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¡Cautívese por el Señor!

Estoy convencido y seguro de que Él que empezó la buena obra en ustedes la continuará hasta el día de
Jesucristo [justo en el momento de Su regreso], desarrollándola [esa buena obra], perfeccionándola y
llevándola a la culminación plena en ustedes.

– Filipenses 1:6, AMP

Desde el momento en que usted nació de nuevo, Dios comenzó a quitar todo aquello que lo ha reprimido y que le ha
impedido actuar con poder en su vida.

Y Él todavía trabaja en ese proceso, pues usted aún está en crecimiento. Siga creciendo y permítale a Dios que le hable y
trate con su vida; pues Él continúa indicándole lo que necesita cambiar y desechar de su vida.

Pero no sólo consiste en deshacerse de lo malo, sino también en adquirir nuevas cosas, al depositar más de Dios en
nosotros. Crecemos más al aprender la Palabra y la verdad de ésta; y como resultado los viejos hábitos y el antiguo estilo
de vida pierden su dominio sobre nosotros y se alejan.

Mientras más conozca a Dios, menos querrá sus antiguos hábitos y estos serán removidos de su vida.

Usted podría confesar: “Muy bien, ya no fumaré más cigarrillos. Nunca, nunca más”.

Eso mejor que declarar lo contrario. Sin embargo, existe una forma mucho mejor de renunciar a los malos hábitos: es
cautivarse tanto en las cosas de Dios, al punto que Su Espíritu y Su poder comiencen a quitar esas costumbres de usted.
Debe dirigir su voluntad hacia la dirección correcta, y estar dispuesto a cumplir lo correcto; y cuando lo haya hecho, Su
poder lo cambiará.

Entonces sumérjase en la Palabra, medite en ella, escuche prédicas y jamás se detenga. Recuerde que siempre debe seguir
creciendo.

¡Cautívese por el Señor!

2 Corintios 5:17; Efesios 4


Moldeanos Señor
Dios me moldea en la vida que da vueltas.

Dios le dice al profeta Jeremías que así como el barro en las manos del alfarero, así esta el pueblo de Israel en sus manos (Jeremías 18:1-6). Estoy dispuesto
a aceptar la voluntad de Dios para permitir que sus manos me molden y den forma?

Moldeame Señor con tus manos amorosas en la forma más conveniente para la realización de tu plan. Reconozco mi humilde origen del barro (Génesis
2:7), material barato del diario. Soy frágil y con cualquier golpe puedo agrietarme.

Brindame tu protección y ayuda para no romperme en mil pedazos. Al pasar por el horno de las pruebas, como el barro, no permitas que me queme el
fuego (Isaias 43:29) mas ayúdame a fortalecer, madurar, y a darme la firmeza que necesito para aguantar la premura del tiempo.

"Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la extraordinaria grandeza del poder sea de Dios y no de nosotros." 2 Corintios 4:7

Tu amigo y hermano

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