Sei sulla pagina 1di 3

Para Sen (La desigualdad mata, 2015), la desigualdad es un concepto multidimensional.

Según este sociólogo existen tres tipos de desigualdades: vital, existencial y de recursos.

La desigualdad vital está relacionada con la nutrición o la salubridad de las condiciones


ambientales y sus efectos principales se manifiestan en la esperanza de vida o el desarrollo
corporal. Haciendo una retrospectiva varios siglos atrás y hasta más o menos 1950, las
desigualdades entre "países occidentales" y el resto del mundo habrían aumentado para
disminuir posteriormente. Pero, hacia 1990 se presentaron dos fenómenos que
interrumpieron esta tendencia general de reducción de la desigualdad entre países:1. la
expansión del SIDA, que en algún país africano hizo caer la esperanza de vida en 15 años; y
2. los efectos de la caída de la Unión Soviética que generó gran mortalidad, sobre todo de los
hombres cuya esperanza de vida disminuyó en siete años en los tres años posteriores a la
caída de la URSS.

La desigualdad existencial de los seres humanos como personas, relacionada con autonomía,
respeto y libertad se manifiestan en las mujeres, sometidas por el patriarcado y el sexismo;
los pueblos colonizados; la explotación de las clases bajas por las altas; personas con
discapacidades o lesiones permanentes; homosexuales encerrados en el armario por
heterosexuales intolerantes; y las castas "contaminadas", que ocupan los niveles más bajos
en la mayor parte de las jerarquías, apabullados por las castas superiores.

Las diferencias sociales implican la existencia de cualidades y roles diferentes. Todos los
grupos y sociedades tienen alguna forma de diferenciarse que suele aumentar con el tamaño
de los mismos. La desigualdad social es la jerarquización de esas diferencias. Es la condición
por la cual las personas tienen un acceso inequitativo a recursos valorados.

Todas las sociedades tienen algún nivel de desigualdad en un momento dado. Cuando esas
desigualdades empiezan a reiterarse, se transforman en estratificación, en un sistema
institucionalizado que determina quién obtiene qué. Ciertas posiciones se asocian con
obtener ciertas cosas. He allí un gran problema.

Diversas sociedades con el mismo nivel de desigualdad pueden tener diferentes niveles de
interacción entre personas de distintas clases sociales, dependiendo de sus instituciones, de
su segregación residencial. Lo interesante es que la desigualdad puede tener efectos
negativos para los más privilegiados, entre ellos violencia, miedo a usar el espacio público,
altísimos costos en seguridad y educación y hasta una peor salud. Esto es importante para
pensar en la posibilidad de coaliciones redistributivas. Al comprender que la desigualdad es
un problema en sí mismo, más allá de la pobreza, y que es un problema que nos afecta a
todos, podremos actuar para disminuirla. Pero, la pobreza no es sólo falta de riqueza o de
ingresos, sino “capacidades básicas insuficientes”. Esa falta de capacidades puede generar
otros problemas colaterales (racismo, violencia, entre otros) que podrían evitarse atacando
el problema en la raíz.

Se debe medir el nivel de libertad y no el nivel de renta que las personas tienen para llevar
la forma de vida que valoran (que desean llevar). Es menester tener una formación ética en
los valores. Debemos ponernos en el lugar de otro, debe tenerse en cuenta no es concebible
que una persona valore moralmente sus acciones sin tener en cuenta sus efectos.
El surgimiento de la flexibilidad laboral durante la década de los años cincuenta y sesenta
del siglo XX desarrolló una considerable expansión de los beneficios empresariales como
consecuencia de un sistema económico y productivo que logró su máximo esplendor,
permitiendo que los estados realizaran una serie de cambios institucionales con el fin de
crear un adecuado marco de protección laboral y social. La protección contra el despido
injustificado, el desarrollo del seguro por desempleo y otro tipo de compensaciones, al igual
que de los salarios reales que experimentaron un incremento durante dos décadas. Estas
políticas gubernamentales de carácter social han sido consideradas por los enfoques
liberales como pioneras de una serie de endurecimientos sobre el mercado de trabajo, del
fortalecimiento sindicalista a escala mundial y de la contracción de los beneficios de las
empresas.

La flexibilidad se relaciona con la necesidad de establecer estrategias que pongan fin con
tales endurecimientos en el nivel micro y macroeconómico en las relaciones laborales.

Para Palacio y Álvarez (2004) la flexibilidad en el mercado de trabajo es la capacidad de


realizar, con pocas restricciones normativas, cambios en la cantidad, estructura, funciones
y/o costos del factor trabajo utilizado en el proceso productivo.

Se puede frenar el desarrollo desigualitario, es destacable la importante función que tienen


las políticas que se lleven a cabo y entre otras soluciones, podemos mencionar

1.- Disminuir la financiarización de la economía. “La hiperfinanciarización de la economía


que caracteriza el capitalismo de las últimas décadas no es solamente, un problema para los
objetivos de estabilidad macroeconómica y equidad distributiva, sino también para el
crecimiento económico real.

2.- Regular los salarios de los responsables bancarios. La búsqueda de mayores retribuciones
es un estímulo, en los responsables, para un nuevo desastre económico.

3. Aumentar los salarios no es sólo un asunto justo y ético, es una necesidad económica que
beneficiará un relanzamiento de la economía.

4.- Una fiscalización más progresiva y una redistribución de la renta más equitativa son otros
aspectos necesarios.

5.- Las estrategias y normativas redistributivas públicas tienen una importancia


fundamental en relación al aumento de la demanda agregada de los bienes básicos y la
eliminación de la pobreza.

El mito del déficit público está haciendo mucho daño a la igualdad. Lograremos lo que
seamos capaces de hacer. Debemos repetir como dice la Teoría Monetaria Moderna que los
países que tienen poder de emitir moneda no pueden quebrar y que pueden financiar todo
aquello que con sus recursos puedan llegar a hacer. No hay peor mal que tener recursos
ociosos.

6.- Cuidar el Medio Ambiente es una riqueza común que disminuiría la desigualdad.
7.- Mejorar la calidad democrática.

Como decía Karl Polanyi en su obra La Gran Transformación: “El socialismo es,
esencialmente, la tendencia inherente en una sociedad industrial a trascender el mercado
auto-regulado subordinándolo deliberadamente a la sociedad democrática”. La Democracia
es el menos malo de los regímenes políticos. Además, cuando funciona bien, tiene la virtud
de moderar las decisiones políticas dirigiéndolas al bien común. Es esencial una mejora
democrática si queremos disminuir la desigualdad.

No podemos permitir que sean otros los poderes que nos guíen por el sistema económico y
menos aún el poder financiero que puede encenagar nuestras relaciones.

El ser humano está hecho no solo para recibir prestaciones, puede crear su propio destino y
responder éticamente de que se creen las condiciones necesarias para que todos puedan ser
“agentes” y no tan solo meros receptores. De esta forma, las personas que tienen algún tipo
de control, como gobernantes, empresarios o, en algunos casos, ciudadanos “normales”, no
deben considerar ese control como una responsabilidad.

Göran Therborn, 2015. LA DESIGUALDAD MATA, Alianza Editorial.


ISBN: 978-84-206-9935-6. Recuperado de
http://revistaeconomiacritica.org/sites/default/files/Jordi-Roca_Therborn_La-
desigualdad-mata.pdf

Álvarez Rivadulla, María José. 2018. ¿POR QUÉ PREOCUPARNOS POR LA


DESIGUALDAD EN COLOMBIA?. RECUPERADO DE
https://uniandes.edu.co/es/noticias/desarrollo-regional/por-que-preocuparnos-por-la-
desigualdad-en-colombia

Ibarra Cisneros, Manuel Alejandro y González Torres, Lourdes Alicia. 2009. La flexibilidad
laboral como estrategia de competitividad y sus efectos sobre la economía, la empresa y el
mercado de trabajo. Recuperado de
http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0186-
10422010000200003

Potrebbero piacerti anche