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Psicología Jurídica

Cátedra Osvaldo Varela

Teóricos

Módulo I: Introducción al Ejercicio de la Praxis Profesional y de la Especialidad.


La Psicología y su aplicación en el campo jurídico. Sus antecedentes y fundamentos. Entrecruzamiento del Discurso Legal y
Psicológico. Ámbitos de inserción del Psicólogo Forense. Realidad Argentina e Iberoamericana. Ley del Ejercicio Profesional de la
Psicología. Responsabilidad legal y ética del Psicólogo en su ejercicio profesional. Criminalística, Criminología y Psicología Jurídica.

Ley de Ejercicio Profesional - 23277 (1985)

La matrícula se tramita en la secretaria de política de salud y regulación sanitaria, en la Secretaria de


Salud del Ministerio de Salud y Acción social. Se considera ejercicio profesional la aplicación de teorías,
métodos para el diagnóstico, pronostico o tratamiento, consultas, informes, peritajes.

 Artículo 8, los profesionales están obligados a aconsejar la internación, proteger los


examinados de acuerdo a normas éticas, fijar domicilio y guardar riguroso secreto profesional.

La Psicología en el Campo Jurídico. Cap. Relación Entre la Psicología y la Ley –


Sarmiento

Hacia fines del siglo pasado surgió la preocupación por explicar las motivaciones de las conductas
trasgresoras a la ley positiva, esto trajo el análisis de las anomalías físicas y psíquicas constantes en los
criminales. Los precursores fueron Pinel y Ferros que observaron la impulsividad, la falta de remordimiento,
etc.

 Ferrarese propone la reeducación individual del loco y del criminal, bosquejando al delincuente nato y
proponiendo la reeducación individual.
 Virgilio: ensayo sobre la naturaleza morbosa del crimen relacionado con factores análogos a la locura.
 Lombroso: escuela positiva del Derecho Penal comienza la fase científica de la criminología, tratando
de agrupar y clasificar características somáticas anómalas físicas, buscando al criminal nato.
Subdivide 3 grupos de criminales:
1) delincuentes accidentales
2) los motivos y pasionales
3) criminales consuetudinarios

 Di tullio, alumno de Lombroso, llevó a cabo una reclasificación de los criminales:


1) Delincuente accidental: puro o leve, es decir, por condiciones ambientales, malas
compañías, estados emotivos, quiebre.
2) Delincuente constitucional: hipoevolutiva (taras) psico-neuroticas, psicopatía (psicosis)
3) Delincuente enfermo mental: loco enajenado delincuente, criminal loco.

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 Ferri, teorías biopsicosociales plantea que el ambiente social da la forma al delito.
 Healy plantea que cada criminal es un caso específico, desde la criminología individualista social

Relación entre psicología y ley:

La psicología y el Derecho tratan sobre conductas humanas (el mismo objeto) parten del individuo, sus
actos y conductas. La psicología estudia el comportamiento humano, el discurso psicológico se presenta
como un derecho subjetivo. La ley se trata de algo objetivo, es la norma jurídica general creada por un órgano
legislativo. El derecho es un conjunto de leyes, preceptos y reglas que rigen la vida social. La ley es la norma
jurídica general creada por un órgano legislativo en el marco del sistema del derecho, mientras que el derecho
es el conjunto de leyes, preceptos y reglas al que están sometidos los hombres en su vida social, es un
sistema de normas coercibles que rigen la convivencia social. El derecho es la ciencia que estudia las leyes y
su aplicación, es una ciencia multidimensional y omnipresente. El control social es la influencia de la sociedad
que delimita las conductas de los individuos. Para Freud el asesinato del padre es el acto que dio origen a la
ley, tras eliminarlo surgió el arrepentimiento (surgió de la corriente tierna) y nació la conciencia de culpa. La
renuncia pulsional garantiza la seguridad social.

Para el derecho, la ley es algo objetivo, la conducta es exteriorizada. Marca lo que debemos hacer o
evitar. El derecho prevé tratar de prohibir o fomentar en función del poder que posee, el deber ser, la
imposición, nos dice lo que debemos hacer. Le interesa la verdad objetiva de los hechos. Al ser el Derecho
una ciencia multidimensional y omnipresente, necesita de la psicología para la mejor comprensión de hechos
que se debaten en la práctica judicial. La psicología analiza la categoría del derecho subjetivo en cuanto a la
ley, la conducta, el modo de ser del individuo y sus acciones.

La psicología jurídica es ante todo psicología social, se ocupa de aspectos psíquicos caracterológicos
del comportamiento. Comenzando como disciplina auxiliar del derecho se constituye en una especialidad de la
práctica profesional del psicólogo en los ámbitos tribunalicios, minoril, penitenciario, policial, hospitalario y el
pseudoámbito de la drogodependencia. Mientras que al derecho le interesa averiguar la verdad objetiva de los
hechos acaecidos, a la psicología le interesa la verdad subjetiva, que subyace en el sujeto y se construye en
base a la historia de vida y contexto sociocultural en que se desenvuelve.

Varela - Psicología Jurídica. Capítulo – Psicología Jurídica, Criminalística y


Criminología

La criminalística se ocupa del cuándo, dónde, cómo y quién. Es la ciencia de la pesquisa, de la


táctica criminal en la escena y estudia las técnicas del crimen (psíquicas, químicas, fotos, etc), siendo, por
tanto, multidisciplinaria. Se ocupa de reconstruir la historia del hecho a través de los vestigios materiales que
deja el delincuente, registrando los menores detalles.

Estudia las causas por las cuales una persona delinque, qué lo lleva a su relación con la víctima, la
etiología del delito. La psicología jurídica en la criminalística brinda el diagnóstico para determinar el quién y
cómo, su potencial agresivo.

A la justicia le corresponde la tipificación del hecho (la parte objetiva, el injusto penal, una conducta
típica y antijurídica). Por su parte, la psicología asesora en la parte subjetiva, la culpabilidad: la capacidad
psíquica del sujeto al momento de cometer el hecho. Le ayudara a saber si el sujeto cometió el delito. Tres
etapas del proceso penal:
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A. verificación del hecho
B. determinar la autoría
C. adecuar la sanción

La imputabilidad es la capacidad del reproche jurídico referida a la compresión del sujeto sobre la
criminalidad de la acción cometida. La imputabilidad implica:

A. Capacidad para comprender la criminalidad del acto (evaluamos el estado de las funciones de la
conciencia, la capacidad intelectual, vínculos, mecanismos defensivos)
B. Capacidad para dirigir las acciones de acuerdo a dicho entendimiento (evaluamos el control de los
impulsos, compulsión, tolerancia a la frustración, tensión interna, estado emocional.

En la evaluación psicológica debemos considerar signos de simulación (exagerados), disimulación


(intento de normalidad), sobre-simulación (tiende a prolongar los síntomas), así como también las
discrepancias entre el relato verbal y el gestual, apuntando al estudio del comportamiento antisocial.

La peligrosidad es la probabilidad de que un sujeto de acuerdo a sus condiciones psicofísicas realice


una conducta auto u heteroagresiva. El estado peligroso es la probabilidad de que un sujeto cometerá a
volverá a cometer un delito, y se considera tal a un estado biológico que surge de la estructura psicofísica y
social del individuo y que le confiere probabilidad de infringir la ley. Los índices de peligrosidad son:
excitabilidad, hipersensibilidad, impulsividad, tolerancia a la frustración y a la angustia, el consumo de alcohol
y sustancias.

La Criminología se ocupa de factores y causas del delito, de lo jurídico penal, lo procedimental,


penológico y político criminal. La criminología no constituye en si misma una ciencia, es mas un estudio
multidisciplinario dentro de otras ciencias que hace referencia exclusivamente al ámbito penal. Se ocupa del
hombre más que del delito, estudia los procesos que lo condujeron a la violación de la ley, investigando el
fenómeno antisocial.

Procura conocer al hombre delincuente, por qué causa delinque, del descubrimiento y verificación
científica del mismo y del delincuente. La investigación criminológica comprende el estudio de las causas
generadoras del delito, modalidades, diversos tipos de delincuentes, medios para el tratamiento preventivo y
la resocialización. Es una inter-ciencia en tanto el delito estudiado es un comportamiento humano y un
fenómeno social, por lo cual se realiza un estudio sociopsicobiologico del crimen y del fenómeno antisocial
que requiere un enfoque interdisciplinario. Para Lacan la criminología realiza una búsqueda de la verdad del
crimen (policial) y del criminal (antropológico).

La verdad que busca el derecho es objetiva, demostrable a través de pruebas: la culpabilidad.No


obstante, el psicólogo busca la responsabilidad subjetiva del sujeto que ha transgredido, que este pueda
responsabilizarse de su acción y modificar su conducta transgresora. Freud plantea que el Sujeto actúa
sobrecargado por un sentimiento de culpabilidad anterior al hecho del cual habría de procurar liberarse
mediante la comisión del delito, definiéndola como una forma de liberación Inconciente. De acuerdo a esta
reflexión freudiana, el delincuente no nacería como tal sino que devendría uno en tanto constituiría un hombre
que no puede enfrentar sus tendencias antisociales y dar paso a la rehabilitación. El psicoanálisis encuentra
diversas clases de delincuentes:

 el imaginativo, que no pasa a la acción

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 el habitual por alteraciones o falta de adaptación
 el ocasional por imprudencia o culpa
 el neurótico como expresión de un conflicto.

El diagnostico psico-clínico-criminológico refiere al conocimiento de la conflictiva intrapsiquica del


hombre que lleva a cabo conductas antisociales, es dinámico y evolutivo y permite hablar de tratamiento y
rehabilitación. La psicología habría de ser capaz de explicar los procesos psíquicos que han llevado a un
sujeto a cometer el delito y cuales son los posibles tratamientos.

Varela - Aportes a la Psicología Jurídica

Según la teoría psicoanalítica, la sociedad se funda en una prohibición (incesto) y es esta tan fuerte
que aparece y determina la organización social.

En el fuero penal el psicólogo es convocado a determinar el estado psíquico de la persona acusada del
delito analizando las alteraciones, estados de inconciencia al momento del hecho. De ahí que el trabajo es no
vinculante.

En el daño psíquico, se presenta en una persona accidentada por culpa y responsabilidad de un


tercero, siendo el demandado quien debe probar que el daño no es tal invirtiendo el concepto que dice que el
que acusa está obligado a probar la acusación.

Al entrecruzamiento del discurso psicológico y legal debemos sumar los discursos médicos,
psiquiátricos, psicoanalíticos, por lo cual se cree conveniente una formación sistemática, constante y
profunda.

Módulo II: Evolución de la Pena


La trasgresión y sus diversas manifestaciones como fenómeno asocial y el delito a lo largo de la historia. Concepciones y
discursos institucionales. Análisis crítico del poder. Labor del Psicólogo. Ámbito carcelario. Instituciones de rehabilitación social.

Foucault - Vigilar y castigar

El castigo generalizado
Protesta contra los suplicios del Siglo XVIII: “que las penas sean moderadas y proporcionalizadas a los
delitos, que la muerte no se pronuncie ya sino contra los culpables de asesinato y que los suplicios que
indignan a la humanidad sean abolidos”. Hay que castigar de otro modo. El suplicio se ha vuelto intolerable.
Uno de los mecanismos fundamentales del poder absoluto: entre el príncipe y el pueblo, el verdugo constituye
un engranaje.

 Del lado del poder: su tiranía, el exceso, la sed de desquite y “el cruel placer de castigar”, unido
al apoyo que tiene por parte del rey y el pueblo.

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 Del lado de la víctima: la desesperación.

Los reformadores del siglo XVIII: denuncian la tiranía y la violencia y dicen que es preciso que la
justicia criminal, en lugar de vengarse, castigue al fin. Se debe respetar la humanidad de los castigados.
Postulan un “hombre” que es también un hombre-medida, límite del derecho y su poder de castigar.
Problema de una economía de los castigos: es como si el siglo XVIII hubiera abierto la crisis de esta
economía, y propuesto para resolverla la ley fundamental de que el castigo debe tener la "humanidad" como
"medida".
En la segunda mitad del siglo XVIII, se da un pasaje desde la “criminalización de masas” a una
“criminalidad de flecos y márgenes” donde se da un mejor control de los impulsos violentos. También se pasa
del ilegalismo del ataque de los cuerpos a la malversación más o menos directa de los bienes. Sin embargo,
también se da una agravación de la justicia, quien empieza a tomar en cuenta ciertos crímenes que antes no
consideraba. Se produce, a su vez, el desarrollo de un aparato policíaco que impide el desarrollo de una
criminalidad organizada y la arrastra hacia formas más discretas. Se une a esto un aumento incesante y
peligroso de los crímenes debido a la miseria de los pueblos y la corrupción de las costumbres. Hay un
aumento recíproco de la desconfianza, los temores y los odios y de la severidad para con los pobres El
desplazamiento de las prácticas ilegalistas es correlativo de una extensión y un afinamiento de las prácticas
punitivas.
Lo que atacan los reformadores en la justicia tradicional es el exceso de los castigos que está más
ligado a una irregularidad que a un abuso del poder de castigar. La crítica del reformador es de una mala
economía del poder. Exceso de poder en las jurisdicciones inferiores que pueden pasar por alto las
apelaciones de derecho y hacer ejecutar sin control sentencias arbitrarias; exceso de poder por parte de un
acusación a la que le dan casi sin límite ciertos medios, en tanto que el acusado se halla desarmado frente a
ella; exceso del poder a los jueces que pueden contentarse con pruebas insignificantes con tal que sean
legales y que disponen una libertad en cuanto a la elección de las penas; exceso de poder de la gente del rey
(magistrados) y, por último, del rey mismo (puede modificar las decisiones de la justicia, frenar un proceso
judicial, declarar incompetentes los magistrados, etc.). La parálisis de la justicia se debe a una distribución
mal ordenada del poder, a su concentración en cierto número de puntos, al os conflictos y discontinuidades
resultantes.
El objetivo de la reforma no es tanto fundar un nuevo derecho de castigar a partir de principios más
equitativos, sino establecer una nueva “economía” del poder de castigar, asegurar una mejor distribución de
este poder, hacer que no esté ni demasiado concentrado en algunos puntos privilegiados, ni demasiado
dividido entre unas instancias que se oponen, sino que este distribuido en círculos homogéneos susceptibles
de ejercerse en todas partes, de manera continua. La reforma del derecho criminal debe ser leída como una
estrategia para el reacondicionamiento del poder de castigar, según unas modalidades que lo vuelvan más
regular, más eficaz, más constante y mejor detallado en sus efectos; en suma, que aumente estos efectos
disminuyendo su costo económico (disociando el sistema de la propiedad, de compra y venta, etc.) y político
(disociando el poder del monarca). La reforma no ha sido preparada en el exterior del aparato judicial y contra
todos sus representantes, sino desde el interior, por un número de magistrados y de los conflictos que los
oponían entre sí.
La reforma penal ha nacido en el punto de conjunción entre la lucha contra el sobrepoder del
soberano y la lucha contra el infrapoder de los ilegalismos conquistados y tolerados. La nueva legislación
criminal se caracteriza por un suavizamiento de las penas, una codificación más clara, una disminución
notable de la arbitrariedad, un consenso mejor establecido respecto del poder de castigar, existe bajo ella
una alteración de la economía tradicional de los ilegalismos y una coacción rigurosa para mantener su nueva

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ordenación.
Al nivel de los principios, esta estrategia nueva se formula fácilmente en la teoría general del
contrato. Se supone que el ciudadano ha aceptado para siempre, junto con las leyes de la sociedad, aquella
misma que puede castigarlo. El criminal aparece entonces como un ser que ha roto el pacto, con lo que se
vuelve enemigo de la sociedad entera y ésta participa en el castigo que se ejerce sobre él. El castigo penal
es así una función generalizada, coexistensiva al cuerpo social y a cada uno de sus elementos. El infractor
ataca desde el interior de la sociedad y es un traidor. La conservación del estado es incompatible con la
figura del traidor, por lo que es preciso que uno de los dos perezca. Así el derecho a castigar ha sido
trasladado de la venganza del soberano a la defensa de la sociedad.
Para que las penas no recaigan nuevamente en un sobrepoder y sean excesivas se hace necesario
un principio de moderación de las penas, debiendo estas ser siempre humanas. La ley es la que debe dar la
pena y prescribir sus técnicas afinadas.
El daño que hace un crimen al cuerpo social es el desorden que introduce en él. La proporción entre
la pena y la calidad del delito está determinada por la influencia que tiene sobre el orden social el pacto que
viola. A su vez, se calcula una pena en función no del crimen sino de su repetición posible. No atención a la
ofensa pasada sino al desorden futuro, de modo que el malhechor no tenga ni el derecho de repetir ni la
posibilidad de contar con imitadores. Así, su función es preventiva, hay que castigar lo exactamente lo
bastante para como impedir que vuelva a suceder.
El poder de castigar reposa sobre ciertas reglas:
 Regla de la cantidad mínima: Para que el castigo produzca efecto el daño que causa
debe exceder el beneficio que el culpable ha obtenido del crimen. Equivale al nivel de los intereses.
 Regla de la idealidad suficiente: lo que hace la pena en el corazón del castigo no es la
sensación de sufrimiento sino la idea del dolor, de un desagrado, de un inconveniente. Es la “pena”
de la idea de la pena. El castigo no tiene que emplear, entonces, el cuerpo sino la representación (se
debe llevar al máximo la representación de la pena, no su realidad corporal como ponele con
castigos físicos). El recuerdo de un dolor puede impedir a su vez una recaída.
 Regla de los efectos laterales: la pena debe obtener sus efectos más intensos en
aquellos que no han cometido la falta. Si se puede estar seguro de que el culpable es incapaz de
reincidir, bastará en hacer creer a los demás que ha sido castigado. Pena ideal: mínima para aquel
que la sufre y máxima para aquel que se la representa por lo que hay que elegir los medios que
hagan en el ánimo del pueblo la impresión más eficaz y la más duradera, a su vez que la menos
cruel para el cuerpo del culpable
 Regla de Certidumbre Absoluta: es preciso que a la idea de cada delito y de las
ventajas que de él se esperan, vaya asociada la idea de un castigo determinado con los
inconvenientes precisos que de él resultan. Este vínculo debe ser considerado como necesario y
nada debe poder romperlo. Implica medidas precisas
1) que las leyes que definen los delitos y prescriben las penas sean absolutamente
claras con el fin de que cada miembro de la sociedad pueda distinguir las acciones
criminales de las acciones virtuosas
2) Que estas leyes se publiquen y que cada cual pueda tener acceso a ellas. Se dan
por terminadas las tradiciones orales y las costumbres y se busca una legislación
escrita
3) Que el monarca renuncie a su derecho de gracia: si deja ver a los hombres que el
crimen puede perdonarse y que el castigo no es su consecuencia necesaria, se
alimenta en ellos la esperanza de la impunidad. Que ningún delito cometido se
sustraiga a la mirada de quienes tienen que hacer justicia.

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4) Los procedimientos no se mantendrán secretos, que los motivos por los que se ha
condenado o puesto en libertad a un inculpado sean conocidos por todos y que
cada cual pueda reconocer los motivos de castigar.

 Regla de verdad común: La realidad debe ser establecida con toda evidencia y según
medios válidos para todos. La verificación del crimen debe obedecer a los criterios generales de toda
verdad. La sentencia judicial, en los argumentos que emplea, en las pruebas que aporta, debe ser
homogénea al juicio. Se da la necesidad de una demostración completa para hacer una verdad
justa. La verdad del delito no podrá ser admitida sino una vez enteramente probada. Para ello debe
ser llevada a cabo una investigación empírica, donde se buscan elementos heterogéneos de
demostración científica que se presentan ante el juez para formar su convicción al respecto. El que
señorea la justicia no es ya señor de su verdad, sino de lo que dice la ciencia.
 Regla de la especificación óptima: clasificaciones de todas las infracciones y reunión
en especies dentro de un código común. Debe definir los delitos y fijar sus penas explícitamente. A
su vez, dicho código debe tomar en cuenta la necesidad de una individualización de las pernas,
conforme a los caracteres singulares de cada delincuente.

Se dan ciertas formas de individualización antropológica como es la noción de reincidencia.


Es una calificación del propio delincuente que la pena puede modificar. A través de la reincidencia a
lo que se apunta no es al autor de un acto definido por la ley, es al sujeto delincuente, a una
voluntad determinada que manifiesta su índole intrínsecamente criminal.

La Benignidad de las Penas


El arte de castigar debe apoyarse en toda una tecnología de la representación. No puede lograrse si se
inscribe en una mecánica natural. Encontrar para un delito el castigo que conviene es encontrar la desventaja
cuya idea sea tal que vuelva definitivamente sin seducción la idea de una acción reprobable
Son necesarias unas relaciones entre la naturaleza del delito y la del castigo. Para funcionar deben
obedecer a varias condiciones: ser lo menos arbitrarios posibles (que el castigo derive del crimen); este juego
de signos debe apoyarse en el mecanismo de las fuerzas: disminuir el deseo que hace atractivo el delito;
utilidad por consiguiente de una modulación temporal: la pena transforma, modifica, establece signos, dispone
obstáculos. Por parte del condenado, la pena es un mecanismo de los signos, de los intereses y de la
duración, pero el culpable no es más que uno de los blancos del castigo, ya que el castigo afecta sobre todo a
los otros; de donde toda una economía docta de la publicidad; entonces podrá invertirse en la sociedad el
tradicional discurso del delito. Es indispensable combatir el delito desde su materialización y su erradicación
de raíz.
La prisión no tenía sino una posición restringida y marginal en el sistema de las penas. En la prisión
se detiene a alguien, no se le castiga, tal es el principio general. Y si la prisión desempeña a veces el papel
de pena, es esencialmente a título sustitutivo: remplaza las galeras para aquellos que no pueden servir en
ellas. En esta equivalencia, vemos bien dibujarse un relevo posible. Pero para que se realice, ha sido preciso
que la prisión cambie de estatuto jurídico.
Lo más importante, es que este control y esta transformación del comportamiento van acompañados
de la formación de un saber de los individuos. Este conocimiento permite repartirlos en la prisión menos en
función de sus delitos que de las disposiciones de que dan pruebas. La prisión se convierte en una especie
de observatorio permanente que permite distribuir las variedades del vicio o de la flaqueza. La prisión
funciona como un aparato de saber.

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Lo que queda comprometido en la emergencia de la prisión es la institucionalización del poder de
castigar, o más precisamente: el poder de castigar, ¿estará más garantizado ocultándose bajo una función
social general, en la "ciudad punitiva", o informando una institución coercitiva, en el lugar cerrado del
"reformatorio"?
Al final del siglo XVIII nos encontramos ante tres maneras de organizar el poder de castigar: la primera
es la que funcionaba todavía y se apoyaba sobre el viejo derecho monárquico, la otras se refieren ambas a
una concepción preventiva, utilitaria, correctiva, de un derecho de castigar que pertenecía a la sociedad
entera; pero son muy diferentes una de otra, al nivel de los dispositivos que dibujan. En el derecho
monárquico, el castigo es un ceremonial. En el proyecto de los juristas reformadores, el castigo es un
procedimiento para recalificar a los individuos como sujetos de derecho. En fin, en el proyecto de institución
carcelaria que se elabora, el castigo es una técnica de coerción de los individuos; pone en acción
procedimientos de sometimiento del cuerpo, con los rastros que deja, en forma de hábitos, en el
comportamiento; y supone la instalación de un poder específico de gestión de la pena.
En conclusión, la vida dentro del penal se divide de acuerdo a un empleo del tiempo absolutamente
estricto, bajo una vigilancia ininterrumpida en donde cada instante del día tiene marcada una ocupación,
determinado un tipo de actividad, lo cual conlleva obligaciones y prohibiciones.

Varela – Psicología Jurídica

Control Social, Grupos e Instituciones Cerradas

Control social es toda actividad que tiende a regular la interacción humana. El orden social es la fuerza
externa que actúa como orientador de la conducta individual, fija los límites y regula el tejido normativo de las
relaciones interpersonales. Toda sociedad presenta una estructura de poder que controla socialmente, la cual
teje una maraña de formas de control. Es así el control social puede ser difuso (familia, educación, religión) o
estar institucionalizado. Institución es toda organización conformada en función de un objetivo común, que se
maneja por pautas y normas adecuadas para alcanzar ese objetivo. La principal institución de control social es
la jurídica que tipifica como normal y legal o como anormal e ilegal la conducta que persigue. En este sentido,
dos formas punitivas que penalizan la falta de productividad son la cárcel y el manicomio.

El grupo de poder político, económico y normativo criminaliza al desviado y lo condiciona con las leyes
(Basaglia). Pavarini plantea dos fases en la criminalización:

 Primaria: las valoraciones discriminatorias políticas.


 Secundarias: la integran los órganos de control (jueces, policías) que seleccionan perseguir a que
sujeto.

Asimismo, existen varios tipos de instituciones, de acuerdo a la actividad que el hombre desarrolla
dentro de ellas, a saber:

a. para aprender
b. para producir
c. para la salud
d. para el tiempo libre

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Instituciones totales con características de cerradas: este tipo de instituciones son cerradas para la
comunidad, con el objetivo cierto de aislar sus productos "enfermos" que no se adaptan al estilo de vida
elaborado por esa sociedad.

Las instituciones totales tienen como función social marginar a los sujetos, estando al servicio del
control social. Aislados comparten en su encierro una rutina diaria, administrada formalmente, un lugar de
residencia y trabajo. Entre los efectos que produce la cárcel, se encuentran el aislamiento físico, afectivo,
social, la anulación del desempeño de los roles sociales y el proceso de desculturización.

La reunión entre guardianes y criminales constituye una doble forma de control, encerrando a los
delincuentes, juntamente con aquellos que puedan representar un potencial peligro social, una manera de
"socializar la marginalidad". La institución cumple varios propósitos:

a. marginar elementos nocivos


b. controlar elementos potencialmente nocivos convirtiéndoles en "celadores" de los elementos
nocivos.

Toda institución aparece creada en la sociedad para cumplir un rol definido, y a la vez que esté
vinculada a un funcionamiento general con otras instituciones, es lo que llamamos comunicación institucional.
La institución carcelaria aparece solitaria, sin estar vinculada específicamente a ningún actuar del hombre
"sano", y por ello debe procurarse tener todas las funciones de las instituciones descriptas en una sola, así
deben poder proteger a la sociedad en base a la "seguridad", a poder procurar educación, trabajo y
producción, propender a la salud, y además poseer espacios para el tiempo libre, siendo de esta manera que
las definimos como instituciones cerradas o totales.

Toda institución cerrada y total aparece dentro de la sociedad y fuera de ella a la vez. Dentro cumple
un objetivo necesario para la sociedad que la creó, pero fuera no es reconocida por la misma sociedad como
perteneciente a ella.

La institución judicial representa uno de los tres poderes del Estado, sobre el cual descansa el derecho
punitivo de la sociedad y a través del que se ejecuta el reproche social al trasgresor de las normas, y si esto
no es manejado ecuánimemente y con salud, puede llevar a creer al juzgador que es dueño de vida y bienes
del agresor social. Pero también la institución carcelaria es la encargada de velar por el cuidado, la guarda y la
tutela del trasgresor, lo cual también, si no es manejado con prudencia, puede llevar a creer a la institución
que el sujeto allí alojado es un "desperdicio social".

La única función que cumple la institución carcelaria es contener al sujeto alojado en ella para que no
se fugue, lo alimente y resguarde su salud psicofísica, pero el tema cambia una vez que el individuo es
encontrado culpable y condenado a la privación de libertad por un tiempo determinado, pues aquí la institución
carcelaria pasa a ocupar un rol activo: no sólo se encargará de brindarle alojamiento forzado al sujeto, sino
que además deberá arbitrar los medios para que el mismo se pueda insertar en el momento que la justicia lo
indique a la comunidad.

El funcionamiento macro institucional total y cerrado no brinda utilidad debiendo encaminarnos a


pensar que la implementación de micro climas institucionales con la mayor participación social activa posible.

Grupos: el grupo es un conjunto de personas que interactúan siendo el interés compartido lo que
sostiene la cohesión. Cuatro medios para las demandas:

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1. Demostraciones de furia o violencia.
2. Conexiones influencias.
3. Representación directa.
4. Lobby (influencia de intereses).

Cuatro tipos de grupos:

A. Grupo de interés: se organizan por necesidades compartidas.


B. Grupo de presión: articulan intereses y buscan influir en la realidad política como fuerza de acción,
con factores económicos, miembros imagen, prestigio, reconocimiento, capacidad movilizatoria,
relaciones, lobby.
C. Grupos de tensión: los grupos de presión que por acción directa al margen de la legalidad intentan
subvertir el orden.
D. Grupos de poder: el grupo se convierte en normativo y gobierna la realidad sociopolítica.

Coerción penal: desde el discurso punitivo el control social es la coerción penal, entendida como la
acción de contener o de reprimir bienes jurídicos conforme a la ley. La pena tiene como objetivo garantizar la
seguridad jurídica.

El sistema penitenciario debe brindar, tratamiento y clasificación de los reclusos, asistencia moral,
social, educación, un régimen de trabajo, sanitario, higiénico, alimentario, físico y un régimen disciplinario que
comporte los derechos humanos. El juez de ejecución penal supervisa el funcionamiento del régimen
penitenciario.

Individualización de la pena: deberá tener en cuenta la infracción, la norma violada, las circunstancias,
el grado de culpabilidad y peligrosidad. Implica el conocimiento y valoración de si es un sujeto sano o
enfermo, primario o reincidente.

En todas las fases hay psicólogos trabajando en distintos ámbitos del proceso de individualización,
pudiendo ser: legislativo (se refiere a normas que le dan al juez margen en fijar atenuantes o agravantes),
judicial (implica amplios informes), penitenciario (incluye observación, tratamiento y prueba) post penitenciaria
(libertad condicional o asistida)

Las penas en el código penal son prisión y reclusión, privándose en ambas la libertad. La prisión puede
ser reemplazada por arresto domiciliario (debe cumplir 8 meses para obtener la libertad condicional en el
condenado a 3 años o menos). Puede imponerse condicionalmente.

Reclusión: puede reemplazarse por arresto domiciliario. Debe cumplirse la reclusión durante un año
para obtener la libertad condicional, no puede imponerse condicionalmente. La reclusión o prisión llevan la
inhabilitación absoluta que consiste en la privación del empleo o cargo publico, el derecho electoral, la
jubilación o pensión. La multa es una pena que por falta de pago al Estado es sustituida por la prisión. Su
importe se deriva al patronato de liberados.

La condena condicional: deja en suspenso el cumplimiento de la pena por sentencia. Las penas de
corta duración carecen de poder correctivo y son perjudiciales para la dignidad y los intereses de los
afectados, para aplicarla se considera que sea la primera condena analizando la personalidad moral del
condenado, la actitud posterior al delito, los motivos que lo impulsaron a delinquir.

Probation: le confiere a los delincuentes la oportunidad de probarse a ellos mismos y a los demás que
debidamente supervisados pueden reintegrarse a la comunidad sin restricciones. Dos modos de Probation
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a. presentencial la cual suspende el proceso, será una medida judicial.
b. post-sentencia, se da la pena pero es reemplazada por una medida.

El delincuente entra en un régimen de vigilancia y supervisión con obligaciones y condiciones con el


consentimiento del interesado. Debe tener buena conducta, evitar frecuentar malas juntas, informar al oficial
de prueba sus actividades, sostener un trabajo, reparar el daño a las víctimas y no consumir drogas o alcohol.

Libertad condicional: se otorga cuando el interno cumplió 2/3 de la condena (no a reincidentes y será
revocada si comete un delito), teniendo un empleo fijo, residiendo en un lugar que determine el auto de
soltura, no cometer nuevos delitos, someterse al cuidado del Patronato.

Libertad asistida: se otorga a reincidentes 6 meses antes de cumplir la condena. Debe recibir
asistencia psicológica, medica y mantener contacto con el oficial de prueba. Tener trabajo, residencia, evitar
malas juntas.

Prisión preventiva: es la privación de la libertad en el curso del proceso y se computa a la pena cuando
el sujeto es condenado. Se aplica ante el peligro de fuga o entorpecimiento.

El Poder del Encierro


En la base del suplicio corporal real o simbólico, se encuentra la idea que el castigado es un ser
diferente: el salvaje no es el hombre y el esclavo, el siervo y el obrero son un bien material; el loco un
deshecho social y el niño un ser a educar. Al comienzo del siglo XIX la mecánica del castigo cambia sus
engranajes, el castigo pasa del cuerpo a su representación. En el antiguo régimen los delitos eran de lesa
majestad (contra el rey). La tortura como método hallaba su fundamento en el hecho de poder lograr una total
certeza respecto del crimen cometido a través de las aclaraciones del acusado, de los testigos, pruebas o
indicios que rara vez coincidían en dar la absoluta evidencia que se necesitaba para la condena.

Siglo XVIII: el capitalismo toma las banderas de la igualdad, la fraternidad y la libertad. Se clama
contra la severidad de las antiguas leyes y así cambian algunos delitos, el género de los delincuentes y el
estilo penal. Fue redistribuida en Europa y EE UU la economía del castigo.
Reformas: nueva teoría de la ley y el delito, nueva justificación moral o política del derecho a castigar,
abolición de viejas ordenanzas, redacción de los castigos modernos. Se constituye cierta discreción en el acto
de castigos, se utilizan dolores más sutiles para hacer sufrir, más silenciosos y más detrás de los muros, en
las instituciones cerradas. Ha desaparecido el cuerpo como objeto principal de represión penal y así ya no se
utiliza el cuerpo amputado, supliciado, sufrido, expuesto vivo o muerto como espectáculo al público.

Entre el Siglo XVIII y el Siglo XIX: el castigo va cesando poco a poco de ser teatro y todo lo que
podría ser teatro se ve ahora como negativo. El Estado comprendió que la ferocidad con que se trataba al
condenado para demostrar a todos los que les podía suceder si cometían algún delito, terminó por volverse
contra él. Hacen del castigado un objeto de compasión o de admiración.

Siglo XIX: castigo se convierte en la parte más oculta del proceso penal.
Consecuencias: abandonó el dominio de la percepción para entrar en el campo de la conciencia
abstracta y la era certidumbre de ser castigado y no el teatro lo que apartaba a las personas de los crímenes.
La mecánica del castigo cambia sus engranajes y, como dice Foucault, el castigo cambia del cuerpo a la
representación. Se esperó a partir de aquí que sea la propia condena la que marcara al delincuente con un
signo negativo y unívoco. Esto se vio en los debates y las sentencias, pero la ejecución de las mismas era
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algo que avergonzaba a la justicia, por lo que pasó a ser confiada a otros. La ejecución de la pena se
convierte en un sector autónomo, un mecanismos administrativo a parte que le quita el peso de encima a los
jueces. A su vez, esto genera una negación teórica: es como si los jueces dijeran “no crean que lo esencial de
la pena que infligimos consiste en castigar, sino que se tratará de corregir, reformar y curar”.

A su vez, se da un relajamiento de la acción sobre el cuerpo del delincuente: en las prácticas punitivas
se espera no tocar el cuerpo o tocarlo lo menos posible y el dolor sobre el cuerpo no será constitutivo de la
pena, porque el objetivo está en herir en él algo que no es el cuerpo mismo. El cuerpo es sólo un instrumento
o medio y si se interviene sobre él se hará lo más limpiamente y desde lejos posible y sólo para privar al
individuo de libertad que ahora es un derecho y un bien. Esto lo hace conforme a unas reglas que tienden a
lograr objetivos más elevados, para lo que cuenta con un conjunto de técnicos: celadores, vigilantes,
psicólogos, educadores, etc.

Los Estados Nacionales Imperialistas


1) Antiguo régimen: el internamiento no era ni pena ni medio terapéutico, aunque la
detención era realizada por tres tipos de instituciones:
 Mazmorra: no tenía por fin castigar privando de la libertad, sino que
proporcionada los medios para aplicar la tortura que eran en ese momento la pena
predominante.
 Abadías y hospitales generales: agrupaban sin distinción a indigentes,
criminales, locos, etc. con el fin de sacarlos de circulación social

La tortura pertenecía a un espacio laico y público; el exilio, en cambio, a un espacio religioso. Los
crímenes de religión o de lesa majestad serán objeto de tortura; los crímenes contra la moral feudal, serán
objeto de internamiento. Los crímenes religiosos serán castigados tan duramente porque conciernen a toda la
sociedad y tiene por efecto perturbar lo que la funda y la hace trascender. El monarca es por derecho divino,
por lo que los crímenes religiosos también le competen y así la pena no es simplemente un castigo, sino
también reequilabración del sistema social y debe ser proporcional a la importancia del ofendido. El monarca
se cobra la ofensa poniendo toda su furia sobre el ofensor y esto permite también mostrar a la sociedad las
consecuencias de tales actos. Así, en el antiguo régimen, el espacio cerrado es fundamentalmente un espacio
religioso. Luego, aparecerá la obligación de trabajo en el internamiento, como modo de cubrir los gastos de
subsistencia en el monasterio a parte de la caridad pública. El trabajo no se daba como práctica purificadora
para el hombre sino como condena moral y religiosa del no-trabajo, rechazándose al vagabundo, al mendigo
porque se revelaban contra Dios y contra el rey mismo como enviado de dios.

2) Liberalismo clásico (siglo XVIII): la revolución industrial. Cae el poder feudal y se dan
los fundamentos para un nuevo orden: el capitalismo. Aquí aparecen las primeras formas de
conocimiento criminológico, que es en sus orígenes una teoría política como discurso acerca del “Buen
gobierno”, los modos de preservar el orden, el bienestar público, etc. Durante esta creación del “Nuevo
orden”, se postulan las nuevas figuras de la “desobediencia”, de la no integración y la violación de las
leyes. Ningún vínculo jurídico obligará ya a nadie a someterse a otro (desaparece la servidumbre). La
necesidad de satisfacer sus necesidades impulsa a las masas a ceder su capacidad laboral a la clase
patronal a cambio de un salario.
 Reforma Penal y Procesal: se da sobre la base de las nuevas libertades
burguesas. El eje de su teorización será el contrato, esquema jurídico que exalta la autonomía
de las partes y es capaz de disciplinar las múltiples formas en que se entrelazan las relaciones

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entre los sujetos, libres e iguales. El juez no podrá transformarse nunca transformarse nunca
en legislador, de esta manera la interpretación de la ley deberá ser rigurosa y disciplinada. La
ley penal podrá decidir sólo para el presente y el futuro, nunca para el pasado. La pena debe
ser siempre medida por la gravedad del delito cometido. El criterio para determinar esta pena
es la “retribución”: sufrimiento equivalente a la ofensa. Se hará necesaria una codificación
como instrumento para poner orden en la ley.
Objetivo: controlar a las masas populares y limitar también la esfera de autoridad del soberano
para que se garantice el libre juego del mercado.

 Para que lo anterior pudiera constituirse, fue necesario que los excluidos de la
propiedad aceptasen las reglas en juego como naturales. Se habla así de “educar” este
universo de ex campesinos y artesanos para que ahora devengan “clase obrera” y aceptasen la
lógica del trabajo asalariado. Sin embargo, en varios casos se llegó a la eliminación física de
muchos y una política de terror hacia los demás porque eran demasiados. Pero más tarde se
llegó a un complejo de medidas tendientes a educarlas a través de la beneficencia pública y el
internamiento institucional. La nueva política social se basa en la aptitud para el trabajo
subordinado que discrimina entre el pobre inocente (ancianos, niños, mujer, inválidos) y el
pobre culpable (joven, el hombre maduro desocupado). Para las necesidades del primero se
recurrió a la “organización asistencial” y, para las del segundo, a la “internación coercitiva”.
Surgirán las instituciones cerradas con este fin. En estos sitios, serán obligados a trabajar, un
trabajo más alienante que el que se encontrará en el mercado libre, para que esto impulsara a
los desocupados a aceptar las condiciones del trabajo libre en vez de caer en esto: esto
constituía el control social de la época.
El delito comienza a ser entendido como concepto jurídico, es decir, como violación del
derecho y de aquel pacto social que se hablaba en la base del Estado y del Derecho. La
escuela liberal clásica no considera al delincuente como un ser diferente a los demás. Como
comportamiento, el delito surgía de la libre voluntad de las personas, no de causas patológicas,
por eso desde el punto de vista de la libertad y la responsabilidad, el delincuente no era
diferente del individuo normal. Por consiguiente, la pena y el derecho penal no tenían como
objetivo modificar al delincuente sino ser un instrumento legal para defender a la sociedad del
crimen, creando frente a éste un disuasivo, es decir, una contramotivación. Las penas se
regían según lo que postulaban las leyes. Así las escuelas liberales clásicas se sitúan como
una instancia crítica frente a las prácticas del antiguo régimen y tenían el objetivo de sustituirlas
por una política criminal basada en los principios de humanidad, legalidad y utilidad de las
penas.
El conocimiento criminológico de la época se contrapone con el principio de igualdad. Se lo
considerará como ser disminuido, no desarrollado completamente, más parecido al salvaje y al
niño que al hombre burgués, el hombre proletariado. Comienzan a considerarse las
desigualdades entre las personas como desigualdades naturales y donde se desarrollará la
“voluntad pedagógica” como acción social en relación al os excluidos de la propiedad, como
conocimiento de lo diverso. La observación del delincuente y del loco dan origen a una “clínica
de la mirada”. Esto genera que en toda la sociedad se marque al individuo y se lo aparte y
diferencie de los demás. Bajo el nombre de los crímenes y delitos, se juzgarán concretamente
objetos jurídicos codificados, pero se juzgan además pasiones, instintos, anomalías,
inadaptaciones, etc. castigándose las agresiones pero a través de ellas las agresividades.

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 Se constituye un sistema de derecho penal basado en la objetividad del delito y
se lo considera como ente jurídico. Es un ente jurídicamente calificado y autónomo, que surge
de un principio a la vez autónomo y metafísico. Doble abstracción: se lo abstraerá del contexto
ontológico que lo liga a toda personalidad del delincuente y su historia biológica y psicológica y
a la totalidad natural y social en la que se inserta su existencia.

 Las estructuras represivas se van inclinando hacia un nuevo sistema: la cárcel.


Antes de este momento la cárcel era simplemente un lugar de custodia, donde el imputado
esperaba el proceso. Sólo con la aparición del sistema capitalista adquirió un valor económico:
“trabajo medido en tiempo” y se concibe una pena que privase al sujeto del tiempo para trabajar
y de un trabajo asalariado. Además, ofrece la capacidad de poder disciplinar al desviado según
las necesidades del proceso productivo. La creación de la cárcel genera un viraje en la práctica
del control social: se pasa de una política de “aniquilación” del trasgresor, a una política
de “reintegración” al pacto social. Los delincuentes ya no serán más sujetos abstractos que
violan las normas sino un “sujeto concreto”, “algo” que podía ser estudiado. Así la cárcel es un
“observatorio social”, donde el interno es observado.
En la época clásica van adquiriendo forma y toman como modelo dos modos de definir a los
espacios: el sistema de “celdas” de los monacatos y el modo de “plantar” un campamento
militar. Todo el poder se ejercería por el único juego de una vigilancia perfecta y jerarquizada.
El campamento es el diagrama de un poder que actúa por el efecto de un visibilidad general,
que generará la transformación de los individuos que se encuentran dentro. Nueva arquitectura
de las cárceles: el panóptico de Bentham, con el objetivo de vigilar el espacio interior. Los
muros entre las celdas impiden que los encerrados tomen contacto entre sí, garantía del orden
y porque la soledad era la condición primera de la sumisión total. Su mayor efecto: inducir al
detenido en un estado consciente y permanente de visibilidad, lo que asegura el funcionamiento
automático del poder. Para Bentham, el poder debía ser “visible” e “inverificable”. Visible porque
ante los ojos del detenido siempre hay una silueta que se ve en la torre verificándolo.
Inverificable porque el detenido no debe saber jamás si en ese momento se lo mira, aunque
debe estar seguro de que sí.
Con esta construcción se invierten las funciones y principios del calabozo: encerrar, privar de
la luz y ocultar y se conserva sólo la primera.
Su idea: modificar la conducta de los individuos, experimentar medicamentos, enseñar
diferentes métodos a los obreros y poner a prueba prácticas pedagógicas. Es un laboratorio del
poder, como máquina para experimentar sobre los hombres y analizar las transformaciones que
se operan en ellos. Comienza a considerarse así que la prisión debe ser un aparato disciplinario
exhaustivo, que debe abarcar los aspectos físicos del individuo, moral, disposiciones, aptitud
para el trabajo. Es omnidisciplinaria. Por otra parte, la prisión actúa sobre el individuo de forma
ininterrumpida (disciplina incesante). Da un poder total sobre los individuos (disciplina
despótica).

3) Escuela positivista: El delito es también un ente jurídico pero no se lo debe considerar por
fuera de la totalidad natural y social del individuo. El panóptico es un sistema de documentación
individualizante y permanente. Los guardianes de la prisión llevaban un “boletín individual” donde
describían todas las observaciones de los encerrados. Se trataba hacer de la prisión un lugar de “saber-
poder, para obtener del detenido un saber que permita transformar la medida penal en una operación
penitenciaria que hará de esa pena una modificación del detenido útil para la sociedad.

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Se trata de una sustitución del infractor condenado por un “delincuente”, al transformar la medida penal en
una acción penitenciaria.
El castigo legal recae sobre un acto, la técnica punitiva en cambio sobre una vida con el objetivo de
reeducarla. Se buscan las causas del delito en la historia del sujeto, desde el punto de vista de la
organización, la sociedad y la educación, para construir un saber biográfico del sujeto.
Consecuencia: se confunde al delincuente con el internado institucionalizado o desviado reducido
(delincuente=encarcelado). Sobre este equívoco se fundará todo el saber criminológico. Esta confusión
llegará a la sociedad y se utilizará como ciencia indicativa para individualizar a las personas
potencialmente capaces de atentar contra la propiedad.
Lógica de la subordinación y de la represión: se tiende a crear sujetos totalmente sometidos, acríticos e
identificados en las leyes que han violado o podrían violar. “Podrían violar” porque se observa que “el
carácter preventivo” de esta ideología se extiende también hacia los guardianes, que provienen de la
misma extracción social que la mayoría de los reclusos y se los incluye para que este régimen modifique
esta posibilidad de que puedan cometer un delito.
Doble Función de los Institutos Rehabilitadores: la violencia como control social, como sistema concreto
de eliminación del seno social y como amenaza simbólica de esa eliminación.

Cárcel y Fábrica - Pavarini

Todo el sistema de control se fundamenta en las relaciones de producción. Se observa una conexión
entre el surgimiento del modo capitalista de producción y el origen de la institución carcelaria. En un sistema
de producción precapitalista la cárcel como pena no existe como privación de la libertad por un tiempo. En la
sociedad feudal existía la cárcel preventiva o la cárcel por deudas: ausencia de la pena carcelaria en la
sociedad feudal.
Momento nodal: la definición del papel de la categoría ético jurídica del talión en la concepción punitiva
feudal; la naturaleza de equivalencia, propia de este concepto. La pena actúa como equivalente que equilibra
el daño sufrido por la víctima (retribución). El pasaje de la venganza privada a la pena como retribución, el
pasaje de un fenómeno casi biológico a una categoría jurídica, exige como presupuesto necesario el dominio
cultural del concepto de equivalencia como cambio de valores. La pena medieval conserva esta retribución
tanto para la víctima de la ofensa como para Dios, de donde se espera un castigo divino. Así, en el sistema
feudal, la pena como retribución, como intercambio medido por valor, no estaba en condiciones de encontrar
en la privación del tiempo un equivalente del delito. Al contrario, el equivalente del daño producido por el delito
se encontraba en la privación de los bienes socialmente considerados como valores: la vida, la integridad
física, el dinero, la pérdida de estatus. Para que pudiese aflorar la pena de privación de la libertad fue
necesario que todas las formas de la riqueza fueran reducidas a la forma más simple y abstracta del trabajo
humano medido por el tiempo (asalariado), lo que aún no existía en la sociedad feudal. Además, si se espera
la justicia divina y el sufrimiento se cree que es lo que provee una catarxis espiritual, la pena es sólo la
imposición de un sufrimiento tal que pudiera anticipar el horror de la pena eterna. La cárcel no resulta idónea
para tal objeto.

A su vez, a través de la pena se quitaba el miedo colectivo del contagio, provocado originalmente por
la violación del precepto. Era necesario castigar al transgresor, porque sólo así se podía evitar una calamidad
futura que podía poner en peligro la organización social y el castigo debía ser especular, público y cruel para

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provocar así en los espectadores una inhibición total de imitarlo como modo de prevención. La cárcel aparece
como simple privación de la libertad, por un periodo de tiempo y sin sufrimiento físico.

Existe una hipótesis en la que está claramente presente la experiencia penitenciaria: el derecho
canónico penal. Cumplir la penitencia en una celda. Se presenta una época en que existe una compenetración
del poder eclesiástico con la organización política medieval. Las primeras formas de sanción estipuladas por
la iglesia se impusieron a los clérigos que habían delinquido, que habían llevado a cabo ciertas sanciones
religiosas que resultaban desafiantes de la autoridad eclesiástica o que despertaban una alarma social en la
comunidad religiosa. La pena se inspiraba en el rito de la confesión y la penitencia, pero acompañándola con
la “forma pública”. Así nació el castigo de cumplir la penitencia en una celda hasta que el culpable se
enmendara.
Esta naturaleza terapéutica de la pena eclesiástica fue después englobada desnaturalizada y la pena
era sentida socialmente como satisfacción. Esta nueva finalidad acentuó necesariamente la naturaleza pública
de la pena. Ésta sale entonces del foro de la conciencia y se convierte en institución social, y por eso su
ejecución se hace pública, se torna ejemplar, con el fin de intimidar y prevenir. La penitencia, cuando se
transformó en sanción penal propiamente dicha, mantuvo en parte su finalidad de corrección; en efecto, ésta
se transformó en reclusión en un monasterio por un tiempo determinado. No es tanto la privación de la libertad
en sí lo que constituía la pena, sino sólo la ocasión, la oportunidad para que, en el aislamiento de la vida
social, se pudiera alcanzar el objetivo fundamental de la pena: el arrepentimiento, por medio del culto y la vida
religiosa, lo que daría la posibilidad de enmienda delante de Dios. Así la culpa se originaba en la gravedad de
la misma y no en la peligrosidad del reo. Tuvo distintas maneras de ejecutarse y así a la privación de la
libertad se le unieron sufrimientos de orden físico, aislamiento en calabozos y obligación de silencio que tienen
su origen en la organización de la vida conventual.

Capitalismo Competitivo de fines de Siglo Pasado y Comienzos del Actual: En el período que va
desde los últimos decenios del siglo XIX hasta la mitad del siglo XX asistimos, en toda el área capitalista, a
profundas modificaciones del cuadro económico social de fondo. La distribución y el consumo caen bajo el
dominio directo del capital. Los instrumentos tradicionales de control social se potencian y se crean nuevos. El
nuevo criterio que rige es el de la claridad, de la extensión y la invasión del control. Ya no se encierra a los
individuos, se les sigue a donde están normalmente recluidos: fuera de la fábrica, en el territorio. La estructura
de la propaganda y de los medios de comunicación se convierten en nuevos portadores del control social.
El modo capitalista de producción y la institución carcelaria surgieron al mismo tiempo. Así las
modificaciones que se dieron durante este proceso generaron modificaciones en las instituciones y en los
procesos de control social. Con el capitalismo competitivo se potencian los instrumentos tradicionales de
control social. Se crean nuevos instrumentos con la claridad, la extensión y la invasión del control (pulseras
magnéticas). Se crean nuevos métodos ya no se encierra, se encamina hacia la abolición de la cárcel que
queda caracterizada como un instrumento de terror inútil para cualquier intento de readaptación social. Así, el
sistema carcelario oscila más y más entre la perspectiva de la transformación en organismo productivo,
siguiendo el modelo de la fábrica, o como un mero instrumento de terror, inútil para cualquier intento de
readaptación social. Las perspectivas de reforma caminan en zigzag, con una progresiva disminución de
penas carcelarias y el aumento de represión para ciertas categorías de reos o de delitos por el otro. Se
observan dos períodos que se dan sucesivamente: por un lado, un período donde la población carcelaria
disminuye y comienzan a establecerse medidas penales de control sin pérdida de la libertad (tales como la
probation), donde se introducen regímenes benignos y de readaptación social. Por el otro, períodos donde
aplicar frenos y régimen duro se vuelven otra vez necesarios.

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Con la crisis de los años 60, hubo un alto nivel de luchas obreras y crisis social profunda que ataca a
ciertas instituciones, como escuelas, hospitales y cuarteles. Dado que todo el sistema de control se
fundamenta en las relaciones de producción y dado que se rompió este equilibrio en las fábricas, el
intento de restablecer el poder en las relaciones de producción obliga al capital a jugar la carta de un
nuevo tipo de control social y a plantear el problema carcelario.

Varela - Consideraciones Psicológicas al Régimen de Prueba

Intervención del psicólogo en el ámbito penológico (tareas relacionadas con la aplicación de la pena),
en equipos multidisciplinarios y en los patronatos de liberados. Los tratamientos alternativos a la privación de
la libertad se desarrollan extramuros (con el individuo en libertad). El régimen de prueba le es provisto a
trasgresores primarios.

Probation (o sistema de prueba): Es una pena alternativa a la privación de la libertad, siempre tuvo una
finalidad utilitarista ya que habría de servir para reformar al delincuente, reducir los índices de criminalidad e
impedir que pudieran reincidir y fueran encarcelados. Combina tratamiento y control a cargo de consejeros,
operadores y servicios de vigilancia. Cuenta con dos modalidades:

1) No se llega a dictar sentencia.


2) Con sentencia, suspende la ejecución de la pena (en la libertad asistida no se suspende el juicio y
se da al 50% de la condena)

La medida brinda al delincuente la posibilidad de probarse a ellos mismos y probar a los demás que
debidamente supervisados pueden reintegrarse a la comunidad sin restricciones.

Criterios para su aplicación: La Probation es una primera oportunidad para recibir un tratamiento que
integre supervisión y asistencia. Es una medida pensada para delincuentes primarios con penas no mayores a
3 años. Es una medida altamente individualizada ya que cada caso es único e irrepetible. Se habla de sistema
de prueba como un desafío pero que no habrá de afrontar solo sino que otro lo acompañara. La selección
estará basada en el tipo y gravedad del delito, antecedentes, personalidad del infractor. Se debe requerir el
consentimiento del sujeto para aplicársela. El objetivo principal de la probation es reducir la reincidencia y
evitar la estigmatización, ayudando al delincuente en su reinserción social, así como brindar al delincuente
asistencia psicológica, social, material y la oportunidad de fortalecer vínculos. Tratamiento, ayuda psicosocial
individualizada, terapia de grupo, pudiendo analizar qué lo llevo al delito. Es así que el delincuente entra en un
régimen de supervisión.

Diferencia entre probados y liberados: Los liberados son quienes egresan de la cárcel, tratándose de
sujetos con mayor ansiedad, angustia y percepción hostil del mundo. Se presentan resentidos, pasivos, con
confianza muy baja, autoestima escindida y portando un estigma a nivel social que repercute más allá del
encierro. En cambio, los probados jamás han estado en la cárcel, por lo que se trata de personas más
organizadas, dispuestas al diálogo y al intercambio relacional. Se detecta menos deterioro de las funciones
yoicas. El probado permanece integrado a su medio y grupos con los que interactúa. No sufre la
estigmatización. La persona se encuentra en libertad, vinculado a su entorno, evita el encierro y
voluntariamente acepta y se compromete a este régimen de prueba.
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El valor del trabajo comunitario dentro de la Probation: constituyen trabajos no remunerados a favor del
Estado o de instituciones fuera del horario de trabajo. Este trabajo busca evitar la reincidencia, recuperar la
autoestima y la confianza en sí mismo. El encuadre teórico es reparar el daño a la víctima o la sociedad,
produciendo un afecto reparativo sobre el sujeto que lo ejecuta, con lo cual contribuye a la autoafirmación. El
trabajo comunitario es una tarea específica para el sujeto particular, una creación conjunta entre funcionarios
judiciales, el interesado y el equipo interdisciplinario que lo asistirá. El objetivo es que el trabajo comunitario
ayude a la autoevaluación.

Toda persona transgresora tiene o ha sufrido conflictos vinculares más o menos severos que han
dejado huellas en su interioridad. El delito cometido enfrenta al delincuente con su familia, amigos y origina un
daño o conmoción traumatica interna. Reparar significa componer, enmendar. Freud plantea que el trabajo
creativo promueve sentimientos de utilidad, de autovaloración, y mejora el vínculo con los otros. Por ello la
probation exige compromiso y participación activa del probado y del agente que busca promoveer el
autocontrol. Poder elaborar una medida que incluya el trabajo útil en la comunidad permite al Yo depositar en
el afuera, desviar tensiones, impulsos. Por lo tanto el sujeto al modificar el afuera, se modifica a sí mismo. La
importancia del trabajo comunitario pasa por el reordenamiento de la subjetividad.

Oficial de Prueba: el agente de prueba lo acompaña, lo guía, apoya y orienta. Se apunta a trabajar
desde los aspectos sanos del sujeto y con el aquí y ahora. La familia debe estar comprometida con el proceso
y es aliada del oficial de prueba.

Ley de Ejecución de la Pena Privativa de la Libertad N° 24.660 (1996)

La observación y el tratamiento son obligatorios para el procesado y el sentenciado. La ejecución de la


pena privativa de la libertad tiene como finalidad logar que el condenado adquiera la capacidad de
comprender y respetar la ley procurando su adecuada inserción social. El condenado podrá ejercer todos los
derechos no afectados por la condena o por la ley y las reglamentaciones que en su consecuencia se dicten,
así como cumplirá con todos los deberes que su situación le permita y con todas las obligaciones que su
condición legalmente le impone. La ejecución de la pena privativa de libertad, en todas sus modalidades,
estará sometida al permanente control judicial. El juez de ejecución o juez competente garantizará el
cumplimiento de las normas constitucionales, los tratados internacionales ratificados por la República
Argentina y los derechos de los condenados no afectados por la condena o por la ley.

El régimen penitenciario deberá utilizar, de acuerdo con las circunstancias de cada caso, todos los
medios de tratamiento interdisciplinario que resulten apropiados para la finalidad enunciada. El Tratamiento
Interdisciplinario incluye un período de observación (por el organismo técnico criminológico), un período de
tratamiento, un período de prueba (autodisciplina y salidas transitorias), un periodo de libertad condicional
(patronato de liberados. Será de competencia judicial durante la ejecución de la pena:

a. Resolver las cuestiones que se susciten cuando se considere vulnerado alguno de los
derechos del condenado;
b. Autorizar todo egreso del condenado del ámbito de la administración penitenciaria.

El tratamiento del condenado deberá ser programado e individualizado y obligatorio respecto de las
normas que regulan la convivencia, la disciplina y el trabajo. Toda otra actividad que lo integre tendrá carácter

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voluntario. En ambos casos deberá atenderse a las condiciones personales, intereses y necesidades para el
momento del egreso, dentro de las posibilidades de la administración penitenciaria.

El régimen penitenciario se basará en la progresividad, procurando limitar la permanencia del


condenado en establecimientos cerrados y promoviendo en lo posible y conforme su evolución favorable su
incorporación a instituciones semiabiertas o abiertas o a secciones separadas regidas por el principio de
autodisciplina. La progresión por los distintos períodos conllevaran un pasaje de regímenes de mayor control a
una mayor autodisciplina.
El condenado podrá ser promovido excepcionalmente a cualquier fase del período de tratamiento que
mejor se adecue a sus condiciones personales, de acuerdo con los resultados de los estudios técnico-
criminológicos y mediante resolución fundada de la autoridad competente. Las normas de ejecución serán
aplicadas sin establecer discriminación o distingo alguno en razón de raza, sexo, idioma, religión, ideología,
condición social o cualquier otra circunstancia. Las únicas diferencias obedecerán al tratamiento
individualizado.

La ejecución de la pena estará exenta de tratos crueles, inhumanos o degradantes. Quien ordene,
realice o tolere tales excesos se hará pasible de las sanciones previstas en el Código Penal, sin perjuicio de
otras que le pudieren corresponder. La conducción, desarrollo y supervisión de las actividades que conforman
el régimen penitenciario serán de competencia y responsabilidad administrativa, en tanto no estén
específicamente asignadas a la autoridad judicial.

Progresividad del régimen penitenciario

Períodos: El régimen penitenciario aplicable al condenado, cualquiera fuere la pena impuesta, se


caracterizará por su progresividad y constará de:

a) Período de observación: Tiene un plazo de tiempo definido de 30 días. Durante el período de


observación el organismo técnico-criminológico tendrá a su cargo:
 Realizar el estudio médico, psicológico y social del condenado, formulando el diagnóstico y
el pronóstico criminológico, todo ello se asentará en una historia criminológica debidamente
foliada y rubricada que se mantendrá permanentemente actualizada con la información
resultante de la ejecución de la pena y del tratamiento instaurado;
 Recabar la cooperación del condenado para proyectar y desarrollar su tratamiento. A los
fines de lograr su aceptación y activa participación, se escucharán sus inquietudes;
 Indicar el período y fase de aquel que se propone para incorporar al condenado y el
establecimiento, sección o grupo al que debe ser destinado;
 Determinar el tiempo mínimo para verificar los resultados del tratamiento y proceder a su
actualización, si fuere menester.

Permite conocer al condenado y poder armar su historia criminológica. Luego de la historia, se nos
pide que hagamos una génesis de la conducta delictiva; luego un programa de tratamiento
individual y por último los objetivos a cumplir que deben ser aceptados por el interno ya que lo que
se busca es su compromiso.

b) Período de Tratamiento: En la medida que lo permita la mayor o menor especialidad del


establecimiento penitenciario, el período de tratamiento podrá ser fraccionado en fases
(socialización, consolidación, confianza) que importen para el condenado una paulatina atenuación
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de las restricciones inherentes a la pena. El paso a la siguiente fase depende del interno. Estas
fases podrán incluir el cambio de sección o grupo dentro del establecimiento o su traslado a otro.
Puede darse que pase toda su condena en la fase de socialización ya que el tratamiento
psicológico no es obligatorio.

c) Período de prueba: Los internos tienen mayores beneficios, implica el pasaje a un penal abierto y
se lo puede habilitar a salidas transitorias. El período de prueba comprenderá sucesivamente:
 La incorporación del condenado a establecimiento abierto o sección independiente de éste,
que se base en el principio de autodisciplina;
 La posibilidad de obtener salidas transitorias del establecimiento;
 La incorporación al régimen de la semilibertad.

d) Salidas Transitorias: Las salidas transitorias, según la duración acordada, el motivo que las
fundamente y el nivel de confianza que se adopte, podrán ser:
 Por el motivo:
1. Para afianzar y mejorar los lazos familiares y sociales;
2. Para cursar estudios de educación general básica, polimodal, superior, profesional y académica
de grado o de los regímenes especiales previstos en la legislación vigente;
3. Para participar en programas específicos de prelibertad ante la inminencia del egreso por
libertad condicional, asistida o por agotamiento de condena.

 Por el nivel de confianza:


1. Acompañado por un empleado que en ningún caso irá uniformado;
2. Confiado a la tuición de un familiar o persona responsable;
3. Bajo palabra de honor.

Para la concesión de las salidas transitorias o la incorporación al régimen de la semilibertad se


requiere:

 Estar comprendido en alguno de los siguientes tiempos mínimos de ejecución:


(1) Pena temporal sin la accesoria del artículo 52 del Código Penal: la mitad de la condena;
(2) Penas perpetuas sin la accesoria del artículo 52 del Código Penal: quince (15) años
(3) Accesoria del artículo 52 del Código Penal, cumplida la pena: tres (3) años.

 No tener causa abierta donde interese su detención u otra condena pendiente.


El interno podrá proponer peritos especialistas a su cargo, que estarán facultados a
presentar su propio informe.

El director del establecimiento, por resolución fundada, propondrá al juez de ejecución o juez
competente la concesión de las salidas transitorias o del régimen de semilibertad, propiciando en forma
concreta:

 El lugar o la distancia máxima a que el condenado podrá trasladarse. Si debiera pasar la


noche fuera del establecimiento, se le exigirá una declaración jurada del sitio preciso donde
pernoctará;
 Las normas que deberá observar, con las restricciones o prohibiciones que se estimen
convenientes;

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 El nivel de confianza que se adoptará.

Corresponderá al juez de ejecución o juez competente disponer las salidas transitorias y el régimen de
semilibertad, precisando las normas que el condenado debe observar y efectuar modificaciones; cuando
procediere en caso de incumplimiento de las normas, el juez suspenderá o revocará el beneficio cuando la
infracción fuere grave o reiterada. Concedida la autorización judicial, el director del establecimiento quedará
facultado para hacer efectivas las salidas transitorias o la semilibertad e informará al juez sobre su
cumplimiento. El director podrá disponer la supervisión a cargo de profesionales del servicio social. También,
entregará al condenado autorizado a salir del establecimiento una constancia que justifique su situación ante
cualquier requerimiento de la autoridad.

Las salidas transitorias, el régimen de semilibertad y los permisos a que se refiere el artículo 166 no
interrumpirán la ejecución de la pena.

e) Semilibertad: permitirá al condenado trabajar fuera del establecimiento sin supervisión continua, en
iguales condiciones a las de la vida libre, incluso salario y seguridad social, regresando al
alojamiento asignado al fin de cada jornada laboral. Para ello deberá tener asegurada una
adecuada ocupación y reunir los requisitos del artículo 17.
El condenado incorporado a semilibertad será alojado en una institución regida por el principio de
autodisciplina. El trabajo en semilibertad será diurno y en días hábiles. Excepcionalmente será
nocturno o en días domingo o feriado y en modo alguno dificultará el retorno diario del condenado
a su alojamiento. La incorporación a la semilibertad incluirá una salida transitoria semanal, salvo
resolución en contrario de la autoridad judicial.

Evaluación del tratamiento: La verificación y actualización del tratamiento corresponderá al organismo


técnico criminológico y se efectuará, como mínimo, cada seis meses.

Período de libertad condicional: No viene necesariamente después del período de prueba. Puede
darse que el Sujeto se encuentre en la primera fase del tratamiento y le den la libertad condicional ya que los
requisitos son haber cumplido 2/3 partes de la condena, tener una buena calificación y que no se declare
reincidente.

El juez de ejecución o juez competente podrá conceder la libertad condicional al condenado que reúna
los requisitos fijados por el Código Penal, previo los informes fundados del organismo técnico-criminológico,
del consejo correccional del establecimiento (quienes evalúan a los internos cada trimestre) y, si
correspondiere, del equipo especializado previsto. Al condenado se le exige la conducta y concepto, lo cual
debería reflejar la posibilidad del Sujeto para reinsertarse socialmente. El Juez de Ejecución penal es una
figura creada por esta ley para preservar los derechos de los internos, siendo su función reunirse con los
internos para tener un conocimiento de cómo están.
Dicho informe deberá contener los antecedentes de conducta, el concepto y los dictámenes
criminológicos desde el comienzo de la ejecución de la pena. También se requerirá un informe del equipo
interdisciplinario del juzgado de ejecución y se notificará a la víctima o su representante legal, que será
escuchada si desea hacer alguna manifestación. El interno podrá proponer peritos especialistas a su cargo,
que estarán facultados para presentar su propio informe.

Al implementar la concesión de la libertad condicional, se exigirá un dispositivo electrónico de control,


el cual sólo podrá ser dispensado por decisión judicial, previo informe de los órganos de control y del equipo
21
interdisciplinario del juzgado de ejecución. La supervisión del liberado condicional comprenderá una asistencia
social eficaz a cargo de un patronato de liberados o de un servicio social calificado, de no existir aquél. En
ningún caso se confiará a organismos policiales o de seguridad.

Programa de Prelibertad: Entre sesenta y noventa días antes del tiempo mínimo exigible para la
concesión de la libertad condicional o de la libertad asistida, el condenado deberá participar de un programa
intensivo de preparación para su retorno a la vida libre el que, por lo menos, incluirá:

a) Información, orientación y consideración con el interesado de las cuestiones personales y prácticas


que deba afrontar al egreso para su conveniente reinserción familiar y social;

b) Verificación de la documentación de identidad indispensable y su vigencia o inmediata tramitación,


si fuere necesario;

c) Previsiones adecuadas para su vestimenta, traslado y radicación en otro lugar, trabajo, continuación
de estudios, aprendizaje profesional, tratamiento médico, psicológico o social.

El desarrollo del programa de prelibertad, elaborado por profesionales del servicio social, en caso de
egresos por libertad condicional o por libertad asistida, deberá coordinarse con los patronatos de liberados. En
los egresos por agotamiento de la pena privativa de libertad la coordinación se efectuará con los patronatos
de liberados, las organizaciones de asistencia postpenitenciaria y con otros recursos de la comunidad. En
todos los casos se promoverá el desarrollo de acciones tendientes a la mejor reinserción social.

Prisión domiciliaria: La prisión domiciliaria es para el condenado mayor de 70 años o enfermo terminal.
La libertad asistida se da a 6 meses de cumplir la pena.

Módulo III: Organización de la Justicia y Nociones básicas de Derecho


Nociones básicas de Derecho y aspectos legales básicos para la comprensión del Campo jurídico. Nociones de Derecho
Procesal Civil. Códigos de Fondo y Procesales. Organización de la Justicia. Funcionamiento de los Tribunales. Fueros de la Justicia.

Desarrollo Histórico y Formación Profesional Universitaria de la Psicología Jurídica en


la República Argentina – Varela, Sarmiento, Puhl, Izcurdia

En 1967 se pone en vigencia de la Ley 17.132 (de facto) conocida como la Ley de los profesionales
del arte de curar y profesiones auxiliares afines: la psicología ocupaba un lugar en esas ultimas, viéndose
limitado su accionar a la aplicación de test psicológicos para diagnósticos (art 9°), prohibiendo la aplicación de
cualquier método terapéutico, especialmente el psicoanálisis (art 91°), el cual quedaba reservado para los
médicos.

A partir de los ´70, si bien ya existían en los ámbitos de tribunales (cárceles y establecimientos de
menores) psicólogos trabajando en temas inherentes a la especialidad, estos no lo hacían a partir de una
formación sistematizada, sino formados en la clínica, intentaban explicar los fenómenos jurídicos desde la
óptica psicológica.

22
1985. Resolución sobre incumbencias: enunciaba los ámbitos en los cuales el psicólogo podía realizar
sus prácticas, entre ellas el jurídico. Esto sentó el primer paso para implementar la especialidad y luego la Ley
Nacional del Ejercicio Profesional de la Psicología (sancionada en 1987), en ella también se mencionaba
la práctica en el ámbito jurídico. Además las Leyes Provinciales permitían a los Colegios Profesionales emitir
certificados de especialistas. Todo esto alentó a que en las facultades de psicología se incorporara la
formación específica en el ámbito jurídico y forense (se la incluyó entre 1985 y 1992). A partir de este
momento comienza a incluirse en la formación específica la tarea psicológica en otros fueros además del
penal, de tal forma que en el fuero civil el profesional psicólogo comenzó a ser convocado para peritar en
casos de adopción, tenencia de hijos, insanias, entre otras, y en el fuero laboral, en la “determinación del daño
psíquico”. Además, se continúo ampliando su campo, pasando a ser consultados en caso de violencia familiar,
maltrato de menores y de ancianos, prostitución y comercio infantil.

La Psicología Jurídica es más abarcativa que la Psicología Forense, ya que en ésta última está
limitada su práctica al ámbito de los Foros o Fueros, mientras que el término jurídica, es contemplativo de la
otra y, además, se extiende para incorporar la práctica psicológica que se desarrolla en Instituciones del
quehacer psicológico-jurídico (Unidades carcelarias, Institutos de menores, etc.). Por lo que decir “Psicología
Forense” sería acotar el campo de actuación del psicólogo que trabaja en esta especialidad, ya que la palabra
forense hace referencia a un cargo que implica trabajar en relación de dependencia de la Justicia, ser un
empleado de ella. En cambio, la denominación “Psicología Jurídica” nombra la actividad que, como
psicólogos, llevamos a cabo en ámbitos que no son jurídicos, pero que están atravesados por el discurso.

La práctica profesional en esta especialidad demanda de conocimientos específicos del discurso


jurídico que lo habilita a actuar en los diferentes ámbitos de inserción laboral. El sujeto inserto en la sociedad
es atravesado por el discurso jurídico, y el psicólogo en su tarea profesional ocupa un rol a partir del cual debe
dar respuesta a problemáticas psicosociales. Es así como el trabajo del psicólogo jurídico, en el abordaje de
estas problemáticas, se desarrolla en diferentes ámbitos:

1. En el Ámbito Tribunalicio: Nuestra práctica en los distintos fueros, surge a partir del desempeño de
la función de testistas de acuerdo a la ley 17.132 (psicólogo como auxiliar de la medicina y solo podía
aplicar su saber en el diagnóstico de trastornos mentales y la aplicación de test, la evaluación era
firmada por un médico para ser validada). Con la Ley del Ejercicio Profesional, quedo regulada nuestra
práctica, en lo atinente a la realización de peritajes (art 2) y esto permitió que el psicólogo pudiera
actuar como perito en los diferentes fueros y pudiera firmar los informes que realizaba. De esta manera
se jerarquizo el saber psicológico a los fines de impartir justicia.

La Justicia Nacional se organiza de la siguiente manera:

Fueros de Capital Federal:


a. Justicia Nacional de Apelaciones del Trabajo
b. Justicia Nacional de Apelaciones en lo Civil
c. Justicia Nacional de Apelaciones en lo Comercial
d. Justicia Nacional de Apelaciones en lo Criminal y correccional
e. Justicia Nacional de Casación Penal
f. Justicia Nacional de la Seguridad Social
g. Justicia Nacional en lo Civil y Comercial Federal
h. Justicia Nacional en lo Contencioso administrativo Federal
i. Justicia Nacional en lo Criminal y correccional federal
23
j. Justicia Nacional en lo penal económico

En la Justicia Civil, el perito interviene en los juicios sobre: Daños y Perjuicios, Insania, Inhabilitación,
Protección de personas, Divorcios, Régimen de visitas, Tenencia de hijos, Violencia familiar, Adopción,
Nulidad de matrimonio, Testamento, etc.

En la Justicia Laboral y de Seguridad Social: Litigios referidos a las relaciones entre empleados y
empleadores y causas previsionales. Acá los reclamos están basados en patologías que el empleado sufre,
las que se consideran consecuencias del trabajo realizado o el haber sido despedido del mismo o
consecuencias que devienen a partir de cuestiones previsionales; por lo cual se solicita una compensación
económica.

La Justicia Penal: interviene ante la comisión de un delito. Acá el perito podrá ser llamado para
realizar la evaluación del autor, de la víctima y las circunstancias en que dicho hecho aconteció. El informe
que realice el perito será una prueba más dentro del proceso. Este elemento tiene como finalidad asesorar al
magistrado a los efectos de dictaminar la veracidad de los dichos de los sujetos involucrados en el hecho,
como también del estado mental de los mismos.
 En caso de personas Imputabilidad: pueden existir atenuantes como la emoción violenta, o
agravantes, para lo cual se evaluaran los mecanismos conductuales predominantes y el tipo de vínculo
que el sujeto entabla de acuerdo a su base de personalidad.
 En casos en que se deba evaluar la posible existencia de causales de Inimputabilidad (art 34
inc 1°) se reunirán los elementos necesarios para inferir si pudo comprender la criminalidad del acto y
dirigir las acciones conforme a esa comprensión o no.
 También pueden solicitar a los peritos sobre el concepto jurídico de Peligrosidad: probabilidad
de que un individuo pueda cometer o vuelva a cometer un delito).
 Además, intervendremos en casos de: delitos sexuales (evaluación de víctimas y victimarios).
En el caso de que la víctima sea menor de edad, a partir de la ley 25.852, solo podrán tomar entrevistas
los psicólogos especializados en niños y/o adolescentes.
 Dependen de la justicia penal las causas en que los involucrados sean menores de 18 años
que han transgredido la ley penal, tramitándose estas en los tribunales orales de menores. El estado
deberá tutelarlos cuando se encuentren en situación de abandono material o moral y/o peligro moral o
material

2. En el Ámbito Penitenciario: Inclusión del psicólogo en dos áreas: criminológica y tratamiento. Acá
hay que tener en cuenta la Ley Penitenciaria Nacional (24.660), ya que en ella se establecen las
etapas del tratamiento penitenciario del reo. Esto hace referencia a la Progresividad del Régimen
Penitenciario que consta de:
a. un periodo de observación,
b. un periodo de tratamiento
c. un periodo de prueba.

Esta Progresividad es aplicable en los casos en que se trata de condenados con sentencia firme, los
que no tienen sentencia firme tienen la posibilidad de optar por acogerse al régimen.

 Dentro del equipo criminológico, la tarea es: realización del diagnóstico, sugerencia y
supervisión del tratamiento aplicado. El informe criminológico debe dar cuenta de:

24
a. la motivación de la conducta punible
b. perfil psicológico
c. tratamientos psiquiátricos o psicológico aplicados y su resultado
d. resumen de la historia criminológica
e. pronóstico sobre las posibilidades de reinserción social.

 En el área de tratamiento psicológico: el problema que se presenta es que en general se


trabaja con sujetos que no poseen demanda de tratamiento ni conciencia de enfermedad, sino que deben
cumplir con un requisito que marca la ley. El psicólogo deberá crear tal demanda para poder lograr que
más tarde surja en él algún interrogante sobre la conducta delictiva.

3. En el Ámbito de la Salud Mental: Si se trabaja en hospital general, pueden aparecer casos de:
violación, intentos de suicidios, violencia familiar, abuso sexual infantil. La función del psicólogo sería
la de evaluar, diagnosticar, contener y brindar tratamiento, siempre sujeto a los requerimientos que se
le presentaran desde la justicia.

4. En el Ámbito Policial: Se realiza la evaluación y seguimiento del personal de seguridad, formación y


capacitación del mismo, para intervenir conjuntamente en casos de toma de rehenes y secuestros

5. En el Ámbito Minoril: acá se habla de niños y jóvenes en situación de vulnerabilidad social, menores
que han sido judicializados por causas penales. La función tutelar del Estado, será ejercida a través de
un juez: ante un menor en situación de riesgo, el estado en su rol tuitivo y preventivo, debe brindar una
protección que asegure su desarrollo físico, psíquico, educativo y moral. La medida tutelar podrá ser
institucional o no. En este ámbito, el psicólogo tiene dos funciones posibles:
o El diagnóstico: tiene como objetivos asesorar al juez sobre la personalidad del menor, sus
vínculos sociofamiliares, pronóstico y las estrategias a seguir para la adecuada atención del
mismo. Hay que dilucidar indicadores clínicos que den cuenta de patología y sus
posibilidades de abordaje terapéutico.
o En el tratamiento: acá su rol consistirá en acompañar al menor y a su familia, en la
elaboración de su conflictiva, favoreciendo un proceso tendiente a reconstruir y revitalizar los
vínculos familiares y a encontrar nuevos proyectos de vida.

6. El Pseudo-Ámbito de la Drogadependencia: la problemática de la drogadependencia es abarcada


por la justicia desde la legislación civil y penal. Se habla de un pseudo-ámbito, dado que es el único
que encuentra su nombre en la mención de la patología o síntoma, además de tratarse de una
problemática con la cual nos podemos encontrar en cualquiera de los ámbitos de inserción profesional.

Nociones de Derecho Procesal Civil – Varela, Sarmiento, Puhl, Izcurdia

Sin normas que regulen la conducta de los individuos no sería posible un estado de armonía social. La
noción de derecho existe desde los inicios de la humanidad, en el sentido normativo de la convivencia social.
De este modo, el Derecho se define como el sistema de normas coercibles que rigen esta convivencia. En
nuestro país, el Derecho Civil constituye uno de los cimientos, por excelencia, de nuestro derecho positivo:
plexo normativo que rige en determinado tiempo y lugar.

25
El Derecho Civil es “aquel que rige las relaciones ordinarias y más generales de la vida, en la que el
hombre se manifiesta como sujeto de derecho y de patrimonio, y miembro de familia para el cumplimiento de
los fines individuales de su existencia, dentro del concierto social”.

El Código Civil de la Nación en su art 1 refiere: “Las leyes son obligatorias para todos los que habitan
el territorio de la Republica”. El art 2: “Las leyes no son obligatorias sino después de su publicación, y desde el
día que determinen”. Estas normas obligan a todos los habitantes de la Nación al conocimiento de las leyes y
establecen la presunción del conocimiento de la ley ipso facto a su vigencia.

 Litigio Judicial: todo pleito jurídico implica per sé la contraposición de pretensiones. Su comienzo esta
dado por el inicio de una acción.
 Proceso judicial: serie y consecuencial de instancias bilaterales conectadas entre sí por la autoridad
del Juez.
 Pretensión procesal: pedido fundado en derecho, se constituye en un reclamo “justificable” en tanto
esté reconocido por el ordenamiento jurídico.
 Proceso jurídico: tenderá a que en el debate de los hechos se llegue a una resolución del conflicto
existente, se llegue al final del proceso y se alcance una sentencia o se logre un modo de finalización
anormal del proceso (conciliación, desistimiento, etc). Los procesos se llevan a cabo conforme a las
normas establecidas en los respectivos códigos de procedimiento (códigos de forma) y respetando
etapas que allí se determinan.

Quienes intervienen en la relación trilateral del proceso judicial son:


 La Parte Demandante (o actora): Es quien inicia el proceso exponiendo en su demanda el
reclamo (pretensión) que le presente a su contraparte.
 La Parte Demandada
 El Juez: Tiene deberes y facultades a los que debe sujetarse su función: el cumplimiento de su
función en la potestad de aplicar las facultades disciplinarias, ordenatorias, instructorias, y
sancionatorias conminatorias que posee. No puede emitir opiniones sobre las actuaciones de
las partes que hagan presumir su parecer evidenciando una actitud parcializada hacia una u
otra parte. Impartialidad, imparcialidad e independencia.

Tanto la Actora como la Demandada presentan diferentes tipos de prueba a lo largo de del juicio,
conducentes a demostrar los hechos que sostienen como verídicos. Durante el juicio ambas partes y/o el juez

26
realizaran actos jurídicos procesales: manifestaciones de voluntad destinadas a crear, regular, modificar o
extinguir relaciones jurídicas procesales (ej: demanda, contestación de la demanda y providencias, etc).

El objeto de los actos procesales no es probar los hechos, sino las afirmaciones sobre los hechos
(afirmaciones factuales). Lo importante es la verdad jurídico-objetiva, aquella que se puede probar, y no la
verdad material (verdad de lo que sucedió). Es así que la función de las pruebas es argumentar, demostrar,
acreditar la verdad que se afirma. Quien afirma un hecho debe ser quien lo pruebe. Existe una excepción
denominada “inversión de la carga de la prueba”, que se da cuando el hecho que se afirma es públicamente
notorio, por tanto no deberá ser demostrado.

 Objeto de medios de prueba: hechos afirmados controvertidos pasados (posturas


contrapuestas que discuten aspectos jurídicos.
 Medios de pruebas: instrumentos legales conducentes a acreditar la verdad jurídica.
 Tipos de pruebas: Prueba Documental, Prueba de informes, Prueba de Confesión, Prueba de
testigos, Prueba de Peritos y Reconocimiento Judicial.
 Función de las pruebas: argumentar, demostrar, acreditar una verdad particular, la que se
afirma. La carga de la prueba recae sobre quien pretende beneficiarse con tal afirmación. Hay
una excepción: “inversión de la carga de la prueba” se cdo el hecho q se afirma es
públicamente notorio y no deberá ser demostrado.
 Sentencia: acto judicial que resuelve heterocompositivamente el litigio.

Una vez finalizada la etapa de presentación de las pruebas durante el proceso, el juez deberá valorar
las mismas para emitir su sentencia. El Juez tiene deberes y facultades a los que debe sujetarse en su
función. El magistrado tiene el impedimento durante el proceso de emitir opiniones sobre las actuaciones de
las Partes que evidencien una actitud parcializada o que hagan presumir su parecer. Solo alcanzada la
Sentencia se podrá conocer hacia donde se inclinó la balanza de la Justicia. Si una cuestión civil no puede
resolverse, ni por las palabras, ni por el espíritu de la ley, se atenderá a principios de leyes análogas, y si aún
fuese dudosa se resolverá por principios generales del derecho teniendo en cuenta las circunstancias de los
hechos.

Todos los profesionales deben conocer por imperio de la ley, que su accionar debe respetar las
normas y reglas, caso contrario quedará desvirtuada su labor por carecer de los elementos requeridos para
que se considere idónea su actuación. Sin importar las razones por las que ha sido convocado el profesional
psicólogo su conducta tiene que estar ajustada al mismo principio jurídico de neutralidad, que obliga a la
impartialidad, imparcialidad e independencia a los jueces. Únicamente bajo los presupuestos de una rigurosa
praxis científica, una excelsa postura ética y una formación especializada, será posible enaltecer el ejercicio
profesional de la psicología en ámbitos con injerencia jurídica.

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Jerarquía de las leyes:

“Justicia es dar a cada uno lo suyo de sí”.

Etapas del proceso de conocimiento:

 Afirmación
 Negación
 Confirmación (presentación de la prueba)
 Alegatos
 Sentencia
El proceso penal (etapas):

 Investigación Penal Preparatoria (IPP) o Instrucción


 Elevación al juicio oral
 Debate oral
 Alegatos
 Sentencia
 Ejecución de la sentencia

Módulo IV: Nociones de Derecho Penal y Teoría del Delito


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La Psicología ante el Derecho Penal. Teoría del Delito. Imputabilidad e Inimputabilidad. Emoción violenta. Trastornos
transitorios. Peligrosidad y Vulnerabilidad social. La Psicología Jurídica aplicada al campo Jurídico del testimonio. Simulación.
Veracidad de los testimonios.

Especificidades del Derecho Penal – Sarmiento, Varela, Puhl

Imputabilidad: Imputar implica asignar, atribuir, poner en la cuenta o a cargo de alguien. Existen dos
escuelas que refieren al tema de la imputabilidad:

 Escuela clásica: la imputabilidad es la relación de causalidad entre el autor y el delito, puesto que
supone el libre albedrío de las personas y, en tanto libre, el Sujeto sería responsable. Se atribuyen los
actos y las consecuencias a quien voluntariamente, con libertad y conocimiento, ejecuta la acción, en
la que los alienados quedan por fuera.

 Escuela positiva: se traslada la voluntariedad de un acto al determinismo de quien comete el delito y


la necesidad de defensa social y de prevención del delito por parte de la sociedad. Para esto el
sistema judicial utiliza la imputabilidad. Hay razones de tipo personal para delinquir, por lo tanto se
debe penar por igual a las personas sanas y a las personas con trastornos mentales.

La imputabilidad es la capacidad de reproche jurídico, es decir, que pueda comprender la criminalidad


de la acción cometida. La persona a la que se le atribuye debe poseer una integridad biopsicológica que
permita que se lo pueda hacer responsable de una acción u omisión que devenga en un delito. Es así que
implica:
1. Capacidad para comprender la criminalidad del acto (evaluamos el estado de las funciones de la
conciencia, mecanismos de defensa, modalidad para establecer vínculos).
2. Capacidad para dirigir las acciones de acuerdo a dicho entendimiento (evaluamos el control de los
impulsos, la tolerancia a la frustración, el estado emocional).

Se deberá considerar también la posibilidad de que, durante la evaluación, el sujeto manifieste signos
ante los cuales se infiera:
 Simulación: producción voluntaria de síntomas psíquicos o físicos falsos o exagerados, con el fin de
evidenciar patología.
 Disimulación: el sujeto intenta dar la impresión de normalidad y observamos una exacerbación del
control ideacional, pseudo adaptación a la realidad.
 Sobresimulación: realizada por el sujeto que padece trastornos mentales cuando prolonga los
síntomas de una patología ya superada.

Debemos tomar en cuenta si hay discrepancias entre lo exhibido por el paciente y lo concluido habrá
que prestar atención al lenguaje gestual y verbal, congruencias e incongruencias del mismo, la sintomatología
general que se nos presenta, las técnicas proyectivas en su conjunto, todo esto nos permitirá diagnosticar
simulación, disimulación y sobresimulación.

Trastornos mentales transitorios: En los mismos se deberá evaluar el grado de emoción, la aparición
súbita, la duración temporaria y la conmoción psíquica global. Tener en cuenta también el factor
desencadenante en el actuar de la persona predispuesta. Las características que debe presentar la
sintomatología son las siguientes:
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1) Que haya sido desencadenada por una causa inmediata y fácilmente evidenciable
2) Que su aparición haya sido brusca
3) Que su duración haya sido breve
4) Que cure de forma igualmente rápida
5) Que haya surgido sobre una base de personalidad del Sujeto que lo predisponga a la misma

Dentro de estos estados mentales transitorios se hallan:

 Emoción violenta: Ficción jurídica: un sujeto actúa realizando una conducta tipificada como delito en
circunstancias en que siente que él o su familia están merced a una situación de peligro. El Sujeto
actúa con perturbación de la capacidad de síntesis, tendencia al automatismo, sin llegar a suprimir la
conciencia. La memoria evidencia falta de nitidez y lagunas, hipomnesia y tendencia a conducta
impulsiva. La ley lo contempla como atenuante en el actuar.
 Emoción patológica: equivale al trastorno mental transitorio completo, perturbación grave de la
voluntad, el juicio y la inteligencia, llegando al estado de inconsciencia. Hay automatismo, descarga
motriz y amnesia total del acto realizado. A un Sujeto en tal situación no se le puede exigir otra
conducta distinta y, por ende, se trata de una causa de inimputabilidad: es un eximiente de punibilidad
penal.

Peligrosidad: Es la probabilidad de que un sujeto de acuerdo a sus condiciones psicofísicas realice


una conducta auto o heteroagresiva. Si ya realizo esta conducta entra en lo llamado “estado peligroso”, un
estado jurídico biológico que surge de la estructura psicofísica-social del individuo y que le confiere
probabilidad de infringir la ley. Formas del estado peligroso:

Formas clínicas:
1. Alienación mental
2. Personalidades patológicas (no psicóticas)
3. Ebrios habituales
4. Toxicómanos habituales

Según su relación con el delito:


 Predelictual: Es la peligrosidad del sujeto que no habiendo cometido delitos por sus
características psicofísicas y sociales tiene probabilidad de cometerlos.
 Posdelictual: Es la peligrosidad de quien ya cometió un delito y es probable que puede
volver a cometerlo dadas sus características psico-físicas y sociales.

Según las características del delito y del autor:


 Ausencia o presencia de causas agravantes como ser: alevosía, ensañamiento, vínculo,
premeditación, violencia.
 Si es primario, reincidente, o habitual
 Ausencia o existencia de antecedentes policiales o judiciales

Condiciones de mayor peligrosidad: Existencia de antecedentes, delito cometido en forma alevosa,


personalidad anormal, falta de signos de arrepentimiento.
Condiciones de menor peligrosidad: ausencia de antecedentes, delito cometido sin agravante.

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Índices para considerar en la evaluación pericial de peligrosidad:

 Excitabilidad
 Hipersensibilidad
 Impulsividad
 Baja tolerancia a la frustración y a la angustia
 Nivel de tensión intensa
 Compulsión a la repetición de conducta agresiva
 Nivel de vulnerabilidad ligada a la baja autoestima
 Consumo de alcohol o sustancias toxicomanigenas en exceso y habitualidad en
dicho consumo

Conceptualizaciones sobre Derecho Penal y la Teoría del Delito - Varela

Derecho: sistema de normas coercibles que rigen la convivencia social. El fin del Derecho es el orden
justo de la convivencia, o sea, tender a un orden social, pero protegiendo el bien individual.
Un sistema de normas es un conjunto más o menos ordenado y jerarquizado de reglas o normas de
conducta. La palabra coercible hace referencia a que esas normas son susceptibles de ser aplicadas
mediante la fuerza pública en caso de inobservancia. Es lo que las diferencia de otras normas que rigen la
convivencia social cuyo cumplimiento no es obligatorio. Rigen la convivencia social, ya que en todas las
sociedades existen normas que regulan las relaciones de los seres humanos entre sí. Tienen un carácter
preceptivo, es decir, que están dirigidas a todos los sujetos integrantes de la sociedad.

Teoría del Delito


Define al delito como una “conducta, típica, antijurídica y culpable”. Es una teoría de imputación, ya
que se ocupa de considerar cómo una acción que lesiona o pone en riesgo un bien jurídico, debe ser
imputada al sujeto que la realiza o que omite ejecutarla. Esta teoría es una parte de la ciencia del Derecho
Penal, que se encarga de estudiar el fenómeno social que es la base de todo andamiaje, por lo que el delito,
es el centro de todo sistema penal.

PARA SER DELITO ES NECESARIO:


 CONDUCTA TÍPICA ANTIJURÍDICA (INJUSTO PENAL) + CULPABILIDAD
PARA NO SER DELITO:
 ASPECTOS NEGATIVOS

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El Injusto Penal

Se llama injusto penal a la conducta típica y antijurídica que pudiendo haberse motivado a la norma no
lo hizo.

Conducta (Aspectos Positivos)


Son acciones, no hay omisiones. De ahí que para el Derecho acto y acción son sinónimos. El hecho es
la suma de las conductas, más el nexo causal y el resultado. Los hechos pueden ser humanos, si participa el
hombre en cualquier forma que lo haga, o de la naturaleza. Los hechos humanos pueden ser voluntarios o
involuntarios y justamente los hechos humanos voluntarios son las conductas. En Derecho, cuando se habla
de conducta, se hace referencia a la conducta exteriorizada. Se define voluntad por el proceso anímico en el
que se determina qué impulso debe ser realizado y que, además, alcance de ese modo la meta fijada contra
todas las resistencias que se oponen a su realización. Por lo tanto, sólo las acciones humanas pueden ser
consideradas en la responsabilidad penal (culpabilidad). Se debe diferenciar la acción dirigida por la voluntad,
de aquellos actos que son impulsivos. La acción voluntaria consta de 4 fases:
1) Concienciación y fijación de metas: la meta se actualiza por la representación y se
convierte en intención o propósito, de tal forma que queda fijada como directriz
2) La voluntad requiere que se cumpla la meta: consiste en una acumulación de la energía
que se hace conciencia como una tensión, la cual se dirige contra las resistencias.
3) Organización de la ejecución: es el planeamiento, la reflexión y elección de los medios
para alcanzar la meta. Esta fase distingue la acción voluntaria de la impulsiva.
4) Cesura o concienciación: debe mediar entre el impulso y la realización de la acción, de
manera q no haya inmediatez entre el impulso y el acto.

Estructura de la conducta, implica dos aspectos:


 Aspecto interno: el fin a conseguir y la selección de los medios para su obtención.
 Aspecto externo: De la selección del fin y medios se da la exteriorización de la conducta
que consiste en la puesta en marcha de la causalidad en dirección a la producción del resultado.
Posterior al aspecto interno.

Resultado y nexo causal: A toda acción le corresponde un resultado. Entre la acción y el resultado
debe existir una conexión que haga identificar a la acción concreta como causa de un resultado. El nexo
causal es el lazo que permite identificar si una conducta es o no causa de un resultado. Si bien el nexo causal
y el resultado no forman parte de la conducta, la acompañan como una sombra.

Por lo tanto, para que pueda considerarse a una conducta como tal es necesario que exista
conciencia de fijación de metas, voluntad para cumplir con esta, planeamiento (organización y ejecución) y no
mediación del impulso conciente.

Ausencia de Conducta (Aspectos Negativos): Toda actividad física que no tenga finalidad ni esté
dirigida por la voluntad al momento del hecho. No se pudo comprender la criminalidad del acto ni dirigir sus
acciones. Son impunibles por alteración morbosa, insuficiencia de las facultades mentales, estado de
inconciencia, error e ignorancia. En las siguientes situaciones nos encontramos con ausencia de conducta:

32
 Fuerza física irresistible: opera sobre el hombre una fuerza física material de tal magnitud, que lo hace
intervenir como una mera masa mecánica, eliminando de esta forma la acción. La ausencia de
conducta se limita a la voluntad de causar el resultado, pero la acción de colocarte bajo una fuerza
física irresistible también es una acción, por eso hay que ver cómo se llegó hasta ahí.
 Involuntariedad: la incapacidad psíquica de conducta, se da en los hechos en que no participa la
voluntad del hombre que los causa, en razón de que carece de capacidad psíquica de voluntad. El
delito siempre requiere que el autor tenga capacidad psíquica: es la “capacidad para el delito”.
 Estado de inconciencia transitorio: pueden deberse a alcohol, narcóticos, trance hipnótico, epilepsia,
síntoma post traumático. Para el Código Penal los estados de inconsciencia se caracterizan del
siguiente modo:
I. Son episodios
II. Se los denomina Trastornos Mentales Transitorios Completos, perturbación grave de la
voluntad, del juicio y de la inteligencia, llegando al estado de inconciencia. Por consiguiente,
hay automatismo y descarga motriz.
III. Hay Involuntabilidad por incapacidad para dirigir las acciones. La incapacidad para dirigir los
movimientos como consecuencia de alguna patología mental da lugar a la ausencia de
conducta. Estos casos hacen referencia a ciertos estados de perturbación de la volición en
que el aspecto cognoscitivo y la capacidad comprensiva quedan intactos, no consistiendo
esta situación en meros automatismos o reflejos. No obstante lo cual, la dirección de las
acciones se torna incontrolable para el sujeto, pese a que el sujeto sepa lo que su acción
significa. A un sujeto en tal situación no se le puede exigir otra conducta distinta y por ende,
se trata de una causa de inimputabilidad.
IV. Involuntabilidad procurada. El sujeto se procura un estado de incapacidad psíquica,
realizando de esta forma una conducta (la de procurarse ese estado). Cuando hay
involuntabilidad procurada no hay ausencia de conducta.

Tipo y Tipicidad (Aspectos Positivos)

La tipicidad es la cualidad o característica que presenta una conducta que se adecua a un tipo penal y
cada elemento normativo que lo compone necesita de una valoración y descripción. El juez comprueba la
tipicidad comparando una conducta particular realizada, con la individualización típica, para ver si se adecua o
no a la misma. A esto se lo denomina juicio de tipicidad.

Los tipos legales o judiciales: existen en todo el sistema jurídico. El legislador es el único que puede
crear tipos penales que pueden sancionar una conducta. El tipo legal significa que siempre está en la ley y es
una garantía que si una conducta no está descripta en la ley, no se constituye en delito.
Dentro del código penal:
 Tipos cerrados: son la mayoría. Se autoabastecen a sí mismos, no es necesario ir a
buscar en otra norma ninguna interpretación diferente de lo que dice la ley.
 Tipos abiertos: la conducta no está totalmente individualizada dentro del tipo legal.
Necesitan de una interpretación por parte del juez porque como no está totalmente definida la
conducta prohibida, debe ser él quien deba interpretar cuál es, contemplar el tipo y marcar qué es lo
prohibido. Se hace esta valoración según el caso. Una especie es la “ley penal en blanco”, que
establece una pena para una conducta descripta en otra ley que completa el tipo.

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El tipo penal es un instrumento legal necesario de naturaleza predominantemente descriptiva, que
tiene como función individualizar las conductas humanas prohibidas. Es la forma en que aparece descripta en
la ley la conducta que constituye el delito. Es un instrumento porque se trata de formas legales que sirven
para individualizar conductas que están sancionadas penalmente. Por ejemplo: el Código Penal no habla de
homicidio, sino que este delito aparece como “el que matare a otro”.

Tipicidad englobante: cumple una función correctiva respecto de la tipicidad penal. Conclobar implica
comparar la conducta típica con todo el ordenamiento jurídico, para fijarse que la conducta no esté permitida
en otra norma. Por lo tanto, para verificar que una conducta es pasible de ser punible se hace una fórmula:
tipo legal + tipo conclibante = tipo penal.

Los tipos pueden ser:


- Activos: aquel que describe la conducta prohibida.
- Omisivo: aquel que describe la conducta debida, lo que sanciona es la no realización de
una conducta.

El tipo posee dos aspectos:


- Objetivo: parte externa de la conducta
- Subjetivo: relacionado con el dolo y la culpa. Ningún tipo en el derecho penal argentino
puede ser realizado sin dolo o culpa.

A su vez, existen modos de culpa:

 Culpa consciente o con representación: el sujeto sabe que su quehacer puede dar un resultado
no deseado pero confía en que podrá evitarlo.
 Culpa inconsciente o sin representación: el sujeto no se plantea que su acción pueda dar un
resultado no deseado, no hay representación previa al suceso..

 Tipo doloso: El dolo es la intencionalidad con que se realiza una conducta. Implica la causación de un
resultado, pero se caracteriza porque requiere también la voluntad de causarlo. La conducta se
prohíbe porque está prohibido el fin que se propone el autor, la selección mental de los medios, y la
causalidad que se pone en funcionamiento para la obtención del fin prohibido,
A su vez, el dolo puede ser:
- Dolo directo o de primer grado: el autor quiere directamente la producción del resultado
típico. Es decir, que el autor se propone el fin, selecciona los medios para llegar al mismo, elige la
causalidad y obtiene el resultado.
- Dolo indirecto o de segundo grado: se constituye a partir de los medios seleccionados
para obtener una determinada finalidad. Ello implica que el autor desea un resultado, pero tiene
conocimiento de que los medios que ha elegido para obtenerlo, lo llevará además, a provocar
necesariamente otro resultado no querido, pero esto le resulta indiferente.
- Dolo eventual: se lleva a cabo un hecho por el cual se puede provocar eventualmente un
resultado dañoso, que si bien no se desea, no impide el accionar. Aquí el sujeto conoce la
existencia de la posibilidad del resultado concomitante, pero de cualquier modo la incluye en la
voluntad realizadora.

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 Tipo culposo: no intencionalidad en la provocación del resultado obtenido. El elemento que constituye
la tipicidad no es la finalidad de la conducta, sino la violación de un deber de cuidado al elegir los
medios. Como se viola un deber de ciudadano conlleva en sí a una omisión. La selección mental de
los medios viola un deber de cuidado y la cadena causal termina en un resultado que de no haberse
violado dicho deber de cuidado, no se hubiera producido. Este tipo puede darse por:
- Negligencia: falta grave en el actuar, descuido u omisión.
- Impericia: falta total o parcial de pericia, entendiendo a la misma a los conocimientos o
sabiduría científicos y técnicos, experiencia y habilidad en el ejercicio de una profesión u oficio.
- Imprudencia: exceso en el actuar, realizando un acto con ligereza, sin la adecuada
precaución, haciendo lo que se debe.

 Tipo preterintencional: es el caso en que se observa una conducta dolosa por dirigirse a un fin típico,
pero al mismo tiempo, se observa una conducta culposa por la causación de un resultado distinto al
buscado.

Los tipos deben ser analizados en forma combinada: tipo activo doloso, tipo activo culposo,
preteintención y tipos omisivos.

Atipicidad (Aspecto Negativo)

Existen distintas circunstancias que pueden determinar la presencia de un caso de atipicidad.


 Error de tipo: es la falla en el conocimiento de los elementos del tipo penal, ya sea por error o por
ignorancia. Determina la ausencia de dolo cuando habiendo tipicidad objetiva, falta o es falso el
conocimiento de los elementos requeridos por el tipo. El error o la ignorancia impiden comprender
la criminalidad del acto, porque el sujeto no puede imaginarse que con esa acción se realice la
comisión de un acto prohibido por la ley.
 Error de tipo psíquicamente condicionado: se da en aquellas patologías mentales en que aparecen
como síntomas las alucinaciones o las ilusiones, y el sujeto reacciona con una conducta prohibida
no teniendo registro psíquico del hecho producido.
 Atipicidad conglobante: están relacionados con el hecho de que dentro del orden jurídico no
pueden existir contradicciones. Tres condiciones:
1. Cuando una ley parece prohibir lo que otra/s ordenan
2. Cuando una ley parece prohibir lo que otra/s fomentan
3. El principio de insignificancia

Antijuricidad

 Aspectos Positivos: Surge de todo el ordenamiento jurídico, no del derecho penal. Es el choque de una
conducta con el orden jurídico, compuesto por el orden normativo (normas jurídicas) y los preceptos
permisivos (causas de justificación). Una conducta es antijurídica si es una conducta típica
(antinormativa) no permitida por ninguna causa de justificación (preceptos permisivos) en ninguna
parte del ordenamiento jurídico (no solo en el derecho penal, sino también en el Derecho Civil,
Comercial, Laboral, etc.). Se trata de la característica que tiene una conducta de ser contraria al orden

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jurídico. Se considera que una conducta que atenta contra un bien jurídico protegido por el Estado, es
antijurídica.

 Causas de justificación (Aspectos Negativos): Ciertos preceptos permisivos que justifican una
conducta típica.
I. La legítima defensa: Es el único caso que tiene su fundamento en el principio de que nadie
puede estar obligado a soportar lo injusto. Posee una naturaleza subsidiaria, es decir, que no
es aplicable en la medida en que haya otro medio jurídico de proveer a la defensa de los
bienes. Es necesario que se presenten determinadas condiciones que hagan viable la
justificación de la conducta, estas son:
- Que se realice una agresión ilegitima
- Que no haya habido provocación suficiente del que se defiende para tal agresión
- Por los medios empleados para repeler la agresión sean proporcionales a los utilizados
para la realización de la misma

II. Estado de necesidad justificante: Necesidad de salvar un interés mayor, sacrificando uno
menor, en una situación no provocada, de conflicto extremo. Por lo tanto, cuando se causa un
mal para evitar otro mayor, que además es inminente y no fue provocado por el sujeto que se
encuentra en tal estado. El autor debe actuar con el fin de evitar un mal mayor para el bien
jurídico de un tercero o del que actúa, incluso del mismo afectado. Para generar un mal menor
se tiene en cuenta: la jerarquía de los bienes jurídicos, la magnitud de la lesión amenazada y el
grado de proximidad del peligro.

III. El legítimo ejercicio de un derecho: es un caso particular, dado que hay que tomar en cuenta
que ejercen sus derechos todos los que realizan conductas que no están prohibidas (Principio
de Reserva de la Constitución Argentina). Hay que tomar en cuenta todo el ordenamiento
jurídico respecto de la conducta en cuestión, para evaluar el precepto permisivo.

Culpabilidad

Aspectos Positivos: Es la última característica que tiene que tener una conducta, típica y antijurídica
para ser un delito. La culpabilidad es la reprochabilidad del injusto.
Es un reproche de naturaleza jurídica que se le hace al autor de una “conducta típica y antijurídica”,
que pudiendo haber actuado de forma distinta (lo que, además, le era exigible jurídicamente en esas
circunstancias), no lo hizo. El análisis del hecho se debe realizar en el contexto en que el episodio sucedió,
porque es posible que alguien, en ese momento, estuviera en una situación de perturbación que afectara su
conducta habitual.
Relacionado con el concepto de culpabilidad, aparece la noción de imputabilidad. La imputabilidad es
la capacidad psíquica de culpabilidad. Para que un sujeto sea imputable, debió haber podido comprender la
criminalidad de su conducta, haber podido dirigir sus acciones y que el ámbito de autodeterminación del sujeto
haya tenido cierta amplitud. La dirección de las acciones implica que el sujeto haya podido adecuar las
mismas a la comprensión de la antijuricidad. Es decir que presupone: la posibilidad de la comprensión de la
antijuridicidad y la adecuación de la conducta conforme a esa comprensión.

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Para que un juez pueda determinar la responsabilidad penal de un imputado es indispensable que
tenga en cuenta 2 elementos:
 La inteligencia o discernimiento del individuo, que le permite a éste acceder a la noción del bien
y el mal
 La libre voluntad que le posibilita escoger entre uno u otro.

Todo factor que prive de una u otra condición suprime la imputabilidad. El criterio de imputabilidad
reside en la conciencia y en la libertad de actuar.
La culpabilidad jurídica está enlazada al concepto de responsabilidad y a la posibilidad de gobernar
sus acciones, por lo que todos aquellos que puedan “comprender la criminalidad del acto o dirigir sus
acciones”, serán considerados imputables. Es responsable entonces solo quien tenga la capacidad para sufrir
las consecuencias del acto delictivo: Sujeto imputable y culpable.

Inculpabilidad (Aspecto Negativo): Ausencia de conducta, atipicidad o causas de justificación


inculpabilidad. Se excluye el reproche porque al autor de la conducta no se le puede exigir otra cosa. Existen
diferentes causas de inculpabilidad, que hacen desaparecer los dos aspectos de la culpabilidad.
1) En referencia a la posibilidad exigible de comprensión de la criminalidad-> dos causales de
inculpabilidad:
A- La Inimputabilidad por imposibilidad psíquica de comprensión: se relaciona con la
insuficiencia de las facultades mentales y la alteración morbosa de las mismas. En los cuadros en que
se considera la alteración morbosa de las facultades mentales se hallarán aquellos englobados dentro
de la alienación mental (trastorno general y persistente de las funciones psíquicas, cuyo carácter
patológico es ignorado o mal comprendido por el enfermo y que le impide la adaptación al medio y a
las normas sociales).

B- El error de prohibición: El Sujeto desconoce el alcance de la prohibición, falso


conocimiento de la norma prohibitivo, falsa suposición de un permiso, falsa suposición de un supuesto
fáctico de una causa de justificación. El sujeto sabe lo que hace pero cree que está permitido. A su
vez, puede ser invencible (desaparece la culpabilidad) o vencible (no desaparece la culpabilidad, sino
que se reduce y esto será valorado al momento de determinar la pena).

Puede ser en el conocimiento de un permiso: error en la permisión o en la justificación:


 Cuando el autor supone falsamente que existe una causa de justificación.
 Cuando lo que se supone falsamente es un hecho que de haber existido hubiera
permitido justificar la conducta (Justificación putativa).

2) En referencia a la posibilidad exigible de autodeterminación, existen dos causales de


inculpabilidad:
A- Inimputabilidad por imposibilidad de dirigir las acciones: por ejemplo, la cleptomanía,
donde el sujeto no puede dirigir su acción debido a que la patología lo compele al robo.
B- El estado de necesidad inculpante o exculpante: es un estado de necesidad de extrema
coacción, donde el autor no tiene otra salida que actuar como lo hace. La coacción es tan extrema que
anula la autodeterminación.

La pena es la privación de un bien jurídico. Penas posibles: Prisión, Reclusión, Multa e Inhabilitación
(especial o general). La privación de la libertad es de problemática legitimidad ya que tiene un efecto
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perjudicial en los Sujetos que la padecen. El principal objetivo es la resocialización lo cual se ve obstaculizado
por el hecho de que se lo aísla de la sociedad en instituciones con sus propias normas de funcionamiento.
Actualmente se trata de evitar que los Sujetos sean privados de su libertad con medidas alternativas que
satisfacen las necesidades del delincuente, de la víctima y las expectativas de la sociedad.

Artículo 34 del Código Penal: Cada elemento del aspecto negativo de la Teoría del Delito se
encuentra englobado dentro de las causales del Art. 34° del Código Penal Argentino, el cual reza
textualmente:
“No son punibles:
1. El que no haya podido en el momento del hecho, ya sea por insuficiencia de sus
facultades mentales, alteración morbosa de las mismas, o por su estado de inconsciencia, error
o ignorancia, de hecho no imputable, comprender la criminalidad del acto o dirigir sus acciones.
En caso de enajenación, el tribunal podrá ordenar la reclusión del agente en un manicomio, del
que no saldrá sino por resolución judicial, con audiencia del ministerio público y previo dictamen
de peritos que declaren desaparecido el peligro de que el enfermo se dañe a sí mismo o a los
demás.
2. El que obrare violentado por fuerza física irresistible o amenazas de sufrir un mal grave
e inminente.
3. El que causare un mal para evitar otro mayor inminente a que ha sido extraño
4. El que obrare en cumplimiento de un deber o en el legítimo ejercicio de un derecho
autoridad o cargo.
5. El que obrare en virtud de obediencia debida
6. El que obrare en defensa propia o de sus derechos, siempre que concurrieran las
siguientes circunstancias:
a. Agresión ilegitima
b. Necesidad racional del medio empleado para impedirla o repelerla
c. Falta de provocación suficiente por parte del que se defienda
7. El que obrare en defensa de la persona o derechos de otro siempre que concurran las
circunstancias de a y b del inciso anterior y en caso de haber precedido provocación suficiente por
parte del agredido, la de que no haya participado en ella el tercero defensor”.

El Proceso Penal - Varela


La Justicia Penal se divide en:
 Justicia Criminal, que interviene en causas de conducta criminal con penas de más de 3 años
en prisión
 Justicia Correcional, que interviene en causas de conductas prohibidas de hasta 3 años de
prisión.
 No existen juzgados de menores en la justicia nacional, sino Juzgados Penales con
Competencia en Menores, los cuales se ocupan de menores en conflicto con la ley penal.

A nivel nacional, desde 1994, el procedimiento es Mixto (o sea que sería la suma de cada uno de los
procedimientos: Inquisitivo y Acusatorio).

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Existen los Juzgados de Instrucción. El juez es el que instruye el proceso, teniendo la facultad de
delegar en el fiscal la guía del proceso; y los actos básicos de garantías son del juez. La declaración
indagatoria la toma el juez. Los allanamientos también los ordena el magistrado. El plazo en que se debe
cumplir la instrucción es de 4 meses (pero el proceso puede extenderse si la complejidad del caso así lo
requiere).
El juicio es oral y público, colegiado en los juicios criminales, y unipersonal en los correccionales. (El
mismo juez que realiza la instrucción, realiza el juicio). El tema recursivo es más complejo, ya que toma
recursos del sistema inquisitivo y les suma los del acusatorio.

Cuando se inicia una causa, la denuncia entra por denuncia policial o también puede la victima acudir
al fiscal de turno o al juez de turno. También se puede iniciar por las denominadas investigaciones
encubiertas. Cuando se realiza la denuncia, el primer funcionario que se entera debe avisarles a los demás
dentro de las próximas 24 horas, porque en realidad el fiscal desde el principio deberá estar atento a esto ya
que va a decidir si el proceso debe seguir o se debe archivar la causa. La denuncia será desestimada cuando
los hechos referidos no constituyan un delito, o cuando no se pudiere proceder.
Si decide que la causa debe continuar, deberá requerir la apertura de la instrucción, y es cuando el
juez puede decidir que el fiscal siga manejando la investigación o que sea el que instruya la causa.

Declaración indagatoria: Es un acto de defensa que tiene el imputado en una causa. No es una
prueba, por tanto el indagado puede decir la verdad o no decirla o puede mentir, ya que lo que haga o diga no
va a variar en nada. El sujeto puede hacer una presentación espontánea y puede aportar una prueba para
demostrar que no tiene nada que ver con el caso, pero puede transformarse en una indagatoria.
El juez puede llamar cuantas veces quiera a ampliación de la declaración indagatoria. Luego de esto,
debe tomar una decisión con el imputado: tiene 10 días hábiles para tomar una decisión. Puede sobreseerlo (y
no llamarlo nunca más como procesado ya que una persona no puede ser juzgada dos veces por un mismo
hecho) o procesarlo. Si lo considera procesado, lo puede procesar con prisión preventiva o sin prisión
preventiva. En los delitos con pena de más de 8 años debe procesarlo con prisión preventiva.
La prisión preventiva es la privación de la libertad personal impuesta al imputado en el curso del
proceso, como medida cautelar para asegurar su sometimiento a él. Es un medio a través de la cual se logra
la aplicación de la ley sustantiva. Sólo puede ser impuesta con el objeto de asegurar los fines del proceso:
correcta averiguación de la verdad y actuación de la ley penal. En consecuencia, en todos los demás casos su
aplicación será ilegitima.
Las únicas posibilidades por las cuales una persona resultaría privada de su libertad durante el
proceso son: el peligro de entorpecimiento de la actividad probatoria, por un lado y por otro el peligro de la
fuga.
Dicha medida cautelar reviste los siguientes caracteres:
 proporcionalidad con el peligro procesal que se trata de evitar.
 condicionalidad, a la existencia de un mínimo marco probatorio de culpabilidad.
 provisionalidad respecto de la subsistencia del peligro que las mismas pretenden
eliminar.
 excepcionalidad, porque afectan derechos de quien goza de un estado de inocencia
 subsidiariedad consecuente con el carácter descriptivo en el punto anterior, lo que
importa es su naturaleza de última ratio y por tanto, está supeditada a la existencia de otras medidas
que coarten derechos fundamentales en forma menos gravosa.

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La prisión preventiva solo puede ser impuesta con el objeto de asegurar los fines del proceso: correcta
averiguación de la verdad y actuación de la ley penal. En consecuencia, en todos los demás casos su
aplicación será ilegitima. Según el Art. 24, la prisión preventiva sufrida por el imputado se computa a los
efectos de la cantidad de pena impuesta cuando el sujeto es condenado.
Hay una tercer posición: puede el juez establecer la falta de mérito: es cuando hubo una ardua tarea
investigativa y debe continuar una larga tarea más, entonces le dará la libertad pero sigue vinculado a la
causa. Cuando cierra la instrucción debe procesarlo o liberarlo.

En un momento del proceso el juez considerará que no puede seguir investigando ya que se agotaron
las pruebas y es el fiscal el que también debe presentar el requerimiento de elevación a juicio si está de
acuerdo. O puede el fiscal referir que hay más pruebas, y el juez puede decidir estar de acuerdo o no. Si el
juez dice que no aceptará la inclusión de pruebas, se debe pasar a la etapa de plenario; esta decisión es
inapelable y aquí se termina la etapa procesal.
Hay una tercera posibilidad, el sobreseimiento, el alegato de haber investigado todo. Si el fiscal está de
acuerdo se procede a la suspensión. Esta facultad es del fiscal, ya que este sería el guardián de la legalidad,
y si él considera que lo q hay en el proceso no alcanza para elevar a juicio, decide no llevar a juicio el caso.
El pedido de sobreseimiento puede ser aceptado o no por el juez, quien es el que decide si da lugar a
que el caso sea elevado al Tribunal Oral. Durante la instrucción, las resoluciones que el juez ordena son
apelables (procesamiento, prisión preventiva, etc.)

La eximición de prisión
El defensor puede gestionar la eximición de prisión mientras el imputado está en libertad, mientras que
la excarcelación es solicitada cuando ya se le ha aplicado la prisión preventiva. El órgano jurisdiccional, al
momento de decidir la concesión de la exención de prisión o excarcelación de un imputado, debe además
arbitrar las medidas necesarias para el cumplimiento de las obligaciones que le impongan y procurar que el
imputado se someta a la ejecución de una eventual sentencia condenatoria de cumplimiento efectiva.
El instrumento legal que el código procesal penal establece para tales efectos es la caución que puede
ser juratoria, personal o real:
1. Caución juratoria: el excarcelado prestara formal promesa de cumplir las obligaciones a que se
refieren los dos artículos anteriores.
2. Caución real: se cumplirá depositando a la orden del órgano interviniente.
3. Caución personal: se cumplirá con la constitución de un tercero como fiador, el que se obligara
a presentar a su fiado cuantas veces sea requerido y a pagar el monto de la caución en caso de la
incompetencia para lo cual se constituirá en deudor principal pagador

De las tres formas de caución mencionadas el magistrado tiene que optar por una, teniendo en cuenta
que la misma sea de cumplimiento posible (se ha de tomar en cuenta la situación personal del imputado, su
personalidad moral y las características del hecho). La naturaleza del delito que se imputa al encausado
resulta una pauta para establecer el monto de la caución.

Recurso de Reposición: Es el que se interpone en contra de las resoluciones que toma el juez sin
darle traslado a las partes. Entonces la parte que se siente perjudicada, le presenta una reposición en donde
le solicita al juez que la cambie y el magistrado podrá hacerlo o no. Las partes pueden apelar las medidas
dispuesta por el juez de instrucción y luego este la eleva a la Cámara Nacional de Apelaciones, en donde se
evaluara si corresponde dar lugar a la apelación o no.

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Etapa de Juicio: Interviene el tribunal compuesto por tres jueces (uno es el presidente del jurado). Los
juicios son orales y públicos, salvo en el caso que las victimas fueren menores de edad o en casos de delitos
sexuales. En los juicios orales el imputado tiene que estar presente, no hay juicio en ausencia.
Se inicia la toma de declaraciones; primero declaran los peritos, a quienes se les puede pedir
aclaraciones de lo contestado en informe pericial o realizarle nuevas pruebas. Los peritos deben decir la
verdad y prestar juramento. Las preguntas pueden ser realizadas por las partes o incluso por el Tribunal.
Luego declaran los testigos (quienes no pueden tener comunicación entre ellos) y en última instancia,
se presentan las demás pruebas. Los testigos deben declarar ante el Tribunal, si no vienen, puede una de las
partes pedir que se instruya la declaración por lectura; para esto deben estar de acuerdo ambas partes. Si
esto no es aceptado, se debe buscar al perito o al testigo con la fuerza pública.

Alegatos: Las partes alegan sobre el derecho y sobre los hechos. Primero tiene la palabra el
querellante, si lo hubiere. Luego el fiscal, después el defensor y entre ambos se comienza a dar lo que se
denomina réplicas del fiscal y el defensor. En esta etapa, el defensor deberá pedir la absolución o la pena que
considera corresponde al imputado; tendrá la última palabra antes de la lectura de la sentencia.

Módulo V: Derecho de Familia.


La familia ante la justicia. Adopciones. Restitución. Aspectos legales. Actuación del Psicólogo en los roles de mediador,
consejero (counseling) y perito. Enfoque psicosocial y Jurídico sobre la violencia familiar. Víctimas de violencia familiar. Abuso sexual
Infantil. Relaciones entre el ofensor y la víctima. El abuso sexual en niños dentro de la familia (relaciones incestuosas). El Psicólogo
ante la Ley de Protección contra la violencia familiar, N° 24.417 y la Ley de protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la
violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales Nº 26.485. Diferencias entre la
intervención terapéutica y la evaluación pericial.

Ley de Protección contra la Violencia Familiar N° 24.417

Protección contra la Violencia Familiar (Fuero Civil)

La violencia familiar se la considera un conflicto intrafamiliar y social. Se adopta la vía civil, y si hay
lesiones se inicia una denuncia penal. Si la víctima es un mayor puede decidir no iniciar la causa penal, si en
cambio es un menor, se inicia automáticamente. La ley protege a la víctima para que pueda recibir el auxilio
que necesita y evite la continuación del maltrato.
Es obligatorio denunciar el hecho cuando la violencia es ejercida sobre niños, ancianos, incapaces o
discapacitados. El denunciante no tiene que probar el maltrato ni cómo ni cuándo sucedió el mismo; una vez
hecha la denuncia será la justicia la encargada de evaluar el hecho. El profesional que no denuncie puede
incurrir en el delito de abandono de persona y/o cometer un acto de mala praxis por inobservancia de los
deberes a su cargo.
La presente ley contempla la intervención de peritos a los efectos de evaluar la dinámica familiar
teniendo en cuenta el daño causado a la víctima y los indicadores de una eventual situación de riesgo. Debe
informar al juez los indicadores de riesgo para poder así tomar medidas cautelares como: exclusión del
victimario del hogar, prohibición de acercarse a la casa, trabajo o lugar de estudio, tenencia de los hijos,
régimen de visitas supervisadas, interacción de la víctima, indicación de tratamiento.
En cuanto a la prevención, plantea 3 niveles:

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1) Prevención primaria: se dirige a las raíces mismas de la violencia. Tiene como objetivo
eliminar los aspectos de la vida social o familiar que provocan la insensibilidad respecto al otro, el odio
y el sentimiento de inferioridad.
2) Prevención secundaria: hay que conocer los grupos de riesgo a fin de detener la
violencia en el seno de la familia. Grupos de riesgo: niños; condiciones socioeconómicas; padres
alcohólicos o drogadependientes; padres de la tercera edad que conviven con la familia; la mujer
pensada como objeto sexual. Prestar ayuda a estas personas ofreciendo servicios de consulta familiar,
servicios ambulatorios en hospitales.
3) Prevención terciaria: asistencia y tratamiento de todas las personas que conforman la
familia que ha padecido algún tipo de violencia por lo menos 1 vez.

Se confecciona el diagnóstico a través de la valoración clínica, el diagnóstico psicológico, el


diagnóstico social y ambiental, la evaluación del riesgo (gravedad de las consecuencias, características de la
víctima, historia previa, acceso del perpetrador al niño, etc) reunión y estrategia: las distintas acciones a
realizar pueden ser: tratamientos psicológicos individuales y familiares, acciones legales, tratamientos
médicos, seguimiento, etc.

ARTICULO 1º — Toda persona que sufriese lesiones o maltrato físico o psíquico por parte de
alguno de los integrantes del grupo familiar podrá denunciar estos hechos en forma verbal o escrita ante el
juez con competencia en asuntos de familia y solicitar medidas cautelares conexas. A los efectos de esta ley
se entiende por grupo familiar el originado en el matrimonio o en las uniones de hecho.

ARTICULO 2º — Cuando los damnificados fuesen menores o incapaces, ancianos o


discapacitados, los hechos deberán ser denunciados por sus representantes legales y/o el ministerio
público. También estarán obligados a efectuar la denuncia los servicios asistenciales sociales o educativos,
públicos o privados, los profesionales de la salud y todo funcionario público en razón de su labor. El menor o
incapaz puede directamente poner en conocimiento de los hechos al ministerio público.

ARTICULO 3º — El juez requerirá un diagnóstico de interacción familiar efectuado por peritos de


diversas disciplinas para determinar los daños físicos y psíquicos sufridos por la víctima, la situación de
peligro y el medio social y ambiental de la familia. Las partes podrán solicitar otros informes técnicos.

ARTÍCULO 4º — El juez podrá adoptar, al tomar conocimiento de los hechos motivo de la denuncia,
las siguientes medidas cautelares:
a) Ordenar la exclusión del autor, de la vivienda donde habita el grupo familiar;
b) Prohibir el acceso del autor, al domicilio del damnificado como a los lugares de trabajo o estudio;
c) Ordenar el reintegro al domicilio a petición de quien ha debido salir del mismo por razones de
seguridad personal, excluyendo al autor;
d) Decretar provisoriamente alimentos, tenencia y derecho de comunicación con los hijos.
El juez establecerá la duración de las medidas dispuestas de acuerdo a los antecedentes de la causa.

ARTICULO 5º — El juez, dentro de las 48 horas de adoptadas las medidas precautorias, convocará a
las partes y al ministerio público a una audiencia de mediación instando a las mismas y su grupo familiar a
asistir a programas educativos o terapéuticos, teniendo en cuenta el informe del artículo 3.

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ARTICULO 6º — La reglamentación de esta ley preverá las medidas conducentes a fin de brindar al
imputado y su grupo familiar asistencia médica psicológica gratuita.

ARTÍCULO 8º — Incorpórase como segundo párrafo al artículo 310 del Código Procesal Penal de la
Nación (Ley 23.984) el siguiente:
En los procesos por alguno de los delitos previstos en el libro segundo, títulos I, II, III, V y VI, y título V
capítulo I del Código Penal cometidos dentro de un grupo familiar conviviente, aunque estuviese constituido
por uniones de hecho, y las circunstancias del caso hicieren presumir fundadamente que puede repetirse, el
juez podrá disponer como medida cautelar la exclusión del hogar del procesado. Si el procesado tuviese
deberes de asistencia familiar y la exclusión hiciere peligrar la subsistencia de los alimentados, se dará
intervención al asesor de menores para que se promuevan las acciones que correspondan.

Ley de Adopción N° 24.779 (1997)


Establece que la adopción de menores emancipados se otorga solamente a través de sentencia
judicial, a pedido del adoptante. Por lo tanto la labor del Juez consistirá en evaluar cada situación en
particular, a través de estudios específicos que estarán a cargo de profesionales idóneos, quienes
corroborarán si están dados los requisitos de forma y fondo que exige este instituto.

Existen 2 tipos de adopción:


1. Plena: le da al adoptado una filiación que sustituye la de origen, extinguiendo el
parentesco y obteniendo el adoptado los mismos derechos y obligaciones que el hijo biológico. Es
irrevocable.
2. Simple: confiere al adoptado la posición de hijo biológico pero no crea vínculo de
parentesco con la flia biológica del adoptante. Los hijos adoptivos del mismo adoptante, serán
considerados hermanos entre sí. La adopción de un hijo del cónyuge siempre será una adopción
simple. Subsisten y no se sustituyen los lazos entre el adoptado y la flia de origen, los derechos y
deberes que resulten del vínculo biológico del adoptado no quedan extinguidos por la adopción. Dichos
casos están contemplados en situaciones tales como padres con graves patologías mentales, que los
inhabilitan para ejercer el paternaje, pero es beneficioso para el niño la continuación del vínculo
afectivo, o en los casos en que hubieren derechos sucesorios en los cuales está contemplado el
menor. Es revocable en los siguientes casos:
a) Por haberse negado alimentos sin causa justificada
b) Por petición justificada del adoptado mayor de edad
c) Por acuerdo de partes manifestado judicialmente cuando el adoptado fuere mayor de
edad.

Después de otorgada la adopción plena no es reconocible el conocimiento del adoptado por sus
padres biológicos, mientras que después de la adopción simple sí es admisible el ejercicio de la acción de
filiación. El adoptado tiene derecho a conocer su realidad biológica y podrá acceder al expediente a partir de
los 18 años de edad.

El adoptante deberá tener bajo su guarda al menor durante un lapso mínimo de seis meses para iniciar
el juicio de adopción.

Los requisitos para que un niño sea dado en adopción son:


43
1. Cuando no tenga filiación acreditada (abandonados)
2. Cuando los padres hubiesen perdido la patria potestad.
3. Cuando estuviese en un establecimiento asistencial por más de un año sin noticia de los padres
4. Cuando los padres hubiesen manifestado expresamente la voluntad de que su hijo sea
adoptado
5. Cuando es huérfano de padre y madre.

Requisitos para la adopción:

 No se puede ser adoptado por más de una persona simultáneamente, salvo que los adoptantes
sean cónyuges se podrá otorgar una nueva adopción sobre el menor.
 El adoptante debe ser 18 años mayor que el adoptado.
 Se podrá adoptar a varios menores de uno y otro sexo simultáneamente o sucesivamente.
 La existencia de descendientes no impide la adopción, aquellos podrán ser oídos por el juez o
tribunal.
 Residencia en el país mínimo 5 años anteriores a la petición.

Personas que no están en condiciones de solicitar adopción:

a) Menores de 30 años.
b) Cónyuges que tengan más de 3 años de casados, o que puedan acreditar la imposibilidad de
tener hijos.
c) Quienes no fijen residencia permanente en el pais por un periodo mínimo de cinco años.
d) Los ascendientes a sus descendientes
e) Hermanos mayores a hermanos menores de edad.

Las personas casadas solo podrán adoptar si lo hacen de manera conjunta. El adoptante deberá
cumplir una guarda no menor a 6 meses ni mayor a un año. El juicio comenzara luego de 6 meses de guarda.

Requisitos para otorgar la guarda:

A- Citar a los progenitores del menor a fin de que presten consentimiento para otorgar la
guarda. Esta citación se hará dentro de los sesenta días posteriores al nacimiento. Esto no será
necesario en los casos en que el menor esté en un establecimiento asistencial y sus padres se
hubieran desentendido del niño por un periodo de tiempo de más de un año de desamparo o cuando
los padres hubiesen perdido la patria potestad.
B- Tomar conocimiento personal del menor por parte del juez.
C- Tomar conocimiento de las condiciones personales, edades y aptitudes del o de los
adoptantes y de la familia biológica del menor; a través de la opinión de equipos técnicos, teniendo en
consideración las necesidades e intereses del menor.

Reglas del juicio de adopción:


 La acción legal debe llevarse ante el juez o tribunal del domicilio del adoptante o donde
se otorga la guarda.
 Son partes: el adoptante y el Ministerio Público de Menores

44
 El juez oirá, si lo juzga conveniente, al adoptado, y valorará si la adopción es lo más
adecuado. Los adoptantes deberán asegurarle las necesidades materiales, educativas y emocionales.
 Las audiencias serán privadas y el expediente será secreto y reservado, solo tendrán
acceso a él las partes interesadas, letrados y peritos intervinientes.
 deberá constar en la sentencia q el adoptante se ha comprometido a hacer conocer al
adoptado su realidad biológica y éste tiene derecho a acceder al expediente a partir de los 18 años.
 En todos los casos se valorará el interés del menor.

El adoptante deberá tener bajo su guarda al menor durante un lapso mínimo de 6 meses. Permite la
evaluación de la pareja o persona. Pasado este periodo se inicia el juicio de adopción. La adopción debe
inscribirse en el registro del estado Civil y Capacidad de la personas.

La llamada adopción ilegal: sustitución de estado: En general escuchamos hablar de adopción legal e
ilegal como si existieran dos modalidades dentro de esta institución, pero debemos tener en claro que la
adopción siempre es legal, ya que consiste en la incorporación de un menor dentro de una familia, confiriendo
al adoptado una filiación determinada, de acuerdo al tipo de adopción que corresponda. Pero no todas las
parejas incapacitadas para procrear recurren a este proceso legal, la modalidad ilegal refiere a toda situación
en la que se altera una partida de nacimiento, inscribiendo como hijo biológico a quien en realidad no lo es y
manteniendo oculto el verdadero origen de los niños).

Si preguntamos porque se ha actuado así, se nos dirá que ha sido para evitar todos los trámites que se
deben realizar para una adopción, para acortar los tiempos de espera, para evitar que terceros evalúen su
accionar en la intimidad, etc. Pero lo que en realidad sucede es que no hacer explícita la imposibilidad de
procrear tiene que ver con la no elaboración de dicha incapacidad biológica y con la culpa por sentirse
incompletos al no poder engendrar un hijo, hallándose sometidos a un imperativo interno que les indica que de
no tener hijos no estarían cumpliendo con los mandatos de la novela familiar. De esta manera, al no
evidenciar ante terceros tal imposibilidad y, considerando a ese hijo como "verdadero", creen poder superar
esta situación. Pero lo que en realidad sucede es que, ocultando el verdadero origen del niño no sólo no se
sienten tranquilos sino que viven angustiados y con fantasías sobre el hecho de haberse apropiado de algo
que no les pertenece, sobre el cual no tiene ningún derecho y al que, por lo tanto, no pueden poner límites ya
que temen que algún día los abandone.

Nulidad: La adopción quedara nula en violación de los preceptos referentes a:

 la edad del adoptado.


 Diferencia entre la edad del adoptante y adoptado.
 La adopción que hubiese tenido un hecho ilícito
 La adopción simultánea por más de una persona salvo adoptantes cónyuges.
 Adopción de descendientes.
 Adopción de hermanos.

La Administración de Conflictos - Varela

45
Preocupación por la inoperancia del sistema legal para resolver los problemas de la mayoría de los
ciudadanos. Los asistentes a la reunión cercanos al orden jurídico, manifestaron su preocupación por el
incremento del volumen de litigios, las dudas respecto de la equidad de los procedimientos, y la falta de
respuesta a muchos problemas sociales.
La idea fundamental, que compromete una verdadera reforma judicial, está en relación a una
transformación de la justicia distributiva en justicia restaurativa o reparatoria como una forma alternativa de
resolución de litigios. El enfoque colaborador como antípoda del adversarial, sería la clave para el cambio. Si
el uso excesivo de las cárceles se debe en parte al uso excesivo de los procedimientos de la justicia penal, la
respuesta es incluir más a la comunidad en la resolución de sus propios problemas.

En estos programas se ha comprobado que los acuerdos mediados de restitución, donde la víctima y
el ofensor se sientan cara a cara, son cumplidos más frecuentemente que las soluciones adjudicadas, la
posesión y apoyo que vienen de las sentencias impuestas por la comunidad o el grupo familiar producen una
tasa alta de éxito para los ofensores, disminuyendo el nivel de reincidencia.
Cuando se define a la comunidad o víctima como receptor del daño causado por el ofensor, también se
convierte en el mejor grupo para describir tanto el perjuicio causado como las necesidades de reparación. Y si
bien la responsabilidad de reparación se asigna al ofensor, la comunidad aporta apoyo.
La justicia restaurativa es un modelo que apunta hacia el futuro enfatizando la resolución de
problemas, en lugar del “castigo redistributivo”. Las metas que persigue son:
- Un papel más protagónico para las victimas
- Amplia participación de la comunidad
- Responsabilidad y reparación por parte del ofensor

Las medidas restaurativas se centran en la reparación del daño y en la reconstrucción de las


relaciones personales, como contrapartida del castigo, la expulsión, la vergüenza y la venganza. Se supone
como consecuencia de su aplicación un control más eficiente del delito y una reducción en el uso de las
instituciones penales.

La Ley de Mediación promueve la mediación como paso previo a la iniciación de cualquier juicio del
fuero civil o comercial, salvo las excepciones que en ella figuran y que contemplan fundamentalmente los
juicios patrimoniales ejecutivos; las quiebras y los desalojos.
Los temas de derecho de familia que requieren pasar por mediación son en teoría los estrictamente
patrimoniales, salvo que la práctica motivo el abordaje de otras cuestiones que van apareadas con los
alimentos o con la disolución de los bienes de la sociedad conyugal.

Respecto del criterio de selección de casos, se enuncian algunos supuestos en que la mediación no es
recomendable:
- Cuando existe la necesidad de la sanción publica de alguna conducta
- Cuando reiteradas violaciones de leyes y reglamentos requieren ser tratados de una
manera colectiva y uniforme
- Cuando una de las partes necesita probar la verdad de los hechos
- Cuando lo que se desea es sentar un precedente legal
- Cuando una de las partes no tiene interés en acordar
- Cuando la controversia involucra un delito de acción pública o violencia, o malos tratos a
menores

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- Cuando las partes no pueden negociar de manera eficaz por si mismas o con
asesoramiento legal

¿Qué es la mediación? La mediación es una negociación asistida. Es la intervención en una disputa


entre partes, de un tercero aceptable, neutral e imparcial, que carece de un poder autorizado de decisión para
ayudar a las partes en disputa a alcanzar voluntariamente su propio arreglo mutuamente aceptable (que
ambas partes acepten su presencia).
Es una extensión del proceso de negociación: el concepto de intervención da cuenta de la existencia
del sistema, independientemente del interventor. El mediador no es parte de la disputa, no tiene un lugar en
ella, sino que opera por fuera de la misma.

Las etapas de la mediación consisten en intervenciones generales:


1. Interiorización de la disputa: evaluación de los datos
2. Análisis del conflicto y sus peculiaridades
3. Identificación de las partes de competencia en el problema: determinación de las posiciones
sostenidas
4. Detección del camino para atravesar las partes y llegar a los intereses

Estos movimientos que realiza en su práctica el mediador son posibilitados por el establecimiento de
una comunicación interactiva de las partes a partir de las intervenciones que el mediador efectúa gracias a su
escucha atenta y al cumplimiento irrenunciable de la neutralidad e imparcialidad. Es preciso diseñar
estrategias de intervención que respondan a las complicaciones propias de cada enfrentamiento.
En la mediación prejudicial, una vez cumplida la etapa de notificación, se lleva a cabo la primera
audiencia con la participación del o los requirente/s, el/los requerido/s y el mediador, quien a través de lo que
se denomina el discurso inicial, pondrá en antecedentes a los participantes de las condiciones del
procedimiento, y de la confidencialidad propia de la práctica, la cual puede materializarse en la firma del
convenio de confidencialidad.

No hay intención de comunicación sin escucha, y no hay escucha fuera de las palabras. Las palabras
dan cuenta de un sujeto y su posición. En el borde mismo de lo imaginario y lo simbólico, de la modernidad
fallida y la posmodernidad indeterminada, se presenta la práctica de la mediación, en medio de los estragos
de este comienzo de siglo que se debate en la modernidad de una violencia donde las diferencias cuanto más
se acentúan tanto más irritan.
En este escenario, es necesario que la palabra adquiera protagonismo en su histórica función
pacificadora y facilitadora del lazo social. Hacia esto apunta la actitud mediadora. Un conflicto implica una
diferencia, que insiste en la intransigencia de un individualismo que se arroga la posesión de la verdad y que
en este movimiento el otro desaparece como portador de las mismas posibilidades.
Cuando las fuerzas se equiparan, el conflicto se diluye, podríamos decir que la mediación opera como
catalizador, en tanto la abstinencia del mediador así lo posibilite. Correspondiendo su función a una
intervención limitada a la instauración de la intercomunicación y posterior interacción de las partes.

Varela – El Delito Intra-Familiar

La importancia de la elaboración de un profundo estudio psicológico forense radica en la explicitación


de los hechos como una mejor manera de comprenderlos, no apunta a la justificación de los actos imputados.
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La Psiquiatría Forense describe estas conductas pero no puede explicarlas con la claridad que debería, por lo
que es ahí donde la Psicología Forense se inscribe con el objetivo de brindar estas respuestas.

Homicidios: es evidente que cuando nos encontramos ante la situación de un delito en el cual autor y
víctima pertenecen al mismo núcleo familiar, esta situación adquiere características especiales: la relación
entre delito y pena crece en forma proporcional. Por lo tanto, cuando existe un incremento de la violencia,
automáticamente la sociedad reacciona con mayor rigidez en el sistema punitivo. Nuestro Código aumenta su
quantum represivo cuando un delito se repite con tanta frecuencia que eleva el nivel de alarma social.
Establece el artículo 60.1 de nuestro código: "al que matare a otro, siendo la víctima ascendiente,
descendiente o cónyuge, sabiendo que lo son", la pena que corresponde a este homicidio es la prisión
perpetua en su calidad de homicidio agravado por el vínculo.

Niños castigados y apaleados: en la mayoría de estos casos que necesitan internaciones, atenciones
en los hospitales o salas de primeros auxilios, se ha podido observar que las golpizas suelen ser propiciadas
por sus padres luego de haber tenido discusiones de palabra y de hecho entre ellos. Es posible identificar
malas relaciones de estos con sus progenitores.

El estado de abandono familiar en que se encuentran se constituye en un factor de castigo, los deja
indefensos ante las contingencias sociales y los transforma en proclives al accionar delictivo y marginal. Estos
casos son claros delitos de inobservancia de los deberes del progenitor, pero la estructura social actual hace
difícil que se pueda revertir esta situación, ya que los padres alegan la imposibilidad de tenerlos o que los
chicos hacen más plata que ellos. Lo único que cambia en referencia al nivel cultural es la forma. El nivel
social tiene poca relación con el actuar en sí.

Aborto-Infanticidio: Numerosas razones llevan a una mujer a abortar: desde la falta de toma de
conciencia de la importancia de la vida humana que lleva en su vientre hasta causales de orden social,
venganza, temor o represalias paternas, falta de medios económicos, sentimientos egoístas, etc. Una vez
realizada la autopsia de la víctima, se le quitarán los pulmones y se introducirán éstos en agua, si los órganos
se hunden querrá decir que jamás contuvieron aire, que el ser nunca respiró, por lo cual se lo considera feto, y
esto se calificará como aborto. Si por el contrario, los pulmones flotan, querrá decir que tuvieron aire, que la
criatura respiró, y así el delito se convierte en infanticidio u homicidio agravado por el vínculo.

Violaciones y estupro: En los procesos de transculturación, fenómeno que definimos a partir del
traslado de un individuo de una región a otra, con el correspondiente cambio de costumbres, valores y la
adaptación a otros que le son ajenos e incomprensibles, con lo cual el sujeto se ve obligado a negarlos, no
aceptarlos ni reconocerlos como propios, lo que provocaría una crisis en su cultura.

Conclusiones: En la mayoría se trata de la necesidad de un estudio socio-ambiental de la situación


del menor tutelado, que debe ser realizado por el asistente social y el psicólogo intervinientes; en ningún caso
es necesario el estudio psicológico forense del autor del acto delictivo, sólo el juez puede solicitar estos
estudios a voluntad. El hecho de que el estado de alineación en la actualidad lo determine el juez con la
colaboración de la psiquiatría forense, hace que existan casos en donde la evidencia es insuficiente para dar
una adecuada respuesta; y es el caso de las psicopatías, siendo que el Art. 34.1 exige que el autor del delito,
en el momento del hecho, no comprenda la criminalidad del acto o no pueda dirigir sus acciones. Pero aquí es
problemático, el psicópata, ¿comprende la criminalidad del hecho?

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Importancia del profundo estudio psicológico forense: adecuada determinación del nivel intelectual,
estado emocional, motivaciones, entrevista diagnóstica, entrevista familiar, otorgan material importantísimo a
la investigación acerca de los causales.

Módulo VI: Derecho de Menores

Paradigma de la situación irregular & Paradigma de la protección integral. Legislación que atañe a la infancia y adolescencia.
Régimen penal de menores. Abordaje los niños y adolescentes judicializados e institucionalizados. Incidencia y vulnerabilidad familiar
y social. Diagnóstico y asistencia.

Los Menores y la Justicia: Relación entre la Psicología y la Ley

Cuando mencionamos la minoridad judicializada, estamos haciendo directa referencia al llamado


Derecho de Menores, es decir, el conjunto de normas jurídicas que tienen por objeto reglar la actividad
comunitaria en relación con un menor. La legislación coloca al menor, explícita o implícitamente, como sujeto
prevalente de derecho.
Esta es la rama del derecho que tiene por sujeto al menor, con el propósito e interés social de que éste
nazca, crezca, se desarrolle normalmente y llegue a la mayoría de edad en la plenitud de sus posibilidades
físicas, mentales y espirituales, regulando su actividad normal y conflictual con la familia, la comunidad y el
orden jurídico-social. Por lo tanto, es un abordaje multidimensional, interdisciplinario y transdiciplinario.

La psicología jurídica aplicada al ejercicio del derecho de menores se vincula con la protección y
formación del menor, ofreciendo a los juristas una visión científica y moderna del menor considerado como ser
psico- bio- social facilitando de esta forma la comprensión, el pronóstico y la modificación del comportamiento
del niño.

El niño adolescente vive en un contexto que no es simple ni unificado, y que afecta de continuo su
comportamiento y desarrollo. Desde ese medio le llegan patrones de estímulos y él, a su vez, en virtud de su
propia formación, recoge selectivamente elementos de ese contexto. A causa de las interrelaciones que se
acumulan, el niño adolescente está dentro de un engranaje en continuo proceso de desarrollo no reversible. El
comportamiento es siempre la resultante de la historia pasada y del estimulo presente. Por consiguiente, el
concepto de causalidad simple o única debe ser remplazado por los conceptos multifactoriales, relaciones
reciprocas, y el aplazamiento gradual de causas y la acumulación continua de efectos.

El psicólogo que se dedica al estudio del menor busca principios de aplicación que faciliten la
comprensión, el pronóstico y el comportamiento. Por ello debe conocer fundamentalmente los siguientes
factores:

 La mecánica y la dinámica del niño en desarrollo


 Las acciones que ejercen sobre él el medio ambiente
 Los efectos que el medio produce en él

Menor judicializado: Cuando el niño o adolescente es lo que denominamos “judicializado”, estamos


diciendo que el mismo ha quedado a disposición de un juez competente en asuntos de menores, el cual
ejercerá la función tutelar que el Estado prevé para los mismos, en el marco del sistema jurídico de protección

49
integral del derecho de memores. Para determinar si el Estado se hará cargo de la tutela de un joven o niño,
el juez competente en asuntos de menores evaluará y luego dictaminará las acciones a seguir. Se valdrá de
dichas evaluaciones por los informes elaborados por los especialistas, entre los cuales se encuentra el rol del
psic.
Todas las medidas tutelares tienen por finalidad lograr el desarrollo pleno y armónico del sujeto. Las
mismas serán ordenadas en los siguientes casos:
a) Abandono moral o material
b) Peligro moral o material
c) Casos de menores que han cometido un acto tipificado como delito
d) Casos de menores que han sido víctimas de delito

Las medidas tutelares podrán ser ordinarios o extraordinarias según el examen que se haga de las
características del menor (sea autor o víctima de un delito) de su contexto fliar, y su medio socioambiental y
cultural.

Marco jurídico
El Derecho de Menores, encuentra su base fundamental en los objetivos generales propuestos en la
Declaración Universal de los Derechos Humanos y Derechos del Niño, el Pacto de San José de Costa Rica y
la Convención de los Derechos del Niño.

En 1919, se sanciona en nuestro país la Ley Agote o Ley del Patronato de Menores, la cual determina
que la tutela estatal se aplicará en los supuestos de menores en situación de abandono, en tanto necesitan de
protección jurídica. Es la primera norma que se ocupa de la infancia desfavorecida y constituye un paradigma
de la situación irregular donde el niño es objeto de derecho. Estabiliza la figura del juez de menores cuya
función es cuidar de los niños en situación de riesgo. Establece la función tutelar del Estado en relación con
los niños y/o adolescentes que necesitan de protección jurídica. Las situaciones que tipifican el abandono
moral o material son las siguientes:
1. Menor que no está sujeto a la patria potestad, tutela o guarda.
2. Menor con representante legal o guardador, que no cumple sus deberes de asistencia,
tenencia y educación
3. Menor autor de hechos ilícitos, contravencionales o de otros actos que, por su
naturaleza, pueden influir en su formación.
4. Menor víctima de hechos ilícitos, contravencionales o de otros actos que por su
naturaleza, pueden influir en su formación.
5. Menor que adopta inconductas reiteradas y manifiestas.
6. Menor que presta actividad laboral en condiciones que ponen en peligro su desarrollo
personal.
7. Menor cuyo grupo familiar no es continente debido a conflictivas desestabilizantes.

Esta ley establece además la supresión o suspensión de la Patria Potestad, las que son revisables y
modificables por los tribunales intervinientes. Especifica como causales de privación de la Patria Potestad
para los padres que cometan delitos contra los hijos, padres delincuentes o ebrios que maltraten al menor, o
estuvieran moral o materialmente abandonados.

En 1959 la Organización de las Naciones Unidas (ONU) firmó la Declaración de los Derechos del
Niño, la cual proclamó el derecho de la infancia de todo el mundo a recibir un cuidado adecuado por parte de
50
los padres y de la comunidad. La Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño, celebrada
en 1989, intentó consolidar la legislación internacional sobre derechos básicos del niño en cuanto a
supervivencia, educación y protección frente a la explotación, los malos tratos, etc.

Ley 22.278 (1980) y Ley 22803 (1983)


Régimen penal de menores. Establece 3 categorías dentro del régimen:
 Menores no punibles: aquel que no haya cumplido 16 años; tampoco aquel que no haya
cumplido 18 años de edad respecto a delitos de acción privada o reprimidos con pena privativa de la
libertad que no exceda los dos años
 Menores punibles en forma relativa: menores entre 16 y 18 años, que hubieren cometido
delitos que no fueran los arriba mencionados. Se le abre un proceso judicial pero no se le dicta
sentencia hasta que cumpla los 18 años. La imposición de pena requiere lo siguiente:
- que haya sido declarada la responsabilidad penal
- que haya cumplido 18 años
- que haya sido sometido a un periodo de tratamiento tutelar no inferior al año.

El juez puede tomar 3 caminos: dictar sentencia condenatoria (pena común), darle una pena
menor al delito que cometió (pena tentativa) o absolverlo. Para tomar esta decisión, el juez se basa en
los informes que elevan los equipos interdisciplinarios de acuerdo al progreso en el tratamiento.
 Menores punibles: entre 18 y 21 años. La punibilidad es absoluta. Durante el lapso que
dure la minoría de edad, la pena privativa de la libertad se cumplirá en institutos especializados para
menores. Cuando alcance la mayoría, cumplirá la condena en establecimientos para adultos.

En las dos primeras categorías, el juez intervendrá cuando estos menores se encuentren involucrados
en un delito disponiendo provisionalmente, tomando conocimiento directo del menor y su contexto familiar, a
través de informes de la personalidad del menor y de las condiciones familiares y ambientales. Para la
realización de dicha evaluación, el juez puede ordenar la internación del menor en establecimientos
adecuados a dichos fines.
Si a raíz de dicha evaluación se comprueba que el menor se halla en situación de abandono o peligro
moral o material, o evidencia graves trastornos de conducta, el juez podrá disponer definitivamente de este
menor. Esto implica:
1) La custodia del menor por parte del juez a los efectos de brindarle lo necesario para un
adecuado desarrollo psicosocial.
2) Restricción de la patria potestad o tutela
3) Aplicación de las medidas tutelares, las cuales se hallan exentas de todo reproche.

En 1989 la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas aprobó la Convención de


los Derechos del Niño. La Convención exige una protección para los niños contra toda clase de maltrato y
pide para éstos, un nivel de vida adecuado, una buena formación, asistencia sanitaria e incluso diversión.
Genera un nuevo paradigma: la Protección Integral donde el niño es un sujeto de derecho. Establece ciertos
derechos que deben ser satisfechos y, por ende, exigibles. Las medidas que el Estado adopta como
protección deben ser diferentes a las de sanción. Exige que todas las medidas adoptadas por un Estado en
relación con los niños deberían tener como consideración fundamental favorecer los intereses del menor.

51
El artículo 75° de la Constitución Nacional Argentina establece la jerarquía constitucional de la
Convención de los Derechos del Niño, siendo la misma complementaria, junto a otras convenciones y
tratados, de los derechos y garantías reconocidos por ella.

Es a partir de este marco normativo que se establece un programa de protección social de la niñez en
riesgo, para contribuir al bienestar infantojuvenil, satisfaciendo las necesidades en el crecimiento, a las cuales
sus familias no han podido responder en forma adecuada.

Varela - El Psicólogo en la Libertad Asistida: Tratamiento de Adolescentes en el Medio


Social

En el tratamiento de adolescentes en el medio social, hay dos modalidades de intervención que se


implementan en nuestro medio:
 Libertad Asistida (creación de condiciones para reforzar vínculos entre el joven, su grupo de
convivencia y la comunidad)
 Libertad Vigilada (control sobre la conducta del joven)

Dichas medidas serían aplicables como alternativa a la institucionalización que generalmente los
jueces ordenan cuando el joven comete una infracción leve, evaluándose que su familia sea continente y no
aparezca otra sintomatología que haga prever su proclividad a volver a cometer hechos transgresores.
El Programa de Libertad Asistida, es una medida socioeducativa alternativa a la Institucionalización de
jóvenes con causa judicial o en conflicto con la ley penal, permaneciendo el adolescente en guarda con un
familiar, tutor o curador responsable. El objetivo general es brindar atención a jóvenes en conflicto con la ley
penal en su medio de origen, favoreciendo el desarrollo de sus capacidades potenciales con el fin de
consolidar una positiva inserción comunitaria, potencializando las posibilidades de contención y de asunción
de responsabilidades para con el adolescente, por parte de la familia o grupo de crianza con la finalidad de
restablecer y/o fortalecer su vinculación.
La modalidad de trabajo implica propender al cambio de conducta de los jóvenes potenciando las
posibilidades de contención familiar, la recuperación de su rol normativo y afectivo, y trabajo comunitario en
red a partir de la realización de entrevistas individuales, familiares y domiciliarias. Es menester aunar
esfuerzos interdisciplinarios para realizar un abordaje tendiente al logro de que este adolescente pueda
generar acciones que le posibiliten un reacomodamiento a las normas imperantes.
La Libertad Vigilada se queda a mitad de camino en este tipo de problemáticas, ya que sabemos que
el sujeto en cuestión es una unidad bio-psico-social, con lo cual es inherente a todo tratamiento posible con un
abordaje que contenga las tres áreas, por lo que adherimos a que el método de abordaje que mas se adecua
a esta problemática es el de Libertad Asistida, ya que con el solo control desde la vigilancia no se
operacionalizan cambios en los jóvenes.

Son objetivos del Programa de Tratamiento de Adolescentes en el medio social:


1. Brindar tratamiento a jóvenes en conflicto con la ley en su propio medio social, como
alternativa a la privación de la libertad.
2. Lograr la desaparición o disminución de las conductas de riesgo social para sí o para
terceros.
3. Fortalecer la comunicación y las relaciones vinculares intrafamiliares y comunitarias.

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4. Promover la participación del joven en actividades culturales, artísticas, deportivas,
sociales, religiosas, y en general de todas aquellas que permitan el pleno desarrollo de su
personalidad.
5. Proporcionar capacitación e incentivar la iniciativa laboral de los jóvenes
6. Coadyuvar a la formulación de un nuevo proyecto de vida para el joven y su familia.

El rol del psicólogo: Su función consiste en llevar adelante un tratamiento individual y social. Se parte
de interpretar la situación de origen de la problemática, sustentar el recambio de los modelos identificatorios y
la salida exogámica. Implica trabajar en el cuidado personal, acompañar al joven y a su familia en la
elaboración de su conflictiva. A los psicólogos en este programa se los denomina operadores y asisten a
varios jóvenes simultáneamente. El ingreso del adolescente al programa es por orden del juez. Si esta
institucionalizado lo evalúa el equipo del establecimiento y el coordinador del programa de tratamientos de
adolescentes en libertad asistida. El programa podrá ofrecer asistencia, apoyo, subsidios y becas aún
después del cese de la disposición legal.

Se intervendrá evaluando los siguientes ítems:


 La situación particular del adolescente, dada la etapa evolutiva que atraviesa, su conflictiva
individual y familiar.
 La dimensión grupal y comunitaria (entramado social de esa comunidad, características barriales,
grupos de pares).

El objetivo general del tratamiento es lograr la desaparición y/o disminución de las conductas de riesgo
para sí o para terceros, permaneciendo el joven en su entorno socio-familiar. Esto implica para el operador,
trabajar en:
 Cuidado personal (salud, documentación, etc.)
 Capacidad para pedir y recibir ayuda ante situaciones problemáticas y de instrumentar conductas
más adecuadas para resolverlas.
 Implicación en su historia y situación presente de manera que adquiera mayor responsabilidad
para sus actos
 Capacidad para la toma de conciencia de la necesidad de realizar tratamientos específicos cuando
su problemática así lo requiera (ambulatorio o internación)
 Reorganización de los vínculos familiares
 Establecimiento de vínculos con grupos de pares más adecuados en relación a los vínculos de
riesgo.
 Vínculos afectivos de pareja que impliquen cuidado, y sin repetición compulsiva de modelos
familiares.
 Capacidad para formular y sostener proyectos: laborales, educacionales, recreativos y deportivos.

En síntesis, la tarea del operador consiste en acompañar al joven y a su familia en la elaboración de su


conflictiva, favoreciendo un proceso tendiente a reconstruir y revitalizar los vínculos familiares y a encontrar
nuevos proyectos de vida, acorde a sus deseos y posibilidades, en las condiciones de nuestro social-histórico
actual.

Aspectos Jurídicos y Psicológicos de la Adolescencia Marginal


53
Al hablar de la adolescencia marginal, automáticamente pensamos en actividades delictivas. Desde el
punto de vista jurídico, una actividad marginal puede remitir en oportunidades a actuares delictivos y en
principio un delincuente es un sujeto que comete acciones penadas por la ley, es decir que comete hechos
que están tipificados en el código como delitos. ¿Por qué pena la ley una determinada acción? La ley pena
una acción porque la considera antisocial, atentatoria contra la vida o los bienes de una comunidad, porque
determina un daño a la sociedad. Desde un punto de vista jurídico, una actividad marginal puede remitir en
oportunidades a actuares delictivos.

La marginalidad o delincuencia juvenil es diferente que el delito adulto. No solo se habla de alguien
que ha cometido un delito a una edad determinada sino de quién es y cómo es este alguien. Mientras que en
la delincuencia adulta hay una relación causa-efecto, podríamos decir que a tal acción le corresponde tal
sanción, en el adolescente, cuando se dice que alguien ha cometido un hecho, el peso de la consideración no
cae sobe el hecho en sí, la figura delictiva, sino sobre quien lo cometió, sobre el individuo.
Lo que aparece como fundamental y con respecto al actuar juvenil, es el sujeto y no la acción. Se
considerará como alguien que ha sido comprometido en una acción delictiva por aquello que puede haber
padecido, por las privaciones y carencias de cuidado, por haber estado desprotegido. Esta respuesta será la
resultante a tener en cuenta cómo es la persona de este marginal juvenil, cómo se ha desarrollado, cuál ha
sido el medio en que se ha criado, cómo se lo ha guiado, educado, qué se le ha provisto y que se le ha
negado, de qué ha carecido, cómo se han comportado los adultos con él.

La ley considerará al marginal juvenil como un carenciado y por lo mismo su respuesta será
esencialmente tutelar. La actitud que se va a tomar con el menor comprometido en un hecho que la ley califica
como delito, será la actitud de cuidado, de custodia, de arbitrar los medios para proveerlo de aquellos aportes
de que ha carecido, de protección y de formación. La ley considera al joven como incapaz, no es capaz de
tener plena responsabilidad de sus actos. Es un incapaz que va a llegar a ser capaz. Para la ley marginal es
alguien necesitado de protección cuya carencia se manifiesta a través de la comisión de hechos delictivos.

Consideramos a la adolescencia como un período de crisis, en el que el sujeto pertenece al mundo


infantil y al adulto, concluiremos en que la lucha por ubicarse definitivamente puede llevarlo a conductas de
desajuste, a comportamientos antisociales de diversa índole y modalidad. La consideración de la marginalidad
juvenil desde el punto de vista social nos lleva a concebirlo como un desviado. Alguien que se aparta, se
desvía de las normas establecidas. Por su edad, el joven marginal se encuentra en un periodo de inmadurez,
de desarrollo, de crecimiento, que hace que exista una apreciación relativa con respecto a lo pautado, estaría
en la etapa de transición entre el abandono de la total irresponsabilidad de la infancia y la adultez en el
ejercicio responsable. De ahí que realmente no exista un verdadero apartamiento, un verdadero rechazo, ya
que ese marco normativo aun no es comprendido del todo. Por supuesto que a través del proceso de
socialización que comienza desde el momento que el individuo nace, este va recibiendo e incorporando las
pautas de su cultura, pero podemos decir que éste transgresor juvenil, por el solo hecho de ser un
adolescente todavía está en etapa de transición, de “moratoria psicosocial”, un periodo previo a la asunción
real de los roles y responsabilidades adultas. En este periodo de moratoria el adolescente actúa una serie de
comportamientos que implican un ensayo de los roles adultos. Y también ensaya con lo permitido y lo
prohibido a través de conductas provocativas, desafiantes, para poner y ponerse a prueba.

Adolescente marginal: lo primero que encontramos es que sus historias infantiles son regularmente
muy traumáticas: abandonos y rechazos, graves carencias y negligencias, castigos frecuentes y privaciones
reales, institucionalizaciones. No se les ha proporcionado en general oportunidad para adquirir y desarrollar un
código consistente y cohesivo de normas éticas y de valor. Se produce un molde de desconfianza básica que
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se transforma en el modelo de subsecuentes relaciones emocionales perturbadas. La capacidad para
establecer identificaciones maduras está negada. No hay acceso a la posición edípica. Este molde de
desconfianza se incrementa por carencias de todo aquellos que rodea al niño. Si lo aprendido es la acción y la
postergación no tiene validez, es más fácil llegar al robo. La acción delictiva es una defensa frente a la
desintegración psicótica. El superyó también es deficitario, prácticamente inexistente, y cuando aparece tiene
características muy sádicas.

Desde el enfoque psicológico, la presencia del acto antisocial en un adolescente será un llamado de
atención, una alerta que indicará que en el desarrollo emocional de ese individuo “algo” ha ocurrido, para que
la manifestación de ese “algo” surja a través de un hecho antisocial. Si consideramos a la adolescencia como
un período de crisis, en el que el sujeto pertenece al mundo infantil y al adulto, concluiremos en que la lucha
por ubicarse definitivamente puede llevarlo a conductas de desajuste, a comportamientos antisociales de
diversa índole y modalidad.
En un adolescente esto puede ser visto como un episodio esperado, en un periodo crítico, sin revestir
características patológicas. Pero también, el acto delictivo en un adolescente puede revelar una perturbación
de la personalidad, una perturbación que indica la presencia de una patología definida. Dependerá del buen
diagnóstico para formular si estamos en presencia de un episodio normal o un trastorno de la personalidad,
así como su posterior pronóstico y tratamiento adecuado.

En términos generales, estamos ante una “patología” cuando los factores incidentales “pueden
modificar o influenciar la conducta en sentido desviante, sin que ésta tenga poder sobre esa orientación que
se le impone”. Hablamos de factores y no de causas, porque entendemos que no existen causas, en el
sentido de un elemento o más que den como resultado una personalidad desajustada socialmente, sino toda
una configuración, que de acuerdo a como se den los factores que la componen en su interrelación, podrá
aparecer la conducta antisocial.
Vemos al adolescente con problemas de conducta antisocial con una personalidad defensiva, con
aislamiento psicosocial, con una tendencia a la autopreservación, mientras que en aquellos en que el acto
delictivo no indica la existencia de una patología, se observa una mayor responsabilidad, una abundancia de
energía disponible y una búsqueda de nuevas oportunidades.

Cuando hablamos del adolescente marginal desde el punto de vista psicosocial, nos referimos al
individuo, pero enfocando a éste de acuerdo al modelo conceptual de la Psicología Social “como totalidad en
las situaciones concretas y en los vínculos interpersonales”, al individuo en situación.

Este adolescente comprometido en hechos antisociales presenta un tipo de desorganización de la


personalidad de un carácter especial que lo hacen inubicable dentro de los cuadros de nosología clásica.
Difiere de lo normal en un tipo de perturbación que me atreveré a calificar como una distinta entidad
nosológica debido a la circunstancia, recurrencia y originalidad de sus características especificas. Una
definición operacional de las mismas seria la siguiente:
 Compulsividad a la acción (es lo que predomina, el sujeto se siente compelido hacia la
actuación directa, actúa a través de lo antisocial permanentemente sus conflictos, lo cual indica
un yo débil, pobremente integrado, incapaz de la organización del mundo, tolerar y manejar los
impulsos).
 Intolerancia a la tensión y frustración (Necesidades son fuertes, exigentes, masivas e
impostergables, invadiendo al Sujeto en una permanente urgencia en la que todo debe ser
resuelto en el acto).
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 Visión tergiversada de la realidad (se vive en relación a lo que se necesita)
 Noción del tiempo como presente absoluto (no hay pasado ni futuro como referencia)
 Falla en el proceso de simbolización (carencia de instancias mediatizadoras, pensamiento a
nivel concreto en el que la acción sustituye a la reflexión)
 Manejo del mundo como objeto (trastornos en las relaciones interpersonales primarias, la
perturbación en los vínculos).
Los motivos de ingreso al Sistema de Protección podrían ser:
 Amparo: todo tipo de causales que no impliquen la incursión de hechos delictivos. Ej. abandono
de menores
 Vagancia: conducta errática de menores, constituyéndose no en un delito sino en una
infracción. Ej. mendicidad, oficios callejeros
 Robo: abarca robo y hurto simple, en banda, con uso de armas, etc.
 Otros delitos: toda clase de hechos ilícitos. Ej. lesiones, homicidios, violaciones

Las diferencias del joven marginal según la extracción social a la que pertenezca, son exclusivamente
de forma y no de fondo. Las características psicosociales y sociodinámicas son similares para todas las clases
sociales.
Al hablar de determinantes de la personalidad delincuencial estamos mencionando una configuración
de diversos factores que de acuerdo a como se han relacionado unos con otros nos darán el cuadro de la
adolescencia marginal. Las características del vínculo perturbado en las figuras parentales será similar
aunque su forma de presentación diferente. Una madre abandónica, desinteresada de sus hijos, que mantiene
una unión narcisísitica. Un padre hostil que castiga a sus hijos, que se embriaga, que abandona el hogar o
pasa la mayor parte del día fuera de este.

La adolescencia es un proceso conflictivo, pero no anormal, sino normativo. El atravesarlo con éxito
dependerá de la capacidad del individuo para volverse una “personalidad operativa”. Si lo que trae como
bagaje de su vida infantil ha sido negativo, será mucho más difícil su tránsito y si al mismo tiempo falla la
mutua regulación, si el joven rechaza o no puede ser capaz de responder a aquello que de él se espera, la
sociedad lo reprobara de inmediato. La resolución del conflicto adolescente va a estar influido en gran medida
por lo resuelto en las fases anteriores. La adolescencia marca de por si un proceso, en nuestro mundo,
altamente conflictuado, se da un replanteo total de todo lo vivido anteriormente. Es la crisis por autonomasia,
porque aquí el joven tiene que enfrentarse con el medio en términos reales, y tiene que elegir su propio
camino futuro.
Un mayor monto de éxitos llevará a un desarrollo total normal. Mayor cantidad de fracasos, llevará a
adolescencia perturbada, base de posiciones estructuradas patológicas. Fallas en el proceso de desarrollo
evolutivo de un individuo consistirán los factores básicos, que unidos a otros específicos encauzan la
perturbación hacia la patología marginal. Las identificaciones infantiles, útiles para la infancia, son
descartadas en su composición ulterior, y recompuestos en nuevas identificaciones en una nueva
combinación para obtener la propia identidad.

¿Qué pasa con nuestro adolescente marginal en su desarrollo psicosocial? Lo primero que
encontramos es que sus historias infantiles son regularmente muy traumáticas. Abandonos y rechazos, graves
carencias y negligencias, castigos frecuentes y privaciones reales. Muchas veces vivieron en instituciones. No
se les ha proporcionado en general oportunidad para adquirir y desarrollar un código consistente y cohesivo
de normas éticas y de valor.
Se produce un molde de desconfianza básica que se transforma en el modelo de subsecuentes
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relaciones emocionales perturbadas. Debido al poco revestimiento libidinoso de sus pobremente desarrolladas
relaciones objétales, los suministros narcisísticos no han sido obtenidos de la realidad externa, sino de estos
tempranos sentimientos omnipotentes narcisísticos de los cuales ellos derivan su autoestima. El perturbado
proceso de identificación como la fijación narcisista temprana condicionan un desarrollo psicosexual muy
defectuoso y débil. La capacidad para establecer identificaciones maduras está negada. No hay acceso a la
posición edípica.

¿Cómo podría asociarse esto con otros factores y generar una conducta delictiva? Este molde de
desconfianza básica puede verse incrementado a través de un “quantum” de carencias y hostilidades de todo
aquello que rodea al niño: medio ambiente precario, insuficiencia de vivienda y medios sanitarios adecuados,
dificultades económicas, promiscuidad sexual, ignorancia, falta de educación, etc. Si lo aprendido es la acción
y la postergación no tiene validez, pues después no se recibe nada, es más fácil llegar a robar, a sacar cosas
que se viven como necesarias y que se sabe que nunca serán otorgadas. Como el chico está solo, lo cual
sucede casi todo el tiempo por el abandono, está mucho más expuesto a determinados grupos de pares,
marginales, que también están solos y se manejan a su propio arbitrio, sin ningún tipo de control, ni de
continente, ni de reglas, y que permite la canalización de impulsos hostiles.
¿Cómo encara la sociedad, a través de sus instituciones específicas el tratamiento de los jóvenes
comprometidos en la criminalidad?
Si dijimos que de la falta en la mutua regulación se va creando un vínculo perturbado, entonces a lo
que debe tender fundamentalmente todo tratamiento de estos adolescentes seria a la modificación del vinculo,
creando básicamente una nueva relación válida para su desarrollo exitoso y que provea una respuesta
correcta a sus necesidad, llevándolo a la instauración de un Yo capaz, operativo, discriminador y regulador de
la experiencia. Cuando la agresión, la violencia, el permanente lenguaje de acción es lo más real, al
enfrentarse más tarde, con tan pobre yo controlador, con ciertos factores económicos sociales "oportunos", en
cierta época de su vida, surge la conducta delictiva. Si lo aprendido es la acción y la postergación no tiene
validez, pues después no se recibe nada, es más fácil llegar a robar, a sacar cosas que se viven como
necesarias y que se sabe que nunca serán otorgadas.
No puede decirse que existan familias típicas cuyas modalidades puedan generar conductas delictivas.
Tampoco que el fenómeno “delincuencia juvenil” tenga una constelación familiar específica. Sino que se habla
de una serie de características familiares que se dan frecuentemente y reiteradamente en los hogares que
han generado chicos con conductas de manifestación antisocial, y que también han podido generar chicos
que no las poseen. Se trata de familias perturbadas en sus relaciones afectivas, con presencia más constante
de la madre que del padre. El vínculo materno es lábil, dependiente, poco estructurado e inconsistente. Las
características de la madre son fundamentalmente narcisísiticas, lo que implica un vínculo de gran
dependencia del niño hacia ella. El vínculo con el hijo es muy lábil, dependiente, poco estructurado e
inconciente. No puede establecer una buena relación de pareja. No hay asunción del rol paterno, sino que hay
indiferencia u hostilidad. Además, la familia es rígida y sin matices, alternando conductas permisivas y
restrictivas. El adolescente marginal tiene una visión muy idealizada de su madre, la vive como alguien
perfecta. La idealización se produce precisamente porque la agresión es tan grande, debido al abandono, a la
indiferencia, a la falta de afecto, que genera una gran culpa.

Si el primer vínculo de este adolescente fue una institución, también es un primer vínculo falente,
carenciado y abandónico.Una institución por más perfecta que sea, es totalmente opuesta al medio natural de
desarrollo del individuo. No puede brindar una relación personal y exclusiva con la persona que está
creciendo. Se necesita del vínculo primario madre-padre para el desarrollo exitoso del niño. También puede
haber situaciones que, aunque el traslado sea de todo el grupo familiar, el hecho del cambio de medio puede

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atraer aparejado la ruptura de la confianza básica.

Para los adolescentes marginales el grupo de pares reviste connotaciones significativas, ya que, al
fallar otras asociaciones pasan en él la mayor parte del tiempo. El grupo de pares del adolescente marginal
está constituido por un variable número de jóvenes cambiantes en cada momento. Está ausente el factor
afectivo. Se ve la necesidad del otro para ser utilizado. El adolescente marginal repite en sus grupos de pares
la misma estructura familiar, en el sentido de la movilidad, la inestabilidad de sus miembros, la carencia de
vínculos afectivos duraderos, la utilización del otro como objeto. El grupo es homogéneo porque sus miembros
reúnen las mismas condiciones del ámbito psicosocial y sociodinámico. La unidad se da a través del acto
antisocial no planificado ni elaborado, como una nueva característica. El grupo de los adolescentes
marginales, a diferencia de los grupos juveniles normales, no es capaz de unirse con otro propósito que no
sea el de cometer un hecho delictivo. Este propósito está permanentemente en el grupo, a menudo no existe
una planificación previa, elaborada del delito, sino que éste "aparece" y se impone ante el grupo.
El grupo de pares representa la posibilidad de canalizar todas las pulsiones agresivas, el grupo resulta
ser el depositario que le permitiría llevar a cabo conductas con una finalidad vindicatoria. Pero también, en
este grupo de pares, el adolescente busca un contrincante, un lugar donde sentirse seguro, fuerte, un lugar
donde encontrar su identidad. Pero este grupo de pares se termina convirtiendo en un nuevo factor
patologizante que reforzará sus aspectos más enfermos, ya que sus miembros son iguales a él y a su familia,
respecto de las mismas carencias.

Su incapacidad de espera y la urgencia por satisfacer sus necesidades hacen que no puedan
permanecer por mucho tiempo en un mismo trabajo. Prefieren el trabajo tipo “changas”, de pago inmediato.
No se observa una elección de tareas por interés, gusto o vocación, sino que obedecen más a la oportunidad.
Presentan problemas con la autoridad laboral, ya que cualquier indicación para realizar una tarea es vivida
como persecutoria. El empleador se convierte el alguien hostil y justifica que sea atacado, robado, castigado o
estafado. Presentan un área laboral deficiente por falta de interés, carencia de hábitos de trabajo e
imposibilidad de aceptar la autoridad.

En general se considera a la adolescencia marginal como una forma de conducta desviada,


conceptualizándose a ésta como lo que viola las expectativas institucionalizadas. La adolescencia marginal
surge como consecuencia de presiones sociales de distinto tipo, que el joven es producto de tensiones,
carencias, angustias, frustraciones a las cuales permanentemente se ha encontrado expuesto y ante las
cuales ha respondido con desajustes. La adolescencia marginal constituiría así un emergente de trastornos en
la sociedad y la forma que asuma indicaría la modalidad de sus trastornos, “no un fenómeno aislado sino que
refleja la estructura total de una comunidad”, siendo como es, parte de ella.

Uno se los sistemas más utilizados con nuestros adolescentes marginales es el sistema de la Libertad
Vigilada, que se ejerce a través de delegados tutelares, quienes se encargarían de orientar al joven respecto
de cualquier área de la vida cotidiana. El delegado tutelar deberá informar al juez de menores sobre la
evolución del joven en el medio y evaluará la conveniencia o no de continuar con este tipo de tratamiento o si
deber ser reemplazado por otro.

¿Cómo encara la sociedad, a través de sus instituciones específicas el tratamiento de los jóvenes
comprometidos en la criminalidad?
Si dijimos que de la falta en la mutua regulación se va creando un vínculo perturbado, entonces a lo
que debe tender fundamentalmente todo tratamiento de estos adolescentes seria a la modificación del vínculo,

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creando básicamente una nueva relación valente para su desarrollo exitosa, dando una respuesta correcta a
sus necesidad, llevándolo a la instauración de un Yo capaz, operativo, discriminador y regulador de la
experiencia. Este tratamiento se irá desarrollando en base a la prevención primaria, secundaria y terciaria
(rehabilitación).
 Prevención primaria: una serie de acciones que se van a desarrollar en la población en riesgo
que tiene mayores posibilidades de enfermar.
 Prevención secundaria: acciones que se van a ejercer cuando ya ha aparecido el trastorno,
para que éste no se intensifique y se haga retroceder la enfermedad.
 Prevención terciaria: acciones que actúan una vez instaurado el trastorno, o sea una vez que
éste ya está definido. Estarían dirigidas a restaurar al individuo de la enfermedad que padece, a
rehabilitarlo. Al mismo tiempo esta rehabilitación tendería a prevenir las secuelas del trastorno,
con lo cual ya se constituiría en una prevención primaria.

Si la institución es consciente de su rol será capaz de proveer los medios adecuados para el desarrollo
exitoso, es decir, será capaz de dar una respuesta efectiva a los reclamos y necesidades del joven, obrará
como la buena madre decodificando los mensajes del adolescente y devolviéndole un todo coherente y
organizado. Para que el tratamiento institucional sea efectivo, tiene que ser integral y abarcar todas las áreas
de relación posible. Deberá contemplar los aspectos educativos, laborales, socializantes, afectivos, la
problemática profunda.

La psicoterapia debe tender a instaurar (o a corregir los defectos) del Yo para que resulte operativo,
capaz de realización del mundo realístico. El tratamiento es un proceso de paulatinos cambios, que
únicamente puede lograrse a través de una estrategia y procedimientos adecuados. Podemos dividirlos en
cuatro etapas:

1. Resistencia: el paciente no tiene conciencia de enfermedad. Esta etapa tiene como objetivo el
control de la actuación y que el terapeuta se constituya para el paciente en alguien próximo y
confiable que le brinde permanente seguridad. El paciente resiste los esfuerzos del terapeuta y la
comunicación se da a nivel de las acciones, no de las palabras. Lo pone a prueba constantemente
con el rechazo o la indiferencia.

2. Acercamiento masivo: (etapa simbiótica). Aflora la avidez y la necesidad de contacto masivo por
carencias masivas. Afloran comportamientos regresivos que deben ser permitidos (necesidad de
contactos, caricias, cercanías), la meta en esta etapa es que el paciente se sienta gratificado y
querido. Comienza la sensación de un mundo “bueno”, relaciones significativas, y comienza la
autoestima.

3. Elaboración: Principio de la individualización. Aparece la depresión, el paciente comienza a


controlar su conducta, se reduce la actuación, y es progresivamente capaz de conciencia de la
relación entre sus sentimientos y comportamiento. Tiende a la verbalización de sus conflictos.
Comienza una verdadera relación terapéutica.

4. Elaboración de la problemática de fondo: Tratamiento psicoterapéutico verbal tradicional. En esta


etapa hay que trabajar sobre la separación del adolescente del internado y su reinserción al medio.
Es conveniente unirla con la terapia familiar conjunta. Debe ser completada con psicoterapia
posterior en el medio.

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El objetivo del tratamiento psicoterapéutico constituye tender a reconstruir las estructuras deficitarias.
Dentro de este tratamiento, la actuación del psicólogo tiene características propias, teniendo que ejercer un rol
múltiple. Por un lado, como se trata de chicos que no han accedido adecuadamente a la simbolización y que
han remplazado siempre el pensamiento por la acción, se tiene que tender, como objetivo terapéutico, a llevar
al sujeto de la acción a la reflexión. Si bien eso es la resultante del trabajo de todas las áreas, específicamente
en el tratamiento psicológico estará centrado el enseñarle a pensar.
Como no existe un yo constituido sólidamente, el terapeuta “prestará” el Yo que no tiene el
adolescente, constituyéndose en una suerte de Yo sustituto, el modelo a través del cual el chico podrá ir
incorporando identificaciones, modalidades, normas, comportamientos adaptados. El terapeuta irá jugando
una cantidad de roles necesarios para su paciente: será la mamá, el papá, la autoridad, la guía, el amigo.l
terapeuta irá jugando una cantidad de roles necesarios para su paciente.
El mejoramiento se comprueba cuando el adolescente es capaz de ver al terapeuta como alguien
distinto y personal. Es el momento en que él ha puesto en funcionamiento sus propias posibilidades de
coordinación, de organización y de relación con el mundo, es decir cuando aparece un Yo operativo.

Varela - Entre la Psicología y el Derecho. Cruzamientos Discursivos

La Problemática Minoril
Si realmente queremos hablar del tema de la minoridad, tenemos que tomar un espacio amplio, toda la
dinámica de la estructura social, especialmente si los menores que nos ocupan están internados en
instituciones cerradas que fueron creadas para reinsertar al menor en la sociedad.
Ahora bien, podríamos decir que los términos reinserción social o socialización están mal empleados,
pues esto supone que en algún momento estuvieron dentro de la sociedad. ¿Cómo reinsertar algo que nunca
estuvo realmente inserto? Si bien las instituciones se crearon con este fin, en la realidad la propuesta es
utópica, ya que persiguen precisamente lo contrario, que nada se modifique, para que el resto de la sociedad
pueda continuar manteniendo ciertos valores éticos y morales a costa de la institucionalización rígida
estigmatizante y de maltrato hacia todos aquellos que la sociedad separó de su seno en forma forzada.
Cuando la sociedad trata de silenciar la culpa que esto genera, aparecen acciones vindicatorias, que lo
único que logran es aumentar la estigmatización a la que someten a sus víctimas: los menores.

El tema del estigma social se asocia a otro termino: la marginación. Estigma se asocia a marcar, la
marginación. Pero ¿qué es la marginación? ¿Existe sólo un tipo de marginación? La marginación se divide en
tres etapas perfectamente diferenciadas:

1. La primera parte no pasa por la transgresión sino por lo social, ya que si continuamos pensando que
todos los individuos tienen las mismas posibilidades de desarrollo en una estructura social es solo una
manifestación de deseos ya que hay una porción que no tiene movilidad para cambiar de estrato, y por
ende el acceso a los conocimientos va a estar relativizado por sus posibilidades económicas. De esta
forma, la sociedad comienza a señalar a los que tienen la “función social” de aportar la mano de obra
no especializada.

2. Una vez cumplida esta primera etapa, el sujeto que se encuentra inmerso en ella comienza, por una
parte, a ser estimulado para el consumo. Por la otra, la sociedad quiere que desempeñe el rol de

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marginado que le impuso. Así comienza a cometer distintos tipos de transgresiones, hasta que es
detenido para ser “re-educado”. Es aquí donde el cuerpo social pone en funcionamiento el segundo
tramo de la imaginación, y el más importante, ya que así comienza el “estigma”.
El acto instituyente, que es siempre un acto colectivo, se transforma en profiláctico; lo malo y
pernicioso está siempre encarnado en el interno, sus conductas, sean las que fueren, están siempre
equivocadas, y la posibilidad de enmendar los errores está siempre coartada por la violencia que, si
bien no es física, apunta a que el interno comience a hacerse cargo de su identidad de marginal. Así
los muros que sirven de contención están revestidos de una característica muy particular, ya que, por
un lado, cuidan a la sociedad de la maldad de esos “inadaptados”, y por el otro, sirven para que la
sociedad se proyecte y deposite tras ellos la angustia que le provoca una realidad implacable.

3. Cuando el interno egresa del instituto, comienza la tercera etapa de la marginación, ya que lo único
que le queda es reincidir, pues ya tuvo el sello de delincuente, por lo tanto su acceso al trabajo está
imposibilitado por sus antecedentes. De esta forma, su lugar en la sociedad es sólo uno: el de
marginado. Así se cierra un circuito de retroalimentación que le permite a la sociedad a través de pares
antitéticos esgrimirse como buena, moral y respetuosa del marco legal en el cual se desenvuelve, y
creer que el que no se integra es porque “no quiere” o porque es “diferente”.

La reeducacion debe apuntar a las causas de fondo, permitiendo visualizar esa parte que se quiere
ocultar. Es importante que la función de los que están a cargo de la custodia no comience y finalice con la
vigilancia. Basaglia plantea que aceptamos una complicidad reciproca o comenzamos una reciproca
responsabilización. El sistema de los institutos se reduce al aislamiento del menor separándolo de sus
afectos, familia y grupo de referencia y pertenencia, logrando que el niño salga potenciando sus
comportamientos y su resentimiento.
Adaptación-inadaptación. Una problemática social
 Aspecto jurídico: La justicia, en materia de menores, está en una profunda duda. Por un lado, desde la
letra de la ley, tiene que proteger al menor ante todo, y, por el otro lado, el planteamiento jurídico no
estudia el análisis de la conducta, sino la peligrosidad que dicha conducta tiene para la sociedad. Esta
fractura en que está inmersa la problemática de la minoridad no encuentra salida, ya que la
intervención de la justicia de menores se realiza una vez que el sistema policial la puso en marcha, y
no antes, es decir, no interviene cuando el niño está en peligro (política preventiva), sino cuando es un
peligro (política de defensa social).

Con la ley de derechos del niño se ha modificado la letra pero el espíritu sancionador continuó
imperturbable. Es así que la intervención de la ley estigmatiza al menor. Así, aquel niño que comenzó
siendo una víctima de condiciones sociales determinadas por circunstancias estructurales de la misma
sociedad, ya sea por lo económico, educativo o problemas de subalimentación, termina siendo el
victimario. Por ello la justicia de menores avanza con paso dubitativo, porque no se define si ha de ser
socializadora, rehabilitadora o protectora de quien entiende. Por eso “cabecea” de la línea paternalista
y tutelar a la garantista de los derechos que la Constitución desarrolla.

 Aspectos sociológicos: para la sociología el comportamiento desviado surge por los factores
etiológicos las disposiciones individuales y las presiones del medio.
 Aspectos Psicológicos: se pasa de la pena castigo a la pena tratamiento y el problema se centra en el
sujeto. Rasgos característicos de la personalidad antisocial: conductas de acción, escasa tolerancia a
la frustración, visión distorsionada de la realidad, noción del tiempo como presente absoluto,

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imposibilidad de acceder a la abstracción, utilización del propio cuerpo y de los otros como objetos.
Hay que tener en cuenta la posibilidad de existencia de sentimiento de culpa inconciente y que el
hecho trasgresor sea una manifestación de la misma.

¿Delincuencia Juvenil? Tratamiento de Menores en Conflicto con la Ley Penal

Existen metas o fines socialmente aceptadas, valoradas. El apartarse de esto pone al actor en un lugar
marginal, lo cual conduce al encierro (privación de la libertad) como castigo para apartarlo de la sociedad. De
manera paralela se produce la amenaza social, es decir que la sociedad ve el castigo que les corresponderá
si actúan en contra de las normas establecidas. Lugo comienza el proceso de rehabilitación social, que nunca
es bien comprendido.

Todo este proceso es aprobado por la sociedad, aceptando la “venganza social” para quien merezca el
castigo.

Todas las sociedades tienen sistemas de castigos, instituciones carcelarias y se reafirma la


rehabilitación aunque a veces se ponga en duda. Pero dentro de esto, existe un desconcierto al momento de
juzgar a un niño o a un adolescente cuando cometen conductas asóciales. Más allá de que el daño que
provocan muchas veces es igual o mayor al que produciría un adulto, la sociedad se muestra más permisiva y
tolerante a darle “una nueva oportunidad” relevándolo del castigo y pasando directamente a la rehabilitación.
Aquí vemos la primera contradicción, ya que si esto último seria efectivo para los menores por qué no habría
de serlo para los adultos. La sociedad mostraría disconformidad si se tomara a los adultos como víctimas y si
el estado los protegiera y les diera los suministros de los que carece. Sin embargo es esto lo que el Estado
hace con los jóvenes que cometen un acto que califica como delito.

Sería conveniente lograr la transferencia del conflicto a la ciencia que pueda modificar el problema,
esto sería importante para el manejo terapéutico y el resultado final. Pero esto causaría un enfrentamiento
entre el derecho y la ciencia. Pese a que muchos psicólogos se encuentran insertos en el sistema jurídico, su
discurso aparece influenciado por el discurso jurídico. A partir de esto el autor recomienda que sería
interesante alejarse del discurso jurídico, detectando la problemática a partir de la alarma social pero
enfocando la problemática en los aspectos psicológicos. No se debería condicionar al joven a la normativa
jurídica preexistente sino que estos mismos tendrían que acompañar los objetivos de modificación de la
conducta. Muchas veces aparecieron resistencias por la delegación de estas cuestiones sosteniéndose en los
defensores de los derechos de la libertad de las personas.

Sin embargo esto no es así. El problema debería ser asumido por las ciencias sociales, haciendo
hincapié en las características psicosociales y socio dinámicas del sujeto. Debemos tratar las causas y no los
síntomas. Por ello hay que poner el acento en las características psicosociales y sociodinaicas del sujeto y no
solo en la manifestación conductual que sería la “señal de alarma”.

Compulsión a la acción: es el pasaje del impulso a la acción sin que intervenga el pensamiento.
Impulso incontrolable, que lleva a situaciones de riesgo individuales o sociales. La necesidad de hacerlo no se
puede expresar verbalmente. Con esto vemos la poca tolerancia a la frustración de los jóvenes que creen que
todo debe ser en el aquí y ahora. El presente entonces es entonces la transición entre el pasado y el futuro.
Entonces cuando el joven no puede encontrar en el pasado vivencias valiosas que le den sentido, o no puede
proyectar en un futuro sus esperanzas, solo le queda el presente para vivirlo de forma constante. De este
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modo aparece también la cosificación del mundo, utilizando a los otros y al propio cuerpo como objetos. Todo
su entorno sirve para la satisfacción de su necesidad. Lo que sucede aquí es que el sujeto queda anclado al
pensamiento concreto y no pasa al pensamiento abstracto, se produce una detención del proceso evolutivo
del pensamiento. La incapacidad de acceder “adecuadamente” al plano simbólico y la escasa tolerancia a la
frustración, en el área de la escolaridad sistemática, se revelan en los primeros años de aprendizaje. Es por
ello que las deserciones son frecuentes.
El niño es escasamente estimulado por su familia, en la escuela no aprende, se convierte en constante
repetidor y por último abandona la escolaridad. Su escasa tolerancia a las frustraciones, su desinterés por el
aprendizaje, los incipientes problemas de conducta provocados por su compulsividad a la acción, inciden en el
abandono escolar. En general son estos chicos los que tienen problemas con el aprendizaje y son muchas
veces expulsados y buscan refugio en su grupo de pares.

Como ya se dijo la relación con la madre es fundamental, pero además, desde antes de su nacimiento,
es un sujeto no deseado, más allá de su nivel social y económico, ya que estos jóvenes no provienen
solamente de hogares carenciados. Son madres que viven el embarazo como un estorbo y el padre aparece
solo como compañero de la madre sin valor. La madre lo sostiene (por ello no muere) pero no muestra
afectividad. Al ir creciendo se integran otros actores significativos en la vida del joven, pero él solo busca
unirse a otros en situaciones de uso, el compromiso afectivo emocional no aparece. El grupo de pares al que
pertenece lo usa para satisfacer sus propios fines, y donde encuentra el mismo tipo de carencia. El grupo, al
igual que los padres, no puede representar la contención afectiva necesaria. Aparece la falta como carencia
estructurarte del fenómeno.

Esto aparece en el medio como agresión. Y ante ella el entorno se defiende recurriendo al aparato
jurídico-penal. Pero el agresor por ser un joven se le aplica una tolerancia, con intervención del trabajo
terapéutico. Pero como existe una “peligrosidad social” a su vez se los interna en establecimientos adecuados
para la contención del sujeto. En forma paralela se les brinda el tratamiento para reconstruir las estructuras
deficitarias. Donde el analista obrara como auxiliar del sujeto, guiándolo y enseñándole las referencias
positivas sociales y devolviendo los mensajes de ayuda que demanda. Existen etapas que debe atravesar
satisfactoriamente el joven para egresar del instituto:

1. Suele durar entre 8 meses y 1 año, siempre que la atención sea buena y se logre
establecer un buen rapport.
2. De separación masiva: dura aproximadamente 8 meses. En esta el sujeto debe mostrar
independencia y toma de decisiones, en principio mínimas para luego ir progresando y ganando
confianza en sí mismo, incorporando el yo externo a su estructura.
3. Luego de esto el sujeto podría egresar hacia un entorno protegido, con referentes que
continúen apoyándolo

63
Unidad VII Derecho Civil
El enfermo mental y su protección jurídica. Ley Nacional de Salud Mental, N° 26.657. Internación; normativas. Capacidad de
las personas: capacidad e incapacidad civil. Insanias e Inhabilitaciones. Designación de Curadores. Aspectos legales. Tarea pericial y
asistencial del Psicólogo. Requisitos legales del informe pericial en los juicios de declaración de insania. Enfoque legal de
internaciones de pacientes. Equipo interdisciplinario.

Goffman – Internados

Sobre las características de las instituciones totales

Toda institución absorbe parte del tiempo y del interés de sus miembros y les proporciona en cierto
modo un mundo propio, tiene tendencias absorbentes. Encontramos en la sociedad algunas instituciones que
presentan esta característica en un grado mucho mayor. La tendencia absorbente o totalizadora esta
simbolizada por los obstáculos que se oponen a la interacción social con el exterior y al éxodo de los
miembros, y que suelen adquirir una forma material: puertas cerradas, altos muros, alambre de púa, etc. A
estos establecimientos llamare instituciones totales.

Las instituciones totales pueden clasificarse en 5 grupos:

1. Instituciones erigidas para cuidar de las personas que parecen ser a la vez incapaces e inofensivas.
2. Instituciones erigidas para cuidar de aquellas personas que, incapaces de cuidarse por sí mismas,
constituyen además una amenaza involuntaria para la comunidad.
3. Instituciones organizadas para proteger a la comunidad contra quienes constituyen intencionalmente
un peligro para ella en las que no se propone como finalidad inmediata el bienestar del recluso.
4. Instituciones destinadas al mejor cumplimiento de una tarea de carácter laboral.
5. Establecimientos concebidos como refugios del mundo que con frecuencia sirven para la formación de
religiosos.

Un ordenamiento social básico en la sociedad moderna es que el individuo tiende a dormir, jugar y
trabajar en distintos lugares, con diferentes coparticipantes y bajo autoridades diferentes. La característica
central de las instituciones totales puede describirse como una ruptura de las barreras que separan de
ordinario estos 3 ámbitos de la vida:

 Todos los aspectos de la vida se desarrollan en el mismo lugar y bajo la misma autoridad única
 Cada etapa de la actividad diaria se lleva a cabo en la compañía de un gran número de otros a
quienes se da el mismo trato y se espera hagan juntos las mismas cosas.
 Todas las etapas de las actividades diarias están estrictamente programadas, de modo que una
actividad conduce en un momento prefijado a la siguiente y así toda la secuencia.
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 Todas las actividades obligatorias se integran en un solo plan racional, deliberadamente concebido
para el logro de los objetivos propios de la institución.

El hecho clave de las instituciones totales consiste en el manejo de muchas necesidades humanas
mediante la organización burocrática de conglomerados humanos indivisibles. De ello se derivan algunas
consecuencias importantes. En las instituciones totales hay una escisión básica entre un gran grupo
manejado, internos, y un pequeño grupo personal supervisor. Los internos viven dentro de la institución y
tienen limitados contactos con el mundo, el personal cumple generalmente una jornada de 8 horas, y esta
socialmente integrado con el mundo exterior. Cada grupo tiende a representarse al otro con rígidos
estereotipos hostiles: el personal suele juzgar a los internos como crueles, indignos de confianza; los internos
suelen considerar al personal petulante, despótico y mezquino. El personal tiende a sentirse superior y justo; y
los internos a sentirse inferiores, débiles y culpables.

La institución total es un hibrido social, en parte comunidad residencial y en parte organización formal.

El mundo del interno: Si la estadía del interno es larga, puede ocurrir lo que se ha denominado
“desculturacion”, un des-entrenamiento que lo incapacita temporariamente para encarar ciertos aspectos de la
vida diaria en el exterior, en el momento en que lo haga (si es que lo hace). Las instituciones no persiguen una
victoria cultural, crean y sostienen un tipo particular de tensión entre el mundo habitual y el institucional, y
usan esta tensión persistente como palanca estratégica para el manejo de los hombres.

Comienzan, para el interno, una serie de depresiones, degradaciones, humillaciones y profanaciones


del yo. La barrera que las instituciones totales levantan entre el interno y el exterior marca la primera
mutilación del yo. El rol que pasa a ocupar ahora el interno elimina todos los otros roles que solía desempeñar
el individuo. Aunque el interno puede retomar algunos roles, hay otras perdidas irrevocables. Un aspecto
jurídico de este despojo permanente se lo encuentra en el concepto de “muerte civil”. Los procedimientos de
admisión podrían llamarse “de preparación” o “de programación” ya que al recién llegado se lo moldea y
clasifica como un objeto que puede introducirse en la maquinaria administrativa del establecimiento, para
transformarlo paulatinamente. Esos momentos iniciales de socialización pueden implicar un “test de
obediencia” y hasta una lucha para quebrantar la voluntad reacia, pudiendo considerarse una forma de
iniciación en la que el personal, o los internos, o unos y otros, dejan sus tareas para dar al recluso una noción
clara de su nueva condición. Este proceso puede caracterizarse como una despedida, el desposeimiento de
toda propiedad. Quizás la más significativa de estas pertenencias, el propio nombre. Como quiera que uno
fuese llamado en adelante, la pérdida del propio nombre puede representar una gran mutilación del yo. Una
vez que se despoja al interno de sus posesiones, el establecimiento hace reemplazo de ellas por otras con
marcas ostensibles e indicadoras de que ahora pertenecen a la institución.

Las instituciones totales desbaratan o violan precisamente aquellos actos que en la sociedad civil
cumplen la función de demostrar al actor, en presencia de los testigos ocasionales, que tiene cierto dominio
sobre su mundo – que es una persona dotada de la autodeterminación, la autonomía y la libertad de acción
propias de un adultos. Las diversas argumentaciones aducidas para mortificar el yo suelen ser simples
racionalizaciones que tienen su origen en los esfuerzos para manejar la actividad diaria de un gran número
de personas, en un espacio reducido, con poco gasto de recursos.

Al mismo tiempo que se desarrolla el proceso de mortificación, el interno comienza a recibir instrucción
formal e informal sobre lo que llamaremos el sistema de privilegios. 3 elementos básicos en dicho sistema:
1- Normas de la casa: un conjunto explicito y formal de prescripciones y proscripciones que detalla las
condiciones principales a las que el interno debe ajustar su conducta.

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2- Pequeño número de recompensas y privilegios a cambio de la obediencia prestada al personal en
acto y en espíritu. Muchas de estas gratificaciones potenciales son parte del apoyo continuo con que el interno
contaba previamente como cosa segura en el mundo exterior. La edificación de un mundo en torno a estos
privilegios mínimos es quizás el rasgo más importante en la cultura del recluso.
3- Los castigos: consecuencia del quebrantamiento de reglas. Una serie de tales castigos puede
consistir en la supresión temporaria o permanente de privilegios. Las situaciones en que unos pocos
privilegios adquieren tanta importancia son las mismas en que su supresión cobra una significación terrible.

Características del sistema de privilegios:


 Los castigos y privilegios son en sí mismos modos de organización inherentes a las instituciones
totales. Los privilegios se corresponden con ausencia de privaciones.
 El problema de la libertad futura se elabora, en una institución total, dentro del sistema de privilegios.
Se llega a saber que ciertos actos pueden ser un medio para acortar la duración de la pena.
 Castigos y privilegios llegan a articularse en un sistema de tareas internas.

Si bien el sistema de privilegios parece aportar el principal marco de referencia dentro del cual tiene
lugar la reconstrucción del yo, existen otros factores típicos que apuntan en la misma dirección. Uno de ellos
son los procesos de confraternidad que lleva a personas socialmente distantes a presentarse ayuda mutua y
cultivar hábitos comunes de resistencia contra el sistema.

Cultura del interno: En las instituciones totales suele producirse una clase y un nivel peculiar de
egoísmo. La situación de inferioridad de los internos con respecto a la que ocupaban en el exterior crea una
atmosfera de depresión personal que los agobia. Como respuesta, el interno tiende a elaborar una historia, un
estribillo o cuento triste que relata constantemente y lo lleva a ocuparse de su yo más de lo que acostumbraba
hacerlo afuera, cayendo en un exceso de compasión de sí mismo. Entre los reclusos, existe el sentimiento de
que todo el tiempo pasado en la institución es tiempo perdido o robado de su propia vida. El agobio de
arrastrar interminablemente un tiempo muerto explica, tal vez, el alto valor concedido a las llamadas
actividades de distracción.

Según sus frecuentes declaraciones oficiales, las instituciones totales se ocupan de la rehabilitación
del interno, o sea de reparar sus mecanismos autorreguladores, de tal modo que al marcharse mantenga por
decisión propia las normas del establecimiento. En realidad, este pretendido cambio en los internos rara vez
se cumple, y aunque en ciertos casos se produce una alteración permanente, los cambios no son casi nunca
los que el personal se había propuesto conseguir. Es probable que en el periodo inmediato a su liberación, el
ex – interno perciba y saboree con intensidad las libertades y placeres del status civil en que los civiles
apenas reparan. Sin embargo, poco después de su liberación, parece haber olvidado en gran parte como era
y sentía la vida en la institución y vuelve a tomar una vez más como algo natural los privilegios en torno a los
cuales giraba su vida dentro.
Pero, lo que el ex – interno conserva de su experiencia institucional, nos dice cosas importantes de las
instituciones totales. Con frecuencia, el nuevo interno asume automáticamente lo que podría llamarse status
proactivo: no solo su posición social dentro de esos muros difiere radicalmente de la que ocupaba fuera, sino
que además, si sale, su posición en el mundo exterior no volverá a ser nunca la misma que antes de su
ingreso. Cuando el status proactivo es relativamente favorable, como el que distingue a los egresados de las
academias militares, puede pronosticarse la celebración de reuniones que proclamen el orgullo con el que
siguen recordando la escuela. Cuando el status proactivo es desfavorable, como el que cargan los ex
presidiarios o internos de hospitales psiquiátricos, puede hablarse de un “estigma” y prever que los ex –
internos harán todos sus esfuerzos por ocultar y superar su pasado.
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En relación a la ansiedad que se puede presentar frente a una inminente liberación, podemos pensar
que la misma se le presente como el traslado desde el nivel más alto de un pequeño mundo (cuando ha
logrado adaptarse), hasta el nivel más bajo de un mundo grande; con las dificultades que la desculturacion
también acarrea.

El Mundo del Personal: La contradicción entre lo que la institución hace realmente y lo que sus
funcionarios deben decir que hace constituye el contexto básico donde se desarrolla la actividad diaria del
personal. Dado que trabajan con seres humanos, deben atenerse a ciertas normas de humanidad que
pueden definirse como la parte intrínseca de la responsabilidad que incumbe a la institución, y como una de
las garantías que esta ofrece implícitamente a los internos, a cambio de su libertad. Puesto que una
institución total funciona hasta cierto punto como un estado, su personal sufre, también hasta cierto punto, las
tribulaciones propias del estadista. Otro aspecto en que el material humano difiere de los otros y puede
plantear problemas es su posibilidad de llegar a constituirse en objetos de la simpatía y hasta del cariño del
personal. Siempre existe el peligro de que un interno parezca humano.

Salta a la vista que las instituciones totales están muy lejos de cumplir los fines formalmente
declarados. Cada objetivo formal desencadena una doctrina. Hay una identificación automática del interno que
no es una mera denominación sino que está en el centro de un medio básico de control social. Aunque hay
una concepción psiquiátrica del desorden mental, y una concepción ambiental del crimen y de la actividad
contrarrevolucionaria, coincidentes ambas en eximir al reo de responsabilidad moral por su delito, las
instituciones totales no pueden asumir este tipo particular de determinismo. Es preciso lograr que los internos
se autoconduzcan de un modo manejable y, para eso, tanto el comportamiento deseable como el indeseable
deben definirse como surgidos de la voluntad y el carácter personal de cada interno, y sometidos a su
decisión. Dados los internos que tienen a su cargo, y el procesamiento que debe imponérseles, el personal
tiende a desarrollar una especie de teoría de la naturaleza humana. Como parte implícita de la perspectiva
institucional, esta teoría racionaliza la actividad, proporciona un medio sutil para el mantenimiento de la
distancia social con los internos así como una imagen estereotipada de ellos, y justifica el trato que se les da.

Salvedades y conclusiones: Un estudio más a fondo de las instituciones totales exigiría indagar
acerca de la diferenciación típica de roles que se presentan dentro de cada uno de los dos grandes grupos.
Hay dos aspectos de la diferenciación intragrupal de roles que querría considerar aquí, ambos relacionados
con la dinámica del nivel inferior del personal. Una característica singular de este grupo es la probabilidad de
que sus miembros sean los empleados a largo plazo, y por ende, los portadores de la tradición, a diferencia
del personal superior y aun de los internos, que pueden tener una amplia proporción de reemplazos. Este
grupo es, además, el encargado de exponer a los internos las exigencias de la institución, atrayéndose así su
odio, y desviándolo del personal superior. Resulta de tal modo factible que si un interno consigue atravesar las
filas del personal subalterno y ponerse en contacto con una persona de la plana mayor, pueda encontrar en
ella una bondad paternalista y una actitud benévola.

El segundo aspecto que quiero considerar en la diferenciación de roles del persona, se refiere a las
pautas de deferencia. Parece característica de cada establecimiento, y en particular de las instituciones
totales, la adopción de ciertas formas especificas de deferencia, de las que serán dadores los internos, y
receptor el personal. Para que esto ocurra, los que han de recibir las expresiones espontaneas de
consideración deben ser los mismos que enseñen las formas y las impongan. De esto se infiere, como una
notable discrepancia con la vida civil, que en las instituciones totales la deferencia está asentada sobre una
base formal, en cuya virtud se plantean exigencias específicas y se determinan sanciones negativas

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específicas para las infracciones. No solo se requerirán actos, sino además la manifestación exterior de
sentimientos íntimos. Las actitudes expresas de insolencia, por ejemplo, serán explícitamente castigadas.

El personal se defiende en parte de esta alteración en las relaciones de deferencia, mediante ciertas
argucias comunes. En la medida en que los internos se definen como “no del todo adultos”, el personal queda
eximido de sentir, como una falta del respeto que se debe a sí mismo, la coerción empleada para obtener la
deferencia de sus pupilos. Suele prevalecer, también, sobre todo en los militares, la idea de que se saluda al
uniforme y no al soldado (de modo que el soldado no reclama deferencia para sí).
Si todo el personal se recluta uniformemente en un estrato de la sociedad general que tenga una
posición sólidamente legitimada, superior al estrato del que se reclutan uniformemente los internos, es posible
que esta brecha social en el mundo exterior contribuya a dar estabilidad y sostén al gobierno del personal en
el mundo interior.

El Modelo Médico y la Hospitalización Psiquiátrica

Las personas que parecen actuar de un modo raro han sido interpretadas en Occidente mediante
dramáticas historias de pactos con el demonio o de posesión por instintos de fieras. En la segunda mitad del
siglo XVIII en Inglaterra se los incorporó al sistema médico y se llamó pacientes a estos reclusos. Se formaron
enfermeras y se llevó registro de los casos. Dejó de llamarse manicomio para ser Asilos para insanos, y luego,
Hospitales psiquiátricos. Se aplica, entonces el servicio médico
Hoy hay diferencias entre los facultativos:
a. orientación funcional,
b. orientación orgánica.

La hospitalización psiquiátrica involuntaria requiere de un certificado médico a modo de requisito legal


obligatorio. En el ingreso, las diferencias de sexo, edad, grupo racial, estado civil, religión o clase social son
detalles exteriores y frívolos de la vida social; sólo importa la aplicación uniforme de la teoría psiquiátrica
general. Un evento raro que trastorna el funcionamiento mental de un individuo da lugar a la intervención de
los psiquiatras, con consentimiento o no del individuo. Estos reúnen información, hacen diagnóstico y
prescripciones y un plan de tratamiento. Así el paciente se restablece, o se detiene el proceso patológico o la
enfermedad sigue su curso conocido e inevitable hasta que acaba con la vida del paciente o lo reduce a un
estado de funcionamiento vegetativo. En los casos más benignos, que se llega a un resultado favorable el
paciente llega a un final feliz o decoroso pues el servicio psiquiátrico le remedia su mal. Sin embargo hay otros
con dificultades evidentes en la categoría de las llamadas psicosis “funcionales”.
El hospital psiquiátrico da alojamiento a varias categorías de personas socialmente perturbadoras
(como otras instituciones: casas cunas, hogar para veteranos, reformatorios, asilos, prisiones-granjas,
orfanatos, casas para ancianos). Cuando da albergue provisional para atender cargas públicas, el modelo de
servicio tambalea.
El carácter generalmente involuntario que tiene el ingreso a un hospital psiquiátrico, lo que genera un
resentimiento permanente en el paciente. El encuentro con los psiquiatras del hospital puede tener efectos
alienantes. El público en general tiende a aislar a quien tenga el antecedente de una internación en el hospital
psiquiátrico, y lo marcan con un estigma indeleble. Hay algo vergonzoso en la enfermedad mental.
La estadía en el Hospital Psiquiátrico suele ser demasiado prolongada y sus efectos demasiado
estigmatizantes para que el individuo tenga un apacible regreso al lugar de donde partió. En respuesta a la
estigmatización exterior y al sentimiento de desposeimiento al ingreso en el Hospital, frecuentemente

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desarrolla cierta alienación de la sociedad, traducida en una aprensiva resistencia a salir de allí. La alienación
es un efecto secundario de la hospitalización.
Dificultades para el tratamiento: acomodar la actitud del paciente a la sociedad se confunde con el
problema de acomodar su actitud a la reclusión involuntaria. No hay un tratamiento específico para cada
alteración. La vida del paciente se regula y ordena conforme a un régimen de disciplina elaborado para que
un personal reducido maneje a una gran cantidad de internos voluntarios. El personaje clave dentro del
régimen es el asistente, quien informa al paciente los castigos y recompensas que regulan su vida y obtiene
autorización médica para imponer penas y conceder privilegios. El paciente asciende en el sistema de salas
por su conducta dócil y tranquila, y desciende por una conducta rebelde y turbulenta. Si asciende se
recomienda su atención médica por ser capaz de aprovecharla: el paciente consigue asistencia profesional
cuando menos la necesita.

Varela - De la Capacidad Civil de las Personas

La capacidad civil es la posibilidad que la persona de existencia visible pueda gozar o ejercer derechos
por propia cuenta. Son capaces las personas que poseen el conjunto de condiciones jurídicas y psíquicas que
den al individuo aptitud para desenvolverse en sociedad. Por lo tanto, deben tener capacidad de realizar actos
con discernimiento y/o voluntad. La capacidad civil se divide en:

1. capacidad de hecho entendida como la aptitud para ejercer un derecho


2. capacidad de derecho, se denominará así a la aptitud para gozar de un derecho.

Incapacidad civil: Es la imposibilidad de la persona de gozar o ejercer derechos. Es la falta de las


condiciones jurídicas y/o psíquicas que determinan la aptitud de una persona para desenvolverse libremente
en sociedad. La incapacidad civil, absoluta, no existe en nuestro sistema jurídico. Incapacidad de hecho
absoluta:

1) Personas por nacer


2) Menores impúberes: no tienen 14 años
3) Dementes
4) Sordomudos que no saben darse a entender por escrito

La inhabilitación absoluta es por el tiempo de la condena, consiste en la privación de la administración


de sus bienes, quedando el penado sujeto a la curatela establecida en el código civil para los incapaces,
personas por nacer y menores.

Incapacidad de hecho relativa: Menores adultos: entre 14 cumplidos hasta los 17 años.

Incapacidad de derecho relativa:

1. Religiosos profesos para contratar


2. Comerciantes fallidos
3. Curadores, tutores o padres no pueden vender bienes propios a los que están bajo su patria potestad

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La incapacidad de los menores cesa el día en que estos cumplen 21 años y por su emancipación antes
de que fueran mayores. Por menores emancipados se entiende a aquellos que fueron habilitados a los 18
años, pudiendo contraer matrimonio.

Incapacidad por demencia: Demencia hace referencia a la falta de aptitud del sujeto para dirigir su
persona y/o para administrar sus bienes.

Juicio de incapacidad: Es el juicio que se realiza en el fuero civil después de haber probado el estado
mental de la persona y determinar que la misma no puede administrar sus bienes y dirigir su persona.
Implica incapacidad de hecho absoluta y de derecho relativa. Las personas que pueden solicitar el juicio de
interdicción o incapacidad son:

1) El esposo o esposa no divorciados


2) Pariente del demente
3) Ministerio de menores
4) Cualquier persona cuando el enfermo signifique peligro o riesgo
5) Cónsul del país cuando el enfermo fuere extranjero

En las conclusiones deberá especificar:

1) Diagnóstico
2) Fecha aproximada en que la enfermedad se manifestó
3) Pronóstico
4) Régimen aconsejable para la protección y asistencia del presunto insano
5) Necesidad de internación

Se comunicará al registro de incapaces la sentencia, y al registro del estado civil de las personas y se
le designará un curador definitivo.

Inhabilitación civil: Podrá inhabilitarse judicialmente a quienes:

1) por embriaguez habitual o por estupefacientes están expuestos a otorgar actos jurídicos
perjudiciales a su persona

2) a los disminuidos en sus facultades cuando el juez estime que del ejercicio de su plena capacidad
pueda resultar daño a su persona o patrimonio

3) a quienes por la prodigabilidad en los actos de administración y disposición de sus bienes expusiera
a su familia a la pérdida del patrimonio.

La acción para obtener esta inhabilitación solo corresponderá al cónyuge, ascendiente o descendiente.
Sin la conformidad del curador los inhabilitados no podrán disponer de sus bienes por actos entre vivos. Al
momento de dictarse sentencia se designará curador.

Varela - Abordaje de Adolescentes con Trastorno de Personalidad

Estos adolescentes no poseen demanda de tratamiento, llegan mandados, proviniendo en cambio la


demanda de la justicia (juez). Entonces, será el equipo terapéutico el que deberá trabajar para realizar el
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pasaje de la obligación a la demanda. . De esta manera se puede hacer lugar a un espacio de abordaje que
no es desconocido “llega mandado” sin evidenciar conciencia de enfermedad y en muchas ocasiones sin real
conciencia de la situación; pero una cosa es responder a la demanda tal y como es formulada y otra es
apostar a la emergencia de la situación. Si se posibilita que los sujetos puedan implicarse y desprenderse del
mandato de la justicia se habrá comenzado a cumplir con el objetivo de realizar un tratamiento terapéutico.
Si bien obligar a una persona a tratarse no puede producir efectos positivos, puede en cambio
mediante transferencia generar que el sujeto advierta de la gravedad de lo que le está sucediendo, de sus
consecuencias, de que tome conciencia de su situación, que suma la problemática en la que está involucrado
y que a partir de esto se implique en un tratamiento en el que se le brinde la oportunidad de gestarse un
proyecto de vida.

El abordaje institucional debe realizarse desde una perspectiva interdisciplinaria en consideración de


los Sujetos como seres biopsicosociales. Debemos partir considerando los derechos del niño que considera
por malos tratos o negligencia toda acción u omisión cometida por individuos, instituciones o por la sociedad y
toda situación provocada por actos que prive a los niños de cuidados, de sus derechos y libertades impidiendo
su pleno desarrollo.

En relación a la sintomatología presentan distorsiones en todas las áreas de la personalidad,


tratándose en su mayoría de pacientes con diagnóstico de trastorno de personalidad y/o borderline (DSM IV)
en riesgo o vulnerabilidad psicosocial. Los estados de ánimo están directamente ligados a experiencias
traumáticas vivenciadas en la primera infancia, ya que cuando las condiciones socioambientales no son
satisfactorias, los impulsos agresivos quedan contenidos en el interior del niño, tendiendo a configurar la base
para una psicopatología posterior. Los miedos que sienten estos adolescentes se deben a los sentimientos
de inseguridad y angustia que sus progenitores propiciaron de una u otra forma. La baja autoestima que se
gesta por mensajes contradictorios y desvalorizantes escuchados, sumado a la anestesia emocional
indispensable para la supervivencia en ambientes de agresión crónica. Estos pacientes tienen dificultad en
distinguir lo que sienten, en percibir las emociones o sentimientos que experimentan. Existe una gran
ambivalencia en sus percepciones, presentan sentimientos de malestar que son abarcativos.

Los trastornos conductuales pueden deberse a repeticiones compulsivas que surgen tanto de
identificaciones con el agresor como de intentos fallidos de ligar aquello que no puede ser comprendido ni
tramitado. Como consecuencia emplean las defensas primarias como disociación, proyección, negación.

Se observan varias formas de exteriorizar el conflicto: hacia el medio en forma de impulsividad,


hiperactividad y baja tolerancia a la frustración y hacia sí mismos como sumisión, apatía, desgano, consumo
de sustancias, y demás conductas autodestructivas. Siendo la etapa de la adolescencia un momento de
vulnerabilidad psíquica aumentada, las acciones terapéuticas de reparación deben ser urgentes sobre todo
cuando se manifiestan a través de conductas auto y heterodestructivas. Estos actos destructivos pueden
responder a muchos motivos: deseo de castigar a otros, a sí mismo o de aliviar la culpa, el deseo de apartar
otras ideas más adversas, llamar la atención, etc. Una vez que se puede comprender la motivación de la
actuación es posible empezar a trabajar en la búsqueda de métodos que posibiliten una adaptación al medio
más efectiva. Se tenderán a disminuir las frustraciones y la agresión y a comenzar el proceso de tratamiento.
Estos pacientes desde pequeños no han tenido la posibilidad de integrar los elementos que los rodean con
una lógica aceptada socialmente, sino lo necesario para la propia adaptación y supervivencia. Cuando aquel
que dice amarlos y cuidarlos los lastima las percepciones no coinciden con los sentimientos. Esa confusión de

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conductas y actitudes los lleva a construcciones erróneas sobre su propia persona, el concepto de padre, de
madre, de amor y odio y también de placer y dolor.
La estrategia en el tratamiento debe tener una planificación ordenamiento y seguimiento, por lo cual el
tratamiento tiene que ser integral. El tratamiento debe apuntar a que los pacientes puedan mejorar su calidad
de vida, logren establecer vínculos sociales satisfactorios y puedan sostener su inserción social; generar un
proyecto de vida tendiente al autovalimiento y/o inclusión dentro del grupo familiar; llevando a disminuir la
discapacidad social. Pensar en la inserción social es considerar que mediante un seguimiento terapéutico
adecuado podrán gozar de libertad. Por lo tanto el equipo terapéutico debe utilizar recursos educativos,
ocupacionales, sociales, recreativos y culturales de acuerdo a los objetivos y fines propuestos. Se le deberá
ofrecer una multiplicidad de actividades terapéuticas y un tratamiento biopsicosocial dado que necesitan una
apoyatura más allá de la simple escucha y de indicaciones psicofarmacológicas. La actividad terapéutica debe
ser acorde a las necesidades del paciente en particular; y las estrategias de tratamiento individual, familiar y
actividades educativas-terapéuticas deben tener una planificación, ordenamiento y seguimiento, además de
ser discutidas y reflexionadas por el equipo profesional para aunar criterios comunes. Para que el tratamiento
sea efectivo tiene que ser integral y abarcar todas las áreas de relación posibles, contemplando aspectos
educativos, laborales, socializantes, afectivos y problemática profunda. El equipo de tratamiento debe
coordinar estrategias de acuerdo al tipo de patología a tratar.

Cuando el adolescente llega a la institución pueden presentarse situaciones de gran hostilidad,


situaciones de rechazo, abandono y carencia afectiva, por la que su recepción tiene que ser muy especial, así
como también no han recibido pautas de lo correcto o incorrecto, de lo que está bien y de lo que está mal
teniendo una visión distorsionada de lo que se espera de ellos, y de la realidad con carencia de limites
internos. El límite externo comienza por ser el molde a través del cual podrán incorporar todas aquellas pautas
y normas que después constituirían su propio manejo adecuado. Una vez que como equipo podemos
comprender la motivación de la actuación donde repite la auto-destruccion es posible empezar a trabajar en la
búsqueda de métodos que posibiliten una adaptación al medio más efectiva.

En el tratamiento de este tipo de problemáticas la psicología no puede remitirse solo a la conducta del
sujeto o a la expresión del inconsciente sino que deberá hablarse ante todo de una psicología social, dado
que no podríamos tratar a los pacientes sin tener en cuenta el entramado de relaciones sociales que se tejen,
ni cómo las diferentes subjetividades intervienen en el crecimiento y desarrollo.

Boletin Oficial: Ley Nacional de Salud Mental

Definición de Salud Mental: Proceso determinado por momentos históricos cuya preservación y
mejoramiento implican una dinámica social vinculada a los Derechos Humanos. Se debe partir siempre de la
presunción de las capacidades personas. No puede hacerse el diagnóstico de la enfermedad sobre la base de
raza, etnias, preferencia sexual, religión o por la mera existencia de tratamientos previos.
Abordaje: Debe hacerse mediante un equipo interdisciplinario. El tratamiento debe ser fuera del ámbito
hospitalario, teniendo en cuenta una construcción comunitaria y promoviendo lazos sociales. Debe existir el
consentimiento informado, el paciente debe saber de qué se trata su tratamiento. Todos los profesionales que
integran el equipo interdisciplinario pueden ejercer cargos de conducción. Para la medicación debe estar todo
el equipo interdisciplinario de acuerdo.
Objetivo de la ley: Respecto de las internaciones, propone un abordaje desmanicominalizador, en
función de limitar el tiempo lo más posible. Medida terapéutica de carácter restrictivo, la internación no puede

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ser aplicada sin límites. Decididas por el equipo interdisciplinario y controlada por el poder judicial. La decisión
técnica, está en manos del Juez, este es quien controla la legalidad junto con el organismo de revisión. El
máximo posible de internación es de 60 días y luego debe revisarse el tratamiento y las cuestiones que
determinan la misma.

Derechos y garantías
 Art. 1° - Objeto asegurar el derecho a la protección de la salud mental de todas las personas, y el
pleno goce de los derechos humanos de aquellas con padecimiento mental que se encuentran en el
territorio nacional.

Definición
 Art. 3° - se reconoce a la salud mental como un proceso determinado por componentes históricos,
socio-económicos, culturales, biológicos y psicológicos, cuya preservación y mejoramiento implica una
dinámica de construcción social vinculada a la concreción de los derechos humanos y sociales de toda
persona. Se debe partir de la presunción de capacidad de todas las personas.
En ningún caso puede hacerse diagnóstico en el campo de la salud mental sobre la base exclusiva
de:
a) Status político, socio-económico, pertenencia a un grupo cultural, racial o religioso;
b) Demandas familiares, laborales, falta de conformidad o adecuación con valores morales,
sociales, culturales, políticos o creencias religiosas prevalecientes en la comunidad donde vive la
persona;
c) Elección o identidad sexual;
d) La mera existencia de antecedentes de tratamiento u hospitalización.

 Art. 4° - Las adicciones deben ser abordadas como parte integrante de las políticas de salud mental.
 Art. 5° - La existencia de diagnóstico en el campo de la salud mental no autoriza en ningún caso a
presumir riesgo de daño o incapacidad, lo que sólo puede deducirse a partir de una evaluación
interdisciplinaria de cada situación particular en un momento determinado.

Ámbito de aplicación
 Art. 6° - Los servicios y efectores de salud públicos y privados, cualquiera sea la forma jurídica que
tengan, deben adecuarse a los principios establecidos en la presente ley.
Derechos de las personas con padecimiento mental
Art. 7° - El Estado reconoce a las personas con padecimiento mental los siguientes derechos:
a) Derecho a recibir atención sanitaria y social integral y humanizada, a partir del acceso
gratuito, igualitario y equitativo a las prestaciones e insumos necesarios, con el objeto de asegurar la
recuperación y preservación de su salud;
b) Derecho a conocer y preservar su identidad, sus grupos de pertenencia, su genealogía y su
historia;
c) Derecho a recibir una atención basada en fundamentos científicos ajustados a principios
éticos;
d) Derecho a recibir tratamiento y a ser tratado con la alternativa terapéutica más conveniente,
que menos restrinja sus derechos y libertades, promoviendo la integración familiar, laboral y
comunitaria;
e) Derecho a ser acompañado antes, durante y luego del tratamiento por sus familiares, otros
afectos o a quien la persona con padecimiento mental designe;

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f) Derecho a recibir o rechazar asistencia o auxilio espiritual o religioso;
g) Derecho del asistido, su abogado, un familiar, o allegado que éste designe, a acceder a sus
antecedentes familiares, fichas e historias clínicas;
h) Derecho a que en el caso de internación involuntaria o voluntaria prolongada, las condiciones
de la misma sean supervisadas periódicamente por el órgano de revisión;
i) Derecho a no ser identificado ni discriminado por un padecimiento mental actual o pasado;
j) Derecho a ser informado de manera adecuada y comprensible de los derechos que lo asisten,
y de todo lo inherente a su salud y tratamiento, según las normas del consentimiento informado,
incluyendo las alternativas para su atención, que en el caso de no ser comprendidas por el paciente se
comunicarán a los familiares, tutores o representantes legales;
k) Derecho a poder tomar decisiones relacionadas con su atención y su tratamiento dentro de
sus posibilidades;
l) Derecho a recibir un tratamiento personalizado en un ambiente apto con resguardo de su
intimidad, siendo reconocido siempre como sujeto de derecho, con el pleno respeto de su vida privada
y libertad de comunicación;
m) Derecho a no ser objeto de investigaciones clínicas ni tratamientos experimentales sin un
consentimiento fehaciente;
n) Derecho a que el padecimiento mental no sea considerado un estado inmodificable;
o) Derecho a no ser sometido a trabajos forzados;
p) Derecho a recibir una justa compensación por su tarea en caso de participar de actividades
encuadradas como laborterapia o trabajos comunitarios, que impliquen producción de objetos, obras o
servicios que luego sean comercializados.

Modalidad de Abordaje
 Art. 8° - La atención en salud mental debe estar a cargo de un equipo interdisciplinario integrado por
profesionales, técnicos y otros trabajadores capacitados. (Áreas intervinientes: psicología, psiquiatría,
trabajo social, enfermería, terapia ocupacional y otras disciplinas o campos pertinentes.)
 Art. 9° - El proceso de atención debe realizarse preferentemente fuera del ámbito de internación
hospitalario y en el marco de un abordaje interdisciplinario e intersectorial, basado en los principios de
la atención primaria de la salud. Se orientará al reforzamiento, restitución o promoción de los lazos
sociales.
 Art. 10. - Por principio rige el consentimiento informado para todo tipo de intervenciones, con algunas
excepciones que la misma ley plantea.
 Art. 11. - La Autoridad de Aplicación debe promover que las autoridades de salud de cada jurisdicción,
en coordinación con las áreas de educación, desarrollo social, trabajo y otras que correspondan,
implementen acciones de inclusión social, laboral y de atención en salud mental comunitaria.
Promoviendo dispositivos como: consultas ambulatorias; servicios de inclusión social y laboral para
personas después del alta institucional; atención domiciliaria supervisada y apoyo a las personas y
grupos familiares y comunitarios; servicios para la promoción y prevención en salud mental, así como
otras prestaciones tales como casas de convivencia, hospitales de día, cooperativas de trabajo,
centros de capacitación socio-laboral, emprendimientos sociales, hogares y familias sustitutas.
 Art. 12. - La prescripción de medicación sólo debe responder a las necesidades fundamentales de la
persona con padecimiento mental y se administrará exclusivamente con fines terapéuticos y nunca
como castigo o conveniencia. La prescripción de medicamentos sólo puede realizarse a partir de las
evaluaciones profesionales pertinentes. Deben promoverse tratamientos en el marco de abordajes
interdisciplinarios.

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Del equipo interdisciplinario
 Art. 13. - Los profesionales con título de grado están en igualdad de condiciones para ocupar los
cargos de conducción y gestión de los servicios y las instituciones, debiendo valorarse su idoneidad
para el cargo y su capacidad para integrar los diferentes saberes que atraviesan el campo de la salud
mental.

Internaciones
 Art. 14. - La internación es considerada como un recurso terapéutico de carácter restrictivo, y sólo
puede llevarse a cabo cuando aporte mayores beneficios terapéuticos que el resto de las
intervenciones. Debe promoverse el mantenimiento de vínculos, contactos y comunicación de las
personas internadas con sus familiares, allegados y con el entorno laboral y social, salvo excepciones
donde los fines terapéuticos se vean influenciados.
 Art. 15. - La internación debe ser lo más breve posible, en función de criterios terapéuticos
interdisciplinarios. Toda intervención debe registrarse en la historia clínica. La internación no puede ser
indicada o prolongada para resolver problemáticas sociales o de vivienda, para lo cual el Estado debe
proveer los recursos adecuados a través de los organismos públicos competentes.
Se considera válido el consentimiento cuando se presta en estado de lucidez y con comprensión de la
situación, y se considerará invalidado si durante el transcurso de la internación dicho estado se pierde.
 Art. 18. - La persona internada bajo su consentimiento podrá en cualquier momento decidir por sí
misma el abandono de la internación.
 Art. 20. - La internación involuntaria de una persona debe concebirse como recurso terapéutico
excepcional en caso de que no sean posibles los abordajes ambulatorios y solo será efectiva cuando
el equipo considere la situación riesgosa para sí o para terceros. Para que proceda la internación
involuntaria, además de los requisitos comunes a toda internación, debe hacerse constar:
a) Dictamen profesional del servicio asistencial que realice la internación. Se debe
determinar la situación de riesgo con la firma de dos profesionales de diferentes disciplinas psiquiatra o
psicólogo.
b) Ausencia de otra alternativa eficaz para su tratamiento;
c) Informe acerca de las instancias previas implementadas si las hubiera.
 Art. 23. - El alta, externación o permisos de salida son facultad del equipo de salud que no requiere
autorización del juez.
 Art. 27. - Queda prohibida por la presente ley la creación de nuevos manicomios, neuropsiquiátricos o
instituciones de internación monovalentes, públicos o privados. En el caso de los ya existentes se
deben adaptar a los objetivos y principios expuestos, hasta su sustitución definitiva por los dispositivos
alternativos.
 Art. 28. - Las internaciones de salud mental deben realizarse en hospitales generales.
 Art. 29. - A los efectos de garantizar los derechos humanos de las personas en su relación con los
servicios de salud mental, los integrantes, profesionales y no profesionales del equipo de salud son
responsables de informar al órgano de revisión creado por la presente ley y al juez competente, sobre
cualquier sospecha de irregularidad que implicara un trato indigno o inhumano a personas bajo
tratamiento o limitación indebida de su autonomía.

Derivaciones
 Art. 30. - Las derivaciones para tratamientos ambulatorios o de internación que se realicen fuera del
ámbito comunitario donde vive la persona sólo corresponden si se realizan a lugares donde la misma
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cuenta con mayor apoyo y contención social o familiar. Los traslados deben efectuarse con
acompañante del entorno familiar o afectivo de la persona.

Autoridad de Aplicación
 Art. 31. - El Ministerio de Salud de la Nación es la Autoridad de Aplicación de la presente ley, a partir
del área específica que designe o cree a tal efecto, la que debe establecer las bases para un Plan
Nacional de Salud Mental acorde a los principios establecidos.
 Art. 33. - La Autoridad de Aplicación debe desarrollar recomendaciones dirigidas a las universidades
públicas y privadas, para que la formación de los profesionales en las disciplinas involucradas sea
acorde con los principios, políticas y dispositivos que se establezcan en cumplimiento de la presente
ley.
 Art. 34. - La Autoridad de Aplicación debe promover, en consulta con la Secretaría de Derechos
Humanos de la Nación y con la colaboración de las jurisdicciones, el desarrollo de estándares de
habilitación y supervisión periódica de los servicios de salud mental públicos y privados.

Órgano de Revisión
 Art. 38. - Créase en el ámbito del Ministerio Público de la Defensa el Órgano de Revisión con el objeto
de proteger los derechos humanos de los usuarios de los servicios de salud mental.
 Art. 39. - El Órgano de Revisión debe ser multidisciplinario, y estará integrado por representantes del
Ministerio de Salud de la Nación, de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, del Ministerio
Público de la Defensa, de asociaciones de usuarios y familiares del sistema de salud, de los
profesionales y otros trabajadores de la salud y de organizaciones no gubernamentales abocadas a la
defensa de los derechos humanos.
 Art. 40. - Son funciones del Órgano de Revisión:
a) Requerir información a las instituciones públicas y privadas que permita evaluar las condiciones
en que se realizan los tratamientos;
b) Supervisar de oficio o por denuncia de particulares las condiciones de internación por razones
de salud mental, en el ámbito público y privado;
c) Evaluar que las internaciones involuntarias se encuentren debidamente justificadas y no se
prolonguen más del tiempo mínimo necesario, pudiendo realizar las denuncias pertinentes en caso de
irregularidades y eventualmente, apelar las decisiones del juez;
d) Controlar que las derivaciones que se realizan fuera del ámbito comunitario cumplan con los
requisitos y condiciones establecidos en el artículo 30 de la presente ley;
e) Informar a la Autoridad de Aplicación periódicamente sobre las evaluaciones realizadas y
proponer las modificaciones pertinentes;
f) Requerir la intervención judicial ante situaciones irregulares;
g) Hacer presentaciones ante el Consejo de la Magistratura o el Organismo que en cada
jurisdicción evalúe y sancione la conducta de los jueces en las situaciones en que hubiera irregularidades;
h) Realizar recomendaciones a la Autoridad de Aplicación;
i) Realizar propuestas de modificación a la legislación en salud mental tendientes a garantizar los
derechos humanos;
j) Promover y colaborar para la creación de órganos de revisión en cada una de las jurisdicciones,
sosteniendo espacios de intercambio, capacitación y coordinación, a efectos del cumplimiento eficiente de
sus funciones;
k) Controlar el cumplimiento de la presente ley, en particular en lo atinente al resguardo de los
derechos humanos de los usuarios del sistema de salud mental;
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l) Velar por el cumplimiento de los derechos de las personas en procesos de declaración de
inhabilidad y durante la vigencia de dichas sentencias.

Módulo VIII - Drogadependencia


Consumo y tenencia de estupefacientes. Legislación vigente. Problemática legal y psicológicas, sistemas de contención y
tratamiento. Análisis de contenido sobre la declaración de inconstitucionalidad del art.° 14 de la ley 23.277.

Código Penal de la Nación Arg: “Tenencia y Tráfico de Estupefacientes” Ley N° 23.737


(Artículos 14 a 22)

Se refiere a la penalización y aplicación de medidas alternativas (de seguridad, curativas, educativas y


de tratamiento) para quienes transgreden la ley por tenencia para el consumo personal. La pena es de un mes
a dos años. La medida curativa consiste en un tratamiento de desintoxicación y rehabilitación que cesara por
resolución judicial, previo dictamen de peritos que así lo aconsejen. Se llevará a cabo en establecimientos
adecuados que el tribunal determine de una lista, bajo conducción profesional reconocida, evaluadas
periódicamente, registradas oficialmente con autorización y habilitación de la autoridad sanitaria nacional o
provincial lista actualizada al poder judicial y difundida públicamente. Si después de 3 años de recuperado a lo
social, familiar, laboral, el juez previo dictamen de peritos podrá librar oficio al registro nacional de reincidente
para la supresión de la anotación en la lista de uso y tenencia de estupefacientes.

Art. 14 — Será reprimido con prisión de un mes a dos años cuando por escasa cantidad y demás
circunstancias la tenencia es para uso personal.

Art. 15 — La tenencia y el consumo de hojas de coca en su estado natural destinado a la práctica del
coqueo o masticación, o a su empleo como infusión, no será considerada como tenencia o consumo de
estupefacientes.

Art. 16 — Cuando el condenado por cualquier delito dependiere física o psíquicamente de


estupefacientes, el juez impondrá, además de la pena, una medida de seguridad curativa que consistirá en un
tratamiento de desintoxicación y rehabilitación por el tiempo necesario a estos fines, y cesará por resolución
judicial, previo dictamen de peritos que así lo aconsejen.

Art. 17 — En el caso del artículo 14, segundo párrafo, si en el juicio se acreditase que la tenencia es
para uso personal, declarada la culpabilidad del autor y que el mismo depende física o psíquicamente de
estupefacientes, el juez podrá dejar en suspenso la aplicación de la pena y someterlo a una medida de
seguridad curativa por el tiempo necesario para su desintoxicación y rehabilitación. Acreditado su resultado
satisfactorio, se lo eximirá de la aplicación de la pena. Si transcurridos dos años de tratamiento no se ha
obtenido un grado aceptable de recuperación por su falta de colaboración, deberá aplicársele la pena y
continuar con la medida de seguridad por el tiempo necesario o solamente esta última.

Art. 18 — En el caso de artículo 14, segundo párrafo, si durante el sumario se acreditase por
semiplena prueba que la tenencia es para uso personal y existen indicios suficientes a criterio del juez de la
responsabilidad del procesado y éste dependiere física o psíquicamente de estupefacientes, con su
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consentimiento, se le aplicará un tratamiento curativo por el tiempo necesario para su desintoxicación y
rehabilitación y se suspenderá el trámite del sumario.

Acreditado su resultado satisfactorio, se dictará sobreseimiento definitivo. Si transcurridos dos años de


tratamiento, por falta de colaboración del procesado no se obtuvo un grado aceptable de recuperación, se
reanudara el trámite de la causa y, en su caso, podrá aplicársele la pena y continuar el tratamiento por el
tiempo necesario, o mantener solamente la medida de seguridad.

Art. 19 — La medida de seguridad que comprende el tratamiento de desintoxicación y rehabilitación,


prevista en los artículos 16, 17 y 18 se llevará a cabo en establecimientos adecuados que el tribunal
determine de una lista de instituciones bajo conducción profesional reconocidas y evaluadas periódicamente,
registradas oficialmente y con autorización de habilitación por la autoridad sanitaria nacional o provincial,
quien hará conocer mensualmente la lista actualizada al Poder Judicial, y que será difundida en forma pública.

El tratamiento podrá aplicársele preventivamente al procesado cuando prestare su consentimiento para


ello o cuando existiere peligro de que se dañe a sí mismo o a los demás. El tratamiento estará dirigido por un
equipo de técnicos y comprenderá los aspectos médicos, psiquiátricos, psicológicos, pedagógicos,
criminológicos y de asistencia social, pudiendo ejecutarse en forma ambulatoria, con internación o
alternativamente, según el caso. Cuando el tratamiento se aplicare al condenado su ejecución será previa,
computándose el tiempo de duración de la misma para el cumplimiento de la pena. Respecto de los
procesados, el tiempo de tratamiento suspenderá la prescripción de la acción penal.

El Servicio Penitenciario Federal o Provincial deberá arbitrar los medios para disponer en cada unidad
de un lugar donde, en forma separada del resto de los demás internos, pueda ejecutarse la medida de
seguridad de rehabilitación de los artículos 16, 17 y 18.

Art. 20 — Para la aplicación de los supuestos establecidos en los artículos 16, 17 y 18 el juez, previo
dictamen de peritos, deberá distinguir entre el delincuente que hace uso indebido de estupefacientes y el
adicto a dichas drogas que ingresa al delito para que el tratamiento de rehabilitación en ambos casos, sea
establecido en función del nivel de patología y del delito cometido, a los efectos de la orientación terapéutica
más adecuada.

Art. 21 — En el caso del artículo 14, segundo párrafo, si el procesado no dependiere física o
psíquicamente de estupefacientes por tratarse de un principiante o experimentador, el juez de la causa podrá,
por única vez, sustituir la pena por una medida de seguridad educativa en la forma y modo que judicialmente
se determine.

Tal medida, debe comprender el cumplimiento obligatorio de un programa especializado relativo al


comportamiento responsable frente al uso y tenencia indebida de estupefacientes, que con una duración
mínima de tres meses, la autoridad educativa nacional o provincial, implementará a los efectos del mejor
cumplimiento de esta ley.

La sustitución será comunicada al Registro Nacional de Reincidencia y Estadística Criminal y


Carcelaria, organismo que lo comunicará solamente a los tribunales del país con competencia para la
aplicación de la presente Ley, cuando éstos lo requiriesen.

Si concluido el tiempo de tratamiento éste no hubiese dado resultado satisfactorio por la falta de
colaboración del condenado, el tribunal hará cumplir la pena en la forma fijada en la sentencia.

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Art. 22 — Acreditado un resultado satisfactorio de las medidas de recuperación establecidas en los
artículos 17, 18 y 21 si después de un lapso de tres años de dicha recuperación, el autor alcanzara una
reinserción social plena, familiar, laboral y educativa, el juez previo dictamen de peritos, podrá librar oficio al
Registro Nacional de Reincidencia y Estadística Criminal y Carcelaria para la supresión de la anotación
relativa al uso y tenencia indebida de estupefacientes.

Fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación sobre el Recurso del Hecho


presentado en el Caso “Arriola

El fallo Arriola dio por sentado a través de la corte suprema de justicia de la Nación la despenalización
de la tenencia de estupefacientes para consumo personal. La Corte declaró la inconstitucionalidad del artículo
que sanciona penalmente la tenencia de estupefacientes para consumo personal (Art.14 Ley 23.737) por ser
incompatible con el Art.19 de la Constitución Nacional, el cual protege las acciones privadas siempre y cuando
estas no afecten al orden público, a la moral pública ni perjudiquen a un tercero.

El hecho que da origen a la investigación se produjo cuando personal policial advierte que en un
domicilio de la ciudad de Rosario, se estaban produciendo maniobras compatibles con la venta de
estupefacientes al menudeo, razón por la cual, comienzan las tareas de inteligencia que culminaron con un
allanamiento en la morada y el hallazgo del material prohibido. En primera instancia, el Tribunal Oral en lo
Criminal Federal Nº 2 de Rosario, condenó a tres de los imputados en orden al delito de tráfico de
estupefacientes en la modalidad tenencia de estupefacientes con fines de comercialización y a dos de ellos,
con fines de consumo, luego de rechazar las nulidades y el pedido de inconstitucionalidad del artículo 14
párrafo segundo de la ley 23.737.

El objeto de análisis por parte de la Corte Suprema se circunscribió a los hechos cometidos por
algunos de los imputados, a los que se les incautó pocos cigarrillos de marihuana de armado casero que
tenían en sus bolsillos, y se les imputó la comisión del delito de tenencia de estupefacientes con fines de
consumo. Con anterioridad al conocimiento del Máximo Tribunal, había sido rechazado un recurso por parte
de la Sala I de la Cámara Nacional de Casación Penal, órgano que, hasta ahí, bregaba por la
constitucionalidad de la norma del artículo 14 segundo párrafo de la ley 23.737.

El recurso extraordinario de la defensa tuvo como eje la exposición de argumentos referidos a


la violación del principio de reserva consagrado en el artículo 19 de la Constitución Nacional, dado que
la conducta de los imputados se había llevado a cabo dentro del marco de intimidad; a la circunstancia de que
la escasa cantidad no permitía influir en la generación de dependencia física o psíquica por parte del
consumidor y menos aún podía afectar la pretendida salud pública; a que el incremento de causas de este
estilo a partir de la vigencia de la ley 23.737 demostraba que el efecto disuasivo pretendido no había surtido
efecto y por último, haciendo referencia a la doctrina de la arbitrariedad, a que no se había acreditado
afectación alguna al bien jurídico y por tanto ante la falta de lesividad de la acción, era inadmisible la
aplicación de una sanción por tratarse de una acción atípica.
La ley no se modificó por este caso. Lo que le da importancia este caso es el fallo. Marcó un
precedente, y aunque el artículo 14 sigue vigente, cuando alguien es detenido por tenencia no se lo puede
condenar. A partir del mismo, todos los casos similares resolvieron apoyándose en el artículo 19 donde dice
que no se puede sancionar una acción privada que no genera un daño público, descalificando de esa manera
al art. 14 que sancionaba la tenencia.
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