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INTEGRANTE:
TUTOR:
UNIVERSIDAD DE CARTAGENA
ASIGNATURA DE MACROECONOMÍA
2019 – 2
TEORÍA KEYNESIANA – ECONOMÍA
A comienzos de los años 30 del siglo pasado, el mundo entraba en una crisis donde
los niveles de desempleo y marginación se extendieron, conociéndose hasta
entonces dicho suceso como la “Gran Depresión” que, iniciada en Estados Unidos,
se extendió a todo el mundo capitalista. En Estados Unidos, uno de cada cuatro
obreros se encontraba desempleado. Frente a esta situación la teoría clásica acerca
de las fluctuaciones agregadas fue obviamente puesta en duda y surgieron nuevas
teorías acerca del equilibrio macroeconómico y el desempleo. El mayor aporte fue
el del economista británico John Maynard Keynes quien resaltó que podían existir
razones para creer que una economía podría estancarse en un equilibrio donde el
nivel de producto estuviera muy por debajo de su nivel de pleno empleo (Keynes, J.
M., 1930). Es por esto que Keynes se le es considerado como uno de los mayores
precursores y hoy día uno de los representantes más emblemáticos de tal teoría, en
especial con la publicación de su libro Teoría general del empleo, interés y dinero
en 1936. Si bien varios autores del siglo XIX y principios del siglo XX ya escribían
sobre fenómenos macroeconómicos, Keynes fue quien dio el gran impulso al
estudio de la macroeconomía. Su hipótesis central fue que la Gran Depresión era
un problema de insuficiencia de demanda, y por lo tanto su solución pasaba por
estimular la demanda agregada (Taylor, 1997 y Mankiw, 2006).
John Maynard Keynes sostuvo que el problema radicaba en que los precios y los
salarios tenían un nivel excesivamente alto. Sin embargo, ese problema podía
solucionarse fácilmente a través de una política monetaria expansiva, de tal forma
que los precios y los salarios no tendrían que caer.
Al igual que en los años treinta del siglo pasado, de acuerdo con la ortodoxia un
aumento del gasto público necesariamente desplaza un monto igual de gasto
privado. En este sentido, Krugman (2011) cita a John Cochrane (2009) de la
Universidad de Chicago: “Primero, si no se imprime dinero, éste tiene que venir de
algún lugar. Si el gobierno nos pide prestado un dólar, ese dólar no los vamos a
gastar o a prestarlo a una empresa para que realice una nueva inversión. Cada dólar
en que se incrementa el gasto público debe corresponder a un dólar menos de gasto
privado. Los puestos de trabajo creados a través de un gasto estimulador son
compensados por pérdidas de empleos causadas por la caída en el gasto privado.
Se pueden construir caminos en vez de fábricas, pero el estímulo fiscal no nos
puede ayudar a construir más de ambos. Esto es contabilidad, y no necesita un
argumento complejo para describir el fenómeno del desplazamiento (crowding out)”.
Es con base a esta teoría en que a la hora de tomarse la decisión final el ajuste al
SML no debe hacerse solo en base a la inflación sino a las metas conjuntas de
generar empleo, combatir la informalidad laboral, reducir la pobreza y fomentar la
competitividad empresarial, y considerando que la única forma de aumentar los
ingresos de los más pobres no es solo a través de estrategias como la fijación del
salario mínimo sino realmente por medio de políticas que favorezcan el aumento de
la productividad laboral y la creación de nuevos puestos de trabajo y un mercado
laboral enérgico donde empleados y empleadores acuerden compensación de
manera descentralizada.