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ORATORIA SOBRE LOS VALORES DEL SER HUMANO

si tratas a una persona como te gustaría ser tratado, pocos valores más serían
necesarios
Buenos días profesor y compañeros que nos honran hoy con su estimada
presencia, es gratopara mi dirigirme ante ustedes para disertarles uno de los
temas más tratados en la vida delhombre y sin embargo en la actualidad no
se los han practicado como es debido y esos son losvalores humanos.
Vivimos en una sociedad donde los valores escasean, están de baja. Se oye decir
mucho: Qué másda!... ¡ todo da igual! .. Me parece que tiene una causa: falta de
valores.De entrada digamos que no todo da igual.No es lo mismo ser solidario que
no serlo.No es lo mismo la fidelidad que la infidelidad.No es lo mismo la bondad
que la falta de bondad.Valor es aquello que hace buenas a las cosas, aquello por
lo que las apreciamos, por lo que sondignas de nuestra atención y deseo. Los
valores dignifican y acompañan la existencia de cualquierser humano.Estos
reflejan la personalidad de los individuos y son loa expresión del tono moral,
cultural,afectivo y social marcado por la familia, la escuela, las instituciones y la
sociedad en que nos hatocada vivir.Todos influimos en los valores, pero el que se
educa es uno mismo.
En si concluyo diciendo que los valores son el alma del ser humano, quien
no tiene valores nosabe lo que es vivir ya que el valor de una persona se lo
mira en su actitud. Se perseverante entu forma de mejorar el trato a las
personas solo así alcanzaras la cúspide de tus más grandes sueños.
Los valores son asunto de todos los días, y vivir en ellos es requisito indispensable
para formar buenos seres humanos. No basta con ser bueno un solo día.
Diariamente se nos pide elegir entre la ganancia personal y la justicia, entre la
conveniencia propia y la honestidad, entre el egoísmo y la solidaridad. A lo largo
de los años los valores se han transmitido de unas generaciones a otras. De
padres a hijos, de maestros a alumnos a través de la enseñanza y el ejemplo.

Valores ¿algo perdido? Si se transmitían de generación en generación ¿en qué


generación se quedaron? ¿En qué pupitre están escondidos? Si a diario vivimos
bombardeados por mensajes que nos ofrecen una imagen atemorizante del
mundo: noticias negativas sobre la violencia, la delincuencia, la carestía, la
contaminación y la incertidumbre sobre el futuro. El mundo de hoy es un lugar
complicado y confuso, lleno de opiniones contradictorias y mentiras. Todos
quisiéramos vivir en un mundo más honesto y más justo y los primeros pasos para
lograrlo inician en casa, con la educación delos hijos. Un valor se realiza, se hace
pleno, cuando se convierte en un hábito, pero… qué pasa cuando mamá o papá
me dicen di siempre la verdad, obedece a tus padres, y en un momento tan
cotidiano de la vida llega alguien a buscarlos y me piden que diga que ¡no están!
¿Qué hago? ¿Obedezco o digo la verdad? Hemos visto hasta qué punto la falta de
honestidad puede deteriorar la situación de un país, la mentira, la simulación de
diversas acciones para ocultar la realidad de un hecho se han vuelto cada vez
más comunes y muchas personas piensan que pueden ser buenos medios para
progresar, sin darse cuenta que en realidad impiden el progreso y la solución de
problemas. Nadie es igual a ti…pero en el fondo, todos compartimos la misma
naturaleza humana, las mismas posibilidades. La intolerancia política, social y
religiosa ha conducido a guerras y matanzas que han cobrado millones de vidas a
lo largo dela historia. El hecho de que alguien sea distinto a nosotros no nos
amenaza ni nos pone en peligro, sólo nos revela una perspectiva diferente del
mundo. ¡No discrimines! Ser tolerante no solo implica soportar las diferencias, es
aceptarlas con amor, comprensión y entusiasmo por aprender de ellas. ¡Respeta!
El respeto debe ser la regla de convivencia en todos los ámbitos sociales. No se
trata sólo de respetar, sino también de darte a respetar. La escuela es el ámbito
idóneo para promover que se asimile este valor en varias dimensiones: aprecio
por las diferentes creencias, igualdad de derechos sin distinción de género, edad,
raza, religión o situación económica. Maestros, padres de familia, ¡ayúdennos a
rescatar esos valores! ¡A demostrar que no se han perdido, que siguen aquí
aunque ante la mayoría pasen desapercibidos!

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