Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
ÍNDICE DE LECTURAS
Un aguador de la India tenía sólo dos grandes vasijas que colgaba en los
extremos de un palo y que llevaba sobre los hombros. Una tenía varias grietas por
las que se escapaba el agua, de modo que al final de camino sólo conservaba la
mitad, mientras que la otra era perfecta y mantenía intacto su contenido. Esto
sucedía diariamente. La vasija sin grietas estaba muy orgullosa de sus logros pues
se sabía idónea para los fines para los que fue creada. Pero la pobre vasija
agrietada estaba avergonzada de su propia imperfección y de no poder cumplir
correctamente su cometido. Así que al cabo de dos años le dijo al aguador:
-Estoy avergonzada y me quiero disculpar contigo porque debido a mis grietas
sólo obtienes la mitad del valor que deberías recibir por tu trabajo.
El aguador le contestó:
-Cuando regresemos a casa quiero que notes las bellísimas flores que crecen
a lo largo del camino.
Así lo hizo la tinaja y, en efecto, vio muchísimas flores hermosas a lo largo de
la vereda; pero siguió sintiéndose apenada porque al final sólo guardaba dentro de
sí la mitad del agua del principio.
El aguador le dijo entonces:
-¿Te diste cuenta de que las flores sólo crecen en tu lado del camino? Quise
sacar el lado positivo de tus grietas y sembré semillas de flores. Todos los días las
has regado y durante dos años yo he podido recogerlas. Si no fueras exactamente
como eres, con tu capacidad y tus limitaciones, no hubiera sido posible crear esa
belleza. Todos somos vasijas agrietadas por alguna parte, pero siempre existe la
posibilidad de aprovechar las grietas para obtener buenos resultados.
ÉTICA Y DEONTOLOGÍA PROFESIONAL 3
DOCENTE: ARQ. NAIROVYS TINEO
La asamblea valoró entonces que el Martillo era fuerte, el Tornillo unía y daba
fuerza, la Lija era especial para afinar y limar asperezas y observaron que el Metro
era preciso y exacto. Se sintieron un equipo capaz de producir muebles de calidad.
Se sintieron orgullosos de sus fortalezas y de trabajar juntos.
ÉTICA Y DEONTOLOGÍA PROFESIONAL 5
DOCENTE: ARQ. NAIROVYS TINEO
Había una vez un gato que vivía a toda leche en una céntrica casa de una gran
urbe.
A toda leche porque sus dueños se esforzaban por darle todo lo que el gato
requería para sentirse como un gran animal doméstico, querido y consentido por los
humanos.
Así, el minino de nuestra historia tenía un confortable cojín en el que echarse
a disfrutar sus siestas, ovillos para jugar cada vez que le apeteciera, comida en
abundancia y todo cuanto podamos imaginar para el deleite de un gato.
Por tener, el felino tenía hasta una panda de ratones en casa, a los que
perseguía y atosigaba cada vez que tenía la oportunidad.
Era ver un ratón y haya iba el gato a perturbarlos e impedirles tomar cualquier
cosa de su cocina. Los perseguía y arrinconaba hasta que los obligaba a volver a
su madriguera.
Tan bueno se había hecho el gato de nuestra historia en la persecución, que
los ratones optaron de pronto por no salir más, pues realmente le temían.
Sin embargo, las escasas provisiones que habían logrado almacenar en su
ratonera se agotaron un día, por lo que tuvieron que analizar cómo poder obtener
alimentos para no morir de inanición.
Sabían que si salían de su escondite el gato no tardaría en descubrirlos y los
haría correr hasta el cansancio, sin permitirles obtener alimento alguno. No
obstante, la situación era tan dramática, que requerían medidas urgentes para tratar
de aliviarla.
Por ello convocaron a una asamblea en la que debían estar presentes todos
los ratones de la casa; niños y adultos, machos y hembras.
Así, comenzaron a debatir para tomar la mejor decisión e idear un plan que les
permitiese obtener los necesarios suministros.
Todos opinaron, pero ningún criterio era factible. Siempre había un gran
obstáculo que ningún plan parecía vencer: el gato.
ÉTICA Y DEONTOLOGÍA PROFESIONAL 6
DOCENTE: ARQ. NAIROVYS TINEO
4. El doctor y el enfermo.
Autor: Félix María de Samaniego
Había un enfermo internado en un hospital, que cada día se sentía más mal y
no veía mejoría alguna en su estado.
Una tarde el médico pasó en sus habituales rondas y le preguntó qué lo
aquejaba, qué síntomas lo hacían sentirse mal.
El enfermo le confesó que sentía que sudaba más de lo común, a lo que el
médico respondió, sin detenerse a chequearlo:
– Eso está bien.
Un día después el doctor volvió a visitar a su enfermo y le preguntó
nuevamente qué lo aquejaba.
– Siento que tiemblo y tengo más escalofríos que en cualquier otro momento
de mi vida –dijo el paciente.
– No te desconsueles, eso está bien –agregó el doctor.
Otra vez al día siguiente pasó lo mismo y el doctor preguntó al hombre que
qué síntomas presentaba como para sentirse enfermo.
Preocupado, el enfermo le dijo:
-Doctor, he tenido diarrea y no se van los restantes síntomas.
-Eso está bien –ripostó el doctor, que ya se iba del lugar cuando escuchó que
el enfermo le decía a un familiar que lo visitaba:
– Creo que de tanto estar bien me estoy muriendo. Cada día estoy peor.
El doctor se sonrojó por la vergüenza y desde ese momento comenzó a
tomarse verdaderamente en serio la salud de sus pacientes. Comprendió que hay
profesiones que imponen constancia, seriedad y preocupación, y que uno no puede
andar jugando con la vida y bienestar de los demás.
ÉTICA Y DEONTOLOGÍA PROFESIONAL 8
DOCENTE: ARQ. NAIROVYS TINEO
5. El rico y el zapatero
Autor: Jean de La Fontaine
Había una vez un zapatero muy laborioso, cuyo único entretenimiento era
reparar los zapatos que sus clientes le llevaban.
Sin embargo, tanto disfrutaba el hombre de su trabajo que, amén de que sólo
le alcanzaba para lo justo, cantaba de felicidad cada vez que terminaba un encargo
y con la satisfacción del deber cumplido, dormía plácidamente todas las noches.
El zapatero tenía un vecino que por el contrario era un hombre
abundantemente rico, al que además le molestaba un poco los cánticos diarios del
laborioso hombre.
Un día el rico no pudo más y se decidió a abordar al zapatero. No entendía la
causa de su felicidad y al ser recibido en la puerta de la humilde morado preguntó
a su dueño:
-Venga acá buen hombre, dígame usted ¿cuánto gana al día? ¿Acaso es la
riqueza la causa de su desbordada felicidad?
-Pues mire vecino –contestó el zapatero, -por mucho que trabajo solo obtengo
unas monedas diarias para vivir con lo justo. Soy más bien pobre, por lo que la
riqueza no es motivo de nada en mi vida.
-Eso pensé y vengo a contribuir a su felicidad –dijo el rico, mientras extendía
al zapatero una bolsa llena de monedas de oro.
El zapatero no se lo podía creer. Había pasado de la pobreza a la riqueza en
solo segundos y, luego de agradecer al rico, guardó con celo su fortuna bajo su
cama.
Sin embargo, las monedas hicieron que nada volviese a ser igual en la vida
del trabajador hombre.
Como ahora tenía algo muy valioso que cuidar, ya no dormía tan plácidamente,
ante el temor constante de que alguien irrumpiese para robarle.
Asimismo, por dormir mal ya no tenía las mismas energías para afrontar con
ganas el trabajo diario y mucho menos para cantar de felicidad.
ÉTICA Y DEONTOLOGÍA PROFESIONAL 9
DOCENTE: ARQ. NAIROVYS TINEO
Tan tediosa se volvió su vida de repente, que a los pocos días de haber
recibido dicha fortuna de su vecino acudió a devolverla.
Los ojos del hombre rico no daban crédito a lo que sucedía.
-¿Cómo que rechaza tal fortuna? –interrogó al zapatero. -¿Acaso no disfruta
el ser rico?
-Vea vecino –contestó el zapatero, -antes de tener esas monedas en mi casa
era un hombre realmente feliz que cada mañana se levantaba luego de dormir
plácidamente para enfrentar con entusiasmo y energía su trabajo diario. Tan feliz
era que incluso cantaba cada vez que podía. Desde que recibí esas monedas ya
nada es igual, pues solo vivo preocupado por proteger la fortuna y ni tan siquiera
tengo tranquilidad para disfrutarla. Por tanto, gracias, pero prefiero vivir como hasta
ahora.
La reacción del zapatero sorprendió enormemente al hombre rico. No
obstante, ambos comprendieron lo que tal desarrollo de los acontecimientos quería
decir, y es que la riqueza material no es garantía de la felicidad. Esta pasa más por
pequeños detalles de la vida diaria, que a veces suelen pasar desapercibidos.
ÉTICA Y DEONTOLOGÍA PROFESIONAL 10
DOCENTE: ARQ. NAIROVYS TINEO
6. La tortuga y el águila
Autor: Esopo (620 a.C. - 564 a.C.) Famoso escritor griego de fábulas.
Había una vez una tortuga muy inconforme con la vida que le había tocado, y
que en consecuencia no hacía otra cosa que lamentarse.
Estaba realmente harta de andar lentamente por todo el mundo, con su
caparazón a cuesta.
Su más profundo deseo era poder volar a gran velocidad y disfrutar de la tierra
desde las alturas, tal y como hacían otras criaturas.
Un día un águila la sobrevoló a muy baja altura y sin pensárselo dos veces la
tortuga le pidió que la elevara por los aires y la enseñase a volar.
Extrañada el águila accedió al pedido de lo que le pareció una extraña tortuga
y la atrapó con sus poderosas garras, para elevarla a la altura de las nubes.
La tortuga estaba maravillada con aquello. Era como si estuviese volando por
sí misma y pensó que debía estar maravillando y siendo la envidia del resto de los
animales terrestres, que siempre la miraban con cierta compasión por la lentitud de
sus desplazamientos.
-Si pudiera hacerlo por mí misma –pensó. –Águila, vi cómo vuelas, ahora
déjame hacerlo por mí misma –le pidió al ave.
Más extrañada que al inicio el águila le explicó que una tortuga no estaba
hecha para volar. No obstante, tanta fue la insistencia de la tortuga, que el águila
decidió soltarla, solo para ver cómo el animal terrestre caía a gran velocidad y se
hacía trizas contra una roca.
Mientras descendía, la tortuga había comprendido su error, pero ya era tarde.
Desear y atreverse a hacer algo que estaba más allá de sus capacidades le había
costado la vida, una vida que vista desde esa perspectiva ya no le parecía tan mala.
Ese mismo razonamiento fue hecho por el águila, que contrario a la tortuga se
sentía muy satisfecha y conforme con lo que la naturaleza le había dado.
ÉTICA Y DEONTOLOGÍA PROFESIONAL 11
DOCENTE: ARQ. NAIROVYS TINEO
Había una vez un toro y tres cabras que, como se criaron juntos desde
pequeños en una verde pradera, eran muy amigos y se pasaban el día jugando.
La escena de verlos jugando era habitual en la pradera, pero para un perro
vagabundo que a diario los observaba desde lejos no dejaba de resultar un tanto
extraña. Su experiencia de vida le impedía entender cómo aquellos animales podían
llevarse tan bien entre sí.
Un día el perro no pudo aguantar más su curiosidad y fue adonde el toro y le
preguntó:
-Compañero, ¿cómo es que tú, un toro tan fuerte, pasas tus días jugando con
tres insignificantes cabras? ¿Acaso no ves que puedes ser la comidilla del resto de
los animales? Pensarán que eres un toro débil y por eso es que te juntas con
animales indefensos.
Las palabras del perro pusieron a pensar al toro, que no quería ser el
hazmerreír del resto de los animales ni le hacía gracia la idea de que subestimaran
su fuerza y valor.
En resumen, por el que dirán fue apartándose cada vez más de sus amigas
cabras, al punto de que llegó un día en el que no las vio más.
Pasó el tiempo así y el toro se fue sintiendo cada vez más solo. Extrañaba a
sus amigas cabras, que eran como su única familia, y los juegos que a diario hacían
juntos.
Ese estado emocional lo hizo reflexionar y comprendió su error. Nunca uno se
puede dejar llevar por lo que digan los demás y debe hacer lo que le nazca y le
dicten su conciencia y corazón. De no ser así, podemos perder lo que más
apreciamos o deseamos en la vida.
Afortunadamente, para el toro no fue muy tarde y recuperó la amistad de sus
hermanas cabras, con las que fue muy feliz para siempre, jugando cada día.
ÉTICA Y DEONTOLOGÍA PROFESIONAL 12
DOCENTE: ARQ. NAIROVYS TINEO
Las ranas de una apacible y pequeña laguna estaban muy alarmadas y casi
muertas de susto. El día antes el astro rey, el Sol, las había alertado que ya todo no
seguiría siendo igual que antes, pues él había decidido variar su rumbo.
En breve comenzaría a iluminar la Tierra solo durante seis meses, por lo que
el resto del año sería una etapa de oscuridad y frialdad.
Las ranas comprendieron de inmediato lo que esto significaría para la vida, tal
cual la conocían.
Los charcos se secarían, los ríos irían perdiendo su cauce hasta desaparecer,
ellas no podrían calentarse como antes y los insectos de los que se alimentaban
dejarían de existir.
Desesperadas comenzaron a quejarse y a pedir a las fuerzas divinas por su
conservación, no sin protestar y demandar por lo que les parecía justo a ellas.
Desde lo alto una voz atendió su llamado y les preguntó:
-¿Piden clemencia sólo para ustedes o para todos los seres vivientes del
planeta?
– Pues para nosotros. ¿Por qué habríamos de preocuparnos por otras
especies? Cada cual que cuide y pida por lo suyo.
-Así les irá –replicó la voz, que desde entonces se desentendió de los pedidos
de las ranas por su egoísmo.
Ciertamente el sol no dejó de brillar, pero desde entonces las ranas son
animales con muy pocos amigos, y todo por el egoísmo de aquellas de una pequeña
laguna, capaces solo de preocuparse por su bienestar y desentendidas de todo lo
que les rodeaba.
ÉTICA Y DEONTOLOGÍA PROFESIONAL 13
DOCENTE: ARQ. NAIROVYS TINEO
Dicen que los cisnes son capaces de entonar bellas y melodiosas notas, pero
sólo justo antes de morir.
Desconocedor de esto, un hombre compró un día un magnífico cisne, el cual
se decía no sólo que era el más bello, sino también uno de los que mejor cantaba.
Pensó que con este animal agasajaría a todos los invitados que
frecuentemente tenía en su casa y sería motivo de envidia y admiración para sus
compañeros.
La primera noche que lo tuvo en su casa organizó un festín y lo sacó para
exhibirlo, cual preciado tesoro. Le pidió que entonase un bello canto para amenizar
el momento, pero para su molestia y decepción, el animal permaneció en el más
absoluto y férreo silencio.
Así fueron pasando los años y el hombre pensó que había malgastado dinero
en la compra del cisne.
Sin embargo, cuando ya el bello animal se sentía viejo y a punto de partir para
otra vida, entonó el más bello canto que oídos humanos hayan escuchado.
Al escucharlo en el más absoluto deleite el hombre comprendió su error y
pensó:
-Que tonto fui cuando pedí a mi bello animal que cantara en aquel entonces.
Si hubiera conocido lo que el canto anuncia, la petición hubiese sido bien distinta.
De esta forma, el hombre y todos lo que le conocían comprendieron que las
cosas en la vida, incluso las más bellas y anheladas, no pueden apurarse. Todo
llega en el momento oportuno.
ÉTICA Y DEONTOLOGÍA PROFESIONAL 15
DOCENTE: ARQ. NAIROVYS TINEO
Érase una vez un niño que siempre trataba a su madre con gritos e insultos,
sin importarle lo mucho que esto la entristecía. Un día, sin saber cómo, despertó en
un lugar inmenso y solitario, sentado sobre una roca de la que surgían cuatro
columnas que parecían sustentar el mundo entero. Estaba allí solo, cuando al poco
vio llegar una inmensa bandada de cuervos con picos de metal que se lanzaron
contra la roca, picoteándola con fuerza. Cuando volvió a estar sólo, misteriosamente
se abrió una puerta en una de las columnas, y de ella salió una niña simpática y
preciosa.
-¿Has venido a ayudarnos? ¡qué bien! nos hace falta toda la gente posible.
El niño no comprendía, y viendo su extrañeza, la niña le explicó.
-¿Así que no sabes dónde estás? Esto es el centro de la tierra, estas columnas
lo sujetan todo, y la piedra sobre la que estás las mantiene unidas
-¿Y a qué queréis que os ayude?- dijo el niño extrañado.
- Pues a cuidar la piedra, claro. Se te ve en la cara que eres la persona ideal-
respondió la niña-.Los pájaros que has visto son cada vez más numerosos, y si no
cuidamos esta piedra un día se romperá y todo se vendrá abajo.
- ¿Que se me ve en la cara?-exclamó el niño sorprendido-¡Pero si nunca he
cuidado una piedra!
- Pero aprenderás a hacerlo, igual que hasta ahora no lo has hecho. Toma,
mírate en este espejo- respondió la niña mientras le ponía un espejo frente a la cara.
Entonces el niño se vio reflejado, y pudo ver claramente cómo su rostro parecía
el de un pájaro, y su nariz comenzaba a estar metalizada. Quedó allí parado,
asustado y preocupado, sin decir palabra.
- Todos esos pájaros fueron niños como tú y como yo-explicó la niña-pero ellos
decidieron no cuidar este lugar. Ahora que son mayores, se han convertido en
pájaros malvados que sólo lo destruyen. Hasta ahora, tú no has hecho mucho por
cuidarlo, pero ahora que ya lo sabes, ¿me ayudarás a conservar todo esto? - dijo
con una sonrisa mientras le tendía la mano.
ÉTICA Y DEONTOLOGÍA PROFESIONAL 17
DOCENTE: ARQ. NAIROVYS TINEO
Un zapatero se había vuelto tan pobre que una noche se encontró con que no
tenía sino el último corte de cuero para hacer el último par de zapatos. El hombre,
que era de corazón noble y valiente, preparó su material y se fue a dormir tranquilo,
sin proferir queja alguna.
Al otro día, cuando se disponía a coser los zapatos, se quedó bastante
asombrado de ver que ya estaban hechos. Esa misma tarde pasó por la zapatería
un cliente al que le gustaron mucho y los pagó a muy buen precio. Con ese dinero
el zapatero compró cuero para hacer dos pares más, y lo cortó y se fue a dormir. Y
al día siguiente volvió a encontrar los zapatos terminados. Estos zapatos también
se vendieron muy bien. Con el dinero obtenido, el zapatero volvió a comprar más
cuero para hacer más zapatos. Y siguió encontrándolos hechos cada mañana. Así
pasó un buen tiempo, durante el cual su negocio tomó fuerza y lo sacó de la
pobreza.
La noche de navidad de ese año, la mujer del zapatero le propuso a su marido
que se escondieran en el armario y espiaran por las rendijas a ver si descubrían
quién le estaba ayudando. El zapatero estuvo de acuerdo y entraron en el armario
y se pusieron a esperar. A eso de la medianoche, entraron dos simpáticos enanitos
completamente desnudos que se pusieron inmediatamente a trabajar en la mesa
del taller, con una velocidad y una pericia tal que dejaron pasmados al zapatero y
su mujer.
A la mañana siguiente, la mujer del zapatero le dijo a su marido que tanto ella
como él le debían mucho a esos enanitos y había que mostrarse agradecidos con
ellos. Entonces decidieron que ella le haría a cada enanito su respectiva camisa,
chaleco, pantalón, medias y chaqueta para el frío, mientras que él se encargaría de
los zapatos.
Así lo hicieron, y a la noche siguiente en lugar del corte de cuero, dejaron los
regalos en la mesa del taller. Los enanitos se mostraron al comienzo sorprendidos,
pero en cuanto comprendieron que los vestidos y los zapatos eran para ellos, se los
pusieron a toda prisa y empezaron a cantar y a saltar por todo el mobiliario del taller.
Al final se tomaron de la mano y se fueron bailando.
ÉTICA Y DEONTOLOGÍA PROFESIONAL 19
DOCENTE: ARQ. NAIROVYS TINEO
El zapatero y su mujer nunca más los volvieron a ver, pero siguieron siendo
muy felices y a él nunca le volvió a ir mal en ninguna de las cosas que emprendió.
ÉTICA Y DEONTOLOGÍA PROFESIONAL 20
DOCENTE: ARQ. NAIROVYS TINEO
Wang era un pequeño niño campesino de China que encontraba gran placer
ayudándoles a sus padres en las plantaciones de arroz.
Un día, de pronto, dejó de llover. Los ríos y los pantanos empezaron a secarse,
y Wang supo que, si los arrozales de sus padres les pasaban lo mismo, el hambre
no tardaría en llamar a la puerta.
-Padre -dijo un día- déjame ir a la ciudad para ganar un algún dinero.
Ardía el deseo de ayudar a su familia, y aunque a su padre no le gustaba la
idea, finalmente lo dejó marchar porque al menos en la ciudad podría ganarse la
vida.
Horas después de haber emprendido el camino, se encontró con un anciano
que llevaba un bulto al hombro.
-Déjame ayudarte –le dijo Wang tomando el bulto.
El viejo estuvo muy agradecido, y siguieron juntos la ruta. Al poco tiempo el
cielo se llenó de relámpagos y el sonido de los truenos ensordeció a Wang, que
miró asustado al anciano.
-No te preocupes –le contesto el viejo-.
Son mis dragones. Has sido bueno y solidario conmigo y quiero que los
conozcas. Soy un poderoso mago. Ya verás cómo manejo los truenos y las lluvias.
Y diciendo esto, lo llevó hasta un par de barriles enormes en los que dos
dragones echaban fuego por las narices y armaban un gran alboroto.
-Estos son. Y ahora dime dónde quieres que llueva.
-En la región de mis padres.
El mago le pidió que subiera a unos de los barriles y Wang notó enseguida que
estaba lleno de agua. El barril se elevó como un globo mientras el dragón bufaba y
llenaba el cielo de destellos con su lengua de fuego. En cuanto reconoció las
plantaciones de arroz de la región de sus padres, Wang empezó a lanzar agua a
manos llenas. Estaba tan entusiasmado que no se dio cuenta de que el mago y el
ÉTICA Y DEONTOLOGÍA PROFESIONAL 22
DOCENTE: ARQ. NAIROVYS TINEO