Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
El todoterreno se incorporó a la
carretera dejando San Angelo atrás para
volver al rancho. En la radio sonaba
Tomorrow de Chris Young. Angie pensó
que era una canción muy oportuna justo
ese día.
─Quería hablar de algo ─dijo
Charlie bajando el volumen de la radio.
─Tú dirás ─respondió ella.
─Anoche… cuando terminamos…
dijiste algo que me dejó preocupado. No
creí que aquel fuera el momento de
hablarlo y lo pospuse.
─¿Quieres que te lo repita?
─preguntó ella desde el asiento del
copiloto. Sabía a lo que se refería.
Había estado esperando esa
conversación desde que pronunció
aquellas dos palabras.
─Quiero que me digas si lo dijiste
en serio o fue producto del momento
─pidió él.
─¿Crees que es momento de
hablarlo este? ¿No podrá resultar
peligroso? ─dijo ella.
─¿Peligroso? No veo por qué
─respondió él.
─Porque no creo que te guste mi
respuesta.
─Prueba ─dijo él.
─Lo dije completamente en serio
─dijo ella quitándose las gafas de sol
para mirarlo. Quería que pudiera ver sus
ojos.
─No estoy seguro que estemos
hablando de lo mismo ─dijo Charlie
resistiéndose a creer lo que escuchaba.
Quizás había algún error.
─Yo creo que sí estamos hablando
de lo mismo. Por si tienes dudas, te lo
repito. Te amo Charlie Atkins ─le dijo
mirándolo, con toda la seguridad que
aquella confesión le daba.
─¿Cómo ha podido pasar? ─apenas
podía creer lo que escuchaba. Se lo
acaba de decir de nuevo. Aquellas dos
palabras que le acababan de poner
nervioso. Dos palabras seguidas de su
nombre y apellido.
─Científicamente no te lo podría
explicar. Simplemente ha ocurrido. No
lo planeé porque estaría loca de haberlo
planeado ─sonrió─. Me gustaste desde
que te conocí, no lo voy a negar. Pensé
que solo existía una bonita amistad, más
tarde aquello pasó a la atracción, y
luego me di cuenta que me había
enamorado de ti.
─¿Cuándo? ¿Cuándo te diste
cuenta? ─preguntó él.
─La noche de la cabaña de caza. La
primera vez que estuvimos juntos.
Charlie visualizó la entrada de un
rancho y se apartó para detenerse en
ella.
─Está bien. Tienes razón. Puede ser
peligroso conducir y hablar de esto a la
vez ─se giró hacia ella.
─Lo siento, Charlie.
─No lo sientas. Quiero respuestas
─él también se puso las gafas de sol en
la cabeza para mirarla a los ojos, estaba
molesto con ella─. Esa noche me dijiste
que era solo sexo.
─En ese momento lo era. Cinco
minutos después me di cuenta que no era
así. Aquello no era solo sexo.
─¿Y por qué demonios no paraste
aquello?
─Porque había dos motivos para no
pararlo.
─¿Cuáles fueron esos motivos?
─preguntó Charlie. No podía creer lo
que estaba escuchando. Y no podía creer
que hubiera sido tan tonto.
─Uno de ellos fue totalmente
egoísta. Quería un poquito de ti, un
poquito de felicidad, quería creerme que
aunque hubiera sido solo por un minuto
un hombre como tú se había fijado en mí
─reconoció ella con tristeza.
─¿Y el otro? ─preguntó con un tono
más suave. Sabía a lo que se refería ella
con aquello. Otro regalito del imbécil de
su ex. Desconfianza en sí misma y en sus
posibilidades. Aún seguía pensando que
ella no le atraía por sí misma.
─No soy tonta, Charlie. Sabía que
era más que probable que aquello
nuestro no llegase a ningún fin, pero a
pesar de todo, eras mi amigo, te
quería… y te quiero. Lo sabes ─hizo una
pausa─. Lo hice porque sabía que
aquello te vendría bien para superar tu
miedo a las mujeres. Si te dejaba huir a
la primera de cambio no podrías llegar a
ese punto de nuevo con nadie. No serás
para mí, lo sé y casi siempre lo supe,
pero cuando te decía que deseaba que
fueras feliz con alguien algún día,
créeme que lo decía totalmente en serio.
─¿Casi siempre lo supiste? ─no
sabía a qué se refería con eso.
─Hace un par de semanas, justo
antes de aparecer Lilian, supe que te
tuve cerca, muy cerca. Y ahí casi me
llego a creer que tenía una oportunidad
contigo. Luego apareció Lilian y
aquello… se fue a la mierda.
─No me puedo creer esto ─dijo
Charlie quitándose las gafas de sol para
dejarlas en el reposabrazos mientras se
pasaba la mano por el pelo.
─Lo siento, Charlie ─se detuvo─.
Comprenderé incluso si dejas de
hablarme, porque he actuado
egoístamente. Y con ello te he engañado.
Solo quería decirte que durante este
tiempo me has hecho muy feliz. No te
puedes imaginar cuánto. Y lo necesitaba.
─No lo puedo creer ─repitió él.
─Lo de anoche fue un regalo que
nunca olvidaré. Estará dentro de mis
mejores recuerdos. Gracias a ello tengo
fuerzas hoy para confesarte todo esto sin
ser un mar de lágrimas. Quizás sin
aquello nunca me hubiera atrevido a
hacerlo.
─¿Sabes que yo no siento lo mismo?
─le preguntó él.
─Lo sé ─ella volvió a ponerse sus
gafas de sol.
─Por favor ─él le quitó las gafas y
las colocó en el reposabrazos al lado de
las suyas.
─Lo sé ─repitió ella. Quería que lo
mirase a los ojos y lo haría aunque esa
parte sabía que iba a dolerle.
─¿Sabes que ese no era nuestro
acuerdo?
─Soy consciente ─repitió ella
mirándolo a los ojos.
─Nunca te prometí nada al respecto.
─No soy estúpida. He actuado por
mi cuenta al respecto y sabía a lo que
me exponía. Aunque no me guste oírlo
de tu boca, soy consciente de todo ello.
Ni sientes lo mismo, ni vas a sentirlo, ni
me prometiste nada, ni era parte del
acuerdo. Lo asumo ─dijo con la voz a
punto de quebrarse.
─Nunca quise hacerte daño ─dijo
él─. Y ahora siento que te lo estoy
haciendo sin haberlo previsto.
─Es solo culpa mía. Asumo las
consecuencias de mis actos. Tú no has
tenido nada que ver en ello y te pido que
nunca pienses lo contrario.
Guardaron unos minutos de silencio.
Charlie apenas pudo reorganizar las
ideas en su mente. Era demasiada
información.
─No me voy a enfadar contigo
─dijo al fin él─. Ni voy a dejar de
hablarte. Mereces ser feliz y siento no
poder ser la persona con la que lo seas.
Pero estoy seguro que lo serás algún día,
con alguien que te merezca y te
corresponda.
─Gracias. Es muy importante para
mí que al menos podamos terminar esto
civilizadamente.
─Valoro que hayas sido sincera
como lo has sido. Aunque no me guste.
─Al respecto de mi trabajo…
─¿Qué sucede con tu trabajo?
─preguntó él.
─Creo que no es conveniente que
sigamos trabajando juntos dadas las
circunstancias.
─No te he pedido la renuncia ni te
he despedido. No quiero prescindir de
ti.
─Comprende que me sería difícil
seguir trabajando contigo día a día sin
poder… estar tan cerca de ti, al menos
de momento. Parezco fuerte, pero no soy
de piedra.
─¿Quieres unas vacaciones?
─preguntó─. Tómate un tiempo libre.
Todo el que necesites, un mes, dos
meses… hasta que…
─Hasta que pueda olvidar los
sentimientos por ti ─terminó ella la
frase por él.
─Sí. Hasta entonces. Luego
volveremos a hablar y podrás tomar una
decisión definitiva al respecto. Y
respetaré lo que decidas.
─Está bien. Lo haré ─dijo ella tras
pensarlo unos minutos─. ¿Cómo queda
todo esto? ¿Cómo quedamos ahora?
─A pesar de que debo meditar toda
esta información que me has dado,
recuerdo que prometimos ser amigos
pasara lo que pasara. Soy una persona
que se toma la amistad muy en serio. No
quiero perderte como amiga, porque sé
que me has dado mucho.
─Gracias ─le sonrió─. Conmigo
también podrás contar siempre que lo
necesites. Solo necesitaré un tiempo
para volver a ser esa amiga y olvidarme
del resto.
Charlie asintió pensativo.
─Me iré esta tarde después de
almorzar ─anunció ella tras un minuto.
─No tienes por qué hacerlo. Podrás
regresar en un par de días, cuando yo lo
haga, juntos.
─Creo que dadas las circunstancias
mi presencia el resto de tiempo hasta
entonces sería absurda.
─Es tu decisión ─dijo él cogiendo
de nuevo sus gafas de sol del
reposabrazos─. Volvamos al rancho
─dijo poniendo el motor en marcha e
incorporándose de nuevo a la carretera.
─Gracias por todo, Charlie. De
corazón.
─Solo una pregunta más. ¿Alguien
más sabe de todo esto? ─hizo una
pausa─. De tus sentimientos, quiero
decir.
─Creo que lo saben todos en el
rancho. Que tú no te hayas dado cuenta
no significa que el resto no lo haya
hecho.
─Debo tener el radar femenino
averiado ─intentó ser gracioso.