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CINTEOTL

Revista de Investigación en Ciencias Sociales y Humanidades

Enero-Abril
2009. No.7.
ISSN-1870-7289
Derechos Reservados UAEH/ICSHU

La encomienda en la Recopilación de las Leyes


de Indias

Dr. Ismael Rodríguez Zúñiga

Mtro. en Estudios Latinoamericanos/UNAM


ismarz@hotmail.com

En teoría, la encomienda fue una institución benigna para los indígenas


americanos, dizque procuraba su defensa ante los abusos del encomendero y
rescataba al indio del infierno eterno y de sus idolatrías (F. Hernández)
Las instituciones españolas de mayor consecuencia para la civilización
indígena durante los primeros sesenta años de historia colonial, pueden
clasificarse como privadas, políticas y religiosas. De éstas, la empresa privada
llamada encomienda fue la primera en establecerse en una posición de poder.
De inmediato la encomienda se convirtió en el sistema de explotación del
trabajo indígena más abierto y el más agresivo. Con justa razón, podemos
afirmar que el siglo XVI, es el siglo de la encomienda y de los encomenderos,
es fuente de riqueza, es la base del sistema de dominación española por que
en ella gravitan todos los problemas, conflictos y controversias generados por
el descubrimiento que hiciera el almirante Cristóbal Colón.
Hablar de encomienda es hablar de descubrimiento, conquista,
explotación y genocidio de millones de indígenas que la padecieron. Ninguna
otra institución implantada por los españoles en América, genero efectos tan
negativos como la encomienda. Concluida la etapa de las grandes
controversias filosóficas, teológicas y jurídicas que la justificaron, y después de
promulgadas las Nuevas Leyes, la encomienda entra en una etapa de
consolidación y normatividad que en teoría, la convirtieron en algo justo y muy
conveniente para los intereses de la corona española, de los conquistadores y
en teoría para los indígenas. La encomienda como institución colonial quedó
finalmente consagrada en la Recopilación de las Leyes de Indias.
Es importante señalar que en la Recopilación de las Leyes de Indias se
encuentra resumida la legislación que España aplicó a sus colonias españolas.
Ella sintetiza y resume los textos originales anteriores a 1680, con el objeto de
facilitar su estudio.
Cabe señalar que como fuente de información histórica, se recomienda
utilizar La Recopilación con cuidado para no caer en generalizaciones, ya que
en algunos casos, las disposiciones para una provincia determinada, reciben el
mismo trato para todas, por lo que resulta riesgoso generalizar. Para el caso
del estudio de la encomienda, hay un cuerpo de disposiciones que tiene
aplicación para todos los lugares donde se implantó, pero hay disposiciones
específicas para las encomiendas del Plata, Paraguay o Chile. Al respecto, se
recomienda –para no cometer errores de método- hacer uso de las cédulas
originales para comparar y dimensionar el asunto a tratar.
Sin embargo, presentamos las disposiciones de la Recopilación,
referentes a la encomienda. Aclaramos al lector, que las palabras conquistador
o conquista no aparecen por obvias razones de justificar hechos violentos.
Pero la mayor parte de los historiadores concuerdan que la primera
generación de encomenderos estuvo formada por conquistadores. Para el
caso chileno, Thayer calculó que el 88% de los compañeros de Valdivia se
convirtieron en encomenderos. Con Pizarro, una vez concluida la conquista del
Perú, aproximadamente más de la mitad de sus hombres fueron
encomenderos y lo mismo sucedió con Cortés en México. A continuación,
citamos los aspectos más relevantes de la institución indiana, vistos desde las
leyes de indias.

1. En principio, la encomienda era asignada a un descubridor o conquistador


por los servicios prestados a la corona española

“Los Que hubieren salido á descubrir por mar, ó Tierra por capitulación hecha
en las Indias, buelvan á dar cuenta al gobierno, ó Audiencia con quien
huvieren capitulado, de lo descubierto, y efectos, que han resultado, los quales
nos envien relacion de todo…para que se provealo que mas convenga al
servicio de Dios nuestro señor: y al descubridor se le encarge la población de
lo descubierto…” 1

“Haviendo Llegado á entender que las gratificaciones destinadas por Nos á los
benemeritos de las indias, en premio de sus servicios, no se han convertido, ni
cóvierten, como es justo, en beneficio de los hijos, y nietos de descubridores,
pacificadores, y pobladores, y que por sus personas tiene meritos, y partes
para conseguirlas, se hallan olvidados, pobres, y necesitados, Mandamos, y
repetidamente encargamos, á todos los que en las Indias tienen facultad de
encomendar, que en esto procedan con toda justificación, teniendo especial
cuidado de preferir a los que hubiere de mayores meritos, y servicios, y de
estos á los descendientes de primeros descubridores, pacificadores,
pobladores, y vezinos más antiguos, que mejor, y con mas fidelidad hayan
servido en las ocasiones de nuestro real servicio, y que en todas nos avisen en
carta á parte, con los despachos, que enviaren de los repartimientos
encomendados, desde la ultima, sin reservar, ni omitir ninguna, y lo que
rentan, á qué personas las huvieren dado, y de sus cualidades, y meritos: y les
damos facultad, para que puedan mejorar a los que mas nos huvieren servido,
y honrarlos en otras cosas,…” 2

“Estando permitido, y ordenado, que todos los Indios, que se pacificasen en


nuestras Indias, fuesen encomendados á los descubridores y pobladores, y
otros benemeritos…” 3

“Mandamos, Que los Indios, que se pacificaren sean encomendados á


pobladores de la comarca, donde residieron los indios” 4

2. La asignación de una encomienda estaba acordada en una capitulación que


se hacía entre la corona y los particulares (conquistadores o adelantados) que
participaban en la empresa de conquista:

“Que sobre encomendar Indios se guarden las capitulaciones de los


Adelantados, y lo que especialmente se dispone” 5

“El Adelantado guarde su capitulación, y si en ella se le diere facultad de


encomendar, entiendase tan bien en los Indios, que vacaren en distritos, y
Ciudades de Españoles, que ya estuvieron pobladas, haciendo los
nombramientos por dos vidas, reservando los Puertos, y Cabeceras para Nos,
y puede encomendarse para si, y encomendarse un repartimiento por dos
vidas, en el distrito de cada pueblo de Españoles…” 6

3. La asignación de una encomienda contraía una serie de obligaciones, la


más importante no era el tributo (en teoría si fue la más importante), sino el
adoctrinamiento religioso de los indígenas encomendados:

“Luego que se haya hecho la pacificación, y sean los naturales reducidos á


nuestra obediencia….el Adelantado, Gobernador, ó Pacificador, …reparta los
Indios entre los pobladores, para que cada uno se encargue de los ´q fueren
de su repartimiento, y los defienda, y ampare, proveyendo Ministro, que les
enseñe la Doctrina Christiana, y administre los sacramentos,…y enséñe á vivir
en policia, haziendo lo demás, que están obligados los encomenderos en sus
repartimientos, segun se dispone en las leyes deste libro” 7

“Los Virreyes, y Governadores téngá cuidado de que en los repartimientos de


Indios, que dieré, y formaré, haya para la Doctrina, y sustento de los
Encomenderos, y procuren, reduciéndolos á poblaciones, ´q tengan suficiente
Doctrina: y por´q esto es lo mas principal, y á que han de acudir con mayor
cuidado, y atención, por tocar al bien de las almas, y Christiandad de los
indios,…y cuando los frutos y rentas de la encomienda no bastaren para la
Doctrina, y Encomendero, prefiera la Doctrina aunque el Encomendero quede
sin renta.” 8

4. Otras obligaciones que contraía el encomendero era la defensa de la tierra,


portar armas y caballos, respetar el pacto de fidelidad con el rey y residir en la
jurisdicción de su encomienda:

“Tienen Obligación los Encomenderos, y vezinos domiciliarios á la defensa de


la tierra, y demás de las clausulas referidas en este titulo, es nuestra voluntad,
que asi se exprese en los ´q se despacharen de encomiendas, para ´q tengan
entendido, que deben acudir en las ocasiones, que se ofrecieren de nuestro
Real servicio, como buenos vasallos, que gozan de los beneficios de nuestra
merced, y liberalidad.” 9

“Que los Encomenderos doctrinen, amparen, y defiendan á sus Indos en


personas, y haziendas.” 10

Mandamos, Que los Españoles Encomenderos soliciten con mucho cuidado,


que sus Indios sean reducidos á Pueblos, y en ellos edifiquen Iglesias para su
doctrina, y enseñanza, guardando las leyes, que tratan de las Reducciones.”11

“Que los Encomenderos negligentes en cumplir la obligación de la Doctrina no


perciban los tributos, y los que la impidieren sean privados, y desterrados de la
Provincia.” 12
“Que los Encomenderos sean obligados á la defensa de la tierra”. 13

“Que la obligación de tener armas, y cavallos los Encomenderos, corra desde


el dia, que recivieren la cedula, con termino de quatro meses.” 14

“Que los Encomenderos en tierras nuevas, hagan casas de piedra, donde el


Governador señalare.” 15

“Que los encomenderos tengan casas pobladas en las Ciudades Cabecas de


sus encomiendas.” 16

“Ningun Ausente pueda ser proveido en encomienda de Indios, pena de


privación de ella, y de bolver, y restituir todo quanto por esta causa huviere
percevido.” 17

5. Una obligación importante del encomendero era proteger a los indios que se
le habían asignado:

“Mandamos, Que los Encomenderos hagan juramento judicial ante el


Governador, y con fee de Escrivano, de que tratarán bien a sus Indios, y
conforme á lo que está dispuesto, y ordenado.” 18

6. En cuanto al valor de la encomienda, el encomendero tenía que entregar a


las cajas reales la tercera parte del total de la tributación:

“Mandamos, Que en las encomiendas dadas con cargo de que los


Encomenderos enteren el tercio de su valor en nuestras Caxas, cobren los
Oficiales Reales estas cantidades en las mismas especies, que tributaron los
indios.” 19

7. Los funcionarios menores no tenían facultad para encomendar, solo a los


Virreyes y Gobernadores se les concedía tal facultad.
“Mandamos, ´q los Virreyes, Governadores y otros qualesquier Ministros, y
Oficiales, assi de justicia, como de nuestra Real haziéda, Prelados, Clerigos
Casas de Religió, y de moneda, Hospitales, Cofradías, y otras semejátes, no
puedá tener Indios, ni se les encomiende y si tuvieren algunos, por cualquier
titulo, y causa, que sea se les quiten, y sea puestos en nuestra Real Corona: y
aun´q los dichos Governadores, Ministros, y Oficiales digá, que quieren dexar
las Gobernaciones, y oficios, y quiedarse con los Indios, no les valga, ni por
esso se dexe de cumplir lo referido. Y porque nuestra voluntad es, de
exceptuar por aora á los que han sido Tenientes de Governadores,
Corregidores, y Alcaldes mayores de pueblos. Ordenamos, que no se les
quiten los Indios, y si se les huvieren quitado, se les buelvan, y restituyan.” 20

“Mandamos, Que los Alcaldes ordinarios de las ciudades…de nuestras Indias


Occidentales, aunque tengan el Gobierno político, por muerte, ó falta de los
Gobernadores propietarios, ó en interin, y estos tengan facultad para
encomendar, no puedan usar, ni usen de ella, ni encomienden ninguno
Indios…” 21

8. Los extranjeros estaban excluidos de tener encomienda así como los hijos
de los gobernadores y oficiales:

“No se han de poder encomendar Indios de repartimiento, ni e otra forma, á


estrangeros de estos nuestros Reinos de la Corona de Castilla, que
estuvieren, y residieren en las Indias sin expresa licencia nuestra, dada para
esto, y los que nos huvieren servido, y sirvieren, de forma, que merezcan ser
gratificados recivan horna, y merced en otras cosas, y no encomiendas, de las
quales son incapaces.” 22

“Mandamos, Que no se puedan encomendar, ni encomienden Indios á las


mujeres, hijos é hijas de todos los Governadores, y Oficiales nuestros; salvo á
los hijos varones, siendo ya casados, y teniendo el gobierno de sus familias al
tiempo, que se les encomendaren.” 23
9. La encomienda no podía ser vendida o traspasada, rentada o puesta en
garantía por deudas del encomendero:

“Haviendose Ordenado, y mándado, que los repartimientos de Indios no sean


encomendados a ninguna persona por donación, venta, renunciacion,
traspaso, permuta, ni otro titulo prohibido, de cualquier color que sea, y que lo
contrario fuese de ningun valor, y efecto…Y declaramos que las
encomiendas desta calidad serán nulas, y sin efecto, y cualesquier frutos
naturales, industriales, ó civiles, que los Encomenderos percivieren destas
encomiendas, en virtud de sus titulos, quedan obligados á los restitutir, bolver,
y pagar á nuestra Caxa Real, como poseedores de mala fee…,reservando
(como desde luego queda reservada) la provision de estas encomiendas a
nuestra Real persona por consulta de nuestro Consejo de Indias…” 24

“Prohibimos Y defendemos, q´ los Españoles vezinos, moradores, y habitantes


en las Indias, seá ossados á alquilar, ni dar los Indios, que tuvieren, á sus
acreedores en prendas, y satisfacion de ningunas deuda, pena de perder los
Indos, y cincuenta mil maravedis para nuestra Camara.” 25

“Que ningun Encomendero alquile sus Indios, ni los de en prendas.” 26

10. A los encomenderos solo se les permitía tener una encomienda:

“Conviene a nuestro servicio, que á una persona no se dén dos encomiendas


de Indios sin conocimiento de causa, averiguación, é información de que se
deven juntar, conforme á las leyes.” 27

“Algunas Personas, que ya tienen encomiendas, y comodamente lo que han


menester, suelen pedir mas gratificación. Ordenamos, que los Virreyes, y
Governadores estén advertidos de no darles mas, hasta que sean proveidos, y
gratificados en encomiendas, y otros oficios, aprovechamientos, los demás,
que en aquella tierra huviere, sin el premio equivalente a sus servicios; pero si
vacando algun buen repartimiento pareciere conveniente darlo al que tuviere el
menor, y mereciese mas, lo podrán hazer, dexando el que antes tenía, para
que se provea en otro benemerito.” 28

11. Una vez asignada la encomienda, el encomendero no podía dividirla en


partes, so pena de afrontar multas y hasta la pérdida de la encomienda:

“Que no se hagan divisiones de Indios en encomiendas, y las hechas se


reformen.” 29

“Una de las causas mas principales, que han ocasionado la disminución de los
indios, ha sido las muchas divisiones de encomiendas, haziendo algunas e
treinta, veinte, y menos, de que se han seguido gravisimos inconvenientes.
Ordenamos que no se dividan ni partan del numero, que oy tuvieren en cada
Provincia, por vacante, ni dexacion…ni en otra ninguna forma…de lo que oy
estuviere en una encomienda en poder de un Encomendero, pena de mil
pesos al Governador, que contraviniere, y la division, y encomiendas sean
nulas y de ningun efecto, y los Indios puestos en nuestra Real Corona.” 30

12. El valor en tributo de una encomienda no podía exceder la cantidad fijada


por la corona:

“Ninguna pension ha de exceder de dos mil pesos, y en su provision se ha de


guardar lo mismo, ´q esta ordenado en las encomienda.” 31

“Que los repartimientos grandes sean de dos mil pesos para el Encomendero,
y lo demás se distribuyan en pensiones.” 32

13. Cuando una encomienda quedaba “vaca”por la muerte de su titular, los


virreyes y gobernadores tenían la facultad de utilizarla en determinadas obras y
no necesariamente asignarla a un encomendero:

“Vacando algun repartimiento, podrán los Virreyes, y Gobernadores diferir la


provision dél, por justas causas, para que con los frutos de la vacante se
cumpla con algunos pretendientes, obras pias, y libranzas, gobernándolo como
mas convenga á nuestro servicio, y bien publico, conforme al tiempo, y
ocasión, que se ofreciere.” 33

14. Los encomenderos no tenían derecho de reclamar más de lo que estaba


estipulado en su titulo de encomienda:

“Ordenamos, Que ningun encomendero ocupe, ni se apropie por su autoridad


ningunos Caciques, Pueblos, ni naturales; salvo aquellos, que expresamente
tuviere señalados en el titulo, o cedula que se le hubiere despachado…” 34

15. Los encomenderos no podían perder indios de su encomienda a menos


que fuera por alguna falta que lo ameritara:

“Que no se puedan quitar Indios á Encomenderos, si no cometen delito, que


tenga perdimiento de bienes.” 35

“Que no se puedan quitar Indios á los Encomenderos sin ser oidos.” 36

16. Para la reasignación de encomiendas era necesario publicar edictos a fin


de que los interesados les fueran examinados sus servicios:

“Ordenamos, Que no se puedan proveer encomiendas sin preceder edictos,


para que los que justamente pretendieren, tengan termino copetente, y este
sea de veinte ó treinta dias, en que puedan acudir los opositores, y
examinados sus servicios se dé la encomienda siempre al mas
benemerito…”37

17. En las Leyes de Indias, la encomienda quedaba sujeta a un número


determinado de vidas:

“Que no se dén titulos de encomienda por mas vidas de las concedidas, pena
de nulidad, y bolver lo cobrado.” 38
18. En los títulos de encomienda se especificaba el procedimiento a seguir,
destacando información importante como el valor de la misma, número de
tributarios, entre otras cosas:

“Hase De expresar siempre en los titulos el verdadero valor de la encomienda,


y numero de Indios, hecha la averiguación con intervención de nuestro fiscal,
si fuere en parte donde haya Audiencia, todo por menor, y muy
particularmente, por sus generos: en qué consisten los tributos: parte, y distrito
donde es la encomienda, para que Nos tengamos bastante noticia de ello, y de
la merced, que hazemos, y los Oficiales Reales dén noticia de la vacante,
relación, y numeración de los indios á quien los ha de proveer.” 39

“Ordenamos Y mandamos á los Virreyes, Presidentes, y Governadores, que en


los titulos de encomiendas hagan poner por cabeza con mucha distinción, y
claridad, como vacó la encomienda por muerte de quien, y en la forma, que
onstó, y desde qué dia está vaca, como se pusieron edictos para su provision,
con qué termino, y en qué Ciudades, y Lugares se fixaron, y qué opositores
huvo, declarando sus nombres, y dias en que se opusieron; y si por alguno se
alegare causa, ó razón particular mas que la general de servicios, y meritos se
refiera con el auto de la provision, y servicios del proveido; y por quanto está
dispuesto, que en todos se exprese el numero de Indios de cada una, qué
tributos pagan, en que especies están tasados, y lo que monta la gruessa para
el Encomendero, rebaxadas las cargas de Docvtrina, Justicia Real, alcabala,
diezmo, Hospital, ó otras, que huviere…” 40

19. Todos los encomenderos tenían la obligación de nombrar escudero:

“Que los Encomenderos nombren sus Escuderos y el Govierno los apruebe, y


señale el salario.” 41

20. Otras obligaciones no menos importantes comprendían diversos aspectos


que tendían a poner límites a los abusos cometidos por los encomenderos y
procuraban la defensa de los indígenas:
“Que los Indios no tienen obligación de hazer, ni hagan casas á sus
Encomenderos.” 42

“Que no se de licencia á los encomenderos para asistir en sus pueblos.” 43


“Que el Encomendero pague los daños, e intereses á los Indios por su familia,
deudos, y huéspedes.” 44

“Que los Encomenderos no tengan estancias en los terminos de sus


encomiendas, ni se sirvan de los Indios.” 45

“Que los Encomenderos no tengan obrajes en sus encomiendas, ni cerca


dellas.” 46

“Que los Encomenderos no crien ganado de ceda en sus Pueblos, y guarden


las leyes.” 47

“Que ningun Encomendero pueda tener en su casa Indias de su


repartimiento.”48

“Que ningun Encomendero, ó otra persona impida casamiento de Indios.” 49

“Ninguna Persona, que tuviere Indios en Encomienda….sea osada á echarlos


á minas para sacar oro, ni plata, pena de perdimiento de la encomienda, y mas
cien mil maravedis, que aplicamos á nuestra Real Camara, Juez, y
Denunciador.” 50

21. Los encomenderos tenían restricciones en lo relativo a la residencia. Por


ejemplo no podía establecer su casa en el pueblo donde se encontrara su
encomienda, pero tampoco podían ausentarse de la jurisdicción de su
encomienda sin previa licencia:

“Los Encomenderos no han de poder hazer, ni tener en los Pueblos de sus


encomiendas, casa, ni buhio, aunque digan, que no es para su vivienda, sino
para bodega, ó granjería,…” 51
“Que los Encomenderos, sus mugeres, padres, hijos, deudos, huéspedes,
criados, y esclavos no entren, ni residan en los Pueblos de sus encomiendas.”
52

“Que los Encomenderos no se ausenten á otra provincia sin licencia.” 53

“Que no se de licencia á Encomenderos para venir á España, sino con muy


grande causa.” 54

“Que los Encomenderos en terminos de dos Ciudades, elijan una, en que


residan, y en la otra pongan Escudero.” 55

“Que los negros de los Encomenderos no tengan comunicación con los


Indios.”56

22. A los encomenderos les estaba prohibido ejercer algún puesto público
como escribano o alcalde, siendo al mismo tiempo encomenderos. etc:

“Mandamos, Que ningun Encomendero de Indios pueda ser Escrivano de


Camara, Gobernación, Cabildo, Publico, ni Real, y el que tuviere cualquiera de
las dichas Escribanías, elija ser Encomendero, ó Escrivano y lo que dexare
vaque, y si fuere el oficio de Escrivano, lo pueda renunciar, y renuncie luego,
conforme á las leyes, que tratan de renunciaciones de oficios…” 57

23. En lo relativo a la sucesión de la encomienda, las leyes marcaban un


procedimiento a seguir, señalando cualidades y características para heredar la
encomienda:

“Si Muriere algun encomendero, y dexare en aquella tierra hijo legitimo, y de


legitimo Matrimonio nacido, el Virrey, ó Governador le encomiende los Indios,
que su padre tenia, para que goze sus demoras, y los industrie, y enseñe en
las cosas de nuestra Santa Fé Catolica, guardando... las leyes, y ordenanzas
hechas...y hasta que sea de edad para tomar armas, tenga un Escudero, que
nos sirva en la guerra, con la costa que su padre sirvió, y era obligado: Si el
Encomendero no tuviere hijo legitimo,…le encomendarán los Indios á su
muger viuda, y si esta se casare, y su segundo marido tuviere otros Indios, se
le dará uno de los repartimientos, qual quisiere, y si no los tuviere, se le
encomendarán los que fueren de la muger viuda.” 58

“Que no sucediendo el hijo mayor, sucedan los demás de grado en grado.” 59

“Que el hijo, que succediere, alimente á sus hermanos, y madre, mientras no


se casare.” 60

“Que la hija succesora se case dentro de un año, y alimente a su madre, y


hermanas.” 61

“Que muriendo el hijo mayor en vida del padre, succeda su hijo, nieto, ó
descendiente.” 62

“Que para succeder el marido á la muger, y la muger al marido, hayan vivido


casados seis meses.” 63

“Que se puedan ceder los aprovechamientos de la encomienda á titulo de


capital ó dote.” 64

“Que en la tercera, y cuarta vida se guarde la forma de succeder, que en la


segunda.” 65

24. A partir de 1608, la corona estableció un procedimiento administrativo que


tenía como finalidad el control de la encomienda por medio de las
confirmaciones. Ahora ya no bastaba con recibir la encomienda por
determinados meritos, era necesario solicitar confirmación para seguir
disfrutando del tributo indígena:

“Estatuimos, Y mandamos á los Virreyes, Presidentes, Audiencias Reales en


Gobierno, y Governadores de las Indias, que tienen facultad nuestra para
proveer encomiendas, pensiones, situaciones, ó otra renta, de cualquier
cantidad, ó calidad, con señalamiento de cantidades, ó sin él: que en los
titulos, y despachos hagan poner, y pongan clausula expresa, con toda
distinción, y claridad, de que todos los que recibieren estas mercedes, ó
gratificaciones lleven confirmación nuestra, dentro del termino señalado por la
ley 6 deste titulo,…con apercibimiento, que si pasado este plaso no hubieren
llevado confirmacion, pierdan la encomienda, pensión, situación, ó renta, y no
la gozen mas, y los frutos que huvieren percibido se enteren en la Real Caxa,
y queden por hazienda nuestra… ” 66

“Ordenamos, Que la calidad de llevar confirmacion de encomiendas,


pensiones, rentas, y situaciones, se observe sin diferencia: asi en las que
dieren los virreyes, y Ministros referidos en las leyes de este titulo, conforme á
nuestras facultades: como en las que Nos dieremos por cedulas, y que en
todas obliguen á las partes, y pongan en los tiulos, que lleven confirmación
nuestra, dentro del termino señalado, con los mismos gravámenes, y penas
declaradas.” 67

Mandamos, Que de las encomiendas de Indios, pensiones, situaciones, y otras


cualesquier rentas, que se huvieren dado, y dieren en las Indias, asi de
nuestra Real Caxa, como de los repartimientos entre tanto, que los interesados
no levaren confirmación nuestra, no hagan suyos los frutos, rentas y demoras”
68

Las intenciones de proteger a los indígenas de los abusos de los


encomenderos contemplados en las disposiciones arriba señaladas, no se
aplicaron del todo. Ahora bien, la aplicación fiel de la normatividad que le daba
sustento legal a la encomienda fue muy dudosa. En la mayoría de los casos,
sólo quedo en teoría. La tentación de utilizar coactivamente el trabajo indígena
fue más fuerte que los buenos propósitos –si es que realmente los hubo- de
proteger al indio. Lo que realmente sucedió en las colonias españolas, pronto
se encargó de demostrar que el verdadero propósito y significado de esta
institución indiana.
Sobre el particular, García Gallo comenta “Aquellos que se obstinan en no
ver en la legislación de Indias más que la formulación utópica de unos
principios y normas que jamás se aplicaron y a los que su conocimiento se
ofrece como de escaso interés, afanados en cambio en perseguir por crónicas
y archivos, abusos y atropellos, tal vez estimen en poco la publicación de una
recopilación, de leyes, que a su juicio no reflejan el Derecho vivido…conviene
reaccionar contra esta actitud, por razones de método. No es posible
menospreciar la legislación.

Toda ley…tiene valor en cuanto refleja la actitud de su autor, en este caso el


Rey…y pretende llevar a la práctica los criterios dominantes en el gobierno
central de España. Por otro lado, la afirmación tajante de que las leyes
españolas no se cumplían en las Indias, cuando no obedece a ignorancia o a
una actitud tendenciosa, nace de un error inicial de método.” 69
No se trata de menospreciar la legislación, lo que nos interesa destacar es
el divorcio entre lo que dice la teoría jurídica y lo vivido. La realidad no se
puede ocultar tan fácilmente. Cuando en 1680 apareció por primera vez la
Recopilación de Leyes de Indias, existían, en teoría, todas vigentes, medio
millón de disposiciones obligatorias para las Indias occidentales. Estas
disposiciones tenían como fundamento generador a la corona, pero provenían
de fuentes prácticas tan diversas (el rey, el Consejo de Indias, las cortes, los
virreyes, los visitadores, las audiencias, los gobernadores, las capitanías
generales, las ciudades, las capitulaciones, la doctrina, los actos
reglamentados "in fraganti", las instituciones indígenas que no se opusieran a
los propósitos del Estado español, etc.), que desde el mismo siglo XVI,
ya la práctica jurídica y jurisdiccional de las posesiones coloniales
españolas, vivían entrampadas en un laberinto burocrático de cédulas reales,
provisiones, instrucciones, decretos, ordenanzas, autos acordados,
pragmáticas, reglamentos, constituciones, jurisdicciones especiales, circulares,
etc.
Gran parte de las disposiciones contradictorias y casi en su totalidad
casuísticas, que dieron por resultado un derecho fragmentado, con un tono
teológico-moralista y discriminatorio. Lo que ocurrió fue un divorcio entre la
realidad y el derecho vivido, cosa que hasta los reyes llegaron a aceptar
mediante aquel célebre tratamiento de "obedézcase pero no se cumpla" y que
por supuesto, los estudiosos de la encomienda lo aceptan (Gibson, Lesley
Byrd, Chamberlain, Semo, Brian Connaugton y hasta Zavala).

TÍPICA CÉDULA DE ENCOMIENDA DEL SIGLO XVI

"Por la presente se deposyta en vos Gonzalo de Salazar


factor de sus magestades desta Nueva España el senor
e naturales del pueblo de Taxanda [Taximaroa] que es
en la provincia de Mechuacán e los pueblos de
Acanbaro y Macharo y Avaneoe y Macharon e Anbaro e
Xameo e Tupatato e Guariqueo e Puzquaro e Macatario
y Tanmeo Canguorira e Yrapusto y Cherequenguerchao
y Atapuxao y Araro y Maritaro y Gincomas e Guaco y
Camatorio y Andachuco y Caratuquero e Macamysquaro
y Ungapachoro y Guanymoro e Chinchiaqueo y
Corinveo y Characheo y Pana y Unimao e Charapesto y
Parareo que son subjetos al dicho pueblo de [Tasanda]
Taximaroa cabecera para que os syrvays de ellos e vos
ayude en vras haziendas e granjerias conforme a las
hordenanzas que sobre esto estan hechas e se harán e
con cargo que tengays de los yndustriar en las cosas de
nra santa fee Catolica poniendo en ello toda vigilanza e
solicitud posyble e necesario fecho en Tenuxtitan a
vente e quatro de jullio de myle e quinientos e veynte e
quatro anos. Fernando Cortés."

Fuente: AGI. Justicia, 185, 01.

Referencias

1. Recopilación de las Leyes de Indias. Libro IV. Titulo I. Ley XIIII

2. Idem., Título VIII. Ley IV

3. Idem. Título VIII. Ley III

4. Idem Título VIII. Ley II

5. Idem. Título VIII. Ley II


6. Idem. Título VIII. Ley I

7. Idem. Título VIII. Ley XXIV

8. Idem. Título VIII. Ley XXXXIV

9. Idem. Título IX. Ley I

10. Idem. Título IX. Ley II

11. Idem. Título IX. Ley III

12. Idem. Título IX. Ley IIII

13. Idem. Título IX. Ley VIII

14. Idem. Título IX. Ley L

15. Idem. Título IX. Ley X

16. Idem. Título VIII. Ley XV

17. Idem. Título IX. Ley XXXVII

18. Idem. Título VIII. Ley XXXVIII

19. Idem. Título VIII. Ley XII

20. Idem. Título VIII. Ley IX

21. Idem. Título VIII. Ley XIV

22. Idem. Título VIII. Ley XIII


23. Idem. Título VIII. Ley XVI

24. Idem. Título VIII. Ley XVII

25. Idem. Título IX. Ley XXII

26. Idem. Título VIII. Ley XX

27. Idem. Título VIII. Ley XVIII

28. Idem. Título VIII. Ley XXII

29. Idem. Título VIII. Ley XXI

30. Idem. Título VIII. Ley XXXI.

31. Idem. Título VIII. Ley XXX

32. Idem. Título VIII. Ley XXXV

33. Idem. Título VIII. Ley XXXVI

34. Idem. Título VIII. Ley XXXXVI

35. Idem. Título VIII. Ley XXXXV

36. Idem. Título VIII. Ley XXXXVII

37. Idem. Título VIII. Ley XXXXVIII

38. Idem. Título VIII. Ley XXXXIX

39. Idem. Título VIII. Ley L


40. Idem. Título IX. Ley VI

41. Idem. Título IX. Ley XII

42. Idem. Título IX. Ley XIII

43. Idem. Título IX. Ley XVI

44. Idem. Título IX. Ley XVII

45. Idem. Título IX. Ley XIII

46. Idem. Título IX. Ley XIX

47. Idem. Título IX. Ley XX

48. Idem. Título IX. Ley XXI

49. Idem. Título IX. Ley XXII

50. Idem. Título IX. Ley XI

51. Idem. Título IX. Ley XIIII

52. Idem. Título IX. Ley XXV

53. Idem. Título IX. Ley XXVII

54. Idem. Título IX. Ley V

55. Idem. Título IX. Ley XV

56. Idem. Título IX. Ley XXXIIII


57. Idem. Título XI. Ley I

58. Idem. Título XI. Ley II

59. Idem. Título XI. Ley III

60. Idem. Título XI. Ley IIII

61. Idem. Título XI. Ley V

62. Idem. Título XI. Ley VI

63. Idem. Título XI. Ley XIII

64. Idem. Título XI. Ley XVI

65. Idem, Libro VI. Titulo XIX. Ley I

66. Idem. Libro VI. Titulo XIX. Ley II

67. Idem. Libro VI. Titulo XIX. Ley III

68. Idem. Libro VI. Titulo XIX. Ley II

69. Véase Cedulario Indiano, Estudio e Índices por Alfonso García Gallo. ECH.
Madrid, 1945. p. 10-11
Facsímile de un titulo de encomienda otorgado por Francisco de Montejo, a
Antonio de Vergara. Yucatán, 7 de mayo de 1544.

42
En el libro VI de la Recopilación de las Leyes de Indias, España diseño una
legislación que en teoría protegía y defendía al indígena americano. La
realidad del oro y la plata, pronto demostraron lo impracticable de tan
bondadosos propósitos.

43
Folio de las Ordenanzas reales sobre los indios 1512-1513. Fueron las
primeras leyes que tenían como objetivo el cuidado y protección de los indios
en contra de los abusos de la encomienda. Archivo Sinmancas, (España)
Patronato. Legajo 174. Ramo I.

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