LIBRO

El nuevo libro de
Ricardo Capponi
representa una muy
oportuna reflexión acerca
de uno de los tópicos
que más tensionan al ser
humano: la búsqueda
de la felicidad.
Este texto, junto a su
fundamento científico,
cuenta con el respaldo de
los más de cuarenta años
de experiencia clínica
que tiene su autor.

ste libro que Mensaje presenta

©©Monica Molina / Extraída de www.ricardocapponi.com

a sus lectores es una muy bue-

na noticia para las personas
interesadas en la salud mental
y el tema de la felicidad. En primer lugar,
porque el autor es un connotado psiquia-
tra con más de cuarenta años de trabajo
clínico, que pone su experiencia al servicio
de los lectores. En segundo lugar, porque
se trata de un texto científico, en el mejor
sentido de la palabra, esto es, respaldado
por la literatura de las disciplinas de la sa-
lud mental y de la experiencia terapéutica.
Para fundamentar el tema de la felicidad,

Felicidad
Ricardo Capponi desarrolla una completa
teoría de la mente que, en diálogo profundo
con la psicología moderna y las neurocien-
cias, bien puede ser catalogada de original.

sólida
Sebastián Kaufmann | Vicerrector de Integración, U. Alberto Hurtado
En la primera parte del libro se trata
el problema del placer (los placeres: la
fuente de la felicidad); en la segunda, se
habla de «la experiencia, el crisol de la
felicidad»; en la tercera, de la dimensión
temporal de la felicidad («el placer del
presente, del pasado y del futuro»); en la

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cuarta, de los vínculos («zona del encuentro: espacio de la feli-
cidad»); y en la quinta parte, sobre la «felicidad en la sociedad».
Un librero desprevenido no dudará tal vez en ubicar este
voluminoso libro de más de quinientas páginas en la sección
de autoayuda. Un lector desatento, al mismo tiempo, esperará
encontrar en él una receta para ser feliz.
El librero habrá errado en su clasificación y el lector se verá
decepcionado, pues con lo que aquí nos encontramos es con un
texto que va en contra de la tendencia actual de escribir receta-
rios para la felicidad. En ese sentido, se aleja radicalmente de lo
que se llama «la industria de la felicidad».
Así, nos encontramos con un libro basto, perfectamente com-
prensible para no especialistas, que recomiendo leer tanto por
su claridad, su pedagogía y su profundidad, y que marca una
diferencia radical en la manera en que la psicología mayorita-
riamente viene abordando el tema de la felicidad.
A continuación, quisiera presentar algunos de sus elementos
clave y cómo nos puede ayudar a orientar algunos de los aspec-
tos importantes de la cultura actual, tales como la crianza y el
hedonismo.
EL PLACER Y LA FELICIDAD
La teoría de la felicidad de Capponi está anclada en los placeres.
Esto no es raro, desde el momento que, como dice Damasio
(citado por el libro), «los sentimientos de dolor y placer son los
cimientos de la mente». En ese sentido, podemos decir que se
entiende a la felicidad como el bienestar emocional causado por
la predominancia de emociones placenteras.
Sin embargo, está lejos de ser una teoría de la felicidad hedo-
nista, pues el genuino concepto de felicidad no alude a cualquier
placer, sino especialmente al de los placeres psíquicos.
Esto último debe sostenerse sin despreciar la importancia de
lo que el libro llama «los placeres esenciales», es decir, aque-
llos que compartimos con el resto de los animales. Estos son el
placer sensorial que se experimenta cuando satisfacemos nues-
tras necesidades corporales básicas, tales como la nutrición o el
sexo; es decir, los que por su naturaleza nos procuran «bienes
básicos». También entre los placeres esenciales encontramos
los de confort, que apuntan a placeres asociados a comodida-
des necesarias para la subsistencia, tales como el transporte, la
vivienda, espacios seguros, etc. Finalmente, están los placeres
de pertenencia, que tienen que ver con nuestra necesidad de
sentirnos aceptados y admirados.
Todos estos placeres, como su nombre lo indica, son esen-
ciales para ser feliz. Pero, si bien son condición necesaria, de
ninguna manera son condición suficiente. Capponi muestra con
detalle cómo una vez satisfechos en cierta medida son incapaces
de dar más de sí, de manera que centrarnos excesivamente en
ellos puede crear adicciones e impedir el crecimiento mental.
Los placeres más importantes son los placeres psíquicos, que
dicen relación, entre otras cosas, con la capacidad de elaborar
las emociones negativas y superar los desafíos.
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Felicidad Sólida
Ricardo Capponi
Chan editorial, Santiago,
2019, 584 páginas.
LA CAPACIDAD DE ELABORACIÓN
Capponi plantea una antropología del ser humano como la de un
ser que enfrenta desafíos y recibe placer en la medida en que es
capaz de resolverlos. La felicidad tendrá entonces que ver con
el disponer de suficientes recursos mentales para elaborar las
principales emociones negativas. Tal capacidad de elaboración
está relacionada con los procesos de supresión y replanteamiento:
gracias a la supresión, logramos bajar la intensidad de las emocio-
nes negativas que nos impiden pensar y, gracias al replanteamien-
to, somos capaces de dar un nuevo sentido a dichas emociones.
Como resultado de ambos procesos, se produce un crecimiento
mental pues se hace posible mejorar la capacidad para enfrentar
los desafíos y las emociones negativas.
La felicidad, obviamente, no consiste en una mera elaboración
de emociones negativas, pero dicha elaboración permite, junto
con otros factores, que aflore la emoción positiva por excelen-
cia, la alegría. Como afirma Capponi, tan «solo la alegría es una
emoción positiva, esto es, placentera. Se gatilla cuando el sujeto
cumple alguna expectativa que se había planteado, satisface una
necesidad, un deseo. La alegría, por un lado, llama a repetir la
experiencia; y, por otro, incrementa la capacidad para disfrutar
de los placeres, genera actitudes positivas y afectuosas, mejora
los procesos cognitivos y genera mayores competencias» (93).
La capacidad de elaboración de las emociones se fortalece fun-
damentalmente en lo que Capponi llama «la zona del encuentro»,
es decir, a través de los vínculos. Aquí destaca cuatro dinámicas
que están indisolublemente ligadas al encuentro: la generosidad,
la agresión, el conocer y la estética.
Hay muchísimos otros aspectos del libro que valdría la pena
comentar, tales como los aspectos constitutivos de los placeres
psíquicos, desarrollados magistralmente en la segunda y tercera
parte de esta publicación. Invitamos al lector a profundizar en
dichos aspectos.
LA CRIANZA Y EL HEDONISMO
Este libro es un paso muy significativo para instalar la idea de que
la felicidad no es un asunto oscuro, sino que tiene componentes
manejables y medibles, que nos pueden orientar en aspectos
esenciales de la vida y en las políticas públicas. Quisiera concen-
trarme aquí en dos dimensiones que este texto puede orientar:
la crianza y la cultura hedonista.
Si estamos de acuerdo con las tesis presentes en este libro,
podemos concluir que una vida fácil y satisfecha no es necesaria-
mente lo mejor que les puede pasar a nuestros hijos e hijas. Una
niña no será más feliz si ha tenido una infancia sin problemas. Al
contrario, podemos pensar que una infancia excesivamente pro-
tegida no le dará los necesarios recursos mentales para enfrentar
las emociones negativas y los desafíos que la vida le presentará.
Pero lo contrario, una infancia demasiado conflictuada y con
muchas causas de estrés, tampoco permitirá un adecuado cre-
cimiento mental, pues este se produce precisamente a partir
de la experiencia de ser capaz de enfrentar exitosamente las
emociones negativas.
En todo caso, en ambas hipótesis —tanto en una infancia
demasiado fácil como en una demasiado difícil—, lo que parece
clave es la contención de los padres y de las personas signifi-
cativas que permitan hacer el proceso de elaboración de las
emociones negativas, tanto en su fase de supresión como en la
de replanteamiento.
Esto solo es posible si acogemos a nuestros hijos, si pasa-
mos tiempos con ellos, si desarrollamos vínculos cercanos, si
reconocemos sus emociones y les ayudamos a nombrarlas. Pero
para ello tenemos que ser padres con recursos emocionales y
disponibles. Pero muchas veces creemos que darles herramien-
tas consiste solo en enviarlos a los mejores colegios y tener la
mayor cantidad de bienes materiales. El libro de Capponi nos da
suficiente evidencia de que ello no vale la pena, si ese esfuerzo
nos hace vivir estresados y no disponibles para quienes confor-
man nuestro núcleo familiar.
Así, a partir de esta lectura, podemos afirmar que la mejor
herencia que podemos dejar a nuestros hijos, además de una
cantidad razonable de oportunidades, es entregarles herramien-
tas emocionales para enfrentar las emociones negativas, que ne-
cesariamente vendrán. Se trata de enseñarles a no temer a estas
y a desarrollar vínculos que les ayuden a elaborarlas, partiendo
por los propios vínculos que nosotros construimos con ellos.
Una segunda posible aplicación de lo que señalan estas pá-
ginas tiene que ver con un tema abundantemente desarrollado
en ellas: el hedonismo. Los placeres esenciales sensoriales, de
confort y de pertenencia son importantes y atractivos. En mu-
chos casos, son fáciles de conseguir (especialmente, los sen-
soriales) y producen un grado muy importante de satisfacción.
Entonces, parece difícil argumentar en contra de la actitud de
rendirnos ante ellos. Pero, como señala Capponi, hay razones
sustentadas en muy buena evidencia científica que muestran
que la vivencia indiscriminada de dichos placeres irá creando,
en nosotros, frustraciones y adicciones y, lo más importante, nos
impedirá gozar de los placeres psíquicos, los que se generan —en
parte importante— cuando somos capaces de poner límites a la
satisfacción de los placeres esenciales.
•
Podemos afirmar que la mejor herencia
que podemos dejar a nuestros hijos,
además de una cantidad razonable de
oportunidades, es entregarles herramientas
emocionales para enfrentar las emociones
negativas que necesariamente vendrán.
•
De esa manera, Capponi nos ofrece sólidos argumentos en
contra del hedonismo, argumentos que, al no provenir de un
discurso moralista ni de un prejuicio victoriano, sino más bien
de la evidencia de las ciencias y de la práctica terapéutica, nos
pueden ayudar a evitar la tentación hedonista, y también a for-
talecer nuestra decisión de desarrollar recursos mentales para
acceder a niveles de satisfacción más ricos y sofisticados.
CONCLUSIÓN: UNA FELICIDAD TRABAJADA
En resumen, Capponi nos ofrece una felicidad no fácil, pero só-
lida. Contrariamente a quienes pregonan que debiéramos bus-
car un estado zen de plenitud, la idea de la felicidad que se nos
ofrece en este libro es una felicidad trabajada y, muchas veces,
trabajosa.
El ser humano se enfrenta cada día a distintos desafíos que
gatillan emociones negativas. Solo podemos sortearlos y ser
resilientes si desarrollamos recursos mentales. Pero estos solo
se logran con un intenso trabajo emocional en nosotros mismos
y en el encuentro con otros. Este trabajo emocional significa
abrazar las tensiones y no huir de las emociones que nos hacen
sufrir, sino enfrentarlas y elaborarlas, aprender de ellas y crecer.
La felicidad, así, no es un camino fácil. No podía ser de otra
manera, pues bien sabemos que la vida está plagada de desafíos.
Pero la buena noticia que nos trae este libro es que con un ade-
cuado trabajo podemos ir caminando a niveles importantes de
satisfacción emocional, la que se logra en la medida en que nos
vamos sintiendo más capaces de enfrentar los desafíos diarios.
Como resultando, vamos desarrollando sentimientos crecientes
de alegría, paz y serenidad. Estos sentimientos son perfecta-
mente compatibles con emociones negativas que nos alertan y
movilizan, pero que se pueden elaborar adecuadamente.
Esta idea de la felicidad en muchos sentidos es contracultural,
en la medida en que los mensajes que solemos recibir tienen
que ver con evitar emociones negativas, o con la negación, o
con la distracción y el abuso de psicofármacos y la búsqueda de
placeres intensos para no enfrentar el dolor psíquico. Este libro,
así, es un llamado a dejar la pereza emocional y el facilismo, y a
desarrollar recursos mentales que nos ayuden a enfrentar con
eficacia los desafíos que nos pone la vida, a construir vínculos
nutritivos y experiencias satisfactorias. MSJ
Julio — MENSAJE 55