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El País, España, 22 octubre 1999 - Nº 1267

NORBERTO FUENTES NARRA LOS DÍAS


PREVIOS A LA EJECUCIÓN DEL GENERAL OCHOA

En el centro de La Habana hay un búnker donde se conservan centenares


de cintas de vídeo en donde están grabadas las andanzas sexuales en la
isla del cuerpo diplomático occidental. Así lo cuenta el escritor y periodista
cubano Norberto Fuentes en su nuevo libro Dulces guerreros cubanos
(Seix Barral). "Las cintas fueron grabadas por la brigada denominada KJ,
especializada en la vigilancia a miembros del clero, diplomáticos y
personalidades que llegan a la isla", aseguró ayer telefónicamente desde
Miami el escritor.

Fuentes no pudo estar presente en Madrid en la presentación del libro porque el


consulado español en Miami, según aseguró, no le ha concedido el visado. El
escritor relató que las autoridades norteamericanas le habían autorizado a
abandonar el país, pero que los problemas surgieron cuando el consulado español
le pidió el pasaporte cubano. "Cómo voy a tener el pasaporte cubano si soy un
exiliado. Salí huyendo del país con las balas detrás mía", contó.

Dulces guerreros cubanos narra cronológicamente los días previos al fusilamiento


en La Habana del general Arnaldo Ochoa, héroe de la revolución, el coronel
Antonio de la Guardia, el mayor Antonio Padrón y el capitán Jorge Martínez tras
haber sido condenados por narcotráfico y otros delitos contra el Estado.

Fuentes, que vivió desde dentro el proceso y que tenía relación con los acusados y
con el propio Fidel Castro, sostiene que los fusilamientos fueron consecuencia de
dos situaciones bien distintas. Por un lado eran la respuesta del dictador cubano a
la perestroika que preparaba Gorbachov en la Unión Soviética. El otro factor
desencadenante fue que Fidel se sentía cogido por los americanos: "Sabía todo
sobre las operaciones de narcotráfico que montaba el Ministerio del Interior",
aclaró.

Fuentes, que está considerado como un experto en Hemingway, asegura que se


ha enfrentado a estos hechos como lo hizo el escritor americano cuando escribió
Por quién doblan las campanas.

A Dulces guerreros cubanos le seguirán dos libros más que serán la continuación
sobre la historia más reciente de Cuba.

Santiago de Chile, 14 de Noviembre de 1999


“CASTRO ENCABEZÓ UN PROCESO CONTRARREVOLUCIONARIO”

"Tras la muerte de Fidel, yo creo que va a haber, en el mejor de los casos,


una transición que al principio la puede dirigir Raúl Castro, con apoyo de
los norteamericanos. Esa transición va a aligerar el país", sostuvo el
escritor a La Tercera.

Por Pedro Schwarze

El 10 de octubre de 1993 Norberto Fuentes intentó irse de Cuba a bordo de una


balsa, pero fue detenido y apresado. Las presiones internacionales hicieron posible
su liberación y casi un año después logró salir de su país con destino a México.

Actualmente, dedicado a escribir, divide su tiempo entre Nueva York, Virginia y


Miami. Fue desde esta última ciudad donde conversó telefónicamente con La
Tercera y donde el martes pasado lanzó su libro Dulces Guerreros Cubanos, el
cual en pocos días estaba prácticamente agotado.

-En su opinión, ¿qué significado tiene para la Revolución Cubana el juicio


y fusilamiento de Arnaldo Ochoa y Antonio de la Guardia?
-Ese proceso marca, desde el punto de vista moral y ético, el fin de la Revolución
Cubana, que de ahí se convierte en una lucha de Fidel Castro sólo por mantenerse
en el poder. Es también la culminación de un proceso -aunque parezca una
paradoja- contrarrevolucionario que encabeza, dirige y organiza el propio Fidel
Castro, iniciado alrededor de 1985, cuando él se da cuenta de los problemas que
hay en los países socialistas y de que cada día los reformistas avanzan con mayor
fuerza en Cuba.

-¿Usted dejó de creer en el socialismo, en el sistema en el que había


vivido, en los logros de la Revolución?
-Yo era consciente de que había que hacer reformas. Pero sigo pensando que el
mundo necesita un equilibrio. Creo que el socialismo se convirtió en los años 70 y
80 en una cosa impuesta, de alguna manera, por la fuerza de los tanques. Ya no
tenía nada que ver con los sindicatos, ni con las reivindicaciones de la clase
obrera. En todo caso, los 40 años que estuve en la Revolución Cubana lo hice
consciente y felizmente.

-¿Por qué rompió con Fidel Castro?


-Porque yo me preparé toda mi vida como cronista de la Revolución Cubana y no
de su último día. Eso se acabó para mí. Yo era un escritor que me había metido en
el corazón de los acontecimientos conscientemente para escribir sobre ellos.
Cuando eso se convirtió en otra cosa y cuando quisieron convertirme en otra cosa,
yo renuncié.
-¿Qué tipo de relación hay entre Fidel y Raúl Castro? ¿Raúl siente
admiración por Fidel?
-Sí, una admiración desmedida. Ellos tienen grandes debates y grandes
contradicciones. Esto está dado por la enormidad del carisma de Fidel Castro y la
poca cosa personal que es Raúl Castro. Pero de todas maneras, Raúl es un gran
conspirador, un hombre que se mueve muy bien en las sombras. Y él ha aceptado
el papel de segundo en toda la eternidad de la Revolución Cubana, lo cual no
quiere decir que al segundo siempre le guste eso. De alguna manera esa relación
entre Fidel y Raúl ha equilibrado el poder en Cuba, desde el triunfo de la
Revolución. Por un lado está el hombre carismático, genial, el gran táctico, el
audaz, y por otro lado el hombre más mesurado, más tranquilo, el de las reformas.

-Mucho se habló después de los fusilamientos de que Fidel Castro había


descabezado un posible complot o que había matado a Ochoa porque
podía hacerle sombra.
-A Ochoa nadie lo conocía en Cuba. Era un héroe muy íntimo de ciertos niveles de
las Fuerzas Armadas Revolucionarias. La gente lo conoció en Cuba recién cuando
lo vieron en el tribunal de honor. Así es que era muy difícil que le hiciera sombra a
Fidel. En cuanto a la tesis de la conspiración, ella nace en Miami porque es la
única forma que tiene Miami de aceptar a esos héroes venidos de la revolución.
Ellos mueren como revolucionarios.

-¿Qué cree que pasó con el ex canciller Roberto Robaina?


-Eso es típico de la Revolución. Fidel renueva mucho su personal. Siempre tiene
gente nueva, gente fresca a su alrededor. Fidel le exigió a Robaina que sacara una
declaración diciendo que Solana era un criminal de guerra, ante lo cual Robaina
discrepó ya que tenía que enfrentarlo en dos o tres días. Entonces Fidel le dijo:
"Robertico tú ya no eres ministro de Relaciones Exteriores, yo ya no tengo que
darte explicaciones: el nuevo ministro es este que tengo aquí al lado. Así, Felipe
Pérez Roque escribió un mamotreto diciendo que Solana era un criminal de guerra.
Y Robertico pasó a profesor de una academia militar.

-¿Qué será de Cuba después de Fidel Castro?


-Pienso que el país está bastante agotado y ruego a los dioses que no siga el
camino de Haití, que puede seguirlo perfectamente. Cuba tiene a su favor los
cubanos de Miami y tiene a su favor los cubanos de Cuba, sobre todo. Yo creo que
va a haber, en el mejor de los casos, una transición que al principio la puede dirigir
Raúl Castro, con apoyo de los norteamericanos, y esa transición va a aligerar el
país. Ahí ha habido una Revolución. Hay miles de ingenieros, miles de médicos,
miles de profesionales hechos por la Revolución que también están aquí en Miami
y se nota absolutamente la diferencia entre ellos y la vieja contrarrevolución. Junto
con Fidel Castro, muere esta vieja contrarrevolución.
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Según libro Dulces Guerreros Cubanos

EL HOMBRE DE FIDEL EN CHILE DURANTE LA UP

El texto, del escritor Norberto Fuentes, narra los hechos que


desencadenaron los fusilamientos de cuatro de los mejores hombres del
régimen cubano, en 1989. Uno de ellos era Antonio de la Guardia, el
hombre de Cuba preocupado por los sucesos en nuestro país durante el
gobierno de la UP.

La Tapa del libro Dulces Guerreros Cubanos muestra a Antonio de la Guardia


practicando con su metralleta AKM 47.

Pedro Schwarze

Es el momento en que "por fin la Revolución Cubana ha alcanzado su verdadero


punto de no retorno". En julio de 1989 -en vísperas de la caída del muro de Berlín y
en los días en que los ecos reformistas de la Perestroika anunciaban cambios en
Europa del Este-, cuatro hombres, acusados de narcotráfico y otros delitos contra
el Estado cubano, eran fusilados en La Habana.

El general Arnaldo Ochoa, el coronel Antonio de la Guardia, el mayor Amado


Padrón y el capitán Jorge Martínez, después de haber sido sometidos a un duro
juicio -el primero en ser televisado en la historia cubana- fueron llevados al
paredón y ultimados.

Sin embargo, las verdaderas razones de Fidel Castro para haber ordenado la
muerte de cuatro de sus mejores hombres eran muy distintas a las esgrimidas
oficialmente.

Con esas ejecuciones se buscaba hacer un profundo lavado de imagen del


régimen castrista, involucrado en operaciones de narcotráfico y cerrar la puerta a
las ideas aperturistas que llegaban desde el Viejo Continente.

Así lo afirma en su último libro, Dulces Guerreros Cubanos, el escritor cubano


Norberto Fuentes, quien narra como protagonista y testigo, los hechos previos que
terminaron en esas ejecuciones. Revelando, además, que uno de los fusilados,
Antonio (Tony) de la Guardia fue el hombre de Fidel Castro en Chile, durante los
años del gobierno de la Unidad Popular.
Fuentes, reconocido autor de Condenados de Condado y Hemingway en Cuba, se
convirtió en el cronista y literato preferido de la dirigencia cubana durante la
década del 80, gracias a lo cual ingresó en el cerrado círculo encabezado por Fidel
y Raúl Castro.

Pero tras los hechos de 1989 rompió con el régimen y tomó la decisión de salir de
Cuba, deseo que logró en 1994 gracias a la mediación del escritor colombiano
Gabriel García Márquez y el entonces Presidente mexicano Raúl Salinas de
Gortari.

Como él mismo bien dice en el prefacio del libro "soy hasta el momento el único
personaje del hardcore fidelista que ha escapado de las manos del Comandante".

DE LA GUARDIA, LAS ARMAS Y EL MIR


Antonio de la Guardia habría sido el principal responsable de la internación de
armas en Chile durante el gobierno de la Unidad Popular.

De acuerdo a dos escritos -uno redactado por el propio de la Guardia y Norberto


Fuentes, y el otro por su hermano gemelo, Patricio de la Guardia- Antonio llegó a
Chile en 1971 encargado de al menos tres misiones.

La primera de ellas era la referida a la protección de Fidel Castro durante su visita


a nuestro país, iniciada en noviembre de 1971. Antonio de la Guardia "estuvo al
frente del contingente que salió para Chile en 1971 cuando Salvador Allende fue
elegido presidente, participando como jefe del Grupo de Tropas Especiales que le
aseguró la visita a Fidel", desde Santiago hasta Iquique, asegura el primero de los
informes.

Una vez que Castro dejó Chile, el dirigente cubano le encargó a de la Guardia que
se encargara de la protección del embajador cubano. "Quedó responsabilizado por
Fidel de que Mario García Incháustegui, embajador de Cuba en Chile, no le pasara
nada durante su estancia como embajador".

Pero también fue comisionado para que hiciera "el estudio militar de Santiago de
Chile y los planes de introducción clandestina del armamento que se le entregaba
a los partidos de la Unidad Popular", explica el primero de los informes.

Y en el escrito de Patricio de la Guardia


-redactado en 1991 desde su reclusión en una cárcel de Guanajay- Antonio realiza
el "estudio de las unidades militares chilenas y su situación operativa, así como la
introducción clandestina de armamento", la que se realizó, de acuerdo a Norberto
Fuentes, vía valija diplomática. Siendo el cubano que mayores armas ingresó a
nuestro país en esa época.

Según Patricio de la Guardia, Antonio regresaría a Cuba en octubre de 1972 y en


los meses siguientes volvería a Chile "varias veces para trabajar con los
compañeros del MIR, en la preparación de sus grupos armados. Esto lo hace junto
a Miguel Enríquez, Pascal Allende, la Chica Verónica, Mario Melo, etc."

FIDEL USO EL NARCOTRAFICO COMO ARMA POLITICA


Como narración cronológica de los últimos días de Arnaldo Ochoa y Antonio De la
Guardia, Dulces Guerreros Cubanos entremezcla confidencias, situaciones,
procedimientos y anécdotas que tienen lugar al interior de la nomenclatura cubana.

Así Fuentes revela, por ejemplo, la adicción crónica de Raúl Castro al alcohol. De
hecho, es durante una borrachera del segundo hombre de Cuba, en la casa del
escritor, donde sale a la luz la explicación de algunas de las maniobras más
ignoradas del régimen: las operaciones de narcotráfico, autorizadas por el mismo
Fidel y utilizadas como un arma "política y no económica".

Fuentes escribe que las autoridades cobraban peaje a las embarcaciones del
narcotráfico y que incluso "hay compromisos con algunos amigos colombianos
para evitar que otros colombianos hagan una feliz travesía dentro de los límites de
las aguas territoriales cubanas que suelen ser ampliadas o estrechadas de
acuerdo con los intereses operativos".

"Fidel -afirma Raúl- dice que éste es un asunto que debe hacerse con mucho
cuidado y con tacto. Fidel dice que en definitiva todas las guerras coloniales en
Asia se hicieron con opio. Entonces nada más justo que los pueblos devolvamos la
acción, como venganza histórica".

Esas operaciones se realizaban a través del Departamento MC, especialmente


encargado de burlar el embargo impuesto por Estados Unidos -"es la única
verdadera organización de operaciones encubiertas del país"- para proveer a Cuba
de equipos, tecnología y por sobre todo divisas, desde cualquier parte del mundo.
Este estaba comandado por Antonio de la Guardia.

En algunas de esas gestiones también participaba el general Ochoa, uno de los


pocos condecorados como Héroe de la República de Cuba y quien venía llegando
desde Angola como jefe de las tropas enviadas a luchar en esa nación africana.

Arnaldo Ochoa, de regreso en la isla, fue nombrado al frente del Ejército


Occidental, uno de los cargos más altos en el escalafón castrense cubano.
Pero el general, claramente influenciado por las tendencias reformistas de sus
colegas soviéticos, puso una condición a Fidel Castro para aceptar ese
nombramiento: "que sostuvieran una discusión política seria sobre el futuro
inmediato del país".

Así, en 1989, en momentos que Washington presiona y acorrala a La Habana por


sus vínculos con el narcotráfico, Fidel aprovecha el momento y decide -con la
ejecución de Ochoa y De la Guardia- sacarse dos problemas de encima: lavarse
las manos de sus nexos con las drogas y recalcar que él no aceptará ninguna
Perestroika a la cubana.

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