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BIBLIA- PARA- NIÑOS


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BIBLIA- PARA-NINOS

Mi
Biblia

Historias narradas por


Betty Fletcher

Ilustrada por
Lou Pólice

EDITORIAL
UNILIT
Publicado por
Editorial Unilit
Miamia,Fl. 33172 USA.
Derechos reservados.

Primera edición 1993


Secunda edición 1994
Tercera edición 1995
Cuarta edición 1996
Quinta edición 1997
Sexta edición 1998
Se'ptima edición 1999
Octava edición 2001
Novena edición 2002

© 1991 por Harvest House Publishers, Oregon


Título del original en ingle's: My Ven' Own Bible
Elizabeth Fletcher: (Ilustraciones: Lou Pólice)
Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro
puede ser reproducida excepto en pasajes breves para reseña,
ni puede ser guardada en un sistema de recuperación o
reproducido por medios mecánicos, fotocopi adora, grabadora
o de otras maneras, sin el permiso de los editores.

Coedición mundial organizada y producida por


Angus Hudson Ltd., London.

Producto 498770
ISBN 1-56063-413-8
Impre.so en Singapur
Printed in Singapore
CONTENIDO

Historias del Antiguo Testamento


Dios creó nuestro mundo 12
Conversando en el huerto 14
Noé construye un gran barco , 16
Un abrigo para José 18
La princesa encuentra un hijo 20
Un camino a través del mar 22
Los mandamientos de Dios 24
Las murallas se cayeron 26
El pequeño ejército de Dios 28
Sansón, hombre fuerte
el 30
Rut, la amiga 32
Dios llama a Samuel 34
David y Goliat 36
El regalo de Dios a Salomón 38
El aceite que no se acababa 40
Naamán toma un baño 42
Ester, la reina buena 44
El homo ardiente 46
Daniel y los leones hambrientos 48
Jonás y el gran pez 50
Historias del Nuevo Testamento
María tiene un bebé 54
La estrella 56
El niño extraviado 58
El hombre que comía saltamontes.... 60
Pescadores de hombres 62
El hueco en el techo 64
Jesús ayuda a una niña enferma 66
Jesús hace una cena 68
Pedro camina sobre el agua 70
El buen vecino 72
El hijo perdido vuelve al hogar 74
Abrazos de Jesús 76
El ciego Bartimeo 78
El pequeño hombre subido
en el árbol 80
El regalo de la pobre mujer 82
Un día triste 84
¿Dónde está Jesús? 86
Tomás, el incrédulo 88
Un canto en la noche 90
¿Cómo será el cielo? 92
Introducción

La Biblia se divide en dos partes.


La primera parte es llamada el Anti-
guo Testamento. El Antiguo Testa-
mento está lleno de emocionantes
aventuras acerca de la gente que
vivió antes que Jesús naciera.
El Nuevo Testamento nos narra
acerca de Jesús. Las historias mues-
tran cómo Jesús ayudaba a las per-
sonas y les contaba acerca de Dios
el Padre.
Lo más importante que aprendemos
en la Biblia es que Dios nos ama.
El envió a Jesús a morir en la cruz
por nosotros, y si creemos en El se-
remos parte de la familia de Dios y
viviremos con El para siempre.
Historias del
Antiguo
Testamento
DIOS CREO
NUESTRO MUNDO

En el principio Dios creó el mun-


do. Estaba muy oscuro. Dijo Dios:
"Hágase la luz". ¡Y se hizo!
Dios hizo el sol, la luna y las es-
trellas y las puso donde El quería
que estuvieran. El hizo las plantas
y los animales, pájaros y peces,
para que nuestro mundo fuera
hermoso.
Después hizo al hombre y a la
mujer.
¿Sabes tú sus nombres?
El hombre era Adán y la mujer
Eva.
Le tomó a Diqs seis días hacer
nuestro mundo. Cuando hubo
terminado, dijo: "Es muy bueno,
Y
muy bueno". descansó en el
séptimo día.

12
W
CONVERSANDO
EN EL HUERTO

Dios dio a Adán y Eva el huerto


del Edén para que fuera su hogar.
El dijo: "Pueden comer de todo lo
que está en el huerto, menos el
fruto de un árbol especial".
Cuando Eva miraba ese árbol es-
pecial, la serpiente le habló: "A Dios
no le importará realmente si comen
del árbol especial. Así que no tie-
nen que obedecerle".
Eva escuchó a la serpiente. Y mi-
ró el lindo fruto. ¡Oh, como deseaba
probarlo! Finalmente ella comió.
Y Adán comió también.
Dios llegó para hablar con ellos:
"Porqué ustedes no me obedecie-
ron", dijo Dios, "tienen que dejar
este hermoso huerto".

14
NOE CONSTRUYE
UN GRAN BARCO

El tiempo pasó, y la tierra se llenó


de gente que no era buena. Esto te-
nía a Dios muy triste. El decidió
limpiar Su mundo.
Había un hombre bueno. Su nom-
bre era Noé. Dios le dijo a Noé que
construyera un barco.
La gente se reía de Noé. Ellos no
creían que Dios iba a enviar un di-
luvio, pero Noé sí lo creía. El llenó
el barco de animales de todas las
especies.
Y comenzó a llover. Llovió por
cuarenta días y cuarenta noches.
Sólo Noé y su familia estaban a
salvo en el barco.
Después del diluvio. Dios puso
un arco iris en el cielo. El prometió
a Noé: "Nunca volveré a enviar
un diluvio a la tierra".

16
UN ABRIGO
PARA JOSÉ

Jacob tenía muchos hijos, pero


José era su favorito. El amaba mu-
cho a su joven hijo y le dio un her-
moso abrigo, un abrigo de muchos
colores.
Los hermanos de José estaban
celosos. Ellos vendieron a José a
unos mercaderes que iban a Egipto.
Los hermanos dijeron a su padre
que José había sido muerto por un
animal salvaje.
José se convirtió en un hombre
muy importante en Egipto, pero él
extrañaba a su familia. Cuando su-
po que ellos no tenían comida, les
pidió que vinieran a vivir a Egipto
con él. Su padre estaba muy sor-
prendido, pues creía que José estaba
muerto. Los hermanos se sorpren-
dieron también. ¡Y se sintieron fe-
lices de que José les perdonara!

18
LA PRINCESA
ENCUENTRA UN HIJO

Después que José murió, los del


pueblo de Dios llegaron a ser escla-
vos en Egipto. Su vida era muy
difícil. Un día el rey de Egipto dijo:
"Maten a los bebés que nazcan de
las esclavas".
Pero la madre del bebé Moisés
le puso en una canasta. Ella dejó
la canasta entre la yerba a la orilla
del río.
Una tarde la hija del rey vino al
río a bañarse. Ella vio la canasta
y la abrió. ¡Allí estaba el bebé
Moisés! El lloraba. La princesa
sintió lástima por él. Ella lo llevó
al palacio y lo hizo su hijo.

20
UN CAMINO A
TRAVÉS DEL MAR

Cuando Moisés creció, dejó el


palacio porque el rey estaba enoja-
do con él. Por muchos años vivió
en el desierto. Un día Dios le habló
a Moisés:
"Saca a mi pueblo de Egipto",
Dios le dijo. "Yo quiero darles un
nuevo lugar para vivir".
Moisés obedeció a Dios.
Esto hizo que el rey se enojara
mucho. El persiguió a Moisés hasta
el Mar Rojo.
Moisés señaló mar, y las aguas
al
se abrieron haciendo un camino en
el centro. El pueblo de Dios caminó
hasta el otro lado. Los soldados del
rey trataron de hacer lo mismo, pe-
ro las aguas se unieron y todos se
ahogaron.

22
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LOS MANDAMIENTOS
DE DIOS

El pueblo de Dios viajó a través


del desierto hastaun monte llamado
Sinaí. Dios se encontró con Moisés
allí.

"Yo quiero dar a mi pueblo algu-


nas reglas", Dios dijo. "Quiero
enseñarles cómo deben vivir".
Dios escribió esas reglas en dos
tablas de piedras y se las dio a
Moisés. Moisés las llevó al pueblo.
Nosotros llamamos a esas reglas
los Diez Mandamientos. Ellas nos
enseñan cómo amar a Dios, obede-
cer a nuestros padres, y nunca men-
tir. Estas reglas ayudaron al pueblo

de Dios en su largo viaje hasta la


nueva tierra.
Son reglas muy buenas, ¿no crees?

24
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/
LAS MURALLAS
SE CAYERON

Cuando llegaron a la tierra que


Dios les había prometido, el pueblo
de Dios tuvo que pelear con la gen-
te de Jericó. Jericó estaba rodeada
de murallas muy altas.
Dios mostró a su líder Josué, lo
que tenía que hacer.
"Marcha alrededor de la ciudad
cada día por seis días". Dios le dijo.
"El séptimo día marcha alrededor
de la ciudad siete veces. Dile a los
líderes de cada familia que toquen
las trompetas.Cuando las trompetas
suenen, todos los demás deben gri-
tar muy fuerte".
El séptimo día al fin llegó. El pue-
blo esperaba ansiosamente. Cuando
sonó la última trompeta, todos gri-
taron,y las murallas de Jericó se
derrumbaron.

26
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o
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EL PEQUEÑO
EJERCITO DE DIOS

Dios escogió a un buen hombre


llamado Gedeón para ser el capi-
tán de su ejército. Antes de la bata-
lla, Dios dijo a Gedeón: "Tienes

muchos hombres. Envía a muchos


de ellos a sus casas".
Dios quería que Gedeón confiara
en El.
"Ahora dale a cada hombre que
quedó una trompeta, y un jarro de
barro con una antorcha", le dijo.
"¡Qué rara manera de pelear!",
pensó Gedeón.
Tarde en la noche el pequeño
ejército de Gedeón rodeó el campo
enemigo. Cuando Gedeón dio la
señal ellos rompieron los jarros y
tocaron las trompetas. La brillante
luz y el sonido aterraron a los sol-
dados que dormían, los cuales
corrieron para escapar del ejército
de Gedeón.

28
SANSÓN,
EL HOMBRE FUERTE

Sansón era muy fuerte. Dios ha-


bía dado a Sansón mucha
fuerza
para que luchara con sus enemigos,
los filisteos.
Una mujer llamada Dalila, lo en-
gañó para que le dijera en qué con-
sistía su fuerza. El le dijo: "Si tú
cortaras mi cabello, me volvería
débil".
Cuando Sansón dormía, Dalila le
cortó el cabello. Ella llamó a los
fiUsteos. Ellos le sacaron los ojos y
le metieron en la cárcel.
Lentamente el cabello de Sansón
creció. Un día los filisteos le traje-
ron al lugar de reunión para burlar-
se de él. Sansón oró: "Señor hazme
fuerte una vez más". Sansón empu-
jó fuerte las columnas de piedras
que sostenían el edificio, y ellas se
derrumbaron y mataron a los filis-
teos.

30
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V'
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RUT,
LA AMIGA

Noemí y Rut eran buenas amigas.


Ellas vivían juntas después que sus
esposos murieron.
Noemí era mucho más vieja que
Rut. Un día Noemí dijo: "Yo quiero
vivir en Belén, el pueblo donde na-
cí. Este es el lugar donde naciste,
así que tú debes quedarte aquí".
"Yo quiero ir adonde tú vayas",
le dijo Rut.
Así que fueron a Belén. Rut tra-
bajaba en el campo para conseguir
alimentos. El dueño del campo vio
lo bien que trabajaba Rut. El le dijo
a ella: "Yo he oído de como dejaste
tu tierra para cuidar de Noemí.
Y me he dado cuenta de lo buena
amiga que eres. El Señor te bendiga".

32
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DIOS
LLAMA A SAMUEL
Cuando Samuel era un niño, vi-
un hombre que amaba
vía con Eli,
a Dios. Una noche Samuel escuchó
una voz que le llamaba: "Samuel,
Samuel".
Samuel corrió donde estaba Eli.
"¿Me llamaste?", él preguntó.
"No, vuelve a la cama, pequeño",
le dijo Eli.
Esto volvió a suceder... una y
otra vez. Entonces Eli comprendió
que era el Señor quien llamaba a
Samuel. "Vuelve a la cama", dijo
Eli, "pero esta vez cuando oigas la
voz, contesta: 'Habla Señor, que yo
escucho'".
Esto fue lo que Samuel hizo. Des-
pués de esa noche, Dios habló con
Samuel muchas veces. Samuel da-
ba al pueblo el mensaje de Dios.
El fue un profeta.

34
DAVID
Y GOLIAT

David, el niño pastor, tenía que


hacer algo difícil. ¡Iba a ir al campo
de batalla a llevar comida a sus her-
manos mayores!
Cuando llegó, David vio que
los soldados tenían mucho miedo
a causa de un gigante llamado
Goliat.
"¿Por qué tienen temor?, David
preguntó. "Yo sólo soy un pastor-
cito, pero cuando un león vino a
comerse mis ovejas, Dios me ayu-
dó a matarlo. Y El me va a ayudar
a matar a este gigante".
David recogió cinco piedras del
río. El puso una en su honda, y dio
a Goliat en la frente, y el gigante
cayó sobre su rostro. David tomó
entonces su espada y cortó la ca-
beza del gigante.

36
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EL REGALO
DE DIOS A SALOMÓN

Salomón se convirtió en el rey de


Israelcuando era muy joven. Una
noche el Señor vino a Salomón en
un sueño.
"¿Qué quieres que yo te dé?", le
preguntó Dios.
"Señor, yo soy joven. No sé como
ser un buen rey", Salomón le dijo.
"Por favor, dame sabiduría. Ayú-
dame a distinguir lo bueno y lo
malo".
El Señor se complació mucho
con Salomón.
"Me gusta que hayas pedido ser
un buen gobernante en lugar de pe-
dir riquezas. Yo voy a convertirte
en el hombre más sabio de todos
tiempos". Y eso fue lo que sucedió.
Puedes encontrar mucho de la
sabiduría de Salomón en la Biblia.

38
EL ACEITE QUE
NO SE ACABABA

Una pobre mujer debía mucho di-


nero. Tenía que pagarlo o su hijo
sería un esclavo. Ella pidió ayuda
al profeta Eliseo.
"¿Qué tienes en tu casa?", Eliseo
preguntó.
"Nada, sino una jarrita de aceite",
ella contestó.
"Ve y pide prestadas todas las
jarras que puedas encontrar", dijo
Eliseo. "Después pon el aceite de
tu jarrita dentro de las jarras".
La mujer echaba, echaba, echaba
el aceite y éste no se acababa. El
aceite no se terminó hasta que hubo
llenado la última jarra.
La mujer vendió el aceite y pudo
pagar su deuda. ¡Y pudo guardar
también dinero para poder vivir!

40
I
NAAMAN
TOMA UN BAÑO

Un hombre llamado Naamán vi-


no también a Eliseo. Naamán era
un capitán del ejército en otro país.
El tenía una enfermedad muy mala
llamada lepra.
Eliseo le dijo a Naamán: "Ve y
báñate en el río Jordán siete veces
y quedarás sano".
Esto puso a Naamán muy enojado.
"Hay en mi país muchos ríos, yo no
he venido a bañarme. Vine a ser
sano".
Pero su criado le dijo: "Si Eliseo
te pidiera algo grande de hacer,
¿no lo harías?, entonces, ¿por qué
no haces algo tan sencillo?"
Así que Naamán se bañó en el
río y se sanó. El creía en Dios por-
que Dios le curó.

42
ESTER,
LA REINA BUENA

En un país lejano había una joven


judía llamada Ester, casada con el
rey. Un día el tío de la reina Ester
le dijo a ella que algunos hombres
del rey planeaban matar a los judíos.
"Tienes que hablar con el rey".
"No puedo", contestó la reina
Ester. "Tengo miedo".
"Tienes que hacerlo", dijo su tío.
"Quizás Dios te hizo reina para que
ayudaras a su pueblo".
La reina Ester oró, y Dios le dio
una idea. Ella preparó para el rey
una hermosa fiesta. Al rey le agra-
dó mucho la fiesta de Ester, y le
dijo que le daría todo lo que pidera.
Ella le pidió que ayudara a su pue-
blo, y él lo hizo muy contento.

44
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i
EL HORNO
ARDIENTE

El rey de Babilonia hizo una gran


estatua de oro. El exigió que todos
se inclinaran ante ella.
Tres jóvenes dijeron que no.
"Los echaré a ustedes en el homo
ardiente, si no se inclinan ante mi
estatua", gritó el rey muy enojado.
El rey mandó a sus hombres que
pusieran el homo caliente, bien ca-
liente. "Échenlos adentro", él dijo.
¡Pero el fuego no los quemó!
El rey supo que Dios había salva-
do a los jóvenes. El se arrepintió
de lo que había hecho. Y
nombró
a Sadrac, Mesac y Abed-nego go-
bemadores en su reino.

46
"

DANIEL Y LOS
LEONES HAMBRIENTOS

Cuando Darío era rey, se hizo una


ley que ordenaba que todo aquel
que orara a Dios, sería echado a los
leones. Pero Daniel no dejó de orar.
El rey Darío amaba a Daniel, pe-
ro aun el rey tenía que obedecer la
ley. El echó a Daniel en un profundo
foso lleno de leones. A la mañana
siguiente el rey clamaba: "Daniel,
¿tu Dios habrá podido salvarte?"
Daniel contestó: "Oh, rey, ¡Dios
envió Su ángel, y cerró la boca de
!

los leones
El rey se puso muy contento. El
sacó a Daniel del foso, y echó en
el mismo a los hombres que habían
preparado la ley, y los leones se los
comieron.

48

JOÑAS
Y EL GRAN PEZ

Un día, Dios le dijo a Jonás:


"Ve a ciudad de Niníve. Dile a
la
la gente que dejen de hacer lo malo".
Jonás tuvo miedo, así que zarpó
en un barco y se fue lejos. Pero
Dios tenía trabajo en Niníve para
Jonás, y envió una gran tormenta.
Cuando los marineros se dieron
cuenta de que la tormenta era por
culpa de Jonás lo echaron al mar.
Entonces Dios mandó a un gran
pez que se tragara a Jonás. Estaba
muy oscuro y frío en el vientre del
pez.
Jonás oraba —oraba y oraba
durante tres días. Finalmente el
pez fue y lo escupió en tierra.
Jonás fue directamente a la ciudad
de Niníve. La gente le escuchó y
comenzaron a hacer el bien.

50
Historias del
Nuevo
Testamento

L. i
MARÍA
TIENE UN BEBE

Un día un ángel llamado Gabriel


visitó a María. "jTú vas a tener un
bebé!", el ángel dijo. "El será el
Hijo de Dios".
"Me siento feliz de servir a Dios
en todo lo que El desee", María dijo
al ángel.
María y José, el hombre con
quien iba a casarse, fueron a Belén
en el tiempo en que el bebé Jesús
iba a nacer. Todos los hoteles esta-
ban único lugar donde
llenos. El
pudieron quedarse fue en un establo.
María tuvo su bebé junto al burro,
y la oveja. Ella envolvió con cuida-
do al bebé en pañales y lo acostó
suavemente sobre el heno en el
pesebre. ¡Qué feliz se sentía ella!

54
r> j-i
LA ESTRELLA

En un país muy lejano, unos hom-


bres sabios vieron brillar una estre-
lla en sabían que la
el cielo. Ellos
estrellaanunciaba que alguien muy
especial había nacido. Y quisieron
verle.
Siguieron la estrella por muchas
noches. Finalmente la estrella se
detuvo sobre la casa de María y
José.
Ellos hablaron con María.
"El niño que ha nacido, será un
gran hombre", dijeron. "Venimos a
adorarle e inclinamos ante El".
María trajo al bebé Jesús y los
hombres sabios se inclinaron ante
El,y le dieron regalos: incienso,
oro y mirra.
Después regresaron a su tierra.

56
PIUIIIIÜI

ÜL
UdlÉÉ
f^SÉM-
EL NIÑO
EXTRAVIADO

Cuando Jesús tenía doce años,


fue a Jerusalén para la fiesta con
sus padres y amigos.
Después de la fiesta, el grupo de
varias personas regresaba a su casa.
María y José pensaban que Jesús
iba caminando junto con sus ami-
gos. ¡Pero Jesús se había extra-
viado! María y José no podían en-
contrarle en ninguna parte. Enton-
ces corrieron de vuelta a Jerusalén.
Buscaron por toda la ciudad a Je-
sús. Finalmente le encontraron ha-
blando con los maestros de Dios
en el Templo.
"Jesús, nos preocupamos mucho
por ti", María le dijo.
"¿No sabes que yo tenía que estar
en la casa de mi Padre?" le respon-
dió Jesús. Luego Jesús volvió a su
hogar con María y José, y El cre-
cía en estatura y sabiduría.

58
EL HOMBRE QUE COMÍA
SALTAMONTES

Jesús tenía un primo llamado Juan.


Juan vivía en el desierto y comía
saltamontes y miel silvestre. La gen-
te venía de todas partes para oír sus
enseñanzas acerca de Dios.
Si ellos decidían obedecer a Dios,
Juan los bautizaba.
Un día Jesús le pidió que lo bauti-
zara. Cuando El salía de las aguas,
Juan vio una paloma que bajaba
del cielo y reposaba sobre Jesús.
Esto era una señal de Dios.
Juan oyó la voz de Dios: "Este
es mi Hijo. Yo le amo".
"Yo sabía que Jesús era mi primo",
pensaba Juan, "pero ahora sé que
es el Hijo de Dios".

60
PESCADORES
DE HOMBRES

Un día Jesús caminó junto al


hermanos, Pedro
lago. El vio a dos
y Andrés, que echaban sus redes
al agua.
Jesús los llamó: "Vengan conmi-
go, y les haré pescadores de hom-
que El de-
bres". Esto quería decir
seaba que Pedro y Andrés fueran
sus ayudantes especiales.
Más adelante, Jesús vio a Santia-
go y a Juan. Jesús los llamó. Ellos
saltaron de su barco y fueron con
El.
Jesús pidió a doce hombres que
fueran sus ayudantes especiales.
Sus nombres eran: Pedro, Andrés,
Santiago, otro Santiago, Juan, Ma-
teo, Bartolomé, Judas, Tadeo, Fe-
lipe, Simón y Tomás.

62
EL HUECO
EN EL TECHO

Cuando los de Capernaum oyeron


que Jesús iba a venir, corrieron a
verle. Un hombre que no podía
caminar deseaba verle también.
Pero había mucha gente y no podía
acercarse.
Este hombre tenía cuatro amigos.
Ellos subieron al techo de la casa
donde Jesús estaba enseñando, y
abrieron un gran hueco, entonces
bajaron a su amigo justo al frente
de Jesús.
¿Crees tú que Jesús se enojó?
No, El no lo hizo. El estaba bien
contento, y sanó al hombre. Todos
querían ver después al pobre hom-
bre caminar. El le dio gracias a
Dios.

64
JESÚS AYUDA
A UNA NIÑA ENFERMA

Jairo estaba preocupado. El tenía


que encontrar a Jesús. "Jesús, mi
pequeña hija está muriendo", le di-
jo. "Por favor, ven y tócala. Yo sé
que puedes curarla".
En el camino un hombre se le
acercó: "No molestes a Jesús más",
le dijo, "tú hija estámuerta".
Pero Jesús se volvió al padre y
le dijo: "No tengas temor, sólo con-
fía en mí".
Cuando llegaron a la casa, Jesús
tomó a la niña de la mano. "Peque-
ña, es tiempo de levantarse", Jesús
le dijo. La niñita abrió los ojos y
saltó de la cama. Jesús la había
sanado.

66
JESÚS
HACE UNA CENA

Siempre había mucha gente alre-


dedor de Jesús. A ellos les gustaba
oír hablar a Jesús.
Un día Jesús habló hasta muy tar-
de. ¡Ya era la hora de la cena!
"Denles a la gente algo para que
coman", Jesús dijo a sus ayudantes.
"No tenemos suficiente comida",
le respondieron. "Un niño tiene so-
lamente cinco panes y dos peces,
y eso es todo".
"Tráiganlo aquí", Jesús dijo. El
dio gracias a Dios por el pan y co-
menzó a partirlo en grandes pedazos.
Luego lo dio a sus ayudantes para
que ellos lo entregaran a los otros.
Ese día Jesús alimentó a cinco
mil personas con dos peces y cinco
panes.

68
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A
PEDRO CAMINA
SOBRE EL AGUA

Después de dar de comer a la


gente, El quiso estar solo para orar.
Sus ayudantes comenzaron a
navegar en el barco a través del
lago.
Y comenzó a soplar el viento.
¡Susssh, sussh, sussh! En la oscu-
ridad, y ennoche tormentosa
la
Jesús caminó sobre el agua hasta
llegar a sus ayudantes.
Ellos pensaron que era un fantas-
ma.
Pedro dijo: "Si realmente eres tú,
Señor, manda que yo vaya hacía
ti".

Jesús le dijo: "Ven". Así que Pe-


dro saltó de la barca, y caminó sobre
el agua hacía El. Pero cuando co-
menzó a tener temor empezó a hun-
dirse. ¡Se estaba ahogando! Pero
Jesús lo tomó de la mano y le ayu-
dó a subir de nuevo al barco.

70
#
EL BUEN
VECINO

Jesús contó esta historia acerca


de un hombre que estaba de viaje.
En el camino, unos ladrones asal-
taron al viajero y le llevaron sus
ropas.
Uno .de los líderes del pueblo de
Dios vio al hombre herido, pero no
se detuvo a ayudarle. Otro hombre
que trabajaba en la casa de Dios
también lo vio. Pero lo dejó tendido
en el camino.
Un tercer hombre se acercó por
el camino. El no era nadie especial.
Tampoco era de la misma ciudad
del herido. Pero lo puso sobre un
burro y lo llevó a la casa para que
fuera atendido.
¿Cuál de los hombres fue el buen
vecino del herido?

72
EL HIJO PERDIDO
VUELVE AL HOGAR

Un día elmuchacho dijo: "Padre,


yo no quiero vivir más aquí. Por
favor, dame la parte que me toca
de todo lo que posees".
El hijo se fue lejos y neciamente
malgastó todo su dinero. El único
trabajo que pudo encontrar fue dar
de comer a unos cerdos.
Finalmente cansado, el hambrien-
to joven volvió a su hogar. El no
había sido un buen hijo, pero qui-
zás su padre lo contrataría como
sirviente.
Cuando el padre le vio venir,
salió corriendo a su encuentro.
¡Se sentía muy feliz! Besó a su hijo
y preparó una gran fiesta en su ho-
nor. "Pensaba que te había perdido",
el padre le dijo, "pero aquí estás
otra vez. ¡Bienvenido a casa!"

74
ABRAZOS
DE JESÚS

Jesús ama a los niños. Un día El


hablaba a un gran número de perso-
nas, unos padres habían traído sus
hijos a El. Ellos querían que Jesús
los bendijera. Pero los ayudantes
de Jesús los apartaban: "No moles-
ten a Jesús", decían. "¿No ven que
está muy ocupado?"
Jesús vio lo que sus ayudantes
hacían, y se enojó mucho. "¡No di-
gan a los niños que se vayan!, dé-
jenlos que vengan a mí. Cualquiera
que quiera ir al cielo tiene que creer
en mí como estos pequeños".
Entonces los niños corrieron ha-
cía El. El los tomaba en Sus brazos
y los bendecía.

76
EL CIEGO
BARTIMEO

Bartimeo era ciego. Cada día


se sentaba junto al camino y pedía
dinero a la gente para comprar su
alimento.
Un día él escuchó ruido de pisa-
das de mucha gente que se acer-
caba. "¿Quién viene?", preguntó.
"Jesús", la gente dijo.
Bartimeo había oído que Jesús
podía sanar a las personas. Enton-
ces comenzó a gritar: "¡Jesús, Je-
sús!"
Jesús oyó que le llamaba. "¿Qué
quieres que yo haga por ti?", le
preguntó.
"Yo quiero ver", Bartimeo dijo.
"Yo haré que puedas ver, porque
tú has creído en mí", dijo Jesús.
Y en ese momento Bartimeo vio
a Jesús, i
Ya no era ciego!

78
EL PEQUEÑO HOMBRE
SUBIDO EN EL ÁRBOL

Zaqueo llegó tarde. Ahora no


iba a poder ver a Jesús. El era muy
bajito para poder ver por encima
de tanta gente.
Zaqueo pensó: "Yo puedo correr
más adelante y trepar al gran árbol
sicómero. Así podré ver a Jesús
cuando pase".
¡Eso funcionó! Pero Jesús no pa-
só de largo. El se detuvo justo de-
bajo del sicómoro.
"Zaqueo, baja", le llamó Jesús.
"Quiero pasar el día contigo".
"¿Conmigo? ¿Tú quieres pasar el
día conmigo?"
Zaqueo estaba muy emocionado
cuando bajo del árbol. ¡Jesús que-
ría ser su amigo! Jesús cambió la
vida de Zaqueo con Su amor.

80
EL REGALO DE
LA POBRE MUJER

Mucha gente se vestía con sus


mejores ropas cuando iban a la ca-
sa de Dios a darle sus ofrendas.
Una mujer vestida pobremente qui-
so también ir a dar su regalo. Pero
ella sólo contaba con dos centavos.
Y eso no era mucho.
Jesús estaba mirando. El dijo a
sus ayudantes: "¿Ven esa pobre
mujer que ha puesto dos centavos
en la caja de ofrenda?" Esos dos
centavos significan más para Dios
que todo el dinero que los ricos
puedan dar. Esas personas tienen
mucho dinero. No perderán mucho
si dan un poco. Pero esa pobre mu-

jer ha dado todo lo que tenía".


Jesús se sentía feliz porque la po-
bre mujer confiaba en el cuidado
de Dios.

82
!

UN día
TRISTE

Jesús había venido al mundo para


hacer algo muy especial. El vino
para recibir todo el castigo por todo
lo malo que hemos hecho.
Jesús se encontraba en el jardín,
orando, cuando el momento llegó.
Los soldados lo apresaron y lo lle-
varon ante los jueces. Los jueces
odiaban a Jesús, porque El decía
que era el Hijo de Dios. Ellos lla-
maban a Jesús mentiroso y decían
que debía morir.
Los soldados lo llevaron a la cima
de una colina para matarlo claván-
dole sobre una cruz de madera.
Cuando El murió, lo sepultaron en
una cueva y pusieron a la entrada
una gran piedra.
Los amigos de Jesús estaban muy
tristes. ¡Pero Dios tenía una gran
sorpresa para ellos

84
msñ
¿DONDE ESTA
JESÚS?

Llegó el domingo, y María fue a


la cueva donde habían sepultado a
Jesús. La gran piedra había sido
rodada de la entrada.
"¡Oh, no! Alguien se ha llevado
el cueq)0 de Jesús"
Ella corrió a contario a los amigos
de Jesús. Cuando volvió después,
escuchó una voz detrás de ella.
"María", la voz decía.
María se volvió para ver quién la
llamaba. Era Jesús. El no estaba
muerto. ¡El vivía!
Esa noche algunos de los amigos
de Jesús se reunían en una habita-
ción con las puertas cerradas. De
pronto, Jesús estaba junto a ellos.
El les habló por un largo tiempo.
Ellos estaban muy contentos de que
Jesús vivía de nuevo. Eso era lo
más maravillosa que podía haber
ocurrido.

86
f. ir
TOMAS,
EL INCRÉDULO

Tomás no estaba con ellos cuando


vieron a Jesús.
"Yo no creo que El esté vivo", de-
cía Tomás. "Yo sólo creeré si veo
loshuecos en Sus manos, y toco el
lugar donde los soldados lo atrave-
saron con la lanza".
Tomás tuvo que esperar una sema-
na hasta que Jesús vino otra vez a
visitar a sus amigos. Esta vez To-
más estaba allí. "Pon tu dedo en el
hueco de mi mano", Jesús le dijo.
"Toca el lugar en mi costado".
Entonces Tomás creyó.
"Te sientes feliz ahora porque me
has visto. Pero la gente que no me ha
visto y cree en mí, serán tan felices
como tú".
Jesús hablaba de ti y de mí.
1

\
UN CANTO
EN LA NOCHE

¡Bang! La puerta de la cárcel se


había cerrado. Pablo y Silas habían
sido encarcelados por hablar a la
gente acerca de Jesús.
Tarde en la fría y oscura noche
Pablo y Silas comenzaron a orar y
a cantar. Los otros hombres escu-
chaban.
De repente un terremoto sacudió
la cárcel y las puertas se abrieron.
El carcelero estaba atemorizado.
El pensó que todos los prisioneros
se habían escapado y ahora lo cas-
tigarían por eso.
"No te preocupes", Pablo le llamó,
"estamos aquí".
El carcelero supo que Dios había
enviado el terremoto. El preguntó
cómo podía conocer a Dios. Pablo
y Silas le dijeron que tenía que creer
en Jesús. El carcelero y su familia
creyeron en Jesús aquella noche.

90
¿COMO SERA
EL CIELO?

Lo mejor acerca del cielo es que


veremos a Dios y a Jesús. Vamos
a poder hablar con ellos. Cantare-
mos juntos. Y viviremos con ellos
en una ciudad echa de oro y ador-
nada con brillantes gemas, verdes,
azules, amarillas y rojas. Un her-
moso río atraviesa la ciudad. Es
un lugar hermoso y feliz.
Todos los que siguen y aman a
Jesús estarán en el cielo. Nadie
estará triste o enfermo, y nunca
más moriremos. Dios nos amará
y nosotros le amaremos a El y es-
taremos con El para siempre.

92
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La Biblia es un tesoro de historias maravillosas
escritas especialmente para ti. Es el libro de
amor de Dios. Leer estas historias te ayudará
a conocer más acerca de Dios y aprender
a depender más de El.

Las historias de Mi Biblia son las mismas que


tiene la Biblia de los mayores, pero justamente
con el tamaño ideal para un pequeño como tú.

BIBLIA
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