Sei sulla pagina 1di 4

Tocqueville: Democracia vs Religión

Alexis de Tocqueville fue un parisino nacido de la nobleza, emprendió un viaje


a los Estados Unidos evitando los problemas de la Revolución Francesa de 1830, en
su extenso viaje de casi un año bajo su idea de estudiar el sistema penal
Americano, logró un avance aún mayor logrando una obra filosófica y social capaz
de determinar los puntos débiles como fuertes de los Estados Unidos; Además de
lograr determinar que para una buena democracia se necesitaba siempre una base
moral, base que se encuentra inmersa dentro de la religión.

Llama la atención en el texto que siendo Tocqueville un magistrado, titulado en


Derecho y no creyente, hable sobre la importancia de la religión frente a la forma
de gobernar y su gran importancia para la libertad del hombre. El Autor nos invita
a reflexionar sobre el futuro de la sociedad si su base moral no es reforzada en
conjunto a la proporción de la política, es decir, que ambos deben crecer en justa
medida; Ya que para él la religión no es algo que es superada por el progreso, sino
un rasgo distintivo de la naturaleza humana.

“La religión fuerza al hombre a la acción y da libertad a su inteligencia, al


disminuir su dependencia de las ideas generales de la mayoría” 1; Para Tocqueville
reducir la fe a algo meramente sentimental o personal, haciéndola ajena al mundo
real sino que algo meramente místico o mágico, sería una opción muy llamativa
para que el hombre se encerrara en si mismo más fácilmente, haciendo que este
pretenda resolver de forma autónoma las dificultades. Ese hombre piensa que todo
es explicable en este mundo, un individualismo pernicioso, es decir, un
individualismo dañino, que frente a su necesidad de ser racional termina en un
hombre sin racionalidad, propenso a obedecer las opiniones de la mayoría
tomándolas como validas debido a su ausencia de una base que le dicte las normas
morales y éticas, y que según nuestro autor, marcaria la llegada de un nuevo
despotismo. Si nos ponemos frente a esta problemática se puede desprender la
necesidad de la fe frente a la libertad del hombre, “Los incrédulos de Europa
persiguen a los cristianos como enemigos políticos más que como adversarios
religiosos” 2, es decir, la fe es odiada como una opinión de un partido político que

1
Alexis de Tocqueville
2
L'Ancien Régime et la Révolution, A. Tocqueville
como lo que verdaderamente es: una creencia. Tomando este pensamiento
podemos llegar a un acuerdo de que la relación entre fe y libertad está
estrechamente ligada al hecho de la libertad de pensamiento que esta creencia
otorga a las masas, para no dejarse llevar por la opinión de los grandes líderes y de
la sociedad en general, donde si no tenemos una creencia definida y solo nos
centramos en el individualismo podemos caer en una paradoja de creer saber todo
siendo que es el otro el que te entrega ese saber, y no uno.

Pero en este punto nos topamos con un pequeño obstáculo para unir la
obediencia de la fe con la libertad y las diversas ideas políticas; “Por él hemos
recibido la gracia del apostolado, destinado a promover la obediencia de la fe, para
que su nombre sea alabado entre todos los gentiles” 3 si nos basamos en este y en
otros versículos de la biblia podemos concluir que las ideologías no son la
respuesta al hombre para su libertad autentica porque el ser humano es más que
unas cuantas ideas. Seleccionar páginas del Evangelio según conveniencias
tampoco nos ayuda a vivir el valor humanizador de la fe.

La fe tiene una dimensión social y una mirada que no permite privatizaciones


sociales o humanas de ningún tipo. “Andar en la verdad”, decía santa Teresa de
Jesús. Cuando no es reconocido el poder y el juicio de Dios, el ser humano pierde
los criterios por los cuales trabaja por la tierra, el hombre finalmente no trabaja
bien por la tierra. Y es que, al no conocer a Dios, no nos conocemos, no sabemos
quiénes somos. Y el desconocimiento de uno mismo provoca grandes
barbaridades. ¿Buscas libertad? Pues te aseguro que la obediencia a Dios es
libertad, porque es la verdad,“Obedecer en la fe es someterse libremente a la palabra
escuchada, porque su verdad está garantizada por Dios, la Verdad misma” 4 es la luz
que te ilumina el camino, que te entrega los criterios para poder discernir entre el
bien y el mal, por eso la Iglesia tiene la tarea de promover esta obediencia de la fe
mediante la gracia del apostolado; tiene que seguir prestando ese gran servicio a la
Humanidad y a los pueblos que se hicieron grandes cuando tuvieron conciencia
clara de cómo y dónde se alcanza la libertad y cómo se genera unidad y comunión
entre los pueblos. La Iglesia y todos los cristianos tenemos una tarea
extraordinaria: devolver la confianza en Dios a todos los que decimos creer en Él e
invitar a quienes no creen a creer, haciéndolo con amor y con misericordia.

3
Rm 1,5 , Biblia de Jerusalén
4
Catecismo de la Iglesia Católica, Cap. III , N° 144
Ahora bien, existe la paradoja entre religión y democracia, una dura crítica
entre si se deben mezclar, juntar o simplemente separar una de otra, dando una
respuesta Salomónica de “Al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios 5”.
Pero si avanzamos en el camino que define la democracia y la religión no podemos
tropezarnos con la idea de que se puede simplemente “Privatizar la fe”, es decir,
allá ellos con sus creencias que nosotros nos arreglamos con la política. Utilizar eso
como base de las democracias, se pone en dificultad a la hora de definir los
derechos y las cuestiones fundamentales sean definidas finalmente de una manera
arbitraria, exaltando la libertad como un absoluto sin ningún límite, acabando
finalmente en un relativismo. A su vez esto convierte a la ley, de una protectora de
la vida y la sociedad, en una fuerza que la destruye.

Los papeles del gobierno y la Iglesia son claramente diferentes. No obstante es


necesario que los líderes de la Iglesia hablen sobre ciertos temas en los que se vea
que la moralidad pública está entre la espada y la pared, pero hay muchos otros
temas en los que la opinión de las autoridades eclesiásticas no debe entrar en los
detalles del debate político. Es importante tener en mente que aunque los católicos
pueden reconocer que no todas las actividades inmorales son ilegales, no se sigue
de ahí que todas las actividades legales sean morales.

Una aportación valiosa que la Iglesia y los creyentes pueden hacer al estado es
proporcionar una fuente de valores. Los intentos de privatizar la creencia religiosa
se justifican en un intento de mantener la neutralidad en la arena pública. Sin
embargo, esta no es una neutralidad real, sino una forma de silenciar a los
oponentes e imponer un punto de vista laico y específico.

Frente a estos ataques se debe dejar en claro que muchos de los


planteamientos éticos y morales del cristianismo se basan no solo en la verdad
revelada, sino también en las verdades de la ley natural, que son aceptables por
todos sin importar su religión.

En una democracia, la religión puede jugar un papel vital a través de su


influencia sobre la familia y la vida diaria. El cristianismo también sirve como
contrapeso a los excesos de una cultura de derecho que con demasiada frecuencia
olvida que también tenemos deberes.

5
Mateo 22, 21

Potrebbero piacerti anche