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LA PREDICACION DE JESUS 1. Puede apelar la Iglesia al evangelio de Jestis? Sélo dos veces —y eso en pasajes vivamente discutidos del mismo evangelista (Mt 16,18; 18,17)— ocurre en los evangelios la Palabra «iglesiay (odola). En cambio, la expresién ercino de Dios» (Rasidele roiead) se encuentra en los evangelios sindpticos unas cien veces. Este estado de cosas es atin hoy dia muy inquietante Para toda eclesiologia, {Seré, pues, verdad la ominosa frase que ha citado a menudo después de Alfredo Loisy: «esis predicaba 10 de Dios, y vino la Tglesian? *, La reffexién sobre el evangelio de Jestis no parece ser para la lelesia ocupacién innocua y sin peligro, ;Puede, pues, apelar con taz6n la Iglesia a Jesiis? {Est fundada ella precisamente en el cvangelio de Jesis? {0 es s6lo un sustitutivo, un tapagujeros de algo mucho més grande, que, no obstante el anuncio, no ha llegado ~_{oavia? Sélo daiio podria resultar ala Iglesia, sien estas y parecidas 7 Gresstiones, que no estén atin hoy dia, ni mucho menos, plenamente Aiscutidas, muy incémodas desde luego, sélo viera In &xegetas © historiadores criticos, que acometen contra ‘mitica eclesidstica, acritica y at 1a dog istOrica, que ingenuamente de- Later, L'twonie ot Bae (Pars 1902): elses ammngst Ie roysume, et 37 Bajo el venidero reino de Dios en estas cuestiones un anhelo rio, por 10 que Jestis quiso fiende el sta No habri ocul ino por lo pri realmente? ;Y qué quiso que hoy hay? gRespalda real no en lo accidental, sino precisamente en lo esen Ia teologia de los doctores de la ley? ;No se inclinan también muy ‘a menudo los hombres actuales a pensar que la Iglesia, aferrada mn, a sus propias ideas y leyes, no hace contra Jestis y la tremenda provocacion de su mensaje, de preguntarse radi migenio mensaje de que naci6; que no esta dispuesta, con seriedad suficiente, a eliminar los obsticulos que la separan de su verdadera fuente? {Haria entonces la Iglesia realmente Ja pregunta que ef gran inguisidor opone a Jesas, que ha yuelto ya, a su mensaje en la terrible narracién de Dostoyevski, «,Por qué nos viene a estor- bar?» No cabe duda de que el mensaje de Jestis ha tenido siempre para la Iglesia de todos los tiempos si no efectos de destruccién, si de perturbacién 0 estorbo, de,sacudida, espanto ¢ irritacién; en una palabra, ha operado siempre como «escandalo». ‘A la verdad, no es fécil sacar de las fuentes el primigenio men- je de Jestis mismo, Los evangelios no son crénicas histricas neu- Jno testimonios de fe comprometidos y que comprometen. desde la perspectiva de la 1 testimonios de la fe contienen a la ver relatos sobre Jesis y su mensaje, Tras los evangelios y sefialadamente los tres primeros, los Sindpticos, no hay simplemente poesia y especulacién, sino también jonios y tradiciones sobre el Jesis vivo de Nazaret, Aunque no directamente, vimos al menos por medio dé de fe de los evangelios al mismo Jest. EI que a Ja vista de estos testimonios se plantea cuestiones no acce~ sorias, sino esenciales, no al desgaire, sino seriamente, recibe res- puestas claras y originales, coincidentes de forma peculiar, en las que, evidentemente, no se cruzan al azar distintas elaboraciones teolbgicas, sino que en cllas nos ega —a despecho de algin rasgo 3 | La predicacién de Jestis recalea de : ‘ma palabra no de Is preocupacién del slorifcado y el ino que se tiers mani ene iplemente como auténticas. Lo que a mi me impor :, de la oscuridad de la hi i ered icacién, reconocibles con relativa pre idad pr dient a predicacién de sa 1a persona, snénimo, so pena de llevar igado a Aquel que, antes al. ponerlos Leo ext cup 0 y se acera et reino de Dias: Com y creed en el evangel ae he da cetrament reso ae realmente quesia Jets La bata tu theo, (rinon os ich mejor, «soberania» para evitar falsas interpretacior exterior reno de Dib on le fo pero no revere bse ca sobre Jess mismo, desde Maren Yh fuente Q de lia hal edcrignde Mito 9 Lomas, Le re eee de Dios: Todos los exegetas estin hoy de fovedo en gi at neal cmanin de in pein de Jes Gt sori de Don, que st acres, conte lento foro la predicacin y doctrina de Jain, expguese coms oe en part r, esa proximidad o «cercar —] La predicacién de Jesis Bajo el venidero reine de Dios En realidad, en la interpretacion més precisa del Dios y, sobre todo, de su cercania, se comprueban cor diferencias. Diferencias primeramente — para citar posiciones extee- ‘mas ‘particularmente caracterizadas — entre la escatologia conse- cuente de Schweitzer, segtin la cual el reino de Dios— que para Jestis habria sido una catéstrofe césmica en el sentido de Ia apo- caliptica judia, para nosotros imposible ya de imaginar razonable~ (y para nosotros), el reino ha legado ya y esta present hoy dia entre la cescatologia existencial» de Bultmann, segiin la cual la expectacion eésmico-apocaliptica, que qued6 fer esencialmente escatoligico y trascendente al mundo, de nado de Dios. que no es obra que el hombre ha de te terpretado con vistas al igencia de la existencia protestantes (sobre todo, Oscar Cullmann) " y catélicos (sobre todo, Rudolf Schnackenburg), segin los cuales el reino de Dios ha ve- nido con Jestis, pero atin se espera su cumplimiento 0 perfeccién ". 2. El evangelio del reinado de Dios ‘«Esté cumplido el tiempo, y el reino de Dios se acerca»: No smo que no es entera y totalmente escatol 1 fo que ver con Cristy’ Pero, a Ia vet ha in ‘obstante todas las diferencias, las interpretaciones ain hoy defen- idas sobre el reino de Dios coinciden en las perspectivas funda- rmentales 3/2 (Zl Zee 1942) 155 60 ot Bajo el venidero reino de Dios a) El arcinado de Dios» no significa en boca de Jesis la sobe- ranfa universal de Dios, que va aneja a la creacién y subsiste siem- pre —soberania que s© da por supuesta en su predicacién por el ‘Antiguo Testamento—, sino ef reino de Dios escatoldgico, es decir ‘que se realiza plena y definitivamente al fin de los tiempos y, como ‘acontecimiento, «esti ya cerca» (Me 1,15): «apuntay (Mt 12,28; Le 11,20), eviene» (Le 22,18; of. Me 14,25; Mt 26,28), «viene con poder» (Me 9.1), Jesis no define en ninguna parte la idea, sino que Ja supone conocida y la interpreta a su manera, Su cardcter escato- igico resulta del marco ofrecido por el momento hist6rico en que predies Jesis: el movimiento escatologico de penitencia y bautismo suscitado por Juan, que prosigue Jesas; luego Ia tensa expectacion del judaismo contemporaneo y en particular de la secta . Pero resulta también de la predicacién de Jesis en muchos pormenores — ls pairs bail st como I ga en r ov y EpyeoBau— y en las grandes lineas, Solo ast se einen Is inportcl da bora acta del momtoconeteo Ta decision; s6lo asi se comprenden también las les exigencias morales de Jesis, por ejemplo, del sermon del monte», que son condiciones para entrar en el reino escatolégico de Dios. la pr icacion de Tests EI caricter do. acon Dios no puede ser disci boca de Jest, Ia idea de 1gieo, ‘strctamente escatoldgico del reino de «Con toda decisién debe decirse que, en 10 de Dios significa siempre su reino escato- y akiomético el pensamiento del go- saténieo, iendo fin que aguarda al mundo, y, por el mismo trae la salud para el pueblo de romeses proféticar> ™, QUE hace, pues, tan incitante e inquictante, tan enormemente urgente el mensaje de Jesis? «El tiempo esté cumplido y se acerca cl reino de Dios» (Me 1,15). 4) Bl ercinado de Dios» no aparece en la predicacién de Jesis —eomo en algunos rabinos — com haya de venir 0 ser implantado por el fel cu , sino como la otente y soberana aecién de Dios mismo, Nadie puede convidarse a sf mismo al banquete escatolégico. Sélo el Padre convida, #1 hhace que por si nazca la sementera, por su virtud y gracia. Es su soberania. ¢Venga tu reino», ast puede orar el hombre (Mt 6,10: Le 11,2), Puede clamar a Dios noche y dia (Le 18,7), puede buscar ino de Dios (Mt 6,33; Le 12,31), puede luchar por él (Le 13,24: Drepararse y estar alerta, como las virgenes prudentes 3) 0 los criados vigilantes (Le 1235-37; of, Mt 24,44); Pero no es el hombre, sino Dios, quien «dav el reino (Le ‘lo deja en manda» (Le 22,296), él dice de quién es (Mt 5,310; cf. Le 6,20; Me 10,14). El Dios que obra regiamente no esta sujeto 8 nuestros céleulos ni razonamientos en su soberania y libertad Obra para ejecutar su propio querer, incondicionalmente i no es el hombre, sino Dios el que dispone de su reino. El hombre Ro puede conguistar el reino de Dios, sino s6lo recibirlo como un niiflo (¢f. Me HR Beene 3 Bajo el venidero reino de Dios {Qué da, pues, la seguridad de que esta soberania se impondré? No es obra de los hombres, sino de Dios s6lo: «el cesta cereay (Me 1,15). ) El areinado de Dios» no es para Jestis —como para am- ta mente las malas entendederas de su pueblo y también y espe- de sus discipulos que se imaginaban haber venido El rrarlos del dominio extranjero y de toda miseria, y restaurar cl reino terreno de Israel. Todas las brillantes expectaciones te- rrenas (Le 19,11; 23,42; 24,21; Act 1,6), la ambici6n por los puestos de honor en el reino (Mc 10,35-45 par), todo procedimiento de vio- Iencia (Me 14,17-21 par; Le 13,1-3; 22,38), todo es rechazado por gencia respecto del viacrucis de Jestis (Me 8,31-33 par), En general, ica— Jesis aparece notablemente reser- ura, Rechaza los céleulos fin: «el reino de Dios no .20), s6lo el Padre sabe Ja hora viene con ostentacién» (Le | a La predicacién de Jests EL carécter puramente reli mente religioso del rein nadie, Results ya de las més puras fue Segtin estos tex historiea de su Di 10 de Dios no es discutido por de Ia fe del Antiguo Testamento la realeza de Yaveh en la accién ni un territorio de dominio, sino © miestra'en el gobierno provindencal d fenia do que Yahveh reine o impera como sino el poder ejercido; no , sino la aceisny dieacion escatologica de Jess hay que decir: sis en ef contexto histérica de la expecte. Por qué, pues, seducia Ia p limpidez y claridad y, sin embar redicacion de Jestis por su pureza, 80, fue rechazada por la mayoria 1B Soimncasvaone 2, 1 R Botnuane Se 65 Bajo el venidero reino de Dios del pueblo y precisamente por sus dirigentes politco-religiosos? El eino de Dios por £1 anunciado no es reino de poder politico y de biienes terrenos, sino el sefiorio de Dios, que supone conversién y fe: «El reino de Dios esté cerca; convertios y creed en la buena nueva de salud> (Me 1,15). 4) El areino de Dios» no es para Jesis —como para muchos de sus contemporéneos y hasta para la comunidad de Qumrén— un juicio vengativo de Dios sobre los pecadores e impios, sino el acom- fecimiento de salud para los pecadores. La predicacin de penitencia en Jesis, no procede, como en Juan Bautista, de la ira de Dios, sino de su gracia. El mensaje del reino de Dios que trae Jesis, . sino mensaje (evangelio) 10 buena noticia, no Bug-ayryé- Usara 0 10 Jesis mismo la 10, en oposicién al verbo, sélo se halla en este sentido en el Nuevo Testame saias (52 ue hhermosos son Ios pies del que, sobre los montes, anuncia Ia paz, del que anuncia la buena nueva (LXX: ebayyeditouevoc), del que id y dice a Sin: Reinard et 5 ricas y poderosos, sino también y espe- ite — como se explica en el sermén del monte — a los pobres yt despreciados y pisoteados. Ni se ditige tampoco sola- mente a los justos y piadosos, sino también y especialmente = jeuantas pardbolas y narraciones hablan de ello! — a los peca- dores e impfos. El escéndalo, para los «justos» y «lemerosos de Dios», consist precisamente en que Jess trata y convive con peca- dores notorios, con samaritanos, alcabaleros y rameras, Aunque no ‘escasean conminaciones y amenazas, no son fin en s{ mismas, sino gue se dirigen a la gran oferta de la gracia antes del juicio, A todos icondia y perdén de Dios y a todos se del amor de Dios a los pecadores se 0 del reino de Dios torna signo del adveni EI radical caricter de salud eterna del reino de Dios «No es ahora tiempo de est en tiempo de bok $05 de vosotr 66 > ST La predicacién de Jestis {Que Yuestro es el reino de los ciclos!iDichosos Porque sertis hartos! (Dichosos los que shore (Le 620s). El imperio de Satants se estt a ‘Que ahora paséis hambre, salud como prese y ida, El aseguré a més de wumorados enemigos com. Sper y, ungue toda nee same Uo et atl an irenlron al wo tela lg gue eva sts homie e Dios masta ol comnts La revelacién actual del amor de Dios es tena eno exeepcién pare freen el mensaje de ‘convierten, Ia perdonar y_ derram: sus bienes “de caracteristicas pi 1 menssj * dio, como peculisr expe ‘miento y fondo particular de su ‘predicactone D) nde su pensa- fesis Jevanté el reino de Jeune do toda sand, en tl hizo culminar Yoda expocteene, oo GPOF qué €S, pues, Ia predicacion del reino de Dios, de forma sisters wn evangelio, una buena nueva? Porque 2 al Pecador, le llega la salud o gracia de Dios con una sox ion: «Convertios y creed en el evangelion (Me 1.15) © ert Predicacion hecha por Jesis del reino de Dios, no es. ¥ profesién, Jos sacé de sus vinculaciones eran como discipulos. Pero no rofesi6n y la patria. No fue St Rvolucionario social. A todos, sin embargo, a cade wep en par- positiva, en la perspectiva del reino de Dios que esté viniendo: El ‘mundo esté corrompido, los hombres son malos. Y, sin embargo, y a par, el mundo sigue siendo creacién de Dios, los hombres siguen siendo hijos del Padre, El hombre que se somete a la soberania de Dios, que ya esté Uegando, debe apartarse por la metanoia de la maldad dei mundo y de los hombres; pero al mismo tiempo debe volverse al mundo y a los hombres de manera nueva, por el amor. Jesis no predica — como la comunidad de Qumrén— Ia separacion ascética del mundo; Jesis no fund6 ningin monasterio. Tampoco quiere dejar de nuevo libres, por consagracién cul tiempos «sacros» en No; por radical obediencia a la voluntad de el hombre en ef mundo y para los otros hombres. En el mundo, tras espera el reino de Dios, debe el hombre peg: 1 Dios su corazin: no al dinero y riquezas Me 10,1727), nial derecho y a la honra (5,39-41; Me 10, siquiera a los padres y familia (Le 14,26s; Mt 10,34-39). no solo las acciones externas que caen dentro de una ley, sino tam- bign la actitud e intencion inter va no s6lo el matar, sino el mero airarse; cl mero mal dese0; no s6lo ef perjurio, sino la simple mentira: «Ois- teis que se dijo a los antiguos... Yo, empero, os digo...» (Mt 5,21-48), Asi, la decisién por Dios es irrevocable: «Nadie que echa mano al arado y mira atrés, es apto para el reino de Dios» (Le 9,62) Dios quiere al hombre entero, su coraz6n, No tiene que dejar el mundo, sino, sin los impedimentos del mundo, estar totalmente is para qué? Dispuesto para cum ir precisamente asi dispuesto par re la voluntad de Dios, ése es para mi hermano, hermana y madre» (Mc 3,35). gY qué pide la voluntad de Dios? ‘una renuncia negativa al mundo, también una entrega po- 1 el cumplimiento de un nimero inmenso de mandamientos, en el fondo, de uno solo: el amor. Como el sermén logia correspondientes de Jesis desenvuelven y ¢ iples maneras las exigencias del reino de Dios, asi esta Dios: «El que hi 8 La predicacién de Jesus ts, la Vida entera del hombre y conviene, a par, puntualmente a cada caso particular: «Amarés al Sefior Dios tuyo con todo tu corazén, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el mayor y primer ‘mandamiento. El segundo es semejante a él: Amaris a tu como a ti mismo. De estos dos mandamientos penden toda la ley ¥ los profetas» (Mt 22.37-40), Precisamente en el amor a Jos enemigos se muestra la perfece in: «Amad a vuestros enemigos, haced bien a os que os aborre- en y orad por los que os ultrajan y persiguen. Ast seréis hijos de vuestro Padre del cilo, que hace salir su sol sobre malos y buenos sts... Sed, pues, vosotros perfectos, como ¢ perfecto» (Mt 5,445.48). ;Quién esté, pues, esto para el reino de Dios? El que, libre en el mundo de toda esclavitud mundana, esté en todo momento a disposicién de Dios igencia, que, en el pr6jimo, le sale al paso toxos los dias en el diario quehacer y acontecer. De todo esto se trata, pues, en la conversién (uerwvactce: Me 1, 15), que exige del hombre ef anuncio del reino de Dios. No es s6lo tun hacer penitencia exterior en saco y ceniza, sino también la con- version radical y total y la vuelta del hombre entero a Dios. De todo esto se trata tambi sh cberyedtesl: Me radical, a su vez, sélo por Ia con- versign que reconoce la pro; ¥ necesidad de la gracia y radicalmente la voluntad de de exigencia que tiene el reino de Dios no puede «El anunclo de qui 10 de Dios esté cerca leroso lamamiento de Dios a los hombres para que I que echa una ojead: asitselo Se convierte en un px © sometan tnicament de discursos y senten tel 6 Bajo el venidero reino de Dios de exigencin que implica el reinado de Dios ye muestra en la accion de de 80 po- jtuacién apremiante que re actuslizaciéa en ay Ia actividad de Tests y de la mant- festcion de podor que tendrt lugar ciertamente por medio de elas en cl impone necesariamente, como escueta y densamente se tre vegas) coraudn a Dis ot hs bienes del lala volinitad del hombre y no sabe de componendas, El hombre, que es reclamado entero, no tiene libertad frente a Dios; como censefa In parkbola de los t 25,1430 par), el hombre tiene que responder de au vida en su totaidad, No debe hacer reclamaciones a Dios, sino que te parece a un exclavo, a quien no le toca mAs que eumplir su Aeber (Le 17,710}>% 2Cuél es, pues, la condiciOn ineludible para entrar en el veni- ddero reino de Dios? «jConvertios y creed en Ja buena nueval» (Me "2K, Sonmeneswone 68. IL {FUNDACION DE UNA IGLESIA? 1, La proximidad det reino de Dios en Jesis Ahora bien, gen qué proximidad esta para Jestis el reino de Dios que se acerca? hecho 4 nosotros proximo por intensifc imediato de los exegetas, y nosotros no podemos entrar en las discusiones de pormenor sobre la «expectacién proxima» 0 cexpectaci6n lejanan. en cuanto es ineludible para proseguir nuestra ulterior investigacién: 8) gEscatologia de presente 0 de futuro? La discusion exegé- tica hasta aquf sostenida sobre la proximidad del reino de Dios, hha dado como resultado que pueden tesis © posiciones, si solo se dentro del kerygma hhace converger 1 ‘trazar un cuadro impresionante, claro y consecuente de la predi- n Bajo el venidero reino de Dios reino de Dios no s6lo amanecido, sino ya consumado, esté el hom- bre radicalmente llamado en la actualidad a la decisién, y asi es para él la actualidad epostrimerian, eskhaion. Respecto del futuro ‘como respecto de Ia actualidad, se trata de la decision entre Ia fe (0 la incredulidad. «S6lo que en esta decisién no se trata ya de si exactas aquellas esperanzas apocalipticas, sino de afirma, ve a par que esta real espacio; pero sabe también que tradicion de Jestis, el Cristo, tal como la contiene el Nuevo Tes- tamento, el auténtico signo de Dios, sabe, a par, que esta realidad hha comenzado ya, precisamente en el acontecer, cuyo preci es el Nuevo Testamento.» Asi Martin Dibelius”. Pero qué va a hacer aqui —la cuestién no puede dilatarse més — una Iglesia? La palabra «Iglesia» (comunidad) no desem- pefia en el libro de Dibelius sobre Jesis un papel fundamental. ;A ‘qué fin interponer nada entre Dios y el hombre, entre el reino de Dios y la decisién de Ia fe? ;Tuvo Jestis siquiera algo que ver con una Iglesia? ¢Quiso en absoluto la Tglesia? 3, Jesiis y los ortgenes de ta Iglesia No. es facil enfrentarse también a este problema de la historia. fécil fuera, como se hace frecuent catdlicas y protestantes, repetir y comentar las tesis dogmal escuela. Y, sin embargo, hay que echar por el camino pues s6lo asi es posible hacerse cargo de Ja verdad Ta formacién o génesis de la Iglesia. Muy atrés quedan ‘en que, para Ia historia de a Tglesia primitiva, no habia sino con alguna explicacién, el libro de los Hechos de los apéstoles, y completarlo con algunas tradiciones del Nuevo Testamento o de fuera del Nuevo Testamento. ‘Tras algunos el primero que fue el tubingense Ferd Siguigronie los ottos «tubingenses» — como Baur b Ja saludo GL. Be J. Schniewind, Th, Zaha y, Sltimamente, lensin de revelacién det Nuevo Testament ‘Mas precisamente el entender los escritos del Nuevo Testamento como kerygma —no como documentos de pura historia, si ‘esctitos al servicio de la predicacién prictica como hace particular- a , entre relato de hech« snlcaion ‘colin etre eplabrasy anes de paces Peng! mio» despusde cn? Lo gue hemenfateamen se mete i de todo el Nutvo Texaco, ha dest aplindo wie 4 ls palabra y hecho de imporaniseeclopes caso Particularmente a fos mandtos qe el evanglio tlio de he ee transmiten como palabras del Sefior resucitado, Aqui di- 8 mosis ab noo Iv dato fur 9 en ss antennae ler eal} cl coer se _ Bajo el venidero reino de Dios fundidad crecientes entiende ahora la venida de Jestis como el acon- lemente decisive, como el hecho verdaderamente co, Por la fe pascual supera el escdndalo de la cruz, ys i, reconace Ia muerte de éste como muerte por los pecadores. cl acontecimiento de la dero hecho salvador. La muerte y resurreccion de Jestis son recono- ‘cidas como la obra escat decisiva de Dios. Ellas permiten ver ‘a mueva luz el pasado terreno del que vino y el futuro del que esti por venir. Sin embargo, la comunidad puede experimentar el poder de Cristo resucitado, no s6lo en futuro atin por venir, sino ya en Ta nueva actualidad que se ha abierto con la resurreccién. Aquel ccuya acci6n terrenal entiende ella de manera nueva, aquel que ella espera como el hijo del hombre por venir, reina ya ahora como Sefior slorficado por Dios. De este modo, se entiende a si misma.la nueva comunidad de iscipulos como Iglesia de los dltimos tiempos, llamada y escogida La nueva decision de los discfpulos por Fests, que se hizo fue posible por la. ace ion escatoloaica dé evan con razén el . AS de la comunidad a par veterotestamentaria y escatolégica de Dios: Kehal Jahweh, la Tplesia de Dios. Con este nombre se designaba en \daismo no s6lo a Israel, sino también al pueblo de Dios esca- tolégico, que habia de manifestarse por In congregacién de Israel cn la actualidad disperso y oculto. El correspondiente nombre griego impuso como nombre de Ia comunidad fue el que, por el igen al nuestro de Iglesia roanola. cab Sea. ‘La palabra «iglsia» (en alemén Kirche) se ha visto ser, por st distinta aplicacion en el curso de los siglos, una palabra muy ambi- gua y complicada, La forma usual en las lenguas germénicas (ale- man Kirche, inglés church, sueco kyrka; cf. eslavo cerkov), no viene ‘como se imaginé Lutero (Io que no ha contribuido poco favor de Gemeinde). La de Roma, sino que fue traida, Danubio arriba y Rin at odo de Teodorico el Grande. Su origen fue la forma popul pico de «elegidos» (bxcex: fan, con toda razon y derecho, el gran 102 La comunidad excotolégica de salud zantina xuprch (en lugar de xvpunct, siplase: obla) y si tanto: «perteneciente al Sefiors, siiplase: «casa del Sefior»; ‘mente, se podria decir: comunidad del kyrios. En contraste con las lenguas germénicas, las roménicas han mantenido la dependencia di- recta de Ia palabra usada en el Nuevo Testamento (lat. ecclesia, csp. iglesia, franc. église, i del_griego dodyota. 2¥ ct se usa también en el griego profano, como 32.398, en relacién con la nariacién dei motin de qué se trataba: los reunidos por el heraldo; la ekklesi Ia reunién de estos lamados, 0) una reunién ica la reunién act jén» del momento, en el tiempo intermedio no hay ekklesia. La diferencia entre esta ekklesia y la ekklesia en el sentido de eigle- :nte, De donde se sigue ser imposible derivar directamente no ritual o sagrada, Y ekklesia sig smente Ta etimologia griega, sino el uso de la palabra en la version griega del Antiguo Testamento. En los Setenta ocu- rre esta palabra unas cien veces, y casi siempre para expresar la nocién hebrea, de suyo profana, de kahal = 1a asamblea convocada (eda = comunidad del pueblo como comunidad de derecho y culto, fs reproducido generalmente por ovveyarrf). Ekklesia queda esen- cialmente determinada al afadirle edel Sefior» (0 de Yahveh). Tam- ‘poco aqui se olvida el proceso hecho de reunirse; sin embargo, lo decisivo no es que se retina alguien y algo sin mas, sino quién y 4ué se retne, es decir, que Dios reine, yla ekklesia se constituye asi en junta 0 comunidad de Dios (aun cuando a menudo st hable sim- plemente de ekklesia, sin el aditamento de Dios). Aqui no se da ya luna reunién cualquiera de hombres cualesquiera. La ekklesia de es algo més que el suceso féctico de juntarse en cada caso 1. Sewer ar Boda, en TRW sewn for art en oe ie 103 Bajo el venidero reino de Dios escogido por Dios, que se intro, De este modo, ya en los say cultual, que luego se en- Ekklesia es Ja reunién del grupo ant congrega en torno a Dios como Setenta se convierte en nt tiende més y mas esc raro por Io demés, en los escritos de Qumran (por ejemplo, 10Sa 1.4; 2.4; Dam 12,6) ‘AI tomar la comunidad primitiva la denominacién de ekklesia, se apropié conscientemente el derecho de ser la verdadera asamblea de Dios, la verdadera comunidad de Dios, el verdadero pueblo de Dios de los sltimos tiempos. Aunque dicho término falta no s6lo en Jos evangelios (fuera de Mt 16,18; 18,17), sino también en Tit, 2Tim y Judas (pero of. 1Tim 3, ralmente en otros pasajes (15,41, con pocas excepci Jarmente 16,5). En lo sucesivo se habla ya de la Igle de la de Cesarea y de Hfeso (particularmente importante 20,28). Aqui se trata siempre —aunque s6lo una vez se exptesa directa ‘mente, pero se supone en los demas casos como evidente— de la ekklesia de Dios: Dios es quien congrega a los suyos (cf. 20,28). ‘También Pablo habla en muchos pasajes de la Iglesia en plural , Gal 1.2.22; mbién una regién: A: Macedonia (2Cor puede merecer para San Pablo el nombre de ekklesia 5; Philem 2; ef. Col y hasta ver equiparada a Jas comunidades mayores (ICor 16,19). Se da expresamente a en- 104 La comunidad escatoldgica de salud tender por ekklesia Ia comunidad reunida para el culto en 1Cor 11, 18; 14,2334. El hecho concreto de reunirse se expresa claramente cen 1Cor 11,18.20.33s; 14,23; ef 14,26, Sélo en la carta a los efesios se encuentra Iuego la Iplesia universal en el primer plano de la con- sideraci6n, en sentido nuevo, sobre todo en relacién con la tnica Iglesia, compuesta de judios y gentile. Pero sea cual fuere la forma.en que aparece la ekklesia, es siempre y se la llama a menudo Iglesia de Dios (cf. 1Cor 12,28). Dios obra por Jesucristo. Asi, las Iglesias del Nuevo Testamento son asambleas de Dios en Cristo: que estén en Cristo Jestis (IThess 2,14; Gal 1,22), Iglesias ogico germénico que corresponde a Kirche es tradueci6n de todo to exacta quoad rein de la &xxdmata del Nuevo Testamento, Ob- arios en que aparece @) EkHlesia —como «rcunién» 0 econgrestcién» — significa, ‘a par, el hecho actual y concreto de reunirse y la comunidad misma reunida 0 congregade. Lo primero precisamente no debe olvidarse nunca, No hay simplemente ekklesia por el hecho de que algo se tuye y funda una vez, y permanece luego inmutado, Solo hay Cakleste porque se da una y otra vez de nuevo el suceso conereto de congregarse, de reunirse y, en particular, de juntarse para el culto uunién que acontece constantemente de nuevo. b) «Congr in», «comunidad», «Iglesia» no deben contra- onerse entre si, sino que han de verse en mutwa dependencia. Ya el hecho innegable de que el mismo Nuevo Testamento use siempre Ja misma palabra ekklesia, mientras nosotros hablamos de congre- Bacin, de comunidad o Iglesia, de servirnos de advertencia Para que no levantemos aqui antagonismos infundados. Las tres Palabras no compiten entre s, sino que se completan en Ia traduc- 46 Ch be ow A tH 10s Bajo el venidero rein de Dios cién del denso y plurifacttico término ekklesia, «Reunién» o «on- eregacién» (ésta tiene més mi ) quiere decir que la ekkle- estitica, sino por el hecho la reunién 0 congregacién. «Comu- nidad» recalca que Ta ekAlesia no es nunca una superorganizacién abstracta y lejana de funcionarios por encima de la concreta co- munidad congregada, sino una comunidad que debe reunirse en determinado lugar y tiempo para un quehacer determinado. «lglesia» pone de relieve que la ekklesia no es nunca una yuxtaposicion des- comunidad universal. Por lo general, los dos primeros, son intercambiables, si en la tradu ino, y otras de otro. Sin em- 'Y como puede ha- en vez de comunidad local, asi también puede versal en lugar de Iglesia universal. ) Cada ekklesia, es decir, cada congregacién, comunidad e no es desde luego la Iglesia (ekklesia = congrega- Jesia universal), pero la representa (= hace presente) plenam ‘ekklesia local no es una aseccién» 0 «provi Esto significa dos cosas. Por un lado: la sila Iglesia no estuviera enteramente en todo luge hhubiera recibido toda la promesa del evangelio y rod si no se le hubiera prometido ‘oda Ia gracia del Pad estuviera en ella presente Cristo entero y no se le dido rodo el Espiritu Santo! No, la Iglesia local no s6l a Ia Iglesia, sino que es Iglesia. Solo partiendo de la y de su concreta realizacién, puede entenderse Ia Iglesia universal. 106 0 ee La comunidad escotolégica de salud Asi pues, a Iglesia local no es sOlo una célui ni representa al todo ni tiene fin local es realmente Iglesia a la q rometido todo Jo que, en su lugar, de los hombs del edificio, que idad en si misma. No, la Iglesia » en su tugar, se le ha dado y es ¥ tinico evangelio, las mismas prendas bajo la gracia del tnico y mismo Padre, Seflor y estén regidas por el mismo y ‘pera por sus carismas y ministerios, ‘Todas ct ¥ Gnica fe, se santifican por el solo y dnico baui de la misma y Gnica comida. Por todo esto 's importante para ellas? imbién interiormente ren con la misma tismo y se alimentan — erent que ne sin comune ef en, Fx tis de homs no tace por pop costa ei. Bs ranice por Haute pare forma et de Dio. A lca eno pores expresmente ee obo, sobrente nivel como Ie gi ti alural — ot penitv se hala nel wo singular y en el eae Z| iculares no son origen de la Iglesia. son ade Dios». Los hombres La Iglesia no surge por la . | Tplesia es més que la suma de los miembros. Claro esta que sin Ia ‘decision, sin la fe de los individuos no hay Iglesia, Sin embargo, anterionmenteesté el amamiento de Dios, Este Tlamamiento cons tituye a la Iglesia y hace en absoluto posible la respuesta de la fe. Bl hombre: no puede sin mAs disponer ol En es fido, la Iglesia es, a par —contra toda mala malta’ Ia congeeacin de los creyentes y —conra tot i é ion y determi- cia sociolégica — In fundacién, creacién y Di fo como convocatio Dei, la congre- tio Dei, 1a communio. samctorum. mala nacién del Dios que tar gatio fidelium; faticano 11 de la manera qué BB conjunto puede resumirse con el Vs : Esta Tglesia de Cristo esth verdaderamente presente en todas las I comunidades locales de los fees (fidelium congregationib dde que por el cuerpo y nidad’. En estas com y pobres o vivan en la. di poder da unidad a la Teles Esta es, pues, la ekkl de Dios en Cristo Jesiis», tal como Dios la hizo posible y real al 108 La comunidad escatolégica de salud resucitar al Jestis de Nazaret que fiie crucificado y hacerlo Sefior, y al dar el don del Espiritu Santo, Para ella —y aqui fallan todos los paralelos del judaismo posterior y también la comunidad de ‘Qumriin — ha comenzado ya con Jesucristo la era escatologica de- cisiva. Las promesas de Dios se han cumplido, se ha- confirmado su fidelidad: «Mas cuando lleg6 el cumplimiento del tiempo, envié Dios a su Hijo» Gal 4,4). Asi queda abierta la era de salud esca- tol6gica y pronto experimentara su con-sumacién, Est entre Jo ya cumplido y lo «atin no consumado», es el tiempo pro- visional intermedio de la Iglesia. Precisamente la expectacién de Ja pronta parusia sostiene el interés por la congregacién y forma- cién de la Iglesia. Precisamente porque la Iglesia confiesa a Jesis ‘como Seffor, tiene seguridad de que el Sefior mismo levara a su fin, en este tiempo final, a la nueva comunidad y, con ella, el mundo. Asi, desde el principio, se entendié la Iglesia como magnitud esca- tolégica, Sin embargo, no se quedé a expectacion escatolégica se enfrié pronto, y la idea escatologica de Ia Iglesia languidecié, Cristo es cada vez menos el esperado, y cada vez mas el actus mente poseido por la Iglesia, La Iglesia se entiende a si misma cada vez menos como Ia comunidad provisional. Se afinca firme- ‘mente en este mundo. Comienza Ja identificacién de la Iglesia con reino de Dios, identificacién que se fue reiterando a lo largo de los siglos y que, como reaccién, tuvo a menudo por consecuencia ‘una disociacion absoluta entre Iglesia y reino de Dios. Pero ya €8 hora de que, a base de las anteriores averiguaciones, definamos ‘més puntualmente la relacién entre Iglesia y reino de Dios. 2 Diferencia y conexi6n entre Iglesia y reino de Dios to, ya en el Nuevo Testamento 4 para muchas cosas en Ia his- — el primigenio mensaje de Iglesia y por Ja Iglesia? Tam- ltan instructivos e inquietantes los resultados del ico de las palabras: En el evangelio de Lucas, el 109 Bajo el venidero reino de Dios los Hechos sélo siete veces (y, por afiadidura, unido Jos extensos discursos Ademés, los pasajes con basileia suenan de forma general y formularia, Pero aqui tropezamos ya con algo decisivo: El mismo Lucas no ha visto evidentemente contradiccién en mantener Ia basileia ‘en numerosos pasajes de su evangelio y fen los Hechos, cuando en los discursos los Hechos de los apéstoles? ;Qué hhay entremedias? jEntremedias esta pasct predicacién (EomyyeriteaOus, xnpiac otra cosa se habfa hecho més important a menudo a Jess por objet basileia, Cietto, no se de ignorar el tema de Ia predicacién de Jesis sino de conservat apostélica: el Mesias crucificado, al que Dios resucit6 y puso en su gloria; el Cristo, en quien se han cumplido las Escrituras. A #l, al Sefor, ha pasado el reino o sefiorfo, No, Ia comunidad postpas- cual no ha olvidado el reino de Dios, sino que lo ha entendido de forma nueva: El reino de Dios se ha hecho decisivamente eficaz en el sefiorio del Jestis ensalzado, En su sefiorio se anuncia ya el futuro sefiorio consumado de Dios. Este acta ya en el sefiorio de Jesis por el don escatologico del perdén de los pecados, y en la comunicacion del Espi pentecostés a todo el que crea y se bautice. De este modo, la inteligencia cristol6gica del reino de Dios «que se encuentra ya en Mateo y Lucas en relacién con el concepto del sefiorio de Cristo (0 del hijo del hombre), es recogido y desarro- lado por Lucas de forma nueva, Estos datos que nos ofrecen los Hechos se confirman si recurri- en primer plano (cl 1), peto Pablo no pasa tampoco por 0 aT ‘La comunidad escotolégica de salud actual efcacia_y posible conocimiento del reino de Dios: a

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