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De forma resumida, los hechos del procedimiento se pueden relatar del siguiente modo:
una persona física demanda a una sociedad por una serie de defectos constructivos,
solicitando la reparación de los mismos o, en su caso, el pago del coste de reparación
y otros costes adicionales. La sociedad estuvo representada desde el inicio del
procedimiento por la persona designada como liquidadora, que fue quien alegó la falta
de capacidad procesal de la sociedad, al haber sido ya sus asientos registrales
cancelados.
Refleja lo controvertido del asunto que, si bien la sentencia del Juzgado de Primera
Instancia estimó la demanda y condenó a la sociedad a reparar los defectos o, en su
caso, a pagar el coste de reparación de los mismos, en caso de no poderse hacer las
obras, así como al pago de otros costes relacionados con dicha reparación
estableciendo, por tanto, que la sociedad tiene plena capacidad para ser parte aun
después de liquidada, la Audiencia Provincial, sin embargo, anuló aquel fallo.
Consideró, por el contrario, que la sociedad, una vez liquidada y con sus asientos
registrales cancelados, carece de capacidad para ser parte en un proceso judicial.
De esta manera, interpreta que la propia Ley consagra esa pervivencia de la capacidad
para ser parte de una sociedad liquidada, por cuanto establece que la inscripción de la
liquidación en el Registro Mercantil debe manifestar la satisfacción de los acreedores y
la cuota de liquidación de socios o accionistas. En ese sentido, el Supremo interpreta
la norma legal señalando que la capacidad para ser parte demandada en un
procedimiento se mantiene para aquellos pasivos o deudas sobrevenidas,
manteniendo, en este caso, la sociedad, cierta personalidad jurídica, que, si bien no le
permite ya actuar en el mercadeo, sí le permite ser parte en un procedimiento judicial.
Por tanto, de acuerdo con la sentencia de 24 de mayo de 2017, una sociedad disuelta
y ya liquidada, y con sus asientos registrales cancelados, podrá ser demandada para
el reconocimiento judicial de un crédito que debía haber sido satisfecho en el proceso
de liquidación. En el proceso judicial deberá estar representada por su liquidador, por
cuanto está latente la personalidad, al menos procesal, de la sociedad. Ello sin perjuicio
de la responsabilidad solidaria que para el pago de esa deuda puedan tener los socios
con el límite de la cuota de liquidación de cada uno de ellos.
Por tanto, los acreedores que hayan visto insatisfecho su crédito podrán
interponer reclamaciones tanto a la sociedad como a los socios (en un
procedimiento de responsabilidad).