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El lenguaje visual
La cultura visual, denomina a todos los fenómenos visuales que ocurren en
nuestro tiempo. Tal principio, reduce el problema del diseño y su relación
con la cultura a un problema de percepción. La acción significa que la imagen
se asienta en su naturaleza, ya sea icónica, simbólica o arbitraria,
naturaleza que se establece sobre el referente y por tanto ubica a la imagen
como una forma de representación. La ionósfera contemporánea, es la
expansión de los lenguajes visuales en el mundo actual.
El poder del lenguaje visual se nos presenta así como determinante, pero
desprovisto de capacidad conceptual, ya que se anula en él la posibilidad de
generar un pensamiento abstracto. No se puede establecer una diferencia
entre pensamiento e imagen o entre cultura social y cultura visual, a menos
que sitúe la imagen fuera de la inteligencia y fuera de la cultura.
Los aspectos compositivos o estéticos suspenden la verdadera relación que
la imagen traza con el lector. La percepción, en su naturaleza fenoménica,
solo puede plantearse como experiencia del sujeto no escindible entre
sensación e intelección. Los mecanismos de la percepción son el soporte de
los significantes sobre todo en su capacidad de establecer umbrales, de
modo que los signos plásticos e icónicos son el resultado de un embargue
entre los tipos actualizados en una forma, la adaptación al soporte, los
significados del usuario y la determinación del contexto.
La comunicación
La cultura humana ha usado la imagen y la palabra como instrumentos de
comunicación desde siempre, y a lo que hemos asistido en las últimas
décadas es a la tecnologización de la comunicación que ha puesto no solo
en la imagen sino también a la palabra en un nuevo papel social de
importantes consecuencias. La transformación operada ha hecho que
actitudes orales, escritas y graficas, hoy han sido objeto tanto de la
explotación sistemática de sus efectos como motivo para desarrollar
instrumentos poderosos destinados a su amplificación y profundización.
Las concepciones comunicacionales que hacen aparecer al diseño como un
agente productor de mensajes, inscriben su esfuerzo teórico en la reducción
del fenómeno al mecanismo instrumental que lo hace posible,
documentándose así la percepción, el canal, el código o la recepción como
las instancias que parecen otorgarle el sentido de un proceso a lo que es
una mera secuencia instrumental.
Durante el siglo XX, el diseño se oriento hacia la expresión de los emisores a
partir de la producción de mensajes visuales. Estableciendo al demandante
del diseño como usuario, al diseñador como codificador, al producto de
diseño como mensaje, al medio difusor como agente transmisor y al
consumidor como receptor, el proceso de diseño se resuelve por etapas que
hacen referencia a la mecánica operativa para establecer desde ahí la naturaleza
del fenómeno.