con los monstruos humanoi- femenino, y para los vestidos, el
des de los tiempos arcaicos atrajo blanco y el rojo. Cada figura está
fuertemente la atención artística de contorneada claramente y p l e n a ­
los griegos. Estas escenas son una mente desarrollada, tanto como par­
clara muestra del optimismo del te del conjunto como en sí misma.
griego, porque expresan, en último Gracias al escalonamiento y las su­
término, que el hombre puede sen­ perposiciones se crea una ingenua
tirse en el mundo como en casa, espacialidad, que posee, precisamen­
aun a pesar de estos monstruos, te por su tratamiento falto de pers­
puesto que es capaz de resistir en pectiva, una sorprendente frescura
y una plenitud total. Por medio de do no el más importante— , el friso
esta ornamentación figurativa, un se densifica de imágenes nediante
objeto unitario se convierte en una un cuadro único de grandes figuras.
obra que se podría contemplar du­ Sobre el ánfora ventral, hoy en el
rante días sin cansancio, buscando Museo del Vaticano, pintó Exe­
el sentido de sus historias y re­ quias, en el cuadro principal, nada
latos. menos que a lo s d o s h é r o e s ,
Ayante y Aquiles, jugando a las da­
mas [39], logrando, sin embargo,

[39] Ayante y Aquiles en el juego de


dam as, ánfora ventral del pintor y cera­
m ista Exequias, hacia el 530 a. C. Roma,
M useo del Vaticano. Cim a de la pintura
de vasos ática de figuras negras. D ibujo
sumamente preciso (incisión) enmarcado
en cuadros cerrados; arm onía entre la
plasticidad de las figuras y la vinculación
al plano; fusión de la imagen y la pared
del vaso.

[40] Kore en mármol, de tamaño menor


que el natural, de la acrópolis ateniense,
llamada Kore del Peplo, hacia el 530 a. C.
Atenas, Museo de la A crópolis. Se m an­
tiene aún la vinculación al plano y la
frontalidad, pero se consigue una mayor
arm onía en la figura gracias a la suavi­
dad de los contornos. Igualdad de rango
entre el vestido y el cuerpo que oculta
o transparenta; animación del cuerpo y
el semblante («sonrisa arcaica»), refor­
zada por la policrom ía.

que la grandeza de la guerra y la


Una generación más tarde, b?jo interminable campaña militar de
el influjo de un gran pintor de va­ los griegos frente a Troya flotara en
sos de la época arcaica—aun cuan­ la pacífica escena. Los héroes se in*
clinan hacia el tablero atentos al como más tarde no volvería a ser
juego, y a pesar de ello están ar­ conseguida.
mados de coraza y grebas. Aquiles Por estas representaciones de los
lleva el yelmo con penacho alto. vasos se ve claramente que toda la
Cada uno tiene dos lanzas en la pintura griega del período arcaico
mano izquierda, que acentúan la in­ fue completamente «apictórica» si
clinación entre ambos héroes. Tras
los jugadores, los escudos provistos
de signos; sobre el de Ay ante está
su yelmo. La composición de la
escena r e s u l t a maravillosamente 1
...............................................

equilibrada. La rígida simetría se . . . . r a . . . .

evita con notas m e n u d a s : sólo


Aquiles lleva yelmo y bracera. Los
personajes están concebidos plásti­
camente y unos pocos trazos redon­ [41] Planta del templo de H era en Sa­
dean sus miembros. A pesar de inos, edificio de los arquitectos Reco y
ello, las figuras quedan adheridas Teodoro, de la primera mitad del siglo vi
a. C. Primer templo de grandes propor­
a la superficie, con sus mantos ri­ ciones en estilo jónico; doble peristilo
camente adornados como tapices y (díptero), ligazón axial de los miembros
sus rostros barbados situados de en la planta; realce del frente, celia orien­
tada. Procede del templo con peristilo
perfil. Las inscripciones, a modo geométrico tardío, pero con alteraciones
de epígrafes, en delicados y elegan­ características del orden jónico; dispo­
tes caracteres griegos, distribuyen sición racional a costa de la apariencia
magistralmente el fondo. plástica.

La intensa concentración de los


héroes en el juego ha quedado plas­ la comparamos con lo que moder­
mada de una forma casi lírica, que namente entendemos por pintura.
hace olvidar que el homogéneo tra­ Hasta entonces, en efecto, las figu­
zado de las figuras y los arcos mag­ ras, en las que se unían el dibujo li­
níficamente curvados de las espal­ neal y el trazado de silueta, se ha­
das se basan aún en la simple acu­ bían quedado reducidas a un solo
mulación de cada una de las for­ plano, que las mostraba de perfil, o
con las piernas de perfil y el pecho
mas. Se ha conseguido una gran
de frente; es decir, en sólo dos di­
libertad de expresión, que, pese a mensiones. Por esto, es sólo la escul­
no ser aún la verdadera libertad tura la que consigue encarnar, ge-
clásica, lo aparenta a través de su nuinamente, el esoírku helénico.
belleza, su increíble precisión y su A la época del ánfora de Exe­
delicadeza. El conflicto resuelto por quias pertenece una serie de obras
Exequias entre la vinculación su­ escultóricas, de las cuales podemos
perficial y la configuración escultó­ considerar como una de las más
rica de las figuras es su secreto par­ bellas la Kore del Pepio [40] de
ticular, entretejido en un cuadro la Acrópolis de Atenas. La mucha­
que no puede ser desligado de la cha, que está de pie, esbelta como
superficie convexa del vaso sin per­ una columna, sostenía en la mano
der su belleza. En el punto culmi­ izquierda tendida, que le falta ac­
nante del arte arcaico tardío, hacia tualmente, una ofrenda para la dio­
el 530, logró Exequias una unión sa de la ciudad, Atena— siendo
tan íntima entre la imagen y el Hla misma un grato obseemio para
vaso, entre la figura y el fondo, la diosa— . La muchacha del peplo
es una .plena manifestación de la mos ojos, la boca y los galones del
fuerza sólida y primitiva propia de vestido. En los ojos, de mirada ex­
las estatuas de hacia el 600 a. C. traña, se expresa una radiante se­
A ipesar de la rígida frontalidad y guridad, igual que en la esbelta
su vinculación a la superficie, la talla de la figura. Como en Exe­
figura parece de ligera construc­ quias, en que la figura quedaba
ción. Su alegre sonrisa, signo dé vinculada a la superficie, aquí se
una gran agitación anímica y vitali­ percibe la vinculación con el blo­
dad íntima, no se limita sólo a la que de piedra del que procede.
boca, sino que parece haber tomado Pero también en esta Kore de'i Pe-
posesión de toda la figura. Las for­ plo se logra una mayor libertad en
mas orgánicas del cuerpo se dibu­ la construcción de la figura, de tal
jan claramente bajo el vestido, con- manera que hace olvidar, por esa

[42] Reconstrucción del templo de Arte­ [43] Reconstrucción en escayola del te­
misa en Efeso, de la segunda mitad del soro de los Sifnios en D elfos (tipo del
siglo v i a. C. Efectos pictóricos logra­ templo «in antis»), erigido poco antes
dos mediante la m ultiplicidad de las del 525 a. C . Delfos, M useo. En lugar de
colum nas, entre las que se diluye su las columnas aparecen cariátides; adapta­
función de apoyo. ción del ropaje al cuerpo, con lo que
se logra una corporeidad más exuberan­
te. Rico adorno jónico del edificio; friso
sistente en una única pieza de te­ en lugar de dentellones, con la con­
siguiente dism inución de la formación
jido atado a la cintura, a la que arquitectónica y refuerzo de las partes
se sobrepone una prenda que cu­ planas.
bre el pecho; la postura de las
piernas se deja entrever bajo la gran vitalidad que posee, que aún
tela, los pechos se abultan esféri- está plenamente sometida al prim
camente. Un rico colorido, perdido, ripio de la suma de cada una de
cubría el cabello, las cejas, los mis- las formas y a su concepción orna-
mental, la cual se manifiesta, por E1 estilo del arte arcaico tardío
e j e m p l o , en la disposición simétri­ está condicionado en gran medida
ca de los mechones de cabello tor- por el arte jónico-oriental griego.
La gran riqueza de las ciudades co­
merciales del Asia Menor, el estre­
cho contacto con las culturas del
próximo Oriente y las brillantes
cortes de los tiranos jonios (Polí-
crates en Samos), a las que se debe
añadir también la del rey de los
lidios, Creso, habían hecho surgir
un arte exuberante, orientado más
bien hacia el simbolismo pictórico;
simbolismo que se manifiesta con
especial claridad en los colosales
templos jónicos. En la primera mi­
tad del s. vi a. C., los arquitectos
Reco y Teodoro edificaron en Sa­
mos, en el mismo lugar del antiguo
templo de 100 pies, un nuevo tem­
plo de Hera de 105 m. de longi­
tud [41], que, incendiado poco
después de su terminación, fue re­
construido por Polícrates. Como si
se tratara de un bosque, el doble
peristilo rodea la celia de tres na­
ves con un profundo pronaos (díp­
tero). Un poco más tarde surgió el
aún mayor templo de Artemis en
Efe so [42], en el cual está cons­
truida la celia—igual que en el tem­
plo coetáneo de Apolo de Didyma
en Miieto—como patio abierto, en
el que hay un maiskos o pequeño
templo para la imagen del culto, de
manera que los peristilos, triples in­
cluso en la parte frontal, constitu­
yen sobre todo una forma de dar
carácter monumental al muro del
santuario. Sobre unas bases rica-
[44] Estela en mármol de A ristión,
realizada por Aristocles hacia el 510 a. C.
Atenas, Museo Nacional. Unión de las
superficies por un suave pulimento de
las capas de relieve. G usto arcaico por
L u m u wf t ii r t i i i la modelación de las distintas partes
(«grabado» en el ropaje y grebas).

mente esculpidas se levantan esbel-


neados sobre los hombros y en los tas las columnas, de unos 20 m. de
pliegues estriados del chitón (túni- altura, terminadas en capiteles jo­
ca) sobre los pies. nicos con sus amplias volutas fuer-
teniente curvadas (entre un equino mano está aquí al servicio de la
con molduras de ovas y un ábaco arquitectura; su rigidez arcaica y
plano). Encima está el arquitrabe los elementos arquitectónicos se
de tres bandas, los dentellones la­ compenetran con suma armonía.
deados por cimacios, el geison y la La comparación de una colum­
sima, provista de bajorrelieves. Lo na jónica con la esbelta talla
que este monumental conjunto ar­ de una mujer y de la dórica cón
quitectónico expresa no es la sabia la vigorosa figura de un hombre,
combinación e n t r e l os elementos era una idea corriente entre los
sustentadores y los sustentados—Ja griegos. También Jos demás ele­
precisión de su canon geométrico, mentos del Tesoro, en forma de
como en el orden dórico— , sino la templo «in antis», muestran for­
esbeltez del conjunto, su tendencia mas jónicas: sobre el arquitrabe
ascensional, como la de las plantas. está el friso enmarcado por ele-
Frente a Ja multilateralidad del
templo dórico con peristilo, en el
jónico se realza el lado principal
mediante una disposición más espa­
ciada de las columnas, teniendo és­
tas además en Efeso las basas es­
culpidas y una triplicación de la
naos, a lo que corresponde la falta
del opistodomos. Incluso el capitel
jónico tiene una cara visible: es
plano y no redondo, como el dóri­
co. En la planta se muestra una
correlación racional entre los ejes
de las columnas exteriores e inte­
riores y las paredes de la celia, la
cual, al contrario que en la cons­
trucción dórica, no produce efecto
alguno de tensión. Los hijos del
tirano ateniense Pisístrato comen­
zaron en Atenas un templo aná­
logo dedicado a Zeus Olímpico,
pero quedó inacabado.
Entre las muchas Korai de la [45] Teseo y A ntíope, grupo en mármol
Acrópolis de Atenas, la Kore del del frontón del templo de A polo en Ere-
Pe pío está aislada; debe su nom­ tria, hacia el 520 a. C. C alcis, Museo.
Audaz unión de los dos cuerpos, que
bre, precisamente, a ser ella la rompe la pura frontalidad: el vestido de
única que viste el peplo dórico en Antíope oculta la configuración de las
la segunda mitad del s. vi. Las de­ distintas partes de su cuerpo.
más muestran generalmente el ves­
tido jónico: el ligero y delicado mentos ornamentales jónicos (la
chitón (túnica) y el oblicuo hima- moldura de ovas o cima jónica por
tion (manto), como ocurre tam­ abajo y la cima lésbica por arriba);
bién, por ejemplo, en el pórtico aquí el friso rodea todo el edi­
del Tesoro de los Sifnios, en Del- ficio, en lugar de la banda habi­
fos, donde las dos Korai sustentan, tual de dentellones. En la parte
como cariátides, el entablamento oriental vemos a la izquierda una
del Tesoro [43]. El cuerpo hu­ asamblea de dioses tratando sobre
la guerra de Troya, mientras que, realizada por Aristocles hacia el
a la derecha, dos cuadrigas, ale­ 510 a. C.: lleva coraza, yelmo y
jándose una de otra, enmarcan la grebas [44], y en la mano izquier­
lucha en torno al cadáver de Sar- da, alzada, sujeta la lanza. La fi­
pedón ante Troya. Especialmente
importante es el friso septentrio­
nal, que no ha sido reproducido
aquí, y que representa, con su
audaz composición de grupos, que
se adelanta a la época, la lucha
entre dioses y gigantes. El fron­
tón está reservado a una leyenda
local: el héroe dorio Heracles ha
intentado llevarse el trípode sa­
grado del santuario délfico; pero
el dios Apolo se apodera del ins­
trumento, impidiendo el robo. So­
bre el tejado hay una acrótera ci­
mera y acróteras angulares, de las
cuales emana la fuerza de la con­
figuración orgánico-plástica del tem­
plo griego.
El Tesoro, erigido por los natu­
rales de la isla Sifnos, de las Ci­
cladas, residentes en Delfos poco
antes del 525 a. C., es sólo uno del
gran número de tesoros construidos
por las ciudades griegas en la épo­
ca arcaica, principalmente, en los
santuarios griegos centrales. Guar­
daban las valiosas ofrendas de las
ciudades al dios, y han quedado así
como monumentales testimonios de
la competencia en el arte de la
construcción entre las diversas ciu-
dades-estado.
En los relieves de las tumbas
áticas de la época arcaica tardía
predomina la forma alargada de la
estela. En ellas se representa al
muerto como guerrero, según el
modelo de la estela de Aristión

[46] Estatua funeraria en mármol de


Aristodico, hacia el 505 a. C. Atenas,
Museo Nacional. Fase final del tipo arcai­
co del kuros; conservación del antiguo es­
quema y de la frontalidad, pero libertad gura del muerto, representada de
en la posición de los brazos y realce perfil, casi parece romper el es­
del volumen plástico en el tórax; total
fusión de cada una de las partes, aun trecho marco del relieve. El vigor
no integradas funcionalmente en el todo. y la armonía de la misma se ba-
san de nuevo en la suma de cada dar el paso hacia el arte del tem­
una de las formas, fundidas ya, prano clasicismo, hacia el estilo
sin embargo, más orgánicamente. severo; ipero de su taller salieron
De delicado efecto son el peinado los dos maestros orientadores de
de la barba y los pliegues del cor­ la nueva época.
to chitón visible sobre el brazo La estatua funeraria de Aristo-
y el muslo. Su riqueza gráfica da dico, que fue encontrada en 1944
vida a las grandes superficies, li­ en Keratea [46], es comparable,
geramente alabeadas. También aquí por ejemplo, a una obra tardía de
el empleo del color subrayaba las Antenor. La apuesta figura de un
diversas formas. El muerto no joven se presenta aún con el anti­
aparece en 'la lucha, ni como triun­ guo esquema de los kuroi: las ma­
fador ni como moribundo, sino que nos, perdidas actualmente, estaban
está serenamente en pie. Aristión, en forma de puños ante los muslos;
a quien se representa armado y su­ la ipierna izquierda avanza como
mido en la meditación, no debe para dar un paso; la cabeza crece
quedar en la memoria como muer­ derecha desde el poderoso tronco
to, sino como vivo, y en la fuer­ y está ligeramente inclinada hacia
za de sus años viriles. adelante. La ruptura con el estilo
El arte arcaico tardío conduce arcaico se ve claramente en el ca­
a audaces creaciones en la escul­ bello corto, rizado, y en el pubis
tura de los frontones de los teim representado plásticamente. En el
píos. En el 520 a. C. se crearon, iperíodo de alrededor del 500 a. C.
bajo influencia ática, los del tem­ o poco después, la forma arcaica,
plo de Apolo en Eretria, que re­ realizada aún según el principio
presentan al héroe ático Teseo rap­ acumulativo, alcanza una cohesión
tando a Antíope, reina de las ama­ de tal fuerza que ya se la puede
zonas [45]. Teseo sujeta en vilo considerar como dentro de la nue­
a la amazona y se dispone a huir va forma funcional clásica. Pero el
en su carro con la preciosa car­ Aristodico no ha conquistado aún
ga. A pesar del carácter fragmen­ la verdadera libertad: con toda su
tario del grupo, se ve claramente fuerza y su ipoder radiante de vi­
la cohesión del movimiento. Pero da, las trabas de lo arcaico deter­
de manera típicamente arcaica, ese minan aún la composición de su
agitado movimiento no se transmite figura.
a los rostros: tanto la cabeza de
Teseo como la de la reina ama­ EL ARTE CLASICO
zona tienen un aspecto despreocu­
pado, conseguido mediante la son­ El siglo v a. C. está caracteriza­
risa. Hay, sin embargo, en el gru­ do, en sus comienzos, por la lucha
po una incoherencia que estriba en de todos los griegos—que daría
la no correspondencia entre el mo­ lugar, más adelante, a la forma­
vimiento armónico y (las formas ción de una conciencia nacional
ornamentales, preciosas y ricamen­ panhelénica—contra las grandes po­
te labradas. Quizá esté tras esta tencias: Persia en Oriente y Car-
obra de arte el mayor escultor tago en Occidente; más tarde, a
ático del período arcaico tardío, mediados del siglo, por el ascenso
Antenor, quien realizó, tras la ex­ de Atenas a potencia política y
pulsión del tirano Hipias, el gru­ militar, y por su hundimiento y
po de los tiranicidas Harmodio y derrota a finales del siglo. El as­
Aristogitón. Este escultor no pudo censo de Atenas radica en el des­
tacado papel que desempeñó en nos, en Platea (479 a. C.). Al
las guerras médicas: Atenas sola, mismo tiempo, en el año 480, los
bajo el mando de Milcíades, ven­ griegos occidentales, unidos tam­
ce en el año 490 a. C. en la ba­ bién en una confederación, en
talla de Maratón al ejército per­ época de Hierón, vencen bajo e'
sa, que quería castigar a los ate­ mando de Galón a los cartaginese.,
nienses por su apoyo al levanta­ en la batalla de Hímera, y en el
miento de las ciudades jonias. Un 474 a. C., en Cuma, a los etruscos.
decenio más adelante, gracias a la La guerra defensiva contra los
construcción de una flota promo­ persas se continúa ahora en una
vida por Temístocles, decidió a su campaña ofensiva (victoria de Ci-
favor las batallas de Salamina món en 469 a. C. y, más tarde, en
(480 a. C.) y Mícale (479 a. C.), Salamina de Chipre en el 450
a. C.), que no termina hasta el
449 a. C. con la paz de Calías.
En la confederación marítima ático-
délfica, fundada en el 478 a. C.,
Atenas posee, en razón de su flo­
ta, la hegemonía. Durante el pe­
ríodo de cincuenta años (Pente-
kontaetía o Pentecontecia) que va
del 480 ail 430 a. C., Atenas al­
canza, bajo el gobierno de rele­
vantes estadistas como Cimón y
Pericles, .la cumbre absoluta de
su poder y el mayor despliegue de
su esplendor. Esta situación con­
duce a continuos enfrentamientos
con Esparta, que, al principio, pa­
recieron quedar zanjados con la Paz
de los Treinta Años, firmada en
el 446 a. C. Pero las rivalidades
y disputas comerciales entre Co-
rinto y Atenas conducen al esta­
llido definitivo de la guerra del
Peloponeso, de veintisiete años de
duración (431-404 a. C.). Ya en
[47] Grupo de los titanicidas, copia en
el segundo año de la guerra, Ate­
mármol de la época romana, según el nas se ve asolada por una terri­
original en bronce de los escultores C ri­ ble peste, a la que sucumbe tam­
das y Nesiotes, 47 a. C ., colocado en bién Pericles. La cambiante suerte
el agora ateniense. Ñ apóles, M useo N a­
cional. Primera gran obra del clasicism o bélica se cierra en el 421 a. C.
griego: supresión de la estructura arcaica con la paz de Nicias, rota en el
de las figuras y subordinación de todas 415 a. C. por la expedición de
las partes a un único ritm o de m ovi­
miento; realce del tronco como centro los atenienses contra Sicilia. El du­
de las energías. doso juego del genial Alcibíades
trae consigo la derrota definitiva,
en las que fue aniquilada la escua­ firmada en el 404 a. C. con la ca­
dra persa, mientras que su ejérci­ pitulación de Atenas y la demoli­
to de tierra sería derrotado por ción de Ja gran muralla que unía
Pausanias, el rey de los esparta­ a la ciudad con el Pireo. Este siglo
es la época de mayor florecimiento dio toma impulso para dar el
de la literatura ática: los gran­ golpe mortal con la espada. El bar­
des autores de la tragedia, Esquilo, budo Aristogitón cubre con su bra­
Sófocles y Eurípides; los historia­ zo tendido, sobre el que cuelga
dores Herodoto y Tucídides; el el manto, a sus compañeros. Am­
poeta Píndaro, que escribe, sin bos aparecen desnudos, como hé­
embargo, en el dialecto artificial roes. No está representada la cir­
de la lírica coral; la actividad fi­ cunstancia histórica— falta el ase­
losófica de Anaxágoras y Sócra­ sinado Hiparco— , sino su actitud
tes. ante el hecho, expresada por el
impetuoso avance. Un gran dina-
E L ARTE PRECLASICO :
E L E ST ILO SEVERO
(500-490 a 450 aprox.)

Los persas conquistaron Atenas


por dos veces antes de las bata­
llas de Platea y Salamina, y arra­
saron totalmente la ciudad y la
Acróipolis, :1o que ocasionó la ruina
de muchos monumentos arcaicos.
Todas las obras áticas del período
arcaico proceden de la demolición
de los persas, pues cuando los ate­
nienses restauraron la Acrópolis
quedaron enterradas, por lo que
en posteriores excavaciones pudie­
ron ser descubiertas. A su regre­
so, el rey de los persas se llevó a
Persépolis el símbolo de la joven
democracia ática: el grupo de los
tiranicidas de Antenor, que sólo
y4 . i"
subordinado a un ritmo superior. esculturas de época arcaica que
La forma funcional del arte clá­ hemos estudiado hasta ahora eran
sico ha encontrado su expresión todas originales griegos; de ahora
libre y auténtica. El grupo origi­ en adelante habremos de consi­
nal, del que sólo se conserva un derar también las copias de épo­
resto del epigrama de la base de ca romana—realizadas, casi siem­
mármol, estaba fundido en bron­ pre, por escultores griegos— , por­
ce, el material de la escultura ma­ que la inmensa mayoría de las
yor clásica. El movimiento funcio­ estatuas originales del período clá­
nal que los artistas griegos infun­ sico se han perdido. Las copias ro­
dían a sus esculturas se puede ob- manas son, por tanto, nuestra
fuente histórica primordial para el
conocimiento de los grandes maes­
tros de la época clásica, ya que de
Mirón, de Policleto y de otros mu­
chos no conservamos una sola pie­
za original.
Por lo menos nos ha llegado
una obra del taller de Critias, cuan­
do no de su misma mano, que es
una estatua de efebo en mármol
[48] proveniente de la demolición
de los persas. El cuerpo del joven
se yergue esbeltamente y tiene, al
contrario que el kuros arcaico, la
pierna derecha adelantada. Se dife­
rencian claramente la pierna de
apoyo y la pierna descargada, con
libre juego: la primera se com­
prime en la cadera y la línea in­
guinal se dirige más hacia arriba,
mientras que la de la segunda está
obra. La mano izquierda debe ha- tad de la figura humana, que se
ber estado adosada suavemente al manifiesta ahora por vez primera
muslo, mientras que la derecha, en toda la historia universal del
más separada, sujetaba, quizá, un arte, fuera conquistada en Atenas
y por los artistas áticos. Los re­
quisitos o presupuestos indispen­
sables para ello fueron, de un lado,
el logro de la libertad política,
como la que consiguió la demo­
cracia ateniense con el derroca­
miento del tirano Hipias, y, de
otro, la nueva autoconciencia del
griego, que le hacía sentirse ya

[50] Zeus raptando a Ganim edes, grupo


de terracota de tamaño mitad del natural,
del santuario de Zeus en O lim pia, trabajo
corintio, hacia el 470 a. C. O lim pia, M u­
seo. A pesar de su conformación en bulto
redondo, el grupo se extiende en el pla­
no, manteniendo la com posición propia
del relieve. T íp ica forma de la compo­
sición de grupos. [51] Relieve en mármol que represen­
ta la consagración de un joven cam­
peón, del santuario de Atena en Sunión,
kylix («copa»), al que se dirige hacia el 470 a. C. Atenas, Museo N acio­
nal. La figura se inserta en el fondo del
la vista. La cabeza está, así, vuel­ relieve mediante la delicada gradación
ta: el efebo de Critias rompe con del mismo y los escorzos corporales.
la ley de la frontalidad e inicia
la postura predilecta del arte clá­ como una individualidad con per­
sico. Una nueva vitalidad y liber­ sonalidad y valor propios. Tras
tad llenan la figura, que junto a la esta nueva imagen del hombre
dádiva se ofrece a sí misma, como está la idea del hombre libre ante
la más bella ofrenda, a la diosa. el dios libre, que enfrenta la fi­
.La delicadeza del arte arcaico tar­ gura humana como microcosmos
dío y el peso del Aristodico que­ al macrocosmos del mundo. Tam­
dan absorbidos en el juego flexi­ poco es una casualidad que fuera
ble de unas formas más libres. No precisamente la generación de los
es casualidad el que esta liber- que lucharon contra los persas en
A te n as la q u e o só y p u d o d a r e s te el estrecho apoyo de las piernas
p a so h ac ia el n u e v o m u n d o d e la y la peculiar indumentaria, con el
lib e rta d h u m a n a . chitón ceñido más arriba de la
Un desprendimiento de tierras cintura. La cabeza y el tronco gi­
en el s. iv a. C. sólo deja a salvo ran claramente a la derecha, aun­
algún resto de una obra maestra que el movimiento del cuerpo que­
del estilo severo: el auriga de Del­ da oculto bajo los largos pliegues
fos [49]. A pesar de que sólo se colgantes del vestido. En la ma­
han conservado fragmentos de la no derecha se conservan toda­
cuadriga con la que originaria­ vía las riendas. La cabeza des­
mente formaba grupo, la figura del cansa sobre un fornido cuello e
auriga puede proporcionar una irradia una incomparable serenidad
buena idea del conjunto. Serenos y seguridad. Una diadema abierta
se erguían los caballos y el au­ corona la frente; el cabello que
riga, que fueron esculpidos en me­ sujeta forma rizos en las sienes.
moria del triunfo de los carros de La firme nariz, la horizontalidad
Polizalo, tirano de Gela, en los jue­ de las cejas, los ojos de mirada de­
gos délficos del 474. El maestro cidida y la boca, grande y vigoro­
de esta obra, de una contención sa, sobre la enérgica barbilla, de­
incomparablemente intensa, fue, finen la configuración del sem­
probablemente, Pitágoras de Regio, blante oval. «Noble sencillez y
que hubo de emigrar a principios serena grandeza», son palabras de
del s. v de Samos a Grecia con­ Winckelmann que resultan más
tinental. La estatua del auriga está justas para esta figura cuanto más
fundida en hueco y compuesta por se profundiza en ella imparcial-
varias piezas. Llama la atención mente. (Es asombroso con qué se­

[52] Lucha de lapitas y centauros, parte central del frontón occidental del templo
de Zeus en O lim pia, anterior al 456 a. C. O lim pia, M useo. Posición libre más
suelta en forma de contraposto (contracción de la parte derecha de la pierna
de apoyo). Inserción en el espacio de relieve del frontón por despliegue en el
plano; se acentúa el centro del frontón y destaca el dios entre los mortales que
rellenan el triángulo.
guridad ha caracterizado Winckel- rededor del año 470 a. C. por un
mann el clasicismo griego sin ha­ maestro desconocido en Corinto,
ber conocido nunca una sola obra que procedía quizá de la escuela
auténticamente clásica.) El artista, artística eginética. El rapto está
que es el representante del arte
del movimiento, en esta obra ha
dado a la figura, con un mínimo
de movimiento, un máximo de so­
berana libertad. Ciertamente, le
falta el espíritu y la movilidad de1
arte ático, pero su tensión, logra­
da con menudos desplazamientos
y asimetrías, irradia tal dignidad
que la sitúa al lado de las obras
áticas de la época.
En muchos fragmentos de las
nuevas excavaciones de Olimpia se
encuentran obras maestras de la
escultura en barro del estilo se­
vero. El grupo Zeus raptando a
Gantmedes [50] fue realizado al­

[55] Peristilo del templo de H era en


Pacstum, después del 460 a. C. División
del interior de la celia en tres naves por
m edio de dos filas de columnas de doble
piso. N ave central estrecha y oscura (ilu ­
m inación sólo por la puerta, como en
todos los templos griegos).

esculpido sobre una base con for­


ma de tímpano. El dios • sujeta la
ligera carga del muchacho con el
brazo derecho. Ganimedes rodea
con su izquierda al gallo, el regalo
de amor. El mito, en esta época
temprana, no conoce aún el rapto
del hijo del rey troyano por el
águila, sino que es el mismo bar­
budo Zeus quien se lleva, con ves­
timenta de viaje, manto y bastón
de nudos, a su escanciador al Olim­
[53-54] Planta y alzado de la parte po. El andar apresurado del dios
oriental del templo de Zeus en O lim ­ está indicado por una gran zanca­
pia, entre 470 y 456 a. C ., erigido por
el arquitecto eleo Libón. Configuración da, y la pierna izquierda surge de
clásica del templo dórico: todas las par­ debajo del manto. El muchacho
tes están regidas por un m ódulo básico pende al lado de Zeus, rodeado
(el tramo entre dos columnas). Gracias a
ello se dan proporciones perfectas en por el brazo del dios. La cara, con
planta y alzado. expresión callada y silenciosa, está
ligeramente vuelta hacia la dere­ ros y lapitas, aparece Apolo, qu?
cha y marca un equilibrado con­ con el triunfal ademán de su bra­
traste con la cabeza del dios, que zo derecho ordena el alto a la des­
mira de lleno hacia la izquierda. La ordenada actividad de los anima-
tensa composición de este grupo, lescos centauros, concediendo cla­
rodeado por un perfilado contor­ ramente la victoria al espíritu en
no, es un claro exponente, en su la lucha entre los monstruos de­
grandioso contrapunto ambivalen­ moníacos y las fuerzas humanas.
te, del arte inmediatamente pos­ Este templo de Zeus se cons­
terior a las guerras médicas. truyó en los años comprendidos
En el Ganimedes del grupo de entre el 470 y el 456 a. C., según
Olimpia se nos ha transmitido los planos del arquitecto nativo
seguramente el más delicioso retra­ Libón., y presenta en su fábrica la
to de muchacho de la época. Sólo forma clásica del templo dórico
un poco más antiguo es el efebo [53, 54]. La medida de cada ele­
de una estela ática, que fue en­ mento de la edificación se rige por
contrada en Sunión [51].' Repre­
senta a un joven atleta en el mo­
mento de colocarse la corona que
ha obtenido como premio en las
competiciones olímpicas; y . se tra­
ta, muy ¡probablemente, de un re­
lieve sagrado que expresa el agra­
decimiento del joven a la divini­
dad, que le ha ayudado en la vic­
toria. Callado y modesto, el ven­
cedor inclina su cabeza, represen­
tada de riguroso perfil. Con discre­
tos medios de perspectiva (escorzo
del hombro derecho y de la parte
pectoral), el cuerpo juvenil broca
con plena plasticidad ante nuestros
ojos, que no se cansan de seguir
la subida y bajada del tórax y las
contracciones de la musculatura.
En el alto clasicismo, así como en
el clasicismo temprano, la conquis­ [56] Crátera ática de figuras rojas, en
ta de la libertad no conduce a la forma de cáliz, del pintor de las N ióbi-
representación del hombre como un des, 460-50 a. C. P arís, Louvre. L a pin­
tura tiene un mayor sentido de la com­
ser autosuficiente, pletórico de vi­ posición (Polignoto): abandono de la or­
da, como en la época arcaica, sino denación en frisos, distribución libre de
que muestra una actitud de digna las figuras sobre el plano del cuadro,
y con ello, liberación de la traba de la
humildad y de modestia volunta­ isocefalia (colocación de las cabezas en
ria: los dioses y no el hombre el vaso a la misma altura).
son la medida de todas las cosas.
La imagen verdaderamente res­ un módulo base: el tramo de co­
plandeciente se reserva exclusiva­ lumnas (distancia entre dos ejes
mente al dios. En el frontón oc­ de columnas). En el peristilo, con
cidental del templo de Zeus en la proporción clásica de 13 por 6
Olimpia [52], en medio del tu­ columnas, está la celia, de confi­
multo de la lucha entre centau­ guración totalmente simétrica, cora-
puesta de pronaos, naos y opisto- mia. Según la norma típicamente
domos¡ ligados de tal manera que clásica, no está reproducida la ca­
las paredes de la celia se alinean rrera misma o la muerte de Eno­
con los ejes de cada una de las se­ mao, sino el momento, particular­
gundas columnas frontales respec­ mente ,tenso, en que los dos ad­
tivamente, mientras que las co­ versarios se disponen a iniciar la
lumnas «in antis», por el contrario, carrera: la calma que precede a
lo están con el punto medio del la tormenta.
segundo intercolumnio lateral. Dos Zeus domina en el centro del
filas de columnas de dos pisos di­ frontón la disputa entre la nueva
viden la celia en tres naves, tal y la vieja estirpe real. Es invisi­
como se conserva aún en el análogo ble para Pelops y Enomao, pero
templo de Hera en Paestum [55], tanto más presente para el espec­
más antiguo que aquél. En la nave tador, que sabe que Zeus, igual
central, bastante estrecha, fue colo­ que Apolo jen el frontón occiden­
cada, después de treinta años de tal, ya ha decidido la lucha. Des­
concluida la construcción, la gi­ graciadamente, en la conservación
gantesca imagen de Zeus realizada de las figuras del frontón del tem­
por Fidias, para cuya contempla­ plo de Zeus en Olimpia quedan
ción fueron instaladas galerías en grandes huecos. Lo que con ma­
las naves laterales a la altura del yor sentimiento se echa en falta
segundo piso. El entablamento está es la cabeza de Zeus, a la que
sustentado por enormes columnas, sólo podemos imaginar en sus ras­
que presentan ahora un fuste más gos más generales por la magnífi­
dilatado y un equino más esbelto. ca cabeza de la original estatua
Las columnas angulares se han en bronce de Posidón encontrada
aproximado más para no tener en el mar, cerca del cabo Arte-
que agrandar la metopa externa; misión (ef. [1]). Esta estatua
esto ocurriría si se mantuviera in­ del dios, de más de 2 m. de al­
variable el intercolumnio, pues el tura, muestra a Posidón en pos­
triglifo de la esquina no debe tura de piernas abiertas con el
quedar sobre el centro de la co­ brazo izquierdo tendido hacia ade­
lumna, sino al extremo del enta­ lante, cogiendo impulso al blandir
blamento (conflicto del triglifo an- el tridente en el brazo derecho con­
gu'ar). Cada una de las seis metopas tra un enemigo. Aún no se ha
por friso sobre el pronaos y el logrado fijar con seguridad quién
opistodomos llevan relieves con re­ fue el maestro de esta estatua,
presentaciones de las hazañas de realizada alrededor del 460 a. C.
Heracles, cuyo número de doce se Para conseguirlo tendríamos que
convierte más tarde en normativo. tener en cuenta al beocio Calamis
En cambio, las metopas del peris­ y al egineta Onatas. Una barba
tilo no están esculpidas. Todo el larga y espesa domina la parte in­
ornato plástico se concentraba en ferior del rostro de Posidón. En su
los enormes frontones y en las gran semblante, de adusta severi­
acróteras, que no se conservan. dad, estaban incrustados antaño los
El frontón oriental representa ojos en material coloreado bajo
un tema que podría relacionarse unas cejas de afilada traza. El ca­
simbólicamente con el origen de bello, partido por la mitad, cae
los juegos y competiciones deporti­ en abundantes ondas estrechamen­
vos: la carrera de carros de Pelops te adherido a la cabeza; una parte
y Enomao realizada por Hipoda- desciende en largos rizos sobre la
frente y, detrás de las orejas está quible a la forma esquemática de
anudado en dos trenzas que se las figuras negras. Este cambio
unen arriba, sobre la frente, en revolucionario tiene lugar en el
forma de anillo. Tanto en la ca­ taller del ceramista Andócides ha­
beza como en el poderoso cuerpo cia el 525 a. C. Por eso, las prin­
se manifiesta un vigoroso ethos, cipales obras de la pintura ática
una enérgica virilidad y una gra­ de vasos están realizadas en la téc­
vedad y seriedad inflexibles e im­ nica de figuras rojas. En mucho
placables. mayor medida que en la época
En la pintura de vasos ática ya arcaica, las imágenes de los vasos
se ha realizado en el último cuarto están ahora bajo la influencia de
del s. vi el tránsito de la técnica la pintura mural—la cual, aparté
de estos reflejos en el arte me­
nor, se ha perdido totalmente—.
La crátera de cáliz del pintor de
las Nióbides, realizada en los años
50 del s. v a. C. [56]), está influi­
da 'por las obras del gran pintor
Polignoto de Tasos. Sobre la par­
te iprincipal se representa una
asamblea de héroes, entre los cua­
les se pueden identificar con se­
guridad a la diosa Atena a la iz­
quierda y a Heracles en el centro.
Las figuras renuncian a la vieja
costumbre de apoyar los pies en
una misma línea para distribuirse
ahora, en el fondo del cuadro, por
los altibajos de un accidentado
paisaje, quedando, en ocasiones,
unas por «encima» o por «debajo»
de las otras. Esta nueva técnica
revolucionaria fue imitación de la
pintura mural de Polignoto, hoy
completamente perdida. Precisa­
mente, las descripciones literarias
[57] D iscóbolo, de M irón, copia en
que nos ofrece Pausanias del arte
mármol (llamada «réplica Lancelotti») de de Polignoto encuentran la más fiel
época romana, según el original en confirmación en la pintura de va­
bronce de mediados del siglo v a. C. Ro­ sos, y, muy especialmente, en las
ma, Museo de las Term as. A rm onía de
todos los miembros en un movimiento del maestro de las Nióbides. La
homogéneo; plena configuración plástica reunión de las figuras aún no
en un estrecho espacio de relieve; uni­ tiene lugar en un recinto unita­
ficación de los movim ientos anteceden­
tes y los consecuentes en un instante rio, sino que cada una obtiene, por
«ideal» (elección del «instante fecundo»). la perspectiva del cuerpo, su pro­
pio espacio, que le pertenece ex­
de figuras negras a la de figuras clusivamente. Las leyes de la es­
rojas. La figura, ahora roja, puede cultura y de la modelación plás­
adquirir, mediante la perspectiva tica se convierten ya en norma­
corporal y con escaso dibujo inter­ tivas para toda la pintura clá­
no, una plasticidad que era inase­ sica.
En el mismo umbral del arte en la época clásica en sede de los
clásico se sitúan las obras del bron­ dioses. Atena es la soberana del
cista Mirón, tan conocidas hoy por palacio y a la vez patrona protec­
nosotros; sólo se nos han trans­ tora de todo el Atica. El país re­
mitido, sin embargo, en copias de cibió el olivo como regalo de esta
época romana. Poco antes de me­ diosa, que lo consiguió en disputa
diados del siglo debió realizar su con Posidón, mientras que éste
Discóbolo [57], aue representa a pudo ofrecer como obsequio el
un atleta en el punto culminante manantial de agua salada sobre la
del lanzamiento del disco. El mo­
vimiento complejamente armónico
del atleta girando, que impulsa el
disco para lanzarlo y que ya apun­
ta a la meta con los ojos, se ve
aún sometido, en último término
al estilo severo. Aun con toda su
aspiración de espacialidad, la fi­
gura está vinculada a un aspecto
frontal, de bajorrelieve, y estre­
chamente encajonado. Una rigu­
rosa estructura da vida a todo el
movimiento del cuerpo; obsérvese
cómo cada miembro está tensado
al máximo, y subordinado al gran
contexto del movimiento. Los de­
dos del pie se agarran al suelo,
resaltan las venas y los nervios
tensos del cuerpo, y la reproduc­
ción de la musculatura es sobria
y contenida. El rostro, casi un re­
trato, de formas precisas y rigu­
rosas—que continúan la tradición [58-59] V ista desde el oeste y planta del
de la estatuaria arcaica—'parece no Partenón en la A crópolis, erigido según
tomar parte en el esfuerzo del proyecto de Ictino, 447-32 a. C. Esbeltas
cuerpo. Mirón está en el umbral columnas con entablamento más ligero.
Refuerzo de las esquinas por replega-
del arte clásico, que traspasarán miento acentuado de las columnas angu­
Fidias en Atenas y Policleto en la lares. Correcciones ópticas por el comba-
Argólide, una generación más ade­ ymiento convexo de todas las horizontales
la convergencia de todas las verticales
lante. (columnas y paredes). Estrecho peristilo
por la concentración de las columnas angu­
E L ARTE CLASICO Y PRECLASICO lares, ancha celia que forma el espacio
interior; en lugar de tres naves, galería
(450-400 a. C.) circundante en torno a la imagen del
culto. Columnas jónicas en la parte oc­
La destrucción de la Acrópolis cidental de la celia.
de Atenas por los persas en los
años 480 y 479 planteó a los ate­ Acrópolis. Como las construccio­
nienses ila tarea de reedificar sus nes arcaicas estaban casi totalmen­
santuarios. En la época micénica, te incendiadas, Cimón ya había
la Acrópolis era sede real (recuér­ emprendido la nueva construcción
dense, por ejemplo, los palacios de del gran templo de Atena Párhe­
Tirinto y Micenas), convirtiéndose nos. La realización de su plan no
pasó de l ° s enormes cimientos y de madera de la cámara, otra ge­
jos tambores inferiores de las co- nial innovación, que creaba un es­
lumnas. Muchos años después, el pacio alto y despejado. Los deta­
arquitecto Ictino—'por consejo de lles de su realización son de una
Fidias, que llevaba la dirección de precisión increíble: no hay en él
todas las obras que se realizaban una piedra igual a otra. Cada una
en la Acrópolis— comenzó una está elaborada individualmente y
nueva planificación del templo, en queda, sin embargo, al servicio
época de Pericles, en los años 448- de la totalidad en razón de las
4 4 7 a. C. Ictino sólo pudo apro­ correcciones ópticas —todas las ho­
vechar los cimientos y el basamen­ rizontales, desde el basamento has­
to. Los tambores de columna ori­ ta el entablamento, están comba­
ginarios se pueden, ver todavía hoy das convexamente y todas las ver­
en los muros septentrionales. ticales ligeramente inclinadas hacia
El Partenón [58, 59] es el más adentro; las columnas angulares
perfecto templo griego. En su es­ (de sección elíptica), en consecuen­
tilo dórico se han fundido de ma­ cia, lo están según la diagonal— .
nera típicamente ática elementos El templo aparece como un brote
jónicos (pequeños miembros orna­ de una plasticidad viva. Tal efec­
mentales aislados y, sobre todo, ol to plástico se acentúa por la pro­
friso alrededor de la celia). A pe­ ximidad de las columnas y la ma­
sar de sus enormes dimensiones yor contracción de las angulares,
(30,88 X 69,50 m., es decir, un po­ lo cual se logra con un refuerzo
co mayor que el templo de Zeus de la esquina, en tanto que so­
en Olimpia; columnas de 10,43 m. brepasa la medida necesaria (por
de altura), no es un edificio maci­ lo que se originan nuevos conflic­
zo y pesado, sino sumamente li­ tos en el friso de triglifos y meto­
gero y de efecto plenamente armó­ pas, resueltos por un acortamiento
nico. El peristilo, en la propor­ casi imperceptible de las metopas
ción clásica de 8 por 17 columnas externas). Así se alcanza, por la ri­
(n X 2n + 1), está vinculado a la ca orquestación de los medios, una
celia, que forma un anfipróstilo completa precisión en la relación
hexástilo, de la misma manera que de los elementos constructivos, la
en el templo de Zeus. Su confi­ cual, sin embargo, produce el efec­
guración presenta una innovación: to de una sencilla naturalidad.
la división de naves ha sido aban­ La equilibrada y vigorosa armo­
donada. y sustituida por filas de nía del edificio tiene, sin embargo,
columnas agrupadas (de dos pisos) su más clara expresión en las es­
formando una galería; en el recin­ culturas que lo adornan, que resu­
to así resultante de 10,60 m. de men y coronan la viva armonía
luz hay sitio para la imagen de de la construcción. En sólo quince
oro v marfil de Atena realizada años de trabajo se logró un len­
por Fidias. Con ello se ha logrado guaje formal homogéneo —aunque
por primera vez en el arte griego no unitario— : el que luego fue
un espacio interior en su sentido llamado estilo del Partenón, cuya
estricto. En el recinto occidental ejecución se debió sin duda a una
de la celia, que ha dado a todo acertada dirección. El nuevo estilo
el edificio el nombre de Partenón de Ja época clásica hay que atri­
—allí estaban las doncellas vírge­ buirlo al genio de Fidias, amigo
nes de la diosa— , cuatro columnas personall de Pericles. Las fuentes
jónicas sustentaban la techumbre antiguas no nos informan sobre
quiénes fueron 'los ayudantes de Fi- sur, las luchas contra los centau
dias en la ornamentación del tem­ ros. Todas estas escenas se agru­
plo, 'pero 'habrá que pensar que con­ pan generalmente de dos en dos,
tó con un número bastante cre­ para constituir luego unidades ma­
cido de colaboradores, sobre todo yores, una vez rebasados los trigli-
por dos razones: la enorme mag­ fos. Finalmente, en el friso de
nitud de la obra y sus evidentes
diferencias de estilo.
En la distribución de esta obra
arquitectónica se deja ver ya la
grandeza universalmente creadora y
penetrante de su espíritu: en los
enormes frontones se representa, en
la parte este, el nacimiento de Ate-
na en presencia de los dioses, y en
la parte oeste, la disputa de Ate-
na y Poseidón por el Atica. En
cada una de las fachadas menores
había catorce metopas y treinta y
dos en cada uno de los lados, lo
que da la suma total de noventa
y dos, todas ellas con altorrelie-
[6 1 ] Posidón, Apolo, Artem is; fragmen­
to del friso oriental del Partenón, según
diseños de Fidias, 442-38 a. C. Atenas,
Museo de la A crópolis. E stilo de relieve
del alto clasicism o; el fondo forma parte
de la composición. Juego acompasado de
cuerpo y vestido.

160 m. de longitud alrededor de


la celia, está reproducida la so­
lemne procesión de las Panateneas,
que desemboca en la parte oriental
en la ofrenda del peplo recién te­
jido a la diosa de la ciudad en pre­
sencia de los demás dioses. El es­
plendor y la pompa que pueden
proporcionar los ciudadanos de la
Atenas de Pericles se despliegan
[60] Lapita y centauro, metopa sur nú­ aquí en una expresión a la vez li­
mero 27 del Partenón, según diseños de bre y sumisa, orgullosa y modesta,
Fid ias, 447-42 a. C. Londres, Museo en 'honor de la diosa.
Británico. E l movimiento centrífugo se
inserta en la forma circular. Despliegue De los grandiosos frontones se
libre de las figuras sobre el fondo. han conservado valiosos fragmen­
tos [65], que ya no pueden ser
ves; éstos muestran, en la parte contemplados uno por uno. Des­
este, la lucha de los dioses contra graciadamente, de los dibujos que
los gigantes y en la parte oeste, la realizó el francés Carrev en 1674
lucha de los griegos contra las antes de la explosión del polvorín
amazonas; en el lado septentrio­ turco en el Partenón durante el
nal, las luchas contra Troya, y al sitio de los venecianos en 1687,
bien se ha ¡perdido el grupo námica y la forma estática. La ar-
central del frontón oriental. Mos- rnonía de la forma clásica, que pa­
iraba a Zeus en el trono, con la rece tan natural, resulta difícil de
cabeza abierta ¡por el hadha de He- conseguir y su desarrollo es extre­
mesto de cuya herida nace Atena, madamente complejo. Aquí deben
ue es coronada por una Nike, destacarse Posición, Apolo y Arte-
Pero el grandioso proceso del na- mis como parte de la magnífica
cimiento divino se comunica a los banda de figuras del friso [61].
dioses que lo contemplan. El su- Han descendido también del Olim-
ceso queda enmarcado entre los ca- po, al igual que los otros dioses;
ballos tirados por Helio, que surge están, efectivamente, presentes y
en el ángulo izquierdo del frontón, visibles en la solemne ofrenda del
y los conducidos por la diosa de peplo a Atena, pero no parecen
la luna, Selene, que desaparece por tomar parte en la escena: aparecen
la esquina derecha. La cabeza del completamente sumidos y concen-
caballo de Selene es una obra de trados en una profunda conversa-
una perfección tal que Goethe ve ción. Apolo se vuelve hacia Posei-
en ella «la esencia misma del ca- dón, dignamente sentado, que está
bailo» (Urpferd), como ejemplo in- modelado con peculiar rigidez y
signe de superación de la naturale- endurecimiento, como si aún no
za por el arte. En efecto, el secre- hubiera curado de la deshonra su-
to de la forma clásica consiste, pre- frida en la lucha por el Atica; casi
cisamente, en poder representar la parece como si Apolo le estuviera
forma del ser natural liberada de aconsejando que deponga ese as-
toda contingencia. En el centro del pecto tan hosco y ceñudo. Con ra-
enorme frontón occidental se en- diante ligereza brota el rostro de
frentan Atena y Poseidón en su lu- Artemis, cuyo cuerpo se dibuja
cha por el Atica. Los choques y re- suavemente bajo los abundantes
trocesos se representan mediante pliegues del chitón y el manto. La
una expresión casi desgarrada por plenitud plástica de las figuras del
la violencia de los tiros de caba- friso, de 1,06 m. de altura, resulta
líos encabritados, lo cual constitu- aún más sorprendente si se piensa
ye una anticipación del lenguaje que la prominencia del relieve
formal helenístico. La dinámica mide poco más de 5 cm. Esta li-
del alto clasicismo, pronta a que- bertad de despliegue plástico se
brarse, es contenida sólo por de- obtiene mediante una perspectiva
terminados medios estáticos, co- corporal y ligeros escorzos. La apa-
mo la inclusión del grupo de im- rienda de las figuras está determi-
petuoso movimiento de ambos dio- nada por la bipolaridad armónica-
ses en una composición circular. mente fundida de los cuerpos y la
El mismo principio de composi- abundante vestimenta. Apolo y Po­
ción se encuentra en las importan- sidón sólo llevan el manto {hi­
tes metopas de la parte meridio- mátion), que deja libre la parte su-
nal: en la metopa sur n.° 27 [60] perior del tronco. Bajo los abun-
Ia divergencia centrífuga de la pa- dantes pliegues, unos tensos y
reja de luchadores lapita y cen- otros relajados, las formas corpo-
tauro está vinculada a una forma rales están modeladas con redon-
circular, constituida por los cuer- deces. La plasmación de la reali-
pos que se separan. Dela enorme dad del vestido está llevada hasta
tensión de los cuerpos surge la tal extremo, que incluso el cordon-
más audaz fusión de laforma di- cilio (borde del tejido) está escul-
pido a base de muescas muy pró­ cian de los de los hombres que
ximas. Apolo aparece coronado de toman parte en este cortejo sagra­
laurel, a juzgar por los pequeños do, a los que se concede igual im­
agujeros en su cabeza, en los que portancia. Sólo en pequeños deta­
estaría fijada la corona de metal lles aparecen su altivez y ensimis­
noble. En la mano izquierda alzada mamiento. Los jóvenes del friso
están en actitud silenciosa, igual
que Apolo y Artemis. Fidias creó
esta forma clásica, en la que la
soberana representación de la hu­
manidad de los dioses y los hom­
bres refleja su propio enigma. Las
obras más famosas de Fidias, las
dos enormes imágenes de culto de
Atena Párthenos (para el Parte­
nón) y de Zeus (para el templo de
Zeus en Olimpia), de oro y marfil,
en tamaño varias veces superior al
natural, se han perdido y no son
recuperables ni siquiera a través
de copias romanas.
El otro maestro capital del cla­
sicismo griego es el escultor Poli­
cleto, procedente de Argos, en el
Peloponeso; su atención gira cons­
tantemente en torno a los proble­
mas de la representación escultó­
rica del cuerpo humano desnudo; -i
[62] Diadúmeno (el que ciñe la cinta atletas y héroes. Desgraciadamente,
en la cabeza), copia en mármol de épo­ sólo conocemos sus obras por co­
ca romana, procedente de una casa pri­ pias romanas. Creó el kanon («nor­
vada en D élos; según el original en
bronce de Policleto, hacia 420 a. C. ma»), la proporción de la figura
Atenas, M useo Nacional. Fase más m a­ humana desarrollada según una ley,
dura de la estatua clásica dórica-argiva en su ''Doñforo, bajo el que se
de atleta. Configuración más pura del
contraposto, del ritm o cruzado en la representa probablemente al héroe
construcción de la figura. Proporción en­ Aquiles. Aproximadamente hacia el
tre cada una de las partes y el todo; fi­ 420 a. C. fue realizado el Diadú­
gura que descansa en sí misma; realiza­
ción de bulto redondo en la vista fron­ meno [62], llamado así por el mo­
tal de la construcción. tivo representado: un vigoroso at­
leta ciñe la cinta de la victoria
descansaba probablemente el arco, alrededor de la cabeza. La pierna
mientras que la de Posidón sujeta­ derecha soporta el peso del cuer­
ba, seguramente, el tridente. Tam­ po; el pie izquierdo, sin carga,
bién en esta obra se empleó el color está retrasado y toca el suelo sólo
para subrayar las formas, que resal­ con la eminencia tenar y las pun­
taban con claridad sobre fondo os­ tas de los dedos. La pierna está­
curo, azul probablemente. Se ha re­ tica se comprime enérgicamente en
presentado a Jos dioses con soltura la cadera, mientras que el hombro
y espontaneidad absolutas; sus ex­ correspondiente está inclinado. La
presivos semblantes, de grandes y cabeza, vuelta hacia la pierna de
elocuentes ojos, apenas se diferen­ apoyo, aparece ligeramente inclina- :
da. En contraste con dicho movi­ de la Acrópolis ateniense parece
miento, se alza el hombro izquier­ obedecer a una planificación unita­
do, de modo que a la contracción ria que todavía buscaba, salvaguar­
del lado de la pierna de ajpoyo co­ dando la autonomía de cada edifi­
rresponde la distensión del lado de cio, una subordinación recíproca
la pierna libre. Esta composición entre ellos. Aun antes de la termi­
rítmica constituye la ponderación nación del Partenón, Mnesicles’ co­
clásica, que significa a la vez quie­ mienza en el 437 a. C. los Propi­
tud en el movimiento y movimien­ leos [63], el enorme pórtico que da
to en la quietud. La figura se ha acceso a los recintos sagrados de la
desligado de una posición estática Acrópolis, los cuales, sin embargo,
y posee al mismo tiempo una gran no fueron concluidos, en parte por
contención en su movimiento; de la guerra del Peloponeso, que co­
igual modo, cada parte del vigoroso menzó en el 431 a. C., pero sobre
cuerpo, cada músculo y cada articu­ todo por la oposición al proyecto
lación están sujetos a su función por parte de círculos reaccionarios
y, sin embargo, parecen flotar. A conservadores. El sencillo propilón
través del peso y talla del cuerpo de la época arcaica, con sus colum­
se logra la sensación de una mo­ nas entre las antas, se ha transfor­
vilidad de peculiar ligereza. La mado aquí en una construcción co­
ascensión del poderoso y pesado losal: las naves próstilas hexástilas
cuerpo está acentuada por los bra­ de los extremos producen la im­
zos doblados, que, a pesar del des­ presión de un frente de templo y
pliegue espacial de la figura, ocu­ forman, junto con el muro de cinco
pan un solo plano visual. Aun puertas, el pórtico propiamente di­
cuando la contemplación completa cho. En el interior de la sala oeste
de la figura exige girar en torno dos filas de esbeltas columnas jó-
a ella, el aspecto frontal prevalece
como el más importante. La cabeza
es de configuración grave y viril.
El cabello de cortos rizos, compri­
mido por la cinta, parece acentuar
la soltura de la masa capilar. En
las obras de Policleto se cumple
el carácter funcional de la forma
clásica, que sabe subordinar todas
las partes a un gran ritmo y a
una idea unitaria. No sólo se pue­
de encontrar la ley estructural clá­
sica en el microcosmos de la fi­
gura humana, sino igualmente en
la ley arquitectónica del Partenón
y también en la organización de la
polis ática: cada forma tiene auto­
nomía propia y está concebida co­
mo una individualidad, aun cuan­ [63] Propileos de la Acrópolis de A te­
nas (437-32 a. C .) construidos según los
do no cobra todo su sentido sino planos del arquitecto M nesicles. V ista del
al servicio de la totalidad. Se ha ala noroeste (la llamada «pinacoteca»). E s ­
encontrado, pues, la ley capaz de tructura arquitectónica alada y polimem-
bre. Subordinación de cada una de las
darse a sí misma la libertad. partes a una ordenación de conjunto y
La reconstrucción y reordenación supresión de su autonom ía.
nicas sustentan un entablamento espíritu completamente nuevo y re­
de amplio tendido y las cinco fron­ volucionario: la conjunción de ti­
tales originan una espaciosa sala de pos de edificaciones originariamen­
tres naves. Los estilos jónico y te independientes y su disposición
dórico se 'han fundido en una axial anuncia la arquitectura del
grandiosa unidad. Aparte de los futuro y constituye un anticipo del
arte helenístico.
Sobre la prolongación al oeste
del bastión meridional de los Pro­
pileos, el Nikepyrgos, fue erigido
durante la paz de Nicias (421-15
a. C.) el templo de Atena Nike
según los planos de Calícrates. A
la recia arquitectura dórica de los
Propileos se contrapone una delica­
da construcción de estilo jónico:
una diminuta celia casi cuadrada
queda comprendida por los dos
lados de los frontones entre cuatro
columnas próstilas (anfipróstilo). El
arquitrabe con sus tres zonas y el
friso esculpido sobre ellas (en lu­
gar de los dentellones [43]) unen
los muros y las filas de columnas.
[64] Relieve ático en mármol de un ji ­ Bastantes años más tarde, probable­
nete, de un monumento funerario estatal,
hacia 430 a. C. Roma, V illa Albani. mente a finales del siglo (408-407
Las fuerzas centrífugas se dan dentro a. C.), la plataforma que servía de
de una composición circular. asiento al templo fue rodeada de
un pretil con relieves que repre­
pórticos propiamente dichos, Mne- sentaban a Atena sentada en una
sicles había proyectado dos alas, roca y rodeada de una multitud de
de las cuales sólo llegó a construir­ Nikai («victorias») ocupadas en di­
se en su totalidad la del noroeste, versos quehaceres, como el adorno
la llamada posteriormente pinaco­ de trofeos, el sacrificio de toros,
teca. etcétera. Este pretil fue construido
Ei edificio suroeste se erigió par­ bajo el efecto de las últimas vic­
cialmente, mientras que las dos torias atenienses en los años 410
construcciones del este (dos naves y 409 a. C.
largas) quedaron en los cimientos. Al mismo tiempo que el templo
Las edificaciones del oeste, que des­ de Nike, se construyó, también en
tacan sobre los altos basamentos, se estilo jónico, el Erecteón, que que­
abren en columnatas hacia el ac­ dó inconcluso como los Propileos.
ceso a la Acrópolis y a la vez lo El templo es próstilo hexástilo y
rodean. Esta subida formaba una su celia, con múltiples divisiones,
rampa ancha que abarcaba todo debía alojar un gran número de
el espacio comprendido entre las objetos de culto (imagen de la dio­
alas occidentales (proyectado, se­ sa de la ciudad, símbolo del tri­
guramente, como escalinata libre). dente de Posidón, sarcófago de
Si el Partenón representa la reali­ Cécrope, olivo de Atena y serpien­
zación plena del templo griego, la te de la Acrópolis). A sus costados
construcción de Mnesicles es de un fueron añadidas, ail norte, una espa­
ciosa sala despejada y, al sur, la fa­ — trasladado ya en la Antigüedad
mosa sala de las korai [69]. Pro­ de Atenas a Roma— y que es el
bablemente existía el proyecto de mayor y más importante de los re­
edificación de un ala, cuya mitad lieves funerarios áticos clásicos*, se
hubieran ocupado ambas naves. De refiera a los caídos en los primeros
esta manera, el edificio sólo puede años de guerra, cuando los atenien-

[65] Figura de Iris situada en la mitad [66] Stamnos de figuras rojas del pin­
derecha del frontón oeste del Partcnón. tor de Cleofón, hacia el 430 a. C. M u­
Londres, M useo Británico. M áxim o acom- nich. Staatliche Antikensammungen. Tras-
pasamiento entre cuerpo y vestido. ferencia del estilo partenónico a las obras
del arte menor.

ofrecer actualmente la delicada sun­ ses luchaban sólo con unidades a


tuosidad de sus distintas partes. caballo. El relieve, encontrado ya
El entierro de los muertos en en Roma en época de J. J. Win-
los primeros años de guerra (431 ckelmann (1717-1768) —el funda­
a. C.) probablemente tuvo lugar dor de la arqueología clásica— re­
con especial solemnidad al princi­ presenta a un guerrero en lucha
pio del invierno. Pericles fue, preci­ con un enemigo caído. El jinete
samente, el orador elegido por el ateniense ha saltado del caballo,
pueblo para pronunciar el Discurso con la espada en ristre, como Har-
Fúnebre; Tucídides, en su Historia modio, para dar el golpe mortal al
de la Guerra del Peloponeso (II, enemigo tendido en el suelo, al
35 ss.), nos ha conservado esta pie­ tiempo que sujeta con la izquierda
za oratoria, si no en su estricta li­ el caballo encabritado. En vano
teralidad, sí, al menos, en su espíri­ busca el enemigo protegerse con el
tu y en su intencionalidad: es el más manto arrollado al brazo a manera
bello y justo panegírico de la demo­ de escudo. Desamparado, implora
cracia ateniense. Quizás el relie­ con su mirada al vencedor, cuyo
ve del jinete de Villa Albani [64] manto ondea en el torbellino de la
agitación. El turbulento suceso se fidíaco. Sólo los caídos sepultados
desarrolla en un silencio increíble en el monumento funerario estatal
que hace adivinar la vacilación ante podían ser representados como ven-
el golpe mortal. La lucha tiene lu- cedores. He aquí la audaz innova-
gar en medio de un paisaje áspero
y rocoso. El enérgico movimiento
del caballo encabritándose está rea­
lizado con espíritu plenamente par-
tenónico. También la exomis (chi-
tón corto con cinturón) del jinete
ateniense recuerda, en su rico y
sonoro lenguaje de pliegues, a la
técnica de la tela moiada de Fidias
en el frontón occidental del Parte­
nón. Evoca, por ejemplo, la carre-

[68] Cabeza de Pericles, copia romana


según la estatua honorífica de la Acrópo­
lis, realizada por Crésilas después del 429
a. C. Berlín C 2, Museo de Pérgamo. No
es un retrato, sino una imagen ideal de
un estratega y estadista que prescinde
de rasgos individuales, orientada según
las efigies de ciudadanos -Jel triso del
Partenón.

ción del arte perícleo frente a las


antiguas tumbas arcaicas. En .la
[67] E stela funeraria en mármol de la cumbre de su vida, que alcanza
isla de Egina, hacia 425 a. C. Atenas, en el momento de su hazaña, el
M useo N acional. Lenguaje formal partenó- luchador es representado como ven­
nico en el estilo del cuerpo y el vestido.
cedor. La imagen del muerto debe
pervivir en la memoria como la
imagen heroica de un triunfador.
ra de Iris [65], da mensajera de En esta alta concepción del desti­
los dioses, cuyo torso destaca entre no, el relieve del jinete de Albani
las más soberbias y logradas figu­ puede ser representativo de la gran­
ras de dicho frontón. En el relieve deza clásica de la Atenas de Peri­
del jinete, la innovadora fusión de cles, la ciudad que en el transcur­
las fuerzas dinámico-centrífugas con so de pocos años fue arrojada des­
la forma circular estática parece ha­ de la cumbre del poder y el es­
ber surgido totalmente del espíritu plendor a una profunda miseria.
Pero en la memoria de la Huma­ mujer joven aparece en actitud con­
nidad lo que ha quedado como movida, con la cabeza inclinada
vivo ejemplar —clásico— no es la ante ed joven guerrero que parte
miseria ática y el triunfo de Es­ a la campaña. En la diestra sos-
parta en la guerra del Peloponeso,
sino la fuerza y el vigor de los
fragm entos artísticos de la época
de Pericles.
En la pintura de vasos aparecen
imágenes que corresponden plena­
mente al espíritu del Partenón. So­
bre un Stamnos del pintor de Cleo-
fón [66], de hacia el 403 a. C.,
que se encuentra en la actualidad
en Munich, está representada la

[70] Nijce atándose las sandalias, placa


de la balaustrada de mármol del templo
de Atena N ike, hacia el 406 a. C. Atenas,
Museo de la A crópolis. El vestido se in­
dependiza y se acentúa refinadamente el
desnudo del cuerpo. Cima del estilo sun­
tuoso.

tiene una jarra, de la que ha es­


canciado la ofrenda de despedida
en el Kylix («copa»). El guerrero,
quizá su esposo o su hermano, su­
[69] Pórtico de las C ariátides del Erec-
teón, entre 421 y 415 a. C . Com posición
jeta la copa y mira intensamente
arquitectónica de los cuerpos (configura­ hacia la mujer; con la izquierda
ción colum niforme del vestido sobre la sostiene el escudo; lanza, casco y
pierna de apoyo, cuerpo superior cuadra­ espada, así como un chitón corto,
do, cabeza erecta), atenuada por el con­
torno oscilante del lado de la pierna li­ completan el armamento; un ancia­
bre y por la estrecha relación entre el no de cabellos blancos y una mu­
cuerpo y el vestido. jer con la mano levantada en acti­
tud de saludo de despedida, limitan
despedida del guerrero, así como por ambos lados la escena, de un
también en muchos lékythoi (vasos silencio emocionante. El milagro
de perfumes) de fondo blanco, que del clasicismo griego, que por la
se guardaban en las tumbas. Una libertad recién conquistada no pro­
duce imágenes ruidosas, sino silen­ transmitido por copias romanas,
ciosamente recogidas en sí mismas, según una estatua honorífica reali­
también se manifiesta en las obras zada por el escultor Crésilas tras
de artesanía. la muerte del estadista [68]. En
Desde el estallido de la guerra este retrato se ha excluido la re­
del Peloponeso se vuelven a en­ presentación de los rasgos indivi­
contrar estelas con los retratos de duales. La «cabeza de cebolla» de
los difuntos sobre las tumbas de Pericles está cubierta por el casco
los ciudadanos áticos. Una estela corintio, que lleva como estrate­
de Egina [67], especialmente com­ ga. Sólo por las aberturas oculares
pleta, que data de alrededor del de éste, echado 'hacia atrás, se deja
425 a. C., representa al muerto co­ entrever la exagerada prominencia
mo a un distinguido joven que de la forma de la cabeza. Pericles
porta el himátion, una prenda si­ no está representado como hombre
milar a un manto, y que levanta viejo, sino en la fuerza plena de
la mano para saludar. La reminis­ sus años maduros, que refuerza su
cencia del estilo partenónico (cf. el distinguida y viril barba corta. Es
Apolo del friso del este [61]), no una representación de amplios ras­
puede pasar inadvertida en la pos­ gos: los ojos, la firme nariz y la
tura, así como la en conmovedora boca están significativamente mo-
configuración de la cabeza y el es­ ddados. Se ha plasmado no los
tilo del vestido. En el pilar se rasgos particulares, sino \la imagen
apoya un muchacho que debía lle­ ideal del estadista que dio su nom­
var botellitas de aceite y una stri- bre a toda una época.
gilis, objetos que denotan que el Fidias, tan unido a Pericles, su­
muerto es un atleta. Tras la mano fre las consecuencias de la dura
alzada en actitud de saludo se en­ crítica a que ya por entonces los
cuentra la jaula del pájaro, que el atenienses someten la política de
joven sostiene con la mano izquier­ su estratega, y es denunciado ante
da. Una solemne frania de palme­ la Asamblea Popular como respon­
tas abiertas y flores de loto ador* sable del robo de algunos materia­
nan el extremo superior de la es­ les destinados a la estatua de oro
tela. El muerto aparece en la flor y marfil. Después del proceso, Fi­
de sus años rodeado de aquellas dias tiene que abandonar Atenas;
cosas que amaba en vida. La tris­ pero su estilo personal, el del cla­
teza sólo se manifiesta en el rostro sicismo ático, queda vivo; y en
del pequeño siervo, cuya mirada adelante se hablará de un estilo
frontal se aleja del muerto, seña­ fidíaco. Sus discípulos Alcamenes
lando con este alejamiento la tenue y Agorácrito sólo varían las formas
línea divisoria entre la vida y la creadas por Fidias, que van per­
muerte. Las silenciosas y tranqui­ diendo su influencia. El taller de
las imágenes de la vida sobre las Alcamenes se puede reconocer qui­
estelas funerarias áticas del siglo v zá en las korai («muchachas», co­
a. C. figuran, por su belleza y su nocidas más tarde con el nombré
melancolía, entre las obras artísti­ de cariátides) del Pórtico de las Ca­
cas más conmovedoras y patéticas riátides del Erecteón [69], en eil
del clasicismo griego. que el arte alásico nos ofrece su
Pericles fue el que dirigió, con versión de aquellas estatuas arcaicas
su grandeza humana y la fuerza de que, ligera y grácilmente, están
su visión, la política del clasicis­ puestas al servicio de la arquitec­
mo ático. Su retrato nos ha sido tura, sustentando el entablamento,
como ya vimos en el Tesoro jó­ de Licurgo, un resurgimiento polí­
nico de Delfos; sin embargo, aquí, tico y comercial. Desde mediados
aun a pesar de la coerción arquitec­ del siglo, los macedonios, que du­
tónica. se da una perfecta libertad rante el gobierno de una serie de
a la figura, en contraposición a la enérgicos reyes fueron creando un
rigidez de la cariátide arcaica [ 431. fuerte órgano estatal, construido
El 'progresivo desarrollo de la sistemáticamente en sus aspectos
form a partenónica conduce hacia el militar y territorial sobre todo por
410 a. C. al estilo suntuoso (en Filipo II de Macedonia (359-336),
a’.emán, reichen Stil), de carácter comienzan a ejercer influencia so­
muy expresivo, que abunda en pre­ bre los acontecimientos internos de
ciosismo. Son representativas de los griegos, hasta que consiguen
este es-tilo las Nikes de la Balaus­ sentar las bases legales para su des­
trada del Templo de Atena Nike. arrollo, mediante el ingreso de Fi­
En la Nike atándose una sandalia lipo en el Consejo de la anfictionía
[70], el sobreabundante juego de de Delfos. Ciertas discrepancias en
pliegues del vestido transparente esta anfictionía conducen a la gue­
sirve por una parte sólo como re­ rra entre Filipo y los atenienses y
finada acentuación de la desnudez beocios confederados, que termina
del cuerpo, mientras que (por otra con la batalla de Queronea el 2 de
se hace totalmente independiente agosto del 338 a. C., que marca el
y adquiere vida propia. La armó­ fin de la polis griega independiente.
nica fusión entre el cuerpo y el La creación del congreso panheléni-
vestido en el arte partenónico se co en Corinto, bajo dirección mace­
ha desintegrado ya en sus partes dónica, establece la paz general en
constituyentes, aunque esta ruptura Grecia. Allí se encarga a Filipo da
queda velada por una altura artísti­ campaña de venganza contra los
ca genial. También la vinculación persas, pero es su hijo Alejandro
dásica de la figura del relieve a su quien consigue llevarla a cabo. La
fondo, del que a la vez parecía filosofía releva a la gran poesía del
desprenderse, queda ahora rota por sigilo v a, C.: en el 399 muere Só­
su propio dinamismo que preva­ crates, cuyos ideales son recogidos
lece sobre el sentido de superficie. por su discípulo Platón. Este y
Aristóteles escriben y enseñan en
El arte clásico tardío Atenas.
(400-aprox.-330 a. C.) Los tres oradores áticos: Demós-
tenes, Isócrates y Esquines repre­
El s. iv a. C. está caracterizado sentan las concepciones del Estado,
por la decadencia de la polis en contrapuestas a una polis autóno­
todo el mundo griego. La hegemo­ ma y a una Grecia unificada. La
nía que Esparta ejercía sobre Gre­ forma clásica preciosista de finales
cia tras la guerra del Peloponeso del s. v a. C., que latía sobre todo
y una serie de guerras posteriores en las figuras de la balaustrada de
quedó truncada definitivamente por las Nikes v en das imágenes del pin­
Tebas bajo el gobierno de Epami- tor de Meidías, se serena progresi­
nondas (batalla de Leuctra, 371; vamente al comenzar el s. iv a. C.,
batalla en Mantinca, 362). Atenas si bien se conservan las filigranas
experimenta primero bajo el sagaz caligráficas formularias como ele­
gobierno de Conón (378-377: fun­ mentos decorativos parciales. En
dación de la segunda confederación los años anteriores y posteriores al
marítima ática) y más tarde bajo el 400 a. C. tiene lugar la transición
en la que la forma objetiva del comprobar una restricción de la
alto clasicismo se transforma en la vida pública y da búsqueda de una
forma más subjetiva que caracteri­ compensación en la vuelta a la vida
za al clasicismo tardío: del mundo privada y en la filosofía. Se abre
de formas definidamente escultóri­
cas del alto clasicismo brota la pos­
tura clásica tardía más pictórica. El
material preferido anteriormente, el
bronce, se sustituye en las estatuas
por el mármol, pintado ahora im­
presionista y suavemente, en contra­
posición a la coloración objetiva del
alto clasicismo. Se altera la propor-
ción de la figura: los cuerpos son
de conformación más alargada y las
cabezas más pequeñas. Los escora

[72] Figura de acrótera en mármol, lla­


mada «A ura», del frontón occidental del
templo de Asclepio en Epidauro, creada
ñor Tim oteo en 380-70 a. C. Atenas, M u­
seo Nacional. En la vestimenta aparecen
características del estilo suntuoso; expre­
sión melancólica del semblante.

paso eil culto a nuevos dioses, como


el dios de la salud Asclepio o divi­
nidades orientales como Bendis.
Las tumbas áticas de guerreros
del s. iv a. C. están aún plenamen­
te condicionadas por el alto clasi­
[71] E stela funeraria en mármol de De- cismo. La estela de Dexileo [71],
xileo, caído en la guerra corintia en el jinete que cayó ante Corinto el
394 a. C . Atenas, Museo del Cerámico.
Sobria configuración realista aunque con 394 a. C., adopta en su composi­
pervivencia de elementos del estilo sun­ ción un estilo mucho más antiguo,
tuoso (el vestido resulta caprichoso). clásico. Sólo en el comprimido es­
corzo del caballo y el enemigo arro­
zos transmiten a las figuras una jado al suelo se reconoce el carácter
nueva relación con los espacios. El propio de principios del s. iv, que
espacio objetivo de las figuras del también se manifiesta claramente
alto clasicismo se convierte en es­ en la forma, la cual, aun con todo
pacio expresivo y el ethos alásico su movimiento, produce un efecto
se transforma en pathos. Se puede reposado y de una nueva realidad
material y objetiva. Una vez más el La preferencia por el modelado
jinete caído está representado como de la cabeza, que ya era observable
vencedor. L o s amplios rasgos del en Timoteo, encuentra su punto
sem blante se han realizado aún con culminante en la expresión abierta-
la plenitud del espíritu clásico. Esta
estela estaba en el recinto funera­
rio de la familia de Dexileo, sobre
una tumba vacía, pues el muerto,
según lo prescrito entonces, había
sido enterrado en el monumento fu­
nerario estatal. Por su colocación
se veía claramente, que sus conoci­
dos le honraban como a un héroe.
El principal maestro de la época
de transición fue, sin lugar a du­
das Timoteo, a quien podemos in­
cluir en la escultura ática. Proyectó
los modelos de los frontones para
el edificio del templo de Asclepio,
en Epidauro, y trabajó también en
las acróteras occidentales. En los
f r o nt ones estaban representados
aún los grandes temas mitológicos
del s. V: en la parte este, la caída
de Troya; al oeste, la Amazonoma-
quia. Las figuras de las acróteras
representan Ñikes, y en las esquinas [73] Cabeza en mármol de uno de los
doncellas sobre caballos, que figura­ frontones del templo de Atena en Te-
gea, de Escopas, hacia 350 a. C. Atenas,
ban quizá Nereidas o Auras, diosas Museo Nacional. En lugar de la «form a
de los vientos. Las gráciles figuras esencial» del alto clasicism o, «form a apa­
de muchacha [72] parecen resbalar rencial». Patetism o y efecto pictórico.
ligeramente del caballo. Su estilo
está caracterizado por la configura­ mente patética y enérgica de Esco­
ción de los vestidos—bajo los que pas de Paros, que, junto con Pra-
se dibujan, sin embargo, con plena xiteles y Lisipo, es el que respon­
plasticidad, las formas del cuer­ de con mayor pureza a la voluntad
po—, y su intencionado contraste estilística del clasicismo tardío. Es­
con la epidermis de las partes des­ copas es un escultor del más origi­
nudas. La armónica relación de los nal talento, que rompe audazmente
grupos tiene aún muchos puntos de con la ley de la figura clásica, que
contacto con el estilo del alto cla­ le había sido sido impuesta, e in­
sicismo, y sólo rompe con éste en cluye plenamente el entorno espa­
la representación animizada de los cial dentro de la configuración plás­
rostros, que ofrecen una expresión tica. En sus imágenes de héroes
melancólica. En las Nikes de la coloca en primer plano el sufri­
balaustrada [70], la forma del ves­ miento, el esfuerzo de la hazaña
tido se ha independizado aún más: heroica. A mediados del siglo rea­
se ha endurecido en sí misma y se lizó en sutaller los frontones del
nota en ella la aplicación del len­ templo de Atena Alea en Tegea,
guaje indumentario del estilo sun­ que fue considerado como el más
tuoso. bello del Peloponeso. En los fron­
tones se representaba, en el lado donde la forma natural se presenta
este, ¡la caza del jabalí de Calidonia exagerada y desfigurada por razo­
y, ai oeste, un mito local de Tegea. nes de efectismo. La mesurada sere­
La muerte del jabalí salvaje tenía nidad de la expresión facial del cla­
lugar en Calidonia con la partici­ sicismo se ha transformado en una
pación de todos los héroes esencia­ expresividad apasionadamente in ­
tensa, que testifica una originaria
fuerza plástica.
Para el suntuoso sepulcro monu­
mental de Mausolo, muerto en el
352 a. C., siendo sátrapa de los ca-
rios en Halicarnaso, fueron llama­
dos los más importantes artistas de
la época, a cuyo cargo corrió la ela­
boración del ornamento escultórico.
Esta tumba, conocida corrientemen-.
te 'hoy con el nombre de Mausoleo
de Halicarnaso [74], era una de
las siete maravillas del mundo y
pertenece a las mayores realizacio­
nes arquitectónicas de la época; en
su construcción, en forma de tem­
plo sobre un basamento gigantesco,
se recurrió a formas propias del
Asia Menor. Su arquitecto fue Hi-
tio. Escopas había sido designado
entre los escultores para realizar la
[74] Reconstrucción del M ausoleo, tum­ parte oriental, que era la más im­
ba del rey M ausolo en H alicarnaso (Asia portante; Timoteo, la meridional;
Menor), proyectada por P itio hacia m e­
diados del s. IV a. C. Se une el tipo Briaxis, la septentrional, y Leoni-
de tumba de torre de A sia Menor con el cares de Atenas, la parte occiden­
templo greco-jónico. tal. El monumento constaba de un
enorme podio rectangular, adorna­
les del mito griego, entre los que do probablemente por dos frisos,
se distinguían principalmente la ca­ que representaban luchas de cen­
zadora Atalanta y Meleagro. De la tauros y amazonas, y un tercero con
escultura de los frontones sólo se carreras de cuadrigas estaba desti­
han conservado f r a g m e n t o s que, nado al exterior. Entre las colum­
como obras de taller, pueden, no nas exteriores había colocadas es­
obstante, ser considerados también tatuas. El conocido sarcófago de las
del estilo de Escopas. La vigorosa afligidas de la necrópolis real de
cabeza [73], que gira violentamen­ Sidón, ahora en Estambul [75],
te sobre un poderoso cuello, tiene realizado -a mediados del s. iv
la parte inferior del rostro corta, antes de C., es comparable en la
anchos los pómulos y los ojos hun­ disposición de las figuras, modela­
didos, cuyos párpados superiores das casi con plasticidad completa
desaparecen bajo el arco ciliar. El entre las columnas, e incluso en su
corto cabello sólo está tratado es­ concepción general, a un templo fu.
quemáticamente. Una extrema ten­ nerario. Una cuadriga coronaba la
sión y un expresivo sentimiento cubierta, en forma de pirámide, del
han sido arrancados al mármol, Mausoleo, que dio su nombre a lo-
das las grandes construcciones fu­ estatua, que constituye, probable­
nerarias posteriores. Las estatuas mente, la obra escultórica más tina
iconográficas de Mausolo y Arte- que ha sobrevivido a la destrucción
m ís °su esposa, quien hizo pro­ del Mausoleo, es de gran volumen
seguir la construcción tras la muer­ y logra plasmar un movimiento agi­
te de aquél, provienen de la mano tado e impetuoso. Es un magnífico
del escultor cario B r i a x i s [76]. retrato de un «bárbaro». El efecto
Mausolo está reproducido con mo­ pictórico de las superficies difumi-
vimiento impetuoso y enérgico y se na el volumen plástico. Briaxis in­
encontraba quizá en la cuadriga, dica ya con estas estatuas el cami­
¡unto a Artemis. El cuerpo des­ no hacia la forma helenística, que
aparece casi por completo bajo la él mismo emprende en su imagen
prolija configuración del vestido. del culto de Serapis, el extraño dios
Sólo la rodilla de la pierna libre de la salud, y en el mundo de ul­
tratumba de los Ptolomeos, obras
[75] Sarcófago de la necrópolis real de realizadas para Alejandría.
Sidón, llamado «sarcófago de las afligidas»,
mediados del s. iv a. C . E stam bul, Museo
El mismo arquitecto Pitio cons­
Arqueológico. E l sarcófago está concebi­ truyó en estilo jónico, a mediados
do como un templo de orden jónico. F i­ del s. iv a. C., un templo de Ate­
gura de m ujer según la tradición de las na para la ciudad de Priene que
estatuas vestidas ático-praxitélicas; su co­
locación entre columnas es habitual en constituye la ¡plasmación clásica del
Asia Menor. orden jónico [77]. En él se ha lle­

se adelanta. Alrededor de la pier­ vado a cabo con admirable claridad


na cargada se dibuja un contorno la organización racional, ya obser­
agitado, quebrado por los pliegues. vable en los templos jónicos arcai­
En el rostro de Mausolo se mani­ cos. A la planta se le añade un
fiestan claramente rasgos extranje­ plinto cúbico, en el que todas las
rizantes, acentuados además por el partes—columnas del peristilo, an­
vestido y el corte del cabello largo, tas y columnas de antas—se inter-
de tipo oriental, no griego. Esta relacionan axialmente. Una abun­
dancia de proporciones s e n c i l l a s Es el artista que da forma, sobre
confiere al edificio una evidente for­ todo, a las concepciones postclási-
ma cristalina, que queda protegida cas de los dioses olímpicos, que, des­
de la frialdad academicista por la pojados ya de su majestad y grande­
armonía vegetal del estilo jónico. za, aparecen ahora con esa nota de
La configuración uniforme de todos humanidad común a todas sus repre­
los extremos y la adición de -un sentaciones en las divinidades: en­
opistodomos (aunque pequeño) ase­ tretenidos en sus juegos y disfrutan­
mejan este edificio al templo dórico do de su tranquila y despreocupada
plástico omnivisual. De esta mane­ vida cotidiana. Varias veces repre­
ra Pitio sustituyó el orden dórico sentó a Afrodita en toda la belleza
por el jónico, atrayéndose con ello de su cuerpo semivestido o desnu­
el favor general, que duró hasta la do. En estas estatuas es caracterís­
época romana. tica suya la composición pictórica,
cuya realización confiaba únicamen­
te al pintor Nicias de Atenas. Ex­
cepto una de dichas estatuas, las
restantes nos han sido transmitidas
por copias romanas. Esta obra de
su propia mano, realizada ya en su
época madura, es la conocida por
Hermes en Olimpia [78]; el per­
sonaje lleva en su brazo al niño
Dionisio y se yergue esbelto sobre
su apoyo de largas piernas; sus for­
mas corporales son de blanda y pu­
lida modelación y su sereno res­
plandor se concentra en la suave
cabeza del dios. La interpenetración
de las formas está especialmente
marcada por las delicadas transicio­
nes en el semblante, que descansa
beatífico en su propia expresión.
Cubre la cabeza un cabello abun­
dante, de cortos rizos. En este Her-
rnes, el mensajero de los dioses y
el portador del niño Dionisio se
han fundido en una sola imagen de
dulzura casi inquietante. El Her­
[76] Estatua en mármol de M ausolo, mes de Praxiteles, aun con toda su
probablemente de una cuadriga sobre la
cúspide de la pirám ide de la tumba, rea­ lírica proximidad, no es otra cosa
lizada por Briaxis hacia mediados del que un símbolo del distanciamien-
s. iv. Londres, Museo Británico. La cons­ to de los dioses. A pesar del ama­
titución del cuerpo está encubierta por
los volúmenes del ropaje; efecto pictó­ ble encanto de su presencia, resul­
rico; caracterización correspondiente a un ta inasequible a la oración y la
tipo de retrato no griego. invocación. El grupo está compues­
to como en un cuadro: un tronco
Anterior a Briaxis es el escul­ de árbol, sobre el que se ha ten­
tor ateniense Praxiteles (400-300 dido un manto, sirve de apoyo al
aprox.), cuyas primeras obras se si­ brazo izquierdo de Hermes, que
túan en la primera mitad del s. vi. lleva al niño. El suave tejido se
extiende también sobre el brazo, dirección, aparece de nuevo la pura
para no hacerle daño. La figura se grandeza del dios que ahuyenta el
desarrolla en su aspecto frontal. infortunio. Con esta obra, de hacia
La espalda no fue acabada de cin­ el 330 a. C., que representa el pun­
celar, porque nunca estaba a la vis­ to culminante de la forma postclá­
ta. La primacía de la idea pictó­ sica, se prepara ya, con todo su
rica de la imagen sobre la configu­ efectismo, la transición hacia el len­
ración de bulto redondo es típica guaje expresivo helenístico, que cul­
del lenguaje formal potsclásico de minará en el puro movimiento de
Praxiteles. la forma.
El escultor ático Leocares, que Leocares trabajó para el Eili-
ya colaboró en el Mausoleo, dio en peion de Olimpia las estatuas de la
su Apolo de Belvedere [79] expre­ familia real macedónica en oro y
sión a la imagen postclásica de este marfil, es decir, según la técnica
dios. El esbelto cuerpo se represen­ que hasta entonces estaba reservada
ta caminando a paso ligero y suje­ a las imágenes de dioses. De este
tando el arco con la mano izquier­ grupo hemos podido quizás recu­
da adelantada. La mirada de la ca­ perar el retrato de Alejandro a tra­
beza, enérgicamente vuelta, amena­ vés de una estatua del alto helenis­
za -por encima del arco a un po- mo de Magnesia del Meandro, aho­
ra en Estambul [80]. Alejandro
está c o n c e b i d o como un nuevo
Zeus: lleva el himátion, que deja
libre la parte superior del cuerpo;
en la mano izquierda, bajada, su­
jeta la espada, y con la derecha se
apoya quizás sobre el cetro del so­
berano universal. El ímpetu y em­
g m 1 g ;§ L M W I J J J puje de las formas corporales, que
culmina en la grandiosa cabeza, ha
[77j Planta del tem plo de Atena en sido exagerado en la reproducción
Priene (A sia M enor), proyectado por Pi- helenística, pero puede considerár­
tio después de mediados del s. IV . E l
templo períptero jónico se iguala con el sele como la actitud barroca de la
dórico m ediante la introducción de un época de Alejandro. De la estatua
opistodomos (sala posterior) y por la con­ de época clásica, un siglo anterior,
figuración idéntica de todos los lados;
estructura abstracto-racional de la planta. que descansa en sí misma, se ha
pasado así a la estatua-retrato, im­
sible enemigo. El avance plástico presionante y efectista, del sobera­
del brazo tendido está subrayado no helenístico deificado.
por el ropaje, a través del cual se Puede afirmarse sin lugar a du­
yergue radiante el cuerpo. El peso das que la aportación más impor­
de éste se reparte mediante la pre­ tante para la consumación de la
sión sobre ambas piernas. La expre­ forma clásica tardía y su sustitu­
sión altivamente amenazadora del ción por la forma efectista del hele­
rostro, con los labios entreabiertos, nismo fue realizada por el escultor
está acentuada por la composición Lisipo, quien, igual que Miguel An­
de los rizos. A partir del Renaci­ gel, con su prodigiosa capacidad de
miento, esta famosa obra ha ejer­ trabajo, puso su sello a toda la pro­
cido una gran influencia. En la es­ ducción de la época que va desde
belta talla de la figura, y en su el 360 a. C. hasta finales del siglo.
rnmnmirión, centrada en una sola Poco después de mediados del s. iv
esculpió ol retrato de Sócrates para varse en este retrato, que evoca de
el Vompeion en Atenas [81] (el nuevo, medio siglo des/pués de la
edificio donde se guardaban Jos or­ muerte de Sócrates, la figura del
namentos y objetos de las fiestas filósofo como homenaje conciliato­
Panateneas). El feo filósofo, cuya rio. Es, pues, un retrato ideal, en el
cabeza con ancha nariz aplastada se que no se reflejan los avatares de
podría confundir con la de un ái- la cotidiana toma de posición po­
leno, ha sido representado por Li- lítica.

[78] Estatua en mármol de Hermes con [79] Estatua del A polo de Belvedere,
el niño D ionisio del templo de H era en copia romana según el original de Leoca-
O lim pia. Obra de Praxiteles hacia 330 res hacia 330 a. C. Roma, Museo del V a­
ticano. Elegante m ovilidad; apertura de la
a. C. O lim pia, M useo. E l grupo tiene
fi<mra hacia el espacio anterior y realce de
una composición pictórica. La luz sobre la misma frente a la arbitrariedad del ves­
la superficie infunde claridad a las fi­ tido: forma efectista de la época ale­
guras. Gran armonía de las formas. jandrina.

sipo en una actitud espiritual re­ Como obra tardía de Lisipo se


bosante. El cabello y la barba cir­ puede considerar el Apoxiómeno
cundantes desempeñan un gran pa­ (su nombre procede de la acción
pel en la configuración general del del atleta que se limpia con una
rostro, de amplios rasgos y de ojos strigilis la piel cubierta por el pol­
pequeños e irónicos bajo la alta vo de la palestra). Fue realizada
frente. La penetrante fuerza del hacia el 320 a. C. en honor de un
pensamiento socrático puede obser- campeón o l í mp i c o ( ¿Quelón de
Elís?) [82]. El motivo es ya carac­ y quizá aún más que a él, como
terístico del concepto clásico de la escultor de la corte.
primera fase del helenismo tardío Sólo pocos a ños d e s p u é s del
sobre la imagen del vencedor: no Apoxiómeno de Lisipo, Filoxeno
se representa ya al atleta en el mo­ de Eretria pintó para Casandro, el
mento de su acción, como en el sucesor de Alejandro en el trono
Discóbolo de Mirón, por ejemplo, o macedónico, una glorificación de la
en presencia de la deidad de la que batalla de Alejandro contra Darío.
ha recibido el triunfo, sino que se
expresan los trabajos y esfuerzos
de la competición: el vencedor se
limpia el aceite lleno de polvo de
la palestra; los ojos miran cansa­
dos y relajados a través del fatiga­
do semblante; el brazo izquierdo
está sobre la parte superior del
tronco para eliminar con la strigiíis
la suciedad debajo del brazo dere­
cho, adelantado. A partir de un
apoyo ancho y de largas piernas se
desarrolla un ejuilibrio aún poco
estable y oscilante en el que aso­
man la agitación y el esfuerzo de la
lucha. Sin embargo, la función cor­
poral ha sido captada con energía.
Con el audaz avance del brazo de­
recho tendido se conquista ya una
dimensión espacial más, cuya expre­
sividad está en curiosa contraposi­
ción con la concepción pasiva de la
figura. En el Apoxiómeno se encar­
na la controversia de dos épocas:
la expresión posclásica del sufri­ [80] Estatua del alto helenismo de A le­
miento universal ha sido vinculada jandro Magno, de Magnesia en el M ean­
dro. Estam bul, Museo arqueológico.
a la espacialidad helenística por me­ Transformación de una estatua de Leoca-
dio de un calculado y activo efec­ res de hacia el 330 a. C. Imagen de
tismo. Debemos a Lisipo una con­ apariencia pictór ico-barroca;
representativa.
exposición

cepción nueva y realista del hom­


bre; es él quien ha transmitido la
Su pintura nos ha sido perfecta­
sentencia según la cual se ha de mente transmitida a través de una
imitar a la Naturaleza y no a un copia en mosaico de Pompeya [ 83 J ,
maestro. Por otra parte, él poesía que muestra el tremendo enfrenta­
una profunda comprensión del arte miento de los jinetes macedónicos
y quería, al igual oue Policleto, a contra los persas y la huida de Da­
quien tanto admiraba, compendiar río en su carro. Alejandro, al que
sus conocimientos en un sistema. en el ardor de la lucha le ha res­
Como artista reconocido, hizo va­ balado el casco, cabalga sobre Bu­
rias veces retratos de Alejandro, céfalo, su caballo, y en ese momen­
que le empleaba junto a Leooares, to está traspasando con su lanza a
un persa distinguido. Lleno de es­ EL ARTE H ELENISTICO
panto, extiende ol gran rey su mano (330-30 a. C.)
desde el carro. Impotente y des­
valido ha de contemplar cómo sus
leales soldados no pueden resistir El período helenístico viene de­
el ataque del nuevo Aquiles. El terminado por la expansión de la
cultura griega en el interior de Asia
y Egipto y por el asentamiento de
los centros políticos y culturales le­
jos de Grecia continental, en las
regiones costeras del Mediterráneo.
Esta expansión fue promovida por
las campañas de Alejandro Magno
(336-323 a. C.), que conquistó en
pocos años el reino persa y avanzó
hasta la India. Después de su muer­
te, el gigantesco imperio, tras bre­
ves e inútiles esfuerzos por mante­
nerse bajo un gobierno centralizado,
se disgrega en muchas monarquías
aisladas, entre las que d e s t a c a n
Egipto bajo los Ptolomeos, Siria
bajo los Seléucidas, Pérgamo bajo
los Atálidas y Macedonia. En el
279 a. C. irrumpen en Grecia tri­
bus célticas, que se trasladan al
Asia Menor y son d e r r o t a d a s .
Como nueva .potencia surge Roma
en Occidente, que .primero se ane­
[81] Cabeza de Sócrates, copia romana xiona a sus estados la Magna Gre­
según una estatua de L isipo, apenas pos­ cia y Sicilia (provincia desde el
terior al 350 a. C. Roma, Museo de
las Term as. Retrato ideal del filósofo, 227 a. C.). En el s. ii a. C. Mace­
en el que se aúnan sus rasgos físicos con donia llega a convertirse en pro­
la fuerza de su pensamiento. vincia romana (batalla de Pidna en
el 168 a. C., victoria de L. Emi-
gran acontecimiento se desarrolla lius Paulus), y más tarde ocurre lo
en un reducido escenario paisajís­ mismo con el resto de Grecia (des­
tico. Un árbol enjuto, de ramas re­ trucción de Corinto por Mum-
torcidas, y las rígidas lanzas al fon­ mius en el año 146 a. C.}. En el
do forman el marco de la violenta 133 a. C., Atalo III, sin descen­
batalla, en la que se han unificado dientes, lega en testamento su rei­
la del Gránico en Iso y la de Gau- no a los romanos; hasta el 63 a. C.
g^mela. Poco antes de su muerte, la mayoría de las regiones asiáticas
vio Goethe un dibujo del mosaico queda en manos de Roma; Egipto
de Alejandro: «El mundo presen­ es el último Estado griego que se
te y el venidero no bastarán para integra, en el 30 a. C., al Imperio
comentar correctamente esta obra romano. Con el resurgimiento de
maravillosa, tras cuyo estudio y los grandes Estados griegos, bajo di­
contemplación siempre sentiremos rección monárquica, va unido, ya
la necesidad de volver de nuevo a desde el s. iv, un proceso de abur­
la admiración üura v sencilla.» guesamiento. al aue se añade la
regresiva disolución de las anti­ un impotente deseo de libertad. El
pas religiones. Las comedias de lenguaje formal es seco, sobrio y
Menandro (343-293) muestran es­ anguloso. Polieucto busca conscien­
tas tendencias, así como las doctri­ temente la contraposición frente a
nas filosóficas de Epicuro (342/41- la forma clásica armónico-precio­
271/70) y del estoico Zenón (en sista.
Atenas desde el 315); en ellas apa­
recen ya los rasgos cosmopolitas de
los grandes centros urbanos de Ale­
jandría y Antioquía.

la f o r m a
h e l e n ís t ic a tem prana

(desde fines del s. iv hasta


mediados' del s. iii a. C.).

La época de Alejandro significa


a la vez la consumación del len­
guaje formal postclásico y el co­
mienzo del arte helenístico. No en
todas partes se acogen los nuevos
impulsos de la misma manera. La
escuela de Praxiteles, por ejemplo,
continúa manejando la delicada for­
ma del maestro. También Atenas
se niega a secundar las tendencias
barrocas vigentes en la época de
Alejandro. A principios del s. i i i
a. C. se impone en el arte ático
un estilo sencillo, que dirige su
[82] Estatua del Apoxióm eno (el que
atención hacia la solidez material se lim pia el polvo de la palestra), copia
de la composición integrada por cu­ romana en mármol según el original en
bos bien delimitados. El principal bronce de L isipo, de hacia el 320 a. C.
Rom a, M useo del Vaticano. Com posición
ejemplo de dicho estilo es la esta­ espacial de la escultura: la figura ya
tua, transmitida en copias roma­ no se realiza en el aspecto frontal, sino
nas, del orador ateniense Demós- en su circunvalación; el atleta no está re­
presentado como vencedor, sino que acu­
tenes, realizada por Polieucto en sa el cansancio tras la lucha. Nueva pro­
el 280, casi cuarenta años después porción: figura de piernas largas y ca­
de la muerte del estadista [84]. beza más pequeña.
En sencilla postura, seguramente
con las manos cruzadas ante el LA FORMA DEL
vientre, como las cruzaba en vida, ALTO HELENISMO
está el patriota sumido en el dolor (desde mediados del s. m
de la pérdida de la libertad. Las hasta cerca del 160 a. C.)
líneas verticales chocan duramente
entre sí, y las horizontales se ex­ Desde la mitad del s. i i i a. C. se
tienden como ataduras alrededor perfila en el arte helenístico una
del cuerpo delgado y de débil cons­ actitud barroca cada vez más de­
titución. En el rostro consumido, clarada, que culmina en movidas
marcado por surcos y arrugas, arde representaciones de volúmenes. A
la vez surge una penetrante con­ el suelo y sujeta entre las rodillas
cepción de la realidad, que puede el jarro de vino (lagino), cuya
culminar en el realismo. Se abren forma es característica de Alejan­
nuevos horizontes para la repre­ dría. En su apacible embriaguez
sentación figurativa: la naturaleza ha echado hacia atrás la cabeza,
muerta y la imagen de costumbres. surcada de venas y arrugas. El ro-

Se engendra un arte típico de gran [83] La batalla de Alejandro, mosaico


de pavimento de Pompeya, copia según
ciudad, que encuentra su realiza­ pintura de Filoxeno de Eretria, de la é p y
ción en la exaltación de los idilios ca posterior al 320 a. C. N ápoles, Museo
del campo (cf. el poeta Teócrito) Nacional. Patetism o barroco de la época
alejandrina; configuración espacial de las
y en cuadros de la vida cotidiana y superposiciones y escorzos; plasticidad
callejera. Es cierto que el mito de las figuras por indicación de sombras.
pervive aún, .pero los antiguos dio­ M
ses han perdido fuerza. Tyche, la
Fortuna de los romanos, determina,
i
paje se ha desprendido de los hom­
como caprichosa diosa del azar, los bros y, tras permitir la contempla­
destinos del mundo. Ganan im­ ción de un cuerpo desmayado, se
portancia las religiones mistéricas extiende sobre el suelo en revuel­
orientales, como el culto egipcio tos pliegues. Esta imagen de gé­
de Isis y de Osiris. nero realista presenta una compo­
En la escultura se encuentran sición cúbica piramidal. Realismo
nuevos motivos, como el del cuer­ y formalismo se funden en crecida
po colgado, tan corriente para tensión. El alto helenismo busca
nosotros desde la época cristiana. los extremos: junto a la anciana
También es ahora cuando se co­ borracha ipuede crear una figura
mienza a emplear la postura se­ tan conmovedora como la doncella
dente en la escultura mayor exenta. de Antium [86], la imagen de una .
La famosa estatua en mármol de la servidora del culto, que, retraída
anciana borracha [85] es de me­ en sí misma, sujeta la bandeja con
diados del siglo. Esta raquítica fi­ las ofrendas de alimentos. Este ori­
gura se encuentra sentada sobre ginal de alto rango data aproxima-J
damente del 240 a. C. Un vigoroso culminaba seguramente en la ca­
movimiento se introduce en la fi­ beza, cuya .pérdida es por ello por-
gura, plenamente cerrada en sí, a ticularmente lamentable.
través de la pierna libre, separada Las Juchas de los atálidas con­
v oblicua. La mirada de la cabeza, tra los gálatas aparecen represen­
de configuración delicadamente fe­ tadas en Pérgamo en forma de ex-
menina, está dirigida hacia la ban­
deja de las ofrendas. Los pliegues
del chitón, semejantes a crespones,
y la abundante caída de los del
manto rodean el esbelto cuerpo de
la doncella, sin perder vida propia.
La imagen del juvenil servicio y el
sereno retraimiento han sido obte­
nidos en su sencilla grandeza por
innumerables pequeños ritmos de
movimiento, a partir de cuyo im­
pulso se ha logrado magistralmente
una apariencia de quietud. No se
trata de una serenidad sencilla, clá­
sica, sino de una serenidad com­
plicada. La forma efectista de la
estatuaria helenística se logra tam­
bién por medio de la máxima in­
tensidad en los contrastes, incluso
cuando no se pretende producir un
efecto, sino simplemente «represen­
tar». Él hombro desnudo de la don­
cella se contrapone con su tersura a
la gracia del vestido y la sencilla ca­
beza contrasta con el abundante ro­
paje. [84] Estatua retratista de Dem óstenes,
copia romana según el original de Polieuc-
La Nike de Samotracia encarna to del año 280 a. C. Roma, Museo del
en su grandiosidad el movimiento Vaticano. E stilo sobrio, seco. E l senti­
vigoroso y ligero del estilo efectista do espacial disminuye por el endureci­
helénico. Esta obra fue realizada miento de la plasticidad;
gos realistas.
retrato con ras­

probablemente hacia el año 190


a. C. como exvoto ;p or una victoria votos. Aproximadamente hacia el
naval [87]. Portadora de la Vic- 230 a. C. se realizó el conocido
toriá (en gr. Nike), la diosa alada grupo del príncipe céltico, que se
desciende sobre la proa del barco. quita la vida después de matar a
El majestuoso descenso de ;la diosa su mujer. También eá gálata mo­
triunfadora se expresa en las enér­ ribundo [88] pertenecía a este tipo
gicas ondulaciones del manto. Lan­ de ofrendas. La temática de estos
zado hacia atrás por el viento, el grupos es típicamente helenística:
fino chitón se adhiere al cuerpo y ya no se representa la mera con­
se tensa sobre los pechos en afila­ frontación de fuerzas en la lucha,
das aristas. Por debajo de los pe­ sino el momento de la muerte o el
chos, el cinturón acentúa las for­ suicidio. Se prescinde totalmente
mas del cuerpo, que gira ligera­ de la reproducción de los victo­
mente. El triunfo del movimiento riosos pergamenos. Sólo el dolor y
el orgullo de los enemigos se ex­ bida quizá al escultor y teórico de
presan con realismo patético y con arte Epígono de Calisto, nos ha
penetrante caracterización. Pero el sido transmitida gracias a una co­
gálata, que se resiste a la muerte pia romana de la época de los An>
irguiéndose tercamente, no consti­ toninos (s. n d. C.).
tuye sólo un brillante estudio psi­ El arte de Pérgamo culmina en
cológico, sino que también su ana­
tomía está fielmente captada. La
herida de espada bajo el pectoral
derecho se reproduce plásticamen­
te; los músculos, venas y nervios
están a la vez .tensos y relajados en
el instante del envaramiento de la
muerte. Alrededor del cuello apa­
rece el torques, el característico co­
llar de los celtas. El cabello en-

[86] Doncella de Antium, original grie­


go en m ármol, de h acia^el 240 a. C,
Roma, M useo de las Termas. Unidad
compositiva en la constitución de la fi-
gura; intencionado contraste del ropaje
superabundante con la lisura de las par­
tes corporales desnudas.

la gigantesca construcción del altar


de Zeus, erigido bajo Eumenes II
[85] Estatua de la «anciana borracha»,
copia romana según un original de m edia­ entre el 180 y el 160 a. C., que es
dos del s. n i a. C. Munich, Staatl. Anti- el mayor altar provisto de frisos
kensammlungen. Imagen realista de cos­ de la Antigüedad [89], Sobre un
tumbres; composición piram idal de la
figura.
podio casi cuadrado, al nue con­
duce una ancha escalinata compren­
dida entre dos bastiones, se encuen­
crespado caracteriza al bárbaro, tra el altar propiamente dicho, ro­
cuya muerte no está representada deado de columnatas como en las
con desprecio sino de forma noble construcciones de plazas de la épo­
y grandiosa. Sobre el plinto yacen ca. En torno a todo el zócalo, in­
el escudo y la trompeta, que se le cluidos los bastiones, se desarrolla
han caído al gálata. La obra, de­ un friso de casi 200 m. de longitud,
nue representa la lucha de los dio­ En el gigantesco friso de la Gi-
ses contra los gigantes. Un segundo gantomaquia están representados
friso más pequeño con represen­ todos los dioses y divinidades me­
taciones de las leyendas de la fun­ nores entonces conocidos. Se per­
dación de Pérgamo se extiende a cibe un panteísmo cósmico. La
lo largo ^ interior de la galería. concepción griega de un mundo
Magníficas figuras de acróteras
coronan la enorme construcción en
la que se funden, de manera hasta
entonces insospechada, la arqui­
tectura y la escultura mayor en
una unidad indisoluble. U n torren­
te de movimiento llena las figuras
del grañ friso, de tamaño patéti­
camente superior al n atu ral. E n la
placa del friso oriental, que mues­
tra a Atena en lucha con los gi­
gantes [90], se evocan formalmen­
te los dioses de Fidias del fron­
tón occidental del Partenón, pero
vinculados completamente, como es
natural, a la nueva forma, patéti­
ca y altamente barroca. Atena
avanza hacia la derecha, agarra a
su alado enemigo por el cabello y
se dispone a derribarlo sin pie­
dad. Por la derecha también, acu­
de veloz Nike con las alas des­
plegadas, para coronar a la diosa
triunfadora. E n tre lamentos, sur­
ge de las iprofundidadas Gaia, la
Madre Tierra, que sufre por la [87] Estatua en mármol de la V ictoria
muerte de sus hijos. U n patetis­ (Nike) de Samotrac'ía, hacia 190 a. C.
mo desgarrado, formas fuertemen­ P arís, Louvre. Lenguaje pictórico-patético
del vestido; refinada torsión del cuerpo,
te agrandadas y un movimiento que invita a rodearlo.
impuesto casi violentamente de­
terminan la composición de los
cuerpos entrelazados, que se bus­ poblado de dioses y dentones cul­
can y se rechazan entre sí. mina en esta enorme y barroca
Con una especie de gran horror teogonia, y enlaza, por tanto, con
vacui, el fondo del bajorrelieve está los comienzos del mundo griego
cubierto por el conjunto de las (Hesiodo).
representaciones, de manera que En la misma época se reempren­
desaparece casi por completo. E s te de con el dinero del rey seleúcida
fondo del relieve se convierte en Antíoco IV (175-164 a. C.) la
un muro sobre el que se desarro­ construcción del templo gigante
llan representaciones escultóricas de del Zeus Olímpico en Atenas, co­
grandes grupos de figuras p lá stic a ­ menzada bajo Pisístrato [91]. La
mente enlazadas. La Antigüedad al­ dirección de la obra corre a cargo
canza así el punto culminante de del arquitecto romano (!) Corru-
una actitud estilística barroca. tius. El templo es realizado como
díptico sobre la planta del arcaico riores (Figalia, Tegea, Epidauro)
con la disposición axial, 'habitual! [92] y en la articulación de muros
desde la construcción del templo («Linterna» de Lisícrates) y fUe
de Atena en Priene. Lo propiamen­ empleada por primera vez para la
te novedoso y rico es el empleo arquitectura exterior en Asia Me­
del capitel corintio: esta forma de nor. Este tipo de capitel vincula
las formas redondeadas del dórico
con las vegetales del jónico; se im­
pone en el Olimpeion de Atenas y
emprende una triunfal carrera a tra­
vés de la historia del arte romano,

[88] E statu a del «gálata moribundo»


copia romana según el original de E píg0 ’
no de Caristo de hacia el 230 a. C.
Roma, Museo Capitolino. Constitución
espacial de la figura, reproducción ana­
tómico-realista del cuerpo; caracterización
del tipo gálata.
"M
>i ü
capitel —un núcleo cónico redon­ desde que Sila trasladó varias co­
do rodeado por una doble corona lumnas de dicho templo —no ter­
de hojas de acanto, de las que minado— al de Júpiter en el Ca­
brotan zarcillos arrollados en es- pitolio.

[89] Altar de Zeus de Pérgamo, entre [90] Atena en la Gigantom aquia, placa
180 y 160 a. C ., erigido por Eumenes i i . del friso oriental del altar de Pérgamo.
Berlín C 2, Museo de Pérgamo. M onu­ Berlín C 2, M useo de Pérgamo. «Citas»
mentalización del altar: realce por un po­ del arte clásico (frontón oeste del Par­
dio y cierre por columnatas. Inclusión tenón); patetism o barroco en las figuras;
de la escultura (friso del podio) en negación total del fondo del relieve.
la arquitectura.
' '

piral, y cubierto arriba por una El deseo de suntuosidad y re­


placa cuadrangular combada cón­ presentación de los príncipes he­
cavamente— fue desarrollada en el lenísticos y de las ricas ciudades :
Atica en la arquitectura de inte­ comerciales no se satisface plena­
mente con la edificación de tem­ lor plástico del edificio. Una edi­
ólos magníficos. Se construyen ficación de tal tipo se ha conser­
grandes plazas, cerradas por gale­ vado en la estrecha acrópolis de
rías de varias plantas, que más Lindo en Rodas [94]: a través de
tarde aparecen ya articuladas a la una larga galería provista de alas
manera romana, mediante la su- prominentes se llega a una ancha
escalinata, entre bastiones corona­
dos de columnas, hasta el frente
del edificio del pórtico con un
muro de cinco puertas; detrás está
el patio circundado de columnas,
en uno de cuyos ángulos aparece
el templo de Atena, pertenecien­
te al s. IV a. C. (un anfipróstilo
dórico). Sobre un esoacio mínimo,
aprovechando el escalonamiento
natural del terreno, se alcanza aquí
una sucesión gradual, muy efec­
tista, de los elementos arquitec­
tónicos.

LA FORMA
H ELEN ISTICA TARDIA
(desde mediados del s. ii
hasta finales del s. i a. C.)
[91] Columnas del templo de Zeus
Olímpico en Atenas, parte del edificio En el gran friso de Pérgamo ha­
de Cossutius bajo A n tíoco iv (175-164 bía encontrado su consumación el
a. C.). Adopción del capitel corintio en
lugar del jónico en el exterior del templo. estilo del alto helenismo. El des-

perposición de los órdenes dórico


y jónico. En el punto central es­
tán el altar y el templo, a los que
conducen suntuosas construcciones
porticadas.
Estas tendencias a la sistemati­
zación dé grandes complejos arqui­
tectónicos ya se habían anunciado
en Jonia en el s. V a. C., sobre todo
en la planificación de la ciudad
con la disposición de trazados rec­
tangulares de calles (Hipodermo de
Mileto jugó un gran papel en
[92] Capitel corintio de Epidauro, se­
esta planificación) [93]. En el gunda mitad del s. iv a. C. Epidauro.
transcurso de la época helenística se Museo. Empleo en interiores.
reformaron antiguos santuarios, pe­
ro se hizo de tal forma que no se arrollo que tendía hasta entonces,
correspondía con el sentimiento homogéneamente, hacia el punto
artístico arcaico y clásico, e incluso culminante, se disgrega ahora en
constituía una aminoración del va­ tres grandes tendencias, que se di­
viden en muchas otras y se refle­ La Afrodita de Melos [95], co­
jan mutuamente. Por una parte, nocida mundialmente como Venus
esta escisión conduce a una mayor de Milo pertenece a la misma
apertura espacial en la forma cen­ década. El motivo se apoya en
trífuga del barroquismo tardío, y un modelo del s. iv a. C., pero
ello da lugar a una forma contra- su estrecha base y el desplazamien­
to en el espacio de la parte infe­
rior del cuerpo, cubierta por el
vestido, originan una forma hele­
nística auténticamente tardía. El
inquieto juego de los enérgicos
pliegues del vestido se contrapone
refinidamente a las delicadas re­
dondeces del bellísimo cuerpo. La
cabeza de Afrodita, en su ensoña­
dora armonía y actitud melancó­
lica, es, tanto en la forma de la
cara como en la configuración del
cabello, casi una copia literal del
[93] Plano de la ciudad de Priene en
el Meandro (A sia Menor), fundación de modelo praxitélico.
nueva planta del s. iv a. C. A rticulación En general, la Afrodita tan fre­
de la ciudad en «insulae», a base de cuentemente representada en el si­
calles paralelas longitudinales a la pen­
diente y calles transversales cruzadas en glo iv a. C., es también ahora co­
ángulo recto (en parte como escaleras). piada con especial predilección. En
En las «insulae» centrales, los edificios un grupo de Afrodita, Eros y Pan
públicos: mercado, Ayuntamiento, salo­
nes, tem plos, altares. Planificación racio­
se contrapone la desnuda belleza
nal en lugar del crecimiento armónico. de la diosa a la figura grotesca

puesta, a una estructura centrí­


peta, encerrada en sí misma, que se
aísla respecto al espació. Estas for­
mas antitéticas, desarrolladas a
partir de la concepción espacial
helenística, anteponen un marcado
aplanamiento a la reacción clasi-
cista proveniente de Atenas desde
mediados del s. II a. C. Tras el
gran friso de Pérgamo se va perfi­
lando una inseguridad estilística [94] Reconstrucción del santuario „
Atena en Lindo de Rodas. Integración del
por la que resulta comprensible templo del s. iv a. C. en una edificación
la búsqueda de los modelos clási­ axial en terrazas del alto helenismo. Obe­
cos, que acaba finalmente en las dece a una concepción pictórica y re­
presentativa.
copias de originales clásicos hechas
por los esclavos. Ya en el friso
menor del altar de Pérgamo, que libidinosa de Pan con patas de
pertenece a la década que va del macho cabrío.
año 160 al 150 a. C., queda rota La última obra del arte griego
la actitud barroca por influjos cla- independiente es el famoso grupo
sicistas y por la adopción de moti­ de Laoconte [96], que fue creado
vos pictóricos. en el s. i a. C. por los escultores
de Rodas Agesandro, Polidoro y Por la presión de los cuerpos
Atenodoro. El lenguaje formal del de las serpientes, el padre y el
barroquismo de Pérgamo se ma­ hijo más joven son lanzados hacia
nifiesta aún en este grupo, que atrás sobre el altar, mientras que
representa pictóricamente, pese a el hijo mayor está junto a él su­
su estructura escultórica, la suerte jeto. El padre es ailcanzado por

[95] Venus de M ilo, original en már­ [96] Grupo en mármol de Laoconte,


mol, apenas anterior a la mitad del s. n obra de los escultores Agesandro, Polidoro
a. C. P arís, Louvre. Influencia clasicis- y Atenodoro, del s. I a. C. Rom a, Museo
ta: se toma como modelo una estatua del Vaticano. Unión del patetism o hele­
del s. iv a. C. Contraste entre el vestido nístico con la actitud clasicista: inserción
y el cuerpo desnudo. Acentuación del as­ de las fuerzas de m ovimiento centrípetas
pecto frontal. y centrífugas en la superficie.

del sacerdote de Apolo y sus hi­ el mordisco mortal de la serpiente


jos. Laoconte es castigado con la en la mejilla izquierda; la otra
muerte por su desobediencia a un serpiente está a punto de morder
mandato divino en la preparación el pecho del muchacho más joven.
del sacrificio. El tema es la lucha Este, viéndose desvalido, busca
a muerte de un padre y sus hijos con su mirada desfallecida la pro­
contra las serpientes demoníacas. tección del padre, quien también
La obra, hallada en 1506, ha in­ se revuelve en la lucha mortal.
fluido enormemente en el Renaci­ Una fuerte expresividad y pate­
miento, y aun posteriormente; ya tismo caracterizan al recio cuerpo
en la Antigüedad era famoso este y a la cabeza penetrantemente mo­
grupo escultórico, que se encon­ delada. El hijo mayor, que busca
traba en poder del emperador Tito librarse del ahogo oprimente de
y fue alabado por Plinio el Viejo, la serpiente, mira aterrado hacia el
según el cual era la mejor obra de padre, cuyo sufrimiento se refleja
la escultura y la pintura. en la mirada del joven. El comple­
mentó del brazo derecho del pa­ tas del arte helenístico tardío.
dre, cuya mano alzaba como en Mientras que en el cuerpo de
triunfo un ondulante trozo de ser­ Laoconte y en su faz se expresa
piente, no era auténtico. Hace po­ inconfundiblemente la actitud ba­
cos años pudo colocarse el brazo rroca, los cuerpos y los rostros de
original, que fue hallado mucho los muchachos son clasicistas, re­
después que el grupo. Está dobla­ trocediendo al lenguaje formal de
do hacia la cabeza e intenta arran­ Lisipo. Esta influencia de los mo­
car el cuello a la serpiente. Se delos clásicos caracteriza sobre to­
ofrece a nuestra vista un cuadro
de impotencia humana, de con­ do el arte de Atenas. Ya desde
movedor patetismo, cuya forma, si mediados del s. n a. C., los sobe­
bien de un frío virtuosismo, tam­ ranos helenísticos encargaban co­
bién exhibe una pasmosa integri­ pias de obras clásicas. En esta ac­
dad. He aquí otra composición que tividad de reproducción marcan la
se desarrolla meramente en el as­ pauta los talleres neoáticos de Ate­
pecto frontal, en cuya distribución nas, que más tarde van a propor­
de superficies están ligadas las cionar las formas clásicas también
tendencias centrífugas y centrípe­ a Roma.
El origen de los etruscos nos es nombre por su apoyo a jóvenes ta­
tan desconocido como su lengua. lentos. El arte etrusco desde el pe­
Posiblemente emigraron antes del ríodo arcaico no es más que una
800 a. C. de la región mediterrá­ derivación particular—muy desarro­
nea oriental a la Italia central (Tos- llada—del arte griego. En efecto,
cana). Con ellos llegan las tumbas el arte griego se reconoce superior
de cúpula y de cámara (túmulos) y ejemplar, y se hacen venir grie­
al territorio de los pueblos itálicos, gos a las cortes etruscas. Una mani­
que incineraban a sus muertos. Des­ festación de tal superioridad es la
de mediados del s. v m a. C. los abundancia de vasos griegos encon­
etruscos extienden su campo de do­ trados sobre las tumbas etruscas,
minación hacia el norte (Alpes de tal forma que la mayor parte de
orientales, Reda) y hacia el sur (La­ los que se conservan en buen es­
cio, Campania) y logran también la tado de la época arcaica y la clásica
hegemonía marítima en el mar Ti­ proviene de necrópolis etruscas.
rreno (en el 540 a. C., victoria na­ También el templo griego sirve
val sobre los griegos en Alalia, Cór­ de modelo para la edificación del
cega etrusca). Reyes etruscos gobier­ templo etrusco. Sin embargo, se ad­
nan Roma y ejercen una fuerte vierten variaciones esenciales: el
influencia religiosa que se refleja templo etrusco prescinde de la ga­
en el culto estatal romano poste­ lería de columnas en torno a la
rior. Es posible que el ceramista celia y sólo construye las columnas
etrusco Vulca realizara las estatuas frontales. La celia está dividida ge­
de dioses para el Capitolio de Roma neralmente en tres recintos y es
hacia el 500 a. C. En el 509 son mucho más grande que la del tem­
expulsados de dicha ciudad los re­ plo griego. El realce del ancho fren­
yes tarquinos. En el transcurso del te origina un marcado efecto de fa­
siglo v a. C. se inicia el declive del chada, que queda como caracterís­
predominio etrusco; en el s. iy an­ tica de la arquitectura romana. La
tes de Cristo comienzan las luchas techumbre del templo etrusco es
con los celtas en el norte (en el 387 abierta y la viga cimera se resalta
éstos conquistan Roma) y con lós especialmente. Las figuras escultó­
romanos en el sur (en el 396 cae ricas de barro no están en los tím­
Veyes, la enemiga mortal de Roma). panos, sino dispuestas en forma in­
Hasta el 280 no tiene lugar el re­ armónica sobre las vertientes del
conocimiento definitivo de la supre­ frontón y distribuidas sobre la viga
macía romana. Al mismo tiempo se maestra, o columen, del tejado.
deja notar una última llamarada de La conocida estatua de terracota
resistencia política: entre el 82 y el del Apolo de Veyes pertenecía a un
79 a. C. Sila lleva a cabo las gue­ grupo creado hacia el 500 a. C.,
rras de exterminio en Etruria. De que adornaba, a manera de acróte-
entre los romanos notables de ori­ ra, la cima del templo de Veyes y
gen etrusco puede citarse a Mece­ que representaba quizás la muerte
nas (f 8 a. C.), que inmortalizó su de la cierva de Lemno por Hera-
des en presencia de Artemis, Apo­ cimiento para sustituir a las primi­
lo y Hermes. El significado concreto tivas, entonces ya perdidas.
que adoptó el mito griego en la in­ También los sarcófagos etruscos
terpretación etrusca es algo que ya de las cámaras mortuorias estaban
no podemos determinar. A Apolo realizados frecuentemente en arci­
se le representa caminando [97]. lla. En la época arcaica tardía se
El peso de su figura está sustenta­ impone el tipo de sarcófago que
do en parte por un apoyo en forma presenta al muerto comiendo con
de volutas. El cuerpo es de confi­ su mujer sobre la klíne [99], La
guración blanda y pastosa. El ves­ imagen de la alegre supervivencia
tido, estrechamente ceñido, forma a en el Más Allá concuerda con la
su vez una segunda piel, plenamen­ idea que los supersticiosos etruscos
te ornamental, con sus pliegues de­ tienen de la muerte y es la palanca
licadamente escalonados. El cuerpo, de su floreciente culto a los muer-
macizo e inarticulado, está corona­
do por la cabeza, que, en relación
con él, aparece particularmente pe­
queña. Definen el rostro una son­
risa amplia, como de lobo, y los
ojos almendrados bajo el firme tra­
zado de los arcos ciliares. Sobre los
hombros caen mechones de cabello
muy retorcidos.'El sentido griego
de las proporciones no existe- en
esta o b r a y p r o d u c e un efecto
apagado y terrenal si la compara­
mos con los kuroi griegos coetá­
neos [46]. Ya la elección del ma­
terial es característica de la escul­
tura etrusca: al contrario que en
Grecia, no hay escultura en már­
mol, sino sólo estatuas de arcilla,
toba o caliza, junto a la escultura
en bronce, común a ambas culturas.
En fundiciones de metal y traba­
jos de orfebrería, los etrusccos pro­ [97] Estatua de terracota de Apolo, fi­
dujeron desde el s. vn a. C. obras gura de acrótera de un templo de Veyes,
excelentes. La famosa loba capitoli- hacia el 500 a. C. Roma, Villa G iulia.
na [98] es una obra etrusca de me­ Dependencia respecto del arte jónico en
los abundantes pliegues del vestido, cuya
diados del s. v a. C., que depende ornamentación forma una segunda capa
en gran medida de los modelos grie­ corporal. La expresión del rostro es ar­
caica.
gos, sobre todo en su captación de
la naturaleza animal. Pero el ele­
mento heráldico-ornamental que po­ tos. No es griega en absoluto la
see la quieta loba, que olfatea ner­ costumbre de que el marido esté
viosa mientras amamanta a los ge­ tendido junto a la mujer en la klí­
melos Rómulo y Remo, es sin duda ne para comer. En cambio, el arma­
de procedencia etrusca. Las estatui­ zón de madera de dicho mueble,
llas de estos dos gemelos, Rómulo y en el que se encaja un colchón
Remo, fueron añadidas en el Rena­ blando, está trabajado completa­
mente a la manera griega. En la paredes Jongitudinaels está ocupada
misma cama están sepultados los por la figura de un hombre tum­
restos del muerto, y la tapa des­ bado, quizás el propio difunto. El
m ontable la constituyen las figuras cuerpo pardo-rojizo r e s a l t a viva­
tumbadas. El estilo de estas figuras mente sobre el vestido verde claro.
arcaicas tardías, creadas a finales
del s. vi a. C., muestra de nuevo
la desproporción entre las cabezas
pequeñas y la masa carnosa de la
parte superior del cuerpo. Median­
te una extraña abstracción se pres­
cinde de 'la modelación auténtica­
mente plástica de la parte conporal
inferior, que está cubierta por un
manto.
En la decoración de las cámaras
funerarias etruscas de los s. vi y v
antes de Cristo, que, por su dispo­
sición, imitan totalmente el aspecto [99] Sepulcro, sarcófago de arcilla de
de una casa, podemos ver imágenes Cerveteri, hacia finales del s. VI a. C.
pintadas que reflejan la alegre su­ Roma, Villa G iu lia. Constitución acumu­
lativa arcaica de las figuras, cuidada mo­
pervivencia del muerto en el mun­ delación de detalles, reproducción abs-
do de ultratumba. La danza y el tracto-incorpórea de la parte inferior de
banquete, la caza y la pesca, el de­ los cuerpos, con lo que se realzan los
troncos superiores y las cabezas.
porte y las escenas eróticas, son los
temas de las pinturas murdles. Los
frescos, con frecuencia sorprenden­ Su diestra tendida sujeta un huevo,
temente bien conservados, son par­ en el que puede identificarse la ha­
ticularmente importantes, p o r q u e bitual ofrenda mortuoria. La figura
permiten sacar conclusiones sobre está aún configurada según la ma­
los modelos griegos no conservados nera arcaica: la parte inferior del
de la pintura mural, cuyo colorido tronco, la cabeza y los brazos se
y distribución de las figuras eran
sin duda semejantes. Pero es típi­
camente etrusca la vinculación de
las figuras a formaciones vegetales.
Nunca fue concebida la figura en

[98] Estatua en bronce de la loba ca-


pitolina, de mediados del siglo v a. C.
Roma, Palacio de los Conservadores. Ce­
de la frontalidad arcaica (la cabeza está
algo vuelta) y el cuerpo presenta una
configuración más armónica; permanece
aún la reproducción minuciosa, ornamen­
tal de cada una de las partes (rizado del
cuello, bucles flam ígeros, espina dorsal).

el arte griego tan ornamentalmente representan de (perfil, mientras que


como en las imágenes de la tumba la parte superior se ve frontalmen­
de las leonas en Tarquinia, de fi­ te. Esta construcción un tanto vio­
nales del s. vi a. C. Una de las lenta encubre, sin embargo, la coer-
cíón ornamental a que se somete la siglo v a. C., perviven formas ar­
postura de la imagen. El muerto caicas tardías. Sólo el estilo sun­
observa la fiesta dionisíaca que se tuoso de finales ded s. v a. C. y la
desarrolla en la pared transversal. forma postdásica del s. iv a. C. lo­
Figuras danzando y tocando instru­ graron tener alguna influencia y ser
mentos de música se agrupan en adoptados. La cabezd de Hades de
torno a una gran crátera que ocu­ la Tomba dell’ Orco, en Tarqui-
pa el centro de la escena. Los dan­ quinia, es representativa de la va­
zantes están poseídos por el vértigo riante etrusca de la forma postclá-
del movimiento, que se exterioriza sica [100]. Bajo una careta de lobo
en sus vaivenes angulosos. En el aparece el rostro impresionante del
tímpano de encima están represen­ señor de los muertos, junto al que
tadas las leonas que han dado nom­ se encuentra Perséfona. La capta­
bre a la tumba. Bajo la banda de ción plástica del semblante visto
de perfil se logra por líneas de
sombreado, que debieron imponer­
se en la pintura griega desde prin­
cipios del s. iv a. C.
En la escultura en bronce etrus-
co-itálica de la época helenística se
encuentran obras excelentes, que
se diferencian esencialmente de las
obras griegas coetáneas en la con­
cepción del retrato. El busto del
hombre con barba en bronce, de
Roma [101], conocido bajo el nom­
bre de Brutus, muestra una cap­
tación asombrosamente intensa de
la persona. Todas las formas indivi­
duales han sido esculpidas directa­
mente en la estereométrica cabeza,
En este frío semblante de labios
apretados se ha grabado una im­
pasible severidad, amargo desprecio
a los hombres y resignación. Una
voluntad enérgica y un carácter in­
[100] Cabeza de H ades de una pintura doblegable se expresan en los ojos
mural de la «Tom ba dell’orco» en Ta:- hundidos y en el mentón promi­
quinia, primera mitad del s. iv a. C. nente bajo la barba de las mejillas,
Estrecha correspondencia con la pintura
griega postdásica; plasticidad de la ca­ espesa, pero carente de plasticidad.
beza por sombreados. Quizás pueda reconocerse en el re­
tratado a uní romano de la época
heroica de ila República (principios
ornamentos se representa el mar del s. n i a. C.) al cual, sin embar­
por medio de gaviotas y delfines go, no se puede identificar.
que saltan. La evolución propia del E' lenguaje formal patético-barro-
arte griego, que hemos descrito an­ co helenístico se vincula en Etru-
teriormente, no corre paralela a la ria al expresivo arte popular de las
del arte etrusco, siempre más con­ innumerables urnas cinerarias de la
servador, arcaizante y tradicionalis- época tardía, originando obras muy
ta; y así, hasta muy avanzado el peculiares. Mientras que alrededor
de la caja cenizas se encuentran de esposos sobre la tapa de una
generalmente representaciones mi­ urna cineraria de Volterra [102],
tológicas de interpretación etrusca, que se contemplan mutuamente de
sobre la tapa de las urnas los muer­ una manera hosca e irritada, pero
tos aparecen en actitud yacente. tierna, produce un efecto casi ca­
¿ 0n ello se acorta o repliega el ricaturesco.
cuerpo de ma n e r a sorprendente, La importancia histórica general
mientras que sólo la cabeza se es­ del arte etrusco—que, como tal, era
culpe en bulto redondo. Surge un simplemente una derivación provin­
ciana del arte griego, una secuela,
más o menos barbarizada, del arte
de la Hélade—reside, primordial­
mente, en que sentó las bases para
que, siglos más tarde, los romanos
adoptaran a su vez el lenguaje for-

[101] E figie en bronce de un hombre,


mal llamado Brutus, comienzos del s. iii [102] M atrim onio, tapa de una urna ci­
a. C. Roma, Palacio de los Conservado­ neraria de arcilla de mediados del s. i
res. Forma básica estereométrica de la ca­ a. C. Volterra, M useo. Postrim erías del
beza.constituida por la escueta realiza­ arte etrusco; descuido del cuerpo en fa ­
ción de cada una de sus partes, que se vor de la cabeza; arte retratista realista-
enfrentan mutuamente. caricaturesco.

arte popular, que alcanza frecuen- mal griego, con lo que, una vez
temente llamativos efectos en su in- más, se puso de manifiesto la vigen-
genua fuerza expresiva. La pareja cia universal de este arte.
[103] Efigie en mármol de Trajano, realizada seguramente poco después de su
muerte (117 d. C .). O stia, M useo. Presenta influencias de los retratos de los últimos
años de la República y de los primeros del Im perio. Soltura pictórica en la escueta
composición estereométrica del rostro.
EL ARTE DE LA de agitaciones internas, promovidas
REPUBLICA por malestares sociales. Los inten­
Según los cálculos del romano tos de resolverlos conducen a gue­
Varrón, la ciudad de Roma fue fun­ rras civiles y el orden democrático
dada por Rómulo en el 753 a. C., se queda sin contenido y a merced
fecha que no está en contradicción de los políticos que rivalizaban en­
con los más recientes hallazgos ar­ tre sí: los Gracos, Mario-Sila, Cé­
queológicos. Tras la caída de la sar - Pompeyo, Octaviano - Antonio.
monarquía, fuertemente i n f l u i d a De la lucha surge como vencedor
por los etruscos, se instaura oficial­ Octaviano (batalla de Actium en
mente en el 510 a. C. un orden el 31 a. C.), quien con el nombre
estatal democrático, constituido al de Augusto introduce Ja época del
principio de forma puramente aris­ Imperio con la adopción del título
tocrática, seguramente por analogía de Princeps el 13-1-27 a. C.
con Jo que sucedía por entonces en La conquista de territorios grie­
Atenas. Los dos siglos siguientes se gos conduce a una asimilación cre­
caracterizan por las luchas sociales, ciente de la cultura y el arte de
la nivelación de los distintos esta­ Grecia, a lo que se opone sin re­
mentos y la expansión territorial sultado M. Porcius Cato (censor en
del ámbito urbano de la ciudad, en el 184 a. C.). Los saqueos de las
principio hasta el Lacio y la Etru- ciudades de Tarento (272 a. C.),
ria meridional. En múltiples luchas Siracusa (212) y C o r i n t o (146)
de suerte variable, Roma consumó aportan a Roma muchas obras ar­
la unificación de Italia en el 226 tísticas. En el 241 a. C., Livio An-
antes de C. hasta el límite meridio­ drónico representa las primeras tra­
nal del Po. Con esta situación de gedias y comedias griegas en lengua
poder comienza las luchas contra latina; le siguen Plauto (254-184)
Cartago, resultando vencedora en y Terencio (t 159). Figuras claves
dos guerras (264-241 y 218-201 an­ del humanismo griego en Roma son
tes dé C.). El predominio de Roma el joven Escipión y su círculo, a
en el Mediterráneo occidental con­ los que cita Cicerón en sus diálo­
duce a conflictos con las potencias gos; Panecio enseña la ética estoi­
orientales, que desembocan también ca; el historiador Polibio analiza
en la conquista de estas regiones los motivos del triunfo de Roma.
(primero Macedonia, y en el 146 El primer florecimiento de la lite­
toda Grecia). Los últimos cien años ratura romana surge al final de la
de la República, durante la cual República: César (100-44 a. C.),
queda todo el Mediterráneo en ma­ Cicerón (106-43), el lírito Cátulo
nos de Roma (en el año 63 a. C. (87-54) v el historiador Salustio
se convierten extensas regiones de (86-34).
Asia Menor en provincias romanas: Las primeras manifestaciones del
del 58 al 51 a. C. conquista de arte romano nacen bajo la influen­
las Galias por César; en el 30 a. C. cia etrusca, lo que ya se desprende
anexión de Egipto), están llenos del hecho de que el escultor etrus-
co Vuloa de Veyes .trabajara las fi­ de representación activa y utilita­
guras de barro para el Capitolio de ria. Aparece así un arte estatal, y,
Roma. También se han encontra­ más tarde, un arte cortesano, que
do en Roma muchos vasos griegos representa el poder de la res pu­
del s. v a. C. Ya desde el s. iv an­ blica (el «Estado») y que cumple
tes de C. se deja notar una crecien­ una doble función: adorna y, a la
te influencia del arte helenístico, vez, reporta una utilidad inmediata.
que domina en la última época de Esta concepción de la obra de arte,
la República, hacia el 100 a. C. El no de un valor en sí misma, sino
arte romano se encuentra a sí mis­ de sentido utilitario, es típicamente
mo más tarde; la fuerza plástica no romana, y la expresó Horacio con
fue para los romanos una fuerza las siguientes palabras: aut pro-
ancestral, como lo fue para los grie­ desse volunt aut delectare poetae
gos, sino que aparece tardíamente (los poetas desean servir o delei­
en la vida del pueblo. Si los grie­ tar). El sentido realista romano re­
gos ya habían constituido su propio conoció la ejemplaridad del arte
mundo artístico antes de partir con griego. Las obras maestras de la
Alejandro a la conquista del mun­ escultura griega se copiaron y re­
do entonces conocido, el arte roma­ produjeron múltiples veces. Sólo
no se desarrolla, en cambio, des­ por ello podemos hoy hacernos al
pués de las conquistas de Roma, menos una idea de escultores como
que adoptó el caudal de formas del Policleto, Mirón, Escopas y Lisipo.
arte griego. Pero en tanto que la Sin duda, estas obras, arrancadas
forma griega era asimilada, sur­ ahora de su contexto original, se
gió como en toda adopción es­ empleaban para fines decorativos,
piritual, un extraño fenómeno: de como adornos de la casa o el jardín.
una manera imperceptible, das for­ En la época romana existe un in­
mas griegas se van transformado tenso comercio artístico, en el cual
progresivamente. Los romanos, en hunde sus raíces la concepción
d. s. ii a. C., eran por completo dis­ moderna del arte.
cípulos de los griegos, e incluso Sin embargo, junto al distingui­
hacían venir artistas de Grecia a do arte culto, de inspiración helé­
Roma para crear en la ciudad sus nica, existe también un arte popu­
obras—en el 140 a. C. es erigido lar en el que puede manifestarse
en Roma por Hermodoro el pri­ directamente un enérgico sentido
mer templo en mármol de estilo realista. También es característica
griego— ; sin embargo, en el trans­ de la época romana la aparición de
curso del siglo primero se percibe distintos conceptos del gusto según
progresivamente la imposición de las diferentes clases y capas socia­
un nuevo sentido del gusto y se les. El arte romano adquiere total
va manifestando a través de las independencia en dos géneros del
obras de arte una actitud ante el arte figurativo: uno de ellos es el
mundo típicamente romana. A pe­ retrato, que_ representa fielmente al
sar de que durante esta época y en modelo. Mientras que el retrato
las siguientes los artistas eran pre- griego se dirige siempre hacia la
ponderantemente de origen heléni- esencia y la idea de la persona, en
oc, la forma objetiva del clasicismo el romano surge un realismo des­
griego y el lenguaje formal de la carnado, que culmina en la repro­
época helenística adquieren ahora ducción naturalista. Si la fotografía
un trasfondo histórico y real y se se hubiera descubierto en la Anti­
convierten por ello en una forma güedad, sus inventores habían sido
los romanos y no los griegos. El refiere ya al mito, como entre los
retrato griego brota de la heroifica- griegos, sino a la historia real, y al
ción del modelo; el romano no Estado y a la sociedad en vez de
puede ocultar que procede de la a la vida. El mito griego se convier­
m ascarilla mortuoria y las imáge­ te así en alegoría para los roma­
nes de los antepasados. Mientras nos: no ya en la literatura, sino
que las estatuas griegas de eficie incluso en las artes figurativas, des­
s0n asunto público y están reser­ aparece la veracidad del mito en
vadas sólo a hombres importantes, que se creía y queda sólo la alusión
el retrato romano tiene un carácter a algo, representado por otra cosa
más privado y sirve como recuerdo diferente. La concepción realista de
de los difuntos que se exhiben en los romanos toma cuerpo en un fri­
las galerías de antepasados de la so histórico que se encontraba an­
casa. El otro género creado por los teriormente en el altár de Domicio
romanos es el relieve histórico, que Enobardo [104]. Pertenece a la dé­
tiene su origen en los cuadros que cada que va del 80 al 70 a. C. y
portaban los generales victoriosos representa el censo de un magis­
en sus marchas triunfales y que trado no identificado hasta ahora.
recordaban las diversas fases de la En el centro de la escena puede
guerra. El nuevo sentido realista verse el altar de Marte, sobre el
activo de los romanos es también que el dios armado y el censor
aquí el responsable de esta forma ofrecen el sacrificio. Por la derecha
de representación. aparecen los animales litúrgicos dis-

[104] Relieve con representación de un puestos para el sacrificio de las


censo, llamado «altar de Dom icio Enobar­
do», relieve histórico romano, entre el souvetaurilia (toro, carnero, cerdo).
80-70 a. C. P arís, Louvre. Represen a- Por la izquierda se acercan al altar
ción realista del suceso histórico, exac­ los músicos que han de acompañar
titud en la reproducción del aconteci­
miento; continuación greco-helenística del el rito del sacrificio. Es la ofrenda
relieve por la disolución del fondo. para el lustro que sigue a la leva
de soldados para ejército. La mitad
Mientras que el arte griego surgió izquierda del cuadro muestra a los
de una concepción divina e ideal funcionarios ocupados en la consig­
del mundo que siempre le acompa­ nación de los padrones militares.
ñó, los romanos sitúan a los hom­ Integran la escena soldados arma­
bres en la realidad que les pertenece dos, uno de los cuales alza la mano
y que .también debe reflejar esl arte: en actitud de saludo. Gravedad y
lo que entre los griegos era una severidad caracterizan a este friso
obra de pura creación imaginativa en el que Marte, el dios de la gue­
se convierte en el mundo romano rra, vigila como un funcionario el
en una copia o reproducción del na­ cumplimiento del deber. La cere­
tural. Evidentemente, el arte no se monia religiosa se celebra con afee-
tada solemnidad. El sentido roma­ dición del recinto aislado para el
no de dignidad objetiva, severa so­ auspicio (observación del vuelo y
lemnidad y m a r c a d o ceremonial movimiento de las aves) de los
puede apreciarse con toda claridad augures.
en esta sencilla obra. Es caracte­ De la misma manera son trans­
rístico de la actitud ecléctica de los formadas las construcciones de san­
romanos el que junto al relieve his­ tuarios inspiradas en el Oriente
tórico se representaran, al otro lado griego, como el grandioso santudrio
del altar, escenas mitológicas (es­ de la Fortuna en Praeneste [106],
ponsales de Poseidón) según mode­ edificado bajo Sila después del 82
los griegos. antes de C., aá sudeste de Roma. Se
En la arquitectura se manifiesta eleva en siete terrazas estrictamente
la importante capacidad técnica de axiales sobre Ja escarpada pendien­
los romanos. La transformación del te; de la tercera a la cuarta suben
templo se produce de una manera dos rampas cubiertas, que no dejan
peculiar; siempre se alza sobre un la vista libre sobre el paisaje hasta
alto podio, según la antigua tradi­ su confluencia. Unas empinadas es­
ción itálica y a diferencia del so­ caleras salvan otras dos terrazas, cu­
brio basamento de tres gradas del yas fachadas -de galería ocultan las
templo griego. La fachada siem­ edificaciones basales. Una amplia
pre se destaca, al contrario que plaza, rodeada de nuevo de gale­
en la c o n c e p c i ó n omnilateral de rías, deja libre la vista del paisaje
aquél [105]. Además, el templo ro- y también la del propio santuario,
que se eleva comó un pequeño
templo circular sobre una edifica­
ción de teatro coronada por una
columnata. La apertura y el cierre
frente al espacio paisajístico se
aúnan aquí de manera grandiosa.
No menos magnífica es la supera­
ción de los problemas técnicos.
Tras las fachadas de las terrazas se
encuentran recintos de media cú­
pula, que sustentan a la vez la
carga de la terraza siguiente: las
galerías de columnas están provis­
[105] Tem plo romano en N ím es, llama­ tas de bóveda de cañón; pero no
do «M aison Carree», construido en el an­ sólo ahí se ha roto el principio ar­
tepenúltim o decenio del s. i a. C. A pesar quitectónico griego, basado en la
del estilo griego de cada una de las
formas (columnas jónicas con capiteles estructura vertical-horizontal: a la
corintios, arquitrabe de fascios, friso or­ galería del tipo helenístico se añade
namentado, dentellones, sima), es romano el alineamiento de arcadas; el arco
en su im plicación direccional y el efecto se tiende en un sistema de medias
de fachada producido por el podio, la
profunda antesala y la renuncia al peris­ columnas y arquitrabes antepuestos
tilo, que se convierte en articulación de y no distribuidos estructuralmente.
semicolumnas. Esta unión de la estructura romana
con los principios arquitectónicos
mano se orienta en una determina­ griegos, que se realiza aquí por vez
da dirección: se alza siempre so­ primera en el arte romano, se con­
bre un eje del santuario, lo cual vierte en característica predominan­
guarda relación con la antigua tra­ te en la época siguiente (cf. [116])
y experimenta en el Renacimiento vés del terreno, sin atención ni re­
un nuevo florecimiento. Ello fue ferencia a la orografía, se han con­
posible por el empleo apropiado de servado hasta hoy como testimonios
un nuevo material de construcción, de la grandeza de Roma. En todo
el mortero, no desconocido por los lo que Roma creó se manifiesta un
griegos, pero contrario a su concep- inexorable deseo de poder. Todas
sus obras son eminentemente utili­
tarias y pragmáticas. La arquitec­
tura griega del helenismo conocía
ciertamente la construcción racional
de arcos, pero sólo la empleaba en
basamentos. Roma tiende sus arcos
sobre el país y les imprime un sello
inconfundible. El vigoroso movi­
miento que ejerce una fila de arcos,
tendida sobre el paisaje como el
paso marcial de las legiones, queda
patente en la magnífica obra de
ingeniería del Pont du Gard en
Nimes, que proveía a la ciudad
de agua fresca [107]. El acue­
ducto se eleva mediante pequeños
arcos sobre una gran arcada de

[106] Reconstrucción del santuario en


terrazas de la Fortuna en Praeneste, cons­
truido bajo Sila después del 82 a. C.
La disposición sim étrica axial toma for­
mas colosales. Gran sentido espacial con­
seguido mediante la delim itación y aper­
tura de los vacíos. Em pleo técnicamente
perfecto de la construcción con mortero
en los basamentos. Creación de la fila
de arcos como m otivo articulatorio; unión
del arco con la estructura griega verti­
cal-horizontal.

ción de la arquitectura. Este mate­


rial ofrecía a los romanos la posibi­
[107] Pont du Gard, paso sobre el Gar-
lidad de realizar sus concepciones don del acueducto para la ciudad de Ní-
espaciales. mes, últim o cuarto del s. t a. C. Em pleo
Tales realizaciones aparecen con consciente de la fila de arcos en tres
especial claridad en la arquitectura pisos.
utilitaria: la gran construcción cu-
pular, sus monumentales trazados doble planta y salva así el va­
de calles, sus recios puentes, que se lle del Gardon. La enorme cons­
tendían en audaces arcos sobre los trucción pertenece ya sin duda al
ríos, y las construcciones no menos último cuarto del s. i a. C., pero
impresionantes de los acueductos, la audacia de esta realización pu­
que conducidos en línea recta a tra­ ramente utilitaria, que obtiene de
la forma objetiva un gran ritmo y y su grandeza, se ha plasmado en
tremenda fuerza, es ya caracterís­ este semblante de modelación na­
tica de la época republicana tar­ turalista. Este retrato lleno de vida
día. de los hombres que crearon se contrapone claramente al retra­
el Imperium Romanum. to griego que captaba la idea del
El retrato de César puede apa­ hombre y no su historia y su des­
recer como representativo d e ' es­ tino. El nuevo concepto dinámico
tas enérgicas generaciones de la del retrato de los romanos apa­
República tardía [108]. Realizado drinó el retrato occidental del Re­
seguramente después de su muerte, nacimiento.
laten en sus rasgos una gran tris­ También pertenecen a los últi­
teza y melancolía, esculpidas dura­ mos tiempos de la República im­
mente sobre la anatomía de su ros­ portantes pinturas murales, con­
tro. Tras la frente alta y surcada servadas sobre todo en las ciu­
se esconde la energía de su espí­ dades del Vesubio, Pompeya y
ritu. Los labios apretados expre­ Herculano. En ellas aparecen frisos
san sarcasmo y un amargo despre­ de grandes figuras, llamados mega-
cio por la vida. La osamenta des­ lografías, que dependen en mayor
taca claramente y los grandes ojos o menor medida de modelos he­
sombreados indican ya la deifica­ lenísticos. En el friso del tablinum
ción de César. La suerte de toda (comedor) de la Villa de los Mis­
una vida, con sus posibilidades terios de Pompeya, de mediados
del s. i a. C., está representada la
iniciación de una mujer en los mis­
terios dionisíacos [109]. En la mi­
tad del friso Dioniso aparece re­
costado sobre el regazo de Ariadna.
A la derecha de ella, una sierva
arrodillada descubre el símbolo fá-
lico sobre una criba de granos, y
al lado, la poderosa diosa alada
(¿Némesis?) toma impulso para
dar un golpe con una vara a una
mujer que, arrodillada y con la
parte superior del cuerpo desnu­
da, está en el friso situada junto
a la esquina de la estancia. El
grupo de la izquierda de Dioniso
muestra a un viejo sileno que sos­
tiene un cántaro en el cual un niño
va a leer el futuro. Detrás, un
sátiro joven alza una máscara de
Sileno. Las figuras se encuentran
en grupos trabados ante una pared
articulada. En la composición de
[108] E figie de César, labrada después
dichos grupos se advierten las ten­
de su muerte. Roma, Museo Torlonia. dencias centrípetas y centrífugas
Tendencias idealizadoras de los comien­ del helenismo tardío, pero la ac­
zos de la época augustea que modifican titud solemne y la referencia a los
el arte retratista de la República. Reac­
ción clasicista frente al realismo del pe­ propietarios de la villa se revelan
ríodo precedente. como típicos elementos romanos.
Apenas habría sido posible en- reina la casa imperial julio-claudia
contrar en Grecia un friso igual (Augusto 31 a. C. hasta 14 d. C.;
en el tablinum de una casa pri- Tiberio, Calígula, Claudio y Ne­
vada. ron). A Augusto se le considera
La sutilidad que da ala pared como príncipe de la Pax Romana.
la pintura de una arquitectura El arte literario (Virgilio, Horacio;
aparente, que se abre paso en el Tibulo, Ovidio) tiene suficiente
fuerza para crear un clasicismo
propio. En el terreno religioso se
llega a la adopción de cultos orien­
tales, como el de Isis y el de Mi­
tra, y, paralelamente, a una di­
vinización del emperador, al que
se le rinde culto junto a la diosa
Roma. Tras el gobierno de la
casa imperial de los Flavios (69-96
d. C.: Vespasiano, Tito, Domicia-
no), Roma alcanza su máxima ex­
pansión bajo Trajano (98-117) y su
mayor esplendor bajo Adriano (117-
138), Antonino Pío y Marco Au-

[109] Pintura m ural del comedor en la


Villa de los M isterios en Pom peya, de
mediados del s. I a. C. Integración de un
friso de figuras grandes en pintura de
perspectiva que sim ula un revestimiento
plástico de la pared. Dependencia de m o­
delos griegos, tanto del clasicism o como
del helenismo; actitud ecléctica en la
elección de los m otivos.

friso de la Villa de los Misterios,


alcanza hacia el fin de la República
su punto culminante. En Pompeya,
•las paredes del dormitorio de la
Villa de Boscoreale [110] están cu­
biertas por motivos arquitectónicos [110] Pared de un dormitorio de la V i­
y vistas de jardines, que atraviesan lla de Boscoreale en Pompeya, del tercer
la pared cerrada y amplían el re­ cuarto del s. I a. C. Nueva York, Museo
M etropolitano. Culm inación de la pintura
cinto en un imaginario mundo pin­ ilusionista; disolución de la pared por
tado. los efectos de la perspectiva y las vistas
p aisajístic as y arquitectónicas.

EL ARTE D E LA EPOCA relio (138-180). Siguen Septimio


IMPERIAL TEMPRANA Severo (193-211) y Caracalla (211-
Y MEDIA 217).
La adopción y consiguiente adap­
Del año 31 a. C. al 193 d. C., tación del lenguaje formal del arte
Roma alcanza la más alta cumbre griego y el desarrollo de la inge­
de su poder. Hasta el 68 d. C. niería romana habían tenido Tu­
gar ya, en sus rasgos fundamen­ Porta es la copia en mármol de
tales, a finales de la época re­ un original en bronce, colocada en
publicana. Además, la orientación lugar oficial poco después del 17
realista del retrato y del relieve d. C. [111]. Augusto está repre­
sentado como jefe del ejército en
el momento de la allocutio, la
arenga al ejército. Lleva el man­
to de general y la coraza adorna­
da con relieves. En el original en
bronce, al que pertenecía el apoyo
del delfín con Ajmor —una alu­
sión a que la estirpe de Augusto
procedía de Venus— no estaba
representado descalzo, como divus
divinizado, sino con el calzado de
jefe del ejército. Por eso la copia
en mármol debió ser realizada des­
pués de su muerte, para Livia. Fue
utilizado el Doríforo de Policleto
para el motivo estatuario, pero la
idea de reposo de la forma del

[111] Estatua en mármol de Augusto de


Prima Porta, labrada después del 14
d. C. Copia de otra en bronce poste­
rior al 17 d. C. Roma, Museo del V a­
ticano. E l modelo clásico griego toma
aquí una forma representativa. Comienzo
de la escisión entre imagen y significado;
la iconografía de la coraza representa el
programa político del emperador.

histórico y la tendencia formalis­


ta que informaba los modelos grie­ [112] Fam ilia im perial del friso del Ara
Pacis, realizado entre el 13 y el 9 a. C.
gos corrían parejas. La época au- en Roma, en la V ía Flam inia (Corso),
gústed es la que logra la síntesis ahora reconstruida en el T íb er. Impron­
de ambas direcciones contrarias. El ta plana del abundante ornamento y del
friso; a pesar de la vista frontal y pa­
clasicismo griego constituye la base norámica doble de algunas cabezas se con­
del arte augústeo, que gracias a serva la sujeción de las figuras al plano;
su penetración de la realidad se réplica romana del friso del Partenón;
friso histórico, que mantiene, sin embar­
encuentra a sí mismo y alcanza go, la imagen ideal por la inclusión del
una representatividad político-his­ mito y la alegoría.
tórica, mientras que la tendencia
formalista del arte republicano hu­
bo de limitarse al dominio privado alto clasicismo se transforma en
de lo decorativo. la postura activa del discurso y
La estatua con coraza de Augus­ con ello en una representación di­
to de la villa de Livia en Prima námica. Por primera vez se ador­
na la coraza con relieves. Bajo el personificaciones de las provincias
nianto del dios celeste, el dios y de los dioses Apolo y Arternis,
solar conduce hacia arriba su tron­ y la cierran por abajo la Madre
co de caballos, al que preceden Italia con los dos niños y el cuer­
no de la abundancia. El cielo y la
tierra han sido removidos para
servir de marco al histórico suceso:
así se manifiesta el sentimiento de
poder del Imperio romano.
Entre el 13 y el 9 a. C. fue eri­
gida por Augusto en el Campo
de Marte el Ara PacisJ el altar de
la paz, que glorifica la grandeza
de Roma y la constitución del Es­
tado romano. El altar propiamen­
te dicho está circundado por un
gran muro, adornado por fuera con
magníficos roleos de acanto e im­
portantes relieves, y por dentro con

[113] E l castigo de Amor, cuadro mu­


ral de Pompeya, augústeo. Ñ apóles, M u­
seo N acional. Escena costum brista con
indumentaria m itológica. Representación
atmosférica del paisaje, pero formación
clasicista de las figuras; colorido tenue,
elegante.

volando Aurora con la jarra de ro­ una verja de empalizada y abun­


cío y Venus, la estrella matutina. dantes bucranios y guirnaldas. En
En el centro está representada la los flancos adornados del altar se

[114] E l botín del


templo de Jerusalén.
Friso en la pared
interna del arco de
Tito, en- el Foro ro­
mano capitalino, le­
vantado después de
la muerte de T ito,
81 d. C. Espacialidad
del relieve por esca-
lonamiento en profun­
didad de las figuras
y alto espacio aéreo
sobre ellas. Actitud
pictórico-barroca del
arte flavio con in­
fluencias de la época
tardía del tiempo de
la República.

restitución a Tiberio del estandarte han colocado pequeños frisos con


romano, efectuada en el año 20 escenas sacrificiales. Los grandes
a. C. por el rey de los Partos, frisos de los lados exteriores mues-
Phraates. Enmarcan la escena las tran longitudinalmente la proce-
sión de la familia imperial y del diana se hace perceptible también
«Senatus Populusque Romanus». en este cuadro mitológico.
La nueva concepción estatal del En la evolución del estilo au-
Princeps («emperador») se (presen­ gústeo al estilo flavio aparece, en
ta claramente en esta distribución. primer término, cada vez con más
Una banda de figuras densamente fuerza, un gusto pictórico, que
aglomeradas se levanta sobre el conduce en la pintura mural de
fondo [112]. Por la grave solem­ la época republicana a una reno­
nidad y la severa dignidad de los vada disolución de la pared me­
participantes en la procesión, estos diante el ilusionismo arquitectó­
frisos constituyen la réplica ro­ nico y las vistas que recuerdan a
mana del friso de las Panateneas fachadas de teatro. En el arco de
del Partenón. Las cuatro escenas Pito, erigido con posterioridad al
en relieve sobre los lados menores año 80 d. C. por el senado y el
son representaciones de las figuras pueblo romano con motivo de una
de la diosa de la tierra Tellus victoria en la guerra de Judea
—personificación detl círculo pacifi­ (71 d. C.), se representa en la par­
cado de la itierra—y de Roma—el te interna la comitiva [114] que
sacrificio de llegada de Eneas y lleva las piezas de botín del tem-
la loba romana con Rómulo y Re­
mo— . El recinto del altar, que
representa programáticamente la
pretensión estatal y la realidad his-
tórico-social de la época augústea,
está configurado como una pre­
ciosa joya, casi de artesanía.
La pintura mural de esta época
desplaza al ilusionismo pictórico
barroquista del período tardío de
la República y vuelve a una con­
figuración más plana de las pare­
des. Estas se adornan ahora con
pinturas que parecen verdaderos
cuadros aislados y que entran en
competencia con los modelos grie­
gos. El cuadro con el castigo Se
Amor de Pompeya [113] repre­
senta a un amorcillo visto de es­
paldas y en actitud llorosa, a quien
una mujer está consolando, mien­
tras Venus, sobre cuyo hombro se
apoya otro amorcillo, mira triste­ [115] Tem plo funerario, relieve de la
mente hacia el lloroso malhechor. tumba de los H aterii, hacia finales del
s. I d. C. Roma, Museo Laterano. Inge­
La 'bonita escena costumbrista tie­ nua complacencia en el relato, amor al
ne lugar en medio de un aéreo detalle realista a costa de la arm onía
paisaje de rocas y árboles. El cua­ artística.
dro, en su concepción, es de orien­
tación helenística tardía, pero las pío judío: el candelabro de siete
figuras están realizadas con un gus­ brazos y la mesa cubierta de oro
to delicado, fino y clásico. La alu­ para los panes consagrados y las
sión a los sucesos de la vida coti­ trompetas de plata. En lo alto des-
untan los preciados objetos y los Haterii [115]. A la manera mar-
letreros de sus nombres sobre las cadamente pictórica del período
cabezas estrechamente agolpadas y flavio tardío se han representado
coronadas de laureles de los sol- aquí, de forma muy ingenua, un
mausoleo con abundante ornamen-
tación, una grúa de construcción
(seguramente alusión a la profe­
sión del propietario de la tum­
ba) y, sobre el templo, la muerta
sobre su klínc. Este «ars humi-
lis» está caracterizado por el gusto
de la reproducción minuciosa, y no
por su sentido artístico.
En la época imperial, Roma pre­
sentaba ya una fisonomía semejan­
te a la que podemos contemplar
hoy en sus enormes ruinas. Bajo
los Flavios, sobre todo bajo Ves­
pasiano, fue construido el gran

[116] Coliseo de Roma, anfiteatro, eri­


gido bajo V espasiano (69-79 d. C .), cuarta
planta añadida en la época de T ito y
Domiciano (79-96 d. C .). Constituido
por tres pisos de arcadas. Enmarque de
los arcos por semicolumnas y orden ar-
quitrabado; la estructura de mortero se
oculta tras la fachada de piedra.

dados, agrupados pictóricamente en


su marcha triunfal a través de la
Porta Triunfális. La instauración
de los arcos de triunfo y de los
arcos conmemorativos es típicamen­
te romana. Plasma en forma mo­
numental el suceso histórico y ha
influido fuertemente en el arte del
Renacimiento.
Junto a las orientaciones clasi-
cista y barroquista del arte roma­ [117] Plano del Foro de Trajano en
no del relieve, a través de las que Roma, concluido según el proyecto de
Apolodoro de Damasco en el 113 d. C.
se manifiesta el arte oficial y cor­ Disposición simétrico-axial según los m o­
tesano, se puede distinguir desde delos helenísticos y augústeos. Aun a sí,
la época republicana una tercera aparición de concepciones espaciales ro­
manas (basílica). 1, entrada; 2, plaza con
orientación estilística que, más o estatua ecuestre; 3, basílica U lpia; 4, b i­
menos influida al principio por al­ bliotecas; 5, columna de Trajano; 6, tem­
guna de las dos tendencias repre­ plo de Trajano.
sentativas, va ganando importan­
cia en el transcurso de la época anfiteatro de piedra, el Coliseo
imperial: se trata del arte popu­ [116], que debe su nombre, qui­
lar. A él pertenecen, por ejem­ zás, a la estatua colosal (el «co­
plo, los relieves de la tumba de los loso») de Nerón colocada en sus
proximidades. El gran edificio se ficación externa, sino sólo al de
utilizaba para las luchas de anima­ su configuración interior. Tales
les y de gladiadores y también tu­ templos se convierten luego en
vieron aÚÍ lugar cremaciones de modelos para las primeras basíli­
cristianos. Está construido total­ cas paleocristianas de la época de
mente exento, al contrario que los Constantino. Repitiendo el motivo
teatros griegos, que siempre- se de los ábsides de la plaza, la ba­
apoyan sobre una pendiente. La sílica Ulpia también tiene dos de
enorme carga de la cavea o recinto ellos separados de la estancia
para los espectadores, con un afo­ principal por «enrejados de co­
ro para 50.000 personas, aproxima­ lumnas». Dos bibliotecas, una fren­
damente, estaba absorbida por au­ te a otra (para textos griegos y la­
daces construcciones de arcos. Tres tinos), se encuentran adosadas a la
líneas de arcadas superpuestas ar­ basílica, y entre ambas se eleva
ticulan el muro exterior. Los ar­
cos se tienden en un armazón ver­
tical-horizontal de semicolumnas y
arquitrabes: el sistema desarro­
llado en la época de Sila tiene
aquí su más pura expresión. Las
plantas están dispuestas de abajo
hacia arriba por los órdenes tos-
cano (dórico), jónico y corintio,
como en las construcciones hele­
nísticas. Más tarde fue añadida
por Tito y Domiciano una cuarta
planta de pu ro liso v articulación
por pilastras.
Siguiendo la línea de embelle­
cimiento de Roma, comenzada por
Augusto, Trajano construye el Foro
que lleva su nombre, concluido
el 113 d. C. según los planos de
Apolodoro de Damasco [117]. A [118] Estatua retratista en mármol de
Antínoo, labrada después de su muerte
través de un arco de triunfo se (130 d. C .). En el cuerpo, influencias
llega a una plaza en cuyo centro del temprano clasicism o griego. C lasicis­
sólo está la estatua ecuestre del mo adriánico: sentim entalism o e idea­
emperador. Galerías de columnas lización de los rasgos del rostro.
a ambos lados ocultan dos grandes
ábsides. Un edificio situado trans­ la columna de Trajano, cuya ban­
versalmente y apenas articulado ex- da de figuras relata, como un libro
teriormente cierra la plaza por el enrollado, las hazañas guerreras del
norte: la gigantesca basílica Ulpia. emperador. En otro patio absidai
En el interior, dos filas de 96 co­ está situado, en la pared posterior,
lumnas rodean un espacio de 25 m. de manera típicamente romana, el
de luz, que estaba cubierto por templo del emperador deificado.
arriba con un techo de madera. La unión de construcciones gre­
Este bosque de columnas, compa­ co-helenísticas con concepciones es­
rable a un díptero greco-jónico, paciales únicamente romanas, ca­
no está, sin embargo, al servicio racterística de la época augústea,
de la apariencia plástica de la edi­ se constata también en el arte re­
tratista de esta época. La fuerza cabeza del joven, de rizos tupidos
¿e la personalidad del emperador y ampulosos, y con una boca sen­
Trajano queda testimoniada en su sual. En esta obra se ha represen­
efigie de mármol [103], en da que tado un ideal de belleza que vive
podemos contemplar, al servicio de de la romántica nostalgia por la
una misma finalidad, el estilo perdida presencia del clasicismo
griego. Las estatuas del joven aho­
gado en el Nilo, a las que se ren­
día culto en todos los lugares del
mundo romano, tienen un aspecto
ensoñador. Frente a las figuras lle­
nas de vida y terrenalidad del cla­
sicismo griego, se crea aquí una
peculiarmente irreal, que aun con

[119] Interior del Panteón de Roma,


erigido entre el 120 y el 126 d. C .; gra­
bado de Antonio Sarti del año 1829. E s
el más puro interior romano y obedece
a una concepción abstracta y matemáti­
ca; la pared, sin valor por s í misma,
hace el papel de caparazón del recinto,
en cuya estructura se utiliza el orden ar­
quitectónico jónico.

formal de la ©poca republicana


tardía y la fuerza expresiva y viva
de este soberano. Su poderosa vo­
luntad salta, literalmente, desde
su semblante al observador: el di­
námico estilo romano alcanza su
[120] Estatua ecuestre en bronce de
mayor intensidad bajo este empe­ Mareo Aurelio, de hacia el 173 d. C. R o­
rador. En la época del emperador ma, plaza del C apitolio. Imagen representa­
Adriano (117-138 d. C.) aumenta tiva del «Im perator m undi» sobre el bárba­
ro (hoy no conservado) yacente en el
el influjo de las formas griegas. Se suelo. En la cabeza, contraste de los ca­
crea un nuevo tipo de estatuas a la bellos sueltos y de confección pictórica
manera clasicista, en el que se con la lisa superficie facial.
representa divinizado al favorito de
Adriano, Antinoo [118], un her­ toda su plenitud sensorial, no ex­
moso joven de Bitini. El bello cuer­ presa una presencia corpórea, sino
po, modelado según las formas cierta nostálgica avidez del Más
del estilo severo, tiene una ex­ Allá. El dualismo de la figura
presión triste y afeminada, y se corporeizada y el espíritu descor-
funde con la suave y melancólica poreizado, que domina a la Anti­
güedad tardía, se manifiesta en pula lleva casetones que disminu­
esta figura de fascinante belleza yen radialmente hacia la abertu­
griega. ra. Estaban antes estucados y quj.
El deseo de irrealidad se encar­ zá adornados con estrellas (dora­
na de la manera más grandiosa das). Tales resultados en el arte
en el Panteón, que. Adriano hizo de la bóveda romana sólo fueron
erigir en el 126 d. C. Sustituye
a una construcción rectangular de
Agripa, sobre cuyo podio se sitúa
el pórtico columnado de Adriano.
El Panteón estaba consagrado a
todos los dioses y como edifica­
ción circular cupulada pretendía si­
mular la cúpula celeste. Es la pri­
mera construcción monumental de
la Antigüedad en que se pretende
marcadamente, no la apariencia del
volumen externo, sino servir de
caparazón espacial del interior
[119]. Se ha antepuesto un pór­
tico columnado, clásico, de orden
corintio, sin conexión armónica al­
guna con el sencillo cilindro tri-
membre. El cilindro sustenta la
cúpula, cuyo empuje enorme, pese
a la elección de materiales de cons­
trucción ligeros, se dispersa me­
diante un ingenioso sistema de ar­
cos de descarga. En forma típica­ [121] Arco de Septim io Severo en Ro­
mente romana, el asiento de la ma, Foro romano, levantado en el 203
cúpula se cubre por fuera con el d. C. Articulación barroca en la fachada
por las columnas acodaladas. Predominio
tercer anillo del cilindro. El re­ del arte popular en el relieve; alineación
cinto interior tiene forma esférica rítm ica y representación -ingenua, sin pers­
(la altura de la cúpula y la del pectiva.
basamento se corresponden mutua­
mente). Un óculo de 8,92 m. de posibles con la ayuda de los nue­
diámetro en el punto cenital pro­ vos materiales de construcción, co­
porciona al recinto una luz uni­ mo el hormigón y el ladrillo; las
forme y serena. A esta armonía nuevas y revolucionarias ideas de
corresponde la distribución de la los arquitectos romanos hicieron
pared; la construcción basal está necesarios, primero —y luego, rea­
dividida según la regla de oro en lidad— estos nuevos materiales.
dos partes: la inferior está com­ Igual que Adriano, el primer
puesta por nichos redondos y rec­ emperador con barba al estilo de
tangulares alternos (separados del los filósofos griegos, Marco Au­
recinto por columnas) y la supe­ relio también da llevó y vivió de
rior por delicadas incrustaciones hecho como filósofo. Era un em­
(destruidas en la actualidad, des­ perador pacífico, igual que Adria­
graciadamente). A ello se añaden no, aunque también a él le fue eri­
los colores atemperados de las pie­ gida, como a Trajano, una gran
dras del suelo y la pared. La cú­ columna de victorias. Mientras que
la de Trajano, colocada en su F^ro ahora ante las pilastras acanaladas
en R o m a , estaba dedicada a los que las enmarcan sobre zócalos se­
triu n fo s en las guerras dadas, parados, están acodaladas en su
la columna de Marco Aurelio cele­ parte superior por el entablamento
r a sus victorias sobre los marco- prominente. La idea barroca del
manos y l ° s sármatas. Se erguía salto hacia adelante y hacia atrás
ante el templo del Marco Aurelio
deificado. En grandes bandas de
relieves, que se tienden en espi­
ral alrededor de la columna, están
representados de una manera rea­
lista los preparativos para la luaha
las luchas mismas. La estatua
ecuestre [120] quizá se refiera a
la entrada de Marco Aurelio en
R o m a, a la que correspondía tam­
bién un arco de triunfo. Dioha
estatua ocupa desde 1538 el centro
de la plaza del Capitolio, proyec­
tada por Miguel Angel. El empera­
dor Heva a<lu^ lmanto de sol­
dado sobre la túnica con cintu­
rón. Tiene extendido el brazo en [122] Templete circular (¿de Tyche?) en
actitu d de saludo. Bajo la pezuña Baalbeck (H eliópolis, Líbano) de finales
le v a n ta d a del caballo se encontra­ del s. ii y comienzos del m d. C. Tem ­
plo romano de podio. M ovimiento ba­
ba antes un rey bárbaro de dimi­ rroco producido por la curvatura del es­
nuta figura. Este majestuoso mo­ tilóbato y el arquitrabe, de modo que
delo de efigie ecuestre continúa el peristilo resulta quebrado. Ornamento
vegetal de la época tardía.
una larga tradición que se remon­
ta a la época arcaica. El empera­
dor está reproducido como profun­ de la pared se verifica por medio de
do filósofo y soberano universal; las columnas. La esbelta construc­
la poderosa figura del gran caba­ ción de este arco de triunfo (erigi­
llo eleva su orgullosa dignidad y do hacia el 203) de la fase tardía
resalta la inasequibilidad del Im- del barroco romano viene ‘determi­
perator Mundi. La enorme esta­ nada por el crecimiento vertical de
tua ejerció un fuerte influjo so­ aquéllas.
bre la realización de imágenes Asimismo el templo circular de
ecuestres en el Quatrocento y aun Barlbek [122] debe datar, en razón
en la Edad Media. La actitud de su ornamentación arquitectónica,
grandiosamente barroca del arte del s. i i al m d. C. Las columnas
antonino, que redescubrió el alto corintias, colocadas también exen­
arte helenístico de Pérgamo, per­ tas, están acodaladas por el enor­
vive aún en la época de Septimio me entablamento. Una arquitectura
Severo y Caracalla. El profuso audaz y estereométrica brotó de la
adorno de relieves del gran arco fantasía barroca del desconocido
de Septimio Severo (de tres va­ arquitecto, cuya línea de anteceso­
nos), que glorifica las victorias so­ res puede remontarse hasta las so­
bre los partos y los árabes, tiene luciones espaciales adoptadas en la
un aspecto casi selvátivo [121], villa de Adriano en Tfvoli. No sólo
Las columnas corintias, colocadas el espacio interior, sino también el
exterior está subordinado a una vas. A pesar de la rígida simetría
concepción pictórica de la arqui­ de la planta, el enorme complej0
tectura, que en contraposición a la de las termas de Caracalla —donde
forma arquitectónica de los grie­ aún tienen lugar en verano gran,
gos, puramente corpórea y sin sen­ des representaciones de ópera, sj
tido del espacio, modela el inte­ bien solamente en una pequeña
rior y el exterior concibiéndolos parte de la instalación— segura­
como oquedades, cubierta una y mente ofrecía a la vista una inima-

[123] Sarcófago de H ostiliano ( t 251 ginable variedad de grandiosas


d. C .), hijo del emperador, llamado «sar­
cófago Ludovisi». Roma, M useo de las
saciones. No se trata ya de
Termas, colección Ludovisi. Reproducción tracciones a la medida
pictórico-barroca en la tradición de cua­ sino que rayan con lo
dros helénicos de batallas. lo eterno. El mayor fasto del
do terreno se va extinguiendo en
cobertora la otra: el hombre se mismo y prepara la irrupción
siente a salvo y busca protección mundo del Más Allá, que
en el espacio circundante. totalmente, con el cristianismo
También las gigantescas cons­ fisonomía del mundo antiguo,
trucciones de las termas producen tre las numerosas religiones
en quien las contempla una cierta ricas y sobrenaturales de esta épo­
impresión de irrealidad, de rapto ca, que se preocupan por la sal-
hacia un mundo mágico. Las ter­ vación del alma del individuo, el
mas tienen, desde luego, su razón cristianismo ocupa sólo un lugar,
de ser en la utilización, excepcio­ que si bien es importante, no es
nalmente desarrollada, del baño en exclusivo. El que Plotino se aver­
la Antigüedad, pero son además güence de tener un cuerpo expresa
mucho más que eso: en ellas exis­ la idea dominante de la época: a pe­
ten salas de reunión, de lectura, sar de las enormes instalaciones pa­
de conferencias públicas, bibliote­ ra la cultura física se ha llegado a
cas, etc.; aúnan, pues, nuestras experimentar un rechazo del propio
instituciones culturales y deporti- cuerpo.
£L ARTE DE LA EPOCA A la época de corregencia de
IMPERIAL TARDIA Galieno con su padre Valeriano
’o-los ni y IV) (253-260 d. C.) .pertenece la losa
(sl£ 0 con relieves del gran sarcófago Lu-
/V los emperadores Severos suce- dovisi, que muestra a un general
de la serie de los emperadores sol- con su ejército en lucha victoriosa
dados, entre los que destacan Ga- contra los bárbaros [123]. El ge-
lieno *(260^268 d. C.) y Aureliano neral domina el tumulto de la lu-
(270-275), quien construyó las mu­
rallas de Roma. Las agitaciones in­
ternas, los enemigos externos y el
desmoronamiento de la antigua cre­
encia en los dioses caracterizan al
s ni. Al mismo tiempo, aumentan
los seguidores del cristianismo, lo
que conduce a repetidas persecu­
ciones del mismo. Después de los
emperadores soldados, el reino se
afianza de nuevo interior y exte-
riormente gracias a la fuerte perso­
nalidad de algunos gobernantes:
uno de ellos es Diocleciano (284-
305), que en lugar del principado
establece la tetrarquía, o gobierno
de cuatro emperadores; con Cons­
tantino el Grande (323-337), el re­
conocimiento oficial del cristianis­
mo (313) y el traslado de su resi­
dencia a Constantinopla (Bizancio
desde el 330) se inicia una nue­
va era, durante la cual no se [ 124] Retrato en mármol del emperador
extingue inmediatamente el lengua- Galieno, después del 260 d. C. Roma,


je formal de la Antigüedad, sino
_______ . t ’
^Iuse0 de,.las Term as. Refuerzo de la
forma mediante el recurso al arte retra-
que, en ocasiones, vuelve a rena- tj s t a g r ie g o . Acusa influencias tardías en
cer. Entre los emperadores sóida- la perforación, por medio del trépano,
dos destaca Galieno, que hace re- de los °i°s v la m irada así lograda (tí-
vivir otra vez el gusto griego en pica dirección de la vista hacia arriba)'
una especie de renacimiento. El
lenguaje formal helenístico no pasa cha y con la diestra extendida des­
desapercibido en su retrato [124], de el caballo incita a sus soldados
pero por la intensa mirada de los a la lucha. En los grupos aislados
ojos, el rasgo ensimismado en torno de figuras, el relieve, cuyo fondo
a los finísimos labios y el pelo ner- desaparece por completo bajo los
viosamente encrespado de la barba cuerpos de plástica conformación,
ya no parece un vivo semblante se atiene a modelos helenísticos,
griego, sino una máscara antepues- pero la tumultuosa escena de la
ta, que desvela, más bien que en- lucha es típicamente romana y está
cubre, la nostálgica avidez de be- también determinada 'por la readop-
lleza del alma. El retrato fue rea- ción de las tendencias barroquistas
lizado seguramente poco después del estilo galiénico.
del 260 d. C. Eli arte de la época de Diocle-
ciano y sus cogobernantes, los te- juegos gimnásticos, que entonces
trarcas, aun con toda la grandio­ no estaba dividida, naturalmente,
sidad y terrenalidad de los enormes por la Vía Nazionale. En el tepi.
darium de las termas, el baño de
agua templada, Miguel Angel cons­
truyó su igilesia de Santa María de-
gli Angelí [126]. Su fachada, ca­
rente de adornos, está constituida
aún por un antiguo muro de ladri­
llo de las instalaciones termales.
Fueron levantadas enormes cons­
trucciones para gran número de
personas, como muestra una vista
de las salas conservadas de las ter­
mas, cuyas paredes de ladrillo des­
nudas estaban, sin embargo, rica­
mente adornadas en su tiempo;
en todas partes se había colocado
estuco dorado, revestimientos de
mármol y ricos mosaicos junto
con muchas estatuas. Las paredes
interiores de las salas seguramente
ofrecían la impresión de tapices
costosos y polícromos, producien­
do, por las diversas entradas de
[125] Cabeza colosal en mármol del em­
perador Constantino, de una escultura se­
dente según el modelo de una estatua de
dioses, antes colocada en la B asílica de
Majencio. Roma, Palacio de los Conser­
vadores. A pesar de la firme plasticidad
del rostro, espiritualización total en la
mirada trascendente; separación definitiva
de materia y espíritu; el cuerpo se con­
vierte en simple envoltura.

complejos arquitectónicos —con su


palacio en Salona (Spelato) y sus
termas en Roma— está plenamente
condicionado por la fuerza desma-
terializadora y sobrenatural del es­
píritu. Se intenta plasmar en edi­
ficios enormes toda la pompa de
este mundo para sustraerse de él
con mayor seguridad. Las termas
de Diocleciano en Roma se termi­ [126] Tepidarium de las Term as de Dio­
naron entre el 305 y el 306. Abar­ cleciano en Roma, inaugurado el 306
d. C ., acondicionado por M iguel Angel
can una gigantesca superficie de como Santa M aría degli Angelí. Gigantesco
365 X 316 m. La actual Piazza recinto, de excesiva extensión para las
dell’Esedra, con su diámetro de exigencias del uso profano; cobertura por
bóveda de crucería; rico adorno con már­
144 m., no era otra cosa que la m oles de colores y nichos de figuras; co­
antigua exedra de las termas para lumnas acodaladas.
luz un efecto plenamente inmate- monumentales al soberano, con los
rjal completamente irreal. ojos dominantes y fijos en el Más
Tras la victoria de Puente Milvio Allá. Las enormes formas ya no
en el 312 d. C., Constantino el son más que el cobijo para la tras­
Grande quedó como gobernante cendencia del espíritu. El arte pro­
¿ nico de todo el reino occidental. piamente romano llega a su fin con
Constantino, quien traslada la capi­
En su honor se colocó en la gigan­
tal del Imperio de Roma a Bizan-
tesca basílica de Majencio, en el Fo­ cio, que en su honor es llamada
ro romano, una colosal estatua se­ Constantinopla. El cristianismo se
dente, cuya sola cabeza tiene una al­ convierte en Ja religión del Estado.
tura superior a los 2,60 m. [125]. Los antiguos dioses han perdido su
La estatua se sitúa aún dentro de la fuerza, si bien durante mucho tiem­
tradición de los emperadores divi­ po perviven de una manera oscura
nizados, que se representaban co­ en la creencia popular, como demo­
mo soberanos universales. La cap­ nios y diablos. Con excepción de
tación antes tan intensa y •tan na­ algunas obras que constituyen una
tural de la persona en los retratos vuelta al arte heleno, las formas
romanos ha desaparecido de este clásicas se van agotando y extin­
semblante, que ya sólo da formas guiendo.
ARTE PALEOCRISTÍANO
Así como el cristianismo surge res. Casi al mismo tiempo comien­
de los numerosos cultos antiguos y za la Iglesia a servirse de las artes
¿e las religiones precedentes, así figurativas para fines doctrinales.
también los comienzos de su arte En la iconografía se adaptan mu­
se nutren de formas de la Antigüe­ chos temas ceremoniales del arte
dad tardía y del acervo común de romano imperial (por ejemplo, en­
los tipos de la región mediterránea. trega de la ley, homenaje apostó­
Los primeros siglos de creación lico). Junto a ello, perviven aún
artística cristiana están presididos durante mucho tiempo los temas
por el signo de la asimilación y paganos, especialmente en Roma
transformación de los modelos anti­ y en las ciudades helenísticas del
guos en nuevas formas, que más Oriente.
tarde proporcionarán los puntos En los ss. iv y v, el avance de
de partida artísticos esenciales a los germanos conduce a la pérdi­
los países cristianizados de Euro­ da de las provincias occidentales,
pa. Según la concepción actual, a la conquista de Italia y a la ani­
Roma. Asia Menor, Siria, Palesti­ quilación del Imperio romano de
na y Egipto participan en el pro­ Occidente (476). Después de Mi­
ceso de gestación del arte cristiano, lán, Rávena se convierte en la ca­
cuyos comienzos se remontan hacia pital política y cultural del Occi­
el año 200, cuando la doctrina dente, donde Roma sigue conser­
cristiana se difunde con rapidez vando su vigencia a causa única­
por el Imperio romano, amenaza­ mente del poder de la Iglesia. El
do por la desintegración interna y Oriente, por el contrario, a pesar
los peligros exteriores. El arte más de sus crisis internas y de la ame­
primitivo es un arte sepulcral (sar­ naza exterior de persas y germa­
cófagos, etc.), y queda restringido nos, mantiene su estabilidad gra­
a símbolos y a unas pocas figuras y cias a su riqueza y a la capacidad
escenas tomadas del Antiguo y del de sus emperadores. Incluso des­
Nuevo Testamento, en las que se pués de prolongadas luchas reli­
expresa la esperanza de los creyen­ giosas, tienen lugar en el Oriente
tes en el Más Allá. El reconoci­ los grandes concilios, en los que
miento del cristianismo por Cons­ fueron firmemente establecidos los
tantino (313) crea los presupues­ dogmas básicos de la doctrina cris­
tos legales para un arte cristiano tiana. La capital oriental, Constan-
público, y la reorganización cen­ tinopla, fundada en el 324-330 por
tralista del Imperio que él persi­ Constantino, se pone pronto a la
gue como continuación de la línea cabeza del Imperio romano de
política de Diocleciano constituye Oriente como centro político, co­
su fundamento material. Si hasta mercial, espiritual y eclesiástico,
ese momento sólo se destinaban al sobre todo desde la división del
culto recintos modestos —general­ Imperio por Teodosio (395), en
mente las casas privadas de los fie­ que se colpca por encima de todas
les acomodados— , ahora se inic'a las restantes ciudades, y . fecunda,
una edificación monumental de en gran medida, durante un mile­
iglesia, cuya expansión se acelera nio, también al Occidente. En
por el creciente culto a los márti­ esta época, se establecen las bases
de toda la evolución iconográfica de Roma. Aparecen los extensos
posterior en la que permanecerá ciclos de ilustraciones de la Sagra-
el Oriente (Palestina, Siria) al lado da Escritura, de los textos apócri-

[127] D íptico en m arfil dividido en Efectos expresivos logrados por


cinco partes, de la Italia superior, se­ tes de tamaños y colores (
gunda mitad del s. v. M ilán, Tesoro cate­ de almandina en el cordero), relato
dralicio. Ala izquierda: cordero de D ios, composición elemental de los
escenas de la vida de Cristo y M aría, líneas agudas, semblantes afeados
evangelistas y sus animales sim bólicos.
fos y ^as leyen d as ^os sa n to s> del cuerpo longitudinal y un gran
ya en parte con tradicio­
« la z a n d o arco de triunfo enmarca el acceso
nes judías: para las figuras^ sagra- al transepto. Sólo el ábside está
i se acuñan tipos individuales abovedado; las restantes dependen­
»0r ejemplo, Cristo como horn­ cias tienen descubierto el armazón
e e maduro y con barba— y la de la techumbre. Este enorme re­
elección de las representaciones cinto se rige por el principio de
está cada vez más determinada por subordinación y orientación de to­
motivos teológicos. das sus partes hacia el ábside, que
constituye el centro del culto: la
gradación en altura y en anchura
ARQUITECTURA de las naves, la avenida suntuaria
de la nave central y, sobre todo, la
A diferencia del templo griego, luz que cae sólo desde arriba, se­
ja iglesia es a la vez morada de paran por la claridad la nave prin­
pios, recinto para el culto y lugar cipal y el transepto de los recin­
¿e reunión de la comunidad. Los tos laterales más oscuros. Ningu­
diversos actos del culto exigen la na parte del recinto total descan­
construcción de dependencias y edi­ sa en sí misma, ningún miembro
ficios propios. La abundancia de del edificio es autónomo: las ar­
tareas constructivas y los estímu­ cadas están subordinadas a la pa­
los de la arquitectura pagana ori­ red como partes integrantes de la
ginan la variedad y la evolución misma; su unión con el plano
rápida y regionalmente diferencia­ da a las columnas una apariencia
da de la arquitectura paleocristia- menos plástica, y la misma pared,
na. La edificación monumental de sustentada por los más ligeros ele­
iglesias comienza con las funda­ mentos, parece delgada y sin peso.
ciones de Constantino en Roma, Su costoso revestimiento de már­
Constantinopla y Tierra Santa. La mol de colores y mosaicos contri­
basílica y el edificio central son buye esencialmente a la trascen­
los dos temas principales que ocu­ dencia del recinto. Aun cuando al­
parán durante siglos a la arquitec­ gunas importantes sugerencias fue­
tura cristiana. Ya en las primeras ron tomadas de la arquitectura
basílicas romanas, como la iglesia antigua (basílica de mercado y pa­
episcopal en el Laterano de San laciega), la síntesis de estos ele­
Giovanni in Laterano (313) y la de mentos, así como su fusión en una
San Pedro (324), se ha conseguido totalidad tan compleja como homo­
fijar, de la manera más brillante, génea y la concentración de la con­
el tipo de basílica, luego clásico figuración artística en el interior
[128, 133]. sacral, son técnicas completamen­
Un cuerpo longitudinal de cinco te nuevas. El exterior carece de or­
naves, de las cuales la central, la namentación y está articulado sola­
más ancha, aumenta en altura por mente por el ritmo de las venta­
ventanería alta, desemboca en un nas y el escalonamiento de las na­
elevado transepto. Este se abre en ves. La sucesión, creciente hacia el
la prolongación de la nave central ábside, de los cuerpos del edifi­
en un ábside semicircular, donde cio está reforzada por el vestíbulo
se encuentran el altar, los sitiales (nártex) y el patio a la entrada,
del clero y el trono episcopal. Ar­ rodeado de galerías de arcadas
cadas de columnas (o bien colum­ (atrio).
natas) separan entre sí las naves Decisiva para el futuro es la ba-
[128] Planta de la basílica ele San Pedro en Roma, fundada en el 324 por Cons.
tantino. Cuerpo longitudinal de cinco naves: como, en general, todas las iglesias
más antiguas, dicha basílica tenía el ábside al oeste y el nártex al este.

¡I a

-i * * *
[130] Planta de la basílica en Kodja
Kalessi (A sia Menor) hacia el 450. Basí-
lica cupular, tramo m edio ampliado co­
[129] Planta de la basílica H agios D e­ mo recinto cupular, pilares con paramen­
metrios (San Dem etrio), en Salónica, si tos de columnas, columnas entre los p¡.
glos v-vn. B asílica con triforios, cinco lares de la cúpula. A ambos lados del
naves longitudinales, tres en el transepto; ábside oriental dependencias laterales
éste y el presbiterio sobre una cripta. (pastoforias).

[131] Sta. Constanza, tumba de Cons- [132] Planta de la basílica en Kalat Se.-
tantina ( t 354). Roma. Planta redonda man en Aleppo (Siria), s. v. Disposición
del edificio central con galería interior cruciforme de cuatro brazos basilicales
en torno a doce arcadas de columna do­ con tres naves en torno a un octógono
ble y peristilo exterior (destruido). N i­ central. Abside al este, pórtico y peristi­
chos murales para altares y sarcófagos. lo al oeste.
ilica de tres naves, que surgió un nichos correspondientes de la pared,
Soco más tarde, y en la cual se así como por la decoración de mo­
a n ex io n a n la nave central y el áb­ saicos (en otros edificios sólo está
side, prescindiendo del transepto marcado el eje del altar).
en úna unidad más coherente, con
¡o cual se simplifica la imagen es­
pacial sin modificar su carácter es­
piritual (Roma: Santa Pudenziana).
Para la construcción de baptiste­
rios, mausoleos, etc., se adoptan,
^ modelos paganos, los más va­
riados tipos de edificaciones centra­
les como rotondas, construcciones
en' forma de cruz y octogonales,
con nichos en el muro interior y
frecuentemente también con cúpu­
la. Sin embargo, son nuevos unos
edificios centrales en los cuales se
dispone, en torno a un anillo in­
terior de columnas, una galería
circular o poligonal. En Santa
Constanza de Roma [131, 134],
doce arcadas de columnas dobles
sustentan el cilindro de la cúpula
cuyas grandes ventanas hacen que
el centro destaque sobre la gale­
ría. Pero el centralismo puro que­ [134] Santa Constanza, tumba de Cons-
da roto por el hecho de que los tantina ( f 354), Rom a. V ista de nichos
murales y mosaicos abovedados en la ga­
lería; arcadas de doble columna se abren
hacia el recinto cupular central.

Motivos de culto y el deseo de


dar apariencia monumental a los
aledaños de la iglesia conducen
frecuentemente a la agrupación de
distintos edificios en complejos ar­
quitectónicos: por ejemplo, dos
basílicas con baptisterio en medio
(Tréveris), dos iglesias con salón
[133J Vista interior reconstruida de la (Aquileia), capillas y mausoleos a
basílica de San Pedro en Rom a, 324. A r­
ticulación basilical de las paredes ó p ti­ lo largo de una basílica (Roma!,
camente estilizada: columnatas o arca­ San Pedro), etc. La adición de un
das-pared con ' m osaicos e incrustacio­ edificio central a una basílica en
nes—, ventanería alta, techumbre abierta
de vigas; recinto orientado hacia el ábsi­ lugar del ábside sirve para dar
de (altar, trono episcopal). realce sacral al centro del culto
(Belén, octógono sobre la gruta de
elementos principales están marca­ la Natividad). En la segunda mi­
dos de manera cruciforme con ma­ tad del s. iv y durante el s. v se
yores intercolumnios y mediante el llega a un desarrollo extraordina­
aumento y abovedamiento de los riamente diferenciado de los tipos
de recintos y edificios. Los prin­ nas, y la armonía de los volúmenes
cipios ya sólidos de la composición y de la ¡iluminación.
de espacios y superficies permane­ Unos principios estilísticos mUv
cen como modelos, pero al fusio­ diferentes constituyen las bases de
narse con las tradiciones arquitec­ la arquitectura de Siria, en la qUe
tónicas regionales, dan como re­ se desarrollan importantes antece.
sultado estilos provinciales ' muy dentes del Románico. Se constru­
diferentes entre sí. La orientación yen basílicas con pesados sillares
de la iglesia de este a oeste viene y arcadas sobre pilares de amplio
a convertirse en regla general. En tendido (Rusafa, Ruweha y otras)
la Roma occidental, la basílica de Es típica su. parte oriental (bema):
tres naves queda como tipo arqui­ por razones de culto, el ábside, re.
tectónico predominante. Se hace vestido por fuera poligonalmente
más esbelta de proporciones, más
alargada; las zonas destinadas a
las ventanas son más estrechas y
las arcadas más altas. Como a la
vez la nave central tiene dimensio­
nes más anchas y las ventanas son
mayores, en el recinto central se
acentúa el contraste entre la lumi­
nosa pared y la zona más oscura
de las naves laterales (Roma,'Sania
Salónica [129, 135]: tiene cinco
la Roma oriental, que se erige en
modelo arquitectónico, se da pre­
dominio, por el contrario, a la ba­
sílica de triforio: en lugar de la
pared luminosa se tienden sobre las
naves laterales galerías altas, que
se abren en arcadas hacia la nave
central. Estas basílicas son general­
mente más cortas y más proporcio­
nadas en altura, anchura y longi­
tud; por otra parte, la luz se re­
parte en su interior más uniforme­ [135] B asílica de H agios Demetrios
Demetrio) en Salónica, s. v-vil. Vis­
mente, ya que en ambas plantas (San ta hacia el este a través de la nave
las ventanas están situadas en el central (estado de restauración tras el
muro exterior (Constantinopla, ba­ incendio de 1917). G alerías altas sobre
las naves laterales, dos filas de arcadas
sílica del Studión). La construc­ (alternancia de un pilar cada cuatro co­
ción más monumental de este tipo lumnas, después del incendio del s. vn),
plias de ventanas y
es la basílica de San Demetrio en aberturas muy am arcadas.
Sabina, Santa María Maggiore). En djjs
naves longitudinales y tres en el está flanqueado por dos dependen­
transepto, triforio sobre todas las cias laterales (pastoforias) y su al­
naves laterales y ventanería alta en tura queda así aumentada. El es­
la central. El efecto espacial está pacio interior resulta acumulativo,
dominado por la amplitud, la es­ pesado y pétreo por la ausencia de
tructura transparente de las pare­ revestimiento en las paredes pro­
des, disueltas en arcadas y venta­ vistas de pequeñas ventanas, por .
las bóvedas de cañón y los techos Las regiones costeras del Medite­
lan os de piedra. También el exte- rráneo oriental (Asia Menor, Cons-
ior es una construcción de volú­ tantinopla y otras) constituyen el
menes cúbicos: frente a los tres centro de la evolución hacia una
c u e r p o s del edificio de la parte síntesis del edificio central y el
longitudinal. En dichas regiones se
encuentran también formas nuevas
(capitel de impostas), así como un
nuevo estilo en la ornamentación
de edificios: dibujos minuciosos en­
tretejen los capiteles, frisos, etc. en
un juego de líneas de luz y de
sombra. En algunas basílicas se
acentúa el centro del culto por
un mayor abovedarniento, median-

[136] Reconstrucción de la basílica de


columnas de tres naves en Turmanin (S i­
ria), s. V. La entrada queda acentuada
por medio de dos cuerpos angulares flan­
queantes en forma de torres, entre las
que se tiende un balcón (¿influencia so­
bre edificios rom ánicos?).

oriental se encuentra una fachada te una cúpula, del tramo anterior


de dos torres ( Turmanin [136]). al ábside. En otras iglesias, es
Los pesados muros de sillería se también una gran cúpula la que
articulan de manera decorativa, en abarca todo el espacio central, que
relieve, a base de motivos plásticos está rodeado por tres partes de re­
cintos laterales (Meriamlik, Kodja
Kalessi [130, 138]). El elemento
basilical se reduce generalmente a
las arcadas y triforios situados en­
tre los pilares de las cúpulas. Las
verticales hacia la cúpula y las ho­
rizontales hacia el altar se entrela­
zan unas con otras en estos edi­
ficios compactos y empinados (ba­
sílica cupular, precursora de la
iglesia bizantina de cúpula de

[137] Fachada principal de la basílica


de K alat Seman en Aleppo (Siria), s. v.
Muros de sillería, articulación arquitec­
tónica plástica con frontones y pilares,
enmarques de arcos ciegos puramente de­
corativos.

—cornisas, frisos de arcos, colum- crucero). La iglesia cruciforme ex­


nillas—y, en algunos casos, tam­ perimenta una evolución impor­
bién mediante elementos arquitec­ tante, desde aquel sencillo edificio
tónicos— pilar, tímpano— (Kilb Lu- de brazos en cruz y de una sola
zeh, Kalat Seman [137]). nave que fue al principio (por
ejemplo, Rávena, tumba de Galla columnas en el interior en forma
Placidia), hasta una construcción de cruz por medio de nichos o por
de tres naves (Salona y otras), con agrupamientos de dichas columnas
espacio central resaltado por pila­ (Roma, San Stefano Retondo). La
res y una cúpula. evolución de la arquitectura pa­
Una de las construcciones más leocristiana tiende, pues, a una
monumentales de este tipo la cons­ agrupación más firme en el exte­
tituye el santuario de San Simeón rior, así como a unas formas más
el Estilita, Kalat Seman [132, complicadas de recintos y paredes
137], en Aleppo: cuatro brazos y simultáneamente a la centraliza,
basilicales en forma de cruz, de ción del espacio mediante la acen­
tres naves cada uno, conducen ha­ tuación de la dirección hacia el al­
cia un amplio recinto octogonal tar y la diferenciación de los efec­
(¿con cúpula de madera?), en cuyo tos de luz.
centro estaba antes la columna. Se
añaden algunas antesalas y, en par­
te, antepatios en las entradas de ESCULTURA
los brazos de la cruz; el brazo del
lado oriental termina en tres ábsi­ El reconocimiento del cristia­
des, mientras que en las diagonales nismo (313 d. C.) no significa, en
del octógono se adosan ábsides más modo alguno, para las artes fi­
pequeños. Surge así un agrupa- gurativas un inmediato y brusco
miento bien diferenciado de espa­ comienzo de configuración artísti­
cios y cuerpos arquitectónicos en ca. La pintura y la escultura se
desarrollan sobre la base del arte
antiguo tardío, que ya había expe­
rimentado decisivas modificaciones
en el s. m , sobre todo en Roma.
En el curso de esta transforma­
ción, la pintura va ganando en
importancia, mientras que la es­
cultura, sobre todo la monumental
exenta, se ve cada vez más rele-V;
gada. Se prefiere el relieve a las
formas llenas de bulto redondo, ya
que la finalidad principal de la es­
cultura paleocristiana consiste ante
[138] Sección longitudinal de la b a s íli­ todo en el ornato de sarcófagos y
ca de K odja K alessi (A sia Menor), hacia
el 450. Interpenetración de dirección ver­ de las caras exteriores de dípticos
tical y horizontal. Peralte del recinto de marfil (sus caras interiores sir­
cupular (cúpula de madera); en los rea­ ven como superficies para escri­
tantes tramos bóveda de cañón, galerías
altas, articulación mural plástica. bir). Desde el punto de vista es­
tilístico, en vez de seguir la con­
el centro en la forma simbólica de cepción clásica de la figura orgá­
la cruz. También en los edificios nicamente compuesta y de su rela­
centrales se obtienen figuras espa­ ción natural con el entorno y el
ciales sumamente complicadas, sea espacio, la escultura paleocristiana
revistiendo externamente en forma sitúa a las figuras ante el fondo,
cuadrada a un octógono con apo­ frontalmente casi siempre, en una
yos colocados (Esra)} o mediante esfera espacial abstracta, sin pro­
la colocación de varios anillos de fundidad claramente tangible; es­
tas figuras son planas, inorgánicas, lución no significa en modo alguno
definidas principalmente por el con­ un agotamiento total del caudal de
torno. L a composición sigue el prin­ formas antiguas, que pervive aún
cipio de una articulación abstracto- durante mucho tiempo, especial­
decorativa de la superficie (simetría, mente en las ciudades helenísticas
alineación rítmica, isocefalia, es de- orientales. Sobre todo se producen
cir> una misma altura de cabeza de conscientes movimientos renacentis-

[139] Sarcófago de Iunius Bassus tas por medio de los cuales, en re­
(f 359) en las grutas de San Pedro, Ro­
ma. Escenas del Antiguo y del Nuevo
petidas ocasiones, se intenta reavi­
Testamento. Espacio de caja entre colum­ var de nuevo los principios clásicos
nas, estilo delicado, idealista, figuras ca­ de representación, tanto en obras
si de bulto redondo, cuyo libre m ovi­
miento responde a modelos antiguos.
paganas como cristianas, profanas
como religiosas. De esta continua
filtración, del «ensamblaje de la
todas las figuras, etc.). En lugar de Edad Media con la Antigüedad»
la acción escénica aparece frecuen­ (Garger), surge el cuadro, extraor­
temente la agrupación representa­ dinariamente variado y rico en ma­
tiva, marcadamente dirigida al ob­ tices, del arte paleocristiano.
servador; las figuras tienen un sig­ El primer movimiento renacen­
nificado concreto, y su postura y tista se inicia ya en los últimos
sus gestos indican todo un contex­ años de la época constantiniana:
to de ideas. De ello resulta, por se trata de figuras juveniles e idea­
una parte, una acentuada objetivi- lizadas, con suave modelación del
zación material, y, por otra, una cuerpo y del vestido y sueltos mo­
elevada espiritualización y trascen­ vimientos. En los sarcófagos se sus­
dencia. En la época de Diocleciano tituyen los frisos de figuras estre­
y Constantino, el nuevo estilo está chamente alineadas por una compo­
ya plenamente desarrollado, si bien sición por arcadas (también por ár­
de una manera en extremo antior­ boles), que crean escenarios en los
gánica, compacta y con frecuencia que actúan vivamente figuras casi
técnicamente desgarrada. Esta evo- de bulto r e d o n d o (sarcófago de
lunius Bassus, 359 [139]. En la trabajos en metal y en marfil de im.
última fase de la escultura romana pronta puramente helenística, con
de sarcófagos (hasta el 400 apro­ temas tanto mitológicos como cris-
ximadamente), la composición se tianos. A pesar de las variadas y
unifica en un rico fondo arquitec­ abundantes realizaciones de los dis­
tónico o adquiere ritmo mediante tintos talleres, el arte de Occidente
columnas o murallas de ciudad. Un
tipo especial lo constituyen los sar­
cófagos de pórfido (Vaticano), la­
brados en Egipto a comienzos del
siglo iv: muestran ornamentos y
figuras en forma cúbica e inorgá­
nica, que pone de manifiesto la
dureza de la piedra.
El movimiento renacentista más
importante se desarrolla en la épo­
ca del emperador Teodosio (hacia
el 400). Todas las obras de este pe­
ríodo se distinguen por su elegan­ [140] Sarcófago de Rinaldo, 420-30. Ra'.
vena, catedral. Cara anterior: Pedro y pa.
cia, su alto atractivo estético y su blo rinden homenaje a Cristo en el paraí­
refinado labrado. Especialmente en so; las restantes caras: monograma de
el arte cortesano oriental, que mar­ Cristo, cruz, corderos, vasos, tapa abo­
vedada con dibu jo de escamas. Carácter
ca ahora la pauta, se produce una sim bólico del estilo, grandes gestos so­
conjunción entre modelos antiguos bre fondo liso, refuerzo del relieve cor-
y los nuevos principios formales de poral, sim plificación de las líneas.
frontalidad, firmeza en el contorno
y reducción de lo orgánico, con un es generalmente menos hierático y
relieve de pliegues delicadamente sensitivo, pero más suave, plástico
móvil, que da lugar a representa­ y realista que el de Oriente.
ciones de una nueva dignidad y es­ Poco después del 400 comienza
piritualización ( retratos de empe­ de nuevo una transformación esti­
radores y altos funcionarios de Efe- lística, cuyos efectos, de múltipdes
so y de otros lugares. En los relie­ c o n s e c u e n c i a s , conducen, en el
ves ceremoniales (zócalo del obe­ transcurso del s. v, y más radical­
lisco en el Hipódromo, Constantí- mente en el Occidente que en el
nopla, 390), el efecto hierático está Oriente, a la ruptura de la ideali­
aún más acentuado por la alinea­ dad formal antigua. Las figuras se
ción isocefálica de figuras frontales hacen ahora sólidas y se agrupan
iguales y la «perspectiva axiológi- en un cubo cerrado, con el que con­
ca», que las escalona según su ran­ trastan las formas ^articulares, sur­
go y no según su orden perspec- cos paralelos rectos o curvilíneos
tivo. Cercanas a este estilo son en (estatuas de magistrados de Afro-
Occidente las obras del arte corte­ disias, 410-420; más maciza toda­
sano de Milán: por ejemplo, el vía y más abrupta es la estatua co-
díptico de Stilicón (400) [141], cu­ losa'l del emperador, o coloso de
yas características son la solemne Barletta (450). También las figuras
representación, la armonía composi­ de relieve se hacen anchas, apreta­
tiva, la elegancia de líneas y la más damente compactas o aplanadas;
delicada gradación del relieve con los pliegues están más bien graba­
máxima calidad. Junto a ello sur­ dos que moldeados, los valores del
gen, en Roma y la Italia superior, claroscuro sustituyen a la modela­
ción y decae la firmeza de la com­ te, ya que las primeras obras fue­
posición. Con ello, sin embargo, el ron realizadas aún en la misma
relato gana en penetración, sobre Bizancio y las siguientes en estre­
todo en las grandes y expresivas cha relación estilística con aquellas
cabezas. En la segunda mitad del formas. Todos estos sarcófagos con­
siglo estas tendencias aumentan has- sisten en un paralelepípedo cerrado
por una tapa alta de frontón o bó­
veda; están compuestos arquitectó­
nicamente (por ejemplo, pilastras
en los bordes) y labrados en las
cuatro caras, aunque en cada una
de ellas sólo se llega a representar
una escena con escasas figuras o
símbolos. Los ejemplares más tem­
pranos (sarcófagos de Liberio y de
Vignatta, ambos de hacia el 400)
muestran en escenarios angostos fi­
guras de plasticidad casi completa,
con modelación suave y confección
helenística de los pliegues. Pronto
se reducen el espacio y la propor­
ción orgánica, y las figuras se sim­
plifican en su corporeidad y deli-
neación; en cambio exhiben ahora
[141] D íptico en m arfil, hacia el 400. ademanes ampulosos sobre eil fon­
Monza, tesoro catedralicio. Izquierda:
Estilicón; derecha: Serena y Euquerio. do liso, que coopera como campo
Arte cortesano m ilanés, elegancia repre­ espiritual de tensión en el efecto de
sentativa del relieve plano, sum am tn'e la escena (sarcófago de Rináldo,
delicado en sus detalles.
420-430 [140]). Con el tiempo, el
relieve se configura más estricta y
ta el extremo. El volumen plástico llanamente, el movimiento se en­
desaparece, las figuras son sobre- torpece y, finalmente, sólo se re­
alargadas o superanchas, sin sentido presentan símbolos, que incluso lle­
escultórico, inorgánicas, aplicadas a gan a perder su firmeza plástica;
la superficie sin tener en cuenta la se convierten en signos planos,
espacialidad, desarticuladas por lí­ apenas modelados.
neas secas y angulosas. Estas figu­ Después del s. v, que contiene
ras son trascendentes y. con fre­ va elementos estilísticos de la Edad
cuencia, extáticas y visionarias. Co­ Media, el arte escultórico desapare­
mo ejemplos se pueden aducir una ce rá ni Hamente en Occidente, mien­
cabeza de Efeso en Viena o el díp­ tras que el del Oriente participa del
tico de marfil de Milán [127], de desarrollo del clasicismo justinia-
configuración más mesurada, pero neo, es decir, del comienzo del arte
con efectos manieristas por contras­ bizantino.
te de tamaños y colores.
El mismo proceso estilístico se
puede seguir también en los nume­ PINTURA
rosos sarcófagos de Rávena, que
ofrecen una buena visión sobre la La pintura se convierte, en la
escultura de la Roma oriental y su época paleocristiana, en el género
posterior desarrollo en el Occiden­ principal de las artes figurativas. Si
los testimonios del s. m se limitan aunque inorgánico, y vivamente ex­
principalmente a la decoración de presivo en sus relatos. El arte cop­
las catacumbas, desde el reconoci­ io de Egipto prosigue las tradicio­
miento del cristianismo bajo Cons­ nes locales, tanto en sus temas
tantino, los temas de la iconografía (mutación de Isis en María, por
cristiana, cada vez más numerosos, ejemplo) como en sus rígidas es-
se emplean pronto en la ornamen­
tación de las construcciones reli­
giosas. Con ello adquiere la pintu­
ra una significación completamente
nueva no sólo en el aspecto deco­
rativo, sino sobre todo en su papel
de representar en imágenes la doc­
trina cristiana de la salvación. Se
hace necesario crear nuevos siste­
mas de decoración adaptables a las
disponibilidades espaciales de los
distintos tipos de edificios paleo-
cristianos y se impone un nuevo
estilo de imágenes para represen­
tar, por símbolos o por relatos, las
verdades religiosas. También la pin­
tura de libros, un campo amplio e
importante de la pintura, adquiere
grandes posibilidades de desarrollo,
por las nuevas funciones del libro
cristiano en el uso eclesiástico. En [142] Nicho sepulcral de Lucina en la
catacumba de San C alixto, Roma, me­
el s. iv se lleva a término una trans­ diados del s. n i. M edallón central de una
formación decisiva del tipo de li­ bóveda: el Buen Pastor. E stilo antiguo
bros: el paso de la forma antigua tardío, fragante, pictórico-ilusionista.
tardía del rollo al códice, es decir,
a la sucesión de hojas de pergami­ tructuras figurativas, lineales y de
no entre tapas fuertes. sobrio dibujo. En Roma se puede
En el aspecto formal, también la observar en el s. m una transfor­
pintura paleocristiana da continui­ mación análoga a la de la escultu­
dad a las distintas tendencias an­ ra: se abandona la profundidad
tiguas tardías. Por desgracia, es re­ espacial ilusionista y la figura se
lativamente reducido el número de simplifica, aumentando su expresi­
las obras que se conservan, de ma­ vidad.
nera que sólo es posible conocer, La pintura cristiana más antigua
a grandes rasgos, la evolución es­ que se conserva se encuentra—ya
tilística. Las ciudades helenísticas en el s. iii—en las catacumbas de
del Oriente conservan la herencia Roma. Las bóvedas y techos de las
clásica casi en su integridad hasta cámaras funerarias están subdividi-
el s. vi (como, por ejemplo, los dos por líneas sencillas, según el
mosaicos de pavimento en Antio- sistema de las decoraciones romanas
quia: Constantinopla, Palacio Im­ tardías, en zonas geométricas, en
perial). A partir de las tradiciones las que se incluyen figuras, peque­
romano-orientales, la s provincias ñas escenas y ornamentos. Carac­
del este (Siria y otras) desarrollan terísticas del período inicial son
un lenguaje de imágenes gráfico, la forma de pintar fragante y clara
y la antigua corporeidad de las fi­ das por los nuevos valores expresi­
guras (por ejemplo, nicho de Luci- vos. A la par que en la escultura,
na en la catacumba de San Calix­ también en la pintura se prescinde
to [142]; dichas características son cada vez más de la reproducción
reem plazadas con el tiempo por un del entorno espacial, del volumen
amplio dibujo del contorno y su in­ plástico y de la proporción orgá­
terior y por una composición plana nica; predomina, en cambio, en la
y lineal de contrastes cromáticos; figura el equilibrio en la composi­
la mirada y los gestos son expresi­ ción, la monumentalidad, una mo­
vamente penetrantes. delación suave y fluidas líneas. La
Las decoraciones de las catacum­ aplicación de color es clara y sun­
bas están realizadas exclusivamente tuosa, y el valor lumínico irreal del
en la técnica al fresco. Cuando en oro conio fondo juega cada vez un
la época de Constantino la pintura papel más importante en orden a
conquista, desde su posición predo­ crear una espiritualidad extática y
minantemente popular, la de arte trascendente. En Roma pervive la
cortesano, se busca u n . material tradición clásica en la maciza cor­
más duradero y de mayor prestan­ poreidad y el movimiento natural
cia. El mosaico, técnica romano- (Santa Pudenziana, ábside) con ma­
helenística en la que se incrustan yor fuerza que, por ejemplo, en
pequeñas piedras de colores o tro­ Milán, donde se practica, bajo in­
zos de vidrio en mortero húmedo, flujo oriental, un estilo elegante,
ofrecía las mejores posibilidades, y impresionista y más ligado en la
si bien se ha perdido el adorno en composición (Sant’Aquilino, ábsi­
mosaicos de las primeras basílicas de). Del alto rango de la pintura
cristianas, su monumentalidad y teodosiana romano-oriental quedan
so le m n id ad ha quedado reflejada tan sólo como testimonio dos mo­
en el arte de las catacumbas. saicos de la Iglesia de San Jorge en
Al mismo tiempo continúan in­ Salónica (hacia el 400): muestran
interrumpidamente vigentes las tra­ santos ante un friso de perspecti­
diciones antiguas tardías, entreve­ vas arquitectónicas de palacios, del
radas en parte de contenidos cris­ mismo estilo que en la escultura
tianos. Así, en el mausoleo de Cons- orientad. de esa época, que consiste
tantina ( f 354), la hija de Constan­ en la elaboración de los modelos
tino, Santa Constanza, Roma [143], antiguos, orientada hacia lo espiri­
se representan en los ábsides temas tual y cortesano.
cristianos, mientras que en las doce En el s. v se desarrolla para el
zonas de la galería aparece una recinto principal de las iglesias un
gran cantidad de motivos y escenas extenso sistema de decoración: los
profanas, decorativas y simbólicas temas teológico-representativos en­
(vendimia). El estilo se caracteriza cuentran lugar en el ábside, el arco
por lo plano del ornamento, una de triunfo y la cúpula, y las figuras
plena plasticidad y el impetuoso de santos, a menudo en varias zo­
movimiento de las figuras realzadas nas superpuestas en la nave mayor.
por los colores fuertes sobre fondo Según los diversos contenidos de
blanco. Hacia el año 400, aproxi­ las pinturas, se dan generalmente
madamente, la pintura parece ha­ ciertas diferencias estilísticas: com­
ber alcanzado, aun con toda su posición central y monumentalidad
diversidad estilística, una impronta solemne en los temas teológicos, y
cristiana homogénea, por la que las en las escenas del Nuevo Testa­
formas clásicas resultan transforma­ mento una concentración sobre su
contenido dramático o simbólico, mente subordinado al cromatismo
pasando a segundo plano los deta­ impresionista. Aun cuando la temá-
lles del relato; en cambio, en las tica da lugar a dos formas repte-
escenas del Antiguo Testamento ac­ sentativas diferentes, ambas están
túa con mayor fuerza la herencia ligadas, sin embargo, por un estilo
helenística de los tiempos más re- de época que se les impone (10
cual se puede comprobar también
en Nápoles), cuyos más destacados
caracteres se basan en una reduc­
ción de la forma individual; la ex­
presión y los penetrantes mensajes
de los cuadros hacen que las figu­
ras presenten una mayor fuerza vi­
sionaria. Rávena ofrece de nuevo
en sus numerosos mosaicos conser­
vados una visión totalizadora de la
evolución y los aspectos del estilo
de esta época. La pintura de dicha
ciudad constituye un arte cortesano
del más alto rango, a la vez que ex­
presa en imágenes las más profun­
das reflexiones teológicas. La fu­
sión de ambos dominios crea un
lenguaje de formas que eleva las
representaciones a una esfera supra-
[143] Mosaico de bóveda, Santa Constan­ terrestre, tan sensitiva y fastuosa
za, Roma, mediados del s. iv, Binto- como hierática y solemne. Bajo el
retrato (de Constantina?). Rodeado de influjo de Roma, Milán y, sobre
hojas de vid y escenas báquicas. P lasti­
cidad cúbica, fondo blanco, según mo­ todo, de Bizancio, las obras más "
delos antiguos. tempranas—la tumba de Gala Pía-
cidia ( 1450) y el baptisterio de los
ortodoxos (430-58)—muestran el
motos: relato abundante en imáge­ estilo postecdosiano aún clásico,
nes, figuras movidas y .paisajes lle­ con figuras llenas de vida, sobre-
nos de atmósfera. Estas diferencias alargadas en parte y elegantes, que
se perciben con mayor claridad en más parecen flotar que estar sobre
los mosaicos de Santa María Mag- la esfera irreal del fondo azul; los
giore en Roma (430-40): en el arco vestidos están fluidamente configu­
triunfal (radiante teofanía, es decir, rados y las cabezas son retratos He­
manifestación divina, de Cristo en nos de expresión. De especial efec­
su juventud), representación ce­ to es la armónica composición cro­
remonial de figuras monumentales mática— azul-oro-blanco— , matiza­
de composición iplana, sin profundi­ da con verde y rojo (Baptisterio,
dad y de grandes trazos lineales y cúpula).
colores suntuosos; en la nave ma­ La tradición antigua tardía de­
yor, por el contrario, las escenas termina también la representación
del Antiguo Testamento exhiben del Buen Pastor en el Mausoleo y,
un estilo pictórico descriptivo, a sin embargo, el movimiento libre
base de pequeñas figuras móviles en el paisaje se ve entorpecido por
ante un fondo de paisaje diferen­ una rígida composición de contra-
ciado [144]; el dibujo está plena­ posto.
Ambos r e c in t o s —Baptisterio y Cincuenta años más tarde, este
Jvíausoleo— están c u b i e r t o s
por estilo helenístico habría de conver­
completo de mosaicos sobre sus zó­ tirse en un estilo lineal, duro y
calos de mármol en un coherente seco; en el baptisterio de los Aria-
sistema de figuras, símbolos y orna­ nos (hacia el 500), el sistema de
mentos, que se eleva en el B ap tis- decoración está simplificado y las
figuras aparecen con ritmo unifor­
me casi frontalmente (blanco mate
sobre fondo de oro). Poco después
se deja sentir un influjo más tuer­
te del arte bizantino: en Sant’Apol-
linaire Nuovo, antes iglesia pala­
tina de Teodorico, aparecen hacia
el 520 escenas cristológicas (mila­
gros y pasión) sobre pequeñas zo­
nas de cuadro con escasas figuras
grandes en una rígida composición
generalmente simétrica [145]. Se
echan de menos tanto los detalles
del relato como el ilusionismo pic­
tórico; las figuras frontales, exten­
didas en el plano, resaltan con un
contorno de amplias curvaturas so­
bre el fondo dorado, un relieve
sin profundidad, cuya grave inten­
[144] Mosaico en la nave central de
sidad, a veces dramática, reforzada
Santa M aría M aggiore, Roma, segundo además por la armonía cromática,
:uarto del s. v. R ebelión de los ju d íos en la que domina el oro y púrpura
:ontra M oisés. Tradición helenística: re­ de Cristo, actúa plenamente desde
lato expresivo, movimiento en las figu-
:as, ilusionismo espacial, cromatismo im ­ el cuadro hacia el observador.
presionista. Este estilo sobrio, solemne y ex­
presivo caracteriza a la vez el final
de la pintura paleocristiana y el
terio en zonas concéntricas hasta el comienzo de la bizantina, que al­
bautismo de Cristo, que ocupa el canza poco más tarde su punto
punto cenital de la cúpula. cumbre en el clasicismo jusdnianeo.
ARTE BIZANTINO
£1 Imperio bizantino nace bajo no sólo en la capital del vasto Im­
Constantino, al fijarse la nueva ca- perio bizantino, sino en la ciudad
nitail en Bizancio, una colonia grie­ más importante de toda la época
ga de vieja historia, que fue 11a- de la Edad Media.
j^áda desde entonces Constantino- El Imperio bizantino es el que
pla en honor del monarca. da continuidad, en los países del
La fundación de esta nueva ciu- Mediterráneo oriental, al Imperio

[145] M osaico de la nave mayor de Sant’ApoIIina re Nuovo, Rávena, hacia el 520.


Anuncio de las negaciones de Pedro. Renuncia al ilusionismo en favor de la
espiritualización expresiva; com posición simétrica para expresar la actitud de diá­
logo; líneas escuetas, severas, radiante colorido.

dad (324-330) tuvo una repercusión romano; su arte y su cultura des­


lítica y cultural de alcance y tras­ cansan sobre dos pilares fundamen­
cendencia incalculables. tales: la cultura griega clásica y la
La ciudad de Constantinopla nueva religión cristiana, que en el
año 313 alcanzó los mismos dere­
transformóse en la capital del mun­ chos que las otras religiones del
do griego, ya definitivamente sepa­ Imperio, aun cuando es preciso se­
rado del latino, y se convirtió así ñalar que no fue declarada enton-
ccs religión oficial, sino que co­ les: la Iglesia y el Estado de signo
existió durante algún tiempo con imperial.
el paganismo agonizante y las di­ Bajo la dinastía ma c edó ni c a
versas religiones de orígenes orien­ (desde el 867) se inicia una nueva
tales. expansión del Imperio, que alcanza
Constantinopla, «nueva Roma», a finales del s. x su máxima ex­
es la capital de los emperadores tensión medieval en el este hasta
autocráticos y del gobierno centra­ el Cáucaso y el Eúfrates, y en el
lista, así como el centro de la eco­ oeste, tras la aniquilación del pri­
nomía y el comercio, de la ense­ mer reino búlgaro por Basilio II
ñanza, el arte y la civilización; el (976-1025), hasta el Danubio y el
patriarca de Constantinopla se eri­ Adriático.
ge en cabeza de la religión cristiana Como logro de la cristianización
ortodoxa. de los eslavos en el siglo ix (así
Bajo Justiniano —527-665— se como la de los rusos en el siglo x)
logra de nuevo la restauración del se consiguió la dependencia ecle­
Imperio romano universal, pero siástica y cultural de estos pueblos
poco después se inicia, con las con­ respecto de Bizancio.
quistas de los lombardos en Italia, Durante el transcurrir del s. xi
los persas en Oriente y la toma de progresa rápidamente la desmem­
los Balcanes por los ávaros y los bración del Imperio, ocasionada no
eslavos, el repliegue del Imperio sólo por enemigos exteriores, como
sobre los países orientales (Asia los turcos seléucidas en el este
Menor, regiones costeras griegas y (conquista del Asia Menor), sino
otros países). sobre todo por la decadencia de la
Tanto la defensa como las even­ rígida organización militar y guber­
tuales expansiones, en guerras casi nativa implantada por Heraclio. Y
ininterrumpidas, dominan toda la si bien es cierto que los emperado­
historia del Imperio bizantino. A res de la dinastía de los Comnenos
los ávaros y persas, vencidos defi­ (desde 1081) logran reafirmar, aun­
nitivamente bajo Heraclio (610- que por corto tiempo, la hegemo­
641), suceden como enemigos secu­ nía bizantina en Oriente, el Impe­
lares los búlgaros y los árabes is­ rio sufre nuevas amenazas y debi­
lámicos, que ponen varias veces en litamientos que provienen del Oc­
peligro a Constantinopla. cidente por las Cruzadas, el vigo­
La lucha de los iconoclastas roso reino de los normandos en Si­
(726-843) significa una grave crisis cilia y las ciudades italianas en sur-
religiosa y de política interna: gimiento, especialmente Veneci a
como reacción frente a los abusos (monopolio comercial en el Medite­
de la iconodulía (culto a las imáge­ rráneo desde 1082).
nes) y el aumento del poder de Aparecen entonces múltiples an­
los monasterios, y también bajo el tagonismos políticos y culturales y,
influjo del Islam, enemigo de las muy especialmente, los religiosos
imágenes, todas las obras figurati­ — que dieron lugar en el año 1054
vas religiosas se prothiben o se des­ al cisma, y, con ello, a la Iglesia Or­
truyen. todoxa, separada desde entonces de
Las vivas controversias teológicas la Iglesia Católica— , que alcanzan
y políticas acaban con el triunfo de su punto culminante en 1182, en la
la ortodoxia y dan lugar a una nue­ llamada «masacre de los latinos», a
va clarificación y consolidación de consecuencia de la cual los vene­
los dos poderes jeráquicos centra­ cianos dirigieron contra Constanti-
vívt-^r >JT-*Z/ >-V¿5 ' . Vi>’OiV'

;146] H agia S o fía (Santa So fía o la Divina Sabiduría) en Constantinopla, 532-37.


/ista hacia el este. Ilusionism o espacial justinianeo: cúpulas contrarrestadas por
nedias cúpulas, paredes disueltas en ventanas y arcadas, ilusionism o óptico, abun­
dancia de luz desde arriba, encubrimiento de la construcción.
nopla la IV Cruzada; la ciudad fue pero sólo en la época del empera­
conquistada y se instauró así, en dor Justiniano (527-565) se inicia
el Bosforo, la etapa que en la his­ la primera etapa específicamente bi­
toria del Imperio b i z a n t i n o se zantina: el arte bizantino temprano
llama el Imperio latino { 1204-1261). que abarca los ss. vi y vn. *
Paralelamente, surgen muchos otros Después del período, pobre en
reinos independientes en territorio monumentos, de la lucha de los ico
antes bizantino (Epiro, Morea, Tre- noclas tés comienza, hacia el 850 el
bisonda, Servia, Bulgaria, etc.). Des­ arte bizantino medio, que perdíala
de Nicea, la capital de exilio de los hasta el 1 2 0 0 aproximadamente
bizantinos, se reconquista Asia Me­ Esta época, que caracteriza en esen­
nor, Tracia y otros países, y en cia, forma y espíritu al arte bizan­
1261 Constantinopla. Tras un afian­ tino, tiene dos fases: la de la di­
zamiento inicial, este Imperio, so­ nastía macedónica (aproximadamen­
cavado ya internamente, sucumbe te del 850 al 1050) y la de los Com-
al empuje de los servios y búlga­ nenos (aproximadamente del 1050
ros, y luego sobre todo al de los al 1204). El arte bizantino tardío se
turcos o sm al í es, que conquistan prepara durante el Imperio latino
Asia Menor y los Balcanes hacia (1204 a 1261) y perdura a través
1300 y 1350, respectivamente (en del período de los emperadores de
1389, batalla sobre el Campo de la dinastía de los Paleólogos (1261-
los Mirlos, aniquilación del reino 1453). El arte bizantino florece des­
servio y más tarde del búlgaro). pués en los países eslavos y Se
En los cincuenta últimos años, Bi- transmite a través del Monte Athos
zancio se ve obligado a rendir va­ hasta nuestros días.
sallaje a los turcos, y el Imperio bi­
zantino queda reducido a la capital,
hasta que el 23 de mayo de 1453 ARQUITECTURA
se produce su hundimiento defini­
tivo por la conquista del sultán La Hagia Sofía en Constantino,
Mohamed II. Bizancio se extingue pía [146, 148], la iglesia de la «di- j
como Estado, pero su fe ortodoxa, vina sabiduría», es una tíe las más
su cultura y sus ideales políticos si­ grandiosas construcciones del mun­
guen vivos durante siglos entre los do, la creación más madura de la
griegos, así como entre los eslavos arquitectura justinianea. Durante
balcánicos y, sobre todo, en el jo­ casi un siglo fue el centro espiri­
ven reino zarista ruso (Moscú, la tual del Imperio bizantino, catedral
«tercera Roma»). B i z a n c i o tiene de los patriarcas, escenario de los
también una importancia inaprecia­ actos estatales importantes y marco
ble en la cultura de la Edad Me­ de un esplendoroso ceremonial en
dia y de la Moderna: como tras- el que se manifestaban el poder y
misor del derecho romano, la cien­ la dignidad del imperio teocrático.
cia y la filosofía griega, la cultura Justiniano es el fundador de la
y el arte helenísticos. «gran iglesia», y dos geniales ar­
Los distintos períodos del arte quitectos y matemáticos, Antemio
bizantino se ajustan, como es natu­ de Tralles e Isidoro de Mileto, sus
ral, a las grandes fases de su his­ constructores (532-537; tras el hun­
toria política. Desde comienzos del dimiento y la nueva reconstrucción
siglo v se va creando un lenguaje de la cúpula se consagra por segun­
formal artístico, propio y peculiar da vez en el 562). La iglesia se
del Imperio romano de Oriente; eleva sobre la ciudad con su enor­
me volumen constituido por gran­ La iglesia de Santa Sofía cons­
des cubos y por una amplia cúpula. tituye la cumbre absoluta de un
P1 jnterior presenta un aspecto to­ arte clásico en el que han alcan­
talmente contrapuesto a su exte­ zado su punto culminante dos co­
rior: amplio, despejado, ligero, pa­ rrientes o tradiciones artísticas dis­
rece haber sido eximido de toda ley tintas: de un lado, las tradiciones
material. Un recinto cupular gigan­
tesco, cuadrado, forma el centro del
edificio; sobre cuatro anchas arca­
das de pilares flota la cúpula lisa,
inmersa en una luz sobrenatural
gracias a las cuarenta ventanas que
se abren en su arranque. Al este y
al oeste su enorme empuje se dis­
tribuye sobre medias cúpulas de
diámetros iguales (33 m.), susten­
tadas por pilares dispuestos octo­
gonalmente y contrarrestados a su
vez por tres nichos que se abren
en arcadas entre ellas. En el nor­
te y en el sur, los grandes arcos
de la cúpula abrazan, cada uno, dos
glas de columnas y de ventanas.
(Jna serie de dependencias latera­
les rodea este enorme espacio a
modo de capa óptico-espacial (ex­
cepto el nicho medio retranqueado
en el oeste, es decir, el del recinto [147] San V ital en Rávena, 538-47. V is­
de altar): naves laterales con gale­ ta hacia el nordeste. Subordinación de
las partes de recintos y paredes al re­
rías altas, que forman una fuga de cinto cupular central — nichos, arcadas
salas independientes, y en el oeste de pilares— ; delgadas paredes de relleno;
un nártex con una galería encima. empinadas verticales; acento longitudinal
en el alto y despejado presbiterio.
Estas complicadas formas de recin­
tos y bóvedas ofrecen perspectivas arquitectónicas y decorativas del
extraordinariamente ricas; contras­ arte clásico (helenístico y romano),
tan con la amplitud, la abundan­ y de otro, el estilo de los edificios
cia de luz y la armonía del recinto abovedados del arte paleocristiano
principal, en el que las tremendas y del Asia Menor; al mismo tiem­
tensiones de los bovedajes, de las po, en el sistema de la distribución
verticales (pilares) y horizontales de espacio y paredes se establecen
(arcadas y cornisas circundantes por las bases de la arquitectura me­
todas partes) están p l e n a m e n t e dieval.
equilibradas. La estructura arqui­ Existen otros monumentos que
tectónica está cubierta especialmen­ caracterizan el alto nivel alcanzado
te por el revestimiento de las pare­ por la arquitectura justinianea.
des con placas e incrustaciones po­ En la iglesia de los Santos Ser­
lícromas de mármol, y el de las bó­ gio y Baco, Constantinopla (527-
vedas con mosaico (gran cantidad 536), el tipo del edificio central
de oro), y también por la dilución octogonal, que procede del arte pa­
del ornamento arquitectónico incor­ leocristiano, se transforma en un
póreo, claroscuro. nuevo estilo monumental de for­
mas especiales jerárquicamente in- [148] Planta de Santa Sofía en Cons-
tantinopla, 532-37; tras un derrumba-
terrelacionadas. Ocho recios pilares miento (558) se cambia la cúpula en 562
sustentan la cúpula gallonada domi­ Fundador: Justiniano; arquitectos: Ante-
nante. Entre las arcadas de pila­ m ío de Tralles e Isidoro de M ileto. Sin-
tesis de edificio central y longitudinal
res, los muros que se dirigen hacia Longitud, 81 m .; anchura, 70 m .; altura
la galería cuadrada circundante se de la cúpula, 56 m .; diámetro de ja
diluyen por columnas con arqui­ mism a, 33 m. Recinto oval central con
nichos, rodeado de recintos laterales in­
trabes y arcadas en la galería alta. dependientes, nártex, atrio (destruido).
En las diagonales se abrieron ni­ Contrafuertes añadidos en parte, más tar­
chos, y sólo el recinto más ancho de, en época turca.
y más profundo del altar conquis­ [149] Planta de San V ital, Rávena, 538
ta toda su altura. Relacionada con a 547. Octógono con galería circundante
nichos entre los pilares, dirección longj!
esta iglesia está la de San Vital en tudinal que atraviesa el recinto central:
Rávena (538-547) [147, 149],. en la profundo recinto de coro ante el ábside.
que, en lugar de la proporción an­
cha y serena, dominan en el octó­ [150] Planta de la iglesia de Santa Sofía
en Salónica, primera mitad del s. yin.
gono central empinadas verticales: Fase previa de la iglesia de cúpula de
los altos pilares se yerguen sin nin­ crucero: pilares cupulares abiertos, pare­
des de relleno (alternancia de apoyos: 1:1)
guna intersección de cornisas; en­ corridas hacia la fuga exterior de los
tre éstos están tendidos unos es­ pilares, manto de recintos laterales, áb­
beltos nichos partidos por arcadas side con pastoforias.
que semejan fmas membranas; un [151] Fenari-Issa D jam i (monasterio de
tambor eleva la cúpula. En diná­ L ip , iglesia norte), Constantinopla, co­
mico contraste, el eje longitudinal mienzos del s. x. Planta de una iglesia
de cúpula de crucero de cinco naves
hacia el altar determina el acento (con laterales). Crucería central de- ca­
propio del recinto: ante el ábside ñones con cúpula, recintos angulares con
se introduce un profundo tramo de bóveda de arista, pilares.
coro totalmente abierto. En San Vi­
tal están prefigurados ya los ras­ necia [296] y en el s. xn en Fran­
gos estilísticos esenciales de la ar­ cia [277].
quitectura occidental de la Edad Después de esta breve fase clá­
Media (por e j e mp l o , el vertica- sica se produce una reacción con­
lismo). tra el ilusionismo espacial justinia-
De las muchas iglesias destrui­ neo, con retrocesos hacia las tradi­
das que difundían antes el siste­ ciones arquitectónicas más antiguas.
ma y el estilo de la arquitectura de Con la transformación general de
la capital por todo el Imperio, ci­ la estética y la mayor adaptación,
taremos sólo el tipo de la iglesia en la construcción de iglesias, a la
de los Apóstoles de Constantinopla concepción teológica se realiza un
y la de San Juan en Efeso: cinco cambio decisivo de tipos y de esti­
(o bien seis) células espaciales am­ los. Las iglesias de finales del si­
plias y luminosas—cúpulas sobre glo vi hasta el s. vm tienen un
arcadas de pilares—se disponen en aspecto macizo y cúbico, con una
forma de cruz; sus muros exterio­ apariencia fragmentaria y ambigua
res están articulados en forma de en las relaciones de las partes del
basílica, y les acompañan naves la­ recinto y las paredes [150]; el con­
terales y galerías altas formando es­ tenido simbólico de las formas se
pacios más oscuros. Este tipo ar­ desprende de su carácter racional
quitectónico es el que se adopta y claro. Su núcleo lo constituye un
en el s. xi en San Marcos de Ve- recinto central cupulado sobre cua-
[152] K ilisse D jam i (iglesia de San Teo­ sobre los brazos de la cruz, cúpula sobre
doro), Constantinopla, s. x. Planta de ocho pilares ligados por arcos y trom­
una iglesia de cúpula de crucero típica pas angulares. Brazos de la cruz confun­
(sin naves laterales), recintos angulares didos entre los cinturones de recintos
cubiertos con cúpula, columnas. Nártex exteriores. Iglesia de M aría (lateral): clá­
exterior añadido en el s. x m . sica iglesia de cúpula de crucero.

[153] Planta de H osios Lukas (San L u ­ [154] Planta de la catedral de Santa


cas), Fócide (G recia), segundo cuarto del So fía en Novgorod, s. x i. Tipo de la
siglo xi. Katholikon (iglesia principal): iglesia de cúpula de crucero con cinco
tipo derivado de la iglesia de cúpula de naves, am pliada en un tramo al oeste
crucero, extensión del recinto cupular y con recintos laterales.
tro .pilares, cuyo macizo espesor se tral (naos), está dominado por el
plasma claramente en las cuatro bó­ bovedaje de crucería, con la cúpula
vedas de cañón que les unen. In­ en el centro. A esta unidad espa­
forma a este espacio central una di­ cial primaria se subordinan los pe-
rección longitudinal, resultante de queños recintos con bóveda de aris­
grupos de arcadas que articulan las ta que se encuentran entre los bra­
paredes laterales de relleno, las na­ zos de la cruz, y que más tarde
ves laterales y el profundo tramo también están cupulados, e igual­
ante el ábside. Este forma con los mente el nártex al oeste (dos fre­
ábsides laterales (pastoforias) un es­ cuentemente) y los tres ábsides al
pacio unitario transversal; al oeste este, de los cuales el central aumen­
se forma un segundo transepto con ta el sentido espacial con su ma­
el nártex. Una innovación muy im­ yor altura y anchura. Este tipo de
portante la constituye la perfora­ edificio es el que se convierte en
ción de los pesados pilares cupula- normativo y sigue vigente en la ar­
res, que se logra de dos modos: quitectura posterior del Imperio bi­
primero mediante estrechos corre­ zantino. Ciertamente, hay variación
dores y, más tarde, por pequeños de un edificio a otro en planta y
en alzado, en medidas, estilos y fop.
mas particulares, pero siempre do
mina la cúpula sobre la cruz, que
no aparece como carga sustentada
sino que desciende, como una es­
fera celeste que descansa en sí mis­
ma, sobre la proligidad terrenal,
casi caótica, de los miembros de los*
espacios inferiores. De este modo,
la distribución y articulación jerár­
L155] Sección longitudinal de la iglesia
quicas de la iglesia—símbolo del
de K ilisse Djam i (San Teodoro) en Cons­ orden cósmico— están en perfecta
tantinopla, s. x. Predominio del recinto correspondencia con el pensamiento
cupular, proporciones esbeltas y delicadas bizantino en todos los ámbitos y
(nártex exterior añadido en el s. x m ).
aspectos de la vida.
■Las primeras iglesias de cúpula
espacios en forma de bóveda de de crucero (la más importante fue
arista, donde eil volumen de dichos la antaño famosísima Iglesia Nue­
pilares queda absorbido, y la pre­ va del emperador Basilio I—881—)
sión de la íbóvcda se distribuye son bajas, anchas y sólidas, pero el
bien sobre la pared, bien sobre los revestimiento de las bóvedas con
delgados y esbeltos pilares que sus­ mosaico y de las paredes con már­
tentan el centro del recinto. A es­ mol de colores, que procede del
tas dependencias angulares se aña­ arte justinianeo, produce una des­
den, en el este, ábsides propios. materialización óptica del volumen
Pronto se eliminan por completo arquitectónico. Desde el s. x do­
las naves laterales exteriores. mina en todas las iglesias una ten­
De este modo, tras una evolu­ dencia vertical y una claridad cris­
ción consecuente y lógica, se crea, talina en la estructuración espacial.
en la segunda mitad del s. ix, el Los recintos son altos, sobre una
tipo ya maduro y clásico de la igle­ planta estrecha (diámetro de la cú­
sia de cúpula de crucero [151]. El pula, de 3,50 a 7 m.) y los cuatro
recinto principal, cuadrado y cen­ pilares bajo la cúpula sumamente
fizado s. A éstos se les sustituye cuadrangular, desde el que se tién­
desele el s, xi o X II por columnas, den unos nichos angulares (trom-
corno en esa época se cuida más pas) a la circunferencia de la cúpu-
¿ equilibrio de las proporciones, la. Los brazos de la cruz se aden-
estas iglesias ofrecen una aparien- tran en las naves laterales. En el
cía particularmente armónica por su edificio más importante de este
ligereza y claridad: las zonas above- grupo—que también lo es por sus
ciadas parecen flotar y el espacio adornos de mármol y mosaicos,
inferior produce una impresión de conservados casi íntegros—, en Ho-
h o J g u r a (Constantinopla, Kilisse sios Lukas (segundo cuarto del si-
Djatrti [152, 153], iglesia del Panto- glo xi) [153, 156, 157], las naves
crátor; tlosios Lukas, iglesia la- laterales están cruzadas por altas
teral). galerías circundantes. La anchura
A d e m á s, la apariencia externa de
las iglesias bizantinas— que consti­
tuían, al principio, una masa sóli­
da y poco articulada— comienza a
e stru ctu ra rse en cubos plásticos, a
partir del desarrollo de la cúpula
de crucero.
Dentro de un cuerpo arquitectó­
nico cerrado, en el que se establece
una gradación entre basamento, nár-
tex, ábsides, cúpulas laterales, bó­
veda de crucería v cúpula sobre
tambor alto, se marca el mismo or­
den jerárquico que en el interior;
ni fachadas ni torres añaden acen­
tos suplementarios. Ya a partir del
siglo xi, pero especialmente desde
la época bizantina tardía, se impri­
me un-vivo ritmo en los muros por
medio de una decoración plástica y
cromática. Listeles, nichos, arque­
rías ciegas escalonadas, cornisas y
arcadas que sirven de enmarque
proporcionan un movido relieve a [156] Katholikon de H osios Lukas (San
la pared, cuyo efecto pictórico está Lucas), Fócide (G recia), segundo cuarto
acentuado por el variado colorido " ufar ’S J S ,
de las capas de ladrillos, piedra y (ocho metros), nichos angulares (trompas)
mortero, y más tarde también por clue pasan del cuadrado al círculo; pres-
I cerámica ea color (.por ejemplo, ¡ g » « fiS Ü
rethiye Ujami [ 1 5 o J ) . de mármol en las paredes.
Procedente de Constantinopla, se
difundió por Grecia un importante del despejado recinto cupular, la
tipo particular de iglesia con cúpu- tendencia vertical, amortiguada por
la de crucero. En ella, el recinto las horizontales de los pisos y cor-
cupular se extiende por encima de nisas, y la estructura ópticamente
los brazos de la cruz y se eliminan estilizada de las paredes, articúla­
los cuatro apoyos centrales, de ma- das por nichos y delicadas arcadas,
ñera que se forma un gran espacio producen, en conjunto, la sensación
de una monumentalidad muy equi­ zantina. La construcción rusa de
librada. iglesias parte de la cúpula de cru-
Los países eslavos constituyen cero (con cinco naves en las dos
zonas de irradiación importantes de grandes iglesias de Santa Sofía en
la arquitectura bizantina. En los Kiev y Novgorod [154, 159], pr¡.
reinos de los Balcanes, la tradición mera mitad del s. xi). Su progresivo
desarrollo conduce a edificios extre
madamente empinados sobre una
estrecha,planta. El interior es una
sencilla sala cupular, y la edifica­
ción exterior un alto cubo de com
posición vertical y terminales supe.'
riores en forma de cruz o fron­
tones. De dicho cubo brota la alta

[157] H osios Lukas (San Lucas), Fóci-


de (G recia), segundo cuarto del ’ s. xi"
V ista exterior por el este. Katholikoñ
(izquierda) y capilla lateral (derecha)-
bloque cerrado constituido por cubos plás!
ticos que forman los brazos de la cruz
y la cúpula; empleo decorativo' de silla­
res y ladrillos.

de tipos de iglesias más antiguos y cúpula central—frecuentemente cú-


sencillos (basílica, iglesia en cruz y pula bulbosa—en forma de torre
otros) conduce a estilos regionales. (iglesias de Novgorod, Wladimir y
En estos países, la iglesia de cúpu­ otras). Arquitectos occidentales con­
la de crucero experimenta también tinuarán este tipo de edificación, así
múltiples transformaciones. Junto como también la iglesia de cúpula
de crucero, en los ss. xv y xvi, La
composición del exterior, sin em­
bargo, está condicionada por la ar-
quitectura de comienzos del Rena­
cimiento (Moscú: Kremlin; catedra­
les de Koimesis y de la Anuncia­
ción, etc.).

[158] Fethiye D jam i (iglesia de Pam-


m akáristos), Constantinopla, s. x i i i . Vis­
ta por el este de la cúpula principal (de­
recha) y la capilla añadida con cúpula de
crucero (izquierda). Articulación mural
plástica por nichos escalonados, paramen­
tos de semicolumnas, arcadas ciegas, den­
tículos.

a los influjos bizantinos dominan­ PINTURA


tes aparecen formas románicas y,
más tarde, góticas. Fue en Rusia, El mundo de imágenes bizantino
sin embargo, donde se continuaron, —su contenido, distribución y ma- g
de manera más impresionante, las nifestaciones formales—se diferen­
tendencias de la arquitectura bi­ cia fundamentalmente del arte oc-
¿dental, puesto que se basa en una porales y supraterrenas: en la cú­
v a lo ra ció n absolutamente d i s t i n t a pula, la aparición monumental de
<jel cuadro. Cada representación d e C r i s t o c o mo Soberano universal
figuras y acontecimientos sacros es (Pantocrátor) sobre ángeles y pro­
reflej0 de la imagen ideal represen­ fetas, o también la representación
tada y participa de su santidad. La de la Ascensión o de la venida del
veneración otorgada al cuadro se Espíritu Santo; en el ábside está
tra n sm ite a la persona o aconteci­ representada la Virgen, entronizada
miento sagrado, a condición de que o de pie. La segunda zona, la de
se trate de una reproducción autén­ las. bóvedas, trompas y partes su­
tica y de clue las escenas histori­ periores de las paredes, simboliza
a s estén en fiel correspondencia la Tierra Santa, y presenta, en or­
con la Sagrada Escritura o con los den cronológico, el calendario festi­
a p ó c rifo s y leyendas de los santos. vo del año litúrgico: contiene un
Por otra parte, las personas sagra­ ciclo, basado en la liturgia, de los
das han de representarse con sus acontecimientos de la vida de Cris-
[159] Catedral de Santa Sofía en N ov­
gorod, s. xi. Vista por el este. Bloque
cerrado, empinado; cúpulas bulbosas so­
bre tambor alto.

to más importantes para la historia


de la Redención y, además, la
muerte de María. Cada suceso está
presente en el cuadro en la festivi­
dad de su celebración; cada lugar
sagrado (por ejemplo, Belén, Gól-
gota) s,e encuentra representado en
el edificio. La tercera zona, la más
distintivos y características fisonó- cercana a lo terrenal, la ocupa el
micas. Esta concepción de las imá­ coro de los santos, que representan
genes exige, por tanto, la vincula­ el poder de la fe de la Iglesia, y
ción de la iconografía con la doc­ que se extiende a lo largo de ni­
trina teológica y con la liturgia, así chos, arcadas y pilares; están orde­
como la adhesión a tales representa­ nados, según su rango, desde los
ciones una vez creadas y sanciona­ Padres de la Iglesia, en el recinto
das. La decoración iconográfica de del sitar, hasta las santas mujeres,
la's iglesias se ajusta también a un en el nártex. El recinto de la iglesia
programa teológico; realizada en la y las imágenes que lo adornan for­
iglesia de cúpula sobre crucero, man, pues, completándose mutua­
consigue su forma más pura en el mente, una unidad total, símbolo
período bizantino medio. Varios del orden divino del mundo, en el
sistemas de símbolos se entrelazan que está incluido, espacial y espi­
entre sí. La iglesia es una repro­ ritualmente, el observador. Esta
ducción de la disposición jerárqui­ obra de arte totalizadora es uno de
ca que existe en el Universo. La los mayores logros del arte bizan­
zona más alta, más clara y arqui­ tino. Sólo en el s. x i i se amplió el
tectónicamente más pura simboliza rígido programa dogmático por me­
el cielo y está reservada a las re­ dio de ciclos narrativos alusivos a
presentaciones más sagradas, intem­ la vida de Jesús, de María y de al­
gunos santos; a ello se añade fre­ gidez e inmutabilidad tipos fij0s en
cuentemente el Juicio Final, ciclos la configuración de rostros, posturas
del Antiguo Testamento y alegorías y ademanes, así como la frontalidad
religiosas. y la espiritualización visionaria, con
Mucho menos ligada a un deter­ lo cual se intenta lograr la autentici.
minado programa está la pintura dad exigida y la mágica relación
de libros. A la mayoría de los li­ con el original.
bros del Antiguo y del Nuevo Tes­ Como objeto sagrado, los iconos
tamento se les añaden amplios ci­ desempeñan un papel importante
clos de imágenes que con frecuen­ tanto en la liturgia como en la de­
cia ilustran literalmente escena por voción privada. En la época bizan.
escena (por ejemplo, Génesis, Job, tina tardía se desarrolla la gran pa.
Salmos, Evangelios). También las red de cuadros ( iconostasis), qUe
leyendas (como la vida apócrifa de separa el presbiterio del recinto de
María) y los calendarios de. santos la comunidad de los fieles; en Ru-
(menologías) están provistos de am­ sia especialmente adquiere propor-
plias escenas representativas. Estas ciones gigantescas, llegando a tener
ilustraciones, que se remontan en hasta cinco filas de cuadros. «¿1
parte a la época paleocristiana, se La pintura, tanto por sus temas
siguen copiando durante siglos: con como por su esencia, destaca, con
ellas se componen, mediante dife­ mucho, entre las demás artes figu.
rentes selecciones y combinaciones, rativas de la época bizantina. La
nuevos tipos de imágenes, nuevos escultura de bulto redondo y el re­
ciclos, que acompañan como co­ lieve monumental se extinguen por
mentario figurativo los textos más completo, sobre todo desde la lu-
d i v e r s o s (leccionarios, colecciones cha de los iconoclastas; sólo el re­
de sermones, etc.). Así, la pintura lieve de pequeño formato—marfil
miniada desarrolla y transmite un trabajos en metal—se utilizará para
amplio repertorio escenográfico, al fines religiosos y profanos (peque­
que recurren asimismo las restan­ ños altares caseros, cajas, utensi­
tes artes figurativas. lios de altar). Entre los géneros de
El cuadro religioso sobre tabla', la pintura, el de más alto rango es
el icono, tiene una importancia y el mosaico. Su preciosismo y su lu­
función especiales en el arte bizan­ minosa fuerza, que le igualan a las
tino. Los iconos de santos, conoci­ gemas, refleja con la mayor pureza
dos ya desde el s. iv como repre­ el carácter sobrenatural, inmaterial
sentaciones de mártires, se convier­ y sagrado de las verdades de fe .
ten en el s. Vil en objeto de una representadas; el mosaico, por sus
iconodulía a veces abusiva, que refinados métodos de tratamiento,
provoca la lucha de los iconoclas­ constituye la técnica más apropiada
tas. La doctrina ortodoxa sobre las para lograr, en las bóvedas del re­
imágenes impone el predominio de cinto de la iglesia, a la par que la
ciertos temas, así como el tipo y la máxima luminosidad y una gran ri-
misión de los iconos. Se represen­ queza cromática, una nueva vida
tan, sobre todo, Cristo y María, en las superficies. El esmalte, con
y posteriormente también ángeles y sus pastas cromáticas, transparentes
santos, según el orden marcado por y luminosas, aplicado entre tabi-’
las fiestas del calendario, o con es­ ques y marcos de oro, es el mate* :
cenas de su vida, y además cua­ rial que más se aproxima a las cua­
dros festivos, etc. En la pintura de lidades estéticas del mosaico, La
iconos se conservan con especial ri­ pintura mural y la de libros bus- .
en parte imitar la suntuosidad la esencia del arte figurativo bizan­
C la más sólida estructura de colo- tino, sobre todo desde que el cua­
y formas propias de los géne- dro se concibe como objeto de ve­
r0S superiores, pero generalmente neración religiosa.
tienden, ‘por la soltura de sus téc­ Sus medios formales son la fron-
nicas, hacia una mayor libertad en talidad y la simetría; en las repre­
j reíato detallado y en los medios sentaciones de escenas, que suelen
's marcadamente gráfico-abstrac- aparecer en tres cuartos de perfil,
tos o pictórico-ilusionistas de la se procura a la vez que la figura
c o n f i g u r a c i ó n formal. principal destaque por su tamaño y
La idiosincrasia formal de la pin­ aislamiento, así como que el len­
tura bizantina—independientemen- guaje de los gestos sea intenso y
te Je todas las peculiaridades y fácilmente interpretable. El aplas­
evoluciones estilísticas—está deter­ tamiento del cuadro y la renuncia
minada'por dos rasgos esenciales. a una profundidad espacial autóno­
£1 arte bizantino, a diferencia del ma e ilusionista son el resultado
je la Edad Media occidental, no de su orientación hacia el obser­
Derdió nunca contacto con la Anti­ vador. La pintura monumental en
güedad dlásica. Conserva de la épo­ las iglesias de cúpula sobre crucero
ca helenística la importancia pri­ alcanza la tridimensionalidad por
maria de la figura humana en la un procedimiento específicamente
composición y la forma del cuadro, bizantino: mediante la ordenación
la concepción de movimiento del de las superficies curvas de la cú­
cuerpo—incluso en su incorrección pula, trompas y nichos se enfrentan
anatómica— , la evidencia y la cla­ en el espacio y actúan «a través del
ridad visual de la acción, un sen­ espacio físico» (O. Demus). El es­
tido seguro de la medida y la ar­ pacio arquitectónico real se con­
monía—igualmente a l e j a d o del vierte en espacio del cuadro, y así
«pathos» extremo y de la suma toda la iglesia es un icono espa­
abstracción— y un increíble refi­ cial que encierra y rodea al obser­
namiento en la estructuración del vador.
cuadro, en la aplicación del color y Las manifestaciones formales del
en la técnica. Esta vigencia conti­ arte bizantino forman una unidad
nua, aunque debilitada a veces, de indisoluble con los contenidos es­
la Antigüedad clásica posibilita re­ pirituales y las doctrinas teológicas,
petidas innovaciones de formas fi­ que cobran a través de ellas pre­
gurativas antiguas (en los llamados sencia visible. Su intención es doc­
renacimientos, entre otros, los del trinal y propagandística, al tiempo
arte justinianeo, macedónico y pa- que reflejan el gusto humanístico
leológico). El segundo rasgo esen­ de una clase: el emperador y la
cial, de la pintura bizantina reside Corte, la Iglesia y el alto clero. Sólo
en la subordinación de las medidas en la última época del arte bizan­
y las formas al simbolismo y tras­ tino un nuevo elemento, popular y
cendencia del cuadro, aspecto que ya monacal, adquiere influencia sobre
se cuidaba en la Antigüedad clási­ el arte culto y cortesano, al mismo
ca tardía y en el arte paleocristiano. tiempo que crece la participación
Las formas y medidas puramente personal del artista en la evolución
simbólicas, la concentración sobre de das nuevas formas. Consitantino-
lo temáticamente importante y la pla es eil centro de la actividad ar­
severa dignidad que intenta refle­ tística—con sus numerosos talleres,
jar al modelo sagrado constituyen que transmiten hereditariamente su
carácter peculiar durante generacio­ sis de un estilo imperial. Puestas
nes—y el lugar donde se sintetizan sus bases desde el 500 aproxima
las antiguas tradiciones y de donde damente, el estilo justinianeo está
surgen renovadas orientaciones es­ representado en el segundo cuarto
tilísticas. De esta ciudad irradia, del siglo por obras de todos ]0s
bien íntegro, bien d e b i l i t a d o y géneros artísticos (entre los traba
jos en marfil, por ejemplo, la cáté
dra del obispo Maximiano, Káve.
na)^ sobre todo en los grandiosos
conjuntos de mosaico, de escenas v
ornamentación en el presbiterio de
San Vital en Rávena [160], crea­
dos por artistas de Constantinopla
Una severa monumentalidad, hasta
entonces desconocida, una vigoro,
sa armonía y una extraordinaria fi.
nura en los efectos estéticos y en
los medios técnicos caracterizan a
las obras de esta época. Las figuras
son corpóreas, anchas, con frecuen­
cia orgánicas en gran medida bajo
un renovado influjo de la Antigüe­
[160] M osaico del presbiterio de San
dad clásica; sin embargo, se sitúan
V ital, Rávena, 538-47. Procesión sacrifi­ en delgadas capas en el espacio y
cial del emperador Justiniano con el tienen una composición rígida, ge-
obispo Maxim iano y séquito. Imagen ce­
remonial cortesana de un acto de culto.
neralmente simétrica, que articula
Efecto ambiguo producido por la fronta-
la superficie del cuadro con un rit­
lidad plana y simétrica y el paso es­ mo claro y amplio de formas y de
pacial, de retrato individual. Ornato y líneas. Las cabezas producen el
sim bolismo representativos.
efecto, de expresivos retratos, pero
se puede observar cómo, mediante
transformado, el arte bizantino más la estructura de su composición y
genuino y se difunde a través del las firmes líneas de los contornos,
Imperio 'hacia los países eslavos, se consigue que las características
que desarrollan a partir de él unas simbólicas e intemporales destaquen
formas artísticas propias y fecun­ sobre cualquier particularidad indi-
das, y hacia el Occidente (en el vidual. La conjunción de los colo­
arte carolingio y en el del Imperio res, sumamente preciosos y ricos en
germánico de la época de los Oto­ matices, se aúna con la refinada ilu­
nes, con expansión posterior sobre minación en una armonía de sun­
toda Europa en el Románico y en tuosidad supraterrena. En esta ten-,
los ss. xn y xm , especialmente en sión dinámica entre la forma aisla­
Italia—la llamada maniera greca—, da individual y detallada y la com- i
etcétera). posición totalizadora supraordena-
Análogamente a la arquitectura, da y hierático-representativa, en la
la época de Justiniano también ambivalencia de lo realista y lo sim­
constituye una fase clásica en las bólico, de lo temporal y lo intem­
artes figurativas, que hace madurar poral, se anuncian ya las cualidades |
viejas tendencias estilísticas, produ­ formales y expresivas de la Edad
ce otras nuevas y fusiona las par­ Media tanto en Oriente como eq
ticularidades regionales en la sínte­ Occidente.
^ pintura de libros, un género con pergamino coloreado en púr­
tístico típicamente medieval, pasi pura y escritura en plata, el relato
esta época al primer plano con genéricamente rico, que alinea con
Tunas obras de excelente calidad, frecuencia las escenas correlativa­
fas miniaturas están aún más fuer- mente; la inserción de figuras mó­
em ente subordinadas al libro que viles, de suave plasticidad en el

[161] Génesis de
Viena, códice pur­
púreo, s. vi, Viena,
Osterreichische Na-
tionalbibliothek (Bi
blioteca Nacional
A ustríaca). Paso de
Jacob sobre el Jab-
bok y lucha con el
á n g e l . Riqueza y
c o n t i n u i d a d en el
relato, unión espa­
cial de los renglo­
nes de figuras; es­
tilo helenístico pic-
tórico-ilusionista.

las pinturas monumentales a la ar­ paisaje y el espacio atmosférico; la


quitectura: tanto por el contenido, manera impresionista de pintar, y
como ilustración de textos general­ los colores claros y vigorosos. En
mente religiosos, cuanto por la for­ los dos fragmentos del Evangelio
ma dentro de la unidad estética de emparentados con él (en Varis y
escritura, imagen y ornamento. El Rossano [162]), la severa compo­
estilo de la época y los hábitos de sición de la superficie, que prescin­
tañer, transmitidos durante mucho de del ilusionismo espacial, el dra­
tiempo, marcan el tono estilístico mático aislamiento y la agrupación
básico. Pero éste varía mucho, in­ de las figuras de grandes gestos, y
cluso a veces en un mismo libro, los colores, ricos en contrastes, es­
por la utilización de diferentes mo­ tán plenamente al servicio de su
delos, con frecuencia mucho más contenido religioso y litúrgico. En
antiguos, por las diversas maneras el Evangeliario de Rábula, sirio, del
de decoración (por ejemplo, imáge­ año 586, podemos observar una
nes completas al principio del libro transformación distinta de los mo­
o ilustraciones incluidas entre el delos de la Antigüedad clásica: su
texto), por la adaptación de la for­ estilo expresivo y realista enlaza
ma de representación del contenido con los antiguos medios figurativos
del libro, etc. De esta manera, la (escorzos, perspectiva lumínica en
pintura miniada resulta un arte su­ color), con la composición simétri­
mamente polifacético, multiforme y ca, los gestos enérgicos, las pincela­
personal, a pesar de su anonimato. das amplias y la aplicación de co­
Su riqueza se refleja ya en los ma­ lores fuerte y claramente expresiva.
nuscritos conservados del s. vi. El En la evolución estilística de la
Génesis de Viena [161] conserva época postjustinianea se distinguen
de sus antecedentes de época hele- dos corrientes. Una de ellas se ma­
X nística, en los tres lujosos libros nifiesta en la pervivencia ininte-
rrumplda de las formas helenísti­ geométricos. La monumentalidad h
cas, que recibe nuevos impulsos por las figuras surge de la firmeza í
retrocesos conscientes (utensilios de este armazón lineal que distribu»
plata con temas cristianos y mitoló­ el campo del cuadro, y de la SP •
gicos; frescos en Santa María Anti­ dignidad de los rostros; se con1,3
gua, Roma, y otros). La otra direc­ gue de este modo una sensación d*
ción estilística da lugar, a través de distanciamiento que sitúa al esr> e
una reducción progresiva y una dis­ tador frente a un mundo ultrat°'
gregación de los contextos formales rreno. A ello hay que añadir a l
orgánicos, a un estilo lineal y abs­ estos cuadros, generalmente exvoto
tracto, que introduce en el cuadro o donaciones de devoción personal5
una nueva d i m e n s i ó n espiritual se extienden sobre las paredes y 10'
pilares de la iglesia sin una concm
ción ornamental global.
Una nueva relación de culto mar-
ca el tipo, estilo y expresividad de"
dichos cuadros: por su forma y "su
contenido se convierten en icono-
esta mutación de estilo y esencia
está estrechamente ligada tanto a
la intensa expansión del culto de
los iconos, que tiene lugar en el si-
glo vil, como ail icono mismo por
su carácter de transportable.
De la época de los iconoclastas
apenas conservamos obras de arte
Si bien es cierto que la actividad
artística no se interrumpió por
completo, se limitó, no obstante a
la representación de cruces, orna­
mentos (también plantas y anima­
les) y temas de culto al emperador.?
Junto a una tendencia abstracta-
inspirada en motivos y formas per­
[162] Evangeliario, códice purpúreo, sas, se cultivan además tradiciones
s. vi. Rossano, Museo arzobispal. Cristo clásicas, según testimonia con toda
y Barrabás ante P ilato. Representación claridad el primitivo arte árabe in­
dramática mediante una ríg id a compo­
sición de superficies; espacio estratifica­
fluido por Bizancio.
do por superposiciones; se consigue gran El comportamiento artístico, des­
superficialidad por el aislam iento o agru- pués de una interrupción de más
pamiento de las figuras.
de un siglo en la representación
figurativa, s u p o n e necesariamente
(mosaicos en la basílica de San De­ un salto atrás. En la segunda mitad
metrio, Salónica). Las figuras, sin del s. ix varía el estilo de una obra
plasticidad alguna, están sujetas a a otra, condicionado por las diver­
la superficie por una rígida fronta- sas tradiciones de los antecedentes
lidad e insertadas firmemente en el de los s. vi y vil, y también por
fondo que las enmarca [163], Lí­ la inseguridad técnica y la búsque­
neas precisas y rigurosas rodean por da de un nuevo lenguaje formal a
el borde a la figura y distribuyen la medida de la nueva concepción
las vestiduras en fragmentos casi sagrada del cuadro. En la decora-
ion de mosaicos de las iglesias, en cen arrugadas; bastidores y vistas
f aún faltan las escenas, las de ciudades se agrupan unos jun­
Ia jas aisladas están de frente so- to a otros sin ningún orden en la
u e la superficie del fondo dorado composición; los colores fuertes,
rara vez comprendidas en un con­ frescos y ricos en contrastes, son
junto de movimiento rítmico. los que consiguen la mayor ex­
En la pintura de libros, cuyo es- presividad. Otro tipo de ilustra­
jendor comienza en esta época, las ción se encuentra en los salterios
d iv erg e n cias estilísticas, incluso en marginados (salterio de Jludov,
un mismo libro, son aún mayores. Moscú, e n t r e otros): tienen en
Así P o r e j e m p l o , entre las cua­ el borde pequeños cuadros sin en­
renta y seis miniaturas de página marcar junto al lugar del texto
que ilustran literalmente o comen­
tan, y están realizados de una ma­
nera suelta, suave, esquemática, de
gran vivacidad y drástica tipifica­
ción.
Hacia mediados del s. x alcanza
el llamado renacimiento macedóni­
co su punto culminante. En él tie­
ne una participación decisiva el
erudito emperador Constantino V II
Porfirogéneta (913-959), en cuyos
escritorios se copiaban obras cien­
tíficas y literarias de la Antigüedad
clásica junto con sus ilustraciones.
De esta manera se actualizan los te­
mas clásicos en mucha mayor me­
dida que hasta entonces, y con ello
el estilo helenístico de los origi­
nales (por ejemplo, el libro de
serpientes de Nicandro, Parts; caji-
ta de marfil con escenas mitológi­
cas). Estos temas y su estilo carac­
[163] Mosaico de pilar de la basílica terizan al arte cristiano; se añaden
de San Dem etrio, Salónica, posterior al personificaciones y motivos arqui­
629. San Dem etrio entre el prefecto de tectónicos y paisajísticos antiguos a
la ciudad y el obispo. E spiritualización
en forma de icono lograda por abstrac­ escenas ya establecidas, y sobre
ción severa, geom étrico-lineal, y fronta- todo se adoptan antiguos medios
lidad plana. de representación. Un ilusionismo
pictórico, que compone a base de
entera de un manuscrito hecho para colores, sustituye a la organización
Basilio I (880-886) hay grandes lineal de la imagen y la zona del
composiciones cerradas, afines a la cuadro; figuras corpóreas, estatua­
pintura monumental, con figuras rias, de configuración movida y re­
aisladas y en fila, frontales y en for­ lativamente orgánica, se desenvuel­
ma de icono. Muy diferentes son ven en una esfera espacial abierta,
las miniaturas de relatos sencillos a veces dentro de un panorama pai­
en forma de friso [164]: figuras sajístico homogéneo (por ejemplo,
recias con grandes cabezas, menos David como Pastor con Melodía,
expresivas, cuyas vestimentas apare­ Eco y Montaña de Belén [165], en
el manuscrito bizantino más famo­ zadas, sin funcionalidad, y otro
so, el salterio de París). Las cabe­ varios detalles permiten reconocer
zas, de pintura suave e idealizada, la distancia que separa a estas
las montañas y los bastidores, que obras de aquellos modelos. La obra
se van perdiendo en la lejanía en que más se acerca a. la tradición
delicados tonos de luz, la suntuo- helenística es el excepcional rollo
de Josué, de gran calidad (Biblio­
teca del Vaticano): el gran friso de
imágenes está realizado con dibujo
a pincel en sólo cuatro colores
que caracterizan, sin embargo, coií
las más delicadas gradaciones la
composición de las figuras, su’ in­
serción en el espacio y las sua­
ves tonalidades de la arquitectura
y el paisaje del fondo. Las estatuas
retratistas de los filósofos antiguos
que examinamos en el capítulo de^
dicado al Arte Griego, constituyen
los antecedentes de estas imágenes
de los evangelistas; se suelen ante­
poner a los Evangelios como retra­
tos de autor: ante los bastidores
de la escena vemos figuras vigoro­
sas, cúbicas, dignamente retraídas
—meditando en espera de la inspi­
ración, escribiendo— .
También las obras en marfil, re­
ligiosas o cortesanas, hechas al ser­
[164] H om ilías de San Gregorio Na- vicio del emperador, toman parte
cianceno, para el emperador B asilio i, en la vuelta al clasicismo del estilo
880-86, P arís, Bibliothéque N ationale. R e­
surrección de Lázaro, entrada en Jerusa- de la época. Junto a marfiles con
lén. Composición acumulativa del cuadro escenas movidas, en parte de bulto ‘ ¡
y las figuras, pesado pletorism o, fue vtes redondo y encerradas por baldaqui-
contrastes cromáticos, formas particular':s
de la Antigüedad clásica. nos, hay un grupo algo posterior en
el que se alinean frontalmente las
figuras en espacios de caja poco
sidad de la composición cromática, profundos. El abultamiento del re­
que une los luminosos colores loca­ lieve, con toda la delicada modela­
les con audaces y fragantes tonos ción de las superficies, se hace me­
intermedios, y las luces que cente­ nos acusado y los pliegues más rec­
llean, así como el enmarque en for­ tos, finamente escalonados, alargan
ma de cuadro en tabla de miniatura grácilmente la proporción (Cristo
son todos ellos rasgos que marcan da corona a Romano II y Eudocia
proximidad con los modelos clási­ [166], hacia el 950). Hacia finales
cos. Por supuesto que ciertas dis­ del s. x se desarrolló un estilo que,
cordancias, e incluso durezas en la si bien tiene como antecedente las
composición, fallos en la construc­ primeras fases del arte macedónico,
ción de las figuras (por ejemplo, en las transforma de una manera que
escorzos), las líneas de pliegues afi­ se convierte ya en normativa du­
ladas y, frecuentemente, independi­ rante los dos siglos siguientes. Este; :
stil0 es lineal, tanto respecto a la pintores, pero tan sólo varían lige­
de la superficie del cua-
e rd e n a c ió n ramente en el estilo de taller y de
rígida, cerrada en sí mis-
°¿T0 a h o r a la época. La unidad cerrada del
a ’ y acorde en todos sus miem- cuadro se ha logrado plenamente
ur0S como también con relación [167]: una fuerte armazón de oc­
la* estructura más gráfica de las tógonos y diagonales liga y ritmi-
fica la composición; las figuras que­
dan rodeadas por siluetas de mon­
tañas, que contrastan con sus movi­
mientos y aumentan con ello su vi­
talidad, con frecuencia dramática;
el espacio está sujeto en un relieve
plástico escalonado en profundidad,
con un estrecho escenario en pri­
mer término. Las figuras parecen
ingrávidas, alargadas y torcidas ma-
nierísticamente; las vestidudas es­
tán constituidas por dibujos com­
plicados, caligráficos y astillados con
luces de formas encrestadas. Los
rostros reflejan la idealidad espiri­
tualizada, ascética y dura, que ha
de quedar ya como característica de
toda la Edad Media bizantina.
El arte del s. xi muestra un pa­
norama muy complejo de manifes­
[1651 Salterio de P arís, segundo cuarto
del s. x - Parí s > Bibliothéque Nationale. taciones estilísticas. Numerosos ta­
David como pastor con M elodía, Eco y lleres se establecen cerca del em­
Montaña de Belén. Renacimiento m acedó­ perador, cada uno con característi­
nico maduro, ilusionism o pictórico, fig u ­
ras plástico-orgánicas en paisaje atmosfé­ cas, variaciones y recursos particu­
rico; valores ambientales id ílicos de r a í­ lares. Junto a ediciones de lujo se
ces helenísticas. crean otras más baratas y sencillas;
se exportan obras de arte y artistas,
figuras. El color juega un papel im­ y el estilo de la capital se transfor­
portante en esta transfiguración li­ ma en las provincias, en los países
neal: aplicado gráficamente en del­ eslavos y en Italia.
gadas pinceladas y tendido en fir­ Sólo unas pocas obras testimo­
mes contornos, se aúnan numerosos nian hoy la riqueza de la pintura
tonos cromáticos puros y refracta­ m o n u m e n t a l , reconociéndose en
dos (por ejemplo, violeta grisáceo, ellas las diversas orientaciones esti­
azul verdoso) en una deliciosa mues­ lísticas del arte de la capital y su
tra colorista; en su superficie de expansión por todo el Imperio. Jun­
pulimento metálico se integra tam­ to al brillante clasicismo del arte
bién el oro, como fondo y como cortesano (Hagia Sofía, cuadros de
color lumínico, sobre los surcos de donación real), la Nea Moni de
los pliegues. El principal represen­ Chio, por ejemplo, presenta un ilu­
tante de este estilo es el Menologio sionismo óptico-cromático con tra­
de Basilio II (hacia el 985.) Sus zos de color llenos de contrastes y
más de cuatrocientas miniaturas de firme geometría, y la iglesia de
(cuadros de fiestas, santos, mártires, Santa Sofía en Ochrid (Servia) tiene
etcétera) están firmadas por ocho un estilo de líneas paralelas y de
gran movilidad. El ideal ascético de partes del cuerpo se separan p]^
esta época de visionaria expresivi­ ticamente. Los vestidos, descom
dad, asentado especialmente en el puestos en líneas paralelas, rectas
y curvas, se enlazan sobre la zona
del cuadro en una estructura rí
gida, geométrico-lineal. A estos mo-'
saicos les falta el refinamiento es-
tético del arte cortesano, pero Jo
sustituyen por una expresiva espi­
ritualidad, acento religioso y Un
enérgico monumentalismo interno
y externo.
En la pintura de libros, el gran
número de obras conservadas re­
fleja ya la amplitud de la produc­
ción con abundantes variantes es­
tilísticas. En general, se tiende ha­
cia lo pequeño, exquisito y caligrá­
fico. El cuadro enmarcado, las esce-
ñas en el margen y entre las líneas
de escritura, bandas y bordeados
ornamentales, iniciales (en parte fi.
gurativas), escritura de adorno y
texto son todos ellos elementos que
forman una unidad decorativa. El
cuadro pierde su independencia, se
convierte en una escritura de imá­
genes, que alinea rítmicamente da-
[166] Marfil, hacia 950. P arís, Cabinet
des Médailles. Cristo corona a Romano II
y Eudocia. Representación ceremonial
sim bólica; constitución blanda y pictóri­
ca de cuerpos y vestidos, espacio de
caja.

arte de los grandes monasterios,


que adquiere ahora una importan­
cia cada vez mayor junto al arte
de la corte, está encarnado en for­
ma monumentail en el monasterio de
Hosios Lukas (San Lucas), en Gre­
[167] Menologio para el emperador
cia (hacia el 1050) [168]. En este silio i i , hacia 985. Rom a, Biblioteca del
importante ciclo de mosaicos—uno V aticano. Bautism o de Cristo. Clasicis­
de'ios más representativos del siste­ mo macedonio tardío; organización rít-
ma decorativo bizantino del período mico-lineal de la superficie del cuadro
y de las figuras; esquema compositivo :
medio—las escenas se restringen al académico, espacio de relieve, estructu­
núcleo de la acción, prescindiendo ra cromática gráfica.
de todo detalle narrativo y simplifi­
cando lapidariamente las composi­ tos locales y movidas figurillas (con
ciones. Las anchas y pesadas figuras frecuencia de sólo dos o tres cen­
forman un relieve en el que las tímetros de altura) en un relato fá-
cílmente legible o en un friso fron­ a un ilusionismo impresionista y
tal C1693. Se trata de figuras esbel­ pictórico, dejando un poco de lado
tas, delgadas, gráciles, suavemente la estatuaria orgánica y natural, y
al ideal humanístico y sensitivo, cu­
yas raíces se hunden en la Anti­
güedad griega clásica. La obra capi­
tal es la decoración en mosaico de
la iglesia monasterial de Dafne, cer­
ca de Atenas, realizada por artistas
de Constantinopla. El tono básico
ele estas figuras y escenas [171] lo
constituyen una espiritualidad he­
lénicamente mesurada y unos valo­
res ambientales líricos, ¡humano-ic
dividuales. Las composiciones se
vinculan a la zona del cuadro sin
ninguna rigidez geométrica. La mo­
numentalidad y armonía de su ar­
ticulación reside en movimientos di-
[168] Mosaico de luneto en el nártex
del Katholikon de H osios Lukas (San L u ­
cas). Fócide (G recia), hacia 1050. Lava­
torio de los pies. E stilo de líneas m o­
numental, expresivo, refuerzo geométrico
de la lineatura, m odelación con contras­
tes de claroscuro.

modeladas o .planas, de rostros uni­


formes y gestos elocuentes; están
constituidas por una red de delica­
das líneas cromáticas que imitan
en parte las nervaciones de oro y
los rellenos de color del esmalte.
De este armónico preciosismo se
diferencian habitualmente las imá­
genes de los evangelistas, de formas
más firmes, más plásticas y de ma­
yor escala.
El gusto de esta época por los
efectos caligráficos preciosistas y el J L N H t Y . ( J H-n'i'Jit 2u-rT(Vi K A T i< llK 0pu>
refinamiento técnico y colorista se -m )N * n Y ^ Y r(H N K t'N • i í«rtH aj-i

puede reconocer también en los


trabajos en esmalte (relicarios, ta­ glo[169] Evangeliario, tercer cuarto del si­
xi. Parma, Biblioteca Palatina. C ris­
pas de libros, etc.), técnica que lo­ to en la G loria y santos. Unidad deco­
gra en la segunda mitad del s. x rativa a base de ornamentos con escena
y en el s. xi una calidad extre­ sim bólica, figuras m arginales y escritura.
E stilo caligráfico de figuras y ornamen­
ma [170]. tos («style mignon»), colorido preciosis­
A finales del s. xi se inicia, con ta, m etálico.
ú rendimiento de los Comuneros,
una fase estilística que se orienta de námicos, crecientes y decrecientes,
nuevo hacia obras de la Antigüe­ y en la elástica distribución sobre
dad. Su interés se dirige sobre todo el palpable espacio del relieve de
las figuras, concebidas orgánicamen­ ción de las líneas, el acusado con­
te y realizadas con soltura; la mo­ traste del claroscuro y la rapide2
delación continua y las líneas be- del relato se anuncian las notas
características del arte comnénieo
tardío.
Actualmente podemos seguir la
evolución estilística griega en el
resto del s. xn tan sólo a través
de las obras de artistas griegos que
trabajaban en la Sicilia normanda
en Servia y en Rusia. Hay una lf!
nea estilística que, a base de deri­
vaciones, retrocesos y variantes lo-
cales, va creando un estilo expre­
sivo y lineal por excelencia, en el
que las figuras, concebidas como es­
tatuas, están formadas como un mi­
nucioso relieve, cubierto de corrien­
tes y cascadas de líneas [172], Ha-

[170] Tapa de libro, labor de repujado


en plata y oro con filigrana y esmalte al­
veolar, primera mitad del s. x i. Venecia
Tesoro di San M arco. Arcángel San Mi­
guel. Exaltación mágica de la imagen por
la belleza del material y sus efectos de
luz y color.

llámente curvadas crean así una su­


perficie diferenciada. A esta elegan­
cia responde el claro colorido, que
transforma por ilusión óptica los to­
nos claros y los oscuros en valores
de luz y sombra.
Los manuscritos conservados son
testimonio, una vez más, de las
numerosas variantes estilísticas. El
movimiento renacentista raras ve­
ces se plasma de una forma pura;
libera a la pintura de miniatura de
las trabas de los sistemas lineales
caligráficos, lo que confiere a la
[171] Mosaico en el nártex del Katholi-
kon de Dafne en Atenas, finales del si­
glo xi. Anástasis (bajada de Cristo a los
infiernos, representación bizantina de la
Resurrección). Renacimiento c o m n e n o .
Idealismo humanístico y estatuaria orgá­
nica según modelos clásicos griegos.

ilustración de libros renovados va­ da el 1160 cambia el es-tilo conside­


lores plásticos, espaciales y pictóri­ rablemente: las figuras son ahora
cos. En la expresiva independiza­ sumamente delgadas, de estructura
delicada y gráfica, entrelazadas en namental. Ninguna forma descansa
¿enso dibujo; la combadura del en sí misma, e incluso los contor-
cuerpo, las curvas deslizantes de los nos de colinas y las aéreas arquitec­
turas están determinadas por la
composición y la agitada silueta de
las figu ras. Dinamismo de movi­
mientos y de líneas pasan de un
cuadro a otro, ligando así toda la ex­
tensa ornamentación de mosaico en
una unidad de composición.
T a m b i é n en la iglesia de San
Marcos en Venecia pueden encon­
trarse fuertes influencias del estilo
comneno tardío. Desde finales del
siglo xii y a lo largo del x m tra­
bajan en la ornamentación de los
mosaicos varios talleres, primero en
los del interior y más tarde en los
de las antesalas, siguiendo una lí-
[172] M osaico del ábside de la catedral
de Cefalti (Sicilia), segundo cuarto del
s. xxi. Pantocrátor (Cristo como Sobera­
no universal), M aría, ángeles, apóstoles
(temas bizantinos de cúpula adaptados a
b asílica). Riqueza de las líneas sobre
base estatuaria, idealidad de expresión as-
cético-espiritualizada

vestidos e incluso los contornos del


paisaje se integran en homogéneos
impulsos móviles (Nerezi, Servia,
fundación de los Comnenos, 1164).
La fuerza expresiva, lírica e ínti­
ma de estas obras se transforma
algo más tarde en Monreale [173]
en una vitalidad altamente dra­
mática. Las figuras y los movimien­
tos están integrados dinámicamen­
te; un tejido de líneas móviles, re­
petidas con rigidez y en contraste
con las luces centelleantes, cubre,
como en un tapiz, a todas las figu-

[173] Mosaico del transepto sur de la


catedral de Monreale. Sicilia, tercer cuar­
to del s. x i i . G etsem aní. Manierismo
comneno tardío; las lín eas, las formas ,5 . 4 A
y los colores están armónicamente inle-
grados; orden general decorativo, vitali- |V is .V jl l £ M $
dad dramáticamente expresiva. JU a ¡ S

tas, enlazándolas a las siguientes y nea general de estilo occidental,


anudando entre sí los grupos de pero con diversos modelos bizanti-
éstas en un soberbio conjunto or- nos. Los elementos de dicho estilo
bizantino se transforman progresi­ numerosas obras de la pintura mu.
vamente en el estiló románico, has­ ral en Servia, Macedonia y Bulga.
ta que, finalmente, en las últimas ria, así como de la pintura de 1{.
cúpulas de las antesalas se adopta, bros e iconos. En ello trabajan
una vez más, el estilo de la época junto a los pintores locales, artis­
de los paleólogos en toda su fuerza. tas griegos de Constantinopla y
La época del Imperio 'latino Salónica, el segundo centro artís­
(1204-1261) no representa en mo­ tico del Imperio. El estilo pasa pri,
do alguno una interrupción en la mero a unas composiciones serena
actividad artística, sino que más y claramente equilibradas en la
bien comienza entonces a madu­ zona del cuadro, a una nueva mo-
rar un lenguaje formal completa- numentalidad y un relleno con

[174] Fresco en el muro oeste de la casa articulación orgánica de


iglesia monacal de Sopocani, Servia, ha­
cia 1265. Muerte de M aría. Renacim ien­ figuras, a una composición de
to paleológico temprano; figuras y arqui­ ropajes de líneas duras o de
tecturas pesadas, plástico-espaciales; com­ ciosa plasticidad.
posición de espacio lum ínico monumen­
tal e ilusionista; modelación pictórica, También es nueva la
patetism o líricam ente comedido. embelesada intensidad de la
sión y una vivacidad fresca y
rial de los rostros, muy
mente nuevo, que alcanza su pri­ zados y generalmente de suave
mera cumbre hacia los años 1260- delación (frescos en Servia: $
1280. Sus manifestaciones y fases nica, Mileseva, Moraca, etc.
evolutivas se pueden deducir de que aquí se reconoce como
nuacíón de una tendencia, conduce ra de iconos, tanto las grandes ta­
tarde a la madurez clásica de blas de iconostasis de las iglesias
un arte, cuya obras más impórtan­ como los pequeños iconos de devo­
os.—los frescos de maestros grie­ ción privada. Un arte suntuario de
gos en Sopocani [174] y el mosaico Constantinopla, de la época paleo-
¿s Deesis en Santa Sofía—figuran lógica, lo constituyen los iconos de
entre las más significativas y bellas mosaico, ¡preciosos y de brillante
¿Q la pintura bizantina. De nuevo técnica (de trozos diminutos de me­
se trata de un «renacimiento»—el tal y piedras preciosas). Aun en su
paleológico temprano— , pero no en formato más pequeño conservan es­
el sentido de una cuidadosa imita­ tas obras la monumentalidad y el
ción, sino primordialmente de un ilusionismo espacial y lumínico de
enfrentamiento que se vale de me­ la pintura mural, superándola con
dios expresivos helenísticos p a r a mucho por su refinamiento colo­
crear n u e v a s f o r m a s y nuevos rista y su íntima fuerza expresiva.
temas. Junto a la actividad de los artistas
Las figuras, manifestaciones he­ griegos, fueron sobre todo estas
roicas, plásticas y masivas esíán y obras del arte menor (botín de las
se mueven en una esfera espacial y
se agrupan hacia dentro con escor-
zos y superposiciones en la pro­
fundidad del escenario del cuadro.
Extensos espacios de colinas y te­
rrazas forman un amplio trasfondo;
arquitecturas voluminosas se extien­
den en un espacio inconmensurable
y atmosférico, que se crea, sobre
todo, mediante la utilización pictó­
rica e ilusionista del color y de
la luz.
Los colores de tonos claros y
suaves se interrelacionan con las
más delicadas refracciones, contras­
tes y reflejos; y los cuerpos de las
figuras y conjuntos arquitectónicos [175] Mosaico de luneto en el nártex
forman luces débiles e incluso som­ interior de la iglesia Kahrie D jam i,
bras; por vez 'primera se produce Constantinopla, hacia 1315-20. Entrega de
lana color púrpura a M aría. Obra capi­
el efecto de una amplia irrupción tal de la pintura paleológica; ilusionista,
de luz. La armonía, idealidad y mo- impulsos espaciales en las arquitecturas
numentalidad de este estilo clásico fantásticas; figuras gráciles y de exagera­
da anchura; efectos cromáticos y lu m í­
no sólo reside en el ritmo dinámi­ nicos; escala expresiva individual.
co de los gestos y los ropajes, sino
también en la intensidad de todas
las relaciones, que se manifiesta en Cruzadas) las que imprimieron el
los rostros de moderado patetismo fuerte carácter bizantino a la pin­
y lírica sensibilidad. tura de Occidente en el s. xm y,
Estos fenómenos v transformacio­ en .parte aún, en el s. xiv ( maniera
nes estilísticas se reflejan de nuevo greca en Italia).
en las obras de todos los dominios En el último cuarto del s. x m se
derivados de la pintura. Crece en rompe la unidad clásica del estilo,
número y en importancia la pintu­ por ejemplo en Sopocani, y es en­
tonces cuando se inicia propiamen­ das, gráciles, con cabezas pequef¡as
te el arte paleológico. Las obras ca­ o excesivamente ensanchadas. Las
pitales destacadas de esta época son distorsiones de lo orgánico, rasg0s
los mosaicos y frescos de la Kahrie caricaturescos, gestos impulsivos 0
Djami en Constantinopla (hacia tranquilos muestran la inclinación
1315-1320). Ya la forma del orna­ por los efectos de sorpresa, asj
mento traspasa, tanto iconográfica como las modelaciones gruesas, las
como formalmente, el severo mar­ líneas de pliegues astilladas y de
co hierático de las decoraciones an­ agudas aristas, los relampagueantes
teriores: las bóvedas y las paredes reflejos y crestas de luz y la escala
están cubiertas de secuencias escé­ de colores, muy rica ahora, en ]a
nicas noveladas (entre otras, vida que contrastan tonos claros y <je.
de María [175], juventud y mila­ licados con sombríos o vivos.
gros de Cristo), donde se adoptan Este estilo paleológico se extien­
numerosos r a s g o s costumbristas, de., d e s d e Constantinopla, sobre
que no habían aparecido hasta aho­ todo el dominio artístico del Im-
ra en la pintura monumental, ba­ perio bizantino (por ejemplo, en
sados en modelos de la Antigüedad Salónica, iglesia de los Apóstoles:
clásica o en la observación realista con distinto matiz local en Servia
(por ejemplo, vestidos de la época). por ejemplo, Studenica, Staro N&.
Cada representación constituye una goricino, etc.) y está representado
unidad individual, tanto por su es­ también en importantes iconos. Su
pacio ilusionista en el cuadro como progresivo desarrollo conduce, se­
también por la forma de la compo­ guramente bajo el influjo del mo­
sición, que se adapta al tema co­ vimiento místico-ascético del Hesii
rrespondiente, y por los gestos y casmo, a una entonación expre­
mímica de las figuras. La expresión siva como de cuadro devoto. La
anímico-espiritual está sumamente composición de cuadros e imágenes
matizada y enlaza dinámicamente se hace más sencilla y se distribu­
unas figuras con otras, de manera yen delicadas figuras sobre exten­
que la escena particular se convier­ sos paisajes abruptos; una delinca­
te en un cuadro dramático, que se ción cuidadosamente articulada y co- ’
dirige directamente al espectador lores apagados, pero precisos, se
con una rica escala expresiva que aúnan en un suelto conjunto pictó­
abarca desde el patetismo heroico rico (Mistra y otros). Las cualida­
hasta lo idílico. El lenguaje formal des expresivas de este estilo desem­
de este arte es muy variado y está bocan a veces en el éxtasis místico
cargado de energía dramática. Se o en el dramatismo visionario.
mantiene el ilusionismo espacial, Desde finales del s. xiv se inicia
aun cuando falta todavía una pers­ un asentamiento del estilo a base
pectiva exacta y rigurosa: las dis­ de formas claramente ordenadas,
tintas zonas de espacios y paisajes firmes y algo secas. La fuerza crea­
se enlazan entre sí. De las arquitec­ dora del arte bizantino se extingue
turas fantásticas, situadas diagonal­ y aumentan los influjos occidenta­
mente o ladeadas, parten impulsos les, que alcanzan hacia 1450 tam­
que dan lugar a nuevos espacios. bién a Constantinopla. A la vez co­
Las figuras se realizan ahora en ta­ mienza una estricta reglamentación
maño más pequeño en 'proporción a de los programas, tipos y técnicas
la sunerficie del cuadro, y se mue­ a la manera del libro del pintor del
ven libremente en éste. General­ Monte Athos (realizado en el si­
mente son muy alargadas, retorci­ glo xvi, en parte según fuentes an-

teriores), de modo que pueden co­ y de iconos Teófanes Grek, que
larse las viejas fórmulas de imá­ trabajó antes de 1400 en Novgorod
genes hasta en el s. xix (frescos en y más tarde en Moscú. Dentro de
jos m onasterios de Athos, iconos). este lenguaje común cada escuela
Mientras que en el arte de los paí­ muestra su particular desarrollo y
ses balcánicos un elemento provin­ singularidad. La pintura de Nov­
ciano y popular transforma y debi­ gorod, por ejemplo, es enérgica
lita los estilos bizantinos tardíos, en en la composición, en la construcción
Rusia se desarrolla, en enfrenta­ de las figuras y en los colores pu­
miento autónomo con la pintura ros y fuertes; Moscú da preferen­
bizantina, un importante arte na­ cia, por el contrario, a un colorido
cional diferenciado en escuelas lo­ más claro y un ritmo de líneas más
cales, cuyo carácter lo imprimen fre­ suave. El artista más importante de
cuentemente destacadas personalida­ la primera mitad del s. xi es An-
des artísticas. A los centros artís­ drej Rublev. Sus iconos [176] se
ticos más importantes, en los que distinguen por su solemne monu-
se crean pinturas murales y sobre mentalidad y su hermetismo clási-
todo gran número de iconos para
las gigantescas iconostasis, pertene­
cen Kiev en el s. xi y Novgorod
desde el s. xn, muy influyente so­
bre todo desde finales del s. xiv y
en el s. xv. Otros puntos importan­
tes son Pskov, Vladimir-Susdal y
ftoer. Más adelante, en los ss. xv
y xvi, adquiere Moscú cada vez
mayor importancia. El especial inte­
rés de la pintura rusa reside en la
ordenación armónica y decorativa
de la superficie del cuadro; la línea
y el color son sus medios primarios
de representación: líneas precisas
de contorno y composición, de am­
plias curvaturas, ordenan las del­
gadas y planas figuras y los basti­
dores en un ritmo flexible y bidi-
mensional. Colores exquisitos, cla­
ros y transparentes llenan grandes
superficies y se complementan mu­
[176] Andrej Rublev, icono, principios
tuamente en armónica compensa­ del s. xv, Moscú, G alería Tretjakov. La
ción. Las composiciones son sere­ Santísim a Trinidad (simbolizada por tres
nas y fácilmente comprensibles; la ángeles en casa de Abraham en la flo­
resta de Mambré). Cim a del arte icónico
alta idealidad o el tipismo popular ruso, composición circular clásica, eurit­
de las figuras siempre tienen una mia lineal; colorido claro, delicado.
espontánea y viva fuerza expresiva.
En este lenguaje artístico se adop­ co, delicadamente equilibrado en sí
tan los elementos bizantinos del es­ mismo por su armonía de líneas,
tilo paleológico antiguo y tardío. colorido luminoso y lírica profun­
En su desarrollo tienen también didad de sentimientos, de manera
gran participación artistas griegos, que representan el punto culminan­
como el relevante pintor de frescos te del arte ruso de los iconos.
En la segunda mitad del s. xv nuevas formas que ya convierten
se inicia, con la disminución del totalmente el icono en objeto de
tamaño de los iconos, la predilec­ devoción, rebajando su nivel artís­
ción por las formas y colores pre tico. Estas formas, que se transm!
ciosistas y la relajación de la ten­ ten durante siglos, acabarán p0l¡
sión espiritual, una evolución hacia
ARTE DE LA EPOCA DE LAS
GRANDES INVASIONES
Si intentamos delimitar cronoló­ mentos, ya que hacia el fin del si­
gicamente la época de las grandes glo v i i i , la antigua costumbre ger­
invasiones g e r má n i c a s , podemos mánica de proveer a los muertos
considerar como su momento ini­ de armas, joyas y recipientes de
cial la irrupción de los hunos en comida y bebida se abandona, en
la región septentrional del Mar Ne- general bajo la influencia cristiana,
gr0} hacia el año 375 d. C. Este también en el reino franco; de este
acontecimiento histórico trajo como modo desaparece para nosotros la
consecuencia la extinción, surgi­ más importante fuente de conoci­
miento y nueva decadencia de toda mientos arqueológicos. Pero la pro­
una serie de reinos germánicos de ducción artística de la época de las
dentro y fuera de las fronteras del grandes invasiones y de la merovin-
Imperio romano, de los cuales sólo gia se agota, en términos genera­
subsistían al final del s. vi el reino les, en la ornamentación de los ob­
lombardo en Italia, el reino visi­ jetos de uso diario que el hombre
godo en España y, como única y la mujer apreciaban en vida; es­
creación estatal de la época con tos objetos han conservado para
proyección de futuro, el reino fran­ nosotros, los modernos—y especial­
co de los merovingios en el centro mente cuando se elaboraron para
y occidente de Europa. Al otro lado las capas sociales dirigentes— , las
de la costa del Mar del Norte se ha­ características, a veces de gran ca­
bían asentado, hacia el año 450', los lidad artística, del gusto específico
anglos, jutos y sajones en la que de esta época.
anteriormente había sido la Britan- El eminente investigador y ar­
nia romana. Sólo en el norte escan­ queólogo sueco Wilhem Holmq-
dinavo, apartado de las convulsio­ vist ha señalado que los germanos,
nes políticas occidentales del Con­ hasta que no entraron en contacto
tinente, se daba la continuidad ne­ duradero con las formas de vida
cesaria para permitir la aparición de ciudadana de la región mediterrá­
un arte germánico autónomo. Los nea, no tuvieron ni necesidad ni
distintos pueblos germánicos y ro­ posibilidades prácticas para el
mánicos, así como algunos extran­ desarrollo del arte mayor—la arqui­
jeros asentados entretanto en sus tectura, la escultura y la pintura— ;
fronteras orientales (ávaros, esla­ así se explica, por otro lado, que di­
vos), quedaron reunidos bajo el Im­ chos pueblos profundizasen en un
perio carolingio—herencia legítima género artístico propio: la ornamen­
del Imperio romano occidental— tación, y que alcanzasen en este te­
en una unidad que sentó las ba­ rreno las más altas cotas y los más
ses para el posterior desarrollo de sorprendentes resultados. Las esca­
Occidente. sas muestras de la escultura figura­
También se establece así el límite tiva en piedra, por ejemplo, de lo­
cronológico superior de la época. sas funerarias francesas y mojones
Esta delimitación está justificada de la región del Rin-Mosela, apa­
además por el número de monu­ recen de una manera aislada y sin
ninguna relación con otras mani­ metal, más numerosos. Si nos que-
festaciones artísticas (prescindiendo remos formar una idea de la crea­
de la dependencia iconográfica ge­ ción artística germánica de la época
neral del mundo de imágenes de la precarolingia, debemos recurrir al
Antigüedad clásica), sin posibilidad estudio pormenorizado, casi mono­
de enlaces estilísticos con el pasado gráfico, de la ornamentación en ob­
artístico, que no existía en absoluto jetos de metal.
en el dominio creativo propio, ni Antes de ocuparnos de estos ha­
con la s f o r m a s posteriores (por llazgos deben señalarse ciertas rec-

[177] Guarnición de la embocadura de tricciones, ya que la evolución de


una vaina de espada con dos entrelazados
zoomórficos simétricos del tercer estilo, l os , estilos artísticos de la Edad
de una tumba de jinete de G otlandia. M e­ Media occidental, hasta bien en­
diados del s. v ill. Estocolm o, Statens trada la época otónica (siglo x),
H istoriska Museum (Museo H istórico E s ­
tatal). «M ovimiento expresivo pantom í­ no está determinada únicamente
m ico» característico del epígono de los por la aportación de la unidad
estilos nordgermánicos de la época previ-
kinga. Creaciones fantásticas de la más cultural germano-románica. Que­
audaz fuerza intensiva (cf, dibujo [197]). da excluido de esta exposición el
rico arte decorativo de los pueblos
nómadas habitantes de las estepas,
ejemplo, las obras maestras de la quienes participaron reiteradamente
escultura cortesana en marfil de la en la historia occidental—bajo el
época carolingia). Así, pues, para el nombre general de hunos, ávaros y
estudio de la evolución estilística húngaros—como soberanos en la .
del arte germánico temprano se ha Rusia meridional y la cuenca de los
de prescindir por completo de es­ Cárpatos.
tos comienzos de escultura popular Es más lamentable todavía el te­
en piedra; algo más útiles, para ner que renunciar a describir la
nuestro enfoque, son los trabajos en evolución artística de las Islas Bfi-
tánicas de la época posromana, ya 'artística romana tardía, sin. cuyo
ue especialmente en Irlanda, sobre modelo no serían concebibles las
una base heredada de los celtas y manifestaciones que acabamos de
en estrecho y directo contacto con mencionar. El transcurso de la
los monasterios y el arte del Egip­ evolución estilística histórica se
to copto, se desarrolló, a partir del puede interpretar, por tanto, co­
siglo V, una industria artística, lue­ mo un proceso de elección, en
go centro de irradiación de un es­ parte arbitraria, y de transforma­
tilo cuyos testimonios— trabajos en ción paulatina de este caudal orna­
metal y pintura miniada en li­ mental extranjero según las propias
jaos—son enormemente originales inclinaciones, y como una especie de
y de gran calidad [229]. Se impu­ autoliberación del gusto artístico,
so rápidamente en Northumbria, propio y original, que conduce de
región dominada por las tendencias este modo a la formación de un
de la Antigüedad clásica tardía de arte germánico temprano en senti­
la misión romana, y en el norte de do estricto.
Britannia y llegó a una síntesis de Aun cuando los germanos vivie­
largo alcance en la creación figurati­ ron durante siglos en la frontera
va local; sus efectos en el s. vm no militar del Rin-Danubio, en perma­
sólo son muy marcados en el Con­ nente contacto, pacífico y bélico,
tinente [230], sino que se puede con -el Imperio romano, y conocie­
rastrear su influjo hasta Suecia ron algunos productos de la arte­
oriental. sanía romana (como mercancías,
Con respecto a Inglaterra meri­ botines de guerra o regalos), no
dional y oriental, si bien los anglo­ sufrieron influencias artísticas cla­
sajones participaron decisivamente ras, ni tan siquiera imitaron los
en la formación de los dos pri­ modelos romanos. Esta situación
meros estilos zoomórficos germá­ no cambió hasta el siglo iv, cuan­
nicos, en estrecha unión con el do la decoración del arte roma­
desarrollo sudescandinavo, es po­ no íardío había alcanzado ya tal
sible, sin embargo, limitarse, en la grado de transmutación ilusionista
observación de las principales co- que—según vemos hoy con toda
rríentes de la evolución estilística claridad, tras las trascendentales in­
occidental de la época de las gran­ vestigaciones de A. Riegl—era es­
des invasiones, al bloque germánico pecialmente característica en ella la
continental (incluida la parte meri­ paulatina desaparición y evanescen-
dional de la península escandinava), cia del fondo, sustituido ahora por
sobre todo porque en un breve es­ una decoración «pictórica», ilimita­
pacio, y únicamente a través de da hasta donde era posible. El fon­
unos pocos ejemplos, podemos exa­ do y el dibujo intercambian sus
minar los rasgos típicos e inconfun­ papeles y se sitúan uno junto a
dibles de este proceso. otro con iguales derechos en
En este marco, la producción ar­ un solo y mismo plano óptico-
tística ornamental germánica com­ ideal. El que estas tendencias an­
prendida entre el Mar del Norte y ticlásicas tomaran cuerpo en los
el Mar Negro se presenta, por de jóvenes pueblos germánicos, no
pronto, como manifiestamente de­ reside únicamente en su carencia de
pendiente, tanto técnica como esti­ antecedentes 'históricos, sino en
lística y temáticamente, de la Anti­ aquel rasgo de profunda «barbariza-
güedad tardía coetánea, como un ción» que determina un cambio en
legado o reflejo de la producción el gusto artístico.
¿Cómo se hizo realidad este nue­ liebres) parecen huir. El adorno
vo espíritu en la práctica de la en espiral que llena las superfi.
creación artística? A las manifes­ cies se usó en el s. v y fue adap­
taciones más típicas pertenecen tado a las formas decorativas pr0.
la decoración por entalladura y la pias, tanto por los germanos del
taracea alveolar en color; ambas Rin, de uno y otro lado de la dió­
cesis gala, como por los godos de
las provincias romanas del bajo Da­
nubio; los animales de los bordes
y las cabezas -mordientes de los
leones encontraron entre los germa­
nos del Rin la réplica que dio ori-
gen a la ornamentación zoomórfica
posterior en la parte septentrional
de Inglaterra y en el reino de los
francos. En trabajos de repujado
además, aunque de un modo ocasio­
nal, los germanos habían copia'do

[178] Broche de un cinturón, arte ro­


mano tardío, de hacia el año 400. H allaz­
go arqueológico de la región del Aisne
(Francia). St. Quentin, Musée Antoine-
Lécuyer. T ípica estilización de los anim a­
les de los bordes.

formas de ornamentación ejercerían


una influencia decisiva en el arte
menor de la época de las grandes
invasiones y en la merovingia. Ha­
blamos en primer lugar de la talla
por entalladura o cuña por ser la
[179] H ebilla en bronce del s. n . Bonn,
más cercana al centro de irradia­ Rheinisches Landesmuseum (Museo Regio-
ción originario de la temprana or­ nal Renano). Representación del dios del
namentación zoomórfica germana mar adorado por delfines, según el natura­
lism o ininterrumpido de la época romana
del Mar del Norte. Se trata, ge­ temprana.
neralmente, de ornamentos de cin­
turón creados en serie en el Im­
perio romano occidental con zar­ figuras decorativas de animales del
cillos espirales, rosetas o dibujos arte romano: tales casos, sin em­
angulares tallados con lima. Un bargo, son aislados y sin rele­
solo ejemplo de broche de cinturón vancia, pero quedan ya sentadas
bastará para ilustrar lo que venimos las bases para que tome forma |
diciendo [178]; el adorno impres­ esta particular disposición artística,-;',
cindible del borde lo constituye y los plateros del norte de Ger- .
una fauna de cuadrúpedos agazapa­ mania se sirven de la decoración 1
dos: la mayoría de ellos son pare­ zoomórfica romana con un auto­
jas de leones heráldicos que miran dominio tal que la aparición de
hacia adelante o hacia atrás, y ante una «voluntad artística» propia nos |
los que animales pequeños (quizá parece casi un proceso natural. Los 5
motivos naturalistas que ofrecía la buyó a que la antiquísima y rica
Antigüedad clásica, como el grupo experiencia de los artistas germáni­
preciosista de Neptuno y delfines cos se plasmase en esta obra, pri­
r 179]> se han transformado de ma­ meriza y ya sorprendente; es, desde
nera drástica en el broche de Jut- luego, indiscutible que la obra ger­
I,¡lidia [180]: sobre dos cuerpos re- mánica supera el modelo romano en
la captación de la cabeza, ideal y
abstracta, del pez.
En este broche las figuras de ani­
males están modeladas más o me­
nos claramente. En su progresiva
desintegración se desarrolla la pri­
mera fase, juvenilmente desinhibi­
da, del primer estilo zoomórfico
germánico. En la clásica fíbula sud-
escandinava [181] podemos seguir
todos los grados de la transforma­
ción estilística. Si las grandes cabe-

[180] Fragmento de un broche de plata


dorada de G alsted (Ju tland ia), finales del
s, v. Copenhague, Nationalmuseum (M u­
seo Nacional). Transform ación del trío an­
tiguo a una concepción propia: esqueleti-
zación de los cuerpos de los animales,
hipertrofia de sus distintas partes. Fase
temprana del primer estilo zoomórfico (ar­
te germánico del M ar del Norte).

torcidos casi con angustia sobre los


estrechos escalones se sostienen dos
esqueléticos cuadrúpedos con las
patas anteriores apoyadas en el bor­
de superior de la cabeza en forma
de fíbula que sirve de apoyo, a un [181] Fíb u la plateada de Vedstrup en
tiempo, a las monstruosas cabezas Seeland, principios del s. vi. Copenhague,
Museo nacional danés. Com posición típ i­
de amenazadoras fauces y al surti­ ca del primer estilo zoomórfico articulado
dor; las patas posteriores giran 180° con una pareja de cabezas de animales
sobre su eje; la trenza pende de mordientes, animales al margen y despie­
zado zoomorfo, extendido en superficie.
la nuca en tres madejas. El contac­
to con los motivos zoomórficos de
la Antigüedad clásica no dio lugar, zas «mordientes» y los animales de
según podemos comprobar aquí, a los bordes, que se arrastran apresu­
un desesperanzado intento de re­ radamente hacia el borde inferior,
producción puramente i mi t a t i v a , denotan aún sin dificultad los la­
sino que, por el contrario, contri­ zos con sus orígenes, la pareja de
animales que lleva la placa romboi­ cronológicas, debemos dirigir nues­
dal del pie es, sin embargo, de un tra atención a otro acontecimiento
tipo muy diferente: las dos figuras estilogénico, de importantes conse­
de animales, semejantes a saltamon­ cuencias: la adopción del trabajo
tes, con la cabeza hacia arriba y las polícromo de pedrería por parte de
patas puntiagudas dobladas en án­ la orfebrería del sur de la región
gulo, se ordenan alrededor de la germana.

[182] F íb u la de plata chapada en oro, de incrustación polícrom o (de origen pón-


de Szilágy-Somlyó (Rum ania), mediados tico): juego recíproco de tabiques alveo­
del s. iv. Budapest, Museo N acional H ún­ lares finamente curvados y denso mosaico
garo. Unión de elementos anteriores del de granate.
estilo polícromo con figura de león re­
pujada. Trabajo griego tardío de la región [184] F íb u la en forma de águila de oro
del Mar Negro para clientes germánicos. de una tumba o tesoro ostrogodo en Do-
magnano (San M arino), hacia el 500. Nu-
[183] Guarniciones de espada del rey remberg,. .Germ anisches Nationalmuseum
de los francos Childerico, realizadas en un (Museo Germánico N acional). Inclusión i
taller de la cuenca del Danubio o en la del mosaico alveolar abstracto en la fot."-'
corte real de Tournai (Bélgica) hacia 460- ma estilizadamente naturalista de una fí­
70. P arís, Cabinet des M édailles. Trabajo bula.

plantilla central. Sin embargo, el De los dos tipos importantes—la


grupo de estos dos animales no cu­ incrustación de granates en un mo­
bre totalmente la gran cabeza de la saico alveolar continuo, constituido
fíbula: una acumulación desorde­ por tiras de chapa metálica sóida- .
nada e imperfecta de animales, sin das verticalmente, y las guarnido. ¡
criterio de selección alguno y arran­ nes de pedrería (planas o abulta­
cados de cualquier contexto natu­ das) con las gemas distribuidas en ;
ral, rellena esta zona. las celdillas de formas diversas so­
Es muy significativo que semejan­ bre la placa basal— , el segundo de ¡
te decoración apenas pudiera ofre­ ellos tenía ya, según parece, el te­
cer puntos de apoyo para una evo­ rreno abonado desde la época hele­
lución posterior; pronto veremos nística en el arte ornamental anti­
que caminos abrieron los artesanos guo, mientras que el primero hizo
escandinavos para salir de esta si­ su entrada en la Antigüedad mas '
tuación. Pero antes, por razones tardíamente, quizá a través del
’ T oerio persa de los Sasánídas. forma de roseta; las simulaciones
Ambas técnicas fueron desarrolla- de las plumas del ave real son un
A s luego en los talleres de or- testimonio elocuente de la sustitu­
, . es_ya fuertemente influidos ción de las formas ordinarias por
los p ersas— de las antiguas los dibujos alveolares vidriados.
ciudades coloniales griegas del Mar Quizá las alas deberían tener un
Negro. Una idea de la maestría despliegue más airoso, a pesar de
alcanzada podría darla una fíbu­ que las fíbulas se usaban como
la de oro de Siebenbürgen (Transil- prendedores en los hombros; pero
vania) [182], cuyas zonas más lo que nos interesa es otro aspec­
marcadas muestran bandas conti­ to distinto. Parece que los antiguos
nuas de alvéolos junto a piedras motivos zoomórficos de las fíbulas
aisladas incrustadas, teniendo como de leones no dejaron huella en la
adorno ¡principal la cabeza de león creación artística germánica; por el
r e p u j a d a . Aunque enterrada origi­ contrario, las fíbulas de águilas,
nariamente como parte de un rico originarias seguramente del Próxi­
tesoro perteneciente a un rey o mo Oriente (Irán), se convirtieron
a una tribu germánica hacia el en la especialidad de los artistas
400 d. C. en la zona carpática godos. En estas diferentes actitudes
de Siebenbürgen, la excepcional pa­ ante los motivos extranjeros debe­
reja de fíbulas no deja lugar a du­ mos tener en cuenta la ancestral
das respecto a su origen tardío, tan­ predilección germánica por el ave
to por el realismo de la figura del celeste; por el contrario, el animal
león como por la ornamentación que del desierto era desconocido para
las circunda. Las piezas, aunque in­ el mundo nórdico. Por otra parte,
dican una manufactura extranjera, es muy posible que los primeros
tienen cierta forzada aproximación contactos de los artistas germánicos
al estilo de las fíbulas góticas. En con los trabajos de abultados re­
las demás obras de orfebrería se lieves propios del naturalismo,
nota la artesanía indígena mediante como los del león [182], no les
la progresiva tendencia a incrustar animaran a seguir ese estilo. Po­
..granates. siblemente las preferencias por
En el año 482, al morir Childe- los símbolos aquilinos frente a
rico, padre de Clodoveo y rey de los leoninos se deban también a
los francos, en su residencia de una situación 'histórica muy con­
Tournai, en el Escalda, fueron de­ creta: remontada la mitad del
positadas en su tumba las espa­ siglo iv, el reino godo póntico, ya
das usadas por él, cuyas guarni­ en la cumbre de su consolidación
ciones doradas tenían inscrustacio- política, comenzó a dejarse pene­
nes de granates en las empuñadu­ trar por las influencias formales de
ras y en las vainas [183], indica­ la Antigüedad tardía grecoiraní, y
tivas de un máximo refinamiento poco después se vería afectado por
policromado, tipo ruso meridional, la invasión de los hunos, que pro­
empleado por los maestros germa- vocó el hundimento y la paraliza­
ilpps* de la corte. Entre los más ción del desarrollo de la vida
bellos trabajos godos orientales de artística. Debido a esto, los tra­
la época de Teodorico destacan las bajos de repujado del arte jónico
dos fíbulas aquilinas [184], halla­ tardío no pudieron ser acogidos
das al sur de Rímini, agrupadas espontáneamente y transformados
armónicamente en torno al escudo según el sentir y el estilo de los
pectoral combado y engarzado en artesanos germánicos. Sólo cuando
bajo Teodorico tuvo lugar el apo­ (o quizá simplemente la renova
geo del poderío germánico, surgie­ ción) de un nuevo elemento: el en
ron en Italia las condiciones ade­ trelazado de varias líneas que se ex'
cuadas para que la orfebrería gó­ tienden en todas las direcciones'
tica alcanzase su esplendor. Sería Un ejemplo de esta nueva orien
interesante, por contraste con los tación lo tenemos en una fíbu¡'
modelos bárbaros (por ejemplo, los suntuaria noruega [185], qUe aj

[185] Gran fíbula de plata de Fonnas (Museo H istórico). Motivos zoomórficoí


Hedmark (Noruega), mediados del s. vi. nórdicos se unen con ornamentos medi.
Oslo, Colección de la Universidad de terráneos de nudos.
Oslo. Retorno al primer estilo zoomórfico
del norte alemán por la trasposición de [187] Broche plateado de vestido de
los anteriores restos de animales al entre­ Soest (W esfalia), hacia el 6D"0. Münster,
lazado de movimiento animal. Landesmuseum für Vor-und Frühgeschich!
te (Museo Regional de Prehistoria y Pro.
[186] Fíbula de plata alemánica de Heil- tohistoria). E l enfrentamiento de antiguos
bronn (Württemberg), segunda m itad del ornamentos zoomórficos nórdicos con
s . V I. Heilbronn, H istorisches Museum tivos de entrelazados de bandas, da 1
a zonas de adorno rellenas, sin claros."

informes pasadores de águilas, del canza ya una maestría barroca. De


conocido tesoro de oro de Petros- las cabezas, cuerpos y pies de ani­
sa, Rumania), discernir cómo los males separados del solidificado
maestros godos occidentales logra­ magma ha surgido un fluido juegc
ron, en el tránsito al siglo v, unifi­ semiplástico de líneas, cuya natu­
car el símbolo iraní del águila con raleza zoomórfica es indudable;
la citada técnica del «cloisonné» los motivos animalísticos eluden,
(fundición en celdillas) y el cultivo sin embargo, toda alusión direct^
de las formas. y en los mismos animales del bor­
La ornamentación zoomórfica de no está claro si se arrastran
germánica del norte llega así a hacia el chorro de agua o h,,,,<¿"
una situación límite, como vimos de él. (Sin duda también esta
al examinar la fíbula sudescandi- pone de manifiesto que la decor]
nava [181], y podemos decir que ción con animales camina hacia S!
la voluntad artística siguió el úni­ desaparición, si bien la pieza est|
co camino posible: la introducción mucho más elaborada que la pía»
i Ja cabeza que estudiamos más momentos. En la fíbula alemana
riba, con su apretado relleno de meridional [186], de forma conti­
arnprficies en un mosaico de nental corriente, se puede obser­
miembros zoomorfos [181]. A pe- var este entramado (rayado) en un
r ¿e ello, el estilo zoomórfico dibujo sumamente apretado y cla­
Srm ánico -^ o m o creación pro­ ramente identificable, no sin una
pia ele la época de las grandes cierta revuelta agitación, que per-

f 183] Yelmo de hierro revestido de s. vil. Bérgamo, Biblioteca Cívica. Inter­


■ Lrnnce del quinto buque-sepulcro de Vals- penetración de actitudes artísticas nórdi-
(¡arde (Suecia oriental), hacia el 650. Up- cas y mediterráneas.
psala, Universitetsmuseet (M useo Univer­
sita rio ). Primer intento de una ordenación
[190] Broche de plata de un vestido de
rítm ic a con utilización de motivos zoo-
la necrópolis de Nocera Umbra, provincia
m órficos. de Perugia (Italia), mediados del s. v n .
[189] Cruz de oro adornada con motivos Roma, Museo Nacional. Equilibrado re­
zoomprficos de Zanica, provincia de Bér- lleno' 'de superficies por composiciones
gamo (norte de Italia), comienzos del zoomórficas puramente simétricas.

invasiones— alcanza ahora su ma­ mite entrever aún la proximidad


yor desarrollo. Pero se trata de un de fuerzas motrices zoomórficas.
; fenómeno de tipo más general que Pero también el ornamento zoomór-
nos lleva a dirigir nuestra mirada fico de impronta escandinava fue
al Continente. originariamente ajeno a la fíbula
La ornamentación de entrelaza­ usual en el reino de los francos;
do, que acabamos de conocer como es ahora cuando comienza a pene­
elemento integrador, existía desde trar, al principio sobriamente, en
Antiguo en la región mediterránea piezas insulares importadas, de es­
: üriental y en diversos tipos de tilo duramente articulado, como, por
■■dibujo. ejemplo, en la fíbula sudescandi-
?' Penetró, a lo largo del siglo vi, nava [181], que también utilizaba
.por el camino del Ródano hasta el trenzado en bandas, libre y
| el interior de Francia, y sustituyó suelto, para estimular la fantasía
allí también a la decoración roma­ de los artistas continentales. El
na por entalladura y zarcillos, que proceso de penetración se puede
estaba viviendo ya sus últimos observar claramente en la bella
fíbula de plata de Soester [187]. el mismo enérgico dinamismo. T)
El estilo zoomórfico y el tejido un barco sepulcro de la noble^
de entrelazado están configurados rural de Uppland procede el yeltnQ
en el punto culminante de su en­ de hierro [188], cuyas chapas do-
frentamiento; parece que ambos radas reflejan un «caos» ornarnen
elementos se absorben y arrollan tal análogo al de las superficies
mutuamente, amenazan con jomper de fundición de la fíbula de Soes
su encierro y apuntan, desde lo ter. «En estos ritmos, vivament'
terrenal de su estrecha armazón singulares y cargados de energía el
formal, hacia la eternidad sin lí­ artista germano encuentra el
mites. El alcance de esta manifes­ guaje de líneas que más le gustj
tación queda suficientemente claro emplear, la expresión adecuada pa.

[191] Remate de brida (de caballo), en del segundo estilo zoomórfico continental '
oro y bronce, con cinco animales coloca­ de la zona prealpina alamano-borgoñona
dos en sentidos contrarios y mirando ha­ (abajo izquierda).
cia atrás, del buque-sepulcro x i i de Ven-
del. Uppland (Suecia), hacia 650. Estocol- [193] Adorno de cinturón en oro de !a
mo, Statens H istoriska Museum (Museo región de Estam bul, segunda mitad del
H istórico E statal). Transform ación del s. vil. So fía, M useo Arqueológico. Deco­
juego clásico de movimientos del segundo rado bizantino de palmetas de la ¿poca
estilo zoomórfico nórdico en formas de postjustinianea (abajo centro).
carácter vegetal. [194] Cruz chapada en oro de una tum>
[192] Dorso de una guarnición de un ba lom barda de guerrero de Stabio en
broche triangular de cinturón, de Wurm- Tesina, segunda mitad del s. vil. Zurich,
lingen, distrito de Tuttlingen (Württem- Suiza, Landesmuseum (Museo Regional),
berg), finales del s. v il. Stuttgart, Würt- Traducción a m otivos vegetales de la
tembergisches Landesmuseum (M useo R e­ palmeta bizantina en el segundo estilo
gional de Württemberg). Creación madura zoomórfico sudgermánico (abajo derecha),

por el hecho de que en el norte ra su propio anhelo de belleza..,;


lejano y en el centro de Suecia se trata siempre del mismo fenó­
—cuyas regiones próximas al lago meno: composiciones en ritmo ato-
Malar habían tomado la dirección nal y disgregado...» (W. Holmq*
política bajo los reyes de los vist).
Svear— domina también ahora El arte de la orfebrería de loí
I mbardos —en el que las corrien­ dos con el estilo zoomórfico escan­
tes ornamentales van a desembo- dinavo, de impronta más anti­
^ en una auténtica crisis— tes­ gua [181]; además debieron aña­
timonia, con toda claridad, el anun­ dir algunos rasgos estilísticos que
cio de una voluntad y de un es- tomaron de la cuenca del Danubio,
como, por ejemplo, las zonas de
zarcillos y ángulos.
En sus nuevos asentamientos, el
armónico ornamento mediterráneo
de entrelazado se desarrolla princi­
palmente como un juego perlado
(imitando filigranas), mientras que
como tercer elemento (de origen
franco-renano quizá) se introduce
el tejido zoomórfico de rayas. El
choque de estos elementos se, ex­
presa en la admirable cruz, de
oro [189] de la región de Bérga-
fl95 19^1 Detalle en bronce y oro de
mo: como lava hirviente se han
Vaina de espada del quinto buque- enredado bandas perladas con ca­
sepulcro de Valsgarde (Suecia oriental), bezas, garras con patas armadas de
hacia 700. U p p s a l a , Universitatsm useet
■Museo Universitario). Representación es­
uñas, sin principio ni fin y sin
tilad a, en estilo zoom órfico, de un ca- que se pueda identificar un «ani­
bailo erí medio de un fino tejido de líneas mal» completo. Sería erróneo ver
—claro, en el detalle aislado, difícilm ente en esta pieza la expresión del des­
descifrable como «ja u ría » corriendo o en­
trelazada. concierto en el arte, e incluso el
«ihundimento» de toda una fase es­
tilística (como en la placa de cabe­
zas germánicas temprana [181]), o,
por el contrario, sólo un capricho
del orfebre, que juega con todos los
elementos estilísticos; esta pieza
és la expresión de una profunda
crisis que tiene sus bases en una
actitud irracional, relacionada con
la «capacidad de abstracción y es­
piritualización» que parecía poner­
se de relieve —en estado aún ger­
minal— , en los comienzos de la
época de la soberanía de los fran­
cos. La creación artística lombarda
[197] Guarnición de embocadura de una debía lograr el paso de la época
vaina de espada con dos entrelazados que aparentemente tocaba a su fin
animales simétricos del tercer estilo, de
una tumba de jinete de G otland. D ibujo a un nuevo orden, cuyas fases apa­
del tipo que aparece en la figura [1 7 7 ]. recen reflejadas en la especialidad
ISfc-''’ tan atractiva de las cruces chapadas
tilo artístico comunes a todos los en oro, aunque se muestran más
pueblos germánicos. claramente en las fíbulas lombardas
Los lombardos, ya antes de su [190] clásicas. El caos originario
ocupación del norte de Italia (586), se ha depurado en un orden lleno
estaban perfectamente familiariza­ de sentido: en la cabeza y el pie de
la placa están incluidas simétrica­ enrollado, de lo cual ofrece urr
mente parejas entrelazadas de ani­ ejemplo la bien conservada contra
males en forma de S, por ejem­ hebilla [192], tanto en la zona’
plo, con cercos oculares angulosos,
picos largos, que muerden alrede­
dor del propio cuerpo, y patas
posteriores claramente reconocibles,
situadas sobre la cargada cabeza
inferior del animal. Pero el mayor
mérito no reside en la igualdad
total de las partes, sino en la con­
sonancia de la forma ornamental,
de herencia antigua, y en la nueva
configuración de superficies, es
decir, en las geniales soluciones
que se dan a distintos motivos.
A pesar de que este trabajo nos
deja insatisfechos porque echamos
en falta una «segunda mano» que
hubiera perfeccionado la obra (si
lo comparamos sobre todo con la
elegancia «cortesana» del broche
suntuario noruego [185]), aquí en
el sur, se ha alcanzado ciertamen­
te la cumbre del llamado segundo
estilo zoomórfico germánico, con
sus exigencias clásicas de formas
compositivas simétricas y la vuel­
ta a -la figura identificable del
animal.
Al otro lado de los Alpes, las
fundiciones de bronce cinceladas de
las guarniciones de cinturón [192],
representativas del círculo alamá-
nico-borgoñón, nos muestran con
toda claridad que los apretados
grupos en forma de S y de 8 fue­
ron sustituidos, según la necesi­ [198, 199] Detalle de la empuñadura de
dad, por motivos ornamentales que una espada, revestida de oro laminado por
ambos lados. Procedente de la tumba del
se desarrollan en forma ondulante príncipe noruego Snartemo (Vest-Agder),
e igualmente simétrica. Un maestro comienzos del s. vi. O slo, Colecciones de
de Uppland, de rica inventiva, la Universidad de O slo. A partir de la
im itación de medallas romanas tardías,
hizo un uso casi inagotable de unidos a elementos de la ornamentación
dicho movimiento ondulante en zoomórfica temprana nórdica, se desarro­
forma de zarcillos sobre la guar­ llan los inicios de la representación ger­
mánica de la figura humana. -¿M
nición de bridas [191] en relieve.
Subyacen auténticos modelos vege­
tales, especialmente cuando las pa­ interna enmarcada como en el ador- f
tas de animales están desflecadas no con animales del borde. El pa­
en dos parte o divididas en com­ pel preponderante del motivo dé
partimentos, con un único dedo palmetas en los comienzos de la. .
rfebrería bizantina es una prueba ordenado y rápido, en parte con
evidente de que este tipo de entre­ una evolución lenta y progresiva— ,
lazado, claramente extranjerizante, una serie de nuevos estilos con di­
sólo pudo ser acogido en el sur. versas tendencias evolutivas. De
Una muestra muy clara de su apli­ las guarniciones de vainas [177,
cación sobre adornos de correajes 195], procedentes, de tumbas de
prensados puede ser el pequeño jefes llenas de armas, el tipo más
cinturón [193], encontrado no le­ antiguo está representado por el
jos de Estambul, mientras que, de amplio contorno de una figura de
otro lado, la bella cruz chapada caballo briosamente galopante en
en oro de Stabio [194] ilustra muy medio de un caos de líneas, de afi­
b¡en el importante papel mediador ladas aristas, donde sólo la cabeza
¿e los lombardos. En los trifolios y las patas del animal están some­
^seccionados puede reconocerse el tidas al estilo zoomórfico y de me­
modelo directo de las patas emplu­ dias «palmetas que conocemos; des­
madas de animales del segundo vinculada del fondo de la imagen
estilo avanzado. Probablemente [196], la figura no sólo se inte­
tampoco el papel predominante del gra formal y completamente entre
entrelazado de bandas perladas se las fíbulas de pequeños caballos
extiende entonces a través del Con­ coetáneas del norte, sino que señala
tinente hasta Suecia oriental, sino también las conexiones del motivo
más tarde, por mediación de los equino con la creencia fuertemente
lombardos, con lo que desaparece arraigada en Odín y en el mundo
la textura rayada antigua enraizada de ultratumba. Asimismo, la deriva­
en el primer estilo zoomórfico del ción de motivos animales, relativa­
siglo VII. mente naturalistas, en abstracciones
Dejamos el reino continental de diversamente acentuadas constituye
los francos a comienzos del si­ una norma de las fases zoomórficas
glo vm, cuando la ornamentación del norte. Sólo por eso una pieza
zoomórfica, junto con la mayoría ornamental tan asensorial e incor­
de los demás géneros del arte de­ pórea como la guarnicón de embo­
corativo en metal, camina hacia su cadura de una vaina de espada
rápida disolución, quedando limi­ [177, 197] puede ser aún recono­
tada a entrelazados filamentosos cida como elemento histórico de la
en forma de 8; paralelamente, en' ornamentación zoomórfica germáni­
el reino lombardo llega a predomi­ ca antigua; Bernhard Salin (1861-
nar el gusto bizantino, con lo cual 1931), el prestigioso arqueólogo y
se acerca el fin de las últimas in­ estudioso sueco, identificó en la
fluencias de la ornamentación ger­ composición, de rica gradación co­
mana y, con ello, también el del es­ lorista^ dos parejas de animales
tilo zoomórfico. El norte germáni­ contrarios, con cabezas de serpien­
co se comporta de manera absolu­ tes y amenazadores tentáculos. En
tamente diferente. Aun cuando allí la «dilatación y contracción orgáni­
el segundo estilo zoomórfico [188, camente concebida de los cuerpos»
191] no mostraba rasgos esencial­ y en el «incesante dinamismo que
mente divergentes con respecto a impregna hasta las más finas rami­
las manifestaciones formales del ficaciones del entrelazado de los
sur, de ahora en adelante, sin em­ miembros» (v. Jenny), tenemos an­
bargo, se pone en marcha, en te la vista el elemento final y
Suecia y en la isla de Gotland el resultado de una larga cadena
—en parte con un desarrollo des­ de figuras animales decorativas de
los germanos nórdicos, que consti­ de la ornamentación vegetal y atlj_
tuye al mismo tiempo una culmi­ mal del Oriente sobre las distin­
nación en su especie. tas tendencias del arte carolingí0
Desde el estadio aquí alcanzado insular y continental, y se desarro­
está claro que para la creación llaron nuevas formas estilísticas
ornamental sólo estaba abierto el vikingas, conocidas según los nom­
bres de los más característicos y
famosos monumentos noruegos. De.
jamos a un lado la particular
evolución pagana escandinava, en
desarrollo'hasta el 1100, y damos
cuenta del arte figurativo de anti-
guos trabajos germánicos en metal
Uno de los hallazgos más ¿
teresantes y fecundos en la His-
toria del Arte de los últimos años
es haber visto con claridad cómo
el busto de perfil del emperador
en los medallones de oro de la
última etapa del arte romano, con
la diestra alzada en ademán de
estar pronunciando un discurso
produjo un vivo y profundo im­
pacto sobre la fuerza imaginativa
de los orfebres escandinavos a par­
tir del siglo iv. También está ico­
nográficamente condicionada - por
este gesto la salvaje pareja de hom­
bres agachados sobre la empuña-

[200, 201] Placa ornamental de oro con


jinete armado de lanza sobre enemigo c a í­
do y colaborador dem oníaco en la victoria
(cf. dibujo), tumba de Pliezhausen, d istri­
to de Tübingen, s. v il. Stuttgart, Würt- [202] Broche de cinturón en bronce de
tembergisches Landesmuseum (Museo R e­ Einville-au-Jard, D ep. Meurthe-et-Moselle
gional de Würtemberg). Form ación pro­ (Francia), s. vi. Nancy, Musée Historique
gresiva del arte figurativo nordgermánico Lorrain. P r i m e r o s intentos, inmaduro':
sobre los mismos fundamentos técnico-es­ aún, de apropiación del mundo iconográ­
tilístico s, con dependencia iconográfica fico cristiano, extraño por esencia. Se
permanente respecto a los modelos de la pueden observar ya los primeros indicios
Antigüedad clásica. de la formación de un estilo continental.

• m
camino hacia los «criptogramas» o dura de espada [198, 199] y" la
a los juegos de curvas fugitivas simbólica «atadura» quizá se ins­
e ingeniosas —en una especie de pire en los grupos de prisione­
Rococó prematuro— . En el si­ ros del arte triunfalista romano..
glo IX se dio un nuevo impulso a Rodeado de estas influencias se ma­
estas creaciones, gracias al influjo nifiesta con más fuerza el fondo
reativo propio, enraizado en el nea evolutiva germánica en la com­
stilo zoomórfico temprano, espe­ posición de las figuras, de gran fuer­
cialmente en el motivo de la trama za expresiva y con alto grado de
ricamente rayada del cabello; en autonomía. El foco de irradiación
j]a del mismo modo que en la de este reciente arte figurativo, que
trabazón de los brazos y las ma­ llega hasta gran parte del Conti­
nos, reside la expresividad particu­ nente, estaba, según parece, en las
lar ’de este grupo, que intenta plas­ mismas regiones orientales de Sue­
mar la fraternidad de sangre de cia, en las que floreció plenamen­
una manera adecuada para la espa­ te, al mismo tiempo, el segundo es­
da de pomo de oro de un señor tilo zoomórfico.
noble del sur de Noruega. Pero aún De los países mediterráneos cris­
existe una gran distancia entre tianos llegaron también al mundo
esta obra y el estilo libre y ma­ artístico germano narraciones de la
duro de la placa de chapa de oro Historia Sagrada. La escena de los
[200, 201]. También el guerrero magos [202] nos permite ver con
con lanza depende iconográfica- toda claridad la manera tan
mente de tipos antiguos, bien desafortunada en que tuvo lugar
del arte funerario militar o de los el encuentro con el caudal icono­
santos caballeros cristianos, lo que, gráfico extranjero, y cómo el ar­
por supuesto, no era obstáculo en tista germánico, para lograr ex­
absoluto para rellenar el esquema presar su intencionalidad, se aferra
extranjero con el credo relativo a a los motivos formales que conoce.
la lucha y la muerte de los adora­ La razón de esta confusión se ha
dores alamanes de Wotan. Respec­ de buscar probablemente en el
to a los modelos antiguos se ma­ mismo carácter de la materia, pues
nifiesta un progreso en la desvincu- el relato bíblico sancionado histó­
lación del grupo del fondo, en el ricamente no ofrecía posibilidad
estilo más seguro de las figuras y alguna de^ adaptación espiritual al
en los detalles de la indumenta­ pasado mítico propio, con lo que
ria, í. faltaban unas bases reales para la
m Pero no se sabe con certeza que traslación de este tema al lenguaje
peso tiene en estos logros el lu­ formal germánico. En tal sentido
gar donde se encontró la placa se puede constatar el ¡hecho de
(Alemania meridional), tan alejado que los pueblos escandinavos, que
artísticamente del norte, y hasta se mantuvieron en el paganismo
qué punto se debe considerar esta hasta muy entrada la Edad Me­
evolución como un producto ló­ dia, no muestran en su arte figu­
gico de los aproximadamente 150 rativo ni el menor eco del mundo
años comprendidos entre ambos iconográfico bíblico; sin embargo,
trabajos de repujado. Si se aña­ en algunos pueblos de Europa occi­
de a ello que esta figura de ji­ dental, como los francos y los bor-
nete (junto a escenas guerreras se­ goñones, abiertos ya desde antiguo
mejantes) se encuentra repetida al cristianismo, se puede encon­
casi idénticamente sobre varias cha­ trar un pequeño número de repre­
pas aplicadas como adorno de yel­ sentaciones bíblicas. Esta actitud
mo en tumbas de príncipes de abierta, que se diferencia de la co­
Uppland y aun en la tumba red rriente de tradición pagana [198
de Sutton Hoo anglo-oriental, po­ - 201], es la que crea en el norte
demos llegar a la conclusión de uno de los muchos talleres cris­
la progresiva afirmación de una lí­ tianos del Continente, y tiene una
importancia fundamental para el ARTE M EDIEVAL
enjuiciamiento de la situación his- TEMPRANO
tórico-artística de la época mero-
vingia. En el carácter puramente
episódico de este arte de figuras Para la mayoría de las épocas
pequeñas, de ámbito estrecho y de la Historia del Arte se utili^
ligado a la sociedad y a la raza, una terminología, que, aun a peSar
estriba la razón de que ni una de la ocasionalidad y arbitrariedad
ni otra posibilidad dejaran una de su origen, caracteriza, de una
huella decisiva en la sucesiva evo­ manera comprensible y acertada
lución artística. el período correspondiente, y a ve'
En esta exposición no nos de­ ces también lo localiza geográfica-
tendremos en el estudio de la «ar­ mente.
queología» germánica de la época La expresión arte medieval tem­
de las grandes invasiones, que nos prano (en alemán, frühmittelalter-
mostraría los diversos útiles do­ liche Kunst), cada vez más usada
mésticos de los pueblos germáni­ actualmente —y que sustituye al
cos, no siempre carentes, por otra término prerrománico, demasiado
parte, de valor artístico. También exclusivista—■, fija cronológicamen-
los recipientes de vidrio y barro, te una época: la alta Edad Media
y principalmente la bella cerámica que pertenece a las más oscuras, y
funeraria tienen, con las diferentes más difíciles de estudiar, en toda
variantes de siglos y'pueblos, su «es­ la Historia del Arte occidental. De
tilo» propio, que habría contribui­ este modo se hace mayor justicia al
do ciertamente a proporcionarnos cuadro contradictorio de una época
una imagen más amplia de la evo­ — desde el siglo viii hasta aproxi­
lución estilística; pero no podemos madamente el año 1000— que no
ocuparnos de ellos, ya que son fun­ es caipaz de crear un estilo de vaH-
damentalmente indicadores de la dez general, sino que más bien so­
diferente capacidad artística. Los as­ bre ‘los modelos- de la doble heren­
pectos más valiosos de este arte cia de la Antigüedad Clásica, de un
están acertadamente resumidos en lado, y del arte germánico del nor­
el juicio de un renombrado histo­ te de Europa de otro, sienta las
riador del arte: «Donde más im­ bases para el surgimiento de un nue­
presionantemente se manifestó su vo estilo: el arte cristiano de la
sentido formal creador fue en la Edad Media occidental. Fuertes im­
ornamentación dinámico-abstracta» pulsos políticos acentúan esta evo­
(E. Steingráber). Ya vimos cómo lución hasta el punto de que se
con la adopción de motivos zoo- puede hablar, no sin razón, de un
mórficos en la talla por cuña ro­ arte carolingio y de un arte ontónico
mana tardía comenzó el proceso de dentro del arte medieval tem­
transformación de las figuras y, con prano.
ello, se sentaron las bases para la
■ r M
futura ornamentación zoomórfica
germánica. Y ni siquiera la propia [2 03] San Lucas Evangelista,
•>í¡i
del llama­
imagen humana, extraída en diver­ do «evangeliario de A da», hacia el 800,
Tréveris, Stadtbibliothek (Biblioteca Mu­
sas ocasiones de la extensa reserva nicipal). Según el modelo de retratos de
de tipos de la Antigüedad clásica autores de la Antigüedad clásica tardía,
tardía, se libró de estar determina­ el evangelista está entronizado en un ni­
cho enmarcado por columnas. La concep­
da por las mismas rígidas leyes es­ ción espacial y corporal de los paramen­
tilísticas. tos está transpuesta a lo planolineal. ;
Con Carlomagno comienza una miniada de libros. Junto a las f0r
nueva etapa en la historia de Eu­ mas ornamentales de la pintura mi'
ropa: la Edad Media y el Occi­ niada, ya muy desarrollada, trans'
dente cristiano. El emperador no mitida por los monjes misioneros'
sólo extiende enormemente la re­ se encuentra la forma pictórica’
gión de dominio de los francos, marcadamente ilusionista, toma^
sino que, además, crea, con la reno­ de los antecedentes paleocristianos
vación del «Imperium», unas nue­ y bizantinos. En alguna ocasión se
vas directrices políticas y espiritua­ unen estas diferentes tendencias
les. La coronación del emperador en pero nunca se liega a una trans-’
Roma en el año 800 confirma la formación definitiva, de modo qUe
pretensión del nuevo reino de ser todos los intentos tienen siem­
el sucesor legítimo del Imperio pre un carácter provisional. Ni los
romano y, por otra parte, testi­ formas estilísticas del arte germá-
monia la unidad de dicho reino con nico primitivo, ni el «renacimiento»
la Iglesia y el papa. El mismo em­ consciente de la Antigüedad clá­
perador es consciente de esta con­ sica —cuyo espíritu no se entendía
tinuidad, y de que con él comienza ya— pueden adaptarse plenamen­
una nueva época. Junto a la tradi­ te a los nuevos temas cristianos
ción artística de la Antigüedad clá­ El esfuerzo de Carlomagno poj
sica y paleocristiana —cuya huella homogeneizar las formas artísticas
se puede detectar en todas par­ de los pueblos germánicos no pudo
tes, tanto en la arquitectura como tener éxito en su tiempo, pero
en la escultura y la pintura— apa­ como más adelante veremos, sentó
rece con gran fuerza la tradición las bases para su consecución pos­
germánica del nuevo Imperio. Tam­ terior. Las producciones más int
bién el arte muestra la unidad de portantes del arte carolingio se en­
la Iglesia y el Imperio; es, por cuentran en el dominio de la ar­
tanto, principalmente, cortesano y quitectura. Se erigen los , primeros
eclesiástico. Promotores de su des­ edificios monumentales en piedra
arrollo son el emperador y sus sa­ al norte de los Alpes: extensos
bios consejeros, pero sobre todo palacios imperiales —según el mo­
los monasterios benedictinos, en­ delo romano— , edificios centrales
tonces florecientes o recién funda­ y basílicas estrechamente vincula­
dos, que poco a poco se van a ir das a las construcciones paleotris-
convirtiendo en centros culturales tianas. Se buscan soluciones nue­
independientes. vas que tendrán proyección en el
La Iglesia cristiana une el Oc­ futuro, como, por ejemplo, la obra
cidente por encima de las fronte­ oeste («Westwerk»), la enorme fa­
ras de los diversos reinos europeos, chada occidental de las iglesias,
y en este sentido la cultura caro- Las obras de la pintura miniada y
lingia es universal y supranacional. las tallas en marfil están, por el
Esta comunidad cultural del Occi­ contrario, dentro de su gran cali­
dente cristiano cultiva abiertamen­ dad, muy ligadas a los modelos an-.,
te un vivo y activo intercambio teriores. Pero precisamente con esté
de ideas a través de extensas re­ intento de apropiarse el estilo an­
giones, y así se llega a lo que hoy tiguo se pone en marcha la libe­
consideramos lo más característico ración de la figura humana dé las
del arte carolingio: la multiplici­ trabas ornamentales, tan caracterís­
dad de sus facetas, que se refleja ticas del norte. Las tendencias del
con especial claridad en la pintura del arte carolingio permanecen ac*
■vaS después de la muerte del em­ el gobierno de los emperadores sa­
igrad or y Ia división del Impe­ jones un momento de gran esplen­
rto (843 )> Pero decaen notablemen­ dor no equiparable al resto del arte
te en monumentalidad y calidad, occidental contemporáneo. Se recu­
tjasta entrado el siglo x, las incur­ rre, una vez más, a modelos de la
siones de árabes, húngaros y nor­ Antigüedad posclásica, bizantinos y
mandos conmocionan el Occidente. carolingios, pero ahora aparece ya
Sólo la casa real de Sajonia logró más claramente un principio gene­
estabilizar la situación: a mediados ral que unifica todas estas influen­
del siglo la idea imperial de Carlo- cias en un estilo homogéneo. Las
magno fue recogida de nuevo por ■las iglesias cobran, en general, ma­
@tón I d Grande (936-973) y sus yores dimensiones, la articulación
sucesores. También el Imperio de los espacios interiores se ajusta
germánico de los Otones aspira a a un evidente orden rítmico y
ser universal y declara su unidad aparece una sistematización del
con la Iglesia. Pero su centro de conjunto arquitectónico, de gran
gravedad se encuentra claramente influencia en el futuro. En la pin­
en el ámbito alemán, pues la par­ tura de libros, de gran calidad,
te occidental del antiguo Imperio los distintos modelos han sido
carolingio —la que después sería adaptados totalmente a un lenguaje
Francia—, camina cada vez más por formal de aristocrática dignidad y
vías propias después de la des­ estilizada trascendencia. Una obra
membración. Se perciben con ma­ tan extraordinaria como la puerta
yor fuerza desarrollos nacionales de bronce de la catedral de Hildes-
autónomos e incluso se manifies­ heim constituye con su represen­
tan las primeras diferencias entre tación de la figura humana un
Jas distintas regiones históricas, «nuevo comienzo en la conquista
como, por ejemplo, las de los di­ de la figura humana» (H. Jantzen).
ferentes pueblos germánicos o los El paso al milenio siguiente cons­
distintos centros culturales en tituye un principio y un fin a un
Francia. En el siglo x, y a partir mismo tiempo: fin de la alta Edad
de la reforma cluniacense de la Media.
orden de los benedictinos, inicia­ —a la que no podemos fijar lí­
da en Borgoña, aparecen en esta mites estilísticos concretos dada su
región francesa nuevas tendencias configuración tan cambiante aún,
en la construcción de iglesias. formada sólo por tanteos— y prin­
Igualmente, a ambos lados de los cipio del arte románico, cuyas ten­
Pirineos, se1 desarrollan nuevas dencias comienzan ya a perfilarse.
ideas arquitectónicas, si bien en
este sentido tiene mayor importan­ ARQUITECTURA
cia el comienzo de la escultura mo­ La tarea más importante que
numental, ligada al nuevo tipo de lleva a cabo la arquitectura occi­
construcción. Frente a tal exube­
dental'desde la expansión del Cris­
rancia artística, Italia y el norte de tianismo es, durante muchos siglos,
Europa, con Inglaterra, Irlanda y la construcción de iglesias. Ya en
Jos países escandinavos, son menos la época precarolingia se habían
.fecundos: si se prescinde de la definido los tipos esenciales: igle­
pintura anglosajona, estos países sias episcopales, iglesias monacales
^apenas dejan huella en el panora­ con sus edificaciones correspon­
ma artístico de finales del milenio. dientes, iglesias de peregrinación,
H El arte alemán experimenta bajo baptisteriales o sepulcrales. Las raí­
ces de todas estas variantes se ha­ gran, consagrada en el año
llaban en la región mediterránea, es un edificio central, pertenecí
pero pronto se introducen ya ciertas te, por tanto, al tipo frecuentemeS'
transformaciones. El número de te empleado ya en la época
monumentos procedentes de la ac­ leocristiana, según modelos a¿?'
tividad constructiva precarolingia es guos, como iglesias bautismales l
reducido y para su enjuiciámiento sepulcrales. Estaba originariamente
nos hemos de remitir a res­ dentro del gran complejo de ed
tos, generalmente exiguos, y a re­ ficaciones del palacio y comunh
construcciones. Algunas construccio­ ba con una gran sala por medio
nes del norte de Ja España visigoda, de columnatas de casi 120 m j
de Francia, Alemania, Irlanda e In­ longitud. Es posible que en el atr^
glaterra nos dan una idea aproxi­ rodeado de columnas hubiera un°
mada de esta etapa temprana. La estatua ecuestre de Teodorico, pro!
tradición local ya existente,, con la cedente de Rávena, probablemente
que enlaza la arquitectura carolingia para marcar la relación con el etn
en algunos aspectos, es difícil de perador. También muchas columna'
captar sólo a través de estos escasos tas de la misma capilla [204] son
elementos. La influencia de la An­ de origen italiano, y por ello no nos
tigüedad posclásica y paleocristia- sorprende tampoco que el arquitec-
na, por el contrario, se percibe con to, Otón de Netz, cuyo nombre se
evidencia e incluso de una manera nos ha transmitido, se inspirase
directa en las construcciones que q u iz á en una obra italiana. Su mo*

[204-205] Capilla Palatina de Carlomag-


no en Aquisgrán, consagrada en el 805.
Vista interior y planta. E dificio central
con galerías altas según modelo italo-bi-
zantino (San Vital en Rávena) [1 4 7 ], aun­
que más macizo y sólido. Transición del
octógono interno al exadecágono del cu­
brimiento externo por la alternancia de
tramos de bóveda triangulares y cuadran­
g la r e s en la galería circundante.

surgieron en estrecha dependencia delo fue probablemente la iglesia


de Carlomagno: la Capilla Palati­ de San Vital de Rávena [147], un
na de Aquisgrán, las iglesias fun­ edificio de origen bizantino. En la
dadas por el emperador o los mo­ comparación de ambos recintos in*.
nasterios cuya construcción fomen­ teriores se manifiestan, a pesar de
tó. La Capilla Palatina de Aquis- todas las semejanzas, dos concepcio
espaciales contrapuestas: si las de todos modos uno de los testi­
JieSiras del octógono central en monios mejor conservados y de
f yitd se adentran en la galería más calidad de la arquitectura ca-
dan al recinto una flotante li- rolingia, y un modelo al que se re­
y reza> en Aquisgrán forma el zó- currió continuamente en los siglos
lo un pesado piso inferior me- posteriores.
C
y te recios pilares que sostienen Un tipo completamente diferen­
na galería alta> reservada ai em’ te de edificio central lo constituye
perador y su corte.^ En lugar de la iglesia de Germigny-des-Prés, en
f hemiciclos de Ravena, que di- Orleáns. Su fundador, el obispo
fuminan el espacio, las arcadas que Teodulfo de Orleáns, que perte­
aauí van de pilar a pilar en tra­ necía al círculo más íntimo de la
yectoria rectilínea separan el es­ corte imperial, procedía de la Es­
pacio central clara y distintamente paña visigótica, con lo cual se pue­
de la galería, circundante. Los de­ den aclarar quizá ciertas particu­
talles son de una elegancia y per­ laridades de esta obra, consagra­
fección hasta entonces desconoci­ da en el 806. La iglesia, de la que
das en el norte, y también la plan­ ahora sólo se conserva una desafor­
ta [205] muestra un enriqueci­ tunada reconstrucción del s. xix,
miento sumamente refinado en la muestra la planta bizantina en for­
transición del octógono central al ma de cruz griega inscrita en un
endecágono del cubrimiento ex­ cuadrado [206]. Tres lados del re­
terno. El efecto espacial está do­ cinto se abren respectivamente en
[206-207] Iglesia de Germigny-des-Prés
en O rleáns, consagrada el 806. Planta y
vista exterior. Com posición escalonada de
ábsides, recintos laterales y brazos de
crucero, que culminan en la alta cúpula
central en forma de torre. Planta con
cruz griega inscrita y recintos laterales
cuadrados según modelo bizantino; los
ábsides, en parte, con la forma de herra­
dura visigótica.

minado, sin embargo, por una rí­ grandes ábsides, mientras que el
gida verticalidad y enérgica monu- cuarto — orientado al este— da lu­
italidad. Se ha perdido, natu­ gar a tres pequeños ábsides. Todos
ralmente, la ornamentación que lle­ ellos tienen forma de herradura, al
vaba originariamente en su inte- igual que los arcos que subdividen
.rior, pero la Capilla Palatina es y articulan el espacio interior; di­
cha forma se debe, sin duda, a cursoras a su vez de nuevos f
la procedencia gótico-occidental del arquitectónicos. La estructura 4 *
obispo fundador. La ornamentación, las primeras basílicas, constn ,;/ 6
originariamente rica en estucos, se bajo el patrocinio del emoei-^ ■
ha conservado sólo muy fragmen­ sólo se puede deducir de exr ■
tariamente. La estructura de los ciones y fuentes diversas. St jy
diferentes compartimentos, del edi­
ficio es asimismo bizantina y tiene
una dirección ascendente hacia la
cúpula central, que se trasluce cla­
ramente también en la estructura
exterior [207].
Más importante, y con una ma­
yor repercusión posterior, concre­
tamente en la construcción monu­
mental de la iglesia en el Occiden-

[208] Iglesia del monasterio de St. Ri- [209] Obra oeste del monasterio d e __
quier en Centula de Abbeville, concluida vey (873-85) (los pisos superiores abiertos
en 799. Reconstrucción. En oposición al al cuerno medio y las torres fueron añadi­
exterior carente de adornos de la basílica dos posteriormente en el s. xii). L a s dos
paleocristiana y su clara direccionalidad torres cuadradas de los flancos están fun.
de oeste a este, aquí se acentúan clara­ didas con el cuerpo medio en un poderoso
mente ambos extremos del edificio con bloque, con carácter de fortaleza.
grupos arquitectónicos equivalentes, que IÜH
destacan mucho por su altura. E l frente ... 7
! .

de entrada está edificado como «obra oes­ nis, en París (comenzada en el


te», una iglesia de varias plantas en forma 760), y Fulda (comenzada en el
de torre, con altar propio en la capilla 802), eran basílicas con transepto
del primer piso.
de cubierta plana, según el modelo
de San Pedro de Roma. La iglesia
te, es el tipo de basílica. Es cierto, del monasterio de Centula, en Nor­
por otra parte, que el principio mandía, que mandó levantar An-
arquitectónico del edificio central, gilberto, yerno de Carlomagno, de
con su tendencia al escalonamiento 790 a, 799, muestra, por el con­
vertical de los volúmenes de los trario, una concepción nueva. Se
muros, resultó también fecundo en puede reconstruir dicho edificio con
el esquema de la basílica, pero am­ relativa exactitud por medio de gra­
bos principios se unen, en algunas bados antiguos, realizados según ün
ocasiones, en nuevas formas, pre­ dibujo del s. x i i y basándose en
i eos e informes d e la época, planta baja una antesala aboveda­
reconstrucción [ 2 0 8 ] muestra da, en la que se hallaba la pila
al crucero orien tal se anteponía bautismal, y encima una capilla
similar en el o este y abierta hacia la nave central, con
ambos grupos se correspondían un altar. Esta capilla no sólo servía
simétricamente con sus dos como parroquia —más tarde esta-

Plano del monasterio de San G all, rá frecuentemente consagrada a


el 820; según el dibujo original so-
. San G all, Stiftbibliothek San Miguel—, sino que, además,
del m onasterio). En la planta * estaba reservada al emperador
, con la prolongación del coro cuando asistía a las funciones li­
la cruz paleocristiana en forma
se ha transformado en cruz latina.
túrgicas durante sus visitas al mo­
, un coro opuesto, rodeado de un nasterio. La nave longitudinal, no
semicircular. En torno al claustro, abovedada, estaba provista de un
se agrupan las habitaciones de los armazón de techumbre probable­
Numerosas edificaciones más (es-
hospitales, centros artesanos y mente abierta, tal como se daba,
). Unidad espiritual y económica junto a la cubierta plana, en la ma­
del monasterio m edieval. yoría de las grandes basílicas ca-
rolingias. Este cuerpo del edificio,
torres de escalera en los flancos integrado por bloques enormes, su­
y la gran torre central. Sólo el pera con mucho los presuntos mo­
ábside oriental indica la orienta- delos de la región mediterránea
don del edificio de oeste a este. [136], y durante siglos permanece,
La edificación occidental podría en Alemania especialmente, como
ser uno de los ejemplos de la modélico. La iglesia del monasterio
obra oeste, tan típica de la arqui­ de Corvey puede proporcionar, con
tectura carolingia. Tenía en la su bien conservada obra oeste caro-
lingia (873-875) [209], una idea orientales, un segundo coro Con
de los modelos originarios perdi­ atrio de forma semicircular y
dos. La parte central fue levantada torres redondas. El restante pla!
hacia el 1150 con los dos pisos del monasterio muestra el conjUri
abiertos, de manera que la apa­ to general de las dependencias des­
riencia originaria del cuerpo inser­ tinadas a la vida monacal. Además
tado entre las dos torres experimen­
tó algún cambio. En el interior, so­
bre el vestíbulo, está la capilla
bautismal, a la vez capilla de San
Miguel y palco de la casa real.
Cuando el abad de San Gall qui­
so reconstruir su monasterio ha­
cia el 820, recibió, enviado por un
obispo próximo al círculo del em­
perador, un «exemplum», es de­
cir, un plano ideal de la distribu­
ción que había de tener un mo­
nasterio benedictino. Este proyec­
to original, dibujado sobre perga­
mino [210], se conserva aún hoy

[211] Pórtico del monasterio de Lorsch,


hacia el 770. Antepuesto probablemente
como sala real y de recepción ante la pri­ [212 - 213] Iglesia visigoda de San Pe­
m itiva iglesia m onasterial. Acceso al pri­ dro de la N ave, en Zamora, s. viil. En ia
mer piso por torres semicirculares de es­ vista exterior son claramente perceptibles
caleras. En la ornamentación de la fa­ la sección basilical y la forma de cruz la­
chada, transformación de motivos antiguos tina. Sobre la intersección de los brazos
mediante una concepción plano-decorativa. de la cruz se alza la torre de crucero, El
interior produce el efecto espacial de una
fosa en la nave central, con bóveda de ca­
y nos proporciona valiosas infor­ los ñón. Arcadas con arcos de herradura. En
capiteles, primeras muestras de orna­
maciones, aunque no totalmente mentación figurativa. ||9
interpretables. Particularmente no­
table es la planta de la iglesia, se señala en la distribución la lia-
que prevee claramente en el oes­ mana clausura, el recinto interior :
te, como contrapeso de las partes del monasterio reservado exclusiva-
ente a l ° s m onÍes> form a básica del arte clásico grecorromano— re­
^jiorm ativa para todo el resto de cuerda todavía a las formas germá­
L Edad Media. nicas de las construcciones en ma­
Ninguna de estas instalaciones dera. El dibujo del alicatado con­
monacales se ha conservado. Tes­ fiere a toda la fachada una apa­
timonio único de tales edificacio- riencia suave, sin plasticidad algu­
na, que está en relación sobre
todo con ciertas tendencias de la
pintura miniada de la misma épo­
ca. De la época de la arquitectu­
ra carolingia tardía, ya no muy
fecunda, puede citarse la iglesia
de San Jorge, en Oberzell, en la
isla Reichenau, donde se había for­
mado un centro monacal, que, sin
embargo, no alcanzó propiamente
su esplendor hasta la época otó-
nica. Aun cuando a este peque­
ño edificio le falta monumentali-
dad, puede proporcionar en su
nave central del s. ix la impresión
de un interior carolingio [214].
Esta nave con sus arquerías está
iluminada por pequeñas ventanas
de arco de medio punto en el
[214] I g le s ia de San Jorge en Reiche-
nau-Oberzell, comenzada^ a finales del si­
glo IX. La ornamentación de frescos, de
finales del s. x. Coro gótico. A pesar de
posteriores transformaciones se ha conser­
vado la impresión espacial de una senci­
lla basílica carolingia: arcadas sencillas de
columnas, muros de apariencia lam inar.
Todas las naves con cubierta plana. La d i­
rección está marcada hacia el coro.

ríes, en parte muy característico, es


el pórtico del monasterio de Lorsch
(hacia el 770), que presenta aún ca­
si completamente su aspecto ori­
ginal [211]. La construcción, con
su puerta de tres arcos y la sala
superpuesta, se remonta probable­
mente a una edificación análoga a [215] Mezquita de Córdoba, comenzada
en el 786. Un bosque de columnas for­
la antigua iglesia de San Pedro en mando arcadas dobles crea una estructura
Rorna. Aun cuando la composi­ espacial diluida sin dirección alguna, sin
ción de la planta baja, con sus lím ites definidos.
arcadas entre semicolumnas y los
estilizados capiteles clásicos, refle­ clerestorio (su importante orna­
ja con mayor fuerza la influencia mento de frescos pertenece, sin
del arte clásico romano, la compo­ embargo, al s. x). Tiene cubierta
sición de la planta superior, con plana, como las naves laterales. El
sus delicadas pilastras y la recta coro, hoy gótico, se eleva sobre
fachada —a pesar de los detalles una cripta del s. ix, también parte
importante del edificio y que se crucería, e incluso de toda la nave
encuentra en numerosas iglesias longitudinal a base de un solo1
carolingias. En estos corredores y cañón.
estancias subterráneas, en princi­ Un ejemplo relativamente bien
pio aún pequeñas, se guardaban conservado lo ofrece la pequeña
reliquias o restos de santos y dig­ basílica cruciforme de San Pedro
natarios eclesiásticos. Más tarde, es­ de la Nave (s. vm ), en Zamo­
pecialmente en la época románi­ ra [212]. Los muros del exterior
ca, las criptas se construyen como están constituidos por grandes si-
iglesias subterráneas, de tipo regu­ llares y en la intersección de las
lar, cuya disposición influirá luego naves longitudinal y transversal se
en la planta general del coro [253]. eleva la llamada «torre del cruce­
ro», antes cupulada, motivo origi­
nal de la arquitectura bizantina
que también tuvo acogida en el
norte [208]. En el interior [213]
la nave central con bóveda de ca­
ñón está separada, por pesados
volúmenes murales, de las naves
laterales. Las arquerías muestran
la típica forma visigótica del arco
de herradura, que apareció en la
arquitectura carolingia en la cita­
da iglesia del obispo Teodulfo en
Germigny-des-Prés [207]. Esta for­
[216] Iglesia en Greenstead (Essex),
1013. Construcción anglosajona en made­ ma se convierte en el signo del
ra de troncos de roble hendidos, dispues­ Islam que, desde la conquista de
tos verticalmente unos junto a otros. la Península Ibérica por los árabes
a principios del s. vm , caracterizó
La arquitectura ajena al Impe­ durante muchos siglos el arte y la
rio carolingio no muestra ni la cultura españoles. De la estrecha
monumentalidad ni la riqueza de vecindad cristiano-árabe surge un
estas formas: le falta el poder cen­ estilo mixto, a comienzos de la"
tral, promotor y dirigente. Pero Edad Media, llamado «mozárabe»
precisamente por eso se dan las y que abarca las manifestaciones
condiciones para que se desarrollen artísticas de los cristianos en las
las tradiciones propias. Así se ha regiones dominadas por el Islam,
conservado en el norte de Es­ Las tendencias de la arquitectura1
paña, en Asturias, una serie de árabe, altamente desarrollada, que
construcciones basadas en las pri­ se convierten ahora en modélicas
meras iglesias de los visigodos allí para la mayor parte de España, se
asentados y cristianizados desde fi­ reconocen con especial claridad en
nales dei s. vi. la Mezquita de Córdoba [215], co­
La técnica de construcción en menzada hacia el 786: en contra­
piedra de los visigodos, desarrolla­ posición a la modelación y acen­
da y perfeccionada bajo la influen­ tuación plásticas del edificio ini-.
cia de la Antigüedad clásica, posi­ ciadas en el norte, en dicha mezqui­
bilita el abovedarniento de partes ta el espacio está integrado por una
importantes de la iglesia, como el forma básica que se puede repetir
coro y las alas del crucero, por me­ indefinidamente. Es característica
dio de bóvedas de cañón y de la falta de una orientación determi­
nada en esta conÍunción espacial, bablemente no carecen de par­
d e sa r r o lla d a en tocias direcciones y ticipación en este desarrollo una
articulada sólo por la multiplicidad serie de necesidades surgidas du­
de arcos y columnas. rante este intervalo de tiempo en
Si bien podemos detectar en la construcción de iglesias: el cre­
España, dada su tradición visigóti­ cimiento de las comunidades cris-
ca y sus estrechas relaciones con
eJ Islam, una evolución y un estilo
originales y autónomos, Italia, por
el contrario —siglos antes uno de
jos países en que se originó el arte
cristiano— no sufre alteraciones
esenciales, hasta el umbral mismo
¿el Románico, en los tipos arqui­
tectónicos paleocristianos. Los nue­
vos elementos que introdujeron en
el país los astrogodos y los lom­
bardos apenas dejaron huella en el
cuadro de evolución del arte del
primer milenio.
En el Occidente nórdico, en In­
glaterra e Irlanda, la construcción
¿e iglesias se mantiene, en la épo­
ca medieval temprana, dentro de
límites modestos. Tiende a los re­
cintos estrechos, alargados y de
una sola nave. La forma germáni­
ca de construcción en madera pa­
rece estar vigente durante mucho
tiempo aún junto a la de piedra
(iglesia de Greenstead, 1013 [216])
e incluso influye sobre ésta: la
;'. bien conservada torre occidental de
la iglesia Earl Barton (s. x-xi) [217]
muestra un típico trasplante de
formas de la construcción en ma­
dera al «entramado en piedra». [217] Torre occidental de la iglesia de
Earl Barton, hacia el año 1000. Formas de
Aun cuando la arquitectura del entramado transferidas a la piedra como
s, x y principios del xi, es decir, articulación y adorno de los pisos de la
la de la época inmediatamente an­ torre.
terior a la románica, se caracteriza [218] Planta del monasterio de Cluny
principalmente por el desarrollo de (segunda edificación), consagrado en 981.
Coro escalonado borgoñón. Por la grada­
particularidades nacionales y regio­ ción de la parte oriental se ganan más
nales, se puede comprobar, sin em­ recintos para altares. Ensam blaje con la
bargo, casi en todas partes, a pe­ nave mayor por prolongación de las naves
sar de la gran diversidad de formas laterales en el coro.
c odeas existentes, una preocupa­
ción por un orden o estilo más tianas requiere mayor espacio para
general. Las condiciones para la los fieles, por lo que se ha de
formación de un auténtico «esti­ ampliar el cuerpo longitudinal de
lo» apuntan por todas partes. Pro­ la iglesia. Para la configuración
del coro hay que atender no sólo Partiendo del monasterio matriz de
al aumento del clero y al cambio Cluny, irrumpe pronto la nueva
de las rúblicas litúrgicas, sino orden en los otros reinos francos
también a las grandes muchedum­ en España, en el norte de Italia v'
bres de peregrinos, a las que se en el s. xi, también en Alemania’
debe posibilitar la veneración de De este modo transmitió, más
las reliquias, guardadas hasta , en­
tonces generalmente en la peque­
ña cripta.
La reforma cluniacense de la
orden benedictina, que se originó
en Borgoña, y cuya influencia es
patente ya desde comienzos del
s. x, tuvo gran importancia tam­
bién para las nuevas soluciones del
coro. En la arquitectura otó'nica
alemana se crean significativas con­
diciones para la sistematización de
la totalidad del edificio. En cam­
bio, son más insignificantes las
aportaciones de Italia, cuyo extre­
mo meridional se ve desgarrado
por las luchas entre bizantinos,
árabes y normandos, triunfando
finalmente estos últimos. Unica­
mente en el norte, en Lombardía,
podemos observar, junto a influ­
jos franceses y alemanes, rasgos
arquitectónicos propios, surgidos
de la tradición de la Antigüedad
posclásica. Dichos rasgos se ma­
nifiestan en la composición plás­
tico-decorativa del exterior más
que en la planta y la estructura
constructiva. Asimismo se pueden
constatar en esta región tempranos
experimentos de cubrimiento por [219-220] St. Phiiibert en Tournus:
1120. Planta y nave mayor dirigidas
bóveda. el este. La planta muestra la ~: “ 1
las capillas en sem icírculo: al
torio semicircular se adosan tres
rectangulares. En la nave mayor,
Borgoña cios pilares redondos y elevadas
ciones, domina un nuevo sentido
El país que más tarde iba a ser lumen y la monumentalidad
Francia se disgrega en esta época
en una serie de reinos indepen­ de sus fronteras, las nuevas
dientes con actividad e importan­ originarias de Borgoña, pero
cia artísticas variables. Entre ellos, gió también al mismo tiem
Borgoña adquiere una significación gerencias extranjeras.
especial: en dicha región tiene su En Borgoña encontramos
origen la reforma cluniacense, tan nales del s. x, dos
importante para todo el Occidente. luciones para el coro, que se
cen ya normativas para toda esta diferenciada, y enlaza armónica­
¿n o ca y Que serán a su vez ori­ mente con el cuerpo longitudinal
gen d'e otras nuevas: coro es­ a través de las naves laterales
calonado y el coro de giróla con continuadas en el coro. Este tipo
capillas semicirculares. El primero de iglesia no se difunde única­
apareció, por_ vez primera, en la mente por Borgoña y Norman-
segunda iglesia del monasterio de
Cluny [218], consagrada en el año
981, que dio lugar, en el s. xi, a
una tercera reedificación aún ma­
yor. La nueva gradación de la parte
este tiene en cuenta la exigencia li­
túrgica, instituida entonces, de que
todo sacerdote debe celebrar misa
diariamente: las naves laterales del
cuerpo longitudinal se alargan en
el coro más allá del crucero y ter-

[222] Iglesia prioral en Vignory, comen­


zada a finales del s. x; consagrada en
1050. V ista de la nave mayor hacia el es­
te. Los macizos muros del interior están
aligerados por galerías altas. Un arco di­
visorio aventanado separa la nave mayor
del coro.

día, sino que alcanza a finales del


s. xi una especial importancia en
las construcciones alemanas de la
[221] Iglesia prieral en Vignory, comen­
zada a finales del s. x; consagrada en llamada «escuela de Hirsau» [259,
1050. La vista por el sudeste muestra el 260].
escalonamiento, típ ico del coro con giro- La segunda forma borgoñona, la
la, de las partes arquitectónicas (frontón
de la nave mayor, cabecera del coro, del coro con giróla de capillas se­
deambulatorio y capillas) en un conjunto micirculares, tiene mucha mayor
diferenciado, orgánicamente unido. importancia para la arquitectura
posterior. La iglesia de Saint Phi-
minan allí en pequeñas capillas libert, en Tournus, ofrece uno de
junto al ábside principal. En los los primeros ejemplos de este tipo
muros orientales de ambas alas del de coro, que ejerció tanta influen­
transepto se pueden colocar más cia que llega a determinar la for­
altares. Con ello la parte oriental ma clásica de los grandes coros de
adquiere una configuración rica y las catedrales góticas. Iniciada su
construcción en el 950, no fue fi­ una diferencia esencial: en lugar
nalizada hasta 1120, pero la con­ del macizo anillo mural interior
figuración de la planta [219] pro­ del deambulatorio del basamento
bablemente estaba fijada ya a aparecen en la edificación superior
principios del s. x. Entre las dos columnas con arquerías que las
torres del cuerpo occidental se en­ unen. Esta solución dada a I0s
cuentra un nártex de dos plantas, problemas que plantea el coro está
la primera de las cuales estaba sin lugar a dudas, en estrecha de­
pendencia, por su disposición y
función, de la evolución de la •
cripta paleocristiana iniciada ya en
época carolingia, pero sólo se des­
arrolló en su forma definitiva en la
parte superior.
Así, en la configuración de las
capillas del coro, el rectángulo, un
tanto inorgánico, pronto cede paso
al ábside semicircular. En la parte
oriental de la iglesia de Vignory,
concluida hacia 1050, se percibe
claramente la nueva solución del
coro [221]: a la cabecera de la
nave mayor, con dos torres latera­
les (una de ellas sin terminar),!
se adosa la cabecera de coro, a
nivel más bajo, acompañada de su
deambulatorio o giróla, de nivel
también inferior, con sus capillas
semicirculares. En el interior [222]
se pueden observar otras dos ten­
[223] Iglesia del castillo de San Vicente, dencias importantes de esta época: ■
en Cardona (Cataluña), consagrada en 1040. la acentuación del espesor del muro ;
V ista desde el transepto septentrional. Las por la utilización de pilares en vez §
naves principal y laterales están above­
dadas. Proporciones esbeltas y una rígida
de columnas y el aligeramiento de
articulación de los volúmenes murales de­ esta pared por medio de galerías
terminan el efecto espacial. altas.
De la arquitectura carolingia
consagrada a San Miguel, según la proceden también basílicas en las
costumbre de «la época carolingia. que se emplearon pilares rectangu­
En la nave mayor [220], con sus lares en lugar de das columnas ha­
macizos y vigorosos pilares redon­ bituales de las iglesias paleocris-
dos de sillares, se expresa con es­ tianas. Aun cuando apenas podemos
pecial claridad el recio y audaz hacernos una idea de su efecto
lenguaje formal de comienzos del espacial, es posible intuir, sin em­
s. xi. Las partes más antiguas de bargo, que con toda su maciza mo-
la iglesia están al este, en la cripta. numentalidad aún se les escapaba ;:
Su disposición muestra una gale­ el sentido de la materialidad pétrea
ría circular, que se abre radial­ del muro. El clerestorio, situado so­
mente en tres capillas rectangula­ bre las arquerías sustentadas por
res. En la edificación del coro fue columnas, produce un efecto lami­
adoptada esta disposición, pero con nar, casi sin peso propio, como,
por ejemplo, en San Jorge, de Ober- Pirineos, que se convierte, en el
zell [2141- En Vignory las abertu­ paso al nuevo milenio, en un centro
ras horadan profundamente el es­ importante de la resistencia frente
pesor del muro. Los pilares pare­ a los árabes en España, y de la que
cen partes prominentes de este parte la Reconquista de la Penín­
grueso muro, impresión que está sula Ibérica. En Cataluña surgen
además subrayada por los capiteles hacia el año 1000 una serie de
reducidos a un estrecho cimacio. grandes iglesias, entre ellas las pri-
Sin embargo, para el coro prevale­
ce en general, el empleo de la co­
lumna, a la que se consideraba co-
mo un elemento importante, con
frecuencia reservado a partes del
edificio que hubiera que resaltar es­
pecialmente. La inclusión de la
galería alta en el arte carolingio
se puede comprobar casi únicamen­
te en los edificios centrales y en
la obra oeste. Su empleo en la
nave longitudinal se remonta, por
tanto, probablemente a modelos
paleocristianos [135]. Ya durante
esta época dichas galerías estaban
destinadas a las mujeres que asis­
tían a los servicios litúrgicos, y el
mismo sentido tienen algunos de
los primeros ejemplos de la arqui­
tectura medieval. Además, se posi­
bilitaba así un mayor aforo de
fieles en el interior de la iglesia;
sin embargo, parece que, ante todo,
dehemos de ver en estas técnicas
una nueva «intención artística» [224] Obra oeste de San Pantaleón, en
Colonia, consagrada en 980. Diferenciación
(,kunstwollen, en el sentido que de los cuerpos arquitectónicos más rica
da Alois Riegl a este término): que en época carolingia. Cornisas, frisos
la conformación y articulación plás­ de pequeños arcos y pilastras articulan y
unen los distintos volúmenes y subrayan
ticas ; de los volúmenes murales. la conjunción arquitectónica.
En este punto enlaza ya con el
arte románico, en su tendencia al
aligeramiento mural, y prepara así meras construcciones totalmente
la armazón estructural del Gótico. abovedadas. La iglesia del castillo
Una configuración más rica del de San Vicente en Cardona [223],
coro, su unión orgánica con la consagrada en 1040, muestra en la
nave mayor y una nueva concep­ nave central bóveda de cañón so­
ción de la parte central del edi­ bre arcos fajones y en las latera­
ficio son las características esen­ les, bóvedas de crucería. A ello
ciales de la arquitectura borgoñona se añade aína composición clara y
en esta última fase prerrománica rígida de los grandes volúmenes
o medieval temprana. Tendencias murales, que por su gran tamaño
análogas se pueden comprobar en no desmerecen al lado de las igle­
la región de ambos lados de los sias y monasterios del norte.
Alemania catedrales —las iglesias de los obis
pos— de cuyo relieve en época
En el transcurso de la reorgani­ carolingia nada sabemos; se sitúan
zación política del Imperio germá­ así, con igualdad de derechos, al
nico bajo los soberanos de la casa lado de los grandes monasterios
real de Sajonia (919-1024), y es­ Pero, en épocas posteriores, estas
pecialmente en la época de Otón I antiguas catedrales imperiales su­
el Grande (936-973), se produce, frieron tal cantidad de transforma­
desde la segunda mitad del s. x, ciones y renovaciones que hoy, a
un enorme incremento en la acti­ lo sumo,^ podemos determinar sus
vidad constructiva. En esta evo­ rasgos básicos y sus dimensiones
lución desempeña un papel impor­ Las excavaciones arqueológicas mo^
tante la nueva situación de los demás y los restos de cimientos
de las catedrales de Magdeburgo
Worms y Maguncia, por ejemplo’
nos han mostrado que las caracte­
rísticas fundamentales de las mismas
se adoptaron, sin modificación
apenas, en las edificaciones pos­
teriores. No sólo las dimensiones
sino también la forma básica dé
los antiguos edificios pervive en
numerosos casos, y así vemos que
ya en las^ catedrales imperiales de
época otónica se prefirió, en ge­
neral, el doble coro (Maguncia
Worms, Augsburgo, Bamberg)’
Con ello, la tendencia iniciada en
la arquitectura carolingia hacia la -
agrupación de dos cuerpos arqui­
tectónicos equivalentes de des­
arrollo vertical en el este y el
oeste de la iglesia, se convierte en
una peculiaridad característica de
la arquitectura alemana. La insta­
[225] Iglesia fundacional de monjas de
lación de dos coros en los dos ex­
San Ciriaco, en Gernrode, hacia 975 (ar­ tremos de la iglesia quizás obede­
cos del crucero, s. x ix ). V ista hacia el ciera a motivos l i t ú r g i c o s y
este. Ritm ificación de las paredes de la quizás también desempeñara en
nave mayor por la «alternancia de apo­
yos» entre pilares y columnas en la zona ello un cierto papel la tradición
inferior de arcadas. existente en Alemania [208, 210];
pero aparte de esos factores parece
obispos: en su calidad de príncipes haber respondido particularmente
de la Iglesia, equiparables a los a la idea arquitectónica alemana
del Imperio, se convierten durante de aquel tiempo, pues en ninguna
esta época en un importante apoyo otra parte surgió esta imagen in­
del emperador en su lucha contra confundible de los dos grandes
los príncipes seculares, que aspi­ grupos homólogos del edificio, que 1
raban a la transmisión hereditaria está en contraposición con la neta
del poder. De este modo adquie­ direccionalidad de las construccio .
ren una importancia enorme las nes francesas de la misma época. 1
Cuando la arquitectura otónica, en ejemplo, a la de Borgoña —el cen­
correspondencia con las tendencias tro de la reforma cluniacense— , en
políticas, recurre a la herencia ca­ Francia, hasta el punto de ser la
rolingia, hace una selección entre ciudad donde cristalizan las nue-
la multiplicidad de modelos aún
existente, y los transforma. Menos
importantes a este respecto son los
diversos edificios centrales, en par-
te de gran calidad, que toman
como modelo la Capilla Palatina de
Aquisgrán (Ottmarsheim, en Al-
sacia; capilla en el Valkhof, de
fsfimega, partes occidentales de la
catedral de Es sen). E n cambio, es
más interesante la evolución de la
obra oeste. La iglesia de San Panta­
lón en Colonia (956-980), erigida
por el hermano de Otón I, el ar­
zobispo Bruno, y primera edifica­
ción eclesial de gran tamaño, con­
tó con una enorme obra oeste
[224 ]. E n esta iglesia prevalecen
las formas básicas carolingias [ 2 0 8 ] ,
pero, en cambio, su novedad resi­
de no sólo en da riqueza de las
formas de los cuerpos del edificio
—las torres, por ejemplo, son cua­
dradas por debajo', octogonales en
medio y redondas por arriba— y
en la disposición de los ornamentos
(frisos de arco de medio punto y
pilastras), sino también en la com­
posición, más rígida y claramente
ordenada, y en la interrelación de

[226-227-228] San M iguel, en H ildes-


heim; 1001-33. Planta (y dibujo de la crip­
ta occidental), vista de la nave hacia el
este, reconstrucción del exterior. L a con­
figuración de la planta tiene por base el
cuadrado del crucero (repetido tres veces
en la nave mayor). Esquinas de los cua­
drados señaladas por pilares, en medio
de los cuales se alzan dos columnas. En
el interior se realza el crucero por arcos
divisorios; en el exterior forma una torre
cuadrada. Los cuerpos oriental y occiden­
tal de la edificación de doble coro se co­
rresponden en la composición.

sus distintas partes. Sajonia, de don­ vas ideas arquitectónicas. Partes


de procedía la casa real entonces esenciales de la iglesia fundacional
imperante, adquiere así una espe­ de San Ciríaco en Gernrode, que
cial importancia, comparable, por pertenece a un convento de mon-
jas fundado en el año 961 por el sino que forman el módulo para
margrave Gero, se han conservado los dos tramos de pilares de la
intactas, y especialmente el cuerpo nave central. La nueva significa­
longitudinal del templo [225]. ción del crucero se refleja en el
Sorprendentes y modernas son las recinto: se divide éste uniforme­
galerías altas, que durante esta mente en todas direcciones por
época, naturalmente, no encuentran los grandes arcos del transepto y
continuidad en el Imperio germá­ de la nave mayor. De esta manera
nico, y que muy probablemente se se destaca ópticamente esta parte
explican por el destino particular, del edificio, de gran importancia
procedente del arte bizantino, dado litúrgica. El módulo cuadrado se
a esta parte del edificio: lugar desarrolla hasta en el alzado de
para las monjas o para las mu­ la crujía central. Las esquinas del
jeres. En dicha iglesia se hace pal­ cuadrado están señaladas por pe-
pable el deseo de ritmificar la pa­ sados' pilares cuadrangulares alter­
red de la nave mayor mediante la nados de dos en dos por co­
alternancia de pilares y columnas lumnas.
en las arquerías de la planta baja. Con la adopción de la planta de
Lo que en Gernrode es sólo ger­ crucero, el edificio obtiene defini­
men aparece plenamente desarro­ tivamente proporciones netamente
llado en la obra más madura de la determinables, que son condición
arquitectura otónica, en la iglesia imprescindible para la división en
del monasterio benedictino de tramos de las construcciones abo­
San Miguel en Hildesheim (1001- vedadas románicas. En Hildesheim
1033) [226-228]. Su promotor fue mismo, este principio, al que se
el obispo Bernward, de Hildesheim, denomina sistema ligado (gebun-
que fue hombre de gran actividad, denes System), aún no se realiza
típico representante de la tradición totalmente. El brazo oriental del
clásica grecolatina de la época y coro es demasiado corto y los bra­
versado en todas las artes. A pesar zos del transepto oblongos. Sin em­
de ciertas transformaciones poste­ bargo es fácil advertir la composi­
riores y de los graves daños que su­ ción rítmica, y la misma aspira­
frió con los bombardeos de la avia­ ción hacia la conjunción ordena­
ción aliada en la última guerra, dora de las partes del edificio
el edificio puede proporcionarnos domina también su exterior con
aún hoy una idea del espíritu de sus grupos arquitectónicos ricamen­
época de hacia el año 1000. Más te articulados al este y al oeste,
consecuentemente que en Francia, En San Miguel la arquitectura ale­
en esta iglesia se lleva a cabo la mana se encuentra ya en el um­
bral del Románico.
articulación sistemática de la cons­
trucción, y el principio del doble
coro se aplica con una lógica hasta PINTURA
entonces desconocida. De esta téc­
nica surge el esquema para los dos No hay duda alguna de que las
siglos siguientes. Los monumen­ iglesias del arte medieval tempra­
tos empiezan ya a caracterizarse por no, de acuerdo con sus modelos
la planta: los cuadrados que se for­ artísticos paleocristianos y bizanti­
man en el crucero por la inter­ nos, estaban adornadas con grandes
sección del transepto y la nave ciclos pictóricos. En los llamados
mayor, ambos de la misma anchu­ « tituli» —los textos literarios en
ra, no sólo son de igual tamaño, prosa o en verso que explicaban - -Ü 9 H
1 contenido del cuadro— se nos lenguaje formal de los centros cor­
han transmitido los temas de los tesanos; igual ocurre con las pin­
frescos y los mosaicos, incluso los turas murales de época carolingia
¿q contenido profano; los cronis­ conservadas en el sur del Tirol
tas P°r otra Parte> nos informan (Mals, Naturns), en Suiza (Aíüs-
qué los palacios imperiales poseían, tair, en Graubünden) o en Francia

[229] Página inicial del Book of Kells, [230] Cristo en la cruz, de un evange­
comienzos del s¡. v m . D u b lín , Triñity liario irlandés en San G all, hacia el 750.
College. Una obra capital de la pintura San G all, Stiftsbibliothek (Biblioteca del
de libros irlandesa. L a letra y el orna­ monasterio). La figura humana está con­
mento se han conjugado en una superficie cebida también desde un punto de vista
cerrada. Rico caudal de formas en m oti­ plano y ornamental. C risto está ataviado,
vos de adorno movidos y entrelazados. según modelo sirio, con un largo vestido,
que, sin embargo, se transforma comple­
tamente en una ornamentación de bandas.
además de pinturas de contenido
religioso ('bíblico casi siempre),
otras de contenido profano, y es­ (Germigny-des-Prés). La pintura de
pecialmente las que representaban libros, por el contrario, nos ofrece
las campañas bélicas del empera­ un testimonio más rico sobre este
dor, De esta primitiva pintura mo­ lenguaje formal y su evolución;
numental sólo se han conservado constituye incluso la manifestación
unos pocos restos, por otra parte artística más completa del arte me­
muy dispersos, lo que dificulta so­ dieval temprano. De los distintos
bremanera su reordenación y catalo­ talleres de los monasterios, en los
gación estilística. Unicamente en que se elaboraban los manuscri­
Roma se conserva aún hoy un gran tos, no sólo se han conservado vo­
número de mosaicos y frescos, pero lúmenes aislados, sino además, con
i tampoco lo suficientemente amplio frecuencia, grupos enteros, de modo
- como para que nos permita extraer que en este campo, y a diferencia
| conclusiones definitivas respecto al de la arquitectura de la época, po­
demos formular conclusiones segu­ los evangelistas, configuradas se-
ras y remitirnos menos a recons­ gún el modelo de retratos de auto-'
trucciones ideales y a hipótesis. res de la Antigüedad clásica tardía
La transición del rollo de pa­ La pintura miniada carolingia, qUe
piro al códice encuadernado con recurre conscientemente a modelos
hojas de pergamino ya había te- anteriores, se inspira ampliamente
en el arte clásico de la Antigüe-
dad tardía, en el paleocristiano v
bizantino, desde la concepción pic.
tórico-ilusionista hasta la abstrac­
ción estilizante. Pero junto a ello
se percibe en dicha pintura con ma­
yor claridad que en la arquitectura
los elementos nordeuropeos, germá­
nicos. La pintura miniada franca del
período merovingio sigue utilizan­
do la ornamentación de peces y
aves, pero es más persistente la in-
fluencia de modelos insulares, que
ya se aplicaron profusamente a co­
mienzos del s. v m en el curso de
las misiones irlandesa y anglosajona
en el Continente. Irlanda ya había
sido cristianizada en el s. v por
monjes coptos procedentes de Egip.

[231] L os cuatro evangelistas, del evan­


geliario .de la catedral de Aquisgrán, es­
cuela de Reims, principios del s. ix.
Aquisgrán, Domschatz (Tesoro de la C a­
tedral). Dirección estilística fuertemente
influida por el arte clásico. P aisaje su­
mariamente indicado, lleno de atm ósfera.
M odelación pictórica y blanda y diferen­
ciación individual de las figuras; expre­
sividad en la indumentaria y la postura.

nido lugar en la Antigüedad clá­


sica tardía y encontró el punto cul­ [232] Ilustración de los salmos del sal­
minante de su evolución en el terio de Utrecht, escuela de Reims, hacia
el 820. Utrecht, Biblioteca Universitaria.
arte paleocristiano y bizantino D ibujos a pluma en un estilo narrativo,
[161, 162], También tenían ya simplemente esbozado y espontáneo. Las
precedentes los dos tipos básicos de figuras, vivas y enérgicas, están aglome­
radas en grupos dinámicos. .v
la representación de temas cristia­
nos: la reproducción narrativa, que
ilustra los distintos acontecimien­ to. Como no existía ningún contac­
tos religiosos frecuentemente en to directo con la Antigüedad clási­
forma correlativa, y la representa­ ca, ya que la isla nunca fue ocupa- f
ción, más bien hierática y seca, da por los romanos, los condiciona­
severa y dura, en cuyo centro apa­ mientos previos del arte de libros,
recen generalmente las figuras de floreciente desde el s. vil, radican
|a tradición céltica propia, con fue llevado por monjes irlandeses
e^s ornamentos de trenzados, aves y desde su patria al monasterio fun­
s es y en las formas sirio-coptas. dado por ellos.
E ]¿s manuscritos irlandeses, las En la pintura miniada carolingia
letras iniciales de los comienzos predominan inicialmente estas ten­
Je capítulo se desarrollaron prime- dencias insulares. Pero pronto apa­
recen también en primer plano mo­
delos paleocristianos y bizantinos,
que van imponiendo de manera cre­
ciente, y cada vez con mayor fuer­
za, los talleres de los monasterios.
No siempre podemos localizar con
precisión estos talleres, y ésta es la
razón de que se recurra a la deno­
minación de «escuelas de pintura».
Una de las más importantes, radi­
cada probablemente en Tréveris y
que trabajaba principalmente para
la corte, se agrupa en torno al lla­
mado manuscrito de Ada, un evan­
geliario que fue regalado por una
tal Ada —que suele considerarse
hermana del emperador— al mo­
nasterio de San Maximino en Tré­
veris poco antes del 800. En el
centro de las representaciones figu­
rativas aparecen las imágenes de
los evangelistas [203]. El estilo es
suntuoso, de radiante colorido, pero
su aspecto de conjunto es lineal y
[233] Ascensión de C risto, del bendicio- ornamental. Un rico fondo de for­
nario del obispo Aethelw old, hacia el 980.
Colección Duke of Devonshire. M iniatura mas ornamentales no sólo cubre el
inglesa de la escuela de Winchester. La trono y la arquitectura 'enmarca-
composición, rica en figuras, llena con dora, sino que domina también la
formas arremolinadas, confluyentes, toda reproducción fuertemente estilizada
la superficie del cuadro.
de las vestiduras. Líneas escasas,
ro en . forma de iniciales que ocupa­ pero firmes, configuran el expresi­
ban toda una página, ricamente vo semblante, así como el gesto
decoradas con ornatos entrelazados autosuficiente de la mano alzada
y anudados entre sí, a veces de tu­ con la pluma de escribir. Este es­
multuoso movimiento (Book of tilo iconográfico, monumental y de
Kells, principios del s. vn [229]. amplios rasgos prefiere para sus
También la figura humana experi­ composiciones, naturalmente, los
menta una transformación extrema formatos grandes (36 X 24 om.).
hacia lo plano-ornamental, en la Las obras de la escuela de Reims,
que predomina una movilidad to­ que inicia su actividad hacia el
talmente incorpórea en los entrela­ año 800. contrastan claramente con
zados de bandas sin fin, como en la la hierática configuración de los
Crucifixión de un evangeliario evangelistas de la escuela de Ada
de San Gall, realizado hacia y con su concepción plana y lineal.
el 750 [230], que probablemente De Reims procede en su totalidad
el evangeliario purpúreo de la cá­ zos del x se produce un cierto de
mara del tesoro de Vierta, sobre el bilitamiento artístico, tanto en la
que prestaban el juramento en su arquitectura como en la pintura de
coronación los reves alemanes, así libros. Sólo a partir de mediados
como el evangeliario de la caitedral del s. x aparecen ya, especialmente
de Aquisgrán [231]. Los evangelis­ en Alemania, obras destacadas y a
tas no están entronizados aislada­
mente, en un rico montaje arqui­
tectónico, sino que aparecen inclui­
dos los cuatro a la vez, de una ma­
nera casi impresionista, en un pai­
saje, indicado sumariamente, que
hace recordar las representaciones
de la Antigüedad posclásica, por
su concepción plenamente espacial.
Luz y sombra, claro y oscuro con­
figuran las formas. Sin embargo,
emana de ellas una inquietud in­
terna, que se puede observar es­
pecialmente en el tratamiento agi­
tado de los ropajes y la forzada
postura corporal de los evange­
listas. Dicha tendencia a acentuar
expresamente la figura constituye
una característica de la escuela de
Reims, que se pone de manifiesto
en las nerviosas pinceladas con que
se escribió, hacia el 820, el salte­
rio de U trecht [232]. Este códi­ [234] San Lucas E v a n g e l i s t a , de un
ce contiene el más rico ciclo con­ evangeliario del tesoro de la catedral de
servado de imágenes de su tiempo. Bamberg, finales del s. x. Munich, Staats-
En una escritura sumamente es­ bibliothek {Biblioteca Estatal). Una de las
obras de mayor calidad de la escuela de
pontánea, que se sirve sólo del tra­ Reichenau. R ígid a composición en formas
zado con pluma, los salmos reci­ ovales y circulares. Enfasis de ademanes
ben una ilustración narrativa, que y expresión facial (ojos muy abiertos).
Representación grandiosa de la inspiración
sigue el texto palabra por palabra. divina.
Los episodios están alineados como
en un friso y las figuras, de vi­ veces de gran calidad artística. Pero
vida acción, reunidas en una agru­ también en Inglaterra se puede
pación rítmica. En las restantes comprobar un nuevo florecimiento
escuelas de la época carolingia, de la producción pictórica, que tie­
en Tours, San Denis, en Metz y ne como resultados, entre otros, los
en San Gdll se perciben, respecti­ manuscritos de la escuela de Win­
vamente, distintos componentes es­ chester. Una de sus obras capitales
tilísticos, pero en la escuela de es el bendicionario del obispo Aeth-
Ada y en la de Reims están plas­ elwold de hacia el 980 (oraciones
madas las dos orientaciones más litúrgicas de bendición para uso del
importantes, que se convierten en obispo). En la escena de la As­
modélicas para la posterior evolu­ censión de Cristo [233], de gran
ción en el s. ix. riqueza de figuras, es inconfundi­
En dioho siglo y en los comien­ ble su dependencia de modelos
ar0lingios, de la misma manera un lenguaje de ademanes igualmen­
!jue el estilo de dibujo de curso te expresivo, pero sumamente tra­
nervioso de la escuela de Reims bado. La época de mayor esplen­
aSj como el motivo, tomado del dor del arte del Imperio germáni­
arte antiguo, de las hojas de acan­ co de los Otones suele calificarse
to en la banda del borde, revelan también de «Renacimiento», a pe-

[235] El ángel echa al mar la rueda de [236] Jesús calma la tempestad, de un


molino, del A pocalipsis de Bam berg de evangeliario de Colonia llamado «códice
Enrique II , escuela de Reichenau, hacia de H itda», primer cuarto del s. x i. Darm-
1020. Bamberg, Staatliche Bibliothek (Bi­ stadt, Landesbibliothek (Biblioteca regio­
blioteca Estatal). Reproducción muy ex­ nal). E stilo pictórico y expresivo de la
presiva, pero sumamente disciplinada, de escuela de Colonia, menos hierático que
la figura (dedos muy alargados, ojos g i: narrativo. Com posición ampulosa, en la
gantéscos) y el ropaje. Concepción plano- que participa fuertemente el juego de l í ­
lineal. Color sim bólico (tres zonas hori­ neas (cuerpo de la nave, vela). Captación
zontales de color: tierra, aire, firm a­ espontánea de la escena.
mento).

sus antecedentes continentales. La sar de que se diferencia del carolin­


herencia céltico-irlandesa se mani­ gio en puntos esenciales, ya que no
fiesta, sin embargo, claramente en está centralizado, sino que, por el
la composición confluyente y en el contrario, surge espontánea y si­
amplio entrelazado de los motivos multáneamente en muy diversos
figurativos y decorativos. centros. En las escuelas monacales
En comparación con esta arre­ de Echternach, Colonia, Ratisbona
molinada configuración del cuadro, y la isla Reichenau aparecen ma­
al fin y al cabo ornamental, en nuscritos ricamente decorados, es­
Alemania la pintura miniada otóni- pecialmente los evangeliarios de los
ca evoluciona, aun con toda la ex­ obispos y los emperadores. Las obras
presividad de las figuras, hacia más importantes y de mayor calidad
proceden de los monasterios de del s. x — estaba claramente defi
Reiehenau, donde se encuentra nida la tradición propia. En estos
también uno de los pocos ejem­ momentos utiliza más rararnent
plos conservados, y el más impor- los modelos de la Antigüedad cl|
sica tardía y enlaza con los más
cercanos: las obras carolingias 0
bizantinas. Resulta fundamental el
cambio a un lenguaje formal dis­
ciplinado y, sin embargo, expresi-
vo, de extrema espiritualidad, reía
cionado en este punto, muy proba­
blemente, con el arte bizantino
Las imágenes de los evangelistaj
del evangeliario del tesoro de la
catedral de Bamberg [234] figuran
con toda justicia entre las más gran-
diosas representaciones de todo el
arte occidental inspiradas en lo di ­
vino. En comparación con los del
grupo carolingio de Ada [203]
del que depende en parte la escuela
de Reiehenau, observamos un cam­
bio fundamental: fue adoptado el
marco con columnas y arco, así
como los motivos ornamentales mi­
nuciosos, observados ahora aún
más detalladamente hasta en las
[237] Estatuilla ecuestre en b r o n c e
dos aves de los bordes superiores
(¿Carlom agno?), de hacia el 870. P arís, del cuadro. El evangelista, sin em­
Louvre. No es un retrato, sino un sím b o­ bargo, ya no está incluido en una
lo del poder y la dignidad imperial según composición tronal de miembros'
el modelo de estatuas ecuestres de la
Antigüedad clásica. múltiples, sino que flota en una
esfera de ultramundo. Su figura
fuertemente expresiva a pesar de
tante, de la pintura monumental su rigidez, con elocuente semblan­
la nave mayor de San Jorge en te y ojos visionariamente abiertos,
Oberzell [214], con la represen­ aparece rodeada por un nimbo al­
tación de los milagros de Cristo, mendrado. En los brazos alzados
son suficientemente significativos, sostiene una inmensa aureola con
aunque a través de su reproduc­ sus correspondientes símbolos, y
ción fotográfica sólo podamos per­ con profetas y ángeles. De ellos
cibir los rasgos generales de la brotan lenguas de fuego, signo del
composición. Además, también poder y la inspiración divinos.
ellos dependen claramente de la A los pies del evangelista beben,
pintura miniada, cuyos testimonios unos animales de la fuente de la-
pueden, por tanto, documentar me­ vida. La monumentalidad del mo­
jor las tendencias de la época. delo carolingio, basada, en defini­
Asimismo, la pintura de libros tiva, más bien en lo formal, toma;
otónica se inspira en modelos ex­ cuerpo en la grandeza interna car-.
tranjeros, pues sólo en el período gada de expresividad. Con su re­
de su esplendor —la segunda mitad trato del emperador y sus otnT
veintinueve representaciones de la gra ya reproducir en imágenes un
vida Cristo, esta obra, creada a tema tan abstracto y visionario
finales del s. x, contiene uno de los como el Apocalipsis de San Juan,
ciclos iconográficos cristianos más En el Apocalipsis de Bamberg de

[238] Cristo, parte central de un díptico


en marfil de Lorsch, escuela de A da, p ri­
mera mitad del s. IX. Roma, M useo del
Vaticano. Estilo influido por el arte clá­
sico romano, lineal, con relieve suma­
mente liso. Frontalidad hierática y solem­
ne en la figura.
[239-240] Cristo entronizado con 1 o s
evangelistas y escenas de la vida de Cristo,
tapa de encuadernación del «C odex au-
reus» de S. Emmeram; repujado en chapa
de oro, en Reims, hacia el 870. Munich,
Staatsbibliothek (Biblioteca E statal). E jem ­
plo destacado de la orfebrería carolingia.
Composición claramente articulada en for­
mas ornamentales enmarcadoras y zonas
Enrique II (‘hacia 1220) se repre­
de imágenes en relieve. Las escenas (nues­
senta, de la forma más escueta y con
tro ejemplo: Cristo y la adúltera [240]
extremo envaramiento de los ade­
en el movido y expresivo estilo de figu­
ras de la escuela de Reims [2 3 2 ]. La
manes, el mundo de ultratumba,
figura de Cristo está reproducida en re­
en el sentido más inmediato de la
lieve ligeramente prominente con formas
palabra «representar», pues en nin­
amplias, blandas, configuradas por el jue­
go de lín eas. guna otra obra se percibe con tanta
claridad el especial carácter de li­
amplios y más importantes del arte bro santo que adquirió 'el Apoca­
de la época. lipsis en la alta Edad Media, como
En este lenguaje formal se lo- portador de la palabra de Dios.
Las visiones apocalípticas han sido nadas a la intencionalidad expresiva
elevadas plenamente a lo suprate- del tema.^
rreno, y las indicaciones espaciales También en las obras de la es.
han quedado reducidas, por tanto, cítela de Colonia, con sus compo.

[241] Madonna, de comienzos del s. xi. [242] Cruz de San Gereón, crucifijo ds
Essen, Münsterschats (Tesoro de la C ate­ la catedral de Colonia, hacia el 970. Ma­
dral). En madera cubierta con chapa de dera, «estofado» renovado. Ejemplo tem ­
plata dorada (coronas y manzana impe­ prano de un crucifijo exento de tam año
rial, añadidos de los siglos x il-x m ). Uno natural." Representación de Cristo cruci­
de los ejem plos más antiguos de imagen ficado, de gran expresividad emocional •-
exenta de la Virgen. Formas corporales (rasgos de dolor en el semblante, incli­
muy sim ples y sencillas, más reforzadas nación del cuerpo y la cabeza). A pesar
que en el arte carolingio. Brillo transfi­ de los detalles realistas, configuración abs­
gurante y distanciador del m aterial. tracta del cuerpo mediante formas blan­
das, abultadas.

a la mínima expresión. En la siciones de mayor movilidad, que


representación del ángel con la enlazan más directamente con la
piedra de molino [235], tres zo­ tradición de las miniaturas carolin­
nas horizontales, diferenciadas cro­ gias de Reims, los valores cromá­
máticamente, indican la división ticos se han trasladado completa*
de tierra, aire y cielo. De este mente a lo plano-expresivo. La re­
modo, el color apenas tiene ya presentación de la tormenta en el
valor representativo material, sino mar [236], del códice de Hitda
principalmente carácter simbólico. (primer cuarto del s. xi) es, sin
La forma individual, especialmen­ duda, más espontánea que las pin­
te en lo figurativo, está firme­ turas de la escuela de Reiehenau
mente definida por la línea de por la configuración patética e
contorno que articula la superfi- impetuosa de la nave en forma
oie, pero tanto las líneas como la de pájaro, con sus velas imf _
superficie quedan siempre subordi- sadas por el viento, por las moü*
tañas de olas, de trazo amplio, gresivamente a un segundo plano
por la caracterización, más po­ a la escultura exenta. Pero también
pular, de las cabezas; sin embargo, en la época carolingia aparece esta
a pesar de toda su vivacidad, no al­ última, pues la estatua ecuestre
canza la grandeza y majestad de.
jas obras de la escuela de Reiche-
fjau cuya sobriedad proporciona
unas bases más sólidas para la pin­
era románica.

escu ltura

La lucha de los iconoclastas


s. VIH, de tanta trascenden­
cia en la historia del arte bizan­
tino, fue resuelta temporalmente
por el Concilio de Nicea a favor
¡je la veneración de las imágenes.
Xuvo también importantes conse­
cuencias en el arte carolingio. Car-
loraagno, en los «Libri Carajini»,
sostiene que la veneración de las
imágenes era condenable como ido­
latría, pero que la destrucción de
las mismas resultaba igualmente
censurable. La imagen de culto se
rechazaba, pero la representación de [243] Adán y Eva, detalle de una hoja
los relatos bíblicos se admitía, es­ de la puerta de bronce de H ildesheim .
Las figuras muestran una nueva corpo­
pecialmente por su. valor didáctico. reidad en sus form as firmes claramente
De este modo se impide notable­ perfiladas, que no son una copia de la
mente, ya desde un principio, el realidad, sino que están al servicio de la
narración del heoho bíblico.
desarrollo de la escultura monu­
mental, especialmente el de la
exenta. Cuando surge la escultura, dorada de Teodorico, procedente
o bien está ligada a las iglesias de Rávena, quizá fue instalada en
como ornamento arquitectónico en el patio de la catedral de Aquis-
frisos enmarcadores y capiteles, por grán. Se la considera generalmen­
ejemplo, o bien se encuentra en te como modelo de la pequeña
los objetos litúrgicos, en los alta­ estatuilla ecuestre del Louvre [237]
res y en sus cimborios sustenta­ en bronce, en cuyo jinete se cree
dos por columnas, en pulpitos y reconocer a Carlomagno. No sólo
cancelas de coro. Otra posibili­ la fecha de su creación (haoia el
dad de aplicación se ofrecía en el 870), muy posterior a la muerte
terreno de los utensilios del culto, del emperador, sino también la
como cálices y candelabros, en los actitud de esta época frente al in­
relicarios, cada vez más extendidos dividuo impiden buscar rasgos re­
1) muy especialmente, en las tapas tratistas en la figura. No es un
de los manuscritos. Normalmente se retrato fiel, sino una imagen sim­
utilizaba la técnica del relieve, que bólica del emperador, inspirada en
ya en los últimos tiempos del arte los modelos de la Antigüedad clá­
lomano había ido relegando pro­ sica, que resalta especialmente su
dignidad y su alto cargo. Esta cuentran insertados en las ene
forma de representación constituye, dernaciones de época muy p J í3'
sin embargo, un caso aislado en la rior, junto a formas ornamental*
alta Edad Media. de un lenguaje artístico muy dif
Las tendencias de -la escultura rente. En general, el estilo de
en el período carolingio se mani­ relieves carolingios se correspoJf
fiestan casi exclusivamente en los con las tendencias de las distii^
planorrelieves de marfil o de oro escuelas de pintura, ya que m,S
de pequeño formato, y ambas téc­ probablemente fueron elaborado^
nicas servían principalmente para en los mismos talleres de dondS
el adorno de las tapas de ios ma- procedían los manuscritos. e
A los -trabajos más tempranos se
les ha relacionado con la escuela
de Ada [203], y la tapa del evan­
geliario de Lorsch [238] puede con­
firmar esta dependencia: en ambos
casos se da un labrado formal, de
efecto solemne y representativo. El
estrecho parentesco se manifiesta
con especial claridad en el juego
plano de las líneas de las vestiduras
de manera que la placa de marfil
casi parece una pintura transferida
a un relieve sumamente plano.
De esta orientación 'hierática y
escueta se aparta un grupo fran­
co occidental, cuyas obras depen­
den del movido estilo de las fi-
guras de la escuela de Reim. A
él pertenece uno de los trabajos i
más destacados de la orfebrería
carolingia: la tapa del Codea
Aureus de S. Emmeram en Ratis-
[244] Representaciones alegóricas del bona [239], escrito probablemente
Antiguo Testamento en la puerta de bron­ en Reims (hacia el 870) para Car­
ce de la catedral de Augburgo, hacia 1015. los el Calvo. El relieve repujado
Detalle. La puerta está compuesta por p la­
cas fundidas aisladam ente. Estrecha depen­ en fina chapa de oro está reali­
dencia de los modelos de la Antigüedad zado en un marco suntuoso, ador­
clásica en el estilo y los temas (H ércules, nado con perlas y gemas de co­
centauros). Efecto fuertemente decorativo
y ornamental en el relieve plano de los lores. El gusto y destreza germá­
m otivos flotantes en la zona de imágenes. nicos para tales trabajos en metal
noble se pone indudablemente de
nuscritos, ricamente labradas. La manifiesto en dicha obra, pero se
talla en marfil no sólo gozaba de empareja con un nuevo gusto por
mucha estimación en época romana, la composición clara, casi arqui­
sino que estaba también muy difun­ tectónica. Curiosamente aparecen
dida en el arte paleocristiano y bi­ ahora, en primer término, los ras­
zantino [127]. Precisamente del ar­ gos de un estilo figurativo, en ge­
te bizantino llegaron importantes y neral extraño aún a los germanos.
renovadoras ideas, e incluso moti­ Las figuras [240], con sus inquie­
vos originales de dicho arte se en­ tos movimientos, revelan su relación.
las figurillas del salterio de plieges de las vestiduras dejan
fltrecbt. En el Cristo de la zona traslucir las grandes formas blan­
ntral rodeado por dos nimbos, das del cuerpo, como ocurría con
c tronízado solemnemente, se anun- el Cristo entronizado de la tapa
e¡a ya «I lenguaje formal del arte del libro de Emmeram; del mis­
Ctónico. El cuerpo está indicado mo modo, toda la figura parece
llámente por algunas formas am- un relieve plano trasladado a
lias ovaloides, con una modela­ tres dimensiones. Hay que seña­
ción ' plana y suave y bañado por lar que la «escultura» —en el sen­
el juego de líneas del ropaje. tido del arte griego, como copia de
El oro y el marfil son los ma­ la imagen natural— no puede sur­
teriales más nobles que utiliza el gir en una época cuyo objetivo es
arte otónico para el arte menor. la representación totalmente espiri­
A comienzos del s. xi, las ideas tualizada de figuras y hechos di­
manifestadas en los «Libri Caro- vinos y supraterrenos.
jjni» s°b re '^a significación de la La cruz de San Gereón, en la ca­
imagen religiosa (han cambiado tan­ tedral de Colonia (hacia el 970),
to que ya pueden crearse imá­ constituye una de las más antiguas
genes de culto independientes. Pro­ representaciones de escultura exen­
bablemente participa en este cam­ ta de un Crucifijo [242], La figura
bio el culto a las reliquias,, muy de tamaño natural está tallada en
difundido, ya que las imágenes madera de roble y «estofada» en
exentas más antiguas, que se colo­ color, es decir, pintada, aunque
caban sobre los altares o se lle­ actualmente no en la manera origi­
vaban en las procesiones, alberga­ naria. Esta imagen extraordinaria­
ban tales reliquias y eran, por tan­ mente expresiva señala la tenden­
to estatuas consagradas y no sim­ cia hacia una «caracterización pasio­
plemente imágenes devotas como nalmente dramática» en la repro­
en tiempos posteriores. Junto al ducción de Cristo crucificado, que
Crucifijo, la imagen de la Virgen se enfrenta a la de la «noble sere­
experimenta una veneración ere- nidad» (Hamann). «Dramático-pa­
dente. En uno de los más tempra­ sional» se entiende no en el senti­
nos ejemplares que conservamos, do de movimiento inquieto y ner­
la Madonna del Tesoro de la Ca­ vioso, sino como emoción contenida.
tedral de Essen [241], de comien­ La cabeza del Salvador está inclina­
zos del s. xi, podemos observar con da hacia un lado y constituye la
mayor claridad su relación con el expresión misma del dolor; el cuer­
arte menor, puesto que el oro en po, ya sin fuerzas, pende de la cruz,
que está hecha la obra, no sólo le sustentado apenas por las piernas
añade un encanto material, sino que dobladas. Las formas corporales son
a la vez está en perfecta conso­ amplias y acentuadas en 'suave mo­
nancia con su configuración total: delado; el subrayado de músculos
sobre un núcleo de madera se y nervios en las rodillas y en los
(iende una capa delgada del noble brazos expresa la 'tensión dolo-rosa.
metal que transfigura toda la obra; En la configuración más bien abs­
los ojos están realzados con una tracta y lineal de los mechones de
fundición alveolar en color. Los cabello que le cuelgan y del paño
gestos, nobles y muy mesurados, en la cadera, ricamente anudado,
subrayan la distancia de la ima­ se desarrolla un elemento decorati­
gen de la Virgen con respecto al vo, completamente al servicio de
que la contempla. Los delicados la acentuación expresiva.
El deseo de que el cuerpo se de Cristo. Así, por ejemplo 1
convierta en pura expresión se pue­ Caída de Adán y Eva está situada
de detectar en todo el arte otónico frente a la Crucifixión, que signifi
y en forma casi única en las ca la redención del pecado. p0'
puertas de bronce de la catedral otra parte, las escenas se reúne
de Hildesheim. La antigua técnica en grupos de cuatro, de manera
de la fundición en bronce ya se que dan lugar a una rica y nume
había practicado en la época caro­ rabie correlación e interrelación'
lingia; de las fundiciones de Aquis­ que tiene su réplica en el sistema
grán surgieron entre otras obras las de proporciones claramente conce­
verjas y las hojas de las puertas bidas de la iglesia de San íylj'
de la Capilla Palatina, aún sin guel. Mientras que las representa­
adorno figurativo, naturalmente. En ciones en bandas y la composición
el taller de bonce que instituyó dentro de los mismos cuadros pue­
en. Hildesheim el obispo Bernward, den remontarse a las biblias ilus.

[245] Cristo entronizado entre los após­ tradas del arte carolingio, esta ar­
toles en el dintel de la puerta de la igle­
sia de St. Genis-des-Fontaines (Pirineos),
ticulación sistemática es algo nuevo.
hacia 1020. E l primer ejem plo de orna­ Es nuevo también el estilo del (re­
mentación arquitectónica figurativa sobre lieve, especialmente en lo figura-'
un pórtico. Anticuada técnica de trépano. tivo: en lugar de los dos tipos’"
conocidos entonces de representa­
tan activo también como construc­ ción de la figura humana en el
tor, se crearon, a comienzos del si­ relieve —la concepción plana y li­
glo xi, las fundiciones llenas de neal de la escuela de Ada, por una
figuras de una columna de Cristo parte, y el estilo de figuras agita­
con friso circundante en espiral, do y nervioso de los talleres fran­
según el modelo de la Columna de co-occidentales, por otra— aparece
Trajano, y precisamente las dos aquí una neta concentración en el
puertas destinadas anteriormente realce plástico de las figuras y sus
a la iglesia de San Miguel de Hil­ ademanes expresivos. Todo lo se­
desheim, que se acabaron, según cundario, como la vegetación y la
confirma la inscripción, en 1015. indicación de arquitecturas, tiene
Cada una de las hojas, fundidas ciertamente un lugar significativo
en una sola pieza, relatan en ocho en la composición, pero queda rele­
cuarterones superpuestos, por un gado al fondo del relieve. Las fi*.
lado, la historia de la Creación guras, por el contrario, son pal­
hasta el fratricidio de Caín, y, por pables con una corporeidad casi,
el otro, en consciente e intenciona­ plena, y sus cabezas, desligada?
da antítesis, la Vida y la Pasión totalmente del fondo, brotan ij
nte del cuadro hacia afuera. Se que Hildesheim en su época, ape­
01rci-ben ya los gérmenes de una nas encontró correspondencia en
Casticidad futura, auténtica, pero el norte.
fa relación entre fondo y figura Las obras de finales de la época
. indeterminada, y las escenas de los emperadores otoñes se si­
acontecen aún en un campo de túan en general dentro de la ten­
cción uiltraterreno, aparente. La dencia marcada por la escuela de
^producción de las formas corpo­ Reichenau. En el antipendio de
rales [243], en la que se mani­ Basilea, el paramento del altar, de
fiesta una afinidad con la cruz de oro, realizado hacia 1020, que donó
San Gereón, puede parecer torpe, el emperador Enrique II a la ca­
er0 es un vivo testimonio de la tedral de dicha ciudad [246], pode­
juerza imaginativa y de la expre­ mos observar la severidad hierática
sión autónoma, que se preocupa de formas y gestos, influida quizá
más por la representación figu­ por los modelos bizantinos. Rodea-
rativa, escueta, elocuente y clara
las escenas bíblicas que por el
detalle naturalista.
El estilo de las puertas de Hil­
desheim es un caso aisilado en su
época y sólo en Italia y España
se llegan a crear a finales del si­
glo XI obras análogas. El arte
otónico es aún multiforme, a pesar
de su aspiración a superiores prin­
cipios ordenadores. Junto a la ten­
dencia expresiva y realista aparece
la solemne y hierática, o incluso la
que se mantiene dentro de las [246] Cristo entre arcángeles y San Be­
formas y los temas clásicos greco­ nito, del llamado «antipendio de B asilea»,
probablemente obra de la escuela de R ei­
rromanos. Esta última tendencia chenau, hacia 1020. P arís, Museo de Clu-
es Ja que podemos observar en las ny. Chapa de oro repujada sobre madera
"■puertas de bronce de la catedral de de cedro. Figuras solemnes y majestuosas
Augsburgo [244], que se realiza­ de formas reforzadas y enérgico relieve,
configuradas por el juego de líneas.
ron aproximadamente en la misma
época que las puertas de Hildes­ do por tres arcángeles y San Benito,
heim. En Augsburgo se aplicaron aparece Cristo en la arcada central,
placas sueltas rectangulares altas a con la figura del Universo en la
la base de madera, las cuales, por mano izquierda. Los dos emperado­
cierto, ya no presentan actualmen­ res que hicieron la donación es­
te su disposición correcta. Aun a tán arrodillados a sus pies, enor­
pesar de la calidad del detalle, el as­ memente disminuidos, según una
pecto general es, sin embargo, fuer­ «escala de valor» simbólica. Los
temente decorativo y bace que se cuerpos y las cabezas de las gran­
eche en falta la vivacidad de la obra des figuras ; sobresalen con enér­
de Hildesheim. Los cuarterones gico relieve de la superficie, y un
muestran en relieve plañó represen- juego de líneas sumamente cuidado
l taciones de los meses del año, mo­ y comedido fluye en torno a 'las
tivos clásicos (Hércules, centauros) formas. Con esta estatuaria solem­
' y figuras bíblicas. El estilo es de ne y severa enlazará la escultura
una movida elegancia, y al igual románica.
Aun cuando las obras del arte lica a lo largo de todo el arte-;:-
menor, de las fundiciones en bron­ románico.
ce o las pocas estatuas exentas En la España visigótica, en la re_
conservadas son las que nos propor­ gión pirenaica y también en las
regiones del centro de Francia se
cionan más datos sobre las tenden­
hacen los primeros intentos ’ de
cias de la escultura de la temprana adornar el capitel con escenas f¡.
Edad Media, también en la 'escultu­ gurativas. A partir de ahí ya s¿j0
ra arquitectónica se anuncian, de queda un paso, aunque enorme
modo diverso, nuevas posibilidades para colocar representaciones bíblj!
que conducen, claramente ya, hacia cas en el exterior del edificio. ¿
el Románico. En la ornamentación dintel [245] del pórtico de la igfe.
de capiteles, por ejemplo, se alean- sia de St. Genis-des-Fontaines (p^.
zan, ya muy pronto, formas elcgan- neos) nos ofrece el más antiguo
tes, en las que a veces se une ejemplo conservado (hacia el 1020)
el estilizado follaje del arte gre­ Cristo está entronizado en la man'
corromano, más o menos trans­ doria (nimbo almendrado) sosteni-
formado, con los diversos motivos da por ángeles, y a derecha e iz­
del entrelazado germánico. Un pues­ quierda, entre arcadas, hay tres -
to especial ocupa el capitel cúbico, apóstoles respectivamente. Compa­
de la época de los emperadores rada con la elaboración de extre­
sajones, cuyos primeros ejemplos ma calidad del antipendio de Ba-
se pueden ver ya en la iglesia de silea, por ejemplo, la conforma­
San Miguel de Hildesheim [226]. ción de este relieve en piedra con
En su interpretación de la esfera su técnica plana y ornamental de
y el cubo es un anuncio de la entalladura puede parecer anticua- ,
transición de la columna -redonda da, pero más importante que el
al cimacio cuadrangular, en una estilo arcaizante es su colocación
concepción arquitectónica que se sobre un portal, situación que ten­
corresponde con la composicion ra­ drá una especial importancia en el
cional de la totalidad del edificio, desarrollo de la escultura románi-
y que va a continuar siendo modé­ ca francesa.
ROMANICO
Hasta principios del s. xix era te en todos los dominios. Sin em­
habitual denominar el arte occi­ bargo, su estilo es aún multiforme,
dental de los siglos que precedie­ conglomerado de numerosos com­
ron al Gótico como pregótico, ale­ ponentes regionales, y refleja de
mán antiguo o incluso, a veces, este modo la desmembración polí­
bizantino y neogriego. La expre­ tica de los países, que a partir de
sión «románico» aparece por pri- ahora comenzarán a marchar lenta­
mera vez hacia 1820 en la biblio­ mente hacia la unificación. Aún le
grafía científica francesa sobre arte falta a la iglesia románica la fuerza
y en relación con la arquitectura normativa de las catedrales góticas,
esta época, que penetraba en­ que confiere al arte europeo una
tonces lentamente en la conciencia impronta supranacional. Sus rasgos
histórica. En función de la correc­ externos, al igual que los de la
ta observación de que algunos de escultura y <la pintura, no pertene­
sus rasgos característicos (por ejem­ cen a un tipo básico general y de
plo, arcos de medio punto y co­ carácter normativo. Mientras que
lumnas) han de remitirse a la ar­ las formas de estilos posteriores
quitectura romana, se acuñó el —Gótico, Renacimiento, Barroco—
concepto estilístico de «arquitec­ se desarrollan en los 'límites de una
tura románica» (derivado del tér­ región e incluso en un lugar de­
mino «lenguas románicas», usual terminado (Tile de France, Floren­
ya en la historia de la lengua), que cia, Roma), los rasgos característi­
se difundió rápidamente y se ex­ cos del Románico sólo se deducen
tendió también a otros dominios de la visión de conjunto de sus
artísticos. Actualmente, este térmi­ diversas manifestaciones locales.
no ha experimentado una restric­ Para comprenderlas se ha de exa­
ción cronológica, pues ya no se minar las fuerzas impulsoras que
aplica a toda la primera fase, del las produjeron, pues ninguna época
arte occidental, cuyo comienzo como la románica está tan visible­
coincide con el auge del Imperio mente condicionada por las ideas
carolingio y cuyo final está seña­ sobrenaturales de una piedad pro­
lado por el advenimiento del Gó­ fundamente creyente. En la época
tico. A pesar de que existe una de los grandes movimientos de re­
unidad histórica y artística en toda formas monacales, de las grandes
esta época, el arte románico propia­ peregrinaciones y de las Cruzadas,
mente dicho, y como fenómeno todo el Occidente participa de una
general de Europa, no se sitúa sino nueva y casi apasionada actividad
a partir del año 1050. religiosa, en la que intervienen to­
El Románico constituye un nue­ das las capas y estamentos sociales.
vo comienzo del arte occidental. Es muy posible que la Iglesia y los
Reúne las distintas tendencias de príncipes seculares estuvieran cada
la temprana Edad Media y encuen­ vez más condicionados por las ideas
tra, a partir de una fuerza inter­ políticas y la ‘ambición de poder —la
na, un lenguaje propio y penetran­ lucha entre el papa y el empera-
renovaba, desechaba lo viejo, y se bizantino después, y en el sur con
revestía de una brillante vestidura las del arte normando y árabe, con
de iglesias.» Las formas arquitec­ sigue crear formas muy propias v
tónicas del Románico temprano se originales, variadas y multiformes
manifiestan con mayor pureza en que en algunos aspectos nos pare!
Francia y Alemania. En estos paí­ cen atrasadas y algo retardatarias
ses surgen hacia el año 1050 edi­ pero que en otros constituyen un
ficios que no sólo se caracterizan claro anuncio del Renacimiento
por sus dimensiones monumentales, Tras haberse desarrollado hacia
sus plantas calculadas y la limpia el 1100, en todas las regiones de
sillería de sus muros, sino también Europa, tipos locales de construc­
por su aspecto general macizo y ciones, cuya distribución de espa­
severo. Se basa éste tanto en la cios estaba ya agotada, se inicia
clara coordinación de los distintos una segunda fase del Románico
cuerpos entre sí como en la mesu­ que atiende sobre todo al above­
rada articulación de las superfi­ damiento y a la diferenciación plás­
cies. En el interior, junto al ali­ tica del cuerpo arquitectónico. Los
geramiento de los volúmenes mu­ gruesos volúmenes de los muros se
rales por medio de triforios y ga­ dividen en estratos y en el inte­
lerías, se emprende principalmente rior se ahuecan cada vez más por
el abovedamiento de todo el re­ galerías, corredores y triforios. En
cinto. También contribuyó a supe­ todos los vanos del exterior, en
rar este problema técnico el hecho las ventanas pórticos y fachadas
de que la bóveda ofreciera una ima­ se asientan formas ornamentales
gen simbólica de la «Jerusalén ce­ que parecen brotar de la sustancia
leste», cosa que no ocurría con el misma del muro. Ahora comienza
techo plano hasta entonces habi­ la época de la escultura mayor
tual. Frente a la importancia histó- que se desarrolla en Francia, norte
rico-evolutiva de Francia y Alema-, de España y norte de Italia, en
nia, los dos países que se conside­ vinculación directa con la arquitec­
ran cuna del Románico, las restan­ tura, mientras que en Alemania
tes regiones europeas quedan rele­ aparecen principalmente imágenes
gadas, hecho que se explica en gran exentas. Esta segunda fase del Ro-
medida por la situación política. Es­ mánico temprano producé unas
paña, aun con extensas regiones representaciones abstractas y sim­
bajo el dominio de los árabes, se bólicas en las que das figuras están
sitúa en una posición intermedia encerradas en bloques, o son pura­
entre Oriente y Occidente. En el mente estáticas, con unos miem­
norte de la península se aprecian bros enormemente delgados.
claras semejanzas con el sudoeste Desde mediados del s. xn se
francés, con el que aún no esta­ pone en marcha en todos los do­
ba ligada en una unidad cultu­ minios del arte románico un cam­
ral. El arte de Inglaterra se in­ bio estilístico radical; en la arqui­
tegra desde la conquista normanda tectura se manifiesta neta y visi­
(1066) en la evolución occiden­ blemente en los primeros edificios
tal, pero no se ha de olvidar que nos introducen ya en el Gó­
la prolongada dependencia esti­ tico. Surgen principalmente en
lística respecto de Normandía. Ita­ l’Ile de France, que pasa ahora
lia, en el enfrentamiento con las también, política y lingüísticamen­
influencias de la Antigüedad clási­ te, a primer término, y donde, por
ca grecorromana primero y del arte consiguiente, se resumen todas las
¿emás tendencias de la aquitec- él se subordinan también las ar­
a r0mánica francesa. Los res­ tes figurativas, de das que se sir­
tantes países europeos, entre tanto, ve. Tras el desorden del «oscuro»
edan aún sometidos a la cons­ s. x se había iniciado en Francia
trucción maciza típicamente romá­ y Alemania, hacia el año mil, una
nica, que entra en una fase tardía pujante actividad arquitectónica,
r a s g o s 'principalmente decora­ que alcanza en el transcurso del si­
tivos. Después de que la hierática glo xi también a Inglaterra, Italia
rigidez del primer período se ate­ y España. En todos los países se
núa ya en el Románico temprano
con motivos ornamentales, se per­
cibe ahora una preferencia por la
apariencia rica, a veces casi sun­
tuosa. Las fuerzas impulsoras que
actúan tras estas transformaciones
se c o n ju g a n en l a s representaciones
figurativas, que reflejan ahora fre­
cuentemente e l intento de reducir
d profundo abismo entre lo terre­
nal y lo ultraterreno por medio de
una reproducción del hombre, orien­
tada más bien hacia modelos te­
rren ales. Esta nueva imagen del
hombre tiene su origen en el feuda­
lismo, que desde da época de las
Cruzadas también pasa políticamen­ [248] A badía de M aría Laach, comen­
te a un primer plano. El «caba­ zada en 1093, consagración del coro occi­
llero cristiano» se convierte en la dental en 1156; atrio, 1220-30. V ista ge­
neral desde el noroeste. La edificación por
esencia, en la imagen ideal de la grupos de dos coros y abovedada en su
actitud espiritual de Occidente, que totalidad representa, en su tensa y enérgi­
aparece incluso representada en la ca monumentalidad, la intencionalidad ar­
quitectónica del Románico tardío alemán.
iconografía cristiana. En esta brus­ Clara correspondencia entre los cuerpos
ca transformación se anuncia ya el del edificio, de formas diversas, clara­
espíritu del arte Gótico, cuyas ma­ mente perfilados, que están aligerados y,
nifestaciones dan testimonio de la a la vez, unidos por motivos articulantes
y envolventes.
diferente actitud del hombre ante
los diyersos problemas del mundo
y de la religión. emprenden ahora las nuevas ta­
reas arquitectónicas y con ellas se
plantean en casi todas partes los
ARQUITECTURA mismos problemas: la casa de Dios
no sólo debe acoger a una gran co­
El lugar principal de la creación munidad, sino también al numero­
artística del Románico lo ocupa la so alero, pero, aparte de eso, ha
arquitectura eclesiástica. Si bien en de tener además en cuenta las
el ámbito secular no faltan obras exigencias del culto a las reliquias,
semejantes, la arquitectura profana y las peregrinaciones. Estos proble­
no posee aún independencia esti­ mas se resuelven en los diversos
lística. En el edificio sagrado es centros artísticos de modo total­
donde cristalizan con mayor pureza mente diferente —a base de ideas
las aspiraciones de la época, y a progresistas y nuevas o con el des­
arrollo de tradiciones antiguas— , arte románico —como Inglaterr
pero en ello se manifiestan con respecto a Nomandía y España con
mayor o menor claridad tenden­ respecto a Francia suroccidental-f
cias 'afines, que unen todo el Occi­ o bien desarrollan formas en ] ’
dente por vez primera por encima que se trasluce, muy transformado
d e das fronteras d e las escuelas el lenguaje estilístico románico’
a r q u ite c tó n ic a s re g io n a le s en una como ocurre en Italia.
unidad estilística 'Superior. Con ello hemos señailado ya Una
Si nos preguntamos por los ras- sucesión cronológica: Francia v
Alemania constituyen da cuna del
Románico temprano. En dichos pa{.
ses ya se habían perfilado después
del cambio de milenio las nuevas
tendencias: en la Baja Sajonia la
nueva distribución de la planta y la
alternativa de apoyos [226, 227] *
en Borgoña la solución del coro
con giróla, situado en la parte
este, y el aligeramiento del muro
de la nave central por medio de
triforios [221, 222]. Con frecuen­
cia la apariencia del exterior esta­
ba determinada en Alemania por
grupos arquitectónicos equivalentes
en las partes este y oeste, y en
Francia por la zona ricamente es­
calonada del coro. Sobre estas ba­
ses se levantan las construcciones
de las iglesias románicas, articula­
das ahora en el exterior con ma­
yor fuerza y plasticidad, gracias a
[249] Coro oriental de la catedral de la introducción de formas envolven­
M aguncia, terminado hacia 1135. A ligera­ tes [248], La envoltura (Umgrei-
miento plástico de la estructura del exte­ fung) por arcos de medio punto es
rior en el Románico. Arcos ciegos m últi­
plemente escalonados envuelven las ven­ una característica esencial del Ro­
tanas de los ábsides; encima, la galería mánico: en todas las partes del edi­
enana de arcos de medio punto con sus ficio se abrazan arcos menores, em­
oquedades sombreantes. En el frontón,
nichos ascendentes escalonados. Pilastras,
parejados o alineados por otros
listeles y frisos de arcos de medio punto mayores. Otra característica con­
son los elementos básicos del caudal de siste en la fractura del muro
formas decorativas. por arquerías ciegás y filas de co­
lumnas, que irrumpen en profun­
gos característicos de este estilo co­ didad gradual, y en su ahuecamien­
mún, debemos hacer restricciones to por grandes vanos de ventanas
cronológicas y geográficas, ya que y triforios; asimismo, en la dis­
en Alemania y en Francia se pre­ gregación del espesor del muro en
sentan en época mucho más tem­ capas aisladas, para lo que se em­
prana y con mayor pureza, mien­ plean frecuentemente pequeñas fi­
tras que los otros países, o están las de arquerías de arco redondo,
en clara dependencia de uno de las llamadas galerías enanas [249].
estos dos focos de irradiación del Junto a la configuración plásti­
ca de las paredes exteriores e in­ adopción de esta novedad no sólo
teriores, lia principal preocupación influyeron criterios prácticos —la
]a más importante aportación de disminución del peligro de incen­
]a arquitectura románica es el abo- dio, por ejemplo— , sino que aquí
vedamiento de la totalidad del edi­ halla expresión el espíritu de toda
ficio de la iglesia. Con esta téc­ una época. El abovedamiento de
nica se inica ya una segunda fase, la nave centrad puede considerarse
que abarca la primera mitad del como una forma de la envoltura
s xii- Los primeros intentos que se transferida a lo espacial, sobre to­
do cuando se persigue una clara
división de las bóvedas en tra­
mos. Por otra parte, en las más
avanzadas construcciones de bóve­
das se exterioriza un claro deseo de
dividir la nave mayor en una su­
cesión de porciones verticales de
espacio, de compartimientos simi­
lares, netamente separados por to­
dos lados por recios pilares, por
paramentos murales y por arcos
fajones en la bóveda [250]: se

[250] Iglesia de Ste. M adeleine en V é­


zelay, 1120-40, coro de principios del si­
glo XIII. Interior dirigido hacia el este. [251] Iglesia de H ersfeld, 1037-1144, en
El principio románico de la adición de ruinas desde 1761. V ista sobre el tran­
cuerpos individuales se m anifiesta en la septo y el coro. Incluso en la reducción
ordenación espacial: la nave mayor está a los tendidos principales de los muros,
configurada por una serie de tramos inde­ apenas estructuralmente apuntados, se ex­
pendientes con bóveda de aristas. Sub­ presa la intencionalidad arquitectónica mo­
rayado de los elementos estructuralmente numental y severa del Románico alemán
importantes: pilares y param entos f u s i ­ temprano. Claras proporciones dominan la
formes sobre los que descansan los arcos correspondencia de los distintos recintos
fajones del bovedaje. E l color cambiante y la división de las superficies.
de la piedra acentúa los elementos ar­
quitectónicos.
trata de un principio acumulativo
producen a finales del s. xi se pue­ y que a la vez traba 'los espacios,
den detectar, casi aproximadamente muy alejado del que rige en las ba­
y de forma independiente, en Fran­ sílicas paleocristianas. Cierto es que
cia y en Alemania. Después del la techumbre plana encuentra aún
1100 surgen en todos los países frecuente aplicación, pero el futuro
iglesias con bóvedas de cañón, de pertenece a la bóveda, a la acen­
arista o también ya de nervadura tuación plástica de los miembros del
en cruz. Es evidente que en la muro que se elevan como líneas
de fuerza y en cuya estructura se Alemania
manifiesta claramente su función
de apoyo de la bóveda. Norman- El Imperio germánico

[253] C ripta de la catedral


1036-61. En el románico tiene
am pliación de la cripta, a la
los pórticos, que da como
sias subterráneas normales. Las
capiteles y bóvedas presentan
ras y enérgicas.

ye el centro de Occidente hasta la


caída de la soberanía de los Stau-
fen (1256), sus dominios inclu­
yen amplias regiones de Italia y
[252] Catedral de Spira, 1030-61. R e­ se extiende por el este más allá
construcción de la nave mayor, de épo­
ca sálica temprana. Obra capital de co­
del Elba. Permanece aún la con­
mienzos de la arquitectura románica en cepción del Sacro Imperio de los
Alemania. Las zonas de arcadas y ven­ Otones, como una unidad de poder
tanas están comprendidas bajo un arco temporal y espiritual. Las prime­
en un estrecho sector vertical de pared.
Arcos ciegos dividen el volumen mural ras grandes construcciones de los
en diversas partes. Las paredes de la emperadores sálicos, especialmente
nave central están articuladas según un la catedral de Spira, dan aún tes­
nrincipio alineador.
timonio de la fuerza inquebrantada
de esta unidad. Las tendencias
día sigue en esta línea evolutiva monacales reformistas, que parten
que encuentra su plena realización ya a finales del siglo x del monas­
en las catedrales góticas de l’Ile terio de Cluny en Borgoña, son
de France; En el norte de Francia también aceptadas y apoyadas en
se extingue así la época románica. Alemania por el Imperio. Sólo a
El resto de Occidente permanece mediados del s. xi, desde el mo­
sumido hasta muy adentrado el mento en que el Papado se en­
s. xm en un estilo románico frenta al emperador con una nue­
tardío, que ya no crea más formas va pretensión de poder, se rompe
espaciales, sino que busca el en­ la unidad entre la Iglesia y el Im- ¡
riquecimiento decorativo o persi­ perio germánico. Principalmente a
gue la configuración plástica de los raíz del dereaho que ostenta el em- ■
volúmenes murales. perador al nombramiento de obis- .
DOs comienza la lucha por el poder construcciones sálicas son de una
ü-lá llamada lucha de las investidu­ severa y digna monumentalidad,
ras—, Que duró hasta el declive del que sigue la línea de la reforma

[2541 Catedral de bpira. N ave mayor


d e sp u é s del abovedamiento, comenzado
hacia 1082. Cada segundo pilar, origina­
riamente unitario [2 5 2 ], fue reforzado
para sustentar los arcos fajones que se­
paraban las bóvedas de aristas: con ello
se da lugar a una sucesión rítm ica de
tramos individuales — cada uno una uni­ [255-256] Catedral de Maguncia, nave
dad espacial independiente— dentro de mayor y parte oriental, 1081-1137; bóve­
la concepción del «sistem a ligado». das de la nave central y parte occiden­
tal hacia 1200-39. N ave mayor dirigida
Imperio y de la Iglesia en la baja hacia el oeste y planta. Catedral impe­
Edad Media. La separación entre el rial del alto Románico. E l «sistem a li­
gado» determina la planta de la edifica­
poder papal y el imperial pone fin ción de doble coro, levantada sobre ci­
al sistema cesaropapista introdu­ mientos anteriores: el cuadrado del cru­
cero constituye el m ódulo para las alas
cido por los Otones. La Iglesia del transepto y brazo del coro. En el
pierde así poder temporal, pero cuerpo longitudinal — los cuadrados se
acrecienta su autoridad espiritual, convirtieron en rectángulos en razón de
las dimensiones excesivas— cada tramo
dando un nuevo impulso a la re­ de la nave central está acompañado por
forma deseada. dos tramos de naves laterales de la mitad
Estas disensiones no dejan de de su anchura. Monumentalidad del recin­
traer consecuencias para la arquitec­ to con articulación mural discreta y de
amplios trazos.
tura y su desarrollo, cuyas fases
coinciden con el período de reina­ cluniacense y que de nuevo acen­
do de los soberanos sálicos y los túa la orientación hacia el este
Staufen. Las primeras grandes en los interiores. Desde finales del
s. xi el desarrollo se ramifica: se perciben tendencias hacia f0r
surgen las iglesias reformadas as­ mas complicadas: un resurgimiento
céticamente severas, sin bóvedas del doble coro, de tendencia cen
tralizadora, y sobre todo una des­
medida avidez ornamental, que Se
despliega especialmente en el ex­
terior del edificio. En la última
fase del Románico alemán, en la
primera mitad de s. x m , las gran.
des catedrales —Spira, Maguncia
Worms, Bamberg, Ñaumburg_ ad­
quieren, en parte utilizando restos
considerables de edificios más an­
tiguos, su apariencia actual. De
esta manera, Alemania se mantiene
conscientemente en la tradición ro­
mánica, mientras Francia empieza
ya a construir catedrales góticas.
De las grandes edificaciones del
período sálico temprano sólo se
han conservado, en estado de rui­
nas, dos de las más importantes
las abadías de Hersfeld (1037-
1144) [251] y Limburg a. d. Hardt
(1026-1045). En los muros de di­
chas ruinas puede percibirse, aún
hoy, su lenguaje adusto y severo,
[257-258] Santa M aría en Capitolio en mesurado y digno. Este estilo romá­
Colonia, consagrada en 1065. Reconstruc­ nico temprano tiene también cla­
ción del exterior (según Rahtgens) y ra expresión en la catedral de
planta. Configuración centralizadora de
las partes orientales: el transepto y la
cabecera de coro están adosados a la
nave mayor en forma trébol ada como «tri-
cónquido». Intima trabazón de ambas
partes por la prolongación de las n a ­
ves laterales que circundan todo el ed i­
ficio. En el exterior están ligados los
distintos cuerpos arquitectónicos de la
I
parte oriental, adosados unos a otros,
por la giróla inferior. [259] Iglesia de San Pedro y San Pa- :
blo, en H irsau, 1082-91, destruida en
y rigurosamente estructuradas, en la elCluny s. xv ii. Planta. Según el modelo da
II [2 1 8 ], surge con ligeras va­
línea del monasterio de Hirsau en riaciones (terminación recta del coro en
la Selva Negra, dependiente de lugar del ábside semicircular) el tipo bá­
Cluny; y junto a ellas, en inten­ sico de las iglesias cluniacenses alema­
nas. A l este, coro escalonado con nu­
cionado contraste, las grandes ca­ merosos nichos de altar. Señalización poi
tedrales y monasterios no refor­ pilares del último tramo de la nave ma­
mados, construidos en un «estilo yor ante el crucero como «choras mi-,
ñor». A l oeste, atrio cubierto con dos
imperial» representativo, con au­ torres.
daces bóvedas, grupos de torres
de miembros múltiples y una de­ Spira (1030-1061) [254], dejando
coración más suntuosa del edificio. al margen las transformaciones pos­
En las construcciones de los Staufen teriores que ha sufrido. A las nue-J
dimensiones imperial-monumen- influido por Cluny. Las semicolum-
vajSes se añade un trabajo de ex- nas- de cada segundo pilar están
¡!¿ma calidad, sobre todo en las reforzadas para sustentar arcos fa-
abores de sillería. La reconstruc- jones, que se introducen entre las
ion de este primer edificio [252], nuevas bóvedas de arista. Así se
fundado por Conrado II, muestra forman tramos de bóvedas casi cua­
una nueva concepción del espacio drados, más estrechos, en la nave
interior. Recias arquerías con pi­ central, a los que se adosan dos de
lares conducen hacia el coro, pero las naves laterales; una disposición,
el tendido de arcos no queda, como por tanto, de la que ya era un anti­
en anteriores construcciones, res­ cipo la alternancia de apoyos de
tringid» a la planta baja, sobre la San Miguel, en Hildesheim [226],
aue se alzada una superficie mural y que se denomina sistema ligado
inarticulada y laminar, sino que (gebundenes system). Si en Hildes­
adquiere mayor importancia preci­ heim sólo se mostraban en la plan­
samente en esta roza superior. De ta los cuadrados basados en el cru­
las impostas brotan hacia arriba cero, ahora en Spira se reflejan
pilares que abrazan con un arco de también en las bóvedas. El punto
medio punto las ventanas del ole- en que se cortan las aristas de cru­
restorio. Desde el suelo se alzan se- cería señala clara y netamente su
micolumnas con capiteles cúbicos centro. La envoltura de las superfi­
que también acaban en arcos cie­ cies murales se ha transmitido pro­
gos. De esta manera, ventana y ar­ gresivamente al espacio, de manera
cada quedan ligadas por un eje ver­ que la nave central .se presenta aho­
tical bajo un arco y la pared está
ra como una sucesión de fragmentos
plásticamente articulada en una su­
cesión de espacios levantados de espaciales estáticos. El mismo pro­
forma diáfana y noble. L a nave cen­ blema conduce al mismo tiempo en
tral está provista de una techum­ Francia a soluciones diferentes; en
bre plana que subraya la dirección Alemania encontró en Spira su for­
hacia el coro. Sólo las naves late­ ma clásica normativa.
rales están abovedadas, así como La catedral de Maguncia (nave
la gran cripta al este. Es ahora mayor y parte oriental, 1081-1137;
cuando estas iglesias subterráneas bóvedas nervadas y parte occiden­
adquieren carácter de recintos de tal, 1200-39 [249, 255, 256] si­
salón [253], donde se elevan sobre gue en la composición mural, en
columnas con capiteles bóvedas de la bóveda primitiva y en cada una
arista de composición firme. En de las formas el modelo de Spira.
comparación con esta cripta, cier­ Conserva, sin embargo, el doble
tamente la mayor y más bella de coro, realizado anteriormente, en
su época —destinada al mausoleo la época de los Otones, y que
de los emperadores sálicos— , las ahora, en la confusa y caótica si­
criptas de salón más antiguas del tuación de la lucha de las inves­
s, x parecen sombrías bodegas. tiduras, constituye probablemente
En tiempos de Enrique IV, una contraposición expresa a las
en 1082, se emprende en Spira el tendencias de los movimientos re­
abovedamiento de la nave central formistas monacales. También en
[254], una de las iniciativas más este acso la articulación del sis­
audaces de la época, que puede to­ tema de arquerías ciegas en la
marse como una reacción contra nave mayor y de las galerías ena­
la voluntad de poder del Papado nas, los nichos y los frisos de ar-
eos redondos en el exterior son ábside y del transepto rematan nue­
claro testinomio de da noble y plás­ vamente en torres cuadradas. Este
tica intencionalidad de la arqui­ conjunto da lugar a un rico con
tectura sálica tardía. La reforma traste entre formas estereométricas
cluniacense no se extiende a to­ diferentes. Todas las partes del ex­
dos los monasterios benedictinos. terior —ejes de ventanas, picos, to
El monasterio de Maria Laacb rres y troneras— están resaltadas
[248], fundado en 1093 por un y envueltas por motivos articulan­
partidario de Enrique IV, es objeto tes (listeles, frisos de arcos de

[261] Iglesia de los premonstraten'ses


de Jerichow , comenzada en 1149. Vista h a­
cia el este. La primera iglesia impor-
tante de la M arca de Brandeburgo; cons­
truida en ladrillo, adopta en sus fo rm as
ascéticas el espíritu arquitectónico de
H irsau.

[260] Convento de Alpirsbach, fundado dio punto, arquerías ciegas), Cada


en 1095. Interior dirigido hacia el oes­
te. B asílica de columnas con cubierta
forma particular y cada grupo están
plana, según el modelo de H irsau. Re­ así vinculados a una totalidad de
cinto austero, sin adornos, de formas gran energía e intensidad. A fina­
claras y severas. les de la época de los Staufen aún
se coloca ante el coro occidental
a comienzos del s. xn de un above­ un atrio, según el modelo paleocris-
damiento total sobre una planta; tiano, que está destinado principal­
se prescinde del sistema ligado, pero mente a lugar de reunión y para
se adopta el doble coro. Él exterior la formación de procesiones. Exis­
se presenta como típica edificación tente antes en numerosas iglesias
d e grupo. La idea de la obra oes­ medievales, actualmente son pocos
te s e reproduce de nuevo con una los casos en que conserva su forma
a c e n tu a d a torre central cuadrada, original [293].
acompañada por dos torres redon­ Junto a Spira, Maguncia y Ma­
d a s de escaleras. Al este se alza so­ ría Laach, la iglesia de Santa Ma­
b r e e l crucero una torre de sección ría en Capitolio, en Colonia, es
o c to g o n a l y, detrás, las esquinas del un claro exponente de la arquitec- .
tura sálica. Precisamente las partes ción de la zona del coro. Las di­
orientales más importantes fueron ferentes partes del edificio, que se
víctima de los bombardeos de la elevan escalonadamente, culminan
aviación aliada en Ja última guerra, en la torre del crucero, y las distin­
¿e manera que es en Ja reconstruc­ tas piezas yuxtapuestas están a la
ción actual [257] donde se ve su vez rodeadas y unidas por los tres
disposición con mayor claridad. hemiciclos inferiores. Motivos ar-
^ un cuerpo longitudinaJ de ba­ ticuladores y envolventes de las
sílica con una fachada similar a superficies cubren todo el exterior

St. M aria de H ohe, en Soest, [263] Coro de los Santos Apóstoles en


principios del s. x m . V ista hacia el este. Colonia, comenzado en 1192. Readopción
Los distintos tramos, con sus bóvedas, de la planta trebolada [2 5 8 ]. Fusión de
ascendentes cupularm ente, han sido con­ las diversas partes en un compacto bloque
juntados en un compacto recinto de sa­ arquitectónico. Aligeramiento de los vo­
lón. Algunas de sus formas muestran ya lúmenes murales por articulaciones de
indicios del G ótico: arco apuntado y p i­ arco de medio punto con fuerte acentua­
lares articulados con mayor riqueza. ción de las horizontales. Efecto pictórico
por ahuecamiento sombreante de la pared,
de abajo hacia arriba (galería enana).
una obra oeste se adosaba al este
un coro sobre una planta trebo-
lada [258], Esta es la primera vez del edificio. En el interior se ma­
que dicha forma, habitual en los nifiesta con mayor claridad aún la
edificios centrales del arte greco­ tendencia a la unificación de la
rromano y paleocristiano, apare­ estructura espacial. Por desgracia,
ce en Occidente, lo que da Jugar a la descripción ha de reducirse ac­
las más diversas teorías que la re­ tualmente a la planta: junto a
miten a fases más antiguas, no una nave central de cubierta pla­
atestiguadas, del arte germánico, y, na, las laterales tienen bóvedas
a veces, a modelos del arte oriental. de arista, corno en el primer edi­
Más importante que aclarar su ori­ ficio de Spira. No terminan, sin
gen es, sin duda, constatar que embargo, como era habitual hasta
aquí se emplea para la configura­ entonces, en las alas del transepto,
sino que las rodean, se continúan cluniacense, primero por Alemania
en el coro y retornan al punto de meridional y más tarde por todo el
partida en las torres al oeste. La Imperio germánico. La gran cons­
planta trebolada, constatable en trucción de nueva planta del abad
otros países sólo muy aisladamen­ Guillermo de Hirsau, la iglesia de
te, se convierte en la época inme- San Pedro y San Pablo (reducida a
unos pocos restos en el s. xvii)
se construye, de 1082 a 1091 se­
gún el modelo de la segunda iglesia
de Cluny, erigida a finales del s. x
[218], La inspiración en este mo-
: délo, ya anticuado en aquella época
no sólo era una protesta contra la
construcción de tipo ornamental de
los Salios, sino también una cons­
ciente autolimitación, un retorno a
las ideas de comienzos del cristia­
nismo. El hecho de que en Hirsau
se elija la basílica de columnas con
cubierta plana no significa la falta
de medios técnicos, sino una con­
ciencia y preferencia muy determi­
nadas: es el estimonio de un no
querer, no de un no poder. La
planta [259] muestra un sistema
rígidamente cuadrangular, válido
sobre todo para el crucero y el
brazo del coro. Al oeste se coloca
una anteiglesia en forma de atrio
[264] Coro occidental de la catedral de
Worms, 1170 a 1224. Fase tardía del R o­
ante el edificio principal, y al este
mánico alemán. Aun a pesar de sus ele­ aparece un coro escalonado, cuyas
vadas y esbeltas proporciones, perm a­ partes frontal y laterales se cié-j
nece la duplicidad del coro y la ad i­
ción de distintas partes arquitectónicas. rran en línea recta .El coro de los
Los cuerpos enérgicamente ascendentes, monjes se encuentra en el cru­
de sección circular o prism ática, están cero, y el primer tramo de la nave
configurados cada vez con mayor p las­
ticidad, si bien se conserva la impresión mayor, anexo al oeste, está señalado
de peso. por pilares, como «ohorus minor»
para los frailes no ordenados to­
diatamente posterior en una ca­ davía. Estas características son tan
racterística de los edificios rena- típicas de las edificaciones de Hir­
nos y de Colonia, aunque está más sau como su orientación rígida
simplificada y sin galería [263]. este-oeste, que está subrayada por
Frente a estos edificios, suntuo­ la estricta renuncia a la cripta pro­
sos y llenos de fantasía, muy re­ minente en el coro. A ello se aña­
presentativos del Imperio sálico, de la realización sumamente limpia
la otra tendencia de la arquitec­ de los detalles constructivos: los
tura románica alemana presenta ca­ sillares y capiteles cúbicos, por
racteres más ascéticos, severos y ejemplo, son de procedencia ale­
sobrios. Desde el monasterio de mana y responden al deseo de lo­
Hirsau en la Selva Negra se ex­ grar una apariencia sencilla. Esta
tiende el movimiento de reforma manera simple de construir es ca-
racterístíca de los edificios depen­ del s. x i i ) y Alpirsbach (comenzada
dientes de Hirsau, aun cuando el en 1095) [260] pueden proporcio­
esquema básico puede variar mu­ nar una idea mucho más completa
cho, de forma que en todo caso que el edificio destruido de Hirsau
eS posible hablar de tendencias cons­ de la exigente severidad de este
tructivas de Hirsau, pero no de movimiento, que se enfrenta inten­
cionadamente en todos los aspec­
tos a las formas más suntuosas de
los edificios imperiales.
Las ideas arquitectónicas de Hir­
sau influyen también en nuevas
edificaciones ajenas a la propia
congregación monacal. La iglesia
de los premonstratenses de Jeri-

central con triforios cubiertos por bóveda


J11I1 C U L u u iu u o v , y n a v - ia x y de cañón. Efecto espacial som brío, ya
consagrada en 1096; pisos superiores de que la nave central sólo está iluminada
las torres principales del s. x m . Exterior indirectamente por las naves laterales y
de la parte oriental, nave mayor hacia el los triforios. La parte oriental es, en su
coro, planta. T ipo de la glesia francesa de exterior, un rico conjunto de partes ar­
peregrinación, abovedada. Adaptación de quitectónicas escalonadamente ascenden­
la planea para acoger a las grandes mu­ tes. Armónico equilibrio de verticales y
chedumbres de peregrinos: cuerpo longitu­ horizontales, tanto en la ligazón de los
dinal de cinco naves, transepto de tres, cuerpos arquitectónicos como en la ar­
gúola con corona de capillas. Clara di- ticulación de las superficies.
reccionalidad de oeste a este. Alta nave
chow (comenzada en 1149) en la
normas fijas. Las iglesias de Klein- Marca de Rrandeburgo, muestra
komburg (1108), Paulinzella (1112, las mismas formas ascéticas y seve­
en ruinas desde el s. xvm ), Aller- ras, y por vez primera probablemen­
heiligen en Schafhausen (principios te una utilización homogénea del la-
drillo para todas las partes de! mania muy lentamente. Los puri.
edificio [261]. Asimismo en otras tos de enlace, que tan grandiosa­
regiones alemanas (Baja Sajonia, mente se habían manifestado en
Babiera) las naves mayores siguen Spira, quedaron sin continuación y
construyéndose con techumbres pla­ el espíritu de Hirsau se introdujo
nas, y sólo en los vestíbulos, brazos entretanto en todas partes. Sobre

[269] Catedral de St. Lazare en


erigida en 1120-40, en estrecha
con Cluny I I I . La articulación
[268] A b adía de Cluny, reconstrucción ticos romanos fue adoptada en la
de la tercera edificación, 1088 hasta 1130 interior: pilastras acanaladas sustentan
aproximadamente, reducida en el s. x v m lugar de las habituales semicolumnas,
a unos pocos restos. E dificación above­ arcos fajones del cañón. Entre
dada borgoñona con cañón apuntado en la das, ya apuntadas, y la zona de
nave central. La gigantesca abadía da tes­ nales se introduce una galería
timonio de la importancia y afán de poder arco redondo (forma previa del
de la orden cluniacense. E l cuerpo longi­ gótico).
tudinal de cinco naves con anteiglesia oc­
cidental, rígidam ente organizado, conduce
hacia la edificación oriental de varios todo la utilización de
miembros, con dos transeptos y giróla. de crucería, ya difundidas en
E ste grupo arquitectónico, claramente d i­ mandía hacia el 1100, no
ferenciado, parece como un añadido al
conjunto, y culmina en la torre del cru­ tra acogida hasta mediados
cero sobre el altar mayor. s. xu, convirtiéndose entonces
una de las más importantes
del coro y del crucero y en la cripta vaciones arquitectónicas de los
se emplean eventualmente bóvedas Staufen. Las bóvedas de crucería
de arista. aparecen, por primera vez, proba­
El abovedamiento, uno de los blemente en Alsacia —la región en
principales problemas de la cons­ que se ejercían mayores presiones
trucción románica desde principios sobre la casa imperial—, al parecer
del s. x i i , se abre paso en Ale­ tomando como modelos las de la ve-
c iñ aFrancia. Precisamente es en AI- nes. En la Baja Sajonia, Enrique
sacia donde se inicia, a partir del el León hace levantar la catedral
s xii, una amplia actividad cons­ de Brunswick (1173-1195), el pri­
tructiva, más avanzada en técnica y mer edificio totalmente abovedado,
estilo que la del resto de la Alema­ el cual, aun con toda su dignidad
nia meridional, mucho más conser- monumental y su reservada seve-

[270-271] Notre-Dame-du-Port, en Cler- ridad, produce actualmente la im­


mont Ferrand, s. xn . Nave central hacia
el éste y vista del crucero. T ipo de la presión de ser algo anticuado para
iglesia de salón de A uvem ia, abovedada su época, sobre todo por el volu­
por cañón en la nave central, con galerías men macizo, casi inarticulado, de
altas y coro con giróla (afín a las iglesias
de peregrinación). Repetición del motivo su exterior. En Westfalia se levan­
de triforios ilum inadores de la pared en tan recintos de amplio tendido, cu­
las arcadas de los muros divisorios sobre bierto por bóvedas nervadas que
•el crucero [2 7 1 ]. Animación decorativa
por incrustaciones polícrom as en piedra. se elevan cupularmente [262] y
que constituyen un anticipo de los
vadora. Las partes orientales, de es­ grandes «salones» (en alemán,
beltas y elevadas proporciones, de la Hallen) de la época gótica. Donde
iglesia de Murbách [247], erigida se despliega con mayor amplitud
hacia el 1150, son los únicos res­ la arquitectura de la época de los
tos de este monasterio, muy im­ Staufen es en Renania. Se sigue
portante en su época: nos ofrecen la tendencia hacia una conforma­
una impresionante imagen del len­ ción más marcadamente plástica del
guaje, tonpe aún, de .da arquitec­ exterior del edificio, como ya se
tura de la primera época de los anunciaba en María Ldach, y que
Staufen. conduce a edificaciones como los
En la segunda mitad del siglo Santos Apóstoles [263] y Gran
también se comienza a abovedar San Martín, en Colonia, cuyos coros
iglesias completas en otras regio- fueron creados según el modelo
de Santa María en Capitolio, sobre media experimentan una transfor­
una planta trebolada. La mayoría mación más o menos profunda. En
de estos edificios emplean las bó­ Spira queda limitada principalmen­
vedas de crucería nervadas de arco te a la renovación de las bóvedas
apuntado, desarrolladas en Fran­ de la nave central, conservando la
cia, junto con el sistema ligado lo­ construcción de aristas. En Magun­
cal; de este modo se aceptan abier- cia se introducen bóvedas nervadas
y se añade el amplio cuerpo occi­
dental (de 1200 a 1239). La cate­
dral de Worms se alza sobre res­
tos antiguos como edificación de
nueva planta (concluida en 1224)
Es la más pequeña y da más tardía
de las 'tres catedrales, pero, sin
embargo, la más unitaria y quizá
por eso la que mejor permite ana­
lizar las tendencias de las edifica­
ciones stáuficas tardías [264]. El
interior, una basílica de pilares con
bóvedas nervadas, está en la línea
de Spira y Maguncia, pero con for­
mas más esbeltas y nervadas. Tam­
bién en el exterior destacan por su
altura las partes occidentales, rí­
gidas y empinadas. Si se piensa que
en la misma época ya estaba termi­
nada la fachada occidental gótica
clásica de Notre Dame, en Pa­
rís [354], se puede percibir clara­
mente la diferencia fundamental
[272] Iglesia de St. Austremoine, en Is-
soire, principios del s. x i i , torre de cru­ entre la catedral francesa y la ale­
cero renovada. La parte oriental de las mana: mientras que en esta última !
iglesias de Auvernia está configurada por se alzan grupos de cuerpos arquitec-1
un piso a manera de zócalo, que brota
del transepto y está adornado con arca­ tónicos plásticamente configurados,
das, y sobre el que se alza la torre del muros atravesados por nichos y ga­
crucero. También en el exterior se utiliza lerías y 'horarados por vanos circula­
la incrustación de piedra de color.
res, aunque conservados sustancial­
tamente las innovaciones arquitec­ mente, la catedral francesa presenta
tónicas del Gótico contemporáneo, una pared extendida en superficie,
pero el conjunto total de las cons­ como un relieve de consumada ar­
trucciones alemanas de esta época monía, entre los miembros verti­
sigue siendo románico. Continúa vi­ cales y horizontales, donde los bo-
gente, además, el sentido típica­ tareles dan clara expresión a la
mente alemán de los volúmenes «armazón» gótica.
divididos en capas o estratos, tanto La arquitectura de la época de
interior como exteriormente, por los Staufen no podría haber evo­
medio de nichos, arcos ciegos y lucionado jamás hacia el Gótico,
galerías enanas, cuya estructura no pues su intencionalidad, radical--,
está penetrada ni queda diluida. mente plasiticista, estaba en abso­
Al mismo tiempo, das tres cate­ luta oposición con la concepción
drales imperiales de la Renania de la disolución de los muros. Sólo
jnás tarde, cuando se adoptó el sis­ temprana se han conservado esca­
tema gótico sin reservas y de ma- sos restos, insuficientes para deter­
nera absoluta — como en Colonia, minar evoluciones aisladas o rela­
por ejemplo [3 8 9 , 3 9 0 ]— se superó ciones de afinidad de unos edifi­
en Alemania el estilo románico y se cios con otros. Las innovaciones
introdujo así la nueva época del más importantes de esta fase tem­
Gótico. prana consistieron en los primeros

[273-274] Iglesia de St. Savin-sur-Gar-


tempe, hacia 1080. N ave central hacia el
este, sección del cuerpo longitudinal. Ig le­
sia de salón, típica de Poitou, con bóveda
de cañón en las tres naves. Ilum inación
del recinto únicamente a través de las
ventanas de las naves laterales. La direc-
cionalidad hacia el coro está subrayada
por las bandas longitudinales de la pin­ intentos de abovedamiento de cierto
tura del techo [3 3 3 ].
alcance y en la nueva solución de
la parte oriental, el coro con gi­
Francia róla, que a partir de entonces que­
da como modélico para casi todas
Francia, durante el s. xi y co­ las edificaciones francesas. Hacia
mienzos dél x i i , era un país disgre­ el s. xi se desarrollan, sin embar­
gado políticamente en numerosos go, focos artísticos en distintas re­
ducados y condados, sin un poder giones con características diversas,
centralizador (la conciencia francesa que se manifiestan tanto en la es­
no surge hasta bien entrado ei si­ cultura como en la arquitectura.
glo x i i ) que esté en condiciones Se habla, por tanto, de escuelas
de determinar — como ocurría en arquitectónicas, lo que no excluye,
Alemania— el estilo de 'toda la épo­ por otra parte, que las formas de
ca. Sólo a finales del s. x i i y, una escuela se transfieran también
sobre todo, a lo largo ded x i i i , a regiones contiguas y que ejerzan
comienza la centralización del po­ entre sí muy fecundas interacciones.
der, que parte de r ile de France, En Auvernia y en Poitou aparecen
y de este modo el auge político. iglesias de salón con tres naves (en
De la arquitectura románica parte con triforios), cuiyas carac­
terísticas es-peciales consisten en principales de la construcción ro­
bóvedas de cañón y una rica confi­ mánica: la articulación plástica
guración ornamental de la fachada compenetración del volumen mu
y la parte del coro. En Aqukania ral, de un lado, y el abovedamien­
se da preferencia a das salas de to de todo el edificio de la iglesia
una sola nave, coronadas por una de otro. ’
cúpula, y en Provenza a los edifi­ Entre tanto también se consigue
cios sencillos, a veces macizos en Francia una unión suprarregio-
como fortalezas. Borgoña desarrolla nal entre las distintas provincias
distintas formas de recintos basidi- artísticas. Las grandes iglesias de
cales: junto al cañón de arco apun­ peregrinación desempeñan un pa­
tado se encuentran las primeras pel destacado en este logro y
iglesias totalmente cubiertas con ganan mucho en importancia desde
bóveda de crucería. Normandía se comienzos del s. xi, época en que
distingue por la estructuración con- las peregrinaciones a la tumba del

[275] Fachada de la iglesia de Notre-


Dame-la-Grande, en Poitiers, hacia 1150.
E jem plo de una fachada occidental, típica
en Poitou, de época madura. E l muro co­
ronado por frontón, cubierto totalmente
por adorno figurativo, está enmarcado por [276] N ave mayor de la iglesia de Fon-
dos pilares de haz en forma de torre. Ar­ tevrault, posterior a 1120. Iglesia cupular
ticulación de la superficie en líneas hori­ aquitánica. De la yuxtaposición de re­
zontales de arcadas. cintos cupulares individuales surge un
cuerpo longitudinal de una sola nave, que
desemboca en un coro con giróla. Prin­
secuente de los muros de la nave cipio acumulativo típicam ente románico.
Configuración plástica de pilares y pare­
central, sobre los cuales ya se cons­ des a base de semicolumnas.
truyen poco después del 1100 las
primeras bóvedas nervadas. Aun apóstol Santiago el Mayor en San­
con toda da variedad de las dis­ tiago de Compostela (Galicia, Es­
tintas escuelas arquitectónicas, se paña) aumentan cada vez más. Se
puede detectar, sin embargo, en crean, partiendo de diversos cen­
todas ellas por igual, la preocupa­ tros eclesiásticos, verdaderos itine­
ción por resolver los dos problemas rarios de peregrinaje, cuyas rutas
m
s a n p or una serie de importantes se habían desarrollado en la últi­
Iglesias y monasterios reformados ma fase prerrománica y en el Ro­
según la norma del poderoso Cluny, mánico temprano —la giróla, la tra­
pero también por iglesias capitula­ bazón más íntima entre el coro y
re ^ fundaciones de canónigos. En la nave mayor, la utilización de pi­
estás grandes iglesias de peregrina­ lares y la perforación de la masa
ción, las primeras edificaciones abo­ del muro por triforios— se conti­
v ed a d a s de Francia, se desarrolló un núan hasta sus últimas consecuen­
esq u e m a arquitectónico, que, si bien cias.
incluye las peculiaridades regiona­ La planta de St. Sernin [267]
le s puede considerarse en conjunto muestra la madura y rica disposi­
com o el tipo románico más tempra­ ción de este tipo de iglesias: la base
no y de una vigencia más general. del sistema de proporciones es el
El edificio más antiguo y orien­ cuadrado del crucero. Un cuerpo
tador, la iglesia de San Martín en longitudinal de cinco naves (en

[277] Interior de la catedral de St. Front


en Périgeux. La catedral levantada en
1120 - 50 se inspira, como San Marcos
[295], en la iglesia justinianea de los
Santos A póstoles de Constantinopla, ac­
tualmente destruida: edificio central so­
bre cruz griega con cinco grandes recintos
cupulares. Las bóvedas descansan sobre
. enormes pilares abiertos.

[278] Iglesia de Les Saintes-Maries-de-


Tours (comenzada hacia el 1000), la-Mer, hacia 1150-80. Tipo sencillo de
fue víctima de las guerras de Re­ iglesia fortificada de la Provenza. E l aus­
tero recinto de salón con bóveda de ca­
ligión y de la Revolución francesa. ñón está circundado por un exterior con
En cambio, se han conserva- carácter de fortaleza de formas claras y
fio dos grandes edificios suce­ monumentales.
sores de aquélla: Ste. Foix, en Con­
ques ('hacia 1050 hasta 1140) y St. otros edificios de tres, generalmen­
Sernin, en Toulouse (comenzada ha­ te) desemboca en el transepto de
cia 1080) [265, 266]; también la tres crujías, en el cual se ahuecan
meta final de las peregrinaciones, cuatro pequeños ábsides hacia el es­
la iglesia de Santiago de Compos- te. De la giróla salen cinco capillas
tela, debe figurar dentro de este dispuestas radia'lmente. La multi­
grupo. Formas y tendencias que tud de peregrinos, que entraba por
el oeste, podía extenderse por las monumental, dada la significaeió
cinco naves, dar la vuelta a los de la parte más importante de L
brazos transversales y ser condu­ iglesia, y fija, a través de las’ df
cida al coro ante las reliquias vene­ ferentes formas arquitectónicas ]0'
radas. De la composición en el in­ lugares que debían ocupar los’disS
terior son tan características las tintos grupos de la comunidad
arcadas escalonadas de los pilares monacal. Con los numerosos ábsi
y los triforios superpuestos, co­ des y capillas se conseguía W ar*
mo las columnas semicirculares que suficiente para albergar los altares
se elevan desde el suelo, sobre las laterales destinados a las misas in
cuales descansan los arcos torales dividuales de los monjes. En el
del cañón. Surge así una sucesión interior aparecen por vez primera
de empinadas porciones singulares arcos apuntados, tanto en las arca­
de conformación plástica, que con­ das del cuerpo longitudinal como
ducen 'hacia el coro a pasos regula­ también en la bóveda de cañón de
res. El exterior presenta, especial­ la nave central. Su procedencia es
mente en las partes orientales, un discutida y no debe considerarse
impresionante tamaño, extendiéndo­ como signo de principios construc­
se ampliamente y culminando en la tivos góticos, sino más bien como
enhiesta torre del crucero. Se mani-- un motivo formal en consonancia
fiesta una aparente seguridad en el con la «voluntad artística» bor.
ensamblaje de las distintas partes goñona. Sobre estas formas ofrecen
arquitectónicas, así como en su ar­ datos más valiosos otros edificios
ticulación y envoltura por medio de que dependen estilísticamente de
formas que profundizan o abomban la abadía de Cluny, como, por
plásticamente el edificio. ejemplo, el cuerpo longitudinal de
Estas grandes iglesias de pere­ la catedral de St. Lazare, en Au-
grinación sólo son superadas por tun (1120-1140) [269], Junto a las
la tercera edificación de la abadía arcadas de arco apuntado destacan
de Cluny, en Borgoña (1088 hasta especialmente las pilastras acanala­
1130), de la que sólo un brazo del das al estilo de la Antigüedad clá­
transepto se salvó de la Revolu­ sica y la pequeña galería ciega, que
ción francesa [268] y que rivaliza se introduce entre -la planta baja y
con la catedral de Spira en ser la la zona de ventanales (uno de los
mayor iglesia de la Cristiandad, primeros atisbos del triforio góti­
después de la antigua iglesia de co). Ambos motivos están toma­
San Pedro, en Roma. La construc­ dos de pórticos antiguos —uno de
ción muestra afinidades con las ellos se conserva aún hoy en
iglesias de peregrinación en la gi­ Autun—, pero trasladados ahora al
róla y en la quintuplicidad de na­ recinto interior y puestos al ser­
ves, por ejemplo. Al oeste se aña­ vicio del aligeramiento plástico del
de, sin embargo, una anteiglesia y muro.
al este un segundo transepto con Cluny y Autun forman, con algu-1
abundantes ábsides y torres. Una nos otros edificios, un mismo gru­
dara direccionalidad domina todo po dentro de la escuela arquitecto- -;
el edificio, conduciendo hacia la nica borgoñona, que en razón de la J
parte oriental, ricamente articulada, destacada importancia del tercer |
cuyos miembros, ascendentes tam­ edificio cluniacense adquirió de.,
bién jerárquicamente, culminan en nuevo relevancia suprarregional,}.
la elevada torre del crucero. Esta Otro tipo borgoñón está represen­
disposición del coro no llega a ser tado por la iglesia de Ste. Madelet-1
ne¡ en Vézelay (1120-1140) [250]. junto graduado, cuya vivaz aparien­
£0 ella domina el arco de medio cia está más resaltada por los ca­
nuH'to (eil coro fue renovado hacia prichosos ornamentos y la taracea
1200 con formas góticas), especial­ en piedra.
m ente acentuado en los arcos fa-
iones resaltados por colores alter­
cados de la piedra; dichos arcos
(jividen los distintos tramos de las
bóvedas de arista. Falta la galería
cjega entre la arcada inferior y la
zona de ventanales, pero, en cam­
bio ricos escalonamientos y moti­
vos' decorativos animan y dan for-
ma a las superficies murales, las
cuales también están divididas en
en tre p a ñ o s verticales por semico-
lumnas ascendentes.
E l problema del abovedamiento,
que fue resuelto en Borgoña de
diferentes maneras, preocupa tam­
bién a las otras escudas arquitec­
tónicas regionales de Francia. Las
iglesias de Auvernia muestran
ciertas similitudes con las grandes
iglesias de peregrinación; sus pri­
meras edificaciones determinaron
probablemente la configuración de
[279] Iglesia de Mont St. M ichel comen­
éstas. Las naves triples de salón zada hacia 1060. V ista sobre la pared de la
poseen generalmente galerías altas nave mayor. B asílica normanda con ga­
y a su empinada nave central cu­ lerías altas. Conformación particularm en­
te vigorosa de los distintos sectores del
bierta con cañón se adosa al este muro con expreso realce de las semico-
una giróla [270]. Son típicos los lumnas ascendentes.
arcos tapiados, con los que se se­
para en todas direcciones el cru­ El recinto de salón constituye
cero del transepto y de la nave la característica de la arquitectura
principal. Su superficie mural está eclesiástica de Poitou. Estrechas
abierta por arcadas y adornada por naves laterales con bóveda de ca­
taracea de piedras, a manera de ñón o de crucería acompañan a la
mosaico, de diferentes colores, sólo nave central, provista también de
existentes en Auvernia [271]. Así bóveda de cañón de la misma o
surge, a base de formas sencillas, un casi igual altura [274]. Dioha nave
enérgico estilo arquitectónico, que central no posee en ningún caso
es igualmente característico del ex­ ventanales en el clerestorio, y en el
terior del edificio [272]. También exterior forma, junto con las na­
aquí se pone el acento principal ves laterales, un bloque arquitectó­
en la parte este, y ail oeste sólo se nico unitario. El recinto interior
edifica, por regla general, un par [273], de proporciones verticales,
de pequeñas torres. El transepto parece más amplio que una basíli­
está escalonado de manera que la ca, pero es mucho más oscuro, ya
torre del crucero se alza sobre un que sólo las ventanas de las naves
piso separado. Resulta así un con­ laterales proporcionan luz. La fila
continua de altas arcadas de colum­ tipo de iglesia de planta de salón es
nas conduce hacia el coro con giro- el que sigue prevaleciendo, con 1
la, y el abovedarniento de cañón no que desaparece forzosamente el pro
interrumpido por arcos fajones su­ blema del aligeramiento plástico d~
braya la dirección unitaria hacia los muros de la nave central g 6
el este. Edificaciones posteriores cambio, d exterior de las iglesia

' V '' y i í
de Poitou está ricamente adornado
con motivos figurativos y ornamen­
tales, especialmente el imafronte
[280-281] Iglesia de St. Etienne, en occidental [275], que se presenta
Caen, fundación de Guillermo el Conquis­ como fachada a la vista coronada
tador, 106477, cuyo abovedarniento tuvo
lugar hacia el 1100. Reconstrucción de las
por frontones entre dos pilares de
paredes de la nave central antes del abo- haz que rematan en torre. La lujosa
vedamiento (según Dehio y von Bezold) profusión de la decoración figu­
y nave mayor hacia el este. En la planta rativa está estructurada en niveles
baja y zona de triforios, la pared está
totalmente abierta. Tam bién los muros de horizontales y parece una zona de
la nave superior están disueltos en arca­ relieves pictóricamente aligerada y
das. Acentuación decidida de las líneas extraída de la superficie externa del
de fuerza verticales, que se continúan
como nervadura en las bóvedas poste­ muro. Dicha ornamentación queda
riormente construidas. compensada por los miembros ar­
quitectónicos verticales que resal- ,
desarrollan, especialmente en las tan claramente: surgen de la sus­
bóvedas, formas más ricas, como tancia del muro con absoluta plas­
cañones apuntados con arcos fajo­ ticidad en las torrecillas laterales
nes o tramos de bóveda ascenden­ y se hunden en grandes abertu­
tes cupuilarmente. Cambian tam­ ras en el eje medio.
bién las formas de los apoyos, y En la antigua Aquitania, en la
la forma trebolada constituye una región en torno a Angulema y Pé-
característica especialmente alara rigeux, se levantaron las iglesias
de esta variación. Sin embargo, d que más se diferencian de las de
otras regiones francesas. Estas dones aquitánicas se diferencian
iglesias cupulares aquitánicas se re- así considerablemente de la concep-
piontan probablemente a modelos ción bizantina, sobre todo en cuan-
bizantinos; dicha comunicación to que realizan de forma auténtica-
pudo establecerse, sin duda, en mente románica la modelación plás-
¿ curso de las Cruzadas. El ele- tica de los apoyos [276]. También
en este caso se llega, finalmente, a
formas particulares, especialmente
en la zona abovedada. Las cúpulas
se transforman en bóvedas de aris­
ta, muy abombadas, con nervadu­
ras superpuestas. Sin embargo, este
tipo de iglesia cupular no se extien­
de por el resto de Francia, sino
que queda reducido al ámbito re­
gional de Aquitania, y aún en esta
región a una época relativamente
limitada (hasta 1150 aproximada­
mente).
En el sur del país, en Provenza,
comenzada en 1054. V ista desde el sudoes- s 9 d a P r e e m in e n c ia a la fo r m a sen-
je, El poderoso frente de dos torres, que c illa d e la ig le s ia d e sa ló n d e u n a
se alza hacia arriba, con su aligeramiento jq Jq n a v e q u e d e s e m b o c a al e ste
niástico-decorativo de los volúmenes m u - __ _ ’_ i> j i m o i
rales, es típicam ente normando. en coro absidai [278]. Solo
ocasionallmente se amplía esta saila
mentó básico es una estructura es- en forma de basílica con estrechas
pacial cuadrada, cubierta con una naves laterales. En el interior se
cúpula sobre pechinas, que se pue- tiende una bóveda de cañón sos-
de combinar de diversas maneras: tenida por arcos fajones sobre el
bien por yuxtaposición, de ma- recinto, y desde mediados del si-
nera que su sucesión forme una xn también con la forma del
sola nave longitudinal [276], o arc? apuntado, conocida en otras
ifbien en forma de cruz griega, ado- regiones. Especialmente impresio-
sando al cuadrado central otro por nante es el exterior de estas igle-
cada lado. Este tipo está represen- slas> Q^e se distingue por la cuida-
tado de forma particularmente im- ^osa técnica de la sillería, unida
presionante en Sí. Front de Péri- a una monumental articulación del
geux (1120-1150) [277], edificio' enorme volumen arquitectónico. Se
emparentado con San Marcos de añade una ornamentación arquitec-
Venecia [295], ya que ambos si- tónica, de estilo c lá sic o y escultu-
guen probablemente el modelo de ra estatuaria en los pórticos [317],
la destruida iglesia justinianea de en ^os *4ue se manifiesta claramen-
los Santos Apóstoles en Constan- te el pasado románico de esta pro-
tinopla. La distribución centrali- vincia.
zadora de los espacios en estas De entre las regiones de Francia
iglesias es ciertamente semejante, examinadas hasta ahora se distán-
pero en St. Front se prescinde del gue la arquitectura del noroeste,
ligamiento espacial ilusionista por de Normandía, por una articula-
medio de mosaicos y adquiere más ción particularmente rígida del ex­
fuerza el efecto monumental de la terior y el interior de los edificios,
forma arquitectónica. Las construc- Ya en el s. xi surgió en ésta re-
gión una serie de grandes construc­ vedas, sirviéndose de las nerv
ciones que testifican el poder cre­ duras. Así, la nave mayor a!
ciente de los normandos. Influen­ St. Etienne se cubre con bóved
cias extranjeras, especialmente bor- sexpartitas, cuyas pesadas costill35
goñonas-cluniacenses, son acogidas ya están desarrolladas como arm^
y elaboradas resueltamente. Ya en dura sustentante, aunque aun d'
las primeras basílicas, aún con te­
chumbre plana, con su frente de
dos torres y el coro escalonado bor-
goñón, se lleva adelante el alige­
ramiento del muro por medio de
galerías altas. En la iglesia de Moni
Si. Michel (comenzada hacia
1060) [279], las columnas semicir­
culares que brotan del suedo divi­
den el robusto muro de la nave
central en compartimientos rectos,
claramente separados. Aproximada­
mente al mismo tiempo fundó Gui­
llermo el Conquistador en Caen las
abadías de Sí. Etienne [280, 281]
y Sí. Trinité [282], graneles cons­
trucciones con enormes torres, cuya
maciza pesadez está considerable­
mente atenuada por una articu­
lación que resalta las verticales. En
el interior del St. Etienne se ha
desarrollado el proceso de alige­
ramiento de los muros y se ha [283] Catedral de St. Alban, en St. Al-
logrado casi su desaparición. Los bans, hacia 1080-1155. La obra capital de
vanos de la galería alta tienen comienzos del estilo normando en Ingla­
terra, con poderosos pilares de arcadas y
la misma anchura que las arcadas grandes triforios. A pesar de la clara ar­
de la planta baja y también la ticulación vertical a base de pilastras, se
zona del clerestorio está abierta por percibe en el efecto general la horizon­
talidad de las profundas aberturas mura­
filas de arcadas, con lo cual el les, tendencia que será dominante en U
muro queda levemente apuntado. arquitectura inglesa.
La fuerza expresiva parece concen­
trarse en las líneas verticales de los arco redondo y muy lejos de la
pilares y apoyos, en los que se basa variabilidad del sistema nervado
la estructuración mural, y no ya gótico del arco apuntado. Con la
en los volúmenes de la pared. introducción de la bóveda de cos­
Guando las iglesias normandas ad­ tillas, la crujía única del cuerpo
quieren un poco más tarde, hacia longitudinal se ha convertido de­
1100 —siguiendo el curso de las finitivamente en una unidad espa­
tendencias generales de la arqui­ cial autónoma. De este modo, uno
tectura europea de aquella época— , de los problemas capitales de la
una bóveda en la nave centrad, no arquitectura románica ha encontra­
emplean las bóvedas de arista o do una solución consecuente y de
de cañón habituales en otras regio­ gran proyección en el futuro, en la
nes, sino que continúan las líneas que se van a basar las primeras
verticales de los apoyos en las bó­ catedrales góticas.
ftfeterra finales del s. x i i , momento en que
en la propia Normandía domina
Si bien los cronistas nos infor- ya el Gótico. Cierto es que en la
sobre gigantescas construccio- arquitectura inglesa se imponen
01 He iglesias en las Islas Británi- también tendencias propias prenor-
^ a lo largo de la alta Edad Me- mandas, sobre todo en la forma

[284-285-286] Catedral de Durham , 1093 alargada de sus iglesias. Los coros


hasta 1130 aproximadamente. N ave mayor de giróla o escalonados franceses
hacia el este, planta y vista exterior por
el norte. Uno de los principales edificios son pronto desplazados por coros
del Románico anglo-normando. L a alarga­ largos y rectilíneos. En el alzado
da planta, especialmente en el coro, es de la pared, si bien se adop­
típicamente inglesa. E l edificio está total­
mente cubierto por crucería nervada se­ tan los grandes vanos de galerías
gún el «sistema ligado». En el alzado mu- altas [283] y las galerías inferio­
tal, alternancia de apoyos entre recios p i­ res, así como los paramentos as­
lares de haz y pilares redondos ricamente
decorados, encima de los cuales se asien­
cendentes, el efecto de conjunto
tan triforios y arcadas de ventanería. Len­ sigue siendo el de una alineación
guaje formal plástico sumamente vigoroso, horizontal, muy especialmente en
con motivos marcadamente decorativos. E l razón de la longitud a veces des­
exterior con las macizas torres parece, a
pesar de las variaciones góticas, auténti­ mesurada de las naves centrales.
camente normando. También el abovedarniento nervado
normando se emplea en Inglaterra,
dia, los grandes edificios actualmen­ y la catedral de Durhdm (1093
te conservados se crearon, sin em­ hasta 1130 aproximadamente) es
bargo, después de la conquista nor­ el primer edificio que está unifor­
manda (1066). Su dependencia his- memente abovedado en esta for­
tórico-evolutiva de las edificaciones ma [284, 286]. Enormes pilares
de Normandía es evidente; es redondos alternan con recios pi­
más: las formas normandas conti­ lares de haz, siguiendo el sistema
núan operando en Inglaterra hasta ligado. Ante éstos se alzan semico-
lumnas fustiformes; sobre sus ca­ tables como para afirmarse frent
piteles cúbicos descansan los arcos al Oriente y reforzar su adhesión aí
fajones apuntados, que se tienden Occidente. Así adquiere España un
sobre la nave central y separan posición intermedia entre ambo ^
los distintos tramos oblongos de que se refleja durante muchos si’
las bóvedas. El efecto general es glos también en su arte. Durante el
de una primitiva fuerza plástico- Románico, junto a la propia tra
decorativa, que domina también en dición cristiana de la temonnó
el detalle: las bandas dentadas y Edad Media [212, 213, 223], tam
los frisos de cubillos en arquivol-
tas y nervaduras, pero sobre todo
el dibujo geométrico de los pilares
redondos. El exterior muestra la
típica fachada de dos torres y la
enorme torre de crucero de Nor-
mandía.
Durham pertenece, sin duda, a
las más importantes construcciones
románicas de Inglaterra, y al me­
nos en el abovedamiento se ade­
lanta a su tiempo, pues más tarde
se vuelve a la armazón abierta de
la techumbre, que se conserva en
iglesias pequeñas hasta el Gótico
tardío. La tradición estilística an-
glo-normanda sólo queda superada
después de la adopción del sistema
de la catedral francesa a finales
del s. x i i j pero algunas de sus
tendencias continúan en el Gótico.

España [287] Cúpula del crucero de la catedral


de Zamora, finales del s. x n . Elementos
España, del mismo modo que bizantinos, árabes y franco-occidentales se
unifican en el «cim borrio» que corona la
Inglaterra —cuya arquitectura ro­ catedral en un expresivo y elegante con­
mánica está en estrecha dependen­ junto.
cia con el desarrollo del arte nor­
mando—, ocupa un lugar marginal bién influye sobre la arquitectura
dentro de la evolución del arte la cultura árabe y más tarde los mo­
románico. La cultura árabe y la delos franceses. Las formas tradi­
judía adquieren a partir del s. xi cionales adustas y severas se man­
una fuerte influencia; desde el tienen sobre todo en Cataluña,
año 1125 aproximadamente, Tole­ mientras que la influencia árabe se
do es el centro espiritual del país manifiesta principalmente en el tra­
y allí se traducen las obras filosó­ tamiento decorativo de algunas par­
ficas más importantes de los pen­ tes del edificio: en enmarques de
sadores árabes y judíos, que se pórticos, por ejemplo, o en las
extienden así por todo el Occi­ complicadas arquerías de los tran-
dente. Las comunicaciones de la septos. También es fruto suyo la
parte cristiana del país con Fran­ rica configuración interior y ex­
cia e Italia son suficientemente es­ terior de la torre del crucero, el
irtíbotrio [287], con numerosas cada una de las diferentes regio­
^berturas, cornisas y torrecillas an­ nes acusa un estilo personal, y
ejares, cuyo conjunto se cubre por apenas alguno de sus edificios lo­
fejas cíe piedra en forma de es­ gra alcanzar auténtica validez oc­
camas. . . cidental, superando modelos pro­
Con la creciente importancia vinciales y extranjeros.
¿e las peregrinaciones a Santiago
¿e Cornpostela penetran también en
¿ país las formas constructivas Italia

Italia estuvo desmembrada polí­


ticamente durante la alta Edad
Media y debilitada y empobrecida
por continuas agitaciones bélicas.
La depauperación y la miseria de
todas las capas sociales alcanzó
también al monacato, completamen­
te corrupto y relajado, de manera
que la reforma cluniacense —de
tan honda influencia en otros
países— logró aquí sólo resultados
muy escasos y muy locales. Tam­
poco existían protectores, laicos o
[288] Coro de la catedral de A vila, eclesiásticos, que promovieran la
comenzada hacia 1200. Construido a m a­ arquitectura. La situación no cam­
nera de fortaleza, es testim onio de la
situación de lucha y defensa en la que bió hasta la segunda mitad del
militó el cristianism o español durante siglo xi, y sólo entonces pudieron
largos siglos. En los fuertes tendidos m u­ emprenderse construcciones de
rales, severamente articulados, fue inserta­
do un coro de giróla con capillas radiales. nueva planta, de alguna impor­
tancia, todas ellas en la parte sep­
francesas. La catedral de Santiago, tentrional del país. En Lombardía,
comenzada en 1070, se añade a especialmente, la arquitectura con­
la serie de las grandes iglesias tinuó con mayor vitalidad, y no
de peregrinación, aun cuando ail- sólo a causa de la propia tradición
gunas formas particulares puedan clásica del arte romano y luego del
ser más españolas. Asimismo los paJeocristiano, sino también —y
edificios que jalonan el camino sobre todo— por la mayor proxi­
de peregrinaje son preponderante- midad geográfica de esta región
mente de procedencia francesa, con el Imperio germánico y el
aunque sólo en muy contadas oca­ sur de Francia, donde el arte romá­
siones intervinieron en su cons­ nico había alcanzado, ya por en­
trucción artesanos de aquel país. tonces, tan altas cimas. Venecia
Aparte de los grandes centros hay, y Roma, por el contrario, siguen
además, numerosas iglesias apenas acusando la influencia bizantina y
conocidas, en las que lo antiguo paleocristiana, mientras que el sur
y lo moderno, lo propio y lo ex­ y Sicilia se encuentran bajo el do­
traño se integran en una variedad minio de las formas de los conquis­
regional propia [288]. De este tadores árabes primero y los nor­
modo, la arquitectura románica es­ mandos después. Sólo en Toscana
pañola ofrece una imagen muy he­ surgen soluciones independientes
terogénea, que se corresponde con casi clásicas, que, sin embargo,
la situación dualista d e l país: afectan menos a la estructura del
edificio que a la articulación deco­ la zona superior adquiere a menú
rativa de las superficies murales. do la apariencia de un reliev'
La arquitectura románica de Ita­ pictórico-ilusionista, que parcce
lia sigue siendo conservadora en simplemente superpuesto al cue
sus formas espaciales; faltan con po arquitectónico.
frecuencia transeptos, coros de gi­ Los tres edificios más importan
róla y escalonados, así como los tes del Románico italiano tempra"
abundantes grupos de torres, y no fueron comenzados en 1063-
la iglesia de la abadía benedictina
de San Abbondio, en Como, la ca
tedral de Pisa y San Marcos, la
catedral de Venecia. Profundas di
ferencias resultantes de Ja sitúa
ción política de Italia distinguen
entre sí a estas construcciones, si*
tuadas, por otra parte, no muy le.'
jos unas de otras. La iglesia de San
Abbondio, consagrada en 1095 es
k que muestra con mayor claridad
las relaciones de Lombardía con el
Románico nórdico y presenta rasgos
cluniacenses característicos no sólo
en la planta, sino también en el inte­
rior y en el exterior [289]. El
cuerpo longitudinal de cinco na­
ves se cierra con techumbre plana
y sólo el coro y las estancias situa­
das ante los ábsides laterales se abo­
vedan. La nave central, con sus al­
tas arcadas de pilares redondos,
[289] Iglesia de San Abbondio, en Co­
mo, 1063-95. V ista exterior por el sudes­ puede recordar .en su sencillez exen­
te. La iglesia, perteneciente a los prim e­ ta de adornos a edificios de Hirsau. ;
ros edificios románicos mayores de la Ita­ También la edificación exterior;
lia septentrional, recuerda con sus formas
severas y sencillas a edificaciones clunia-
recia y esbelta, con las dos torres
censes. La basílica de cinco naves con al este, revela el sentido románico
columnas, carente de transepto, presenta de los volúmenes y la articulación.
una parte oriental muy prominente, clara­ La única peculiaridad que puede
mente articulada y provista de dos esbel­
tas torres. Los enmarques de las ventanas considerarse como lombarda son los
del coro muestran ricos trabajos orna­ frisos ricamente ornamentados de
mentales de cantería, típica de Lom- los enmarques de las ventanas del
bardía.
coro.
Sólo en el transcurso dd s. x i i
cuando éstas se emplean se hace aparecieron en el norte de Italia
aún en la forma anticuada del algunas iglesias de arquitectura re­
campanile aislado y exento. Se in­ lativamente uniforme. Apenas po­
tenta aligerar el volumen mural, demos considerar como evolución
pero, por supuesto, no de Ja mis­ propia sus nuevas formas espacia­
ma forma que conduce, finalmente, les — sistema ligado, galerías altas,
en el norte a su plena disolución, ocasionalmente también bóvedas—,,
sino más bien mediante su divi­ sino que la mayor parte son imi­
sión en estratos; dentro de ellos taciones de la arquitectura francesa
alemana. Sin embargo, es típico rior, lo que apenas perjudica la
jjel norte de Italia la configura­ impresión de serena monumenta-
rán suntuaria de la s fachadas y lidad del interior. Pesados pilares
\ s *pórticos. A los edificios más de haz de proporciones cortas, pero
tempranos de esta serie pertenece particularmente equilibradas, alter­
i nueva edificación de San Zeno, nan con esbeltas columnas. Para­
íi Verona (1123-1178) [290, 291]. mentos ascendentes marcan esta al­
Un pórtico en forma de baldaquino ternancia de apoyos también en la
cubre la entrada; las esbeltas co-
iumnas descansan sobre leones ten­
didos, motivo que no sólo aparece
en pórtales, sino que se repite con
frecuencia también en claustros y
pulpitos. A derecha e izquierda han
fjdo realizados relieves figurativos
en la pared, aún sin una sistemati-

[290-291] Iglesia de San Zeno, en V e­ pórtico techado. Clara articulación verti­


rona, comenzada en 1123, elevación de cal por pilastras, iluminación incipiente
la nave central y rosetón hacia 1200, de los muros por galerías horizontales.
cubierta de madera aplicada en el s. xiv. En la nave central, alternancia de apoyos
La gran basílica sin trasepto constituye entre los pilares ricamente articulados
el comienzo de una serie de iglesias afi­ con paramentos ascendentes y delgadas
nes del norte de Italia. La maciza fa ­ columnas. Recinto armónico y dilatado,
chada occidental m uestra el típico ante- aún no abovedado.

zación unívoca respecto al conjun­ zona superior de la pared. Sobre


to de la edificación. Paramentos el recinto se tienden arcos trans­
fuertes y angulosos articulan el versos para indicar la comparti-
muro.de fachada en tramos vertica­ mentación en tramos. Las partes
les y las zonas que comprenden se orientales se levantan a un nivel
9ubdividen por pilastras planas. más alto que el de la nave mayor,
Frisos de arquillos forman las cor­ pues allí sobresale la cripta abierta
nisas horizontales y las oblicuas en arcadas hacia la nave mayor y
de los frontones y una pequeña se comunica con ésta por medio de
galería de arcadas emparejadas escaleras, mientras que el coro se
abre casi temerosamente el muro. alza sobre escalones en las naves
La nave mayor fue levantada más laterales. Los espacios se extrava-
tarde, en una reedificación poste- van serenamente unos en otros,
dominados por el ritmo mesurado der en vez de ascender. Las
de los tramos. redes de la nave mayor aparecen r
La reedificación, comenzada poco sueltas casi por completo; sin e *
después de San Zeno, hacia el 1130, bargo, los vanos no están perf1'
de ila nave mayor de la antigua rados en el espesor del muro si °*
y famosa iglesia de San Ambrosio, cortados, como en una láxniní
de Milán [292, 293], muestra Análogamente se presenta la imt¿
cierto enriquecimiento en las for­ nente fachada occidental con
mas particulares, pero el efecto ge­
neral sigue siendo igualmente está­
tico. El plan de la construcción
preveía ya desde un principio el
abovedarniento total, aunque no
las actuales bóvedas nervadas, li­
geramente . cupuladas, creadas algo
más tarde, sino probablemente sen-

[292-293] San Ambrogio, en M ilán, ha­ directa. Recinto que descansa en sí m is­
cia 1130 hasta aproximadamente 1160. N a­ mo, en tanto que los impulsos motrices
ve mayor hacia el este y fachada occiden­ verticales y horizontales se compensan p le­
tal con atrio. La nave mayor, enriquecida namente. En la fachada occidental, con
con triforios, se compone de una serie de vestíbulo de dos plantas, se desarrolla un
compactos tramos con bóvedas ascenden­ rico juego de sombras entre las dos ca­
tes cupularmente. Som brío efecto general, pas del muro.
pues la nave central sólo recibe luz in-

cillas bóvedas de arista, lo cual no antesala de dos plantas y un atrio


varía en nada, sin embargo, da im­ disolución de la pared en dos ca­
presión de sombria solemnidad y pas antepuestas, de manera que
peso. También en este caso domina da lugar a un rico juego de luces
la división fuertemente acentuada y sombras.
por tramos, con alternancia de apo­ En la catedral de Parma se reali­
yos, abarcando cada tramo dos aber­ za, desde 1140 hasta adentrado
turas de arcada y galería alta, pero el s. x i i i , uno de esos grupos ar­
no aparece un movimiento ascen- quitectónicos tan característicos de
sional enérgico, como en Alema­ Italia compuestos por el edificio
nia y Francia, sino un tranquilo basilical de la iglesia, el campa-
apilamiento de todas las partes, e nile muy sobresaliente y el edifi­
incluso las bóvedas parecen descen­ cio centrad del baptisterio [294].
tn frente occidental de la basílica sin embargo, se pierde en el com­
, triforio muestra la fachada lom­ pacto aspecto general.
barda en la fase madura de su Otras construcciones importantes
desarrollo: más ancha que alta, de este grupo, las catedrales de
frontón moderadamente ascen­ Níódena, Ferrara o Cremona, va­
dente; la homogénea superficie rían de manera más o menos si­
mural' se desarrolla en armónico milar los caracteres descritos. Es
equilibrio. Tres pisos de galerías común a todas ellas la composición
enanas abren el muro y dejan vista
libre sobre la zona más profunda,
sumida en un juego de sombras.
pórtico de doble planta, de for­
mas elegantes, y la gran abertura
¿e ventana situada encima, resaltan
el eje central, sin perjuicio de la

[294] Catedral de Parma, 1139 hasta


aproximadamente 1160, y baptisterio, 1196-
1270. El frente occidental de la catedral
muestra la fachada típ ica del norte de
Italia en su acuñación artística. Antepór­
tico ornamental de doble planta; carácter
laminar .de los muros: galerías enanas
abren las masas pétreas y hacen aparecer
la superficie posterior como pared corri­
da. Aumento de estas tendencias en el [295-296] Catedral de San Marcos, en Ve
baptisterio hasta la disolución de la necia, comenzada en 1063. V ista hacia el
capa exterior, que sólo se conserva en el este, planta. E dificio central con cinco
zócalo, la cornisa y los refuerzos angu­ recintos cupulares sobre cruz griega según
lares verticales. modelo bizantino. E l efecto de la acu­
mulación espacial está velado por la apa­
riencia espacial ilusionista del adorno de
mosaicos. A pesar de la sólida pesadez de
disposición horizontal. La compo­ los miembros arquitectónicos, domina una
sición de la fachada —semejante a ambientación general pictórica y difusa.
una pared— queda casi difuminada
en el cuerpo en forma de prisma del exterior, propia del norte de
del baptisterio (de 1196 a 1270). Italia, que no se restringe sólo a las
Los recios pilares angulares pre­ fachadas, sino que incluye también
sentan un carácter de armazón que, las naves y los ábsides.
Una obra de excepción dentro por artistas bizantinos, que desr> '
de Ja arquitectura románica de la de la conquista de Constantinohf
Italia septentrional es la de San fueron traídos por los venecian *
Marcos, de Venecia [295, 296] (co­ victoriosos a su ciudad. Con el ° S
menzada en 1063), pues en nin­ quema de la cúpula de crucero ^
guna otra se manifiesta tan clara- está conseguida la acumulación cT

[297-298-299] Catedral de Pisa, 1063-


1270; «torre inclinada», 1137-50; baptis­
terio, 1153 hasta finales del s. xiv. V ista
aérea, interior y planta de la catedfal.
En la planificación y realización, grandiosa
construcción general monumental gracias a
la cual la arquitectura toscana pasa lenta­
mente a primer término. La catedral es
una basílica de triforios, cruciforme, de
cinco naves, con cúpula de crucero. E l
interior con cubierta plana es diáfano y
espacioso, con una direccionalidad fuerte­
mente marcada hacia el este. N ota deco­
rativa en el contraste de claroscuro de
los colores de la piedra. E n el exterior,
disolución de los muros en un entramado
minuciosamente delineado.

mente la asimilación de modelos


extranjeros. Se puede afirmar con
cierta seguridad que el modelo de
San Marcos lo constituyó la iglesia
de los Santos Apóstoles, de Cons-
tantinopla, de la época de Justi-
niano, hoy desaparecida, en la
que también se inspiró probable­
mente la catedral de Saint Front,
de Périgeux [277], relacionada, a
su vez, con San Marcos. En Vene­ distintos tramos espaciales
cia se adoptó no sólo da planta lentes a que aspiraba la
de cruz griega, sobre la que se ra románica, un objetivo
agrupan cuatro recintos cupulares aproximan mucho las
en torno al espacio central, sino Aquitania renunciando a
que, además, fue adornada con mo­ coración. En Venecia cobra,
saicos realizados en su mayor parte bio, mayor peso la disolución
jsta de las paredes y bóvedas por La construcción de la catedral de
11edio de la decoración de mosaico; Pisa, comenzada en 1063 [297,
se produce un efecto espacial, 299], significa un cambio decisivo
e n so ñ ad o r y flotante, del que no en la arquitectura de la Toscana. El
d ese n to n an n i los macizos pilares primer arquitecto que conocemos a
abiertos, ni los tramos de bóveda través de los documentos de la épo­

[300-301] San M iniato al Monte, en F lo ­ ca, Busketos, parece haber sido un


rencia, finales del s. x i hasta aproxim ada­
mente 1170. Fachada occidental y nave griego, pero su proyecto no se ins­
mavor hacia el este. O bra principal del pira exclusivamente en modelos bi­
llamado «prerrenacimiento florentino». Los zantinos u orientales, como, por
r espacios y las superficies tienen propor­
ciones equilibradas y clásicas. La deco­ ejemplo, San Marcos. Si bien éstos
ración de mármol, influida por la A nti­ existen —quizás se podría decir que
güedad clásica, cubre con dibujos planos nos recuerda a construcciones pa-
y geométricos la fachada y los muros in­
teriores. La forma espacial sigue siendo leocristianas en Siria [132]— han
anticuada, a pesar de la alternancia de experimentado una rotunda trans­
apoyos y arcos transversales indicadores formación. Frente a los edificios,
de tramos (no hay transepto ni techumbre
abierta). Efecto general sereno y noble. con frecuencia sombríos y de pe­
sada gravitación de Lombardia,
de cañón que se elevan sobre ellos. la catedral de Pisa es más ligera y
Venecia, hasta el final de la época elegante y, a pesar de sus dimensio­
gótica e incluso hasta el Renaci­ nes monumentales, también algo
miento, es la ciudad del norte de más frágil. El aliento de un mundo
Italia más abierta al Oriente. Sólo extranjero, oriental, parece flotar
la iglesia de San Antonio, en la sobre este singular grupo arquitec­
vecina Padua, continúa en el s. xm tónico. La planta [299] de la cate­
el ejemplo de San Marcos, siempre dral agrupa, en torno al crucero
con formas algo transformadas e rectangular oblongo (con una cúpu­
influenciadas por el Gótico. la próxima al óvalo), un cuerpo de
cinco naves, dos alas transversales sica más refinada. La iglesia' A
de amplio vuelo de tres naves, res­ San Miniato al Monte (eompn„
pectivamente, y un brazo de coro da a finales del s. X ; fachada hartí
de cinco relativamente largo, mos­ 1170) [300, 301], situada sobreZ
trando, por tanto, tendencias lige­ alto que domina la ciudad
ramente centralizadoras (la nave uno de los ejemplos más bellos del
mayor tenía originalmente tres tra­ estilo florentino de las incrustada,
mos menos). En el interior algunas nes. La superficie de las
naves laterales están cubiertas por exteriores e interiores está
bóvedas de arista, mientras que la
nave central mantiene el techo pla­
no. Sobre los arcos de columnas
inferiores se abren galerías con ar­
cadas dobles abrazadas por arcos
ciegos de medio punto. Ambas
plantas están separadas por una
fuerte cornisa horizontal, y, en
general, predominan las horizontales
en todas partes, especialmente en
razón del vivo dibujo de rayas en
los pilares de las galerías altas y las
incrustaciones de piedra en color en
la pared del clerestorio. Se percibe
una intención marcadamente deco­
rativa, que configura también el ex­
terior. Una trama de filigrana se ex­
tiende horizontalmente, articulada
como parte aislada arquitectónica y
plásticamente, pero que se difu-
mina en la alineación como en un
ligerísimo relieve, que semeja un
[302] Claustro de San
fino velo. Tanto el interior como ros, en Rom a, 1220-41.
el exterior del edificio están reali­ ración de las columnas
zados con formas sumamente refi­ husos, con incrustaciones de
cortadas de color, es típica de
nadas y seguras; el cuerpo arqui­ dos «trabajos cósmatas».
tectónico en sí se mantiene intacto,
pero adquiere una apariencia grácil por mármol blanco y serpentina ne­
y ligera. Estas características se dan gro-verdosa, según una técnica su-i'
en los tres edificios de este conjun­ mámente noble y tan delicada
to, que están colocados con inusi­ como definida. La ornamentación
tada naturalidad y libertad. de los edificios de la escuela de
Las formas seguras y elegantes de Pisa, a veces algo llamativa, deja
la catedral de Pisa, su sólida ter­ paso aquí a una división mesurada,
minación y la suntuosidad de sus puramente geométrica de la super­
materiales causaron sin duda una ficie. El aspecto de la fachada es
extraordinaria impresión en los inconfundiblemente clásico, no sólo
hombres de su tiempo. Su estilo en los detalles —perfiles de corni­
hizo escuela en Pisa y en la vecina sas, edículos y -pilastras acanala­
Lucca, e incluso en el resto de la das—, sino también en la disposi­
Toscana. En Florencia este estilo ción total, lo que hace que se con­
decorativo recibe una impronta clá­ sidere a estos edificios (forman
u n p e q u e ñ o grupo limitado dentro Estos minuciosos trabajos de in­
¿e F lo r e n c ia y su entorno más pró­ crustación en piedra caracterizan la
ximo) como precursores del Rena­ arquitectura romana de esta épo­
c im ien to , producciones de un pre- ca. Casi se puede decir que con ello
renacimiento florentino. Realmente se agota su actividad arquitectónica,
dicha valoración está justificada, ya pues las iglesias, ya relativamente
cjue ' l o s p r i m e r o s grandes arquitec­ escasas y no demasiado amplias, se
t o s renacentistas f l o r e n t i n o s , y muy atienen, en general, a las formas
e s p e c ia lm e n t e Brunelleschi, se ins- básicas de la basílica paleocristia-

[3031 Claustro de la catedral de Mon- [304] Partes orientales de la catedral de


reale, finales del s. x n . Trabajos cósma- Palermo, 1172-85. E l macizo bloque a l­
tas motivos normandos, antiguos y árabes menado se atiene plenamente a las for­
se aúnan en una suntuosa imagen de ca­ mas del Románico tardío, con una deco­
rácter oriental. ración de fuerte influencia árabe.

piraron precisamente en estas igle­ na. Un grupo romano de artistas,


sias. El interior de San Miniato los Cósmatas, realiza desde el si­
muestra una basílica clara y aire­ glo x estas artísticas incrustacio­
i i

ada con arcos transversales, que nes; los claustros, ricamente ador­
se tienden sobre la nave central, nados, de San Pablo Extramuros
descansando s o b r e cada tercer [302] y San Giovanni in Laterano
apoyo, y una división por tra­ pertenecen a las creaciones más
mos con armazón de techumbre conocidas de este círculo. En el sur
abierta del tipo que se encuentra de Italia la concepción espacial de
por todo el norte de Italia, en la arquitectura sigue siendo tan
San Zeno, por ejemplo [291], e conservadora o más que en Ro­
igual que allí se eleva una cripta ma. Después de la conquista de
muy por encima del nivel del suelo esta región por los normandos sur­
de la nave central. Las formas or­ gen, desde finales del s. xi, grandes
namentales de la zona mural se construcciones de iglesias en Apu-
integran en bandas horizontales lia, que, sin embargo, más que des­
más bien interrumpidas que arti­ empeñar un papel fundamental en
culadas en superficies por los. arcos el cuadro general de la evolución
transversales. Las balaustradas del arquitectónica, dan testimonio de la
coro, el pulpito y el pavimento es­ magnífica e impresionante intencio­
tán cubiertos por ricas incrusta­ nalidad constructiva de sus creado­
ciones. res. El centro capital de la arqui­
tectura normanda está en Sicilia, Palermo [304]. Nutrida por el ca
que es anexionada en 1189 por los dal de formas de culturas extranie
Staufen. Los conquistadores nor­ ras, también en dicha obra se refle
mandos se encontraron con un am­ la tendencia general occidental de
plio substrato de arte, cuyos ele­ Románico tardío hacia la configUra
mentos decorativos realzados con ción profusamente decorativa de
exterior del edificio.
Es cierto que la arquitectura ita
liana de la época románica hac
escasas aportaciones a la solució
de los dos problemas arquitectón
cos que iban a preparar el adve
nimiento del Gótico —la disolució
del muro y el abovedarniento—
sin embargo, no es menos ciert
que en sus numerosos edificios s
manifiesta con toda claridad el ca
rácter general de la arquitectur
del Románico, y que al mism
tiempo tiene un especial valor po
que constituye ya el anuncio de
espíritu del Renacimiento sobr
las bases de la tradición clásic
[305] Palacio im perial, en Gelnhausen,
grecorromana.
finales del s. x ii. Junto a la torre de la
izquierda se abre la sala de pórtico con
dos naves, encima de las cuales se con­
servan restos de la capilla. A la derecha, ARQUITECTURA CIVIL
el «alcázar» con la entrada principal en
el centro y numerosas arcadas de ven-
tanería. Las manifestaciones principale
de la arquitectura profana medie
energía y audacia adaptan a sus val son las construcciones defens
edificios. También se introducen
elementos bizantinos, de manera
que se crean formas mixtas suma­
mente ricas. El claustro de la cate­
dral de Monreale (finales s. x i i )
[303] adquiere en sus distintas
partes, por obra de diversos talle­
res, la más rica abundancia de
formas ornamentales. Dobles co­
lumnas esculpidas o guarnecidas con
piedras polícromas sustentan capi­
teles, en cuya decoración, ornamen­
tal o figurativa, se mezclan motivos
clásicos grecorromanos con orienta­
les y sobre los cuales se tienden
altos arcos apuntados árabes. Este [306] Castillo de Münzenberg, en W
tipo de arco caracteriza también el terau, finales del s. x i i . E l podero
«castillo anular» está colocado en las f
sistema decorativo del exterior; ha­ das de una colina que se extiende lo
biendo surgido por las interseccio­ gitudinalmente. Se alzan dos «torres d
nes de arcos redondos, cubre los homenaje» para vigilar el territorio
ábsides orientales de la catedral de todas las direcciones.
s y las viviendas. Encuentran su ción de castillos están sometidas
reaüzación monumental en el casti­ a condicionamientos geográficos.
llo y ^ úudzd fortificada, buscán­ En el sur y el oeste de Europa se
dose en ambos la fusión de dos busca una forma de conjunto lo
objetivos: la vivienda y la defensa. más regular posible, y en. el norte,
^ .través de la historia germánica especialmeste en Alemania, el cas­
tillo brota del terreno y se adap­
ta, también en la técnica defen­
siva, a sus condiciones. Con ello
se desarrollan dos tipos básicos.
El primero, el castillo anular (en
alemán Ringburg), con un círculo
protector de murallas y casas, está
situado en un terreno protegido
por todas partes, sobre una isla,
por ejemplo, o una colina [306],
El castillo anular posee general­
mente una torre del homenaje in­
terior aislada, que sirve más que
para la defensa directa, como últi­
mo reducto de refugio. Estas torres
capitales están a veces dispuestas
para ser habitadas en las plantas
superiores (chimeneas, etc.), mien­
tras que sus «mazmorras» pueden
ser consideradas más bien como só­
tanos de provisiones, o almacenes.
Otra parte importante de todo cas­
tillo es el alcázar, que contiene las
[307] Castillo de Liebenzell, finales del
s, x ii . La torre del hom enaje y el «m uro habitaciones, el salón y una serie
de parapeto» protegen la parte m ás ex­ de dependencias para las damas.
puesta del «castillo de sector». Muro y to­
rre quedan inarticulados, pero los volú­
menes pétreos claramente proporcionados
producen un gran efecto. Los sillares a l­
mohadillados subrayan el carácter de for­
taleza.

sabemos que los funcionarios de


alto rango imperial preferían salo­
nes no fortificados, y el palacio (en
alemán Pfalz, derivado del latín
palatium; en alemán medieval
Vfdlenze) es, en principio, da sede
no fortificada del soberano. Pero a
lo largo de la alta Edad Media tam­ [308] Arca románica de madera de no­
bién los palacios se convierten en gal, s. xix, Sión (Suiza). Musée de Valere.
castillos [305], muy característicos E l arca fácilmente transportable es la pie­
za más importante del m obiliario de la
y representativos, semejantes en ins­ Edad M edia. En este caso se trata de una
talaciones y técnica defensiva y forma más desarrollada sobre pies abiertos
provistos de unos salones de ma­ como ventanas. Arcadas de columnas y
motivos de rosetas en talla plana son los
yores dimensiones. elementos principales de la decoración, to­
Las formas básicas de la construc­ mados, en parte, de la arquitectura.
En dicha zona se suele situar la proceder también, quizás, de iai
capilla, aunque con frecuencia la sias o casas privadas de la bur&u
encontramos también en el pórtico sía. Las estancias del castillo bSO

[309] Castillo de Hcdingham (Essex),


hacia 1140. E l keep inglés es semejante al
donjon francés: una torre habitable rec­
tangular de varias plantas en el interior
de instalaciones fortificadas. R ígid a ar­
ticulación vertical que culminaba antes en
cuatro esbeltas torres angulares y cua­
dradas.

o junto a él, sobresaliendo como


el lugar más vulnerable del castillo.
El segundo tipo, el cástillo de [310] Castel del Monte, hacia 1240. É
palacio de caza de Federico II encarn
sector (en alemán, Abschnittsburg), con rara pureza el esplendor artístico d
está situado generalmente sobre una la Apulia de la época de los Staufen
lengua de montaña, de tal manera Como castillo octogonal con ocho torre
igualmente dispuestas en torno a un p
que un foso lo separa del terreno tio interior, muestra en los detalles mot
adyacente. La fuerza defensiva se vos antiguos romanos (portal) junto
concentra aquí en la parte del sec­ arcos apuntados góticos (ventanas en e
interior).
tor. La torre del 'homenaje está
con frecuencia unida a una muralla [311] Fortificación de la ciudad de Av
la, s. x i i . Tendido de murallas que s
particularmente alta y fuerte, que conserva íntegramente con sus torreone
se coloca como parapeto de pro­ prominentes en sem icírculos. Las capas d
tección ante el resto del casti­ alturas diversas de los macizos de man
postería y las almenas animan las pesada
llo [307]. masas.
Del interior de estos castillos
medievales no se ha conservado sencillas, igual que más tarde en
casi nada: algunas chimeneas y pie­ época gótica, y, salvo alguna capi
zas sueltas del mobiliario, especial­ lla y el interior de alguna torre, no
mente arcones [308] que pueden están abovedadas. Las magnífica
arcadas de ventanas de las cons­ amurallado que rodea la ciudad de
trucciones mayores se cerraban con Avila en España [311] es único en
postigos cuando hacía mal tiempo. su tipo y fue construido en el si­
En estrecha relación con el Berg- glo xii; destinado a la defensa de
fried (torre del homenaje) alemán se la ciudad contra los moros, hoy
encuentra el donjon francés y el todavía se conservan sus recios to­
j>eep inglés [309]. Estas macizas rreones prominentes. También al
torres, las más antiguas de las cua­ s. x i i se remontan algunas altas
les se remontan al s. X , son proba­ torres fortificadas, que se han con­
blemente de origen normando y se servado en el interior de algu­
e m p le a ro n en tiempos de paz tam­ nas ciudades italianas (Bolonia,
bién como viviendas (una monu­ San Gimignano [312]). En la re­
mental unión entre la construcción gión meridional de Alemania (Ra-
defensiva y la habitable). tisbona) se encuentran construccio­
En Italia el castillo adquiere la nes del mismo tipo. Se trata de se­
forma ideal, un cuadrado regular des fortificadas de familias nobles,
COn una muralla de recias torres que según parece estimaban nece­
angulares. Las habitaciones están sario estar protegidas también de
adosadas por dentro a las murallas. sus vecinos. De casas burguesas sin
Los castillos más bellos se constru­ fortificar sólo han quedado algunas
yen en el reinado de Federico II, pocas fachadas románicas tardías.
en Apulia: el ejemplo más impre­ En Italia se ha conservado toda
sionante y mejor conservado es el una serie de ayuntamientos con pre­
Castel del Monte [310]. tenciosas formas y dimensiones
El florecimiento de las ciudades [313]: son edificios macizos, espa-
comienza, en general, en el s. X i i i .
Alemania se han conservado [313] Ayuntamiento de Piacenza, s. x m .
La edificación cúbica coronada por al­
Vista sobre San Gim ignano. Las menas es la expresión de la actitud de­
torres de defensa de las fam ilias de fensiva representativa de las ciudades ita­
nobleza se levantan, en parte, aún en lianas. Ventanas románicas tardías rica­
xii y proporcionan en la actualidad mente decoradas en la primera planta;
singular silueta a esta ciudad de la la planta baja está abierta ya con b ó ­
montaña. vedas y arcadas góticas.

algunos restos de fortificaciones de ciosos, a menudo con una gran


ciudades (Esslingen) de la época sala en el primer piso sobre una
tardía de los Staufen. El anillo galería abierta abovedada.
ESCULTURA tos, como pórticos, ventanas y Cani
teles. A las piezas decorativas exen
La escultura románica es funda­ tas de los interiores de la iglesia
mentalmente decorativa, es decir, ya conocidas en la alta Edad Media
está exclusivamente al servicio del se añaden las obras sueltas de imá
templo, y no es estatuaria exenta. genes devotas y tumbas, barandilla
Esta peculiaridad, con la consi­ de coro y grupos de la Apoteosi
guiente necesidad de adaptar la fi­ de la Cruz. En el dominio de est
gura a las 'proporciones y formas de extenso ámbito de temas y tareas
la superficie arquitectónica es, en en la ordenación sistemática de l
muchos casos, decisiva para la con­ distribución de las imágenes y e
cepción y configuración de las fi­ su indusión lógica en el edificio d
guras. la iglesia, se desarrolla la escultur
Del mismo modo que el edificio románica.
románico se alza sobre una planta Frente a la importancia de l
sistemática como conjunto articula­ escultura mayor de los pórticos
do y compuesto en todas sus par­ de los interiores de las iglesias, la
tes, también el mundo iconográfico obras del arte menor quedan algo
cristiano experimenta una ordena­ relegadas, aún cuando también s
ción en la que las diferentes ten­ manifiestan en él las tendencias es
dencias del arte de da alta Edad tilísticas generales, ocasionalmente
Media se van integrando, gradual­ incluso antes que en esculturas ma
mente, en el panorama general de yores. De este modo los trabajo
una amplia concepción del mundo. en oro y marfil van perdiendo im
Esta concepción del mundo es fun­ portancia; las labores en bronce
damentalmente religiosa: el Juicio por el contrario (placas funerarias
Final y las visiones apocalípticas hojas de puertas, etc.), pasan ahor
desempeñan un papel predominan­ a un primer plano, al igual que lo
te. Las representaciones de este trabajos en madera y en piedra (es
mundo denotan la 'ambigüedad me­ cultura arquitectónica y escultura
dieval, que confunde las fronte­ en bulto redondo). Se anuncia as
ras entre formas humanas, anima­ un cambio estilístico que se man
les, vegetales y abstractas, de ma­ fiesta en las figuras, frecuentemen
nera que el sentido de las imáge­ te de tamaño natural: el antiguo
nes permanece con frecuencia ocul­ ilusionismo, tan firmemente arrai
to para el espectador o el estudioso gado en el arte medieval temprano
actuales. en el delicado relieve de marfil o
Hemos visto cómo en la arqui­ el resplandor esplendoroso del oro
tectura románica, mucho más que es ahora superado definitivamente
en otras épocas, hicieron eclosión En su lugar aparece la reproduc
tendencias plásticas con la misma ción, rígida y simbólica, del mundo
fuerza tanto en la integración de del Más Allá. Su representación se
las distintas partes constructivas puede llevar a cabo en formas di
como en la configuración de las versas: se realiza con igual validez
paredes. Resulta así más compren­ en las figuras fuertemente promi
sible la creciente importancia que nentes y de bulto redondo que en
ganan ahora las obras escultóricas, el relieve plano de relleno de super
que aparecen como manifestación ficies; junto a la concepción reco
de una misma voluntad artística. La gida, hierática y rígida de la escul-
escultura en edificios subraya las tura alemana aparecen las visiones
distintas partes importantes de és­ estáticas de los tímpanos franceses
gstas derivaciones, condicionadas ya en el umbral del arte gótico, en
regionalmente, quedan siempre so­ el que se encontrará, aunque du­
metidas, sin embargo, al mismo de­ rante un breve intervalo de tiempo,
seo de búsqueda de una forma dis- un equilibrio entre el mundo terre­
tanciadora y, a la vez, atrayente, nal y el mundo de ultratumba, en­
picha concepción se da en todos tre la forma y la expresión.
jos-países cuya creación escultórica
va ganando en importancia durante
Francia
Ja época románica, tanto en Fran­
cia Alemania y España, como en Los ejemplos más antiguos de es­
Italia. Tampoco la inmensa influen­ cultura arquitectónica figurativa de
cia de los modelos del arte clásico la Edad Medía parecen estar loca­
grecorromano, que sigue condicio­ lizados en la región pirenaica [245],
nando durante toda esta época el
arte de Italia, se deja apenas sentir
sobre la fuerza abstracta que im­
ponen las ideas supraterrenales de
Jas que está llena toda la produc­
ción artística de la alta Edad Media.
Sólo a finales del s. xn podemos
detectar un ligero cambio: las fi­
guras encerradas en bloques pare­
cen ir cobrando nueva vida y se
c o m i e n z a a trabajar ya en altor relie­

ve. Los ropajes se proyectan hacia


el exterior en abundantes y volu­
minosos pliegues, y los persona­
jes de las jambas de las portadas
abandonan su aislamiento y tien­
den a conversar entre sí. Este
cambio se debe, con toda seguri­
dad, a la renovada afluencia de for­
mas clásicas grecorromanas y bi­
zantinas; aún cuando ya existían
desde antes, sólo ahora es cuando
parece darse, por vez primera, una
disposición interna para acoger y
adaptar estas formas, asimilarlas en [314] Cristo entronizado en la man-
una auténtica síntesis y ponerlas dorla, después de 1096. E l relieve en
mármol, colocado actualmente en el
al servicio de los nuevos y propios deam bulatorio de St. Sernin, en Toulou-
medios de representación. La obra se, es uno de los primeros ejemplos de
escultórica románica, que se servía ción la escultura mayor francesa. Transposi­
de modelos de pequeño formato a
hasta ahora de la figura humana dimensiones casi de tamaño natural. In­
sólo de forma simbólica para la ex­ serción de los detalles ornamentales en
plicación de los hechos bíblicos, una rígida composición con severa fron-
talidad y hierática severidad y solemnidad.
comienza a llenarse, gradualmente,
de realidad terrena. Una imagen ya es decir, en un territorio cuya po­
terrenal, el ideal de la nobleza feu­ blación española septentrional y
dal, va haciéndose notar en la re­ francesa meridional estaban enton­
presentación de las figuras divinas. ces cultural y lingüísticamente en es­
De este modo la escultura se sitúa trecha unión y que, con las pere­
grinaciones a Santiago de Compos- Cristo entronizado [314] y una se
tela, cultivaron un estilo artístico rie de figuras de apóstoles. Estae
muy homogéneo. Al cabo de medio imágenes se caracterizan por su as
pecto rígido, sereno y altivo, y e
ellas los detalles ornamentales —
neas del vestido o el cabello— S
subordinan plenamente a la gra
composición total. Si bien la So
lemne frontalidad y el estilo d
relieve, de suave modelación y rela

[315] Pórtico en la fachada meridional


de la iglesia de St. Pierre, en M oissac,
hacia 1120. Uno de los primeros ejem ­
plos de tím pano exornado con relieves
figurativos. En la representación de C ris­
to entronizado y los 24 ancianos del A po­
calipsis, transposición del solemne estilo
temprano a un expresivo lenguaje form al:
esbeltas figuras de impetuoso movimiento
con fuerte estilización ornamental. [316] Pórtico en la fachada occiden
de la iglesia de St. M adeleine en Vézela
siglo de estos primeros y aun pri­ hacia 1130. También en Borgoña determ
mitivos intentos, surge a finales na la reproducción abstracta y visionar
el estilo del relieve de los tímpanos. L
del s. xi, en las inmediaciones agitada composición de figuras, que r
de Toulouse, el primer centro presenta el m ilagro de Pentecostés, es
de escultura mayor románico-fran­ insertada en un armazón arquitectónic
y rígidam ente articulado.
cesa, estrechamente relacionado con
las experiencias casi simultáneas y
muy análogas de León, de manera tivamente plano, revelan aún s
que hasta ahora no es posible pre­ procedencia de la escultura meno
cisar, de manera clara y unívo­ (marfiles y pinturas miniadas), e
ca, a cuál de los dos lugares da monumentalización y simplif
corresponde la prioridad en este te­ cación de las formas se expres
rreno artístico. Los ejemplos más netamente el espíritu románico.
impresionantes de dichos traba­ En Moissac, localizada algo má
jos se encuentran en las balaus­ al norte, apareció, apenas un cuart
tradas del coro de la iglesia de pe­ de siglo después, un grado estilíst
regrinación de St. Sernin de Tou­ co nuevo y notablemente más evo
louse: los bajorrelieves en mármol lucionado en la escultura sudocc
de medio tamaño natural de un dental francesa. La iglesia priora
cluniacense de St. Fierre de aquel de Toulouse deja paso a un agi­
luaar era antes un eslabón de la ca­ tado y expresivo lenguaje formal.
dena de edificios importantes de Las figuras son muy alargadas y es­
peregrinación, y el pórtico, que se beltas; sus miembros delgados y
conserva íntegro [315], de su nár- quebradizos se doblan en compli­
tex meridional puede proporcio­ cados motivos estáticos y diná­
narnos, aún hoy, la fuerte impre­ micos. La agitación interna arre­
sión que antaño recibiría el pe­ bata a cada forma particular —los
regrino al entrar en la iglesia. L a giros de cabeza llevados hasta el
atención recae primero sobre el extremo, los ribetes de los vestidos
tímoano, cuya superficie está total­ quebrados en dientes y las largas
m e n te cubierta por representacio­ barbas desgreñadas— y las une en
nes en relieve llenas de figuras. El un conjunto general de líneas, que
centro y el motivo dominante lo se prolongan hasta las curvaturas
constituye Cristo entronizado ro­ de las paredes laterales de la en­
deado del Tetramorfo y dos ánge­ trada. El estilo del relieve, en parte
les; con proporciones considerable­ casi de bulto redondo, no puede
m e n t e menores se alinean los vein­ hacernos olvidar que predomina
ticuatro ancianos del Apocalipsis en él una concepción plana y lineal
(cf. Apoc. 4.4). La entrada forma muy alejada de la animosidad mo­
numental de la primera época ro­
mánica, pero que, sin embargo, ha
ganado en énfasis expresivo. Este
estilo, extendido con diversas de­

[317, 318] Pórtico occidental de la igle­


sia d e'St. G ilíes du G ard, hacia 1150. La
más importante iglesia con tres pórticos
del romano tardío del sur de Francia fue
copiada de un arco de triunfo romano. La
ornamentación de los- tím panos pierde im ­
portancia frente a las grandes figuras de
nicho en el frente y las jam bas del p ó rti­
co. En las figuras [3 1 8 ], formas marcada­
mente estáticas y revivificación de la es­
tatuaria clásica romana.

u.n doble pórtico dividido por el


pilar central ricamente decorado,
que se extiende a derecha e izquier­
da en arcos festoneados. En el es­ rivaciones por otras regiones del
tilo de las figuras del tímpano, la sudoeste francés y por España,
serena solemnidad de la escultura impregna también la creación es­
cultórica de Borgoña. Uno de los en nichos planos entre pilastras ac
más bellos ejemplos lo ofrece la naladas [318]. Se despliegan e
portada de la iglesia, importante enérgico relieve, casi con corpore
por otra parte dentro de la arquitec­ dad de bulto redondo y una ap
tura, de Ste. Madeleine de Vézelay riencia reposada y serena. La escu
[316]. La integración del pórtico tura de la Antigüedad clásica ap
en la arquitectura es tan equilibra­ rece aquí incomparablemente má
da como su división en tema prin­ cercana que en las obras que hemo
cipal, zonas de enmarque y frisos examinado hasta ahora; sólo oc
circundantes de ornamentos. La re­ sionalmente adquieren un cierto d
presentación es de un efecto más namismo y vivacidad, pero ya no d
agitado, convulsivo y extático que una forma tan agitada y exaltada.
en Moissac. Describe el milagro de
Pentecostés, el momento en que el
Salvador hace descender los rayos
del Espíritu Santo sobre los Após­
toles —que aparecen como figuras
fantásticas en el dintel y en las
zonas marginales— para que predi­
quen el Evangelio a todos los pue­
blos de la tierra. Este tema debió
de tener gran actualidad en la épo­
ca de las Cruzadas, y encontró en
este pórtico su primera expresión
monumental.
Hacia mediados del s. X n la es­
cultura de pórticos franceses halló,
igual que la arquitectura, una serie
de soluciones modelo con pecualia-
ridades regionales. Mientras que en
la región occidental se realiza la
gran fachada de la iglesia de Notre-
Dame-la-Grande en Poitiers [275],
que muestra como innovación más
importante figuras bajo filas de ar­ [319] Pilar en el claustro de la igles
cadas en la planta intermedia, en la de St. Trophime de Arles, segunda mita
del s. xii. Ultim a fase de la escultura r
región del sur se lleva adelante el mánica en el m ediodía francés. La solid
desarrollo del pórtico de tres arcos, ficación de la figura en forma de colum
adornado con estatuas. En Proven- na corresponde a las tendencias que en
norte de Francia conducen al desarroll
za, la herencia del arte clásico ro­ de la estatua-columna gótica [443].
mano proporcionó sin duda impor­
tantes estímulos y sugerencias: en Este apaciguamiento de las for
este sentido, por ejemplo, apenas mas, que caracteriza también la es
puede concebirse el enorme pórtico cultura del norte de España, con
de la abadía de St! Gilíes du Gard duce en alguna ocasión a una con
[317] sin tener en cuenta su mo­ figuración rígida. Las figuras de lo
delo: el arco de triunfo romano. pilares en el claustro de la iglesia
También las formas ornamentales de St. Trophime en Arles [319]
—meandros, acantos, óvolos— pro­ tienen apariencia de bloque. Nin
ceden, claramente, del arte romano. gún cruce de las piernas enturbia
Las grandes estatuas están colocadas su sosegado estatismo y las ves
{¡duras, con su caída vertical de vos, preponderantemente ornamen­
pliegues paralelos, contribuyeron tales —follaje, zarcillos, entrelaza­
también a dar a las figuras aparien­ dos y, sólo aisladamente, también
cia de columnas. Es inevitable que figuras humanas y animales—, son
surja la idea de considerarlas como de procedencia en parte germánica
elementos integrantes de la arqui­ y en parte clásica. Esta decoración
tectura: en este caso, como colum­ se asienta en bandas de frisos sobre
nas angulares. Las representaciones enmarques de puertas o ventanas,
en relieve de los tímpanos consti­ pero principalmente en las piezas
tuyen la manifestación más clara accesorias del interior de las igle­
del desarrollo de la escultura romá­ sias: en pulpitos, atriles, balaus­
nica en Francia. tradas y candelabros. A excepción
De este modo, y con la forma­
ción de la figura de bulto redondo
y su integración en el pórtico, se
da un nuevo salto en la evolución,
que anuncia ya el Gótico. Dicho
pórtico, que acoge al asistente al
culto con sus figuras columniformes
de mayor tamaño que el natural,
constituye la nueva forma de esta
característica concepción escultó­
rica. El primer pórtico de este tipo
de composición plenamente gótica,
aunque condicionado en alguno de
sus elementos por el esplritualismo
románico, se encuentra en la cate­
dral de Chartres [443], en l’Ile de
France, la región francesa cuna del
gódco. Las primeras tendencias ha­
cia la relajación de la rigidez romá­
nica de la figura humana se inician
en Francia hacia el año 1200 y per­
tenecen, por tanto, ya a los comien­
zos de la época gótica [445]. La fi­ [320] Pulpito en la catedral de Sessa
gura de bulto redondo hubo de ser Aurunca, s. x m . Un ejemplo capital del
previamente un elemento arquitec­ «pergam o» difundido especialmente en la
tónico para liberarse después de la Campagna — apoyado aquí sobre colum­
severidad de las formas primitivas, nas leoninas— . Trabajos cósmatas plano-
ornamentales se unen con decoración es­
y transformarse, más adelante, en culpida, que muestra en el detalle estrecha
animizada, viva, informada ya por dependencia de modelos de la Antigüedad
clásica.
los nuevos ideales del «romanticis­
mo de la cabellería cortesana».
del norte, que está más fuerte­
mente ligado al norte y al oeste
Italia de Europa también en la arquitec­
tura, el resto de Italia permanece
Desde la baja Edad Media se ex­ aún, a lo largo de todo el s. X ii,
tiende por Italia, partiendo del en esta actitud marcadamente orna­
norte, de Lombardía, y alcanzando mental, que asigna a la figura hu­
hasta la Campagna, una abundante mana sólo un lugar subordinado. Su
escultura arquitectónica. Sus moti­ punto culminante se encuentra en
los trabajos polícromos, y sumamen­ igual que en el norte y oeste d
te artísticos, de incrustación de pie­ Europa, domina <la forma simbólic
dras cortadas, muy difundidos es­ románica llena de severidad y mo
pecialmente en la Campagna [320]. numentalidad. Por otra parte, la
Naturalmente, los pocos motivos figuras revelan, a través de su s’ ma
figurativos que se encuentran escon­ cizas formas corporales de clar
didos entre los ornamentos de los contorno y vigorosamente sobresa
frisos esculpidos —en las cornisas, lientes, que están ya subordinada
zócalos y capiteles—• nos muestran al conjunto escénico, sin perder po
la fuerza con que continúa actuan­ ello su independencia.
do, a lo largo de toda la Edad Me­ El estilo de Módena se encuentr
dia, la herencia del arte clásico ro­ de nuevo, de forma muy alterada
mano: podemos captar sus huellas
incluso en la transformación simbó­
lica de los modelos. Así se buscará
también inútilmente en el norte de
Italia, casi la única región que
adopta consecuentemente esculturas
figurativas en sus pórticos, la re­
presentación extática y ultraterrena
de temas religiosos, que aparece
en los tímpanos franceses. Asimis­
mo, los ricos conjuntos escultóricos
que en el sudoeste de Francia cu­
bren, con frecuencia, toda la facha­
da, sólo aparecen aquí en formas
muy reducidas. En general, el as­
pecto del frente occidental está con­
dicionado por la arquitectura de los
pórticos del norte de Italia, a la que
se subordinan también, claramente,
los trabajos escultóricos.
Si dejamos a un lado los bajo­
rrelieves en bronce de las puertas
de San Zeno en Verona, realizados [321] M aestro W iligelm us, escenas d
aún a finales del s. X I, que mues­ G énesis en la fachada oeste de la cat
tran un estilo muy poco común en dral de M ódena, hacia 1120. Comienzo d
la plástica figurativa en los pórticos de
Italia, emparentado con el de la norte de Italia. Clara composición en ve
catedral de Hildesheim, podemos ticales y horizontales. Figuras maciza
considerar las representaciones fi­ compactas, de enérgico relieve.
gurativas de la catedral de Módena [322] Benedetto Antelam i, relieve d
como el comienzo de la evolución Descendimiento en la catedral de Parma
hacia un nuevo estilo. Hacia el año 1178. Pervivencia del estilo de Módena
1200, el maestro Wiligelmus, de Las figuras están alineadas esquemática
mente en una rigidez columnaria. An
quien apenas tenemos noticias pre­ mación de la superficie superior por l
cisas, realizó, con sus. colaboradores, alineación de los pliegues.
toda la ornamentación escultórica
de la fachada occidental de esta ca­ en distintos pórticos del norte d
tedral. En las escenas del bajorre­ Italia. En el transcurso de la evolu
lieve dispuestas en bandas [321] ción también se perciben influencia
puede apreciarse cómo en Italia, extranjeras, sobre todo las de la ve
ciña Provenza. Muy representativo están aún plenamente sometidos a
estas influencias es oí escultor la coerción ornamental. A pesar de
genedetto Antelami, que trabajó en ello, en la aparición de estas formas
padua a finales del siglo (1179- que aligeran la rigidez románica, se
1 1 9 6 ) y que se ata a sí mismo con anuncia un nuevo espíritu que tam­
cierta arrogancia en una de sus bién se abre paso en el norte [328].
obras. Esta actitud es muy caracte­ Otro centro artístico se forma a
rística del artista italiano, que sale principios del s. Xiu en el sur del
¿el anonimato típicamente medieval país, donde la arquitectura y el arte
mucho antes que en otros países. escultórico alcanzan bajo el gobier­
La primera de las obras conservadas no de los Staufen un breve, pero
de Benedetto Antelami, el relieve intenso esplendor. Dentro de la es-
del Descendimiento de la Cruz
[ 3 2 2 ], parece continuar la concep­
ción de las figuras en bloque de
Rodena, aunque estén separadas
por un lapso de más de medio
siglo. En las trabadas figuras alinea­
das con cierta monotonía y falta
de expresividad, con sus vestiduras
provistas de abundantes pliegues, se
encuentran ya, sin embargo, los gér­
menes de nuevas formas, que hacen
eclosión hacia 1 2 0 0 en las dos gran­
des figuras de nicho de la catedral
de Borgo San Donnino [323]. Este
gran progreso no se debe en lo
fundamental a las influencias pro-
venzales, ya que él rematado es
notablemente diferente [318]; la
colocación misma de la imagen
suelta en un nicho confiere a la fi­
gura una individualidad completa­
mente nueva, que la libera así de la
serie arraigada en el edificio y le
infunde una vida propia. Natural­
mente tampoco esta obra puede [323] Benedetto Antelam i, estatua de
concebirse desligada de la arquitec­ David en la fachada de la catedral de
Borgo San Donnino, hacia 1200. Cambio
tura; la estatua exige la concavidad estilístico por la adopción de la esta­
enmarcadora, en la que, sin embar­ tuaria antigua bajo el influjo de modelos
go, se afirma con independencia. del sur de Francia [3 1 8 ]. B. Antelami
libera así por completo a la figura del
También los rasgos particulares de relieve y le confiere nueva individualidad
una representación más naturalista como estatua de nicho de plástica libre.
—el indicado contraposto en el mo­
tivo estático, el juego de contrastes cultura occidental coetánea, en nin­
entre el cuerpo y el vestido, la pos­ guna parte se puede percibir de
tura de las manos y de la cabeza— manera tan inmediata la aproxima­
apenas se han de considerar como ción a la Antigüedad clásica como
reflejos de la realidad terrena, sino en los pocos testimonios conserva­
como ^adopciones de motivos proce­ dos, y en parte muy mutilados, de
dentes de la Antigüedad clásica, que este círculo radicado en Apulia, cu­
yos ideales espirituales y artísticos cultura alemana se desarrolla,
se orientan claramente hacia la épo­ tanto, no en el exterior, sino prin
ca imperial romana. También en una cipalmente en el interior de la igje
obra tan dañada como el busto en sia: como imagen votiva aislada
mármol [324], en el que se cree unificada en los grandiosos grupo
reconocer a Federico II, se mani­ de las cruces triunfales, en los relie
fiesta la excepcional calidad de éste ves de las tumbas, balautradas d
arte y el deseo de romper las ata­ coro y valiosos trabajos en oro. S
duras de la vinculación medieval en prefiere frecuentemente la madera
la representación idealizada del el estuco y el metal a la piedra e
hombre. Pero estos intentos, que material más importante en otro
podemos considerar ya como pre­ países. En tanto que no se trata d
cursores del Renacimiento, quedan
detenidos en sus propios comien­
zos; del mismo modo, tampoco el
reino meridional de los Hohenstau-
fen podía perdurar (Konradin, el úl­
timo emperador de la dinastía, fue
ajusticiado en 1268 en Tagliacozzo).
Sin embargo, los efectos de esta
grandiosa intencionalidad plástica
se dejan ver, más tarde, en las obras
de los «Pisani», la gran familia de
escultores, procedentes de Apulia y
que trabajaron en la Toscana.

Alemania
Mientras que en otros países la
evolución de la escultura mayor ro­
mánica tiene lugar principalmente
en las fachadas y en los pórticos
de las iglesias, en Alemania es en
la imagen exenta donde más se ma­ [324] Fragmento en mármol de un so
berano, de tamaño natural; principios de
nifiesta dicha evolución. Y este ras­ s. x t t i , Barletta, M useo Nacional. La ef
go específico se debe en gran medi­ gie del soberano (¿Federico II ? ), realizad
da a la existencia del doble coro en según el modelo de las estatuas de lo
las iglesias alemanas, que ofrecían emperadores del arte romano, es un te
timonio único del esplendor artístico d
así, desde el primer momento, pun­ A pulia en época de los emperadores de l
tos de apoyo para una configuración dinastía de los Staufen. E l insólito natu
más suntuosa de la fachada occi­ ralismo en la captación fisonómica ape
nas puede compararse con ninguna d
dental. Pero tampoco en edificios las obras conservadas del arte occidenta
marcadamente direccionales se en­ coetáneo.
cuentra en los pórticos una decora­
ción plástico-figurativa que pueda trabajos de arte menor, estas imáge
compararse con ejemplos franceses. nes, con frecuencia carentes de todo
Así parece manifestarse en Alema­ apoyo arquitectónico, tienen que
nia una actitud diferente ante la afirmarse frente al espacio de su
creación escultórica: «la escultura entorno, lo cual hace más compren
no es ‘hija de la arquitectura, sino sible la monumentalidad, solemne
su hermana menor» (Pinder). La es­ y severa, de su aspecto exterior, su
forma maciza y su estilización or­ guración uniforme y de una con­
namental. centrada severidad, se afirman aún
En la llamada Madonna de Imad sin la cobertura del coro e incluso
[325] se nos 'ha transmitido una se diría que se expresan todavía con
¿c las más importantes imágenes mayor fuerza y validez. Una ley cla­
votivas de comienzos de la época ra y rígida integra las partes en
sálica. También esta escultura de una unidad, las sitúa en un juego de
la Virgen, tallada en madera y relaciones de sencillos contrastes
laminada en oro, igual que la esta­ direccionales y no se pierde en el
tua del Tesoro de la Catedral de detalle, sino que aprovecha los. mo­
Essen [241], realizada aproximada­ tivos ornamentales para la ligazón
mente treinta años antes, no sólo de cada una de las formas en un
conjunto. La escultura adquiere
ahora presencia inmediata y objeti­
vada. Las figuras no quedan ya so­
metidas a una esfera iconográfica
imaginaria; salen de ella y se si­
túan a la vista del espectador en
forma corpórea y tangible.
La forma plástica reforzada desde
el interior se expresa también en
el relieve, técnica que más in­
mediatamente puede conducir a la
interpretación pictórico - ilusionista
de lo figurativo. En la placa en
bronce de la tumba del arzobispo
Friedrich von Wettin [326], la fi­
gura casi se desliga de la superficie
metálica que no constituye ya una
zona de imágenes, sino un fondo.
Al cuerpo perfilado como un maci­
zo volumen homogéneo se adhie­
re laminarmente el vestido. Sólo
las manos y la cabeza presentan
[325] Virgen del obispo de Im ad, lla­ una. configuración individualizadora,
mada «Madonna de Im ad», hacia 1050. aunque no dentro de una concep­
Madera originariam ente chapada en oro. ción retratista, que no se busca en
La imagen hierática y severa, ajena a todo
lo terreno, es uno de los primeros tes­ esta época, interesada más bien por
timonios de la escultura románica de A le­ el valor simbólico, sino puesta al
mania. Formas sencillas y firm es, en clara servicio del efecto total hierático,
relación direccional. E l juego de líneas
es más bien un m otivo envolvente que metafórico.
propiamente decorativo. Bajo tales presupuestos fue posi­
ble que en Alemania se llegara a la
ha aumentado la escala —la Ma­ creación de la primera figura mo­
donna de Imad tiene más de un me­ numental exenta de la Edad Media:
tro de altura y excede así en un la fundición en bronce del león de
cuarto a la de Essen— , sino que Bruswick [329]. Su forma ya está
además han desaparecido aquí com­ prefigurada en la artesanía (jarras
pletamente los últimos restos de la de agua con forma de león), pero
delicada movilidad de la obra ante­ es característico el que se adopte
rior. Las grandes formas, de confi­ en el arte mayor y cuaje en un
símbolo auténtico, plásticamente probablemente apenas a un deceni
configurado, que se enfrenta con de distancia la una de la otra, p0
su fuerza concentrada y su combati­ dremos observar una evolución d
va voluntad de poder al espacio Benedetto Antelami [322, 3 2 3 ]
libre de su entorno. Esta evolución va desde la form
Hacia el s. Xii se refleja en la maciza, cuya severidad está alg
escultura alemana la preocupación suavizada por el juego de pliegue
y el esfuerzo por ir dando nueva aplicado externamente, hacia la fi
vida a las figuras rígidas y encerra- gura humana con movimiento in

[326] Placa sepulcral en b r o n c e del [327] Virgen del grupo de la Crucifi


arzobispo Friedrich von Wettin en la ca­ xión del monasterio de Sonnenburg (Ti
tedral de Magdeburgo, hacia 1150. Forma rol), finales del s. x i i . Colonia, Museo
general cerrada de comienzos del Rom á­ Schnütgen. La maciza figura, de comien
nico alemán. También en el relieve se zos del Románico, totalmente de bulto
desprende la figura, casi en bulto redon­ redondo, está animada desde fuera: el jue
do, como volumen macizo del fondo. L i­ go ornamental de los pliegues gana relie
gero subrayado de la superficie por am­ ve plástico y se convierte en factor de
plias tiras de tejido con lineatura enmues- terminante de la forma.
cada. En la postura del arzobispo, con la
mano derecha en actitud de dar la ben­ [328] La Virgen en Santa M aría en e
dición, y en la cabeza sobresaliente, casi C apitolio, en Colonia, finales del s. x i i . E
como en una escultura de bulto redondo, románico tardío se caracteriza por el incre
se condensa el m ensaje plástico en una mento de movimiento interno de la figura
expresión sim bólica que señala al mundo por la caída más natural redondeada de
de ultratumba. ropaje y, sobre todo, por la nueva cor
poreidad expresiva, que acerca la imagen
al dominio terrenal.
das hasta entonces en un silencio
ultraterreno. Si comparamos las fi­ terno y de expresión y actitud
guras de la Virgen de un grupo de mucho más terrenales. Tales ras­
la Crucifixión del monasterio de gos se manifiestan no sólo en el
Sonnenburg [327], con la Virgen afectuoso abrazo de la Madre y
erguida de Santa María en Capito­ el Hijo, sino en el nuevo sentido
lio, de Colonia [328], realizadas de corporalidad que emana de las
fjffiiras: la postura rígida se disuel- luntad artística, que posibilita un
Vg en un balanceo de contraposto apropiamiento y una transformación
v Jos miembros se redondean bajo válida de las mismas. La belleza en
el vestido, que cae en bandas de el aspecto externo, desconocida
vivaces movimientos. ^ hasta entonces, caracteriza a estas
jgsta concepción más realista de figuras de los Apóstoles. Afecta
la obra de arte conduce en Alema­ tanto a la postura noble y me­
nia, un poco más tarde, a obras surada y a la caída de pliegues,
corno los relieves en estuco de las como a la elocuente expresión del

[329] Monumento de Enrique el León [330] E l Apóstol Felipe, relieve en es­


en Brunswick, llam ado «león de Bruns­ tuco en las balaustradas del coro de la
wick», 1166. Fundición en bronce de ta­ iglesia de Nuestra Señora en H alberstadt,
maño natural. E n la primera escultura hacia 1190. Bajo la influencia de formas
exenta monumental de la Edad M edia se bizantinas se libera la rigidez románica en
convierte la figura del león, que se re­ una nueva imagen humana orientada por
monta a fases previas, puramente artesa- el ideal de belleza de la incipiente caba­
nas, en un sím bolo grandioso. La confi­ llería cortesana. Conformación plástica de
guración del m ism o, abstracta y sumaria, todas las partes, con armónica unidad de
acentúa la forma del cuerpo, tensa y re­ expresión del cuerpo y el vestido. Espon­
donda, así como el efecto, puramente or­ taneidad en la postura y los elocuentes
namental, de la melena y la expresión rasgos faciales.
agresiva de la cabeza.

balaustradas del coro de Halberstadt rostro. El efecto fuertemente pic­


[330]. Una vez más podemos seña­ tórico que indudablemente emana
lar a'quí, como frecuentemente en de este relieve no oculta su plasti­
el transcurso de los siglos preceden­ cidad: las formas corporales son
tes, la relación directa con marfi­ verdaderamente abultadas y palpa­
les bizantinos. Por primera vez, sin bles al tacto; las zonas de som­
embargo, las formas de la Antigüe­ bra que subrayan la caída de
dad clásica transmitidas a través de las bandas de la tela están cons­
ellos parecen responder a una vo­ tituidas por profundas fallas hue­
cas. En el semblante se condensa nes, relicarios, etc. En la remó
esta configuración a través de una del Rin, Mosa y Mosela se halla!
intensidad casi apasionada. Entre ban los centros más importantes d'
las grandes superficies de las meji­ este arte de orfebrería sumamente
llas y la frente se han introducido fecundo, que tuvo gran difusión
las cuencas oculares, que irradian no solo en Alemania, sino también
una mirada de expresión más pro­
funda que la que podría producir
la perforación de la pupila.
Si miramos retrospectivamente
las distintas fases evolutivas, em­
pezando por el estilo lineal solem­
ne y hierático de los marfiles caro-
lingios [238] y pasando por la
monumentalidad ultraterrena de la
Madonna de Imad [325] hasta esta
nueva aceptación de la belleza te­
rrena, podremos medir el camino
que la escultura alemana ha recorri­
do en casi cuatro siglos. Pero tam­
poco esta última obra, que contiene
ya plenamente desarrollados los gér­
menes de las figuras de Naum-
burg [450], es una copia natura­
lista, sino fruto del deseo de plas­
mar el ideal del ser humano en las
figuras divinas.
Para terminar este capítulo de­
dicado a la escultura alemana debe­
mos echar aún una mirada sobre el
arte menor, por la especial impor­
tancia que alcanza en esta época y
[331, 332] N ikolaus v o n Verdun, arca
de las reliquias de los Reyes M agos de
la catedral de Colonia, 1186-96. Plata re­
pujada en oro. En la artesanía cristalizan
con especial claridad las nuevas tendem
cias del Románico tardío. E l arca tiene
forma de una b asílica, en cuyas arcadas
redondas y treboladas están incluidas figu­
ras sedentes (lados longitudinales) y re­
presentaciones escénicas (lados menores).
La figura del Apóstol Santiago [331]
muestra la intensidad expresiva de la
escultura románica tardía en la exube­
rante riqueza de pliegues sobre un cuerpo
orgánicamente redondeado.

precisamente en este país. Aun en Francia. Uno de sus maestros


cuando podemos seguir su evolu­ más importante es Nikolaus von
ción a través de obras aisladas, Verdun, natural de Lotaringia. A
cabe señalar como puntos de par­ sus obras puede enmarcárselas cla­
tida los objetos litúrgicos de la ramente dentro de las tendencias
iglesia: candelabros, vasos, copo­ de la escultura alemana —las fi-
raS del arca de las reliquias de los valor, y sus manifestaciones, realiza­
v^es Magos, en Colonia [331, das en las más diversas técnicas,
i i 2 l_. Estas arcas dependen en se aúnan con la arquitectura para
su configuración directamente de la producir el compacto complejo sim­
arquitectura y sus formas basilica- bólico que constituye el edificio
leS.y centrales reflejan con exacti­ sacral de la época románica.
tud Ia estructura arquitectónica de La extensa creación pictórica se
jas catedrales de su época. El sun­ manifiesta de varias formas: en
tuoso y lujoso adorno de chapa de ciclos de pinturas al fresco den­
oro repujada, gemas y esmalte al­ tro del recinto de la iglesia, en
veolar se aúna con las figuras plás­ las pinturas miniadas, que surgen
ticas en un conjunto inmensamente en gran número en las escuelas
rico y precioso. Las figuras de los monacales, en las vidrieras, que
Apóstoles de Nikolaus von Verdun como nuevo medio de expresión
[331], representados como imáge- pasan lentamente a primer plano,
nes sedentes de plástica exenta, pue­ y también en los preciosos traba­
den equipararse, sin vacilación, a los jos en oro y esmalte de la artesa­
relieves en estuco de Halberstadt. nía. De todas estas manifestacio­
A pesar de su pequeña escala se nes tomaremos sólo algunas como
expresa en ellos la misma fuerza ejemplos; entre ellas insistiremos
plástica que configura de forma sobre las pinturas murales, en las
idealizadora una nueva imagen del que se exterioriza con mayor ri­
hombre cercana a lo terrenal. gor, probablemente, la tendencia
del Románico a la forma simbólica
monumental. Podemos prescindir
PINTURA aquí de una subdivisión de la ma­
Al que contempla hoy el arte ro­ teria por países en favor de una
mánico le parece que éste obtiene selección que muestre aquellos
sus mayores y mejores resultados ejemplos de las regiones europeas
en los grandes conjuntos arqui­ que presenten con especial clari­
tectónicos. Algo de cierto hay, na­ dad los .distintos grados estilísti­
turalmente, en este punto de vis­ cos y tipos de imágenes. Mientras
ta, puesto que el arte románico, que el comienzo de la escultura
aun a pesar de toda su ambigüe­ mayor constituye un hecho que
dad y espiritualización, tiende a se inicia sin apenas precedentes
manifestar una realidad tangible medievales, la pintura continúa las
y objetiva. Con respecto a ello, tradiciones formales ya estableci­
el aligeramiento y perforación de das; en tal sentido se ha de tener
las paredes de la nave mayor en cuenta la acción de las tenden­
—que hasta entonces estaban con cias estilísticas anteriores, que, al ser
frecuencia cubiertas casi por com­ adoptadas, producen a su vez cier­
pleto por escenas bíblicas— viene to retroceso en el gusto artístico.
a reducir la participación decora­ De esta manera, el repetido aflu­
tiva del fresco en el efecto general jo de formas bizantinas introdujo
del recinto sagrado. Con ello se re­ considerables variaciones en el es­
lega cuantitativamente la pintura a tilo. De las dos formas de repre­
un último lugar, aunque sigue sien­ sentación ya desarrolladas en la
do una parte esencial de la crea­ época paleocristiana para la repro­
ción artística románica. En el con­ ducción de temas religiosos —la
junto de la iglesia, los distintos figura o el grupo solemne y seve­
géneros artísticos tienen el mismo ro, generalmente con frontalidad y
de contenido simbólico (por ejem­ gen ya variaciones con respecto a
plo, Cristo como juez del mundo), las formas bizantinas. En la cura
y la interpretación más bien narra­ ción del ciego [337] aún se percibe
tiva e ilustrativa de las escenas el sentido corporal antigiio que apa­
del Antiguo y del Nuevo Testa­ rece algo oculto^bajo las vestiduras'
mento— , la última había perdido cuya caída está determinada p0¿
ya en gran parte su estilo narrati­ formas endurecidas y marcadamen­
vo espontáneo, habiendo ganado, te lineales. La expresividad aparece
en cambio, en la intensidad de la concentrada en la postura elocuente
expresión. El Románico continúa de las envaradas figuras cuyos gran
estas tendencias, que proceden cla­ des rostros exhiben unos ojos de
ramente del arte bizantino; se ma­ mirada penetrante. El movimiento
nifiestan temprana y marcadamen­ espontáneo está solidificado en ade­
te en la pintura mural italiana, mán simbólico y la forma orgánica
que estuvo, a lo largo de toda la sometida a una severa coerción or­
Edad Media, bajo el permanente namental. Asimismo, el detalle pai­
dominio del lenguaje formal de sajístico se reduce al mínimo: ma-
dicho arte. tojos de hierba esparcidos unifor-
El ciclo de pinturas al fresco,
realizado probablemente en la se­
gunda mitad del s. xi en St. Angelo
de Vormis, cerca de Capua, es uno
de los testimonios mejor conserva­
dos de una planificación iconográ­
fica que cubría por completo el
interior de la iglesia. Escenas del
Antiguo y del Nuevo Testamento
adornan en confrontación tipoló­
gica las dos paredes de la nave
mayor. En el ábside está entroni­
zado Cristo en una aureola ova­
lada, ligeramente apuntalada —la
llamada mandorla— y la pared oc­
[333] Dios-Padre frente a una muche­
cidental está cubierta totalmente dumbre, escena de los frescos del techo
por una representación del Juicio de la iglesia de St. Savin-sur-Gartempe,
Final, compuesta por cinco bandas hacia 1100. Calculada para el efecto a dis­
tancia, composición sim plificada, de tra
superpuestas. Esta rica secuencia zos am plios, típica del románico francés.
de imágenes supera ampliamente E xpresividad alcanzada mediante el aisla­
los modelos paleocristianos y cons­ miento y aglomeración de las figuras.
Explicación de un hecho bíblico por me­
tituye una composición del tema dio de los ademanes expresivos.
cristiano, vigente para todo el Oc­
cidente, y que se diferencia tam­ memente indican la vegetación del
bién de las concepciones bizanti­ suelo, mientras que el fondo del
nas en los puntos esenciales. El cuadro está configurado sólo a base
estilo de los frescos está, sin em­ de una composición horizontal
bargo, fuertemente influenciado abstracto-simbólica de las distintas
por el arte bizantino; hemos de te­ zonas de color (tierra, aire, firma­
ner en cuenta que en algunos ca­ mento). El colorido es rico en
sos trabajaron en ellos artistas ex­ trastes, pero sobrio; junto al ma­
presamente llamados de Bizancio; rrón oscuro de los mantos domi*
sin embargo, en ciertos frescos sur­ nan tonos suaves, azules y verdes.
pi influjo bizantino condiciona la ciclos de frescos. Su adopción en
¡n tu r a italiana hasta 1300. Sólo la composición monumental ha si­
con Giotto (1226-1337) se abre do claramente lograda y se ajusta
j camíno a una nueva concepción también al efecto a distancia. Las
j el hombre. representaciones están divididas en
Hacia 1100 se decora el techo zonas rectangulares que contras­
¿e la iglesia de salón de St. Savin- tan cromáticamente. En la escena
Slír-Gartempe [2 7 3 ], que constitu­ que muestra a Dios Padre frente
ye un testimonio impar de la pin­ a una muchedumbre [333], la figu­
jara románica. L a bóveda de la ra destaca sobre un fondo oscuro
nave central está distribuida en y el grupo sobre un fondo más
cuatro bandas longitudinales que claro. La compacta masa humana
representan escenas del Antiguo está rígidamente encerrada en un
^estamento según los modelos que bloque, aun cuando muestra un
claro ímpetu de movimiento. Fren­
te a esta forma, rígida y volumi­
nosa, la figura de Dios Padre se
despliega frontalmente, en un ade­
mán grandioso y amplio. Su rica
vestidura, de sinuosos pliegues ca­
ligráficos dibujados en blanco, vue­
la en ondulantes crestas. Los de­
talles del tratamiento del vestido
muestran aún su relación con mo­
tivos anteriores, cuya influencia
rara vez se perderá del todo en
la pintura, que continuamente ha
de enfrentarse a las formas de la
Antigüedad clásica tardía a través
de los modelos bizantinos. Sin em­
bargo, la actitud general es típica­
mente medieval y está presidida
por el intento de descorporeizar la
figura humana, imbuyéndola de
espíritu ultraterreno, como se ma­
[334] Cristo entronizado sobre los A pós­
nifiesta algo más tarde en los tím­
toles y M aría, fresco del ábside de la panos de Moissac y Vézelay [315,
Iglesia de San Clemente de Tahull, hacia 316].
1125. Barcelona, M useo de Arte de C ata­
luña. El ejemplo más importante de la Aproximadamente al m i s m o
pintura mural de comienzos del románi­ tiempo que las obras que acaba­
co catalán. Aumento de expresividad y mos de citar, se realizaron los
trascendencia en la hierática representa­
ción por medio de la estilización orna­ frescos del ábside de la iglesia de
mental. San Clemente de Tahull [334] en
Erf / Cataluña (hacia el año 1125), una
i parecen encontrarse en la pintura de las obras maestras de la pintu­
ae libros de la misma región. Es- ra románica española; representan
• tas relaciones son tanto más evi­ a Cristo entronizado en la man-
dentes cuanto que el rico conteni­ dorla y rodeado de ángeles; en­
do de formas y tipos de imágenes cima aparecen los Apóstoles y la
Je manuscritos ilustrados se refle­ Virgen María alineados en las ar­
ja con frecuencia en los grandes querías. En estos frescos domina,
■fe:-;
en correspondencia con el tema, les, como la de la mandorla
una solemne frontalidad; sólo en las enmarca, y las arcadas de c
las dos grandes figuras de los lumnas. Aun así la representación
ángeles llegan a expresarse los conserva su carácter monumental
agitados motivos de movimiento, ultraterreno, sin perderse en el cf
que ya aparecen en Francia. El talle decorativo. El poder trascen
dente de la abstracción se mani*
fiesta tanto en la estilización orna
mental como en la expresiva es­
cena de las figuras.
Entre las vidrieras más antiguas
conservadas debemos citar los vi
trates de los profetas de la cate
dral de Augsburgo [335], de prin­
cipios del siglo x i i , probablemen­
te. Debido a la propia técnica -—ej

[335] Profeta Oseas, detalle de una v i­


driera de la catedral de Augsburgo, prin­
cipios del s. x i i . Con la creciente ilum i­
nación de las paredes altas de la nave
mayor, la pintura vitral gana lentamente
en importancia en el s. x i i . La reproduc­
ción de la gran figura aislada está mar­
cada por el estilo del alto Románico: in­
serción de la figura sim bolizada en una
forma maciza y subordinación de todos
los detalles orgánicos y decorativos a la [336] Precursor de Cristo en la actitud
ley ornamental. de un rey entronizado, en la iglesia de
Schwarzrheindorf, hacia 1156. La hierática
efecto general, aun con toda la rigidez deja paso a la configuración más
penetración de los hieráticos ges­ cia naturalista del Románico tardío. Renun­
a los contrastes cromáticos en favor
tos y de las miradas, está caracteri­ de un estilo d ibu jístico. El ligero juego
zado por un rasgo plano-decorati- de pliegues, suavemente fluyente, modela
vo. Colores fuertes de ricos con­ las orgánicas formas corporales.
trastes articulan la composición y
matices sombreantes escalonados agregado de distintos fragmentos
subrayan algo esquemáticamente de color— se acerca ya el peligro
casi todos los trazos de líneas. Un de la ornamentalización. Las figu;
sentido ornamental preside todas ras, de tamaño mayor que el na­
las formas, tanto las de los cuer­ tural, se configuran firmemente,
pos amplios y los rostros ova­ con formas severas y con una ex-
esividad intensa, concentrada y semblante y, con la misma preci­
embelesada que las hace equipara­ sión y claridad, se configura el cuer­
res a las obras escultóricas. po, fuerte y espacioso, así como el
A comienzos del s. Xn podemos vestido con pliegues, que ya no tie­
o b s e r v a r en la pintura los primeros ne una vida aislada en sus puntas
indicios de una vuelta al natura­ y sinuosidades abstractas, sino que
lismo- se adapta con una caída natural a
Las figuras sedentes de los p re­ las formas corporales. La figura,
cursores de Cristo en la iglesia de de mayor tamaño que el natural,
Schwazrheimdorf [336] están más llena con asombrosa presencia el
cerca de la imagen de un soberano estrecho nicho, por supuesto con
laico, confiado en sí mismo, que de aspecto externo aún genérico y es­
las representaciones ultraterrenas quemático, que no puede ni quiere
Je figuras bíblicas realizadas has­ lograr la reproducción de los ras­
ta entonces. El estilo es dibujísti­ gos y particularidades individuales.
co y sobrio, prescinde en gran me­ Dicho estilo dibujístico y lineal
dida de la diferenciación cromáti­ se manifiesta con claridad y rique­
ca y refleja de este modo una ten­ za en el altar del monasterio de
dencia que ya se había manifestado Neuburg, realizado algo más de
tempranamente en la pintura mi­ veinte años después, en 1181, por
niada. Con unos pocos trazos se­ el extraordinario orfebre Nikolaus
guros se da carácter al enérgico von Verdun [331], probablemente
como revestimiento de un pulpito.
En 51 tablas esmaltadas —princi­
palmente en oro sobre fondo azul—
se han realizado, unas frente a otras,
escenas correlativas del Antiguo y
del Nuevo Testamento. Los mo­
delos bizantinos, que también les
sirvieron de base, fueron trans­
formados con plena autonomía,
dada la predisposición existente ya
en toda Europa para la afirma­
ción de lo terrenal. Una vida pal­
pitante anima las figuras de la
escena de la Circuncisión de San­
són [338]: aparecen observaciones
realistas tanto en las miradas teme­
rosas de los padres y en el desvali­
do movimiento del niño como en
la torzada postura del sacerdote
agachado con el cuchillo en la
mano. Bajo las ricas y fluyentes
vestiduras se redondean los miem­
bros de proporciones naturales y
ágiles movimientos. También la es-
[337] La curación del ciego, escena del
ciclo de frescos en St. Angelo en Formis pacialidad arquitectónica adquiere
cerca de Capua, segunda mitad del s. xi. una clara interpretación, en la que
Bajo el influjo bizantino encuentra la pin­ ni siquiera se ha olvidado la lám­
tura occidental el lenguaje formal monu­
mental del Románico, sim plificado sim ­
para de aceite. El estilo es lineal,
bólicam ente. pero ya no es plano, sino que mo-
deia con plasticidad, extrayendo Alemania. El tema de la estirn
limpiamente el núcleo firme de las de Jessé —los antepasados de Cris­
figuras. to desde la primera pareja huma'
Esta nueva representación de la na hasta María— cubre todo el
figura humana, su captación en el techo dividido en cuadros indivi­
contraste del cuerpo y el vestido, duales. Las grandes zonas centra'
les van acompañadas de zonas'
laterales menores en una división
que recuerda el sistema ligado El
sueño de Jessé [339] muestra af
personaje durmiendo tendido en
una cama ricamente cubierta de pa­
ños. Las tiras de tejido se enros­
can en torno al cuerpo desnudo
y muestran claramente las líneas
de su anatomía. Una viva y agita­
da ondulación parece fluir en tor­
no a las formas de corpórea fir­
meza y congelarse, como bloques
de hielo, en los bordes. Se con­
serva el núcleo del cuerpo, pero
las vestiduras cobran gran auto­
nomía. Esta incipiente escisión en­
tre el cuerpo y el vestido, entre
la sustancia y la forma superpues­
ta, caracteriza el fin de una etapa
[338] Nikolaus von Verdun, Circunci­ análoga a la que alcanzó la arqui-
sión de Sansón, placa de oro esmaltado
del altar del monasterio de Neuburg,
1181. Transform ación de modelos bizanti­
nos dentro del gusto del Románico tar­
dío: la descripción realista, los m ovi­
mientos sueltos y el rico juego de p lie­
gues preciosista se conjuntan en una
unidad de expresión.

no es la única forma estilística


—junto a ella se manifiesta aún la
concepción más antigua y severa— ,
pero es sin duda la más caracte­
rística del período de hacia 1200.
Sigue estando vigente en Alema­ [339] Sueño de Jessé y dos profetas,
nia hasta mediados del s. xm , una detalle de la pintura del techo de San Mi­
época en la que en Francia sur­ guel en H ildesheim , hacia 1220. «Estilo
gen ya las primeras figuras de es­ dentado», fase tardía de la pintura romá­
nica alemana. E l torrencial estilo de los
tilo claramente gótico. En su fase pliegues se independiza y determina e!
tardía evoluciona hasta el llamado efecto general del cuadro.
estilo dentado, casi barroco, que "MíPtHÍ
aparece sobre todo en la pintura tectura de la época final de los
miniada, aunque también en la Staufen, que ya sólo permitía va­
monumental. San Miguel de Hildes- riantes, pero no un desarrollo es­
heim posee la única techumbre de tilístico progresivo. Será el espíritu
madera pintada de la Edad Media del arte gótico el que superará de­
(hacia 1200) que se conserva en finitivamente dicha fase.
GOTICO
Gótico es el absurdo nombre llenando de nuevo contenido; se
aue dio Giorgio Vasari (1511- convierte en una denominación
1574), el Sran historiador del arte positiva, y se comienza a distin­
italiano del s. xvi, al «oscuro» arte guir ya claramente el arte romá­
¿e la Edad Media, que vino a in­ nico del Gótico. El entusiasmo ro­
troducirse entre un glorioso pasado, mántico y el historicismo, incipien­
el arte de la Antigüedad clásica gre­ te por entonces, llevan a cabo, a
corromana, y su propia época, el partir de, aproximadamente, me­
Renacimiento. El arte gótico es para diados del s. xix, amplias recons­
Vasari, y para todos los artistas ita­ trucciones y restauraciones de edi­
lianos del Renacimiento, sinónimo ficios medievales, empresas sobre
de bárbaro —de hecho, considera­ cuyo valor se mantienen hoy opi­
ba al arte gótico de origen ger­ niones muy contrapuestas. Se lle­
mánico—> e intentó hacer respon­ ga finalmente a aquellas desconsi­
sables a los godos de todas las for­ deradas imitaciones, puramente
jas artísticas de representación de mecánicas, tan frecuentes en mu­
la Edad Media, para él bárbaras e chos países, en las que el estilo
intolerables. En esta misma acti­ neogótico representa una de las
tud se mantendrán los siglos pos­ múltiples posibilidades arbitrarias
teriores, incluido el Neoclasicismo, en la serie de imitaciones estilís­
hasta, aproximadamente, los comien­ ticas. Los hombres del s. xx nos
zos del s. xix; para los historiadores sentimos atraídos, desde nuestro
de estos siglos todo el arte me­ propio sentimiento expresionista
dieval, sin excepciones ni matices, de la vida, por la fuerza y el vi­
se resumía despectivamente bajo el gor expresivos del arte gótico, y,
concepto de «gótico». Con este sobre todo, por el dinamismo de
prejuicio contempla aún el joven su arquitectura. A la época de la
Goethe (1772) la catedral de Estras­ tecnificación le interesa del arte
burgo, en la que esperaba encon­ gótico, especialmente, la unidad
trar una bárbara mezcla de elemen­ entre la audacia técnica de sus
tos «desordenados, antinaturales, arquitectos y la forma artística. La
amontonados, remendados y recar­ nueva concepción del arte que se
gados»; pero ante la grandiosa au­ implantó con el Gótico está muy
dacia de este edificio descubre con próxima, en general, a nuestra sen­
asombrada admiración la arrollado­ sibilidad de hombres del s. xx.
ra fuerza y originalidad del Gótico. La época estilística que denomi­
La reacción frente a esta postura namos actualmente gótica se ex­
comienza con el romanticismo en tiende desde mediados del s. xir
las primeras décadas del s. xix. hasta comienzos del s. xvi; abar­
Se sueña con un renacimiento del ca, sin embargo, a distintos países y
arte medieval, y así, paulatinamen­ regiones en momentos cronológicos
te, el concepto de «gótico», hasta diversos. Además, en el transcur­
entonces cargado exclusivamente so de los siglos y de país a país,
de connotaciones negativas, se va se producen diferenciaciones tan
[340] Coro de la catedral de Bourges, desde el exterior, a través de la nave la-
comenzado en 1190-1200. Recinto escalo- teral interior, hacia la nave central. Cons-
nado amplio, despejado: ascensión gradual titución en tres partes de la pared, en la
de las alturas cenitales de las bóvedas nave central y en la lateral interna.
profundas que, en definitiva, el flujo de la Antigüedad clásica. Si
Gótico sólo puede mostrar un ele­ buscamos unas características ge­
mento homogeneizador: el arco nerales que den coherencia interna
apuntado. Es éste el elemento bá­ a todas estas manifestaciones ar­
sico de la arquitectura gótica, del tísticas, encontraremos que obe­
conjunto estructurado, que apare­ decen a una actitud común: la
ce ahora en lugar de las masas aspiración general del hombre de
murales, agregadas unas a otras, aquella época —especialmente des­
j el Románico. Pero también del de el s. xiv— por liberarse de los
arco apuntado brotan aún las más poderes e instituciones supraperso-
complicadas bóvedas y tracerías nales, que dominaron a lo largo
¿el s. xv. Si bien a veces muy de toda la baja Edad Media, y
transformado, el lenguaje formal llegar a alcanzar un conocimiento,
gótico domina toda esta época. nuevo e independiente, de su mun­
Como es lógico, en el arco apun­ do circundante y de sí mismo.
tado no debe verse únicamente una El Gótico surge en Francia.
forma puramente técnica o encon­ Desde las postrimerías del s. xi se
trada fortuitamente, como se pen­ desarrollan en diversas regiones
saba con frecuencia en el s. xix, formas y soluciones arquitectóni­
sino una auténtica forma estilísti­ cas, que se unifican entre sí a
ca, que permanece en todas sus partir de mediados del s. xn en
manifestaciones llena de expresión la región central de l’Ile de Fran-
y significado. Esto resulta particu­ ce. De esta fase de transición bro­
larmente evidente cuando se con­ ta hacia 1200 el Gótico puro de
sidera comparativamente alguna de las catedrales clásicas [341, 365,
las manifestaciones más importan­ 368].
tes en el dominio de la historia es­ Hacia la primera mitad del si­
piritual de aquella época: el inten­ glo x m se sitúa el momento
to de la escolástica de unificar la principal de la construcción de es­
razón y la fe, de demostrar dia­ tas grandes iglesias episcopales
lécticamente los dogmas de la teo­ francesas, que no sin razón suelen
logía cristiana, alcanza en Francia denominarse también catedrales
en el s. xm su punto culminante reales, ya que los reyes, junto a los
con Santo Tomás de Aquino. Esta obispos, son los señores y promo­
concepción toma cuerpo en la tores de su realización. A impul­
obra artística total de la catedral. sos de este mismo poder soberano,
La interiorización de la mística ale­ dado por Dios, en Alemania las «ca­
mana de comienzos del s. xiv re­ tedrales imperiales» de la misma
torna en las formas espiritualiza­ época, aún dentro de la tradición
das de las artes plásticas de esta stáufica románica tardía, caminan
época. La elegancia cortesano-caba­ ■hacia su culminación. El ornamen­
lleresca, que florece hacia 1400 en to figurativo que llevan estas ca­
Borgoña sobre todo, se expresa en tedrales alemanas muestra bien a las
el juego de líneas gótico. El tem­ claras, sin embargo, que ahora los
prano realismo burgués de la pin­ ideales del «Romanticismo de la ca­
tura del s. xv en los Países Bajos ballería cortesana» (A. Hauser) apa­
y Alemania, debido a la huella de recen como una nueva fuerza junto
la tradición gótica, tiene un ca­ al emperador, el rey y el obispo.
rácter más íntimo e interno que el Mientras que en Francia, hacia
arte coetáneo incipiente del Rena­ finales del s. xm , ya se había rea­
cimiento en Italia, sometido al in­ lizado la mayor parte de la obra
constructiva del Gótico, en otros lución del altar, con el desarrollo
países como España y Alemania del retablo y la mesa, conduce ha­
es hacia la mitad de este siglo cia una creciente independización
cuando se inicia realmente dicho de las artes figurativas. Con ello
estilo. En estos países no se pue­ quedan implantadas al mismo tiem­
de llevar a la práctica el nuevo es­ po las condiciones externas para la
tilo sobre desarrollos anteriores o expansión cada vez mayor de la in­
formas de transición: hay un cor­ dividualidad del artista, si bien el
te brusco entre el estilo románico gótico temprano es obra de comuni­
anterior y la adopción de todo el dades anónimas. Hasta ahora no ha
aparato formal del Gótico francés, sido posible relacionar con persona­
y no sólo en la arquitectura, sino lidades artísticas bien perfiladas los
también en las artes figurativas; pocos nombres propios que hemos
este estilo francés se transforma, llegado a conocer —generalmente
a su vez, más pronto o más tarde, cuando se mencionan los costos de
en estilos particulares o nacionales las construcciones en diversas lo­
al mezclarse con determinadas con­ gias— . La personalidad artística co-
cepciones artísticas propias. La evo­ mo tal permanece aún sin iden­
lución del estilo en Inglaterra es tificar.
muy diferente, porque, ya desde No es ninguna casualidad el que
mediados del s.. x i , posee, gracias los primeros artistas en el sentido
a la influencia normanda, una cier­ actual del concepto trabajaran en
ta predisposición que le conduce Italia hacia 1300. Ellos determinan
hacia el Gótico. También las in­ en gran medida la fisonomía del
fluencias francesas condicionan las arte italiano de aquella época, y
catedrales inglesas de la primera en este sentido puede explicarse el
mitad del s. x m . Así, esta pri­ que Italia —incluso a lo largo de la
mera fase gótica, a la que se de­ segunda mitad del s. xm — sólo
nomina gótico temprano, está mar­ adoptara ciertas formas del Góti­
cada en todos los países ipor irra­ co del norte de Europa. Giotto y
diaciones de las catedrales france­ sus coetáneos testimonian con la
sas, El final de esta fase y el paso originalidad de su obra que Italia
al gótico tardío no puede estable­ iba con mucho a la cabeza de los
cerse con precisión. En Inglaterra otros países en la liberación del in­
observamos ya 'hacia 1250 una evo­ dividuo de las antiguas trabas. Las
lución muy firme. En Alemania, ciudades de la baja Edad Media
la terminación del coro de la ca­ y su burguesía, muy floreciente ya
tedral de Colonia en 1322 signi­ desde entonces, son las que llevan
fica un visible punto final del en­ adelante este proceso, incluso en
frentamiento directo con Francia. Italia, aunque este país, estilísti­
Aparecen pronto en los distintos camente, abre caminos muy dife­
países formas particulares que se rentes. Estas ciudades, por lo ge­
manifiestan en la aparición de nue­ neral fundadas de nueva planta o
vos tipos arquitectónicos, como la reedificadas sobre antiguos cimien­
«Hallenkirche» o «iglesia de planta tos casi olvidados en el s. x ii o
de salón» alemana, por ejemplo. En­ el x i i i , florecen como nuevos cen­
tre tanto, la arquitectura, pese a la tros precisamente en el siglo XIV
gran riqueza de sus producciones, y en el xv. La artesanía y el co­
pierde su situación de primacía a mercio se sitúan a la altura de la
la que habían de subordinarse la agricultura, hasta entonces activi­
escultura y la pintura. La sola evo­ dad dominante. Incluso política-
¡^ente adquieren algunas de estas nes que las logias son a menudo
ciudades independencia total, sobre ligadas a la edificación de las
todo allí donde, como en Alemania catedrales a través de generaciones,
e Italia, faltan fuertes poderes cen- trabajan albañiles y canteros, ima­
tralizadores; como ciudades-estado gineros, vidrieros y artesanos de
libres o reunidas en confecleracio- las diversas especialidades. De este
neS> se convierten en factores de­ modo, van naciendo tradiciones y
terminantes de poder. De esta ma­ surgen nuevas ideas, sugeridas y
nera, el orgullo burgués, por un transmitidas por fuerzas innovado­
lado, más mundano y cercano a la ras y fuerzas conservadoras. No sólo
realidad, y por otro la profunda las grandes logias de las catedrales
piedad medieval, determinan, espe- están en constante relación de in-
■ cialmente en los Países Bajos y en
Alemania, el arte del siglo xv.
En la última fase de la evolu­
ción gótica, en el período de ha­
cia 1500, unas formas comunes
unen a todos los países góticos de
Occidente —los franceses llaman
gótico flamboyant (flamígero) a
esta fase estilística: iglesias y pa­
lacios se cubren con formas tré­
mulas en Francia, bóvedas entre­
lazadas exhiben las claras «Hallen-
kirchen» alemanas, las enormes ca­
tedrales españolas adquieren fan­
tásticos y caprichosos entremados
en las vidrieras, y complejos abani­
cos aparecen en las bóvedas de
capillas y salas inglesas— . Entre
tanto, Italia se aproxima a la cum­
bre del Renacimiento con las obras
de Bramante, Leonardo, Rafael y
Miguel Angel.
[341] Catedral clásica francesa (Reims,
coro 1210-41; nave mayor, segunda mitad
del s. x m ). Composición mural y espa­
A r q u it e c t u r a G ó t ic a
cial severa, escarpada, articulada con me­
sura. Cada tramo está concebido como
El puesto principal de la arqui­ una unidad, y la suma de los mismos
tectura gótica lo ocupa la catedral; forma el recinto total.
el número de estas construcciones
es cada vez mayor y siguen siendo tercambio; junto a ellas, asociacio­
el centro de la producción artística nes menores, que actúan de obra en
hasta bien entrado el s. xv. En obra, se ocupan de la difusión con­
relación inmediata con la catedral tinua del ideario artístico y de las
surgen las artes plásticas e influye posibilidades técnicas.
también en las formas de la arqui­ Sin duda, son artesanos errantes
tectura civil, tanto doméstica como los que llevan en el s. x m las nue­
oficial o pública, que va adquirien­ vas formas góticas de las logias
do desde ahora una creciente im­ francesas a los países vecinos. El re­
portancia. En las grandes asociacio­ surgimiento de ciertas innovaciones
arquitectónicas y formas particula­ liar desarrollo local ocasiona dila
res permite a veces determinar de ciones de mayor o menor importan­
inmediato tales caminos. El pecu­ cia en la adopción del estilo gótico
y conduce entonces al desarrollo de
formas arquitectónicas propias, tan­
to en las artes mayores como en las
menores. El estilo gótico se intro­
duce y triunfa plenamente en diver-
sos países en momentos eronológi-
[344] Hallenkirche (iglesia de planta de
salón) sudalemana del gótico tardío (Din-
kelsbühl, iglesia parroquial de San Jorge'
comenzada en 1448). G ótico alemán; tres
naves de igual altura que forman un es­
pacio unitario, con ventanales amplios
altos y pilares agudamente perfilados, qUe
ascienden de una sola vez (sin impostas
ni capiteles) hacia la bóveda reticular.

filación de arcadas, corredor y nervadu­


ras de bóvedas).

[343] G ótico toscano (Florencia, cate­


dral, comenzada en 1296). Sólo puede con­
siderarse gótica en algunas formas, como
el arco apuntado; por lo demás, acen­
tuación de la tradición italiana (sobre la
evolución de la b asílica paleocristiana ha­
[342] Catedral inglesa en el estilo del cia el edificio eclesial del Renacimiento):
«early english» (Wells, hacia 1200-39). D e­ recinto am plio, anchuroso, superficies mu­
rivación del G ótico francés: alineación rales cerradas, ventanas redondas, bóve­
uniforme de los elementos murales, sub­ da sobre ménsula de cornisa acentuada
rayado de las horizontales, aumento de lo horizontalmente y pilares cuadrados con
decorativo y realce de lo lineal (en la per- paramentos rectangulares.
c0s distintos [341-344]: en el si­ [345, 346] M onasterio cisterciense de
Fontenay en Borgoña, 1139-47. La iglesia
glo x m las catedrales inglesas; ha­ de tres naves, de sección basilical, mues­
cia 1330, el Gótico toscano; hacia tra una parte oriental típicam ente cister­
1400, las «Hallenkirchen» súdale- ciense: coro y capillas rectangulares en
los brazos del transepto. Plano: 1, igle-
manas, y hacia 1500, las últimas
catedrales españolas.
Pero, a pesar de las variaciones
temporales y regionales, la catedral
gótica conserva aquel principio bá­
sico común que ya fue desarrollado
en la fase de transición francesa de
Ja segunda mitad del s. x il; en
lugar de la pesada y maciza cons­
trucción mural del Románico, que
sólo podía enriquecerse en modela­
ciones plásticas y ornamentos, apa­
rece la estructura pura y simple, al
descubierto — síntesis de los ele­
mentos arquitectónicos y forma­
jes—- que con su transparencia resta
pesadez a la piedra y a la vez espi­
ritualiza la materia.

A r q u it e c t u r a
CISTERCIENSE

La orden reformada de los cis­


tercienses, fundada en Borgoña por
Roberto de Molesmes en 1098, se
difundió con enorme rapidez no
sólo por los países vecinos, sino por
todo el Occidente. En 1154, a la
muerte de San Bernardo —que tan­
to auge dio a la nueva orden—
existían ya 350 abadías cistercien-
ses y 530 a finales del siglo. Orga­
nizados de una manera más rígida
y centralista que las anteriores ór­
denes monacales, los cistercienses
transmiten un gran caudal de for­
mas, ¿Jue constituyen la fase previa
e inmediatamente anterior a la ar­
quitectura gótica: el estilo monás­
tico difundido por los cistercienses sia; 2, claustro cuadrangular; en el cen­
corresponde, en el fondo, a una tro, una pequeña fuente; 3, sala caoi-
etapa transitoria del Románico al tular- 4, refectorio de laicos; 5, dorm ito­
rios; 6, refectorio de los monjes; 7, ta­
Gótico. A ello se añade el que la lleres del monasterio (carpintería, molino,
orden introduce, por regla general, forja, etc.).
sus fundaciones en tierra virgen, no nova, 1179-1208), no sólo logra im­
cultivada, donde sus monasterios, portancia como modelo de una téc*
como primeras grandes construccio­ nica progresista de abovedarniento
nes en piedra, son especialmente sino que también sirven de ejemplo’
modélicos; de ahí la gran uniformi­ sus sencillas formas a las iglesias de
dad de los mismos. No debemos las órdenes mendicantes. En Alt
pensar, sin embargo, que los cister- mania se mezcla en el s. xii una
cienses poseyeran sus 'propias logias tradición propia, todavía plenamen
de artesanos —como, siglos más te románica, con las nuevas formas
adelante, las ciudades— , sino más (Eherhach y Maulbronn). Especial
bien ciertos usos o hábitos cons­ influencia ejercen los cistercienses
tructivos que surgieron de la exi­ en la evolución de la arquitectura
gencia de austeridad y ascetismo. de las regiones alemanas orientales-
En el libro de la Constitución bajo su efecto retroceden en Aus­
de la Orden, de 1119, se dictan nor­ tria las primeras formas góticas tem­
mas concretas sobre los nuevos tem­ pranas, como, el arco apuntado y \g
plos: se debe abandonar la riqueza
decorativa de las iglesias anteriores
y el arquitecto debe limitarse a las
formas puramente constructivas
Los primitivos monasterios bor-
goñones se han conservado sin nin­
gún retoque. Fontenay (1139-
1147), una de las fundaciones filia­
les más antiguas del monasterio ma­
triz de Clairvaux (Claraval) propor­
ciona una idea muy exacta de lo
que fueron estas construcciones en
Borgoña [345-346].
La iglesia está construida median­
te arcadas de 'arco apuntado y bó­
vedas de cañón apuntadas con fajo-
nes reforzados, aun completamente
dentro de la tradición del Románi­
co tardío borgoñón, tal como la
encarna, sobre todo, la famosa ter­
cera edificación del monasterio de
[347] Iglesia de la abadía cisterciense
Cluny [268]. Fontenay prescinde, de Lilienfeld en la B aja Austria, primera
sin embargo, debido al ascetismo mitad del s. x m . V ista desde el tran-
cisterciense, de diversos elementos septo hacia el deambulatorio de dos naves, v
de gran proyección en el futuro cerrado en plano. E l arco apuntado se
une con formas sencillas y enérgicas: pi­
prefigurado en Clunv III, como, lares de sección angular, sin paramentos
por ejemplo, de la galería ciega so­ de columnas, sustentan macizos capiteles
bre las arcadas de la planta baja, coronados sobre los que acaban los dis­
tintos fustes del muro cerrado del cleres-
la galería de triforio posterior. torio; encima, pesadas bóvedas nervadas.
A través de Provenza se introdu­
ce la arquitectura cisterciense en pesada bóveda nervada (Heiligen-
España, donde la iglesia del mo­ k/euz, 1136-1160; Lilienfeld, pri­
nasterio de Poblet (finales s. x i i ) mera mitad del s. xm [347]). En la
ofrece un ejemplo especialmente región del este del Elba, abierta a
bien conservado. En Italia (Fossa- las influencias alemanas en el si­
glo X III, existen importantes funda­ L a A r q u it e c t u r a
ciones monacales de la orden: Zin- del G ó t ic o T em pran o
fja, Chorin [348] y Pelplin. Al mis­
mo tiempo pierde ya importancia la Francia
arquitectura cisterciense en la re­
gión oeste. Las pocas edificaciones El arco apuntado, de caracterís­
nuevas se acogen a las tendencias ticas más dinámicas que el arco
constructivas de los alrededores, así redondo, fue utilizado por vez pri­
Altenberg (comenzada en 1255) res­ mera probablemente en Borgoña
pecto a la catedral de Colonia. Las
concepciones arquitectónicas cister­
cienses estimularon el desarrollo de
los coros de salón alemanes que se
crean a partir de la segunda mitad
del s. xiv, pues el sencillo trazado
de la planta, incluso en construccio-

[348] Fachada occidental de la iglesia


del monasterio de Chorin (Brandeburgo),
concluida en 1334. En las regiones de co­
lonización del este alemán se enfrenta la
arauitectura cisterciense con un nuevo ma­
terial: el ladrillo. Form as sobrias, enérgi­
cas, de asombrosa riqueza y armónica ar­ [349, 350] Esquema y vista desde abajo
ticulación de superficies caracterizan, en de una bóveda nervada de crucería de la
esta fachada, a los botareles, nichos cie­ fase temprana del G ótico.
gos, ventanas con tracería y frontón de
triángulos.
hacia 1100. Otras formas iniciales
importantes del Gótico surgen en el
nes de coros mayores (Pontigny, norte de Francia, sobre todo en
hacia 1200; Zwettl, 1343), sale al Normandía. Hacia 1100 {Caen, Ste.
paso del desarrollo de la Hallenkir- Trinité y St. Etienne) se tienden
che alemana. sobre las distintas zonas de bóvedas
las llamadas bóvedas nervadas de articulación de sus edificaciones wll
crucería. En las bóvedas de arista paramentos entramados superpues­
utilizadas hasta entonces se corta­ tos y ga-lerías altas, y ya en el s. xi
ban entre las distintas cubiertas de aligeran de este modo el compacto
un tramo abovedado en arcos dia­ espesor del muro. También el cuer­
gonales sobre una arista. La estabi­ po occidental de dos torres es cono-"
lidad de las bóvedas, aumentada ya cido en Normandía hacia finales del
por dichas aristas, se refuerza ahora s. xi [282]. Algo más tarde se
por nervaduras; se tienden en cruz añaden los primeros botareles y
como miembros arquitectónicos in­ primitivos arbotantes, que confor­
dependientes sobre armaduras maes­ man al edificio también exterior-
tras y se colocan encima los ple- mente y absorben el empuje de la
mentos muy ligeros que ya no ne­ bóveda concentrándolo sobre líneas
cesitan estabilidad propia [349, de fuerza. Las grandes abadías y las
350]. Por razones estéticas y téc- iglesias de peregrinación de las

[352] Coro de la abadía de St. Denis,


1140 a 1143. G iróla doble y corona capí-
llar por vez primera con bóvedas nerva­
das de crucería homogéneamente conju­
gadas y plenamente desarrolladas.

distintas regiones de Francia po­


[351] C oro de la catedral de Laon, seen frecuentemente, desde el s, xi,
comenzado alrededor de 1155-60. Com po­ complicadas instalaciones de coro
sición mural gótica temprana en cuatro en las que se dispone una galería
zonas: arcadas entre pilares redondos, ga­
lerías altas, triforio (corredor), ventana­ con capillas anejas alrededor del
les; encima, bóveda nervada sexpartita. coro mayor.
Corona capillar, imdfronte de dos
nicas, los nervios exigen paramentos torres, bóvedas nervadas, articula­
murales previos, que ya eran utili­ ción mural y contrafuertes son los
zados en Normandía como elemen­ ingredientes constructivos más im­
tos de articulación del muro antes portantes, que, ligados en una uni­
de la adopción de la bóveda nerva­ dad racional, integran los elementos
da. En general 'los normandos, qui­ formales externos de las catedrales
zá como recuerdo de las construc­ góticas. Esta unificación tiene lugar
ciones en madera, tienden hacia la en la segunda mitad del s. xil en
lie de France, el centro de la casa tenece aún a la fase de transición
real francesa, que desde ahora va del Románico al Gótico por su re­
adquiriendo cada vez mayor impor­ dondez plástica y la variedad de sus
tancia, y que se convertirá en el formas, y, sobre todo, por la falta
centro político unificador de Fran­ de la típica estructura esbelta y se­
cia. Se inicia con la construcción vera que caracteriza a las catedrales
del importante monasterio de St. levantadas hacia 1200.
Venis, comenzado en 1137 por el Numerosos edificios de las pos­
célebre abad Suger, sobre los ci­ trimerías del s. Xii parecen haber
mientos de una antigua iglesia de asimilado las nuevas ideas proce­
época carolingia. Como consecuen­ dentes de St. Denis o también ha­
cia de posteriores transformaciones, ber llegado independientemente a
solamente nos dan una idea de la análogas soluciones, como, por ejem­
construcción de mediados del s. xii plo, las catedrales erigidas al mis­
la giróla y la corona capillar [352], mo tiempo, aproximadamente, en

[353] Fachada occidental de la catedral [354] Fachada occidental de la catedral


de Laon, comenzada hacia 1190. del Notre Dame en P arís, zona inferior,
hacia 1200; zona de ventanas, hacia 1220;
torres, 1225-50.
así como partes del imafronte de
dos torres, aunque transformado en Laon y París. Ambas poseen gale­
el s. xix. La giróla y las capillas ya rías altas [351, 358, 359], una di­
no están, como en edificios ante­ visión de los tramos abovedados
riores, agregadas como cuerpos in­ que recuerda aún el sistema ligado
dependientes, sino que se integran del Románico e instalaciones cora­
armónicamente con el trazado de les relativamente sencillas —ante­
bóveda, en el que el abovedarniento riores a las transformaciones del
nervado se une, probablemente siglo x m — . A pesar de estas afini­
por vez primera, al arco apuntado. dades, el edificio de lie de Fran­
Sin embargo, esta construcción per- ce, la catedral de Notre Dame de
Varis, comenzada en 1163, es más das de pórticos, corredor-galería, zona
de ventanales - rosetón. [3 5 5 ]: Laon, fa.
clara y más moderna. Sobre todo si chada occidental, comenzada hacia 1190
comparamos los imafrontes [353- Transición al G ótico: movida articula­
356], que fueron levantados ambos ción, fuerte ahuecamiento; el frente de la
hacia 1200 probablemente, destaca nave central es de mayor altura e ir^c-
rrumpe la horizontal. [3 5 6 ]: P arís, fa.
la severa y serena claridad de la fa­ chada occidental, comenzada hacia Í200
chada parisiense al lado del frente A rticulación muy clara y severa, fuerte
occidental ahuecado y expresiva­ subrayado de las horizontales corridas
(galería real sobre los pórticos y balaus­
mente móvil de Laon. L ’Ile de Fran- trada de tracería sobre rosetón). [357].
ce dejó atrás como centro artístico R eim s, fachada occidental, alrededor de
a las otras regiones de Francia, in­ 1240. E quilibrio clásico entre verticales
y horizontales; frontón y agujas se ex­
cluido el norte, en principio tan tienden a la zona superior, situación
avanzado. Pero se trata aún, como central del rosetón, movimiento ascensio-
en todas las catedrales de la segun­ nal acentuado también por el estrecha­
da mitad del s. xn, de edificios de miento gradual de toda la fachada.
una época de transición. Donde más [358, 359, 360] Sistem a mural de la
claramente se pone de manifiesto es nave central. [3 5 8 ]: Laon, comenzada ha­
en las construcciones en que coexis­ cia 1155-60. Constitución en cuatro zonas-
ten, sin mediación alguna, el estilo arcadas, galería alta, triforio, clerestorió
con ventanales. Bóveda sexpartita: un
de transición y el gótico maduro, tramo de la nave central se extiende sobre
como, por ejemplo, en la catedral dos arcadas y corresponde a dos tramos de
de Chartres. En 1194 un incendio la nave lateral. Sencilla ventana de arco
redondo. [3 5 9 ]: Chartres, comenzada en
destruye la catedral, comenzada ha-, 1194. Constitución en tres zonas: arcadas
cia 1130, y que probablemente se triforio, clerestorio (desaparece la galería
hallaba aún en construcción. En alta). Tram os de nave central y lateral de
igual anchura. Sobre las ventanas empare­
la reedificación, realizada de oeste jadas, ventana redonda como fase previa
a este y emprendida inmediatamen­ de la tracería. [3 6 0 ]: Reims, comenzada
te después de dicho incendio, se en 1210. Constitución en tres zonas más
compensada, más rígida que en Chartres.
conservó sólo la parte central del Primera tracería auténtica de ventana.
anterior frente de torres, donde
están unidos los tres pórticos [361, 362, 363, 364] Sección transversal.
[443]. Aproximadamente al mis­ Constitución basilical: nave central con
mo tiempo se logra ya en St Denis, zona de ventanas propia, más alta que las
naves laterales. E l empuje de la bóveda
con la disposición de las puertas de la nave central en el exterior es
laterales en las torres, una uni­ conducido por arbotantes a los botareles.
dad orgánica entre la fachada y [3 6 1 ]: Laon, comenzada hacia 1155-60.
Constitución mural en cuatro zonas del es­
el interior de la iglesia, una solu­ tilo de transición. G alería alta en la parte
ción que habría de tener vigencia ancha de la nave lateral. Altura cenital de
general para toda la época poste­ la bóveda, 24 m. [3 6 2 ]: Chartres, comen­
zada en 1194. Constitución clásica en tres
rior. La aspiración gótica hacia la zonas. Sistema de contrarrestos plenamente
integración de todas las partes en desarrollado, con arbotantes abiertos. Al­
la totalidad determina en la propia tura cenital de la bóveda, 36,5 m. [363]:
Bourges, comenzada hacia 1190-1200. Re­
catedral de Chartres la configu­ cinto escalonado de cinco naves [340], na­
ración de las testeras del transepto. ve central acompañada de una nave lateral
exterior más baja y una interior más alta
[355, 356, 357] A rticulación de la fa­ que ésta. Triforio tanto en la nave central
chada occidental. Tripartición de la pared como en la lateral interna, altura cenital
rrontal ante la nave mayor y los basamen­ de la bóveda, 37,5 m. [3 6 4 ]: Beauvais,
tos de las dos torres de los flancos (análo­ comenzada en 1274. Recinto escalonado,
gamente el cuerpo longitudinal, de tres desarrollo exagerado de alturas, complica­
naves generalmente). Correspondencia fun­ do sistema de contrarrestos. También las
damental entre el interior y el cierre paredes posteriores del triforio tienen ven­
occidental, visible en la fachada: arca­ tanas. Altura cenital de la bóveda, 4,75 m.
La firmeza de cada una de las En su época, la catedral consti­
formas en estas fachadas, al igual tuye el centro absoluto de la exis­
que todas las otras partes de la ca­ tencia, debido a la concepción me­
tedral de Chartres edificadas des­ dieval según la cual fe, conocimien­
pués de 1194, se diferencia radical­ to y acción estaban integrados en
mente de aquella ambigüedad vaci­ una unidad total. La decoración da
lante, pero encantadora, de las for­
mas del frente occidental más
antiguo. La nave mayor, el tran-
septo y el coro se alzan ya, por vez
primera, sobre una planta unifica­
da con la claridad constructiva y el
sistema formal que hoy considera­
mos típicamente gótico. Las pare­
des del interior —si es que puede
llamarse pared a una simple arma-

[366, 367] Planta y coro de la catedral


de Reim s, 1210-41.
[365] Nave mayor de la catedral de
Chartres, comenzada en 1194. también de todo lo que se cree,
se conoce y se hace. La catedral
zón— se alzan en tres zonas: ar­ ya no tiene para el hombre el sig­
cadas con pilares redondos u octo­ nificado de su precursora románica,
gonales rodeados de fustas, galería semejante a un castillo, sino que
de triforios y clerestorio [359, 362, le guía a través de la sucesión de
365]. En el exterior, los arbotantes sus arquerías hacia el altar, hacia
abiertos, aun pesados, absorben la Dios. La audacia de la razón na­
descarga no sólo estática, sino tam­ tural alcanza, espiritualizada por la
bién óptica de la nave central que fe, lo supraterreno.
sobresale enormemente y del coro El Gótico francés permanece
alto con la giróla y la corona ca- dentro de la moderación salvo en
pillar. escasas excepciones. Torres proyec­
tadas para el transepto quedaron en sicas» del gótico francés. El concep­
Chartres, como también en Reims, to «clásico» está justificado en
interrumpidas en sus inicios, e in­ cuanto que se consigue crear, como
cluso en esta última —como en mu­ en el templo griego del s. v a. C.,
chas otras catedrales— ni siquiera una forma general armónica y ejem-
se llevaron a cabo las agujas de las plificadora. Dicha catedral, comen­
zada en 1220 y concluida con el
coro y las torres e n . 1269, tiene
un aspecto más vertical, más estre­
cho y más duro [368]. Se indica
así el camino hacia el rebasamiento
de las proporciones de alturas, que
se lleva a cabo en Beauvais, pero
también hacia esa serie de catedra­
les en parte sólo iniciadas, que se
mantienen 'hasta el s. xiv, e incluso

[368] Nave mayor y coro de la cate­


dral de Am iens, 1220-69.

torres occidentales. Esta automode-


ración no debe adhacarse a incapaci­
dad material o técnica, sino a un
sentido definido del gusto. La cate­
dral de Reims, comenzada en 1210 [369] Coro de la catedral de Beauvais,
1247-72. Vista del abovedamiento de la
y terminada en lo esencial hacia giróla y zona de ventanas del coro.
1300, puede considerarse como uno
de los más equilibrados entre los hasta adentrado el s. xv, dentro
grandes edificios de este grupo del esquema de la catedral clásica y
[341, 357, 360, 366]. El lenguaje lo difunden hasta el sur de Francia.
formal —tracerías, contrafuertes, El coro de Beauvais [369] se
etcétera,— es más definido y sobre comienza en 1247 y es tan escar­
todo más ligero que en Chartres, pado y esbelto que hubo de ser
sin congelarse en fórmulas o disol­ reforzado por pilares intermedios
verse decorativamente como en después de un derrumbamiento en
otros edificios. 1284. En la catedral de Beauvais,
La catedral de Amiens es la ter­ también las paredes posteriores de
cera de las grandes catedrales «clá­ ventanales y con ello ese ultimo
tramo de muro firme, al que hasta el ámbito del mediodía francés
entonces se adosaba la vertiente del las iglesias de los jacobinos (do­
tejado de las naves laterales y de minicos). Su iglesia consagrada en
la giróla, se convierte en estructu­ 1292 en Toulouse, una sala de dos
ra translúcida [364]. naves, constituye el ejemplo más
Junto a edificios que siguen el monumental.
Inglaterra
Aun cuando las circunstancias po­
líticas de Inglaterra se diferencian
en algunos aspectos de las del Con­
tinente, ya que con la Carta Mag­
na de 1215 se pusieron, ya muy
pronto, dos fundamentos para un
desarrollo orgánico del Estado, tam­
bién en este país siguen ocupando
las catedrales el lugar central de la
arquitectura. De todos modos no
debemos olvidar en Inglaterra la
iglesia parroquial (en inglés parish
churcb), aun cuando ésta no alcan­
ce nunca la importancia de las igle­
sias urbanas alemanas, ya que las
ciudades inglesas apenas llegan1a
lograr la libertad autocrática de las
ciudades-estado hanseáticas y de las
ciudades libres alemanas. En Ingla­
terra, por otra parte, el estilo góti­
co, por un extraño fenómeno de tra­
dicionalismo, sobrevivirá sin evo­
[370, 371] Parte oriental y planta de la
catedral de A lbi, comenzada en 1282. E d i­
lucionar hasta enlazar con el roman­
ficio en ladrillo de una sola nave con ca­ ticismo que, como ya vimos, dio
pillas cuadradas entre los pilares del mu­ origen al estilo neogótico.
ro profundamente metidos en el interior, Dos supuestos previos están en
que aparecen exteriormente como torres
redondas y acentúan el carácter fortificado la base de la arquitectura gótica
del edificio. en Inglaterra: el elemento norman­
do, que condiciona desde el some­
canon de las catedrales clásicas no timiento del país por Guillermo el
faltan formas arquitectónicas inde­ Conquistador (1066) la construc­
pendientes, en las que pervive fre­ ción de iglesias, y el influjo direc­
cuentemente la tradición local. Las to de los modelos franceses a par­
catedrales de Bo urges [340, 363] y tir de último cuarto del s. xn.
de Le Mam son caprichosos y auda­ Formas particulares pregóticas co­
ces recintos escalonados, y la de Poi- mo arcos apuntados, nervios de
tiers es una amplia y aérea sala. La bóveda y botareles aparecen en In­
catedral de Albi (1282-1390) [370] glaterra ya en el s. xn debidas a la
presenta una modalidad, fortifica­ influencia normada. Están muy di­
da, de las iglesias de planta de fundidos los muros articulados por
salón del sur de Francia. De la galerías altas y paramentos [285].
actividad de las órdenes mendican­ De todos modos, no se concibe la
tes en el s. xm dan testimonio en primera construcción gótica, el coro
de la catedral de Canterbury [372], El ejemplo más destacado entre
sin un impulso externo, sin una las catedrales inglesas del Góticc
acogida de estímulos franceses. Co- temprano es <la catedral de Salís
menzada en 1175, está estilística- bury, realizada sin interrupción
mente muy próxima al nivel de las desde 1220 hasta 1258, y que se
catedrales de París o Laon y en levanta al mismo tiempo que la ca-

é<>3¡3X %í<>K88%i<O& ;

[372] Coro de la catedral de Canterbu­


ry, 1175-84.

realidad pertenece aún plenamente,


con sus ricas formas plásticas,
a la fase de transición. A pesar de
las formas francesas, ni en Can­
terbury ni en las posteriores cate­
drales góticas observamos en la
planta esa composición clara y con­
centrada ni las elevadas proporcio­
nes en el alzado, que son caracterís­
[373, 374] Planta y vJsta aérea de la
ticas de las catedrales francesas, y catedral de Salisbury, 1220-58. De la par­
tampoco conoce el Gótico inglés el te longitudinal del coro sale hacia afuera
coro de catedral con giróla y co­ la «Lady C hapel». La torre del crucero, si­
rona capillar o el imafronte de dos tuada exactamente en el centro de la
edificación, sobre la intersección del cuer­
torres con sus pórticos e imágenes. po longitudinal y el transepto principal,
El coro de Canterbury presenta, corona el edificio.
en cambio, algunas particularidades
típicas de las catedrales inglesas, tedral de Amiens. Con soltura se
que van a tener gran proyección en acoplan la nave mayor, dos tran­
el futuro: la enorme extensión lon­ septos y el coro cerrado rectangu­
gitudinal de la planta y la insta­ larmente [373, 374]. El coro está
lación de dos transeptos. aún enriquecido por la Lady Cha-
peí, una capilla dedicada a la Vir­ early english (inglés temprano),
gen, que es tan característica como abarca desde 1175 hasta mediados'
el edificio central de sección po­ del s. x i i i , desde el coro de Canter-
ligonal de la sala capitular (1280) bury y sus formas tempranas aún
al sur de la construcción. La fa­ redondeadas hasta la sencilla cla­
chada occidental está configurada ridad de Salisbury. A esta fase es­
como muro decorativo sumamente tilística le sigue el decorated style
suntuoso, sin ninguna relación con (estilo decorado), que dura aproxi­
los espacios posteriores. madamente (hasta mediados del si-

[375] Fachada occidental de la catedral [376] Catedral de Lincoln, vista de la


de Lincoln; partes inferiores de la etapa nave mayor hacia el este, abovedamiento
final del Románico, segundo cuarto del concluido en 1233. Aumento de los ele­
s. x i i ; ante las torres, pared decorativa mentos lineal-decorativos. Nervaduras dia­
gótica, hacia 1220-30. gonales suplementarias y nervaduras lon­
gitudinales corridas enriquecen la forma
de abovedamiento.
También les falta a las formas
particulares del Gótico inglés la glo xiv. Como ya indica el nom­
integración en el conjunto, típica­ bre, ahora se incrementa el ele­
mente francesa. En lugar de la pura mento ornamental en todas partes,
y necesaria estructura aparece ya en en tracerías de ventanas, muros y
Canterbury la alineación decorati­ bóvedas. En estas últimas aparece
va de formas, cuyo carácter agudo, muy pronto, ya que el aboveda­
lineal y de entramado superpuesto miento de la nave mayor de la
es, muy probablemente, de origen catedral de Lincoln [376], aparte
normando. La soltura en el acopla­ de las acostumbradas nervaduras
miento sigue siendo hasta el fin del diagonales de la bóveda de cruce­
Gótico la concepción básica de la ría, incluye los primeros nervios su­
arquitectura inglesa. plementarios con los que se con­
Una audaz fantasía dirige, en figuran las formas estrelladas. En
cambio, el desarrollo de la orna­ el Coro del Angel, construido de
mentación. La primera fase, llamada 1265 a 1320, se alinean los prime­
ros braguetones y cadenas en forma tardío. Por otra parte, su ordena­
de abanico y un rico juego de ción en la primera gran fase del
líneas cubre las paredes. Aun cuan­ Gótico responde más a la evolu­
do las formas de la tracería de esta ción europea general y tiene en
época en su fase temprana, en el consideración la inclinación, exis­
siglo xiii, eran aún preponderante- tente desde un principio dentro de
mente rígidas y geométricas [378, la arquitectura inglesa, hacia lo de­
379], las líneas ondean en el si­ corativo.
glo xiv con mayor curvatura y fie-
España e Italia

Extensas regiones de la España


meridional están hacia 1200 toda­
vía bajo dominio árabe. A me­
diados del s. xm la Reconquista re­
cibió de nuevo un enérgico impul­
so gracias a Fernando III el San­
to. Pero también las regiones an­
teriormente reconquistadas —sólo
Asturias permaneció siempre cris­
tiana— fueron, a partir de la do­
minación musulmana, tierra virgen
en lo que respecta a la cultura y la
predisposición a acoger las formas
artísticas cristianas, que influyen es-

[377] Crucero de la catedral de Wells


con arcos de contrarresto añadidos pos­
teriormente, en 1338, que caracterizan,
igual que los nervios de abanicos en el
bovedaje, el fantástico mundo del decorated
style.

xibilidad, consiguiéndose ya las pri­


meras formas flamígeras en las tra­
cerías de los ventanales. Un ejem­
plo particularmente grandioso de
[378, 379] Formas de ventanas del G ó ­
este estilo decorativo tardío es el tico inglés. E n la fase temprana (s. x i i i )
crucero de la catedral de Wells predominan formas puramente geométri­
(1338) [377]. Partiendo del supues­ cas, entre ellas la agrupación típicam ente
to de que el Gótico temprano fi­ inglesa de ventanas de lanceta de alturas
diferentes, que están enmarcadas por un
naliza en el mismo momento en arco apuntado. En el decorated style
que la catedral francesa pierde su (s. xiv) se prefieren las formas curvas
influencia decisiva y los elemen­ y oscilantes; son características las ven­
tos decorativos resultan más im­ tanas delobuladostracería con motivos de arcos
y flam íferos.
portantes que los propiamente téc-
nico-arquitectónicos, se habrá de pecialmente desde las regiones del
considerar el decorated style in­ norte de los Pirineos. En Cataluña
glés como transición del Gótico surgen en el s. xn, en Poblet y San-
tes Creus, abadías cistercienses del tardío español. Una tendencia aná­
tipo borgoñón pregótico. A estos loga aparece en las capillas del coro
edificios sigue la catedral de Ta­ de la catedral de Toledo, instala­
rragona, comenzada en 1200. Tam­ das en definitiva por puro decora-
bién en el noroeste de España se tivismo. En ambas catedrales se
construyen en el s. xn iglesias en trabaja hasta entrado el s. xvi
el estilo de transición francés (Sa­ y no sólo en el cuerpo del edificio
lamanca, Avila). A comienzos del originariamente proyectado, sino
siglo xiii se erige ya en modelo la que en el transcurso del tiempo se

[380] Catedral de Burgos, comenzada en [381] Catedral de Toledo, comenzada en


1221. La avidez de ornamentación típ i­ 1227. D erivación del modelo francés: ven­
camente española cubre el edificio con tana y triforio unidos.
exuberante ornamento. Las agujas caladas
que coronan las torres son ya del s. xv.
añaden numerosas construcciones
catedral clásica del norte de Fran­ interiores y anejas, que de una for­
cia. La catedral de León, realizada ma típica en la evolución del gó­
según el modelo de la catedral de tico español, difuminan la imagen
Reims, es la más luminosa; el muro espacial y el efecto general del ex­
se reduce. a lo indispensable y sus terior. La predilección por los re­
bellísimas vidrieras ocupan amplias cintos exuberantes y la marcada
superficies. Las catedrales góticas avidez de ornamento —que ya
tempranas más importantes de Es­ aparece en las partes más antiguas
paña, Burgos (comenzada en 1221) de la catedral de Burgos— se con­
[380] y Toledo (comenzada en vierten en rasgos fundamentales del
1227) [381], se inspiran en los re­ gótico tardío español y se deben
cintos escalonados franceses como en gran medida, incluso en sus
Bourges [340] o Le Mans y pre­ formas particulares, a la reminiscen­
paran así la coligación espacial que cia de elementos árabes. Frente a
caracteriza a las iglesias del gótico estos rasgos, la arquitectura de
Cataluña se mantiene más clara y prana, en el s. xm , que la forma
sobria. La catedral de Barcelona, gótica se concentra casi exclusiva­
comenzada en 1298, tiene unas na­ mente en las obras de las órdenes
ves laterales tan altas y estrechas mendicantes y de los cirtercienses.
que el recinto casi parece de planta Junto a la ya citada iglesia cister-
de salón. ciense de Fossanova, hay otras que
A. diferencia de los demás países representan, como la de Casamari
que aportan algo al acontecer ar­ (1203-1217), el sencillo y macizo
tístico de esta época, en Italia casi estilo borgoñón de transición. Al
igual que en España, también en
Italia hay ciertas regiones que adop­
tan las ideas constructivas del Cís-
ter.
Mientras que la orden cistercien-
se considera sus monasterios, al
igual que las órdenes monacales de
la baja Edad Media, como comuni­
dades de vida aislada, apartadas del
mundo, y no abren sus iglesias a
los fieles, las órdenes mendicantes
—franciscanos y dominicos— se es­
tablecen en las ciudades y están
desde sus comienzos, en el s. xm ,
en estrecho contacto con los pro­
blemas más agudos de la sociedad
de su época y con los nuevos va­
lores dol mundo urbano que están
en plena expansión: construyen sus
monasterios en las ciudades, cuidan
de los pobres y enfermos, y abren
sus iglesias al pueblo para el culto
litúrgico, y en el caso de los do­
minicos sobre todo, para la pre­
dicación y la lucha contra la
herejía. De esta manera se desarro­
lla pronto una serie de rasgos bási­
[382, • 383] San Francisco, en A sís, cos, que, sin llegar a constituir nor­
1228-53. Planta y vista de la nave mayor
hacia el este. Iglesia de planta de salón de
mas constructivas, son comunes por
una sola nave con transepto. Sobre los tra­ encima de las fronteras a todas las
mos cuadrados, sencillas bóvedas nerva­ iglesias de las órdenes mendicantes:
das de crucería. Bajo las ventanas de arco grandes y anchos recintos comunita­
apuntado, relativam ente pequeñas y con
tracerías sencillas, un corredor que subra­ rios y formas sencillas, según la
ya la horizontal y divide la composición exigencia de pobreza absoluta, que,
mural en dos zonas aproximadamente de acuerdo con la modernidad de
iguales. Superficie mural con frescos (le­
yenda de San Francisco, de G iotto). las nuevas órdenes, son en general
ya características del Gótico tempra­
no ejerce influjo alguno el gó­ no. Precisamente la aspiración a la
tico de la catedral francesa. En sencillez contribuye a que en Italia,
general, si se quiere dividir la evo­ así como en Alemania, nazca de las
lución de los s. x m y xiv, nuevas fórmulas góticas un sentido
se puede comprobar en la fase tem­ del gusto popular e independiente.
La iglesia matriz de dos plantas mendicantes, están provistas de tres
de la orden de los franciscanos, la naves, como por ejemplo la edifica
iglesia de Sdn Francisco en Asís ción más antigua de este tipo, San
(1228-1253), es en la parte inferior Francesco de Bolonia (1236). En las
y en la superior un sencillo edificio iglesias más antiguas de estas órde­
de planta de salón de una nave, nes en Florencia —S. Trinitá y San­
ta María Novella (hacia finales del
s. x i i i ) [384]— el recinto se ex­
tiende en forma de salón. Las pe­
queñas ventanas se desplazan a la
punta superior de los arcos forme­
ros de la nave central y se prescin­
de de toda acentuación del cleresto-
rio sobre las arcadas de alto y am­
plio vuelo. La elegancia ligera y
grácil de las formas hace de la igle­
sia de Santa María Novella el más
puro ejemplo del Gótico temprano

[384] Santa M aría Novella, iglesia de


los dominicos, en Florencia, comenzada
en 1283. Nave mayor de salón sim ple, con
arcadas altas y amplias y sencillas bóvedas
de crucería.

atravesado por un transepto [382,


383]. Las formas particulares guar­
dan estrecha relación con las del
sur de Francia y con el estilo
cisterciense, pero indudablemente
son italianas las grandes superfi­
cies murales interrumpidas sólo por
pequeñas ventanas, que en este [385] Catedral de Siena. Nave mayor,
caso, y en obras posteriores del hacia 1230-59. Adopción vacilante del Gó­
Gótico italiano, dan pie a los tico: ventanas de arco apuntado. Inquieto
cambio de color de las capas de mármol
pintores para sus creaciones mo­ blancas y negras.
numentales.
Mientras que a algunas iglesias italiano. Se anuncia ya el Humanis­
inmediatamente dependientes de mo claro y abierto al mundo. :-
Asís les basta con la sala de una so­ Las catedrales italianas del s. XÍII,
la nave, ya en la segunda mitad del Siena (comenzada hacia 1230)
s. x i i i , por lo menos las iglesias [385], Arezzo (1277) e incluso Or-
italianas mayores de las órdenes vieto (comenzada antes de 1285), si
bien adoptan algunas formas góti­ sistemas constructivos vinculados a
cas como el arco apuntado, se man­ la tradición, sobre cuya base no se
tienen aún dentro de la tradición da ningún paso hacia el Gótico au­
románica. Las fachadas de Siena y téntico. Esta arquitectura tiene co­
Orvieto son obra de grandes maes­ mo fundamento la realidad, enton­
tros y sus escuelas, que abren el ces aún intensamente vivida, del
paso a la fase tardía del Gótico
italiano en el s. xiv.

Alemania

En Alemania, hasta mediado el


siglo xm , se oponen a la intrusión
del Gótico —y se puede hablar pro­
piamente de una intrusión— fuer­
zas que encarnan estilísticamen­
te una etapa tardía del Románico,

[387] Iglesia de Santa Isabel en Marbur-


go, comenzada en 1235, consagrada en
1283. V ista por el sudeste. En primer tér­
mino, la parte del coro, en forma de un
trébol regular; la nave mayor está cons­
truida como planta de salón. En el exte­
rior, rígido verticalism o de los bótateles
estrechamente colocados, en medio de los
cuales dos ventanas superpuestas según
[386] Iglesia de los dominicos en Es- modelo francés.
slingen, construida aproximadamente en­
tre 1255-68. B asílica simple sin transep- Sacro Imperio Romano Germánico
to, de formas sencillas, amplias arcadas y el esplendor de la soberanía de los
y paredes lisas cerradas.
Staufen, cuyo derrumbamiento ha­
con frecuencia aligerado plástica­ cia mediados del siglo no sólo pone
mente y rico en decoración. Esta fin a una época histórica, sino que
fase estilística tardía no puede re­ deja definitivamente paso libre en
legarse simplemente como anacró­ Alemania a nuevas soluciones ar­
nica. En las grandes catedrales tísticas.
—Maguncia [255], Worms, Bam- A estas formas, ya arraigadas, se
berg y Naumburg— , que se levan­ tienen que amoldar en sus prime­
tan hacia 1 2 0 0 sobre cimientos más ros edificios monacales —Eberbach
antiguos, se utiliza por supuesto el y Maulbronn— los cistercienses,
arco apuntado, las bóvedas nerva­ que también introducen el Gótico
das de crucería y también otras in­ en Alemania y no logran apenas
novaciones de gran importancia arraigarlo, hasta el comienzo del
para la arquitectura, que proceden siglo xm. Más importantes para la
de Francia, pero se las inserta en difusión del Gótico, especialmente
en la segunda mitad del s. xm , son, salmente válida de una tradición po­
como en Italia, las iglesias de las pular propia, basada en la sencillez
órdenes mendicantes. Los sencillos y una configuración gótica esbelta y
cuerpos de las naves mayores, con ascencional. Con ello no se cae en
gran frecuencia apenas articuladas, la esquematización arquitectónica
y de las que brotan alargados y es­ sino que se recoge la espiritualidad
trechos el coro y los recintos inte­ propia de las órdenes mendicantes
riores del cuerpo longitudinal de
paredes lisas, a menudo con te­
chumbre plana sobre amplias ar­
cadas, recuerdan por una parte aún
mucho a algunas sencillas iglesias
románicas, y por otra están pene­
tradas hasta el último detalle por

[388] Coro de la catedral de Magdebur-


go, comenzada en 1209. Sim plificación re-
ductora del modelo de los coros de ca­
tedral franceses debido a la pervivencia
del Románico tard ío alemán: pesadas for­
mas (paramentos de columnas), subrayado
de las superficies murales (zona de arca­ L jw , jy UJ Catedral de colonia, comenza­
das), bóveda de arco redondo en la da en 1248 según el modelo de Amiens y
galería alta (llamada corredor episcopal). Beauvais. Vista por el sudeste y sección
transversal por la nave central, muy so­
el nuevo espíritu gótico de rígida bresaliente, y las cuatro naves laterales.
En el exterior, la más rica configuración
y homogénea 'articulación. Precisa­ decorativa de la armazón constructiva.
mente en las iglesias de las órdenes
mendicantes logra la arquitectura Muy condicionadas regional o local­
alemana una primera síntesis univer­ mente, junto a sencillas salas surgen
basílicas abovedadas como las igle­ serie de interesantes tendencias con­
sias dominicanas de E s s U n g e n figura tivas. Así, es poco común la
[ 3 8 6 ] y Erfurt. También se extien­ planta de las partes orientales. Co­
de la basílica de techo plano (igle­ rrespondiendo a la disposición del
sias franciscanas en Ra'tisbona, Fri- coro, los brazos del transepto se
burgo y Rolhenburg) y, finalmente, despliegan también poligonalmente
sobre todo en Alemania septentrio­ en una forma que, si bien aparece
nal, la «Hallenkirche», como la de poco antes en la Champaña, tam­
los franciscanos de Münster. bién podría remontarse a las cons­
Las iglesias de estilo ya pura­ trucciones tricónquidas renanas del
mente gótico más antiguas de Ale­ Románico tardío. La nave mayor
mania, comenzadas ambas hacia se levanta, probablemente a causa
1235, son la iglesia de Santa Isdbel de un cambio en la planificación,
en Marburgo [387] y la Lieh- cómo salón sobre una planta estre­
jrauenkirche (iglesia de Nuestra Se­ cha y larga. El camino de esta for­
ñora) en Tréveris. Mientras que la ma constructiva, que tuvo su origen

[391, 392] Iglesia de Santa M aría en en el norte de Alemania, conduce


Lübeck, mediados del s. x iii hasta me-,
diados del s. xiv. V ista aérea por el sur así a través de Marburgo hacia las
y vista de la nave mayor, de la segunda regiones artísticas de la Alemania
mitad del s . x i i i . B asílica de tres naves meridional.
con capillas laterales rectangulares; giróla
y capillas del coro con abovedamiento Más complejo es aún el encuen­
unitario. tro de las grandes iglesias, las ca­
tedrales, con las catedrales france­
d.e Tréveris está plenamente cerra­ sas, dado que no pertenecían
da en torno a sí misma, como edi­ al círculo de las imperiales. Mien­
ficio central, en el cuerpo longitu­ tras que estas últimas se basan, so­
dinal de la iglesia de Santa Isabel, bre todo en la planta, en preceden­
concluido en 1283, se unifica una tes más antiguos, en la reconstruc­
ción comenzada en 1209 de la cate­ bio, sigue estrechamente, en la plan
dral de Magdeburgo se desplaza ta y en el alzado, el modelo de las~
incluso el eje espacial de la edifi­ catedrales francesas [389, 390] £]
cación de época de los emperadores coro, comenzado en 1248, es con­
Otones, que acababa de ser des­ sagrado en 1322. Ya hacia finales
truida por un incendio. Se comien­ del s. xiv queda paralizada la obra
za la edificación del coro [388] —transepto, nave mayor, torres—-
según el modelo francés, pero ya la época de 'las grandes edificacio­
en la realización de la planta infe­ nes de catedrales ha pasado defi­
rior se inician tendencias reducto- nitivamente. Es en 1842 cuando se
ras. En lugar de los botareles pla­ decide, apoyándose en las partes
neados, las capillas tienen débiles existentes y en los planos originales
columnillas angulares, los pilares de de las torres, emprender la termi­
arcadas en el interior son maci- nación total, bastante insulsa y tri-

v:
', . 1. .
% c- '; •

[393] Fachada occidental de la cate- [394] Frente de una sola torre de la ca-
dral de Estrasburgo, comenzada en 1276. tedral de Friburgo, 1275 hasta alrededor
Torre, de 1399-1439. Frente al «plano B » de 1340. La filigrana de la tracería de
del arquitecto Erwin von Steinbach, de la torre, que imita a un yelmo perío­
dos • torres, el piso sobre el rosetón fue rado, es una forma típicamente sudale-
totalmente desmontado. mana.

zos como muros y las bóvedas de vial por cierto. El que el primer
la giróla son de arista, El cuerpo fundador, el arzobispo Konrad von
longitudinal, cuya terminación se Ilochstaden, se decidiera por una
demoró'hasta 1363, posee la senci­ adopción tan consecuente de las
lla composición del muro de dos formas francesas puede considerar­
zonas consistentes en arcadas y cle- se como una oposición consciente,
restorio, que se hace normativa en incluso originada por motivaciones
las basílicas alemanas, especialmente políticas, frente al Románico tardío
por la influencia de la arquitectura de los Staufen. Los arquitectos de
de las órdenes mendicantes. Colonia no sólo las adoptan, sino
La catedral de Colonia, en cam- que las llevan a sus últimas conse-
cuencias. En ningún lugar de Fran­ alemanas de los siglos xm y xiv
cia la planta integra tan intensa­ sigue el camino que ya se perfila
mente las distintas partes del edi­ en la catedral de Magdeburgo. En
ficio; en ninguna parte éste se
eleva al espacio tan ingrávido en­
tre los muros cuyos apoyos están
disueltos en haces de fustes y sus
triforios en ventanales. También los
contrafuertes del exterior, las agu­
jas, pináculos y sutiles tracerías
confieren a ia catedral una flotante
riqueza que sobrepasa la claridad
mensurable del Gótico francés.
Debido a su consecuente asimila-

[395] Fachada occidental de la iglesia


de la Trinité en Vendóme, principios del
s, xvi. De estilo flam ígero (más alargado
longitudinalmente que en el G ótico tardío
aleman)..

[396, 397] Capilla de Enrique V II , en


la abadía de W estminster, en Londres,
1503-19. En el interior, bóveda de aba­
nico afiligranada con las claves de b ó ­
veda colgantes. En el exterior, el entra­
mado enrejado del perpendicular style.

dón y reelaboración de las ideas Alemania sudoccidental la cdtedral


arquitectónicas que procedían de de Estrasburgo es la más próxima
Europa occidental, la catedral de al modelo francés. Las partes orien­
Colonia no tiene apenas continui­ tales de las edificaciones románico-
dad en Alemania. En general, la tardías de los Staufen de la primera
evolución de las grandes catedrales mitad del s. x m determinan en
gran medida las proporciones del turas, y es en sus rasgos básicos
cuerpo longitudinal, levantado apro­ nuevamente de origen francés. Pero
ximadamente entre 1260 y 1280. el trabajo de filigrana antepuesto
Pero probablemente también llega que desmaterializa casi la piedra lé
a manifestarse en la extensión de las confiere unos rasgos diferenciados
naves y las arcadas un nuevo sen­ con respecto al modelo francés
timiento espacial propio, que vuel­ como ocurría en la catedral de Co­
ve a aparecer, un poco más tarde, lonia. El plan general de Erwin
en las naves de la catedral de Fri­ von Steinbaoh sólo se lleva a cabo
burgo. Mientras que en Estrasbur­ en las partes inferiores. La dispu­
go aún se introducen triforios en­ ta, iniciada probablemente ¿n el
tre las arcadas y los amplios venta- s. xiv sobre si rematar la catedral

[398] Tracería gótica temprana del con una o dos torres, terminó a co­
s. x m (en esta forma sencilla aparece por
primera vez hacia 1220 en las capillas del mienzos del s. xv con la colocación
coro de la catedral de Reim s): la ventana de la famosa aguja lateral, de estiló
doble inferior se cierra con arco apunta­ gótico tardío. En la catedrál de
do; encima, tres cuartos de circunferencia
con exalóbulo inscrito. Sólo formas circu­
Friburgo, por el contrario, se cons­
lares sencillas, barras gruesas y delgadas. truye, hacia 1300, según el primer
[399] Tracería gótica t a r d í a de los proyecto y de una sola vez una to­
ss. xiv y xv. A causa de su especial for­ rre central dominante [394], La
ma que asemeja a las llamas, es designada torre única se convierte después en
en Francia con el nombre de flamboyant.
motivo principal de las grandes
[400] Tracería gótica t a r d í a de los iglesias parroquiales urbanas de
ss. xiv y xv (llamada en Inglaterra perpen­
dicular Style, aprox. 1350-1550): enrejado Alemania, como Ja Frauenkirche en
reticular con preferencia de barras verti­ Esslingen y la catedral de Ulm.
cales alineadas con frecuencia en una
ordenación seca y racional y con bruscos El estilo gótico francés sufre en
entronques. el norte de Alemania, en la región
del Mar Báltico, una peculiar trans
nales del clerestorio, en Friburgo formación. La obra normativa y clá­
aparece en lugar de esta zona inter­ sica es la Marienkirche de Lübeck
media la sencilla pared. Para la (comenzada por el coro a mediados
catedral de Estrasburgo proyecta del s. xm , y terminada a mediados
Erwin von Steinbaoh (1244-1318), del xiv) [391-392], la iglesia pa­
hacia 1275, el famoso frente de dos rroquial principal de este centro de
torres [393], que se eleva sobre la Hansa alemana, que supera co-
tres pórticos adornados con escul- mucho en importancia y calidad
]a catedral de la ciudad. El frente coin independencia, sin vínculo al­
¿je dos torres, el sistema abierto de guno con una determinada logia, en
contrafuertes y el coro con giróla y distintas tareas de construcción.
corona capillar dependen del mode­ Estilísticamente observamos una
lo francés y sólo le falta el tran- creciente acentuación de los elemen­
septo. El ladrillo, cuyo uso sistemá­ tos decorativos; no se trata de un
tico da una especial configuración a simple aumento cuantitativo, sino
los edificios, y las tendencias esti­ de una nueva concepción formal.
lísticas particulares, propias del En el Gótico temprano, el detalle
país conducen entre tan lo a pro­
fundas simplificaciones: a sencillos
cuerpos cúbicos en las torres, cla­
ras secciones de los pilares y pro­
fundos nichos de ventanas, elevados
hasta los arcos de las arcadas, que
hacen aparecer con particular cla­
ridad, junto con las empinadas pro­
porciones del interior, la intencio­
nada audacia del Gótico.
En las grandes ciudades portua­
rias de la región costera, una serie
de importantes basílicas de ladrillo
sigue el modelo de Lübeck: así
ijismar, Stralsund y Rostock. Ade­
más surgen en todo el norte de
Alemania — no sólo en la llamada
región del Gótico de ladrillo— nu­
merosas Hallenkirchen o iglesia's de
planta de salón; en Westfalia, la
verdadera patria de esta forma es­
pacial, la nave central o «salón» de [401] Catedral de Burgos, crucero, 1539-
la cdtedral de Minden (comenzada 67. Bóveda estrellada abierta y rica de­
coración plateresca.
en 1267) se alza sobre esbeltos pi­
lares de haz [411].
—modillones, perfiles de nervadu­
ras, tracerías de las vidrieras— está
La A r q u i t e c t u r a condicionado por lo constructivo.
del G ó t i c o T a r d ío Subraya funcionalmente la compo­
sición de la totalidad del edificio,
Francia e Inglaterra con frecuencia precisamente en
puntos claves de la construcción.
Hacia 1300 y en los comienzos Las formas de los s. xiv y xv se
del s. xiv se realiza paulatinamente, preocupan en medida creciente por
y por cierto no simultáneamente en unir o trasponer los puntos de cor­
todas partes, el tránsito hacia la te y las transiciones. De los per­
segunda gran fase del Gótico. Los files marcadamente sustentantes de
arquitectos ya no son conocidos las nervaduras y fustes surgen ban­
sólo por su nombre, como los maes­ das de afiladas aristas, vaciadas
tros de las logias del Gótico tem­ incluso [344]; en los modillones,
prano, sino que pueden ser identi­ que marcan el apoyo de los ner­
ficados con sus obras. Especialmen­ vios sobre los fustes, se forman
te en Italia comienzan a trabajar primero bandas sencillas que final­
mente, igual que • los fustes que movilidad del flamboyant francés
están debajo, pueden desaparecer el perpendicular style inglés coetá­
totalmente. Nervios y arcos brotan neo da preferencia a las formas
ahora directamente de los pilares y enrejadas que están enmarcadas di.
los muros. Las bóvedas evolucio­ rectamente por los tendidos de ar­
nan desde la sencilla nervadura de cos [400]. Estas formas estilísticas
crucería [350] a través del costi­
llaje entramado inglés de finales
ded s. xm [376] y la bóveda es­
trellada, concebida aún muy cons­
tructivamente [421], hasta los aba­
nicos, redes, estrellas y lazadas
[414] con los que el s. xv cubre
en Inglaterra, Alemania y España
sus recintos. La tracería comienza
en el s. xm con sencillas formas
circulares [398]. A comienzos del
s. xiv se forman a partir de ellas
segmentos anulares esféricos, que
ya pueden configurar formas con
movimiento, como el llamado estilo
flamígero [399]. La tracería del
s. xv cubre en líneas movidas y
revueltas o solidificadas en enre­
jados [400] grandes superficies de
las vidrieras, que con frecuencia ya
no están cerradas por arriba por
el tradicional arco apuntado, sino
por el arco peraltado o lobulado.
Tales manifestaciones están al
servicio de la concepción, que se
deja sentir ya a comienzos del Gó­
tico, del edificio como una unidad
arquitectónica. Los diversos cuer­
pos constructivos y las formas espa­
ciales del Gótico tardío van clara­
mente al encuentro de esta primi­
tiva ^tendencia. Capillas en forma
de sala y recintos de salón indivi­
sos sustituyen a las complicadas
texturas de las catedrales basilica-
[402, 403] Iglesia franciscana de la Santa
les. En Francia permanece vivo, Croce en Florencia, planta y nave mayor
‘hasta adentrado el s. xvi, el recuer­ hacia el este, 1295-1442. En los extremos
do de las catedrales clásicas. Igle­ y en la parte oriental del transepto hay ca­
sias como la Trini té en Vendóme pillas rectangulares alineadas, cuyos muros
laterales están cubiertos por grandes ci­
(fachada, de comienzos del s.xv) clos de frescos.
[395] se sirven sólo del lenguaje
formal del Gótico tardío del estilo se llevan por primera vez a cabo
flamboyant (flamígero), sobre una en el centro de la catedral de Glou-
planta tradicional. cester (1331), donde cubren las pa­
En contraposición a la fuerte redes interiores y continúan en el
entramado de las bóvedas. Más ri­ decorativa que, como dice el nom­
cam ente desarrolladas aparecen en bre, fue desarrollada por los pla­
el claustro (a partir de 1351) de la teros. Constituye la síntesis de
misma catedral. En la capilla del elementos del norte de Europa, que
Ü'ings College de Cambridge (1446- fueron transmitidos por artistas ho­
1 5 1 5 ) las bóvedas crecen en forma landeses o del sur de Alemania,
de abanico desde los estrechos ha­ con la predilección española por
ces de fustes de afiladas aristas en­ las superficies de ornamento exube­
tre las amplias ventanas, En la ca­ rante, indudablemente herencia del
pilla de Enrique V II de la abadía arte árabe. Los ejemplos más anti­
de Westminster en Londres (1503- guos de este estilo se encuentran en
19) el enrejado de Jos nervios se Valladolid (San Gregorio, finales
desprende finalmente de la super­ siglo xv [423]}, y poco después,
ficie del techo y confluye en cla­ ya mezclado con algunas formas re-
ves colgantes f 396]. También el nancentistas, en Salamanca (fachada
exterior está cubierto por el enreja­ de la catedral nueva, principios del
do típico del Gótico más tardío siglo xvi). La riqueza decorativa no
[39"7 ].
Junto a los caracteres estilísticos,
todos estos ejemplos muestran otra
tendencia de la arquitectura gótica
tardía: a las grandes catedrales y
abadías ya sólo se añaden en este
período construcciones adicionales,
como capillas y coros, recintos de
planta sencilla que en algunos pun­
tos son análogos a las salas profa­
nas. La audaz fantasía de formas de
la representación decorativa confie­
re a estos edificios un peculiar en­ [404] Planta de la catedral de Floren­
cia, comenzada en 1296 por Arnolfo di
canto. Cambio y consagrada en 1436. A la nave
mayor con pilares rectangulares muy es­
paciados se adosa la parte oriental trebo-
España e Italia lada: en torno a los tres brazos de la
cruz limitados pentagonalmente se tien­
den capillas cuadradas b ajas. En el centro,
A pesar de su gran riqueza de­ el recinto cupular octogonal.
corativa, el Gótico tardío del norte
de Europa —Francia, Inglaterra, se concentra sólo sobre las facha­
Alemania— conserva la unidad in­ das, sino que se extiende también
terna del edificio y su ornamento. por las superficies murales a tra­
Incluso los nervios desprendidos vés de pequeñas ventanas perfora­
del techo de las bóvedas inglesas y das propias de un país meridional.
alemanas siguen brotando hacia Así los contrarrestos constructivos
1500 de la piedra de los muros. del s. xm se transforman en orna­
En JEspaña, por el contrario, sur­ mentos que se difuminan, y tam­
ge, a finales del s. xv, un principio bién se coronan catedrales más an­
decorativo con autonomía propia y tiguas, como la de Burgos, con
que, independientemente de la es­ elevadas torres de crucero [380] y
tructura interna del edificio, puede se rodean de series enteras de ca­
:ubrir superficies importantes, co­ pillas espléndidamente exornadas.
mo la fachada, por ejemplo. Se tra­ La aspiración a simplificar el re­
ta del estilo plateresco, una forma cinto y el cuerpo arquitectónico
conduce en España en el s. xv a la la tradición árabe (Zaragoza, cate­
preferencia por dos tipos de recin­ dral, 1499-1559, transformada en
to: la iglesia de sala, en -la zona salón).
catalana, y el recinto escalonado de Muéhas de las iglesias aludidas
amplio tendido, sobre todo en el —que en construcciones posterío-
sur. res, como la catedral de Granada
Los cuerpos longitudinales, con incorporan ya elementos renacentis!
frecuencia de cinco naves de an­ tas, aun manteniéndose dentro del
chura, están acompañados por re­ Gótico— están techadas por ricas
gla general de filas laterales de ca- bóvedas muy decoradas. Como en
el adorno plateresco de superficies
también en la formación de bóved^é
se aúnan los elementos españoles v
los árabes, la inclinación por los
techos ricamente adornados y ]0s
rasgos nordeuropeos del Gótico
tardío, concretamente en las com­
plicadas formas de estrellas, que a
veces se convierten en pura filiara
na [401]. * '
La arquitectura italiana del s. xiv
sigue totalmente la dirección ya
apuntada en el s. xm . Las igle­
sias de las órdenes mendicantes
(por ejemplo, en Venecia la iglesia
de Frari) sólo son de mayores di­
mensiones y más compactas en la
composición que los edificios ante­
riores de las órdenes religiosas. En
Florencia la iglesia franciscana de
Santa Croce (1295-1442) está provis­
ta de una nave central que casi
[405] Fachada occidental de la cate­
supera con su anchura de 19
dral de Siena, obra del escultor Giovanni metros a todos los recintos eclesiás­
Pisano (hacia 1300). ticos medievales [402, 403]. Razo­
nes técnicas impiden un armazón
pillas y se aproximan al cuadrado de techumbre abierta, tal como lo
en la planta, pues el trasepto y el emplean en la misma época, en sig­
coro apenas sobresalen del contor­ no de pobreza, muchas iglesias ale­
no general. Este 'gusto constructivo manas de las órdenes mendicantes.
y espacial difuminado se encuentra Esta cobertura del recinto se inserta
ya anunciado en edificios árabes en la tradición italiana e impide al
[215], sobre cuyos antiguos cimien­ mismo tiempo toda ascensión góti­
tos se alzan con frecuencia las ca­ ca, que además ya estaba fuertemen­
tedrales. Junto a estos recintos esca­ te coartada en la citada iglesia de la
lonados, que ya en el Gótico tem­ Santa Croce por una recia cornisa
prano español prepararon la unión horizontal sobre las anchas arcadas.
de la composición espacial propia Al creador de esta iglesia, Arnolfo
de la basílica, no faltan en el Góti­ di Cambio (aprox. 1250 hasta 1300),
co tardío de la península los recin­ se le puede considerar como el pri­
tos de salón, la más consecuente mero de los grandes arquitectos
unidad espacial también dentro de europeos en el sentido moderno.
También se remonta a Arnolfo di Cambio estrictamente como cara
¿i Cambio el proyecto base de la visual, sin relación con el recinto
catedral de Florencia [343, 404], que hay tras ella. Asimismo las fa­
en el que incluso estaba prevista la chadas de las catedrales de Siena
famosa cúpula que la corona. Pero (1300) [405] y Orvieto (comenzada
sólo a comienzos del s. xv la llevará en el s. xiv) muestran esta concep­
a término el gran arquitecto Filippo ción.
Brunelleschi ( f 1446) que, con la La aspiración a la magnificencia
terminación de la catedral, abre ya exterior, perceptible en España en
el primer capítulo de la nueva y las catedrales de hacia 1500, deter­
revolucionaria arquitectura del Re­ mina ya en el s. xiv la arquitectura
nacimiento italiano. Anteriormente, italiana. Algunos proyectos eran
el proyecto de Arnolfo había sufri­ tan exagerados que, realizados sólo
do un reelaboración a mediados del en parte en el s. xiv, quedan incon­
siglo xiv, que se limitó a aumentar clusos, pues el s. xv en general ya
las dimensiones generales y a adap­ no tiene interés alguno en la con­
tar a la época cada una de las for­ tinuidad de proyectos medievales.
mas. En efecto, en este edificio sólo Este es el caso de la nave mayor,
son góticos los arcos apuntados en comenzada en la segunda mitad del
los que también se echa de menos siglo xiv, de la catedral de Siena:
la necesidad constructiva artística. la construcción hoy existente debía
Se deja ya sentir, junto a las edifi­ constituir simplemente el crucero.
caciones del prerrenacimiento flo- Los trabajos iniciados en 1387 en
la catedral de Milán [406] se pro­
longan hasta el s. xvm . Significati­
vamente, los planos de esta iglesia,
la más típicamente gótica de Italia,
y también sus propios arquitectos,
provienen de Alemania.

Alemania
En Alemania, por regla general,
se concentra el enriquecimiento de­
corativo gótico tardío sobre la tra­
cería de las vidrieras y el desarrollo
de formas de bóvedas cada vez más
complicadas. Los trazados murales,
entretanto, no se convierten en su­
perficies neutrales, como en España
o en Italia, sino que conservan una
vivacidad ascensional, especialmen­
te por la forma de los ventanales.
[406] Catedral de M ilán, comenzada en En el interior brotan las bóvedas
1387. Edificio de cinco naves con fachada de los muros y ligeros pilares, de
occidental sin torres, cubierto por formas
ornamentales góticas.
forma que el espacio parece flotar
casi irracionalmente.
rentino [301], el espíritu que con­ Hasta adentrado el s. xv se sigue
duce al alejamiento definitivo del manteniendo para el recinto de la
Gótico. La fachada de la catedral de iglesia la composición basilical, de
Florencia (la actual proviene del si­ antigua tradición y considerada par­
glo xix) es concebida por Arnolfo ticularmente distinguida especial­
mente en las graneles iglesias pa­ zar en Praga, capital entonces del
rroquiales urbanas (Stadtpfarrkirch- Sacro Imperio Romano Germánico
en), las obras arquitectónicas más la catedral, que adquiere un coro
importantes de esta época en las auténticamente francés, por cuanto
provincias artísticas alemanas.
En 1344, Carlos IV hace comen-
[407] Peter Parler, coro de la catedral
de St. V eit en Praga, después de 1353.
Amplia disolución de la pared, conjun­
ción de ventana y corredor. Los nervios
paralelos constituyen la forma básica de la
bóveda reticulada.
[408, 409, 410] Iglesia de la Santa Cruz
en Schwábisch Gmiind, nave mayor, pri­
mera mitad del s. x iv ; coro comenzado en

1351. A la nave mayor más baja (en p ri­


mer término de la vista del interior), con
bóvedas reticuladas sencillas (1491-1521),
se adosa el coro de planta de salón de
Parler, que obtuvo hacia 1500 sus más ri­
cas bóvedas reticuladas. Con análogas d i­
mensiones en la planta, el coro es más alto
y despejado. La giróla y la nave central,
delimitada por tres lados, tienen, como
muestra la sección, la misma altura. Los
botareles delimitan capillas rectangulares,
que están insertas a manera de nichos
Úna com isa fuertemente perfilada divide
la pared superior de ventanales y la re­
gión de las capillas en dos zonas de las obras fueron dirigidas por un
igual altura aproximadamente. Los pilares arquitecto de aquel país. En 1353
redondos, relativamente delgados, pasan
sin imposta al rico abovedamiento reticu- asume la dirección de la obra Pe­
lado del coro. ter Parler, de Schwábisch Gmünr,
el primer arquitecto alemán cuyo de salón más tempranos [410] del
nombre está imido a realizaciones sur de Alemania. La planta es una
características. Su coro de Praga derivación del coro catedralicio,
[407] se convierte en su parte su­ pero la giróla alcanza, sin embargo,
perior en un enrejado transparente la altura del coro alto, y las capi­
completamente excepcional. Con las llas, aproximadamente de la mitad
bóvedas de nervaduras de trazado de la altura de dicho coro, se
paralelo comienza el desarrollo de introducen de tal manera entre los
la bóveda reticulada, típicamente arbotantes que por fuera las rodea
alemana. El coro de planta de sa­ un tendido de muro continuo.
lón de la iglesia de Heiligkreuz Con la amplia configuración de
( i g l e s i a de la Santa Cruz) en la forma del coro de Gmünd ad­
Schwábisch Gmünd [408, 409, quiere la Hallenkirche, cada vez
410], que desde un punto de vista más predominante en Alemania, un
histórico-evolutivo es el edificio más extremo oriental expansivo, aun

[411] Catedral de Minden, comenzada [412] Hans Stethaimer, coro de la igle­


en 1267. Nave mayor hacia el este. Sala sia de los franciscanos en Salzburgo, co­
corta w estfálica del G ótico temprano, de menzado hacia 1408. En la línea del coro
planta casi cuadrada, con bóvedas de cru­ de planta de salón de Gmünd: los delga­
cería que ascienden como cúpulas sobre dos apoyos redondos guardan mayores d is­
los distintos tramos. tancias; en lugar de dos apoyos ya sólo hay
uno en el eje de la nave central. Las capi­
importante del círculo de la fa­ llas se elevan entre los botareles hasta la
zona de bóvedas. E l despejado y amplio
milia Parler —que reúne toda una salón está concebido, a pesar de sus tres
serie de arquitectos— y debe atri­ naves, como un único espacio.
buirse probablemente al maestro
principal, Peter Parler (1330-1399), cuando estos primeros coa-os, como
se comienza en 1351 y no se abo­ el mismo de Gmünd o el coro ca­
veda hasta 1500 aproximadamente. rente de capillas de la iglesia de
Dicho coro se adosa a un cuerpo San Sebdldo en Nuremberg (1361-
longitudinal de menor altura rea­ 1372), se adosen a naves antiguas
lizado en la primera mitad del más bajas.
s. xiv, que figura entre los recintos Dos arquitectos llevan adelante
hacia 1400 las ideas constructivas gera, especialmente en los fronto­
de Gmünd: Plans Stethaimer nes, por las más ricas formas orna­
(1350/60-1432) en la Baja Baviera, mentales que ha producido el Góti­
y Hinrich Brunsberg (1350/60- co en ladrillo [415].
1430?) en Pomerania y Brandebur- Nave mayor y coro de planta de
go. Construyen Hallenkirchen con srílón se convierten en la forma
la nueva fonna de coro en una, sola más difundida del Gótico tardío
pieza. En la creaaión más madura alemán, ele la que conocemos nu­
de Stethaimer —el coro comenzado merosas variedades. En Alemania
en 1408 de la iglesia de los francis­ meridional son testimonio de dichas
canos de Salzburgo [412]— las ca­ características las magníficas iglesias
pillas alcanzan ila altura total del urbanas (Nórdlingen, Dinkelsbühl-

[413] Iglesia de M aría en Danzig. Nave


mayor transformada en 1483-1502 en sa­ 1499-1522. N ave mayor hacia el este.
lón; coro, 1379-1447; bóvedas, 1498-1502. Hallenkirche sajona de la fase más tardía
Es la «H alle» de ladrillo del norte de del G ótico. Recinto muy unitario con bó­
Alemania, más monumental y más com ­ veda de braguetones curvados y concebi­
plicada en la planta, y de altura más acen­ dos como pura decoración (ya no arqui­
tuada entre los restantes recintos de salón tectónicamente).
alemanes.

recinto y cierran el exterior en un [344]). En el nordeste alemán se


solo bloque prominente. Las edi­ construyen incluso catedrales con
ficaciones de análoga concepción de forma de salón (Frauenburg, Kó-
Brunsberg —por ejemplo, la iglesia nigsberg), aunque con instalaciones
de Santa Catalina en Brandebur- corales más sencillas. La Halle del
go— (comenzada en 1395), produ­ norte de Alemania experimenta un
cen, frente a los recintos despeja­ monumental crecimiento en los pro­
dos y altos del sur de Alemania, minentes bloques murales de la igle­
un efecto compacto y pesado típico sia de Santa María en Danzig (1379-
del norte. El macizo exterior se ali- 1502). Desusadamente ligero con
respecto a los rasgos característicos termina el desarrollo de la arquitec­
del norte de Alemania, el recinto tura gótica, no daríamos una visión
interior se eleva sobre ligeros pila­ completa si no incluyésemos un ca­
res hacia el tejido de las bóvedas pítulo, por breve que sea, dedicado
reticuladas y alveolares [413]. Una a la arquitectura civil, que como yo
última serie de Hallenkirchen par­ dijimos, va cobrando, desde finales
ticularmente gráciles deben su ori­ de la baja Edad Media, cada vez
gen a las minas de plata del Erzge- mayor importancia. En estrecha de­
birge, o Montes Metálicos (Anna- pendencia estilística respecto de las
berg, 1499-1522 [414]; Pirna,
[416] Castello di San G iorgio, Mantua,
1502-1546; Schneeberg, 1515-1526). finales del s. xiv. Castillo italiano regu­
Las tendencias del Gótico tardío lar con pesadas torres angulares sobresa­

[415] H inrich Brunsberg, iglesia de San­


ta Catalina en Brandeburgo, comenzada
en 1395. Frontón ornativo de la capilla
del Corpus Christi con las más ricas for­
mas ornamentales de la arquitectura g ó ti­
ca en ladrillo.

alemán —unificación del espacio y


del cuerpo constructivo— , así como
la difuminada decoración de la
construcción en la zona de bóve­
das, adquieren de nuevo un rico
desarrollo en este grupo de edifi­ lientes y grandes murallas fortificatorias,
cios. que están provistas, igual que las torres,
de corredores defensivos descollantes.

A r q u it e c t u r a C iv il [417] H arlech C a s t l e , Merionethshire,


1283-90. Castillo inglés regular, de mura­
Aun cuando, naturalmente, la ar­ lla anular con torres muy sobresalientes.
En el interior del cerco exterior de mu­
quitectura religiosa, que constituye rallas, el dottjon, igualmente provisto de
la tarea constructiva dominante, de­ torres redondas.
formas constructivas de la arquitec­ cios. Junto a los castillos, los
tura religiosa, no sólo da lugar a monumentos de la arquitectura
otras nuevas, a veces de notable civil más importantes de la

[418] C astillo de Eltz sobre el Mosela,


ss. x i i i -x v i . Castillo de coheredad (Ganer-
benburg = sede de varias familias) irre­
gular, desarrollado siguiendo el trazado
del terreno, constituido por varios cuer­
pos y, por ello, necesitado de continuos
añadidos.
[419] Palacio de Jacques de Coeur en
Bourges, 1442-53. Palacio urbano angular,
incluido parcialmente en la fortificación
de la ciudad, con patio anterior y siete
torres de escaleras.
[420] Castillo de Mariemburgo, de la Or­
den Teutónica; castillo alto (derecha), fi­
nales del s. X I I I ; castillo medio (izquier­
da), principios del s. x iv , sede del Gran
Maestre; palacio del Gran Maestre (cen­
tro), segunda mitad del s. xiv. Monumen­
tal unificación de monasterio y castillo.
[421] Castillo de Mariemburgo, gran re­
calidad, sino que también desarro­ fectorio del palacio del Gran Maestre, se­
lla, especialmente en la fase tardía gunda m itad del s. xiv. Sala con bóvedas
estrelladas prusianas, que se alzan sobre
del Gótico —la época de apogeo delgados pilares. Se remonta a las salas
burgués— nuevos tipos de edifi­ capitulares de la arquitectura monasterial.
Edad Media, aparecen ahora tam­ conservado lo suficiente como para
bién los palacios; en las ciudades podernos hacer una idea de con­
destacan las fortificaciones con sus junto.

[422] Alhambra de Granada. Patio de


los Leones, concluido en 1377. Palacio de
la época árabe tardía. Exuberante desplie­
gue de los recintos y patios interiores con
la más rica decoración de estuco. Renun­
cia a la monumentalidad y a la articu­
lación.
[423] Fachada del colegio de San G re­
gorio, en Valladolid, 1488-96. T ípico
eiemplo del estilo plateresco. La decora­
ción, de estilo fino y cincelado, alcanza
aquí extremos de riqueza extraordinarios.
[424] Palacio del Dogo, en Venecia, pri­
mera mitad del s. xiv hasta finales del
grandiosas e impresionantes puer­ s. xv. E l palacio urbano más monumental
entre los palacios de la nobleza; servía de
tas, los ayuntamientos y otros edi­ Ayuntamiento.
ficios de da administración civil, los [425] Palazzo Pubblico, en Siena, 1289-
hospitales, las casas gremiales y 1310; Torre del M angia, 1338-48. El pa­
mercados, etc.; de las viviendas, lacio municipal domina el «cam po», la
plaza de la ciudad; destaca su torre la ­
que debieron tener con frecuencia teral y constituye el punto central de una
gran importancia artística, no se ha poderosa ciudad-estado.
Los castillos dol Gótico se dife­ construcciones defensivas, ahora más
rencian de los románicos con fre­ refinadas —-principalmente en la
cuencia, únicamente, en la transfor- Europa meridional y occidental_.
En Italia y España el castillo se am­
plía con sus dominantes murallas
uniformes y sus pesadas torres an­
gulares [416]. En Francia e Ingla­
terra predomina el castillo de
donjon (Vicennes, finales s. xiv) o
el castillo de muralla anular, pro­
visto de torre [417], que se cons­
truyen con formas más grandiosas
que sus precursores. Los castillos
alemanes tienen en esta época un
aspecto más dinámico y habitable
[418] en comparación con las sóli­
das construcciones anteriores. El
deseo de representación que había
[426] Lonja de los Paños de Yprés, ha­
cia 1260-1380. Con 132 m. de longitud ido surgiendo (Marburgo, s. xiv)
frontal, este centro comercial flamenco deja su más monumental impronta
es uno de los mayores edificios de la en los castillos de la Orden de los
arquitectura civil medieval. Su eje medio
está acentuado por una alta torre cua- Caballeros Teutones, en Prusia, su
drangular. región de origen. Articulados figu­
[427] Carcassonne. C i u d a d construida rativamente y realizados con mucha
irregularmente con doble anillo de mura­ solidez, encarnan la idea de la Or­
llas y fortaleza de finales del s. x m . D is­ den, en la que se aúnan el monacato
tribución de las torres según las exigen-
y la caballería [420]. Las salas de

mación de algunos de sus elemen- estos castillos constituyen una de


tos (arcos apuntados en ventanas, las contribuciones más importantes
puertas, etc.), al igual que en las a la arquitectura medieval, al igual
que las bóvedas de estrella, con las cabeza los ayuntamientos, muestran
que se cubren a comienzos del si- cierta afinidad con los edificios re­
glo xiv [421], lo son con respecto ligiosos, pero también con los pa-

[428] Aigues M ortes, fortificación de la


ciudad después de 1272. Fundación de
Luis el Santo; planificación regular con
torres y puertas uniformemente repar­
tidas.
[429] Arm ario de frontón de la Baja
Sajonia, s. x m . H annover, Museo Kestner.
Forma de armario de comienzos del g ó ­
tico; estrecho, u tilitario, con sencillas
guarniciones de hierro.

a las formas estilísticas fundamenta­


les del Gótico tardío europeo.
Las salas de la arquitectura civil
del Gótico dependen sin duda de
las grandiosas edificaciones de los
monasterios, de sus salas capitula­
res y refectorios y de las clausuras
catedralicias de rica configuración,
especialmente en Inglaterra. Los
(¿austros se convierten en modelo
de las arcadas que rodean los atrios
de algunos palacios urbanos, resi­
dencia de la nobleza y de la alta
burguesía [419]. En la arquitectu­
ra española perviven elementos de
palacios árabes [422], como en los
colegios de Valladolid [423] y Sa­
lamanca construidos hacia 1500.
Las grandes construcciones oo- lacios urbanos privados [424]. Jun-
munitarias de la burguesía, y a su to a suntuosas salas y patios interio-
res poseen, sobre todo en Toscana sobresalientes en el edificio, como
(Florencia, Siena [425]), en Flan- y?, las mostraban algunas residencias

[432] Arca francesa, s. xv. Zócalo le­


vantado sobre cortos pies, frente con or­
namento de tracería, tapa abatible. El
arca es hasta el Barroco el mueble más
importante.

[433] Aparador flamenco, s. xv. Ya que


su función era la de guardar vajilla y
cubertería, se alzaba sobre unos pies con
el fin de alcanzar una altura cómoda de
manejo. Puertas de alas y zonas laterales
con ornamentos de tracería.

urbanas de los siglos xn y xm (San


Gimignano, Ratisbona).
[.430] Armario suabo, 1465, Ulm, Museo. Se han conservado escasos ele­
Armario ancho de dos pisos con rica
ornamentación de zarcillos típica de la
mentos originales de las casas de
etapa final del G ótico. Una obra de la burguesía y de sus habitaciones
Jórg Syrling el V iejo, maestro de la si­ interiores: unas cuantas fachadas en
llería del coro de la catedral de Ulm . Italia, Francia, España y Alemania
[431] Cama francesa de baldaquino, ha­ [ 4 3 5 ]; ailgunas habitaciones, en su
cia 1510. P arís, Musée des Arts decora-
tifs. «Techo apoyado sobre paredes late­ mayoría reconstruidas, y un cierto
ral y trasera firmes (en el G ótico sud- número de muebles [429 a 434].
alemán descansa sobre cuatro columnas). Precisamente en estos últimos po­
En la caja de la cama, ornamento tallado
de pleguería.
demos observar de qué modo, has­
ta en los más ínfimos detalles, es­
des (Yprés [426]) y en el Mar Bál­ tán condicionados Dor las formas
tico (Danzig), recias torres muy estilísticas del Gótico.
También se conserva parte de las guiar [427] como de trazado regu-
grandes murallas, con sus torres y lar d e b i d o a su nueva planta
[428]—, aunque por regla general
están considerablemente renovadas
y completadas. En los cruces regu­
lares de calles de una ciudad fun­
dada según una planificación pro­
yectada y construida en poco tiem­
po, como Aigues Mortes, sobrevi­
ven reminiscencias de los campa­
mentos fortificados de los romanos

[434] Sillón holandés, s. xv. Forma ce­


rrada de cajón, proyectada desde la ta­
bla; con frecuencia con asiento abatible
como silla de arca. Ornamento de pliegues.

[435] Jacob Russ, sala consistorial en


Überlingen, 1494. Techo ligeramente abo­
vedado con vigas talladas; zonas de arte-
sonado mural coronadas por tracería ri­
camente tallada, en medio de la cual hay
figuras de talla de representantes de los
Estados reales.

puertas, que circundaban la ciudad en su estricta disposición rectangu-


medieval — tanto de trazado irre- lar.
E s c u l t u r a G ó t i c a ne siempre en una línea idealiza­
dora que unifica lo terreno y J0
Uno de los presupuestos esencia­ supraterreno. En esta fase todavía
les para la implantación de las for­ se excluyen los rasgos naturalistas
mas estilísticas góticas reside en la e incluso retratistas, a pesar de su
creciente aspiración del 'hombre de proximidad al modelo humano.
aquella época a situar el mundo-de Esta nueva imagen del hombre
imágenes cristiano-dogmático entre aparece, por primera vez, en las
los dos polos del cielo y del infier­ esculturas de las catedrales clásicas
no, en consonancia con sus viven­ del Gótico francés, pues tampoco la
cias terrenales, cuya realidad gana evolución de la escultura en los
importancia progresivamente. El comienzos del Gótico se concibe sin
incremento del contenido huma­ el impulso inicial de Francia; es
no-terrenal puede observarse más más, puede afirmarse rotundamente
directamente en la escultura del si­ que dioho desarrollo está ligado di­
glo xn que en la arquitectura, áun rectamente a la evolución de la ca­
cuando la representación se mantie­ tedral gótica francesa. Con la ar-

[437] La «V ierge Dorée» (La Virgen D o­


rada) en el pórtico sur del transepto de
la catedral de Amiens, hacia 1258. Eta­
pa tardía elegante, de formas acabadas,
de la escultura de catedral clásica francesa,

quitectura gótica se difunden las


formas de la escultura francesa en el
transcurso del s. xm por todo el
[436] Boceto de torre de la logia de la Occidente cristiano, e igual que en
catedral de Estrasburgo, finales del s. xiv. aquélla se llega a transformaciones,
Intim a unión de detalles arquitectónicos
(botareles, pináculos y galerías de trace­
versiones y simplificaciones de ca­
ría) y escultóricos. rácter regional. En sus r a s g o s
fundamentales, sin embargo, la serva perfectamente en tales escul­
escultura alemana de hacia 1250 turas un fuerte sentimiento huma­
está muy cerca de las obras france­ no, con la consiguiente reduc­
sas de los primeros decenios del ción de la distancia entre lo terre­
siglo, y también los grandes escul­ nal y lo trascendente.
tores de Italia alcanzan por vías Hacia mediados del s. xiv se
propias, en la segunda mitad del si­ inician, en la familia de arquitectos
glo xm , una actitud humano-ideali- y escultores de los Parler, tenden­
zadora semejante a la de Francia cias hacia un primer realismo so­
[437, 438], Hacia 1300 se inicia de brio y a veces claramente narrativo,
nuevo un apartamiento de lo mun­ pero se sustituye por formas esti­
dano, sobre todo en la escultura lísticas que surgen de los centros
alemana, que va adquiriendo, a artísticos, marcadamente cortesa­
partir de ahora, cada vez mayor im­ nos, de Bohemia y Borgoña. Tales
portancia al norte de los Alpes. formas operan hacia 1400 como
Tal actitud se hace visible primero esa tendencia europea a la que,
en un cierto aterimiento de las figu- por las curvaturas ricas y ampulo-

[438J Giovanni Pisanó, estatua en m ár­ [439] Virgen de los mensajeros, en la


mol en la catedral de Prato, hacia 1315. catedral de San Esteban de Viena, hacia
Influencias de la escultura de catedral 1320. Interiorización y animización bajo
francesa, unidas a una expresión idea­ el influjo de la m ística. Corporeidad más
lizadora y digna, inspirada en la Antigüe­ indefinida, relación más íntima entre la
dad clásica. Virgen y el Niño.

ras y finalmente se llega, en la pri­ sas, acentuadamente preciosistas,


mera mitad del s. xiv, bajo el influ­ de su caída de pliegues, se acos­
jo de la mística, a una interioriza­ tumbra a denominar, algo desafor­
ción frecuentemente anticorporal y tunadamente, «estilo blando».
generalmente de exaltación lírica del Mientras que Italia avanza ya en
alma. Aun con estos rasgos se ob- el transcurso del s. xv hacia el
Renacimiento, el norte de Europa la escultura arquitectónica del Gó
está todavía dominado por la escul­ tico obtiene otros numerosos pun
tura gótica, en la que se puede com­ tos de aplicación. I,as escenas er
probar, especialmente en los Países bajorrelieve de los tímpanos sobre
Bajos y Alemania, una creciente los pórticos se hacen más hondas
secularización y aumento de la in- frente a sus precedentes románicos
y también a lo largo de los arcos
que las acompañan discurre ahora
un adorno figurativo. Los revesti­
mientos de pórticos se acentúan

[440] Relieve con imágenes del Zodíaco


y de los Meses en el pórtico occidental
izquierdo de la catedral de Amiens, ha­
cia 1230. Marzo: carnero y labranza del
campo; abril: toro y caza con halcones.
E stilo de figuras corpóreo, narrativo, con [441] N iccoló y Giovanni Pisano, relie'
vestiduras de caíd a natural. ve del Zodíaco y de los Meses en la gran
fuente del mercado en Perugia, hacia
fluencia realista en los temas reli­ 1275-78. E stilo de relieve eminentemente
giosos. En la gran producción de descriptivo, asim ilador de influjos fran­
esta fase gótico-tardía destaca una ceses, lleno de vivaz movimiento y obser­
vación de la realidad. Fondo vacío a la
serie de importantes maestros de manera de los relieves bizantinos en
gran personalidad. Son característi­ m arfil.
cas de este último estadio estilísti­
co un fuerte y a veces incluso particularmente con las estatuas
áspero realismo, así como encres­ monumentales y de bulto redondo.
padas ondas de pliegues, que Las grandes catedrales poseen, ge­
pueden ser comparadas a las for­ neralmente, una disposición triple
mas decorativas de la arquitectura. de pórticos al oeste y, además, otros
Si prescindimos de ciertos tra­ pórticos triples en los frentes del
bajos dol arte menor y de algunas transepto. Esculturas adicionales
imágenes aisladas, la escultura gó­ encuentran lugar en las zonas su­
tica surge en las logias y se encuen­ periores del imafronte occidental,
tra, por tanto, estrechamente ligada en las torres [436] y arbotantes e,
a las construcciones de las catedra­ incluso, en las gárgolas de los te­
les. Ya en la época románica, los jados.
canteros habían configurado cada La iconografía, es decir, la temá­
vez más plásticamente ciertas par­ tica de las imágenes plásticas, expe­
tes aisladas del edificio, como capi­ rimenta en Francia una fuerte am­
teles y enmarques de puertas y pliación en el s. xm . Los pórticos
ventanas. Con las claves de bóveda, de la fachada occidental quedan re­
pináculos, agujas, rosetones, etc., servados, igual que antes, a repre­
sentaciones de Cristo. Sin embargo, que abarca la concepción del mun­
los tímpanos no se restringen, co­ do de la época, una concepción que
mo era normal en el Románico, a ha de ser comprendida en la fe
la representación del Redentor en­ como una totalidad indivisible y
tronizado, sino que relatan, en fi­ que encuentra su expresión en
guras y escenas cada vez más nu­ la catedral gótica y sus figuras.
merosas, la vida de Cristo. Al mis­ La escultura arquitectónica sigue
mo tiempo aparecen casi con siendo hasta finales del Gótico una
idéntico valor los relatos de la tarea importante de la escultura, si
vida de María, un ciclo temático bien en el s. xv se insiste más so­
que ya había tenido sus primeros bre el aditamento decorativo.
comienzos a finales del Románico, Desde comienzos del s. xiv se ago­
y que adquiere ahora una importan­ tan ciertos temas o se amplían los
cia extraordinaria, no sólo en lo hasta entonces menos importantes:
que respecta a los hechos de la vida así, los sepulcros se configuran con
de Jesús, sino a los momentos mayor magnificencia y pretensión.
gloriosos del Tránsito, Asunción y En Inglaterra, por ejemplo, que no
Coronación de la Virgen; a ella se produjo ninguna aportación digna
dedica un pórtico lateral y a veces de mención al desarrollo de la es­
cultura gótica, el sepulcro es un
tema central de la plástica, y, como
en otras partes, estos monumentos

[442] Relieve del atril occidental de la


catedral de Naumburg, escena de la Pa­
sión: Cristo entre P ilato, del maestro de
Naumburg, hacia 1260. Acentuación dra­
mática y profundización aním ica con ca­
racterización naturalista del cuerpo y el
vestido.

incluso, como en la catedral de


Reims, el pórtico principal. Uno de [443] Pórtico del Rey en la tachada oc­
los pórticos laterales se reserva, cidental de la catedral de Chartres, 1145-
con frecuencia, a narrar la vida de 50. Tres pórticos con la anchura de la nave
santos, especialmente de aquellos mayor. En los tím panos, Cristo como
que están relacionados con la loca­ Ju ez Universal (centro), Ascensión de
C risto (izquierda) y M aría entronizada
lidad o con la iglesia; se completa (derecha).
con representaciones de los vicios
y virtudes, de las figuras bíblicas, permiten, precisamente por sus fe­
de soberanos, de 'las ciencias, de chas fijas, seguir exactamente la evo­
los meses —en fin, todo aquello lución estilística. Imágenes votivav
independientes, como las que se L a E sc u ltu r a del

conservan del Románico y del si­ G ó t ic o T em pran o


glo xm en casos aislados, surgen
especialmente en Alemania a co­ Francia
mienzos del s. xiv y toman cuerpo
El triple Pórtico del Rey del
temas completamente nuevos; las frente occidental de la catedral de
Vísperas, los grupos de Cristo y Chartres [443], realizado poco an­
San Juan y el Ecce homo. Muchas tes de mediados del s. xn, está en
de estas obras son de madera, como el umbral del nuevo figurativismo.
también el reta'blo de caja —la más
importante aportación alemana al
arte gótico tardío— , que es des­
arrollado por los imagineros desde
comienzos del s. xiv. La pieza cen­
tral de dicho retablo de altar forma
una caja con figuras o también es­
cenas en relieve; sólo se abre en
los grandes días festivos y se ofrece
entonces a la vista de la comuni­
dad [463], mientras que en los de­
más días lo cierran las alas exterio­
res, provistas en general de pintu­
ras o también de relieves.
La piedra —en Italia general­
mente el mármol— y la madera son
los materiales más importantes con
los que trabaja el escultor gótico.
Las imágenes de madera están casi
siempre «estofadas», es decir, pin­
tadas —frecuentemente mediante
la aplicación de una fina capa dora­ [444] Figuras murales (precursores de
da— por «estofadores» profesiona­ Cristo) de la jam ba derecha del pórtico
occidental central de la catedral de Char­
les y especialistas. El marfil ofrece tres, hacia 1145-50.
por naturaleza menos posibilidades
de modelación, pero se emplea con Ya en la composición externa aú­
frecuencia especialmente en el arte nan los tres pórticos individuales
cortesano y principalmente en Fran­ lo antiguo con lo nuevo. A los re­
cia, donde se labran en este mate­ lieves de los tímpanos, ya ligera­
rial pequeñas estatutas de la Virgen; mente apuntados, se añaden las
la curvatura natural del colmillo imágenes de las arquivoltas y, final­
mente, estatuas ante las columnas
produce el delicado balanceo de
de las jambas del pórtico [444],
estas figuras. La fundición en bron­ innovaciones que no pudo hacer el
ce, finalmente, frecuente ya ante­ Románico. También en la temática
riormente en Italia, se desarrolla surge en parte el recuerdo de repre­
en el norte, en la transición al sentaciones anteriores, como el Cris­
Renacimiento, como una impor­ to entronizado y rodeado del Tetra-
tante posibilidad de expresión plás­ morfo en el tímpano central; pero
tica. en la zona de capiteles se hace ya
máj libre el relato de la vida de tal de la catedral de Amiens nos
Cristo. A las figuras les falta, no producen, contempladas hoy, una
obstante, el movimiento que agita­ inequívoca impresión de retrai­
ba a la escultura francesa de co­ miento y severidad. Bajo sus ves­
mienzos del s. xii. La aparente tiduras colgantes se hace percepti­
rigidez de las figuras murales da ble un cuerrpo proporcionado', de
lugar a una mayor claridad; sus acuerdo ya con las nuevas concep­
cuerpos poseen indicios de redon­ ciones naturalistas, y de una está­
dez plástica y los semblantes una tica mucho más segura. Los relie­
vida incipiente. ves no son ya representaciones

[445] Grupo de la V isitación y el pro­ [446] Grupo de la V isitación de la jam ­


feta D aniel, de la jam ba derecha del p ó r­ ba derecha del pórtico central occidental
tico septentrional izquierdo de la catedral de la catedral de Reims, hacia 1230.
de Chartres, 1205-15.

En la medida en que hoy es po­ abstractas, como en el Románico y


sible hacerse una idea de la evolu­ en los comienzos del Gótico: desde
ción de la escultura francesa de ahora poseen un importante conte­
esta época —gran parte se perdió nido narrativo. Las escenas que se
en las destrucciones de imágenes desarrollan más libremente son
en las Guerras de Religión y en la las de temática más mundana: las
Revolución francesa— , el siguien­ imágenes de los meses [440] que
te paso decisivo, tanto en la escul­ aparecen entre das figuras murales
tura como en la arquitectura, lo de Amiens o los relieves esculpidos
podemos observar, una vez más, en a partir de 1230 en los vestíbulos
Chartres. Naturalmente, las figu­ del transepto de Chartres.
ras de los pórticos del crucero Aproximadamente al m i s m o
[445], realizadas poco después del tiempo (hacia 1230-1260) se reali­
año 1200, e incluso las que suce­ zan en Reims las imágenes de los
den a éstas en la fachada occiden- pórticos occidentales. Como ocu­
rre en las otras grandes catedrales, nece la Virgen del pórtico sur del
trabajan varios maestros —actual­ transepto de Amiens, la llamada
mente sólo podemos distinguir «ma­ Vierge Dorée (Virgen Dorada)
nos», ya que no se nos han trans- [437],

[447] P ilar de los Angeles en el tran- [448] M aría, del grupo de la V isitación
scpto de la catedral de Estrasburgo, ha­ (Isab el, al fondo) en la catedral de Bam-
cia 1230. berg, 1240-45.

mitido nombres— pues de otra Alemania


manera habría sido imposible do­
minar toda la amplia labor, ya que La peculiar situación del arte
debe tenerse en cuenta que la dis­ alemán en la primera mitad del
tribución de imágenes en las gran­ siglo x i i i da complejidad al pa­
des catedrales se extiende has­ norama escultórico de a q u e 11 a
ta los pisos más altos de las to­ época.
rres y comprende millares de fi­ Los artistas que tuvieron escuela
guras. indudablemente en las grandes lo­
En el propio Reims, además de gias de las catedrales francesas,
las esculturas de aspecto algo ana­ sobre todo en Reims, trabajan
crónico, las de la Visitación [446], después de su regreso a Alemania
de gran dinamismo interno por otra en edificios que aún pertenecen
parte, y debidas a la mano de un plenamente al Románico tardío
maestro, se encuentran también las de los Staufen. Así faltan en Ale­
delicadas figuras de la Anunciación, mania por de pronto las grandes
esbeltamente curvadas. La espiri­ figuras del pórtico. Los amplios
tualización y grácil movilidad que programas iconográficos franceses,
podemos observar es característica en cuyo centro están el Juicio Fi­
de la siguiente etapa evolutiva de nal, Cristo y María, quedan tam­
mediados del s. x i i i , a la que perte­ bién disminuidos y de este modo
adquieren un carácter monumen­ catedral de Estrasburgo, es decir, la
tal. En este sentido, el Pilar de los del transepto (hacia 1230), se ca­
Angeles en el transepto de la cate­ racteriza por la especial delgadez y
dral de Estrasburgo (hacia 1230) es delicadeza de las figuras. También

[449] Estatua ecuestre de la catedral de [450] Ekkehard y Uta, figuras de la ca­


Bamberg, 1240-45. tedral de Naumburg, hacia 1250.

una original interpretación del en la de Bamberg surgen poco des­


Juicio Final [447]. En Alemania pués figuras que, si bien no son de
es notoria la preferencia general tan refinada concepción, sí resultan
de situar la escultura en interio­ marcadamente góticas, como, por
res, ya sea en antesalas, como en ejemplo, las esbeltas estatuías de la
la torre de la catedral de Fri- Iglesia y la Sinagoga. Al mismo
burgo, o directamente en el inte­ tiempo trabajan en las figuras de
rior de la iglesia. De este modo, apóstoles y profetas de las balaus­
la escultura alemana adquiere ya tradas del coro de San Jorge artis­
en sus primeros tiempos una ma­ tas más conservadores, cuyas obras
yor autonomía y no está tan in­ están llenas de la movilidad lineal
mediatamente al servicio de la ar­ de comienzos del arte románico. Por
quitectura como la francesa. La el contrario, las esculturas de María
fuerte reducción de los proyectos [448] y de Santa Isabel de la cate­
hace posible además una mayor ho­ dral de Bamberg constituyen, en su
mogeneidad cualitativa, y así re­ vivaz equilibrio, el equivalente ale­
sulta más fácil reconocer y dife­ mán del grupo de la Visitación de
renciar el carácter propio de los la catedral de Reims. La famosa
maestros que trabajan en los dis­ estatua ecuestre [449], de mediados
tintos lugares. del s. xm , es una de las más im­
La escultura más antigua de la portantes y bellas representaciones
del señor feudal, informado ya de gias de las catedrales francesas y
los nuevos ideales de la caballe­ se cree poder detectar huellas de
ría; no sabemos con certeza —ni su actividad en Francia. En el
es fundamental en este momento— coro occidental, ya gótico, de la
catedral de Naumburg se encuen­
tran realizadas poco después de
mediados del s. xm las figuras de
hombres y mujeres [450] que,
justamente en el momento en que

[451] Profetas de la jamba derecha del


pórtico occidental medio en la catedral
de Estrasburgo, hacia 1280.
[452] Niccoló Pisano, Nacimiento de
C risto, relieve del pulpito del baptisterio
de Pisa, 1260. [453] Giovanni Pisano, Nacimiento de
C risto, relieve del pulpito de la catedral
de Pisa, 1302-10.
quién es el personaje representado
[454] Andrea Pisano, escena de la leyen­
ni tampoco a qué parte de la cons­ da de San Juan Bautista, relieve de la
trucción pertenecían primitivamen­ primera puerta de bronce del baptisterio
te ésta y otras figuras que hoy se de Florencia, 1330-36.
encuentran accidentalmente en los
pilares de la catedral de Bamberg. se apaga el esplendor de los Stau-
Asimismo el maestro de Ndum- fen, constituyen la más fiel re­
burg aprendió sin duda en las lo­ presentación del caballero feudal:
a u n q u e sumamente idealizadas, aun antes que los otros géneros ar­
muestran a la vez una inusitada tísticos, con la herencia del arte
plenitud vital. Las escenas y figu­ clásico grecorromano y contribuye
ras del atril del coro están im­ en gran medida a la preparación
pregnadas de un profundo drama­ del Renacimiento.
tismo [442, 456]. A esta fase esti­ Desde la segunda mitad del si­
lística de la época final de los Stau- glo x i i i se puede seguir esta evo­
fen pertenecen las esculturas de las lución a través de personalidades
catedrales de Meissen, Brunswick artísticas claramente definidas, tes­
y Magdeburgo. tificadas documentalmente, en cuya
Hacia 1280 se realiza en Ale­ producción aparecen, netamente
mania el único grupo escultórico discernibles, estilos individuales. El
de cierta importancia: el pórtico primero de estos maestros. Niccoló
occidental de la catedral de Estras­ Pisano (de 1225 hasta 1280 apro­
burgo. En buena parte fue víctima ximadamente), llega de Apulia a
de los demanes de la Revolución la zona donde desarrolló su activi­
francesa, pero los profetas [451], dad, lia Toscana, que desde enton­
esbeltos y erguidos, y las delga­ ces se convierte en centro artísti­
das y finas figuras de las vírgenes, co, del que surgen obras de gran
que se han conservado, anuncian influencia en el arte futuro. En
el cambio hacía el éxtasis que el púlpito de mármol del baptis­
se aparta de todo lo terreno, ca­ terio de Pisa ( 1260) [452], Niccoló
racterístico de la evolución poste­ Pisano muestra en su estilo pictó­
rior hasta mediados del s. xiv. rico de relieve alaras influencias
de los sarcófagos románicos tar­
Italia díos, como los que se han conser­
vado en la misma Pisa. Configu­
Mientras que la escultura espa­ ra las escenas de forma mo-
ñola en tíos comienzos deá arte gó­ numentail y con trazos amplios. El
tico se ciñe, al igual que la arquitec­ hijo y discípulo de Niccoló, Gio­
tura, a los modelos franceses, Ita­ vanni Pisano (de 1250 a 1315 apro­
lia, por d. contrario, muestra tam­ ximadamente), se inspiró sin duda
bién aquí su independencia. Las en modelos franceses. Aúna la sen­
obras escultóricas están mucho me­ cilla manera del padre de descri­
nos ligadas a la arquitectura; los bir una situación, al estilo de la
escultores trabajan en Italia prin­ Antigüedad clásica, con los ejem­
cipalmente en determinados aspec­ plos de la escultura de las
tos de la decoración de las iglesias: catedrales francesas en escenas de
en los pulpitos o en las puertas de penetrante dramatismo (Pisa, pul­
bronce, por ejemplo. Sólo unos po­ pito en la catedral, 1302-1315
cos restos del importante arte de [453]). En el curso posterior del
Apulia en el s. x i i i , en época de s. xiv se refuerza el influjo gótico-
los emperadores Staufen, nos pro­ francés; esta influencia se observa
porcionan la certeza de que la es­ con mayor claridad en la puerta de
cultura estaba orientada hacia la bronce más antigua del baptisterio
Antigüedad clásica, ya en plena de Florencia, que Andrea Pisano,
Edad Media. La escultura italiana, orfebre por tradición familiar y no
que en la baja Edad Media se vio, emparentado con los Pisano antes
como ya hemos dicho, fuertemen­ mencionados, realizó en 1330-1336
te influenciada por el antirrealismo [454], Pero también en esta obra
bizantino, enlaza de esta manera, las figuras dejan presentir un nue­
vo sentido del cuerpo bajo el jue­ juntamente con las Vírgenes ya
go de líneas de los ropajes, y las anteriormente habituales y los Cru­
arquitecturas representadas dan a cifijos, se enriquecen con nuevos
las escenas una presencia real, ce­ temas, como los grupos de Cristo
rrada en sí misma. y San Juan y las imágenes de las
Vísperas. La escultura en madera
tallada conquista ahora la misma im­
L a E scu ltu r a portancia que la escultura en pie­
del G ó t ic o T a r d ío
dra, y en el s. xv las obras escul-

A comienzos del s. xiv se des­


plaza hacia Alemania, cada vez con
mayor evidencia, el centro de gra­
vedad de la creación escultórica.
Bien es verdad que la escultura ar­
quitectónica sigue siendo también

[456] M aría Dolorosa, del grupo de la


C rucifixión en el atril occidental de la
catedral de Naumburg, hacia 1260. E stilo
de transición entre el final de la época
de los Staufen y comienzos del G ó ti­
co. En la profundización de la expre­
sión aním ica, en la fuerza de los adema­
[455] Grupo de Cristo y San Ju an, prin­ nes y en la corpórea proxim idad terrenal
cipios del s. xiv. Friburgo. Museo de los supera esta obra del m aestro de Naum ­
Agustinos. Tema inspirado, bajo el in­ burg, formado en Francia, a las produc­
flujo de la m ística, en la escena de la ciones coetáneas [437] y anteriores [445]
Ultim a Cena, reproducida principalmente de la escultura francesa de catedral, pero
en los conventos de monjas del alto Rin a pesar de sus rasgos individuales, se
y del lago de Constanza. mantiene dentro del idealism o.

en dicho país, durante todo el siglo, toncas más destacadas se realizan


el género artístico más cultivado, precisamente en madera,
pero no es menos cierto que en me- El pensamiento alemán de prin-
dida creciente aparecen nuevas em- cipios de s. xiv está lleno de un
presas artísticas, como por ejemplo, profundo sentimiento de misticis-
la realización de retablos de caja mo, de ese íntimo anhelo de Dios
e imágenes votivas; éstas últimas, que adquiere forma visible en el
arte figurativo de esta época. Las Ursulinas, hacia 1320) y las lápidas
estatuas situadas en el coro de la funerarias (arzobispo Friedricb von
catedral de Colonia probablemente Hobenlohe, de la catedral de Bam-
antes de su consagración en 1322 berg, 1352) de esta primera mitad
—apóstoles, grupo de la llamada del s. xiv. Haoia mediados del si­
Madonna de Milán [457]— se ele­ glo se inicia un cierto aterimien­
van como curvas esbeltas, casi in­ to: las figuras se hacen más fir­
corpóreas que se comban amplia­ mes y estatutarias en Rottweil, to­
mente desde la tierra hacia el cielo rre de la capilla; en Schwabisch
Gmünd, obras afines —la iglesia
de Heiligkreuz— y en Esslinger, la
Frauenkirche. Se anuncia el estilo
de los Parler, que, originado pro­
bablemente en Suabia (pórticos del

[457] Madonna de M ilán, en la catedral


de Golonia, hacia 1320. Etapa estilística
del G ótico tardío. Figura muy delgada, as­
cendente en una gran curva, en la que
predomina el preciosismo de los plegados
de los ropajes sobre lo corporal. La pos­
tura elegante y la estilización cortesana
[458] Madonna de Krumau, hacia 1400.
son señales de una relación más estrecha
Viena, Museo H istórico A rtístico. El lla­
con las formas estilísticas francesas. mado «estilo blando». Una «virgen bella»
llena de ternura, suave gracia en el mo­
en un movimiento ascensional que vimiento de los plegados. Blando vu '!o
del ropaje hacia ambos lados, en cascadas
ya se había gestado antes del cam­ de pliegues, con dobleces redondeados.
bio de siglo en la escultura de los
pórticos occidentales de Estrasbur­ coro de la iglesia de Heiligkreuz en
go [451] y Friburgo. Esta misma Schwabisch Gmünd, 1345 [460],
interiorización espiritualizada se ex­ Augsburgo, catedral, hacia 1356), se
presa en los grupos de Cristo y San extiende rápidamente a otras regio­
Juan (Friburgo, comienzos del si­ nes (Praga, Viena, Friburgo, Thann
glo xiv [455]), las Crucifixiones, —A is acia— , Nuremberg). Imáge­
las Vísperas (Erfurt, iglesia de las nes escuetamente modeladas, ves­
tidas totalmente con la indumen­ te. Si en el s. xiv se trazaban los
taria de la época, y escenas na­ pliegues casi paralelos hacia un
rrativas de abundantes figuras se­ lado, de manera que se formaba
ñalan una. vuelta hacia la realidad. una concavidad en el lado contra­
La lápida funeraria y los bustos rio [457], concavidad que se relle­
que modela Peter Parler (1330 naba hacia mediados del siglo con
1399) para la catedral de Praga pliegues colgantes, ahora, hacia
(hacia 1380) —en la que no se 1400, a ambos lados ricas colgadu­
olvida de reprentarse a sí mismo— ras que vuelan en haces suavemen­
constituyen los primeros retratos del te modelados y se posan sobre el
arte alemán. suelo [458].

[459] Madonna de Dangolsheim, hacia


1460-70. Ant. Museos estatales de Berlín,
Museo Dahlem, G alería de pinturas. Rea­
lismo gótico tardío. Simple humanidad.
Cuerpo firme bajo las bandas ampulosas,
de largo vuelo, del manto y los nidos de
pliegues, arrugados y de agudas aristas.
[460] Beso de Judas y Prendimiento de
Cristo, relieve del pórtico septentrional
del coro de la iglesia de la Santa Cruz en
Schwábisch Gmünd, después de 1351.
Vuelta hacia la realidad (figuras gruesas,
rudas, indumentaria de la época),
[461] Claus Sluter, Pozo de M oisés en
la cartuja de Champmol cerca de Di-
jon, 1395-1406. Realismo rudo y popular
en lo fisonómico y ropajes de formas
El centro luxemburgués en la
pesadas. corte de Praga bajo Cardos IV es
relevado por uno nuevo en Bor-
Hacia 1400, el lenguaje forma] goña. El ducado borgoñón debe
se hace más blando y exuberan­ su constitución a diversas uniones
dinásticas y su Corte atrae aún en que probablemente recorre antes de
mayor medida a artistas de los dis­ 1400 desde el Bajo Rin hacia el este
titos países de E u r o p a , sobre y deja obras en Thorn, Breslau y
todo de Flandes. El escultor holan­ Krumau, en Bohemia. La dulzura
dés Qaus Sluter ( f 1406), nacido y la gracia en la expresión y en el
en Utrecht y creador de la escue­ juego de líneas son características
la, aporta la sensibilidad creadora de estas esculturas.
y la actitud realista de los Países En el pórtico occidental de la
Bajos; logra dar un acento huma­ catedral de Ulm, junto a las figu­
no a las formas de su época, con­ ras aún «Mandas» del maestro
siguiendo crear ya verdaderos re- Hartmann, realizadas hacia 1421,

[462] Hans Multscher, Ecce H om o, del [463] Veit Stoss, altar mayor de la igle­
pórtico occidental de la catedral de Ulm, sia de M aría en Cracovia, 1477-89. E jem ­
hacia 1430. Realism o burgués en estricta plo típico de un altar tallado de la
dependencia de las fuentes borgoñonas. énoca final del G ótico, con alas abiertas.
En la caja central del políptico, las fi­
tratos. Sus obras más importantes guras de bulto redondo, patéticas y mo­
numentales, del Tránsito de M aría; so­
las realiza entre 1395 y 1406 en bre los lados, relieves de la vida de
la c a r t u j a de Champmol, cer­ la Virgen; en la parte superior que corona
ca de Dijon; el pórtico exornado el altar, la Coronación de M aría y figuras
con estatuas de la tumba de Fe­ de santos.
lipe el Atrevido, el llamado pozo
de Moisés [461] y partes de las encontramos el Ecce Homo [462],
tumbas de los duques. Las obras que se le atribuye a Hans Multscher
alemanas coetáneas y del mismo (hacia 1400-1467). Un nuevo y enér­
lenguaje formal son más serenas e gico realismo desplaza a la belle-
íntimas. Debemos citar aquí las lleza idealizadora. Al mismo tiem­
Vírgenes bellas [458], que se de­ po que tiene lugar en Italia el
ben, junto con algunas Vísperas, paso hacia el Renacimiento, se
a la mano de un maestro anónimo, consuma definitivamente en la
obra de Multscher ese cambio que En la segunda mitad del s. xv se
ya se iniciaba en la producción de inicia, con el Gótico tardío, una
Peter Parler. En el s. xv comienza evolución estilística que trae con­
con Multscher la serie de las obras sigo una renovada acentuación de
artísticas aisladas, conformadas in­ tendencias más abstractas. Las fi­
dividualmente, en las que se ma­ guras son sometidas a osadas tor­
nifiesta, con mayor fuerza cada vez, siones, al modo de Niklaus Gerhaert
junto al estilo general de la época, de Leytien, que trabajó en Estras­
el estilo personal de cada artista. burgo en los años 60. Sus movi­
Con Multscher comienza, además, mientos aparecen de nuevo más
un arte que tampoco en la pintura angulosos y artificiales y las ves­
idealiza ya al personaje represen- tiduras, cuyos pliegues se aglome-

[464] Tilm an Riemenschneider, altar de [465] Maestro H L , altar mayor de la


M aría en Creglingen, hacia 1500. Animi- catedral de Breisach, 1523-26. Fase tardía
zación extrema y dominio artesanal de la de la talla gótica, acentuada barrocamente.
materia; clim a de transfiguración y dulce Difum inación del cuerpo y el espacio
m elancolía; estilo de pliegues quebrados Los movimientos circulares y ondulantes
y arrugados. confieren al altar un aspecto abstracto-
decorativo.
tado, sino que lo plasma directa­
mente en su sencilla humanidad. ran en arrugados nidos y remo­
Son los comienzos de la obje­ linos, se desprenden en un ritmo
tividad burguesa: la reproducción propio. Esta expresiva manera de
realista de la madre y del niño representación llega a ser patética
—debido a la fuerza de la actitud hacia 1480 en artistas como Eras-
religiosa— toma la forma de la mus Grasser, Michael Pacher y, fi­
representación humanizada de la nalmente, Veit Stoss (1440-50 a
Madre de Dios tal y como ve­ 1533; altar de Cracovia, (1477-1489
mos, por ejemplo, en la 'Virgen de [463 í ). La rica producción de un
DangoUheim [459]. T i l m a n Riemenschneider (hacia
1460-1531) con sus altares tallados aunque también en Alemania en
de Rothenburg y Creglingen, reali­ los s. x i i i y xiv; la pintura mural,
zados hacia 1500 [464], es, en que, por cierto, sólo en Italia en­
cambio, el resultado de una sensi­ cuentra posibilidades de despliegue
bilidad más refinada y más ner­ monumental, pues la arquitectura
viosa. gótica es precisamente antimural.
Un último grupo de escultores En cambio, ganan peso otras técni
hace desembocar el patetismo de las cas, algunas de las cuales se descu­
postrimerías del s. xv en violentos bren en este período. La tapicería,
torbellinos, casi barrocos; en el técnica antiquísima, se trabaja en
norte, Bernt Notke, Claus Berg y el s. xiv especialmente, y a gran
Hans Brüggemann, que también escala en Francia [466], mien­
trabajan en los vecinos p a í s e s tras que ya en al s. xv el centro
escandinavos; en el sudoeste y el de gravedad pasa a los Países Ba­
sur de Alemania, Hans Backofen jos. Claramente ligada al desarro­
y Hans Leinberger, pero sobre to­ llo de la arquitectura gótica está la
dos el llamado Maestro HL, cuyo
altar d£ Breisach (1523-26) [465]
cierra la serie de los grandes re­
tablos de caja, que pertenecen al
Gótico específico alemán, de la
misma manera que ocurre en la ar­
quitectura con las Hallenkirchen
(iglesias de planta de salón).

P in t u r a G ó t ic a

Condicionadas por las mismas


fuerzas históricas —en el sentido
más amplio de la palabra histórico,
es decir, en el sentido político, reli­
gioso, espiritual, social, económico,
[466] Escena del A pocalipsis, detalle de
etcétera— , las líneas evolutivas de una serie de tapices para la catedral
la pintura gótica discurren, en ge­ de Angers, realizada hacia 1377-81, en el
neral, de manera muy parecida a las taller de Nicolás Bataille, en P arís, según
de la escultura. Naturalmente, he­ dibujos de Anequín de Brujas. Cima de
la tapicería medieval, originariamente con
mos de tener en cuenta los diversos siete bandas de más de 4 metros de
rasgos regionales subordinados en altura y 24 metros de longitud.
parte al material sobre el que se
pinta. Así, por ejemplo, en el tipo pintura vitral, que si bien como
de catedrales clásicas francesas sólo técnica se remonta a mucho tiempo
se encuentra pintura vitral, mien­ atrás, es ahora cuando puede lucir
tras que en Italia, la pintura es toda su riqueza en las grandes su­
principalmente mural. perficies de ventanas de las cate­
La visión de conjunto está difi­ drales. Nueva, finalmente, es la
cultada además por el hecho de tabla, es decir, la pintura sobre una
que, durante esta época, el con­ tabla mueble de madera. La evolu­
cepto general de pintura abarca ción del cuadro de tabla está rela­
técnicas muy diversas: la pintura cionada con la evolución del altar,
miniada, que sigue floreciendo en que, siendo primeramente una sen­
Francia e Inglaterra sobre todo, cilla mesa de piedra, adquiere ya en
el arte medieval temprano los llama­ caja y de alas de finales del s. xiv
dos ántipendios como adorno de y comienzos del s. xv, en los
la superficie frontal, empleándose, que se une frecuentemente la pin­
junto a relieves en piedra y en tela, tura con la escultura. A comienzos
también trabajos en metal. En dd s. xv tiene Jugar en los Países
el s. xm se anteponen al altar en Bajos un importante cambio téc-

[467] G iotto di Bondone, Madonna de la [468] Madonna de G latz, hacia 1350,


iglesia de Todos los Santos, hacia 1310. Ant. Museos estatales de Berlín, Museo
Florencia, G alería de los Uffizi. Unidad Dahlein, G alería de pinturas. Animización
monumental, volumen corpóreo y heroica interior propia del estilo bohemio-alemán
idealidad en la figura principal. Espa- con influencias del convencionalismo g ó ti­
cialización incipiente en la composición co francés (postura, estilo de ropajes).
del trono y en la graduación de profun­ Concepción humanizada de Madre y Niño;
didad de los acompañantes. «Escala del realismo detallista incipiente (leones del
valor» m edieval: M aría, mayor que los trono de Salom ón, sobre el zócalo; guan­
ángeles y los santos. tes colocados por el diminuto donante; án­
geles tras los ventanales).
ocasiones tablas pintadas (antipen-
dio de Westfalia, hacia 1250, Ber­ nico: en lugar de los colores al
lín [479]). Pero resulta más im­ temple, hasta entonces normales,
portante el retablo que, procedente de efecto algo duro y seco, se
de Italia y relacionado en sus co­ comienzan a emplear ios colores
mienzos con los iconos bizantinos, disueltos en óleo, que producen
se sitúa sobre o detrás de transiciones más sijaves, más ve­
la mesa dal altar. Estas tablas se ladas, es decir, estratos de color
hacen cada vez más pretenciosas y superpuestos con transparencia y
de ellas se derivan finalmente en tonos luminosos.
Alemania los grandes retablos de Precisamente la pintura ofrece
ai artista Ja posibilidad de dar ex­ damental sobre las tablas de la
presión a nuevas ideas; tiene ma­ pintura bohemia, flamenca y ale­
yor poder que la escultura para mana sudoccidental de la segunda
hacer visible la transformación de mitad de s. xiv y de la primera
la actitud del hombre respecto a del s. xv.
su entorno. La plástica reproduce Las distintas provincias artísti­
la imagen humana aislada y ofrece cas europeas prestaron sus apor­
la posibilidad de mostrar al hom­ taciones decisivas al desarrollo de
bre en su ambiente, sólo en el re­ la pintura gótica en diversos mo­
lieve, que de manera significativa mentos. En el Gótico temprano se
se hace cada vez más pictórico concentra la producción principal­
a medida que avanzamos hacia el mente sobre la pintura miniada y
final de la época gótica. La pintu­ vitral y de nuevo es de Fran­
ra, por el contrario, tiende cada cia de donde surgen los impulsos
vez en mayor medida al detalle vi­ más importantes. El italiano Giot-
sual; debe decidir, en la elección to hacia 1300 es único en su gé­
de la escaila y la perspectiva, la nero: su monumentalidad y su em­
significación de los distintos obje­ peño por conquistar el cuerpo y el
tos del cuadro; también puede pres­ espacio anuncian una nueva época
cindir, mediante el fondo de oro, [467]. La pintura bohemia, que
del espacio ideal del cuadro en alcanza nueva vida a mediados del
favor de un ambiente, concebido s. xiv en la corte de Praga, se ins-

[469] Jan van Eyck, Virgen del canci­ [470] Jean Fouquet, Virgen de Melun,
ller Rolin, hacia 1434. P arís, Museo del mediados del s. xv. Amberes, Museo de
Louvre. Realism o holandés suavemente Bellas Artes. Descripción clara de la e s­
descriptivo, paisaje atmosférico. Unidad de cena. En lugar de corona y trono, atm ós­
figura y espacio (donante arrodillado y fera de una habitación burguesa de parto.
M aría, del mismo tamaño). Su sentido de profanidad infunde, por
tanto, interés documental a esta pintura.
con mayor realismo cada vez, para Burlesco tropel de ángeles curiosos. Clara
luz lateral, modelación plástica.
las escenas sacrales. A excepción
de Giotto, que ya en 1300 repre­
senta espacio paisajístico en sus pira principalmente en motivos ex­
frescos, la progresiva conquista de tranjeros, aunando la piedad po­
la realidad se lleva a cabo en lo fun- pular con rasgos cortesanos y acer-
candóse, mediante tanteos vacilan­ calcografía o grabado en bronce,
tes, a la realidad [468], Desemboca, que es una creación de orfebres.
hacia 1400, en el llamado estilo in­ La creciente expansión de esta téc­
ternacional, que corresponde en la nica del grabado tiene una partici­
escultur al estilo blando y que po­ pación importante en la difusión
see en Borgoña un nuevo centro del Gótico tardío [494-496].
cortesano, Pero también de Borgoña
proceden los holandeses que a prin­
cipios del s. xv emprenden la mag­ PINTURA DE LIBROS
na y audaz tarea de penetración en Y VITRAL
la realidad [469], al mismo tiempo
que algunos pintores de la Alema­ Una buena parte de la creación
nia sudoccidental y los artistas de pictórica, especialmente en los si-
comienzos del Renacimiento en Flo­
rencia. Jean Fouquet (hacia 1420-
1481) [470] representa en Francia
la influencia de los estilos holandés
e italiano; fue un artista tan impor­
tante en la ilustración de códices
como en la pintura sobre tabla,
y sus miniaturas en el Libro de
Horas de Etienne Chevalier (que
fue uno de sus protectores) testi­
monian, tanto como sus pinturas
de retrato, la gran influencia deJ
renacentismo italiano. Inglaterra y
España, por el contrario, no tienen
nada comparable a estas creaciones;
la producción pictórica no está pos­
tergada, ni mucho menos, en estos
países, pero la pintura británica
miniada —predominante en Ingla-
térra desde el s. x m — depen­
de estilísticamente de Francia; en
España la pintura sobre tabla, que
vive desde comienzos del s. xiv [471] Salterio de San Luis de Francia,
momentos de esplendor, depende hacia 1260. Arte cortesano caballeresco
que produce el efecto de un tapiz (los
estilísticamente también de Italia márgenes de zarcillos y tracerías forman
y de Francia y, a partir del s. xv, el marco de todas las escenas). Represen­
de los Países Bajos, de donde llega tación plana, de relieve, con figuras de
claro contorno en postura estilizada con­
directamente. vencionalmente.
Hemos de citar, por otra parte,
un nuevo e importante medio de glos x m y x i v , se reduce a las
expresión: la técnica del grabado miniaturas de los códices. Al co­
que se desarrolla a partir del s. xv, mienzo surgieron solo en los scrip-
y en la segunda mitad de este siglo toria de los monasterios benedic­
produce ya obras de gran belleza. tinos, de trabajo muy especializa­
Presenta dos variedades indepen­ do, pero ya a partir de mediados
dientes: la xilografía o graba­ del s. x m se realizan en talleres
do en madera, que sirve de pun­ no monacales y en producción in­
to de partida a la imprenta, y la dustrial. A finales de la época gó­
tica, en el s. xv, surgen estudios creaciones más bellas y caracterís­
en los que se copian también ma­ ticas de este estilo.
nuscritos en serie y se ilustran rá­ Desde mediados del s. x m es
pidamente a pluma, exponiéndose Francia, en época del rey San Luis,
luego los ejemplares para la ven­ el centro de la pintura de li­
ta, como en una librería. Junto a bros [471].
las obras para uso de los sacerdo­ De este país parten importantes
tes y de los religiosos aparecen influencias hacia Inglaterra, Espa­
también ahora los llamados Libros ña y —condicionadas— hacia Ale­
de Horas, ricamente adornados y mania. Se realizan magníficos y
cuyas ilustraciones son verdaderos costosos manuscritos, en ocasiones
cuadros, destinados a los laicos ya con contenido profano —Tris-
como libros de devoción, y a veces tán, Parsifal, Crónica del Mundo,

íinrar isrjunjr- •**'

[472] • E l rey Conradino en la caza del [473] E l emperador Enrique II. Frag­
halcón, del manuscrito de M anesse, hacia mento de vidriera de la nave lateral de
1300. H eidelberg, biblioteca de la U ni­ la catedral de Estrasburgo, hacia 1260.
versidad. Colección de la Canción de La figura llena la superficie; los contor­
Amor de la alta Edad 'Media. Se llama nos y el dibujo interior están realizados
manuscrito Manesse por el senador de mediante varillas de plomo.
Zurich, Rüdiger M anesse, que encargó
la obra. Escenas caballerescas con fondo etcétera— . También las miniaturas
plano. Insinuación estilizada del escena­
rio espacial.
religiosas poseen rasgos del mun­
do caballeresco, aun cuando la Ca­
ballería cortesana no tiene partici­
para grandes personalidades de la pación especial ni en su realiza­
época. De belleza extraordinaria es ción ni en su utilización. Se con­
el códice dol Libro de Horas del tinúa una línea amanerada y con­
duque de Berry, del Museo Chan- vencional de idealizaciones tipifi­
tilly, cuya miniatura de la Coro­ cadas: desde las figuras aún rela­
nación de la Virgen es una de las tivamente «naturales» del s. xm ,
a través de la esbelta curvatura de la pintura de libros va perdiendo
comienzos del s. xiv, hasta el rea­ su anterior importancia a lo largo
lismo incipiente de hacia 1400. de este siglo.
La conexión entre la pintura vi­ Asimismo, la pintura de libros
tral y la miniada, que observamos alemana pasa por las siguientes eta­
en el s. xm en los luminosos co­ pas estilísticas: la idealización caba-

[474] C rucifixión, vidriera del coro de


la iglesia de San D ionisio en Esslingen,
hacia 1300.. Escena en marco decorado
con bandas de texto y vides; placas de
vidrio mayores, dibujo interno realizado
con plom o fundido.

lores y texturas lineales de las pá­


ginas ilustradas, desaparece en el
s. xiv debido a su creciente rela­ [475] Cimabue, Madonna de St. Trinitá,
hacia 1290. Florencia, G alería de los TJffi-
ción con la floreciente pintura de zi. Reminiscencia de la tradición bizan­
tablas. El estilo se hace ahora más tina en la sim etría de la composición y
pictórico y, probablemente por el el tejido de oro sobre las vestiduras. Com­
parada con la Virgen de la iglesia de T o ­
influjo de modelos italianos, pue­ dos los Santos, de G iotto [4 6 7 ], la de
den observarse detalles realistas Cimabue muestra un estilo trabado y duro,
que testifican la nueva relación inespacial y muy arcaizante.
entre el hombre y su mundo cir­
cundante. Dichos rasgos aparecen lleresca del s. xm , la curvatura pre­
sobre todo en las miniaturas bor- ciosista y espiritualizada de comien­
goñonas de hacia el año 1400 zos del s. xiv y el incipiente realis­
[490], que constituyen así uno de mo burgués de la segunda mitad del
los fundamentos de la pintura ho­ siglo. Con todo, su carácter gene­
landesa de tabla del s. xv. Con el ral es más sencillo, menos artifi­
surgimiento del arte del grabado, cial y por ello más profundo. Tam-
bien se comienza a representar te- colorido interior, junto con el tra­
mas profanos, como, por ejemplo, tamiento frecuentemente cromáti-
el manuscrito de Manesse (hacia co del adorno plástico, del cual
1300) [472], que describe la vida sólo se conservan hoy unas débi-
caballeresca —ya en declive— de les huellas.
la época de los «Minnensánger». En la catedral de Chartres se ha

[476] G iotto di Bondone, La huida a conservado la serie más bella e


E gipto, fresco de la iglesia de la Arena
en Padua, 1305-07. Com posición cerrada íntegra de ventanales góticos tem­
con distribución equilibrada de las figu­ pranos. Comprende desde obras de
ras, que, reunidas en grupos, se vuelven la segunda mitad del s. x i i (las
unas hacia otras. Clara composición espa­
cial del escenario del cuadro. tres grandes ventanas occidentales
y la Belle Verriere en la giróla)
El florecimiento de -la pintura hasta las de mediados del s. xm .
vitral está ligado al desarrollo de Las vidrieras más antiguas •—algu­
la catedral francesa, que aspira a na de estilo románico conservada
configurar los muros cada vez con en otros lugares— están llenas de
mayor transparencia. A través de grandes figuras o subdivididas en
las radiantes ventanas adquiere su medallones que contienen sencillas
escenas dibujadas a la manera mi­ des centros de Florencia, Siena y
niaturista. La temática abarca, co­ Pisa. Para apreciar la importancia
mo la pintura de libros, el domi­ del cambio que se da en el arte
nio total de los temas bíblicos. italiano hacia finales del s. xm ,
Las vidrieras más antiguas son mi­ debe tenerse presente la anterior
nuciosas, realizadas con la técnica influencia bizantina sobre las ar­
del mosaico y con luminosos trozos tes' figurativas de Italia. La ini­
de vidrio agregados por medio de ciación del movimiento, aunque
nervios de plomo. Más tarde se también visible en la arquitectura
hacen mayores los distintos trazos y la escultura, tiene lugar con ma­
y aumenta la importancia del di­ yor audacia y con notoria diferen­
bujo interior, trazado a plomada. cia en la pintura, la forma de re­
Las vidrieras del s. xv imitan final­ presentación menos dependiente de
mente cada vez más la pintura de los materiales empleados. Cimabue
tabla. (aproximad. 1240-1302) pinta hacia
Ya dentro de Alemania, las vi­
drieras de las naves laterales de la
catedral de Estrasburgo pertenecen
aún a la segunda mitad del s. xm .
También muestran grandes figuras
rodeadas de formas arquitectónicas
en vidrio. Aun ahora, en la época
del Interregnum, los reyes y empe­
radores alemanes son objeto de re­
presentación [473]. Hacia el 1300
se enmarcan las escenas en medio
de extensos elementos decorativos
(Esslingen, coro de la iglesia urba­
na de St. Dionys [474]). Las figuras
esbeltamente combadas siguen la
orientación estilística general de
esta época. Las vidrieras alemanas [477] Simone M a r t i n i , Anunciación,
del s. xv evolucionan finalmente 1333. Florencia, G alería de los Uffizi. T o ­
hacia una forma pictórica que ape­ talmente inmerso en el «estilo internacio­
nal» de la época, el preciosism o del alto
nas se corresponde con el material. G ótico. Com posición de altar con zonas
de arco apuntado y frontones lim itados por
pináculos.
PINTURA MURAL
y DE TABLA 1300 sus Madonnas todavía en la
línea de la maniera greca o es­
Italia tilo bizantino [475]: la Virgen se
representa aún como reina celes­
El derrumbamiento de la sobe­ tial. En su gran Tabla de la Galería
ranía de los Staufen a mediados de los Uffizi nos presenta a la Ma­
del s. x m ofrece a Italia, por vez dre de Dios en un trono sostenido
primera desde hacía siglos, la po­ por cuatro ángeles, dispuestos simé­
sibilidad de un desarrollo más li­ tricamente, con la cabeza inclinada
bre, que, sin embargo, permanece y dirigiendo la mirada hacia el es­
ligado a la evolución histórica de pectador a la manera bizantina;
distintas regiones o incluso de ciu­ igualmente de procedencia bizanti­
dades-estado aisladas, muy espe­ na son los convencionales pliegues,
cialmente Toscana, con sus gran­ realizados con oro, de sus ropajes.
Pero mientras que los modelos bi­ el espacio y, consiguientemente, la
zantinos siguen siendo, en todas dimensión en la que tiene su lugar
las numerosas y escasamente varia­ la realidad terrena. Los frescos de
das repeticiones, representaciones la capilla de la Arena de Padua
suprahumanas y distanciadas, di­ (1305-1307) los compone Giotto
bujadas de manera abstracta sobre con soberana naturalidad y he­
la superficie del cuadro, en los roica sencillez y severidad. Pro­
cuadros de la Virgen de Cimabue porciona a los sucesos un paisaje
se percibe, a pesar de su someti­ (Huida a Egipto [476]) o un inte­
miento a las formas que le impo­ rior como escenario, y no mera­
nen los modelos bizantinos, la lu­ mente como indicación de paisajes
cha por conseguir un realismo cor­ abstractos a la manera de sus coe­
poral. táneos, y aun de algunos artistas
Una comparación entre las ta­ más jóvenes. Giotto supera así el
blas de Madonnas de Cimabue y recurso al fondo de oro, símbolo de

[479] Antipendio de la Wiesenkirche en


Soest, hacia 1250. Ant. M useos estata­
les de B erlín, Museo Dahlem, G alería
de pinturas. E jem plo del «estilo den­
[478] Gentile da Fabriano, Adoración tado» en la transición del Románico
de los Reyes Mayos, 1423. Florencia, G a­ tardío al G ótico. Indicación de corpo­
lería de los Uffizi. Despliegue de fastuo­ reidad en los bruscos y movidos motivos
sidad cortesana y observación detallista de los pliegues de los ropajes.
(vestidos, animales) en la etapa del «estilo
blando internacional». lo supraterrenal para los pintores
coetáneos y aun posteriores. El es­
una obra aproximadamente coetá­ cenario queda subordinado al su­
nea de Giotto (hacia 1266-1337) ceso. Las escenas cobran vida gra­
pone de manifiesto, por supuesto, cias al dramatismo de los grupos
la distancia entre el artista más jo­ de figuras.
ven y el más viejo, quien probable­ Realmente, la obra de Giotto
mente fuera su maestro. La Ma­ apenas tiene relación con el Gó­
donna de Giotto, supraterrena y tico en su sentido estricto —es de­
rodeada de ángeles, también está cir, el Gótico francés o alemán— ,
entronizada aún como Reina del sin embargo, responde a la aspi­
Cielo, pero posee monumentalidad ración general de esta época de
plástica y corporal. El cuerpo ha liberarse de las antiguas ataduras.
sido descubierto —primero en su El arte de Giotto encuentra nu­
volumen, no tanto como corporei­ merosos seguidores en el s. xiv
dad transida de vida— y, con él, en Italia, pero es en el comienzo
del Renacimiento cuando es capta­ Giotto vuelve a irrumpir de nue­
do de nuevo en su significación vo a comienzos del Renacimiento,
propia por Masaccio. En Siena se aun cuando todavía, y a lo largo
forma una segunda escuela de la de más de un siglo, siguen ope­
nueva pintura, con una orientación rando en Italia las influencias del
estilística menos audaz. La obra de Gótico. A comienzos del s. xv
Duccio (t 1319; Maestá, Siena,
1308-1311) se libera de las in­
fluencias extranjeras en la misma
medida que lo hacía la de Cima-
bue en Florencia. La escuela de
Siena, rival de Florencia, está más
influenciada por el lenguaje for­
mal gótico, especialmente en la
pintura sobre tabla. El bizantinis-
mo pierde tanto terreno que, de
ser el elemento preponderante,
pasa ahora a muy segundo térmi­
no. En este sentido podría consi­
derarse a Simone Martini (1284-
1344), el contemporáneo sienés de
Giotto y segundo maestro de la es­
cuela, como el más gótico de los
p i n t o r e s italianos. Sus figuras
(Anunciación, F l o r e n c i a , 1333
[477] son más blandas y natura­
les que las de sus predecesores, pe­
ro dominadas, sin embargo, por un [480] Escuela de Colonia, Anunciación,
hacia 1328. Colonia, Museo Wallraf-Rich-
espíritu cortesano y aristocrático, artz. Arm onía lírica e interiorización
de extraordinario virtuosismo; se m ística y sentimental conseguidas me­
mueven con suavidad y soltura, y diante un delicado colorido de esmalte.
Como en la escultura coetánea [4 5 7 ], fi­
la monotonía y reiteración de las guras esbeltas incorpóreas, con semblantes
actitudes han disminuido considera­ estilizados y lenguaje convencional de ade­
blemente; en sus frescos muestra manes.
además un nuevo interés por pro­
blemas realistas. En los últimos pintan Gentile da Fabriano (hacia
años de su actividad, Simone Mar­ 1370-1427; Adoración de los reyes,
tini, que al igual que Giotto era Florencia, 1423 [478]) y Pisane-
considerado en vida como pintor 11o (1397-1455) en la línea del es­
afamado, es llamado a la Corte del tilo cortesano internacional del
papa en Avignon y adquiere así «Quatrocento».
influencia directa sobre la pintura
francesa, principalmente sobre la Alemania
pintura de libros borgoñona.
Giotto y sus sucesores por una En Alemania se da, por lo me­
parte y la pintura más marcadamen­ nos desde el s. xiv, una evolu­
te gótica de Jos sieneses por otra, ción continuada de la pintura gó­
son las manifestaciones estilísticas tica; de todos modos, en esta ex­
más importantes de la pintura ita­ posición nos vamos a limitar, prin­
liana del s. xiv. Naturalmente la cipalmente, a examinar la pintura
heroica monumentalidad de un sobre tabla. También en esta épo­
ca aparece pintura mural (Wienhali­ pequeños cuadros votivos [480]
sen, comienzos dei í. xiv; Colonia, y polípticos, cuyas animizadas y
balaustradas del cor~úh mediados espiritualizadas representaciones de
s. x iv ), pero los testimonios con­ la Anunciación y la Crucifixión
servados son discontinuos y cir­ sobre fondo de oro —símbolo del
cunstanciales. Por otra parte, es mundo ultraterreno— manifiestan

[481] Anunciación del altar de Hohen- [482] Theoderich de Praga, Crucifixión,


furth, hacia 1350. Praga, Museo N acional. hacia 1360. Castillo de Karlstein. Figuras
Animada delicadeza de las figuras ante grandes, macizas, de gran fuerza expresiva,
decorado arquitectónico y p aisajístico de en colores intensos, refractados.
influencia italiana.

necesario señalar que en Alema­ plenamente el sentimiento y la ac­


nia la pintura mural nunca desem­ titud místicos de esta época.
peñó el mismo papel que en Ita­ Hacia mediados del siglo —pa­
lia, por ejemplo. Ya hemos citado ralelamente a la evolución de otros
anteriormente el Antipendio de géneros artísticos— , Bolonia y so­
Westfalia [479], de mediados del bre todo Praga, la capital, se con­
s. xm , una de las tablas alema­ vierten en los centros pictóricos
nas más antiguas. En la concep­ del país. Mientras que estamos
ción básica de este cuadro existen bien informados sobre los arqui­
ciertos puntos de contacto con la tectos y escultores de la Corte de
escultura coetánea (Bamberg); las Praga (cf. Peter Parler), sabemos
líneas quebradas de las vestiduras menos sobre los pintores. Si bien
señalan, sin embargo, su indepen­ conocemos algunos nombres de
dencia respecto a la pintura minia­ la Corte alemana, no sabemos cuá­
da románica tardía. les son sus obras; asimismo está
En Colonia se desarrolla a co­ en duda la procedencia del maes­
mienzos del s. xiv el primer cen­ tro Theoderich, el único cuyo nom­
tro importante de pintura gótica bre y obra conocemos. Aun con
sobre tabla. Se realizan sobre todo todo, apenas es admisible el que
precisamente la pintura bohemia sionaria (altar de Wittingau, Pra­
tenga unas raíces propias —a dife­ ga, 1380 [483]). En el norte de
rencia de la arquitectura y la es­ Alemania, en cambio, el maestro
cultura—. En sus inicios (Madonna Bertram von Minden (hacia 1345-
de Glatz, Berlín [468] y altar de 1415) es su continuador y princi­
liohenfurth, Praga [481], ambos pal representante. Su mundo de
hacia 1350) mantiene en cierta imágenes impresiona por su senti­
medida la profundidad sensitiva do narrativo, ingenuo y penetrante
de comienzos del s. xiv y al mis­ (altar de San Pedro, Hamburgo,
mo tiempo se manifiesta en mu­ 1379 [484]) y por la mayor cla­
chos rasgos particulares —arquitec­ ridad en la escenificación dal cua­
tura de cuadro, indicación de pai­ dro y en la representación del pai­
saje, elegancia cortesana— una in­ saje y la arquiteotura.
fluencia italo-sienesa. El c i t a d o Con otros dos maestros nord-
maestro Theoderich de Praga (1359- alemanes, Konrad von Soest y el
-80) decora hacia 1365 para el
emperador Carlos IV el castillo de
Karlstein. Sus figuras son más pe­
sadas y macizas y, por vez primera

[484] M aestro Bertram von Minden, N a­


cimiento de C risto, del altar de San Pedro
[483] Altar de W ittingau, Cristo en el de Grabow , 1379-1383. Ilam burgo, G ale­
Monte de los O livos, hacia 1380. Praga, ría de Arte. Influencia de Theoderich de
G alería N acional. Claroscuro pictórico, Praga en las pesadas figuras que llenan
ritm ificación de la composición, indicios el cuadro, y apagado colorido. Estilo
de composición espacial. narrativo rudo y realista.

en la pintura alemana, modeladas maestro Francke, se lleva a cabo


corporalmente [482], La pintura el tránsito hacia formas más ricas
bohemia sustituye posteriormente y una más fuerte captación de Ja
dicho estilo pictórico-corpóreo por realidad propia del estilo blando.
una nueva espiritualización y una El maestro más importante dentro
intensidad representativa casi vi- de esta orientación estilística es
S t e p h a n Lochner (hacia 1410- Bajos, sino (también a algunos pin­
1451), que realiza su obra en su tores que procedían de la región
fase más tardía; oriundo probable­ meridional alemana: Hans Mults­
mente de Meersburg, en el Lago cher, Lukas Moser y Konrad Wiíz.
de Constanza, trabajó más tarde en Entre ellos, el último ('hacia 1400-
Colonia. Sus obras capitailes, reali­ 1444), es sin duda el más audaz y
zadas •aproximadamente entre 1430 consecuente [485]. La representa­
y 1450 (cuadro de la catedral de ción de la pesca milagrosa (Gine­
Colonia [486], María en el vergel, bra, 1444) [487] la inserta en un
Colonia), aúnan la corporeidad de paisaje que ya no está integrado
la escuela de Colonia —que con­ por motivos fantásticos aislados,
serva los mismos rasgos de la pri­ sino que procede del contorno real
mera mitad del s. xiv— con el del lago de Ginebra. Sus interiores
realismo idealizador, la riqueza de son habitaciones al estilo de la épo­
formas y la fuerza 'lumínica de los ca, no paisajes arquitectónicos y
abstractos sin otra función que en­
marcar el cuadro.
Los coetáneos y sucesores hasta
la época de Durero no cómpren­

la485 j Kónrad W itz, Anunciación, hacia


1445. Nüremberg, M useo Nacional G er­
mánico. En lugar de elevación idealiza­
dora, terrenalización del árido decorado
espacial. Profundización anímica del su­
ceso b íblico, principalmente con medios
pictóricos de intenso valor plástico y en
un estilo muy personal. Intensa ilum ina­ [486] Stephan Lochner, Anunciación, so­
ción. bre las alas exteriores del políptico del
altar mayor de la catedral de Colonia,
colores, que también caracterizan hacia 1440. Realismo idealizador del «es­
en la misma época aproximadamen­ tilo blando» en sus postrim erías, lleno
te a la pintura borgoñona-^holan- de delicadeza pictórica y con reproduc­
ción magistral de los tejidos.
desa.
La pintura de Stephan Lochner dieron las amplias posibilidades que
está libre de la dureza realista y de se abrieron con la obra de Konrad
aquel ardiente interés por la rea­ Witz. En la extensa producción de
lidad, que en ese momento no sólo la segunda mitad del siglo xv es
dominaba la pintura de los Países evidente que a la pintura alemana
le faltan personalidades descollan­ tico-ilusionista (Altar de los Padres
tes que sí existen en la escultu­ de la Iglesia, Munich, 1483 [488],
ra coetánea, pero el mismo fenóme­ se encuentra Martin Schongauer,
no ocurre en la pintura de los Paí­ de Kolmar, cuya creación está con­
ses Bajos e Italia. Por otra parte, dicionada en gran medida por ol
las diversas orientaciones estilísticas flamenco Rogier van der Weyden.
que son típicas de este período di­ Otros artistas de este período ad­
ficultan la visión de conjunto. Con quieren renombre no tanto por
todo, existe una característica co­ sus obras como por haber sido
mún a las manifestaciones artísticas los maestros de la generación si­
de este tiempo: el creciente abur­ guiente, mucho más importante:
guesamiento de los contenidos re­ entre ellos se puede citar a Mi­
ligiosos que constituye un claro re­ chael Wolgemut, en Nuremberg,
flejo de la evolución histórica, pues de cuyo taller surge Durero, o en
la Caballería cortesana desaparece Augsburgo a Holbein el Viejo,

[487] Konrad Witz, la Pesca milagrosa,


del altar de G inebra, 1444. Ginebra, M u­
seo. Primera copia directamente del na­
tural de un paisaje.
[488] M ichael Pacher, San Agustín y
definitivamente debido al auge de San Gregorio, del Altar de los Padres de
las ciudades. Un sentido burgués so­ la Iglesia, hacia 1483, Munich, Pinacote­
ca. Ilusionism o espacial y modelación
briamente artesano se manifiesta plástica por m edio de- una aguda luz
en muchas de las numerosas tablas lateral.
de altar del Gótico tardío. Por
supuesto, también en este caso des­ maestro de su hijo. Los pintores
tacan algunos pintores sobre el ni­ de la época de Durero crean sus
vel medio normal. Junto al tallis­ obras, por supuesto, ya bajo la
ta y pintor sudtirolés Michael Pa- influencia directa del Renacimiento
cher (hacia 1435-1498), que asimi­ italiano. Pero también en ellos,
la las influencias del norte de Ita­ como en general en todo el arte
lia, con sus complicados escorzos y alemán, pervive aún durante mu­
una manera de representación plás­ cho tiempo el gusto formal gótico.
Países Bajos Italia y de los mismos Países Bajos.
Se produce el encuentro de las di­
En la época en que la pintura versas tendencias del arte europeo
renacentista italiana, después de ele la época y, por otra parte, se
apartarse de los rígidos formulis­ realiza la síntesis entre el típico
mos bizantinos, cuenta ya con cer­ espíritu caballeresco y cortesano
ca de un siglo de existencia, se de finales de Ja baja Edad Media
forma en los Países Bajos, es de­ y el sentido burgués y realista
cir, en do que hoy es Bélgica y de Jos Países Bajos. De estas con­
Holanda, una escuela —'la de los diciones surge una nueva manera
llamados primitivos flamencos— de configuración, cuyo influjo, de
que producirá durante trescientos amplio alcance en el s. xv, se debe
años artistas de primera calidad. en gran medida a la obra de desta­
Los comienzos de la pintura en cadas personalidades artísticas que
los Países Bajos están íntimamen- marcan el futuro desarrollo de la

fu**»

[489] Ja n van Eyck, Giovanni Arnolfini [490] Hermanos van Lim burg, imagen
y su esposa, 1434. Londres, G alería N a­ de calendario del mes de octubre, de un
cional. Obra maestra del arte retratis­ Libro de Horas del duque de Berry,
ta. Profundo estudio psicológico de Ios- hacia 1416. Chantilly, Musée Condé. Rea­
personajes. Medios pictóricos dominados lismo borgoñón-holandés en la represen­
con virtuosism o y penetrante observación tación del paisaje y la observación de
detallista. Espléndido estudio del interior. la naturaleza.

te ligados a la producción artística pintura. Los manuscritos, pintados


del Ducado de Borgoña, constitui­ para los duques y los grandes de
do en 1363 como un Estado feu­ la Corte, tienen, en un principio,
dal francés, y que en el s. xv abar­ gran importancia en esta evolu­
ca a todos los Países Bajos; por ción. Los hermanos Limburg (que
la riqueza y por el amor al arte trabajaron a comienzos del s. xv),
de sus duques atrae a sus refina­ evidentemente de procedencia ho­
das cortes de Dijon y Brujas a landesa, según su nombre indica,
importantes artistas de Francia, no sólo adornan las hojas de calen-
dario de un Libro de Horas (hacia quince años, y al que debemos atri-
1416) con los castillos —de gran buir la mayor parte de su produc-
reailismo [490]— que posee, o que ción pictórica, va descubriendo en
aprecia particularmente su cliente, sus obras progresivamente da rea-
el duque de Berry, sino que re- lidad circundante. La acumulación
presentan en las mismas hojas tan- de las sutiles observaciones aisla-

[491] H uberto y Jan van Hyck, A do­ das constituye por su fuerza una
ración del Cordero M ístico. Tabla cen­
tral del políptico de Gante, 1426-1432. unidad cerrada y concluyente. En
Gante, San Bavón. Obra capital de co­ correspondencia con esta naturali­
mienzos del realismo flamenco. dad, sus figuras se mueven en in­
to la vida de la Corte como la del teriores y paisajes reales, sin per­
pueblo. También los hermanos Van der, por supuesto, su posición do­
Eyck ilustran probablemente tales minante en el cuadro. Así, Jan
libros (Turín, Libro de Lloras mi- van Eyck hace arrodillar, en una
lanés, 1415-1417), cuyos interiores suntuosa estancia palaciega, al can­
pueden ser considerados como fa­ ciller y cardenal Rolin, con pleni­
ses previas e inmediatas a sus pos­ tud de vida realista y acercándose
teriores cuadros en tabla. Las ta­ amenazadoramente, ante una Vir­
blas, comenzando con el famoso gen que casi parece frente a él una
Altar de Gante (Gante, San Bavón, tímida mujer de la burguesía fla­
concluido en 1432) [491], se rea­ menca de la época [469]. Entre
lizan probablemente ya al servicio las dos figuras principales, total­
de nuevos clientes, concretamente mente equivalentes, la vísta nos
las ricas y grandes ciudades comer­ lleva a la profundidad de un rico
ciales del sur de Holanda, y de los paisaje. También los retratos, pese
miembros de la alta burguesía, a la proligidad de detalles, po­
quienes superan pronto a das cor­ seen una gran unidad ( Giovan-
tes en demandas artísticas. ni Arnolfini y su esposa, Londres,
Jan van Eyck (hacia 1390-1441), 1434 [489]). En otras tablas ya
que sobrevive a su hermano Hu- se anticipa en ciertos elementos el
bert (hacia 1370 - 1426) en unos virtuosismo pictórico de las pos-
teriores «naturalezas muertas» fla­ queza compositiva, mantiene una
mencas, sin que por ello se resien­ cierta rigidez en la configuración
ta la unidad y el naturalismo de (Descendimiento, Madrid, Museo
la totalidad del cuadro. Este vir­ del Prado, hacia 1435 [492]). Es­
tuosismo no sería imaginable sin tiliza sus figuras con soberano ta­
el empleo, que observamos aquí lento, tanto en la expresión como
por vez primera, del óleo. No se en el juego de líneas, y ofrece de
debe designar rotundamente a Jan este modo muchos más puntos de
van Eyck como su descubridor, apoyo para una adopción formu­
pues ya era conocido anteriormente lista de detalles.
por los llamados «estofadores», es La pintura flamenca sigue su
decir, los pintores que doraban y desarrollo en la dirección marca­
pintaban 'las imágenes de madera; da por Rogier van der Weyden;
pero él fue uno de los primeros, algunos maestros sobresalen de la
probablemente, que reconoció la ya alta calidad general, debido a
utilidad del óleo para la pintura que realizan obras particularmente
de tablas y por ello posibilitó un destacadas o bien a que continúan
cromatismo totalmente nuevo. la tendencia realista del gusto por
La grave naturalidad de la obra el detalle. Junto a Dirk Bouts y
de Jan van Eyck y su penetrante Plans Memling ha de citarse a
realismo, que nunca se agota en Hugo van der Goes (hacia 1440-
escenas minuciosamente narrativas, 1482), cuyo Altar de Portinari (Flo-

[492] Rogier van der Weyden, E l D es­ [493] H ugo van der G oes, Adoración de
cendimiento, hacia 1435. M adrid, Museo los pastores, del altar de Portinari (1473-
del Prado. E l pintor desplegó en esta p a­ 75). Florencia, G alería de los Uffizi.
tética escena toda una gama de exqui­ Realismo de expresividad acentuada, d i­
sitos matices, especialmente en el rico ferenciación psicológica, cálido colorido,
contraste de los colores y en las doloridas representación con continuidad en la pro­
expresiones. A pesar del carácter de retra­ fundidad espacial.
tos de los personajes, se observa una
gran estilización dentro del gusto formal
gótico. rencia, 1473-1475) [493] ya es con­
siderado por sus contemporáneos,
probablemente no fueron compren­ incluso por los tan avanzados y exi­
didos en todo su alcance por sus gentes italianos, como obra maestra.
coetáneos. Rogier van der Weyden Su simple realismo —en las fi­
(hacia 1400-1464), cuya obra mar­ guras de pastores, por ejemplo—
có un estilo que se extendió en está informado de profunda sen­
los diversos campos de la pintura sibilidad.
gótica tardía, a pesar de su ri­ El pintor Hieronymus Bosch
van Acken —conocido comúnmen­ [495] Michael Wolgemut, D avid y Ab¡-
gail, xilografía del «cofre del tesoro»,
te por el Bosco— (hacia 1450- 1491. Nüremberg.
1510) realiza ya muchas obras en
el s. xvi, pero su fantasmagoría
surrealista está impregnada aún
del espíritu medieval. En la pintu­
ra flamenca, por tanto, y en el
arte del norte de los Alpes no
puede fijarse arbitrariamente la
extinción de la tradición gótica
hacia 1500, es decir, en el mo­
mento en que se inicia el enfren-

[494] San C ristóbal, grabado monofolio,


hacia 1450.

tamiento directo con el Renaci­


miento italiano. La sensibilidad y
el gusto formal gótico siguen ope­
rando más o menos perceptible­
mente hasta muy adentrado ell si­
glo xvi.
La necesidad de nuevos cuadros
para la devoción privada lleva, co­
mo ya vimos anteriormente, a la
aparición de otros tantos nuevos gé­
neros artísticos: el grabado en ma­
dera o xilografía y el grabado en
[496] Martin Schongauer, las Tentacio­
bronce o calcografía. Los presupues­ nes de San Antonio, calcografía, hacia
tas técnicos para su creación y des- 1475.
arrollo existían ya desde la segunda do, muy semejante al de la im­
mitad del s. xiv con la introducción prenta). El grabado en cobre se
de las hojas de papel. Los grába- realiza, por el contrario, por me­
dos monofolios [494], es decir, dio de la incisión con un punzón
grabados de xilotipos análogos a en la plancha de cobre; la técnica
los que eran empleados ya ante­ del huecograbado adquirió gran
riormente para la fabricación de desarrollo, entre los orfebres princi­
dibujos en tela, aparecen por vez palmente, a partir de 1440. El lla­
primera, probablemente, en Ale­ mado «Maestro de las Barajas»
mania. Estos xilograbados en prin­ (Spielkartenmeister), del sur de
cipio sólo debían multiplicar los Alemania, es probablemente el pri­
perfiles que hasta entonces habían mero que emplea esta nueva téc­
sido dibujados a pluma; más tar­ nica. El maestro E. S. y sobre todo
de se coloreaban a mano. Sólo a Martin Schongauer (t 1491) [496],
finales del s. xv esta técnica del muy conocido y apreciado fuera
grabado en madera se convierte de Alemania, en Francia e Italia
en una técnica artística consciente principalmente, «la completa. Final­
en las grandes series de xilografías mente, con Alberto Durero [589],
que graban Michael Wolgemut que lleva la técnica del grabado
[495] y, sobre todo, su discípulo en cobre a su máxima culminación
Alberto Durero. Sobre la plancha técnica y artística, estamos ya en
de madera sobresalen las . líneas la cumbre del Renacimiento ale­
grabadoras (proceso de akograba- mán.

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