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Generalmente habitan en dos tipos de vivienda, los palafitos -vivienda construida sobre una
plataforma soportada por postes de madera- a orillas de los caños y las rancherías
morichaleras que están internas en la selva utilizadas por ciertos grupos como los
mariuseros, en la zona del Delta Central.
Estas fiestas muy importantes, forman en su conjunto el Nahanamu” , durante las mismas
no se permite la embriaguez y pueden llegar a durar varios días ya que en ellas se desarrolla
un complejo programa ritual. Muchos de estos actos son dedicados a la infancia Warao, se
pide a la diosa Yajuma que interceda por ellos para evitar que mueran por el tifus o las
diarreas que son producto de la ingestión de aguas revueltas. Gran parte de la ceremonia es
precedida por hombres, la mujer generalmente queda en un segundo plano. Igualmente es
muy importante la vigilia como parte del festejo a Yajuna.
Sus principales actos son los cantos corales, las danzas, juegos, representaciones
humorísticas y ofrendas.
Los cantos corales que acompañan a las danzas siempre son acompañadas por el
“clarinete warao” y diversas flautas fabricadas con huesos de animales.
Los juegos son por lo general demostraciones deportivas de gran habilidad corporal;
uno de ellos es la lucha del “najakara”, en este juego los competidores luchan frente
a frente protegidos con unos escudos -broqueles-.
Las representaciones teatrales de tipo jocoso o mítico son imitaciones de araguatos,
de pájaros, de mujeres con parodias sexuales “el baile de la culebra loca” o cuando
el wisidatu lanza al aire la “duadona” -vara que simboliza dicho baile- como una
flecha, para que al día siguiente sea llevada a la casa del wisidatu, hogar de Hebu.
Usos y Costumbres
Originalmente los Waraos, lo mismo que otros indígenas, llevaban una vida nómada, la
cual han venido sustituyendo por la sedentarización o afincamiento en determinados
lugares, pero aún así, en algunas épocas del año se trasladan a otros sitios dejando las
rancherías completamente deshabitadas.
Sus viviendas siguen siendo en su gran mayoría el típico habitat de sus antepasados,,
aunque con algunas modificaciones que obviamente dejan notar la influencia de la
transculturización. Las casas se ubican generalmente paralelas al río, con el techo de dos
aguas cubiertos con la palma de temiche, y construidos sobre palafitos, de manera tal que el
piso de manaca quede siempre por encima de la marea más alta.
Los waraos duermen en chinchorros, elaborados por las mujeres mediante un laborioso
proceso de la fibra de un árbol que se denomina moriche. En el piso hay grandes fogones
para cocinar encima de una capa de barro.
Es importante mencionar que una de las pertenencias más importantes del Warao, debido a
su medio ambiente acuático, es la canoa de un solo tronco.
No se puede decir que el matrimonio Warao carezca de formalidad porque no exista una
ceremonia para tales casos, No hay un noviazgo previo. La mujer acostumbra a "escaparse"
con la pareja elegida bajo las sombras de la noche. Los Waraos no son promiscuos por
naturaleza. Normalmente hacen vida marital solamente con la pareja que han tomado como
esposa y usualmente lo hacen muy jóvenes, especialmente la mujer que en la mayoría de
los casos contrae matrimonio en su etapa de pubertad.
Entre los Waraos la muerte es considerada en dos aspectos: como un hecho natural (si se
produce después de una larga existencia) o como la intervención de espíritus que hacen
daño a las personas.
Anteriormente, una vez colocado el cadáver dentro de la urna, ésta se llevaba a un lugar
fuera del poblado, o dejada en la misma casa del muerto sobre estacas a un metro de altura.
En este último caso la vivienda era abandonada totalmente. Actualmente, ellos han
adoptado las mismas costumbres del resto de los venezolanos.
Vestimenta Warao