Sei sulla pagina 1di 7

UNIVERSIDAD CATÓLICA LOS ANGELES

FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS


ESCUELA PROFESIONAL DE DERECHO
CENTRO ACADÉMICO HUARAZ
_______________________________________________________

CRIMINOLOGIA
JORGE S. CUEVA DEZA
__________________________________

SOCIOLOGÍA CRIMINAL
____________________________________________________________________________

TEORIA GENERAL DE ENRIQUE FERRI

Dentro del ámbito de las ciencias penales, la trilogía que conformaron César Lombroso, Enrique
Ferri y Rafael Garófalo, es de capital significación. Los tres son los máximos representantes de la
Escuela Positiva, opuesta a la Escuela Clásica del Derecho Penal, de César Beccaria Bonesana,
quien con su obra “De los delitos y de las penas” , en 1764, inaugura sus postulados.

Ferri, al delito como ente abstracto, jurídico de los clásicos, opone el delito como fenómeno
NATURAL Y SOCIAL. Al libre albedrío, como facultad de determinarse por el bien o por el
mal, opone el DETERMINISMO DE LOS ACTOS. Estas elaboraciones las condensó en su obra
“Sociología Criminal”, que en su primigenia edición tenía el nombre “Los nuevos horizontes del
Derecho y del Procedimiento Criminal”.

En 1879, había llegado a las puertas de Lombroso, para luego ser su gran discípulo y convertirse
al fin en el hermano, el amigo, el hijo y hasta un poco el padre de aquél. En los congresos siempre
estaban los dos, acompañados de Garófalo.

Sus concepciones sobre la teoría de los factores del delito, la ley de la saturación criminal, la teoría
de los sustitutivos penales y la clasificación de los delincuentes (57), en gran parte, no han perdido
actualidad.

TEORÍA DE LOS FACTORES DEL DELITO

Esta teoría siguiendo fielmente la “Sociología Criminal” de Ferri – la hemos refundido con la
teoría sintética del delito, en una sola. No lo mismo hace el profesor Mimbela, al realizar el estudio
de esta “teoría de los factores” separada de la sintética, siguiendo al profesor boliviano Huáscar
Cajías.

En su investigaciones sobre la criminalidad en Francia (1881), Ferri tuvo ocasión de reunir en 3


grupos naturales todas las causas tan diversas que determinan la delincuencia y que “hasta
entonces, o bien habían sido indicadas de un modo fragmentario y desordenado, sin orden de
causalidad (ni Bentham, ni Lombroso), o bien habían sido agrupadas, a propósito de otro
fenómeno de patología social, el suicidio, por Morselli” (1879).
Desde este momento, el delito es efecto de múltiples causas, y producto no sólo de factores
antropológicos, sino también de factores fpísicos y sociales, por lo que resulta un fenómeno de
origen complejo, a la vez biológico, físico y social. Ferri mismo anota, que no sólo las acciones
deshonrosas (delitos) tienen esta triple causalidad, sino también las honradas. Ambas tienen 3
categorías de factores: antropológicas o individuales, físicos o cosmotelúricos y sociales.

FACTORES ANTROPOLÓGICOS

1
Precisa que son aquellos inherentes a la persona del criminal. Los subdivide en orgánicos,
psíquicos y personales.

A la constitución orgánica del criminal, pertenecen todas las anomalías orgánicas del cráneo, del
cerebro, de las vísceras, de la sensibilidad, de la actividad refleja y los caracteres corporales en
general.

A la constitución psíquica, corresponden las anomalías de la inteligencia y de los sentimientos,


sobre todo del sentido social; todas las particularidades de la literatura, del argot, etc.

En los caracteres personales del criminal, además de las condiciones biológicas de raza, edad y
sexo, entran las condiciones biológico – sociales: estado civil, profesión, domicilio, clase social,
instrucción y educación.

FACTORES FÍSICOS

Son todos aquellos que residen en el mundo físico – asevera – Tales, el clima, la naturaleza del
suelo, la sucesión de los días y las noches, las estaciones, la temperatura, las condiciones
atmosféricas, la producción agrícola, etc.

FACTORES SOCIALES

Estos factores resultan del medio social en que vive el delincuente: densidad de la población,
opinión pública, religión, familia, sistema de educación, producción industrial, alcoholismo,
organización económica y política, administración pública, justicia, policía judicial y, en fin, el
sistema legislativo civil y penal en general.

Ferri con justa razón se vanagloria haber ordenado, como quedan reseñados, los factores del delito.
Antes de él, Lombroso desordenadamente había encontrado causalidad en el atavismo, epilepsia
y locura moral y en ciertos factores ambientales.

Esta corriente que preconizó Ferri, sirvió para corregir teorías extremas. El delito, ya no sería más
prohijado por causas solo antropológicas o sólo sociales. No se trataba de lo antropológico o lo
social, sino de lo uno y de lo otro, simultánea y concurrentemente. Todo delito, desde el más grave
hasta el más leve, es siempre el resultado de causas antropológicas, físicas y sociales, que operan
en sutil interacción.

LA LEY DE LA SATURACIÓN CRIMINAL

Con esta teoría, Ferri quiere demostrar que a determinada organización de la sociedad corresponde
también determinada delincuencia. Que como la sociedad , a través de la historia, ha recorrido por
diversas etapas, a cada una de ellas toca una criminalidad propia. A la civilización y a la barbarie,
corresponderán la suya.

El nivel de esta criminalidad se determinaría cada año por las diferentes condiciones del medio
físico y social, combinadas con las tendencias congénitas y con los impulsos ocasionales de los
individuos.

Dicho nivel se explicaría, en concepto de Ferri, según una ley que la llama de saturación criminal,
por analogía a lo que se observa en química. La enuncia como sigue: “Así como en un volumen
de agua dado y a una temperatura especial, se disuelve una cantidad determinada de sustancia
química y ni un átomo más ni menos, de igual manera en un medio social determinado, con
condiciones individuales y físicas dadas; se comete un número especial de delitos, ni uno más
ni uno menos”.

2
El mismo Ferri reconoce, que nuestra ignorancia de una multitud de leyes físicas y psíquicas
impide prever con precisión dicho nivel de criminalidad. Por nuestra parte, acotamos que aún
conociendo con precisión las condiciones físicas y sociales en un cierto momento, jamás se podrá
precisar el número y calidad de los delitos en ese momento, en razón de que suceden
imponderables y coexisten causas que no se pueden prever. Además el problema no sólo es de
potencialidad latente. Conocimiento de causas – sino de actualidad manifiesta – incalculable.

TEORÍA DE LOS SUSTITUTIVOS PENALES

Desde 1880, Ferri vino insistiendo con esta teoría, que también la nombra “equivalentes de la
pena”. Según él los sustituivos no están destinados a hacer imposible toda mala acción, sino a
disminuir las causas de las transgresiones y en consecuencia a suprimir éstas más o menos
completamente.

Se busca así, antes que luchar contra el delito, luchar contra las causas. Vale más – ha dicho-
suprimir y prevenir indirectamente las impulsiones criminales, porque una vez que éstas se
desarrollan, en vano se les opone la pena, que tiene tan poca eficacia sobre tales impulsos
delictivos. De aquí surge la idea de los equivalentes de la pena o sustituivos penales; o medios con
que se sustituyen las penas. No se llegará a evitar los delitos sino por otras medidas que sustituyan
a aquellas y que son medidas económicas, políticas, científicas, religiosas, familiares y educativas.

EN EL ORDEN ECONÓMICO

Ferri afirma: El contrabando decrece visiblemente, gracias a la disminución de las tarifas


arancelarias. Los trabajos públicos impiden el aumento de los delitos contra la propiedad, las
personas y el orden público. Los impuestos y sobre todo las demás restricciones indirectas creadas
a la fabricación y a la venta del alcohol, serían mucho más prudentes que los establecidos sobre la
sal, la harina, que empobrecen las clases menesterosas y más fácilmente empujadas al delito. La
sustitución del papel moneda por la moneda metálica disminuye singularmente los delitos de
falsificación monetaria. La construcción de casas y de calles espaciosas, la extensión del
alumbrado nocturno, la supresión de los barrios de gente maleante, previenen mucho mejor que
los agentes de seguridad pública, los atracos , los robos, los encubrimientos y los atentados contra
el pudor.

EN EL ORDEN POLÍTICO

Para impedir los atentados políticos, los regicidios, las revueltas, conspiraciones, es necesario,
enfatiza, un gobierno nacional respetuoso de las libertades públicas. Para evitar los pretendidos
delitos de imprenta, las penas, que no hacen más que echar leña al fuego, serán muy
ventajosamente reemplazadas por la plena libertad de las opiniones. Extienden entre los
ciudadanos el respeto de las leyes, menos los gendarmes y las prisiones que el ejemplo dado ante
todo por los personajes colocados en las posiciones más eminentes y por las autoridades mismas,
si éstas son las primeras en poner en práctica el respeto de los derechos individuales y sociales y
la aplicación rigurosa de la ley contra cualquiera que la viole, evitando así los escándalos de la
impunidad asegurada a aquellos que roban en grande y de la severidad más inicua contra los
ladronzuelos al detalle.

EN EL ORDEN CIENTÍFICO

La piratería, que no pudo ser domada por las penas de la Edad Media, desaparece como por magia
ante el vapor aplicado a la vegetación. La difusión y la aplicación racional de las ideas de Malthus,
serán un excelente remedio contra muchos infanticidios y abortos. El uso de las letras de cambio
personales, al hacer inútil el transporte frecuente de metálico es bastante más eficaz que las penas

3
para prevenir los robos a mano armada. Los mecanismos contra los ladrones, como arcas de
caudales, cerraduras de seguridad, timbres de alarma, alejan a mucha gente del delito.

EN EL ORDEN RELIGIOSO

La prohibición de las procesiones fuera de las iglesias previene desórdenes y reyertas. La supresión
de los conventos elimina un terrible nido de atentados al pudor y de mendicidad. La disminución
del lujo de las iglesias quita un poderoso aguijón al robo de los objetos preciosos. El matrimonio
de los eclesiásticos evitaría muchos infanticidios, abortos y atentados al pudor.

EN EL ORDEN FAMILIAR

La admisión del divorcio impediría gran número de bigamias, adulterios y homicidios.


Concediendo en ciertas funciones civiles y militares la preferencia de hombres casados, se podrían
prevenir muchos abusos, gracias a la influencia saludable que ejerce la preocupación de la familia.
Un reglamento inteligente de la prostitución podría servir de remedio eficaz contra los delitos
sexuales.

EN EL ORDEN EDUCATIVO

Se deben abolir ciertos espectáculos crueles que hacen feroces las almas; suprimir las casas de
juego; mejorar la situación miserable de los profesores; abolir muchas fiestas sustituyéndolas con
diversiones higiénicas y gimnásticas que servirán para desarrollar el vigor físico y al propio tiempo
la firmeza del carácter.

Con toda esta lista y con otros sustitutivos penales que no hemos consignado, Ferri se propone
luchar contra la delincuencia, o conseguir prevenirla. Las causas que dan origen a los delitos se
deben abolir. Si el delito es efecto de una causa, quitemos la causa – ha dicho – y no habrá el
efecto.

CLASIFICACIÓN DE LOS DELINCUENTES

Igual que Lombroso, Ferri, aparte de aceptar el criminal nato, admite la existencia de otras
variedades de delincuentes. Toda la multitud de éstos la ha clasificado en 5 categoría, desde su
primer intento taxonómico, en 1880:

 Criminales locos
 Criminales natos.
 Criminales Habituales o por hábito adquirido;
 Criminales por ocasión
 Criminales por pasión

EL CRIMINAL LOCO

Habla de delincuentes locos en los casos en que los enfermos mentales cometen algunos de
aquellos actos que, cuando los realizan hombres sanos, son llamados crímenes.

En el entonces, así como actualmente, se objetó el maridaje de los vocablos criminal y loco. Son
una contradicción de términos, se ha sostenido, si se observa que el loco no es un criminal, puesto
que no es responsable moralmente (penalmente). A esta objeción, Ferri respondió que en
“responsabilidad social” incurren todo tipo de delincuentes, hasta los criminales locos. Desde aquí,
quedó zanjada la contraposición de la responsabilidad social de los positivistas. Se es responsable
por el hecho de vivir en sociedad (Escuela Positiva) y no por el libre albedrío que se tiene para
elegir entre el bien y el mal (E. Clásica).

4
Igualmente , se objetó que los criminales locos pertenecen a la Psiquiatría; Ferri respondió: sí, es
cierto que la Psiquiatría se ocupa de ellos, pero desde el punto de vista psicopatológico; lo que
nada impide que la Antropología y Sociología Criminales se encarguen de los mismos, ora por el
estudio natural bajo todas sus formas, ora para las medidas que deban indicarse en interés de la
seguridad pública.

En esta categoría comprende Ferri, los delincuentes que no están ni completamente enfermos ni
totalmente sanos (mattoidi de Lombroso).

EL CRIMINAL NATO

Los criminales natos eran aquellos en los que se notaba de manera más saliente los caracteres
especiales revelados por Lombroso. Tipos de hombres salvajes y brutales; que son delincuentes
como otros buenos obreros y que lo son por la tiranía inexorable de las tendencias congénitas.

En esta categoría están los reclusos que mientras se hallan en prisión no son capaces de hacer daño
a una mosca, pero que apenas se encuentran en libertad reinciden. Son los eternos pensionistas de
todas las casas de detención. Esto acontece, piensa Ferri, porque la prisión no los hace sufrir. Están
allí como el pintor en su taller, en el que piensa en nuevas obras maestras.

Ferri, como Lombroso, creía que este delincuente, es tal por naturaleza, aunque no llegue a
manifestarse. Por eso estimaba, que por criminal nato se entiende el hombre predispuesto al
crimen, que no lo cometerá sino cuando su predisposición psico-física sea determinada por las
condiciones del medio telúrico y social. Con lo que se puede encontrar un criminal nato que sea
un hombre honrado a los ojos del Código Penal. Así también – corroboraba – un tísico de
nacimiento puede no morir de la tuberculosis y un loco hereditario puede no llegar al delito, si uno
y otro tienen la suerte de vivir en un medio y en unas circunstancias excepcionalmente favorables.

EL DELINCUENTE HABITUAL

Los individuos de este tipo son también llamados delincuentes por hábito adquirido; que presentan
de una manera menos clara, los caracteres antropológicos del criminal nato.

Una vez cometido el 1er delito – escribe Ferri – con alguna frecuencia en una edad muy temprana
– casi exclusivamente contra la propiedad, no tanto por sus tendencias innatas, como por una
relajación moral que les es propia y a la cual se une el empuje de las circunstancias y de un medio
corrompido y con frecuencia, también, animados por la impunidad de que son seguidas sus
primeras faltas – persisten después en el delito, adquieren el hábito crónico y hacen de aquel una
verdadera profesión.

Para los salidos en libertad todo esto proviene – prosigue – porque la detención en común les ha
corrompido moral y físicamente, o bien porque la prisión celular les ha embrutecido, el
alcoholismo les ha trastornado y la sociedad, abandonándolos después de ponerlos en libertad a la
miseria, a la ociosidad y a las tentaciones, no les ha ayudado a luchar para volver a las condiciones
de una vida honesta.

Los caracteres sociológicos que para estos habituales ha precisado son la precocidad y la
reincidencia.

EL DELINCUENTE DE OCASIÓN

5
Estos sujetos caen en el delito, empujados por el aguijón de las tentaciones que les ofrecen su
estado personal o el medio físico y social en que viven; y no vuelven a incurrir en él si tales
tentaciones desaparecen.
Hasta en el delincuente ocasional, conceptúa Ferri, una parte de las causas que determinan el delito
pertenece al orden antropológico, toda vez que sin disposiciones particulares del individuo no
serán suficientes los impulsos exteriores. Tan cierto es esto – afirmaba – que en una época de
miseria o en un invierno riguroso, no todos se deciden a robar, sino que determinado sujeto prefiere
los sufrimientos de una miseria honrada e inmerecida y tal otro se deja llevar a la mendicidad; y
entre aquellos mismos que caen en el delito, uno se contenta con ser un simple ratero y otro llega
hasta el robo con violencia, a mano armada.
Referimos que Lombroso dentro de esta categoría , habló de los criminaloides. Se indica con este
término, opina Ferri, una constitución orgánica y psíquica con cierta anormalidad de grado, menor
que la delos verdaderos criminales; así como se dice metal y metaloide, epiléptico y epileptoide.

EL DELINCUENTE PASIONAL
Es una variedad más definida que los de ocasión. Cometen el delito con frecuencia en su juventud,
bajo el impulso de una pasión que estalla, como la cólera, el amor contrariado, el honor ofendido,
dominados por la emoción, antes, durante y después del crimen. Son individuos cuya vida ha sido
hasta entonces sin tacha, hombres de un temperamento sanguíneo o nerviosos y de una
sensibilidad exagerada, a la inversa de los criminales natos y por hábito adquirido.
En ocasiones actúan con el temperamento del loco epiléptico. Sin embargo, a veces hay criminales
por pasión que premeditan el crimen y lo ejecutan de un modo insidioso, a causa de su carácter
especial menos impulsivo bo bajo la influencia de prejuicios.
Tal como estableció Lombroso, Ferri estima que el sujeto pasional no vacila en confesar su mala
acción y arrepentirse de ella hasta el punto de tratar de suicidarse, consiguiéndolo a menudo
inmediatamente después de cometido el crimen.
Si son condenados, afirma, continúan mostrándose arrepentidos y se corrigen en la prisión o, mejor
dicho, no se corrompen en ella.

LO QUE QUEDA DE ENRIQUE FERRI

Tanto como Lombroso se criticó a Enrique Ferri. Pero se defendió con su gran talento de orador,
logrando imponer sus concepciones por un buen tiempo, habiendo reconocido la posteridad
algunas de sus teorías. La teoría de los factores del delito, por ejemplo, ha sido reactualizada en
todas las obras de Criminología. Si bien no se sigue el orden que estableció: antropológicos, físicos
y sociales, sí se acepta el contenido a ellos dado.
Asimismo su clasificación del delincuente, sin tomar en cuenta al criminal nato, se le repite por
doquier, por la simplicidad que conlleva. Su teoría de los sustitutivos penales, no se ha aplicado
totalmente, pero nada se opone a que una política criminal sea siempre, en parte, en las medidas
que preconizó.
_____________________________________________________________________________
HUARAZ - ANCASH - PERÚ

UNIVERSIDAD CATÓLICA LOS ANGELES


ACADÉMICO HUARAZ

----------------------------------
JORGE S. CUEVA DEZA
Docente

6
7

Potrebbero piacerti anche