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I. INTRODUCCIÓN ..................................................................................................... 1
V. BIBLIOGRAFÍA ................................................................................................... 13
I. INTRODUCCIÓN
1
II. ¿QUÉ CLASE DE LIBRO ES APOCALIPSIS?
1
Utilizaré la versión Reina-Valera 1960 para los textos bíblicos, a excepción cuando indique lo contrario.
2
Everett F. Harrison, Introducción al Nuevo Testamento (Grand Rapids, Michigan: Libros Desafío, 2007), p. 451.
2
cada iglesia (2-3) son introducciones para el resto del libro, el cual está dirigido a todas
las siete iglesias. Por consiguiente, debemos hacer justicia a los tres géneros literarios—
apocalíptico, profético y carta circular—del libro. Comenzaremos con el género literario
profético, luego el apocalíptico y finalmente el de carta circular.
3
En este trabajo no abordaré el tema del autor. En todo caso ver Harrison, pp. 463-468.
4
Richard Bauckham, The Theology of the Book of Revelation (Cambdridge, United Kingdom: Cambridge University
Press, 1993), p. 2.
5
Ibid, p. 5.
3
Apocalipsis Como Apocalipsis (Revelación)
6
J. J. Collins, Apocalypse: The Morphology of Genre (Missoula, MT: Society of Biblical Literature, 1979), p. 9.
7
Richard Laurence (1883), The Book of Enoch. John P Pratt, obtenido mayo31, 2019 de
http://www.johnpratt.com/items/docs/enoch.html
8
G.H. Box (1919), The Apocalypse of Abraham. Jewish Roots of Eastern Christian Mysticism, obtenido mayo 31,
2019 de https://www.marquette.edu/maqom/box.pdf.
4
Apocalipsis Como Carta Circular
Una característica especial del género literario de una carta es identificar la situación
de sus lectores, aunque estos no son personas específicas sino iglesias El libro completo
de Apocalipsis es una carta circular dirigida a siete iglesias específicas: Éfeso, Esmirna,
Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea. Juan ha empleado un método
particularmente original al escribir esta carta circular, ya que se dirige de manera
específica a cada iglesia, al mencionar una serie de mensajes específicos por parte de Jesús
a cada una de ellas (2–3). Cada mensaje presenta características relevantes a la situación
de cada una de las iglesias.9 Estos mensajes nos muestran que cada iglesia es muy
diferente, y cada una está enfrentando diferentes problemas y reaccionando de diferentes
maneras a problemas comunes.
Jesús habla individualmente a cada iglesia, pero estos mensajes solamente son la
introducción al resto del libro. Esto queda claro al leer las promesas hechas a los
vencedores con la cual cada mensaje termina. Jesús hace una promesa de salvación
escatológica (específica a la situación única de cada iglesia) “al que venciere”
(2:7,11,17,26; 3:5,12,21). En cada una de las diferentes situaciones de las iglesias, el
llamado es a ser victorioso, aunque el escritor no nos dice de qué. Qué es lo que hay que
vencer se clarifica en el resto de libro, en el cual los vencedores aparecen y es revelado
que fue lo que vencieron y en que consiste dicha victoria.
Por tanto, el llamado a vencer dirigido a cada cristiano en cada una de las siete iglesias
es un llamado a emprender la batalla escatológica descrita en los capítulos centrales del
libro, y así lograr el destino final, el cual está detallado al final del libro. En cierto sentido,
todo el libro es acerca de la manera en que los cristianos de las siete iglesias pueden, al
salir victoriosos de las situaciones específicas de sus iglesias, ser parte de la nueva
Jerusalén. Mientras que el libro completo explica en que radica esta guerra y como debe
ganarse, el mensaje a cada iglesia advierte a esa iglesia cual es su sección específica dentro
de la guerra. A la vez, Juan desea mostrarle a cada cristiano en las siete iglesias que los
problemas locales son y deben ser vistos a la luz de la batalla cósmica de Dios contra el
mal y del propósito escatológico para establecer su reino eterno.
9
N.T. Wright, Revelation for Everyone. (Louisville, Kentucky: Westminster John Knox Press, 2009), pp. 10-41.
5
III. TEOLOGÍA DEL LIBRO DE APOCALIPSIS
El Señor Dios
Desde el inicio de su escrito, Juan presenta a Dios en términos de tres: “Gracias y paz
a vosotros, del que es y que era y que ha de venir, y de los siete espíritus que están delante
de su trono; y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de
los reyes de la tierra” (1:4b-5a). Esta manera de saludar tiene un significado altamente
teológico, ya que sitúa a Jesús con Dios, afirmando la diferencia entre el Dador divino de
bendiciones y las criaturas que reciben bendiciones. Esto muestra la normalidad con la
que los primeros cristianos incluían a Jesús con Dios, porque el es la fuente de salvación
que viene desde el Padre a los humanos.
El prólogo de Apocalipsis termina con una declaración divina: “Yo soy el Alfa y la
Omega, principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el
Todopoderoso” (1:8). Esta declaración incluye tres de los cuatro nombres más importantes
de Dios en Apocalipsis: ‘el Alfa y la Omega’, ‘el Señor Todopoderoso’ y ‘el que es y que
era y que ha de venir’. Su importancia no sólo se debe al hecho de estar justo antes de que
Juan comience el relato de su visión (1:9–22:6), sino también porque es una de las dos
ocasiones en que Dios mismo habla. La segunda ocasión (21:5-8) incluye una declaración
personal similar: “Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin” (21:6).
Estas dos auto declaraciones de Dios corresponden a dos auto declaraciones por parte
de Jesús. El patrón es el siguiente:
6
El patrón es impresionante, sin embargo, tanto su significado como el notable hecho
que la única designación de Dios que aparece en Apocalipsis hecha por sí mismo también
aparece como una auto designación de Jesús, las abordaremos en el siguiente capítulo.
Aquí nos enfocaremos en los nombres aplicados a Dios.
Las tres frases—el Alfa y la Omega, el primero y el último, el principio y el fin—deben
ser consideradas equivalentes. Considerando que el alfa y omega son la primera y la última
letra del alfabeto griego, no es difícil observar que el significado de ‘el Alfa y la Omega’
es equivalente a ‘el primero y el último y a ‘el principio y fin’. El patrón también muestra,
si estas tres frases son utilizadas de manera equivalente, que Apocalipsis contiene siete
menciones de las auto declaraciones de Dios y Jesús (no contamos la mención adicional
de ‘el primero y el último’ en 2:8 ya que es un eco de 1:17).
El número de repeticiones no es coincidencia, porque los patrones numéricos tienen
significado teológico, especialmente en Apocalipsis. Siete es el número que señala lo
completo. De la misma manera en como las siete bienaventuranzas a través de libro (1:3;
14:13; 16:15; 19:9; 20:6; 22:7,14) apuntan a la bendición completa concedida al lector u
oyente que obedece fielmente el mensaje de Apocalipsis, las siete recurrencias de un
significativo título divino indica la totalidad del ser divino al cual el título apunta.
La forma ‘el primero y el último’ proviene de Isaías, dónde es utilizada como una auto
declaración “Así dice Jehová Rey de Israel, y su Redentor, Jehová de los ejércitos: Yo soy
el primero, y Yo soy el último, 10 y fuera de mí no hay Dios” (Is. 44:6); “Óyeme Jacob, y
tú Israel, a quien llamé: Yo mismo, Yo el primero, Yo también el último”11 (Is. 48:12). En
estos capítulos de Isaías, este nombre encapsula la realidad que el Dios de Israel es el
Creador exclusivo de todas las cosas y el Señor soberano de la historia, en contraste con
los ídolos de Babilonia. A diferencia de los dioses falsos, producto de manos de hombres,
Dios es el verdaderamente único, a quien todas las naciones están sometidas, y nada ni
nadie puede impedir sus propósitos (Is. 40:12-26). Es precisamente esta exclusiva fe
monoteísta que determina la perspectiva profética de Apocalipsis, por tanto, la
importancia del nombre ‘el Alfa y la Omega.’
Dios precede a todas las cosas como Creador y las traerá a su cumplimiento; Él es el
origen y el fin de toda la historia; Él tiene la primera palabra en la creación y la última en
la nueva creación.
La forma ‘el principio y el fin’ ha sido utilizada en la tradición griega de la filosofía
para manifestar la eternidad suprema de los dioses12, pero luego fue adoptada por los
10
Énfasis míos. La Reina-Velara 1960 lee ‘yo soy el primero, y yo soy el postrero’, la Nueva Versión internacional
lee “Yo soy el primero y el último”. He decidido cambiar ‘postrero’ por ‘último’ para enfatizar la cita literal de Juan.
De todas maneras, la palabra hebrea para ‘postrero’ y ‘último’ es ( אֲַחרוֹןakjarón), que significa “posterior,
ultimo. LogosKLogos (2018), Biblia Interlineal, LogosKLogos, obtenido junio 8, 2019 de
https://logosklogos.com/strong_hebrew/314.
11
Ibid.
12
David E. Aune, Word Biblical Commentary, volumen 52 (Dallas, Texas: Word Books Publisher, 1997), p. 102.
7
escritores judíos como Josefo, quien llama a Dios ‘el principio y el fin de todas las
cosas’.13
La designación ‘El Que es y que era y que ha de venir’, con tres verbos, se repite tres
veces (1:4,8; 4:8) y ‘El Que es y el que era’ (11:17; 16:5). Nuevamente encontramos un
patrón numérico, el cual es intencional. Esta designación es una interpretación del nombre
divino YHWH. En el AT, la única interpretación del nombre está en Éxodo 3:14, la cual
asocia el verbo ‘ser’, y lo interpreta con la frase ‘Yo soy el que soy’. También fórmulas
afirmando existencia con tres tiempos verbales eran utilizadas con respecto a los dioses
griegos o el dios supremo de filosofía,14 que muy probablemente influenció la
interpretación judía del nombre de Dios.
Juan interpreta el nombre divino indicando que su eternidad de Dios no está separada
del mundo, sino que su eternidad está relacionada con el mundo. Este es el Dios de la
Biblia que decide, que su futuro es su venida al mundo, y que su creación encontrará su
futuro en Él (21:3). Además, esta interpretación del nombre divino muestra continuidad
con el significado de Ex. 3:14, el cual no se refiere solamente a la existencia misma de
Dios, sino también a su compromiso de ser quién será en su historia con su pueblo. Juan
ha logrado desarrollar la fe de los israelitas en el Dios en la historia con la fe escatológica
de la venida de Dios y el cumplimiento de todas las cosas.
La frase ‘el Señor Todopoderoso” aparece, una vez más, siete veces en Apocalipsis
(1:8; 4:8, 11:17; 15:3; 16:7; 19:6; 21:22). Juan utiliza este nombre (comprar Ap. 4:8 con
Is. 6:3) como equivalente de la forma ‘YHWH de los ejércitos’, la cual era utilizada con
frecuencia por los profetas del AT, porque denota el poder inigualable de YHWH sobre
todas las cosas y, por lo tanto, su supremacía sobre el rumbo de los eventos históricos. El
uso de este nombre en Apocalipsis revela el deseo de Juan de continuar en la tradición
profética del AT. El adjetivo ‘todopoderoso’, se refiere mucho más que simplemente a su
omnipotencia, sino a su control existente en todas las cosas.
Jesús es Dios
La visión de Juan comienza con una cristofanía. El Cristo resucitado aparece como un
rey glorioso (1:12-16) y revela su identidad: “Yo soy el primero y el último; y el que vivo,
y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves
de la muerte y del Hades” (1:17b-18). En la sección anterior mencionamos las auto
designaciones de Dios y Jesús. Las podemos ver a continuación:
13
Flavio Josefo, Josephus The Complete Works, (Nashville, Tennessee: Thomas Nelson, 1998), p. 278.
14
D. E. Aune, Prophecy in Early Christianity and the Ancient Mediterranean World (Grand Rapids: Eerdmans,
1983), 280-281.
8
Dios: Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. (21:6)
Jesús: Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último, el principio y el fin. (22:13)
Este patrón revela la notable magnitud con la cual el Apocalipsis identifica a Jesús con
Dios.
Los dos títulos, ‘el Alfa y la Omega’, ‘el principio y el fin’ usados acerca de Dios, lo
nombran como el eterno en relación con el mundo. Él precede y ha hecho todas las cosas,
como Creador, y las traerá a su cumplimiento escatológico. Por tanto, la declaración—
‘Yo soy el primero y el último’— comienza afirmando la participación de Jesús con el ser
eterno de Dios, el origen y fin de todas las cosas, y luego afirma, como Él, ‘el que vive’
(1:18), comparte con Dios su eterna existencia. Mientras que de Dios se dice que Él es ‘El
Que es y que era y que ha de venir’ (1:8) o que Él es ‘Al Que vive por los siglos de los
siglos’ (4:9,10; 10:6; 15:7), Jesús dice ‘estuve muerte; mas he aquí que vivo por los siglos
de los siglos’ (1:18). Su vida eterna fue interrumpida por la experiencia de la muerte
humana, y comparte la vida eterna de Dios a través de su triunfo sobre la muerte. Por
tanto, su auto declaración en 1:8 establece su señorío como su poder sobre todas las cosas,
la declaración correspondiente de la participación de Cristo en el señorío divino en 1:18
se refiere a la autoridad sobre la muerte y el Hades que ha ganado a través de su muerte y
su resurrección, ‘Yo tengo las llaves de la muerte y del Hades.’
El título ‘el primero y el último’ proviene de Isaías, y hace referencia a la participación
de Jesús en el acto creador de Dios de todas las cosas, ya que Cristo precede a todas las
cosas como su fuente. Esta convicción de Apocalipsis concuerda con el resto de la
literatura del NT (Jn. 1:1-3; 1 Co. 8:6; Col. 1:15-17; He. 1:12). Esta convicción tiene su
origen en la identificación de Cristo con el Verbo o la sabiduría de Dios por medio de la
cual Dios creó el universo. A la vez, Apocalipsis ha unificado esta convicción con otro
desarrollo cristológico de la iglesia: la identificación de la venida escatológica de Dios
con la esperada parousía (presencia) de Jesucristo. Estos dos acontecimientos tienen el
efecto que incluyen a Cristo como agente divino en la creación de Dios de todas las cosas
y el cumplimiento escatológico de todas las cosas. De esta manera Jesús es ‘el Alfa y la
Omega’, ‘el primero y el último’, ‘el principio y el fin’, demostrando indudablemente que
Jesucristo pertenece a la plenitud del eterno ser de Dios”.
También, este título (el primero y el último) esta relacionado con el monoteísmo del
mensaje profético de Isaías. Yahvé declara: “Yo soy el primero, y Yo soy el último, y
fuera de mí no hay Dios’ (Is. 44:6).15 Esto hace mucho más relevante el hecho que Jesús
utiliza este título para identificarse en Apocalipsis 1:17. Esto no lo convierte en un
segundo dios, sino que lo hace parte del ser eterno del Dios de Israel, quien es la única
fuente y el fin de todas las cosas.
15
Ver nota 10.
9
La Victoria del Cordero y Sus Seguidores
16
Bauckham, p. 67.
10
El Cordero inmolado se presenta como un contraste entre lo que Juan escucha (5:5) y
lo que ve (5:6). El escrito escucha que ‘el León de la tribu de Judá, la raíz de David, ha
vencido. Estos dos títulos mesiánicos evocan a una fuerte imagen militar y nacionalista
del Mesías como conquistador de naciones, destructor de los enemigos del pueblo de Dios
(cf. 1 Macabeos 4:1-11). No obstante, esta imagen es reinterpretada por lo que Juan ve:
un Cordero cuya muerte sacrificial (5:6) ha redimido a personas de todas las naciones
(5:9-10). Al fusionar las dos imágenes contrastadas, Juan ha forjado un nuevo símbolo de
victoria por medio de sacrificio. Esto no quiere decir que las imágenes aludidas en 5:5
deben ser rechazadas, ya que Jesús realmente es el esperado Mesías de David (22:16). Sin
embargo, mientras este último era asociado con violencia militar y nacionalismo extremo,
es reinterpretado por la imagen del Cordero. Ciertamente, el Mesías ha vencido, pero lo
ha hecho por medio del sacrificio y para beneficio de todas las naciones (5:9). Esto quiere
decir que el medio por el cual el Mesías davídico ha vencido es demostrado por la imagen
del Cordero, mientras que el significado de la imagen del Cordero permanece en el hecho
que su muerte sacrificial fue la victoria sobre el mal. Debemos entender que todo lo que
está opuesto a Dios ha sido vencido por el Cordero. Consecuentemente, la aclamación del
Cordero victorioso se expande en anticipación de los frutos escatológicos de su victoria
para incluir a toda la creación que adora a ‘El Que está sentado en el trono’ junto con el
Cordero (5:13). La continua y definitiva victoria de Dios sobre el mal, la cual el resto del
libro de Apocalipsis describe, no es más que el desarrollo de la victoria decisiva del
Cordero en la cruz.
No obstante, es con la victoria de la muerte del Cordero con la cual Juan está enfocado
y da por sentado que el sacrifico de Jesús ha liberado a los cristianos del pecado (1:5) y
los ha convertido en pueblo de Dios (1:5; 5:9-10). Lo importante acerca de la iglesia—
convertida por Dios en un reino de sacerdotes a su servicio (5:10 NVI)—es el papel que
debe desempeñar en la venida universal de Dios. El hecho que el gobierno de Dios está
presente en la tierra por medio de la iglesia no quiere decir que la victoria de Cristo ha
sido completada. Mientras los poderes del mal estén presentes en la tierra la victoria total
no se ha logrado. No obstante, aquellos que reconozcan el gobierno de Dios tienen una
función que desempeñar en el desarrollo de la victoria del Cordero.
11
IV. EL APOCALIPSIS EN NUESTRO TIEMPO
Apocalipsis ofrece una diferente manera de percibir el mundo la cual lleva a las
personas a resistir y desafiar los efectos de la ideología dominante. Además, esta singular
perspectiva que abre una ventana hacia lo trascendente, también resiste cualquier poder
absoluto o estructuras o ideales en este mundo. Este es la manera más fundamental en la
cual la iglesia ha sido y siempre será llamada a ser contra cultural.
El libro de Apocalipsis está sumamente enfocado con la verdad de Dios. Por tanto, no
debemos construir nociones diferentes de cómo percibir el mundo, especialmente en esta
era postmoderna que reduce toda verdad absoluta a cuestiones de preferencia personal.
Apocalipsis no nos da justificación alguna para considerar imágenes falsas por verdaderas,
sino que busca imágenes que se ajustan a la verdad. Nos recuerda que el testimonio de la
iglesia hacia el mundo es veraz si es un testimonio del verdadero y único Dios. En las
sociedades occidentales este testimonio de la verdad no se enfrenta a una ideología
totalitaria que declara tener verdad absoluta y suprimir el Evangelio. En su lugar enfrenta
a una desesperada posibilidad relativista por la verdad y una negligencia consumista de la
relevancia de la verdad. El testimonio de la iglesia será de valor si conoce la verdad por
la que está dispuesta a morir.17
El libro de Apocalipsis clama que a la verdad a la cual está orientado es estrictamente
teocéntrica. Con esto muestra el poder de una visión teocéntrica para enfrentar la opresión,
la injusticia y la humanidad. Esto viene a ser una visión pura de la trascendencia de Dios
que resiste efectivamente la tendencia humana a caer en idolatría que consiste en crear
absolutos de los aspectos de este mundo. La adoración del verdadero Dios es el poder de
resistir la deificación militar, el poder político y la prosperidad económica.
También, el Apocalipsis resiste la ideología dominante no solo al hacer referencia a
Dios sino también al hacer referencia a la nueva creación y la nueva Jerusalén. Al tener la
perspectiva de un mundo con posibilidades a la trascendencia divina crea un mundo
oportuno para la venida del reino de Dios. Igualmente permite tener una perspectiva desde
la tierra, de todas aquellas víctimas en la historia. Por tanto, la teología de Apocalipsis se
dirige tanto como a los poderosos y los pobres y oprimidos.
Este libro no responde a la ideología dominante de este mundo promoviendo un
cristianismo de retirada a un exclusivo grupo que deja el mundo al juicio divino mientras
se consuela a sí mismo con sueños mileniales. En todo caso, el libro de Apocalipsis esta
orientado a la venida del reino de Dios en y para todo el mundo y llama a todos los
cristianos a participar activamente en la venida del mismo. Esta participación está
ilustrada en forma de testimonio, la cual debe ser verbal, pero, aún más importante, en la
forma de vivir de cada uno de nosotros.
17
Bauckham, p. 160.
12
V. BIBLIOGRAFÍA
Aune, David E., Word Biblical Commentary, volumen 52. Dallas, Texas: Word Books
Publisher, 1997.
Box, G.H., (1919), The Apocalypse of Abraham. Jewish Roots of Eastern Christian
Mysticism. Obtenido mayo 31, 2019 de https://www.marquette.edu/maqom/box.pdf.
Collins, J.J., Apocalypse: The Morphology of Genre Missoula, MT: Society of Biblical
Literature, 1979.
Josefo, Flavio, Josephus The Complete Works. Nashville, Tennessee: Thomas Nelson,
1998.
Keener, Craig S. y John H. Walton NIV Cultural Backgrounds Study Bible. Grand
Rapids, Michigan: Zondervan, 2016.
Laurence, Richard (1883), The Book of Enoch. John P Pratt. Obtenido mayo 31, 2019
de http://www.johnpratt.com/items/docs/enoch.html
Wright, N.T., Revelation for Everyone. Louisville, Kentucky: Westminster John Knox
Press, 2009.
13