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IMPORTACIA DEL PH EN EL SUELO

El pH del suelo aporta una información de suma importancia en diversos ámbitos de la


edafología (que es la ciencia que trata de la naturaleza y condiciones de los suelos en su
relación con los seres vivos). Uno de la más importante deriva del hecho de que las
plantas tan solo pueden absorber los minerales disueltos en el agua, mientras que la
variación del pH modifica el grado de solubilidad de los minerales. (guerra, 2013)

El pH del suelo es generalmente considerado adecuado en agricultura si se encuentra


entre 6 y 7. En algunos suelos, incluso con un pH natural de 8, pueden obtenerse buenos
rendimientos agropecuarios. Sin embargo, a partir de tal umbral las producciones de los
cultivos pueden mermarse ostensiblemente. (guerra, 2013)

El pH del suelo mide la variación entre la acidez y la alcalinidad del mismo; para medirlo
se utiliza una escala que va del 1 al 14, donde el 7 significa un estado neutro, es decir, ni
ácido ni alcalino. La mayoría de los suelos en el mundo, al provenir de deslaves y erosión
de montañas, o se originaron de rocas volcánicas, tienden a tener un pH entre 5.5 y 6.5,
es decir, ligeramente ácidos. Y casualmente, la mayoría de los cultivos agrícolas
existentes en el planeta se desarrollan mejor en los suelos ligeramente ácidos, entre 6 y
6.5; son pocos los cultivos que prosperan en suelos con pH neutro (valor 7) o ligeramente
alcalinos (7.5). La alteración del pH en el suelo no solo dificultaría el crecimiento de
cultivos, sino de cualquier planta e incluso de la fauna microscópica que habita en su
interior. Así mismo, los cambios en el pH alteran las dinámicas de intercambio de gases
(oxígeno, nitrógeno, CO2, etc.) entre el suelo y el aire, así como alteran los cuerpos de
agua subterráneos. Lamentablemente las prácticas como la deforestación, la ganadería y
la agricultura con uso excesivo de agroquímicos, provocan la alteración del pH del suelo y
en ocasiones se vuelve muy difícil restaurar su equilibrio natural. (melemonca, 2006)

Los valores idóneos entre los que se debiera encontrar el suelo de cualquier jardín es
entre el "6" y el "7", de tal manera que hubiera una cierta acidez en el terreno, pero que
estuviera más cerca de unos niveles neutros. Sin embargo, lo más habitual es la
existencia de jardines que abarcan una horquilla del "4,5" al "8" de pH, lo que en función
de lo que se desee plantar puede ser necesario corregir, aplicándole ciertos
complementos minerales. (EROSKI, 2010)

El pH del suelo es una medida de la acidez o alcalinidad en los suelos. El pH se define


como el logaritmo (base 10) negativo de la actividad de los iones hidronio (H+ o, más
precisamente, H3O+aq) en una solución. El índice varía de 0 a 14, siendo 7 neutro. Un pH
por debajo de 7 es ácido y por encima de 7 es básico (alcalino).El pH del suelo es
considerado como una de las principales variables en los suelos, ya que controla muchos
procesos químicos que en este tienen lugar. Afecta específicamente la disponibilidad de
los nutrientes de las plantas, mediante el control de las formas químicas de los nutrientes.
El rango de pH óptimo para la mayoría de las plantas oscila entre 5,5 y 7, 0,1 sin embargo
muchas plantas se han adaptado para crecer a valores de pH fuera de este rango.
(Wikipedia, 2012)
PH y Rendimiento deportivo.

En este sentido, un deportista entrenado tiene mayor tolerancia ante la acidificación que el
no entrenado, es decir, su pH necesita descender más para sentirse fatigado. El proceso
de acidosis metabólica prolongado durante el tiempo tiene una serie de consecuencias
negativas en el organismo que van a repercutir en la búsqueda del desempeño atlético y
el aumento de masa muscular:

Favorece la pérdida de masa muscular, debido a un balance de nitrógeno negativo


reflejado en un aumento de las pérdidas urinarias de nitrógeno. Esto es debido
principalmente a que el organismo, en un intento de amortiguar la acidificación interna,
utiliza la glutamina. Como ya sabemos el músculo es el principal almacén de la glutamina,
de tal forma que se produce un proceso catabólico muscular.

Favorece el bloqueo de los procesos anabólicos normales que tienen lugar en el


cuerpo a través de un descenso en la actividad del factor anabólico IGF-1, un aumento en
la resistencia a la hormona del crecimiento y un aumento en los niveles de cortisol.

Podría favorecer una ralentización del metabolismo basal del individuo a través de un
ligero hipotiroidismo. (Muñoz, 2013)

Uno de los factores que afectan de modo directo al rendimiento deportivo y que
demasiadas veces dejamos de lado es el grado de acidez del organismo o dicho de otro
modo, al PH. La sangre de nuestro organismo mantiene un nivel de acidez para que las
reacciones químicas que ocurren en él, sean lo más provechosas posibles, y cada vez
que ese nivel de acidez cambia nuestro rendimiento, recuperación, etc. se ve alterado.
Razón de más para que nos preocupemos especialmente de este tema tanto para la parte
deportiva que nos afecta como la de la salud (xisco, 2014)

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