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PATRIMONIO CONSTRUIDO
ISBN 978-85-7257-000-8
Livro eletrônico.
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br/index.php?pagina=23>.
CDU: 719(063)
Bibliotecário responsável: Samarone Guedes Silveira - CRB 10/1418
5° COLÓQUIO INTERNACIONAL RIGPAC
PATRIMONIO CONSTRUIDO
Comissão Organizadora
• Coordenadora: Prof. Dra. Ana María Sosa González
Professores
• Prof. Dr. Lucas Graeff
• Daiana Schwengber
• Arlete Caye
Comissão Científica
Professores
§ Olimpia Niglio
(Coordenadora Científica da RIGPAC, Pontifícia Facoltà Teologica Marianum, Istituto Superiore di Scienze
Religiose – Vicenza Itália)
§ Roberto Goycoolea
§ Mauricia Domínguez
(Coordenadora para el Caribe. Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña - República Dominicana)
§ Bernardino Líndez
§ Ricardo Tena
§ Pablo Ciccolella
§ Marcio Piñón
§ Leonardo Castriota
§ Nelson Inda
HERITAGE, TOURISM AND THE CULTURAL MARKET: THE LOSS OF IDENTITY CAUSED
BY MEMORIAL OBSESSION IN SMALL CITIES OF THE TRIÂNGULO MINEIRO AND ALTO
PARANAÍBA - MG 70
THE EXILE LOGIC UNDER TERRITORY AND URBAN DYNAMICS PERSPECTIVE 399
THE DEVOTIONS THAT WE SILENCE AND THE ONES THAT WE DEFEND: POLITICAL,
RELIGIOUS AND CULTURAL RELATIONS REGARDING THE FAITH IN THE LITTLE SAINTS
OF PASSO FUNDO/RS 450
STUDY OF MÁRIO DE ANDRADE TO MANUEL BANDEIRA, BRAZILIAN
CULTURAL HERITAGE PERSPECTIVE 586
FROM THE URBAN PROJECT TO THE HISTORICAL LANDMARK: THE JARDIM AMÉRICA
AND ITS INFLUENCE IN THE PAULISTAN LEGISLATION 872
Abstract: Although Mexican legislation guarantees the right of the population to have dignified and decent housing,
and establishes the minimum parameters for it, interpretations of the law degenerate into simulation by the housing
producing agencies, when interposing the profits of market before a solution agreed for the inhabitants, since they offer
workers standardized buildings to national level that do not satisfy the minimum needs of habitability, because they are
disconnected from the context in which they are located and very high cost overruns. According to official figures, the
result is a high index of abandoned or poorly maintained homes, which has added negatively to the problem of housing
deficit in the country. The present work is an analysis on the consequences (social, economic and ecological) of the social
housing offer that have been implemented in Mexico and on how, despite the experts’ view, many housing developments
did not meet the requirements to be built, these were endorsed by the authorities.
Keywords: Social housing, Dignified housing, Regionalization
Resumen: Si bien la legislación mexicana garantiza el derecho a la población de tener una vivienda digna y decorosa,
y establece los parámetros mínimos para la misma, las interpretaciones a la ley degeneran en simulación por parte de
las agencias productoras de vivienda, al interponer las ganancias de mercado antes que una solución acorde para los
habitantes, ya que ofrecen a los trabajadores edificaciones estandarizadas a niel nacional que no satisfacen las necesidades
mínimas de habitabilidad, pues están desvinculadas del contexto en que son emplazadas y a sobrecostos muy altos. De
acuerdo con cifras oficiales, el resultado es un alto índice de viviendas abandonadas o en mal estado, lo que ha sumado
negativamente al problema de rezago habitacional del país. El presente trabajo es un análisis sobre las consecuencias
(sociales, económicas y ecológicas) de la oferta de vivienda social que se han implementado en México y sobre como,
a pesar de que a la vista de los expertos muchos desarrollos habitacionales no cumplían con los requisitos para ser
construidos, estos fueron avalados por las autoridades.
Palabras clave: Vivienda social, Vivienda digna, Regionalización
Resumo: Embora a legislação mexicana garanta o direito da população a ter moradia digna e decente, e estabeleça os
parâmetros mínimos para ela, as interpretações da lei degeneram em simulação pelas agências produtoras habitacionais,
ao interpor os lucros da habitação. mercado antes de uma solução acordada para os habitantes, uma vez que oferecem aos
trabalhadores edifícios padronizados para o nível nacional que não satisfazem as necessidades mínimas de habitabilidade,
porque eles estão desconectados do contexto em que estão localizados e os custos muito elevados. Segundo dados oficiais,
o resultado é um alto índice de moradias abandonadas ou mal conservadas, o que tem contribuído negativamente para
o problema do déficit habitacional no país. O presente trabalho é uma análise das conseqüências (sociais, econômicas
e ecológicas) da oferta de habitação social que foram implementadas no México e de como, apesar da opinião dos
especialistas, muitos empreendimentos habitacionais não atenderam aos requisitos. para serem construídos, estes foram
endossados pelas autoridades.
Palavras-chave: Habitação social, Habitação digna, Regionalização
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Asimismo anuncia que a través de los organismos públicos se otorgaron 5.2 millones de acciones de financiamiento
para las familias mexicanas, entre ellas 2.1 millones para vivienda nueva, 753.6 mil para vivienda usada, 2.3 millones para
mejoramientos y 85.2 mil para otros rubros (Gobierno de los Estados Unidos Mexicanos, 2017)
Lo impresionante de las cifras oculta la realidad de la vivienda social en México. Si bien realizar acciones de
vivienda a través de créditos a la población de escasos recursos es adecuado, la cantidad de acciones no debe privar de
calidad a las mismas. Sólo contabilizar las acciones sin evaluar la calidad (impacto positivo en la calidad de vida de la
población) equivale a contar la mitad de la historia, a decir verdades a medias.
El derecho humano a tener una vivienda adecuada está consagrado por las Naciones Unidas, y establece
claramente que una vivienda adecuada debe brindar más que cuatro paredes y un techo, debe reunir como mínimo los
siguientes criterios: La seguridad de la tenencia; Disponibilidad de servicios, Materiales, Instalaciones e infraestructura;
Asequibilidad; Habitabilidad; Ubicación; Adecuación cultural (Naciones Unidas, 2010)
La constitución mexicana también garantiza el derecho humano a una vivienda digna en su artículo 4º.: “Toda
familia tiene derecho a disfrutar de vivienda digna y decorosa. La Ley establecerá los instrumentos y apoyos necesarios a
fin de alcanzar tal objetivo” (Cámara de Diputados, 2017)
La Ley de Vivienda en el artículo 2 considera: “Se considerará vivienda digna y decorosa la que cumpla con las
disposiciones jurídicas aplicables en materia de asentamientos humanos y construcción, salubridad, cuente con espacios
habitables y auxiliares, así como con los servicios básicos y brinde a sus ocupantes seguridad jurídica en cuanto a su
propiedad o legítima posesión, y contemple criterios para la prevención de desastres y la protección física de sus ocupantes
ante los elementos naturales potencialmente agresivos”, y en su artículo 4 numeral IV define: “Espacios Habitables: el
lugar de la vivienda donde se desarrollan actividades de reunión o descanso, que cuenten con las dimensiones mínimas
de superficie, altura, ventilación e iluminación natural, además de contar como mínimo con un baño, cocina, estancia-
comedor y dos recámaras, de conformidad con las características y condiciones mínimas necesarias que establezcan las
leyes y las normas oficiales mexicanas” (Cámara de Diputados, 2017)
De manera estricta lo dicho por el presidente en su quinto informe de gobierno, no contrasta con lo establecido
en la Constitución ni en la Ley de Vivienda, aunque los valores cualitativos están sujetos a interpretación. Gabriela
Ponce afirma que la concepción sobre el derecho a una vivienda digna en la legislación nacional que más se acerca a
lo sugerido por Naciones Unidas, es la adoptada en la Ley de Vivienda de la Ciudad de México, que en su artículo 3º
establece los siguientes elementos: Seguridad y certeza jurídica de la propiedad o legítima posesión; Disponibilidad
de infraestructura, equipamientos y servicios básicos y espacios públicos; Habitabilidad; Asequibilidad; Accesibilidad;
Ubicación; Adecuación a las soluciones arquitectónicas y urbanísticas de los procesos productivos de la vivienda y el uso
de materiales. Pero no cubre completamente dos requisitos básicos: la asequibilidad, pues no comprende los gastos que
entraña la vivienda aún después de su compra como lo determina Naciones Unidas, y la accesibilidad, al no garantizar la
seguridad de los afectados por desastres naturales (Ponce Sernicharo, 2017)
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Ante esta realidad es necesario recurrir a los créditos de vivienda disponibles en el mercado. El gobierno mexicano
asegura que en cumplimiento del mandato de la Constitución, se han creado esquemas de financiamiento que ofrece la
Sociedad Hipotecaria Federal (SHF) para abatir el rezago habitacional mediante productos para construcción, individual
de largo plazo, créditos a corto o mediano plazo, a través de los Organismos Nacionales de Vivienda (FOVISSSTE e
INFONAVIT) y convenios con estados y municipios. La SHF es un Banco de Desarrollo de segundo piso, es decir, no
atiende directamente al público sino que lo hace a través de intermediarios financieros como Sociedades Financieras de
Objeto Limitado (Sofoles) y Sociedades Financieras de Objeto Múltiple (Sofomes), hipotecarias y Bancos, entre otros
intermediarios. Son estos intermediarios financieros los que se encargan de otorgar y administrar los créditos desde su
apertura hasta su conclusión.
La función del intermediario es facilitar y acercar el crédito al solicitante, esto debe simplificar el desarrollo de
los trámites, pero conlleva un sobrecosto que finalmente tiene que pagar el interesado. La población necesitada de una
solución de vivienda, tiene que acudir a las instancias antes señaladas, para solicitar un crédito para mejorar o comprar
vivienda nueva o usada, y pagar el sobrecosto. Por ejemplo, si la necesidad del solicitante es realizar autoproducción de la
vivienda (el solicitante tiene el control directo del proceso de construcción y puede desarrollarse mediante la contratación
de terceros o de autoconstrucción) obligatoriamente se tiene que hacer a través de una Agencia Productora de Vivienda
(APV) acreditada ante la SHF, quien le propone una solución de vivienda “adecuada”, es decir, prototipos de vivienda
social, y gestionar ante un intermediario financiero el crédito. Como puede suponerse, las soluciones de vivienda resultan
mucho más caras de lo que deberían ser.
El negocio de las APV es “proponer soluciones de vivienda adecuada” a las necesidades de la población, estas
propuestas en la mayoría de los casos dista de resolver las necesidades de las familias mexicanas y ser digna por
asequibilidad, habitabilidad y ubicación.
2.1 Asequibilidad
De acuerdo con las Naciones Unidas una vivienda no es adecuada si no es asequible, es decir, si su costo pone en
peligro o dificulta el disfrute de otros derechos humanos por sus ocupantes (Naciones Unidas, 2010) Los Organismos
Nacionales de Vivienda, como el FOVISSSTE, establecen que otorgan financiamientos hasta por el 90% del costo total de
la vivienda (sobrecostos incluidos) y el asegurado debe poner el 10% restante, esto parece a primera vista muy accesible.
A pesar de ello las cifras oficiales de la SHF dicen que el precio medio nacional de la vivienda con crédito
hipotecario en 2017 fue de $755,620 pesos (SHCP, 2018), y la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción
calculó para abril del 2017 el costo por m2 de construcción para una vivienda unifamiliar de interés medio en $7,775
pesos sin incluir el Impuesto al Valor Agregado (CMIC, 2017), por simple aritmética calcularíamos que una vivienda de
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97.18 m2 cuesta $755,620 pesos, pero en la realidad resulta imposible encontrar una vivienda de esas dimensiones a ese
costo, ya que las APV le suman los sobrecostos de gestión además de la urbanización y el mantenimiento, de tal manera
que esa cantidad podría ser suficiente para una vivienda de 50 m2.
Un análisis sencillo, puede darnos un panorama sobre la realidad de la asequibilidad de la vivienda social en
México. Adquirir un crédito hipotecario a través de bancos es inaccesible para la mayoría de la población, por las altas
tasas de interés que cobran, así que solo consideremos a los Organismos Nacionales de Vivienda como INFONAVIT y
FOVISSSTE, que son los que cobran la tasa de interés mas baja (aunque no todos los trabajadores son derechohabientes)
y realizan un descuento vía nómina a los trabajadores del 30% de su salario base durante el periodo que dure el crédito.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo en el primer trimestre de 2018 el 10.82% de la población
ocupada gana hasta un salario mínimo, el 26.56% entre uno y dos salarios mínimos y el 20.83% entre dos y tres salarios
mínimos, este espectro de la población ya representa el 58.21% del total de la población económicamente activa (INEGI,
2018) La Comisión Nacional de Salarios Mínimos estableció el salario mínimo general, a partir del 1 de diciembre del
2017 en $88.36 pesos diarios (SEGOB, 2017)
La tabla 1 muestra la relación de ingresos mensuales, el costo de la hipoteca y el costo de la canasta básica mensual
alimentaria y no alimentaria urbana por persona. Es evidente que las personas que ganan un salario mínimo no tienen
acceso a las soluciones de vivienda, sin embargo, considerando que el costo de la canasta básica es por persona incluso
quienes ganen dos o tres salarios mínimos mensuales que tengan familia y sea el único ingreso familiar tampoco tendrían
acceso a la vivienda desde el punto de vista de la asequibilidad.
2.2 Habitabilidad
La Ley de Vivienda menciona en su artículo 2º que la vivienda digna es la que cuenta con espacios habitables,
puntualiza también que un espacio habitable es un lugar donde se desarrollan actividades de reunión o descanso y
que cuentan con las dimensiones mínimas de superficie, altura, ventilación e iluminación. Es conocido el hecho de
que existen diferentes regiones en el país que tienen diferentes condiciones climáticas, diferentes condiciones socio-
culturales y económicas, es conocido también que las viviendas que mejor se han adaptado, principalmente en el aspecto
bioclimático, son las tradicionales, por ello lo lógico sería estudiar sus características para aplicar sus principios a la
vivienda social, no necesariamente para reproducirlas en contextos urbanos, sino aprovechar la experiencia que nos
aporta en la adaptación al entorno.
Las soluciones de vivienda que se ofertan a los trabajadores en México, se basan específicamente en un estudio
de dimensionamiento, que define el espacio mínimo habitable y que se ve reflejado en los reglamentos de construcción
del país. Dichos reglamentos establecen parámetros mínimos de habitabilidad, esto es, las dimensiones mínimas que
los espacios habitables deben tener, y a nuestro parecer que deben aplicarse en casos extremos donde las condiciones
del predio o la situación económica no permita dimensiones mayores. Esto es aprovechado por las APV para generar
prototipos de vivienda compactas, con las dimensiones mínimas permitidas por los reglamentos para optimizar sus
ganancias.
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De esto se deriva un grave problema de simulación de la vivienda digna, por parte de la SHF y las APV, ya que utilizan
tanto la Ley de Vivienda, como el reglamento de construcción de la Ciudad de México, para justificar los prototipos que
reproducen a nivel nacional. La simulación viene en la interpretación de la ley y el reglamento, cuando la primera establece
parámetros mínimos de lo que debe entenderse por vivienda digna y decorosa (dos recámaras, baño, sala-comedor, cocina)
y el segundo dimensiones mínimas (área mínima de 7 m2, lado mínimo de 2.4 m y altura mínima de 2.3 m), y como
se mencionó anteriormente debería tomarse literalmente en casos extremos, pero se toman literalmente como la regla y
con esos parámetros mínimos diseñan la vivienda de los trabajadores en todo el país, sin importar las particularidades
bioclimáticas, sociales o culturales de cada región. Las consecuencias de esta simulación de vivienda digna las padecen sus
habitantes al no cubrir las necesidades básicas de habitabilidad por espacio y confort térmico.
2.3 Ubicación
Se han cometido muchos vicios y errores en el desarrollo de varios complejos habitacionales en el país, algunos
por malas prácticas constructivas que derivan en daños estructurales de las viviendas y otros por ser ubicados en lugares
poco propicios, lejos de centros de trabajo, comercio o escuelas. Los peores casos son cuando están ubicados donde los
habitantes están expuestos a riesgos de origen natural o antrópicos. En el 2013 los huracanes Ingrid y Manuel desnudaron
muchos de los errores cometidos por la corrupción en el otorgamiento de permisos de construcción, particularmente
en Acapulco, Guerrero, donde se otorgaron permisos para construir vivienda en zonas de reserva federal que eran
humedales que de manera natural contenían las crecidas de las lagunas y ríos adyacentes. Al ser rellenados los humedales
para asentar las viviendas, con la llegada de los huracanes el agua se desbordó y afectó a miles de viviendas dañando el
patrimonio de las familias.
Todos los especialistas concuerdan en que no debieron construirse desarrollos habitacionales en esa zona, que además
estaba protegida como reserva natural, pero por actos de corrupción se permitió mediante cambios de uso de suelo y permisos
de construcción. Y como la ley dice: “Se considerará vivienda digna y decorosa la que cumpla con las disposiciones jurídicas
aplicables en materia de asentamientos humanos y construcción” (Cámara de Diputados, 2017) recibió financiamiento del
gobierno federal por tener los permisos necesarios, y se ofreció como “vivienda digna”, esto es simulación.
En la ciudad de Chilpancingo, Guerrero se construyó un desarrollo habitacional para los damnificados,
denominado El Mirador, en un predio alejado de los servicios básicos de la ciudad, con difícil accesibilidad y que no
cuenta con transporte público. Los habitantes se han quejado constantemente de problemas estructurales en las viviendas
y del desabasto de los servicios básico. Al igual que en muchos otros lugares del país, fue otorgado a los damnificados
como vivienda digna.
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Imagen 3. Desarrollo habitacional en Acapulco después del huracán Manuel, 2013. Fuente: http://www.eluniversal.
com.mx/articulo/estados/2015/09/16/realiza-sct-recuento-de-danos-por-ingrid-y-manuel-sobre-guerrero
De acuerdo con Cesar Fuentes el abandono de las vivienda tiene secuelas indeseables como el incremento en la
comisión de delitos, en especial el caso de los homicidios dolosos, cuya relación con estas viviendas ha sido positiva y
estadísticamente significativa en el caso de Ciudad Juárez, Chihuahua (Fuentes Flores, 2015)
Por otro lado, el abandono de vivienda no permite que se reduzca la demanda en el país. Para la SHF:
“La demanda de financiamiento para soluciones de vivienda se conforma de la formación de hogares, es decir,
hogares nuevos que necesitaran un lugar de habitación; el rezago habitacional que son las viviendas particulares habitadas
con carencias en materiales, servicios o espacios; la movilidad habitacional que comprende a los hogares cuya vivienda
actual ya no cumple sus necesidades y por último las curas de originación que son familias que mejoraron su historial
crediticio y ahora ya pueden solicitar un crédito para vivienda” (SHF, 2018)
Una situación que no aclaran los informes de la SHF es dónde están contempladas las familias que abandonaron
su vivienda (¿Rezago, movilidad o curas?) o si simplemente no están contempladas en las estadísticas.
La consecuencia más importante y que no registran estas estadísticas, son la afectación al patrimonio de las
familias, ya sea que abandonen o no sus viviendas. Las familias que habitan los fraccionamientos afectados en Acapulco,
por el huracán Manuel en el 2013, tuvieron pérdidas materiales importantes por las inundaciones y las APV no se hicieron
responsables; los habitantes del fraccionamiento El Mirador en Chilpancingo Guerrero, están habitando viviendas a
punto de colapsarse debido a los vicios en la construcción del desarrollo.
4 Conclusiones
Proveer de vivienda digna a las familias debe ser una prioridad para todos, gobierno y sociedad civil, y se debe
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tomar con seriedad y el respeto que se merecen quienes las habitarán. Mientras se siga simulando e interpretando las
leyes a conveniencia, el problema se ira incrementando y la calidad de vida de la población no mejorará.
Proveer de vivienda digna a las familias, no debe atacarse únicamente desde la perspectiva cuantitativa en
detrimento de la cualidad de la oferta. Un camino debe ser la regionalización de los prototipos de vivienda social de
acuerdo a las condiciones físicas, climatológicas, sociales y culturales de cada región, de esta manera nos acercaremos a
la definición de vivienda adecuada que propone las Naciones Unidas.
Imagen 5. Temperaturas máxima y mínima promedio en México, 2018. Fuente: CONAGUA
Los reglamentos de construcción municipales, deben estar sustentados en estudios rigurosos del rango de
temperaturas promedio anuales, asoleamientos, vientos dominantes, sismicidad y característica de los suelos para
determinar cuales deben ser las dimensiones mínimas y cualidades estructurales de los espacios habitables, para no
caer en los vicios actuales donde el prototipos muy similares se implementan en Mérida, Yucatán donde el rango de
temperaturas promedio oscila entre 20 y 35ºC y también en la CDMX donde el rango oscila entre 5 y 25ºC.
Al regionalizar de manera efectiva los reglamentos de construcción locales y no tomar como base el de la CDMX se
obligara a las APV a generar prototipos que se adapten a cada lugar donde se pretenda realizar un desarrollo habitacional,
esto daría una garantía mínima de habitabilidad a las familias y reduciría el riesgo de abandono de viviendas.
Referencias
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