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Reformatio in peius. Concepto.Consideraciones generales.

El principio de la “reformatio in peius”, consiste en una prohibición al Tribunal de recurso de empeorar la


situación procesal del recurrente, en los casos en que no ha mediado impugnación de la contraria, es -en cierto
modo- un principio negativo que impone fundamentalmente una abstención: “no es posible reformar el
pronunciamiento recurrido en perjuicio de su único impugnante”. El principio funciona no sólo en los supuestos
en los que la resolución recurrida sea modificada parcialmente, sino también cuando ésta resulte anulada con
motivo del recurso. En nada obsta a esta conclusión la circunstancia de que el pronunciamiento opugnado haya
sido previamente anulado. TSJ Sala CC en "Monasterio Santa Catalina de Sena c/ Omar García López y otro -
Ordinario- Recurso de Casación", Sent. Nº 118 del 07.11.02.

Los medios de impugnación previstos por la ley procesal, y garantizados por la Constitución de la Nación (art.
18), encuentran su “ratio iuris” en el derecho del justiciable a provocar la revisión de una resolución judicial en
“su defensa” y “beneficio” a los fines de obtener una decisión más justa. Admitir que la apelación a un recurso
jurisdiccional tendrá por resultado un mayor perjuicio para el recurrente es, sin más, autorizar el ilógico
resultado de contradecir la teleología propia de toda articulación recursiva. Si se admitiera la alteración de este
límite en el Tribunal de reenvío se haría depender la interposición del recurso por inobservancia de formas
procesales o la violación de las reglas del buen pensar, no ya de la existencia de un interés legítimo (el agravio)
ni de la existencia efectiva de vicios in cogitando o in procedendo, sino de una valoración estimativa, de cálculo
contingente, sobre el futuro resultado del nuevo juicio. TSJ Sala CC en "Monasterio Santa Catalina de Sena c/
Omar García López y otro - Ordinario- Recurso de Casación", Sent. Nº 118 del 07.11.02.
Nulidad de sentencia. Efectos. La nulidad de una resolución no implica la eliminación del acto sentencial, sino
sólo la privación de sus efectos normales o inmediatos, quedando subsistentes otros efectos, tales como los
límites que impondrá a la futura decisión que recaiga en reemplazo de la anulada. En efecto, la nulidad -como
categoría jurídica- importa la declaración de invalidez de un acto para producir ciertos efectos jurídicos, pero no
conlleva a la inexistencia del acto, como si nunca se hubiera realizado. Por el contrario, aún declarada la
nulidad de un acto sentencial, subsiste el efecto prohibitivo para el Tribunal de recurso (originario o derivado)
de la “reformatio in peius”. El instituto en cuestión tiene plena vigencia cualquiera sea el Tribunal de recurso de
que se trate, sea éste el Tribunal de primer grado, la Cámara de Apelación o el propio Tribunal Superior de
Justicia. El principio debe ser necesariamente acatado por el juzgador de recurso desde que así lo impone el
sistema procesal vigente. El instituto referido no responde sólo a su regulación procesal específica, sino que
también encuentra inspiración y sustento en la propia Ley Suprema de la Nación, que garantiza el derecho de
defensa en juicio (art. 18 CN). TSJ Sala CC en "Monasterio Santa Catalina de Sena c/ Omar García López y otro
- Ordinario- Recurso de Casación", Sent. Nº 118 del 07.11.02.
Se patentiza la violación a la prohibición de “reformatio in peius” desde que la resolución anulada con motivo
del recurso de casación del actor había dispuesto el acogimiento parcial de la pretensión indemnizatoria. Luego,
la desestimación total de la acción por el a quo ha provocado un empeoramiento de la situación del recurrente
que –conforme la resolución anulada- tenía derecho al cobro de una determinada suma de dinero en concepto
de daños y perjuicios, mientras que con el nuevo pronunciamiento dictado en reemplazo del anulado, carecería
de toda prerrogativa al respecto. La violación al mencionado principio constituye un claro error in procedendo
que provoca la nulidad de la resolución opugnada. TSJ Sala CC en "Monasterio Santa Catalina de Sena c/ Omar
García López y otro - Ordinario- Recurso de Casación", Sent. Nº 118 del 07.11.02.

TSJ, Sala CC…SENTENCIA NUMERO: 118


En la ciudad de Córdoba, a los siete días del mes de noviembre de dos mil dos, siendo las , se
reúnen en audiencia pública, los Sres. Vocales, integrantes de la Sala Civil y Comercial del Excmo. Tribunal
Superior de Justicia, Dres. Berta Kaller Orchansky, Domingo Juan Sesín y María Esther Cafure de
Battistelli, bajo la presidencia de la primera, a fin de dictar sentencia en los autos caratulados:
"MONASTERIO SANTA CATALINA DE SENA C/ OMAR GARCÍA LÓPEZ Y OTRO - ORDINARIO-
RECURSO DE CASACION" ("M" 48/01), procediendo en primer lugar a fijar las siguientes cuestiones a
resolver:----------------------------------
PRIMERA CUESTION: ¿Es procedente el recurso de casación fundado en el inc. 1° del art. 383 del
CPCC?.-----
SEGUNDA CUESTION: En su caso ¿qué pronunciamiento corresponde?.---------------------------------
Conforme al sorteo que en este acto se realiza, los Sres. Vocales votan en el siguiente orden: Dres.
Berta Kaller Orchansky, Domingo Juan Sesín y María Esther Cafure de Battistelli..----------------------------------
A LA PRIMERA CUESTION LA SRA. VOCAL, DRA. BERTA KALLER ORCHANSKY, DIJO:----------------------
I. El actor -mediante apoderado- interpone recurso de casación en autos: "MONASTERIO SANTA
CATALINA DE SENA C/ OMAR GARCÍA LÓPEZ Y OTRO - ORDINARIO - RECURSO DE CASACION" contra
la Sentencia ciento setenta y tres del veintiocho de diciembre de dos mil, dictada por la Cámara de Apelaciones
en lo Civil y Comercial de Quinta Nominación de esta ciudad, fundado en las causales de los incs. 1° y 2° del
art. 383 del CPCC.---
Corrido traslado a la parte demandada, lo evacúa a fs. 329/381. Mediante Auto Interlocutorio N° 364
del 09/08/01, la Cámara a quo concede la casación articulada por la causal del inc. 1° del art. 383 del CPCC
sólo en lo referente a “...las limitaciones que pudiera tener el Tribunal de reenvío en función de los principios

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procesales mencionados por el recurrente (“reformatio in peius”, si se considera aplicable y “tantum appelatum
cuantum devolutum”)” (fs. 385 vta.).----
Elevadas las actuaciones, dictado y consentido el decreto de autos (fs. 389 vta.), quedó la causa en
estado de ser resuelta.-
II. El tenor de la articulación recursiva, en lo que ha resultado materia habilitada por el Tribunal de
Mérito, es susceptible del siguiente compendio: sostiene el recurrente que el fallo en crisis violenta el principio
procesal de la “reformatio in peius” contradiciendo lo ordenado por el art. 356 del CPCC..-------
En este orden de ideas, aduce que el pronunciamiento opugnado ha resultado más gravoso para su
parte que la propia sentencia que fuera anulada con motivo del recurso de casación por él interpuesto, que
fuera acogido exitosamente en esta Sede.------------------------------------------------------------------
Para sustentar su posición cita doctrina autorizada que se expide en sentido coincidente.--------------
Igualmente, denuncia lesión al principio procesal de “tantum devolutum quantum appelatum”, que
también encuentra consagración normativa en el art. 356 del CPCC, desde que se habría resuelto sobre cosas
no demandadas en el recurso de casación y que por tanto estaban fuera de la consideración de la Cámara a
quo.-----------------------------------------
En definitiva, solicita se acoja su pretensión recursiva, dejándose sin efecto el fallo en crisis.-------------
III. Ensayada en estos términos la articulación sub júdice, corresponde ingresar al estudio de la
misma.--------------
Adelantando criterio al respecto, considero oportuno expresar mi coincidencia con las razones expuestas
por el recurrente, toda vez que lo resuelto en la Alzada violenta el principio de la “reformatio in peius”, lo que
acarrea su nulidad.-
Y ello así por las siguientes razones:----------------------------------------------
En primer lugar cuadra destacar que el principio bajo la lupa consiste en una prohibición al Tribunal de
recurso de empeorar la situación procesal del recurrente, en los casos en que no ha mediado impugnación de la
contraria.-------
Ello así, el principio de la reforma en perjuicio, es -en cierto modo- un principio negativo que impone
fundamentalmente una abstención: “no es posible reformar el pronunciamiento recurrido en perjuicio de su
único impugnante”.-----
El principio funciona no sólo en los supuestos en los que la resolución recurrida sea modificada
parcialmente, sino también cuando ésta resulte anulada con motivo del recurso.-----------------------------------
En nada obsta a esta conclusión la circunstancia de que el pronunciamiento opugnado haya sido
previamente anulado.--------------------------
Al respecto, coincidimos con la doctrina que entiende que la nulidad de una resolución no implica la
eliminación del acto sentencial, sino sólo la privación de sus efectos normales o inmediatos, quedando
subsistentes otros efectos, tales como los límites que impondrá a la futura decisión que recaiga en reemplazo
de la anulada.--------------------------------------- En efecto, la nulidad -como categoría jurídica- importa la
declaración de invalidez de un acto para producir ciertos efectos jurídicos, pero no conlleva a la inexistencia del
acto, como si nunca se hubiera realizado.-----------------------------
Por el contrario, y tal como lo hemos adelantado, aún declarada la nulidad de un acto sentencial,
subsiste el efecto prohibitivo para el Tribunal de recurso (originario o derivado) de la “reformatio in peius”.------
Fundamento normativo de la prohibición: Este límite de la capacidad jurisdiccional del Tribunal “ad
quem” que implica la “reformatio in peius” se encuentra expresamente ordenado por el ordenamiento procesal
civil y comercial vigente en nuestra provincia.---------------------------------------------------------------
En efecto, el art. 356 del CPCC literalmente reza: “Cuando una sola de las partes hubiera recurrido la
resolución no puede ser modificada en su perjuicio”.
Adviértase que, desde una hermenéutica sistemática, esta disposición normativa se encuentra ubicada
en la Sección Primera del Capítulo VI referido a los “Recursos y sentencias”, y por tanto, se erige como regla o
disposición general aplicable a toda clase de recursos.-----------------------------------------------
En otras palabras, el instituto en cuestión tiene plena vigencia cualquiera sea el Tribunal de recurso de
que se trate, sea éste el Tribunal de primer grado, la Cámara de Apelación o el propio Tribunal Superior de
Justicia.----------------------
En su mérito, corresponde en primer lugar concluir que el principio debe ser necesariamente acatado
por el juzgador de recurso desde que así lo impone el sistema procesal vigente.------------------------------------
Pero a más de ello, coincidiendo con autorizada doctrina, entiendo que el instituto referido no responde
sólo a su regulación procesal específica, sino que también encuentra inspiración y sustento en la propia Ley
Suprema de la Nación, que garantiza el derecho de defensa en juicio (art. 18 CN).----------------------------
En este sentido se ha sostenido que: “La reformatio in peius transitó de una consideración procesal a
una jerarquía constitucional como parte de un sistema de garantías...La cuestión se ubica nítidamente en el
plano de las garantías constitucionales del proceso, como expresión de la defensa (art. 18 Constitución
Nacional), la propiedad (art. 17 Constitución Nacional) o ambas a la vez” (Conf. DE LA RUA, Fernando, “Límites
de los recursos y prohibición ‘reformatio in peius’ en materia penal y civil” LL 1982-B-124).---------------------
En la misma línea, la Corte Suprema de Justicia de la Nación, en reiterados pronunciamientos (aunque
con algunas vacilaciones), ha sostenido que en la prohibición de la reformatio in peius “...está involucrada la
garantía constitucional de la defensa en juicio y el derecho del apelante a que no se modifiquen los puntos que
están consentidos” (Conf. CSJN LL 76-650; íd. Fallos 244:409; íd. Fallos 251:268, entre otros).-----------------

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En prieta síntesis, el límite que impone el principio en estudio resulta ser un valladar infranqueable por
los Tribunales de recurso no sólo por encontrarse así establecido en el rito, sino porque además importa la
concreta consagración de garantías constitucionales.--------------------------------------------------------------
Los medios de impugnación previstos por la ley procesal, y garantizados por la Constitución de la
Nación (art. 18), encuentran su “ratio iuris” en el derecho del justiciable a provocar la revisión de una
resolución judicial en “su defensa” y “beneficio” a los fines de obtener una decisión más justa.----------------
Admitir que la apelación a un recurso jurisdiccional tendrá por resultado un mayor perjuicio para el
recurrente es, sin más, autorizar el ilógico resultado de contradecir la teleología propia de toda articulación
recursiva.-----------------------
Por otro costado, asiste también a dar fundamento a esta prohibición de la “reformatio in peius”, la
seguridad y estabilidad jurídica que –imperiosamente- deben regir en la materia de ejercicio del derecho de
defensa en juicio.-----------
Y ello así por cuanto si se admitiera la alteración de este límite en el Tribunal de reenvío se haría
depender la interposición del recurso por inobservancia de formas procesales o la violación de las reglas del
buen pensar, no ya de la existencia de un interés legítimo (el agravio) ni de la existencia efectiva de vicios in
cogitando o in procedendo, sino de una valoración estimativa, de cálculo contingente, sobre el futuro resultado
del nuevo juicio.-----
IV. Aplicando tales pautas a la especie se advierte con nitidez que la resolución bajo anatema, dictada
en reemplazo del pronunciamiento de la Cámara Cuarta que fuera anulado por este Alto Cuerpo, empeora la
situación del recurrente tornando más gravoso para su parte el resultado del litigio, razón por la cual se ha
violado la prohibición de la reformatio in peius.-------------------------
A los fines de justificar tal aseveración basta con hacer un racconto de los antecedentes de la causa:---
IV.1. El Monasterio de Santa Catalina de Sena inicia demanda de daños y perjuicios en contra de los
Sres. García López persiguiendo el cobro de la suma de $ 42.800 con más intereses. Tal importe dinerario lo es
en concepto de diferencias de mensualidades locativas perdidas (a razón de $ 2.675 mensuales) durante el
lapso que duró la retención indebida del inmueble de su propiedad (fs. 21/22).-------------------------------------
IV.2. El juez de primer grado, mediante Sentencia N° 338 de fecha 25/08/97, acoge íntegramente la
demanda condenando a los accionados al pago de la suma dineraria reclamada (fs. 183/188).--------------------
IV.3. Los demandados apelan tal resolución, pretendiendo que se revoque el pronunciamiento de
primera instancia y en definitiva se rechace la demanda instaurada en su contra, o –subsidiarimente- se corrija
el quantum de la condena, morigerando el mismo (fs. 203/209).-----------------------------------------------------
IV.4. La Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de Cuarta Nominación, resuelve acoger la
pretensión recursiva intentada (ver fs. 223/231).
Empero tal acogimiento no es total, sino que –al resolver sobre el fondo del asunto- se decide acoger
parcialmente la demanda aunque con disminución cuantitativa de la pretensión.------------------------------------
En otras palabras, no se rechaza la pretensión indemnizatoria, sino que se la acoge parcialmente,
condenado a los demandados al pago de la suma de $ 8.414,83 (a razón de $ 494,99 mensuales en concepto
de diferencia locativa por el lapso que duró la retención indebida) con más intereses.----------------------------
IV.5. Contra tal resolución se alza sólo la parte actora, quien deduce recurso de casación (fs.
253/260).---------------
Los demandados, parte contraria en la litis, ninguna impugnación articula contra la referida resolución.-
IV.6. El recurso extraordinario local, sustentado en la denuncia de vicios in cogitando y errores in
procedendo, se orientó a cuestionar el quantum de la suma dineraria que se condenó a pagar a la parte
demandada.------------------------
IV.7. Mediante Sentencia N° 128 del 16/11/99, este Alto Cuerpo resolvió acoger el recurso de casación
articulado y anular el pronunciamiento atacado, desde que en la fijación del importe de la condena, basado en
la pericia oficial diligenciada en estos autos, se había omitido considerar que dicha probanza había sido
oportunamente impugnada por la parte actora.-------------------------------------
IV.8. A esta altura del razonamiento cuadra poner de resalto que, conforme lo desarrollado en el
considerando precedente (IV), la declaración de invalidez dispuesta por este Tribunal, dejó plenamente
subsistente el principio que prohíbe la “reformatio in peius”, el que conservaba eficacia en la instancia que
comenzaba con el juicio de reenvío.-------------------------------------------------
De tal guisa, vigente la limitación impuesta por el artículo 356 del CPCC, el Tribunal de reenvío se
encontraba ligado a la prohibición de empeorar la situación del recurrente casacionista (parte actora) y –en
consecuencia- la nueva sentencia no podía ser más gravosa para él que el pronunciamiento anulado con motivo
de su recurso de casación.------------
Ello así, el Tribunal de Alzada de Quinta Nominación debía resolver la cuestión debatida, empero estaba
compelido a tomar como límite infranqueable la procedencia de la demanda por la suma de $ 8.414,83 (a razón
de $ 494,99 mensuales en concepto de diferencia locativa por el lapso que duró la retención indebida) con más
los intereses fijados en la resolución anulada, absteniéndose de resolver algo más perjudicial para la parte
recurrente (actora), aún cuando entendiera que así correspondiere, por la prohibición de la reformatio in peius.-
IV.9. La Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de Quinta Nominación de esta ciudad, resolvió –
en el fallo en crisis- rechazar la demanda in totum (fs. 358/366) en el entendimiento de que el accionante no
había acreditado el quantum del daño reclamado.-----------------------------------------------------------
IV.10. Siendo ello así, se patentiza la violación a la prohibición de “reformatio in peius” desde que la
resolución anulada con motivo del recurso de casación del actor había dispuesto el acogimiento parcial de la
pretensión indemnizatoria.-------------------------------------------------------------------------------
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Luego, la desestimación total de la acción por el a quo ha provocado un empeoramiento de la situación
del recurrente que –conforme la resolución anulada- tenía derecho al cobro de una determinada suma de dinero
en concepto de daños y perjuicios, mientras que con el nuevo pronunciamiento dictado en reemplazo del
anulado, carecería de toda prerrogativa al respecto.-------------------
V. La violación al mencionado principio constituye un claro error in procedendo que provoca la nulidad
de la resolución opugnada.-----------------------
En consecuencia, voto por la afirmativa a la primera cuestión planteada.---
A LA PRIMERA CUESTION PLANTEADA, EL SEÑOR VOCAL DOMINGO JUAN SESIN,
DIJO:------------------
Adhiero a los fundamentos y conclusiones a que arriba la Señora Vocal Doctora Berta Kaller Orchansky.
Por ello, compartiéndolos, voto en igual sentido a la primera cuestión planteada.-----------------------------------
A LA PRIMERA CUESTION PLANTEADA LA SEÑORA VOCAL DOCTORA MARIA ESTHER CAFURE DE
BATTISTELLI, DIJO:----------
Comparto los fundamentos y solución a que arriba la Señora Vocal del primer voto.-----------------------
Así voto.------------------------------------------------------------------------------
A LA SEGUNDA CUESTION PLANTEADA, LA SEÑORA VOCAL, DOCTORA BERTA KALLER ORCHANSKY,
DIJO:----------------------------
I. En virtud de la respuesta dada al primer interrogante, propongo: Hacer lugar al recurso de casación
interpuesto por el motivo del inc. 1° del art. 383 del CPCC y en consecuencia anular el pronunciamiento
opugnado.----------------------
II. Imponer las costas de esta sede extraordinaria a la parte demandada que resulta vencida (art. 130
CPCC).--------
III. Fijar en un treinta y cinco por ciento (35%) del mínimo de la escala del art. 34, ley 8226, el
porcentaje para la oportuna regulación de honorarios del Dr. José Ignacio Martínez, sin regular honorarios en
esta oportunidad a la letrada de la parte demandada (art. 25 ley 8226).--------------------------------------------
IV. Con el objetivo de evitar mayores dilaciones en la elucidación definitiva del presente caso, y en uso
de la prerrogativa que el ordenamiento objetivo confiere a este Tribunal (arg. art. 390 CPCC), se estima
prudente prescindir de un nuevo reenvío de las actuaciones, procediendo a resolver, en esta misma
oportunidad, el planteo recursivo que habilitara la instancia de Grado.-----
V. En cumplimiento de tal cometido, corresponde preliminarmente dejar claramente fijados los límites
existentes en la capacidad jurisdiccional para resolver la cuestión.---------------------------------------------------
V.1. Conforme lo ordena el primer párrafo del art. 356 del CPCC, la decisión sólo podrá recaer sobre
las cuestiones que fueran materia de agravios de apelación (“tantum devolutum quantum apellatum”).---------
V.2. Y en virtud de lo resuelto en la cuestión anterior, el pronunciamiento no podrá arribar a una
conclusión más gravosa, para el accionante, que la que había sido dispuesta por la Cámara de Apelaciones en lo
Civil y Comercial de Cuarta Nominación de esta ciudad mediante Sentencia N° 116 del 29/09/98 (fs. 223/231)
que fuera anulada por este Alto Cuerpo con motivo de un recurso de casación intentado por la parte actora.-----
VI. Efectuadas tales aclaraciones, cabe ingresar al análisis del recurso de apelación deducido por la
parte demandada en contra de la Sentencia N° 338 de fecha 25/08/97 dictada por el Juzgado en lo Civil y
Comercial de Vigésima Nominación de esta ciudad, que en su parte dispositiva ordena: “1°) Hacer lugar a la
demanda y condenar al Sr. Alberto Atanasio Emilio García López y a la sucesión del Sr. Omar García López a
abonar al Monasterio de Santa Catalina de Sena, en el plazo de diez días, y bajo apercibimientos, la suma de
pesos cuarenta y dos mil ochocientos, con más los intereses en la forma expuesta en considerandos y
costas...”.------------------------------------------------------------------
Los agravios denunciados, son susceptibles del siguiente compendio.-------
VI.1. Inobservancia de las reglas de la sana crítica en la valoración de probanza nula y en la
omisión de valorar prueba dirimente.---------------------
Al respecto denuncia en primer lugar indebida omisión de la prueba pericial diligenciada en los
presentes obrados (glosada a fs. 122/132).--------------
Censura que el juez de primer grado haya omitido toda consideración sobre tal probanza excluyéndola
injustificadamente, aunque luego le regulase honorarios al perito.---------------------------------------------------
Censura además que la conclusión a la que se ha arribado se apoye en un elemento probatorio que no
corresponde a este juicio y que consecuentemente no constituye (como lo ha hecho el inferior) una prueba
pericial, sino –según su criterio- sólo una prueba instrumental.----------------------------------------------------
Añade que tal documento, glosado a fs. 4/6, no tiene certificación de su fidelidad y existencia por el
actuario y que por ende –a contrario de lo decidido- no constituye un instrumento público sino un simple
documento privado que no debe ser meritado por cuanto fue desconocido al contestarse la demanda.----------
Alega que en el expediente obran agregadas una serie de constancias e instrumentos que de modo
alguno pudieron ser omitidos por el juzgador, desde que de ellos se desprende: a) Inadecuación de los planos
de proyección y final de obra a las normas comunales; b) El local que actualmente ocupa “Maidana Libros” tiene
una superficie mucho mayor que la que ocupaba la Farmacia “García López” en las fechas en que se promovió
el desalojo; c) Que el espacio que tenía la Farmacia era mucho más reducido y que a la fecha de promoción del
desahucio la accionante había procedido a cerrar los principales accesos al local sobre Av. Vélez Sársfield y calle
Dean Funes, restando –sin dudas- valor locativo al inmueble.---------------
VI.2. Omisión de dar valor de prueba confesional al reconocimiento efectuado por la propia
parte actora respecto del valor cancelatorio de los pagos de arrendamientos efectuados por su
parte: refiere que en la demanda la parte actora admitió que se le abonaron los alquileres por el precio
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convenido. Sostiene que la manifestación de la creencia de tener derecho a cobrar diferencias en las
mensualidades, efectuada recién en la interposición de la demanda de desalojo no constituye notificación ni
intimación a su parte. Manifiesta que, privadamente, se siguieron recibiendo los alquileres y que, ni en los
comprobantes de pago, ni de otra forma, se protestó en orden a sus pretendidos derechos. Pone de resalto que
los recibos de pago no se han podido acompañar a la especie debido a que obran en poder de la única titular
del negocio (Sra. Bonzini de Leguizamón) con quien no mantiene una relación cordial, pero que tal
imposibilidad no obsta al efecto cancelatorio del pago, desde que la demandante ha reconocido que percibió el
pago.------------------------------------------------
Concluye que conforme lo establece el art. 746 del CC el pago extingue la obligación lo que evidencia la
falta absoluta de derechos legítimos y por ende de acción.------------------------------------------------------------
VI.3. Error en el cómputo temporal: se censura el cálculo de tiempo de la retención indebida
efectuado por el juzgador. Sostienen que de modo alguno puede entenderse que ha habido retención indebida
durante los meses de agosto y septiembre ya que, en el juicio de desalojo, las llaves fueron depositadas en el
juzgado a disposición de la actora a mediados de agosto.------------------------------
VI.4. Inexistencia de desestimiento de la citación a la Sra. Bonzini de Leguizamón: cuestionan
que así lo haya decidido el a quo en el fallo en crisis. Afirman que su parte de modo alguno desistió a su
citación, sino que en su calidad de accionados no tenían potestad para recurrir la denegación a la declaración de
rebeldía peticionada que fuera resuelta por el inferior.---------------
VI.5. Intereses fijados: se denuncia que los mismos son exorbitantes en una época de convertibilidad
y se solicita la morigeración de los mismos.----------
VII. Corrido traslado a la contraria, ésta lo evacúa a fs. 213/217, solicitando se rechace la apelación
intentada, conforme a los argumentos allí expuestos a los que me remito brevitatis causae.-----------------------
VIII. Así trabada la litis en esta Sede, corresponde resolver la pretensión recursiva traída a estudio.----
IX. A tal efecto, cuadra invertir el orden de los agravios, desde que en primer lugar habrá de ser
analizado el que denuncia omisión de valorar la presunta confesión en la demanda sobre la
inexistencia de la deuda, toda vez que –de la suerte del mismo- dependerá el tratamiento o no del resto de
censuras esgrimidas.------------------------------------------------------------------------------------
Sobre el particular, adelanto criterio en sentido adverso al pretendido por los apelantes, desde que lo
resuelto por el juez a quo resulta ajustado a derecho.--
En efecto, la omisión denunciada se diluye ni bien se repare que el a quo sí meritó tal agravio y lo
descartó “atento la reserva efectuada en la demanda de desalojo” (fs. 188).----------------------------------------
Por otro costado el fundamento vertido en el fallo en crisis para desestimar la pretensión de los
demandados resulta, además de ajustada a derecho, conforme con las constancias de la causa.------------------
El único reconocimiento que ha efectuado el Monasterio al interponer la demanda ha sido el de haber
recibido periódicamente –durante el lapso que duró la tramitación del desahucio- el pago de una suma de
dinero equivalente a los alquileres que se venían abonando (a razón de $ 1.725 mensuales) (fs. 21 vta./22).----
De esto, en modo alguno puede inducirse –como pretenden los apelantes- que se haya reconocido la
“extinción de toda obligación a su cargo”.----------------
Máxime si se advierte que junto a tal reconocimiento se puntualizó que el importe dinerario que
abonaban periódicamente los demandados era “muy inferior a los alquileres de plaza” (fs. 22) y se aseveró que
al momento de interponerse la demanda de desalojo se hizo “expresa reserva para reclamar de los locatarios
los daños y perjuicios que se ocasionaran al locador por la retención indebida del local...y por las diferencias de
alquileres que podrían obtenerse arrendándolo a terceros a valores corrientes de plaza” (fs. 21 vta.).----
Esta última manifestación se encuentra plenamente corroborada con los autos caratulados “Monasterio
de Santa Catalina de Sena c/ Omar García López y otro – Desalojo” que fueran oportunamente ofrecidos como
prueba instrumental en la especie (fs. 60), y de los que se patentiza que -al momento de iniciarse el desahucio-
la accionante hizo reserva de cobrar las diferencias locativas en concepto de daños y perjuicios por retención
indebida (ver fs. 16 de los mencionados autos).-----------------------------------------------------------------------
Siendo ello así, de modo alguno puede sostenerse –como pretenden los apelantes- que los pagos fueron
recibidos por la locadora sin reserva alguna, y mucho menos que en el sub lite se haya reconocido (mucho
menos a nivel de confesión), que se extinguió toda obligación indemnizatoria a cargo de los
demandados.-------------------------------------------
La reserva respecto del no efecto cancelatorio de los pagos fue eficaz y oportunamente efectuada por el
Monasterio al tiempo de deducirse la demanda de desalojo.----------------------------------------------------------
Y digo que fue “oportuna”, desde que en estos obrados lo que se reclama es justamente la diferencia de
las mensualidades locativas por el lapso de tiempo que demandó la tramitación del juicio de desalojo.---------
Luego, al iniciarse el mismo correspondía hacer la reserva, tal como fue efectuada.-----------------------
Igualmente, afirmo que fue “eficaz”, toda vez que la demanda fue debidamente notificada a los
accionados y, en la misma, constaba expresamente la reserva efectuada por el locador (ver fs. 18 del
expediente del desalojo en la que obra glosada la cédula de notificación “con copia demanda”).-------------------
Esto cierra sin más la suerte del agravio sub exámine.-------------------------
Pero a más de ello, no resulta ocioso puntualizar que el agravio carece también de sustento jurídico.----
Sobre el particular, adviértase que el desalojo se promueve por “vencimiento del contrato”. Y en esos
términos el desahucio es ordenado mediante Sentencia N° 351 del 03/08/94 (fs. 208/211 de los autos ofrecidos
como instrumental).-----
En consecuencia, la tenencia del inmueble por el período que demandó el juicio de desalojo, desde su
inicio y hasta el recupero del local, de modo alguno puede ser calificada de legítima.-------------------------------
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Ergo, lo abonado durante ese lapso, no constituye -como pretenden los recurrentes- “el pago de la
prestación debida” susceptible de extinguir la obligación pactada (arts. 740 y 1556 del CC).-----------------------
Y ello así, por la sencilla razón de que lo que se abonó durante ese período ya no lo era en concepto de
“precio de alquiler convenido”, sino como parte de la indemnización de daños y perjuicios debida al Monasterio
por la retención injustificada del inmueble una vez vencido el contrato.--------------------------------
En otras palabras, concluida la locación y solicitada la devolución de la cosa arrendada, las sumas que
puedan adeudarse por la ocupación indebida no proceden ya a título de precio de locación, sino de
indemnización de daños por la mora en la restitución, lo cual puede conducir a una suma mayor que la
representada por los alquileres (arg. art. 1609 CC).-
Consecuentemente, la sola circunstancia de haberse reconocido que se recibió periódicamente una
suma de dinero equivalente a la mensualidad locativa pactada, pero con la expresa salvedad de que esta suma
era inferior a la de plaza y con la explícita reserva de reclamarse la diferencia, no puede interpretarse como un
reconocimiento de haberse extinguido la obligación.------------------------
En mérito de lo expuesto, el agravio no merece acogida.----------------------
X. Igual suerte negativa corre la queja que denuncia inobservancia de las reglas de la sana crítica
en la valoración de probanza nula.------------------
En primer lugar, porque no es cierto que la pericial efectuada en el juicio de desalojo haya sido valorada
como “prueba pericial”.-------------------------------
De la lectura de la sentencia recurrida surge claro que para el a quo tal probanza fue meritada como
“instrumento público”.-----------------------------------
Por otro costado, la referida prueba pericial tiene plena eficacia en el presente litigo.--------------------
Su valor convictivo se debe a que se trata de una prueba practicada en otro proceso tramitado entre
idénticas partes.-------------------------------------------------
Es decir, los apelantes fueron citados al juicio de desalojo promovido por el Monasterio Santa Catalina
de Sena.---
La pericial en cuestión –que tenía por objeto determinar las características del local rentado y su valor
locativo de plaza- fue diligenciada en el desahucio, observándose todas las formalidades de ley.------------------
Al haber sido citados los recurrentes a dicho juicio, tuvieron oportunidad suficiente y razonable de
ejercitar en aquella oportunidad y contra tal probanza todas las formas de impugnación que el procedimiento
civil consiente.-------------
Si con motivo de su conducta procesal omisa (nótese que fueron declarados rebeldes) no objetaron ni
cuestionaron la referida pericial, sólo ellos asumen las consecuencias de su reticencia.-----------------------------
En otras palabras, si los interesados no controlaron ni impugnaron la pericial diligenciada en el juicio de
desalojo, no fue porque no se les otorgó razonable oportunidad de contradecirla, sino porque al no cumplir la
carga de comparecer en el juicio no ejercitaron, voluntariamente, tal prerrogativa.-----------
En las condiciones apuntadas no cabe duda sobre la validez de dicha probanza y su plena eficacia
probatoria en este juicio.---------------------------------
Además, las alegaciones que se orientan a impugnar el valor probatorio de dicha pericia resultan
tardías, ya que la oportunidad procesal para descalificar la pericial, como elemento probatorio idóneo, era el
juicio de desalojo, en el cual –reitero- los apelantes eran parte.---------------------------------------------------
Sin embargo, en tal oportunidad nada se dijo en orden a la validez y eficacia de la probanza en
cuestión, razón por la cual la crítica esgrimida en este proceso indemnizatorio deviene en extemporánea y por
tanto en inadmisible.-----
Resta indicar que lo argumentado en orden a la imposibilidad de valorar tal probanza por encontrarse
incorporada sólo en copia simple, también queda totalmente desvirtuado ni bien se advierta que a fs. 60 los
autos “Monasterio de Santa Catalina de Sena c/ Omar García López y otro – Desalojo” fueron ofrecidos como
prueba en los presentes obrados.----------
En este estado de cosas, si las copias glosadas a fs. 5/6 constituyen o no instrumentos públicos, es un
extremo que carece de mayor trascendencia en la solución de la cuestión debatida desde que la pericial
diligenciada en el desahucio podía plenamente ser valorada por el Tribunal inferior a partir de que las propias
constancias auténticas del expediente del desalojo estaban a su disposición ofrecidas como prueba instrumental
(fs. 60).------------------------------
Lo expuesto, deja vacía de todo contenido la censura de violación a las reglas de la sana crítica racional,
puesto que el juzgador gozaba de plena libertad para apreciar la referida pericial. Esta probanza contaba con
pleno valor probatorio ya que la parte demandada -a la que se le pretende oponer- tuvo oportunidad de
controlarla e impugnarla en el desahucio, cosa que no hizo.--------
XI. La crítica que alude a una presunta omisión de valorar prueba dirimente, tampoco merece
acogida en la especie desde que el demérito formal no se configura en la especie.----------------------------------
El inferior no ha dejado de valorar la restante prueba, todo lo contrario específicamente se refirió a ella,
aunque en un sentido contrario al pretendido por los demandados.--------------------------------------------------
Efectivamente, en la sentencia recurrida se sostuvo que el valor convictivo que resultaba de la pericial
diligenciada en el desalojo no se veía modificado “por la realizada en autos, por tratarse de distintas épocas,
con cambios sustanciales en el mercado inmobiliario” (fs. 187 vta.).-------------------------------
Lo transcripto evidencia que el juzgador sí consideró la pericial diligenciada en autos, aunque la desechó
por entender que tenía mayor fuerza probatoria la que se realizó en oportunidad de la tenencia ilegítima del
inmueble.-

6
Esto es, privilegió la contemporaneidad de una prueba por sobre otra que fuera practicada luego de
haber transcurrido un largo período temporal (nótese que la sentencia de desalojo data del 03/08/94).----------
El criterio valorativo asumido resulta –a mi entender- plenamente acorde a las reglas de la sana crítica
racional, ya que a más de razonable resulta ajustado a las reglas de la experiencia que enseñan que el valor
locativo de un inmueble puede variar sustancialmente según el momento histórico en el que se lo determine.---
Es decir, comparto el criterio en virtud del cual frente a dos informes de expertos relativos al valor
locativo de un inmueble debe preferirse el que se efectuó en el tiempo en el que se configuraba la tenencia
indebida de la cosa locada.------
Pero a más de ello, cuadra puntualizar que la pericia oficial practicada en estos autos (fs. 122/132) ha
sido oportunamente impugnada por la parte actora, y estimo que las referidas objeciones deben ser atendidas,
ya que el informe presentado por el Gelosa carece de una explicación clara y lógica de las razones técnicas,
científicas o artísticas que se tuvieron en cuenta para adoptar las conclusiones a las que se arribó.---------------
Nótese que el propio experto reconoce que las medidas con las que contaba el local alquilado han sido
“tomadas a ojo de buen cubero...y no...de los planos correspondientes...” (fs. 128) (el resaltado me
pertenece).--------------------
Por otro costado, adviértase que el valor locativo fijado por el perito, se determinó atendiendo a la
valuación fiscal de la Municipalidad empero no se explicitó de modo alguno el método empleado, y por tanto el
cálculo y su resultado devienen en incomprensibles.--------------------------------------------------
En cambio, el dictamen pericial de control presentado por el Ingeniero José Del Boca (fs. 151/153)
resulta mucho más claro y fundamentado, además de contar con respaldo documental en apoyatura de sus
conclusiones.------------------
Así, la reducción de espacio padecida por el inmueble es claramente explicitada en función de planos
aprobados por la Dirección de Control de Obras Privadas de la Municipalidad (Anexo I) y el valor locativo es
fijado en función del “método comparativo”, el cual a más de haber sido desarrollado cuenta también con
sustento en las fotocopias certificadas de los contratos de alquiler de los locales aledaños (Anexo III).----------
Adviértase que éste perito llega –en orden al quantum del valor locativo del inmueble en aquella época-
a un resultado análogo al pretendido por el actor y acreditado con la pericial rendida en el juicio de desalojo.----
En efecto, el ingeniero Del Boca concluye que el valor locativo era de $ 4400 (fs. 152 vta.).-------------
Esto cierra sin más –en sentido adverso- el agravio bajo la lupa.-------------
Resta señalar que la denunciada omisión de otros elementos probatorios tales como “planos e informes”
(fs. 93/108) no resulta de modo alguno admisible.--------------------------------------------------------------------
De la informativa glosada a fs. 93/108 nada surge con trascendencia como para revertir la solución a la
que se ha arribado en el sub lite, desde que de la misma no se deduce el valor locativo del inmueble durante el
período en que duró la tenencia ilegítima.------------------------------------------------------------------
En lo relativo al espacio abarcado por el local locado, los propios recurrentes cuestionan la informativa
en orden a su veracidad a fs. 109, achacando al organismo comunal “error” o “mendacidad” en lo informado.---
La circunstancia de que exista contravención a las normas de edificación comunal en nada influye ni
repercute respecto de la cuestión debatida en la especie.-------------------------------------------------------------
Respecto de los “croquis” adicionados por los demandados a fs. 111/115 los mismos carecen de mayor
valor convictivo, toda vez que se trata de documentos elaborados “motu propio” por parte interesada, sin
control de la parte contraria.--------------------------------------------------------------------------------
Por lo dicho, el agravio no puede ser atendido.----------------------------------
XII. Con relación al presunto error en el cómputo del tiempo por el que se extendió la ocupación
indebida del inmueble, entiendo que la solución propuesta al respecto en primera instancia resulta ajustada a
derecho.---------------
Tal lapso comenzó con la notificación de la demanda de desalojo y hasta la entrega definitiva del
inmueble ocurrida el 25/08/94.--------------------------------
La circunstancia de que la Sra. Bonzini haya depositado las llaves del local con fecha 05 de julio de
1994, y que esto haya sido proveído por el Tribunal con fecha 19 de julio de 1994 (fs. 207 vta. del juicio de
desalojo que tengo ante mi ad effectum videndi) no alteran la solución a la que se arribó.--------------------
Y ello así, toda vez que el depósito de las llaves ocurrió cuando los autos del desahucio ya estaban a
estudio para sentencia desde el 14 de junio de 1994.---
Por otro costado, el proveído que tuvo por presente el depósito y ordenó guardar las llaves en
Secretaría, no fue notificado a la actora, que –consecuentemente- no tuvo oportunidad para
manifestar su voluntad al respecto, aún cuando Bonzini haya pedido que se comunique del depósito a la
accionante.
Y atento a que el expediente estaba a fallo, la demandante no tenía obligación de concurrir a las
notificaciones a la oficina.-------------------------------
Por lo expuesto el término de la ocupación indebida es la data dispuesta por el a quo, ya que recién el
25/08/94 se tomó posesión del inmueble, sin que le sea imputable al Monasterio la demora desde el depósito
de las llaves.--------------
Lo dicho provoca el fracaso de este agravio, cuestión que así decido.-------
XIII. En orden al desestimiento respecto de la citación a la Sra. Bonzini, la cuestión no resiste
mayor análisis.--
Tal como lo resolvió el inferior, los apelantes consintieron la denegatoria del pedido de acuse de
rebeldía. Luego, la intervención de la tercera en el presente juicio quedó totalmente descartada.----------------

7
Si esta solución no era la pretendida por los demandados, debieron haber recurrido aquél proveído que
le denegaba la declaración de rebeldía, e insistir en la concurrencia de la misma al pleito (art. 1237 del CPCC
derogado, vigente en aquél momento, idéntico al actual art. 358 del CPCC vigente).-----------------------
XIV. Finalmente, tampoco merece acogida el agravio relativo a los intereses fijados en la sentencia.--
Y ello así por cuanto ningún argumento válido se ha desarrollado para acreditar que los intereses
condenados hayan resultado usurarios o exorbitantes.--
En otras palabras, de modo alguno se ha acreditado que los intereses fijados lesionen de un modo
ilegítimo el derecho de propiedad de los apelantes, o violenten las reglas y pautas de la legislación de
convertibilidad vigente en ese entonces.-------------------------------------------------------------------------------
Por el contrario, como bien lo señala la parte actora al evacuar el traslado de la apelación, los mismos
resultan análogos a los establecidos por la Sala Laboral de este Alto Cuerpo in re: “ZAPATA ANGELITA ESTER C/
ROS ALEX Y OTRA – DEMANDA – RECS. DE CASACIÓN Y REVISIÓN”, Sent. N° 105/94 y reiterado por esta Sala
in re: “BASTEIRO ADRIANA ISABEL Y OTROS C/ OSCAR ARMANDO SANTILLAN ITURREZ - DEMANDA -
RECURSO DIRECTO - RECURSO DE CASACION”, Sent. 133/98 y “FERRER, TOMAS F. c/ RAMON AVELINO ROJAS
- ORDINARIO - RECURSO DIRECTO - HOY RECURSO DE REVISION” Sent. 19/99, entre muchos otros.------
Por lo expuesto, el agravio tampoco merece acogida.--------------------------
XV. Por todo ello, corresponde en definitiva: 1) Rechazar el recurso de apelación deducido por la parte
demandada y en consecuencia confirmar la sentencia opugnada; 2) Imponer las costas a los recurrentes que
resultan vencidos (art. 130 CPCC) y 3) Fijar los honorarios profesionales del Dr. José Ignacio Martínez, por los
trabajos de segunda instancia en el treinta y uno por ciento (31%) del mínimo de la escala del art. 34 de la ley
8226.------------------------------
A LA SEGUNDA CUESTION PLANTEADA EL SEÑOR VOCAL DOCTOR DOMINGO JUAN SESIN, DIJO:-----
Adhiero a la respuesta proporcionada por la Sra. Vocal Dra. Berta Kaller Orchansky, ya que la misma
expresa la solución correcta a la presente cuestión.-
Por ello, voto en idéntico sentido.-------------------------------------------------
A LA SEGUNDA CUESTION PLANTEADA LA SEÑORA VOCAL DOCTORA MARIA ESTHER CAFURE DE
BATTISTELLI, DIJO:----------
Adhiero a la solución a que arriba la Señora Vocal del primer voto.---------
Así voto.------------------------------------------------------------------------------
Por el resultado de los votos emitidos, previo acuerdo, el Excmo Tribunal Superior de Justicia, por
intermedio de su Sala en lo Civil y Comercial, en composición especial,------------------------------------
RESUELVE:---------------------------------------------------------------------------------
I. Hacer lugar al recurso de casación interpuesto por el motivo del inc. 1° del art. 383 del CPCC y en
consecuencia anular el pronunciamiento opugnado.---
II. Imponer las costas de esta sede extraordinaria a la parte demandada que resulta vencida (art. 130
CPCC).--------
III. Fijar en un treinta y cinco por ciento (35%) del mínimo de la escala del art. 34, ley 8226, el
porcentaje para la oportuna regulación de honorarios del Dr. José Ignacio Martínez por sus trabajos en el
recurso de casación, sin regular honorarios en esta oportunidad a la letrada de la parte demandada (art. 25 ley
8226).-----------------------------------------------
IV. Rechazar el recurso de apelación deducido por la parte demandada y en consecuencia confirmar la
sentencia de primera instancia opugnada.------------
V. Imponer las costas de la apelación a los recurrentes que resultan vencidos (art. 130 CPCC).--- VI.
Fijar los honorarios profesionales del Dr. José Ignacio Martínez, por los trabajos de segunda instancia en el
treinta y uno por ciento (31%) del mínimo de la escala del art. 34 de la ley 8226.----------------------------------
Protocolícese, hágase saber y dése copia.-

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