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I.

FINES DEL PROCESO E INTEGRACION DE LA NORMA PROCESAL

1. TEORICA
El juez tiene la obligación de resolver el conflicto de interés o eliminar una
incertidumbre jurídica, no pudiendo eximirse de pronunciarse sobre todas las
pretensiones que se someta a su competencia, invocando los fundamentos
facticos y de iure que la sustente, dentro de un debido proceso, como garantía
de la administración de justicia.

El fin esencial del proceso es restablecer el imperio del derecho y de la justicia


en si misma de lo que las partes sustentes en los fundamentos jurídicos y sus
pretensiones, ya que en aplicación de principio iura novit curia, los jueces no
están obligados a acogerse el error en la premisa mayor del silogismo judicial
motivado por la defectuosa subsunción del derecho invocado por las partes.

2. DOCTRINA
El proceso es un conjunto de actos ordenados, sistematizados, orientados al
logro de un fin predeterminando. El proceso no se agota en un instante, sino
que responde a una secuencia de etapas, ello le da un carácter dinámico. Todo
proceso tiene una vocación de arribo, no tiene un fin en sí mismo, sino que es
teleológico. En el campo del proceso civil, este fin va a estar orientado a poner
fin al conflicto de intereses y permitir la paz social en justicia por medio de la
actividad jurisdiccional. Al conflicto de manera general lo percibimos como
un conjunto de propósitos, métodos, intereses o conductas divergentes.
Atendiendo a la naturaleza del conflicto podemos distinguir al conflicto de
derecho y al conflicto de intereses.

Los primeros son conflictos jurídicos que reclaman el incumplimiento de


convenios o leyes; por citar, un trabajador que no se le abona las horas extras
estipulado en el convenio colectivo. Se parte del supuesto que existe una
disposición sobre el particular que se trata de interpretarla y aplicarla. Lo
importante es que el conflicto se refiera a una supuesta violación de un derecho
establecido y jurídicamente reconocido.

En cambio, los conflictos de intereses, llamados también económicos o de


negocios son distintos. No se trata aquí de interpretar el contenido de los
derechos de las partes en relación con unas reglas ya existentes sino de
determinar en qué deben consistir esas reglas. Aquí no existe necesariamente
un derecho que se pueda reivindicar, por citar, un salario digno puede
justificarse por razón de justicia, pero no suele haber ninguna disposición legal
al cual remitirse para ello. El proceso opera con un conflicto de intereses, pero
con relevancia jurídica, esto es, que la materia en disputa este prevista en el
sistema jurídico de una colectividad. La relevancia jurídica no puede estar
asociada exclusivamente al derecho positivo sino se ubica en las diversas
manifestaciones que conforman el sistema jurídico.
La incertidumbre jurídica está ligada al llamado proceso declarativo.
Tomando como referencia la naturaleza de la satisfacción jurídica que se
persigue con el proceso, la doctrina distingue tres tipos de procesos:
declarativo o de conocimiento, de ejecución y cautelar. Monroy al comentar
el proceso declarativo señala que este “tiene como presupuesto material la
constatación de una inseguridad o incertidumbre en relación a la existencia de
un derecho material en un sujeto, situación que ha devenido en un conflicto
con otro, quien concibe que el derecho referido no acoge el interés del primer
sujeto, sino el suyo. Frente a tales opiniones contrarias (...) el juez decide
mantener y certificar la legalidad de la situación jurídica previa al inicio del
proceso, o de otro lado, declararla extinguida esta y crear una nueva.
Cualquiera de estas dos posibilidades se concreta a través de una resolución
judicial, con la cual el juez pone fin a la inseguridad o incertidumbre antes
expresada”.

II. PRINCIPIO DE INICIATIVA DE PARTE Y DE CONDUCTA PROCESAL

1. TEORIA
PRINCIPIO DE INICIATIVA DE PARTE
El artículo cuarto de su título preliminar, el principio dispositivo o de
iniciativa de parte, según el cual el proceso se promueve solo a instancia de
parte, la que invocara interés y legitimidad para obrar. Este principio no debe
ser interpretado circunscribiendo sus alcances únicamente a la facultad que
asiste al interesado de iniciar el proceso, interponiendo la demanda respectiva,
toda vez que su correcta interpretación un espectro más amplio que involucra
la participación activa del demandante y del demandado durante todo el
desarrollo del proceso, en procura de que el mismo alcance sus finalidades
concretas (resolver un conflicto de intereses, o en su caso, eliminar una
incertidumbre jurídica, haciendo efectivo los derechos sustanciales y su
finalidad abstracta (lograr la paz social en justicia). (Casacion, 2007)

Por el principio de iniciativa de parte, se entiende que el proceso civil no puede


ser iniciado en ningún caso de oficio por el juez, sino siempre a instancia de
parte, principio que está vinculado con el ejercicio del derecho de acción que
se materializa con la interposición de la demanda para que proceso se inicie y
tramite, así como los conceptos de interés y legitimidad para obrar. (Casacion,
2004)

PRINCIPIO DE CONDUCTA PROCESAL


Con arreglo a lo previsto en el artículo IV, segundo párrafo, del Título
preliminar de código Procesal Civil, las partes, sus representantes, sus
abogados y, en general, todos los partícipes en el proceso adecuen su conducta
a los siguientes deberes procesales:
- Deber de veracidad.
- Deber de probidad.
- Deber lealtad.
- Deber de obrar de buena fe.
Es de destacar que el Juez tiene el deber de impedir y sancionar cualquier
conducta ilícita o dilatoria (art. IV, último párrafo, del T.P del C.P.C). al
respecto, se precisa en el artículo 110 del Código Procesal Civil lo
siguiente:

A. Las partes, sus abogados, sus apoderados y los terceros legitimados


responden por los perjuicios que causen con sus actuaciones
procesales temerarias o de mala fe.
B. Cuando en el proceso aparezca la prueba de tal conducta, el juez,
independientemente de las costas que correspondan, impondrá una
multa no menor de cinco ni mayor de veinte Unidades de Referencia
Procesal.
C. Cuando no se pueda identificar al causante de los perjuicios, la
responsabilidad será solidaria. Por otro lado, resulta importante tener
en cuenta lo normado en el artículo 111 del Código Procesal Civil,
conforme al cual, además de los dispuesto en el artículo 110 Código
Procesal Civil (numeral citado precedentemente), cuando el juez
considere que el abogado actúa o ha actuado con temeridad o mala fe,
remitirá copia de las actuaciones respectivas a la Presidencia de la
Corte Superior, al Ministerio Publico y al Colegio de abogados
correspondiente, para las sanciones a que pudiera haber lugar.
Finalmente, debe tenerse presente que a tenor de lo dispuesto en el
artículo 112 del Código Procesal Civil, se considera que ha existido
temeridad o mala fe en los siguientes casos:
1. Cuando sea manifiesta la carencia de fundamento jurídico de la
demanda, contestación o medio impugnatorio.
2. Cuando a sabiendas se aleguen hechos contrarios a la realidad.
3. Cuando se sustrae, mutile o inutilice alguna parte del expediente.
4. Cuando se utilice el proceso o acto procesal para fines claramente
ilegal o con propósitos dolosos o fraudulentos.
5. Cuando se obstruya la actuación de medios probatorios.
6. Cuando por cualquier medio se entorpezca reiteradamente el
desarrollo normal del proceso.
7. Cuando por razones injustificadas las partes no asistan a la
audiencia (cualquiera que esta sea) generando dilación.

2. DOCTRINA
PRINCIPIO DE INICIATIVA DE PARTE
El principio rector del proceso civil es el dispositivo, que consagra que sin la
iniciativa de la parte interesada no hay demanda: nemo iudex sine actore.
Para este principio, aquellos asuntos en los cuales solo se dilucida un interés
privado, los órganos del poder público no deben ir más allá de lo que desean
los propios particulares; situación distinta si es el interés social el
comprometido, frente a lo cual no es lícito a las partes interesadas contener la
actividad de los órganos del poder público. Este principio no es absoluto, pues
se permite la intervención de oficio del juez en el impulso del proceso y la
prueba de oficio.
El ejercicio del dispositivo se tiene que invocar interés y legitimidad para
obrar, que son denominados en la doctrina como condiciones de la acción,
para que el juez pueda expedir un pronunciamiento válido sobre el fondo.
Estar legitimado para actuar significa tener una situación individual que
permite contar con una expectativa cierta a la sentencia. La aptitud para obrar
tiene como referencia a otro sujeto, que es con quien se va a constituir la
relación jurídica procesal, la que, de todos modos, tiene antecedentes en los
hechos que la preceden. Basta con afirmar como propia una situación
determinada y denunciar un demandado para que surja la legitimación para
actuar.

Por otro lado, la necesidad de tutela jurídica exige un interés procesal, es decir,
un interés a la actuación del derecho y al mantenimiento de la paz mediante la
invocación de los órganos de la tutela jurídica. (Liebmman, 1980)

PRINCIPIO DE CONDUCTA PROCESAL


El proceso debe responder a un leal debate procesal en el que se expresen en
forma clara y enumerada los hechos del conflicto a fin de evitar emboscadas
posteriores del adversario; en este sentido, los medios probatorios y las
excepciones deben proponerse en la primera intervención en el proceso; las
pruebas deben limitarse a los hechos debatidos a fin de evitar una maliciosa
dispersión del material probatorio; los errores del procedimiento deben ser
advertidos en la primera oportunidad para que se corrijan inmediatamente a
través de las nulidades y la convalidación; y la conducta maliciosa del litigante
debe ser sancionada.

Se busca dar moralidad al proceso al incorporar en el ordenamiento procesal


estructuras normativas con contenido ético, pues, la conducta del justiciable
no puede ser indiferente al Derecho Procesal. La buena fe, la lealtad, la
veracidad, la probidad son predicados que se involucran en el principio de
moralidad. Este es definido como el conjunto de reglas de conducta, presididas
por un imperativo ético a las cuales deben ajustar su conducta todos los sujetos
del proceso. Mediante este principio se proscribe del proceso la malicia, la
mala fe, la deshonestidad, que no son instrumentos adecuados para ganar
pleitos. El Derecho Procesal al imponer un comportamiento debido, impide
que la conducta contraria perjudique al justiciable o a la justicia misma.
Asegura al juez contra el engaño y a la contraparte contra el perjuicio.

La norma consagra el deber del juez de impedir y sancionar cualquier


conducta ilícita o dilatoria, enunciado que es coherente con la orientación
publicista
del proceso de no permitir que el juez sea un mero espectador en la contienda,
un
tercero neutral. Las tendencias del proceso moderno coinciden en aumentar
los
poderes del juez en la dirección y conducción del proceso, permitiendo
ingresar a
vigilar la conducta de los justiciables en este.

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