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La sociabilidad en los niños

El concepto de sociabilidad, sus fases y características suponen a menudo


profundos debates entre expertos y padres. Mientras hay corrientes que
aseguran que los niños deben socializarse a una edad temprana, con más o
menos un año, otros afirman que no existe ningún problema si un pequeño de
dos años aun no es sociable. Al margen del debate sobre la edad adecuada y la
posible detección de problemas, lo cierto es que los pequeños deben aprender
a relacionarse con los demás, así como con el entorno que les rodea y los padres
pueden ayudar con unas sencillas pautas.
¿QUÉ SIGNIFICA SER SOCIABLE?
Se considera que una persona, un niño en este caso, es sociable cuando
aprende a relacionarse con su entorno y con las personas con las que convive
aplicando principios básicos como el respeto, el diálogo, la comprensión o la
generosidad. Estos valores se van aprendiendo con el tiempo de los referentes
afectivos que tienen los pequeños principalmente por un efecto de imitación y
también con la corrección de conductas inadecuadas.
ES SOCIABLE CUANDO APRENDE A RELACIONARSE CON SU ENTORNO
Y CON LAS PERSONAS
Es más que probable que la necesidad de escolarizar a los niños a una edad
temprana por razones de conciliación laboral de padres y madres haya generado
una corriente defensora de los beneficios de las guarderías para estimular y
sociabilizar a los pequeños.
Pero lo cierto es que los niños, hasta que no tienen 3 ó 4 años, son egocéntricos,
no quieren compartir y acostumbran a jugar solos. Necesitan un proceso de
aprendizaje de su propio yo, con altas dosis de autoestima para introducirse
progresivamente en el mundo de los demás. Si a esto añadimos que de repente
desaparece de su entorno las personas que son su referente afectivo, social y
protector, madre, padre, abuelos, etc. y se encuentra en un lugar desconocido
con muchos otros niños y adultos que no conoce, es probable que le cueste
adaptarse a la nueva situación y le cueste ser sociable.
A pesar de que se intenta indicar unas edades similares para todas las personas,
lo cierto es que no todos los niños llegan a socializarse al mismo tiempo ni en el
mismo grado ni de la misma manera. Depende de su propio carácter, su entorno
y su experiencia vital en los primeros años de vida.
¿CÓMO AYUDAMOS A LOS MÁS PEQUEÑOS A SOCIABILIZARSE?
Tarde o temprano los niños tienen que enfrentarse al mundo y hacerlo de un
modo positivo y constructivo. Para eso, a pesar de que hay que intentar respetar
los ritmos de cada persona, los padres o referentes afectivos de los niños pueden
ayudar a la sociabilización de sus pequeños con unas sencillas pautas
ENFRENTARSE AL MUNDO Y HACERLO DE UN MODO POSITIVO
Cuando un niño va creciendo y no hace lo que los padres consideran que es
sociable, como jugar con otros niños, ser generoso o saludar a alguien que no
conocen, hay que tener paciencia y sobre todo no afear de manera agresiva esas
conductas, sino darle las herramientas para corregir dichas aptitudes.
Los niños aprenden principalmente por imitación así que si los padres son
personas sociables, que se relacionan a menudo con otras familias con niños
pequeños, es probable que tarde o temprano los pequeños también lo sean de
manera natural.
Otros valores que ayudan a socializar a los niños son la autoestima que los
padres y educadores deben potenciar desde el primer momento, la generosidad
y el respeto hacia los demás, la empatía o la solidaridad. Cuando un niño
consigue interiorizar estos valores le será mucho más fácil ser una persona
sociable.

Importancia de la socialización en los niños y niñas

La socialización permite a los niños y niñas elegir con criterio a sus amigos, crear
amistades sanas, vencer la timidez, compartir con los demás, trabajar en equipo
y otros beneficios.
Nacimos para ser sociables, desde que estamos en el vientre de nuestra madre,
hasta el último día de nuestra vida hemos de desarrollar experiencias
socialmente relevantes, de aquí la importancia de enseñar a nuestros pequeños,
pautas de conductas para mantener buenas relaciones con los demás, que son
la base de una buena inteligencia emocional.
La terapeuta familiar Vivian Fernández, indica que la relación madre-hijo, es de
suma importancia, pues es la primera relación social que tiene el ser humano y
esta marca las pautas de conducta sociables.
"Los infantes que gozan de un alto grado de interacción con su madre muestran
un mayor nivel de socialización, son más comunicativos, sienten menos
adversidad ante los cambios, mayor habilidad para comunicarse, más
disposición de prestar ayudar y apoyar a los demás, crea sentido de pertenencia
hacia los grupos con los que se relaciona y con los cuales convive", señala.
¿Cómo enseñarles a ser sociables?
"Es muy importante exponerlos desde muy pequeño al contacto con otros niños,
preferiblemente de su edad, hay diversas y divertidas formas de hacerlo, por
ejemplo, organizar una tarde de piscina o de cine e invita a sus amigos y amigas,
celebrarles las fiestas de cumpleaños. Permítele que acuda a las invitaciones
que reciba, inscribirlo en grupos deportivos, musicales, recreativos, parroquiales
o campamentos de verano ", explica Fernández.
Además, "Pídele que presten ayuda y apoyo en las tareas del hogar, sin importar
su edad los chiquitos pueden colaborar con tareas sencillas, recogiendo sus
juguetes, levantando la mesa, colocando la ropa sucia en su lugar, entre otras
actividades", agrega la especialista.
Cuando los niños/as se equivocan es primordial enseñarles a pedir disculpas a
los demás por sus errores y sepan perdonar la falta de los otros, enséñale y
exígele que en todo momento dé las gracias y que pida las cosas con un por
favor.
Siempre que tu pequeño/a exprese interés o preocupación por los demás y tenga
un gesto de cortesía, alábale, dile lo bien que lo hizo y exhórtale a continuar con
esa actitud.

A jugar y sonreír
El juego fomenta el carácter de los pequeños, es la instancia de aprendizaje y
ejercitación básica de la sociabilidad "aprender a jugar, querer jugar, seguir las
instrucciones, saber ganar y perder, liderar un equipo, ceder, compartir los
juguetes, son situaciones que aportan al desarrollo de las relaciones sociales y
deben ser aprovechadas como oportunidad de crecimiento para ensenar
tolerancia y respeto", explica la especialista Fernández.
Un niño en edad preescolar debe reír unas 300 veces al día, observa y analiza
con qué frecuencia sonríe tu pequeño/a, "está demostrado científicamente, que
si riéramos mucho más tendríamos una mejor calidad de vida, reír con tu
pequeño/a y enseñarles a sonreír en todo y por casi todo, por ejemplo al saludar,
le ayuda a aceptar las diferencias con agrado y superar las dificultades que por
naturaleza humana tendrá que experimentar," expresa la terapeuta.
Sé su ejemplo
La psicóloga recomienda a los padres llevarse bien con los amigos, familiares y
entre ellos mismos, sobre todo frente a los chiquitos, "los niños aprenden a través
del ejemplo, si ellos observan que los padres comparten, se preocupan por el
otro, agradecen, son educados, no gritan, aprenderán a desarrollar la
sociabilidad. La familia debe ser la gran promotora de crear niños/as más
sociables".
Beneficios
Fernández manifiesta que "los beneficios de enseñar a los niños/as a ser
sociables son inmensos, y esto se ve reflejado en lo inmediato y a largo plazo,
"para ellos/as el mundo es mucho mejor. Podrán comunicarse adecuadamente
y se hacen entender, les es más fácil resolver los conflictos interpersonales, les
ayuda a adaptarse a los cambios, son más seguros de sí mismos".
Conforme tu hijo vaya creciendo será colaborador, aceptara ayuda, tendrá
control de sus impulsos, no desarrollará conductas agresivas hacia sí mismo y
hacia los demás.
Ser sociable, "le permite elegir con criterio a sus amigos, crear amistades más
sanas, vencer la timidez, compartir con los demás, trabajar en equipo cuando
sea necesario, le ayuda a superar las crisis propias de cada etapa, aprender el
valor de la justicia, la equidad, en fin al crecer serán hombres y mujeres más
felices", explica la psicóloga.

La socialización infantil: prácticas para relacionarse con los


demás

La capacidad del niño de socializarse, de relacionarse con los demás, se va


adquiriendo desde los primeros años de vida. Si tenemos en cuenta que cada
vez hay más niños que asisten al centro de preescolar o a la guardería, en donde
mantienen contacto con otros niños, la socialización infantil se inicia cada vez
antes y fuera del ámbito familiar. Aprender a ser sociable es una capacidad
importante que se debe educar en el niño, tanto en la familia como en la escuela
de preescolar.

El juego estimula la socialización infantil


Los niños desde muy pequeños buscan establecer una relación con sus iguales.
Sin embargo, el modo en que se configura esta relación va cambiando: durante
los primeros meses, el niño busca el contacto social de modo inconsciente con
los adultos a través de la sonrisa, de las miradas, de los ruidos, o, sin más,
tendiendo la mano. Poco a poco, estas conductas se van haciendo conscientes
por parte del niño.
Estos cambios se van observando en actividades lúdicas como los juegos
infantiles:
1. Juego en paralelo. En un principio, los niños van siendo capaces de jugar
juntos, aunque en ningún momento estos juegos se entrecrucen. Es lo que se ha
venido llamando juego en paralelo.
2. Juego simbólico. Alrededor de los 18 meses, la interacción del niño en el juego
cambia: empieza lo se conoce como juego simbólico, es decir, el jugar con algo
"como si fuera" distinto (una caja a modo de coche de coche de carreras, un
lapicero a modo de cepillo para el pelo, etc..) en un juego que pueden intervenir
el resto de sus iguales. Por tanto, va a ser interesante fomentar esta capacidad
de socialización de modo natural, dando oportunidades al niño para que juegue
con otros niños al "como si fuera".

Imitando al adulto se entrena la socialización infantil

- Transmisión de valores sociales. Es a través de la imitación del


adulto cómo el niño aprende a funcionar en la sociedad, aprendizaje
que va a trasladar a su relación con sus compañeros. Por tanto, si
queremos que nuestros hijos aprendan una serie de valores sociales
importantes para nosotros, debemos empezar porque el niño vea en
nosotros el modelo de conducta social que queremos transmitir.
- Control de las emociones. Es cierto que, además de la imitación,
en el niño se manifiesta su propio temperamento y su propio carácter.
Por tanto, durante la primera infancia, el control de las emociones del
niño deberá ser tarea de los adultos (principalmente de los padres y
de los educadores), de modo que al niño poco a poco se le enseñe a
autorregular su conducta social.
Conductas sociales propias de los niños
La sociabilidad se aprende desde la cuna. Estos son algunos aspectos
concretos de la vida social del niño. Todos surgen de forma natural y espontánea
fruto del desarrollo y crecimiento de los niños, pero todos se pueden orientar y
formar parte de la educación de los niños.
1. Bienestar. A los tres años, el niño debe identificar y manifestar las
necesidades más frecuentes con su bienestar corporal (hambre, sed, aseo,
etc.) y emprender las acciones necesarias para satisfacerlas. Por ello, todas
las actividades del programa van orientadas a fomentar en el niño este
tipo de relaciones.
2. Socialización. Las conductas interactivas están orientadas a la consecución
y desarrollo de vínculos afectivos, a la adquisición de conocimientos y la
conformación de hábitos deseados por los padres y educadores y al control
de las emociones. Por este motivo, los aspectos relacionados con la
educación de la socialización cobran especial relieve.
3. Autonomía. En estos primeros años, el niño va a pasar de una dependencia
total del adulto en su cuidado, higiene y salud, a ser parcialmente ayudado
por éste y terminar siendo relativamente autónomo en el desempeño
de estas actividades. Existen una serie de ejercicios para estimular
la autonomía infantil.
Expresión de las emociones. A esta edad, el niño ya es capaz de expresar sus
propias emociones (tristeza, enfado, alegría o sorpresa) y de reconocerlas en los
demás, además de estar preparado para demandar y recibir afecto, para
aumentar sus conocimientos y para participar en el grupo social al que pertenece

10 Consejos para mejorar la socialización en los niños


1. Para hacer que los niños tengan una mejor socialización, se deben promover
actividades que tengan como fin fomentar la autoestima; eso puede lograrse si se le felicita y
elogia cuando hace cosas bien o termina sus actividades con éxito.

2. Involucrar desde pequeño al niño en actividades que deban desarrollarse en grupo,


como por ejemplo algún deporte o clase de baile, puede ayudar a mejorar las condiciones
físicas de los niños, también les enseña cómo ser parte de un grupo, a respetar reglas y a
trabajar en equipo para conseguir objetivos en común.

3. Involucrar al niño en situaciones donde tenga contacto indirecto con muchas personas
puede ser beneficioso. Por ejemplo es bueno llevarlo a un parque donde estemás niños
jugando o incluso las fiestas de cumpleaños, pues tendrá contacto con otras personas y
también podrá ver cómo actúan los demás y relacionarse con ellos.

4. Por otro lado es muy importante que los padres estén en contacto con los educadores
del pequeño para saber cómo se comportan durante el tiempo que no están con ellos en la
escuela.

5. No se puede obligar a los niños a participar en actividades si él no lo desea; debemos


cambiar de actividad y tratar de averiguar la razón de por qué no quiere hacerla.

Es importante que tengáis en cuenta que cada niño es un mundo diferente, y que no todos
socializan de la misma manera ni al mismo ritmo, así que se debe tener paciencia y darles el
tiempo necesario para que ellos mismos vayan progresando.

Acompañarlo, aconsejarlo y sobretodo se su ejemplo a seguir. Si queréis que vuestro hijo sea
sociable y tenga muchos amigos, entonces él debe ver que vosotros sois de la misma manera,
pero no podéis pedirle eso si él nunca os ve con un amigo. Siempre debe tenerse presente que
la principal forma de aprendizaje de los niños es la imitación.

Características de la socialización
La socialización es la capacidad de relacionarse con los demás; el niño-niña no
se realiza en solitario, sino en medio de otros individuos de su misma especie,
de forma que si faltara esta relación en el proceso fundamental de su crecimiento
no se transformaría en un ser sociable. “Esto significa que socialización es un
proceso de inserción social, ya que introduce al individuo en el grupo, se
convierte en un miembro del colectivo, dejando la conducta inadaptable más
frecuente aprendiendo a respetar, normas de tolerancia y convivencia”
Rodríguez, como se citó en (Centeno ,2014, p.37). Según este mismo autor, la
socialización como proceso, tiene una serie de características, las cuales se
describen a continuación:  La socialización es convivencia, con los demás, la
cual el hombre se empobrecería y se privaría de una fuente de satisfacciones
básica, para el equilibrio mental, llenando las necesidades de afecto, protección
y ayuda. Es decir la convivencia es por otra parte, la mejor prueba de que la
socialización es correcta y que el niño-niña sea accesible a los demás.  La
socialización es aprendizaje, el hombre es socializador, porque tiene la virtud de
realizar actividades socializadoras sabiendo, que es una sana relación con los
demás. Las habilidades sociales son el resultado de las respuestas a las
estimulaciones ambientales.  La socialización es la interiorización, de normas,
costumbres, valores, gracias a que el individuo conquista la capacidad de actuar
humanamente. Estas características de la socialización se puede ver que el niño-
niña la vive en la familia, escuela, iglesia, comunidad y en el entorno donde se
encuentre en los diferentes momentos en que se relacione con las demás
personas

La socialización primaria y sus agentes


Esta primera fase de socialización tiene lugar en el contexto familiar de la
persona. A continuación pasa a darse en las instituciones educativas en las
cuales el individuo comienza a generar otras relaciones con amigo y iguales,
fuera del núcleo familiar.
No existe un evento o señal concreta que sirva de punto de finalización de esta
etapa, ya que esto puede cambiar según la persona, el contexto social y la
cultura en la que esta se desarrolle. Los agentes sociales propios de esta etapa
y que ocasionan las primeras relaciones con la persona son: la familia, la
escuela y los medios de comunicación.
1. Familia
La familia, sobre todo el núcleo familiar más íntimo y cercano, tiene la
responsabilidad de atender tanto las necesidades físicas del individuo, como
las necesidades psicológicas. Asimismo, las dinámicas familiares determinarán
la evolución de persona tanto a nivel de personalidad, como a nivel cognitivo y
de conducta.
Las relaciones con padres y hermanos, aportan una información esencial para
el niño sobre cómo interactuar con otras personas, generando así patrones de
comportamiento básicos que le permitirán en un futuro adaptarse mejor a la
sociedad.
2. Escuela
Por otra parte, una vez que el niño comienza la etapa académica, la escuela se
convierte en otro agente social primordial. La escuela otorga la oportunidad de
relacionarse diariamente con amigos e iguales, haciendo consciente al niño de
que pueden existir diferencias en la manera de proceder, actual y pensar de los
otros.
Además, la relación entre el cuerpo de profesores y los alumnos proporciona el
conocimiento de que también existen jerarquías institucionales y cómo
interactuar con ellas.
3. Medios de comunicación
Finalmente, un agente socializador que cada vez adquiere más importancia son
los medios de comunicación. Además de los medios tradicionales como la
televisión, la prensa o la radio; el avance de Internet y las redes sociales está
ejerciendo un importante efecto sobre la manera de socializar las personas.
Es imposible ignorar el cambio que se ha producido en la manera de socializar,
influenciados por las redes sociales. Las cuales han conseguido alterar las
dinámicas y patrones de comportamiento de las personas en relación con la
interacción con otros.

La socialización secundaria
Esta segunda fase se da durante la última etapa de la adolescencia, después
de la cual la persona se inicia en la adultez y pone en práctica todo lo
aprendido en el hogar y en el contexto educativo. En esta socialización
posterior, la persona (que ya posee habilidades sociales anteriores) se
incorpora en otros sectores de la sociedad, lo cuales le permiten un aprendizaje
de nuevos recursos en otros ámbitos en principio desconocidos.
Mediante este proceso, la persona asimila que existen otros contextos y
realidades que difieren de lo conocido durante la socialización primaria. En este
caso, la universidad, los organismos laborales y las instituciones políticas y
gubernamentales ejercen un fuerte poder en la socialización.
Además, a diferencia de la socialización primaria, en la etapa secundaria la
persona tiene un amplio margen de actuación, en el cual es libre de decidir
cómo actuar.

¿Existe una socialización terciaria?


Efectivamente existe una socialización terciaria, con la diferencia de en que en
lugar de una etapa se trata de un nivel de diferente de socialización en la cual
aquellas personas que han experimentado una desviación de lo que se
considera la norma social tienen la oportunidad de reintegrarse en la sociedad.
Estos casos se dan en personas con conductas delictivas, criminales o
punibles; las cuales mediante un proceso de resocialización readaptan su
comportamiento. En este último caso los agentes socializadores se vinculan a
las autoridades e incluso a la prisión.

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