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Índice Páginas

1.Importancia del estudio del Santuario 4

2. Un Santuario… conforme al modelo 7

3. El Atrio del Santuario 10

4. Una invitación al Lugar Santo 13

5. Una invitación al Lugar Santísimo 16

6. El Sacerdocio del Antiguo y Nuevo Pacto 21

7. Contemplemos el sacrificio y la ofrenda 24

8. Una fiesta muy singular: La Inauguración 27

9. Alaba la misericordia continua. El Continuo 30

10. Nos espera el gran día: El Yom Kippur 33

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Acerca del autor:

El pastor José Luis Jiménez Nañez, está

casado con Martha Elena Torrano Cu-

tiño, con quién ha procreado 3 hijos:

Martha Isabel, José Luis y Ana Jazeel.

Él es originario de Teapa, Tabasco, y es

doctor en Teología Pastoral, es obrero

de la iglesia desde 1994. Actualmente

funge como profesor de la Escuela de

Teología de la Universidad Lindavista.

Iglesia Adventista del Séptimo Día - Unión Mexicana Interoceánica.

Departamento de Mayordomía y Espíritu de Profecía: Ptr. Eliazer Hernández.
Revisión: Jasmín Domínguez Ortiz
Diseño, Ilustración y diagramación: Juan Jair Pacahuala Moreno.
Puebla, México; año 2018.

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Recomendaciones
La doctrina del Santuario, es una de las más distintivas de la Iglesia Adventista, por
lo tanto, cada miembro de iglesia debiese entenderla cabalmente. En estos tiempos
finales es crucial que estudiemos este tema tan importante para la iglesia; por tal
motivo dedicaremos estos diez días de oración al estudio exclusivo del Santuario,
esperando sea de gran bendición para la iglesia.

Los 10 días de oración se llevarán a cabo del 10-19 de agosto del 2018, para lo cual,
damos las siguientes recomendaciones.

1. Los 10 días de oración pueden celebrarse en las mañanas o en las noches en el

templo.

2. Programa sugerente

* Servicio de canto

* Momentos de oración: Por la misión de la iglesia, la unción del Espíritu Santo y

la fidelidad.

* Especial

* Canto tema

* Reflexión

* Momentos de oración: Por los jóvenes, por los matrimonios y por los enfermos.

3. El día viernes 10 de agosto se recomienda que se predique el primer sermón.

4. El día 10 inicia a la puesta del sol el plan 24 horas en oración. Este plan consiste
en que cada hora a partir de la puesta del sol ya sea por familias o por miembros
de manera individual, en la casa o en el templo se esté orando por la misión de la
iglesia, por la unción del Espíritu Santo y por la fidelidad de la iglesia durante las
24 horas de cada día. Este plan de oración terminará hasta el día 19 de agosto a la
misma hora que dio inicio.

5. Del 11 al 19 de agosto las comisiones de mayordomía y finanzas junto con la

comisión de visitación, harán visitación a las familias de la iglesia para un compro-
miso total con la misión de la iglesia.

Deseamos que estos 10 días de oración, sea una forma más de preparar a la iglesia
para la Segunda Venida de Nuestro Señor Jesucristo.

¡Maranatha!

Ptr. Eliazer Hernández Cortés

Departamento de Mayordomía y Espíritu de Profecía.

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“A
hora bien, el punto principal de lo que venimos di-
ciendo es que tenemos tal sumo sacerdote, el cual
se sentó a la diestra del trono de la Majestad en los
cielos, ministro del santuario, y de aquel verdadero taberná-
culo que levantó el Señor, y no el hombre”. (R60)
· Introducción
La cita bíblica es trascendente en el argumento Paulino. El
tema en tratamiento era el sumo sacerdocio de Jesús en el
Santuario celestial y Pablo resume su argumentación pre-
via, y posterior, con el versículo que hemos leído: “El pun-
to principal de lo que venimos diciendo es que tenemos tal
(un) sumo sacerdote, el cual se sentó a la diestra del trono
de la Majestad en los cielos, (como) ministro del santuario,
y de aquel verdadero tabernáculo que levantó el Señor, y no
el hombre” (R60). El apóstol lo llama “punto principal” (del
griego Κεφάλαιο) en su argumentación y con ello declara que
Cristo tiene un ministerio sumo sacerdotal en un Santuario
no hecho de manos, no de esta creación. ¿De dónde toma
Pablo estas figuras? ¿En dónde Pablo basa tal disertación,
misma que traería nuevas perspectivas a sus lectores? No hay
duda que la comprensión paulina del ministerio celestial de
Jesús está basada en su comprensión del ministerio del San-
tuario del desierto. Habiendo comprendido este, el apóstol
se atrevía a explicar aquel, sobre todo en el marco de la gran
importancia que tiene tal ministerio en la vida de los seres
humanos.
Ahora bien, como este párrafo tenemos muchos otros más
con el mismo tema, y aún con diferentes énfasis, del ministe-
rio de Cristo en el Santuario celestial.
¿Cuál y cómo es ese ministerio actual de Cristo? ¿No es sufi-
ciente su muerte en la cruz para la salvación del ser humano?
¿Existe un Santuario en los cielos, el cual en Hebreos es lla-
mado “verdadero”, y que fue “levantado” por el Señor mis-
mo? ¿Qué relación tiene con el construido por Moisés en el
desierto?... Estas preguntas nos llevan a evaluar la gran im-
portancia que tiene el estudio y comprensión del ministerio
del Santuario, sea este terrenal o celestial y hoy considerare-
mos tal importancia respondiendo las siguientes preguntas:
¿Por qué es importante estudiar y conocer el tema del San-
tuario? ¿Impacta en nuestra vida espiritual? ¿Tiene alguna
relación con nuestro presente y/o futuro espiritual?
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· Cuerpo
Atendamos las preguntas anteriores, y otras más no expre-
sadas, con algunas citas de Elena White analizadas en un
contexto correcto, así como con declaraciones teológicas de
autores denominacionales y con versículos bíblicos apropia-
damente entendidos. Veamos…
La primera cita que hemos de considerar es la siguiente:
“El tema del santuario debiera ser cuidadosamente examina-
do, puesto que en él descansa el fundamento de nuestra fe y
nuestra esperanza” (The Advent Review. Citado en CESS , p21).
Señalada por el destacado pionero adventista Jaime White en
1850, la cita nos habla de 2 cosas muy importantes: (1) la nece-
sidad de estudiar cuidadosamente el tema del Santuario y (2) la
realidad de que nuestra fe y esperanza adventista están basadas
en dicho tema. Y esto último es destacable: Nuestra fe y nues-
tra esperanza se fundamentan sobre la enseñanza del Santua-
rio; y de allí podemos concluir que tanto como conozcamos el
tema del Santuario será la firmeza de nuestra fe y esperanza.
Nuestros pioneros así lo entendieron. Y así lo hicieron. Aque-
llos hombres y mujeres de fe, basados únicamente en la Pa-
labra de Dios, estudiaron diligente e iluminadamente hasta
comprender y aprender no solo un conocimiento sino una
tarea. El resultado fue una fe firme y una ferviente esperan-
za. ¿No creen que sí es importante un estudio cuidadoso del
Santuario?
Otra cita digna de consideración es de la hermana Elena G.
de White, leamos:
El asunto del santuario fue la clave que aclaró el misterio de
la desilusión de 1844. Reveló todo un sistema de verdades
que formaban un conjunto armonioso y demostraban que la
mano de Dios había dirigido el gran movimiento adventista,
y al poner de manifiesto la situación y la obra de su pueblo
le indicaba cuál era su deber de allí en adelante. (GC, 423; Ev, 222)
¿Puede notarlo? En el párrafo hay por lo menos tres declara-
ciones claras sobre lo que representó el estudio del Santuario
después del chasco de 1844: (1) Ante el enorme misterio y
gran desilusión porque Cristo no había obrado como ellos
enseñaban, el estudio y comprensión del Santuario ilumi-
nó las tinieblas de la incertidumbre tornándolas en claridad
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iluminadora y consoladora. Es decir, al
estudiar y comprender el Santuario en-
tendieron qué había sucedido realmen-
te en ocasión del chasco. (2) A partir
de la comprensión creciente del tema
del Santuario, empezaron a descubrir
más y más verdades bíblicas que armo-
nizaban entre sí y, en conjunto, reve-
laban que todo lo acontecido señalaba
al cumplimiento de un plan divino. Y
(3), con la comprensión del Santuario
entendieron cuál había sido su yerro,
pero, sobre todo, cuál era ahora su mi-
sión.
En el párrafo notamos que la com-
prensión del Santuario fue, ha sido y
es básica en la comprensión de la mi-
sión adventista. Desde el inicio del
movimiento, el estudio y comprensión
del Santuario ha señalado el rumbo y
marcado la pauta para entender e ini-
ciar la misión de anunciar la hora del
juicio divino (Apoc 14: 6-7) y preparar
un pueblo para la venida de Cristo. Por
eso somos adventistas. Aún más, una
vez entendida la misión por este redu-
cido grupo de pioneros del adventismo,
a partir de allí inició el desarrollo de un
cuerpo doctrinal que hoy contempla-
mos maduro y firme, pero sobre todo
bíblico y profético. El estudio y com-
prensión del tema del Santuario fue “la
clave”.
Pero la hna. White nos da un motivo de
estudio de otra dimensión del Santua-
rio. En 1906, ella escribió: “La correcta
comprensión del ministerio del santua-
rio celestial es el fundamento de nues-
tra fe”. (El Evangelismo, pág. 165).
Valoremos la declaración. El Santua-
rio como clave para entender el chasco
de 1844, y como fundamento de la fe,
esperanza y misión adventista, ha sido
mencionado, pero aquí se nos habla de
otra dimensión del Santuario. Aquí se
nos invita a comprender correctamen-
te el ministerio del Santuario celestial.
¿Lo notan? ¡Hay un ministerio en eje-
cución, en este momento, en el San-
tuario celestial! Y somos exhortados
a comprender correctamente el quién,
cómo, hasta cuándo, por qué, etc., de
ese ministerio. ¿Cómo comprenderlo?
Hoy sabemos que la mejor manera de
entender el ministerio de Cristo a favor
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de la raza humana es estudiar y enten-
der los servicios rituales del Santuario
israelita. Es a la luz del ministerio del
Santuario del desierto como podemos
comprender la obra actual en ejecución
en el Santuario celestial.
Así lo hemos entendido y declarado:
“Los servicios del santuario fueron un
libro de texto sobre la salvación. Por
esta razón, el estudio del santuario y
sus servicios no solo clarifica el signi-
ficado de los rituales que se realizaban
allí, sino que también arroja luz sobre
el ministerio celestial de Cristo”. (Teología.
Fundamentos bíblicos de nuestra fe, T4, p96)
Y la hna. White añade:
El pueblo de Dios ha de tener ahora sus
ojos fijos en el santuario celestial, don-
de se está realizando el servicio final de
nuestro gran sumo sacerdote en la obra
del juicio, donde él está intercediendo
por su pueblo. (Ev., 166).
¡Estas son razones poderosas e impor-
tantes para el estudio del Santuario!
5
· Resumen previo:
En un breve resumen podemos enlistar
las principales características que ha-
cen del Santuario un tema de estudio
muy importante y determinante para la
fe adventista. Notemos:
(1) El Santuario es un “libro de texto”
sobre la salvación. Repetimos: El tomo
4 de los libros de Teología declara que
“los servicios del santuario fueron un
libro de texto sobre la salvación”, y el
teólogo adventista Roy Adams corro-
bora diciendo que “podemos ver en el
establecimiento del tabernáculo con su
elaborado ritual, un propósito divino
de suplir información adicional con
respecto a la actividad salvífica de Dios
en Cristo Jesús”. (El santuario, Roy Adams, p22).
Es decir, el gran plan eterno de la re-
dención puede verse y comprenderse a
la luz de los ritos del Santuario. Cada
elemento del mobiliario y de las cere-
monias tenía un claro mensaje simbó-
lico relacionado con la obra de Cristo.
(2) El Santuario fue, y ha funcionado,
como un principio hermenéutico. Fer-
nando Canale, erudito adventista, dice:
“La doctrina del santuario articula los
principios hermenéuticos del adven-
tismo. Los pioneros y Elena de White
construyeron la teología adventista so-
bre esta base metodológica” (DavarLo-
gos 6.2 (2007): 127-141). Es decir, basa-
dos en el entendimiento del santuario
se evaluó y se ha evaluado cada doctri-
na bíblica hasta entenderla armoniosa-
mente.
(3) El Santuario fue, ha sido y es la cla-
ve para nuestra identidad adventista.
Desde este punto de vista la enseñanza
del Santuario nos dice quiénes somos y
para qué estamos aquí. La luz que arro-
jó desde 1844 que está disponible para
nosotros hoy iluminando nuestro sen-
dero y enseñándonos nuestra misión
como pueblo remanente.
(4) La enseñanza del Santuario es fun-
damento de nuestra fe y esperanza ad-
ventista. Nosotros sabemos que hoy
está en proceso una obra en ejecución
en la corte celestial, y que es a nues-
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tro favor (1Jn 2:1). También sabemos que somos invitados a
acercarnos confiadamente al trono de la gracia en procura de
misericordia (He 4:16). Nos regocijamos en saber que quien
intercede por nosotros nos entiende y se compadece pues es
alguien que fue tentado como nosotros, pero sin pecado (He
4:15). Sí, hay muchas cosas en nuestra fe y esperanza adven-
tista que pueden ser entendidas más plenamente a la luz de la
enseñanza del santuario.
(5) Sin la enseñanza del Santuario la IASD sería otra. Des-
pués del chasco de 1844 muchos se desanimaron de la fe en
Cristo avergonzados por no haberse cumplido sus expec-
tativas. Otros se desanimaron y regresaron a sus antiguas
denominaciones. Otros perseveraron en la fe del adventis-
mo y propusieron nuevas fechas, vez tras vez, hasta quedar
definitivamente chasqueados. Pero un grupo, relativamente
pequeño, recibió la luz que emanó del Santuario, tanto ce-
lestial como terrenal. Fueron iluminados, y humildemente
indagaron en la Palabra de Dios hasta entender el porqué de
su chasco. Perseveraron en el estudio de la Biblia y oraron di-
ligentemente para tener más luz. Y así les sucedió. Hoy somos
la Iglesia Adventista del Séptimo Día. ¿Qué hubiera pasado si
no se hubiese estado dispuesto a recibir la luz del cielo?
Notas:
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· Conclusión
La comprensión del ministerio del Santuario terrenal y celes-
tial es capital para nuestra fe, esperanza y misión adventis-
ta. En el Santuario hemos visto, y seguimos viendo, grandes
verdades que nos ubican en nuestra misión escatológica y es
nuestro deber de comprender y enseñar de la obra de Cristo.
Sobre todo, la estructura y los servicios rituales del Santua-
rio, su simbolismo, significado y cumplimiento en la vida y
obra de Jesús nuestro Señor, generan, edifican y fortalecen
nuestra fe en Cristo. Allí aprendemos ampliamente del plan
de la redención. Allí discernimos en cada figura un símbolo
de Cristo y su obra. Su estudio nos da un claro entendimiento
del ministerio del Santuario celestial. En resumen, allí vemos
a Cristo en su Santuario.
Mientras más sepamos de su obra por nosotros, más le ama-
remos ¡Que así sea!
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“Y
harán un santuario para mí, y habitaré en medio
de ellos. Conforme a todo lo que yo te muestre, el
diseño del tabernáculo, y el diseño de todos sus
utensilios, así lo haréis” (R60)
Introducción:
Para estudiar el ministerio del Santuario y comprender su
significado es necesario tomar como base el párrafo de Ex
25:8-9. En él, encontramos partes que iluminan el estudio y
procuran su entendimiento. Allí encontramos que es Dios
mismo quién da la indicación, detalles y funcionamiento del
Santuario. Allí notamos que el Santuario es de origen divino,
y no humano.
Y resulta lógico: Si el Santuario habría de ser un “libro de tex-
to” sobre el plan de la Redención; si habría de ser la morada
de Dios aquí en la tierra; si los ritos señalaban hacia el Mesías,
Dios habría de ser el instructor tanto de su estructura como
de sus funciones, y sobre todo de sus rituales simbólicos.
Veamos tres partes del párrafo y escudriñemos su significado.
· Cuerpo
A. En el versículo de Ex 25:8:
(1) “Háganme un Santuario” …
Fue Dios mismo quién pidió el Santuario. En una lectura
atenta del versículo concluimos que no hay duda de que la
construcción del Santuario es iniciativa divina y no huma-
na. Es claro que no surge de la intención del hombre sino de
la intención de Dios. No responde a inquietud humana sino
divina. Por lo tanto, el Santuario refleja propósitos divinos y
no humanos.
Al respecto, un experto cristiano escribió:
“Dios toma la iniciativa en la propuesta de la construcción
del santuario. Esto marca una diferencia sustancial con la
cultura del antiguo Cercano Oriente donde los templos eran
dedicados a los dioses por sus devotos…”
Recordémoslo: La construcción del Santuario fue iniciativa
divina.
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(2) “…Yo habitaré en medio de ellos”
En segundo lugar, encontramos el “para qué”: “Yo habitaré
en medio de ellos”. En esta expresión se nos presenta la razón
de la construcción: ¡Dios desea morar en medio de su pueblo!
Partiendo de esta expresión bíblica puede afirmarse que el
Santuario refleja el deseo divino de habitar en medio de su
pueblo. El Santuario nos “habla” de la intención de Dios de
estar relacionado con su pueblo. El Creador del universo no
es un Dios distante, no es un Dios extraño, no es un Dios
desinteresado. No. Él es un Dios que quiere habitar en medio
de su pueblo. Y Él indica que se le prepare un Santuario para
su habitación. Dios declaró:
“Allí me reuniré con los hijos de Israel; y el lugar será santi-
ficado con mi gloria. Y santificaré el tabernáculo de reunión
y el altar; santificaré asimismo a Aarón y a sus hijos, para
que sean mis sacerdotes. Y habitaré entre los hijos de Israel, y
seré su Dios. Y conocerán que yo soy Jehová su Dios, que los
saqué de la tierra de Egipto, para habitar en medio de ellos.
Yo Jehová su Dios”. (Ex. 29:43-46 R60).
¡Dios se muestra como deseoso de convivir con su pueblo, de
ser reconocido por sus creaturas! ¡Dios propicia una relación
íntima con su pueblo!
La idea de Dios deseando habitar en medio de su pueblo no
es extraña en la enseñanza bíblica. Es enseñanza primordial.
Dios prometió que santificaría el tabernáculo y lo tomaría
como habitación y lugar de reunión con su pueblo, con la in-
tención de que su pueblo lo conozca y goce su presencia (Ex.
29:44-46). La misma promesa hizo para el templo que Salo-
món construyó 480 años más tarde: “Y habitaré (en el tem-
plo) en medio de los hijos de Israel, y no dejaré a mi pueblo
Israel” (1Re 6:13 R60). Más adelante, la misma promesa, pero
con una invitación al júbilo, fue repetida a Zacarías: “Canta
y alégrate, hija de Sion; porque he aquí vengo, y moraré en
medio de ti, ha dicho Jehová”. (Zac 2:10 R60). Así se entiende
maravillosamente la expresión evangélica de Juan hablando
del Dios encarnado: “Y aquel verbo se hizo carne y habitó
entre nosotros” (Juan 1:14). En Cristo, Dios puso su taberná-
culo entre nosotros. Emmanuel significa “Dios con nosotros”
(Mt 1:23 R60). ¡El Santuario es un fiel reflejo del deseo divino
de morar en medio de su pueblo!
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A manera de un breve resumen, pue-
den presentarse los siguientes objetivos
divinos en la presencia del Santuario en
medio del campamento hebreo:
Objetivo #1. El Santuario era el lugar de
habitación de Dios. Él había prometido:
“Yo habitaré en medio de ellos”. Dios
puso su tienda en medio del campa-
mento hebreo. Imagínelo, y alábelo…
¡El Dios santo, todopoderoso, creador
de todo el universo, habitando en me-
dio de su pueblo!
Objetivo #2. Desde el Santuario
Dios revelaba su voluntad para con
su pueblo:
“…Y de allí me declararé a ti, y hablaré
contigo de sobre el propiciatorio, de en-
tre los dos querubines que están sobre
el arca del testimonio, todo lo que yo
te mandare para los hijos de Israel” (Ex
25:21-22 R60).
Y lo hacía a través de Moisés, su profeta:
“Cuando Moisés entraba en el taberná-
culo, la columna de nube descendía y
se ponía a la puerta del tabernáculo, y
Jehová hablaba con Moisés” (Núm. 7:89 R60).
Objetivo #3. A través del Santuario,
y la nube, Dios guiaba a su pueblo.
Así leemos:
“… en el lugar donde la nube paraba,
allí acampaban los hijos de Israel. Al
mandato de Jehová los hijos de Israel
partían, y al mandato de Jehová acam-
paban; todos los días que la nube esta-
ba sobre el tabernáculo, permanecían
acampados. Cuando la nube se detenía
sobre el tabernáculo muchos días, en-
tonces los hijos de Israel guardaban la
ordenanza de Jehová, y no partían. Y
cuando la nube estaba sobre el taberná-
culo pocos días, al mandato de Jehová
acampaban, y al mandato de Jehová
partían. Y cuando la nube se detenía
desde la tarde hasta la mañana, o cuan-
do a la mañana la nube se levantaba,
ellos partían; o si había estado un día, y
a la noche la nube se levantaba, enton-
ces partían. O si dos días, o un mes, o
un año, mientras la nube se detenía so-
bre el tabernáculo permaneciendo so-
bre él, los hijos de Israel seguían acam-
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pados, y no se movían; mas cuando ella
se alzaba, ellos partían. Al mandato de
Jehová acampaban, y al mandato de Je-
hová partían…”. (Núm. 9:17-23 R60)
¿No es maravilloso? ¡El pueblo se mo-
vía conforme a la voluntad de su Dios!
La ruta de marcha, el ritmo de marcha,
itinerario, lugar de asentamiento, tiem-
po de asentamiento, vida religiosa del
campamento, etc., era coordinado por
la dualidad nube-Santuario que repre-
sentaban la voluntad de Dios (Ex 40:36-37 R60).
El Santuario muestra el deseo de Dios
de no solo permanecer con su pueblo
sino también de guiarlo por rumbo
definido hacia la tierra prometida. ¡El
rumbo, los tiempos, las formas, todo
sometido a la voluntad de Dios!
B. En el versículo de Ex 25:9
(3) “Conforme al modelo… así lo ha-
réis”
Al construir el Santuario habría de se-
guirse un patrón, un modelo, un diseño
preestablecido. Y este no era de origen
humano sino divino, ya existía e iba a
ser mostrado en el monte. ¿Qué signi-
ficaba eso? ¿Qué implicaciones tendría?
¿Era trascendente seguir el modelo im-
puesto?
La expresión “conforme al modelo” es
repetida otras veces en la Biblia en el
mismo contexto de la construcción del
Santuario. En Ex. 25:40 y 26:30 tene-
mos la indicación original dada direc-
tamente por Dios; en Núm. 8:4 registra
el cumplimiento de esta indicación al
construir los utensilios del Santuario,
el mártir Esteban la repitió previo a su
apedreamiento (Hech. 7:44) y en He-
breos 8:5 y, nuevamente se recuerda la
indicación de que, al construir el San-
tuario, se siguió un modelo mostrado.
Esto nos lleva a una pregunta necesa-
ria que ha sido, y es, interés de muchos:
¿A qué modelo se refería? ¿Por qué es
importante la indicación? ¿Qué vió,
realmente, Moisés en el Monte Sinaí?
Veamos…
El Dr. Ángel Manuel Rodríguez, teó-
logo adventista, resume: “Parece más
probable que lo que Moisés vio fue el
arquetipo mismo del Santuario celes-
tial (es decir: el original) o un modelo
tridimensional en miniatura de él”.
¡Moisés pudo haber visto el original
mismo, o en su defecto, un modelo en
miniatura!
Así también enseña el Dr. Richard M.
Davidson: “Es probable que a Moisés
le fue dada una visión del santuario
celestial y entonces (se) le proveyó con
un modelo en miniatura del santuario
como un modelo para copiar al cons-
truir el terrenal” .
En suma, del relato bíblico aprendemos
que fue Dios mismo quien dio a Moi-
sés el “modelo” y “plano”, con instruc-
ciones detalladas, acerca del tamaño,
forma, así como de los materiales que
debían emplearse en la construcción
del tabernáculo y de todos los objetos
y muebles que había de contener (Ex.
25:9 hasta 27:21). Dios mismo instru-
yó a Moisés que hiciera todas las cosas
“conforme al modelo que se le había
mostrado en el monte” (Ex 25: 8-9,
40; 26:30; Núm. 8:4). Ni Moisés ni sus
obreros planificarían la forma, ni los
métodos de construcción del edificio.
Dios mismo trazó el plano y se lo dio
a Moisés en visión y en palabras. Y en
base a ese modelo, “Bezaleel, Aholiab y
un gran equipo de orfebres” (Ex 31:2-
11) harían su trabajo.
* Implicaciones…
Entonces… ¿Hay relación entre el San-
tuario hebreo y el Santuario celestial?
Sí, mucha.
Hoy sabemos que el Santuario terre-
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nal era una “réplica” del Santuario o
templo celestial, de “aquel verdadero
tabernáculo que levantó el Señor y no
el hombre” (He. 8:2; Y entendemos que
construido con el propósito de que a
través de las cosas visibles y tempora-
les (Santuario terrenal) podamos com-
prender las cosas invisibles y eternas
(Santuario celestial).
Hoy ya hemos aprendido que el Santua-
rio del desierto, su sacerdocio, sus fun-
ciones y sus rituales, señalaban grandes
realidades de la obra divina. El Apóstol
Pablo los llama “figura y sombra de las
cosas celestiales” (He 8:5 y 9:23: R60).
Hoy entendemos que todo el sistema
ritual (el sacerdocio, los sacrificios de
animales, las ofrendas, etc.) era una re-
presentación típica de un evento glorio-
so llamado plan de redención. Todo se-
ñalaba a una realidad gloriosa del plan
de Dios. ¡Era un “libro de texto”!
De allí la importancia de construirlo
conforme a la voluntad de Dios: Siendo
una representación de las cosas y planes
celestiales habían de seguirse fielmente
las indicaciones para evitar una mala
representación de los planes de Dios.
la oración y del estudio de su Palabra;
cuando “edificamos” en nuestro hogar
un ambiente propicio para la relación
santificadora con Él; cuando fielmen-
te apartamos el tiempo para buscarlo
y encontrarlo en el templo. Él siempre
estará dispuesto a encontrarse con su
pueblo que ha salido de “Egipto”, que
ha atravesado milagrosamente “el mar
rojo”, que se deja guiar por la “nube” de
su cuidado y por la “columna de fuego”
de su calor divino; que está dispuesto a
recibir su ley para amarla y ponerla por
obra. Dios quiere estar “en medio de
su pueblo” que le ha seguido aceptan-
do su misión especial: Compartir con
el mundo el mensaje del amor de Dios.
¿Edificarás un Santuario en tu corazón
para que Dios habite en ti? ¿Serás tú ese
Santuario? ¡Dios te bendiga!
Notas:

Conclusión
En el desierto, Dios pidió un Santua-
rio para hacerlo su habitación. Y lo pi-
dió conforme a un modelo específico.
Edificarlo “conforme al modelo” era
importante porque Dios quería mos-
trar, en “figura y sombra”, su programa
eterno para con el hombre. A través
del Santuario del desierto los israelitas
aprenderían de las cosas celestiales. El
diseño, utensilios, acomodo, sacrifi-
cios, el sacerdocio, usos y muchas cosas
más relacionadas con ello, apuntaban a
una realidad celestial. Era necesario se-
guir al pie de la letra las indicaciones de
su elaboración y servicios. Y así se hizo.

Hoy en día, el deseo de Dios sigue vi-

gente. Él desea habitar en medio de su
pueblo, en nuestro hogar, en nuestro
corazón. Quiere encontrarse con noso-
tros continuamente, quiere guiarnos,
instruirnos, santificarnos. Y ello puede
lograrse cuando apartamos momentos
para relacionarnos con Él a través de

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“A
sí dice Jehová de los ejércitos: Si anduvieres por mis
caminos, y si guardares mi ordenanza, también tú
gobernarás mi casa, también guardarás mis atrios,
y entre éstos que aquí están te daré lugar”. (R60)
Introducción
Hoy creemos que, habiendo construido el Santuario terre-
nal conforme a un modelo de origen divino, hay entre ellos
un cierto grado de correspondencia estructural y funcional.
¿Cómo era, estructuralmente, el Santuario del desierto? ¿Pode-
mos saberlo? Sí. Está claramente especificado en la Escritura.
A partir de Éxodo 25:10, justo después de darse la indica-
ción para la edificación del Santuario, tenemos la descripción
de todos los utensilios y componentes del edificio. Llama la
atención su detallada descripción, la exactitud de las medi-
das, la especificación de los materiales para su elaboración,
su ubicación, etc., evidenciando la importancia que ello tenía
en la intención de Dios y que había de impactar en la vida de
su pueblo.
Para un lector superficial no es fácil entender el porqué de la
minuciosidad con la que se dan las instrucciones de elabora-
ción, pero los hijos de Dios hemos de percibir la perfección
del Dios del cielo, de sus planes, y los deseos de perfección
que Dios desea en cada uno de nosotros.
Veamos una descripción resumida del tabernáculo y sus mo-
biliarios, con un poco de historia y simbolismo. Hoy habla-
mos del atrio del Santuario hebreo.
Cuerpo
Descripción bíblica del atrio.
Según Éxodo 27, el Santuario del desierto ocupaba un terre-
no de 100 codos de largo por 50 de ancho , es decir 45x22.5
metros (v18). Su perímetro estaba delimitado por largas cor-
tinas de “lino torcido” (“trenzado”, CBA -Comentario Bí-
blico Adventista-) de 2.25 metros de altura y sostenidas por
cincuenta y seis columnas de madera de acacia recubiertas
de plata. La única puerta, de 9 metros de amplitud, quedaba
orientada hacia el este.
La cortina del atrio demarcaba el territorio al cual no podía
entrar nadie, excepto el sacerdote. Todo lo que estaba dentro
10DAA-interiores.indd 10
del atrio haría de ser considerado santo por todo el campa-
mento. Dentro de la cortina estaba el edificio llamado el “ta-
bernáculo de reunión” y los muebles indicados divinamente.
Todo el conjunto, de las cortinas perimetrales hacia dentro,
era el Santuario. (Ver figura)
La entrada al atrio. (Éxodo 27:16)
Según el texto bíblico, la entrada era un espacio de nueve me-
tros de ancho cubierto por una cortina, obra de recamador,
que descansaba sobre cuatro columnas (Ex. 27:16). Debía ser
orientada al este (27:13), y esta era el punto de encuentro del
sacerdote con el pueblo para la ofrenda sacrificial del cordero.
Allí se “presentaba” cada animal para el sacrificio (Lev 14:11-12).
Desde el principio fue considerada un lugar muy importante
en los rituales del Santuario. Justo allí, en ocasión del ungi-
miento de los sacerdotes, Aarón y sus hijos fueron lavados
antes de ser vestidos y ungidos (Ex. 29:4); fue allí donde Aa-
rón comió el cordero en ocasión de su ungimiento (v32); fue
el lugar que quedó establecido para degollar el cordero sacri-
ficial (v11); fue la puerta el lugar que quedo como punto de
reunión de Dios con su pueblo. (v42)
Simbólicamente, aunque en el contexto de un redil y un re-
baño, en su debido momento Cristo proclamó: “Yo soy la
puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá,
y hallará pastos” (Juan 10:9 R60). Y notemos, había solo una
puerta. (Hechos 4:12)
El altar del holocausto
Dijo el Señor:
“Harás también un altar de madera de acacia de 2.25 mts. de
longitud, y de 2.25 mts. de anchura; será cuadrado el altar,
y su altura de 1.35 mts. Y le harás cuernos en sus cuatro es-
quinas; los cuernos serán parte del mismo; y lo cubrirás de
bronce… Lo harás hueco, de tablas; de la manera que te fue
mostrado en el monte, así lo harás” (Ex. 27:1-8). “Y colocó el
altar del holocausto a la entrada del tabernáculo, del taberná-
culo de reunión…” (Ex 40:29 R60).
El altar cubierto de bronce era el primer mueble al entrar. Era el
lugar donde la sangre se derramaba en ocasión de los sacrificios.
También era el lugar donde se “quemaban las grosuras” y se asa-
ba la carne del animal sacrificado. Según la instrucción divina,
debía permanecer siempre encendido (Lev 6:12), día y noche.
07/05/18 16:14

El relato bíblico dice que, en el día de
la consagración del Santuario, el altar
llegó a ser un “altar santísimo y santi-
ficador” (Ex 29:37; 40:10). Además, dice
que, “salió fuego de delante de Jehová,
y consumió el holocausto con las gro-
suras (que estaban) sobre el altar” (Lev
9:24 R60). En gratitud por la inaugura-
ción del altar, los príncipes agradecie-
ron durante doce días con ofrendas y
sacrificios (Núm. 7). En el día de la ex-
piación también se hacía expiación por
él, específicamente (Lev 16:18-19).
Aunque la Biblia no nos informa qué
pasó con este mueble construido por
Moisés, sí nos habla de su equivalente
en ocasión del posterior templo de Sa-
lomón, alrededor de 480 años después.
Siendo que el templo de Salomón sería
un lugar fijo y ya no había necesidad
de tener muebles portátiles como en
el desierto, Salomón hizo un altar de
mayores dimensiones: Nueve metros
por lado y 4.5 metros de alto (2Cro 4:1).
Y fue acepto delante de Jehová (7:1-
2). Este nuevo y grande altar duraría
en funciones alrededor de 370 años y,
según el Nuevo Diccionario Bíblico
(NDB), “fue destruido por los caldeos
en tiempos de Nabucodonosor (2Cro
36:18-19). Más adelante fue levantado
de nuevo en las reconstrucciones que
Esdras llevó a cabo en Jerusalén des-
pués del exilio babilónico (Esd. 3:2–3).
Más tarde Herodes haría el altar con
medidas aún más grandes que las que
usó Salomón y colocando un pequeño
canal subterráneo que llevaba los des-
perdicios hacia el torrente de Cedrón.
Este altar fue el que existía cuando el
Señor Jesús visitó el Templo .
10DAA-interiores.indd 11
En el Nuevo Testamento, la figura del
altar continúa siendo muy importante.
Era el lugar para traer las ofrendas (Mt
5:23-24), Jesús pidió no involucrarlo en
falsos juramentos (Mt 23:18-20), Juan el
revelador lo vio para ser “medido” junto
con el templo (Apoc 11:1), vio salir des-
de allí ángeles llamando a la “cosecha”
de la Tierra (Apoc 14:18) y exaltando la
justicia de los juicios de Dios (Apoc 16:7).
Aplicando su simbolismo, el Comenta-
rio Bíblico Adventista (CBA) dice: “…
los cristianos tenemos un altar -la cruz
del Calvario- y un sacrificio (Jesucris-
to) que supera por mucho en valor y en
eficiencia a los antiguos sacrificios de
animales: Es, nada menos, “el Cordero
de Dios, que quita el pecado del mun-
do” (Jn 1:29). (CBA, t7, 508)
La fuente de bronce
La fuente de bronce era el segundo
mueble al entrar. Estaba ubicada entre
el altar del holocausto y la entrada al
“tabernáculo de reunión”. Debía con-
tener agua limpia donde el sacerdote
se lavará antes de entrar al Santuario y
antes de ministrar (Leer Éxodo 30:18-21).
No se dictaron las medidas para la
fuente. Por ello no sabemos su altura ni
anchura originales. Lo que sí sabemos
es que habría de ser elaborada toda de
bronce. La indicación fue:
Harás también una fuente de bronce,
con su base de bronce, para lavar; y la
colocarás entre el tabernáculo de reu-
nión y el altar, y pondrás en ella agua.
Y de ella se lavarán Aarón y sus hijos
las manos y los pies. Cuando entren en
el tabernáculo de reunión, se lavarán
con agua, para que no mueran; y cuan-
do se acerquen al altar para ministrar,
para quemar la ofrenda encendida para
Jehová, se lavarán las manos y los pies,
para que no mueran. Y lo tendrán por
estatuto perpetuo él y su descendencia
por sus generaciones. Éx 30:17-21 R60
Según el relato del libro de Los Reyes,
cuando se construyó el templo de Sa-
lomón 480 años más tarde, a la otra
fuente de bronce se le llamó “mar de
bronce” (1Cro 18:8). Sus nuevas di-
mensiones eran: 4.5 metros de diáme-
11
tro; 2.25 metros de alto; el grosor de su
pared de bronce se calcula en 8 centí-
metros; su “borde era labrado como el
borde de un cáliz o de flor de lis” (1Re
7:26 R60); su capacidad era de 2,000 ba-
tos (actualmente sería de alrededor de
45,000 litros de agua); y fue colocado
sobre 12 bueyes de bronce acomoda-
dos de tres hacia cada punto cardinal
(v25). Además, se hicieron 10 fuentes
de bronce (v38) “pequeñas” con 800 li-
tros cada una. ¡Grandioso!
Pero, en tiempos del Rey Acaz fue des-
montada para usar el bronce de los
12 bueyes para pagar un tributo a Ti-
glat-Pileser, Rey de Asiria (2Re 16:17).
Y más adelante, los babilonios quebra-
ron el mar de bronce para desarmarlo y
llevarlo a Babilonia. Allí terminaría la
historia de ese gran mar de bronce.
En el simbolismo de la fuente es intere-
sante recordar que los sacerdotes, antes
de ministrar o entrar al Tabernáculo
debían de lavarse las manos y los pies
allí, (Ex 30:19) “para que no mueran”
(v21). Es decir, no les era permitido mi-
nistrar si antes no pasaban a lavarse en
la fuente de bronce.
¿Representaba a Cristo la fuente de
bronce? ¿Hay alguna relación con el
bautismo cristiano? Lo cierto es que el
agua es el elemento por excelencia para
la limpieza y el sacerdote debía ser lim-
piado antes de entrar en contacto con
lo sagrado. La referencia bíblica más
apropiada nos enseña que “si confesa-
mos nuestros pecados, Él es fiel y justo
para perdonar nuestros pecados, y lim-
piarnos de toda maldad”. (1Juan 1:9 R60)
07/05/18 16:14
 12

aun ardientemente desea los atrios de Jehová; mi corazón y

Conclusión mi carne cantan al Dios vivo”. (Sal. 84:2 R60).

El atrio era el primer espacio dentro del Santuario. Era el Y en evidente clímax de entrega total, David clamaría: “Por-
primer paso que habría de dar el pecador arrepentido que que mejor es un día en tus atrios que mil fuera de ellos. Esco-
deseaba volver a la paz con Dios. Sus muebles (altar y fuente) gería antes estar a la puerta de la casa de mi Dios, que habitar
representaban el primer recurso al que accedía el penitente. en las moradas de maldad”. (Sal. 84:10 R60)

Era en el atrio que se sacrificaba el cordero. A la puerta jus- Hagamos de nuestra vida, de nuestro cotidiano andar cris-
tamente. Era en el atrio que se derramaba la sangre perdona- tiano, de nuestra experiencia diaria con Jesús, una continua
dora; era en el atrio que se consumía el cordero sustituto. Era estancia en los atrios de Jehová. ¡“Allí alcanzamos victorias”!
en el atrio que el oficiante encontraba la pureza ritual necesa-
ria para ejercer intercesión entre el Dios santo y el penitente
pecador. Era el lugar de encuentro entre el Dios eterno y el
pecador arrepentido

Por eso, no sorprende que el salmista cantara: “Bienaventu-

rado el que tú escogieres y atrajeres a ti, Para que habite en
tus atrios; seremos saciados del bien de tu casa, de tu santo
templo (Sal. 65:4 R60).

Aún más, en un especial arrobamiento que declara la com-

prensión del atrio, nuevamente clamaría: “Anhela mi alma y

Notas:

10DAA-interiores.indd 12 07/05/18 16:14


“¿Q
uién subirá al monte de Jehová? ¿Y quién es-
tará en su lugar santo? El limpio de manos y
puro de corazón; El que no ha elevado su alma
a cosas vanas, ni jurado con engaño. El recibirá bendición de
Jehová, y justicia del Dios de salvación”. (R60)
Introducción
Como ya leímos, en el párrafo bíblico se equipará al “Monte
de Jehová” con el “Lugar Santo”. Y entendemos que este es
un lugar tan especial que sus moradores han de ser “limpios
de manos”, “puros de corazón”, de “alma noble” y de “pro-
mesas veraces”. Ellos son los que recibirán la bendición y la
justicia de Jehová. ¡Desafiante!, ¿No creen? Pero, ¿cuál es el
Lugar Santo aquí referido? Ese es nuestro tema de estudio de
hoy: El Lugar Santo del Santuario terrenal, y algunos de sus
significados.
Continuemos con la descripción y análisis tipológico del mo-
biliario del Santuario del desierto…
Cuerpo
¿Escucharon antes hablar del Lugar Santo? ¿O del Lugar San-
tísimo? Les confirmo que eran los dos departamentos en los
cuales estaba dividido el Tabernáculo de Reunión del San-
tuario del desierto. Y permítanme darle algunos datos para
entenderlo…
El tabernáculo de reunión
Medía alrededor de 5 metros de ancho por 14 de largo. Y los
materiales para la construcción de esta tienda santa fueron
específicamente señalados por Dios. Un breve resumen sería:
a) Las paredes norte, sur y oeste eran de tablas de madera
de Acacia forrada de oro (Ex 26:15-16). Fueron colocadas de
pie y asentadas sobre bases de plata (v 19). Y eran unidas por
barras de madera de acacia, también cubiertas de oro (v 29).
En total fueron 48 tablas cubiertas de oro y 96 bases de plata.
Por el lado este no tenía pared de tablas sino una bella cortina
que hacía la función de puerta y que era colocada sobre cin-
co columnas de acacia forrada de oro las cuales descansaban
sobre bases de bronce. Así se instruyó:
10DAA-interiores.indd 13
13
Harás para la puerta del tabernáculo una cortina de azul,
púrpura, carmesí y lino torcido, obra de recamador. Y harás
para la cortina cinco columnas de madera de acacia, las cua-
les cubrirás de oro, con sus capiteles de oro; y fundirás cinco
basas de bronce para ellas” (Ex 26:36-37 R60)
b) El techo o cubierta del tabernáculo eran “cortinas de lino
torcido, azul, púrpura y carmesí; y… con querubines de obra
primorosa (Ex 26:1 R60), y acomodadas para cubrir toda el
área superior del tabernáculo (vv 2-14), haciendo la función
de techo y dando la apariencia interior de un cielo color azul,
púrpura y carmesí lleno de querubines. Encima de esa corti-
na eran colocados tres capas más: una elaborada de pelos de
cabra (v 7), otra más hecha con piel de carnero teñido de rojo
(v 14), y una última hecha de piel de tejón (v 14). Así, forma-
ban un techo de cuatro capas.
c) La pared interior que distinguía el Lugar Santo del Lugar
Santísimo era una bella cortina. La indicación fue:
También harás un velo de azul, púrpura, carmesí y lino torci-
do; será hecho de obra primorosa, con querubines; y lo pon-
drás sobre cuatro columnas de madera de acacia cubiertas de
oro; sus capiteles de oro, sobre basas de plata. Y pondrás el
velo debajo de los corchetes, y meterás allí, del velo adentro,
el arca del testimonio; y aquel velo os hará separación entre
el lugar santo y el santísimo. (Ex 26:31-33 R60)
¿Podemos imaginarlo? Si nos colocáramos dentro de ese re-
cinto veríamos un lugar bello, íntimo e impresionante de pa-
redes áureas resplandecientes y un cielo azul brillante lleno
de querubines.
Ahora veamos el mobiliario interior…
La mesa de los panes. La indicación para las medidas, he-
chura y acomodo de este mueble fueron claras y específicas.
Leemos:
Harás asimismo una mesa de madera de acacia; su longitud
será de dos codos, y de un codo su anchura, y su altura de
codo y medio. Y la cubrirás de oro puro, ... Y le harás cuatro
anillos de oro, los cuales pondrás en las cuatro esquinas que
corresponden a sus cuatro patas. Los anillos estarán debajo
de la moldura, y serán lugares de las varas para llevar la mesa.
Harás las varas de madera de acacia, y las cubrirás de oro,
y con ellas será llevada la mesa. Harás también sus platos,
07/05/18 16:14
 14
sus cucharas, sus cubiertas y sus tazo-
nes, con que se libará; de oro fino los
harás. Y pondrás sobre la mesa el pan
de la proposición delante de mí conti-
nuamente. (Ex 25:23-29 R60)
Y se definió su ubicación: “Y pondrás la
mesa, … al lado del norte”. (v35 R60).
La utilidad práctica de este mueble era
la de ser el lugar del pan de la proposi-
ción. Y para ese pan también hubo es-
pecificaciones especiales:
Y tomarás flor de harina, y cocerás
de ella doce tortas; cada torta será de
dos décimas de efa. Y las pondrás en
dos hileras, seis en cada hilera, sobre
la mesa limpia delante de Jehová. Pon-
drás también sobre cada hilera incienso
puro, y será para el pan como perfume,
ofrenda encendida a Jehová. Cada día
de reposo lo pondrá continuamente en
orden delante de Jehová, en nombre de
los hijos de Israel, como pacto perpe-
tuo. Y será de Aarón y de sus hijos, los
cuales lo comerán en lugar santo; por-
que es cosa muy santa para él, de las
ofrendas encendidas a Jehová, por de-
recho perpetuo. (Lev 24:5-9 R60)
Así que, al lado norte del tabernáculo,
entre el velo de entrada y el velo inte-
rior, fue ubicada la mesa con los panes
de la proposición.
Notemos algunas cosas interesantes re-
lacionadas con este mueble:
a) Eran 12 los panes que debían
permanecer sobre la mesa. Ello
hablaba del “pacto perpetuo” de
Dios con las doce tribus de su
pueblo
b) Los panes eran cambiados se-
manalmente, ¡cada sábado! Y al
cambiarse, los panes eran comi-
dos solo por Aarón y sus hijos y
“en Lugar Santo” porque eran
“cosa muy santa”
d) Los panes debían de mante-
nerse sobre la mesa, aún en viajes
(Núm. 4:7-8)
El NDB nos da una explicación teológi-
ca interesante. Dice así:
10DAA-interiores.indd 14
El término realmente traduce una ex-
presión hebrea que literalmente dice
“panes de la cara”. Los panes represen-
taban al pueblo que se presentaba, se
proponía delante de la cara de Dios, lo
cual era una señal de participación en-
tre ellos. La exigencia de una mesa, la
presencia de los panes y el hecho de que
los sacerdotes los comían eran cosas
que hablaban de comunión y paz entre
Dios y el pueblo, puesto que dos enemi-
gos no comían a la misma mesa.
En ese orden de ideas, la mesa repre-
sentaría una mesa de comunión y pacto
entre Dios y Su pueblo.
El candelero de oro. Este fue un distin-
guido mueble dentro del Santuario. Fue
ubicado al sur, enfrente de la mesa (Ex
26:35). La indicación divina fue:
Harás además un candelero de oro
puro; labrado a martillo…; su pie, su
caña, sus copas, sus manzanas y sus flo-
res, serán de lo mismo. Y saldrán seis
brazos de sus lados; tres brazos del can-
delero a un lado, y tres brazos al otro
lado… Y le harás siete lamparillas, las
cuales encenderás para que alumbren
hacia adelante. También sus despabila-
deras y sus platillos, de oro puro. De un
talento de oro fino lo harás, con todos
estos utensilios”. (Ex 25:31-39)
Algunas peculiaridades del candelero
son:
- Fue elaborado de oro puro. Su peso
total fue de un talento (41 kg., NDB)
- Hubo ser elaborado de una sola pie-
za, y a golpe de martillo. Es decir, no
se ensambló ni moldeó al fuego en su
elaboración
- No se dan indicaciones de tamaño,
solo de forma y acomodo. Todo el mo-
biliario fue debidamente especificado
en su tamaño, pero no fue así en el can-
delero y en la fuente.
- Sus siete brazos o lámparas habrían
de arder día y noche, continuamente,
alimentados con aceite de oliva provis-
to por los sacerdotes. (Leer Éxodo 25:
31-39). Se preparaba por la mañana y se
encendía todo por la tarde.
- Tenía forma de árbol, con un tallo
central y tres ramas a cada lado. Bellas
figuras labradas a martillo adornaban
tanto el tallo como las ramas
El altar del incienso. Fue ubicado al
oeste, junto a la cortina del Lugar San-
tísimo. Era el lugar donde se quemaba
incienso, mañana y noche. (Leer Éxodo
30:1-9) También, en ocasión del servi-
cio ritual, se le asperjaba sangre del cor-
dero inmolado.
07/05/18 16:14

Sobre su tamaño, La Santa Biblia dice:
“Harás asimismo un altar para quemar
el incienso; de madera de acacia lo ha-
rás. Su longitud será de un codo, y su
anchura de un codo; será cuadrado, y
su altura de dos codos; y sus cuernos
serán parte del mismo. Y lo cubrirás
de oro puro, su cubierta, sus paredes
en derredor y sus cuernos; y le harás en
derredor una cornisa de oro. Le harás
también dos anillos de oro debajo de su
cornisa, a sus dos esquinas a ambos la-
dos suyos, para meter las varas con que
será llevado. Harás las varas de made-
ra de acacia, y las cubrirás de oro. Y lo
pondrás delante del velo…” (Ex 30:1-6
R60)
La importancia mesiánica de este mue-
ble es mucha. Según el relato del evan-
gelista Lucas, a la derecha de este altar
se mostró el ángel que anunció a Zaca-
rías el nacimiento de Juan el Bautista
(Lc 1:11). Juan el revelador declara que
el incienso son las oraciones de los san-
tos (Apoc 5:8), y lo muestra como señal
de inicio de los juicios finales de este
mundo (Apoc 8:3-5).
Conclusión:
El Lugar Santo del santuario terrenal
era un lugar de muchos simbolismos
Cristocéntricos. Cada mueble dentro
del lugar santo señalaba hacia Cristo
y su intercesión a favor del hombre. El
amor de Dios, la misericordia de Cris-
to, el Plan de la Redención, todo era vis-
lumbrado en el Lugar Santo.
Como conclusión y clímax, reflexione-
mos en un párrafo de la Hna. White:
10DAA-interiores.indd 15
15
“Nuestra edificación del carácter debe
hacerse de acuerdo con “el modelo que
se te ha mostrado en el monte”… El es-
mero es necesario para tener éxito en la
formación del carácter. Debe haber un
ferviente propósito para ejecutar el plan
del Artífice maestro. La armazón debe
ser sólida. No puede aceptarse trabajo
descuidado, que no sea digno de con-
fianza, porque arruinaría el edificio.
Las facultades de todo el ser deben
dedicarse al trabajo. Requiere la fuer-
za y la energía de la virilidad; no debe
malgastarse reserva alguna en asuntos
sin importancia. . . Debe haber un es-
fuerzo ferviente, cuidadoso y perseve-
rante para apartarse de las costumbres,
máximas y compañías del mundo. La
reflexión profunda, el ardiente propósi-
to, y la firme integridad, son esenciales.
No debe haber ociosidad. La vida es
algo importante, un cometido sagrado;
y todo momento debe aprovecharse sa-
biamente, porque sus resultados se ve-
rán en la eternidad. (CMPA acerca de
la EC, 62)
Notas:
07/05/18 16:14
 16
“…C
risto, sumo sacerdote de los bienes veni-
deros, (en) el más amplio y más perfecto
tabernáculo, no hecho de manos, es decir,
no de esta creación, y no por sangre de machos cabríos ni
de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para
siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna re-
dención”. (He 9:11-12 R60)
“… No entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del
verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por
nosotros ante Dios; y no para ofrecerse muchas veces, como
entra el sumo sacerdote en el Lugar Santísimo cada año con
sangre ajena… ahora, en la consumación de los siglos, se pre-
sentó una vez para siempre por el sacrificio de sí mismo para
quitar de en medio el pecado” (He 9:24-26 R60)
“…Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo
sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios,
de ahí en adelante esperando hasta que sus enemigos sean
puestos por estrado de sus pies;… Así que, hermanos, tenien-
do libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de
Jesucristo, por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a tra-
vés del velo, esto es, de su carne, y teniendo un gran sacerdote
sobre la casa de Dios, acerquémonos con corazón sincero, en
plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala
conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura. Manten-
gamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperan-
za, porque fiel es el que prometió. Y considerémonos unos a
otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no de-
jando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre,
sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día
se acerca”. (He 10:12-25 R60)
Introducción
Hay muchas ocasiones cuando la exhortación bíblica es tan
clara que no se requiere explicación de parte del predicador
sino arengas a disfrutar la bendición del cielo. Tal es el caso
de los tres párrafos bíblicos anteriores. Su secuencia es tan
dinámica y clara que la enseñanza es irrefutable: La entrada
de Cristo al Lugar Santísimo del Santuario celestial, después
de su resurrección y ascensión, es una garantía para todos los
que creemos en él de que también nosotros tenemos ese pri-
vilegio a nuestro alcance, ahora y en ocasión de su segunda
venida.
Pero, ¿cual es el Lugar Santísimo aquí referido? Ese es nues-
10DAA-interiores.indd 16
tro tema de estudio de hoy: El Lugar Santísimo del Santuario
terrenal, y después aprovecharemos la arenga bíblica de algu-
nos de sus significados.
Cuerpo
El lugar Santísimo.
Este espacio era el corazón mismo del campamento hebreo.
La morada del Dios Altísimo. Desde el momento del primer
ensamblado del Santuario quedó establecida su importancia
al ser el primer lugar acomodado y desde el cual se erigió
todo lo demás (Éx 40:1-8). Notemos las partes que le com-
ponían…
El velo. Dividía al Santuario en Lugar Santo y Santísimo
(Leer Éxodo 26:33). En su elaboración, este velo fue hecho
“de azul, púrpura, carmesí y lino torcido; … con (figuras de)
querubines de obra primorosa”, y se le colocó sobre “cuatro
columnas de madera de acacia, recubiertas de oro y con ca-
piteles de oro; y estas columnas sobre “cuatro basas de plata”.
(Ex 36:35-36 R60).
Justamente sobre el velo se asperjaba la sangre del cordero.
Era el punto medio y de retorno en el sacrificio diario pues
desde allí regresaba el sacerdote a despedir la congregación.
En ocasión de la muerte de Cristo, cuando clamó “Consuma-
do es” (Jn 19:30, este velo fue el que “se rasgó en dos, de arriba
abajo (Mat 27:51; Mr 15:38; R60) haciendo aún más profun-
do el significado de la muerte de Jesús. Posteriormente, Pablo
habría de explicar que este velo representaba “la carne” de
Jesús (He 10:20) que al ser quebrantada nos abría un camino
nuevo y vivo hacia el Padre
El arca del pacto/El propiciatorio.
Sobre el Lugar Santísimo, y el arca del pacto, la hermana
White escribió:
“Más allá del velo interior estaba el lugar santísimo que era
el centro del servicio de expiación e intercesión, y constituía
el eslabón que unía el cielo y la tierra. En este departamento
estaba el arca, que era un cofre de madera de acacia, recu-
bierto de oro por dentro y por fuera, y que tenía una cornisa
de oro encima. Era el repositorio de las tablas de piedra, en
las cuales Dios mismo había grabado los diez mandamientos.
07/05/18 16:14

Por consiguiente, se lo llamaba arca del
testamento de Dios, o arca de la alian-
za, puesto que los diez mandamientos
eran la base de la alianza hecha entre
Dios e Israel .
La construcción del arca del pacto está
detallada minuciosamente en Ex 25:10-
16, y es destacable el hecho de que fue
el primer mueble prescrito y solicitado
por Dios. Tanto su tamaño como su
ubicación fueron dictados por Dios. Y
aún más, su uso. Dios dijo a Moisés: “Y
pondrás en el arca el testimonio que
yo te daré”. (v16 R60). ¡Qué interesan-
te! Preparada para ser portátil y trans-
portada exclusivamente por los des-
cendientes de Coat, hijo de Leví (Núm
3:30-31), ¡el arca era el lugar en cuyo in-
terior se guardaba la Ley de Dios escrita
en las tablas de piedra!
Ya en Hebreos 9:4, el apóstol Pablo des-
cribe que también guardaba “una urna
de oro que contenía el maná, la vara
de Aarón que reverdeció, y las tablas
del pacto (He 9:4 R60). Imagínelo, ¡en
el corazón mismo del Santuario, en el
mueble que representaba el trono de
Dios, estaba el símbolo del sustento di-
vino, de la autoridad divina y del carác-
ter divino!
El Propiciatorio. La cubierta del arca, es
decir su tapa, era llamada “Propiciato-
rio” y sobre el tal escribió la hermana
White:
“La cubierta del arca sagrada se llama-
ba “propiciatorio.” Estaba hecha de una
sola pieza de oro, y encima tenía dos
querubines de oro, uno en cada extre-
mo. Un ala de cada ángel se extendía
hacia arriba, mientras la otra permane-
cía plegada sobre el cuerpo (véase Eze.
1: 11) en señal de reverencia y humil-
dad. La posición de los querubines,
con la cara vuelta el uno hacia el otro
y mirando reverentemente hacia abajo
sobre el arca, representaba la reveren-
cia con la cual la hueste celestial mira
la ley de Dios y su interés en el plan de
redención” .
Al escribir sobre el significado de las
Tablas de la Ley, del Arca y del Propi-
ciatorio, la hermana White dice: (CesS)
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“La ley de Dios, guardada como reli-
quia dentro del arca, era la gran regla
de la rectitud y del juicio. Esa ley deter-
minaba la muerte del transgresor; pero
encima de la ley estaba el propiciatorio,
donde se revelaba la presencia de Dios y
desde el cual, en virtud de la expiación,
se otorgaba perdón al pecador arrepen-
tido. Así, en la obra de Cristo en favor
de nuestra redención, simbolizada por
el servicio del santuario, “la misericor-
dia y la verdad se encontraron: la jus-
ticia y la paz se besaron.” (Sal. 85: 10.)
En los días del ,Santuario en el día de la
Expiación que sucedía una vez al año,
sobre el propiciatorio se asperjaba la
sangre del Macho Cabrío sacrificado
(Lev 16:15). Sin duda alguna que era un
símbolo de la obra “propiciatoria” de
Cristo. Y sobre este simbolismo Cris-
tocéntrico del Propiciatorio, encontra-
mos varias declaraciones bíblicas. Lea-
mos algunas:
El Apóstol Pablo escribió a los Roma-
nos: “…a (Jesús) Dios puso como pro-
piciación por medio de la fe en su san-
gre, para manifestar su justicia”. (Ro
3:25-26 R60).
El apóstol Juan también escribió: Y él
(Jesús) es la propiciación por nuestros
pecados; y no solamente por los nues-
tros, sino también por los de todo el
mundo. (1 Jn. 2:2 R60). Y dijo además
que “En esto consiste el amor: no en
que nosotros hayamos amado a Dios,
sino en que él nos amó a nosotros, y en-
vió a su Hijo en propiciación por nues-
tros pecados. (1 Jn. 4:10 R60).
17
Homilética Paulina.
Ahora retomemos el párrafo paulino
de He 10:19-25. Dice así:
“Así que, hermanos, teniendo libertad
para entrar en el Lugar Santísimo por
la sangre de Jesucristo, por el camino
nuevo y vivo que él nos abrió a través
del velo, esto es, de su carne, y teniendo
un gran sacerdote sobre la casa de Dios,
acerquémonos con corazón sincero,
en plena certidumbre de fe, purifica-
dos los corazones de mala conciencia,
y lavados los cuerpos con agua pura.
Mantengamos firme, sin fluctuar, la
profesión de nuestra esperanza, porque
fiel es el que prometió. Y considerémo-
nos unos a otros para estimularnos al
amor y a las buenas obras; no dejando
de congregarnos, como algunos tienen
por costumbre, sino exhortándonos; y
tanto más, cuanto veis que aquel día se
acerca”. (He 10:12-25 R60)
¿Lo notan? Según Pablo, por la inigua-
lable obra de Cristo, los creyentes te-
nemos tres grandes cosas relacionadas
con el Lugar Santísimo: Libertad para
entrar en él, un camino nuevo y vivo
para dirigirnos a él, y un gran sacerdo-
te en el tabernáculo celestial. Por ello, el
apóstol da grandes consejos, o arengas
espirituales, que han de ser cumplidas
para aprovechar lo que se nos es conce-
dido por la obra de Cristo. ¿Cuáles son
esos consejos/arengas? Son:
a) Acerquémonos a Dios con corazón
limpio, con una fe/entrega total, lejos de
las malas intenciones, y limpiados por
el agua del bautismo purificador. ¡Áni-
mo! ¡Es nuestra oportunidad! ¡Aprove-
chemos el don de Cristo! Aquella acti-
tud de timidez que nos aleja, o soberbia
que nos ciega, o desdén que nos conta-
mina, han de ser apartadas y abando-
nadas. Así podremos aprovechar el don
del cielo en Cristo y acercarnos hasta el
trono de la gracia (He 4:16)
b) Mantengámonos firmes en la espe-
ranza en Cristo. No dudemos de lo que
hemos creído. No nos importe que a
otros les parezca increíble, o que sea vi-
tuperada nuestra fe y esperanza por los
incrédulos, la arenga es: “Sé fiel hasta la
muerte…” (Apoc 2:10), “El que perse-
Continúa en la página 20
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 18

LUGAR

ATRIO

Fuente de bronce
Altar del Sacrificio

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 19

LUGAR SANTÍSIMO

LUGAR SANTO

Arca del pacto

Altar del incienso

Mesa de los panes

Candelabro

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 20

vere hasta el fin… (Mt 10:22; 24:13; Mr

13:13) Notas:
c) Amémonos, cuidémonos y exhorté-
monos los unos a los otros (Jn 13:35).
¡El amor puro y sincero es una señal
distintiva de los discípulos de Cristo! El
que no ama no conoce a Dios (1Jn 4:8);
y el que no ama a su hermano, a quien
ve, ¿Cómo puede amar a Dios? A quién
no ve! (1Jn 4:20)

d) No dejemos de congregarnos. ¡Ya

falta poco! “…Aún un poquito, Y el que
ha de venir vendrá, y no tardará (He
10:37 R60). ¡No dejemos de congregar-
nos para alabar a Dios y para fortale-
cernos en la fraternidad cristiana!

¡Grandes consejos, grandes arengas es-

pirituales!

Conclusión
El Lugar Santísimo del Tabernáculo/
Templo terrenal representaba un lugar
muy especial: El trono de Dios. Las ta-
blas de la ley, el maná y la vara de Aa-
rón hablaban de la posible relación de
pacto entre Dios y su pueblo.

Cuando Cristo ascendió al cielo retomó

su lugar en el trono divino, y su obra
por nosotros nos da privilegios inme-
recidos que es posible disfrutar solo por
su gracia. Pablo nos exhorta a disfru-
tarlos. Acerquémonos, seamos fieles,
amémonos unos a otros, y no dejemos
de congregarnos… ¡Ya falta poco!

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“P
orque todo sumo sacerdote tomado de entre los
hombres es constituido a favor de los hombres en
lo que a Dios se refiere, para que presente ofrendas
y sacrificios por los pecados; para que se muestre paciente
con los ignorantes y extraviados, puesto que él también está
rodeado de debilidad y por causa de ella debe ofrecer por los
pecados, tanto por sí mismo como también por el pueblo.
Y nadie toma para sí esta honra, sino el que es llamado por
Dios, como lo fue Aarón. Así tampoco Cristo se glorificó a
sí mismo haciéndose sumo sacerdote, sino el que le dijo: Tú
eres mi Hijo, Yo te he engendrado hoy”. (Heb. 5:1-5 R60)
Introducción
¿Lo notan? La línea de pensamiento paulino sobre el sacer-
docio presenta interesantes características: (1) Si es tomado
de entre los hombres es para actuar a favor de los hombres,
(2) ha de interceder entre Dios y los hombres con ofrendas y
sacrificios, (3) Ha de ser paciente con los ignorantes y extra-
viados, y (4) era sacerdote por plan de Dios y no propio. ¿De
dónde toma el apóstol tales parámetros para el sacerdocio?
¿Qué valor tenía el sacerdocio del antiguo testamento? ¿Qué
significaba?
Hoy estudiamos: El sacerdocio del antiguo pacto, del nuevo
pacto, y su significado mesiánico.
Cuerpo
El Diccionario Bíblico Adventista (DBA), haciendo alusión al
texto de Hebreos 5:1-4, define al sacerdote como una “perso-
na debidamente consagrada para ministrar en cosas sagra-
das como mediador entre el hombre y Dios, y para ofrecer
sacrificios por los pecados de los hombres”. El texto bíblico
dice:
“… para que presente ofrendas y sacrificios por los pecados;
para que se muestre paciente con los ignorantes y extravia-
dos, puesto que él también está rodeado de debilidad; y por
causa de ella debe ofrecer por los pecados, tanto por sí mismo
como también por el pueblo. (Y añade:) Y nadie toma para
sí esta honra, sino el que es llamado por Dios, como lo fue
Aarón. (He 5:1-4 R60)
Entonces, y, además, el ministerio sacerdotal es en respuesta
a un llamado divino y se caracteriza por ser ejercido con pa-
ciencia para con los débiles, ignorantes y extraviados.
10DAA-interiores.indd 21
21
El mismo diccionario sigue describiendo así:
Además de ministrar los ritos sagrados, se consideraba que
los sacerdotes eran maestros religiosos del pueblo (Lev. 10:11;
Dt. 33:10; Ez. 44:23; cf Esd.7:25) … (Y nos dice…) No se de-
bían dedicar a ninguna tarea que implicara lucro, sino que
tenían que ser sostenidos exclusivamente por los diezmos y
ciertas ofrendas especiales. (Lev. 10:12-15; 23:17-20; Nm.18:11, 20; Dt. 18:3-5)
Como institución, el sacerdocio se fundamenta en el concep-
to de que el hombre por naturaleza no goza del favor de Dios,
y por ello necesita de un mediador que conozca los caminos
del Señor y pueda llevar a cabo la reconciliación. Y es, en este
contexto, que se concibe la necesidad, institución y presencia
del sacerdote en el Santuario israelita.
A. Sacerdocio en el desierto
En el relato bíblico, el primer sacerdote explícitamente men-
cionado es “Melquisedec rey de Salem y sacerdote del Dios
Altísimo” (Gen 14:18 R60), a quien Abraham entregaría “los
diezmos de todo” (v 20) y del que posteriormente se evidencia
un gran significado mesiánico. Históricamente, enseguida se
menciona al egipcio Potifera (Gen 41:45,50) y posteriormente
a Reuel, o Jetro, sacerdote de Madián (Ex 2:16; 3:1). Y de allí
llegamos al levita Aarón.
De acuerdo con el relato bíblico, para el servicio del Santua-
rio fue escogida la tribu de Leví, tribu a la que pertenecía
Aarón, quién fue el primer sumo sacerdote al servicio del
Santuario hebreo. Notemos algunos datos sobresalientes:
1. El evento que parece señalar la calidad de gente que eran
los levitas es la ocasión de la adoración del becerro de oro (Ex
32:26-29). Los levitas decidieron colocarse de parte de Jehová
ante la idolatría del pueblo. Ante el llamado, ¡Decidieron ser
fieles!
2. Moisés, Aarón y María pertenecían a esa tribu. Pero, de en-
tre ellos, solo Aarón fue escogido por Dios para ser sacerdote
(Ex 40:12) por derecho perpetuo (Ex 29:9), es decir, Aarón
y su descendencia. Así, junto con sus hijos fue ungido para
ejercer este oficio el día de la inauguración del Santuario. El
resto de la tribu conformó el “sacerdocio levítico” según “el
orden de Aarón”. (He 7:11)
3. Al ser apartados para el servicio exclusivo del Santuario,
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 22
no recibieron herencia entre las tribus,
pero les fue asignado recibir el diezmo
para su manutención. Además, recibie-
ron 13 ciudades rodeadas de campos de
pastoreo y de huertas. (Jos. 21:10-19; 1
Cr. 6:57-60).
4. Un dato curioso… En ocasión del
censo de los levitas que potencialmen-
te estarían al servicio del Santuario se
llegó a la cantidad de veinte y dos mil
varones (Núm. 3:39, 43). Ellos estarían
potencialmente al servicio del Santua-
rio… ¡Un ejército al servicio del San-
tuario!
B. Simbolismo mesiánico
En el Nuevo Testamento encontramos
múltiples alusiones sobre el significado
simbólico del sacerdocio Aarónico. La
epístola a los Hebreos es un claro ejem-
plo de ello. Allí, Jesús es presentado
como la continuación, o cumplimiento,
del sacerdocio levítico del orden Aaró-
nico. Notemos un breve resumen…
1. En primer lugar, se especifica que
el sacerdocio de Jesús no es el levítico,
sino “según el orden de Melquisedec”,
interpretando al Sal. 110:4. Y que ese
sacerdocio tenía precedencia, sobre el
de los hijos de Leví (He. 7:5–10).
2. Además, cumpliendo la frase “esco-
gido entre sus hermanos”, se dice que
Jesús habría de ser “… en todo seme-
jante a sus hermanos, para venir a ser
misericordioso y fiel sumo sacerdote en
lo que a Dios se refiere, para expiar los
pecados del pueblo” (He. 2:17).
3. Pero, se enfatiza que Jesús sería
“sumo sacerdote de los bienes venide-
ros, por el más amplio y más perfecto
tabernáculo, no hecho de manos, es de-
cir, no de esta creación” (He. 9:11). Es
decir, la continuación o cumplimiento
del simbolismo del sacerdocio Aaró-
nico. El ministerio Aarónico fue en el
Santuario terrenal; el de Jesús es en el
Santuario celestial.
4. Por todo lo anterior, se nos invita a
acercarnos “confiadamente al trono de
la gracia, para alcanzar misericordia y
hallar gracia para el oportuno socorro”
(He. 4:15–16).
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El DBA (Diccionario Bíblico Adventis-
ta), hablando explícitamente del sim-
bolismo Cristocéntrico del Sacerdocio
Aarónico. Dice así de Jesús:
“(Habiendo representado al ´cordero´)
… después de haber muerto por los pe-
cados de la humanidad, Cristo ascen-
dió a los cielos y se sentó “ a la diestra
de Dios” (He. 10:12): (Allí) Fue consa-
grado como nuestro sumo sacerdote
y apartado para ministrar en favor de
nosotros en la misma presencia del Pa-
dre. (8:1, 2).
Noten bien, una vez que cumplió como
“cordero”, Cristo ascendió al cielo e ini-
ció su ministerio sacerdotal, el cual fue
prefigurado por el sacerdocio Aaróni-
co. Sigue diciendo el CBA (Comentario
Bíblico Adventista):
“… Sólo luego de ofrecerse como sacri-
ficio por el pecado, Cristo pudo comen-
zar su ministerio especial (8:3,10:12).
Sólo después que participó de carne y
sangre, hecho “en todo semejante a sus
hermanos” (2:17) -ya que “fue tenta-
do en todo según nuestra semejanza”,
para poder “compadecerse de nuestras
debilidades” (4:15; cf 2:14,18)-, estuvo
en condiciones de llegar a ser un “mi-
sericordioso y fiel sumo sacerdote en
lo que a Dios se refiere, para expiar los
pecados del pueblo”. (2:17)
¿Lo notan? Su experiencia como ser
humano, le preparó para su ministe-
rio sacerdotal. Así, hoy nos entiende,
se compadece de nuestras debilida-
des, nos bendice y nos da la salida de
la tentación. Por eso, dice la Escritura:
“Acerquémonos, pues, confiadamente
al trono de la gracia, para alcanzar mi-
sericordia y hallar gracia para el opor-
tuno socorro” (He. 4:16).
El siguiente párrafo del DBA (Diccio-
nario Bíblico Adventista) resume la en-
señanza bíblica:
(A Jesús) Dios lo declaró “sumo sacer-
dote según el orden de Melquisedec”
(5:10; cf v 6). De este modo el sacerdo-
cio fue “cambiado” (7:12) de la tierra al
cielo; y puesto que él vive “siempre para
interceder por ellos” (v 25), su sacer-
docio dura para siempre (v 24). Como
consecuencia de su sacrifico perfecto,
“no tiene necesidad cada día. . . de ofre-
cer. . . sacrificios. . . porque esto lo hizo
una vez para siempre, ofreciéndose a
sí mismo” (v 27). El suyo es un “mejor
ministerio”, puesto que es “mediador
de un mejor pacto” (8:6), (Jesús) es “el
camino nuevo, vivo que él nos abrió”
por medio de su encarnación, “a través
del velo, esto es, de su carne” (10:20).
Tenemos un gran sumo sacerdote so-
bre la casa de Dios (v 21), y se nos invita
a acercarnos “con corazón sincero, en
plena certidumbre de fe” (v 22) (DBA)
C. Sacerdotes del Nuevo Pacto
Por otra parte, es muy importante en-
tender la siguiente enseñanza bíblica:
En el Nuevo Pacto se cumple el propó-
sito original de Dios (Éx. 19:6), pues Él
quería “un reino de sacerdotes, y gente
santa” Y además creemos que, como
sumo sacerdote, Cristo hace a cada cre-
yente un sacerdote para él. Por lo cual
se dice en el Apocalipsis: “… y nos hizo
reyes y sacerdotes para Dios, su Padre”;
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 23

“… y nos has hecho para nuestro Dios
reyes y sacerdotes”; “… serán sacerdo-
tes de Dios y de Cristo” (Ap. 1:6; 5:10;
20:6).
La enseñanza del sacerdocio de todos
los creyentes no se aplica solo escatoló-
gicamente. El apóstol Pedro lo entendía
muy bien cuando dijo: “Mas vosotros
sois linaje escogido, real sacerdocio,
nación santa, pueblo adquirido por
Dios, para que anunciéis las virtudes
de aquel que os llamó de las tinieblas
a su luz admirable” (1Pd. 2:9 R60). Hoy
hemos aprendido que desde que Cristo
asumió su ministerio sumo sacerdotal
de intercesión después de su ascensión,
todos los creyentes, desde los primeros
discípulos hasta el último bautizado,
forma parte del sacerdocio “del orden
de Melquisedec” donde Cristo es el
mente nuestro ministerio de reconci-
liar al mundo con Dios!
Conclusión
El antiguo sacerdocio Aarónico era
un símbolo del glorioso sacerdocio de
Cristo. El de Aarón era imperfecto e
insuficiente por su humanidad y por la
calidad de sus sacrificios. El de Cristo,
es perfecto, y suficiente, y eterno en sus
resultados.
Además, el sacerdocio del orden le-
vítico del “antiguo pacto”, el del gran
ejército al servicio del Santuario, era
un símbolo del sacerdocio de todos
los creyentes en el “nuevo pacto”. Hoy,
nosotros somos sacerdotes del Dios Al-
tísimo, y Cristo nuestro sumo sacerdo-
te. Por su gracia, formamos parte del
sacerdocio del orden de Melquisedec.
¿Estamos dispuestos a aceptar tal sa-
cerdocio? Realmente lo aceptamos des-
de el momento de nuestra conversión…
la decisión de hoy sería a vivirlo, practi-
carlo. ¡Dios nos bendiga!

Notas:

sumo sacerdote. ¡Qué gran privilegio!

¡Colaboramos con Jesús en la obra de
acercar los seres humanos caídos hacia
la presencia vivificadora y restauradora
del amor de Dios!

Pero ello trae desafíos. Ser colaborado-

res con Jesús nos desafía a vivir como
tales. Y actuar como tales. Nuestra obra
pendiente es que, dónde vivimos, dón-
de trabajamos, dónde estudiamos, dón-
de nos recreamos, dónde viajamos, etc.,
en nuestro contacto diario con los seres
que nos rodean, sean familiares, ami-
gos, vecinos, jefes de trabajo o colabo-
radores, ¡quiénes sean!, seamos capaces
y estemos dispuestos a que, con gracia
del cielo, les enseñemos a colocar sus
culpas en el “cordero de Dios que quita
el pecado del mundo”. ¡Ese es nuestro
verdadero trabajo! ¡Cumplamos fiel-

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 24
“P
orque la ley, teniendo la sombra de los bienes veni-
deros, no la imagen misma de las cosas, nunca pue-
de, por los mismos sacrificios que se ofrecen conti-
nuamente cada año, hacer perfectos a los que se acercan. De
otra manera cesarían de ofrecerse, pues los que tributan este
culto, limpios una vez, no tendrían ya más conciencia de pe-
cado. Pero en estos sacrificios cada año se hace memoria de los
pecados. Porque la sangre de los toros y de los machos cabríos
no puede quitar los pecados. Por lo cual, entrando en el mun-
do dice: Sacrificio y ofrenda no quisiste; Mas me preparaste
cuerpo. Holocaustos y expiaciones por el pecado no te agrada-
ron. Entonces dije: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu
voluntad, Como en el rollo del libro está escrito de mí”. (Heb.
10:1-7 R60)
Introducción
Repetimos: Hay párrafos tan claros en La Biblia que hacen casi
innecesaria la explicación pastoral. Hebreos 10:1-7 es otro de
ellos.
En el párrafo se declara la incapacidad de la ley ritual, con la
gran cantidad y variedad de sacrificios, de hacer perfectos a
los que la cumplen (v1). Además, se nos revela el uso original
de la misma ley de solo “recordar” al pecador su necesidad de
limpieza (v3). Y, por último, siendo que los sacrificios de ani-
males y ofrendas son inútiles para perfeccionar, Cristo mismo
se ofreció como sacrificio de acuerdo al eterno Plan de Re-
dención. Solo Cristo es capaz de perdonar y perfeccionar al
pecador arrepentido.
Pero, ¿cómo era esa “ley ritual”? ¿Por qué Pablo la llama la
“sombra de los bienes venideros? En qué consistía el ritual del
sacrificio y/o la ofrenda?
Nuestro estudio de hoy se llama: “Contemplemos el sacrificio
y la ofrenda”. Veamos un resumen de su significado.
Cuerpo
Ya concluimos previamente que el Santuario, por su diseño
y funciones, refleja la intención y planes de Dios, no los del
hombre.
Ahora bien, en ese mismo contexto, notamos que todo el siste-
ma ritual fue también minuciosamente prescrito por Dios. Los
muchos detalles, la variedad y rigurosidad de las indicaciones,
10DAA-interiores.indd 24
la exactitud de las prescripciones, de igual manera son de ori-
gen divino. Por lo tanto, no es atrevido decir que los rituales
del Santuario nos hablan de los planes de Dios. Ellos nos reve-
lan las verdades de Dios. Ellos reflejan las intenciones de Dios.
La ofrenda
Al hablar sobre el sacrificio y la ofrenda, el DBA (Diccionario
Bíblico Adventista) los define como “productos de origen ani-
mal o vegetal que se presentaban al Señor como una expresión
de adoración, gratitud o dedicación, o para la expiación del
pecado”. Y añade:
“El sistema de sacrificios era un medio educativo adaptado a la
comprensión de la gente de aquel tiempo, y tenía como propó-
sito ayudarles a desarrollar conceptos correctos con respecto a
la santidad de Dios, el carácter aborrecible del pecado y acerca
de cómo podían acercarse al Señor para reconciliarse con Él”.
El DBA (Diccionario Bíblica Adventista) añade que este sis-
tema “… fue establecido cuando el pecado entró en el mundo
(Gn. 4:3, 4), y sirvió durante los siglos siguientes como un re-
cordativo de que la paga del pecado es muerte, y que la vida
eterna se puede lograr únicamente como un don de Dios” (Ro.
6:23). Lean o escuchen estos otros datos interesantes:
“Por siglos los sacerdotes fueron los jefes de cada familia, y
eran los encargados de coordinar y ofrecer los sacrificios; pero
en el monte Sinaí se hizo provisión sistemática para varias cla-
ses de sacrificios, y con el tiempo todos ellos eran ofrecidos
por el sacerdocio establecido. De una manera u otra, todos
prefiguraban al inmensamente más grande, al del “Cordero de
Dios” (Jn. 1:29; cf Is. 53:7)” .
Minuciosidad y exactitud
Ya en el caso de los rituales del Santuario terrenal, los detalles
son extraordinariamente minuciosos. El tipo de animal a sa-
crificar, la liturgia del ritual de sacrificio, el destino de la sangre
y del cuerpo, los quehaceres del ministerio sacerdote, los cuida-
dos y previsiones para no mal obrar, etc., todo fue prescrito por
Dios. Y ello, nos da una vislumbre de la importancia que tenía
tal exactitud ritual en los planes de Dios: Son altamente simbó-
licos. Y es justamente su simbolismo lo que le da importancia.
La exigencia de su minuciosidad y exactitud, la intervención
divina al prescribirlos, solo se entienden cuando descubrimos
que los ritos señalaban hacia un glorioso plan de redención.
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Diversidad
Aún más, el sistema sacrificial del San-
tuario terrenal era bastante diverso.
Ello puede verse cuando se nota que el
ritual de sacrificio, e incluso el animal
de sacrificio, era diferente conforme al
ofrendante. El animal a ofrecerse podía
ser “de ganado vacuno u ovejuno” (ove-
jas, cabras, machos cabríos, etc., bece-
rro, novillo, buey, etc.) (Lev 1:2), o “de
aves” (tórtolas o palominos (Lev 1:14).
Habría de ser diferente conforme a si el
ofrendante era sacerdote, príncipe, líder
del pueblo, o simplemente un poblador.
Y conforme a la combinación de ellos
variaba el lugar de degollamiento (puer-
ta, al norte del altar), el uso de la sangre
(derramada en los cuernos o en la base
del altar, o asperjada en el velo interior,
etc.) y el fin del cuerpo del animal (que-
mado en el altar, comido en parte por el
sacerdocio, etc.). ¡Bastante diverso! Pero
todo estaba prescrito en la ley de los levi-
tas. Nada quedaba al azar, o al gusto del
ofrendante o sacerdote, ¡Dios lo había
diseñado!
Elementos comunes en el desierto
Sin embargo, a pesar la gran diversidad,
es posible ver ciertos elementos comu-
nes dentro de los rituales de sacrificio,
los cuales nos dan una vislumbre de lo
simbólico y mesiánico que eran los ri-
tuales. Comentemos de cinco elementos
comunes en los rituales simbólicos…
1. El lugar: Los sacrificios solo podían
ofrecerse “a la puerta del tabernáculo”
(Lev 1:3). Allí terminaba la libertad del
ofrendante, fuere quien fuere, excepto
el sacerdote en funciones. Nadie debía
avanzar más allá. “La puerta” se convir-
tió en el punto de encuentro entre Dios
y su pueblo a través del sacerdote. Fuera
de la puerta era el campamento, y por lo
tanto, lo común e impuro; dentro de la
puerta era el Santuario, y por lo tanto,
santo y celestial (DBA, 710. Levíticos). Y
hasta allí llegaba el ofrendante a encon-
trarse con la intercesión sacerdotal: A la
puerta del tabernáculo (Ex 29:11).
Y recordemos: No se debía ofrecer sa-
crificios, o derramar sangre, en ningún
otro lugar que no fuera la puerta del
Santuario.
10DAA-interiores.indd 25
2. El animal de sacrificio. Ya dijimos,
de ganado vacuno u ovejuno, o de aves,
era la única razón válida por la cual el
ofrendante pecador podía acercarse al
Santuario. Había un radio prohibido, a
la redonda, donde nadie habría de acer-
carse so pena de muerte (Núm 17:12-13;
18:22). La única razón para acercarse era
la intención de estar en paz con Dios, y
ello era posible llevando un animal de
sacrificio. Sin animal de sacrificio nadie
habría de acercarse.
3. El sacerdote y su ministerio. Era in-
sustituible. El sacerdote era el “eslabón”
que unía la divinidad con la humani-
dad. La grave barrera del pecado era in-
salvable para el hombre; y Dios había es-
cogido al sacerdocio para ser “el puente”
que habría de unir esas dos partes. Todo
el que deseare estar en paz con Dios ne-
cesitaba el ministerio sacerdotal. ¡Y na-
die debía eludir, sustituir, ni usurpar ese
puesto! La historia del final del Rey Saúl
está relacionada a este hecho cuando se
atrevió a ofrecer sacrificios cuando él no
era sacerdote (1Sam 13). Samuel le dijo:
“Locamente has hecho; no guardaste el
mandamiento de Jehová tu Dios (1 Sam.
13:13 R60).
4. La imposición de las manos. Según La
Enciclopedia Judía, “La imposición de
las manos sobre la cabeza de la víctima
es un rito común por el cual se efectúan
la sustitución y la transferencia de los
pecados” . En tales circunstancias, el pe-
cador descargaba, transfería, al animal
de sacrificio la culpa de su pecado. Así
fue la indicación divina: “Y “pondrán
sus manos sobre la cabeza… y en pre-
sencia de Jehová degollarán aquel bece-
rro”. (Lev. 4:15 R60). Simbólicamente, al
poner sus manos sobre la cabeza del ani-
mal de sacrificio, la culpa era transferida
del pecador al animal inocente.
5. El derramamiento de sangre. Habien-
do recibido el pecado sobre sí, el animal
de sacrificio era degollado, y su sangre
derramada era recibida por el sacerdote
para ser administrada conforme al ri-
tual correspondiente. Así también con
su cuerpo, las estipulaciones levíticas se
cumplían, dando como resultado que el
Santuario quedaba “contaminado” por
el pecado del pueblo de Dios. Tal conta-
minación era atendida hasta el día anual
25
de purificación (décimo día del séptimo
mes de cada año).
Así era, en resumen, el ritual de sacrifi-
cio en el Santuario terrenal. Al respecto
el CBA (Comentario Bíblico Adventista)
dice:
“Israel debía aprender a acercarse a Dios
mediante el cordero sacrificado; me-
diante el becerro, el carnero, el macho
cabrío, los palominos, las tórtolas; la
aspersión de la sangre sobre el altar del
holocausto, sobre el altar del incienso,
hacia el velo, o sobre el arca; mediante la
enseñanza y la mediación del sacerdo-
cio. No debía quedar en la desesperanza
frente a la condenación de la santa ley de
Dios. Había una vía de escape. El Cor-
dero de Dios moriría por ellos. Por fe en
su sangre podrían entrar en comunión
con Dios. Gracias a la mediación del sa-
cerdote podrían entrar vicariamente en
el Santuario, y, en la persona del sumo
sacerdote, podrían aun entrar en la mis-
ma cámara de audiencias del Altísimo”
CBA, t1, 725)
¡Qué belleza de texto! ¡Y qué revelador!
Aquí notamos y entendemos el porqué
de la minuciosidad y exactitud de los
rituales prescritos por Dios: Señalaban
hacia una enseñanza superior y eterna:
Señalaban a Cristo como la paga del pe-
cado (Ro 6:23)
Para concluir, leamos algunos párrafos
interesantes del CBA (Comentario Bí-
blico Adventista):
Veamos este:
Las ofrendas por el pecado y la trans-
gresión, en particular, representaban el
sacrificio vicario de Cristo, a quién el
profeta vio que “fue herido por nuestras
rebeliones” (ls. 53:4, 5; cf v 6). En sí y
por sí misma, ninguna ofrenda cruenta
del AT podía (en realidad nunca pudo),
“quitar los pecados” (He. 10:4, 11) ni
tampoco “hacer perfecto, en cuanto a
la conciencia, al que practica ese culto”
(9:9). Sólo el inmaculado sacrificio de
Cristo puede “limpiar” la “conciencia
de obras muertas” (vs 11-15). La verdad
fundamental expresada simbólicamente
por los sacrificios era que “sin derrama-
miento de sangre no se hace remisión”
07/05/18 16:14
 26

del pecado (v 22), y que esta muerte es

vicaria (Is. 53:4,6). Notas:
Instructivo e interesante, ¿verdad? Aho-
ra leamos desde la Santa Palabra de
Dios:

“Pero ahora, en la consumación de los

siglos, (Cristo) se presentó una vez para
siempre por el sacrificio de sí mismo
para quitar de en medio el pecado…
fue ofrecido una sola vez para llevar los
pecados de muchos; y aparecerá por se-
gunda vez, sin relación con el pecado,
para salvar a los que le esperan (He 9:26-
28 R60)

Y dice Pablo un poco más adelante:

“… somos santificados mediante la

ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha
una vez para siempre…. porque con una
sola ofrenda hizo perfectos para siempre
a los santificados”. (Heb. 10:10-14
R60)

Y exhorta: “Así que, hermanos, os rue-

go por las misericordias de Dios, que
presentéis vuestros cuerpos en sacrifi-
cio vivo, santo, agradable a Dios, que es
vuestro culto racional” (Ro. 12:1 R60).

Conclusión
Como todo el entorno del Santuario, el
sistema de sacrificios señalaba hacia la
obra de Cristo. Sus detalles, su minucio-
sidad, su exactitud nos hablan de la im-
portancia de la obra de Cristo dentro del
plan de la Redención. El plan era repre-
sentado en figuras, pero ellas habrían de
ser representadas cuidadosamente.

Mientras Cristo vivió en esta tierra,

el sistema de sacrificios estaba en ple-
no funcionamiento, y Él lo sancionó
(Mt 5:23, 24; 8:4; 23:2, 3; Gá. 4:4); tam-
bién subrayó su carácter simbólico (Mt
26:28). A su muerte, las representacio-
nes cesarían, pero sus significados al-
canzarían perfección pues llegarían a
la realidad. ¡En Cristo se cumplen todos
los significados!

¡Dios nos bendiga!

10DAA-interiores.indd 26 07/05/18 16:14


“…J
ehová habló a Moisés, diciendo: En el primer
día del mes primero harás levantar el taber-
náculo, el tabernáculo de reunión;… Y to-
marás el aceite de la unción y ungirás el tabernáculo, y todo lo
que está en él; y lo santificarás con todos sus utensilios, y será
santo”. (Ex 40:1-9 R60)
“Y Moisés hizo conforme a todo lo que Jehová le mandó; así
lo hizo. Así, en el día primero del primer mes, en el segundo
año, el tabernáculo fue erigido”. (Ex. 40:16-17 R60)
Introducción
Después de su preparación, pero justo antes de que iniciara su
función como un lugar especial, el Santuario hubo de “ungir-
se”, de “dedicarse”, de “santificarse”. El relato bíblico de Éxo-
do 40 ( y Números 7) es explícito y detallado. Según la historia
bíblica, la fiesta espiritual de inauguración y ungimiento se
llevó a cabo el primer día, del primer mes, en el segundo año
después de la salida de Egipto (v17)
Había sido construido por partes, y ahora había llegado el mo-
mento de su primer ensamble, y a partir de allí, su uso diario.
Pero, para su uso, fue indicado por Dios mismo una fiesta de
ungimiento/dedicación/santificación. ¿Qué significaba? ¿Qué
impacto tendría en la vida religiosa del pueblo? ¿Por qué Dios
indicó tal ceremonia?
Hoy estudiamos: El ungimiento del Santuario terrenal como
un símbolo del inicio del gran plan de la Redención
Cuerpo
El Nuevo Diccionario de Teología (ND) define ungimiento
como la “costumbre de aplicar aceite, o aceite perfumado, so-
bre personas o cosas”. También nos dice que “… lo que prin-
cipalmente se usaba era aceite de olivo”. Y añade que “Éxodo,
Levítico y Números entregan instrucciones detalladas para
ungir el Tabernáculo, sus utensilios, y a Aarón y a sus hijos.
En esta forma, ellos eran santificados.
Al definir santificación, el mismo diccionario dice que es
“apartar un objeto de su uso ordinario para un fin o uso espe-
cial (religioso) y, en forma particular, apartar para Dios. En
el sentido bíblico, santificar significa “apartar para uso santo”.
Entonces… ¿Por qué ungir el Santuario? Porque el ungimien-
10DAA-interiores.indd 27
27
to o dedicación de algo o alguien es un acto de entrega a Dios.
Es pasar de un uso común a un uso especial para Dios. Es la
expresión de un corazón humilde que, reconociendo a Dios
como Soberano, decide apartar para uso santo el objeto de
dedicación. Refleja humildad y entrega de parte del adorador.
Por eso, son bienvenidos los actos de dedicación de nuestras
casas, o de nuestros templos, o de su mobiliario, o de los obre-
ros, etc.
Así, antes de que el Santuario del desierto fungiera como el
lugar donde se simbolizaría/representaría la administración
de la gracia del Señor, fue “dedicado”, “ungido” con aceite es-
pecial. Para ello había indicaciones y promesas especiales.
El ensamblado.
Según Éxodo 40, el ensamblado había de realizarse en forma
solemne, minuciosa, y justo un año después de liberación de
la esclavitud egipcia. Era día de celebración, y nada mejor que
en tal día ensamblar el Santuario divinamente diseñado.
Primero, se ensambló cuidadosa y solemnemente “el taber-
náculo de reunión” (“la morada”), la tienda pre-fabricada
elaborada con materiales seleccionados por Dios. Las tablas
recubiertas de oro (Ex 26:29), las hermosas cortinas de mate-
riales específicos y especiales (Ex 26:1-13), las columnas enla-
minadas de oro con basas de plata y capiteles de oro (vv 32,
37), ocuparon su lugar conforme al diseño divino (Ex 25:99).
Enseguida, se ubicó el Arca del Testimonio en el área interior,
quedando delimitado con el velo descansando sobre cuatro
columnas (Ex 40:3). Esta área fue llamada… “Lugar Santísi-
mo” (Ex 26:33-34).
Enseguida, fue ubicada y acomodada la mesa (con los panes y
sus utensilios) al norte; el candelero de siete brazos, al sur; y el
altar del incienso, al oeste, frente al velo del Lugar Santísimo
(v 35). Esta área, llamada “Lugar Santo”, quedaría delimitada
por un velo especial descansando sobre cinco columnas, que
era a la vez la puerta del tabernáculo (vv 36-37).
Posteriormente, se ubicaron los muebles del atrio: El “altar del
holocausto delante de la entrada” o puerta (Ex 40:6), y la fuen-
te de agua entre el altar y el tabernáculo (v 7).
Finalmente se ensambló y acomodó toda la cortina exterior
que delimitaba el área del atrio, terminando con la cortina de
la puerta (v 8).
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 28
El ungimiento.
Una vez ensamblado físicamente el San-
tuario, se dio lugar a la ceremonia de
ungimiento. Detalladamente, la Biblia
dice:
Y tomarás el aceite de la unción y ungi-
rás el tabernáculo, y todo lo que está en
él; y lo santificarás con todos sus uten-
silios, y será santo. Ungirás también el
altar del holocausto y todos sus utensi-
lios; y santificarás el altar, y será un altar
santísimo. Asimismo ungirás la fuente
y su base, y la santificarás. (Ex 40:9-11
R60)
Cuando dice “ungirás el tabernáculo”
se refiere tanto al “Lugar Santo” como
al “Lugar Santísimo” con todo lo que
estaba allí. Es decir, todo el mobiliario
interior fue ungido. Además, para el
ungimiento hubo de usarse un aceite
de fórmula única y uso exclusivo (Ex
30:23-38) para el Santuario y sacerdo-
cio. Su imitación (así como la imitación
de la fórmula del incienso) quedó san-
cionada con la expulsión del pueblo de
Dios (v 38)
Ese mismo día se ungió e instituyó al
sacerdocio. Esta parte de la ceremonia
también es muy importante para el
entendimiento del Santuario y sus ser-
vicios simbólicos. Detalladamente, Le-
víticos 8 describe la ceremonia de ungi-
miento del sacerdote Aarón y sus hijos
para el inicio de su ministerio. Dice La
Escritura:
Y llevarás a Aarón y a sus hijos a la
puerta del tabernáculo de reunión, y los
lavarás con agua. Y harás vestir a Aarón
las vestiduras sagradas, y lo ungirás, y
lo consagrarás, para que sea mi sacer-
dote. Después harás que se acerquen sus
hijos, y les vestirás las túnicas; y los un-
girás, como ungiste a su padre, y serán
mis sacerdotes, y su unción les servirá
por sacerdocio perpetuo, por sus gene-
raciones.(Ex. 40:12-15 R60)
Moisés siguió las indicaciones divinas
fielmente (Lev 8:6-9, 12-13 R60). Ellos
fueron ungidos, apartados para uso
santo, cada cual con su vestidura co-
rrespondiente.
10DAA-interiores.indd 28
Siguiendo la narrativa de Éxodo 29,
para culminar el acto de consagración
del sacerdocio, se hicieron tres simbó-
licos sacrificios: (1) Un becerro como
“ofrenda por el pecado” (v 14), (2) un
carnero como “holocausto” (v 18), y (3)
el “carnero de consagración” (v 22). Y,
en un acto de profundo simbolismo, la
sangre del “carnero de consagración”
fue colocada en unción sobre el lóbulo
de la oreja derecha, sobre el pulgar de la
mano derecha y sobre el pulgar del pie
derecho de Aarón y sus hijos (v 20). Y
entonces, mezclando de esta sangre con
el aceite de unción, se les roció a todos
estando ellos con sus vestiduras. De este
modo quedaron santificados, es decir,
ellos y sus vestiduras quedaron aparta-
dos para uso santo (v 21).
Terminado esto, en señal de aprobación
divina, “una nube cubrió el tabernáculo
de reunión, y la gloria de Jehová llenó el
tabernáculo. Y no podía Moisés entrar
en el tabernáculo de reunión, porque la
nube estaba sobre él, y la gloria de Je-
hová lo llenaba”. (Ex 40:34-35; Núm.
9:15 R60). Los sacerdotes estarían siete
días con sus noches en el Santuario (Lev
8:33-36) “en consagración”, y al octavo
iniciaría el holocausto continuo, con
fuego que descendió del cielo (Lev 9.24)
Hubo fiesta en el campamento. La de-
dicación del Santuario del desierto dio
lugar a festejos de inauguración. Los
Príncipes trajeron ofrendas por la de-
dicación del tabernáculo (Núm. 7:1-9).
Además, por la dedicación del altar,
cada día hubo ofrendas y sacrificios
presentadas por los príncipes de Israel.
Cada tribu se presentó con sus ofrendas
y holocaustos. Fueron varios días de fes-
tividad. El descenso y permanencia de
la nube en el día y la columna de fuego
por la noche daban evidencia tangible
de la presencia y aprobación de Dios
para con su pueblo y su Santuario.
Simbolismos espirituales
Muchas cosas podemos aprender de
este acontecimiento. Recordemos que
el Santuario del desierto es considera-
do como “figura y sombra de las cosas
celestiales” (He 8:5), y que, como todo
símbolo, apunta a una realidad; y esa
realidad era el plan de la Redención.
¿Qué se puede enfatizar?. Veamos algu-
nas cosas interesantes:
1. Moisés, en representación de Dios,
ungió el Santuario. Recordemos que
Moisés no era sacerdote, ni rey. ¡No ha-
bía sacerdote para ungir el Santuario!
Pero el Santuario habría de ungirse y
su simbolismo habría de inaugurarse.
Entonces Dios designó a Moisés, en
representación suya, para tan solemne
ceremonia. En Éx 40: 1-2 leemos: “Lue-
go Jehová habló a Moisés, diciendo: En
el primer día del mes primero harás le-
vantar el tabernáculo, el tabernáculo de
reunión” (R60); y en el verso 9: “Y to-
marás el aceite de la unción y ungirás
el tabernáculo, y todo lo que está en él”
(R60); y en el verso 13 dice: “Y harás ves-
tir a Aarón las vestiduras sagradas, y lo
ungirás, y lo consagrarás, para que sea
mi sacerdote (R60); y termina diciendo:
“Y Moisés hizo conforme a todo lo que
Jehová le mandó; así lo hizo” (v16 R60).
En este ritual de inauguración Moisés
prefiguraba a Cristo, quien como Rey
y con su sangre, habría de inaugurar la
ejecución real del plan de la Redención
en el Santuario celestial (véase HAp,
32:0). La fidelidad de Moisés es símbolo
de la fidelidad de Cristo (He 3:1-6 R60).
2. El ungimiento anticipa el ministerio.
Los servicios simbólicos del Santuario
eran tan importantes en el plan divino
que Dios indicó un servicio de ungi-
miento del Santuario terrenal. No ha-
bría de iniciarse tan significativo sim-
bolismo como si fuera algo común, no.
Antes de que algo, o alguien, preste un
servicio especial a Dios, ha de dedicar-
se. Así pasó con el Santuario del desier-
07/05/18 16:14
 29

to. Así pasa con el ministerio cristiano.

Notas:
3. La inauguración del Santuario del
desierto señala al inicio del proceso de
erradicación del pecado. El gran plan de
la Redención tiene como clímax la erra-
dicación del pecado de toda la creación
de Dios, y esto es tan importante que
habría de costar la vida de Jesucristo, el
hijo de Dios. Es motivo de alegría en el
universo de Dios saber que hay un plan
en ejecución que atiende definitivamen-
te el problema del pecado. Y el inicio de
ese plan fue señalado por la ceremonia
de ungimiento del Santuario terrenal, y
por el inicio de sus rituales simbólicos

Conclusión
Dios quiere erradicar, de nosotros, el pe-
cado. No solo quiere evitar que peque-
mos, sino quiere evitar que muramos
eternamente por ello; quiere sacarlo de
nuestro corazón. Quiere que dejemos
de amar al pecado, que dejemos de sen-
tirnos seducidos por él. El cielo estará
llenos de hijos de Dios que no solo de-
jaron de pecar (que al final de cuentas
con un poco de dominio propio se lo-
gra), sino que iniciaron y completaron
el proceso de arrancarlo de raíz, es de-
cir, que dejaron de amar al pecado. Muy
pronto llegará el momento de vivir en
ese lugar especial: sin dolor, ni muerte,
ni clamor, ni llanto. Ya no habrá peca-
do; ya no habrá sufrimiento. Será justo
como Dios lo ha planeado. ¿Estarás allí?

Inicia, continua o persevera en el pro-

ceso. ¡Dios erradicará el pecado muy
pronto!

10DAA-interiores.indd 29 07/05/18 16:14

 30
“E
sta es la ley del holocausto: el holocausto estará so-
bre el fuego encendido sobre el altar toda la noche,
hasta la mañana; el fuego del altar arderá en él…
Y el fuego encendido sobre el altar no se apagará, sino que
el sacerdote pondrá en él leña cada mañana, y acomodará el
holocausto sobre él, y quemará sobre él las grosuras de los
sacrificios de paz. El fuego arderá continuamente en el altar;
no se apagará” (Lev 6:8-9, 12-13)”. (Ex 40:1-9 R60)
Introducción
El relato bíblico nos ilustra indicando que justo después de la
ceremonia de inauguración/ungimiento del Santuario inició
“el continuo”, cuya importancia puede verse por lo simbólico
de los ritos que lo componían.
La palabra hebrea para “El Continuo” es “Tamid”, y signifi-
ca justamente continuo, continuamente. Pero… ¿Qué era “El
Continuo”? ¿Qué significaba? ¿De qué se trataba? ¿Por qué
Dios indicó tal ceremonial?
Hoy estudiamos: El Continuo, símbolo de gracia y misericor-
dia permanente para el penitente.
Cuerpo
El “Continuo” (Ex 29:42) o “Tamid”, en el Santuario hebreo
era un ceremonial múltiple que incluía varios ritos en el
transcurso del día, incluso noche, y cada día del año. Con-
forme al relato bíblico, el continuo incluiría:
A) El sacrificio matutino y vespertino de un cordero de un
año, sin defecto, cada día. La indicación divina fue:
“Esto es lo que ofrecerás sobre el altar: dos corderos de un
año cada día, continuamente. Ofrecerás uno de los corderos
por la mañana, y el otro… a la caída de la tarde. Además, con
cada cordero una décima parte de un efa de flor de harina
amasada con la cuarta parte de un hin de aceite de olivas
machacadas; y para la libación, la cuarta parte de un hin de
vino. Y ofrecerás el otro cordero a la caída de la tarde, ha-
ciendo conforme a la ofrenda de la mañana, y conforme a
su libación, en olor grato; ofrenda encendida a Jehová. Esto
será el holocausto continuo por vuestras generaciones...” (Ex
29:38-42 R60)
Este ritual simbólico, con sus elementos indispensables, pue-
de describirse de la siguiente manera:
10DAA-interiores.indd 30
a) El cordero de un año, sin defecto, era traído a la puerta del
tabernáculo. (v42)
b) Juzgado sin defecto, el ofrendante ponía las manos sobre
la cabeza del animal de sacrificio en señal de transferencia de
pecado…
c) Era degollado por el sacerdote quien asimismo recogía la
sangre en un recipiente.
c1) La sangre era derramada. Podía ser en los cuernos, sobre
o alrededor del altar del holocausto. Cuando era sacrificio
por pecado habría de llevarse adentro del Santuario.
c2) El cuerpo era quemado. Era colocado todo el cuerpo
descuartizado (excepto la piel) en el altar para que ardiera a
fuego lento. Habría de durar hasta la tarde, cuando se haría
el siguiente sacrificio que habría de durar ardiendo toda la
noche. Explícitamente, la orden fue:
“Habló aún Jehová a Moisés, diciendo: “Manda a Aarón y a
sus hijos, y diles: Esta es la ley del holocausto: el holocausto
estará sobre el fuego encendido sobre el altar toda la noche,
hasta la mañana; el fuego del altar arderá en él… Y el fuego
encendido sobre el altar no se apagará, sino que el sacerdote
pondrá en él leña cada mañana, y acomodará el holocausto
sobre él, y quemará sobre él las grosuras de los sacrificios de
paz. El fuego arderá continuamente en el altar; no se apaga-
rá” (Lev 6:8-9, 12-13)
d) El sacerdote oficiante se lavaba manos y pies en la fuente
antes de entrar en el Santuario.
e) Cuando la sangre se llevaba adentro del Tabernáculo, el
sacerdote la asperjaba, con sus dedos, sobre la cortina que
dividía el Lugar Santo del Santísimo.
f) Después de esto, el sacerdote salía hasta la puerta para des-
pedir a la congregación. El sacrificio había terminado.
Una de las prescripciones especiales para este holocausto
continuo es que, los sábados, era doble sacrificio (Núm. 28:9).
Es decir, eran dos sacrificios por la mañana y dos por la tarde.
Otra prescripción simbólica era que, en los días de fiesta del
año, no se suspendía el holocausto continuo. Cada día de
fiesta conllevaba sus propios sacrificios, todos importantes
07/05/18 16:14

e ineludibles, algunos diarios y nume-
rosos (Núm. 29:12-38), pero el “conti-
nuo” no habría de suspenderse por ellos
(Números 29).
B) El candelero siempre alumbran-
do. Estaba prescrito divinamente que
el candelero siempre habrían de estar
alumbrando. El relato bíblico nos dice
que:
Habló Jehová a Moisés, diciendo: Man-
da a los hijos de Israel que te traigan
para el alumbrado aceite puro de oli-
vas machacadas, para hacer arder las
lámparas continuamente. Fuera del
velo del testimonio, en el tabernáculo
de reunión, las dispondrá Aarón desde
la tarde hasta la mañana delante de Je-
hová; es estatuto perpetuo por vuestras
generaciones”. (Lev 24:1-4 R60)
Desde la mañana, cuando iniciaba su
servicio diario, el sacerdote habría de
preparar las lámparas de tal manera
que nunca dejaran de dar luz. Habría
de ser alumbrado continuo. Es posible
que en el día solo alumbraran algunas
lámparas mientras otras, alternada-
mente, se limpiaran, pero nunca habría
de cesar su luz, era “estatuto perpetuo”
C) El incienso continuamente ofre-
ciéndose. Como parte del continuo, el
sacerdote habría de ofrecer, mañana y
tarde, incienso quemado en el altar de
oro. Era un “pacto perpetuo” según las
palabras del Señor. La Biblia lo registra
así:
“Y Aarón quemará incienso aromático
sobre él; cada mañana cuando aliste las
lámparas lo quemará. Y cuando Aarón
encienda las lámparas al anochecer,
quemará el incienso; rito perpetuo de-
lante de Jehová por vuestras generacio-
nes”. (Ex 30:7-8 R60)
Entonces, cada mañana, cuando el sa-
cerdote iniciaba sus quehaceres al ser-
vicio del Santuario, quemaba el incien-
so matutino y preparaba las lámparas
del candelero. Al atardecer, en ocasión
del sacrificio vespertino, quemaba de
nuevo el incienso al tiempo que encen-
día el candelero.
D) El pan de la Presencia siempre esta-
10DAA-interiores.indd 31
ba sobre la mesa. El simbólico y repre-
sentativo pan de la presencia era parte
del continuo. Dios instruyó así:
“Y tomarás flor de harina, y cocerás
de ella doce tortas; cada torta será de
dos décimas de efa, y las pondrás en
dos hileras, seis en cada hilera, sobre
la mesa limpia delante de Jehová. Pon-
drás también sobre cada hilera incienso
puro, y será para el pan como perfume,
ofrenda encendida a Jehová. Cada día
de reposo lo pondrá continuamente en
orden delante de Jehová, en nombre de
los hijos de Israel, como pacto perpe-
tuo”. (Lev 24:5-9)
Un dato que confirma el simbolismo de
“pacto perpetuo” es el hecho de que el
pan de la presencia no se quitaba de la
mesa ni en los traslados del campamen-
to. Aún en viajes el pan habría de per-
manecer sobre la mesa (Núm. 4:7-8).
Además, el pan tardaría sobre la mesa
una semana y sería cambiado cada sá-
bado (Lev 24:8). Solo podía ser comido
por los sacerdotes, y en Lugar Santo
(Lev 24:9; Mr. 2:26).
31
En resumen, todo este conjunto de acti-
vidades rituales constituía el continuo.
Cada una tenía una lección especial
dentro del eterno plan de la redención,
pero en conjunto, en el Santuario del
desierto, se les llamó el continuo.
¿Puedes imaginarlo? El sacerdote inicia
temprano en la mañana su servicio mi-
nisterial. Debe revisar minuciosamente
lo siguiente: El pan sobre la mesa, in-
cienso para quemar en ese momento
y al atardecer, aceite listo para mante-
ner alumbrando las lámparas, el altar
de bronce debe estar consumiendo la
ofrenda. Habiendo revisado, y prepara-
do lo necesario, se alista para reiniciar
el continuo. Inicia el día de actividades
sacerdotales.
El DBA (Diccionario Bíblico Adventis-
ta) lo resume así:
“Así, las 7 lámparas del candelabro
nunca se extinguían al mismo tiempo;
nunca se permitía que el fuego sobre el
altar de los holocaustos se apagara; el
pan de la Presencia siempre estaba so-
bre su mesa; un cordero se ofrecía cada
mañana y cada tarde; y el incienso ar-
día sobre su altar simultáneamente”.
(DBA, Continuo)
Ello era el continuo. Era un conjunto de
ritos sucediéndose simultánea, diaria, e
interrumpidamente, todos los días del
año. Desde el día siguiente que termi-
nó la ceremonia de Ungimiento inició
el continuo. Y todo ese continuo re-
presentaba, a una realidad sublime del
amor de Dios. El DBA (Diccionario Bí-
blico Adventista) confirma que “El ser-
vicio continuo simbolizaba la benévo-
la y continua provisión que Dios hace
para el hombre, y apuntaba hacia el mi-
nisterio de Cristo, quien vive “siempre
para interceder por ellos” (He. 7:25)”.
Y en esto consistía el servicio diario del
ministerio sacerdotal en el Santuario.
El deber sacerdotal era mantener vivo
el simbolismo que señalaba el amor de
Dios y la provisión de un plan de Re-
dención que resultaría en un reinado
de paz.
07/05/18 16:14
 32

Simbolismos y realidades espirituales: Y así, día tras día, día y noche era recordada la gracia y mise-
ricordia Divina a favor de su pueblo.
*Nadie podía entrar al tabernáculo, excepto los sacerdotes.
Aunque el Santuario revela la intención de Dios de estar en Hoy sigue significando lo mismo. Cristo está a favor nuestro,
medio de su pueblo, la cortina del atrio evidencia la barre- en el Santuario celestial, esperando por la entrega total de
ra que existía entre el hombre y Dios a causa del pecado. Le nuestra vida, a sus pies.
era imposible al hombre entrar hasta la presencia de Jehová
porque el pecado lo separaba. Tal separación fue soluciona- ¿Estás listo?
da por Dios a través de la intercesión sacerdotal. Este fungía
como intermediario entre el Dios y el hombre, pero condicio-
nalmente porque… Notas:
*Solo la sangre del cordero facultaba la intercesión sacerdo-
tal. No había virtud intrínseca en el sacerdote. Él era tan hu-
mano como los demás de su pueblo, y, por ende, impedido
para la comunión con Dios. Pero, en virtud de la sangre del
cordero, el sacerdote podía entrar al Santuario hasta llegar al
frente del propiciatorio velado por la cortina. Y allí, sobre el
velo, muchas veces asperjaba la sangre del cordero.

*Cada elemento básico del holocausto señalaba a la obra de

Cristo. El cordero sin defecto, la sangre derramada, la inter-
cesión sacerdotal, el velo, etc., todo señalaba a Cristo y su
muerte expiatoria. Y era continuo, tamid, como continua es
la intercesión de Cristo. Mañana y tarde, cada día, todo el
año, año tras año: El pan debía estar continuamente sobre
la mesa así como continuamente la provisión de Dios está
dispuesta para sus hijos; El candelero había de alumbrar
continuamente así como la luz de Dios alumbra siempre so-
bre su creación; El altar del incienso había de estar siempre
quemando incienso simbolizando la permanente comunión
del creyente a través de la oración de fe; el lavatorio siembre
conteniendo agua dispuesta a lavar de impurezas al siervo de
Dios. No hay duda que el continuo simbolizaba la disposi-
ción divina. Así lo dijo el apóstol Pablo:

Jesús es hecho fiador de un mejor pacto… los otros sacerdotes

llegaron a ser muchos, debido a que por la muerte no podían
continuar; mas éste, por cuanto permanece para siempre,
tiene un sacerdocio inmutable; por lo cual puede también
salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, vi-
viendo siempre para interceder por ellos. (He. 7:22-25 R60).

¡Confiemos en Jesús, Él siempre está a nuestro favor!

Conclusión
“El Continuo” fue un ceremonial simbólico ejecutado en el
Santuario terrenal y cuyo propósito primordial era señalar la
continua disposición divina a perdonar al pecador.

El conjunto de ritos del continuo hablaba de aspectos de la

obra intercesora de Cristo. Su muerte en la cruz era señalada
por la muerte del cordero y el derramamiento de sangre; el
pan siempre dispuesto sobre la mesa, el candelero día y noche
alumbrando, el incienso siempre quemándose, todo habla-
ba de la continua intercesión de Cristo a favor de su pueblo
arrepentido.

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“Y
yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, des-
cender del cielo, de Dios, dispuesta como una es-
posa ataviada para su marido. Y oí una gran voz
del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los
hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios
mismo estará con ellos como su Dios. Enjugará Dios toda
lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá
más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pa-
saron. Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo
hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe; porque estas
palabras son fieles y verdaderas”. (R60)”
Introducción
Dentro del mosaico de festividades rituales-simbólicas y
conmemorativas del calendario hebreo, el día de la expiación
era uno de gran significado y trascendencia. Todo su entorno
así lo señala. Su implementación lo denotaba y su interpreta-
ción así lo comprueba. ¿De qué se trataba? ¿Qué significaba?
¿Qué impacto tiene para nosotros hoy?
Hoy estudiamos: El “Yom Kippur”, símbolo del gran día de la
purificación de todo el Universo creado de Dios.
Cuerpo
El Yom Kippur (o día de la expiación) es una ceremonia ri-
tual que ocurría, conforme al calendario judío, en el décimo
día del séptimo mes (Tishri) de cada año. Su significado y
relevancia en la vida del pueblo de Dios deja verse desde los
siguientes…:
A. Datos interesantes
1) Era anunciado por la “fiesta de las trompetas” (Lev 23:24
R60). El primer día del mes séptimo se tornaba sábado “ce-
remonial” instituido para “santa convocación” y donde se
ofrecía holocausto. Y se celebraba al son de trompetas. Así se
avisaba al pueblo que faltaban pocos días para el gran día de
la purificación. Todo israelita quedaba prevenido que había
que prepararse para el trascendente ritual del “Yom Kippur”.
2) Era un día para “afligir” el alma (Lev 23:27, 32). La expre-
sión nos habla de solemnidad, de seriedad, de asuntos trans-
cendentales. No era fiesta común; era día de reflexión.
3) Era otro de los siete sábados “ceremoniales” que habrían de
observarse en el transcurso del año (Lev 23:27-30). No debía
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trabajarse; quien “no se afligiere” o “hiciera trabajo alguno”
era desterrado del pueblo, incluso podía morir.
4) Oficiaba el sumo sacerdote (Lev 16:2). El sumo sacerdote
podía oficiar cualquier día durante el año, pero en el Yom
Kippur él debía oficiar la ceremonia de expiación.
B. El ritual.
Veamos, resumida pero detalladamente, una descripción de
ese día tan importante.
Con las vestiduras prescritas. Para ese día, el sumo sacerdote
se vestía de vestiduras especiales y exclusivas. La Biblia nos
habla de dos: “Las vestiduras sagradas” sumo-sacerdotales
propias de su rango (Ex. 28:2-39) y las “vestiduras santas” de
lino (lev. 16:4, 23) exclusivas para ese día y para el momento
especial de la expiación
De acuerdo con el CBA (Comentario Bíblico Adventista), (s/
Lev. 16) la ceremonia diaria del “continuo” (matutino y ves-
pertino) eran oficiadas por el sumo Sacerdote vestido con su
vestidura sumo sacerdotal (el mismo comentario las llama
“vestiduras áureas” y se refiere a las descritas detalladamen-
te en Éxodo 28). Era la primera ceremonia del día, previo al
momento de la expiación.
Terminado el continuo, iniciaba la ceremonia de expiación
“con el baño del sumo sacerdote para vestirse la vestidura
“santa de lino fino” (Lev 16:4; DBA, 319) exclusiva para ese
momento. Así vestido, delante de Jehová y a la “puerta del
tabernáculo de reunión” (v7), le presentaban los animales de
sacrificio: Un novillo para expiación “por sí y por su casa”
(vv 6, 11) y dos machos cabríos “tomados de la congregación
de los hijos de Israel”. Enseguida se “echaban suertes” para
decidir cuál representaría a Jehová (v8)
Primero “sacrificaba por sí y por su casa”. Después de la pre-
sentación de los animales el sumo sacerdote habría de sacri-
ficar el novillo que era por sí y por su casa, entraría hasta
“detrás del velo” con un incensario con brasas del altar de
bronce y dos puñados de incienso (v12), y quemaría el incien-
so en “presencia de Jehová” (v13) formando una nube que
cubriría el Propiciatorio “para que no muera”. Enseguida as-
perjaba “con su dedo” la sangre del novillo, una vez sobre el
Propiciatorio y siete delante de él, “hacia el oriente” (v14), es
decir, con dirección hacia la puerta. Esta era la expiación por
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el sumo sacerdote y su familia.
Enseguida “sacrificaba” por la congre-
gación. Después de haber expiado su
pecado, el sumo sacerdote salía para sa-
crificar el macho cabrío que había saca-
do la suerte por Jehová. Y nuevamente,
el sumo sacerdote entraba hasta detrás
del velo, ahora era con la sangre del ma-
cho cabrío, y asperjaba una vez sobre y
siete veces delante del Propiciatorio.
Una vez hecho esta parte de la ceremo-
nia detrás del velo, el sumo sacerdote
salía de allí y expiaba el “Tabernáculo
de Reunión”, es decir el Lugar Santo
(v16), para después salir al atrio y ex-
piar el altar de bronce con sangre tan-
to del novillo como del macho cabrío
(v18) aplicándola sobre los cuernos del
altar y asperjando con su dedo siete ve-
ces sobre el altar
La ceremonia aún no terminaba.
Habiendo…
“...acabado de hacer expiación por el
Santuario, por el Tabernáculo de Reu-
nión y por el Altar, habrase de aproxi-
mar el macho cabrío vivo. Aarón apo-
yará sus dos manos sobre la cabeza del
macho cabrío vivo y confesará sobre
él todas las iniquidades de los hijos de
Israel, así como de todas sus transgre-
siones y todos sus pecados; los deposi-
tará sobre la cabeza del macho cabrío y
lo enviará al desierto por mano de un
hombre destinado al efecto. El macho
cabrío cargará sobre sí todas las iniqui-
dades de ellos hacia una tierra solitaria,
y se le dejará ir en el desierto”. (DBA)
No imponía las manos sobre el novillo
ni sobre el macho cabrío por Jehová.
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Esto es muy significativo. Ya mencio-
namos antes que una parte esencial del
continuo era cuando el pecador coloca-
ba sus manos sobre la cabeza del ani-
mal de sacrificio. Ello simbolizaba la
transferencia del pecado desde el peca-
dor hacia la víctima. Ahora, en el día de
expiación, esta imposición de manos no
se hacía con el novillo ni con el primer
macho cabrío. Es decir, la sangre de los
sacrificios en el Yom Kippur no llevaba
culpa ni pecado hacia el Santuario. Al
contrario, hacía expiación de ellos.
El curso de la aplicación de la sangre
típica era desde dentro hacia fuera.
Durante todo el año en el “continuo”,
la sangre con culpa entraba al Santua-
rio y lo contaminaba. Ahora, en el día
de expiación, la sangre inmaculada era
introducida para empezar a ser asper-
jada empezando por el Propiciatorio,
es decir, dentro del Lugar Santísimo.
Después se expiaba el Lugar Santo; y a
lo último el altar en el atrio. Notemos
bien, de adentro hacia fuera. Con ello
podemos entender que en el “continuo”
la sangre con culpa transferida entraba
contaminando el Santuario, pero en el
Yom Kippur la sangre sin culpa salía
expiando el Santuario.
Al salir, el sumo sacerdote imponía las
manos al macho cabrío “Azazel”. Des-
pués de la expiación, ahora sí colocaba
sus manos sobre la cabeza del macho
cabrío “Azazel”, confesaba el pecado de
todos los hijos de Israel, y así depositaba
sobre ese macho cabrío todas las trans-
gresiones. “Azazel” no moría como sa-
crificio, era desterrado del campamen-
to, expulsado al desierto, y guiado por
una persona designada para tal acto.
El pueblo, expectante, podía respirar
aliviado cuando “desaparecía” ese ma-
cho cabrío al ser llevado a las soledades
del desierto. Y allá se le abandonaba.
Entonces el campamento quedaba lim-
pio y el Santuario purificado. Este he-
cho señala la perfección del plan divino
de la Redención: Cuando “Azazel” será
expulsado del “campamento”, el pueblo
de Dios iniciará una era perfecta de paz
y armonía eterna.
Para concluir el ritual. Aún quedaban
actividades para cumplir al pie de la le-
tra. Los restos del novillo y del macho
cabrío, cuya sangre había sido usada
para la expiación, eran llevados fuera
del campamento para ser quemados.
Quien realizare esta labor y el mensa-
jero que volvería después de haber lle-
vado al macho cabrío vivo al desierto,
lavarías sus vestidos y se bañarían an-
tes de entrar de nuevo al campamen-
to. Al final, el sumo sacerdote habría
de entrar al Tabernáculo de Reunión,
quitarse las vestiduras de lino que ha-
bía usado, bañarse en un lugar santo y,
finalmente, vestirse de nuevo con sus
sagradas vestiduras áureas. La ceremo-
nia de la expiación había concluido. El
campamento estaba limpio.
Ahora, vestido de nuevo con sus vesti-
duras áureas, el sumo sacerdote estaba
listo para oficiar las ceremonias del
continuo vespertino, y, de esta manera
reiniciaba el ciclo anual que representa-
ba el plan de Dios para con su pueblo.
Un nuevo año ceremonial iniciaba.
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Lecciones espirituales. Tipos y anti-
tipos.
Sabemos que, de este lado de la eter-
nidad, no alcanzamos a comprender a
plenitud el significado de cada uno de
los elementos rituales; creemos que ese
será tema de estudio, reflexión y ala-
banza por toda la eternidad. Sin embar-
go, algunas cosas son importantes den-
tro de nuestra fe y misión adventista y
por eso las recordamos y enfatizamos.
Hacemos bien cuando las estudiamos,
y repasamos hasta comprenderlas, pues
fueron instituidas divinamente y a tra-
vés de ellas comprendemos a Dios y su
grandioso plan para salvarnos.
Entonces, notemos, analicemos y re-
flexionemos en los siguientes elemen-
tos:
1) Dios instituyó el Yom Kippur como
“estatuto perpetuo” (Lev 16:29). El ri-
tual era típico, y señalaba a una reali-
dad de suma importancia en los planes
de Dios. A través del Yom Kippur Dios
se proponía dar lecciones de resultados
eternos. Cada parte del ritual, cada ele-
mento de la ceremonia, mostraba una
parte importante del eterno plan de la
Redención.
2) No se suspendía el continuo. Ya es-
tudiamos que el continuo significaba la
gracia y misericordia continua de Dios
para el pecador. Y aún en el día de la
expiación, su gracia se manifestaba
durante el día y hasta el momento en
que salía del Tabernáculo para expiar
el altar de bronce. De allí en adelante
llegaba la justicia divina.
3) El cambio de vestiduras sumo sacer-
dotales (Lev 16:4, 23). La vestimenta
sumo sacerdotal fue divinamente es-
tipulada. Era de gran calidad y distin-
ción... Su significado era grande y en
parte había sido aclarado directamente
por Dios. Y siempre que ministrara el
sumo sacerdote, habría de hacerlo con
esta vestimenta. Y así lo hacía la maña-
na del día de expiación. Pero, al llegar
el momento de la expiación, y duran-
te ella, había de usar un traje diferente
llamado “túnica santa” de lino (RV60).
Este, era muy semejante al manto usa-
do por el sacerdote común, pero a este
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se le da el calificativo de “sagrado” y la
exclusividad para ser usado solo en el
momento de la expiación. ¡Qué intere-
sante! A pesar de la unicidad y exclu-
sividad de su atuendo, le era necesario
al sumo sacerdote usar un atuendo di-
ferente en el momento de la expiación.
¿Qué significaba?
El CBA (Comentario Bíblico Adventis-
ta) abunda sobre este tema cuando de-
clara que, “vestido con sus vestimentas
áureas, el sumo sacerdote representaba
a Cristo ante el pueblo, mientras que
vestido de la “túnica santa” simboli-
zaba a Cristo como mediador y repre-
sentante del pueblo ante Dios”. (CBA,
t1, Lev 16, p788). Entonces, podemos
entender que en el día de la expiación
se “unía” representativamente un doble
ministerio de Cristo: El sumo sacerdote
vestido áureamente era Cristo divino
ante el pueblo; y vestido con la “túnica
santa” era Cristo mediador y represen-
tante de su pueblo ante Dios. ¡Maravi-
llosa enseñanza!
Y más bíblico aún. El mismo CBA (Co-
mentario Bíblico Adventista) añade
que este cambio de vestiduras repre-
sentaba “el cambio de posición de Cris-
to en su encarnación” cuando Cristo
veló su gloria divina y tomó semejanza
de hombre (Fil 2:7). Cristo en su humi-
llación, Cristo en su identificación con
el débil y necesitado ser humano, Cris-
to en su ministerio divino-humano, y
aún Cristo en su segunda venida, era
representado en este acto. La hermana
White lo refirió así:
“Así como en el servicio típico el sumo
sacerdote ponía a un lado sus ropas
pontificias, y oficiaba con el blanco ves-
tido de lino del sacerdote común, así
Cristo puso a un lado sus ropas reales,
fue vestido de humanidad, ofreció sa-
crificio, siendo él mismo el sacerdote y
la víctima. Y así como el sumo sacer-
dote, después de realizar su servicio en
el lugar santísimo, salía vestido con sus
ropas pontificias a la congregación que
esperaba, así Cristo vendrá la segunda
vez, cubierto de vestidos tan blancos
“que ningún lavador en la tierra los
puede hacer tan blancos.” (Mar. 9: 3.)
¡Son profundos los significados del día
35
de la expiación!
4) El sacrificio de expiación purificaba
el Santuario terrenal, así como la ex-
piación antitípica realizada por Cristo
purifica el Santuario celestial. Cuando
el sumo sacerdote oficiaba la ceremo-
nia típica de expiación/purificación del
Santuario terrenal, estaba tipificando
la ceremonia de purificación realizada
hoy por Cristo en el Santuario celestial
5) El día de la expiación típico señala al
momento futuro, ya próximo, cuando
el pecado y su instigador serán erradi-
cados y eliminados para siempre. Ese
día dejará al campamento, el cual es el
universo de Dios, limpio para siempre.
Pecado y pecador no existirán nunca
más. El dolor, sufrimiento y muerte,
los cuales son resultados del pecado,
quedarán fuera. Una nueva era llena de
felicidad eterna iniciará cuando el So-
berano del universo elimine el pecado
para siempre. Hacia ese día es que se-
ñala el día de la expiación.
Conclusión
Al estudiar sobre el Santuario podemos
aprender que el plan de Dios es que la
vida eterna feliz, armoniosa y en paz
esté en toda su creación. Para tal obje-
tivo, el pecado y sus consecuencias es
el peor enemigo. Por ello, a través del
Santuario se nos anticipa que, un día
cercano, el campamento quedará lim-
pio de la contaminación del pecado.
Esta contaminación de pecado en el
campamento, además de hacer infeli-
ces a sus habitantes, transfiere el peca-
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do hacia dentro del Santuario, la casa

de Dios. Pero está prometido, y no tar- Notas:
dará mucho, que llegará el momento de
la erradicación total y final del pecado.
“Azazel” será expulsado para siempre,
la felicidad y la armonía eterna volve-
rán al campamento de Dios, y sus habi-
tantes seremos felices por siempre. ¡Yo
quiero estar allí! Me regocijo en la espe-
ranza de vivir para siempre en un uni-
verso libre de maldad y pecado, pero,
sobre todo, vivo en la esperanza de una
vida eterna con Cristo, quien ha hecho
posible mi salvación. ¿Estarás allí? La
invitación es constante, mantén viva tu
fe, mantén viva tu esperanza. Y que los
planes de Dios revelados en su Palabra
y el simbolismo de los rituales del San-
tuario, ¡se cumplan en ti… amén! ¡Dios
te bendiga!

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