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Estudio comparativo entre el espiritismo de cordón y el de caridad: culto, ritual,

sistema de creencias y funciones sociales.

Oscar Barzaga Sablón: obarzaga@ict.uho.edu.cu .


Aldo Enamorado Rodríguez: enamorado@ict.uho.edu.cu .
Oscar Santiago Barzaga Sablón (25-1-1961), Profesor Titular de la Universidad de
Holguín. Dr. C. Filosóficas. Su tesis de doctorado fue un estudio sobre el
espiritismo de cordón en Holguín. Es un investigador de experiencia y larga
trayectoria, en temas sociales y religiosos, tiene varias publicaciones sobre el
tema que incluye un libro.
Aldo Enamorado Rodríguez. Licenciado en Estudios Socioculturales. Profesor de
la Universidad de Holguín. Joven investigador, defendió con éxito su tesis
“Estudio socio filosófico del espiritismo de caridad en la Provincia de Holguín,
además está realizando su doctorado “estudio socio filosófico de la Regla Conga o
Palo monte en la provincia de Holguín”.

La creencia en los espíritus y en la inmortalidad del alma es de antiguo origen, sin


embargo, el espiritismo moderno apareció a mediados del siglo XIX. Generalmente se
considera como iniciadoras a las hermanas Fox, dos adolescentes norteamericanas,
que con la ayuda de otros familiares plantearon comunicarse con las almas de los
difuntos. Si aceptamos este hecho, el espiritismo tuvo su comienzo en EE.UU. Como
otras muchas creencias religiosas y luego se expandió por el mundo.
El sistematizador primario o teólogo del espiritismo fue el intelectual francés Hipólito
Rivail Denizard, conocido bajo el seudónimo de Allan Kardec. Dicho seudónimo, según
Kardec, le fue dado a partir, de una revelación del espíritu de un druida Celta.
El kardecianismo es una revalorización o versión moderna de las viejas creencias
heréticas sobre la trasmigración de las almas, subyacentes o parasitarias dentro de la
tradición cristiana, en particular la católica, a pesar de la oposición, muchas veces
enconada, de la religión oficial.
El espiritismo kardeciano llegó a Cuba en la segunda mitad del siglo XIX,
aproximadamente durante La Guerra de los Diez Años contra el poder colonial español.
Las nuevas ideas espiritistas procedían de EE.UU y Europa, en particular de Francia,
se considera que posiblemente tuvieron en la ciudad española de Barcelona uno de
sus principales puntos de tránsito.
El espiritismo al llegar a Cuba se presentó, así mismo, como una religión moderna con
pretensiones científicas, que lo convertía en una opción frente a La Iglesia Católica.
Esta situación le permitió ganar adeptos entre las clases medias y sectores
intelectuales de tendencia liberal partidarios del libre pensamiento.
Tradicionalmente se ha clasificado el espiritismo en Cuba en cuatro tendencias o
cultos específicos: mesa, cordón, caridad y cruzado. En algunos momentos han
aparecido otras denominaciones como es el caso del investigador José Millet de La
Casa del Caribe en la obra "El Espiritismo. Variantes Cubanas" (1996) que agrega a
las anteriores el espiritismo de bembé o sao.
Se considera como Espiritismo de mesa o científico, toda manifestación espirita que
mantenga en su forma original la doctrina kardeciana, sin agregados procedentes de las
creencias populares cubanas o de cualquier otro origen. Con la aclaración que las
características de este culto, secta o asociación no permite incluirlo dentro de los cultos
populares.
El espiritismo de cordón, cuyo nombre procede de la cadena o cordón que se forma
durante el culto, es producto del impacto de las ideas kardecianas en un medio
donde predominan las ideas católicas y heterodoxas. El mismo presenta un núcleo
kardeciano: principio de la reencarnación, purificación de las almas, búsqueda del bien,
etc. Como agregado tiene múltiples elementos del catolicismo popular. La influencia
africana se presenta fundamentalmente en la oposición y la lucha contra la magia
negra de este origen. Los cordoneros practican un culto mágico-religioso de carácter

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extático. Su núcleo es kardeciano, enriquecido con elementos eclécticos en proceso
de sincretización. El sistema de ideas carece de sistematización teórica por falta de una
institución central. La literatura del kardecianismo solo se consulta ocasionalmente en
algunos templos. Todo lo anterior nos permite comprenderlo como espiritismo popular.
El espiritismo de caridad está formado por un conjunto de creencias que muy poco
difiere del espiritismo de cordón. Las diferencias fundamentales se presentan en la
esfera del culto y el ritual. Mientras en los cordoneros es necesario la presencia de
numerosos participantes entre médiums y otros creyentes, junto con el accionar del
cordón; el espiritismo de caridad solo exige, por lo menos, la presencia de dos
personas: el médium y el aspirante a la caridad. Los espiritistas de caridad trabajan
de manera independiente, por lo común lo hacen en sus propias casas o en locales
preparados para el caso.
El presente trabajo constituye un estudio comparativo entre el espiritismo de cordón y el
de caridad con respeto a: culto: ritual, sistema de creencias y funciones sociales. Por
tales razones nuestro análisis solo se centrará en las dos variantes del espiritismo antes
mencionadas.
Presencia, distribución y crecimiento de la población cordonera.
Al espiritismo de cordón, tradicionalmente se le sitúa la cuna en la actual provincia
de Granma, esta concepción es limitada. Es necesario considerar como medio natural
autóctono del espiritismo de cordón una amplia zona, que abarca desde los municipios
de Palma Soriano y Contramaestre, en la actual provincia de Santiago de Cuba, los
municipios occidentales de Holguín a partir de Cueto y la provincia Tunas hasta los
antiguos límites con Camagüey.
En el territorio demarcado anteriormente las creencias cordoneras son un importante
elemento de la conciencia social religiosa de la población. Especialmente en la
campesina o en los emigrados de este origen social en las ciudades. Allí surgen los
más antiguos templos cordoneros; es muy densa la presencia de centros y
creyentes; es la patria chica de los más prestigiosos médiums y curanderos. Los
centros cordoneros existentes en otras localidades del país, fuera de los límites
señalados o incluso en el extranjero fueron fundados, como regla, por personas
provenientes de este territorio.
El espiritismo de cordón es una de las variantes criollas fundamentales del espiritismo, la
más extendida en la provincia de Holguín. El mismo es el culto popular con el mayor
número de seguidores en la provincia, con más de 26 000 (1). El espiritismo supera a las
demás instituciones religiosas radicadas en Holguín por el número de templos 168, de los
cuales, la inmensa mayoría, 159 son cordoneros y solo 9 kardecianos. La distribución de los
centros cordoneros no es homogénea en el territorio. La mayor concentración de
templos se encuentra en el municipio Holguín. La mayoría de los templos cordoneros están
situados en zonas rurales 132 (83,01 %) y solo 27(16,99%) se ubican en zonas urbanas.
Estos centros cordoneros urbanos holguineros se levantan fundamentalmente en los
barrios periféricos, que han crecido o se han formado a partir del triunfo de La Revolución,
producto de una emigración procedente en gran parte del campo.
Los primeros templos cordoneros deben haber iniciado su funcionamiento regular,
después de la paz del Zanjón. A pesar de que existió una ley española, Decreto Real de
1888, que ordenaba la creación del registro de asociaciones, la mayoría de los
documentos se han perdido o extraviado. Por esta razón los investigadores han tenido a
su disposición muy escasos documentos a cerca de los periodos tempranos de desarrollo
del espiritismo. A partir del establecimiento de la República Neocolonial y la creación del
registro de asociaciones es que se tienen testimonios documentales acerca de la
formación de los templos cordoneros. En la provincia Holguín, de los 159 templos
existentes actualmente, el primero que aparece inscripto data del año 1917. En la
tercera década (1921-1930) se oficializan 6, en la cuarta (1931-1940) 9, en la quinta
(1941-50) 31, en la sexta (1951-60) 41, en la séptima (1961-70) 18, en la octava (1971-
80) 16, en la novena (1981-90) 18 y en la décima por concluir, (1990-1997) 28.
Ha existido un crecimiento permanente del número de templos desde el 1917 hasta la

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fecha. Los momentos más significativos en el aumento de los templos, se corresponde
con períodos críticos de nuestra historia.
En la provincia de Holguín, según datos aportados por el registro de asociaciones existen 6
847 espiritistas asociados, distribuidos en 168 templos (159 cordoneros y 9
kardecianos). El crecimiento es relativamente alto, sobre todo a partir de las
captaciones realizadas fundamentalmente entre personas ancianas y de mediana edad.
Los datos ofrecidos por el Registro de Asociaciones Nacional en 1987 señalan para
Holguín una población espirita de 1 329. A pesar de que consideramos estos datos
conservadores, existe un evidente crecimiento al compararlos con los 6 847 ofrecidos
por el Registro Provincial de Asociaciones para el año 1997. Este crecimiento sigue siendo
significativo, aún si se parte de las cifras ofrecidas por los investigadores 4 876 con
relación a los templos mejor organizados y de vida más activa. En el último caso, se
evidencia un crecimiento en 3.7 veces. Este crecimiento se corresponde en lo
fundamental con el período especial.
No existe una estadística sistemática que nos permita valorar con exactitud la evolución
de la población cordonera (2). Los templos forman sociedades estables, las bajas
contabilizadas, entre los miembros activos de los mismos, son pocas. En 1997 se
registraron 214 bajas, que para una población 4 876 solo representan el 4.38 %. La mayor
parte de las bajas se dan por imposibilidad física de asistir al templo: muerte 35, avanzada
vejez 47, enfermedad invalidante 8, traslado de domicilio a lugares lejanos 43, para un total
de 133 (62.15 %). Las verdaderas causas relacionadas con el abandono o debilitamiento
de las creencias cordoneras son las siguientes: inasistencia al culto 62, indisciplina 3,
conversión a otras religiones 12, para una suma total de 77 (35.98 %) creyentes, sin
referencia 4 (1.87 %). En realidad los desertores solamente representan el ínfimo
porcentaje de 1.58 %.
Entre la población de creyentes cordoneros predomina el sexo femenino con 3 178 mujeres
para el 61.18 % y 1 698 hombres para 34.82 %. Es decir, las mujeres casi duplican a los
hombres. Paradójicamente los hombres dominan en el control de los templos reflejando el
carácter patriarcal de estas organizaciones. De 529 directivos contabilizados 315 son
hombres para el 59.55 %. En los cargos principales directores y presidentes, el predominio
masculino es aun mayor. Así de 102 directores 76 (74.51 %) son hombres y de 133
presidentes 91 (80.53 %) pertenecen al género masculino.
La edad promedio de los practicantes del culto cordonero es de 50 años. Los jóvenes
hasta 30 años solamente son 843 (16.48 %), los adultos en edad laboral 2 607 (54.73
%), mientras los ancianos mayores de 60 años alcanzan la cifra de 1 340 (28.06 %).
Esto permite considerar que es una población que envejece, porque el número de jóvenes
es inferior con respecto al de los ancianos. Entre la directiva predominan las personas
maduras y ancianas. Así la edad promedio de los directores es de 61 años y la de los
presidentes es de 55 años.
Como ya hemos adelantado entre los creyentes espiritistas hay un predominio casi
absoluto de individuos clasificados como blancos. Entre los 4 849 creyentes con referencia
respecto al color de la piel 4 545 (93.73 %) son considerados como blancos, 162 (3.34 %)
como mulatos y 142 (2.93 %) como negros. Esta situación, en parte, está estrechamente
relacionada con la composición étnica de la provincia de Holguín, donde los blancos
constituyen el 78.61 % de la población, los mestizos el 15.13 %, los negros 6.10 % y los
asiáticos el 0.6 %.
Como ya había evidenciado en la situación geográfica de los templos, el espiritismo es
un fenómeno fundamentalmente rural, de 4 756 individuos que se les pudo determinar el
lugar de residencia 3 607 (75.84 %) viven en zona rural y sólo 1 149 (24.16 %) en zona
urbana y como ya hemos señalado estos últimos habitan fundamentalmente en barrios
que han crecido producto de la emigración campesina.
El nivel escolar de la población espirita es muy bajo, situación que posiblemente sea una
característica de los cultos populares. De una población de 4 883 personas con
referencias sobre este indicador, 308 (6.37 %) son iletrados; 2 743 (56.76 %) se
incluyen en la enseñanza primaria, de ellos 992 (20.52 %) no rebasan el cuarto grado,

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por lo que se les puede considerar iletrados funcionales. En general, los iletrados,
analfabetos funcionales y subescolarizados forman el 3051 (63.12 %) de los fieles. Como
de nivel de secundaria básica aparecen conceptualizados 1 084 (22.43 %) individuos, en
preuniversitario 620 (12.83 %) y universitarios 78 (1.61 %).
El nivel cultural de los directivos tiende a ser inferior a la media de los creyentes, en
especial entre los directores y presidentes por ser estos, como regla, personas de más
edad. De 529 con referencia sobre el nivel cultural 335 (63.33 %) son iletrados y
subescolarizados. Los directores 91 (89.21 %) de 102 y los presidentes 93 (82.30) de
113 están dentro de la categoría anteriormente señalada. Por razones obvias, el nivel
cultural entre los elegidos como secretarios y tesoreros es más alto, entre ellos solo el
31.82 % de los primeros y el 45.45 % de los segundos, no superan la enseñanza
primaria.
La familia de los espiritas demuestra ser bastante estable de 4 844 personas 2 937
(60.63 %) se encuentran casados. A pesar del bajo nivel cultural solo 900 (18.58 %)
aparecen clasificados como acompañados. El número de divorciados es bajo 169 (3.49 %),
en su mayoría mujeres abandonadas por sus maridos. A los grupos anteriores se agregan
los solteros 523 (10.80 %), los cuales están en relación con la pobre representatividad
de los jóvenes y los viudos 315 (6.50 %), porcentaje que se corresponde con el alto
número de personas de avanzada edad.
La ocupación de los creyentes espiritistas es otro de los indicadores que permite
caracterizar a este grupo religioso; de 4 786 individuos con referencia ocupacional más de
la mitad 2 414 (50.44 %) son conceptualizados como amas de casa; también es
significativo el alto número de jubilados y pensionados 590 (12.33 %) y 31 (0.65 %)
desempleados. En total los que no trabajan, por una u otra causa, suman 3 064 (64.02
%). La mayoría de los vinculados a las labores productivas son obreros 856 (17.89 %),
seguido de campesinos, 506 (10.57 %), obreros agrícolas 186 (3.89 %), maestros 75
(1.57 %) y trabajadores por cuenta propia 44 (0.92 %), ingenieros 33 (0.69 %), médicos
22 (0.46 %). A demás hay que agregar 27 (0.56 %) estudiantes y 2 (0.04 %) reclutas
(S.M.O). La intelectualidad espiritista es de 156 (3.26 %) individuos, integrada, como hemos
señalado, por: maestros, médicos y ingenieros. Los primeros forman la mayoría del grupo.

El templo cordonero: su carácter de institución.


Los templos cordoneros dispersos por los campos, pueblos y ciudades de la
provincia, pobres en su mayoría, están techados de guano, muchos sin paredes y con
piso de tierra; algunos son casas de madera y fibro y unos pocos, confortables
edificaciones de mampostería y placa. Según el estado constructivo, de 112 observados,
90 (80.36 %) se evalúan de mal, 12 (10.71 %) de regular y 10 (8.93 %) de bien. La
situación de los templos es un reflejo de las condiciones económicas poco favorables y el
humilde origen de las comunidades cordoneras.
Los templos, considerados lugares de pureza y meditación, aunque no sagrados, como
regla, están pintados de blanco, en ellos se observa limpieza y orden, a demás de una
tendencia a la ornamentación sencilla, donde predomina la imaginación popular
campesina. El mobiliario es pobre, mayoritariamente compuesto por bancos, a lo que se
deben agregar algunas mesas, sillas, vitrinas, etc. Distribuidos, funcionalmente, junto a las
paredes, para dejar el mayor espacio libre a las evoluciones del cordón.
En la ornamentación de los templos, muy relacionada con el ritual, un lugar importante lo
ocupa la cruz. Las cruces de distintos tamaños, móviles e inmóviles, pueden estar
situadas fuera y en el interior del local. En este último caso, fundamentalmente en el altar
y en el centro de la habitación. En los 112 templos observados, en 85 (75.89 %) de ellos,
la gran mayoría, las cruces estaban situadas fuera y dentro del plantel; en 17 (15.18 %)
solo adentro y en 1(0.89 %) caso, únicamente en la entrada. Se pudo detectar que en 9
(8.04) templos no existían, lo que parece denotar influencia kardeciana.
El segundo elemento ornamental en la mayoría de los centros cordoneros son las
imágenes religiosas, muestra clara de su sincretismo. Las imágenes toman la forma de
representaciones gráficas o imágenes volumétricas. El pobre valor artístico no se

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corresponde con el religioso que le asignan los creyentes. Las imágenes, según los
cordoneros, son símbolos del bien, de la luz y no deidades objeto de adoración. En la
imaginería predomina la iconografía católica, pero también es posible encontrar
representaciones religiosas africanas.
De los 112 centros observados, en 70 (62.50 %), se pudo comprobar la existencia de
iconografía católica. En otros 24 (21.43 %), la imaginería estaba compuesta por elementos
católicos y africanos y en el resto, 18 (16.07 %) no se detectaron imágenes. Generalizando
en la mayoría de los templos 94 (83.93 %) existen imágenes. En todos estos se pudo
detectar el predominio de la iconografía católica. La imaginería africana es un complemento
en los centros donde está expuesta. No existe ningún plantel en los que domine el
panteón africano. La sincretización, como se aprecia, se realiza, en lo fundamental, a partir
del aporte del cristianismo popular.
Una parte de los templos 45 (40.18 %), a demás de la iconografía, se ornamentan con fotos
de difuntos, generalmente antiguos médium, cabeceros, directores, etc.; así como
familiares allegados de los creyentes. El hecho está relacionado con la creencia en los
espíritus guías, auxiliares o protectores. No existe consenso respecto a la representación de
los difuntos entre los cordoneros, por lo que la misma no está generalizada. Esto es el
resultado, de un nivel de sincretismo no homogéneo entre los templos. Si bien, en todos
los casos, aunque en distintas proporciones, dominan los elementos kardecianos y del
cristianismo popular. Dicha representación es reflejo del culto a los antepasados. Creencia
aceptada por todos los espiritas.
El altar es un elemento central de todo templo cordonero. El mismo se encuentra situado
junto a la pared, al fondo del salón y es un punto neurálgico en el desarrollo del culto
y el ritual. A partir del altar, como principio, se organizan jerárquicamente los miembros
de la directiva, los hombres a la derecha y las mujeres a la izquierda. En correspondencia
con esta organización y también en orden jerárquico, se sitúan los demás miembros. La
disposición del altar presenta variantes, que guardan relación con la calidad de la
estructura constructiva del inmueble y con el proceso de sincretización.
La mayoría de los altares están constituidos por una o varias cruces, acompañadas de
litografías de valor religioso. Algunos presentan cierta magnificencia, que se refleja en el
tamaño y valor estético de las cruces, imágenes y otros accesorios como: mesas, luces,
tapetes, flores, velas, etc. En todos los casos la cruz es el símbolo que preside el altar.
A su alrededor se sitúan las imágenes: Jesucristo, El Corazón de Jesús, La Virgen de la
Caridad, los arcángeles San Rafael (médico divino), San Grabiel y San Miguel (espíritu de
justicia), las virtudes teologales: Fe, Esperanza y Caridad. Como hemos señalado la
imaginería africana está representada en muy pocos templos y aun en ellos ocupa un lugar
subordinado.
En forma ascendente, escalonada, se colocan símbolos como: paloma (el espíritu
santo), corazón(la caridad divina), una mano( la mano de Jesús),etc. A estos símbolos se
agregan, luces, velas, flores, vasos de agua, etc.
Al tratar de sacralizar el proceso de fundación de la mayoría de los templos, que puede
calificarse de no democrática, este se relaciona con una "misión familiar" o encargo de los
espíritus a determinadas personas, que generalmente adquiere carácter hereditario.
Los cordoneros tienen sus instituciones religiosas. Los templos son la célula y la única
forma organizativa. Cada uno goza de completa independencia en relación con los demás,
aunque existe relación filial entre algunos de ellos. Los templos están regenteados por
una directiva. La misma está compuesta por: director, presidente, secretario, tesorero y
vocales. En determinados templos existen los cargos de vicedirector, vicepresidente,
bibliotecario e incluso presidente honorario.
Entre los profanos existe confusión respecto a las prerrogativas del director y las del
presidente. El director cumple funciones religiosas; es el encargado de dirigir el culto,
instruir a los médiums y controlar la actividad de los mismos. En otras palabras, este
ejecutivo tiene funciones sacras, de hecho sacerdotales. La actividad del presidente es
fundamentalmente social, representa al centro ante las autoridades competentes, hace
cumplir el reglamento y se ocupa de resolver los aspectos materiales necesarios para el

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normal desarrollo del culto. En ocasiones una misma persona cumple ambas funciones.
El presidente de honor es generalmente una persona muy anciana, de reconocido prestigio
religioso. Su influencia es de carácter moral y puede jugar un papel importante en las
decisiones de la directiva.
Los templos se rigen por un estatuto que comprende todas las actividades de la
comunidad religiosa. En el se recogen los derechos y deberes de cada miembro. La
violación del reglamento es sancionada. La directiva hace las funciones de tribunal. Las
causas más frecuentes de sanción son: inasistencia a las labores religiosas, vida no
acorde a la moral espirita, no pagar la cuota impuesta por la asociación y el no
cumplimiento con las tareas asignadas por la directiva y la comunidad de creyentes. Las
sanciones van desde la simple amonestación hasta la expulsión de la comunidad. Esta
última sanción considerada como máxima siempre deja margen para un futuro regreso del
arrepentido.
Los centros cordoneros abren sus puertas como regla dos veces al mes, los sábados o
domingos quincenalmente. Aprovechan los días libres en que pueden reunir el mayor
número de personas. Ellos realizan dos tipos de sesiones: instrucción y labor. La primera
es de carácter interno y no acepta, salvo excepciones, a extraños. La misma está dirigida a
la preparación religiosa de los miembros del templo. La segunda, admite y propugna la
asistencia de todos los interesados; su función esencial es dar la caridad.
El sistema de creencias cordonera.
El espiritismo de cordón, como culto popular, tiene un origen sincrético. En él están
presentes:
 Los principios esenciales de la doctrina Kardeciana.
 Creencias del cristianismo popular, integradas por representaciones católicas y
viejas supersticiones medievales, calificadas de heréticas (creencias
heterodoxas).
 Aportes religiosos de origen africano, muy transcultorizados.
 Elementos que son el resultado de la creatividad de los practicantes del culto.
Entre los principios kardecianos heredados por el espiritismo de cordón se destacan:
pluralidad de los mundos; identificación de la luz con el principio del bien y la materia con
los males que aquejan al hombre; carácter primario del mundo espiritual; reencarnación de
las almas; evolución de los espíritus, que conduce al progreso y tiene como vías
fundamentales de realización el dolor y la caridad; la simpatía o atracción entre los
espíritus, que entre los cordoneros conduce a la formación del concepto de comisión; la
posibilidad de comunicación directa con el mundo de los espíritus desencarnados a través
de los médiums, etc.
La tradición católica está presente a través de: elementos doctrinales referidos
fundamentalmente a Dios, Jesucristo, simbolismos, oraciones, iconografía, festividades,
aceptación del bautismo, principios morales, etc.
Las creencias heterodoxas están representadas en todos los momentos del culto,
manifestaciones de iluminismo, así como variados ensalmos y otros procedimientos
mágicos religiosos muy semejantes a los encontrados en esa gran obra de la cultura y la
heterodoxia española que es “La Celestina”.
Las principales creencias heterodoxas presentes en la cosmovisión religiosa cordonera
son: mal de ojo; maleficios; ensalmos a seca, culebrilla, linfangitis, gusanos, cosechas,
fenómenos meteorológicos, etc.; curandería; visiones y apariciones como por ejemplo:
difuntos que dan dinero; agüeros y predicciones; sueños proféticos; trasgos, iluminismos,
etc.
Los aportes religiosos de origen africano, no son numerosos, en su inmensa mayoría no
proceden directamente de los cultos populares de este origen, sino de la conciencia
religiosa sincrética del pueblo cubano: utilización de plantas en el ritual, presencia de la
comisión africana, imaginería con referencia cultural africana, etc.
Los aportes propios son muy abundantes, empezando por el culto y el ritual, en el que se
destaca: el cordón, transmisiones, oraciones, himnos, plegarias, las potencias; así como
elementos del decorado y la organización del templo.

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El conjunto de representaciones religiosas procedentes de la conciencia social religiosa
del pueblo cubano, dado su origen, es simple y carece de sistematización. Las creencias
kardecianas que forman los principios o cimientos del culto cordonero y que, al mismo
tiempo, le imprimen su propia identidad o particularidad, supuestamente debían tener un
nivel teórico superior. Las indagaciones demuestran lo contrario; aun los directivos, solo
conocen someramente, de referencia o indirectamente a través de la tradición dichos
principios.
Son muy pocos los que dominan a profundidad la obra kardeciana. En entrevistas a
directivos de los 112 templos cordoneros estudiados, se pudieron constatar que en la
mayoría 64 (57.14 %) se empleaban fundamentalmente las oraciones. En 37 (33.04 %)
existían libros y se leían ocasionalmente. En el resto 11 (9.82 %) existe un conocimiento
más profundo de la doctrina kardeciana.
La mayor contradicción con el catolicismo está dada en la negación de la creencia en el
cielo y en el infierno, al que oponen un mundo de espíritus en evolución, tendiente hacia
el bien, la luz y Dios. La generalidad de los directivos comparte la enseñanza kardeciana
sobre la no existencia del cielo y el infierno. De ellos 16 (14.29 %) lo niegan totalmente y
96 (85.71 %) lo identifican con el proceso de expiación de las almas. De estos 96, 92
(95.83 %) opinan que se encuentra en la propia vida que llevamos en la tierra y 4 (4.17 %)
se acercan a la versión católica. Entre los creyentes de base la situación no es la misma,
existe mucha confusión sobre este principio. Un grupo significativo de ellos a la vez que
aceptan la reencarnación y la evolución de los espíritus, no niegan el cielo y el infierno.
La muerte y el dolor.
Muchos autores consideran que la muerte desde el punto de vista semántico es un
término que no designa ningún objeto, no contiene función o estado alguno. El significado
de la muerte es la no existencia, la no vida, el vacío, la nada. En oposición a la vida, el
ser; la muerte significa el no ser. Desde la óptica del pesimismo la vida es un instante, un
destello fugaz en la eternidad de lo infinito.
Al tratar el asunto desde una perspectiva positiva, la antítesis vida-muerte expresa el
proceso de lo continuo y lo discontinuo en el universo. La muerte para el hombre que vive
en sociedad, no significa la nada. Cada generación se levanta a partir de la herencia legada
por las generaciones que le antecedieron. Los procesos materiales ocurren en el tiempo y
por lo tanto están sujetos a la ley de la finitud. Estos procesos son más breves en la materia
orgánica, en la vida, por depender de complicados equilibrios. La muerte se desprende
de la ley de la propia vida.
Las religiones, a través de los siglos, han tratado de desentrañar el misterio de la
muerte. El hombre indudablemente siente temor ante la muerte, ante la posibilidad de una
existencia inútil, vacía. Por ello ante tal fenómeno, surgen teorías que afirman la
continuidad de la existencia después de la muerte. Generalmente, al rememorar a los
difuntos se les representan como si estuvieran vivos. En honor a la verdad, la muerte
resulta para el hombre inconcebible e inexplicable. El terror o el miedo ante la muerte
actúan como una de las causas que llevan a buscar la salvación en la religión, que crea la
esperanza de perpetuar la existencia.
La concepción de la muerte entre los cordoneros no difiere de la del espiritismo
kardeciano. En ambos se niega la existencia de la muerte como la no existencia absoluta.
El cuerpo es concebido como un hábito grosero que reviste momentáneamente al
espíritu. La vida espiritual es la verdadera existencia. Esta es eterna e inmortal. El hombre
no debe temer a la muerte, porque realmente no existe. El espíritu continúa su existencia y
como continuidad puede volver a reencarnar en otro cuerpo material.
El culto a los fallecidos no es a la materia, sino al espíritu que en él habitaba. El
espiritismo niega la resurrección, al considerar que al descomponerse el cuerpo es
imposible su reconstrucción física. El concepto muerte solo es aplicable a la materia
corporal. En el Libro de los espíritus Kardec expresó:
"...la muerte no es más que la destrucción del cuerpo; pero no la de la segunda
envoltura que se separa de aquél, cuando cesa en él la vida orgánica..." (3)
La muerte corporal, para los espiritas, tiene un lado positivo. Según el propio Kardec, esta

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conlleva a la emancipación del alma prisionera de la materia. La concepción de la
reencarnación genera la idea de la eternidad espiritual. El individuo siente que su
existencia cobra un sentido distinto, que cumple una misión divina, por lo que pierde el
temor a la muerte y la existencia inútil. La liberación del lastre del cuerpo puede ser
considerada como un paso hacia la felicidad. La muerte, en la mayoría de los casos, es
valorada como el término de una misión. Entre los espiritas se tiene la certeza de que en el
futuro les espera un mundo mejor, diferente al de expiación y de prueba al que se
encuentran sometido. De esta forma el espiritismo resuelve el problema de la muerte.
Relacionado con la muerte en el espiritismo se presenta el dolor. El mismo tiene existencia
real, es una de las manifestaciones del sentido de conservación en el hombre. El dolor
somático es una protesta ante una lesión corporal. De la misma manera que el sufrimiento
moral, es una protesta del psiquismo ante lo indeseado, es un aviso de la existencia de
actitudes inmaduras o incompletas en la personalidad del individuo.
El dolor es un importante elemento en cualquier concepción religiosa y está
estrechamente unido al concepto de salvación. Según el cristianismo el dolor tuvo su
fuente en el pecado original y tiene su expresión en las angustias, enfermedades y
trastornos corporales, miedo, frustraciones y temor ante la muerte, etc. En la
actualidad se le adiciona el riesgo del eventual exterminio de la humanidad. Prosiguiendo
con la doctrina cristiana solo existe un camino para la liberación del dolor, la creencia
en el sacrificio redentor de Jesucristo, que con su pasión y muerte lavó con su sangre
los pecados de la humanidad.
En el espiritismo de cordón la concepción del dolor está unida a los conceptos de
prueba, misión y sufrimiento. Esta concepción es heredada del espiritismo kardeciano.
El cual parte de la idea de que la tierra es un mundo de expiación y de prueba. Mundo
donde la existencia del mal hace más necesaria y patente la necesidad del bien. Dios ha
situado a la generalidad de los espíritus en este mundo con el objetivo de que expíen sus
faltas por ser rebeldes a la ley de Dios. Sobre este tema se manifestó Allan Kardec de la
siguiente forma:
"Todas nuestras acciones están sometidas a las leyes de Dios no hay ninguna, por
insignificante que nos parezca, que no pueda ser violación de semejantes leyes. Si sufrimos
las consecuencias de esa violación, no debemos quejarnos más que de nosotros
mismos,..." (4)
Los sufrimientos pueden tener causa en la vida pasada o presente y son consecuencia
de la conducta pecaminosa. El sufrimiento es señal de que se ha obrado mal, también
pueden ser resultado de una prueba elegida por el espíritu que quiere reparar su mal o
terminar de purificarse. Dios concede a los espíritus la posibilidad de expiar sus culpas.
La expiación sirve siempre de prueba, pero la prueba no siempre es expiación. Una
prueba puede estar dirigida simplemente al progreso del espíritu. Los espíritus puros
son los únicos que no necesitan de pruebas. La felicidad plena solo se logra en la
condición de espíritu puro.
En el espiritismo la naturaleza del dolor y el sufrimiento está unida a la materia. Entre más
fuertes sean los vínculos del espíritu con la materia es mayor sufrimiento. Librarse del
lastre material implica progreso, sin dolor no hay salvación.
El dolor puede ser corporal o moral. La causa primaria de todos los males es el
sufrimiento moral. La purificación del espíritu es un proceso moral. La función de las
pruebas es templar el espíritu y constituye el criterio de la veracidad del progreso
espiritual y de la fe en Dios. El dolor moral es el resultado de la pérdida de valores y del
alejamiento de la esencia divina. Al contrario la felicidad es el acercamiento a la divinidad, la
ruptura del circulo de reencarnaciones y por consiguiente la desaparición del dolor y del
sufrimiento.
Las comisiones y las potencias.
La concepción sobre las comisiones está muy generalizada en el espiritismo cordonero;
esta parte del principio kardeciano de la simpatía entre los espíritus, que los hace
mantenerse unidos, lo que a la vez, permite, según sus opiniones, elevar la potencia del
campo espiritual; este último hecho las convierte en un elemento eficaz en el tratamiento de

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casos difíciles. Encontramos la creencia en las comisiones en 110 (98.21 %) de los 112
templos estudiados. Cuando los médium caen en trance y se presenta una comisión,
todos son afectados, como regla, por espíritus del mismo origen.
Las comisiones en el culto espiritista de cordón son variadas. En un mismo templo se
trabaja con varias comisiones. La comisión africana es la más invocada 94 (83.93 %)
templos, seguida de la marinera 72(64.29 %) y la india 71(63.29 %). Existen otras
como: china 28 (25.00 %), mexicana 15 (3.79 %), mambisa 14 (12.50 %), etc. Es de
resaltar la ausencia de la comisión española. Consideramos que este hecho se debe a las
propias condiciones del surgimiento del espiritismo de cordón en Cuba, cuando los
cubanos se enfrentaban al dominio colonial español y los peninsulares se presentaban
como enemigos.
Como se ha afirmado, son muy comunes en los centros de cordón las comisiones
africanas. En caso de montar uno de estos entes, el médium trata de hablar en la lengua
de los antiguos bozales. En Holguín les "sale" un español relativamente bien pronunciado.
Los cambios principales en que incurren se manifiestan fundamentalmente al situar la
mayoría de los verbos en infinitivo y omitir casi todas las preposiciones.
El llamado a las comisiones se efectúa a través de plegarias invocatorias. En la comisión
India, la representación de los indígenas cubanos está influenciada por la visión que, del
indio norteamericano de las praderas, han transmitido las películas estadounidense. Este
hecho puede comprobarse observando el cuadro del indio empenachado a caballo que
aparece en algunos centros, así como en las representaciones teatralizadas de las
comisiones. A la disociación anterior hay que agregar que esta comisión, a diferencia de la
africana y la china, se expresa en correcto español.
En la mayoría de los centros cordoneros existen una devoción importante por las
potencias. Estas son principios o valores fundamentales de su doctrina que deifican y les
rinden un culto especial. Las más veneradas son las que representan las virtudes
teologales del catolicismo: Fe, 101 (98.06 %) centros, Esperanza 101 (98.06 %) y Caridad
100 (97.09 %). A demás con variaciones según las características de los templos podemos
encontrar el culto a otras potencias. En algunos templos a las potencias se le dedican una
bandera, flores, un color especial y un padrino y una madrina que les rinden pleitesía.
Las potencias son representadas, generalmente, de la siguiente manera: La Fe,
simbolizada por la cruz y el color azul; La Esperanza, representada por un ancla y el color
verde; La Caridad, cuyo signo es un corazón y el color rosado claro; La Paz, bandera
blanca, se le dedican flores blancas y se le implora por la paz en el mundo; La salvación,
bandera rosada, flores rosadas, se les solicita la salvación de las almas; La Unificación,
bandera azul claro, flores del mismo color, se le clama por la unificación de los espíritus
con Dios; La Unión, bandera que reúne todos lo colores de las demás potencias, flores
matizadas, se le implora por la unión en los hogares, entre los pueblos, contra las
divisiones y las luchas internas; La Luz, bandera amarilla fuerte, tiene dedicada la flor del
sol (girasol), se le ruega luz y ascenso para las almas de los difuntos; La Fuerza, bandera
roja, flores rojas, se le implora fuerza a los creyentes para soportar las pruebas que han de
sufrir en el mundo; el perdón, bandera morada, flores moradas, se le implora perdón por
los pecados; el amor, bandera amarilla clara, flores amarillas claras, se le ruega por el
amor y la fraternidad entre los hombres y Dios y la humildad, bandera mandarina, se le
ofrecen generalmente rosas búlgaras, se le suplica la humildad de las almas contra la
soberbia.
Las potencias son símbolos religiosos-morales, expresión de la importancia que le
concede el espiritismo de cordón a la moral en oposición a los cultos sincréticos
africanos. Precisamente a ellos se oponen en el campo de la moral y el monoteísmo.
Tipos de espíritus y médiums.
El centro de la doctrina cordonera es la creencia en los espíritus. Ellos aceptan la
enseñanza kardeciana, pero dado el carácter concreto, estrecho de su pensamiento, no
pueden llegar a un concepto acabado amplio. Los informantes entrevistados, se

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esfuerzan por describir el fenómeno, dando ideas simples, espontáneas y muy poco
profundas. Como ejemplo, se exponen varios conceptos de espíritu aportados por los
cordoneros: "El espíritu es una corriente que toma a un cuerpo material y lo hace ver más
allá de lo que ve la materia"; "Es lo que inspira a uno"; "Es igual que el aire que embarga el
cuerpo" ; "Es un pensamiento invisible".
Un aspecto esencial de los centros cordoneros es la creencia en la existencia de los
espíritus guías. Los mismos presentan una escala jerárquica: el espíritu guía de cada uno
de los médium, este tiene cierta relación con el ángel de la guarda cristiano, es el protector
y orientador de los creyentes que han desarrollado su potencial espiritual; el espíritu guía
del centro, el cual está representado por un médium fallecido, que gozó en vida de
determinado prestigio, en muchos casos fue médium cabecero o fundador del templo; el
espíritu guía puro, el mismo se encuentra junto a Dios y dada su pureza le es muy difícil
comunicarse con seres lastrados por la materia, por lo que usa como intermediario al
espíritu guía del centro. Así se forma una escala que conduce a Dios. En resumen, el
espíritu guía se comunica con el espíritu puro protector y este con Dios.
En la nomenclatura de los espíritus del espiritismo de cordón se encuentran también los
espíritus auxiliares. Estos entes se están relacionados con los espíritus protectores o guías.
Ellos como su nombre lo indican auxilian a los médiums y a los templos en general en las
labores difíciles. Son espíritus avanzados aunque no han alcanzado la categoría de puro,
entre ellos se encuentran parientes fallecidos de los médiums. Dichos espíritus aconsejan
y en especial intervienen en el proceso de la caridad.
Como seguidores del kardecianismo, los cordoneros aceptan un mundo de espíritus en
evolución, que incluye desde los más ignorantes y groseros hasta los puros, que se
encuentran junto a Dios. Los espíritus, que según sus creencias concurren a un culto
espiritista son muy variados acorde a su progreso. En primer lugar, existen los espíritus
elevados, que incluyen los protectores del templo en su carácter de guías o auxiliares,
como ya se ha planteado. En segundo lugar, los espíritus comunes, que buscan un
mayor desenvolvimiento; ellos solicitan oraciones y luz y para esto pueden, en
ocasiones, como las ánimas del purgatorio, obsesionar a los creyentes para obligarlos a
cumplir sus deseos. En tercer lugar se encuentran los realmente groseros, bajos e
ignorantes cuya acción está dirigida a causar mal. En casi todos los templos espiritistas
106 (94.64 %) se opina que ellos se encuentran capacitados para dominar a los espíritus
obsesores y a los malignos. En este aspecto se separan de la ortodoxia kardeciana y se
acercan a las posiciones chamánicas.
Como ya hemos afirmado, los espíritus, según la concepción kardeciana, son inmortales,
eternos y tienen la propiedad de reencarnarse, este es un rasgo importante que diferencia
al espiritismo de los cultos animistas. La creencia en los espíritus y en su inmortalidad
conlleva inevitablemente a la idea de la existencia de vidas pasadas. Creencia que se
encuentra muy generalizada en el espiritismo. La misma considera que el espíritu conserva
los recuerdos de existencias pasadas en reencarnaciones anteriores, las cuales puede o
no recordar voluntariamente. Es decir, los conocimientos adquiridos en las vidas pasadas,
no se pierden, el espíritu desprendido de la materia los conserva siempre y en cada
existencia el espíritu toma como punto de partida, aquel al que había llegado en la
existencia precedente. La idea de Dios y de los espíritus se conserva en el encarnado como
una intuición.
Este fenómeno religioso de la existencia de vidas pasadas en el espiritismo, tiene una
naturaleza filosófica, que se remonta a la antigüedad, heredera de la concepción del
pitagorismo y el platonismo acerca de las ideas innatas. Según este principio, las ideas,
conceptos, vivencias, conocimientos, etc., son propios del pensamiento, existen a priori, no
dependen directamente de la experiencia de los hombres. Estas posiciones del espiritismo,
constituyen un enfoque no histórico de la naturaleza del conocimiento, de la relación entre lo
sensorial y lo racional, en la que el conocimiento se separa de la realidad objetiva y no
constituye en esencia un reflejo de la misma. El kardecianismo desconoce a la teoría del
reflejo como la base de los procesos cognoscitivos. Este es el presupuesto teórico-
filosófico, a partir del cual el espiritismo explica parte de los fenómenos extrasensoriales

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como: las premoniciones, el don de lenguas, de escrituras, etc., y la denominada ley del
progreso espiritual, que se efectúa a través de múltiples reencarnaciones espirituales, en la
que supuestamente las nuevas encarnaciones conservan lo positivo de las encarnaciones
anteriores.
La concepción de las ideas innatas en los espíritus es un pilar del culto a los antepasados.
Los antepasados son considerados espíritus desencarnados, con los cuales se mantiene
una comunicación sistemática, cuya naturaleza es inmortal, a los que se les atribuyen
poderes sobrenaturales. A la vez portadores de la historia pasada y de sabiduría, a los que
hay que consultar y pedir ayuda.
El creyente espiritista militante posee la condición de médium. A ella se llega, como regla,
mediante un proceso de iniciación. El mismo se extiende por un período de tiempo que
varía, según la persona y los templos, desde varias semanas hasta un año. De los 112
templos estudiados se realiza el proceso de iniciación en 106(94.64 %), solo en 6(5.36
%) el ingreso es directo. Durante este proceso es investigada la vida social de los
aspirantes, se purifican y se les enseña la doctrina y el culto. Precisamente los días de
labor e instrucción están dirigidos en gran parte al cumplimiento de este objetivo, a la
misma solo pueden asistir los iniciados y los médiums. En 98 (92.45 %) de los templos el
periodo de iniciación es relativamente largo y en el resto 8 (7.55 %) es bastante rápido.
Como se ha comprobado, si bien la asistencia a los templos es abierta para las labores de
caridad, en la mayoría abrumadora de los templos solos los iniciados alcanzan la categoría
de miembros de la sociedad espirita.
En los centros espiritistas de cordón podemos encontrar diversos tipos de médiums.
Según la doctrina espiritista, el médium es el que sirve de intermediario con el mundo de
los espíritus desencarnados. Los médiums han desarrollado la capacidad de captar y
atraer las almas de los difuntos, que se encarnan en ellos; así les es posible comunicarse
con el mundo material.
La observación en los templos y la entrevista a los informantes, nos permitió clasificar los
médiums por tipos: cabecero, de trance, vidente, parlante, de presentimiento, de efecto
físico, de caridad, etc. La clasificación parte de la realizada por Kardec en "El Libro de los
Médiums", aunque es menos rica y está adaptada a las condiciones, doctrina y tradiciones
específicas de los creyentes cordoneros.
 Médium cabecero. Su función fundamental es dirigir el culto, el cordón, llamar a las
comisiones, etc. Generalmente es el director del centro.
 Médium de trance. Su actividad es pasar el espíritu al médium parlante.
 Médium vidente. Se encarga de ver y presentir el tipo de espíritu o de causa que viene
con el implorante.
 Médium parlante. Es el instrumento comunicativo de los espíritus.
 Médium de presentimiento. Intuye la presencia de los espíritus, su necesidad de
comunicación.
 Médium de efecto físico. Adopta durante el trance la forma física de la persona
fallecida.
 Médium de caridad. Es el que da la caridad al implorante a través del magnetismo
fluido.
Un mismo espiritista puede ejercer la función de varios tipos de médiums. Por ejemplo, a un
médium cabecero le es dable actuar a la vez como médium de efecto físico u otro tipo
cualquiera.
Los médiums son considerados individuos con propiedades excepcionales, iluminados,
que pueden comunicarse con las fuerzas sobrenaturales, en este caso con los espíritus
desencarnados, recibir revelaciones e incluso predecir. En realidad todas las obras
espiritas son producto, según sus autores, de revelaciones espirituales. De todas formas
la idea no es nueva sino que se puede encontrar en su génesis en las creencias
primitivas, pero también en épocas posteriores, como es el caso de los iluminados o
alumbrados españoles del siglo XVI. Estos presentan algunas analogías con el espiritismo
de cordón.

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"...los alumbrados toledanos... suponían recibir revelaciones, experimentar éxtasis y
tomar parte en toda clase de fenómenos místicos o sobrenaturales."(5)
El cordón.
Las ideas anteriores son la base del concepto de cordón. El mismo tiene entre sus objetivos
unir todas las fuerzas de la comunidad espirita para: a traer a los espíritus desencarnados;
dar la caridad a partir del influjo positivo que ocasiona la concentración del magnetismo
fluido y alejar las fuerzas del mal.
El cordón tiene como fundamento la creencia en las propiedades del campo
magnético del cuerpo humano. Considerado por los cordoneros la energía vital espiritual
que anima la materia y que la abandona con la muerte, pasando a la existencia de espíritu
desencarnado que puede ser captado sensorialmente. El cordón multiplica el campo
magnético espiritual, facilitando la atracción y por lo tanto la comunicación con los
espíritus desencarnados.
Algunos investigadores, quieren ver en el areito de los indios antillanos un antecedente
del cordón. En realidad, no parecen que existan vínculos culturales entre ambos. Al
respecto Fernando Ortiz, refiriéndose a los cordoneros de orilé, expresó:
"...de la religión y magia de los indios nada nos quedó, aparte del tabaco, el cual en su
origen fue planta mágica y de medicina...."(6)

El areíto y el cordón están separados por siglos. La similitud se encuentra en la herencia


chamánica presente en el espiritismo y debió surgir sobre la conclusión lógica de que la
unión de las personas en el acto del culto elevaba la capacidad de comunicación con lo
sobrenatural. En realidad, quien en última instancia determina son las condiciones,
históricas, psicológicas y socioculturales. En general esta forma de ritual es común a
diferentes religiones y cultos en distintas épocas históricas.

El éxtasis como procedimiento de la caridad.


Hasta ahora hemos analizado los aspectos conscientes de la psicología religiosa
cordonera, lo que no es suficiente para comprender el fenómeno en su integridad. Esto
solo se logra al establecer la relación estrecha que existe entre los aspectos conscientes
e inconscientes de la psicología religiosa. Lo inconsciente juega un importante papel en el
fenómeno religioso, en especial en los cultos populares.
El milagro que se manifiesta en el ámbito de la psicología religiosa del creyente
cordonero, es un proceso dinámico de un tránsito constante de los aspectos conscientes
a los inconscientes y viceversa. El milagro en el espiritismo de cordón no ocurre
esencialmente en la esfera consciente, sino en el inconsciente y tiene su expresión en el
éxtasis o trance cordonero. Todo el culto y ritual espiritista de cordón es la expresión
de la comunicación con lo sobrenatural y la recepción de la correspondiente
satisfacción a través del éxtasis religioso. Se puede afirmar que sin el éxtasis o el
trance no hay espiritismo de cordón, por lo que se puede afirmar que el mismo es un culto
eminentemente extático.
Existen múltiples definiciones de éxtasis, producto de la complejidad de este fenómeno
psico-social, a partir del estudio del fenómeno del éxtasis durante el trabajo de campo,
construimos una definición que abarca aquellos aspectos que consideramos relevantes de
otras y le adicionamos elementos a partir de los resultados del proceso de investigación,
por lo que consideramos al éxtasis como:
Una propiedad de la corteza cerebral que, bajo determinadas influencias psicosociales,
genera un estado alterado de la conciencia, en la que se reduce la esfera consciente, no
existiendo una actitud crítica del individuo hacia la realidad. Se puede inducir como
resultado de la acción hipnótica y sugestiva o a través de drogas y alucinógenos,
provocando efectos alucinatorios, sonambúlicos, convulsivos, catárticos, reducción de la
sensibilidad, alteración del sentido del tiempo y el espacio, etc. La interpretación de
estos fenómenos como una manifestación de lo sobrenatural, negando su base psico-
social, convierte al éxtasis en un fenómeno religioso.
No se puede identificar el ritual con el trance. El ritual es, para decirlo de alguna forma, el

12
teatro y la escenografía del culto. La existencia del ritual no implica por sí misma la
presencia del trance, ni es posible reducir el trance a un momento del rito religioso, sin
tener en cuenta que el carácter religioso del trance puede darse dentro y fuera del culto.
En conclusión, el éxtasis religioso y el trance como regla se consideran una misma cosa.
Es cierto, que es en el ritual donde generalmente se llega al trance, pero no siempre
necesita del mismo para su manifestación. El trance depende del tipo de técnica
empleada, las que no se agotan, como ya hemos dicho solamente en el acto del ritual
religioso.
Éxtasis es un concepto mucho más general que trance, ya que este último sólo recoge
las manifestaciones del éxtasis religioso, en otras palabras, el trance es una forma
desarrollada del éxtasis.
En el trance espiritista se producen fuertes reacciones de diversos tipos, que en un estado
psicológico normal no se revelan. Según la doctrina espirita estas reacciones, poco
comunes, son manifestaciones de la posesión de un espíritu. Como resultado del estado
alterado de la conciencia que se produce con el éxtasis se originan los siguientes
fenómenos: catarsis, pseudos convulsiones, catalepsias, amnesias (tanto parcial como
total), el don de lenguas (posibilidad de hablar lenguas extrañas), profecías, analgesias,
desmayos, etc. Estas manifestaciones son consideradas como manifestación de lo
sobrenatural y divino.
El éxtasis religioso en el espiritismo de cordón es la expresión religiosa de la conjunción
del espiritista con los espíritus y de estos con Dios. El éxtasis religioso evidencia la
creencia en el acto posesivo del espíritu, donde se unen la mediumnidad (receptor) y
el espíritu (posesor), dando lugar a la integración en una unidad, se produce así lo que
podríamos considerara una comunicación sistemática con las fuerzas sobrenaturales.
En el espiritismo kardeciano y en el cordonero el fenómeno del éxtasis religioso posee una
marcada connotación filosófica, al contraponer la materia al espíritu y otorgarle la primacía
al segundo. En el proceso extático, el espíritu se separa del cuerpo y se considera, según
el propio Kardec, que tiene una independencia relativa, puesto que con la separación total
de la materia podría sobrevenir la muerte. El espíritu es la esencia que anima a la materia.
La materia, según la doctrina kardeciana, es inerte sin el espíritu. El éxtasis es una
evidencia de la posibilidad del hombre de ascender de una forma más directa hasta Dios, a
través de los espíritus. Pero a la vez, es una expresión, según sus creencias, de una de las
propiedades del espíritu, la inmortalidad.
Para el espiritista kardeciano, lo extático es un atributo del alma, es una facultad inherente
a todas las partes del ser incorporal que reside en el individuo, cuyos límites son los
señalados al alma en evolución. El alma puede transportarse a cualquier punto
independientemente de la distancia; produciéndose una separación parcial del cuerpo. En
este proceso el cuerpo queda anonadado y parece hallarse privado de sentimientos, hasta
que el alma vuelve a posesionarlo. El alma en éxtasis solo está unida al cuerpo por un fino
hilo, que si se rompe el encarnado puede morir. En este estado desaparecen los
pensamientos terrestres para dar lugar al pensamiento puro intuitivo, entregado totalmente
a la sublime contemplación. El kardeciano considera a la vida como una parada
momentánea.
El extasiado ve su propio cuerpo y espíritu, lo que considera una forma de obtención de
conocimiento y experiencia, tanto del pasado como del presente. Según las concepciones
kardecianas, sobre el fenómeno del éxtasis, este puede ocurrir gracias a la independencia
del alma respecto al cuerpo. Los kardecianos niegan la existencia de un órgano portador de
la conciencia, del alma, aunque reconocen que esta se sitúa en la cabeza, pero no admiten
al cerebro como su portador material. Todo lo anterior los obliga no aceptar el carácter
histórico-social de la conciencia y su esencia social.
A diferencia de otras religiones mistéricas, en el espiritismo la comunicación con
Dios no se produce de forma directa, puesto que esta función solamente le corresponde
a los espíritus puros. Los mismos son los encargados, a través de los espíritus buenos,
de la comunicación entre los hombres y Dios, fenómeno que ocurre, en lo esencial, a
través del éxtasis religioso. Rasgo esencial de su mística.

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Entre los cordoneros el logro del éxtasis religioso es una condición indispensable para
alcanzar la categoría de mediumnidad. Sin éxtasis no hay comunicación con los
espíritus y por consiguiente no se realiza la existencia de la mediumnidad y hace casi
imposible recibir e impartir el don de la caridad. La función principal de la instrucción
cordonera a los iniciados es el aprendizaje y dominio empírico de las técnicas del éxtasis
religioso. Los iniciados se reclutan fundamentalmente entre aquellas personas que
manifiestan aptitudes extáticas.
El desconocimiento general de las técnicas del éxtasis ha permitido históricamente que
se les consideren como manifestación de lo sobrenatural y no como propiedades naturales
del organismo humano.
Las técnicas del éxtasis se pueden clasificar en dos grandes grupos de acuerdo al
método empleado:
 Las llamadas técnicas psicotrópicas, fundamentadas en la ingestión de
determinadas sustancias que producen estados alterados de la conciencia como:
alucinógenos, psicofármacos, hongos, alcoholes, venenos, tabacos, pócimas de
raíces de plantas y otros más.
 Las llamadas técnicas sugestivas, hipnóticas. Estas se fundamentan en la acción
de la palabra y en un sistema de ejercicios de concentración y de relajación que en
determinadas condiciones producen un estado alterado de la conciencia.
Las formas de aplicación pueden ser muy diversas como por ejemplo a través de:
cantos, himnos, danzas y otros movimientos dinámicos, música, oraciones, ejercicios
de concentración mental, ejercicios respiratorios y de relajación, etc.
Generalmente para realizar la caridad se llega al éxtasis. Este es un medio eficaz para
exorcizar el espíritu obsesor que invadió al individuo, provocándole determinada
enfermedad o malestar. En el proceso de la caridad no solo puede caer en trance el
médium portador del espíritu elevado o de luz, sino también el implorante. En este acto
el espíritu obsesor plantea los problemas que lo aquejan, sus reclamaciones en la
búsqueda del progreso, que lo han obligado a manifestarse como prueba. El espíritu
guía del médium da consejos para solucionar el problema. Como generalidad el éxtasis se
convierte en un instrumento para medir la efectividad del acto caritativo.
La primacía de la caridad en el culto cordonero, convierte a su ritual en eminentemente
terapéutico. En el culto el individuo siente el apoyo solidario del grupo y adquiere el
sosiego y la tranquilidad que su medio le niega, la confianza y seguridad en sí mismo.
Es el camino mágico, que conduce a lo sobrenatural, orienta su vida personal y le libera
de la enorme carga psíquica negativa acumulada, del proceso de enajenación al que está
sometido. El éxtasis, al reducir el nivel crítico de la conciencia a través de métodos
sugestivos, introduce y / o modifica en el individuo aquellos principios que rectoran su
vida.
El éxtasis, es favorecido por factores catalizadores de orden psico-socio-cultural. En el
caso de los cordoneros estos factores son muchas veces de naturaleza negativa. La
mayoría viven rodeados de condiciones no favorables para el autodesarrollo: vivienda en
mal estado, hacinamiento, deficiencia en el sistema servicios (agua, alcantarillado,
electricidad), problemas sociales (divorcialidad, alcoholismo, violencia, significativa
actividad delictiva, bajos ingresos familiares).
La situación anterior interfiere en la realización personal en las direcciones: laborales,
familiares y amorosas. La situación varia según las personas, acorde a las
capacidades, para resistir las tensiones nerviosas, estabilidad psíquica, sensibilidad,
etc. Aspectos que son a su vez condicionados por el nivel cultural, la personalidad, el apoyo
familiar, las condiciones de salud, estado de los valores morales, etc.
Las condiciones sociales, a las que hemos hecho referencia, originan en algunos
individuos stress (miedo, ansiedad, depresión, etc.), trastornos nerviosos, que no
siempre se curan con fármacos o tratamientos psiquiátricos tradicionales. Son
precisamente estos padecimientos, los móviles fundamentales que provocan el
acercamiento de los afectados a los templos cordoneros.

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El éxtasis es el medio terapéutico por excelencia para dar tratamiento a los desajustes
que se han señalado. Los mismos son considerados por especialistas como un
desplazamiento o desdoblamiento del yo.
El éxtasis, al reducir el nivel crítico de la conciencia a través de métodos sugestivos,
introduce y / o modifica en el individuo aquellos principios que rectoran su vida.
El éxtasis es una forma de enajenación religiosa, salida ilusoria de la enajenación
social, que se opone a la primera, en lo fundamental, en la esfera psíquica,
pretendiendo eliminar o disminuir, los trastornos de ese origen. Se crea así una
dependencia individuo-religión, de la cual el creyente no puede desprenderse so pena de
volver a la situación anterior. No en vano los cordoneros reiteran constantemente su
invitación de visitar el templo.

Otros procedimientos de la curandería.


La curandería espiritista, en su interpretación de la caridad, no solo utiliza el éxtasis
como medio terapéutico para enfrentar los desequilibrios psicosociales, si no, que
también se apoya en otros recursos muy similares a los que utilizan psiquiatras y
psicólogos en la terapéutica como: sugestión, catarsis, terapia de grupo, psicodrama,
persuasión, etc. Claro está todas estas técnicas tienen carácter empírico y los propios
espiritistas no saben delimitar entre una y otra. Ellas son parte del culto y del ritual y
muchas están unidas al mismo proceso del éxtasis. A continuación expondremos la
similitud que existe entre las técnicas de curación empleadas en el ritual espirita y en las
consultas de psiquiatría y psicología.
La sugestión, a través de la palabra, se convierte en una idea aceptada acríticamente
por el individuo y puede llegar a ser un principio orientador de su personalidad. La palabra
es un vehículo sugestionador por excelencia utilizado en todas las religiones. La misma
tiene un enorme valor condicionador, es decir crea y/o modifica reflejos condicionados.
La palabra es un excitante condicional tan real como la cosa que representa. Es un
estímulo sonoro, que posee un contenido. Como señal es imprescindible que esté
arraigada en el individuo, indisolublemente ligada a las ideas que representa. Las
imágenes y los conceptos contenidos en las palabras tienen un valor emocional, afectivo,
por este medio se expresan, transmiten y originan, sufrimientos, alegrías, traumas
morales, etc. Los cuales influyen en los procesos metabólicos y funcionales, vinculados al
funcionamiento del cerebro que dirige y organiza las actividades del cuerpo humano.
La palabra utilizada como sugestión negativa, puede originar estados emocionales
perniciosos para la salud, al contrario en forma de sugestiones positivas, puede adquirir
valor terapéutico, restableciendo el equilibrio en el sistema nervioso afectado, al generar
estados de sosiego, confianza, seguridad, optimismo, bienestar, etc.; al modificar la
conducta del individuo y sustituir las imágenes traumatizantes, causantes de trastornos.
En el espiritismo de cordón, la palabra ejerce una enorme influencia sugestiva sobre los
implorantes, portadores de diferentes afecciones, fundamentalmente psicógenas. La
palabra en sus diversas formas: oraciones, cantos, himnos, alabanzas, imploraciones y
sermones, es utilizada como sugestión positiva para crear estados de confianza,
seguridad, optimismo, firmeza, etc. La misma contribuye a afirmar valores y principios en el
individuo, cuya no observancia correcta había generado determinados trastornos. El
espiritismo cordonero, cuyo principio central es la búsqueda incesante del bien, no utiliza la
palabra como sugestión negativa, por considerar que iría contra la salud, la felicidad y
el progreso espiritual de sus fieles.
Otra técnica muy utilizada es la catarsis. Este término en griego significa purga, y tiene
un enorme valor terapéutico. En algunas religiones adquiere la forma de actos
confesionarios.
La catarsis consiste en la descarga o eliminación de emociones. Al transmitir a otra
persona, médicos, sacerdotes, amigos, etc, los problemas que agobian al individuo, lo
que conlleva a una disminución de la carga o tensión emocional.
En el espiritismo de cordón, el individuo en el acto de la caridad o en cualquier otro
momento realiza la descarga emocional de los problemas que lo atormentan. Este hecho

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se produce ante sus hermanos de credo y generalmente libera las emociones llorando.
Este acto es comprendido como un proceso de purificación del espíritu, donde lo malo
se desprende. Es un paso importante para la posterior exorción del espíritu obsesor. El solo
hecho de liberar sus angustias y sufrimientos le hace sentir seguro, comprendido, con la
certeza de que los demás comparten sus problemas y le ayudarán. Como consecuencia
mejora su estado de salud mental.
El efecto placebo es una técnica utilizada en la terapéutica médica que consiste en
suministrar al paciente una supuesta medicina para su dolencia, que no posee acción
farmacodinámica sobre la afección tratada y sólo tiene valor psicológico. La utilización
del placebo tanto en la medicina como en las religiones, parte de la sensación de
seguridad, confianza, firmeza, etc., que la autoridad del médico, sacerdote o médiums le
confiere.
El efecto placebo es utilizado empíricamente por los cordoneros, en especial a través
del valor curativo que se le atribuye al agua implorada. El individuo se cura o mejora su
dolencia gracias a la fe que deposita en el agua bendecida, que en algunos templos se
le denomina también medicina divina.
La técnica de terapia de grupo se fundamenta en la esencia social del hombre. En la
necesidad del mismo de relacionarse con otros sujetos para desarrollar su naturaleza
humana. El grupo terapéutico es el medio adecuado para discutir los problemas
planteados por el enfermo y resolver sus conflictos.
Entre las personas que asisten a los templos cordoneros muchas, como ya hemos
afirmado, presentan trastornos emocionales, de afectividad, personalidad, conducta,
etc. Estos trastornos tienden a aislarlo del grupo social. El culto cordonero actúa de
manera muy similar al grupo terapéutico. En este circulo, el implorante encuentra el
medio idóneo para exponer sus cuitas. Su actuación es discutida con franqueza y
afecto. El individuo expone sus sentimientos sin cortapisas, en un clima de aceptación.
Los presentes con sus opiniones y consejos y basados en la autoridad que le confiere
el grupo, influyen en las decisiones del implorante, en la reorientación de sus valores y
conducta. El individuo aprende a comunicarse correctamente con los demás, estableciendo
relaciones de compañerismo, amistad, etc.
Dentro de las formas de cura grupal en el espiritismo de cordón se utiliza también la
representación dramática de los problemas que agobian al individuo. La cual es similar a
la terapia del psicodrama. En el culto espiritista el acto de caridad, realizado por los
médiums poseídos por espíritus, se convierte en ocasiones, en una representación
dramatizada de los problemas que aquejan al implorante. Estas técnicas arriba
expuestas, se combinan generalmente con la persuasión. La discusión de los problemas
del implorante va acompañado de orientaciones y consejos, que obligan al creyente a
comprometerse ante el grupo y las fuerzas sobrenaturales a modificar determinadas
actitudes básicas que facilitan la superación del trastorno y por ende el restablecimiento
de la salud del individuo.
La ciencia ha determinado que las enfermedades pueden tener diversos orígenes.
Entre las variadas causas de las enfermedades de origen psíquico se encuentran las
motivadas por la acción de una actitud moral inadecuada. Refiriéndose a la influencia que
ejerce la moral sobre la salud mental los individuos el médico español, Claudio Bernal
expresa:
"...el médico se ve obligado a no olvidar en sus tratamientos eso que llaman
influencia de lo moral sobre lo físico." (7)
La generalidad de las religiones tiene como núcleo de su sistema el deber hacia el
cumplimiento de una ética férrea. La moral parte de la contraposición pecado-salvación. La
no observancia de la moral religiosa origina el pecado y uno de los castigo puede ser la
enfermedad. La cura de la enfermedad se logra a través del abandono de una vida
pecaminosa. La moral religiosa regula la conducta del individuo dentro del grupo religioso
y en toda su actividad social. El cumplimiento de los principios éticos religiosos también
inciden en la salud mental y en el grado de realización social de los individuos. El
sentimiento de pecado, de culpabilidad materializadas en adulterios, alcoholismos,

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prostitución, etc., puede ser las causas de muchos desajustes emocionales de los
violadores de las normas y de sus allegados.
La moral religiosa, en los cordoneros, está unida intrínsecamente al principio cardinal de
su culto, la búsqueda del bien. El progreso de los espíritus solo se logra con el
cumplimiento de los principios morales. La mayoría de los problemas que aquejan a los
hombres, según ellos, están vinculados con el incumplimiento de normas morales. El
abandono de una antigua vida perniciosa, es considerado un milagro, que se produce con
la cooperación de los espíritus de luz. Este hecho va a estar unido a la desaparición de las
dolencias que aquejaban al individuo.
El espiritismo de cordón orienta a los feligreses el cumplimiento de principios éticos
tales como: cooperación, ayuda mutua, comprensión, amor, humildad, perdón, etc. Al
mismo tiempo que combaten actitudes como: suicido, alcoholismo, violencia,
delincuencia, drogadicción, etc. La creación de un clima moral adecuado actúa como un
elemento estabilizador de la salud, tanto psíquica como corporal. La ética cordonera
considera su prédica y acción moral como una de las formas superiores de la caridad.

El espiritismo de caridad: características, principales rituales y función social.


Una de las variantes del espiritismo poco estudiada es el espiritismo de caridad. La
misma se puede considerar como una variante de tránsito entre el espiritismo de mesa
y el de cordón. Se ha podido comprobar que no pocos centros espiritistas de caridad,
antes de convertirse en cordoneros, a travesaron por un periodo en el que se
evidenciaba un alejamiento cada vez mayor de las posiciones del espiritismo de mesa y
la asunción de rasgos que paulatinamente los fueron acercando al espiritismo de cordón.
Las características del espiritismo de caridad, son expresión fiel de dicho proceso. Es
evidente que un número significativo de practicantes del espiritismo de caridad no
llegaron a convertirse nunca al espiritismo de cordón y han conservado su estatus hasta
la actualidad. Es menester aclarar que no todos los templos cordoneros fueron antes de
mesa o de caridad y que su origen es el resultado de la multiplicación de un templo
cordonero al que consideran madre.
El espiritismo de caridad no tiene su génesis como consideramos en el libro “El
espiritismo de cordón: un culto popular cubano” en la práctica individual de la caridad
por cordoneros. El trabajo de campo realizado en la provincia de Holguín por el
investigador Lic. Aldo Enamorado, que tal vez sea el único de este tipo en el país,
abarcó los municipios de Rafael Freyre, Calixto García, Cacocúm, Gibara, Holguín y
Báguanos. Demuestra la existencia de esta variante del espiritismo en su forma más
pura. Su existencia según afirman los informantes practicantes de dicho culto popular, no
depende del vínculo con los demás subsistemas espiritistas conocidos.
El espiritista de caridad, es un religioso, que realiza sus labores de la caridad espiritual
en su casa o en un local especialmente preparado (templo o santuario), en el que en
calidad de médium asume funciones sacerdotales de forma sistemática.
Para poder comprender mejor nuestra tesis del carácter autónomo del espiritismo de
caridad es importante realizar una comparación en cuanto a: características comunes y
diferenciales del culto y el ritual, así como sus funciones sociales.
Un rasgo distintivo importante con el espiritismo cordonero es el sisitema ritual. El
principal ritual es la impartición de la caridad, todos los espiritistas entrevistados, 20
lo realizan, representando un 100%. Al interrogárseles sobre su vínculo y
procedencia a partir de los templos espiritistas cordoneros afirmaron que:

“… lo que aprendí viene de mis antepasados, mis padres, pero ellos no eran
cordoneros, no visito esos templos, pero sí visito a otros epsiritistas de caridad.” (8)
“Nunca he sido cordonero, esto lo tengo por un don que poseo, que se me reveló
cuando era muy jóven.” (9)

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El principal acto ritual de impartición de la caridad es considerado como el
conjunto de las cualidades y virtudes que se manifiestan y concretan en la bondad y
la benevolencia respecto al prójimo. A diferencia, en su realización del espiritismo de
cordón, en el cual se necesita la presencia de varios médiums para laborar, en el
espiritismo de caridad, en todos los casos que observamos, en la sesión participa un
implorante y cuando toman parte un número mayor, ello no implica la realización de
un cordón. El medium implora a su ser guía o protector para que se presenten que
puede o no estar en un trance profundo y poniéndose en contacto con ellos al
manifestarse el espíritu, generalmente son espíritus de familiares fallecidos, se crea
una interacción en la que el espíritu, utilizando como instrumento al medium que
imparte la caridad recrea el problema del implorante de la caridad y propone una
posible solución.
En el ritual, fundamentalmente se utiliza el agua implorada y plantas aromáticas como
la albahaca, el abrecamino y el rompesaragüey. Las cuales impregnadas de agua
implorada o bendita se pasan por el cuerpo del implorante con el propósito de
purificarlo y refrescarlo. Esta agua tiene en común con los cordoneros la atribución de
propiedades terapéuticas para la cura de enfermedades.
El espíritu al manifiestarse le indica al médium el remedio o la solución al mal que
le aqueja al implorante de la caridad. Esto evidencia que el acto de la caridad es
eminentemente terapéutico-espíritual, dirigido fundamentalmente a la cura de
trastonos espirituales generados por la presencia de espíritus obsesores, siendo esta
precisamente la función fundamental del espiritismo de caridad. Es encesario destacar
la utilización de plantas medicinales para curar trastonos no solo espirituales sino de
carácter somático. Aspecto este que está presente en el espiritismo de cordón y en
las demás variantes. En caso que la enfermedad no sea de tipo espiritual, el médium le
indica al implorante la necesidad de que le asista un doctor. Como podemos
comprender, el método de cura a través del exorcismo o la limpieza espiritual, al
expulsar al espíritu obsesor, es tradicional y esta presente en todos los sistemas
religiosos de tipo popular.
La santiguación y el despojo.
La santiguación y el despojo son dos actos rituales de capital importancia en cualquier
sistema religioso espiritista. El primero, protege y previene, el segundo elimina las malas
influencias causantes de todo tipo de males. En el espiritismo de cordón tiene un
carácter grupal, lo que le confiere un mayor poder sugestivo. En el espiritismo de caridad
solo participa el médium, el implorantes o los implorantes y siempre en un número muy
reducido.
Estos rituales están tan unidos que para la mayoría de los espiritistas tiene el mismo
significado santiguar que despojar. Al respecto se expresó uno de los informantes claves:

“para mi es lo mismo que despojar y tiene un significado muy importante ya que a


través de esto, puedo separar, es decir, quitarle la mala influencia de algún espíritu que
esté perturbando a ese individuo, o curarle alguna enfermedad como por ejemplo:
erisipela, ojo de pescado, padrejón, etc. ”. (10)

Estas dificultades al discernir ambos conceptos parece estar vinculado al bajo nivel de
sistematización teórica del espiritismo de caridad, lo que es reflejo del bajo nivel de
instrucción que poseen. La generalidad de los entrevistados tienen el nivel primario, muy
pocos son graduados de secundaria básica y preuniversitario y ninguno tiene nivel
universitario.
En el ritual se reza invocando la presencia de su ser guía y protector, luego el médium
cae en trance, el cual se evidencia que es un acto controlado pues el trance no es
intenso. Acto seguido, pasa por la frente y la parte posterior de la cabeza del que está
recibiendo el beneficio agua implorada o bendecida; es frecuente la utilización de
plantas aromáticas que tienen propiedades de exorción. A través de este procedimiento
ritual se pretende separar los malos espíritus que perturban del implorante de la caridad.

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Varios de los informantes implorantes de la caridad describen el proceso de la siguiente
manera:

“para santiguar, ella implora a sus ser guía y protector y entonces comienza a sentir los
fluidos espirituales (se eriza y se pone fría), reza y siente en su cuerpo la dolencia que
tiene la persona que está santiguando”. (11)

“Para realizar el ritual este espiritista de caridad utiliza unos gajos de albahaca, le pide a
Jesús, reza e invoca a su ser guía y protector, también trabaja con Santa Bárbara. Él
despoja el mal de ojo, es lo que hace con más frecuencia (…) Además recomienda la
utilización de plantas medicinales a sus consultantes, dice que son muy buenas para
curar enfermedades como: úlceras (la yerba buena, la utiliza además para las piedras en
la vesícula), la sábila sirve para curar la grasa en el hígado (se toma con miel de abejas)”
(12)

“(…) este ritual lo realiza por medio de un fluido que le llega, es decir, un espíritu y a
través de él despoja, plantea que despojar es lo mismo que santiguar, en este ritual sólo
utiliza agua implorada, la cual implora rezando tres Salves (Ave María), dice que esta
agua es como un medicamento, que sirve para todo(…)” (13)

“(…) comienza a rezar y coge un poco de agua implorada y la pasa por el cuerpo de la
persona que está siendo atendida, le agarra las manos y se las sacude hacia arriba y
hacia abajo con cierta cadencia, y así se va desarrollando el ritual.” (14)

Este acto ritual coincide con una de las características del chamanismo que reconocen
poder dominar a los espíritus. En este aspecto los médiums consideran que dominan a
los espíritus los 20, el 100% informantes reconocen que sí dominan a los espíritus.
El agua implorada, elemento natural al cual se le confieren propiedades sobrenaturales,
es de capital importancia en el ritual de la caridad, sin esta es inconcebible, tiene
propiedades curativas y purificadora y está presente en todos los actos rituales, incluíos
los adivinatorios y premonitorios. El proceso de sacralización o imploración de esta agua
es sencillo, según la opinión de los informantes claves y observación de un número
significativo de rituales de este tipo, el espiritista reza un Padre Nuestro y un Ave María
y de esta manera le transmite el fluido espiritual capaz de bendecirla.

El bautizo en el espiritismo de caridad.


El ritual del bautizo está presente en los 20 espiritistas de caridad objeto de estudio.
En el mismo se pueden apreciar características muy similares en la forma de
realizarse. El ritual, comienza con resos que son habituales en estos casos, como el
Padre nuestro y el Ave María, se enciende una vela, después se llama a la persona por
su nombre y luego el medium moja un algodón en agua implorada o bendita, la cual
está preparada de antemano, y lo pasa tres veces en forma de cruz por la frente del
que está siendo bautizado. Este ritual es un reflejo de la naturaleza cristiana del
espiritismo de caridad, rasgo este presente en todas las variantes del espiritismo.

El novenario
El novenario es el ritual dedicado a asegurar y facilitar la separación definitiva del alma
del cuerpo del fallecido y su posterior ascenso a través de un proceso de purificación
espiritual y expiación de pecados de los allegados y saldo de deudas con el difunto. Este
ritual como el nombre lo indica se realiza durante nueve días, se le de reza
sistemáticamente al difunto. Un número significativos de los informantes 18 el 90%
afirman que practican este tipo de ritual y sólo 2 el 20% no lo realizan. Este ritual
generalmente se realiza de la forma siguiente: se ponen nueve velas en una mesa

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cubierta con un mantel, de color blanco que simboliza pureza, velas que significa luz,
necesaria para el ascenso del alma, una palangana con agua y flores, hojas de
rompesaragüey, albahaca, etc. Se emplean oraciones con el objetivo de elevar al
espíritu, y se separe definitivamente del mundo material; el último día se hace el
levantamiento definitivo del espíritu, es en ese momento que generalmente el espíritu del
difunto se manifiesta a sus familiares y amigos a través de un médium, luego se votan
las flores y el agua, casi siempre para la calle, aunque en ocasiones se llevan para el
cementerio y se dejan en la tumba del muerto. Al respecto nos expresó un informante:
“se pone un mantel blanco en una mesa, flores y la foto del muerto al lado de una vela y
un vaso con agua implorada; entonces se comienzan los rezos durante nueve días, el
último día se recogen las flores y se ponen en la tumba del muerto; este ritual se realiza
con el objetivo de que el espíritu se de cuenta que ya no pertenece ha este mundo y se
eleve en paz.” (15)

“el novenario es realizado en casa de la persona fallecida, los rezos se hacen por un
libro que contiene un gran número oraciones, y durante nueve días se dan esta
oraciones, estos rezos son acompañados por nueve vasos con agua implorada, una vela
y flores, en algunas ocasiones también se coloca la foto del difunto; el último día se hace
el recogimiento, o sea, se dan los últimos rezos y otros espíritus que son familia del
difunto lo vienen a recoger para llevarlo al orto mundo y pueda dejar este en paz, en
algunas ocasiones estos espíritus conmovidos por ver a sus familiares, se manifiestan a
través de los médiums que están presentes y hablan a sus familiares, luego que se
termina el ritual se recogen todas las flores y se botan junco con el agua.” (16)

Se cree que este ritual permite que el espíritu de la persona fallecida tenga paz, luz,
ascenso y no vague errante por la tierra. Es en el novenario una de las pocas ocasiones
en que se reúnen más de dos espiritistas de caridad para laborar, con respecto a esto
opinó uno de ellos:
“se reúnen dos el último día, cuando se termina de rezar se recogen todas las flores y el
agua y se votan. Este ritual se hace para que el espíritu tenga paz en su otra vida y no
esté perturbando aquí en la tierra o tres médium y durante nueve días se leen oraciones
y se realizan rezos en una mesa que tiene nueve vasos con agua, una vela, flores y la
foto del difunto, ya. ” (17)

Sistema de creencia en el espiritismo de caridad.


El conjunto de creencias en el espiritismo de caridad, se construye en el espacio de la
conciencia cotidiana. La base que la conforma es una mescla eclectica o sincrética de
elementos del kardecianismo, el cristianismo y cultos populares de origen aficanos y
espirituales. Sus creencias se pueden agrupar en un conjunto de conceptos religiosos
como: espíritus, médiums, el dolor, la muerte, la caridad y la curandería.
El nucleo central del sistema de creencia del espiritista de caridad radica en la
creencia en los espíritus y la reencarnación del alma. La fe en los espíritus guías, en los
cuales se apoyan para realizar sus labores, es fundamental y es un relfejo del muy
antiguo culto a los antes pasados, el espiritu al que se le rinde culto es por regla un
familiar fallecido. Este es un punto de coincidencia con la doctrina kardeciana y la
cordonera. La misma tiene cierta relación con el ángel guardian del cristianismo, es el
que orienta, proteje y indica que camino tomar en caso de problemas.
Los espiritistas de caridad entienden por espíritu un ser desencarnado, inmortal,
eterno que tiene la capacidad de reencarnarse, este principio religioso es un rasgo que
lo diferencia de los cultos animistas. Muchos plantean que es como un fluido (fluido
espiritual) que se manifiestan a través de los médiums; entendiendo por médium a la
persona que posee la capacidad de comunicarse con los espíritus y le sirven de
instrumento. Los informantes, ante la pregunta de ¿qué son los espíritus? tienen ideas
vagas imprecisa y sus conocimientos sobre el tema son pobres.

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Con respecto a los tipos de espíritus que existen nos dicen que hay un gran número
de ellos, dentro de los cuales se encuentran los siguientes: los puros, obsesores,
buenos, malos, burlones, de luz, etc.
Estos espiritistas plantean que los espíritus que le hacen más daño a las personas
son los espíritus obsesores, los cuales obsesan a las personas y las enferman o la
vuelven loca, entre otras cosas. La función de estos espiritistas es separar esa mala
influencia espiritual mediante el acto de la caridad.
Al igual que en los cordoneros, los espiritistas de caridad tienen ampliamente
difundida la idea de la existencia de vidas pasadas, ella considera que el espíritu
mantiene los recuerdos de vidas pasadas, las cuales pueden o no recordar
voluntariamente. Esta concepción es expresión de la fe en la reencarnación de las
almas. Cada vida pasada se corresponde con una etapa del largo proceso de
reencarnación.
Respecto a la muerte los espiritistas de caridad plantean que la muerte para ellos es
la liberación del espíritu hacia una vida mejor, expresión del proceso de reenacrnación
y de la tendencia hacia la purificación espiritual y del bien supremo.
Para el espiritista de caridad, al igual que en los cordoneros, el dolor es una prueba
expresión de la voluntad divina para comprobar su fe y el grado de pureza alcanzado
que lo aproxima cada vez más a la pureza espiritual.

A modo de generalización podemos señalar que ambos sistemas estudiados son


expresión del impacto de las ideas kardecianas en un medio donde predominan las
ideas católicas y heterodoxas. Presentan un núcleo kardeciano: principio de la
reencarnación, purificación de las almas, búsqueda del bien, etc. Incluyen múltiples
elementos del catolicismo popular y de los cultos populares de origen africano, a la
vez se oponen a la magia negra de este origen. Los cordoneros y espiritistas de
caridad practican un culto mágico-religioso y terapéutico de carácter extático. El sistema
de ideas carece de sistematización teórica por falta de una institución central. La
literatura del kardecianismo solo se consulta ocasionalmente en algunos templos.
Todo lo anterior nos permite comprenderlo como espiritismo de tipo popular.
La diferencia entre cordoneros y espiritistas de la caridad reside fundamentalmente en el
acto ritual. En los primeros tiene un carácter eminentemente grupal y los segundos
intervienen dos o un grupo muy reducido de personas, adquiriendo la forma de
consultas. Esto define diferencias sustanciales en cuanto a: forma, concepción, métodos
y técnicas para comunicarse con los espíritus y de impartición de la caridad. Los
espiritistas de caridad trabajan de manera independiente, por lo común lo hacen en
sus propias casas o en locales preparados para el caso.

NOTAS Y REFERENCIAS

(1) -La cifra, es un aproximado, y es el resultado de un cálculo realizado a partir de la


información brindada por los templos al Registro Provincial de Asociaciones.
(2) -Castro, Américo. España y su Historia: cristianos moros y judíos, p.519.
(3)-Kardec, Allan. El Libro de los Espíritus, p.109
(4)-Kardec, Allan. O.cit., p.387.
(5).-Llorca, Bernardino. La Inquisición Española y los Alumbrados, p.73.
(6).-Ortiz, Fernando.Orígenes de los cordoneros de orilé. Bohemia, Julio, 1950, p.35
(7).-Polaino Lorente, Aquilino M.Psicología Patológica, p.167

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(8)- Entrevista realizada el día 24 de Noviembre de 2005, en la localidad de Velasco el
informante, A.M.
(9)- Entrevista realizada el día 5 de Diciembre de 2006, en la localidad de Buenaventura
al informante clave, R.T.
(10)- Entrevista realizada el día 17 de Diciembre de 2006, en la localidad de Tacajó el
informante clave, Ramón (el chino).
(11)- Entrevista realizada el día 5 de Noviembre de 2005, en municipio de Gibara a la
informante clave María Leyva.
(12)- Entrevista realizada el día 7 de Enero de 2006, en el poblado de Tacajó al
informante clave Octavio Pacho.
(13)- Entrevista realizada el día 15 de Enero de 2006, en el municipio de Holguín a la
informante clave Ángela Leyva Cruz.
(14)- Entrevista realizada el día 15 de Enero de 2006, en el municipio de Holguín a la
informante clave Rubicelda Cruz Pérez .
(15)- Entrevista realizada el día 5 de Noviembre de 2005, en municipio de Gibara a la
informante clave María Leyva.
(16)- Entrevista realizada el día 25 de Noviembre de 2005, en el Poblado de Bijarú a la
informante clave Erlinda.
(17)- Entrevista realizada el día 24 de Noviembre de 2005, en el poblado de Tacajó al
informante clave Octavio Roberto.

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