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A) ESPAÑA
El desarrollo del Estado Moderno, llevó aparejado un proceso de delimitación de fronteras. Al
mismo tiempo, estaban abocados a la expansión territorial mediante un proceso de conquista. A
mayor territorio mayor grandeza y garantía de una posición económica predominante.
Carlos I heredó los territorios de las coronas de Castilla, Aragón y Navarra (anexionado en 1512 por
Fernando el Católico), así como los Países Bajos, las posesiones de América, Cerdeña, Sicilia,
Nápoles, e incorpora por el derecho de conquista el Milanesado... y Felipe II prosigue la expansión
en América y asume la Corona de Portugal por herencia. Aunque el monarca tenía el supremo poder
político, esos reinos conservaban su personalidad jurídica e instituciones. (Cortes, Administración
de justicia, hacienda, etc...)
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B) INCORPORACIÓN DE LAS INDIAS
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ayudaría. Las reclamaciones del rey portugués iban dirigidas a Castilla: por el Tratado de Alcaçovas
se habían puesto fin a las pretensiones portuguesas sobre el reino de Castilla en beneficio de Isabel
y se establecía un reparto del océano atlántico: Madeira, Azores, Cabo Verde y Guinea para Portugal
y Canarias para Castilla.
Sin embargo, el problema fundamental fue la justificación de la conquista, la búsqueda de unos
“justos” títulos que ampararan los derechos de Castilla a colonizar las Indias y exigir obediencia a
sus habitantes.
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Sepúlveda, que defendía la licitud de la conquista para combatir la idolatría, la antropofagia.
Consideraba los indios seres inferiores por naturaleza, según la tradición aristotélica.
Las Casas, que defendía la libertad y capacidad jurídica y política de los indios. Según Las
Casas, la Bula pontificia sólo daba a España, el derecho que sus reyes fueran reconocidos
como soberanos por los indios, siempre que éstos lo decidieran voluntariamente. Toda vez
que –apunta García Gallo- tal derecho lo poseen todos los pueblos por derecho natural y de
gentes, el título concedido por la bula quedaba vacío.
La Corona optó lentamente por las tesis de Las Casas, lo que se reflejó en las ordenanzas de 1573:
los indios tenían capacidad moral e intelectiva, y su libertad personal debía respetarse.
Las Casas puso de relieve los peligros secesionistas de la política de concesión de encomiendas, el
riesgo de tales concesiones radicaba en la progresiva feudalización de las tierras de realengo, que
acabara desembocando en la independencia de las colonias. De de hecho en 1562 los encomenderos
peruanos ofrecieron a Felipe II, 4 millones de ducados a cambio de la renuncia y cesión perpetua
de sus facultades jurisdiccionales, los consejeros de Felipe II le alertaron en este sentido.
Al final, la encomienda fue el resultado medio entre las aspiraciones señoriales de los
encomenderos y la política centralista del Estado.
En 1561 Las Casas se radicalizó influido por Vitoria, insistiendo en que la bula había concedido el
principado supremo o dignidad imperial, pero no el dominio o posesión, los reyes indios debían
conservar sus Estados mientras los pueblos no consintieran y entregaran sus posesiones al Rey
español.
Las guerras contra los Indios habrían sido injustas y por tanto nulas de pleno derecho. Los
nombramientos de virreyes, gobernadores y audiencias eran nulos, y los reyes españoles habían
usurpado funciones. Sus tesis se extendieron entre los dominicos.
Por su parte, Vitoria entendió que la Bula no era justo título porque en ella el Papa no podía otorgar
más que un derecho exclusivo a predicar y, en compensación, comercio con sus habitantes. En
última instancia, aunque negaba validez a los viejos títulos, promovía otros nuevos que subsanaban
los defectos de los anteriores.
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III.- UNIFICACIÓN JURÍDICA: DE LA MONARQUÍA PLURAL DE LOS
AUSTRIAS AL CENTRALISMO FRANCES.(LOS DECRETOS DE
NUEVA PLANTA) (EXAMEN)
La lógica del centralismo y absolutismo político pedía la unificación jurídica e institucional de
todos los reinos: así, los monarcas extendieron donde pudieron las instituciones castellanas por
considerarlas más cómodas y permeables al poder real al ser menor el control del monarca por las
cortes y tener menor incidencia el pactismo.
Los otros reinos obstaculizaban la recaudación de tributos destinados a satisfacer las necesidades
militares y financieras de las guerras de Flandes e Italia alegando sus fueros y tradiciones.
Al morir sin descendencia Carlos II (el último Austria) se abrió la crisis sucesoria, con dos
pretendientes: Felipe de Borbón –nieto de Luis XIV- y Carlos de Austria. Cualquiera de ellos
suponía la unión de España a Francia o Alemania, alianza vista con recelo por el resto de países
europeos. El propio Carlos II había dejado como herederos a ambos en sucesivos testamentos.
Castilla y Navarra aceptaron a Felipe V de Borbón (designado en el último testamento de Carlos II)
con apoyo de Francia y Cataluña y Aragón apoyaron al archiduque Carlos, con el apoyo de
Inglaterra, Alemania y Holanda. (Rivales de Francia.)
La victoria (Almansa, 1707) de Felipe V y la entronización del archiduque Carlos en Alemania (que
apartó a Inglaterra y Holanda de la guerra para evitar la unión de España con Alemania) llevó a
Felipe al trono dejandole manos libres para proceder a una serie de reformas: los Decretos de Nueva
Planta, invocando el justo derecho de conquista.
Los Decretos de Nueva Planta, suponían:
Dotar de unas únicas leyes, usos, costumbres y tribunales a todos los reinos, rigiéndose por
las leyes castellanas.
Abolir y derogar todos los fueros, privilegios y costumbres de Aragón, Cataluña y Valencia.
Sin embargo, en una serie de decretos posteriores Felipe V restableció parte del antiguo derecho
(derecho civil, mercantil, procesal aragonés, catalán...).
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musulmana.
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LECCIÓN 2.
INTRODUCCIÓN:
La situación económica de España en la Edad Moderna fue bastante compleja dada la disparidad
existente entre los distintos reinos.
Características generales:
1. Potencial económico considerable propiciado por la llegada de los metales preciosos de América,
pero frenado por una organización de corte corporativo, gremial y señorial sobre la que el Estado
desplegó un excesivo número de medidas legales proteccionistas.
2. El crecimiento económico se centró fundamentalmente en las ciudades y se orientó hacia el
impulso de actividades mercantiles en detrimentos de otros sectores económicos.
3. La llegada de grandes cantidades en metales preciosos procedentes de América produjo una caída
de los precios generalizada que se tradujo en la reducción drástica del poder adquisitivo de las
gentes y el aumento de los precios.
4. Frecuentes reformas monetarias y despliegue de una política fiscal cuajada de servicios y
empréstitos como intento de ajustar los ingresos al ritmo de gastos que imponía el mantenimiento
de la política imperial.
5. Resurgimiento económico propiciado por el reformismo ilustrado en el S. XVIII, que impulsó la
agricultura y liberalizó el comercio.
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Atesoramiento del metal en España mediante la prohibición de exportarlo al extranjero.
Restricción a la salida de materias primas mediante la imposición de fuertes tasas aduaneras.
Consolidación de instrumentos mercantiles como la Casa de Contratación de Sevilla que
ejercía un monopolio estatal de todo el comercio con América.
La influencia de esta corriente contribuyó a la decadencia económica de España en el siglo XVII. A
la que contribuyó el creciente volumen de la propiedad en manos muertas (aquella que no era
explotada con criterios de rentabilidad) o la existencia de aduanas interiores que frenaron la
unificación de los mercados hasta el siglo XVIII en que fueron suprimidas.
1. ECONOMÍA AGROPECUARIA.
Existió una importante propiedad señorial, tanto en Castilla como en Aragón y Cataluña, junto con
las pequeñas propiedades libres. Los regímenes de de tenencia para el cultivo de tierras, derivados
de los tipos medievales, principalmente fueron el foro y la enfiteusis.
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El foro era un contrato de arrendamiento a largo plazo en virtud del cual el arrendatario
recibía el dominio útil de la tierra, reservándose el arrendador el dominio directo, adecuado
a la tenencia de fincas de pequeña extensión.
La enfiteusis, era un arrendamiento a largo plazo, transferible y hereditario, que se utilizó
para la tenencia de fincas de gran extensión.
La producción de cereales panificables, aceite y vino tenían una creciente demanda por el aumento
demográfico y la apertura del mercado americano. Los productos agrícolas básicos eran objeto de
alta cotización lo que se traducía e un notable interés por roturar nuevas tierras hasta entonces
baldías o comunes. A pesar de algunas medidas en este sentido, fueron insuficientes y la demanda
siguió superando la oferta siendo frecuente tener que importar trigo.
La agricultura castellana se caracteriza por su desprotección legal respecto de la ganadería
trashumante, representada en el Honrado Concejo de la Mestsa al que se conferían, todo tipo de
privilegios para favorecer el comercio de lana.
Aunque el origen es anterior, el auge de la Mesta se produjo en el siglo XVI, y estuvo relacionado
con el comercio de la lana a gran escala.La organización interior de la Mesta en esta etapa se
articula principalmente en torno a la primera recopilación de las Ordenanzas de la Mesta (1492), y a
otras medidas complementarias como la Ordenanza de 1489, o como la Ley de arriendo del suelo
de 1501, o la llamada Pragmática del hambre que dio Felipe V en 1633 por la que se prohibían las
roturaciones y se mandaba reducir a pastos todas las dehesas,baldíos, ejidos, etc.
La Corona ejercía un control directo sobre la organización, mediante la fijación del cargo de
Presidente en la persona del Rey. El impuesto directo más importante de los que gravaba el paso del
ganado era el “Servicio y montazgo” que constituyó uno de sus ingresos más saneados de la
Hacienda real.
En el siglo XVII la Mesta alcanzaría su mayor poder, pero en el XVIII se dio paso al predominio de
la agricultura. En 1758 se suprimió el pago del Servicio y montazgo. En 1779 el Consejo de
Castilla autorizó a los labradores a acercar las fincas de cultivo, lo que entorpecía notablemente el
paso libre del ganado por los campos. La consecuencia fue la decadencia de la ganadería.
2. INDUSTRIA Y COMERCIO
La industria experimentó en la primera mitad del siglo XVI un verdadero impulso debido a la rápida
y extensa colonización de las Indias, abastecidas desde la metrópoli por el monopolio comercial.
Así la industria de paños tiene su época de esplendor en las regiones interiores de Castilla (Segovia,
Palencia, Béjar,) pero entra en crisis al no poder competir con los precios de las manufacturas
extranjeras.
También alcanza cierto auge la industria sedera (Almeria, Granada, Málaga) que llegó a ser
protegida legalmente y las ferrerias de vascongadas debido a la demanda de armamento por las
frecuentes campañas bélicas.
El comercio interior tuvo su manifestación más importante en las grandes ferias castellanas de
Medina del campo, Segovia, Valladolid, Palencia, etc...
La Corona desplegó su actividad proteccionista al comercio interior y exterior de lanas y la “carrera
de Indias”. El comercio de la lana fue controlado mediante la cobertura legal de tipo proteccionista
dirigida a la exportación de la lana como materia prima.
Desde 1503 la Corona intentó ejercer un monopolio absoluto del comercio entre Castilla y América
así surge la Casa de Contratación de Sevilla y la Casa de la Especiería en La Coruña como
institución destinada a dirigir tal monopolio cuando comenzaron a afluir a España los metales
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preciosos y las especies y fue necesario controlar su circulación.
Su organización estaba planteada como un consulado especial (y en calidad de tal jurisdicción sobre
los temas de su competencia) a través del cual el Estado percibía los impuestos correspondientes al
comercio con las Indias.
El monopolio de Sevilla (1591-1626) fue desapareciendo lentamente, aunque permaneció la idea de
un monopolio andaluz, se abrieron otros puertos a ese comercio (La Coruña, Bayona, Bilbao, San
Sebastián, etc.).
Los beneficios del comercio americano atrajeron la participación creciente de la industria extranjera
en este tráfico, pero,el mercado americano acabó cediendo ante la presión de la competencia
exterior. Esto se debió a que los países extranjeros se vieron afectados en menor medida por el alza
de los precios pudiendo producir a un coste más reducido que los castellanos.
Durante el siglo XVIII Inglaterra fue la gran rival de España en el comercio americano, lo que
acabó provocando la liberalización del comercio con América en 1778.
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LECCIÓN 3.
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C) LAS CLASES INFERIORES
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LECCIÓN 4.
LA NUEVA RECOPILACIÓN
Las recopilaciones de Montalvo y Ramirez no resolvieron satisfactoriamente el problema de la
dispersión del Derecho castellano. Era tanta la confusión que en distintas cortes se reiteró la
necesidad de una nueva recopilación y la propia reina Isabel expresó en un codicilio (complemento)
de su testamento el deseo de que se hiciera una nueva recopilación.
Carlos V encargó hacer una Nueva Recopilación a Pedro López Alcocer, que falleció sin terminar la
terea, siendo sucedido por el Doctor Guevara y Escudero y, ya bajo Felipe II, por López de Arrieta y
Bartolomé de Atienza, la obra tardó más de 50 años en terminarse porque a las dificultades
intrínsecas del proyecto, se unió el hecho de que cada uno de estos autores revisó la labor del
anterior, prolongando con ello el trabajo. Examinada por el Consejo de Castilla, fue promulgada por
Felipe II en 1562.
Fuentes: Las Partidas, Leyes de Toro, leyes del Fuero Juzgo, Fuero Real y Ordenamiento de Alcalá.
Estructura: La obra consta de nueve libros con más de 4.000 leyes. Dado que los trabajos partieron
del texto de Montalvo, heredó sus defectos. Abarca temas de la Iglesia, familia, sucesiones, D.
público, penal y procesal, régimen municipal, hacienda, etc... Donde se pueden observar lo estilos
normativos de los distintos monarcas.
De la Nueva Recopilación se hicieron diez ediciones oficiales, en las que se incluyeron pragmáticas
publicadas de 1640-1722 y se añadió un volumen de autos acordados.(Disposiciones de gobierno, o
de carácter administrativo, que dictaba el Consejo Real a sus oficiales públicos.)
En 1786, bajo el reinado de Carlos III, el Consejo de Castilla encargó a Lardizábal un suplemento
con cédulas, decretos y autos posteriores a 1745, pero nunca fue aprobado. El mismo encargo, por
Carlos IV a Juan de la Reguera Valdelomar, no obtuvo sanción real, pues el propio Valdelomar
había propuesto una Novísima Recopilación.
VASCONGADAS
Las provincias del Pais Vasco conservaron sus peculiaridades legislativas, reconocidas en la edad
media, hasta el S. XIX.
Vizcaya revisó en 1528 el Fuero de Vizcaya de 1452 que contenía omisiones importantes, revisión
sancionada por Carlos I con el nombre de Fuero, Privilegios, Franquezas y Libertades del Señorío
de Vizcaya. Estableció como supletorias las leyes generales castellanas.
Álava no realizó recopilaciones sistemáticas, las leyes del reino fueron reunidas en colecciones
durante los siglos XVII y XVIII: “Cuaderno de Leyes y Ordenanzas con que se gobierna la
provincia de Alava.” incluyendo las Ordenanzas de hermandad de 1463, el Privilegio del Contrato
de 1333 y varios privilegios y cédulas promulgadas hasta 1825.
Guipúzcoa Los RRCC intentaron hacer una primera recopilación de los fueros. Después se
recopilaron los Cuadernos de la Hermandad desde 1467-1583 (no se llegó a imprimir). En 1696 se
publicó una Nueva Recopilación de los fueros, privilegios, buenos usos y costumbres, leyes y
ordenanzas de la provincia de Guipúzcoa, a la que se agregaron en el XVIII los Fueros, privilegios
y ordenanzas, con intervención del Consejo de Castilla.
ARAGÓN
Las recopilaciones, a diferencia de Castilla, son fieles al texto recopilado, sin mutilaciones ni
omisiones. Hubo dos tipos:
Cronológicas: “Fueros y observancias del reino de Aragón”, que recoge el Código de Huesca y las
Observancias de Díez de Aux, publicadas hacia 1476.
Sistemáticas: en las cortes de 1533 y 1547 se encargó una nueva recopilación, finalmente llamada
Fueros, observancias y actos de Corte, compuesta por nueve libros, divididos en títulos y fueros. En
otro cuerpo se incluyen las observancias y en otro, los fueros considerados en desuso. Se realizaron
reediciones con fueros de cortes posteriores.
NAVARRA
Se incorporó a Castilla en plano de igualdad: mantuvo sus fueros desde 1512 hasta la Ley
Paccionada de 1841, conservando aun así su derecho privado y privilegios administrativos y
fiscales. Son realizadas por iniciativa de las Cortes o el Rey las siguientes recopilaciones:
- Fuero reducido (1528): se encargó a tres juristas que redujeran el fuero. Lo presentaron en
Sangüesa (1530), y el Virrey no lo aprobó aduciendo que el Fuero General nunca había sido
confirmado por los reyes.
- Recopilación de síndicos: Contenía legislación de cortes de 1512-1612, ordenando la legislación
por materias en 5 libros. No fue aprobada por el Consejo Real.
- Recopilación de Armendáriz: publicada por este jurista en 1614, abarcaba legislación del mismo
periodo que los síndicos, fue rechazada por las Cortes (1617) por no haber sido solicitada.
- Recopilación de Chavier: fue publicada en 1686 con licencia real. Recogió Los Fueros del Reino
de Navarra hasta su unión con Castilla y las leyes posteriores, adicionándose posteriormente el
Fuero General y el Amejoramiento de 1330.
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- Novísima recopilación de las leyes del Reino de Navarra: (Elizondo, por encargo de las Cortes de
Pamplona en 1701, publicada en 1735: recogió legislación de Cortes hasta 1716).
CATALUÑA
Su legislación fue una continuación de la de la Edad Media pues pertenecía a la Corona de Aragón.
Con la llegada de Felipe V, se produce un proceso unificador, vía extensión de derechos locales a
distintos lugares y convirtiéndose el derecho emanado de Las Cortes en supletorio. Por otro lado, el
derecho se romanizó, alegándose el ius commune en los tribunales.
Las principales recopilaciones fueron:
- La encargada por las Cortes (1413) para verter a lengua romance los Usatges, las constituciones de
Cataluña y los Capítulos de corte. Encargada a Callís, Pere, Basset y San Dionís, que constaba de
diez libros, siguiendo el código Justineano, sobre la Iglesia, el Príncipe y su Corte, procuradores,
abogados, derecho procesal, de familia, sucesorio, penal... no fue promulgada.
- Constitucions y altres drets de Catalunya: solicitada por las Cortes de Monzón, (1553 y 1585),
hecha por Cordelles, Frenquesa y Puig en 1587 y publicada en 1588 y 1589. Fue una continuación
de la anterior, con puestas al día.
- Constitucions y altres drets de Catalunya: (1704): puesta al día de las anteriores.
MALLORCA
La legislación de la Edad Moderna continúa la de la Edad Media. La primera recopilación desde el
XVII es la de Canet y Mesquida, realizada por una comisión formada por Salvá, Moll, Zaforteza y
Mezquida, finalizada en 1622, que no obtuvo sanción real. Estaba organizada por materias. Una
segunda fue la de Moll (1663), más completa, llamada Ordinacions y sumari dels privilegis,
consuetuts y bons usos del regne de Mallorca. Su sistemática fue similar a la anterior.
VALENCIA
Perdió sus Furs con Felipe V. Hubo una recopilación de 1482 (de Riucech): Furs y Ordinacions de
Valencia (contiene fueros de Cortes de 1240 a 1446 y el Código de Jaime I) y otra de 1547 (de
Pastor): Fori regni Valentia: nueve libros que recogen todas las materias, algunas comentadas en
relación al Hábeas Iuris Civilis y Canonici.
CEDULARIO DE ENCINAS.
Después de la muerte de Ovando, se intentó hacer una recopilación por territorios. Alonso Zurita lo
intentó en 1574, con las mismas técnicas de las recopilaciones Castellanas, el Ordenamiento de
Montalvo y Nueva Recopilación, pero no fue del agrado del Rey y no se promulgó.
En 1582 se encargó un nuevo código a un oficial mayor de la Secretaría de cámara del Consejo de
Indias (Diego de Encinas). Se publicó en 1596 sin aprobación regia. Fue una tarea muy profesional,
se le encomendó copiar las Provisiones, Cédulas, Ordenanzas y lo hizo con fidelidad al texto,
trancribiendolas por orden cronológico y ordenadas por materias, además omitió las disposiciones
en desuso y las derogadas.
Aunque no fue una compilación exahustiva, fue obra imprescindible al contener los textos íntegros
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de muchas diposiciones legales.
LA RECOPILACIÓN DE 1680:
A lo largo del siglo XVII se desarrollan las tres etapas de la recopilación definitiva del Derecho
Indiano que culminaría en 1680 con Carlos II sancionando la Recopilación de las leyes de los
reinos de Indias de 1680.
Primera etapa, tras varios intentos fallidos, el Consejo de Indias encargó a Diego de Zorrilla
(abogado con experiencia indiana por haber vivido en Quito) la revisión los libros obrantes
en su secretaría, para hacer una recopilación. Se limitó a recomponer el Cedulario de
Encinas, por lo que su trabajo no fue aprobado por el Consejo.
Segunda etapa: Tras este fracaso, se inician trabajos recopilatorios por tres frentes distintos:
◦ En el Consejo, Rodrigo de Aguiar, prepara un nuevo proyecto.
◦ Al mismo tiempo Solórzano Pereira, elabora en Perú un nuevo plan. Redacta un primer
libro sobre materias eclesiásticas, pero es rechazado en corte alegando que Aguiar ya
estaba en ello.
◦ Simultáneamente, en Lima, Antonio de León Pinelo, profesor de la Universidad, trabaja
por su cuenta en un tercer proyecto. Cuando lo presenta en Corte, se ofrece a colaborar
con Aguiar, que lo acoge como ayudante. Sin embargo Aguiar, fallece antes de que
ambos acaben el trabajo. León Pinelo continúa en solitario el trabajo, que será revisado y
perfecionado por Solórzano Pereira, ahora consejero. Se presenta la obra que no llega a
ser publicada por no llegar la sanción regia ni el dinero para la impresión. Pinelo muere
sin ver publicada su obra.
Tercera etapa: se formó una nueva junta codificadora en la que Jiménez Paniagua, que
asume el protagonismo de los trabajos y a quien se trasladó todo el material anterior y que
imprimió (1661-1680) su obra. Investigaciones recientes han dado a conocer que Paniagua
reproduce literalmente la obra de Pinelo, con escasísimas aportaciones.
La denominada Recopilacion de 1680 fue sancionada por Carlos II (1680). Se componía de nueve
libros, más de 5000 leyes, en las que se hace referencia a la Iglesia, las universidades, Consejo de
Indias, Jurisdicción real, autoridades, organización municipal, minas, industria, situación jurídica de
los indios, Casa de contratación y flota de Indias...
La técnica era la de la Nueva Recopilación castellana: resumen en un nuevo texto de las
disposiciones reales que se consideran vigentes, indicando detrás de cada ley las fuentes de
procedencia, lo que no evitó diversas contradicciones y erratas.
Recoge un orden de prelación de fuentes de gran importancia dado el caos legislativo existente en el
derecho indiano, con las siguientes prioridades:
1º La Recopilación.
2º Legislación dada a las Audiencias (cédulas, ordenanzas y provisiones) dictadas con
anterioridad a la Recopilación para Indias y no derogadas.
3º Leyes del Reino de Castilla como supletorias, en caso de laguna en los bloques anteriores
y guardando el orden de prelación de fuentes de las leyes de Toro (que reproducían las del
ordenamiento de Alcalá) incorporado a la Nueva Recopilación.
La Recopilación de 1680, al igual que las anteriores, nació vieja: se seguían promulgando leyes. Era
necesario actualizarla, lo que se hizo de varias maneras:
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Unos autores propusieron la elaboración de comentarios y notas que recogieran la adiciones
y concordaran y glosaran los textos. Ejemplos son los trabajos de Antonio Palacios, como
jurista dedicado a la práctica del derecho.
Otros intentaron una recopilación de las disposiciones posteriores a 1.680. Como el
panameño José de Ayala y su Cedulario Indico.
Ante el fracaso de estos métodos, algunos juristas acometieron la elaboración de colecciones
privadas. Ejemplos de compilaciones de D. Criollo son las Ordenanzas peruanas impresas
por Ballesteros, o la reedición de los Sumarios de Aguiar en Méjico por Ventura Beleña.
En época de Carlos III, se encargó un nuevo Código de Leyes de Indias a Serrador y Ansótegui. Su
obra no llegó a buen fin, ni tampoco el Nuevo Código presentado a Carlos IV en 1792.
En los convulsos años siguientes se interrumpe la labor. Finalizada la guerra de independencia,
Fernando VII reinicia los trabajos, pero la posterior supresión del consejo de Indias hicieron
fracasar definitivamente el proyecto.
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LECCIÓN 5.
I. MONARCA Y ESTADO.
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II - PODER REAL Y SU EJERCICIO:
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ocupados por extrangeros. Pero Carlos I dejó España en manos del regente Adriano de Utrecht.
En 1520 se reunieron una especie de cortes “la Junta Santa” que declaró nula la autoridad de
Adriano. Sin embargo, como los levantados eran burgueses, los nobles y el alto clero se pusieron de
parte del Rey, recibiendo compensaciones políticas por ello.
El emperador atendió algunas peticiones e incluyó a castellanos en el gobierno, pero algunos
levantados siguieron en el movimiento y fueron sometidos.
El motor del movimiento fue la protesta del clero, los caballeros, los hidalgos y los labradores,
contra los consejeros extrangeros, pero acabó siendo un choque entre la ideología castellana,
centrada en la política interior, y la real, basada en el imperio. El resultado fue la consolidación en
Castilla del absolutismo monárquico.
Las Germanías Valencianas: Las Germanías nacieron en Valencia hacia 1519 por la
oposición que existía entre la burguesía urbana y la nobleza rural. Armada la primera para
defenderse de las incursiones berberiscas y estructurada en gremios, muy pronto fue
adoptando una organización militar.
La guerra se extendió por todo el país con gran ferocidad. Los menestrales (gremios) se batieron
con energía y proclamaron una “guerra santa” contra la nobleza, que era apoyada por las masas
moriscas. El odio secular entre la burguesía cristiana y los campesinos moriscos impidió su unión
contra la nobleza territorial y planteó la guerra como un típico conflicto de clases.
Vencidos los rebeldes en Oropesa y capturado su Caudillo, Vicente Peris, en Valencia, y tomadas
Játiva y Alzira el reino fue pacificado definitivamente.
En Mallorca la revuelta popular alcanzó una gran intensidad, y a diferencia de lo ocurrido en
Valencia, el campesinado se unió a los menestrales. Los “agermanats” mallorquines llegaron a
controlar toda la isla y establecieron un régimen igualitario, tras diezmar la nobleza. A finales de
1522 una flota imperial procedió restablecer el orden anterior, y dio paso a una severísima
represión.
La Rebelión de las Alpujarras tuvo lugar a raíz de la conversión forzosa de los moros: los
moriscos se bautizaron, pero continuaron realizando sus costumbres y se levantaron por las
malas situaciones económicas que padecían, motivadas entre otras por malas cosechas,
epidemias y desigualdad en el pago de impuestos. Se trata de una revuelta social y religiosa
con un transfondo de crisis económica. Al finalizar las hostilidades fueron redistribuidos por
España, con lo que hubo que repoblar Granada y la Serranía con asturianos, gallegos y
castellanos.
El Reinado de Felipe II supuso un reforzamiento del poder real, con base en el alzamiento de
Aragón: la negativa del Justicia Mayor de Aragón a entregar al Secretario Real Antonio Pérez (que
parece ser que había urdido una trama para asesinar a Escobedo –secretario de Juan de Austria- o
bien que era amante de la princesa de Éboli, como el Rey) hizo que Felipe II acusara de hereje a
Pérez ante la Inquisición, único tribunal capaz de intervenir en Aragón. El pueblo aragonés se puso
de parte de Pérez, y Felipe II respondió decapitando al Justicia Juan de Lanuza y convocando
(1592) Cortes en Tarazona donde logró mayores prerrogativas, como la tribución al rey del
nombramiento y deposición del Justicia.
Con Felipe IV, la capacidad de Castilla para defender los intereses de la monarquía en Europa y el
resto del mundo había llegado al colapso. El conde-duque de Olivares trata de incorporar las ideas
de reparto y uniformidad fiscal en su idea de gobierno, lo cual supondría un recorte de los derechos
forales del resto de reinos y provincias. Como contrapunto ofrecía repartir los dudosos beneficios
del Imperio, junto con sus cargas, hasta entonces reservados principalmente a la Corona de Castilla.
En este estado de las cosas, Olivares en el marco de la Guerra de los 30 años, elige deliberadamente
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a Cataluña como frente para atacar a Francia. Un ejército de unos 9.000 soldados pasó el invierno
en el frente catalán, la falta de manutención se tradujo en excesos hacia la población que el virrey,
conde de Santa Coloma, se mostró incapaz de prevenir.
Finalmente, la situación derivó en revuelta. El odio al virrey, a Olivares y a la administración
virreinal crecieron en el Principado azuzados premeditadamente por las instituciones catalanas y un
importante sector del clero. Los campesinos toman Barcelona y a ellos se unieron los segadores.
Fueron asesinados funcionarios y jueces reales. La sublevación derivó en una revuelta de
empobrecidos campesinos contra la nobleza y ricos catalanes de las ciudades que también fueron
atacados. La oligarquía catalana se encontró en medio de una auténtica revolución social entre la
autoridad del rey y el radicalismo de sus súbditos más pobres.
Conscientes de su incapacidad de reducir la revuelta y sus limitaciones para dirigir un estado
independiente, los gobernantes catalanes se aliaron con Francia. Cataluña se encontró así siendo el
campo de batalla de la guerra entre Francia y España e, irónicamente, los catalanes padecieron la
situación que durante tantas décadas habían intentado evitar: Sufragar el pago de un ejército y ceder
parcialmente su administración a un poder extranjero, en este caso el francés.
Conocedor del descontento de la población catalana por la ocupación francesa, Felipe IV considera
que es el momento de atacar, el ejército franco-catalán acaba rindiéndose y se reconoce a Felipe IV
como soberano y a Juan de Austria como virrey en Cataluña, si bien Francia conserva el control del
Rosellón. Felipe IV por su parte firmó obediencia a las leyes catalanas.
Con Carlos III , ya en el S XVIII se produjo el motín de Esquilache, motivado por la prohibición de
usar capa larga –decisión de Esquilache para evitar impunidad en los crímenes- o, más bien, por la
política reformista de ministros extranjeros y por la carestía del pan. Se quemaron las pertenencias
del ministro, se acudió a Palacio y se exigió al Rey desterrarlo, suprimir su bando y fijar el precio
de los bienes de primera necesidad. Para algunos (Ferrer del Río) el motín fue dirigido por
privilegiados (jesuitas o clases elevadas), para otros fue un alboroto espontáneo (Villar, Anes), y
para otros (Navarro, Rodríguez) hubo una mezcla de factores: carestía, xenofobia, participación de
jesuitas o incluso intrigas políticas.
CASTILLA
Perdieron su fuerza tras las Comunidades. Fueron abandonadas desde 1538 por prelados y nobles
(éstos se negaron a conceder la sisa en impuestos sobre el consumo); sólo asistieron los
representantes de las ciudades, lo que interesaba el Rey pues eran los que pagaban el servicio.
Nobles y alto clero no asistieron a las cortes, y el número de ciudades convocadas disminuyó hasta
18, por la voluntad real de limitar la representación del reino y porque para las ciudades era gravoso
y además suponía a menudo enfrentamientos entre ellas. Algunas ciudades intentaron acceder a
cortes para evitar que otras ostentaran su representación, lo que fue aprovechado por el rey para
vender el derecho de voto de unas u otras ciudades, mediante la práctica de comprar votos a
Hacienda, sin que las Cortes pudieran evitarlo.
El Rey determinaba cuándo se celebraban las Cortes: se fueron distanciando cada vez más, dejó de
presidirlas: su lugar lo ocupó el Presidente del Consejo de Castilla.
33
ARAGÓN:
Nobleza y clero en Cataluña y Valencia sólo representaron los intereses de sus respectivos brazos.
El número de ciudades asistentes aumentó con el tiempo. Hubo convocatorias de los reinos por
separado y de todos los reinos juntos (Cortes Generales) También aquí las reuniones se fueron
distanciando: en el XVI tuvieron lugar cada siete u ocho años. La regla de la unanimidad, tras los
sucesos de Antonio Pérez y Felipe II (1592) fue sustituida por la de la mayoría.
NAVARRA:
Anexionada a Castilla en 1512 conservando sus Cortes, éstas eran convocadas por el Virrey como
representante del monarca, y el número de ciudades representadas aumentó mucho. Clero y nobleza
estuvieron presentes.
Llevaron a cabo una actividad legislativa importante, destacando las denuncias y reparos de
agravios y contrafueros, subordinando la concesión de servicios a la reparación de aquellos.
Constituyeron un potente instrumento a favor de las libertades del territorio en contra de las
discrecionalidades del rey.
La periodicidad de sus convocatorias fue muy variable, con tendencia a distanciarse (2-
3 años en el XVI, 3 en el XVII, 10 en el XVIII)
35
LECCIÓN 6.
38
consejeros, dos secretarios, un fiscal, un relator, un oficial de cuentas y un portero (el
número de consejeros se incrementó con el tiempo). Su primera regulación data de 1571
(Juan de Ovando).
Se dividía en tres salas o cámaras, dos de gobierno y una de justicia, y tenían las competencias del
Consejo de Castilla pero para las Indias y además, el comercio, la navegación y el tránsito hacia las
Indias. A finales del XVI se forman la Junta de Hacienda y Junta de Guerra de Indias, encargadas de
las actividades correspondientes.
El Consejo de Aragón se institucionalizó con Fernando el Católico (1494), sobre la
tradición del Consejo Real Aragonés. Equivalente al Consejo de Castilla, aunque con menos
importancias, conoció de todos los asuntos de la Corona de Aragón (gobierno, hacienda,
oficios, gracia) y actuó como tribunal supremo de Valencia, Mallorca y Cerdeña.
Estuvo formado por un presidente –vicecanciller de la Corona, jurista prestigioso aragonés hasta
1622, sustituido luego por castellanos- y cinco regentes, además de dos miembros por cada
territorio de la Corona (Aragón, Cataluña, Valencia), un tesorero, un protonotario, un fiscal, cuatro
secretarios... El Consejo se consolidó (1543) con las Ordenanzas de Palamós.
El Consejo de Italia (1555) recibió una planta en 1559 idéntica a la del de Aragón, siendo
competente en Sicilia, Nápoles, Milán (salvo en cuestiones de Estado, guerra y alta justicia).
Estuvo compuesto por seis regentes (dos de cada territorio) y un (luego tres) secretario.
El Consejo de Flandes fue creado en 1558 por Felipe II, pero a su muerte se trasladó a
Flandes, constando de dos consejeros (Países Bajos y Franco Condado). Fue reorganizado
por Felipe IV (1628) y se perdió el territorio en 1720.
El Consejo de Portugal se creó en las Cortes de Tomar de 1582, y se compuso de un
presidente, cuatro consejeros y dos secretarios que supieron de aspectos políticos,
administrativos y judiciales, siendo competente en la ejecución de los asuntos de guerra.
Felipe III (1611) lo sustituyó por una Junta de Gobierno. Felipe IV (1658) lo restableció en
un intento de recuperar el territorio. Fue suprimido en 1665.
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Y es que hubo muchos tipos de secretarios del Rey ya que el título daba cabida a cualquier función.
Su número aumentó con el tiempo por la mayor complejidad del aparato administrativo. Los oficios
se transmitieron dentro de las mismas familias, existiendo linajes de secretarios.
Los secretarios privados eran entidades interpuestas entre el rey y los Consejos, actuando en
muchas ocasiones como su portavoz, llegando incluso a emitir órdenes a los Secretarios de los
Consejos o asistir a las reuniones de algunos de ellos (ejemplo de secretario privado importante fue
Vázquez de Leza, con Felipe II).
En el S. XVII, el despacho directo con el rey queda reservado al Valido y el Secretario de Estado
pasa a ser secretario del Consejo de Estado pasando los validos a controlar el Consejo de Estado y
desapareciendo el secretario privado. Es cuando el despacho de papeles se dejó a un tercero: el
Secretario del Despacho Universal, figura creada para quitar trabajo administrativo al valido que
por ser de linaje noble, se consideraba que no debía dedicarse a estas tareas.
Centralizaron la documentación procedente de los consejos: despectivamente fueron llamados
plumillas y covachuelistas. Fueron figuras que pasaron despercibidas políticamente, pero cargaron
con el peso de la Administración.
42
LECCIÓN 7.
43
B) LA INFLUENCIA DE LA FRANCIA BORBÓNICA: CAPITANÍAS GENERALES E
INTENDENCIAS
Tras los Decretos de Nueva Planta se concentró el poder real: desaparecieron los virreinatos
(excepto el de Navarra,) y el territorio se dividió a efectos fiscales en provincias (Floridablanca
estableció una división con cuarenta, aunque no está claro actualmente el carácter de la reforma,
también había intendencias que podían coincidir con las provincias.
Se crearon las Capitanías Generales en sustitución de los virreinatos. A su frente estuvo el Capitán
General, máximo jefe militar y gobernador con facultades políticas, económicas y gubernativas que
trabajó junto con la Audiencia y compartió sus poderes (salvo la justicia, reservada a ésta). La
Audiencia fue un órgano consultivo presidido por el capitán general en los asuntos de gobierno. Por
debajo de la audiencia se encontraron los corregidores, con funciones políticas y judiciales, (éstas
pasaron a los alcaldes mayores).
En Cataluña el Capitán General era el representante directo del Rey, dotado de gran poder y en
Valencia, gobernador militar y político.
También aparecieron los intendentes, figura de origen francés, con competencias fiscales –al
principio de la economía del ejército- y de abastos. Acabaron dividiéndose en Intendentes del
ejército (funciones militares) e Intendentes de provincia (funciones fiscales.) Tenían la confianza de
los gobernadores y fueron auténticos promotores de las reformas ilustradas del S.XVIII, al orientar
sus funciones a una política de fomento.
Fueron especialmente relevantes en Aragón, donde se introdujo un sistema fiscal distinto (1718) que
luego se extendió a otros territorios estableciendose Intendentes en cada provincia, aunque fueron
sustituidos en 1721 por el superintendente de rentas y restablecidos en 1749 por Fernando VI,
momento en que unieron sus funciones a las del corregidor) –ello planteó conflictos de competencia
hasta que en 1766 Carlos II separó los cargos, quedando justicia y policía en manos de los
corregidores y hacienda y guerra en manos de los intendentes.
Los intendentes del ejército fueron nombrados por el Rey con acuerdo del Consejo de Hacienda y
de Guerra, y los de provincia sólo con el acuerdo del de Hacienda. Supervisaron administrativa y
económicamente el territorio, informando al juez de residencia de las actuaciones de otros oficiales.
Tuvieron funciones fiscales y financieras, encargándose de las rentas reales en la provincia.
Respecto al ejército, se encargaron de los gastos, abastecimiento, provisiones y alojamiento.
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regidores. Podían protestar ante el corregidor o el Consejo de Castilla si creían que los acuerdos de
los regidores podían perjudicar a la Comunidad. Su peso fue escaso. Existieron otros oficiales
menores: alférez mayor, procurador síndico, mayordomo, escribanos, pregoneros, etc...
En los municipios señoriales el señor era Corregidor de todos los municipios del señorío. El
ayuntamiento proponía al señor los alcaldes ordinarios y oficios del Concejo para que los nombrara.
En los municipios navarros y aragoneses se acrecienta la dependencia del poder real, aunque
conservan su estructura político-administrativa.
Conservaron un gobierno más abierto que en Castilla por la renovación anual de cargos, pero los
mismos se aristocratizaron. En Barcelona Fernando el Católico cambió la elección por el sorteo
entre hombres designados por el Rey. También varió la composición del Consejo del Ciento,
estableciéndose que de los cinco magistrados supremos, tres debían ser del patriciado urbano, uno
mercader y otro artesano.
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C) EL MUNICIPIO INDIANO (examen)
Se trasplantó el modelo castellano, adaptado a las peculiaridades de las nuevas tierras.
Se fundaron ciudades, distinguiéndose entre los pueblos de españoles (ciudades metropolitanas o
diocesanas, ciudades sufragáneas o villas y lugares), y pueblos de indios o reducciones.
Estructura: Cada ciudad constituye un municipio en el que existió un cabildo local o regimiento
bajo el gobernador del territorio, junto con un corregidor (Perú) o un alcalde mayor (Méjico.)
Los cabildos estuvieron formados por varios regidores encargados del gobierno, elegidos al
principio por el fundador de la ciudad y luego por los vecinos o los regidores anteriores. Pero, al
igual que en Castilla, el cargo se convirtió en perpetuo por venta o por nombramiento real. En
algunos territorios se reunían los vecinos más notables del lugar para tomar decisiones. Existen
también alcaldes ordinarios, elegidos por sorteo y con jurisdicción ordinaria en primera instancia y
dos jurados por parroquia.
Funciones: El cabildo intervino en la redacción de sus ordenanzas municipales, en la elección de los
cargos, el reparto de tierras... sus atribuciones fueron similares a las de un ayuntamiento castellano,
esencial era el mantenimiento de la paz y el orden, añadiendo a las mismas la propagación del
Evangelio.
Corregidores y Alcaldes Mayores: Existen pocos estudios a cerca del carácter y funciones de
ambos, variando según los territorios. Fueron magistrados jurisdiccionales, y hubo confusión de
funciones entre ellos y los alcaldes ordinarios. Según García Gallo, fueron las mismas, pero los
ámbitos fueron distintos (territorial el del corregidor, local el del alcalde).
Los pueblos de indios o reducciones: Las primeras fueron formadas por jesuitas, mediante la
agrupación de indios y su reducción a un tipo de vida sedentaria y sujeta a las normas de la orden
religiosa que las había formado y dirigía. Quedaban fuera del sistema de encomiendas y en ellas no
podían vivir españoles ni mestizos.
Presentan peculiaridades, a veces se dividían en cercados o barrios; en ellos el cabildo estaba
formado por dos alcaldes de indios y varios regidores (junto a ellos, en algunos había un corregidor
español). Como figuras peculiares cabe mencionar los caciques –jefes indígenas hereditarios-, el
tucuirico –indio controlador de la actividad del cacique-, y el cura doctrinero –sacerdote español
que adoctrinaba a los indios-.
Se intentó desde la segunda mitad del XVI reorganizar los pueblos de indios, imponiendo
municipios o ayuntamientos de indios, reflejo de los españoles, lo que fue nefasto al no tenerse en
cuenta sus peculiaridades, ni diferencias étnicas entre ellos. De modo que en el XVIII el municipio
indiano apenas si había cambiado: seguían existiendo pueblos de españoles y de indios, siendo
reglamentados para evitar abusos de los corregidores, nace así la figura de los intendentes.
47
LECCIÓN 8.
I. LA ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA:
49
El Consejo de Indias, al igual que el Consejo de Castilla, fue tribunal superior para los asuntos de
Indias. Desde 1524 entendió en primera instancia de pleitos sobre repartimientos de indios, y en
apelación de las causas civiles cuantiosas y criminales falladas por la Casa de Contratación, siendo
en estos casos la última instancia o segunda suplicación.
La primera audiencia creada en Indias fue la de Santo Domingo, con competencias civiles y
criminales en apelación de sentencias. Se fueron desarrolando audiencias pudiendose hablar de
distritos audienciales del norte (Sto Domingo, Mejico, Guatemala y Panamá, Sta Fe, Caracas) y del
sur (Lima, Quito, Cuzco, Chile, Buenos Aires) separados por el ecuador.
Las audiencias fueron reguladas por unas ordenanzas (1511, 1528, 1563), y por las Leyes Nuevas,
que las erigieron en tribunales de segunda instancia de justicias ordinarias y mayores. Entendían
ademas de casos de corte y eran competentes en las causas civiles y criminales que aparecieran en
la Sede del Tribunal y cinco leguas a la redonda.
Estuvieron presididas por el Virrey o Capitán General, al que también asesoraban, pero también
controlaban su actuación: de hecho, en vacancia del Rey el gobierno lo detentaba el Presidente de la
Audiencia.
La jurisdicción inferior en Indias correspondía a los cabildos municipales, a los gobernadores,
corregidores y alcaldes mayores ordinarios.
50
Nunciatura pontificia, el de Rota y el de la Inquisición.
Fueron muy combatidos porque con frecuencia extendían su jurisdicción a asuntos que el Rey
consideraba propios de los tribunales ordinarios. Por eso desde 1525, se admitió en Castilla que las
partes apelaran al Consejo de Castilla, la Cámara de Castilla o las Audiencias, interponiendo un
recurso de fuerza. El tribunal civil podía revocar o confirmar la sentencia en virtud de si había
habido vicios.
El Tribunal de la Santa Inquisición, formado en Castilla (1478) en un principio para descubrir y
castigar las herejías, se organizó pronto como una institución distinta, dependiente de la autoridad
real. Estuvo encabezado por el Inquisidor General, y como organismo encargado del control
general, se creó en 1484 el Consejo Supremo de la Inquisición, que entendió de apelaciones a las
sentencias de los tribunales inquisitoriales menores.
52
Con los Borbones el regalismo se acentuó, ante el apoyo del papado al pretendiente austriaco.
Felipe V expulsó al Nuncio, cerrara el tribunal y rompió relaciones con Roma. Su política
absolutista y centralizadora extendió el patronato, disminuyó la presencia de la curia romana en los
asuntos eclesiásticos españoles, reducción de privilegios y riqueza acumulados por el clero.
Con Carlos III, floreció un movimiento de canonistas adversos al Roma, el jansenismo regalista,
que potenció el regalismo y que preparó el camino de la desamortización y culminó con la
expulsión de la compañía de Jesús.
Las frecuentes discordias se suavizaron con la bula Apostoloci Ministeri (1723) de Inocencio XIII,
que potenció a los obispos, la Concordia entre representantes de Clemente XII y Felipe V –que dejó
problemas pendientes- y el Concordato de 1753 entre Fernando VI e Inocencio XIII, que aseguró el
Patronato Universal en América. Aumentó el derecho de presentación de obispos, quedando a favor
de la Hacienda los expolios y rentas de las sedes vacantes.
Los órganos de gobierno de las diócesis fueron:
- El Cabildo catedral (eclesiásticos con cargos en la catedral), órgano asesor del Obispo, intervenía
en su ausencia o cuando la sede quedaba vacante.
- El Obispo, verdadera autoridad de la diócesis.
Las diócesis se potenciaron al dárseles facultad de intervenir en asuntos antes mediatizados por el
Cabildo: se crearon nuevas diócesis. El Papa nombraba a los obispos (aunque mediado por el
derecho de presentación del monarca,) y las diócesis se dividían en parroquias, a veces agrupadas
en arciprestazgos o arcedianazgos.
Junto a las diócesis existieron territorios exentos y jurisdicciones privilegiadas. Los primeros fueron
controlados por otras dignidades eclesiásticas (abades, presbíteros, etc); entre las segundas
destacaron las órdenes militares.
La Iglesia contó con su propio patrimonio y con donaciones de particulares y rentas (primicias,
diezmos, los cuales no desaparecieron hasta el XVIII).
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LECCIÓN 9
I.- LA HACIENDA:
B) LOS IMPUESTOS
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2.- IMPUESTOS INDIRECTOS: ALCABALAS:
La alcabala suponía un gravamen de las compraventas en un 10%. Afectó a toda la población, y fue
el ingreso principal de la Hacienda, que lo elevó al 14%.
La recaudación inicialmente se arrendó, pero dado los abusos que se producían, el sistema fue
sustituido por el encabezamiento: desde 1526 se configura como un pacto entre las ciudades y el
Rey por el que las primeras se comprometían a pagar una cuantía anual como alcabala, cantidad que
se distribuía entre los distintos distritos fiscales. Benefició a los comerciantes, que eran los
verdaderos obligados a pagarla, y perjudicó a los campesinos.
En el XVI y XVII se vendieron alcabalas a particulares, que Felipe IV intentó recuperar.
CONTRIBUCIONES ECLESIÁSTICAS
Impuestos directos:
- Tercias reales: 2/9 de diezmos eclesiásticos: se cobraron junto con las alcabalas.
- Renta del excusado: concedida por Pío IV a Felipe II (1571), el diezmo de la primera casa de cada
parroquia se pagaba al Estado en vez de a la Iglesia. La iglesia intentó dar una cantidad anual fija.
- Renta del subsidio (subsidio de galeras): pagado por los clérigos para armar escuadras contra el
infiel, fue concedido por Pío IV a Felipe II (1561) (420.000 ducados anuales). La suma pronto
devino insuficiente.
Recursos extraordinarios: expolios, sedes vacantes: la Hacienda recibía la mitad de los bienes
55
muebles de los obispos que morían (expolios) y las rentas de los obispados que vacaban hasta que
los ocupaba un nuevo sucesor (sedes vacantes).
LOS SERVICIOS
Fueron contribuciones extraordinarias solicitadas a las Cortes, que devinieron ordinarias desde el
XVI. Su recaudación se hizo por repartimiento. Contribuían los pecheros (labriegos, vecinos de
ciudades...)
ASIENTOS Y JUROS:
El Rey firmaba con los banqueros contratos o asientos mediante los que los segundos le adelantaban
dinero al primero en un momento y lugar y éste se comprometía a pagarles una cantidad. Se
instrumentó con letras de cambio, coincidiendo con grandes ferias.
Los juros fueron censos que el monarca estableció sobre rentas de su patrimonio, para compensar a
los propietarios del oro y la plata llegados de América de los que se había apropiado el soberano.
Supusieron la creación de una gravosa deuda pública. Su primera emisión tuvo lugar en 1557,
cuando fueron aceptados por los banqueros con un tipo de interés del 7% para evitar la suspensión
de pagos. Sufrieron un gran descréditos porque los reyes no amortizaron sus deudas. Los hubo
perpetuos, vitalicios y hereditarios. El Rey no disponía libremente de las emisiones.
La proliferación de juros, a menudo sobre la misma renta, llegando en ocasiones a superar el valor
de la misma, provocó problemas: se buscaron nuevas rentas a gravar, se establecieron órdenes
preferenciales en el cobro que suponían la infravaloración del juro, dando lugar a movimientos de
especulación.
La imposibilidad de pagos condujo a quiebras y bancarrotas en los S. XVI, XVII.
Los Borbones crearon (1780) los Vales Reales, erigiendo para su cotización el Banco Nacional de
San Carlos.
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A) LA ADMINISTRACIÓN MILITAR:
El encargado de la administración militar era el Consejo de Guerra, a veces supeditado al de Estado
-el cual proponía declaraciones de guerra y paz-, al de Hacienda –que realizaba los pagos-.
Aparecieron funcionarios militares de carácter fiscal, como el veedor –encargado de las pagas y los
gastos-, el contador –encargado de la gestión de los recursos-.
En el XVIII la Secretaría del Despacho de Guerra asumió las competencias que poseía el Consejo.
En algunos momentos apareció unida a los asuntos de Indias o Ultramar. Ese mismo siglo apareció
una especie de Estado Mayor que daba cabida a los generales, y desde 1801, un jefe de Espado
Mayor de cada uno de los tres ejércitos.
B) MILICIAS Y SU RECLUTAMIENTO:
Desde los Reyes Católicos el ejército estuvo formado por voluntarios o mercenarios que buscaban
aventuras o huir de la justicia. Devino profesional, y como complemento, se acudía a una leva
forzosa, al principio mediante sorteo y con los Austrias obligatoria para toda persona que tuviera
entre 15 y 60 años. Carlos III volvió al sorteo (sistema de quintas: uno de cada cinco hombres, por
ocho años).
Los Reyes Católicos jerarquizaron los mandos. Crearon una unidad superior (coronelías o
escuadrones, divididas en doce compañías o capitanías, formadas por tropas de infantería, caballería
y posteriormente artillería.
Carlos I sustituyó las coronelías por tercios (formados por piqueros, arcabuceros y mosqueteros). Al
mando del tercio estaba un Maestre de Campo, y bajo él, un Sargento Mayor. El tercio tenía de 12 a
15 compañías.
En el XVII cobraron peso las armas de fuego, y los tercios se sustituyeron por regimientos
mandados por maestres de campo o coroneles, bajo los cuales había un teniente coronel (bajo éste,
un sargento mayor). La jerarquía aumentó.
En el XVIII apareció una jurisdicción militar especial o fuero de guerra, sistematizado en las
Ordenanzas de 1758 (Carlos III)
C) LA ARMADA:
Al principio los barcos se arrendaban a particulares cuando eran necesarios. En los siglos XVI,
XVII aumentaron los barcos de guerra, tripulados por mercenarios y levas forzosas de vagabundos.
Marineros y pescadores quedaron afectos a cualquier movilización forzosa que pudiera realizarse
durante el S. XVII, siglo en el que se introdujeron mejoras en los arsenales, y se redactaron
Ordenanzas Generales de la Armada Naval para la Marina y se dividió territorialmente la
administración marina.
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LECCIÓN 10.
El liberalismo doctrinario francés fue aceptado e integrado en el S. XIX español, conocido con el
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nombre de moderantismo: las aspiraciones transformadoras del liberalismo originario o radical
quedaron muy mitigadas. Las transformaciones habidas en otros países, en España no llegaron a
producirse por no practicarse una política auténticamente liberal.
EL CONSEJO DE REGENCIA:
El avance de las tropas francesas en 1810 obligó a la Junta Central a trasladarse desde Sevilla hasta
Cádiz. Allí se disuelve debido al desgaste por enfrentamientos internos y los fracasos militares.
Nombra un Consejo de Regencia al que traslada sus poderes.
El Consejo de Regencia, en nombre de Fernando VII exiliado en Francia, promulgó la constitución
de 1.812. Las Cortes de Cadiz realizaron una importante labor legislativa, siendo su principal
legado la Constitución de 1812 que sirvió de bandera al liberalismo de la época e inició la andadura
constitucional en España.
Mientras, José I reinó de forma efectiva desde 1809 hasta la derrota de Arapiles (1812). Intentó
organizar un estado bonapartista. El Tratado de Valencay (1813) puso fin a la guerra y Napoleón
reconoció como Rey a Fernando VII. Las Cortes no quisieron reconocer validez al tratado hasta que
Fernando VII jurara la Constitución de 1812.
La Constitución sólo estuvo vigente hasta la vuelta de Fernando VII en 1814.
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B)CONVULSIONES LIBERALES Y ABSOLUTISTAS (1814-1833)
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LA DÉCADA MODERADA (1844-1854):
La rotunda victoria electoral de los moderados encabezados por Narváez, hizo que elaboraran su
propia Constitución (1845), con cierta modernización económica y administrativa pero sin llegar a
reformas en profundidad. La reforma tributaria de Mon, en la que se aumentaba la contribución
territorial, fue causa de fuertes discrepancias con la oposición.
Durante este periodo se produjeron escisiones en los partidos moderado y progresista.
Del moderado se escinde una fracción, la más conservadora, que crea el partido monárquico, de
corte absolutista y la facción puritana que pretendía la unión de todos los liberales.
Del progresista se fracciona un sector, de inclinación republicana a los que se llama demócratas.
En general, en esta época los progresistas, de uno y otro sector, fueron marginados y reprimidos por
lo que se sintieron estimulados a buscar el acceso al poder mediante pronunciamientos militares.
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defendía un republicanismo individualista y Pi y Margall propugnaba un socialismo federal. Ambos
compartían la lucha antidinástica.
Tuvo lugar un desviacionismo de las fuerzas políticas hacia posiciones extremas, acercando sus
planteamientos conspiradores revolucionarios. Una amplia oposición política compartía la
necesidad de acabar, no tanto con la monarquía (aunque parte de las fuerzas la rechazaban) sino
sobre todo con el reinado de Isabel II.
En los cinco años y medio que transcurren desde la caída de O´Donnell hasta que Isabel II pierde el
trono, se suceden siete gobiernos. Finalmente La Revolución Gloriosa de septiembre de 1868 acabo
siendo ejecutada por militares, lo que provocó la salida de Isabel II de España.
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III. LA RESTAURACIÓN Y LA CONVIVENCIA CANOVISTA:
Los avatares republicanos convencieron a Canovas de comenzar una labor en pro de la restauración
borbónica en la persona de Alfonso XII, hijo de Isabel II, que finalmente tuvo que ceder abdicando
en favor de su hijo.
Canovas se centró en la formación de Alfonso XII (política, civil, militar). Pretendía presentar al
país un Rey instruido en los principios constitucionales, pero también un rey soldado que sirviera de
referente al ejercito.
Para Cánovas, la única posibilidad de estabilidad radicaba en la articulación de un sistema
parlamentario y régimen constitucional bipartidista (semejante al inglés) en el que dos partidos
accedieran al poder mediante el turno pacífico, que no hiciera necesario el recurso a los
pronunciamientos militares.
El turno de partidos no se apoyó ni en la opinión pública ni en el resultado electoral, siendo
sistemáticamente manipulado por el Ministerio de la Gobernación. Con todo, durante el reinado de
Alfonso XII el sistema se mantuvo apoyado en el consenso de los dos partidos, con predominio del
conservador. Con la regencia de María Cristina, tras la muerte de Alfonso XII, el régimen giró hacia
el Partido Liberal que ocupa el poder más frecuentemente.
Durante este periodo, la legislación participa del carácter progresista y se consigue un nivel
semejante al de otros países de Europa. Sin embargo, el posterior reinado de Alfonso XIII desgastó
el régimen: mientras Europa se encamina hacia la democratización, en España el Rey asumió
amplias esferas de decisión.
A partir de 1917 el régimen entró en crisis. Maura –conservador- intentó a finales de la primera
década del S.XX renovar las estructuras políticas, reformando la administración en un intento de
acabar con el caciquismo electoral. También lo intentó el liberal Canalejas entre 1910 y 1912. La
semana trágica de Barcelona o el desastre de Annual, junto con los asesinatos de Canalejas y Dato,
hicieron que en 1923 el Capitán General de Cataluña (Primo de Rivera), diera un golpe de Estado,
bien visto por varios sectores sociales y el ejército. El Rey aceptó que Primo tomara el mando de la
nación, más allá de lo que establecía la Constitución.
Primo suspendió las Cortes y estableció un directorio militar con competencia para dictar decretos
con fuerza de ley. Creó la Unión Patriótica como partido único, encabezado por él mismo, logrando
mejoras en Marruecos y en el Orden Público.
Pero a partir de 1925 el directorio militar fue sustituido por un gobierno de civiles, creándose una
Asamblea Nacional Consultiva, integrada por representantes de los municipios, provincias y
organizaciones provinciales de la Unión Patriótica.
Primo acabó exiliado en Francia, y la normalidad constitucional parecía volver al país, pero la
monarquía estaba herida: se iniciaba la II República.
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LECCIÓN 11.
I. ESTRUCTURA ECONÓMICA:
3. LA DESAMORTIZACIÓN: (examen)
Fue un fenómeno jurídico, político y económico consistente en sustraer la propiedad de la tierra en
manos muertas: personas jurídicas como la Iglesia y los municipios.
No fue una desvinculación, pues al propietario se le arrebató la tierra previa compensación, que
luego se sacaba a subasta pública y se privatizaba.
Respondió tanto a la preocupación por reordenar el régimen de propiedad, como el afán de obtener
unos nuevos y cuantiosos ingresos para el Estado. La desamortización eclesiástica fue fruto también
de tendencias de signo secularizador o anticlerical.
Tuvo varias etapas:
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Primera etapa: del XVIII a principios del XIX: Godoy y Soler (1798) fueron los impulsores
del primer intento. Los bienes desamortizados pertenecían a la disuelta Compañía de Jesús,
a hospitales y casas de misericordia... su finalidad era sanear las arcas del Estado. La idea
desamortizadora fue recogida por un Decreto en este mismo sentido de 1813 en las Cortes
de Cádiz, pero fracasó por el restablecimiento del absolutismo.
Segunda etapa: hubo algunas medidas en el trienio liberal, y en 1836, muerto Fernando VII,
Mendizábal pone en marcha lo que se conoce como desamortización de los bienes del clero
regular, expropiando los bienes de las Órdenes Religiosas: el objetivo era saldar la deuda
pública y crear una nueva masa de propietarios que apoyaran la causa liberal frente al
conservadurismo del carlismo. La desamortización fue continuada por Espartero, se llegaron
a vender 3/5 partes de los bienes totales de la Iglesia en España.
Tercera etapa: en 1855 Madoz amplió la desamortización a los bienes pertenecientes al
Estado y a los municipios y supuso el proceso de desamortización más importante.
Consecuencias de la desamortización: La desamortización no repartió la propiedad de la tierra a los
menos favorecidos: los latifundios en manos de la Iglesia y el Estado pasaron a manos de los
burgueses más ricos.
Con todo, se logró que se iniciara una reforma agraria encaminada a invertir en las tierras, hasta
ahora abandonadas y a obtener mejores cosechas.
La situación de los campesinos fue a peor, porque cultivadores de la propiedad eclesiástica o
comunal, con grandes márgenes de tolerancia, pasaron a depender de señores latifundistas que
querían obtener un máximo aprovechamiento de las tierras.
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D) COMERCIO; POLÍTICA ARANCELARIA. BANCO DE ESPAÑA Y BOLSA:
Tras las guerras napoleónicas el comercio se contrajo, recuperándose a partir de los años 30. Los
liberales establecieron en 1820 las bases aduaneras del proteccionismo español, en lo que suponía
una alianza de propietarios cerealistas castellanos y andaluces, con grupos mercantiles burgueses de
la periferia industrial. Los primeros abastecían de trigo a las zonas industriales, que encontraban a
su vez un mercado para sus manufacturas. Sería la base de la futura legislación arancelaria y
proteccionista del siglo XIX.
La política arancelaria proteccionista se manifestó en las leyes de 1841 y 1849 que establecía
diversos aranceles a las importaciones de maquinarias, manufacturas y materias primas.
Desde los cincuenta aumentaron las exportaciones de trigo, harina, vino, aceite y fruta; se implantó
el sistema métrico decimal unificador del sistema de pesas y medidas. Se produce cierto avance en
la red de carreteras aunque en menor medida que otros países de Europa y comenzó la época del
ferrocarril, con participación de capital extranjero, si bien lastrado por la decisión de dotar de un
menor ancho de vía la red nacional respecto de la europea.
Hasta 1847 la banca funcionó como lo había hecho hasta el XVIII, amortizando vales de deuda
pública. Los grandes grupos mercantiles e industriales presionaban para la organización de un
mercado financiero. En el reinado de Fernando VII (1829) se liquidó el Banco de San Carlos para
crear el de San Fernando. Se creó junto al Código de Comercio y la Bolsa de Madrid.
En 1847 se fundieron los bancos de San Fernando y de Isabel II (denominados desde 1856 Banco
de España). Además, en 1856 se autorizaron los bancos privados y la constitución de sociedades
anónimas y de crédito, surgiendo la banca privada y las bolsas de Bilbao y Barcelona.
En 1874, una ley de transcendental importancia concedió el monopolio de emisión de billetes al
Banco de España, con lo que la mayor parte de la pléyade de bancos emisores surgidos hasta
entonces fueron anexionados por él o se convirtieron sus sucursales provinciales. Los pocos que
resistieron como los de Barcelona, Bilbao y Santander, representarán el bastión de la futura banca
privada.
69
LECCIÓN 12.
70
monarquía en Bayona, convoca por decreto una Asamblea de Notables para fijar las bases de la
nueva Constitución y poco tiempo después proclama a su hermano José rey de España.
Dicha constitución elaborada por 91 de los 120 diputados convocados en Bayona, abordó la
confesionalidad del estado reconociendo la religión católica, la sucesión en la corona, los ministros,
etc., sin hacer referencia a la separación de poderes ni a la soberanía.
Cuando José I entró en Madrid, la guerra esta iniciada y habían sido los franceses derrotados en
Bailén, con lo que necesitó del ejercito de Napoleón para su confirmación. Tras la rendición de
Madrid dicta una serie de decretos en Chamartin sobre obligación desarme de los ciudadanos,
confiscación de bienes de aquellos que habían traicionado su causa, supresión del Consejo de
Castilla y prisión de sus miembros, abolición de la Inquisición, reducción del número de conventos,
supresión de las aduanas interiores y abolición de los derechos señoriales.
Tales medidas que suponían progreso y modernidad, encontraron adeptos en los llamados
afrancesados, que entendían que la nueva dinastía francesa encarnaba el espíritu liberal y
progresista de la revolución francesa y pasaban por alto el modo deshonroso como Napoleón se
había hecho con España.
El Estatuto no llegó a regir pero por su carácter relativamente liberal, sirvió de guía para quienes se
enfrentaban a la invasión napoleónica y sus principios se recogieron en la constitución de 1812.
La idea de redactar una constitución era mantenida por la mayoría desde los inicios, en diciembre
Mejía Lequerica propuso en sesión no disolverse las cortes sin redactar una constitución. Las Cortes
se trasladaron a la Iglesia de San Felipe Neri y dictaron el decreto de abolición de los señoríos.
En la comisión encargada de redactar la Constitución participaron Muñoz Torrero, Argüelles,
Espiga y Gadea. Fue proclamada el 19/3/1812, se trata de una constitución extensa inspirada en los
pricipios de la Revolución Francesa. Sigue una estructura semejante a los textos constitucionales
franceses destacando la desigualdad de trato de las materias: un tercio del total se dedica al poder
legislativo.
Establece un sistema unicameral, se declara la religión católica como oficial, y el poder ejecutivo lo
compartían el Rey y las Cortes, con mayor peso del primero. Los poderes reales eran muy amplios
pudiendo nombrar y cesar a los secretarios de despacho que serían los futuros ministros. El
sufragio, en principio se declaró universal pero en una segunda fase se declaró censitario, se decretó
el servicio militar obligatorio y el establecimiento de escuelas primarias en todos los pueblos.
Fue abolida por Fernando VII en 1814 y volvió a en el trienio liberal entre 1820 y 1823 después del
golpe del coronel Riego en Cabezas de S. Juan en que se obligó a Fernando VII a jurarla de nuevo
además de la restauración de la libertad de imprenta, la expulsión de los jesuitas y el
restablecimiento de los decretos de Cádiz. Pierde vigencia de nuevo con la restauración del
absolutismo por la Santa Alianza durante la década ominosa. A la muerte del rey recupera su
vigencia teórica durante la regencia de María Cristina que necesitaba el apoyo de los liberales frente
a los partidarios carlistas.
72
El rey estaba facultado para convocar las Cortes, suspenderlas e incluso disolverlas. La novedad
más llamativa fue la introducción del sistema bicameral, con un estamento de próceres, y otro
estamento de procuradores elegidos. Las leyes requieren la aprobación del monarca y ambas
cámaras.
Promulgado por la regente en 1834, las reformas eran tan moderadas que resultaron insuficientes y
decepcionaron a las fuerzas más progresistas, que en el amotinamiento de La Granja de 1836 obligó
a restaurar la Constitución de 1812, con el gobierno de Calatrava, Mendizábal y Espartero.
V. LA CONSTITUCIÓN DE 1837:
A finales de agosto el gobierno convocó Cortes Constituyentes. Lo más importante de ellas no es el
texto constitucional, sino un serie de medidas de hondo calado social y político: supresión los
diezmos eclesiásticos, abolición del régimen señorial y continuación la labor desamortizadora de
Mendizábal.
Argüelles y Olózaga elaboraron las bases de una nueva constitución, inspirados en la belga y en las
cartas francesas, con influencia de Bentham. Breve (de sólo 88 artículos) y de reforma flexible, no
declaraba expresamente la división de poderes y daba gran protagonismo al rey en el poder
legislativo, era ambigua en el ámbito de la confesionalidad religiosa.
Las cortes quedaban divididas en congreso y senado (este último formado por individuos
nombrados por el Rey a propuesta de los electores de cada provincia, renovado por terceras partes
cada vez que hubiera elecciones a diputados (en las que el sufragio era directo y censitario: sólo un
4% de los españoles votaban).
El Rey estaba facultado para abrir y cerrar las sesiones, convocar, suspender y disolver las cortes,
disponiendo de veto absoluto. Por lo demás, las funciones de las cortes eran legislativas (iniciativa
legislativa), financieras (el gobierno tenía obligación de presentar a cortes un presupuesto para el
año siguiente, lo que fue sistemáticamente incumplido,) políticas (elección de regente, toma de
juramento al sucesor,...) y de control (responsabilidad de ministros que serían acusados por el
Congreso y juzgados en el senado.) Reconocía como reina legítima a Isabel II.
Estuvo vigente hasta la constitución de 1.845.
76
LECCIÓN 13.
I. EL REY
La monarquía constitucional, frente a la absoluta, suponía la sujeción del Rey a las normas
constitucionales, las cuales regulan o limitan la potestad del príncipe y otorgan la soberanía
esencialmente a la nación o a la nación junto al Rey, en cuyo nombre la ejercen asambleas
representativas.
Nació como reacción contra la absoluta, la base del sistema político descansa en la existencia de un
conjunto de normas fundamentales a las que se somete todo el ordenamiento legal del Estado: la
constitución. Su origen está en las revoluciones inglesas de 1642 y 1688 y en los principios de la
Constitución francesa de 1791.
En las distintas constituciones españolas del S.XIX el poder real fue muy amplio
Desde la de 1812 todas las constituciones recogen el carácter inviolable de la persona del
Rey, que lo es por la gracia de Dios y de la Constitución hasta la de 1.869. En la de 1876
vuelve a serlo por la gracia de Dios.
Encarnaba el poder ejecutivo –el cual ejerce por medio de sus ministros a los que nombra y
cesa.-
Compartía el legislativo con las cortes –sancionaba y promulgaba leyes, hacía ejecutar las
leyes, proponía reformas-,
Ostentaba la representación de la nación,
Salvaguardaba el orden público,
Se imparte justicia en su nombre.
Tenía poder para disolver las cámaras.
Concedía grados militares y empleos civiles
La sucesión se reguló en la Constitución de 1812, poniendo de nuevo en vigor lo establecido en las
Partidas (admitía como monarcas a reyes o reinas). Además cuando la corona recayera en una
mujer, el marido de la reina no intervendría en asuntos de gobierno. Aunque Fernando VII derogó la
constitución, restableció el orden tradicional de sucesión que permitía el acceso a las mujeres a la
Corona y que en lo esencial coincidía con la constitución de 1.812.
En todas las constituciones del XIX el monarca tenía que pedir permiso a las Cortes para casarse.
Todas las constituciones regularon la regencia, para los casos en que haya de subir al trono un
príncipe sin contar con la mayoría de edad, si bien de distinta forma:
El Estatuto Real aplicó lo establecido en las Partidas.
Las constituciones de 1837 y 1869 establecian una regencia de una o más personas
designadas en Cortes.
Las constituciones de 1845 y 1876 dsiponían que el regente seria el padre o la madre del rey
77
y en su defecto el pariente más próximo a suceder la corona.
A su advenimiento al trono, el nuevo Rey juraba ante las Cortes, respetar la constitución. El mismo
juramento se exige al inmediato sucesor y en su caso a la regencia.
B) EL SENADO:
En Bayona era un organismo de 24 miembros nombrados por el Rey encargado de velar por las
libertades individuales y de imprenta, facultado para suspender la constitución en circunstancias
extraordinarias.
El primer Senado o Cámara Alta fue el estamento de próceres del Estatuto Real, cuyos miembros
hereditarios y vitalicios eran elegidos por el rey.
Desde la Constitución de 1837, todas las Constituciones del XIX instauran una cámar alta llamada
senado, pero el sistema de elección y la permanencia de los senadores varió según la Constitución:
- En la de 1837 eran temporales y elegidos directamente
- En la de 1845 eran vitalicios, elegidos por el Rey
78
- En la de 1869 eran elegidos por sufragio indirecto
- En la de 1876 quedan divididos en tres categorías: senadores por derecho propio, vitalicios por
designación real, y elegidos por la corporación del Estado entre los mayores contribuyentes.
El Estatuto de Bayona: dividió las cortes o juntas en tres estamentos: nobleza, clero, pueblo (los
dos primeros de designación real, los terceros divididos en diputados de las ciudades, de las
provincias, comerciantes, de las universidades). Las sesiones eran secretas y las funciones no
estaban muy bien definidas, pero su poder era escaso, con un poder más decorativo que real. Por
primera vez se nombran diputados por América encargados de promover los intereses de las
colonias.
La Constitución de Cádiz: Sistema unicameral de todos los diputados que representan la nación.
Elección de diputados: los diputados eran elegidos por todos los ciudadanos por sufragio
indirecto uno por cada 70.000 habitantes. Debían tener una renta proporcionada procedente
de bienes propios.
Funcionamiento: Las Cortes se reunían anualmente y se renovaban cada dos años,
ejerciendo el poder legislativo junto con el Rey, quien tenía derecho de veto suspensivo –un
proyecto aprobado en tres legislaturas se convertía en ley a pesar de la oposición regia.
Diputación Permanente: velaba por los derechos de las cortes y la integridad del régimen,
incluso cuando aquellas no estaban reunidas.
La constitución de Cádiz, al conceder a las cortes una función preponderante y substraerlas de la
voluntad regia, instauran por vez primera un régimen constitucional en España.
El Estatuto Real: Intentaba dar a las Cortes un carácter tradicional. Se convocan unas cortes
generales con arreglo a lo dispuesto en a las Partidas y la Nueva recopilación, pero en realidad les
dio una organización nueva, dividiéndola en los estamentos de próceres (reservada a los grandes de
España, hereditarios, vitalicios y elegidos por el rey) y procuradores (elegidos con arreglo a una ley
especial).
Las atribuciones estaban muy limitadas. Solo podían deliberar sobre aquello que el rey les
sometiera a examen y hacer peticiones al rey conforme determinara el Reglamento, además del
tradicional de aprobar impuestos. Las cortes quedaban reducidas a un organismo asesor.
La Constitución de 1837: influida por el sistema inglés, su sistema parlamentario fue bicameral
(Congreso y Senado). El Senado se configura como Cámara Alta. Sus miembros eran elegidos por
79
el Rey sobre una lista triple de personas pudientes mayores de 40 años presentada por los electores
de cada provincia, y era renovado por terceras partes cada vez que había elecciones al Congreso.
Los hijos del Rey eran senadores natos desde los 25 años. Sus características garantizaban la
función de equilibrio y freno que tradicionalmente se asigna a la cámara alta en el régimen
constitucional.
El Congreso se elegía por elección directa (un diputado por cada 50.000 habitantes), renovándose
cada tres años. Ejercía la potestad legislativa con el Rey, quien tenía veto suspensivo por una
legislatura.
Reforma de 1845: se plasmó el espíritu liberal y democrático de la de 1812. El senado fue
modificado, el número de senadores se declara ilimitado, vitalicios y de elección real, la edad de
entrada bajó a 30 años. Para ser diputado se requería tener renta o bienes determinados.
La Constitución de 1869: Aceptó de nuevo el sistema bicameral. El senado se eligió por provincias
a través de una junta formada por la diputación provincial y por compromisarios elegidos por
sufragio universal, debiendo los senadores ser pudientes mayores de 40 años. Se renovaba por
cuartas partes. Por su parte, el congreso se renovaba en su totalidad cada tres años. El Rey podía
disolver las cámaras convocando elecciones en tres meses, y suspender las sesiones una vez cada
legislatura. No se admitía el veto regio. Concede a las cortes gran poder como órgano supremo de
representación de la nación, llegando incluso a poder excluir a algún heredero de la sucesión al
trono.
La Constitución de 1876: bicameral, estableció tres clases de senadores:
Senadores por derecho propio: hijos y sucesores del Rey, grandes de España, altas
personalidades eclesiásticas, militares y civiles.
Senadores Vitalicios nombrados por la corona.
Senadores por elección de las Corporaciones del Estado y los mayores contribuyentes.
Los senadores por derecho propio más los vitalicios no podían exceder de 180, igual al de electivos.
El senado se renovaba por mitades cada cinco años.
El Congreso debía ser elegido por votación popular indefinidamente, siendo los diputados españoles
seglares mayores de edad que gozaran de todos los derecho civiles.
Las Cortes ejercían el poder legislativo juntamente con el Rey: el veto de cualquiera de ellos a un
proyecto de ley hacía que no pudiera considerarse hasta la legislatura siguiente. Las cortes se
reunían todos los años, convocadas, suspendidas y disueltas por el Rey.
B) EL BIPARTIDISMO DE LA RESTAURACIÓN
Los partidos surgidos de la restauración borbónica, el conservador y el liberal, rigieron la vida
política de España en el último cuarto del S. XIX en un sistema de alternancia pactada de turnos de
gobierno.
82
1.- EL PARTIDO CONSERVADOR
El partido “liberal conservador”, conocido como conservador, se construyó sobre el viejo partido
moderado, con algunos miembros de la efímera Unión Liberal, en torno a Cánovas.
Fue un partido con poca estructura y mínima organización que se presentó y ganó las elecciones de
1876 con el objetivo de restarurar la legalidad monárquica y poner al día el juego de las
instituciones y partidos políticos.
Se nutrió de burgueses, aristócratas, altos funcionarios y profesionales. Durante la Regencia de
María Cristina, al final del siglo, tuvo que afrontar una crisis generalizada con el nacimiento de los
movimientos obreros, la aprobación del sufragio universal masculino, el anarquismo, la caída de las
últimas colonias... Cánovas murió asesinado por un anarquista y fue sucedido por Silvela.
83
LECCIÓN 14.
I. INTRODUCCIÓN:
B) MOTIVACIÓN IDEOLÓGICA
Los postulados liberales iniciaron un proceso de transformación de la cultura occidental que se
extendió al campo del derecho.
Respecto del derecho Penal: Los primeros códigos penales sustituyeron las penas arbitrarias por
otras preestablecidas para cada delito, estableciendo proporcionalidad entre delito y pena tomando
como medida el daño hecho a la sociedad, prohibiendo el tormento y las acusaciones secretas. Se
entendía que la libertad generaba seguridad jurídica frente a la arbitrariedad de jueces y leyes.
Además, la igualdad implicaba la supresión de privilegios estamentales, la fraternidad supuso la
humanización de las penas.
El derecho mercantil, tradicionalmente vinculado a los comerciantes o sea un derecho estamental,
se pasó a vincular a los actos de comercio, con independencia de quién los practicara.
El derecho laboral se liberalizó por la desaparición del régimen señorial y sus formas de
dependencia laboral y de los gremios. Las condiciones de los nuevos contratos de trabajo podían ser
fijados por libre acuerdo, la mayor fuerza negociadora de los empresarios originó nuevos abusos y
84
formas de explotación laboral. El Estado pretendió entonces regular horarios, seguros, condiciones
de trabajo, etc...
En la segunda mitad del XIX aparecieron movimientos de denuncia de la injusticia social (Lasalle,
Menger, Marx, Engels). Los movimientos sindicales y las huelgas fueron medidas de autodefensa
de los trabajadores, que consiguieron convenios colectivos.
En el derecho procesal los liberales luchaban por un sistema que ofreciera mínimas garantías
procesales: evitar detenciones arbitrarias, estableció un plazo máximo de detención preventiva,
reguló el habeas corpus. Los intereses políticos dificultaban el camino del consenso en esta materia.
Derecho Administrativo: Pese a la supresión de jurisdicciones especiales, la separación de poderes
fe usada por el ejecutivo para fortalecer la jurisdicción administrativa a partir de la noción de “acto
administrativo” (los tribunales se inhibían de actos en que era parte el estado). La idea vino de
Francia debido al recelo de los revolucionarios hacia la clase judicial, reducto de la nobleza.
Aunque la división de poderes solo pretendía garantizar la independencia del poder judicial, allí se
fue más lejos al decretarse la autonomía de la Administración respecto del control de los jueces, el
objetivo era suprimir toda posible traba al proceso revolucionario. La influencia del código francés
en otros países hizo que todavía hoy en algunos países se discuta si la revisión de los actos
administrativos debería substanciarse ante la jurisdicción ordinaria o una especial.
Derecho Civil: La repercusión del liberalismo en el derecho civil fue relevante. La libertad e
igualdad ante la ley modificaron la regulación de la capacidad jurídica y la capacidad de obrar con
supresión de limitaciones debidas al sexo, condición social, filiación etc... flexibilizando también
los requisitos de capacidad procesal para ejercer acciones, heredar o acceder a los registros
inmobiliarios. Pero la equiparación total no se produjo hasta el S. XX.
En el derecho de familia, el ideario igualitario provocó la superación de la concepción patriarcal
asumiéndose la equiparación jurídica, la libertad de contratar influyó flexibilizándose los supuestos
de divorcio frente a la indisolubilidad del matrimonio canónico.
El derecho sucesorio también evolucionó, aparece la libre divisibilidad de la herencia, la libertad de
testar aunque moderada por el postulado de igualdad.
El individualismo y el liberalismo reformaron el derecho de propiedad inmobiliaria mediante las
medidas liberalizadoras de la propiedad del suelo en la desaparición del régimen feudal, abolición
del señorío, del mayorazgo, desamortizaciones, abolición de servidumbres, las formas de
adscripción forzosa a tierra y oficios. La tierra fue objeto de comercio, libre de ser explotada o no.
Surgieron también nuevos fenómenos sociales (ideológicos: anarquismo, socialismo), jurídicos
(positivismo, y las subsiguientes reacciones antiformalistas e iusnaturalistas).
85
1804), después de que el proyecto fuera mejorado por órganos judiciales y administrativos que lo
revisaron. A continuación se promulgaron el código de procedimiento civil (1807) y el Código
Penal (1810) de gran influencia en el resto de países europeos y americanos.
El código civil francés influyó de forma directa en varios paises de la América española al menos
hasta la promulgación de los códigos civiles de Chile y Perú que actuaron desde ese momento como
modelos de derecho patrio autóctono e indirectamente a través del proyecto de Código Civil español
(1851) de García Goyena. Así, la codificación del derecho civil nunca perdió la referencia del
Código francés.
El proyecto de Código Civil francés había admitido el valor supletorio de la costumbre, la
jurisprudencia y el derecho natural, sin embargo la redacción final del Código sancionó justo lo
contrario: a falta de norma escrita, el juez no podía acudir a los usos, la equidad ni el derecho
natural, tampoco podía abstenerse: debía encontrar forzosamente en la ley escrita la norma aplicable
al caso: latía aquí la concepción iusnaturalista de que el ordenamiento era completo y sin lagunas.
Paradójicamente, ello ensalzó el positivismo defendido por la escuela de la exégesis, pues no cabía
hablar de otro derecho ni de otros principios jurídicos que los emanados del legislador: la
interpretación del derecho se reducía a indagar en el sentido del texto.
Pronto surgieron voces que intentaron compatibilizar la contradicción entre el principio de que el
estado fuera el creador del derecho y a la vez hubiera derechos naturales preexistentes al Estado,
convicción que también era fruto de la Revolución Francesa.
El código Penal de 1848: En 1843 se crea la Comisión General de Codificación para elaborar los
proyectos de códigos. Este hecho supuso que a partir de entonces la redacción de proyectos
legislativos correría a cargo de técnicos en derecho en vez de políticos o diputados. La primera
87
comisión estuvo influenciada por el liberalismo iusnaturalista basada en los principios expiatorios y
retributivos de las penas.
Su sección penal elaboró un proyecto discutido en las cortes y promulgado en 1848. En su
redacción intervinieron García Goyena, Bravo Murillo, Clarós, Pacheco... La elaboración del
código careció de orden en la exposición y discusión, y en el mismo influyeron el Código francés de
1810, el de Nápoles (1819) y el de Brasil (1830).
Estuvo formado por 494 y tres libros: parte general, delitos y penas, y faltas. Técnicamente fue
superior al de 1822, dividiendo la pena en grados y fijándola en función de las circunstancias
atenuantes o agravantes que concurrieran. Sin embargo, fiel a la ideología de los conservadores en
el poder, se caracterizó por el excesivo rigor de sus penas y en la forma de su ejecución, que se
trasslucía en la regulación de delitos políticos, contra la religión del Estado, la regulación de huelga,
etc...
A raíz de la crisis de 1848 el gobierno de Narváez reformó artículos, aumentando la pena sobre todo
en los delitos políticos. Fue demasiado severo en las penas, y consideraba delictivos algunos
derechos como la libertad de imprenta, de reunión, el derecho de huelga, la libertad de culto... Su
principal aportación fue acabar con el arbitrio judicial al fijar para cada tipo penal una pena dividida
a su vez en grados en lo que se denominó aritmética penal.
El código penal de 1870: Con la llegada del sexenio revolucionario y promulgada la constitución
de 1869 el gobierno encarga a la comisión armonizar el Código de 1848-50 a los nuevos principios,
especialmente en materia de derechos y libertades políticas (de culto, asociación, huelga, imprenta,
etc...)
Se discutió y aprobó rápidamente, y sus 623 artículos siguieron la sistemática del de 1848. Suprimió
delitos contra la religión y el orden público, redujo los casos de pena de muerte y suprimió la de
argolla. Se ha destacado su lenguaje claro y conciso. Frente a la escuela retributiva del código
anterior, el nuevo código estaba influido por la escuela correccionalista que consideraba como
objetivo de la pena, la enmienda del reo.
Con todo, fue criticado por los krausistas (por no incorporar suficientemente las doctrinas
correccionalistas) ya que mantenía la publicidad de las ejecuciones además de disponer que el
cadaver estuviera expuesto en el patíbulo hasta una hora antes del anochecer. También la antigua
pena de encadenamiento... La vieja ley del talión inspiró los castigos al falso testimonio, a la
connivencia de los funcionarios públicos en la evasión de presos, al juez prevaricador, a las
amenazas...
El código penal de 1870 fuer revisado en 1928 bajo la Dictadura de Primo de Rivera, que introdujo
mayor rigor en las penas, aumento de la lista de agravantes y la incorporación de nuevos delitos
políticos.
Fue derogado durante la II República con la promulgación del código penal de 1932 que suponía
una adaptación del código del 70 a la nueva constitución. Se incorporan nuevos delitos: usura,
daños a cosas de utilidad social y se suprimen otros: duelo, adulterio, amancebamiento, se suprime
la pena capital, penas perpétuas, degradación....
Posteriormente el código penal franquista de 1944 (revisado en 1963 y 1973) se basan en los
principios del Movimiento Nacional: protección del Estado y orden público, represión de los delitos
políticos, reintroducción de la pena de muerte, etc... fue derogado por el actual de 1996.
88
III. CODIFICACIÓN DEL DERECHO MERCANTIL
90
V. EL RETRASO DE LA CODIFICACIÓN DEL DERECHO CIVIL EN
ESPAÑA.
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B) CÓDIGO CIVIL (1889) (examen)
A partir de 1876, el Gobierno de la Restauración y las burguesías vasca y catalana encuentran
objetivos comunes en la necesidad de un proyecto de estabilidad política. Se intenta así articular un
pacto foral que mostrara que Madrid respetaría los derechos forales en el Código Civil. Se plantea
así incorporar a éste “Memorias” que recopilaran las peculiaridades de derecho civil de los
territorios históricos.
Se dio entrada en la sección civil de la Comisión General de Codificación a un representante de
Cataluña, Aragón, Navarra, País Vasco, Baleares y Galicia.
Los conservadores de Cánovas legislan un código Civil partiendo del proyecto de 1851 pero
teniendo en cuenta que los derechos forales se recogerían en Apendices al Código Civil.
Fue el código promulgado en 1888 con muchos errores, de modo que por ley (1889) se autorizó al
gobierno a publicar una segunda edición con correcciones. Así se hizo. El código consta de un título
preliminar y cuatro libros:
- Primero: personas, personas naturales y jurídicas, domicilio, matrimonio, tutela
- Segundo: bienes, propiedad, posesión, servidumbre, comunidad de bienes
- Tercero: modos de adquirir la propiedad
- Cuarto: obligaciones y contratos
Recogió el derecho castellano, con fuerte influencia francesa ya que trancribía literalmente más de
250 artículos del Código Civil francés. Era conservador, individualista en lo ideológico –
determinaba que el matrimonio civil entre católicos era indisoluble-, patriarcal en el modelo
familiar.
El compromiso respecto a los derechos forales se estableció en el artículo 12: los derechos forales
se recopilarían en apéndices al código. Aunque el aragonés fue aprobado en 1925. En el resto de
provincias, no llegaron a aprobarse textos oficiales debido a la disparidad de criterios de sus
redactores.
En 1946, en plena etapa franquista, se rechaza el sistema de Apéndices por considerarse
minusvalorativo del derecho foral y se recomienda su sustitución por compilaciones o códigos de
derecho foral propio de cada territorio. Se aprueban así compilaciones para los distintos territorios
históricos como paso previo a la elaboración de un código civil general para toda España.
92
LECCIÓN 15.
A) EVOLUCIÓN Y REFORMAS
La organización ministerial:
Concepto: a partir del S. XIX, se denominan ministerios los grandes departamentos de la
Administración Central.
Orígenes: Provienen de las Secretarías de Despacho.
Función: Conjugan una función de especialización (diversifican la actividad administrativa
central) e integradora (constituyen un cauce para unificar la gran variedad de órganos que se
derivan de la división del trabajo.)
Número: varía constantemente al igual que las funciones encomendadas a cada uno. A
medida que se intensifica el intervencionismo administrativo, aumentan los departamentos
ministeriales.
El Estatuto de Bayona estableció nueve ministros y un secretario de estado. La constitución de
1812, siete secretarías de despacho, facultando a las Cortes para que efectuaran variaciones.
Fernando VII las redujo suprimiendo la de gobernación y en el trienio se volvió a la estructura de
1812.
De 1823 a 1834 Fernando VII redujo las secretarías a cinco, creándose en 1832 el Ministerio de
Fomento para fortalecer la administración (luego llamado de interior y de gobernación en 1834).
En 1847 se creó el ministerio de comercio, instrucción y obras públicas.
Al terminar el XIX había siete ministerios: Estado, Gracia y Justicia, Guerra, Marina, Hacienda,
Gobernación y Fomento.
En la dictadura de Primo de Rivera se crea el Ministerio de Trabajo y Previsión Social como
respuesta a la preocupación por las relaciones laborales.
Los ministros se situaban justo bajo la autoridad del jefe de estado, obrando como delegados
directos del mismo. En épocas absolutistas su posición fue análoga a la de los antiguos secretarios
de despacho. En épocas constitucionales, fueron los auténticos rectores de la vida nacional. Su
nombramiento corresponde al Rey, pero en la práctica dependían del parlamento: si éste les retiraba
la confianza, debían dimitir.
La denominación de Ministros aparece en la Cosntitución de Bayona; la de Cádiz vuelve a la de
Secretarios de Despacho (usados indiferentemente); en la de 1837 y siguientes se impone la
definición de ministros: jefes de departamento, ejercían la iniciativa y dirección de los servicios a
ellos adscritos, y refrendaban con su firma las disposiciones regias.
93
preveía.
De acuerdo con el estatuto, el poder ejecutivo, que residía en el monarca, era ejercido por medio
nueve ministerios, junto a los que había una Secretaría de Estado, con carácter de ministerio, que
debía refrendar los decretos y leyes dados por el Rey y así como los actos del gobierno. También
debia convocar los Consejos de Ministros y los Consejos de Administración en nombre del Rey.
De carácter moderno, esta administración estuvo influenciada por el modelo francés que sin
embargo la guerra impidió su desarrollo y aplicación.
94
4.- REAJUSTES DE LA RESTAURACIÓN ALFONSINA:
Sagasta, después de ganar las elecciones, hizo desaparecer el Ministerio de Fomento, creando el de
Ministerio de Obras Públicas. La falta de presupuesto hizo que la reforma no se pusiera en marcha
hasta 1900 quedando el gobierno conformado por los Ministerios de Gracia y Justicia, Hacienda,
Guerra, Marina, Gobernación, Agricultura, Industria, Comercio y Obras Públicas.
Con Primo de Rivera, se crea el de Abastecimientos y el de Trabajo.
A) CREACIÓN Y ANTECEDENTES:(examen)
El Consejo de Ministros es el órgano colegiado más importante de la administración activa. Sus
orígenes son de finales del S. XVIII en Europa en un proceso de despersonalización del poder, que
abre las puertas al llamado “Estado Moderno.” El rey deja de decidir por sí solo, si no que
necesitará de la colaboración y asesoría de un consejo que desplaza la multiforme variedad
polisinodal del Absolutismo.
En España, su origen data del Consejo de Gabinete instituido por Felipe V con sus Secretarios de
Despacho y la Junta Suprema de Estado creada por Carlos III en 1787. Empezaron siendo reuniones
de personas de confianza del rey para evitar la dispersión de los asuntos.
El Decreto de Regencia de 1813, ya aludía a la Junta de Ministros, pero su origen propiamente
dicho fue la Junta de Ministros constituida en 1823 por Fernando VII, formada por los cinco
secretarios de estado y del despacho (estado, gracia y justicia, guerra, marina y hacienda), como
órgano asesor. El triunfo del régimen constitucional motivó un ejercicio del poder más
despersonalizado.
Sus competencias fueron menores que las de su homónimo francés: reunidos, los ministros
resolvían las cuestiones de interés general y de coordinación entre departamentos ministeriales. El
Consejo fue originariamente presidido por el Primer Secretario de Estado y de Despacho. Los
consejos de ministros no estan regulados por las constituciones políticas del XIX: su primera
regulación como órgano político data de una ley de 1838. También se denominaban Consejo de
Gabinete.
95
Con los Borbones había perdido buena parte de su influencia por la instauración del sistema de
secretarías aunque Carlos IV había recuperado su forma originaria funcionando regularmente
durante este reinado.
Los antiguos consejos fueron suprimidos en 1809. La Constitución de Bayona establecía un único
Consejo de Estado para la función de administración central consultiva, encargado de preparar las
leyes y colaborar en la actividad legislativa. Alto cuerpo consultivo de la nación, su dictamen era
indispensable para muchos asuntos.
Las Cortes de Cádiz crean en 1812 un Consejo de Estado que constaba de 40 individuos (4
eclesiásticos, 4 grandes de España, 32 elegidos por el Rey), cuyo dictamen había de ser oído por el
Rey en asuntos graves: declaraciones de guerra, firma de tratados... Con la vuelta del absolutismo,
quedó sin efecto.
En cuanto a su composición, cambió con el tiempo: presidido por el Rey, acabó asistiendo el
príncipe heredero; se consideraron miembros natos los ministros y el presidente del consejo real,
contó con consultores, asistentes y abogados...
En 1834 se promulgaron seis decretos dejando en suspenso el Consejo de Estado durante la minoría
de edad de Isabel II, siendo sus competencias asumidas por el Consejo de Gobierno. Se extinguen
así los Consejos de Castila e Indias y crean el Tribunal Supremo de España e Indias. Además, se
funda un organismo nuevo, el Consejo Real de España e Indias en 1834. Todo ello condujo a una
radical mudanza en la estructura de la Administración central.
En la Constitución de 1837 no se previó ningún cuerpo consultivo, pero en 1839 y 1840 hubo
iniciativas legales para reformarlo.
Una ley de 1845 organizó un nuevo Consejo Real presidido por el Presidente del Consejo de
Ministros, formado por éstos y por consejeros, y con competencias no sólo consultivas, sino
también judiciales.
En 1854 se suprimió el Consejo Real, y se restableció en 1856. Las sucesivas constituciones lo
establecieron como Consejo de Estado, único para todas las cuestiones de los consejos anteriores.
Su apogeo vino tras 1857, con intervenciones decisivas en la preparación de los proyectos de ley y
tratados internacionales, definición de las potestades...
Una ley de 1860 lo definió como órgano consultivo del Gobierno y la Administración, con
facultades para asuntos de gobernación, contenciosas y administrativas. En 1888 se le suprimieron
las facultades contencioso administrativas.
En 1904, tras una profunda reorganización, se constituyó el Consejo de Estado como órgano técnico
e independiente, con un número permanente de consejeros.
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LECCIÓN 16.
I. LA ADMINISTRACIÓN TERRITORIAL
A) LA DIVISIÓN PROVINCIAL
La uniformidad administrativa era uno de los ideales de la etapa constitucional. La Constitución de
1812 acometió una nueva regulación del régimen provincial y local, adaptando instituciones
antiguas a los principios del constitucionalismo francés, resultando un sistema centralizado y
jerarquizado, en el que la provincia fue concebida como una creación local basada en dos
elementos:
Territorial: compuesto por una comarca más o menos extensa de ámbito delimitado por la
ley.
Orgánico: encarnado en el gobierno civil presidido por un jefe político o gobernador civil y
la diputación provincial.
La nueva regulación del régimen Provincial y local hubo de pasar por las vicisitudes políticas del S.
XIX.
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Algunas provincias no mantenían la denominación de su capital: Alava-Vitoria, Vizcaya-
Bilbao, Navarra-Pamplona,...
Las Vascongadas y Navarra siguieron rigiéndose por fueros especiales que se mantendrían en sus
aspectos económicos, pero desde la ley paccionada de 1841 en Navarra dejó de haber Virrey,
cámara de los comptos, consejo real y diputación del reino, siendo estos dos últimos sustituidos por
la audiencia de Pamplona y la diputación foral.
El régimen provincial experimento una profunda crisis en 1845 solo superada con el sistema de
ordenación adoptado con la revolución de 1868 de orientación descentralizadora.
En 1882 se promulga finalmente la Ley Provincial que rigió durante el resto del XIX hasta el
Estatuto Provincial de 1925, punto legal de enlace con la organización provincial vigente.
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El Ayuntamiento pasaba a ser la representación del antiguo concejo abierto, subordinado al poder
central bajo la presidencia del jefe político provincial. Cada corporación municipal quedaba bajo la
inspección de la Diputación Provincial respectiva.
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LECCIÓN 17.
I. LA ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA
A) CARACTERES GENERALES
Desde el Estatuto de Bayona se distinguió que el orden judicial era independiente del legislativo y
del ejecutivo. Las constituciones posteriores aunque no hacen declaración expresa de esa
independencia, la dejan por sentado. En las del 37 y 69 se destaca que el Rey y las Cortes tienen
expresamente prohibido ejercer funciones judiciales, que corresponderán a los tribunales.
Además, se fue reduciendo el número de jurisdicciones especiales (Inquisición en 1834, mercantil
en 1868)... La Constitución de 1812 estableció la unidad de legislación al declarar que las Españas y
las Indias se regirán por un único código así como unidad de fueros para causas civiles y criminales,
aboliéndose la jurisdicción señorial en agosto de 1811. Se mantiene la jurisdicción eclesiástica y de
guerra.
102
Se admitía que los miembros de la Iglesia sólo se someterían al derecho canónico
La enseñanza se haría de acuerdo con los principios de la religión católica.
El Estado asume el mantenimiento del culto y sus ministros.
Se podrían crear nuevas casa religiosas en España.
Los bienes desamortizados y no vendidos se restituirían a la Iglesia.
En el sexenio revolucionario, en medio de un ambiente anticlerical, Serrano dictó una serie de
medidas que violaban el Concordato vigente, suprimiendo monasterios, casas religiosas, enseñanza
religiosa..., y se reconoció por la Constitución de 1869 la libertad de culto, aprobándose en 1870
una ley de matrimonio civil.
Con la llegada de la restauración, las ideas conservadoras de Cánovas quedan plasmadas en la
constitución de 1876. De nuevo se consagra la religión católica como oficial, recuperando vigencia
el Concordato de 1851.
A la muerte de Alfonso XII, iniciados los movimientos obreros y sindicales, se resucita el
anticlericalismo alentado por intelectuales como Galdós o Larra, anticlericalismo que perduró hasta
culminar en la Constitución de 1931 que estableció la no-confesionalidad del Estado.
En el régimen de Franco se firmará un nuevo concordato en 1953 con Pío XII que será vigente hasta
la constitución de 1978.
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LECCIÓN 18.
I. LA HACIENDA.
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C) LOS REAJUSTES POSTERIORES: DE MON A VILLAVERDE:
En 1851, Bravo Murillo creó un nuevo impuesto personal mezcla del inquilinato y la capacitación,
además y el impuesto de lanzas y media annata fue sustituido por el de títulos y grandezas que
fracasó porque se basaba en la declaración voluntaria por el contribuyente de sus ingresos.
A pesar de las reformas destinadas a incrementar los ingresos del estado, la deuda pública era
excesiva debido a la guerra colonial.
A finales de siglo, Fernández Villaverde convirtió la deuda, mejoró la moneda, equilibró los
presupuestos e introdujo la contribución de utilidades, con tres tarifas: una para servicios o trabajos
personales, otra para intereses, dividendos y beneficios del capital invertido y otra para utilidades
obtenidas del trabajo del hombre junto con el capital en el ejercicio de industrias no gravadas de
otro modo
Ello permitió un superávit a favor de hacienda y la estabilización del índice de precios, así como la
revalorización de la peseta
II. EL EJÉRCITO
B) ORGANIZACIÓN:
Tradicionalmente se basa en el principio de reservar los puestos de mando militar a las clases
nobiliarias, también los mandos intermedios eran difícilmente asequibles a los no nobles. En la
Guerra de la Independencia, sin embargo, fueron frecuentes los ascensos por méritos de guerra.
La constitución de 1812 estableció que las fuerzas militares eran nacionales –no reales-, si bien el
Rey tenía el mando supremo y nombraba a los generales. Estaba integradas por:
Fuerzas de servicio continuo para conservar el orden exterior e interior del estado.
Milicias nacionales: fuerzas suplementarias de carácter permanente para casos necesarios.
Se organizaban por provincias y sus miembros podian compatibilizarla con la vida civil.
Fuerzas ocasionales: reglamentadas por la Junta Suprema después del éxito de la guerra de
guerrillas en la guerra de independencia. Consisten en la ordenación de cuadrillas y partidas
pequeñas de hombres asistidos por un mando militar.
Escuelas militares par la enseñanza e instrucción de las diferentes ramas del ejercito y la
armada.
Esta misma organización fue también recogida en la Ley constitutiva del ejército (1821). Desde la
constitución de 1837 se estableció que las Cortes, a propuesta del Rey, fijarían la fuerza militar
permanente de mar y tierra, repartiéndose el reclutamiento entre todas las poblaciones por sorteo:
para eximirse del servicio militar había que pagar una cantidad y presentar a otra persona que lo
prestara. Esta organización, que se había establecido ante las necesidades de la guerra carlista, se
mantiene hasta 1885 en que se establece el servicio militar obligatorio, que siguió siendo redimible
por dinero.
También se crearon la Guardia Civil (1844) y el cuerpo de Carabineros para velar por el orden
público, y en 1878 se promulgó otra ley constitutiva del ejército. El ejército quedó estructurado en
armas generales (infantería y caballería), cuerpos especiales (artillería, ingenieros, Estado Mayor) y
cuerpos auxiliares (administrativo, sanitario, castrense, jurídico-militar). Sus organismos centrales
fueron el Ministerio del Ejército y el Consejo Supremo de Justicia Militar, sustituido en 1931 por
una Sala del Tribunal Supremo.
Territorialmente se mantuvieron las capitanías generales impuestas desde los decretos de Nueva
Planta, mandadas por un Teniente General; en cada provincia y plaza importante se estableció un
Gobernador militar, y donde radicaban fuerzas del ejército, un comandante militar.
C) LA ARMADA:
La armada arrastraba un lamentable estado desde el fracaso de Trafalgar en el Antiguo Régimen.
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Durante el S. XIX se hicieron notables esfuerzos para sanear su situación:
Se crea en 1869 el almirantazgo, imitando el modelo inglés.
Estructuración de la marina en tres departamentos (Cádiz, Cartagena y Ferrol) subdivididos
ahora en 32 comandancias de marina y 53 capitanías de puerto.
Organizaron dentro de la marina de cuerpos específicos de artillería, infantería, ingenieros,
administrativos, pilotos, etc., de forma similar a la división hecha en el ejército de tierra.
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