“Las verdades nómadas & General
Intellect, poder constituyente,
comunismo”
Guattari, Félix; Negri, Antonio. Akal;
1999
Las verdades nómadas. Por
nuevos espacios de libertad.
Antonio Negri y Félix Guattari, 1989
Prefacio
Reconstruir un polo, aunque sea mínimo
de militancia, de subjetividad en
proceso(revolucionaria): oponerse a la
derrota política de la década del 1970.
Acontecimientos que variaron en
intensidad con respecto a los análisis de
años anteriores:
a)Trabajo cada vez más móvil, abstracto
y socialmente difuso, exigía una
recomposición. El trabajo intelectual,
inmaterial, convirtiéndose en centro de
producción, afirma con fuerza la propia
irreductibilidad a la norma capitalista.
b)Comunicación como dispositivo y flujo
de desterritorialización. Recomponer la
subjetividad.
c)Lucha ecológica implica crear nuevos
sistemas y condiciones generales para la
reproducción del género humano.
d)Igualdad de la naturaleza de la
explotación de los países capitalistas y
socialistas.
e)Desastrosa degradación de los países
del Sur, no llevaron a nuevas alianzas.
Continentes enteros a la deriva.
Viraje radical de la historia
contemporánea en los últimos cinco
años.No nos interesa tanto el decir, nos
interesa el ser. Y la práctica está en el
Este.
Firmado por Guattari y Negri
El comunismo no ha muerto, sí el
socialismo. Socialismo "a cada cual
según su propio trabajo", comunismo
"a cada cual según sus
necesidades".En los últimos cuarenta
años el socialismo se mantuvo en
base a la mistificación ideológica, el
cinismo teórico, y el fraude
burocrático. La utopía se consumaba
únicamente mediante la ocultación de
lo real. Comunismo como ideología
central de la modernidad.
Contradicción Rosa Luxemburgo
(democracia constituyente de las
masas en lucha) y Lenin (dictadura
del proletariado), como la
contradicción fundante de los
sistemas socialistas. Inexorabilidad
de la recuperación del movimiento
subversivo.
Trotsky como el relanzamiento
revolucionario contra el proceso de
burocratización, Stalin como la
construcción del socialismo en un
solo país, con centralización extrema
del partido y omnipotencia del aparato
administrativo-represivo. El
socialismo no se identifica tanto con
la superación del sistema del capital y
del trabajo asalariado como con una
alternativa socioeconómica del
capitalismo. Crisis de la gestión
socialista del capital. En la mayoría
de los países capitalistas avanzados
hay un componente socialista muy
fuerte. Comunismo como la
cancelación de la función organizativa
del Estado por encima y a través de
la sociedad. El socialismo no es una
transición hacia el comunismo, la
historia demostró lo contrario. Las
formas de opresión más feroces han
sido conocidas en el "socialismo real",
y el "hombre nuevo socialista" ha sido
un perfeccionado animal de trabajo.
Revuelta en el Este como el caldo de
cultivo ideal para recuperar el
discurso comunista. Comunismo
como radicalísima democracia
económico-política y esperanza de
libertad.
Inexorabilidad de la rebelión.
En el Este se ve una voluntad
colectiva de política que ya no existe
en Occidente y una voluntad de poder
articulada mas sobre la base social
que sobre las formas del Estado.
Existen siempre imbéciles que
confunden el desarrollo capitalista
con el número de computadoras
vendidas. El nivel de desarrollo
capitalista consiste en el grado de
cooperación social productiva.Nuevo
modelo de democracia se ve en el
Este. La democracia no puede ser
pura emancipación política, sino que
debe comportar la liberación
económico-social. No hay democracia
posible sin la solución del problema
del trabajo y el dominio.La nueva
utopía es una gestión democrática de
la empresarialidad económica.
Figuras obsoletas e inútiles son los
patrones capitalistas y los patrones
burocráticos.La enseñanza del Este
es que se rebelaron los que tienen
que ver con el trabajo abstracto e
intelectual (estudiantes, científicos,
intelectuales, obreros ligados a
tecnologías de vanguardia). Éste es
el núcleo central de la rebelión.
Firmado por Antonio Negri, París,
Navidades de 1989
I. Llamamos comunismo
La palabra comunismo se convirtió en
sinónimo del aplastamiento del
hombre bajo el peso del colectivismo.
Nosotros lo entendemos como la vía
de liberación de las singularidades
individuales y colectivas.La ética de la
revolución se modificó por causas
meramente instrumentales.
Recomenzamos llamando
Comunismo a la lucha colectiva por la
liberación del trabajo.No hay una sola
vía: la del imperium de las formas
capitalistas y socialistas del trabajo.
Llamamos comunismo al conjunto de
las prácticas sociales de
transformación
de conciencias y realidades. El
discurso ya es un acto. El capitalismo
lleva no solo hacia un surplus de
opresión y explotación,
sino al exterminio de la humanidad.
La vida cotidiana está signada por el
miedo, no es otra cosa que tristeza,
aburrimiento, monotonía.
La trama de los sentimientos más
elementales se disgrega en la medida
en que no consigue ya anudarse a
líneas de deseo y esperanza.
La explotación asumió la forma del
miedo. La riqueza producida (este
estiércol que no se puede utilizar ni
siquiera como abono).
Se debe dar una revelación de las
singularidades individuales y/o
colectivas.
El capital utiliza al trabajo como
variable dependiente, si bien el
trabajo se presenta en las
particularidades y variaciones que lo
constituyen como una variable
independiente no delimitable. Nuevas
formas de subjetividad, capaces de
gestionar según finalidades no
capitalistas la revolución informática y
de las comunicaciones, de la robótica
y de la producción difusa.
Comunidad y singularidad no se
oponen. Estas dos dimensiones son
parte integrante de la liberación del
trabajo.
Comunismo como proceso de
singularización, no colectivismo ciego.
II. La revolución ha comenzado en
1968
1.La producción socializada
Revolución reabierta en 1968 por
fragilidad del "contrato social". Clases
obreras reconvertidas en clases de
consumo. Sociedad toda como una
fábrica en la que el capital negocia las
cuotas de renta con los sindicatos.
Participar en la producción y en la
máquina social posibilita promoción y
explotación. La conciencia de clase
se amplió y disolvió en conciencia
social.
Antes, el mundo de la producción se
hallaba inserto en el valor de cambio
y el de la reproducción en el de uso, a
partir de 1968 conforman el mismo
campo. El tiempo de la vida humana
fue absorbido por el de la producción
social. El nuevo destino proletario es
el no-asistido por nadie.uevos tipos
de conflictividad política y
micropolítica. La transferencia de
objetivos totalitarios al plano
molecular, confiere relieve a la
problemática singular, sea individual o
colectiva. Cómo construir una relación
liberadora y creativa entre felicidad y
razón
instrumental. El objetivo de 1968 fue
no una emancipación, sino una
auténtica y verdadera liberación.
2.Más allá de lo político
La política no es hoy otra cosa que la
expresión del dominio de las
estructuras muertas sobre los phylum
(taxonomía de clase) de la producción
viva. La imaginación colectiva se
mantiene vivaz, pero ya no puede
concebir lo político al margen de los
nuevos paradigmas.
La crisis de lo político derivó de la
falta de capacidad de transformación
de las instituciones. Nueva política: la
recualificación de las luchas de base
dirigidas a la conquista continua de
espacios de libertad, de democracia y
de creatividad. El poder del estado
después de los años sesenta se ha
convertido en un estalinismo lunar.
Hay una voluntad feroz de muerte, en
la naturaleza actual de lo político.
3.Las nuevas subjetividades
Luego de los 60 se crearon nuevas
subjetividades colectivas, que no son
recuperables en el horizonte
tradicional de lo político. Pero hay que
demostrar que estas subjetividades
sean captadas en el universo de la
conciencia, de los deseos y de los
comportamientos; pues han sido
irreversibles los cambios en este
nivel. Han desplazado literalmente los
viejos escenarios de lucha de
clases.El comunismo es la
experimentación de la subjetividad
más intensa, la maximización de los
procesos de singularización
susceptibles de nacer a partir de
nuestras matrices colectivas. El
trabajo únicamente puede
reconstruirse considerando los
medios de producción como medios
para la felicidad de la singularidad y
para su expansión en rizomas
maquínicos abstractos y/o concretos.
Sólo las marginalidades son capaces
de movimientos creadores de
universalidad. Toda marginalidad
apostando por si misma es portadora
potencial de los elementos de la
mayoría. La verdad a medida de la
universalidad se constituye en la
heterogeneidad del otro, del respeto
de sus valores y finalidades.
El deseo debe ser el motor de las
finalidades humanas. Insurrección de
los cuerpos. 1968 es la vertiente
subjetiva de la producción.
Proletariado socializado y
singularizado solo puede funcionar
sobre mecanismos democráticos. El
anticapitalismo y el antisocialismo han
llegado a ser la única forma que
permite el renacimiento de la
democracia.
III. La reacción de los años setenta:
"no future"
1.El Capitalismo Mundial Integrado
(CMI)
La integración de lo político (Estado)
y lo económico (Capital) ha sido total.
Fue rigurosamente planificado.
Llamamos CMI a una figura de
dominio que recoge y exaspera la
unidad del mercado mundial
sometiéndola a instrumentos de
planificación productiva, de
control monetario, de intervención
política, con características casi
estatales. Por ende los Estados
Nacionales se ven sometidos a una
desterritorialización. Los mecanismos
de poder pueden ser muy blandos y
actuar en forma contractual. Esto
consolida la tendencia centrípeta del
sistema, reterritorializando todo
proceso singular. El objetivo, no el
medio, es el modo de producción,
gracias a la
informatización de lo social. La
sociedad se halla subsumida no solo
al capital, sino al modo de producción
integrado. Nuevas formas de
extracción de la plusvalía
(informatización de los procesos de
trabajo, difusión del control social a
través de los medios, integración
subjetiva por parte de estructuras
colectivas). Todo está para controlar
los tiempos singulares de vida, bajo la
amenaza de
la anulación del ser. El Estado
nuclear se ha convertido en la figura
central del CMI. La supervivencia del
CMI reposa sobre una fuga hacia
delante en la explosión de su
capacidad de destrucción. Con la
democracia la legitimidad es ante
todo, humana, temporal y
espacialmente definida. Con el CMI
todos estamos sometidos porque no
podemos ya localizar el poder.
2.Norte/Sur: Terror y hambre
La red de explotación de las
multinacionales gestó su forma
política entre 1971 y 1973. La
inflación del dólar con respecto al oro
y la crisis petrolera vacía las cajas de
los países, y empujan hacia
centralización financiera. Cartografía
de la explotación: Polaridades
fundamentales con subsistemas
dependientes. Sistemas
multicéntricos, que desarticulan los
flujos de las luchas y generan
desestabilizaciones/estabilizaciones
estratégicas, se consolida un modo
de producción transnacional. En las
nervaduras se
encuentra la empresa de producción
de la subjetividad informatizada. El
proletariado de los países centrales
está aterrorizado con el hambre en
los periféricos (a menudo limítrofes).
Pero no existen "periféricos" sino
diferencias en el grado de
explotación.
El corazón del problema está en la
producción y organización del trabajo.
Con el carácter novedoso de las
formas de control del CMI cualquier
lugar de la tierra es potencialmente
enemigo. Fase de hipermadurez del
capital, dominada por la piratería.
La contradicción actual es Norte/Sur,
no Este/Oeste. La Plaza Roja en la
actualidad se ha convertido en el
estadio supremo de degeneración del
capitalismo. El espacio dominado por
el capital es el nuevo terreno de
resistencia y conquista. Paralelo entre
nivel de reestructuración capitalista y
dimensiones sin precedentes de las
crisis.
3.La derecha al poder
Nuevas figuras de lucha de clases. La
lucha de clases desde los 70
producida por el CMI se dio con estos
instrumentos:
a.Sistemas de concurrencia
transnacionales entre sectores de
clase
b.Políticas monetarias deflacionistas
que generan desocupación
c.Reconversión del estado de
bienestar en un crecimiento
controlado de la pobreza
d.Crisis difusa, se negocia con el
proletariado y no con los no-asistidos
Represión pulverizada, molecular.
La nueva clase obrera post 1970 se
replegó sobre sus ventajas
adquiridas, y terminó enemiga de sí
misma. No es posible una centralidad
obrera que desconozca al
proletariado no asistido. El objetivo
del CMI ha sido ampliar al máximo la
dimensión productiva a
escala planetaria, con la pobreza, el
hambre y el terror como instrumentos
de división. Ha neutralizado la
recomposición de la subjetividad
revolucionaria. La única ley del valor
es el chantaje de la muerte. El modo
de producción y la maduración de la
conciencia colectiva han
superado ampliamente al movimiento
obrero. Monopolio de la
representación política y del
imaginario. Se apoya sobre el
modelo del doble mercado: de los
asistidos y los que no.
IV. La revolución continúa
1.La recomposición del movimiento
Subjetividad tripolar en el CMI: polo
elitista (estrato dirigente y
tecnocrático del planeta), polo
asegurado (transversal a las clases),
polo
no asistido (en todos los estratos
sociales). Los no asistidos como el
punto de apoyo fundamental del
poder capitalista. Estos son los
detentadores de líneas de
imaginación y de luchas. Las nuevas
subjetividades sociales son el
resultado del self-making colectivo.
Las luchas se desarrollan contra el
tejido represivo y a la vez como
tensión unificadora y perspectiva de
autoliberación. Las luchas reposan
sobre la subjetivación colectiva, en
pos de la autonomía como objetivo
primario, sin vanguardias externas.
No hay anarquía en esto, se trata de
asumir la paz frente a todas las
formas de terrorismo y de imponer la
negociación de masas como base de
la movilización.
La universalidad de la propuesta de
transformación debe diluirse en la
multiplicidad de movimientos, en el
largo período de la imaginación
colectiva. Proletariado moderno
desterritorializado y fluctuante.
Fluidez cada ver mayor entre polo
asegurado y polo no asistido. Las
cualidades cambiantes de la fuerza
de trabajo colectiva, el polo no
asistido urbano y las concatenaciones
de enunciaciones disidentes, son los
protagonistas del nuevo ciclo de
luchas.
2.La cesura terrorista
En todo período histórico nacen
movimientos de representación que
van contrarios a los intereses de los
que representan. Los años setenta
son los de una guerra civil, que ha
exterminado a los movimientos
terroristas. El movimiento terrorista ha
aislado, y neutralizado
los conflictos, en lugar de reducir la
sobredeterminación capitalista.El
terrorismo rojo ha sido una cesura
desastrosa para el movimiento, sobre
todo por relanzar cuestiones
centralistas y abstractas,
pretendiendo imponer modelos
estatales únicamente. Es contrario a
la destotalización, a la
desterritorialización. Se puede
institucionalizar sin perderse en el
modelo del estado. Los procesos de
recomposición, implican virus
grupusuculares y dogmáticos que
amenazan desde el interior. El
recurso de la fuerza no desapareció,
pero debe ser multiplicado por mil y
diversificado. Se debe liquidar el
concepto de práctica terrorista,
negando referencias políticas
arcaicas, afirmando un materialismo
radical.
3. Una nueva política revolucionaria
La nueva política debe ser de choque,
pero también por los valores y la
positividad del mundo a construir.
Mediante una revolución continua y
mutidimensional. Todos los
componentes desarrollan valores en
sí que no deben "
interpretarse".Luchas ecológicas que
promueven programas alternativos de
recuperación de la energía
productiva. Luchas de técnicos y
científicos, que serán esenciales.
Deben destruirse la propiedad y el
control burocrático, pues son
condiciones esenciales. Debe
elaborarse una nueva economía
política de la transición, es una tarea
urgente. La nueva patronal es el
sistema monetario internacional.
Ejemplo de materialidad de las vías
de recomposición de la subjetividad:
ataque en 1982 a las Reaganomics,
por moratoria de deuda, implicó unión
entre trabajadores latinoamericanos y
lucha contra la desocupación y la
inflación. Para luchar por la paz hay
que vaciar de sustancia las
estrategias enemigas,
desestructurarlas desde el interior. La
paz es una condición de la revolución.
V. La nueva alianza
1.Un método molecular de agregación
Nuevo tipo de organización, cuáles
serán las máquinas de lucha? Nunca
centralistas. Nunca representativos.
La esencia es la fluidez, la
polivalencia de referencias
conceptuales, capacidad de
abstracción, eficacia pragmática,
potencia de desterritorialización. No
hay valor del cual apropiarse.
Elementos de la nueva organización:
a.pluralidad de relaciones dentro de
multiplicidad singularidad-pluralidad
b. concentrada sobre funciones y
objetivos colectivos, optimizando los
procesos de singularidad.
c. multicentrismo funcional,
adecuándose a las dimensiones
diversas de la inteligencia social y de
neutralizar activamente la potencia
destructora de las concatenaciones
capitalistas
d. procesos organizativos dinámicos
locales con puntos de encuentro
transectoriales, nacionales e
internacionales
La ideología divide, unifica solo en
apariencia. Los procesos de análisis
deben ser abiertos, no se debe
unificar ideológicamente.
Cada movimiento debe realizar luchas
moleculares irreversibles, y asociarse
en molares.Este es un método
organizativo revolucionario, científico
en su análisis. Work in progress.
2.Máquinas de lucha
Se debe regular la coexistencia de
dimensiones ideológicas múltiples, en
un proceso de recomposición que
asuma la conflictividad de las
dinámicas de singularización en el
respeto de su riqueza. Las máquinas
de lucha deben tener delineados sus
campos de acción y se fijen
como finalidad fundamental la
optimización de los procesos de
singularización. Se debe distinguir
entre motivaciones religiosas y
alienación teológica. La militancia, tal
cual la conocemos, no sirve más. Se
deben redefinir los derechos del
hombre, para garantizar y estimular
las construcciones comunitarias. La
única forma jurídica aceptable es la
imagen-movimiento de lo real. Las
problemáticas constitucionales no
deben obviarse nunca más, sino
condicionar la constitución del estado
a las voluntades políticas. Las
prácticas contractuales son siempre
totalitarias. Estatismo y
corporativismo deben ser abolidos.
Máquinas de lucha en la producción,
para gestionarla autónomamente; y
en la sociedad, para libremente
administrar el tiempo de trabajo. El
ataque de que la autogestión sería
inaplicable a gran escala, desconoce
los medios de semiotización
colectivos materializados en los
sectores más avanzados de la ciencia
y la tecnología. Concatenación
transversal: rizoma de los
componentes maquínicos,
informativos y decisionales. Con el
capitalismo, producción y sociedad
han llegado a ser la misma cosa.
Organizar significa operar sobre sí
mismo, no ideología directriz sino
articulaciones sobre lo real. La
experiencia directa de las luchas
permitirá definir su contorno, no
antes.
3.Las nuevas líneas de alianza hoy
Entre las categorías constitutivas del
nuevo proletariado y los sectores más
dinámicos de la sociedad productiva.
Sistema no de unificación, sino de
coimplicación. Romper con los
efectos de sugestión mass-mediático,
sobre todo con los oprimidos. En
lugar de líneas de alianza, nueva
cooperación productiva. La
recomposición proletaria puede
destruir la precarización del trabajo.
Problema fundamental: invertir la
pendiente corporativista,
descompartimentalizar la sociedad,
ayudar a salir de la neurosis de
derrota. El capitalismo no va a
derrumbarse por sí mismo. Reunificar
los componentes tradicionales de
lucha de clases con los nuevos
movimientos de liberación y
proyectualidad comunista. Las
nuevas máquinas de lucha se
producirán en el interior de las
concatenaciones de subjetividades
marginadas. El imaginario social se
recompondrá a través de cambios
radicales. Los movimientos
marginales no los son totalmente.
La lengua y las imágenes de los
marginados son siempre
corporeizadas, nunca ideológicas.
VI. Pensar y vivir de otro modo.
Propuestas
Pasar de un ser contra, a un ser para.
Que mil flores, que mil máquinas de
lucha y vida broten, es la clave
analítica de la nueva subjetividad
revolucionaria. El enemigo se ha
encarnado mediante la anulación de
las diferencias. Hacer evidente la
hegemonía de los procesos de
singularización en el horizonte de la
producción social constituye hoy la
característica de la lucha política
comunista.
Luchar por una renta igualitaria
garantizada. Aquí está la tradicional
lucha contra la renta, pero renta
política, de jerarquías. El tiempo de la
vida debe imponerse al de la
producción. Tarea: organizar todo lo
referente a la producción y
reproducción del modo de vida.
Organizarlas fuera y contra las
estructuras capitalistas y socialistas.
La ciencia y la técnica son necesarias
pero deben incorporar movimientos
de experimentación colectiva que
rompan las concepciones de
acumulación capitalista. Movimiento
de diástole de la fuerza expansiva de
la producción social y de sístole de la
innovación y la reorganización radical
de la jornada de trabajo. Para
controlar el tiempo de la jornada de
trabajo se debe enfrentar
frontalmente al CMI. Ninguna
revolución triunfante en los países
desarrollados logró transformar de
modo duradero las estructuras del
estado, es poco probable que las del
tercer mundo lo hagan! Misma
voluntad revolucionaria Norte y Sur.
El problema por el poder se mantiene
pero no vía la dialéctica terror-terror,
o la toma del estado.
Se debe separar el movimiento del
Estado capitalista y sus formas
sustitutas. Se debe desarticular y
desmantelar las funciones represivas
del Estado y de sus cuerpos
especiales. La represión consiste
ante todo en la erradicación y
perversión de lo singular.
Que el Estado viva en el aislamiento
que le reserve una sociedad civil
reconstruida. Lucha por la paz y
antinuclear: La producción colectiva,
la libertad y la paz son irreductibles al
poder. El capitalismo alberga la
guerra como las nubes la tormenta,
siendo no ya
una perspectiva sino un marco
permanente de nuestra vida. Se debe
pasar de resistencia desordenada a
frentes de lucha determinados, y
máquinas polivalentes de deseos.
Tareas:
a. Redefinición concreta de la
institución salarial
b. asunción del control y la liberación
del tiempo de la jornada de trabajo
c. lucha permanente contra las
funciones represivas del Estado
d. construcción de la paz
e. organizar máquinas de lucha capaz
de hacer estas tareas
Proposiciones:
a. Reorientar las líneas de alianza del
proletariado por el eje Norte-Sur
b. conquistar e inventar nuevos
territorios de deseo y acción política,
radicalmente desmarcados con
respecto al Estado y al CMI
c. Luchar contra la guerra y trabajar
por la construcción del movimiento
revolucionario del proletariado por la
paz.
General Intellect, poder constituyente,
comunismo. Antonio Negri, 1999
I.Interpretación de la situación de
clase hoy: aspectos metodológicos
(Open
Marxism, 1992)
Nota introductoria a las tesis 1 a 3
Basadas en trabajos previos sobre la
teoría del valor de 1977, 1982, 1984 y
1988.
Las líneas centrales son:
–La cuestión de la validez de la ley
del valor
–Transición entre socialismo y
comunismo
–Subsunción de toda la sociedad en
el proceso de acumulación del capital.
–Fin de la posición central de la clase
obrera fabril como sede de
emergencia de la subjetividad
revolucionaria
Tesis 1: Entiendo por constitución el
mecanismo sociopolítico determinado
por la ley del valor
Forma-valor como la representación
material de la organización del trabajo
colectivo en una sociedad en un
momento histórico determinado.
Reside por encima del modo de
producción. El modo de producción es
la forma-valor sin la representación de
la
constitución social. La crítica del
trabajo comprende análisis(bajo la
categoría de lo político(ideología, ley
y Estado)) y crítica en si. Por ende el
análisis del trabajo lo es de la
constitución de una sociedad. La
forma-valor puede identificarse
alternativamente con modo de
producción, o bien ser vivida
críticamente mediante la práctica
revolucionaria.
Del Capital se extrae forma-valor
como:
–equivalencia y por tanto relación
–relación históricamente determinada
–dinámica de relación de intercambio
–máximo de abstracción
–expone un misterio (el valor como
equivalencia)
–oculta el carácter antagonista de la
relación
El límite en Marx es reducirla a una
medida objetiva. Considera el
desarrollo histórico del capitalismo en
función de tendencias lineales de
acumulación. El materialismo
histórico corre el riesgo de constituir
una historia natural de la subsunción
del trabajo al capital.
Tesis 2: Aunque la ley del valor se
halla en crisis, el trabajo es el
principio de toda constitución
Hoy el valor no puede reducirse a una
medida objetiva.El modo de
producción contemporáneo es la
subsunción de toda la sociedad al
capital, siendo tan flexible que puede
confundirse con los movimientos de
los sujetos que participan en la
producción. La forma-valor es la
comunicación que de hecho se
establece entre las fuerzas
productivas.
El proceso de trabajo coincide
exactamente con lo social,
consecuencias:
–no existe teoría de la medida sobre
algo ajeno a la universalidad del
intercambio
–no tiene sentido una teoría de la
medida respecto a la cualidad
inconmensurable de la acumulación
social.
–Resultan inconmensurables el
espacio para el desarrollo de las
relaciones laborales, las sendas
productivas y las interacciones entre
los
trabajadores
Aún así el trabajo sigue siendo el
principio de cualquier posible
constitución de la sociedad. Lo
abstracto es más verdadero que lo
concreto. Únicamente la creatividad
del trabajo (el trabajo vivo en el poder
de su expresión) es conmensurable
con la dimensión del valor.
Tesis 3: La explotación es la
producción del tiempo de dominación
contra el tiempo del liberación
Como se carece de una unidad de
medida, el concepto de explotación
puede definirse únicamente si se
contrapone a la totalidad de los
procesos de subsunción. Es la
constitución política la que
sobredetermina la organización del
trabajo social. La explotación es la
producción de líneas políticas de
sobredeterminación de la producción
social. La explotación es la captura,
centralización y expropiación de las
formas y del producto de la
cooperación social y, por
consiguiente, constituye una
determinación económica en el
verdadero sentido del término, pero
su forma es política. En esta época
de subsunción real, lo político tiende
a absorber totalmente a lo
económico, y a definirlo como
independiente únicamente en tanto
que establece sus normas de
dominación. En la constitución política
del capitalismo avanzado, la función
fundamental del poder es la de privar
al proceso social de cooperación
productiva y del dominio sobre su
propio funcionamiento.
Nota introductoria a las tesis 4 a 10
Postfordismo como la condición
principal de la nueva organización
social del trabajo y del nuevo modo
de acumulación.
Postmodernismo como la ideología
capitalista adecuada a este nuevo
modo de producción.
Ambas condiciones conforman la
subsunción real de la sociedad en el
capital.
Se intenta definir las contradicciones
económico-políticas del postfordismo
y desmitificar el postmodernismo.
Tesis 4: La periodización del
desarrollo capitalista indica que nos
hallamos ante el inicio de una nueva
época
Fases de la gran industria (período
previo: de la manufactura):
–1848-1914 Trabajador, antes
independiente, ahora apéndice de la
maquinaria. Afirmación de la
producción en masa, regulada
únicamente por la capacidad del
capital para producir. Consolidación
de monopolios y desarrollo
imperialista. Formación de partidos
obreros con masa y vanguardia, polo
sindicalista y polo político. Proyecto
de emancipación socialista de las
masas. El trabajo en la fábrica dota
de sentido a cualquier otra actividad y
estratificación social.
–1914-1968 Fuerza de trabajo
abstracta respecto a la actividad
industrial. El obrero masa pierde su
conocimiento del ciclo productivo.
Fordismo: concepción del salario
como anticipación de los bienes
producidos por la industria en masa.
Keynesianismo, intervencionismo
estatal. El proletariado con
componentes vanguardistas rechaza
toda forma de delegación.
La transición entre fases es la de la
hegemonía del obrero profesional al
obrero masa.
1968 en adelante, nueva época:
Fábricas automatizadas,
informatización de la sociedad. El
obrero social es hegemónico (o sea el
complejo de funciones de
cooperación en los procesos de
trabajo aportadas a las redes
productivas sociales). Las opciones
las define el mercado. Modelos de
regulación internacionales.
Proletariado social, como también su
territorio, abstracto, inmaterial,
intelectual. Sustancia del trabajo
polivalente, móvil su forma.
Actualidad: la cooperación se sitúa
antes que la máquina capitalista,
como condición independiente de la
capacidad productiva. Época del
obrero social, que reivindica una
autonomía de masas real.
Es tercera revolución industrial o
transición al comunismo?
Tesis 5: La teoría del valor de Marx se
halla vinculada a los orígenes de la
Revolución Industrial
Forma-valor del Capital intrínseca a
1848-1914, pero teoría del valor es
anterior, período de manufactura, o
sea 1ra revolución industrial.
Trabajo productivo ya no es el que
produce capital, sino el que reproduce
la sociedad. La producción se halla
subsumida en la circulación y
viceversa en un grado cada vez
mayor. Trabajo simple y complejo son
estratificaciones originales. La
explotación no es más cuestión de
cantidad, sino es el signo político de
la dominación sobre y contra la
valorización humana del mundo
histórico/natural, dominio sobre y
contra la cooperación social
productiva.
Tesis 6: Las leyes constitutivas de la
forma-valor son las leyes de su
destrucción
El capital emplea las fuerzas
desplegadas en el proceso de trabajo
en el interior de estructuras que las
envuelven coercitivamente, pero
estas estructuras son rotas o
remodeladas por esas mismas
fuerzas. Estos resultados son
apreciables solo a posteriori, nada se
halla
preconcebido. El materialismo
histórico no tiene nada que ver con el
dialéctico. La atención científica debe
recaer sobre las discontinuidades,
pues las continuidades no son más
que discontinuidades dominadas. El
capital, por muy reformista que sea,
nunca pasa voluntariamente a una
fase subsecuente o superior del modo
de producción. Toda innovación es
una revolución que fracasó, pero
también una que se ha intentado. El
incremento de la complejidad de la
sociedad es el crecimiento de la
precariedad de la dominación.
La fuerza motriz que constituye la
forma-valor, es decir, la expresión
antagonista de la fuerza productiva
del trabajo vivo, es simultáneamente
el motor de la deconstrucción de la
forma-valor.
Tesis 7: la deconstrucción del valor es
la matriz de la subjetividad, y
viceversa
El actor es la multitud, es la red de
sentidos desplegada en la vida
cotidiana. No hablamos todavía de
sujeto, si bien existe un proceso de
invención de subjetividad en
movimiento. El fantasma de la
subjetividad constituye la fábrica
potente y fundamental de la
deconstrucción.
La destrucción y la reconstrucción
viven juntas en la deconstrucción. La
producción es ya completamente
comunicación.
Es en la deconstrucción de la
comunicación donde se construye el
sujeto y donde la multitud encuentra
su poder.
Tesis 8: las figuras sincrónicas y
diacrónicas de la transformación del
valor conducen a contradicciones
estratégicas de desarrollo
a) Figuras sincrónicas de la forma-
valor significa el trabajo socialmente
necesario. Se articula por dos
conceptos. El primero es la mediación
o perecuación de los valores de la
fuerza de trabajo. El segundo la
tendencia hacia la unidad de
producción y circulación.
b) Figuras diacrónicas de la forma-
valor: obrero-profesional, obrero-
masa, obrero-social. Desde el punto
de vista de la forma de su
movimiento, éste no tiene nada de
determinista. El hecho de que el
desarrollo histórico parezca seguir un
ritmo marcado por la transición a
formas superiores de socialización de
la producción y de antagonismo no
revela ningún tipo de destino. Los
procesos diacrónicos de la forma
valor son como fuegos artificiales y,
entre pausas y crecimiento, extienden
en el horizonte figuras cada vez más
complejas.
c) Por contradicciones estratégicas,
entiendo efectos que se hallan
determinados alrededor de la
emergencia de una subjetividad
adecuada.
Alrededor del tema del control y la
gestión obreros, la multitud de
obreros profesionales construye la
matriz de un sujeto revolucionario y
desarrolla el proyecto comunista, de
acuerdo con un modelo de
apropiación.En la segunda fase de la
segunda Revolución industrial (1918-
1968), la contradicción se define entre
los procesos productivos y los
procesos reproductivos, o más bien
en la socialización extrema del
trabajo. La época que estamos
experimentando es la tercera
Revolución Industrial. Desde la
década de 1970 hemos tenido la mala
suerte de vivir en el más cruel y
estúpido período de reestructuración
y represión. Tras el modelo de
apropiación, el alternativo, ahora
tenemos el modelo constituyente que
engloba ambos, llevando la
contradicción estratégica hacia la
subjetividad. El poder constituyente
da forma a la producción social,
engloba lo social y lo económico en lo
político, sintetiza la organización de la
producción y la organización política
de un modo radicalmente
constructivo.
Tesis 9: Las contradicciones
estratégicas del desarrollo verifican
las leyes de la deconstrucción
Tesis 10: La fábrica constitutiva de la
fase actual de desarrollo capitalista es
un nodo enorme de contradicciones
estratégicas
El 17 de Agosto de 1971, Nixon y
Kissinger desengancharon el dólar
del patrón-oro; este hecho lanzó una
gran señal de desregulación a lo largo
de todo el mundo capitalista. La
década del 1960s ha sido la ofensiva
final del obrero masa. Cuál es el
proyecto que impone el capital en
este momento de su desarrollo?
a) Es ante todo la destrucción de la
fábrica, liquidación del taylorismo.
Descentralización espacial,
expropiación de los conocimientos
sociales, figura laboral que se
extiende mucho más allá de los
límites de la fábrica. A esta figura la
llamaremos obrero social.
b) Implica la informatización de la
sociedad, con el uso productivo de la
comunicación, transferencia del
programa de control de la sociedad
desde el exterior (la fábrica) al interior
(comunicación) de la sociedad misma.
Se busca integrar la sociedad (en
términos marxistas de reproducción y
circulación). Se destruye el modelo
fordista de la garantía del empleo y
del bienestar.
c) La nueva forma-estado que se
construye se halla tremendamente
relacionada con esta combinación de
modelos de explotación. El estado
capitalista, en esta fase de desarrollo,
es un estado-crisis y únicamente eso:
es el estado que planifica la crisis.
d) El proyecto capitalista consiste en
la extensión de este sistema de
explotación a todo el planeta.
Asistimos a un proceso de integración
(vertical, entre diversos estratos de
desarrollo, y horizontal, universal) de
todas las formas de explotación. El
capitalismo pasa por diversas etapas
durante el 1970s: primero,
multinacionalización; segundo,
desplazamiento del taylorismo al
fordismo hacia la periferia; tercero,
integración financiera mundial. El
monetarismo, utilizado en el contexto
de la desregulación, se ha convertido
en un temible dispositivo de control y
represión.
La crisis de la deuda mexicana de
1982 marcó el fin del período de
extensión a escala mundial de las
nuevas formas de desregulación y
acumulación. Si la desregulación
había funcionado ferozmente contra
el trabajador del centro de la
economía-mundo, había golpeado tan
sólo parcialmente al trabajador de la
periferia de la misma. Se desplazan
las contradicciones principales hacia
la periferia, por lo que ya no estamos
en un sistema de eslabones, sino de
redes débiles. El año 1982 consolida
la crisis como forma permanente del
ciclo en el que actualmente nos
estamos introduciendo.
NOTA INTRODUCTORIA A LAS
TESIS 11 A 15
Una de las dificultades insolubles de
la concepción marxista de la clase
trabajadora deriva del hecho de que
la relación entre las luchas de los
trabajadores y la reestructuración
capitalista tiene una pauta de
desarrollo dialéctica: las luchas
contribuyen al desarrollo, lo
determinan y pueden romperlo
únicamente cuando interviene la
conciencia política. La lucha de los
trabajadores, por lo tanto, se halla
siempre en el interior del capital, aún
cuando se dirige contra él mismo. En
este grupo de tesis siento la hipótesis
de que, en la actual fase de desarrollo
de la lucha de clases (del obrero
social en la subsunción real), se
determinan nuevas condiciones
técnicas de independencia proletaria
en el interior de procesos de
transición material que están teniendo
lugar en el proceso de desarrollo, y
por consiguiente, existe por primera
vez la posibilidad de una ruptura del
proceso de reestructuración que no
sea recuperable y que sea
independiente
de la maduración de la conciencia de
clase.
Tesis 11: En la actualidad, el punto
revolucionario de la contradicción es
el antagonismo entre cooperación
social y dominio productivo
La diferencia fundamental de esta
fase de desarrollo es el hecho de que
la cooperación productiva social,
previamente producida por el capital,
es ahora presupuesto de todas sus
políticas o, mejor, constituye su
condición de existencia. La crisis por
ende es la sustancia misma del
proceso capitalista. El capital puede
mostrarse únicamente como sujeto
político, como Estado, como poder. El
obrero social es el productor, con
anterioridad a la producción de
cualquier mercancía, de la
cooperación social misma. El capital
se ha convertido en una fuerza
hipnotizadora: a su alrededor giran
procesos radicalmente autónomos de
autovalorización y únicamente el
poder político logra forzarlos, con la
zanahoria o con el palo, para que
comiencen a amoldarse a la forma
capitalista. Lo político se ve forzado a
ser la forma-valor de nuestra
sociedad. La cooperación productiva
del obrero social es la consolidación
del rechazo al trabajo, es la trinchera
social desde la que los productores
se defienden de la explotación. En la
comunicación, la inmaterialidad es
total, la mercancía es
transparente: aquí las posibilidades
para la lucha son enormes y se hallan
regidas únicamente por un poder
externo. Estos breves ejemplos sirven
tan sólo para indicar como existen ya,
también y principalmente en las áreas
en que se produce el avance
tecnológico y como resultado directo
del proceso de perfeccionamiento de
la tecnología, sectores cada vez más
vulnerables a la autonomía de la
cooperación social y a la
autovalorización de los sujetos
proletarios, a la exaltación de la
microfísica individual y colectiva. El
antagonismo fundamental descripto,
aunque tenga lugar en la producción,
se fundamenta en el exterior de la
misma, en el movimiento real de lo
social. La cooperación social no sólo
anticipa dialécticamente el
movimiento político y económico, sino
que preexiste al mismo: se anuncia
como autónoma.
Tesis 12: Las luchas preceden y
prefiguran la producción y la
reproducción sociales
Ahora investigaremos si la propuesta
de la tesis 11 para un caso particular
(que la reapropiación de la
cooperación por parte del proletariado
social determina una serie de efectos
sobre la estructura del sistema
capitalista) tiene validez general. El
ritmo de la transición de una época de
desarrollo capitalista a otra se halla
marcado por luchas proletarias. Esta
vieja verdad constituye el único
núcleo racional de la ciencia política.
Las transformaciones de la
maquinaria, la reestructuración, las
nuevas normas consuetudinarias y la
nueva ordenación de las instituciones,
todo ello surge allí donde se ha
producido una lucha, allí donde el
trabajo vivo asociado se ha liberado y
ha empujado hacia delante su propio
proyecto autónomo. La lucha de los
trabajadores es también el
empresario de la historia, ya que la
historia, la naturaleza y la civilización
deben adecuarse a las formas de
organización de las luchas
proletarias. Esta es la maldición del
jefe: aquellos que aprendan más de la
lucha de clases que se adelanten.
Esta paradoja es la vergüenza del
jefe – el espía perenne que toma
prestado y reprime -. La lucha
proletaria, las luchas de los
trabajadores y, en la actualidad, las
mil figuras de la revuelta cotidiana del
trabajo social, han dominado – dentro
del orden – (es decir, han puesto en
marcha, formado, prefigurado,
anticipado) las épocas y las fases de
la civilización capitalista, de la
civilización industrial que nosotros
conocemos. Sin los “malditos días de
Junio” de 1848, la segunda
Revolución Industrial no hubiese
ocurrido. Sin 1917-19, la apertura de
la fase subsecuente del obrero masa
habría sido inimaginable. El
proletariado detenta la clave efectiva
de las determinaciones, de los saltos,
de los avances y retrocesos. Así se
llega a los orígenes de la tercera
Revolución Industrial, con una
revolución marcando su comienzo,
1968. Tenemos un sujeto intelectual,
cuyo trabajo es abstracto y vivo. A
raíz de esto el capital ha transformado
radicalmente la estructura del Estado.
Todavía no podemos ver dónde
terminará el potencial de las luchas
de 1968.
Tesis 13: La vida clandestina de las
masas es ontológicamente creativa
Hay dos modos de anular el poder del
materialismo histórico. El primero es
reducir la lucha de clases a una
historia natural de la producción. El
segundo consiste en absorber la
lucha de clases en el movimiento
dialéctico del capital. En la actualidad
ambos caminos anulan el poder del
trabajo vivo de un modo, mediante
una síntesis materialista vulgar.
Cuanto más inútil es la medida de la
explotación, más el trabajo vivo
deviene presencia hegemónica y
criterio orientador del desarrollo.
Debemos considerar la vida
subterránea, clandestina del
proletariado moderno: de ahí es de
donde proviene el trabajo vivo, con
características cooperativas,
comunicativas. El trabajo vivo
principalmente en su existencia
clandestina, acumula y asimila en su
propia existencia las necesidades de
liberación de las masas explotadas
haciendo de esta existencia un poder
cada vez más productivo. La
ontología del trabajo vivo es una
ontología de la
liberación. La eficacia del
materialismo histórico como teoría de
la libertad se basa en esta
materialidad creativa.
Tesis 14: Las secuencias del poder
proletario son asimétricas respecto a
las secuencias del desarrollo
capitalista
Las secuencias del poder proletario
no sólo no corresponden al desarrollo
capitalista, sino que tampoco son, en
el sentido negativo, la inversa del
desarrollo capitalista. Esta asimetría
constituye una indicación de la
profunda autonomía del movimiento
real respecto al movimiento
capitalista. Pero sí pueden
identificarse fases de desarrollo. La
primera (1848-1914) con la segunda
Revolución industrial se dan largos
períodos de estancamiento entre
clases. Si observamos la segunda
fase de la segunda Revolución
industrial (1917-1968), las crisis se
reducen al mínimo y el dinamismo del
obrero masa, diferente al del obrero
profesional, es extremadamente
fuerte.
En la actualidad se da la presencia
simultánea de crisis y desarrollo, por
ende de elementos opuestos. Esto
deriva en la independencia de dos
fuerzas en juego, del poder proletario
y del capitalista. Por el lado del
proletario encontramos, la creatividad
del trabajo vivo, la
imprevisibilidad de los nodos de
contradicción, la acumulación de
masas ontológicas ingobernables, la
doble hélice que une la
deconstrucción del adversario y la
construcción de subjetividad. Lo
decisivo es la autonomía en la
construcción de la dimensión
cooperativa del proletariado. El
concepto de asimetría tiene otros
efectos. Primero, la autonomía de
clase no es reconocible si se
investiga mediante las categorías del
capital. Esta obviedad ya se
observaba con el obrero masa.
Segundo, la historia del capital puede
describirse solo partiendo de la
esquizofrenia que la caracteriza en
oposición a la autonomía de los
trabajadores.
Tesis 15: La estructuración capitalista
de lo social es destructiva, la
estructuración proletaria es creativa
Las tesis ilustradas aquí parecerán
más prácticas que teóricas y esta
tendencia será ética. La “inversión de
la praxis” en este caso
se mueve hacia la ética; la red de
sentido se construye mediante la
acción éticamente orientada. La ética
es el terreno de la posibilidad, de la
acción, de la esperanza. El trabajo
vivo se sitúa contrario a cualquier
rigidificación naturalista de la
existencia. Se muestra contrario
igualmente a toda dialéctica. El
concepto de trabajo vivo en Marx
constituye la línea divisoria entre la
crítica de la economía política y la
construcción del partido –
considerando al trabajo vivo en esta
segunda perspectiva, lo
denominamos actividad creativa-. El
trabajo vivo es una ciencia radical,
porque sus raíces se hallan
firmemente hundidas en la actividad y
en la supresión de toda protesta
hipócrita hecha en nombre del
realismo.
NOTA INTRODUCTORIA A LAS
TESIS 16 A 20
En estas tesis intento superar las
contradicciones de la teoría dialéctica
de “en el interior de/contra la relación-
capital” y llegar a una
definición completamente nueva de
subjetividad proletaria. Pretendo
demostrar que el concepto de
organización revolucionaria puede
expresarse en términos de conciencia
de clase únicamente si la conciencia
de clase es radical, ontológicamente
autónoma. Una nueva determinación
de la categoría de lo posible. No
contemplo la posibilidad del
comunismo, excepto en términos de
una constitución radical. Es
importante mi referencia a la teoría y
a la práctica de la democracia
comunista y a su tradición: de los
Comunards a los Soviets, de los
International Workers of the World a
los autónomos europeos de la década
de 1970. Estoy convencido de que
Lenin no se halla lejos de estas
posiciones.
Tesis 16: El tránsito de la estructura
al sujeto es ontológico y excluye
soluciones formalistas o dialécticas
Si el trabajo inventivo se expandió
hasta ocupar toda la sociedad (ésta
es la verdadera definición de
modernidad), dado que el trabajo es
principalmente creativo, reconstruye
la sociedad, revolucionándola
mediante un proceso de
subjetivación. Debemos intentar
reconocer cómo el trabajo vivo
precede al capital desenmarañándolo,
deconstruyéndolo, y construyendo en
su lugar una hegemonía creativa. El
sujeto, desde este punto de vista, es
autovaloración. Cuando adoptamos el
punto de vista de la acción y de la
historia, surgen
enormes dificultades. La
intencionalidad transformativa (que es
la dignidad del proletariado) cuando
es frustrada y tiende a replegarse
sobre si misma, se convierte en
voluntarismo ciego. Desde
Robespierre a Stalin, de las revueltas
de la década del 1920s a las de los
1970s, hemos presenciado con
frecuencia el deseo de transformación
que produce el terrorismo: victorioso
o derrotado, dirigido por el Estado o
por pequeños grupos, realmente
carece de importancia; en todo caso,
señala el bloqueo de la acción
revolucionaria y es siempre, en la
figura de la retirada, quizás del
resentimiento, el síntoma de la
derrota. No deseamos nada de esto.
En consecuencia, la socialdemocracia
se plantea como un medio para evitar
esta tragedia. Pero tampoco
deseamos ésta. Nuestra tarea, por
consiguiente, es reconocer la
derrota y no obstante, no ser
derrotados. Pesimismo de la voluntad,
optimismo de la razón: esto nos
muestra una vez más qué lejos nos
hallamos de la Segunda Internacional.
Aquí entran dos líneas igualmente
impotentes: una es la de aquellos que
con un subjetivismo extremo, esperan
hacerse con el control de la dialéctica
social; la otra es de los que, inmersos
en las masas y en los cultos de la
espontaneidad, respetan la dialéctica
social en tal medida que son
incapaces de efectuar una ruptura o
una refundación respecto a la misma.
El tránsito de la estructura al sujeto es
posible únicamente cuando todos los
elementos que habían sido excluidos
(por ser parciales o unilaterales o
mistificadores) han sido
recompuestos en su totalidad. Este
tránsito es en si mismo una
estructura: la utopía como disciplina,
la autoridad como momentos de la
construcción del consenso, el trabajo
de las masas y el de la vanguardia, la
autovalorización y la
autoorganización, la desestabilización
y la desestructuración del enemigo, la
deconstrucción del adversario y la
construcción de instituciones
autónomas de poderes
compensadores, la dilatada
experiencia de la alternativa histórica
y la pasión de la insurrección.
Todo esto es ontológico, por medio de
una operación de acumulación del
complejo de la actividad de
transformación que el sujeto realiza
sobre sí mismo.
Tesis 17: La teoría del partido de los
trabajadores presuponía la
separación de lo político de lo social
La organización política del
proletariado no puede resolverse en
modo alguno mediante la
organización de una representación
delegada o mediante la expresión de
una vanguardia. Se trata de la
hipóstasis de una unidad sobre el
proceso que separa la multiplicidad
de la unidad.
El verdadero fundamento de la teoría
tradicional de la representación no es
tanto la mediación “necesaria” de lo
social, sino por el
contrario la separación “arbitraria” de
lo político de lo social. La separación
entre la sociedad y el Estado no
corresponde en ningún caso a
la realidad actual de la lucha de
clases, ni a la forma-valor actual, ni a
la constitución contemporánea de la
sociedad. Esa época en la cual la
representación delegada articulada
mediante la división entre el sindicato
y el partido se teorizó y fue llevada a
la práctica durante el período de la
Segunda Internacional (que
corresponde a la primera fase de la
revolución industrial). Su horizonte
ideológico corresponde al obrero
profesional. La teoría de la
vanguardia de masas y del partido
popular corresponde al siguiente
período, al del obrero masa y a la
segunda fase de la segunda
Revolución industrial. Actualmente no
podemos definir una línea divisoria
entre lo social y político, y menos una
línea de mediación que intente
trascender los procesos materiales
que recorren la realidad. Esta
desaparición demarcativa es la
característica fundamental de la
tercera Revolución industrial; y su
consecuencia es la eliminación de la
representación tradicional. Existe
únicamente un terreno para la
expresión de la voluntad política y es
inmediatamente general, abstracto y
universal. El problema del partido y
de la democracia de los trabajadores
debe plantearse en el terreno
ontológico, respecto a una ontología
que ha dejado atrás definitivamente
toda diferencia entre lo social y lo
político.
Tesis 18: En la actualidad, lo político
inviste y constituye radicalmente lo
social
En la actualidad no hay modo de
contemplar lo político como autónomo
e independiente. La pluralidad social
es hoy una fábrica social de
contrapoderes, de
contracontecimientos, de
contraculturas; es además,
diseminación de núcleos racionales
de legitimación y la inscripción de
relaciones de fuerza adecuadas. La
inversión de la praxis, en el contexto
de la forma-valor actual, debe
realizarse totalmente en la
continuidad misma de lo social y lo
político. No existe ningún punto
político mítico en el que deben
encontrarse los protagonistas de las
luchas para que la historia explote.
Las explosiones deben producirse
cada día y por ello no dejarán de ser
menos explosivas. Que
lo político invista lo social constituye
nuevos horizontes de experiencia. En
otra época, el discurso sobre la
emancipación apuntó hacia un
objetivo utópico de acuerdo con la
técnica de la progresiva
sobredeterminación del desarrollo,
desde lo social a lo político, hasta
conseguir que se desbordase éste
para retornar a lo social: en la
actualidad, este discurso, habiéndose
convertido gradualmente en
conglomerado mistificado de toda
hipótesis de medida y jerarquía,
fundado en la separación de lo
político de lo social se ha agotado,
dejando espacio para las prácticas de
liberación.
Tesis 19: El poder del proletariado es
un poder constituyente
El poder constituyente actúa
ontológicamente. Durante las
revoluciones de la historia, una vez
que el momento extraordinario de
innovación ha concluido, el poder
constituyente ha agotado sus efectos.
El poder constituyente se halla sujeto
al mismo destino que el concepto de
representación: así como el poder de
representación está sujeto a límites
espaciales y se ve forzado a vaciarse,
a desterritorializarse, el poder
constituyente se halla sujeto a límites
temporales, restringido por la cualidad
extraordinaria que es la fragilidad del
proyecto y de su ejecución. La
inversión de la praxis posibilita el
poder constituyente que actúe
siempre y en todo lugar,
convirtiéndose en un elemento del
mundo de la vida. Mediante su
aparición en la vida cotidiana elude la
necesidad de tener que
ser un poder “extraordinario”. Por el
contrario, presupone una figura
empresarial: evidentemente, una
función política, pública, colectiva,
pero una función animada por una
capacidad de proyecto incontenible y
por una plasticidad absoluta. Por ser
imposible la separación entre lo
político y lo económico, hoy la
constitución política puede existir
únicamente como una presencia
constitutiva de lo social. El poder
constituyente debe dotar a lo político
de la fecundidad de lo económico y a
lo económico de la universalidad de lo
político. El comunismo transforma la
administración general de la sociedad
mediante la actividad cotidiana que
realiza la multitud: el poder
constituyente forma y reforma la
fábrica de estas nuevas relaciones de
producción – una producción política,
económica y social. Si queremos
hablar de partido otra vez, en la
tercera Revolución industrial, es obvio
que tan sólo podemos hacerlo en
términos de poder constituyente.
Tesis 20: En la actualidad se halla
madura la constitución del comunismo
Al considerar que lo político y lo social
se invisten mutuamente, renunciamos
al uso de la sociología del poder
hecho por Max Weber y por Lenin. El
aislamiento del poder no es posible.
Lo político difunde su forma en lo
social, pero su contenido es rellenado
por lo social; mediante lo olítico este
contenido es elevado a su forma
constitutiva. El intercambio social es
primario únicamente en este sentido,
en el juego de las condiciones que
hoy forman lo político: precisamente
en el sentido en que lo político alude
al poder, presupone el poder como
condición. Debe darse una serie de
condiciones materiales que permitan
coincidir forma política y contenido
social, logrado sólo si lo político
impone sobre lo social la igualdad
más absoluta. Si no hay absoluta
igualdad en las condiciones del
intercambio social, no existe
posibilidad de colocar el poder al
servicio de la multitud y de unificar la
forma de lo político y los contenidos
de lo social. En la actualidad esta
posibilidad está al alcance del
proletariado únicamente, pues al
haber igualdad elimina la definición de
capital, tanto capitalista, como de
planificación social. Todas las
características del modo de
producción actual empujan hacia la
socialización completa del poder
político e inversamente a la completa
politización de lo social. El
comunismo es hoy la única
constitución posible considerando el
desarrollo del modo de producción y
la necesidad de su
desenmascaramiento. Fuera de la
constitución comunista no existe otra
forma-valor, sino únicamente
desvalorización y muerte.
APÉNDICE SOBRE ALGUNAS DE
LAS FUENTES TEÓRICAS DE
ESTAS TESIS
En primer lugar la Escuela de la
regulación. Durante los 1970s escuela
militante de pensamiento, hoy sus
posturas han cambiado radicalmente
convirtiéndose en una escuela
académica. En segundo lugar, el
pensamiento francés post-sartriano
(Foucault, Deleuze
y Guattari). Sus críticas afectan la ley
del valor y de esta crisis superan la
dialéctica entre movimientos y
reestructuración, como mecanismo
unitario. a ontología se afirma contra
la dialéctica suprimiendo de la
teorización del poder la posibilidad de
dominar la relación entre luchas
sociales y reestructuración (social,
productiva y estatal) capitalista. La
limitación de estas teorías es que
plantean la crítica del poder como una
línea de fuga, negándose a identificar
un poder constitutivo que sería el
órgano de la minoría subversiva. Pero
hay indicios en los autores de
superación. Foucault elaboró (y
Deleuze desarrolló) la evolución de
tres grandes paradigmas de poder: el
de la soberanía, que representa el
período desde la acumulación
primitiva hasta la Primera Revolución
Industrial; el paradigma disciplinario
(segunda Revolución industrial), y
finalmente el paradigma de la
comunicación, luego de 1968 como
definición preeminente de la era
postfordista. De acuerdo a Foucault y
Deleuze con este último paradigma
se dio un salto cualitativo que nos
permite pensar en un orden
radicalmente nuevo: el comunismo. Si
en la sociedad de la soberanía, la
democracia es republicana; si en la
disciplinaria, socialista; entonces en la
sociedad de la comunicación, la
democracia no puede ser sino
comunista. La transición entre las dos
últimas épocas conlleva la transición
dialéctica final. Después, la
constitución ontológica no puede ser
sino el producto de la multitud de
individuos libres; esta condición es
posible a partir de la existencia de
una adecuada estructura material y
de un proceso de liberación que
atraviese toda la sociedad. Este
grupo de proposiciones, que lleva las
experiencias de la militancia de las
décadas de 1960s y 70s al nivel de
las
más elevada abstracción filosófica,
creo que representa un útil y
productivo elemento de diálogo.
II.La teoría del valor-trabajo: crisis y
problemas de reconstrucción en la
postmodernidad (Futur Antérieur,
núm. 10, París, 1992)
1.Según la tradición marxista, la
teoría del valor se manifiesta bajo dos
formas. La primera como teoría del
trabajo abstracto presente en toda
mercancía. El marxismo se centra en
la concepción cuantitativa alrededor
del problema de la medida del valor
del trabajo. “La magnitud del valor
expresa el vínculo existente entre un
cierto bien y la parte de la totalidad
del tiempo social necesario para su
producción” (Sweezy), el cual puede
expresarse en unidades de “trabajo
simple”. La ley del valor es
esencialmente y por consiguiente,
una teoría del equilibrio general,
elaborada en un primer momento en
relación con la producción de
mercancías simples y adaptada a
continuación al capitalismo. Una de
las principales funciones es expresar
que existe un orden, no se trata del
caos puro y simple. La ley del valor
da racionalidad a operaciones que los
capitalistas realizan en el mercado de
modo ciego. La ley del valor es la
conservación del equilibrio social en
medio del tumulto de sus
fluctuaciones accidentales. En
aquellos casos en que el reparto de la
actividad productiva
se halle sometida a un control
consciente, la ley del valor pierde su
importancia. La ley de la planificación
puede ocupar su lugar.
2. En Marx, la ley del valor se
presenta bajo una segunda forma,
como ley del valor de la fuerza de
trabajo. Se considera al valor del
trabajo no como figura de equilibrio,
sino de ruptura. Unidad de valor se
identifica con el “trabajo necesario”
que no es una cantidad fija, sino un
elemento dinámico del sistema: el
producto de la lucha contra el trabajo
asalariado hace de la ley del valor no
una ley de equilibrio del sistema
capitalista, sino el motor de su
desequilibrio constitucional. La ley del
valor como una parte de la ley del
plusvalor, presentándose como ley
dialéctica de las luchas.
3. La primera forma se desarrolló en
la Segunda y tercera Internacional
consagrada en el concepto soviético
de planificación. La segunda forma de
ley de valor/plusvalor en el marxismo
revolucionario estudiada y aplicada
por el “operaismo” italiano de los
1960s-70s. La primera forma de la ley
del valor se agota y se incorpora a la
segunda forma de la ley. Pero en el
seno mismo de esta incorporación, le
ley del valor se renueva de modo
radical, superando definitivamente la
estructura y la realidad dialéctica de
su definición.
4. La primera forma se extingue por
contradicciones internas. La primera
contradicción es la que opone “trabajo
simple” y “trabajo
cualificado o complejo”. El segundo
no puede ser multiplicador del
primero considerado como unidad de
medida. Por ende se da la paradoja
en virtud de la cual el valor de uso
superior del trabajo cualificado, es
decir, su productividad más elevada,
parece deducirse del valor de su
producto en vez de explicarlo. La
segunda contradicción opone “trabajo
productivo” y “trabajo improductivo”.
Pero el trabajo
productivo se define por su inscripción
en la cooperación, más que por su
relación con las cantidades formales.
Es la cooperación la que hace el
trabajo productivo. La tercera
contradicción es que el trabajo
científico e intelectual es irreductible
tanto a la suma de trabajo simple
como a la cooperación, pues expresa
creatividad. La distinción entre trabajo
simple y complejo es válida para la
fase de cooperación simple, deviene
aporética en la fase de manufactura;
la distinción entre trabajo productivo e
improductivo es válida para la fase de
manufactura y deviene aporética en la
gran industria; en cuanto al valor
productivo del trabajo intelectual y
científico, éste se hace hegemónico,
en el período postindustrial,
excluyendo toda otra figura.
5. Se puede ver la extinción de la ley
del valor desde la perspectiva de la
convergencia de las dos primeras
formas de la ley. A través de la
independencia relativa de sus
variaciones, la fuerza de trabajo
global constriñe al capital a una
reorganización permanente de la
explotación, intensificando la
productividad y extendiendo su
dominación. El primer proceso (de
integración intensiva) se caracteriza
por la evolución del capitalismo hacia
niveles cada vez más elevados de
composición orgánica de la estructura
productiva (de la extracción de
plusvalor absoluto a la extracción de
plusvalor relativo, del capital industrial
al financiero); el segundo proceso (de
extensión global de la dominación)
pasa de la subsunción formal a la
subsunción real de la sociedad en el
capital. Opera ahí una mala dialéctica
que afirma una independencia relativa
del trabajo, en el corazón del proceso
de trabajo, hasta llegar a la
integración máxima (intensiva y
extensiva) del valor de uso por el
capital.
6. Originalmente, el concepto de valor
se concibe como medida temporal de
la productividad. En qué
circunstancias puede convertirse el
tiempo en medida de la productividad
del trabajo social? El trabajo social
recubre todo el tiempo de la vida e
inviste todos los sectores de la
sociedad. Cuando el tiempo de la vida
se ha convertido totalmente en tiempo
de producción, cuál mide a cuál? El
desarrollo de la ley del valor en su
segunda forma conduce a la
subsunción real de la sociedad
productiva en el capital: cuando la
explotación alcanza tales
dimensiones, su medida se hace
imposible. En este momento se
produce la extinción de la primer y de
la segunda ley del valor.
7. El hecho de que la ley del valor ya
no pueda medir la explotación no
significa que la explotación haya
desaparecido. Ha desaparecido
únicamente la forma dialéctica de la
ley del valor, es decir, la forma de la
equivalencia de los elementos
cuantitativos simples, de la medida
del proceso, de la constitución del
desarrollo. La ley del valor sigue
vigente como ley del plusvalor. La
explotación es expulsada fuera de
toda medida económica; su realidad
económica se halla fijada en términos
políticos únicamente; la explotación
es función de un proceso de
reproducción social que tiene por
finalidad el mantenimiento y la
reproducción del dominio capitalista.
El capital ejerce su poder sobre la
sociedad de la subsunción real tan
sólo mediante formas políticas
(monetarias, financieras, burocráticas
y administrativas). El capital,
ejerciendo su dominio sobre la
comunicación, lo ejerce sobre la
producción. Ya no existe teoría de la
organización social del trabajo, de la
jornada de trabajo y del reparto de la
renta que se distinga del dominio
sobre todo el conjunto.
8. La ley del valor en tanto que ley
dialéctica (ley de la medida) ha
estallado definitivamente, pero la
explotación continúa. Se trata de una
explotación tanto más feroz y
absurda, dado que en ausencia de la
dialéctica, la lógica del capital no es
ya funcional al desarrollo, no es ya
sino poder para asegurar su propia
reproducción. El fin de la dialéctica
muestra claramente que la función
capitalista en la producción es
puramente parasitaria. ¿Qué nueva
figura puede asumir eventualmente el
antagonismo? No pretendemos
ofrecer aquí una respuesta definitiva
a una cuestión abierta, para la cual
existen diversas respuestas posibles:
tan sólo la práctica revolucionaria se
dotará del derecho de optar por una
de ellas.
a) Primera posición, la ruptura del
funcionamiento dialéctico de la
ley del valor deja como residuo un
dualismo social extremadamente
fuerte. Esta ruptura subraya la
emergencia de una posición
alternativa al desarrollo de la ley
del valor, al dominio capitalista
sobre ese desarrollo. El fin de la
dialéctica del valor libera al valor
de uso.
b) Segunda posición, operado el
desplazamiento de la constitución
del valor, puede ponerse en
movimiento una nueva dialéctica.
De acuerdo a la primera, la
ruptura ignora el desplazamiento;
simétricamente, de acuerdo con
la segunda, el desplazamiento
evita la ruptura.
c) Tercera posición, se puede
sostener conjuntamente la ruptura
del proceso dialéctico y el
desplazamiento de la producción
de valor. Se debe reinventar el
valor de uso en el interior de la
subsunción real, en su
indiferencia. El desplazamiento es
una innovación radical. Hacer de
la subsunción real el nuevo
territorio de la producción, del
valor, significa por tanto colocar el
antagonismo como dimensión
colectiva global. El antagonismo
aparece como potencia, como
poder constituyente. El valor de
cambio se reinventa globalmente
como valor de uso en la
creatividad de los nuevos sujetos.
III. Marx y el trabajo: el camino de la
disutopía (Futur Antérieur, núm. 35-
36, París, 1996)
Una disutopía es una imaginación
verdadera. Los Grundrisse se
escribieron probablemente en abril-
mayo de 1858. La utopía de Marx que
estudiamos se ha elaborado en medio
del capítulo sobre la circulación del
capital y, específicamente, entre la
distinción del capital fijo y circulante.
Nos hallamos en el corazón del
sistema del capital. Estas páginas nos
llevan del análisis de la contradicción
dada (las
crisis de la ley del valor en el
desarrollo tendencial del capital fijo) a
la definición de un nuevo sujeto de la
producción (intermezzo) y, tras ello, a
un desplazamiento (segundo acto) en
el cual el nuevo sujeto es considerado
como actor crítico de la
transformación. La escritura de los
Grundrisse se halla siempre guiada
por el movimiento lógico que parte de
la Darstellung (análisis), entendida
como descripción
crítica de una relación o de un
concepto de la economía política
llevada hasta su descubrimiento como
crisis; posteriormente, a la
identificación del nuevo punto de vista
concretado por la apertura de esta
crisis; es en este momento cuando
disponemos de la neue Darstellung
(desplazamiento subversivo), del
desplazamiento subversivo mediante
el cual se ha “dinamitado” el objeto o
la categoría de la economía política.
1.PRIMER ACTO
1.1. La oposición del trabajo vivo al
trabajo objetivado alcanza su forma
última cuando el intercambio entre
trabajo asalariado y capital tiene lugar
en el interior de una relación social
totalmente desplegada. En el sistema
automático de máquinas, cuando el
capital fijo representa la masa social
del trabajo vivo y se apropia de la
misma, cesa la oposición que ha
dominado la genealogía de la
sociedad capitalista; el trabajo,
entendido como trabajo inmediato
aplicado a la industria, deja de ser el
factor decisivo en la reproducción de
la riqueza y, por consiguiente, la ley
del valor deja de presidir la
constitución y la regulación del
intercambio entre trabajo y capital. La
mutación en este caso ya no es
dialéctica, sino catastrófica. En Marx
la utopía se presenta como
emancipación de lo que siempre se
ha
opuesto al capital. El trabajo se
presenta como valor de uso
irrenunciable frente al capital, y por
tanto como oposición radical al valor
de cambio. “El no-capital real, es el
trabajo”. El trabajo en tanto que no-
capital se analiza no desde el punto
de vista de su uso, sino desde el
punto de vista de su potencia.( Sobre
la distinción de las figuras del “trabajo
como no-capital”, la una comprendida
negativamente:
como existencia excluida de la
riqueza, “como pobreza” y, por tanto,
como valor; y la otra positivamente:
como “fuente viva del
valor”). El contenido utópico del
proceso se encuentra fuertemente
redimensionado: la catástrofe
previsible de la ley del valor no
reenvía el trabajo vivo a otro lugar, de
todas formas indefinido, sino que
revela simplemente el efecto último
de su potencia. Nos permitimos
denominar “disutopía” a esta forma de
imaginar la crisis. Se objeta discernir
en las páginas que estudiamos una
dimensión
incontestablemente teleológica: se ha
hablado de una “historia natural del
capital”. Pero no se pueden tomar
seriamente estas objeciones pues
Marx entiende que es la producción
aleatoria de la subjetividad lo que
determina la efectividad de la
estructura y del desarrollo del capital
(tanto como su crisis). Este método
determina la perspectiva en la que se
inscribe toda la tradición materialista
de la modernidad, del Tratado
teleológico-político de Spinoza a los
capítulos foucaultianos de la historia
de los sistemas de dominación y sería
evidentemente absurdo denominar
todo ello teleología o naturalismo.
1.2 En el sistema automático de
máquinas actual, salta todo
multiplicador de la unidad del trabajo
simple. La ley del valor no permite el
cálculo económico del capital y
descubre, por el contrario, la
economía política del capital como
crisis. Aparecen nuevas fuerzas
productivas, como la ciencia y las
tecnologías, que no son mensurables.
“La riqueza real se manifiesta más
bien en una enorme desproporción
entre el trabajo utilizado y su
producto” Esto sanciona el fin de la
ley del valor e indica un nuevo camino
a la
potencia.
1.3 “No es tanto el trabajo el que se
presenta incluido en el proceso de
producción, cuanto el hombre al que
se relaciona más bien como vigilante
y regulador con el proceso de
producción. El trabajador interpone el
proceso natural, que él transforma en
un proceso industrial, como medio
entre sí mismo y la naturaleza
inorgánica, a la cual él domina. Él se
coloca junto al proceso de
producción, en lugar de ser su agente
principal”.
Una vez establecida la crisis de la ley
del valor, en la forma de
desproporción cuantitativa y de
discordancia cualitativa, y una vez
determinada la aparición de nuevas
fuerzas productivas, la ciencia y la
tecnología, se trata de indicar por qué
resulta diferente la posición
ocupada por el obrero o el trabajador
en el nuevo sistema de máquinas y
cómo se puede definir tal diferencia.
El trabajo se presenta como órgano
consciente parcial, accesorio vivo de
la gran organización automática de
las máquinas. La máquina ha
absorbido la herramienta y recrea al
obrero como función adecuada a sí
misma. La sociedad humana, en su
forma colectiva, se presenta como
proceso
industrial.
“La apropiación del trabajo vivo
mediante el objetivado es puesta en
la producción, como carácter del
proceso de producción mismo,
incluso desde el punto de vista de sus
elementos materiales y de su
movimiento material. El proceso de
producción ha dejado de ser proceso
de trabajo en el sentido de que el
trabajo se extiende por encima de él,
como unidad que lo domina”.
El obrero ya no es esencial ni para la
producción de valor, ni para la
construcción de la riqueza. ¿Quién es
por consiguiente, el responsable de la
producción del valor y de la riqueza?
2.INTERMEZZO
“En esta transformación, no es ni el
trabajo inmediato realizado por el
hombre mismo, ni el tiempo que él
trabaja, sino la apropiación de su
propia fuerza productiva general, su
comprensión de la naturaleza y su
dominio de la misma a través de su
existencia como cuerpo social; es el
desarrollo del individuo social, el que
se presenta como la gran piedra
angular de la producción y de la
riqueza”.
La mutación reside en la
transformación del modo de
apropiación de la productividad por
parte del capital. Se debe definir un
nuevo sujeto de producción. El
trabajo inmediato es secundario al
tecnológico-científico, éste último
depende de la cooperación del
trabajo y de su enraizamiento en el
ámbito subjetivo. Esta fuerza
cooperativa encuentra su
trascendencia en el trabajo social.
Nos encontramos frente a un
reemplazamiento del trabajo
inmediato por el trabajo social. El
trabajo inmediato cesa de ser el
fundamento de la producción,
mientras que la ”combinación” de las
actividades sociales – que la propia
gran industria ha construido y que en
esta mutación conquista una
subjetividad propia – pasa a serlo
cada vez más. La potencia del no-
capital, la potencia del trabajo reside
aquí – es decir, se halla determinada
– en su creatividad social o, si se
quiere, en su poder constituyente.
Cuando el instrumento del trabajo se
halla al mismo tiempo completamente
expropiado por el capital y
completamente reapropiado en la
naturaleza intelectual del trabajo, es
en
este momento cuando se impone un
nuevo agenciamiento ontológico de la
subjetivación. Se deben fijar las
relaciones que ligan la modificación
de la composición técnica de la fuerza
de trabajo con las nuevas
determinaciones ontológicas que ésta
reviste en el desarrollo capitalista; y,
por tanto, en el hecho de fijar en el
interior de esta dialéctica las
diferentes figuras de producción de la
subjetividad. Se trata, en suma, de
definir una ontología del desarrollo
histórico de las figuras de clase. Aquí
se abre el segundo acto
de la investigación marxista.
3.SEGUNDO ACTO
3.1“... Aquí entra entonces el
desarrollo de los individuos, y por lo
tanto, la reducción del tiempo de
trabajo necesario no para crear
plustrabajo, sino la reducción en
general del trabajo necesario de la
sociedad a un mínimo, al que
corresponde entonces la formación
artística, científica, etc., de los
individuos gracias el tiempo devenido
libre y a los instrumentos creados
para todos ellos”
Marx retoma de modo subversivo lo
que ha desarrollado analíticamente:
a) La ley del valor siempre ha sido la
ley de la explotación. La ley del valor
no existe, no existe más que la ley del
plusvalor.
b) La transformación del trabajo vivo
en trabajo intelectual/inmaterial, se
está produciendo ante nuestros ojos.
c) La crisis de la ley del valor hace
que el trabajo ya no aparezca bajo la
forma de la miseria. El trabajo vivo, se
convierte en productor directo
(socialmente) de riqueza.
d) El trabajo necesario alcanza un
límite que es más bien proporcional a
una productividad inmensa, pero de
una naturaleza diversa: tiempo social
libre como dinámica productiva.
La reducción del trabajo necesario a
un mínimo decreciente libera tiempo
disponible para toda la sociedad. El
capital no logra transformar este
tiempo libre disponible en plusvalor, ni
consigue encadenarlo a su
crecimiento. El tiempo disponible cesa
de existir de modo contradictorio (es
decir, de poder existir solamente a
partir del plustrabajo). La riqueza real
se presenta como producto de la
actividad de todos los individuos y el
tiempo disponible deviene en lo
sucesivo la medida de la riqueza.
3.2 “Una nación es realmente rica,
cuando en lugar de trabajar doce
horas, trabaja seis. Riqueza no es
poder de disposición sobre el tiempo
de plustrabajo (riqueza real), sino
tiempo disponible al margen del
necesitado para la producción
inmediata, para cada individuo y para
toda la sociedad”.
El capital no puede vivir más que de
la ley del trabajo inmediato.La
producción de mercancías se realiza
a través del dominio (ni a través
del trabajo, ni a través de las
mercancías), únicamente a través del
dominio. La luchas de clases se juega
en la organización de las nuevas
potencias de la producción contra la
dominación capitalista.
3.3 Analiza el nuevo proletariado
científico-comunicacional. Aquí se
bosqueja la naturaleza de la nueva
fuerza de trabajo
intelectual/inmaterial.
“Desde el punto de vista del proceso
de producción inmediato puede ser
considerado como producción de
capital fijo; siendo este capital fijo el
hombre mismo”
4.HISTORIA DE UNA
INTERPRETACIÓN Y DE SUS
DESARROLLOS
El contenido de la utopía marxista del
trabajo consiste en hacer evidente la
tendencia a la hegemonía productiva
de la fuerza-saber social y en dotarla
de la vocación no de orientar el
desarrollo de la sociedad capitalista,
sino de destruirla y de construir una
sociedad de
individualidades ricas y
cooperantes.El análisis de la
mutación antropológica introduce en
la perspectiva utópica una dimensión
realista que elimina los rasgos
idealistas de la misma y somete el
vínculo realidad/racionalidad a una
genealogía inmanente. Es entonces
cuando la utopía se hace disutopía.
Enumero a continuación brevemente
las diferentes fases de lectura del
texto que se han sucedido en el
extraordinario laboratorio de
experiencia revolucionaria que han
sido los años de las décadas de 1960
y 1970 en Italia.
a) En 1960 el “Fragmento sobre el
sistema automático de las máquinas”
fue traducido por Solmi y publicado
en los Quaderni Rossi.
Panzieri ofrece una primera lectura
del mismo esencialmente
frankfurtiana en términos de crítica
del maquinismo e interpretando el
capital fijo como dominación.
b) En los años 1962-1964, en el
interior de Classe Operaia, se
produce una lectura del “Fragmento”
que acentúa el dualismo y el
antagonismo entre fuerza de trabajo
(trabajo vivo) y capital fijo (trabajo
objetivado), en un intento de construir
una articulación invertida de la
relación. La tesis fundamental era la
siguiente: el desarrollo de la fuerza de
trabajo anticipa y prefigura el del
capital fijo. Alquati y Tronti han
desarrollado esta lectura.
c) En 1967-1968 se utiliza el
“Fragmento” para integrar la teoría
marxista de las crisis. Sirvió, para
articular las definiciones
objetivistas de la crisis (crisis de
desproporción y crisis de
sobreproducción) con un punto de
vista subjetivos: la crisis como
producto
de la transformación estructural del
sujeto proletario. En esta perspectiva
se puede comenzar a realizar una
lectura de 1968 como revolución del
concepto de fuerza de trabajo, de
genealogía y de hegemonía del
trabajo inmaterial
d) De 1973 a 1978 (en particular en
mis lecciones sobre los Grundrisse
incluidas en Marx oltre Marx) se ha
leído el “Fragmento” como
elemento central de la dinámica de
interpretación de las transformaciones
del sujeto de clase. Y, por
consiguiente: a) como teoría del
desplazamiento ontológico; b) como
génesis del “obrero social” (primera
definición de la crisis del trabajo
inmediato y de la recomposición del
nuevo sujeto revolucionario
cooperativo). El interés se centra
entonces, sobre todo, en la dimensión
ontológica del desplazamiento, para
insistir sobre la intensidad de la
fuerza de la transformación
histórica.e) Finalmente, a partir de
mediados de la década de 1980, el
interés de la lectura se focaliza sobre
la fenomenología-sociología del
trabajo intelectual, es decir, de la
nueva fuerza de trabajo inmaterial,
que el desarrollo capitalista y la lucha
de clases colocan en el centro del
análisis. La nueva determinación del
trabajo vivo se encuentra dada en la
cuestión de la hegemonía política que
remite al General Intellect. Para la
inversión revolucionaria de su
concepto.
El problema de la explotación (del
trabajo inmaterial) se encuentra de
nuevo en el corazón del análisis. Y en
relación con esta tarea podemos
despedirnos (separarnos?): análisis
de la nueva naturaleza del trabajo en
la perspectiva de su revolución
comunista. Ésta es la hipótesis que
heredamos del “Fragmento” marxista
de 1858...
IV.Valor y afecto (Futur Antérieur,
núm. 39-40, París, 1997-1998)
Ha cambiado de modo irreversible la
posibilidad de desarrollar la teoría del
valor en términos de orden
económico. La posibilidad de medir el
trabajo resulta cada vez más difícil.
1.El trabajo no puede reducirse a
cantidades simples, susceptibles de
ser calculadas.
2.El capital, por su financiarización y
su estatalización crecientes, hacía
cada vez más artificial y arbitraria la
mediación entre los diferentes
sectores del ciclo económico y por
ende cada vez más abstracta.
Pero todo esto es prehistoria. En el
mercado global, en la
postmodernidad, el problema de la
medida del valor ya no se presenta.
La división internacional del trabajo y
la explotación se han acentuado. Se
ha desvanecido definitivamente la
posibilidad de medir la explotación.
Desde el punto de vista de la
economía política, o sea “desde
arriba”, la temática del valor-afecto se
halla en este momento
integrada en el proceso
macroeconómico hasta el punto de
hacerse invisible en el mismo.
Dos ejemplos:
1.Trabajo doméstico realizado por
mujeres y/o esposas/madres. En este
caso el valor se arranca al trabajo, es
decir, al afecto.
2.Economía de la atención. Se
entiende por ésta el interés que existe
por integrar en el cálculo económico
la interactividad del usuario de los
servicios de comunicación. El trabajo
(la atención) se halla subsumido, al
ser arrancado al valor (del sujeto), es
decir, al afecto.
El valor afecto: el valor de la fuerza de
trabajo es tanto más determinante en
la producción cuanto más ineficaz se
muestra la medida del valor; cuanto
más silencia la economía política el
valor de la fuerza de trabajo, más
crece e interviene el valor de la fuerza
de trabajo en un campo global,
biopolítico. El trabajo encuentra su
valor en el afecto, definido éste como
“potencia de actuar” (Spinoza). El
valor reside tanto más en el afecto, en
el trabajo vivo que se autonomiza de
la relación-capital y expresa su
potencia de autovalorización, cuanto
más la teoría del valor pierde su
referencia respecto al sujeto (la
medida era esta referencia, en tanto
que base de la mediación y del
dominio).
DECONSTRUCCIÓN
La fuerza del trabajo no es ya ni
exterior ni interior al dominio (y a la
capacidad de estructurar el dominio)
del capital.
- Primer ejemplo: el valor de uso de la
fuerza de trabajo se encuentra fuera
del capital.Este “fuera” consiste en:
a) independencia de la “pequeña
circulación” (lazo con la tierra,
economía familiar)
b) alrededor de los valores propios de
la “cooperación obrera” como tal
alrededor de los valores “históricos y
morales”. El valor de uso hunde sus
raíces fuera del capital, aunque sea
siempre de forma
relativa.
El precio del “trabajo necesario” (para
reproducir al proletariado) se presenta
como una cantidad natural e histórica,
exterior,
que media entre productividad
efectiva de la clase obrera y su
inclusión social y monetaria en la
sociedad del capital. La especificidad
marxiana, se funda también en la
extrañeidad (relativa). Medir el valor
para Marx consistía en usar una
unidad de medida que se
formaba al margen (o de todas
formas al lado) del proceso
capitalista.
- Segundo ejemplo: El valor de uso de
la fuerza de trabajo se encuentra en
el interior de la sociedad del capital.
El capital redefinió el valor de uso de
la fuerza de trabajo como valor de
cambio – no solo de modo relativo
como en la fase de acumulación, sino
de modo absoluto. Esto se impuso a
partir de 1930 en USA, 1950 en
Europa, y 1970 en el Tercer Mundo.
Ésta tendencia es irreversible. Ya no
es posible una formulación del valor
de uso que pueda, aún parcialmente,
formularse independientemente del
valor de cambio.
Por ésta razón la unidad de medida,
tanto capitalista como marxiana, no
tiene más razón de existir. Todo valor
se halla ahora recuperado y
movilizado en el seno del control
capitalista mundializado. Así, si (en
términos clásicos) la teoría del valor
debe determinar un criterio de
medición, hoy no podrá encontrarlo
sino en el interior de la constitución
global del valor de cambio. Ahora
bien, esta medida es el dinero.
Actualmente el dinero no es ni una
medida, ni una relación con el valor
de uso, sino que ocupa pura y
simplemente el lugar de esa medida.
La teoría del valor abandona el
desarrollo capitalista al planteamiento
postmoderno, transfigurada en teoría
monetaria. “Un dólar es un
dólar”. El dinero ya no es producto de
un régimen de intercambios, sino la
producción de un sistema de
intercambios. Pero el valor de la
producción no ha desaparecido, por
no ser medible, ha devenido des-
mesurado. Se da la paradoja de una
fuerza de trabajo que no
está ni dentro ni fuera del capital:
primer caso: el criterio que permitía
con la medida, el control era su
independencia relativa (que hoy ya no
existe: la fuerza de trabajo se halla
“realmente subsumida”). Segundo
caso: a pesar de la desaparición de la
medida, se dominaba a la
fuerza de trabajo mediante la
absorción por el régimen monetario
(el keynesianismo como la forma más
refinada del control). Pero este último
también tiende a desaparecer dado
que el control monetario se ha hecho
completamente abstracto. Tenemos
que concluir, que la fuerza de trabajo
que hemos encontrado en la
postmodernidad (en el sistema global
de la economía capitalista) se halla
situada en un no-lugar en relación
con el capital.
¿CÓMO DEFINIR ESTE NO-LUGAR?
Se habla de globalización en un doble
sentido: extensivo, por la extensión
mundial del tejido productivo a través
de los mercados; e intensivo, en tanto
que toda la vida social se halla
absorbida en la producción
capitalista. En el primer sentido, la
fuerza productiva se declina en
función de la circulación. En el
segundo sentido, explotada en
procesos de reproducción social, en
un contexto biopolítico. (se define
biopolítico como un contexto de
reproducción social que integra
producción y circulación y el
dispositivo político que las organiza).
El no-lugar de la fuerza de trabajo se
define negativamente por la
desaparición de la separación entre
las diferentes formas de realización
del capital. Se define positivamente
por la intensidad de la movilización y
por la consistencia del vínculo
biopolítico de la fuerza de trabajo.
CONSTRUCCIÓN
a) la medida del valor-trabajo, basada
en la independencia del valor de uso
es desde ahora irrealizable
b) la regla del dominio capitalista que
se impone en el horizonte de la
globalización anula toda posibilidad
de medida, aunque ésta sea
monetaria
El valor de la fuerza de trabajo se
encuentra situado en la actualidad en
un no-lugar, este no-lugar es
desmesurado. Entendemos por ello
que está fuera de medida y, al mismo
tiempo más allá de toda medida.
Abordaje del vínculo entre producción
y reproducción social, siguiendo las
indicaciones de la presente
investigación: desde abajo y en el no-
lugar desmesurado
Las figuras marxianas del valor de
uso no se renuevan poniéndolas en
contacto con la situación actual. Los
políticos y filósofos que hacen esto
confrontan una resistencia humanista.
El valor de uso se presenta como
identidad. Un ejemplo: la resistencia
de los sindicatos obreros a la
mundialización fundada en el respeto
a la territorialización, en la identidad
del valor de uso de la fuerza de
trabajo, y su ceguera ante la
transformación de la productividad;
los lleva a la desesperanza y por
ende son incapaces de comprender la
nueva potencia que el no-lugar
desmesurado ofrece a la acción
productiva. Debemos apostar a la
inducción del afecto al valor (y no del
valor al afecto, deducción) como
esquema de construcción. La escuela
de la historiografía subalterna toma el
afecto “desde abajo”. El afecto se
ofrece como producto de las luchas,
como sedimento ontológico de éstas.
El desarrollo del afecto se encuentra
atrapado en una dialéctica que acaba
por presentar su dinámica como una
circularidad. Todas las dialécticas son
malas, porque no saben liberarse de
la efectividad histórica y de sus
sortilegios. Un esquema de
reconstrucción “desde abajo” debe
comprender también, la percepción
del “no-lugar” que puede liberarnos de
la dialéctica de la modernidad, bajo
todas sus formas. Como primera
hipótesis el afecto puede
considerarse como una potencia de
actuar, singular y al mismo tiempo
universal. Singular, porque entiende
al actuar más allá de toda medida que
la potencia no contiene en ella
misma. Universal, porque los afectos
construyen una comunidad entre los
sujetos. El “no-lugar” del afecto se
sitúa en el seno de esta comunidad
porque esta comunidad no es un
nombre, sino una potencia, porque no
es una comunidad de coacción, sino
un deseo. El afecto no tiene nada que
ver con el valor de uso porque no es
una medida, sino una potencia y
porque no encuentra límites a su
propia expansión, sino obstáculos. La
relación entre singularidad y
comunidad es dinámica, una inviste a
la otra, entonces el afecto puede
calificarse como potencia de
transformación. Este proceso es
material, biopolítico, y ontológico. El
afecto es una potencia expansiva. Se
trata de una potencia de libertad, de
apertura ontológica, de difusión en
todas las direcciones.
RETORNO A LA ECONOMÍA
POLÍTICA
La economía política de la
postmodernidad busca el valor en
otros campos: convenciones de los
intercambios mercantiles y de las
relaciones comunicacionales (eje de
los vínculos productivos, y por tanto,
flujos afectivos). Se da cuenta que el
afecto es productivo e intenta
controlarlo limitando su potencia. Con
esto la economía política se situó
fuera de la dialéctica clásica del
capital. Acepta la imposibilidad de
determinar una medida “objetiva”.
Hace sus pruebas sobre el terreno
marca por la producción de
subjetividad. La economía política se
ha convertido en ciencia
deontológica. La contradicción
principal de la postmodernidad se
halla en el “más
allá de medida” del valor. Acepta que
no se puede medir y se sitúa en la
convención (conjunto de los modos
de vida productivos y de intercambio)
y la comunicación (conjunto de
relaciones interactivas que forman el
mercado y la conciencia del mercado)
para restringir la desmesura. Lo que
escapa a la economía política (pero
infecta la política económica) es el
otro aspecto: el valor-afecto más allá
de la medida. Y éste es imposible de
controlar. Lo sublime ha devenido
normal.
PARA RETOMAR EL ANÁLISIS
Una economía del deseo se halla a la
orden del día. No solo en términos
filosóficos, sino prácticos. El valor-
afecto abre la vía a una política
conómica revolucionaria, que impone
el tema de la reapropiación del
contexto biopolítico por los sujetos
productivos.
Se debe partir de “lo que es común”
en cada lucha social. Nuestra vida
social y productiva, se halla aplastada
por la imposibilidad de
actuar, por la frustración de no crear,
por la castración de nuestra
imaginación cotidiana. Es preciso
destruir al enemigo a partir del afecto.
Porque el afecto (la producción, el
valor, la subjetividad) es
indestructible.
V.De la transición al poder
constituyente (Futur Antérieur, núm.
2, París, 1990)
EL COMUNISMO COMO OBJETIVO
MÍNIMO
Tanto los reformistas como los
revolucionarios consideraron al
socialismo como período de
transición entre el capitalismo y el
comunismo, y por ende como
concepto independiente de ellos. Se
definía al comunismo, en tanto
proceso de liberación, como
movimiento real que destruye el
estado actual de cosas. Durante la
década de 1930, el grupo dirigente
soviético ha considerado el
socialismo como una actividad
productiva que crea, cueste lo que
cueste, las bases materiales de una
sociedad en competición con el ritmo
de su propio desarrollo y con el de los
países capitalistas. A partir de ese
momento, el socialismo no se
identifica tanto con la superación del
sistema del capital y del trabajo
asalariado como con una alternativa
socioeconómica al capitalismo. La
Plaza Roja ya no es el punto de
referencia de los comunistas, ergo el
comunismo vive. Cuanto más se
reproduce el capitalismo, más se
extiende y enraiza el deseo del
comunismo. Se debe volver a
considerar la transición comunista
como algo que se construye en el
seno del desarrollo capitalista.
El comunismo es el objetivo mínimo
de la ciencia política, y el método es
materialista: sumergir el análisis en el
modo de producción actual.
LA IRREVERSIBILIDAD DE LAS
CONQUISTAS OBRERAS
Qué es un prerrequisito del
comunismo? Es una determinación
colectiva, interna al modo de
producción, sobre la cual se
acumulan los resultados y las
tendencias de la lucha contra el
trabajo de aquellos que son
explotados en el proceso de trabajo.
La tendencialidad deriva del
paradigma de lo colectivo, de la
irreversibilidad, y de la dinámica de la
contradicción y la crisis. Las
instituciones del Estado de Bienestar
proporcionan un ejemplo de
prerrequisito, pues son producto de
luchas que obligan al estado
capitalista a aceptar en su seno la
representación de intereses colectivos
organizados. La ciencia política y la
doctrina del derecho público, han
debido modificar
su propio estatuto científico,
abandonando el formalismo
tradicional y subordinando el
procedimiento analítico a la
permeabilidad continua de las luchas
y las instituciones, y la imposibilidad
de discernir lo social de lo político.
Las condiciones de existencia del
capital ya no son sólo implícitas sino
explícitamente colectivas.
LO COLECTIVO EN LA
ORGANIZACIÓN DEL TRABAJO
La nueva producción en masa exige
una flexibilidad total, el self-making de
la clase obrera debe ser reducido a
un elemento inmediato de la
producción y circulación, se reconoce
como valor la subjetividad del obrero,
contrariamente al taylorismo. Solo los
fetichistas incurables del pasado
pueden negar la modificación positiva
determinante que supone esta
transición. La fuerza de trabajo actual
es subjetivamente activa. El trabajo
vivo precede y es independiente al
mando capitalista. En consecuencia el
capital no se presenta como la
organización de las fuerzas de
trabajo, sino como registro y gestión
de la organización autónoma de la
fuerza de trabajo. La función
progresiva del capital ha acabado.
Toda la producción de valor se
acumula únicamente en la
cooperación social productiva.
LA CALIDAD SOCIAL DE LA
SUBJETIVIDAD PRODUCIDA
La característica fundamental del
nuevo modo de producción es que la
principal fuerza de trabajo productiva
ha llegado a ser el trabajo
técnico-científico. El trabajo se
presenta como abstracto e inmaterial
(forma), complejo y cooperativo
(cantidad), cada vez más intelectual y
científico (calidad).La sociedad entera
está investida en este modo de
producción y la explotación pareciera
haber desaparecido.
La contradicción de la explotación se
halla así desplazada a un nivel muy
alto en el que el sujeto más explotado
(el técnico-científico) se ve
reconocido en su subjetividad
creativa, pero controlado en la gestión
de la potencia que expresa. El
conflicto es social porque el trabajo
técnico-científico es cualidad
masificada de la inteligencia del
trabajo. El espacio ocupado por el
capital no es más que el de un control
del lenguaje, tanto científico como
común.
DE LA TRANSICIÓN COMUNISTA
Qué es la transición al comunismo?
Constituye una crítica de lo existente
y la construcción de una nueva
sociedad en el seno de las
transformaciones del trabajo, una
reinvención de lo político en las
nuevas dimensiones de lo colectivo –
de un colectivo liberado, convertido
en sujeto -. Teniendo en cuenta que
las condiciones de liberación de lo
colectivo son las mismas que las que
producen el sujeto.
Los puntos de vista son:
-crítica de la economía política
- crítica jurídica y constitucional del
Estado liberal-democrático
- poder constituyente
Debemos captar el lugar de una
ausencia, la positividad de una
realidad latente, la mano invisible de
lo colectivo. La proyección política de
las dimensiones colectivas del trabajo
encuentra en las estructuras
constitucionales del Estado liberal-
democrático su obstáculo directo.
El concepto de representación política
como función de la mediación de las
individualidades privadas constituye
un obstáculo para una sociedad que
se define por la actividad de lo
colectivo. Qué significa la supremacía
jacobina de la ley, general y
abstracta, sino la expresión de un
límite fundamental frente a la
irresistible emergencia de procesos
productivos e institucionales
autónomos producidos por las
subjetividades colectivas. Es
imposible modificar la estructura
disciplinaria del constitucionalismo sin
quebrar su sentido, sin remitir
radicalmente el fundamento de la
democracia a la organización de las
subjetividades colectivas. Admitamos
que la empresarialidad (que produce
riquezas a través de una cooperación
del trabajo cada vez más extendida)
se construye de manera
independiente, que la colectividad es
la forma elemental de presentación
de la fuerza de trabajo y que las
singularidades buscan
espontáneamente su
realización en lo colectivo. Se debe
unir el ejercicio de la empresarialidad
colectiva y el de la representación
política. Por ende estamos en ámbito
del poder constituyente. La
democracia comunista nace como
unificación de la representación y la
empresarialidad. El gobierno a partir
del cual realizar los procesos de
transición es un gobierno de los
sistemas desde abajo, un proceso
radicalmente democrático.
LOS MOVIMIENTOS ACTUALES DE
LUCHA COMO PODER
CONSTITUYENTE
Nuestro análisis no se remite a la
utopía. Después de 1968 un nuevo
ciclo de luchas se abrió en Occidente.
Se expresó de manera independiente
a mediados de los 80’s con dos
rasgos: democrático (instancia de
organización de base) y comunista
(impulso a la reapropiación colectiva
de la expresión onsciente y de la
autonomía obrera en el seno de los
procesos productivos).
Se dio en los sectores más
importantes de la reestructuración:
servicios productivos, la escuela o el
sector terciario avanzado. Las viejas
luchas obreras contenían siempre la
amigüedad de una relación dialéctica
con el capital y con las reglas de la
organización capitalista del trabajo:
eran luchas en el interior y contra el
modo de producción. Hoy esta
dialéctica ha estallado. La lucha se
sitúa en el exterior del modo de
producción y contra él. La autonomía
es un presupuesto y no un fin. Se
produce una sedimentación
ontológica de los resultados
organizativos alcanzados en cada
lucha. Ninguna lucha se parece a
otra, ninguna lucha es inútil. Aún en
Oriente, los sujetos más notables en
las luchas son los de la inteligencia
de masas (general intellect), tecno-
científica y productiva. La
fenomenología sigue ocupando
todavía el lugar de la estrategia. En el
Este el poder constituyente está de
todas formas a la orden del día.
VI.República constituyente (Futur
Antérieur, núm. 15, París, 1993)
“A CADA GENERACIÓN SU PROPIA
CONSTITUCIÓN”
Ni los “ancianos”, ni la idea de un
orden antiguo, son quienes podrán
legitimar una Constitución:
únicamente la vida que es
renovación,
puede dar lugar a ella. Desde este
punto de vista la recomendación de
Condorcet “a cada generación su
propia Constitución”, se
encuentra con la efectuada por
Maquiavelo que quería que cada
generación (para escapar de la
corrupción del poder y de la rutina de
la
administración) “efectúe un examen
de los principios del Estado”
– un “examen” que es “construir” un
conjunto de principios que no sea
un herencia, sino un nuevo
proceso de arraigamiento. Si es
preciso saludar un “fin de la
historia”, éste consiste
ciertamente en el fin de la
dialéctica constitucional que el
liberalismo y el Estado del
capitalismo tardío nos habían
legado. A partir de la década del
1930, en los países capitalistas
occidentales, se comenzó con la
“constitución fordista” que hoy se
halla en crisis. De un lado la
burguesía nacional, y del otro la
clase obrera sindicalizada y
organizada en los partidos
socialistas y comunistas. El
sistema liberal-democrático se
plegó a las exigencias del
desarrollo industrial y de la
distribución de la renta global
entre estas clases. La
“constitución material” era
homogénea entre países. El canje
fue Estado de Bienestar, por la
renuncia a la revolución. Los
sujetos que hicieron aquel
acuerdo han cambiado. Ahora las
burguesías se transnacionalizan y
representan el poder en forma
abstracta. A una burguesía
financiera y multinacional (que no
ve razón alguna por la cual
soportar el peso del estado de
bienestar nacional), corresponde
un proletariado socializado,
intelectual, y tan rebosante de
nuevas aspiraciones que es
incapaz de proseguir su
articulación en el compromiso
fordista.
EL DINERO Y LAS ARMAS
Maquiavelo decía que para construir
el Estado son necesarias las armas y
el dinero. Para él las armas son el
pueblo. Pero se halla dispuesta la
burguesía financiera multinacional a
aceptar un compromiso constitucional
y sobre la producción que trascienda
el compromiso fordista? En el sistema
social postfordista es indispensable
redefinir el concepto de pueblo y
también el de “pueblo en armas”.
El proletariado post-fordista, el pueblo
del “obrero social”, es conformado
por: imbricación permanente de la
actividad tecnocientífica y el
duro trabajo de la producción de
mercancías, empresarialidad de las
redes en las que se manifiesta esta
imbricación, por la combinación cada
vez más íntima y por la
recomposición del tiempo de trabajo y
de las formas de vida. Algunos
elementos de la nueva definición de
proletariado: intelectualidad de masas
(general intellect), fuerza de trabajo
cada vez más cooperativa y
autónoma.
Si es cierta la nueva definición del
proletariado, a partir de este momento
la burguesía internacional ha perdido
sus funciones productivas, que se
hace más y más parasitaria, y se
expresa mediante el “dominio
financiero”, lo cual significa “dominio”
liberado completamente de las
exigencias de la producción, del
“dinero” como principio y fin en si
mismo. Aquí se descubre el “nuevo”
fascismo: el antiguo fascismo
remedaba las formas de organización
de masas del socialismo e intentaba
transferir hacia el nacionalismo
(nacional-socialismo o constitución
fordista) las pulsiones del proletariado
por una organización colectiva; de
modo idéntico, el fascismo
postmoderno
pretende desalojar la necesidad de
comunismo de las masas
postfordistas y traducirla,
sucesivamente, en el culto de la
diferencia, en la exaltación del
individualismo, en la búsqueda de la
identidad. El comunismo es respeto y
síntesis de las singularidades y, como
tal, deseado por todos los que aman
la paz; el nuevo fascismo (expresión
adecuada del “dominio” financiero del
capital internacional) produce la
guerra de todos contra todos, las
religiosidades y las guerras de
religión, los nacionalismo y las
guerras nacionales, los egoísmos
corporativos y las guerras
económicas. Ya no tiene sentido
preguntarse como los derechos y los
poderes pueden equilibrarse
recíprocamente cuando obreros y
capital ya no se encuentran en la
dialéctica de la gestión de la relación
productiva. (En el horizonte de
la comunicación, las armas y el
dinero, la producción y el dominio
efectivamente se enfrentan. Cómo
resolver constitucionalmente el
problema de la comunicación? El
problema de la Constitución es el de
la verdad, y esto es imposible de
lograr, cuando dos publicistas pueden
dar afirmaciones contrarias sobre un
mismo objeto. En la postmodernidad
todo empuja a la guerra civil, no llega
a vislumbrarse cuál sería el
compromiso que podría instaurarse
sobre la comunicación) Podemos
acordar en que la cuestión no tiene
sentido. Ya no es posible construir el
estado con las “armas” y el “dinero”.
En materia de ciencia política, todo
cambia hoy: si los que se hallaban en
otro momento sometidos, son más
inteligentes y están mejor armados
que los monarcas y los patronos, por
qué deberían buscar aquellos una
mediación con estos últimos?
LAS FORMAS DEL ESTADO: LO
QUE NO ES EL “PODER
CONSTITUYENTE”
Desde Platón y hasta la modernidad,
con algunas variantes, las teorías de
las “formas de Estado” nos han sido
transmitidas como teoría
inevitablemente dialéctica. Los
teóricos de la constitución americana,
al igual que los democrático-
populares del estalinismo se han
considerado felizmente como
polibianos! La terminología de
“transición”, “dictadura del
proletariado”, “democracia popular”,
etc; son términos bastardos porque
se hallan impregnados por la
concepción del Estado, porque
consideran que existen trayectorias
inevitables para tomar el poder y
transformar la sociedad. Hay que
buscar una posición que sea capaz
de inscribirse en una genealogía y de
apropiarse de la fuerza de la praxis
constituyente, en toda su extensión y
con toda su intensidad. Estamos
escapando de lo que nos condenaba
a pensar la política en términos de
dominación.
CONSTRUIR LOS SOVIETS DE LA
INTELECTUALIDAD DE MASAS
Condiciones: hegemonía tendencial
del trabajo inmaterial y de la
reapropiación cada vez más completa
del saber técnico-científico por el
proletariado. Fin de la distinción entre
trabajo y vida social. En este contexto
la política y la economía son dos
caras de la misma moneda. La
política, la ciencia, la vida marchan
juntas: en este contexto lo real
produce subjetividad. Cómo puede
construirse positivamente la
alternativa al poder existente a través
de la expresión de la potencia. Se
debe reapropiar la riqueza por medio
del trabajo individual colocado en la
perspectiva de la solidaridad, en la
cooperación para administrar el
trabajo social, para asegurar una
reproducción cada vez más rica del
trabajo inmaterial acumulado. Los
Soviets se definirán por el hecho de
que expresarán inmediatamente la
potencia, la cooperación, la
productividad. La expresión de
potencia se hará sin constitución. La
República es una que llega antes que
el Estado, que viene desde el exterior
del estado. La paradoja constitucional
de la República constituyente reside
en el hecho de que el proceso
constitucional no tiene fin, que la
revolución no se acaba jamás, que la
norma constitucional y la ley ordinaria
tienen la misma fuente y se
desarrollan de forma unitaria en el
seno de un único proceso
democrático. La tarea consiste en
destruir la separación, la desigualdad,
el poder que reproduce
conjuntamente separación y
desigualdad. Hoy los Soviets de la
intelectualidad de masas pueden
asignarse la tarea de construir, desde
el exterior del estado, una máquina en
la que la democracia directa en la
cotidianeidad organice la
comunicación directa, la interactividad
de los ciudadanos, produciendo
simultáneamente subjetividades cada
vez más libres y complejas.
Este nuevo proletariado comienza a
manifestarse como verdadero sujeto
histórico.
VII.Para qué sirve hoy el Estado?
(Futur Antérieur, núm. 25-26, París,
1995/6)
Este texto constituye mi intervención
en el seminario El futuro de las
ideologías. Las ideologías del futuro,
organizado por E. Balibar e I.
Wallerstein en la Maison des
Sciences de l’Homme el 13 de marzo
de 1993.
ALGUNAS RESERVAS SOBRE EL
ORDEN DEL DÍA
La centralidad estatal ha provocado
efectos contradictorios y ha coexistido
con dispositivos alternativos, con
orientaciones antagonistas. Uno de
mis maestros, Constantino Mortari,
solía decir “El Estado va y viene”.
Usando un artificio expositivo de la
Edad Media: quoad titulum y quoad
exercitium. Quoad titulum, desde el
punto de vista de la apropiación de
los títulos de soberanía, el monopolio
estatal de la fuerza física legítima, en
un primer momento, se ha constituido
progresivamente y, por tanto, ha
aumentado. Quoad exercitium, desde
el punto de vista del ejercicio material,
histórico, determinado de la potencia,
el monopolio se ha mostrado bajo una
forma cada
vez más dispersa. Cuando hablo
quoad titulum, hago referencia al
proceso de constitución del Estado
moderno (absolutista) y
posteriormente al debilitamiento de la
titularidad en los modos y tiempos de
formación del Estado democrático (de
la afirmación de la legitimidad
constitucional capitalista y/o
socialista). Al hablar quoad
exercitium, hago referencia al proceso
de formación, extensión y
consolidación de la Administración y
al proceso simultáneo de
socialización de la producción
(mercado más fábrica). Qué queda de
la bella definición de Duguit de
Estado como monopolio de la
violencia física legítima, fundado
sobre un territorio, un pueblo y un
orden
jurídico? Es preciso subrayar el
carácter contradictorio del concepto
de Estado como proceso histórico. En
primer lugar, el Estado no puede
definirse como detentador del
monopolio de la fuerza física legítima.
En segundo lugar, si el Estado no
puede comprenderse
conceptualmente “en última instancia”
, sino tan solo únicamente en tanto
que momento de especialización en
la división social del trabajo, será
preciso entonces describir de qué
manera se empeña en la
organización social. En tercer lugar, la
destrucción de la división social del
trabajo implica la destrucción del
Estado, o mejor del modelo de
centralización política que el Estado
ha representado en el curso del
desarrollo capitalista. El objeto de
nuestra investigación consistirá en
proponer una inversión radical y
realista de la problemática y en
plantear la siguiente cuestión: para
qué puede servir todavía el Estado?
EL AISLAMIENTO DEL ESTADO
COMO ABSURDIDAD LÓGICA
Primer cuestión: puede definirse el
Estado como detentador del
monopolio de la fuerza física
legítima? A mi juicio, no es posible ni
desde un punto de vista histórico ni
conceptual. El poder del Estado, se
halla históricamente subordinado al
desarrollo de las fuerzas productivas
y a su nivel de organización. Pero de
qué tipo de relación se trata? La
fuerza física y la legitimidad son
conceptos de estatuto lógico diferente
e incompatible. Es legítimo el Estado
que no vive únicamente de consenso,
sino de ausencia de revuelta. El
concepto de
legitimidad expresa un estadio del
desarrollo del Estado moderno en el
que predominaba la asimetría de la
relación entre el Estado y el
ciudadano. Este criterio de validación
es una relación asimétrica e
históricamente determinada. Decimos
que se halla históricamente
determinada porque creemos que el
desarrollo del capitalismo y por lo
tanto de la socialización de las
relaciones de producción determinan
progresivamente la disolución de esta
asimetría. Una de las lecciones más
importantes del hundimiento del
Imperio
soviético es la que concierne a la
función catastrófica que asumen el
rechazo de la participación, el éxodo,
la resistencia pasiva respecto a la
eficacia de los procesos de
legitimación. La transición de las
sociedades disciplinarias a las de
control, muestra cómo la gestión de la
asimetría de la legitimidad deviene
cada vez más hiperbólica e insensata.
Las conclusiones catastróficas
reintroducen la disyuntiva entre poder
y anarquía que por su extremismo no
puede dejar de reforzar la legitimidad
del Estado. (la “última instancia” de
Hobbes) Como dijo Agamben, para
construir el concepto de Estado es
preciso definir la “vida desnuda”, pero
ésta no existe! No existen mas que
“formas de
vida” y la construcción del poder no
puede aparecer como trascendente
en relación con su complejo
desarrollo. El aislamiento del
concepto de Estado es una
absurdidad lógica antes de ser una
decisión histórica radical: a saber, la
decisión del que manda sobre la
división del trabajo social.
EL ESTADO ES EL PEZ GRANDE
Spinoza lo comprendió
perfectamente, el Estado es el pez
grande que se come a los chicos.
Sólo en esta perspectiva de orden
linear, puedo construir el concepto de
Estado. El hecho que el Estado sea
inmanente a la sociedad determina su
subordinación al campo de fuerzas
que constituyen lo social. Si el Estado
es administración, si es
administración en el interior de la
división social del trabajo, entonces
únicamente la crítica de la
administración puede comprenderlo.
Una crítica de la administración: aquí
lo económico, lo simbólico, lo
político actúan concertadamente, no
como elementos de una totalidad,
sino como funciones unitarias de la
multiplicidad redefinida sin cesar. Hoy
más que nunca considero justificado y
actual el rechazo wittgensteniano de
definir el Estado como esencia
autónoma.
La historia de las modificaciones de
las formas del Estado no es nada más
que la transcripción de las
transformaciones de la organización
del modo de producción. La historia
del Estado de Bienestar es ejemplar
en este sentido, nace de un proceso
histórico complejo pero específico;
nace de la exigencia de refundar la
legitimación de manera extensiva
(incluyendo en la misma a la clase
trabajadora) para permitir la
ampliación de la base productiva del
capital. SI se quiere destruir al estado
de bienestar en lugar de desarrollarlo
se
tendrán corrupción, mafias,
corporativismos. Hay que reubicar el
estado en la división social del
trabajo.
PARA QUÉ SIRVE TODAVÍA EL
ESTADO?
La hegemonía del obrero social y sus
bases a) cuestiona radicalmente el
concepto de legitimación, b) define
una situación en la que la
reapropiación de los procesos
administrativos por la fuerza de
trabajo asociada se evidencia como
irremediable, c) indica la posibilidad
de plantear el problema de la síntesis
política de lo uno y lo múltiple en
términos radicalmente innovadores.
Con el punto a) la fenomenología
política impide siquiera plantear la
cuestión, ni darle entidad a todas las
teorías que desde izquierda y derecha
intentan sostenerla.
Con el b) el obrero social necesita de
administración, requieren toda esta
serie de condiciones productivas que
solo un poder colectivo puede
organizar y mantener para que la
valorización tenga lugar, y esto es
esencial para la producción. La
cooperación productiva preexiste a su
aplicación al trabajo.
Cuando se presenta en la escena
productiva, el empresario es, a lo
sumo, un elemento de coordinación
política y no un organizador o un
innovador. La dialéctica del capital se
ha terminado. La praxis colectiva
reclama la hegemonía. Las formas de
control cada vez más abstracto
(monetario, mediático, militar) se
hacen cada vez más injustas e
inicuas: destruyen más que controlan.
Con el c) Nosotros los intelectuales,
constituimos una fuerza de trabajo,
pero un fuerza más rica y más
poderosa que nunca.
Hace algunos años habíamos hecho
de la “ruptura” del pensamiento de
Marx la clave de la bóveda de la
reconstrucción del pensamiento
obrero.
Hoy, convendría que nos
remontásemos más allá de esa
ruptura y que sospechásemos de
modo crítico que ahí puede estar la
verdad, una utopía que puede
construir una nueva máquina.
VIII.Luchas sociales y control
sistémico? (Futur Antérieur, núm. 9,
París, 1991/2)
A mediados de la década de 1980 ha
aparecido un nuevo movimiento de
luchas sociales, que asumen la
reestructuración como contexto de
lucha.Se busca establecer una nueva
forma de control social, presentada
bajo tres formas.
1) Microcontrol preventivo, que se
apoya sobre funcionarios sindicales y
especialistas de los social. El viejo
capataz pretendía controlar a su
obrero en su medio social, el segundo
sobre el medio social.
2) Revisar el marco de referencia.
Toda modificación de la organización
estatutaria, reglamentaria, salarial,
etc; afecta a todas las demás.
3) Reconstruir las normas de
negociación. Se chantajea en
múltiples frentes, desplegados a un
ritmo que se acelera, y en espacios
cada vez más circunscritos.
La forma de contrarrestar este control
no puede hacerse con la herencia de
la tradición obrera: ampliación al
sector o a la corporación y en un
segundo tiempo, huelga general.
Estos espacios son confiscados por
las instituciones oficiales, sindicales o
corporativas. La huelga general
corporativa es un instrumento típico
de la “reducción” de la complejidad.
Cómo se puede plantear de una
manera eficaz y políticamente
aceptable el problema de la
reconstrucción de un horizonte
general para el movimiento? Las
últimas luchas buscan siempre poner
de relieve los elementos de conexión
del trabajo social, de sacar a la luz en
toda reivindicación los aspectos de
cooperación social que recorre las
luchas. No hay lucha sin utopía. El
sistema político del capitalismo tardío
es amorfo, su dinámica es parasitaria,
su norma economicista. Las luchas
con su diseminación difusa, muestran
un renacimiento de lo político como
poder constituyente. Se da la
paradoja que donde se ubica la
política, limitada a las estructuras del
Estado, ya no hay ni política ni
democracia. En las luchas se da una
nueva concepción de democracia y
poder innovador. Es necesario que
otros sectores de lo social entren en
la lucha, aquellos que expresan un
grado de socialización más elevado
(estudiantes, proletarios barriales,
fuerza de trabajo femenina).
IX.Reapropiaciones del espacio
público (Futur Antérieur, núm. 33/4,
París, 1996/7)
1. La sucesión de explosiones
estudiantiles mostraron las primeras
manifestaciones de la revuelta del
trabajo inmaterial. Diciembre de 1995
en Francia marca la primera ruptura
de masas con el régimen político-
económico-ideológico de la época
liberal. (hacemos referencia al ciclo
de luchas en Francia durante otoño-
invierno 1995, concretamente sobre
noviembre y diciembre de ese año. El
origen fue el Plan Juppé de ajuste
estructural y finanzas públicas para
cumplir con Maastricht. El plan
afectaba seguridad social y función
pública y privatizaciones. La punta de
lanza fueron los ferrocarriles
franceses y la Administración
autónoma de los transportes de París,
pero afectó a muchos otros sectores.
Durante las movilizaciones se utilizó
permanentemente la asamblea
general como forma de organización
y mecanismo de toma de decisiones,
al margen de las viejas prácticas
sindicales)
2. El actor de las huelgas fue el
“trabajador de los servicios públicos”.
Los prevalentes fueron los obreros de
los servicios
públicos de transportes, de la
comunicación, de la formación, la
salud y la energía. Estos trabajadores
pertenecen a industrias que
constituyen la forma global ue
estructura la producción misma. Los
huelguistas demostraron que tocando
el eslabón de la circulación se tocaba
la totalidad de la cadena productiva.
3. Pero estos no han sido los únicos
actores de la lucha, sino también los
millones de hombres y mujeres que
en toda Francia han acompañado la
huelga adecuándose a moverse en
condiciones penosas. Los medios
intentaron enfrentar a los usuarios
con los huelguistas, pero no tuvieron
éxito. Los ideólogos liberales no nos
habían contado durante años que en
la sociedad postindustrial los usuarios
son en sí mismos productores de
servicio? Entonces por qué intentaron
hacer la separación entre éstos y los
trabajadores tan descaradamente?
En efecto los usuarios son
“coproductores” de los servicios
públicos. Si los servicios son una
coproducción, entonces éstos son
esencialmente públicos. La huelga
mostró su fuerza por la convivencia
cotidiana entre usuarios
(coproductores) y trabajadores
(productores) Se creó un nuevo tipo
de huelga: la huelga metropolitana.
En este sentimiento de
corresponsabilidad por parte de los
usuarios se debe reconocer un acto
de “reapropiación de la
administración”. Al tomar conciencia
de la naturaleza de este acto, se ve al
servicio público como algo común a
todos. Una definición de “lo público”
que no tiene nada que ver con su
definición “estatal”.
4. El Estado descubre su rostro
capitalista cuando quiere privatizar los
servicios públicos. A través de estas
luchas se abre una problemática
constituyente. Se trata de comprender
lo que significa un nuevo “carácter
público de los servicios”. Si es cierto
que los
servicios constituyen en la actualidad
“la forma global” de toda forma de
productividad del Estado o privada, si
es cierto que muestran en
qué grado es esencial y ejemplar la
función de la cooperación en el
conjunto de la producción y de la
circulación, entonces este nuevo
concepto de “lo público” constituirá el
paradigma de toda nueva experiencia
de producción socializada. Nos
encontramos ante un nuevo concepto
de lo público, de una producción
organizada alrededor de la
interactividad en la que el desarrollo
de la riqueza y el desarrollo de la
democracia se hacen indistinguibles.
La eliminación de la explotación se
hace aquí visible, aparece no ya
como mito, sino como posibilidad
concreta.
5. Esta nueva dimensión subjetiva
afecta tanto a los obreros sociales
como a los coproductores. El “todos
juntos” de los eslóganes de las
luchas francesas de 1995 es la
comunidad de lucha. La lucha
funciona como prefiguración del fin al
cual tiende; el método “estar juntos”
para vencer, constituye la
prefiguración de la finalidad, “estar
juntos” para construir la riqueza, al
margen y contra el capitalismo.
En las luchas que analizamos, se
muestra por primera vez una
comunidad extremadamente
articulada que encierra en sí todas las
características de la multiplicidad y
que, como conjunto productivo, se
opone al poder. La reapropiación del
dominio en función productiva y la
construcción del vínculo social forman
a partir de ahora un continuum. El
problema de la transición hacia una
comunidad social autónoma, hacia el
comunismo, ya no residirá
únicamente en la definición de la
forma de lucha contra el Estado, sino
en la definición de los plazos y de las
formas que permitirán la
reapropiación de las funciones
productivas por parte de la
comunidad que las
lleva a cabo. “Todos juntos” es un
proyecto de transición hacia el
comunismo.
6. Para los empleados de la empresa
privada el eslogan “todos juntos” ha
caído en el vacío porque no se han
sumado a la lucha. La
razón fundamental es que en la
misma empresa privada la tendencia
a la transformación de la estructura
productiva en estructura pública de
servicio no es todavía evidente y que
ello permanece oculto, por un lado,
por la fuerte permanencia de las
industrias manufactureras; y por otro,
por el predominio infame de las reglas
del beneficio privado, con frecuencia
reinterpretado según modelos
financieros. Es el momento de decir
que las funciones productivas ligadas
a la producción manufacturera se
hallan de mil formas en vías de
extinción. Y por ende los obreros
ligados a las funciones
manufactureras son los más
sensibles al chantaje del paro, y por
ende, los más débiles. Su situación
es similar a la de los campesinos en
la Revolución francesa: éstos
luchaban no para que venciese el
sistema de producción en el
cual participaban, sino para que lo
hiciese otro sistema en el cual iban a
ser aplastados. Es en las actividades
terciarias del sector privado en donde
es posible el redescubrimiento de lo
público, y por tanto, la recomposición
del nuevo proletariado, por tener
flexibilidad temporal y movilidad
espacial. Ahí se explota la articularse con las formas (renovadas)
cooperación social. de la democracia política, poner al día
el tejido material de la coproducción
7. Volviendo al sujeto de las luchas política de lo social. Las luchas de
de diciembre de 1995. En un nivel 1995 muestran que la democracia de
superficial es un “trabajador de los la multitud es un hecho
servicios públicos”, luego revolucionario.
aparece como “trabajador social”
(productor de relaciones sociales y a 9. Se debe reforzar el frente de luchas
través de éstas, de riqueza); luego en los servicios públicos, pero sobre
esto se refuerza porque los todo en el sector privado. Por otro
ciudadanos han coproducido la lucha; lado las nuevas formas de lucha
luego el ser un servicio de carácter deben organizarse para permitir
público lo hace estratégico en la vincular las reivindicaciones
explotación y por ende de nuevas sectoriales a las generales sobre el
contradicciones generadoras de salario biopolítico, sobre la extensión
luchas; por último los trabajadores del servicio público, sobre la
privados cuya actividad se ha reapropiación de la Administración.
reestructurado como servicio, serán Se mostró una gran capacidad para
atraídos por este ciclo de luchas. reorganizarse sobre el territorio,
Pero el obrero social es un trabajador rompiendo con la tradicional división
inmaterial. Lo es por ser altamente profesional del sindicalismo francés,
escolarizado, su trabajo y esfuerzo podrá retomarse como paradigma.
son intelectuales y porque su
actividad es cooperativa. Las
telecomunicaciones y la formación
son los sectores más significativos
desde el punto de vista de la
inmaterialidad. Las
telecomunicaciones, que
representarán en un futuro próximo la
totalidad de la circulación de los
signos productivos, de los lenguajes
cooperativos constituyen la figura
exterior de este capital constante del
que se han apropiado los cerebros
humanos.
8. Hoy la teoría debe trabajar sobre la
relación existente entre “general
intellect” (el trabajo inmaterial e
intelectual hegemónico) y
“bios” (la dimensión sobre la cual el
trabajo intelectual como capital
constante reapropiado se opone al
dominio capitalista convertido en
lo sucesivo en totalmente parasitario)
Pero la teoría debe trabajar
fundamentalmente sobre los vínculos
que unen estrechamente la
interactividad social y sus formas
políticas. En la actualidad la
producción es un mundo de
relaciones interactivas que
únicamente la “democracia” puede
constituir y gestionar. Una
democracia poderosa de los
productores, es lo que constituye hoy
el meollo
esencial de nuestras investigaciones.
Construir lo público contra el Estado;
pensar la democracia de los
productores contra el parasitismo del
capital; identificar las formas
mediante las que la interactividad de
la producción (puesta de relieve por el
desarrollo de los servicios) puede