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El Cancionero de Petrarca es una colección de 366 poemas líricos escritos en italiano en el siglo XIV. Narra la
experiencia amorosa del poeta por su amada Laura a lo largo de su vida. Petrarca perfeccionó cuidadosamente su
obra durante años, creando una narrativa unitaria y coherente. El Cancionero tuvo una gran influencia en la métrica
y formas poéticas italianas y españolas posteriores, popularizando el soneto y otros formatos.
El Cancionero de Petrarca es una colección de 366 poemas líricos escritos en italiano en el siglo XIV. Narra la
experiencia amorosa del poeta por su amada Laura a lo largo de su vida. Petrarca perfeccionó cuidadosamente su
obra durante años, creando una narrativa unitaria y coherente. El Cancionero tuvo una gran influencia en la métrica
y formas poéticas italianas y españolas posteriores, popularizando el soneto y otros formatos.
El Cancionero de Petrarca es una colección de 366 poemas líricos escritos en italiano en el siglo XIV. Narra la
experiencia amorosa del poeta por su amada Laura a lo largo de su vida. Petrarca perfeccionó cuidadosamente su
obra durante años, creando una narrativa unitaria y coherente. El Cancionero tuvo una gran influencia en la métrica
y formas poéticas italianas y españolas posteriores, popularizando el soneto y otros formatos.
Cancionero (Canzoniere en italiano) es el nombre con que popularmente se conoce la obra lírica en "vulgar"
toscano de Francesco Petrarca Rerum vulgarium fragmenta (Fragmentos de cosas en vulgar),
entendido vulgar como la concepción moderna de romance, compuesta en el siglo XIV, y publicada por primera vez en Venecia en 1470 por el editor Vindelino da Spira. El título original de la obra Francisci Petrarchae laureati poetae Rerum vulgarium frammenta. Aunque Petrarca cifró su gloria poética en sus versos (en latín) y no en sus rimas (en vulgar), que motejaba de fragmenta(fragmentos) y nugellae (naderías), lo cierto es que elaboró cuidadosamente su Cancionerodurante años, corrigiendo y reescribiendo, añadiendo y desechando; de manera que la obra poética final se corresponde con un propósito perfectamente meditado y consciente del poeta. Y así, en su Cancionero, pueden advertirse unas características particulares, requeridas por cualquier otro cancionero posterior al que desee aplicársele el adjetivo de petrarquista:
La obra, aunque compuesta de fragmentos, de rime sparse, debe ser unitaria.
El hilo argumental del Cancionero es la vivencia amorosa que se narra en primera persona. Debe estar dedicado a una sola dama. Tal es así que Petrarca en el definitivo manuscrito sustituyó una balada (Donna mi vene spesso ne la mente), que podía inducir a creer al lector que había amado más de una Laura. Excepciones a esta regla son el fragmento CLXXI (El nudo en el que Amor me retuviera) o el segundo cuarteto del CCCXVIII (Al caer de una planta, que arrancada). El Cancionero debe tener una secuencia narrativa que conduzca al lector a través de la historia del sentimiento amoroso del poeta. Esto se traduce en que los poemas deben aparentar haber sido escritos cronológicamente en el orden en que aparecen en la obra. El tema es el amor e non solo. El Cancionero se salpica con poemas a la amistad, políticos, morales, patrióticos o anecdóticos que, al poder ser fechados más fácilmente, sirven para acentuar la progresión narrativa de la que se ha hablado en el punto anterior. El Cancionero debe ser polimétrico, de modo que las formas métricas se correspondan con el estado anímico y el mensaje que quiere trasmitir el poeta en cada momento. Debido al deseo de pulcritud y mejora con que escribía Petrarca, que solía volver una y otra vez sobre el texto, existen varios manuscritos diferentes en los que se puede estudiar cómo fue modificando Petrarca el texto. Se estima que Petrarca empezó a reunir sus fragmenta en 1336-38. La primera redacción (denominada forma Correggio en honor a Azzo da Correggio, su destinario) data de 1356-58 y, aunque no se ha conservado, puede ser reconstruida a partir del material recogido en el Codice degli abrozzi (Vaticano Latino 3196) manuscrito por la mano del propio Petrarca. Una redacción inmediatamente posterior a esta, y primera que se conserva, es la denominada forma Chigi del manuscrito Vaticano Chigiano L.V. 176 copiado por Giovanni Boccaccio (1359-63). La versión definitiva del Cancionero se encuentra en el manuscrito Vaticano Latino 3195, en parte idiógrafo (esto es, copiado por un copista bajo la supervisión del autor) y en parte autógrafo, en el que trabajó Petrarca hasta su muerte. Además de estos tres manuscritos se conservan otros dos que muestran redacciones intermedias entre la forma Chigi y la definitiva forma vaticana: el manuscrito Laurenziano 41,17 que contiene la llamada forma Malatestay el manuscrito D II, 21 de la Biblioteca Queriniana de Brescia (forma Queriniana). Petrarca, curiosamente, debe su inmortalidad literaria a una obra escrita en una lengua en la que no creía. Hijo de un notario florentino exiliado, el vulgar toscano era únicamente su lengua materna; el latín, en cambio, era la lengua habitual con la que solía escribir, mantener correspondencia e, incluso, hacer las apostillas en su Cancionero. Por ejemplo, el comienzo de la canción Che debb'io far? (fragmento CCLXVIII) era Amor, in pianto ogni mio riso è volto, pero lo sustituyó por el definitivo porque non videtur satis triste principium (no veo el principio lo bastante triste); y en otros márgenes escribe Hoc placet pre omnibus (esta versión me gusta más que las demás) o Dic aliter hic (dígase aquí de distinto modo). Pero tuvo el capricho de componer poesía en una nueva lengua que le daba la posibilidad de experimentar con ella y perfeccionarla. Y lo hace con los temas que le eran naturales al vulgar: los heredados de la lírica provenzal que a través de la escuela siciliana habían llegado a los poetas toscanos del Dolce stil novo. De ahí la fuerte influencia que el amor cortés ejerce en el Cancionero. La lengua del Cancionero se caracteriza por la vaguedad y por la simplificación. Petrarca excluye de su vocabulario tanto los cultismos excesivos como las palabras excesivamente bajas, de suerte que su Cancionero se compone tan solo de 3275 voces. Con ello logra crear una lengua franca que los tratadistas del Cinquecento, con Pietro Bembo a la cabeza, coronaron como la lengua italiana para la poesía. También es notoria la imprecisión física con la que está escrita la obra. Petrarca tan solo habla de los ojos, siempre inevitablemente bellos (i begli occhi), el bello gesto (il bel viso) y los dorados cabellos (i capei d'oro). Apenas hay otras referencias físicas en la obra. Y los tres adjetivos que acompañan a los tres vagos rasgos de Laura se mantienen a lo largo de la obra sin que el paso del tiempo (ya la acabe de conocer, ya hayan pasado dieciséis o diecisiete años) pueda alterarlos. Tan solo el célebre fragmento XC (Era el cabello al aura desatado) sugiere que sea aquel hermoso brillo, hoy ya apagado. Pero toda la descripción recrea el pasado en que eran bellos los ojos, rubios los cabellos y bello el gesto y contribuye a la imagen invariable del aspecto de Laura. El Cancionero tiene influencia capital en dos aspectos de la métrica: el ritmo del endecasílabo y las formas estróficas. De un lado, hace prevalecer definitivamente los ritmos del endecasílabo a maiore con acento en la sexta sílaba y a minore con acentos en la cuarta y la octava, lo que determina que en la poesía culta española (que, a partir de Boscán y Garcilaso, adopta los metros italianos) sean estos los ritmos más habituales. Del otro, influye determinantemente en cuáles serán las estrofas que se cultiven a partir de entonces en la poesía culta. Solo cinco formas incluye en su Cancionero: sextina, balada, madrigal, canción y soneto. Perfecciona y afina el madrigal que en el Cinquecento alcanzará su apogeo musical; fija definitivamente el esquema de la canción heredada de la escuela siciliana; y, por último, lleva al soneto a su absoluta perfección propiciando que se convierta en la estrofa, quizás, más importante de la lírica europea occidental. Su preferencia por los sonetos compuestos por cuartetos y no serventesios y con tercetos con esquema CDE CDE o CDC DCD (junto al CDE DCE), determina que estos sean las formas con que se compongan los sonetos en España. El Cancionero se compone de 366 fragmentos (317 sonetos, 29 canciones, 9 sextinas, 7 baladas y 4 madrigales) tradicionalmente divididos en dos partes: las rimas en vida de Madonna Laura y las rimas tras la muerte de Madonna Laura. Esta división, no obstante, se debe a los editores de la obra y no al propio Petrarca y está sugerida tanto por el contenido como por el hecho de que en el manuscrito definitivo hay varias hojas en blanco entre la composición. Se abre con un soneto a modo de prólogo Los que escucháis en rimas el desvelo en el que el poeta presenta su obra como el fruto de su primer error juvenil y que, tras pedir la disculpa de su lector, se cierra con el tópico del vanitas vanitatis (que cuanto agrada al mundo es breve sueño). A lo largo del Cancionero, Petrarca va componiendo los tópicos de la poesía amorosa que en ocasiones vierte con especial acierto. Especialmente célebre es el fragmento XXXV en que desarrolla el tópico del amante que, fugitivo, huye de todo y sólo es incapaz de esquivar su propio amor: Las composiciones amorosas de la primera parte abundan mucho en la belleza (vaga belleza) de la amada, en que reside la elevación espiritual y trascendencia del amor de Petrarca. Hay, por ejemplo, tres canciones (las denominadas Tres Hermanas) dedicadas exclusivamente a la alabanza de los ojos (bellos) de Laura. Léase, por ejemplo, el fragmento LXXII (Gentil señora, veo). Se conoce como cancionero petrarquista a una colección de poemas líricos creada al modo del Cancionero de Petrarca, esto es, una colección de poemas muy personales con una línea medular amorosa. Es importante el significado con que el adjetivo petrarquista enriquece el término cancionero, porque en la poesía española este mismo término se ha usado también para calificar, al menos, otros dos tipos de conjuntos de poemas. En el primero, en la poesía cancioneril, con el significado de antología que recoge, generalmente, poemas de muy varios autores y muy varios asuntos. Tal es el caso del Cancionero de Baena, el Cancionero de Stúñigao el Cancionero General. En el segundo, con el significado de colección de poemas de un solo autor como es el caso del Cancionero de Pedro Manuel de Urrea o de Jorge de Montemayor.