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Cultura Warao

El grupo Étnico Warao se definen a sí mismos como “gente de embarcación”, es decir,


gente que habita sobre el agua, es por esto que la “curiara” -su principal medio de
transporte- es tan hábilmente manejada por todos sus miembros, gracias a ella los hombres
atraviesan los caños para trasladarse a sus diversos lugares de trabajo y las mujeres también
se sirven de esta embarcación para movilizarse hacia los conucos, mercados, etc., con ella
se dirigen a las grandes fiestas, a las cangrejadas o a los morichales.

Actualmente su población no excede los 25.000 habitantes distribuidos en diferentes


ciudades y comarcas, bajo el mandato de un kobenahoro, es decir, una autoridad mágico-
religiosa muy respetada o también un líder que ha adquirido cierta representación política
ante las autoridades del estado.

Generalmente habitan en dos tipos de vivienda, los palafitos -vivienda construida sobre una
plataforma soportada por postes de madera- a orillas de los caños y las rancherías
morichaleras que están internas en la selva utilizadas por ciertos grupos como los
mariuseros, en la zona del Delta Central.

Ultimamente su vestimenta ha sufrido transformaciones debido al contacto con la población


criolla, sin embargo, hay prendas que no han dejado de utilizar por tener un carácter
mágico-religioso, la mujer Warao utiliza numerosos collares ya que la protege contra
enfermedades y desgracias, los hombres también utilizan collares -nasi muhu- hechos con
planchitas de hueso y adornos con plumas para dirigir las grandes fiestas.

El mundo mágico religioso es controlado por tres especialistas el wisidatu, el hoarotu y el


bahanarotu, quienes controlan las fuerzas sobrenaturales que ocasionan las enfermedades
en los diversos poblados. La cosmovisión de los Warao establece que hay dos fuerzas que
rigen la realidad, el Hebu, asociada con el viento, humo, etc. y el Kanobo que tiene que ver
con las piedras misteriosas que guardan los wisidatus dentro del torotoro y que ellos
consideran como antepasados o con las piedritas contenidas en las maracas y en general con
los amuletos que guardan o cuelgan en sus collares. Según la mitología, Kuai-mare o Hebu-
Betere es un espíritu con forma de Warao que siempre anda con la cara tapada para no
provocar vientos, huracanes o terremotos, pero que una vez al año se levanta y provoca las
grandes crecientes del río. Otro fenómeno también asociado con el Hebu por su carácter
cíclico y misterioso es la menstruación de la mujer, a quien se le recluye en casas especiales
durante este período.

El wisidatu es un personaje bondadoso en el que recae el papel de curandero, además de


oficiar el culto por medio de las ofrendas del moriche.

Su alimentación básicamente depende del moriche que complementan con la recolección de


frutos, la caza y la pesca. La yuca amarga también juega un papel importante, con ella
preparan el casabe y el Kasiri que lo beben mucho en diversos festejos como las
cangrejadas en la barra del Orinoco, la caza de iguanas o los mare-mare Warao que son
fiestas en las que resalta una música ejecutada por violines fabricados por los propios
Warao.
Sus fiestas son en honor a la fertilidad y la vida, aunque su verdadera finalidad es tratar de
controlar las crecidas de los ríos.

Estas fiestas muy importantes, forman en su conjunto el Nahanamu” , durante las mismas
no se permite la embriaguez y pueden llegar a durar varios días ya que en ellas se desarrolla
un complejo programa ritual. Muchos de estos actos son dedicados a la infancia Warao, se
pide a la diosa Yajuma que interceda por ellos para evitar que mueran por el tifus o las
diarreas que son producto de la ingestión de aguas revueltas. Gran parte de la ceremonia es
precedida por hombres, la mujer generalmente queda en un segundo plano. Igualmente es
muy importante la vigilia como parte del festejo a Yajuna.

Sus principales actos son los cantos corales, las danzas, juegos, representaciones
humorísticas y ofrendas.

 Los cantos corales que acompañan a las danzas siempre son acompañadas por el
“clarinete warao” y diversas flautas fabricadas con huesos de animales.
 Los juegos son por lo general demostraciones deportivas de gran habilidad corporal;
uno de ellos es la lucha del “najakara”, en este juego los competidores luchan frente
a frente protegidos con unos escudos -broqueles-.
 Las representaciones teatrales de tipo jocoso o mítico son imitaciones de araguatos,
de pájaros, de mujeres con parodias sexuales “el baile de la culebra loca” o cuando
el wisidatu lanza al aire la “duadona” -vara que simboliza dicho baile- como una
flecha, para que al día siguiente sea llevada a la casa del wisidatu, hogar de Hebu.

Usos y Costumbres

Originalmente los Waraos, lo mismo que otros indígenas, llevaban una vida nómada, la
cual han venido sustituyendo por la sedentarización o afincamiento en determinados
lugares, pero aún así, en algunas épocas del año se trasladan a otros sitios dejando las
rancherías completamente deshabitadas.

Sus viviendas siguen siendo en su gran mayoría el típico habitat de sus antepasados,,
aunque con algunas modificaciones que obviamente dejan notar la influencia de la
transculturización. Las casas se ubican generalmente paralelas al río, con el techo de dos
aguas cubiertos con la palma de temiche, y construidos sobre palafitos, de manera tal que el
piso de manaca quede siempre por encima de la marea más alta.

Las actividades de subsistencia tradicional de los Waraos fueron la pesca, la caza la


recolección de frutos silvestres. Sin duda, La cultura de estos indígenas continúa vinculada
a la planta del moriche que les proporciona alimento, bebida, casa, ornamentos y un abrigo
para dormir como es el chinchorro. Actualmente, muchos de ellos se desempeñan como
obreros rurales por un salario y prestan sus servicios en fundos agrícolas, aserraderos,
fabricas de manufacturas del palmito entre otros, pero sin olvidar la caza y la pesca.

Los waraos duermen en chinchorros, elaborados por las mujeres mediante un laborioso
proceso de la fibra de un árbol que se denomina moriche. En el piso hay grandes fogones
para cocinar encima de una capa de barro.

Es importante mencionar que una de las pertenencias más importantes del Warao, debido a
su medio ambiente acuático, es la canoa de un solo tronco.

No se puede decir que el matrimonio Warao carezca de formalidad porque no exista una
ceremonia para tales casos, No hay un noviazgo previo. La mujer acostumbra a "escaparse"
con la pareja elegida bajo las sombras de la noche. Los Waraos no son promiscuos por
naturaleza. Normalmente hacen vida marital solamente con la pareja que han tomado como
esposa y usualmente lo hacen muy jóvenes, especialmente la mujer que en la mayoría de
los casos contrae matrimonio en su etapa de pubertad.

En lo que a vestido se refiere, en la mayoría de las comunidades indígenas ha desaparecido


el guayuco de la época prehispánica, sustituyéndolo por ropas propias de cada sexo.
Muchas de las mujeres conservan siempre sus adornos formado por collares de gran
tamaño, con los que se dan varias vueltas en el cuello.

Entre los Waraos la muerte es considerada en dos aspectos: como un hecho natural (si se
produce después de una larga existencia) o como la intervención de espíritus que hacen
daño a las personas.

Anteriormente, una vez colocado el cadáver dentro de la urna, ésta se llevaba a un lugar
fuera del poblado, o dejada en la misma casa del muerto sobre estacas a un metro de altura.
En este último caso la vivienda era abandonada totalmente. Actualmente, ellos han
adoptado las mismas costumbres del resto de los venezolanos.

Vestimenta Warao

Actualmente, la vestimenta de los Warao ha sufrido transformaciones debido al contacto


con los grupos no indígenas, sin embargo, existen comunidades indígenas que por su
aislamiento todavía conservan sus costumbres ancestrales, en referencia a la vestimenta, la
cual se representa por pequeños pedazos de tela que cubren la parte pélvica, donde algunos
habitantes de la comunidad indígena de Ima ubicada en el área montañosa cerca de la
comunidad de Ibaruma en el Municipio Antonio Díaz, aún emplean este atuendo.
Además, hay otras prendas que no han dejado de utilizar por tener un carácter mágico-
religioso, como los collares, en donde la mujer Warao utiliza numerosos collares ya que la
protege contra enfermedades y desgracias, y los hombres también utilizan collares “nasi
muhu” hechos con planchitas de hueso y adornos con plumas para dirigir las grandes
fiestas.

En lo que a vestido se refiere, en la mayoría de las comunidades indígenas ha desaparecido el


guayuco de la época prehispánica, sustituyéndolo por ropas propias de cada sexo. Muchas de las
mujeres conservan siempre sus adornos formado por collares de gran tamaño, con los que se dan
varias vueltas en el cuello.

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