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EDITORIAL MUNDO HISPANO

© 2007
OCUPATE
EN

ENSEÑAR

CREA RIDENOUR

CASA BAUTISTA DE PUBLICACIONES


Contenido
Prólogo
1. Las Bases de la Enseñanza
2. Los Principios de la Enseñanza
3. El Maestro Cristiano
4. Los Propósitos al Enseñar
5. Métodos de Enseñanza
6. Métodos de Enseñanza (continuación)
7. El Uso de la Biblia en la Enseñanza
8. El Plan de Enseñanza
9. Probando los Resultados
OCUPATE EN ENSEÑAR

Prólogo
El apóstol Pablo, al escribir al joven Timoteo, su hijo espiritual, le aconsejó:
“Ocúpate en la lectura, la exhortación y la enseñanza. No descuides del
don que hay en tí” (1 Tim. 4:13, 14).
La pedagogía, o sea el estudio de los principios de enseñanza, es un campo
amplio, el cual no es posible tratar en su totalidad en la poca extensión de este
estudio. Las páginas que siguen se proponen presentar un manual breve que
pueda ayudar al maestro cristiano a “ocuparse de la enseñanza” de una manera
eficaz; reconociéndose como instrumento en las manos de Dios al enseñar,
interesándose por hacer este trabajo diligentemente, como “obrero aprobado
que no tiene de qué avergonzarse”.
Las ideas expuestas han salido de muchas fuentes. En lo posible las he
anotado, pero siendo que estos capítulos son el resultado de muchos años de
estudios, de lectura, de conferencias pedagógicas preparadas para las clases del
Seminario Bautista Teológico Internacional de Cali, Colombia, para
campamentos y estudios para laicos de las iglesias, me es imposible averiguar
en algunos casos cuáles ideas son propias, cuáles adaptadas, y cuáles
‘prestadas’. Si en algún caso he infringido los derechos de otra persona, no ha
sido por intención.
Es mi deseo al presentar estos temas que sean de ayuda práctica al obrero
cristiano que desea servir a Dios enseñando a sus semejantes.
Crea Ridenour
Cali, Colombia
Capítulo 1. — Las Bases De La Enseñanza
Al poner las bases para el estudio de la enseñanza cristiana, es necesario
considerar la importancia del trabajo del maestro, el significado de la
enseñanza, los propósitos generales del maestro cristiano, y al alumno mismo.

A. La importancia del trabajo del maestro.


1. Jesús dio importancia a la enseñanza. Era generalmente reconocido como
maestro. Los términos “Maestro” o “Rabí” aparecen sesenta y seis veces en los
Evangelios, aplicados a Jesucristo, pero nunca le llaman “predicador”. La
Escritura se refiere a él enseñando cuarenta y cinco veces y once veces
predicando. A veces los dos términos aparecen juntos. Los seguidores de
Cristo fueron llamados “discípulos”, que significa “alumnos”. f1Observemos:
“Este (Nicodemo) vino a Jesús de noche y le dijo, Rabí (Maestro),
sabemos que has venido de Dios como maestro …” (Juan. 3: 2)
“Y salió Jesús y vio una gran multitud, y tuvo compasión de ellos, … y
comenzó a enseñarles …” (Mar. 6:34)
“Les enseñaba como quien tiene autoridad …” (Mat. 7:29)
“Por tanto, id, y haced discípulos …enseñándoles que guarden todas las
cosas que os he mandado; y he aquí, yo estoy con vosotros todos los
días …” (Mat. 28:19, 20)
Buscamos en Jesús la inspiración, el motivo de acción, los principios y los
métodos que producirán un resultado espiritual, al enseñar en la iglesia.
2. La enseñanza de Jesús produjo un resultado espiritual. Jesús era oriundo de
una provincia insignificante, miembro de una raza despreciada, era hombre sin
instrucción superior y seguido por discípulos sin letras. El demandó de sus
discípulos una negación de sus propios deseos, una entrega incondicional de su
alma y vida. El movimiento cristiano parecía tener poca esperanza de superar.
Pero la religión cristiana no era asunto de aceptar preceptos y obediencia
externa a una norma fijada por los líderes religiosos; era asunto de experiencia,
de cambio de vida. Ni el imperio romano ni las artimañas de Satanás podrían
prevalecer en su contra. Jesús enseñó, y las actividades de sus seguidores
cambiaron; sus costumbres cambiaron; sus vidas fueron transformadas y
sometidas a la voluntad de Dios. Es este resultado que el maestro cristiano
quiere producir hoy en día.f2
3. El trabajo del maestro es importante en la misión de la iglesia.
“El maestro de la escuela dominical… es segundo solamente al predicador. Su
comisión es directamente de Dios, y su utilidad es reconocida por la iglesia
…”
Y a unos puso Dios en la iglesia; primeramente apóstoles, luego profetas
(pastores, predicadores), lo tercero maestros …
“El maestro frente a los bancos es próximo al hombre en el púlpito … Enseñar
es una obra de gran responsabilidad …”f3
El buen predicador será también buen maestro; el buen maestro tendrá muchas
de las cualidades de un predicador.

B. El significado de la enseñanza.

1. Definiciones inaceptables:
a. Definición “embudo”
la enseñanza es traspasar o transmitir un cuerpo de conocimientos de la mente
del maestro a la del alumno.

b. Definición “Adiestramiento”
la enseñanza es entrenar al alumno para que siga ciertos ritos, reglas, hábitos,
o que desarrolle ciertas cualidades de carácter.

c. Definición “Preparación”
la enseñanza es preparar al alumno para acontecimientos futuros.

2. Definición aceptable: Transformación y desarrollo.


La enseñanza cristiana es la comunicación de la experiencia de salvación en
Jesucristo de tal manera que la vida misma del alumno se transforma, y llega a
desarrollarse, enriquecerse y perfeccionarse mediante su relación cambiada
con Dios en Cristo.
Esta definición incluye las ideas de enseñar los hechos de la vida de Cristo,
enseñar las cualidades de carácter y costumbres aceptables al cristiano,
preparar al alumno para servir a Dios, pero señala que es el cambio total o
transformación que hace posible lo demás.
C. Los propósitos generales de la enseñanza.
El maestro encontrará muchas listas de propósitos al enseñar, pero todos
quedan reunidos en la lista que sigue, basada en la Gran Comisión de
Jesucristo: Mat. 28:19-20.
Ensanche — “Por tanto, id…” El maestro tiene que encontrar al alumno,
ponerlo en contacto con el mensaje de salvación, enseñarle los hechos bíblicos,
antes de poder ganarle. Es necesario salir a buscarlo.
Evangelismo “Haced discípulos, bautizándoles …” El maestro se propone
llevar al alumno a aceptar a Cristo como su Salvador personal, y después
identificarse con la iglesia.
Enseñanza “Enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado …”
El ganar al alumno para Cristo es solamente el primer paso hacia la vida
abundante y fructífera en Cristo. El maestro se propone enseñar al alumno los
mandamientos de Cristo, establecerle en la fe y en la vida cristiana, o sea
enseñarle las normas bíblicas de doctrina y de conducta.
Edificación “He aquí estoy con vosotros todos los días hasta el fin del
mundo…” El maestro se propone darle al alumno bases de crecimiento como
cristiano, llevarle a un testimonio fiel en todo aspecto de su vida.
Esto incluirá instrucción en:
1. La adoración — para que el alumno pueda rendir un culto digno en
comunión diaria personal con Dios, y también un culto gozoso público “no
dejando de reunirse como algunos tienen por costumbre”, participando con
inteligencia en la adoración a Dios.
2. El carácter cristiano — para que el alumno reconozca el señorío de Dios en
todo aspecto de su vida, desarrollando las cualidades cristianas de carácter
convincente ante el mundo. “Hacedlo todo en el nombre del Señor.”
3. El servicio cristiano — para que el alumno llegue a ser mayordomo fiel de
vida y bienes, aun cuando no llamado a un servicio especial, comprendiendo
que gana la vida por su trabajo cotidiano, pero que su trabajo principal es el
de servir a Dios y a la humanidad por amor a Cristo, en el lugar donde esté.

D. El alumno a quien se enseña


El alumno a quien se enseña es o un individuo necesitado de Dios, o un
creyente en desarrollo, prosiguiendo el blanco de la perfección en Cristo Jesús.
Nunca se enseña una lección; se debe enseñar al alumno, procurando suplir sus
necesidades espirituales por medio de la lección presentada.
1. La personalidad del alumno, o sea su naturaleza íntima, es resultado de una
combinación de tres factores;
a. La herencia. La apariencia física, la inteligencia o presteza mental, y otras
características no pueden ser completamente controladas pues son herencia de
los progenitores y antepasados.
b. El medio ambiente. El ser humano abarca el total de sus experiencias, aun
las que acontecieron antes de una memoria consciente. Su hogar, la vecindad,
el colegio, el trabajo, los familiares, amigos y conocidos, las normas sociales,
la religión, todos afectan su personalidad.
c. La fuerza de voluntad, el “libre albedrío”. El ser humano puede tener la
herencia en su contra y un medio ambiente desfavorable pero salir avante; al
contrario, puede tener todo en su favor, y fracasar en la vida. El factor
determinante es la fuerza de voluntad, que le permite escoger su propio
camino. Es el factor que le permite llegar a ser hijo espiritual de Dios al
aceptar a Cristo como Salvador.

2. Cada alumno es un individuo completamente distinto de todos los demás. Se


diferencia de otras personas en edad, apariencia, gustos, capacidad innata,
intereses, experiencias, necesidades, condición de vida, necesidad espiritual.
Es posible dar una enseñanza adecuada teniendo en cuenta a los alumnos como
individuos, y no como un “grupo” o una “clase”.
Capítulo 2. — Los Principios De Enseñanza
El mundo natural está gobernado por leyes de causa y efecto. Sembramos una
semilla esperando que nazca una planta, que lleve flor o fruto. Abordamos un
avión esperando que los principios usados en la confección de la máquina
permitan que vuele y nos lleve a nuestro destino. Cuidamos del niño, lo
alimentamos, lo enseñamos, esperando que crezca a ser persona adulta capaz
de llevar su propia vida. La enseñanza también funciona por medio de
principios que seguidos permiten un aprendizaje eficaz.
Al enseñar, el maestro llega a ser colaborador de Dios, y puede contar con su
ayuda y su guía en la tarea propuesta, pero tiene que darse cuenta de los
principios por los cuales Dios dispuso que el hombre aprendiera, y seguirlos al
enseñar. Es verdad que la Biblia, la Palabra de Dios, es el texto, pero es la
responsabilidad del maestro preparar el terreno y cultivar la Palabra sembrada.

A. Evidencias de fallas en la enseñanza


en nuestras escuelas dominicales.

1. Una falta de conocimiento bíblico.


Muchas veces quedamos atónitos al tener evidencias de que nuestros alumnos
no comprenden alguna referencia que hacemos a un hecho bíblico común, aun
cuando hayan asistido algunos años a la escuela dominical. Por lo general,
aunque los alumnos tienen nociones de historia y doctrina bíblica, falta un
conocimiento completo y ordenado del trato de Dios con los hombres y de las
doctrinas grandes de la fe.

2. La poca comprensión de la aplicación de las verdades


bíblicas a la vida diaria.
Muchos de nuestros alumnos tienen la idea de que al asistir a la escuela
dominical y al culto del domingo, ya han cumplido sus “deberes religiosos”, y
que no tendrán necesidad de la “religión” hasta otro domingo. Hay un divorcio
entre lo enseñado y lo practicado, aun en la vida de muchos maestros.
Aprenden “no mentirás”, pero envían al niño a la puerta para decir: “No está”.
Aprenden “amarás a tu prójimo”, pero niegan ayuda material y espiritual al
vecino. Aprenden “el diezmo es del Señor”, pero diezman lo que les queda al
cubrir los gastos de la casa. Y así por el estilo.
3. La aceptación de la “teoría de religión” — religión verbal.
Nos escandalizamos al darnos cuenta que algún creyente ha dejado su
profesión de fe en Cristo como Señor de su alma y vida, y ha vuelto a su vida
anterior. La transformación de corazón y mente, produciendo un cambio
exterior de vida, no ha acontecido en realidad en su vida. Ha aceptado la
“teoría de religión”, dicho las palabras correctas, sin que afecten su ser
interior.

B. Los principios de enseñanza, según


Gregory: Los Siete Leyes de Enseñanza.f4

1. La Ley del Maestro — Conocimiento


Conozca completa y familiarmente los hechos de la lección que ha de enseñar.
Enséñela de una mente llena de informaciones e ideas y con una completa
comprensión del asunto bajo estudio.
El buen maestro habrá estado estudiando la lección durante toda la semana,
meditando sus enseñanzas, buscando materiales auxiliares como ilustraciones
y explicaciones, escogiendo el procedimiento que seguirá en el período de la
clase, adaptando la lección a su situación y a las necesidades de sus alumnos.

2. La Ley del Discípulo — Interés


Gane y retenga la atención y el interés de los alumnos desde el principio de la
clase. Es contraproducente procurar enseñar sin conseguir atención. El buen
maestro hará relación entre lo enseñado y los intereses y necesidades del
alumno. Usará métodos visuales, un cuadro, un dibujo, el tablero, un mapa.
Procurará la participación y actividad de los alumnos en el período de
enseñanza. En lo posible quitará las causas de distracción, como la
incomodidad, estorbos de personas entrando y saliendo, desórdenes y cosas
semejantes.

3. La Ley del Idioma — Lenguaje claro


Use palabras que sean comprendidas por los alumnos en el mismo sentido en
que el maestro las usa, un lenguaje claro y vivido para ambos. Personas del
medio ambiente y fondo de experiencia católicos, no entienden ciertas palabras
religiosas que usamos de la misma manera en que las entendería un
evangélico. Por ejemplo: “santo” puede significar uno reconocido por la
Iglesia como santo, o puede significar uno salvado por fe en Cristo;
“ordenanza” puede significar los “sacramentos” de la Iglesia, al contrario de la
creencia evangélica; “Salvación por gracia” puede significar por la gracia
ganada por buenas obras y participación en los sacramentos de la Iglesia, o una
fe personal en Cristo, la gracia conferida por Dios al creyente, y así por el
estilo.
Muchas veces se usan términos que los alumnos no entienden, como la
santificación y la regeneración, o términos bíblicos que no les significan nada
como Faraón, los fariseos, los escribas, una fiesta de los judíos. Cualquier
término que podría ser mal interpretado o que los alumnos ignoran, tiene que
ser bien explicado.

4. La Ley de la Lección — Lo nuevo por lo conocido


Comience con lo que es bien conocido al alumno que tiene relación con el
asunto a tratar. Sus experiencias, sus intereses, y sus conocimientos formarán
la base para el aprendizaje de la lección. Lo nuevo se enseña por pasos
graduales, sencilios, fáciles, naturales, yendo de lo conocido hacia lo
desconocido.

5. La Ley del Proceso de Enseñanza — Participación


Estimule la mente del alumno. Hágalo participar mentalmente en la
presentación y desarrollo de la lección. Por regla general, no se debe decir o
relatar al alumno lo que él puede descubrir por sí mismo por medio del
procedimiento en la clase. Hay que hacerle preguntas, proveerle actividades,
asegurar su interés y actividad. El alumno debe pensar en un tema de estudio,
investigar en la Santa Biblia lo que allí dice en cuanto al tema, poner en
práctica en la vida diaria las enseñanzas que encuentra. Esto lo coloca en la
posición de un “descubridor”.

6. La Ley del Proceso de Aprendizaje — Reproducción


Procure que el alumno reproduzca en su propia mente la lección enseñada. El
libro, Las Siete Leyes de la Enseñanza,f5 explica que hay cinco pasos en el
aprendizaje:
a. Aprender de memoria, poder reproducir lo que está en el libro, o lo que
dice el maestro.
b. Comprender, saber de qué trata la lección, su enseñanza principal.
c. Poder expresar en sus propias palabras lo que significa esta enseñanza.
d. Poder explicar las razones por qué ha llegado a cierta conclusión respecto
al asunto bajo estudio.
e. Aplicar los conocimientos a su propia vida y conducta, procurando poner
en práctica los principios desarrollados en la lección.

7. La Ley de la Revista y la Aplicación — Repaso y Respuesta


en Conducta
La prueba de la enseñanza es el poder recordar lo enseñado, y la voluntad y
acción de ponerlo en práctica. El maestro bueno repasa una y otra vez las
lecciones ya enseñadas, relacionándolas entre sí, y procurando ayudar al
alumno a encontrar medios de llevarlas a la práctica.

C. Los principios del aprendizaje.

1. Contigüidad.
El alumno tiene que estar expuesto a la enseñanza antes de poder aprender.
Puede aprender por la lectura, por experimentos o experiencias en que
participa, o guiado por el maestro, pero si no tiene contacto con un agente de
enseñanza, no aprenderá. Debe de asistir con fidelidad.

2. Disposición.
El alumno tiene que sentir interés, estar dispuesto a aprender, antes de que su
mente acepte o aprenda alguna enseñanza. No puede haber aprendizaje contra
la voluntad de la persona que la recibe, sino enseñanza negativa. El interés y la
disposición de aprender, por lo ordinario es el resultado de una necesidad que
siente el alumno.

3. Efecto.
Al participar, el alumno aprende. Cuando tiene experiencias agradables en
relación con lo enseñado, el alumno quiere volver a experimentarlas, pero si
las experiencias relacionadas con ello son desagradables, estará reacio. Por
ejemplo, al estudiar la mayordomía de bienes, si el alumno recibe gozo y
bendición al comprender que está compartiendo en suplir las necesidades de la
obra de Cristo en su iglesia, su ciudad, su nación, ofrendará con gozo y
generosidad; pero si tiene la idea que la iglesia está desperdiciando el dinero
ofrendado, o que en realidad dar su ofrenda no es necesario, ofrendará con
mezquindad.

4. Repetición o Uso.
Cuanto más se repite cierta enseñanza de distintas maneras y en distintas
ocasiones, cuanto mejor se recuerda. El desarrollo de actitudes y hábitos
cristianos es resultado de la repetición constante de la enseñanza. “El océano
se compone de gotitas de agua; la tierra se compone de granitos de arena.”

5. Nivel.
La enseñanza tiene que estar al nivel del alumno antes de poder éste aprender.
No se enseña igual al universitario y al analfabeto; al niño y al adulto; al
campesino y al hombre de la ciudad. Hay que tener en cuenta su nivel y fondo
de experiencia. Otra vez, el alumno aprende lo nuevo en relación con lo
conocido.

6. Identificación.
El aprendizaje se fortalece cuando hay una identificación, o simpatía, entre
maestro v alumno. “Amor con amor se paga”. El maestro enseña tanto por su
ejemplo, por su interés por el alumno, por su actitud, como por sus palabras.
La enseñanza verbal, no respaldada con amor y simpatía, en fin sin
identificación, fracasa.

D. La Dinámica de la enseñanza.f6
La buena enseñanza no consiste de técnica y métodos. Tiene factores
dinámicos que van más allá de éstos. Son los factores dentro de la situación
que producen acción, reacción e interacción.

1. Factores que tienen que ver con el maestro.


a. Su actitud para con el alumno. ¿Lo respeta? ¿Tiene interés por el alumno
mismo, o sólo por el contenido de la lección que enseña? ¿Tiene una relación
personal con su alumno?
b. Su actitud hacia la materia que enseña. ¿La considera aburrida, algo que es
deber enseñar? ¿Tiene una experiencia cristiana contagiosa que quiere
compartir? El perdón, la fe, el testimonio ¿le son términos teológicos, o
principios de la vida? Los cristianos del primer siglo eran poderosos porque
enseñaban lo que habían experimentado.
c. Su actitud hacia la enseñanza misma. ¿Qué considera que es la misión del
maestro? ¿Es un dictador? ¿Es un sabelotodo? ¿Aprecia las ideas y los
intereses de los alumnos?
d. La personalidad del maestro. El puede ser cristiano, de carácter moral
elevado, puede tener conocimientos bíblicos, y usar buena técnica de
enseñanza, pero si su personalidad es antipática a sus alumnos, el aprendizaje
será difícil. Algunas cualidades personales que atraen a los alumnos son: la
cultura, una disposición alegre, un sentimiento de amor y amistad, confianza
en sí, convicciones cristianas firmes, una vida que respalda lo enseñado,
tolerancia de ideas ajenas, un arreglo personal limpio y atractivo.

2. Factores que tienen que ver con el alumno.


a. El concepto que tiene el alumno de su propia persona. ¿Quién soy yo?
¿Valgo la pena? ¿Qué propósitos tengo en la vida? Algunos alumnos no
tienen propósitos en la vida, y tienen un concepto muy bajo de su propia
persona, lo cual es contraproducente en materias docentes. Al contrario, uno
que tiene un concepto orgulloso y alto de sí mismo, puede pensar que no
necesita ser enseñado.
b. La actitud del alumno hacia el grupo. ¿Qué puesto piensa él que ocupa
dentro del grupo? ¿Tiene confianza en sus relaciones sociales? ¿Se siente
aceptado o rechazado por el grupo? ¿A quiénes admira? ¿Cuáles son las
normas de este grupo? ¿Se siente parte de la clase?
c. La actitud del alumno hacia el maestro. Asuntos muy triviales influyen en
su relación con el maestro: edad, sexo, apariencia, personalidad. Si no respeta
o no tiene buen concepto del maestro, no aprenderá.
d. La actitud del alumno hacia el aprendizaje mismo. ¿Quiere saber,
aprender, o no le importa? ¿Quiere mejorarse? ¿Qué conoce del área de
estudio? ¿Considera lo estudiado como algo que no tiene relación con la vida,
o algo que le afecta personalmente?

3. Factores que tienen que ver con la situación de aprendizaje.


a. La atmósfera de la clase. ¿Hay compañerismo y libertad de expresión?
¿Hay democracia? ¿Se respeta a cada alumno y al maestro? ¿Participan los
alumnos en las actividades de la clase?
b. La situación física. ¿Hay limpieza completa en el aula? ¿Hay asientos,
tablero y otros equipos que se necesitan? ¿Hay espacio y ventilación?
c. El número de alumnos en la clase. El tamaño de la clase y el espacio
disponible afectarán el deseo de los alumnos de participar en la discusión de
la lección, los métodos que usa el maestro al enseñar la lección, la relación
personal entre maestro y alumnos, y la eficiencia misma de la enseñanza.

4. El factor de la presencia de Dios cuando se expone su


Palabra.
Este factor es más importante que cualquiera, porque el Espíritu Santo, al obrar
por medio del maestro produce el resultado. La función del Espíritu Santo,
según Juan. 14:25, 26 y 16:12, 13 es:
a. Redargüir del pecado. El maestro presenta la enseñanza bíblica; el Espíritu
Santo obra en el corazón.
b. Iluminar al cristiano, darle comprensión de sus deberes y privilegios y
guiarle en su vida diaria.
Capítulo 3. — El Maestro Cristiano
El maestro es la persona de quien, por medio de quien, y con quien aprenden
los alumnos. El maestro cristiano es uno que ha recibido por la fe a Jesucristo
como Salvador, y se empeña en compartir de una manera convincente lo que
ha experimentado.

A. La función del maestro cristiano.

1. Es guía, líder, de su clase.


No es un dictador que permite solamente sus propias ideas, ni un “colador” sin
sabor — sin convicciones propias. Trabaja con la clase hacia propósitos tales
como conocimientos bíblicos, encuentros personales con Cristo, esfuerzo hacia
el crecimiento cristiano.

2. Es alumno.
El maestro mismo debe estudiar constantemente en oración, procurando
nuevos conocimientos, nuevas comprensiones del mensaje de Dios.

3. Es una personalidad cristiana en desarrollo.


Tiene la actitud del apóstol Pablo al decir:
“No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por
ver si logro asir aquello para lo cual fui… asido por Cristo Jesús.”f7
La verdad tiene que salir no solo de los labios del maestro, sino de su
personalidad, lo que es, y de sus acciones, lo que hace.
“He aquí la diferencia entre maestros: el evangelio es el tema del uno; el
evangelio es la razón del otro.”

B. La personalidad del maestro.

1. Los factores de la personalidad del maestro.


a. Físicos
El buen maestro se empeñará por tener buena presentación; tener hasta lo
posible buena salud; estar descansado; tener energía y vigor; usar una voz
agradable ante la clase.
b. Mentales
El buen maestro tendrá interés constante en mejorar sus conocimientos, en
saber los acontecimientos en el mundo actual y la situación de sus alumnos;
procurará pensar lógicamente y juzgar bien, sin prejuicios; podrá decidir, no
será vacilante; siempre mirará hacia el futuro, haciendo planes, proyectando
actividades.

c. Sociales
El buen maestro será optimista: “Dios sí está obrando en el mundo”; tendrá
simpatía y cultura; será paciente y tolerante; será entusiasta; más que todo será
sincero, y digno de confianza.

d. Morales
El buen maestro tendrá una vida moral intachable, presentará ante otras
personas normas morales altas; será leal a su iglesia; tendrá un sentido de
dignidad propia y de justicia.

e. Espirituales
El buen maestro habrá hecho una entrega completa de su corazón y vida a
Dios, y tendrá el concepto de que su trabajo como maestro es una misión
divina. Tendrá una comprensión de la realidad, presencia y guía de Dios en su
vida diaria. Estará convencido de que Cristo es la única esperanza de la
humanidad, y deseoso de que otros encuentren el camino de salvación. Amará
a Dios, y amará a sus alumnos. Orará sin cesar. Tendrá disposición de trabajar,
de dar de su tiempo y esfuerzos, sin esperar recompensa ni reconocimientos.
Tendrá convicciones bíblicas y doctrinales firmes. Se esforzará por crecer
constantemente como cristiano.

2. Medios de mejorar la personalidad.f8


a. Anímese por razón de los buenos elementos de su personalidad; úselos.
b. Clame a Dios en oración por sus deficiencias. El ha prometido: Pedid y se
os dará; buscad, y hallaréis; llamad y se os abrirá.
c. Busque en la Palabra de Dios los pasajes que tienen que ver con sus
deficiencias, y estudíelos con cuidado.
d. Mediante la disciplina y la práctica, esfuércese para vencer sus debilidades.
Póngase un programa de control propio para la causa de Cristo.
e. No se desaliente. Siempre mire hacia Cristo: “Bástate mi gracia.”
“He aquí estoy con vosotros.” “Mi potencia en la flaqueza se perfecciona.”
“Mientras pasa el tiempo, Cristo se manifestará por medio de su personalidad,
haciéndole un testigo y maestro radiante, capaz y eficaz.”

C. El maestro como estudiante de la Biblia

1. La Biblia, el texto.
La Biblia es el texto del maestro cristiano, la base de todo lo que enseña, única
en su inspiración, propósito y poder. Otros libros le serán valiosos en su
estudio y comprensión de la geografía de las tierras bíblicas, la historia y
costumbres de los pueblos de la Biblia; las grandes doctrinas bíblicas, y como
fuente de ideas e inspiración, pero éstos son auxiliares, ayudas en su
preparación para la tarea de la enseñanza. No sólo tendrá el maestro un amor
reverente a la Biblia y la usará, sino que procurará que sus alumnos la amen y
la usen. Hará lo posible por poner en práctica sus enseñanzas.

2. La Biblia, fuente de doctrina.


El buen maestro conocerá las grandes doctrinas de la salvación y de la vida
cristiana. Algunos dirán: “no me interesa la teología”. Pero todo maestro
enseña teología — doctrina — aun cuando no intenta hacerlo. Sus alumnos
recibirán de sus ideas expresadas y de sus actos mucho de lo que creen y
practican como doctrina. Es importante que el maestro sepa lo que cree, que
base sus creencias en sólidos hechos bíblicos, que aprenda a dar cuenta de su
fe ante el mundo.

3. El estudio de la Biblia. Cada maestro debe llevar a cabo dos


tipos de estudio bíblico.
a. Estudio general
con el fin de ampliar sus conocimientos básicos de la Biblia. Se sugiere los
siguientes medios:
1) Vistazo general: leer consecutivamente los libros de la Biblia.
Si se lee cinco capítulos cada domingo, y tres cada día de la semana,
terminará de leer toda la Biblia en un año.
2) Estudio de libros individuales: leerlos varias veces, estudiar libros que los
comenten, hacer un bosquejo, estudiar los versículos más importantes,
subrayar los versículos que le llaman la atención.
3) Estudio de temas bíblicos: Dios, la Trinidad, el Espíritu Santo, la
santificación, la salvación, etcétera. Una concordancia o índice de temas
además de libros de doctrina, ayudarán a la investigación.
4) Estudio de personajes bíblicos: leer todo lo que hay en la Biblia que se
refiere al personaje escogido y biografías que dan el fondo histórico.

b. Estudio especial
con el fin de preparar a fondo una lección particular.
1) Estudiar la lección diariamente, empezando por lo menos una semana antes
de enseñar; leyendo la lección completa en la Biblia una y otra vez;
estudiando también citas bíblicas afines.
2) Estudiar la lección, usando auxiliares, como las revistas para maestros,
comentarios y diccionarios bíblicos, la concordancia de la Biblia, la iglesia
puede ayudar a sus maestros proporcionando una biblioteca de libros útiles
para sus maestros.
3) Estudiar la lección, buscando ilustraciones, anécdotas, ayudas visuales que
vienen al caso. De la riqueza de conocimiento y materiales se escoge lo que se
usará en la hora de clase.
4) Meditar y orar, durante toda la semana, pidiendo de Dios dirección y poder
espiritual al enseñar.
El cuerpo, para recibir alimento material, lo mastica, lo digiere, lo asimila,
recibiendo de ello fuerza con que vivir. El alma, para recibir alimento
espiritual, lo estudia, lo medita, lo asimila, recibiendo de ello poder para
disfrutar del poder y riqueza de Dios.

D. El Maestro como estudiante de sus alumnos.


El maestro no puede enseñar una clase hasta no conocer a los miembros de la
clase; no puede decidir los propósitos de su enseñanza ni sus métodos. Debe
saber:
Las características de los alumnos del grupo que enseña, la naturaleza y
necesidades de personas en esta época de la vida; sus capacidades; sus
intereses, su fondo de experiencia; su nivel de educación; sus ideas; sus
problemas. Los libros departamentales y el libro general: “El Discípulo de la
Escuela Dominical”,f9 dan buenas indicaciones.
E. Otros medios de capacitación del maestro.
1. El Curso Unificado de Estudios,f10 patrocinado por la Casa Bautista de
Publicaciones, un plan organizado de la capacitación de líderes en las iglesias.
Los cursos pertenecen a once categorías: Administración, los Departamentos,
La Biblia, Doctrina, la Iglesia, Pedagogía, Evangelismo, Misiones,
Mayordomía, La Vida Cristiana, y Estudios Especiales. La persona interesada
puede capacitarse, ganando un diploma y sellos que reconocen el estudio, de
dos maneras:
a. En clases, estudiando un mínimo de cuatro horas y aprobando el examen.
b. Particular, leyendo el libro, y escribiendo un resumen de cada capítulo o
contestando las preguntas del cuestionario del libro.
2. La reunión de maestros, mensual o semanal. En la reunión de maestros, se
puede tratar de planes y proyectos, fallas y puntos fuertes de la obra, pero
también se puede dar una serie de estudios respecto a metodología o
pedagogía, demostraciones de presentación de las lecciones, u otros temas
útiles en la preparación del maestro.
3. Los organismos de la iglesia. El maestro de escuela dominical debe
participar en lo posible en los programas y actividades de otros organismos de
la iglesia, como la Unión de Preparación, las Sociedades Femenil o Varonil.
Además del provecho de conocimientos que adquieren en ellas, y las
oportunidades que ofrecen de poner en práctica lo que enseña y conocer mejor
a sus alumnos, al participar, pone buen ejemplo a sus alumnos y los anima a
tomar parte.
4. Los Cursos de Laicos o de Extensión organizados por los seminarios o
institutos teológicos, o por el Departamento de Educación Cristiana de la
convención nacional. En general, son para líderes laicos sobresalientes o para
personas que dan promesa de liderato futuro.
Capítulo 4. — Los Propósitos Al Enseñar
Una falla que arruina mucho esfuerzo es proceder a la actividad sin tener bien
definido el propósito deseado. En la fábula de la hormiga y el grillo, el grillo
pasó el tiempo gozando de la vida, gastando sus energías en actividades
agradables sin propósito. La hormiga trabajó diligentemente hacia un fin
determinado, alcanzando su propósito de almacenar comida mientras hubo
oportunidad. El grillo cosechó las consecuencias: murió como resultado de su
propia falta de propósito. La hormiga obtuvo resultados en términos de lo que
había resuelto cumplir.
El maestro cristiano necesita un propósito, un blanco, una meta, bien claro y
definido, antes de planear el procedimiento en su clase, antes de ponerse ante
la clase para enseñar. Sin un propósito está batiendo el aire. La enseñanza
misma no es su blanco, es solamente el medio que se usa para llegar al blanco.
Al enseñar, el maestro cristiano tiene el propósito general de producir cambios,
transformación y desarrollo en la vida espiritual y diaria de sus alumnos, al
someterse ellos al dominio de Cristo.

A. La función de los propósitos en la enseñanza.


1. Dirigen el pensamiento y la actividad del maestro, mientras hace
preparativos para enseñar.
2. Guían al maestro en la selección de las verdades que enseñará en una
lección dada, y de los métodos y materiales que usará.
3. Dan continuidad al proceso de enseñanza.
4. Inspiran confianza y cooperación de parte de los miembros de la clase. Les
ayudan a comprender y recordar la enseñanza que han recibido. Les dan
satisfacción al estar conscientes de que están aprendiendo.
5. Proporcionan una base firme para evaluar los resultados de la enseñanza.
6. Inspiran a los maestros, dándoles satisfacción y bendición al comprender
que han llegado a la meta propuesta. “Nada es tan maravilloso como el éxito.”

B. La relación de propósitos.
Los propósitos generales, discutidos en el Capítulo I, son la base de toda
enseñanza cristiana, pues tratan del motivo por el cual enseñamos:
Ensanche Encontrar al alumno.
Evangelismo Ganarle para Cristo.
Enseñanza Darle bases de doctrina y práctica cristianas.
Edificación Ayudarle a crecer en adoración, carácter y servicio.
El maestro tendrá en cuenta la siguiente división de propósitos:

1. El propósito trimestral.
Las lecciones de cada tres meses tratan de un tema central, y están orientadas
hacia un propósito general. Cada lección del trimestre tiene alguna relación
con este propósito. Ejemplo:

Tema — La Biblia y la Vida Devocional.


Propósito Trimestral — Ayudar al alumno a descubrir en la Biblia las fuentes
necesarias para la alimentación de la vida devocional, personal o corporativa.

2. El propósito de unidad.
Dentro del tema y propósito trimestral, hay sub-temas y propósitos llamados
unidades, o sea, conjuntos de lecciones que giran alrededor de una idea que se
expone por un tiempo más corto, pero que tiene relación con el propósito
trimestral. Ejemplo:

Tema: La Biblia y la Vida Devocional.


Unidad 1: (3 lecciones) — Propósito: tratar de definir la vida devocional e
introducir dos de las más importantes maneras de tener comunión con Dios, la
lectura bíblica y la oración.
Unidad 2: (3 lecciones) — Propósito: estudiar tres problemas que encuentran
solución en la vida devocional: la seguridad, la verdadera fe y la dirección de
Dios.
Unidad 3: (3 lecciones) — Propósito: entender cómo expresar la devoción
por medio de la alabanza, la confesión y el perdón.
Unidad 4: (2 lecciones) — Propósito: estudiar la devoción en grupo: la
congregación y familia.
Unidad 5: (2 lecciones) — Propósito: sugerir los resultados de la vida
devocional: testimonio y servicio.
El maestro puede pensar en las lecciones como separadas entre sí:
      
O puede comprender y enseñar su relación entre sí, para que cada una añada un
ladrillo al muro de aprendizaje. En tal caso, el alumno recordará el punto
principal o propósito de cada lección, pero comprenderá que todos tienen
relación con la unidad y con el tema del trimestre.

Se ve claramente que el alumno, al faltar a alguna clase, queda con un hueco


en su conocimiento del tema bajo estudio.

3. El propósito de la lección específica, el estudio de una cita


bíblica relacionada con los propósitos trimestrales y de
unidad.
Ejemplo:
El autor del libro Pedagogía Fructífera explica que los propósitos pueden ser
concretados bajo tres encabezamientos mayores:
a. Para enseñar conocimiento.
b. Para buscar inspiración.
c. Para conseguir una respuesta en conducta.f11
Hay varios propósitos que se podría proponer alcanzar con cualquier lección.
Las necesidades de los alumnos mismos serán el factor determinante. Ejemplo:

Tema Trimestral: La Biblia y la Vida Devocional.


Unidad: 2 Propósito: estudiar tres problemas que encuentran solución en la
vida devocional: la seguridad, la verdadera fe, y la dirección de Dios.
Lección 2: Descubriendo la verdadera fe. Job. 23: 1-4, 16, 17; 42: 1-6.
Propósito de conocimiento — Que mis alumnos aprendan que una fe que
constantemente crece resulta de un encuentro personal con Dios.
Propósito de inspiración — Que mis alumnos tengan un concepto de lo que es
la fe verdadera y que traten de desarrollarla en su propia vida.
Propósito de respuesta en conducta — Que mis alumnos reconozcan la
necesidad de la fe y entrega a una vida espiritual profunda, y que en esta
semana empiecen a desarrollarla por medio de un período devocional personal
diario planeado.
Los propósitos mencionados van en orden ascendente. Se puede mencionar
todos en el curso de una lección, pero no es posible hacer impacto en cada uno.
Hay que escoger un propósito y encaminar todos los elementos de la lección
hacia su cumplimiento. Si procura poner énfasis en todos los posibles
propósitos y enseñanzas en una clase, el efecto se disipa en las muchas ideas
presentadas.

C. Procedimiento práctico para determinar


los propósitos específicos.
1. Información ¿Qué quiero que mis alumnos recuerden? Debe ser más que
un conocimiento de hechos. Debe llegar a ser una interpretación de hechos.
Juan. 5:39.
2. Inspiración ¿Qué quiero que mis alumnos sientan al terminar la lección?
El conocimiento no tiene poder sin ser tocado por las emociones. Las
emociones motivan la decisión que es resultado del conocimiento.
Juan. 20:21, 22.
3. Determinación ¿Qué deben escoger mis alumnos? Información e
inspiración fracasan si no hay una determinación de actuar. La fuerza de
voluntad determina la conducta. Juan. 7:17.
4. Aplicación ¿Qué quiero que hagan mis alumnos? La determinación no
lleva fruto hasta que se lleva al campo de la acción. El asunto serio enseñar el
principio y no llevar al alumno hasta el campo de la práctica. Luc. 6:46;
Mat. 7:24-27.
5. Consagración ¿Cuáles elementos de carácter debe el alumno procurar
desarrollar por medio de mi enseñanza? Hay dos tipos de personas aquellas
cuya mayor preocupación es su propia persona, y otras cuya mayor
preocupación es Cristo y su obra. En la consagración la persona se entrega
para el uso de Dios. 2 Cor. 5:17, 21.

D. Valores de los propósitos claros.


1. El maestro selecciona mejor sus materiales, sabiendo los puntos que ha de
recalcar.
2. Relaciona lo enseñado con lo que el alumno ya sabe, dándole bases para el
aprendizaje. La relación entre las lecciones de una unidad produce un efecto
cumulativo, aumentando constantemente los conocimientos y los resultados
de las lecciones.
3. Relaciona mejor la lección con la vida del alumno.
4. Inspira confianza y cooperación. Los alumnos están conscientes que están
aprendiendo algo permanente, algo que vale la pena.
5. Evoca la vida cristiana heroica. La actitud no debe ser “No importa’’, sino
“Sí importa; es lo más importante en la vida.
“El maestro que tiene propósito firme puede inspirar a su clase.
“El maestro sin propósito al enseñar es como la mariposa, volando de idea en
idea sin producir un efecto duradero. El maestro con propósito definido al
enseñar es como la abeja, recogiendo la miel de la Palabra y refinándola hasta
que pueda alimentar y cambiar la vida del alumno.”
Capítulo 5. — Metodos De Enseñanza
EL POR QUE enseñamos tiene que ver con nuestro propósito al enseñar. LO QUE
enseñamos tiene que ver con el tema y las materias comprendidos dentro de la
cita de la lección. EL COMO enseñamos tiene que ver con los métodos de
enseñanza que usamos. Los métodos son lo menos importante de estos tres
factores; puede haber enseñanza sin usar buenos métodos, pero los buenos
métodos hacen posible un aprendizaje óptimo.
Cristo, aun cuando no gozó de las invenciones modernas al enseñar, puso en
práctica los buenos métodos que usan hoy en día los maestros peritos. Es el
maestro ejemplar. Toda su enseñanza tuvo en cuenta al alumno; se basó en el
aprendizaje por la experiencia.

A. Aprendizaje por experiencia directa.


El alumno aprende mejor cuando la enseñanza tiene en cuenta una
combinación de los sentidos, usa una presentación multisensoria. La
participación de parte del alumno aumenta la eficacia de la enseñanza.
La experiencia directa implica el uso de actividades en que el alumno
participa, acción directa, proyectos que ponen en práctica lo enseñado. Es
posible contar al alumno que nunca ha visto una manzana cómo es una
manzana, usando solamente el sentido del oído — redonda, rojiza, jugosa,
sabrosa — pero al llevar a la clase una manzana, el alumno experimenta la
manzana, la ve, la toca, huele su aroma delicioso, la saborea, en fin, aprende lo
que es en verdad una manzana.

B. Aprendizaje por experiencia indirecta.


En la experiencia indirecta, el alumno aprende por medio del uso de la
imaginación, la razón, y por la iluminación de la revelación. Puede incluir
experiencias ilusorias, en que el alumno participa de manera vicaria por medio
de la imaginación. Es posible poner entre bastidores una escena de la vida
actual, una dramatización de un acontecimiento real, en que el alumno imagina
a sí mismo en una situación idéntica. Por ejemplo, se puede poner en escena
por palabras o acción alguna parte de la parábola del hijo pródigo: representar
a un joven voluntarioso del día actual, gastando sus bienes en placeres,
abandonado de sus amigos al acabársele el dinero, recibido con gozo por el
padre y con recelo por el hermano industrioso. El alumno se identifica con los
personajes, está listo a discutir los acontecimientos de la historia. El trabajo del
maestro es dirigir la discusión y llevar la clase a conclusiones dignas.
La experiencia indirecta puede ser también una representación de la vida actual
una descripción vivida de un acontecimiento relacionado a la lección, ayudas
visuales, láminas o vistas fijas.
La experiencia indirecta involucra ideas abstractas, palabras que llevan al
alumno a entendimiento y revelaciones: la lectura, oír una conferencia,
participar en la adoración y la meditación. Al participar, usando la mente y el
raciocinio, el alumno se siente directamente relacionado con la idea expresada,
y la experiencia indirecta se vuelve experiencia directa. Por ejemplo, uno lee
de la oración, oye explicada la oración como el medio de contacto directo con
Dios, escucha testimonios de oraciones contestadas, lee u oye las oraciones
bellas; pero hasta que él mismo ora y establece contacto directo con Dios de
esta manera, no comprende lo que es en verdad la oración.
“El número de las experiencias directas que son necesarias para el aprendizaje
disminuye en proporción al aumento de éstas y con la eficacia de las
experiencias previas del alumno, las experiencias directas permiten que las
palabras y otros símbolos adquieran significado para que él aprenda.”f12

C. Métodos generales.
Todo método de enseñanza cae en una de las siguientes categorías:
1. Deductivo, en que se enseña primero el principio, y después lo aplica a los
hechos.
2. Inductivo, en que se explica o experimenta primero varios hechos, y
después saca de ellos conclusiones. La conclusión a que se llega tiene que
estar de acuerdo con los principios de la Santa Biblia.
Tomamos como ejemplo la enseñanza bíblica de “Mi Dios pues, suplirá todo
lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.” Es posible
leer primero la cita, explicando su significado y después aplicándolo por medio
de un ejemplo bíblico o testimonios, o es posible usar primero ejemplos
bíblicos y testimonios modernos del cuidado de Dios en asunto espiritual y
material, y sacar de ellos el principio de que Dios es capaz y dispuesto a
ayudarnos al acercarnos a él.

D. Métodos específicos.f13
La probabilidad es que ningún método se use solo, si no sea el de la
conferencia. Por lo ordinario, el buen maestro usa una combinación de varios
métodos en su período de clase. La variedad aumenta el interés, permite
repasar la enseñanza principal una y otra vez, incrementa el efecto total de la
enseñanza.
Ningún método es bueno, si llega a ser asunto de rutina. El maestro tiene en
cuenta, al elegir los métodos que usa, su propósito al enseñar la lección del día,
sus propias capacidades, el nivel y capacidad de sus alumnos, el número de
personas de que se compone la clase, el tiempo disponible, y las facilidades de
que dispone el lugar de reunión.

1. La Conferencia
La conferencia en términos generales es el método de enseñanza en que el
maestro relata, resume y explica la lección del día, sin desear, pedir o permitir
la participación de sus alumnos. Es el método más comúnmente usado, aun
cuando es tal vez el método más difícil de usar bien. Es muy fácil hablar treinta
minutos de algún tema, pero es muy difícil conservar el interés y actividad
mental del alumno durante todo el tiempo. Cristo en ciertas ocasiones usó el
método de conferencia; la más conocida es el “Sermón del monte”, en
Mateo 5, 6, y 7.

a. Jesús usó el método de la conferencia:


1) Para suplir las necesidades de las cuales estaban conscientes sus oyentes.
Mat. 9:14-17; Luc. 11: 1-13; Hech. 1: 6-8.
2) Para dar un repaso completo de alguna enseñanza: Mat. 5: 1 a 7:29;
Mat. 10: 1-42.
3) Para llevar a una conclusión deseada y definir conceptos que había
desarrollado por otros métodos: Mat. 15:10-20; 18: 1-14.
4) Para hablar con autoridad: Mat. 24: 3 a 25: 6.

b. Sus ventajas
1) Permite la presentación de los temas de una manera ordenada y sistemática,
incluyendo mucha información en el período de clase.
2) El maestro controla el rumbo de la enseñanza y puede llevar la lección
hacia el propósito que haya escogido para el día.
3) Ahorra tiempo. El maestro puede “cubrir la lección” sin que comentarios
de miembros de la clase le distraigan le desvíen.
4) El maestro tiene control completo, puede usar de su propia personalidad. El
individuo dinámico, que por su misma fuerza personal mueve las emociones,
muchas veces puede llevar a los alumnos hacia las determinaciones deseadas.
5) Es el método más aconsejable para grupos grandes, aun cuando en este
caso es más valiosa una combinación con otros métodos.
c. Sus desventajas
1) Por lo ordinario no estimula esfuerzo ni pensamiento creativo. La
participación de la clase es mínima o ninguna. Es muy fácil que los miembros
escuchen sin aprender, o aparenten escuchar mientras la mente divaga.
2) No hay intercambio de pensamiento entre maestro y alumno. No es posible
saber si los alumnos prestan verdadera atención, si comprenden lo enseñado,
si tienen preguntas que hacer, ni si quieren contribuir alguna idea a la clase.
3) El maestro lleva la responsabilidad completa; el alumno es pasivo.
4) Es menester que el maestro tenga una pericia para hablar en público que
muchos maestros no han desarrollado. Tiene que poder explicar la lección de
manera eficaz, presentarla de tal modo que produzca un resultado duradero y
valioso en términos de vidas cambiadas.

2. La Historia
La historia es útil para poner bases a la enseñanza, sugerir soluciones a
problemas que se presentan en el curso de la discusión de la lección, interesar a
los alumnos en el tema de discusión, explicar alguna idea nublada o confusa.
Puede formar el cuerpo mismo de la lección o puede ser solamente una
ilustración, un ejemplo, una experiencia.

a. Jesús usó el método de la Historia:


1) Para estimular al pensamiento de las personas con quienes hablaba, para
que resolviera sus propios problemas; Luc. 10:29-37.
2) Para aplicar a la vida una enseñanza general: Luc. 18: 1-8.
3) Para estimular a sus oyentes a la actividad mental, a hacer preguntas, y
llevarle a otra enseñanza más avanzada y profunda que se base en la primera:
Mat. 13:24-30 y 36-43.
4) Para enseñar alguna verdad que no hubiera sido escuchada de otra manera.
Mat. 13:10-17.

b. Sus ventajas:
1) Tiene relación con la vida actual, diaria, y por eso interesa al oyente. Usa el
principio de percepción, relacionando lo enseñado a las experiencias del
alumno,
2) Lleva su propio mensaje: explica, da ejemplo, persuade, pone énfasis en lo
enseñado.
3) Da placer y satisfacción al oyente. A todo el mundo le interesa la buena
historia.
4) El oyente recuerda la historia, y al traerla a la mente, recuerda también la
enseñanza relacionada.
5) La historia puede usarse con todas las edades. Con las clases infantiles y
juveniles puede formar el cuerpo de la enseñanza; con los jóvenes y adultos la
base o ilustración para una enseñanza más avanzada.

c. Sus desventajas:
1) A veces el maestro cambia o amplía la historia, quitando de ella el
beneficio de la veracidad.
2) Es posible contar una historia que interese al grupo pero que no tiene
relación ni contribuye al desarrollo de la lección.
3) Puede usarse para ganar la atención del grupo, sin tener valor educativo.

d. Fuentes de historias e ilustraciones.


La vida familiar, el trabajo, los acontecimientos sociales, la vida nacional, las
experiencias personales, los eventos del día, la naturaleza, las revistas, libros
de ilustraciones, todos son buenas fuentes de ilustraciones. El buen maestro
estará constantemente pendiente de ilustraciones que podrían serle útil en la
enseñanza.

e. Sugerencias de cómo contar historias.


Al contar una historia, el maestro debe tener en mente los detalles de ella,
procurando despertar la imaginación del alumno hasta que pueda ver en su
propia imaginación los eventos y la situación. Debe ser contada de manera
dramática, llegar a un clímax y terminar rápidamente, sin extenderse en la
moraleja. La historia bien contada habla por sí misma.
Capítulo 6. — Metodos De Enseñanza
(Continuacion)

D. Métodos específicos.

3. Preguntas Y Respuestas
Las preguntas son la fuente de participación por la clase en una discusión
general, método que lleva mucho fruto si está bien dirigido.

a. Jesús usó preguntas con estos fines:


1) Para probar el entendimiento de sus oyentes: Mat. 16:13, Luc. 10:26,
Luc. 24:19.
2) Para comenzar o introducir una lección: Mat. 16:13-15.
3) Para estimular el pensamiento de sus oyentes: Mat. 11: 7-9; 12:11, 12.
4) Para probar los motivos de sus oyentes: Mat. 9: 4, 5, 19:17.
5) Para llevar a una decisión a sus oyentes: Luc. 9:20, Juan. 21:15-17.

b. Sus ventajas
1) Las preguntas no son en sí enseñanza, sino preparan el camino para la
enseñanza, revelan la comprensión del alumno.
2) Son específicas, van al corazón del asunto sin desviación.
3) Responsabilizan al alumno; el aprende mejor los hechos de la lección si
comprende que más tarde habrá preguntas en cuanto a ellos.
4) Promueven la investigación, motivan un estudio más concienzudo y
detallado, produciendo más pensamiento y participación de parte del alumno.

c. Sus desventajas
1) Pueden llegar a ser rutinarias, pidiendo en vez de pensamiento solamente el
asentimiento de parte del alumno.
2) Por lo ordinario, no resuelven problemas actuales; solamente son un guía
en la consideración de un problema.

d. Tipos de preguntas.
1) Las preguntas relacionadas con hechos se usan para obtener información o
llevar adelante una discusión. Son el “fondo” sobre el cual se edifica el
aprendizaje. Estas preguntas pueden definir: “¿Qué es el Sermón del monte?”;
pueden especificar: “¿En qué capítulos de la Biblia se encuentra?”; pueden
contestar las preguntas ¿Qué, Quién, Dónde, Cuándo, A quién dirigió Cristo su
sermón?; pueden clasificar: “¿Cuáles de los Diez Mandamientos interpreta?”;
pueden dar repaso a lo enseñado.
2) Algunas preguntas se usan para estimular el pensamiento, buscar opiniones,
ayudar la comprensión, clarificar ideas, retas a los alumnos, predecir las
consecuencias de una acción. Por ejemplo: ¿Por qué pronunció Jesús el
Sermón del monte?; ¿Cuáles son las verdades básicas que expresó?; ¿En qué
manera cambió el sentido de los Mandamientos?; Si usted oyera por primera
vez el Sermón del monte, ¿qué sabría del cristianismo?
3) Otras preguntas sirven de “gatillo” para impulsar interés en un tema o
provocar discusión y estudio. Por ejemplo: “¿es siempre cristiana una persona
que sigue las enseñanzas morales del Sermón del monte?”

Cómo mejorar las preguntas usadas.


No tenga miedo de las preguntas de parte de la clase. Si ha estudiado pero se
presenta una pregunta que no puede contestar, diga: “No lo consideré, y al
momento no puedo contestar, pero investigaremos el asunto.” Y hágalo.
1) Planee las preguntas antes de usarlas; escriba las que son más importantes
o provocadoras.
2) Use preguntas claras y breves, no complicadas. Por lo ordinario la pregunta
que puede ser contestada Sí o No no es valiosa.
3) Al preguntar, incluya a toda la clase. No permita que un alumno
monopolice la discusión.
4) Si los alumnos no responden, puede ser que no sepan la respuesta, que no
han seguido el curso de la presentación, o que tengan miedo de la burla si
contestan mal.

4. Discusión
La discusión por regla general comprende varios métodos. Se distingue en que
el maestro sirve de estimulador y guía, mientras toda la clase investiga,
participa en la discusión y procura llegar a una conclusión, resolver un
problema, o decidir qué curso de acción conviene seguir. Es una búsqueda
cooperativa y guiada de alguna verdad.
a. Jesús usó el método de la discusión:
1) Para llevar a algún interesado a nuevos conceptos, como en el caso de
Nicodemo y la mujer samaritana en Juan 3 y 4.
2) Para preparar a un grupo a participar en alguna actividad, Juan. 6: 5-8.

b. El papel del maestro.


El maestro es la persona clave. Tiene que conocer personalmente a las
personas que enseña, conocer a fondo el tema que enseña, poder controlarse,
tener tacto al tratar con su clase, ser justo con las personas que no están
conformes con su punto de vista. El maestro tiene estas responsabilidades al
guiar una discusión:
1) Planear la discusión, escoger el rumbo en que quiere guiarla.
2) Presentar el tema bajo discusión al grupo, dándole la información esencial
que necesitan, y mostrando la importancia del tema al mismo grupo.
3) Guiar la discusión, encaminándola para evitar pérdidas de tiempo,
contribuyendo a la discusión, pero no dominándola, clarificando, dando
información, evitando que alguna persona monopolice la situación,
concluyendo con un resumen de la discusión y las conclusiones.

c. Sus ventajas
1) Permite la participación y el desarrollo de los miembros de la clase.
2) Enseña a la clase a estudiar e investigar: utiliza sus experiencias como base
del aprendizaje.

d. Sus desventajas
1) Permite la expresión de prejuicios de parte de los miembros de la clase, a
veces hiriendo a algunos.
2) Puede desviarse, y llegar a una conclusión no deseada o errónea.

e. Factores que dan valor a la discusión.


Para que la discusión tenga valor, tiene que ser un problema genuino el que se
discute, uno que tenga relación con el grupo — “¿Qué debemos hacer …?” …
“¿Cómo debemos hacerlo?” Los miembros necesitan libertad de expresión, una
disposición de exponer sus opiniones y escuchar las de los demás aun cuando
estén en desacuerdo, con respeto mutuo.
La mesa redonda, en que una o varias personas discuten varios aspectos de la
cuestión presentada, y el testimonio, en que una o más personas cuentan su
experiencia personal en relación con el tema bajo consideración, son
variaciones útiles de este método.

5. Proyecto
Un proyecto es un experimento. Es “aprender por hacer”, es llevar al campo de
la acción lo enseñado. Por lo ordinario es una actividad en que participa toda la
clase, individualmente o en grupo. Puede ser breve, una sola actividad, o puede
durar un tiempo largo. Para tener éxito, tiene que proceder de los deseos de los
alumnos: no puede ser impuesto. Muchas veces es un resultado de una lección
con propósito de respuesta en conducta.

a. Jesús usó el método del proyecto al enviar a los doce a predicar.


1) El estimuló un sentido de la urgencia y necesidad de su misión por medio
de las oraciones pidiendo obreros, y demostrando la gran necesidad de las
multitudes “sin pastor”. Mat. 9:37, 38.
2) El planeó el curso de acción, diciendo qué hacer, cómo enfrentar las
dificultades; instruyó a los discípulos y les envió a trabajar. Mateo 10.
3) Después de llevar a cabo la acción, los discípulos presentaron informes de
los resultados. Luc. 9:10; Mar. 6:30.
4) Los informes revelaron la necesidad de más instrucción antes de otra
salida.

b. Los tipos de proyectos útiles en la enseñanza.


Los proyectos pueden tener como fin:
(1) Conseguir informaciones, por ejemplo, aprender lo que la Biblia enseña en
cuanto al bautismo;
(2) Desarrollar actitudes, como el estudio de los efectos en la sociedad de las
bebidas embriagantes;
(3) Ayudar a desarrollar hábitos, como un proyecto en el estudio diario de la
Biblia;
(4) Impulsar al servicio cristiano, como un plan organizado de visitación de
ausentes.

c. Sus ventajas
1) Lleva la enseñanza bíblica al campo de la práctica diaria.
2) Desarrolla líderes futuros, al conseguir participación general.
3) Desarrolla compañerismo entre los alumnos.
d. Sus desventajas
1) Requiere tiempo y trabajo de parte del maestro.
2) A veces el proyecto mismo llega a ser el fin primordial, en vez de ser un
medio de enseñanza.

e. El procedimiento.
Un proyecto no sale de la nada. Antes de poder interesar a los miembros de la
clase en llevarlo a cabo, tienen que sentir una necesidad, tener el impulso de
llevar al campo de la acción alguna enseñanza. Entonces, considerar distintas
maneras en que se podría proceder, escoger cuál de éstas es práctica, dadas las
circunstancias, hacer planes definidos, llevar a cabo el proyecto, e informar de
los resultados.
Por ejemplo, al estudiar la lección del oficial que viene a Cristo, pidiéndole
que sane a su hijo, los alumnos se dan cuenta de que el oficial ha sabido de las
obras de Cristo por el testimonio de personas que han experimentado su ayuda.
Sienten la necesidad de ser más fieles en el testimonio para poder atraer a sus
familiares y conocidos a Cristo. Discuten cómo podrían testificar, mediante
una invitación a cultos especiales a todos sus conocidos, por invitar a sus
amigos a su casa junto con el pastor con el fin de que le conozcan y le hagan
preguntas, procurando crear oportunidades de testificar a los conocidos.
Después de considerarlo deciden que empezarán procurando dar la invitación a
un culto especial a cuantas personas pueden, a la vez buscando oportunidad de
testificar a éstas. Fijan las semanas en que toda la clase se ocupará de este
trabajo, y deciden informar ante la clase de las experiencias más notables
producidas por este testimonio.

6. Ayudas Visuales f14


Las ayudas visuales permiten el uso del ojo como un medio de aumentar la
eficacia de la enseñanza presentada. El buen maestro aprende a apelar al ojo,
porque por él, más que por cualquier otro sentido penetra lo enseñado a la
mente. Las ayudas visuales captan y ayudan a mantener la atención del
alumno, contribuyen a aclarar ideas presentadas y palabras usadas, utilizan
eficazmente el tiempo de la clase, aumentan la retención de lo enseñado, crean
un ambiente de expectativa, y demuestran la relación entre ideas. Jesús, al
hablar del lirio del campo, del pajarillo, del niño en su medio, del agua, del
pan, estaba usando ayudas visuales. Algunas de las posibles ayudas visuales
más comunes y fácilmente usadas son estas;
a. El Tablero.
El tablero es barato, es accesible, es fácilmente usado. En su falta, es posible
usar hojas de papel, aun páginas de los clasificados de los periódicos marcadas
con creyones, y producir el mismo efecto. Se usa para poner énfasis en las
ideas principales presentadas como el bosquejo de la lección, para apuntar
ideas o sugerencias de la clase; para ilustrar lo enseñado por medio de dibujos,
mapas o representaciones gráficas; para bosquejar la lección.
El maestro debe planear cómo usar el tablero de antemano. Si escribe alguna
cosa, debe ser legible, sencilla, breve y nítida, además de ser correctamente
redactada. Por regla general, es más eficaz escribir punto por punto, mientras
enseña, en vez de tener todo ya escrito al empezar la lección.

b. Mapas.
Los mapas permiten al alumno formar una imagen mental de la relación de
sitios estudiados. En los mapas se puede trazar viajes, explicar distancias,
identificar los lugares. Es posible comprarlos, dibujarlos en el tablero a
grandes rasgos, o pedir que un alumno los haga. Aun se puede hacer mapas en
relieve, pintándoles al secar con acuarela o tempera. Recetas: una parte de sal,
dos de harina, agua suficiente para humedecerlo; o papel triturado y remojado
con almidón espeso.

c. Láminas.
Las láminas pueden ser usadas con provecho no solamente para enseñar a los
niños, sino para todas las edades. El buen maestro estará pendiente de láminas
en revistas, en periódicos, en anuncios, en libros, que podría usar en la
enseñanza. Es conveniente guardarlas en una caja u otro archivo para tenerlas a
mano al necesitarlas, organizándolas según temas generales.
Se usan para explicar costumbres, vestidos, situaciones que los alumnos
podrían no entender, como las láminas que revelan escenas bíblicas. También
se usan para llamar la atención y para enfocar la enseñanza, como una serie de
anuncios de licores para una lección de temperancia, o unos títulos de las
tragedias del día recortados del periódico para una lección que habla de la
necesidad que tiene la humanidad de hoy en día de la transformación de vida
que ofrece Dios.

d. Objetos.
Los objetos tienen la ventaja de llamar la atención y abrir la discusión cuando
se relacionan con el tema en discusión. Un ejemplo sería usar, al estudiar la
Santa Biblia como fuente de la revelación divina, una espada, el pan, el
martillo, y otras figuras que la misma Biblia menciona en relación con ella.

e. Tablero para recortes y anuncios.


El tablero para franelógrafo, por lo ordinario un cartón o pedazo de madera
cubierto de bayeta, es el ejemplo más conocido de este tablero. Se pueden usar
en él no solamente las lecciones compradas, sino figuras de las hojas de
historietas que reciben los niños, iluminadas, recortadas. Al pegarles detrás
bayeta o papel lija, se adhieren al tablero, y pueden ser usados para ilustrar.
Otras figuras gráficas pueden usarse de la misma manera. Recortes y anuncios
se pegan con chinches o cinta pegante a un tablero o a la pared misma del
salón de clase.

f. Películas.
Las películas, o sean vistas fijas o una cinta, pueden ser usadas con eficacia
solamente de noche en pieza oscura, pero son medio eficaz de enseñanza.
Capítulo 7. — El Uso De La Biblia En La
Enseñanza f15

Siendo que la Biblia es el texto de estudio de la escuela dominical, el cómo


usarla eficazmente en la presentación de la lección merece una consideración
especial.

A. Cómo introducir al alumno al uso de la Santa Biblia.


1. Enseñar con la Biblia en la mano, dándole importancia como la Palabra de
Dios. Estimular el deseo de los alumnos de tener Biblia propia, pidiendo su
uso en la clase en vez de leer siempre de la revista o de hojas.
2. Escoger las citas que usará, fuera de la cita de la lección, de acuerdo con los
conocimientos y capacidad de la clase en general, de modo que la mayor parte
pueda tener el gusto de participar y encontrarlas.
3. Dar la enseñanza básica de cómo encontrar libros, capítulos, versículos de
la Biblia. Es conveniente que aun los adultos aprendan las divisiones y orden
de los libros que la integran.
4. Dar la ayuda necesaria, pero al grupo en general, no al individuo
públicamente.
5. Leer a veces al unísono, para alentar al tímido. Animar a los alumnos a que
busquen citas y lean solos en alta voz. Hay que evitar avergonzar al alumno
que no lee bien.
6. Repartir de antemano citas que ciertos alumnos buscarán y leerán en el
momento indicado.
7. Graduar la dificultad de las citas buscadas: al principio, limitarse a los
libros más fácilmente encontrados; después, buscar en libros más difíciles, el
maestro ayudando; aumentar poco a poco el número de citas difíciles, para
que los alumnos lleguen a ser capaces de encontrar cualquier pasaje y de
escudriñar las Escrituras.

B. Cómo usar la Biblia al principiar una lección.


En muchas clases, el maestro siempre lee o hace leer toda la cita al empezar el
período de enseñanza. A veces se lee al unísono, a veces antifonalmente, a
veces, él mismo lee la cita. A veces es aceptable empezar por leer la cita pero
si llega a ser rutina, la probabilidad es que los alumnos dejarán de escuchar
antes de terminar la lectura. No lo entenderán bien porque les falta motivo de
interés en su contenido. El mero hecho de que están leyendo la Biblia, la Santa
Palabra de Dios, no garantiza la atención. Para interesar a los alumnos en el
estudio de la cita:
1. Hacer una pregunta relacionada con el título o tema de la lección y buscar
en la cita la respuesta.
2. Asignar a un miembro de la clase la tarea de leer porciones selectas de la
cita bajo estudio, o porciones que tienen relación con la lección pasada.
3. Leer dramáticamente los pasajes que contienen diálogo, distintos alumnos
leyendo lo que dicen los personajes y otro leyendo la acción o leyenda no
hablada.
4. Leer devocionalmente una cita relacionada con la lección del día.

C. Cómo usar la Biblia para desarrollar la lección.


1. Pedir a la clase que escudriñe en silencio el pasaje bíblico para encontrar lo
que enseña respecto al asunto presentado en la lección.
2. Preparar preguntas claves, que ayudarán a la clase a buscar el mensaje de la
cita; pedirles que completen un bosquejo, que verifiquen alguna afirmación.
3. Buscar versículos que dan luz en la comprensión del pasaje, o que
completan el significado o la historia de la cita.
4. Leer la cita, no versículo por versículo, ni en su integridad, sino en
porciones escogidas según su desarrollo lógico y su relación con el bosquejo
de enseñanza.
5. Hacer una comparación de un versículo o más en la traducción de varias
versiones de la Biblia, como la Biblia católica, la Reina-Valera, la versión de
1960, el Nuevo Pacto, Dios Llega al Hombre.
6. Leer las profecías en el Antiguo Testamento y su cumplimiento en el
Nuevo Testamento.
7. Después de leer el texto áureo u otro versículo importante, pida a los
alumnos que lo expliquen en sus propias palabras, repetirlo una y otra vez
para aprenderlo de memoria.
8. Buscar y leer versículos que prueban o aumentan el conocimiento de los
asuntos doctrinales que se mencionan en la discusión general de la lección.
9. Dar un resumen de la lección, citando para cada punto un versículo.
10. Preguntas que ayudarán a los alumnos en su estudio bíblico:f16
a. ¿Cuáles son los asuntos que se tratan en el capítulo o pasaje? ¿Cuál es el
tema principal? ¿Por qué?
b. ¿Cuáles son las enseñanzas principales de la cita? ¿Cuál enseñanza
es más importante? ¿Por qué?
c. ¿Cuáles deberes se ordenan o se implican?
d. ¿Qué enseña el pasaje acerca de Dios?
e. ¿Qué enseña el pasaje acerca del Salvador? Si no sugiere nada de él fuera
de los que contiene el pasaje, ¿qué sabría yo?
f. ¿Cuál es el mejor versículo? ¿Por qué?
g. ¿Hay ejemplo que seguir, o errores que evitar?
Capítulo 8. — El Plan De Enseñanza
La preparación adecuada de la lección es la clave de la enseñanza eficaz, pero
no basta el estudio de la cita bíblica, ni el conocimiento de buenos métodos de
presentación. Hay que saber aplicarlos a la lección específica, y usarlos al
confeccionar un plan ordenado de enseñanza.
Es conveniente que este plan sea escrito, pues ayuda al maestro a definir bien
su procedimiento en la hora de clase. Se deben seguir los siguientes pasos al
organizar el plan de enseñanza:

A. Buscar la relación de la lección a la unidad.


El maestro debe buscar la relación entre la lección del día y las lecciones que
le preceden y la suceden. ¿Cuál es el propósito general de las lecciones del
trimestre o de la unidad de estudio? ¿Qué puesto tiene esta lección en el
desarrollo del tema general?

B. Examinar la cita bíblica.


¿Qué título lleva la lección? ¿Cuál es la cita de la lección? ¿Cuáles versículos
están impresos en las revistas u hojas usadas por la clase? Al leer estas citas, y
los comentarios en revistas o libros consultados, ¿cuáles verdades principales
expone la cita?

C. Escoger el propósito inmediato.


¿Qué clase enseña? Teniendo en cuenta las necesidades de los alumnos, ¿qué
enseñanza puede presentar que les ayudará a resolver sus problemas
espirituales o con relación a la vida diaria?
Según el doctor Edge, el propósito es de tipo conocimiento si el objeto
principal es enseñar hechos, dar información o interpretar el significado de la
lección bíblica. Es de tipo inspiración si propone profundizar apreciaciones o
desarrollar una actitud general. Es de tipo respuesta en conducta si espera
conseguir una respuesta específica en la conducta. En tal caso debe ser:
Lo suficiente breve para ser recordado.
Lo suficiente claro para ser escrito.
Lo suficiente específico para ser alcanzado.
El propósito escogido gobierna el rumbo de la lección y la manera de llevarla a
una conclusión eficaz.
D. Definir el procedimiento en el período de clase.

1. Despertando Interés — La Introducción.


El interés es la clave de la atención. Interesar al alumno en la lección desde los
primeros instantes de la clase ayuda a asegurar su atención y aprendizaje en lo
demás de la presentación. Al planear cómo principiar, hay que preguntarse:
“¿Cuáles intereses y experiencias de mis alumnos se relacionan con la
lección?” Hay que establecer un “punto de contacto”, enfocar la atención en la
lección, despertar un interés verdadero en lo que enseña. ¿Cómo, pues,
podemos despertar este interés?
a. Compartir con la clase un evento, historia o experiencia. Debe tener
relación con el propuesto desarrollo de la lección, o carecerá de valor.
b. Plantear un problema, “¿Qué haría usted si estuviera en esta situación?”
Puede ser un problema actual o un problema imaginario, pero debe pedir
como solución algo que sugiera la enseñanza de la cita bíblica bajo estudio.
c. Usar alguna ayuda visual. El uso del tablero, una lámina, un objeto, un
modelo, y otras ayudas visuales llaman la atención y preparan el camino para
la enseñanza.
d. Leer o recitar una poesía, un refrán, una cita bíblica. Debe tener una
leyenda que toque la imaginación, levante alguna pregunta en la mente del
oyente, o provea alguna fuente de consideración o discusión.
e. Hacer una pregunta: “¿Qué nos puede separar del amor de Dios?”, cuando
se trata de la confianza del creyente. “¿Por qué decimos que la cena del Señor
es una ordenanza en vez de un sacramento?”, al estudiar la cena.
Cualquiera que sea el medio para despertar el interés al principiar la lección,
debe tener como fin crear una disposición de estudiar la lección bíblica
inmediata. Por eso, la transición de esta introducción hasta el cuerpo de la
lección, debe ser el resultado lógico de un buen principio. No se debe usar
mucho tiempo en la introducción de la lección, pero lo suficiente para poder
despertar interés y alistar el alumno para el estudio del cuerpo de la lección, o
sea el actual pasaje bíblico.

2. Guiando El Estudio De La Biblia — El Cuerpo De La


Lección.
Al preparar el estudio de la Biblia, el maestro tendrá en cuenta el propósito ya
escogido. Elegirá los métodos de enseñanza que mejor presentarán la materia
de la lección y mejor llevará la consideración hacia las conclusiones deseadas.
Estos dependerán del propósito de la lección, de las necesidades de los
alumnos, de la naturaleza de la cita bíblica y de los materiales que quiere usar.
Es conveniente tener un bosquejo de las preguntas claves, que usará en la
investigación bíblica y en la discusión que espera entablar. Además, hay que
planear bien las oportunidades que dará a los alumnos de participar en el
desarrollo de la lección. No se limite a la “conferencia”, cuando es posible
involucrar a los alumnos mismos en el estudio de la lección bíblica,
“Cualesquier preguntas o problemas que sean levantados deben llenar los
siguientes requisitos:
a. Captar y mantener la atención durante todo el período de clase.
b. Concentrar la atención en los hechos relacionados con la verdad principal.
c. Provocar en los alumnos reacciones que den por resultado discusiones
amplias.”

3. Haciendo Personal La Lección


Una clase de intermedias estudió una lección que trataba del amor de Dios
hacia toda la humanidad. Al terminar la clase, dos de las niñas entraron al
salón principal del templo para asistir al culto, y se sentaron bien atrás
cuchicheando y riéndose de otra de las niñas que tenía un vestido desteñido.
Habían estado presentes en la clase, pero no habían aplicado el mensaje de la
enseñanza a sus propias vidas. Hacer personal la lección es tarea difícil. El
saber mentalmente no quiere decir saber en el campo de la acción. Los
miembros de la clase tienen sus ideas preconcebidas, y no las cambiarán si no
están persuadidas que es necesario hacer un cambio.
Es el papel del maestro guiar a los alumnos a una comprensión de la relación
de la lección a sus propias vidas. Los alumnos no deben hacer aplicación sin
guía porque pueden tener problema en ver la relación de lo enseñado con la
vida. Algunos problemas que pueden presentarse son:
a. Variación en significado. Al estudiar: “bienaventurados los pobres en
espíritu”, ¿qué entienden los alumnos por “pobre en espíritu”? ¿Humilde?
¿Pobres en bienes? ¿Qué entienden por “bienaventurados”? ¿Con bienes
materiales? ¿Seguros en Dios?
b. Divorcio entre la teoría y la práctica. El alumno no ve la relación entre su
situación y lo enseñado. Puede “amar al prójimo” en otro lugar, y llevar
relaciones muy malas con sus vecinos.
c. Prejuicios, contra personas de otras religiones, razas, condiciones sociales,
nacionalidades.
d. Presión social o personal, que ponen obstáculos al alumno en llevar a cabo
las enseñanzas de la lección.
e. Situaciones complejas. Cómo puede juzgar lo que es “bueno” o “malo” si la
Santa Biblia no dice con claridad “sí” o “no”?

4. Aplicando La Lección — La Conclusión


El propósito inmediato al enseñar determinará la naturaleza de la aplicación de
la lección. La buena enseñanza requiere apartar unos momentos al finalizar el
período de clase para aplicar a su vida las enseñanzas estudiadas. Es necesario
ser específico, no general. Por ejemplo, al estudiar los capítulos 3 y 4 de Juan
se puede predicar al grupo de alumnos un sermoncito, diciéndoles: “Las
personas que no aceptan a Cristo como Salvador no tienen vida eterna.” Pero
produce mejor resultado decir: “Hemos visto que Cristo es la respuesta a la
necesidad espiritual de los que se sienten justos como Nicodemo, de los que se
sienten pecadores, como la mujer samaritana -¿en cuál grupo se coloca usted?
¿Ha aceptado a Cristo como su Salvador personal? Si no, ¿quiere hacerlo en su
corazón mientras oramos?” Otra vez se puede decir a la clase: “esta lección
nos enseña que debemos ser más fieles a la iglesia. Debemos hacer …” Pero
más productivo es decir:
“¿Cómo podemos demostrar fidelidad a la iglesia?”, y considerar las
sugerencias que hace la clase. Una persona es la más dispuesta a hacer lo que
ella misma sugiere que seguir una aplicación que se le impone. Al decidir
llevar a cabo en esta semana alguna de las sugerencias, ha salido del campo de
la inspiración a una verdadera respuesta en conducta. Para saber si la
aplicación alcanzada es bien formulada y personal, hay que preguntarse:
a. “¿Está de acuerdo con la enseñanza bíblica que se desea impartir?
b. “¿Es práctica para todos los miembros de la clase? ¿Pueden ponerla por
obra?
c. “¿Despierta el deseo de cultivar algunas de las cualidades o prácticas
cristianas?”
Una actividad determinada que proyecta la verdad de la lección a la vida de los
alumnos puede producir cambios duraderos que afectan el pensar y el actuar de
los alumnos y su relación con Dios en Jesucristo. Al producirse esto, el
maestro puede decir, “Gracias a Dios, he podido enseñar …”
Plan de Enseñanza
Departamento ……. Clase………. Fecha ………………..
Propósito trimestral………………………………….
Propósito de la unidad de estudio ………………………
Cita Bíblica ……. Propósito de la lección ………………
……………….. Tipo de propósito ………………..
La introducción: Estudiando la Biblia con propósito, estimulando interés
¿Cuáles intereses de mis alumnos tienen que ver con esta lección?
¿Cómo introduciré la lección? …………………………
El desarrollo de la lección
¿Cuáles preguntas ayudarán al alumno a investigar los asuntos, basándose en
la cita bíblica?
1. ………………………………………………
2. ………………………………………………
3. ………………………………………………
4. ………………………………………………
¿Cómo desarrollaré el asunto bajo estudio (bosquejo y métodos que usaré)?
¿En cuáles actividades relacionadas con el estudio participarán mis alumnos
durante la clase?
¿Cómo haré personal la lección, según el tipo de propósito escogido?
Capítulo 9. — Probando Los Resultados
La prueba verdadera de la enseñanza es el cambio que se produce en la vida
del alumno: salvación y desarrollo del carácter cristiano y testimonio.

A. ¿Cuándo enseña el maestro en realidad?


El buen maestro tiene un motivo espiritual al enseñar en la escuela dominical o
en otra clase bíblica. Siente que Dios le ha dado la misión de la enseñanza, que
le ha abierto esta oportunidad para testificar de la salvación que ha
experimentado y las verdades espirituales que ha comprendido, que es
instrumento de Dios para hacer su obra, guiando e iluminado por el poder del
Espíritu Santo.
El buen maestro es además una persona que constantemente procura aumentar
sus conocimientos básicos de la Santa Biblia, y que se empeña en poner por
obra las verdades que allí encuentra. No está satisfecho nunca con lo que sabe
de metodología, sino que constantemente procura aumentar su pericia en la
materia. El buen maestro tendrá en cuenta siempre los siguientes pasos, al
aplicar sus motivos, sus conocimientos, su metodología a una lección
específica, a una situación definida donde tendrá oportunidad de enseñar la
Palabra de Dios.
1. Empleará tiempo suficiente para hacer un estudio concienzudo de la
lección. Apartará un período cada día no sólo para su comunión personal y
devocional con Dios, sino también para hacer preparativos para la próxima
lección por enseñar.
2. Buscará constantemente la ayuda y la dirección del Espíritu Santo. Sin la
guía y el poder de Dios, toda enseñanza cristiana es vana.
3. Hará esfuerzos por conocer a sus alumnos íntimamente, visitándoles,
hablando con ellos, dándose cuenta de sus necesidades.
4. Relacionará las lecciones entre sí, para que no sean una enseñanza separada
sino para que cada una contribuya al propósito general que se ha propuesto al
empezar una serie.
5. Proporcionará a los alumnos oportunidades de participar en las actividades
de la hora de clase, tales como examinar y buscar la enseñanza de la cita
bíblica, participar en las discusiones, buscar medios de poner en práctica lo
enseñado.
6. Procurará siempre relacionar la lección con la vida diaria de los alumnos,
buscando como punto de partida o contacto, algún medio que despierte en
ellos interés en el tema que se estudia.
7. Examinará constantemente los resultados producidos por la enseñanza,
dándose cuenta si los alumnos están solamente aprendiendo la materia teórica,
es decir, los hechos y lo que significan, o si también están experimentando el
cambio que Cristo produce al entrar al corazón y la vida y desarrollándose en
las cualidades cristianas y en su deseo y capacidad de testificar de la
salvación.

B. Pruebas del Aprendizaje de los alumnos.


El buen maestro estará constantemente buscando, preguntándose si en verdad
sus alumnos están aprendiendo bajo su ministerio. Deseará asegurarse de lo
que han aprendido sus alumnos en los siguientes ramos:
1. Percepción intelectual: lo que han aprendido de los hechos enseñados. Puede
darse cuenta de sus conocimientos por medio de repasos o exámenes.
Ejemplos:
a. Preguntas con relación a hechos bíblicos.
1) ¿Quién escribió el cuarto Evangelio?
2) ¿Cuál era su propósito al escribir?
3) ¿Qué diferencia hay entre el cuarto Evangelio y los primeros tres?
b. Examen: Verdadero o Falso. Puede ser oral
V Jesús nació en Belén.
F Al niño recién nacido, le rindieron homenaje los pastores, los ángeles, los
magos, y el rey Herodes.
c. Escoger entre varios: — Ponga una cruz delante de la respuesta más
acertada.
1) ¿Cuál es la afirmación más exacta de lo que era Jesús?
Era un maestro venido de Dios.
Era un obrador de milagros.
Era el hombre ejemplar.
Era el Cristo, el Mesías, enviado de Dios para ser el Salvador.
2) ¿Qué declaración representa mejor el motivo de la vida cristiana?
Debido a que sin Cristo merezco la vida eterna, debo aceptar su salvación.
El amor demostrado por Jesús al morir por mí, me constriñe a aceptar su
salvación y hacerle Señor de mi vida.
Mi vida es mía para mi propio beneficio; quiero vivirla bien.
d. Escoger entre varios: Subraye la respuesta correcta.
1) Moisés mandó a (2, 10, 12) espías.
2) Habitaban en la tierra en aquellos días (enanos, gigantes, cobardes).
e. Hacer concordar
1) Por gracia
2) La Trinidad
3) La Palabra de Dios
i. Padre, Hijo y Espíritu Santo
ii. La Biblia
iii. Soy salvo
f. Completar
1) Dios ama ………………… .(al dador alegre)
2) Trae todos los……………. .al alfolí (diezmos)
2. Respuesta de emoción y voluntad: Lo que han resuelto hacer como resultado
de la enseñanza. Este aprendizaje es más difícil de medir. Se demuestra cuando
el alumno acepta a Cristo como Salvador o toma una decisión de servir a
Cristo por medio de la vida diaria o en algún servicio cristiano especial.
También se demuestra por medio de otras actitudes o decisiones expresadas
por el alumno.
El maestro puede juzgar estas actitudes o decisiones en sus conversaciones con
los alumnos y también planteando un problema ante la clase para su discusión.
Las debilidades o equivocaciones en el pensamiento o concepto del alumno a
veces las expresan, tal como decisiones o actitudes correctas según la
enseñanza cristiana.
“Es domingo por la mañana. Carlos ha trabajado con mucha energía toda la
semana, además el sábado por la noche tuvo visitantes en su casa, y se
acostaron muy tarde. Cuál debe ser su actitud al despertar, sintiéndose algo
cansado en cuanto a la asistencia al culto público? ¿Al leer la Biblia y orar en
casa ha cumplido con el mandamiento, acuérdate del día de reposo para
santificarlo?”

3. Respuesta de conducta: La evidencia visible en la conducta del alumno de


que ha sido cambiado, transformado en su vida interior y exterior como
resultado de haber estudiado la Palabra de Dios y haberla puesto por obra. Al
aceptar a Cristo, ¿el alumno se demuestra gozoso en su nueva vida ¿Tiene el
impulso de testificar? ¿Quiere servir a Dios en la iglesia? ¿Al tomar decisiones
el alumno cristiano tiene la fortaleza espiritual para vivir según su decisión?
¿Está preparándose para un servicio más eficaz? ¿Es buen mayordomo de
bienes y vida? ¿Aprovecha las oportunidades que se presentan para dar
testimonio o para servir en la iglesia? ¿Cuál es su actitud básica, asistir y servir
porque es su deber o servir y obedecer a Cristo porque le ama?
C. Pruebas de la eficacia de la enseñanza del maestro.
El buen maestro tendrá una actitud autocrítica; procurará darse cuenta de las
debilidades de su trabajo y estará dispuesto a corregirlas. El siguiente examen
le ayudará a calificarse como maestro:
Criterio para juzgarse a sí mismo como maestro de escuela dominical: Al
contestar “siempre”, gana 5 puntos; “a veces” 3 puntos; “nunca”, resta 5
puntos.

———————
1. ¿Asiste con fidelidad a la escuela dominical?
2. ¿Llega quince minutos antes de empezar la sesión dominical?
3. ¿Avisa de antemano a la persona responsable cuando tiene que ausentarse?
4. ¿Procura tener algún contacto entre semana con los alumnos ausentes?
5. ¿Visita los hogares de los alumnos?
6. ¿Tiene reuniones de la clase fuera del domingo y fiestas sociales?
7. ¿Coopera en los planes del departamento y de la escuela dominical?
8. ¿Procura que el aula de clase sea atractiva?
9. ¿Prepara con cuidado, trabaja, se esmera para la enseñanza de su clase
durante toda la semana?
10. ¿Piensa en las necesidades de sus alumnos y en sus intereses al hacer su
plan de la lección?
11. ¿Tiene maneras interesantes de usar la Biblia en la clase?
12. ¿Reconoce y encomia el buen trabajo de parte del alumno?
13. ¿Planea maneras variadas en que los alumnos pueden participar en la
clase?
14. ¿Ayuda a sus alumnos a aprender a usar la Santa Biblia y entender la
aplicación de su enseñanza a su propia vida?
15. ¿Simpatiza con sus alumnos hasta el punto en que vienen a consultarle
cuando tienen problemas?
16. ¿Usa su influencia para que los alumnos asistan a todos los cultos de la
iglesia?
17. ¿Lee su Biblia devocionalmente y con oración todos los días?
18. ¿Procura continuamente capacitarse mejor para su tarea como maestro?
19. ¿Tiene una preocupación verdadera por los alumnos que no conocen a
Cristo hasta el punto de que procura ganarlos por testimonio personal?
20. ¿Están convencidos sus alumnos que Cristo es el centro de su vida y que
gobierna su vida, sus ideales y su conducta según las normas cristianas?
Notas
ft1
Véase J. M. Price, Jesús el Maestro, pp. 17-18, Casa Bautista de
Publicaciones, El Paso, 1950.
ft2
Véase Findiey B. Edge, Teaching for Results, p. 13. Broadman Press,
Nashville, 1956
ft3
H. M. Hamill, El Maestro de la Escuela Dominical, p. 7, Casa Bautista de
Publicaciones, El Paso, Texas.
ft4
Véase Juan Milton Gregory, Las Siete Leyes de la Enseñanza, Casa Bautista
de Publicaciones, El Paso, Texas. Las leyes que siguen son una paráfrasis
breve y a la vez explicación de las leyes anotadas en el libro mencionado.
ft5
Ibid., pp. 87-88.
ft6
Findiey B. Edge, Pedagogía Fructífera, Casa Bautista de Publicaciones, El
Paso, 1969. Muchas de las ideas expresadas, aun cuando cambiadas en
forma, salieron del estudio y enseñanza del Capitulo IV, pp. 49-58.
ft7
Filipenses 3:12.
ft8
Gaines S. Dobbins, Conferencia.
ft9
L. P. Leavell, El Discípulo de la Escuela Dominical, Casa Bautista de
Publicaciones, 1948.
ft10
Véase folleto de la Casa Bautista de Publicaciones, Nuevo Curso Unificado
de Estudios.
ft11
Edge, op. cit., p. 83.
ft12
Fuente desconocida.
ft13
Fuentes afines: Price, Jesús el Maestro, op. cit., Caps. VII y VIII. Findley B.
Edge, Metología Pedagógica, Casa Bautista de Publicaciones, El Paso,
1970, Caps. 6 a 13. LeRoy Ford, Pedagogía Ilustrada, Casa Bautista de
Publicaciones, El Paso, 1970, pp. 63-109.
ft14
Véase LeRoy Ford, Sugerencias para Ayudas Visuales, Casa Bautista de
Publicaciones, El Paso, 1963, para una exposición completa de este tema.
ft15
Véase el folleto, Usando la Biblia con Propósito, publicado por la Casa
Bautista de Publicaciones, El Paso.
ft16
Homero L. y Ethel H. Grice, Manual para los Obreros en la Escuela Biblica
de Vacaciones, Departamento de Intermedios, Casa Bautista de
Publicaciones, El Paso, p. 15.

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