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ESPACIO DE LA PRÁCTICA DOCENTE 2015


Profesor: Claudio Romegialli
Profesorado de educación secundaria en Historia.

Herramientas para abordar la entrada a la escuela.

Quién sabe si es posible “cambiar la mirada”. La formación es


un proceso, y sus resultados son siempre inacabados. Eso lo
sabemos. La “mirada” ha sido formada durante mucho tiempo:
en la familia, en la escuela, en nuestra formación cotidiana, por
los medios, etc. Tal vez no sea posible cambiarla. Pero podemos
intentar otros posicionamientos desde donde mirar. Y podemos
alentarnos a asumir una mirada más compleja.
«Se trata de concebir una construcción progresiva de una
mirada compleja. Progresiva porque, obviamente, no es un
proceso que se logre con la sola insistencia (o interpelación
verbal) de decir “hay que cambiar la mirada”, o “miremos más
ampliamente”. Seguramente, esta construcción es procesual; y
recurre a múltiples estrategias, a una cierta “batería de acciones
y propuestas pedagógicas”»

EL “CUADERNO DE BITÁCORA”

Consideramos que el aprendizaje es un proceso conjunto donde adquiere


importancia la construcción de la memoria colectiva.

Esa memoria es un entramado que se conforma con diversos “textos” de los cuales es
posible aprender: el texto de nuestras propias experiencias, de nuestras formas de
pensar y de nuestra toma de posiciones frente a temas y problemas; el texto del
diálogo y de la construcción grupal y del intercambio colectivo; el texto de las
referencias conceptuales que se vayan produciendo... Seguramente, cada tema o
problema que se trabaje abrirá muchas líneas de ejemplificación, de
complementación, desde otras redes de experiencia, desde otras formas de pensar,
desde otros textos, desde producciones diversas...
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Ese entramado va adquiriendo una forma propia en cada uno de nosotros, de acuerdo
a los propios procesos de conocimiento, a sus modos de expresión y de compromiso
con el saber, a sus formas de construir lo que llamamos un Cuaderno de Bitácora. El
Cuaderno de Bitácora, como una especie de intertexto, se enriquecerá con el entramado
que cada uno vaya construyendo, con aportes hechos con libertad, con referencias al
contexto e incluso a la vida de cada uno. El sentido de producir un Cuaderno de
Bitácora es que cada una y cada uno vaya registrando los entretelones subjetivos y
reflexivos, relatando momentos que devienen trascendentes para el proceso,
trayendo –o no- a colación modos de pensar, experiencias y posicionamientos de
tradiciones pedagógicas o de compañeros de caminos; y hacerlo con cierta
autonomía y sin quedar atrapado en la rutina de escribir lo dicho por otros.

Esta propuesta parte de recuperar (para ser ampliada y resignificada) la figura de la


“bitácora”, un mueble parecido a un armario que se ubica en la cubierta de los barcos,
próximo al timón. En ella se pone la “aguja de marear” (una brújula). El cuaderno
de bitácora es el libro donde se anota la velocidad, rumbo, maniobras y otros
accidentes de la navegación. Un registro que, al fin de cuentas, simboliza las
distancias entre el recorrido intencional planificado por la “carta de navegación” y el
efectivamente recorrido. En este sentido, hacerlo puede ser considerado una forma
de navegación configurada por múltiples velocidades, rumbos y contrarrumbos,
golpes de timón y maniobras más amplias, que si bien están organizadas por los
horizontes estratégicos de alguna brújula académico-escolar, también deviene del
interjuego entre algunos objetivos político-educacionales y una realidad cultural de
larga y terca materialidad.

Estamos convencidos de que el proceso que compartiremos tiene el carácter de una


apropiación y una resignificación. Por eso el Cuaderno de Bitácora es una obra, fruto del
registro de un proceso de trabajo conjunto. Una obra que puede ser útil en el futuro
tanto para quien lo hace como para otras personas, a través del intercambio y la
puesta en común. La idea es producirlo con la convicción de que uno escribe para
ser leído.

El propósito general de la Práctica de 1º Año es provocar una entrada a las escuelas


que facilite su comprensión desde una lectura compleja, una re-lectura que implique
cierta “descripción densa”, y no sólo de las evidencias de una mirada acostumbrada
y rutinaria. El desafío es el extrañamiento. Entrar en la escuela equilibrando las
marcas que ella ha dejado en nuestras biografías con una perspectiva de “extranjero”
que pretende en principio, limitarse a un primer paso de reconocimiento de los
significados de la vida escolar que circulan en ese momento y lugar.
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El segundo propósito es comenzar un camino largo, el de “re-escribir” la escuela,


como espacio social público dedicado a la educación pero no divorciado de la vida
cotidiana ni del resto de los espacios sociales de la comunidad. Re-escribir la escuela
como política pública que debe sostener la “educación común”: una histórica
estrategia que, lejos de anular las diferencias, las asume en la búsqueda de inclusión
social y de igualdad. Re-escribir la escuela, en definitiva, como espacio de múltiples
comunicaciones y significados; como un espacio que debe desnaturalizar rituales,
rutinas, jerarquías, saberes, y hacerlo no por un mero capricho ideológico alérgico a
la escolarización como proyecto moderno europeo, sino porque es lo que nos permite
un posicionamiento que contribuye a imprimirle sentidos acordes con la complejidad
de los tiempos que corren, y además con los proyectos populares latinoamericanos
actuales que procuran una vida más humana para todas y todos.

. LA ESCUELA: ESPACIO SOCIAL


El espacio y los espacios escolares
El espacio diseñado (o prescripto) para los distintos actores educativos y para las
interacciones escolares; el espacio efectivamente recorrido por ellos (según o más
allá de lo diseñado y prescripto); y al espacio representado, es decir, los significados
que se otorga y las ideas que se tiene sobre los ámbitos donde los actores
interjuegan.
Los sentidos del tiempo en la escuela
Los conflictos entre el tiempo cíclico de la escuela (que acentúa la continuidad en
un intento por disminuir la contingencia) y el tiempo errático de los alumnos (de
incertidumbre y marcada contingencia).
2. LA POLÍTICA Y LO POLÍTICO EN LA INSTITUCIÓN ESCOLAR
Los actores
Los directivos, los docentes, los alumnos, el personal, los padres, otros miembros
de la comunidad local.
El poder
El ejercicio del poder y las relaciones de poder. La participación. Los modelos de
conducción institucional.
Lo instituido y lo instituyente
Creencias, mitos, las historias institucionales (momentos fundacionales, crisis y
conflictos, refundaciones). Zonas de clivaje, proyectos alternativos y fuerzas que se
ponen en juego, creaciones, sueños.
3. LA MICROPOLÍTICA CULTURAL Y EL ESPACIO PÚBLICO ESCOLAR
La cultura escolar
Las costumbres, ritualidades y rutinas escolares, emblemas, símbolos, ritos
instruccionales, ficciones, lógicas de organización, actos escolares, espacios y
tiempos de intercambio, situaciones de reciprocidad y reconocimiento mutuo.
El discurso escolar y los otros discursos
El contacto cultural y el diálogo intercultural. Los discursos y las culturas en el
escenario escolar. Los escenarios de pugna y conflicto. Los sentidos en pugna y
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conflicto. El discurso y la cultura escolar frente a otros discursos y culturas. Los


reconocimientos de sujetos y culturas y las interpelaciones escolares.
Los proyectos escolares
Proyectos “político-culturales” explícitos e implícitos. Proyectos en pugna. Los
horizontes político-culturales en los proyectos. La escuela como agencia de
distribución y circulación de saberes. Los otros saberes circulantes en las escuelas.
El orden micropúblico escolar
La escuela como “ventana de la sociedad” donde se establecen, se obturan o se
posibilitan determinadas relaciones sociales (en este caso, educativas) y se sitúan y
visibilizan las relaciones, los lazos sociales, los conflictos, los malestares, las
pugnas, las desigualdades y la fragmentación, las movilidades, las negociaciones,
las exclusiones o las expulsiones y discriminaciones a determinados sujetos.
La comunidad y la escuela
El contexto de la comunidad donde está la escuela, atendiendo a las condiciones
socioculturales del barrio o la ciudad, las familias, las organizaciones, instituciones y
movimientos que interpelan a los adolescentes y sus familias, los estereotipos sobre
los actores escolares provenientes del “afuera”, los sentidos que le otorgan a la
escuela diferentes actores sociales (informantes claves de la comunidad), los
servicios, las ofertas y consumos culturales, las condiciones estructurales más amplias
y abarcativas que permiten comprender la situación de la escuela y sus actores.

En el desarrollo de la Práctica de Campo de 1º Año, vamos a proponer tres grandes


ejes de “re-lectura” de la escuela. Si bien ellos son distinguibles, en la escuela concreta
están estrechamente articulados, y sería imposible encontrarlos aisladamente. Ellos
son:

 la escuela como espacio social,


 la política y lo político en la institución escolar y
 la micropolítica cultural y el espacio público escolar.
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Re-leer la escuela para re-escribirla (I)


La escuela como espacio social

Cuando hablamos de un espacio social no intentamos sólo una descripción de los


“lugares” que constituyen la escuela (muchas veces considerada meramente como
edificio). En ese sentido algunos sólo han trabajado una mirada hacia lo evidente:
cuántas aulas hay en la escuela, dónde está ubicada la dirección, qué lugar ocupa el
patio o los baños, etc. Podríamos decir que es una mirada “arquitectónica”.
Sin embargo, la arquitectura no es un reflejo de los espacios representados en un
plano. La arquitectura registra y comprende los sentidos de los lugares y de las
experiencias del tiempo en un espacio. Un espacio social se refiere a las zonas donde
se establecen relaciones, se plantean conflictos o pugnas por el sentido del mismo
espacio, donde se producen encuentros y desencuentros, negociaciones,
reciprocidades, indiferencias, autoridades o jerarquías, rituales legitimados o no,
rutinas admitidas o sancionadas, etc. Un espacio social es complejo, no lineal. En
cuanto tal, es posible trazar una topografía, representando los lugares y distribución
en él; pero debemos también comprender una topología, es decir, el sentido que ellos
tienen para los sujetos que en ellos circulan y establecen diversos tipos de encuentros.

El espacio y los espacios escolares


La primera cuestión es aproximarnos al espacio social escolar. Para ello, necesitamos
reconocer al menos tres dimensiones del espacio:
1. El espacio diseñado (o prescripto) para los distintos actores educativos y para las
interacciones escolares. Nos referimos al diseño arquitectónico, o las
prescripciones y regulaciones espaciales, la distribución establecida o instituida
en el mismo, las disposiciones espaciales y los equipamientos que las configuran,
la regionalización establecida, los ejes, distancias y dominios espaciales, las
sendas y estaciones prescriptas, etc. Por detrás existen políticas espaciales y
representaciones sobre el espacio para quienes poseen la potestad de diseñarlo o
rediseñarlo, relacionadas con el dominio, el control y la disposición, y con la
planificación, la ingeniería social y la construcción científica. En este sentido, es
un dispositivo que pretende capturar los movimientos, relaciones y formas
sociales de habitar el espacio.
2. El espacio recorrido por los diversos actores (según o más allá de lo diseñado y
prescripto). Hacemos referencia a las zonas, lugares o regiones que recorren o por
las que circulan o en las que se establecen diferentes tipos de relaciones. Es la
dimensión de lo clandestino, de la oportunidad, de lo subterráneo, de las
inscripciones particulares o identitarias, de lo vivido, de lo efectivamente
experimentado. Es el conjunto de diversas apropiaciones y usos del espacio
diseñado, con distintos intereses, con significados y modos de habitarlo que no
coinciden con lo prescripto por el espacio diseñado.
3. El espacio representado (lo percibido y lo significado): aludimos a los significados
que los actores que recorren un espacio le otorgan al mismo, a sus zonas o
regiones, además de los posibles significados y sentidos que se le atribuyen a esos
espacios por actores que ni siquiera los recorren (es decir, los sentidos sociales y
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los significados de quienes no circulan o se niegan a circular por ellos). Conviene


distinguir aquí los significados de quienes detentan el poder de diseñar los
espacios, de los significados de quienes los experimentan y recorren, elaborando
una “descripción densa” sobre ello (es decir, una interpretación de los
malentendidos acerca de los significados de un espacio común).
Resulta clave observar y analizar aquí las cercanías y distancias, los encuentros y
desencuentros, las continuidades y rupturas entre los tres aspectos del espacio
considerado. Sin embargo, necesitamos comprender que en las instituciones
educativas el espacio no puede concebirse como un “receptáculo vacío”, sino algo
configurado por el(los) cuerpo(s). Es en los cuerpos que percibimos y construimos el
“aquí”, los ejes espaciales (arriba-abajo, izquierda-derecha), la cercanía y la distancia,
el adentro y el afuera, la completitud y el vacío, etc.
Algunos autores hablan de “escenario”, como si la institución fuera una espacio
donde se ponen en escena diferentes roles dramáticos. Otros, como el francés Michel
de Certeau, han preferido distinguir dos modos de situarse en el espacio, lo cual será
valioso para nuestra aproximación:
1. Las estrategias son el cálculo o manipulación de relaciones de fuerza que se hace
posible desde que un sujeto de voluntad y poder (sea un ejército o una empresa,
un grupo «educativo» o una escuela) resulta aislable. Postula, entonces, un lugar
que puede circunscribirse como algo propio, desde el cual administrar las
relaciones con una exterioridad, sean los enemigos o los clientes, como los
educandos o los destinatarios. La idea de “estrategia” –conviene recordarlo–
proviene de la teoría de la guerra (en especial, Karl Von Clausewitz); en ese
contexto, la estrategia significa el plan para derrotar/destruir las fuerzas, la
voluntad y el territorio del “enemigo”… muchas veces nos encontramos que, en
algunas escuelas, sus destinatarios son sus “enemigos”, y que las estrategias son
imaginadas como formas de sometimiento, represión y transmutación de sus
prácticas, sus saberes, sus formas de pensar, sus lenguajes, sus culturas.
2. Las tácticas son las artes del débil. Pertenecen a los débiles quienes, valiéndose de
usos y prácticas, actúan en un lugar que no les es propio. Las tácticas no tienen
más lugar que el del otro: el poderoso, y actúan en un terreno organizado por una
fuerza extraña. Es decir, juegan en el territorio y con las reglas diseñadas por otros
(o por las estrategias). Las tácticas son producidas por la oportunidad y el interés
de apropiación de bienes o sentidos en ese espacio diseñado por otro en el que se
juega.
El reconocimiento de ellas y el interjuego entre las mismas nos permitirá percibir de
manera compleja las relaciones sociales que se producen en el espacio y la posición
de los diferentes sujetos.
Debemos suponer, además, la diferenciación entre espacio per se (como si fuera una
esencia natural) y espacio producido (como sostiene el geógrafo crítico Edgard Soja).
De hecho, los espacios sociales no son naturales, aunque muchas veces se los
naturalice; ellos son un producto siempre inacabado de las relaciones sociales, del
poder, de intereses de sector, etc.
El espacio producido es un espacio geopolíticamente dispuesto (dice Michel
Foucault). Esto quiere decir que los límites, las fronteras, los territorios, es posible
que no coincidan con las vivencias y experiencias de sujetos y grupos. Un ejemplo
no escolar es el del choque entre el espacio producido en el cercano Oriente y la
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experiencia cultural histórica de los palestinos; o la vivencia del espacio producido


por la frontera entre EE.UU. y México para los mexicanos, quienes siguen
considerando que su espacio cultural histórico (California, Texas, etc.) les ha sido
robado por la potencia del norte1. Desde esta perspectiva resulta interesante observar
y comprender los sentidos de las delimitaciones espaciales de la escuela y sus
alrededores en una comunidad, como así también las funciones y disfuncionalidades
de los diversos espacios producidos en la escuela (el patio, el aula, los baños, etc.).
Vale la pena pensar en estos términos la vivencia cultural de los distintos lugares de
la escuela, las marcaciones que los actores hacen en ellos, las interacciones que en
ellos se suscitan; un lugar interesante para observar esto es el baño, por ejemplo, si lo
“leemos” como un espacio donde los alumno escriben, interactúan, se apropian,
desarrollando y prolongando tácticas, resistencias, contestaciones a las disposiciones
escolares y a las funciones para las cuales ese espacio fue diseñado. El baño, entonces,
puede revelarnos quiénes son, cómo piensan, qué sienten o hacen los jóvenes, más
allá de las posiciones adecuadas o esperadas en el espacio escolar.
Para ampliar sobre espacio escolar, se sugiere leer en el anexo 2, Espacios educativos: De la
arquitectura escolar a la cartografía cultural Por María Belén Fernández

Los sentidos del tiempo en la escuela


Veamos ahora algunas pistas para la aproximación al tiempo escolar.
En cuanto a la lectura del tiempo, tenemos que diferenciar entre la durée (duración o
tiempo experimentado, según el filósofo Henri Bergson, siempre relativo a las
percepciones subjetivas y existenciales) y tiempo producido, que es susceptible de
medición y de control; es el tiempo del reloj, un tiempo que es percibido como
“objetivo”. No es lo mismo, por ejemplo, que un recreo tenga establecidos 10
minutos (el tiempo objetivo producido para ese fin) que lo que “dura” para los
alumnos, que puede ser (en su experiencia) muy corto, y que por eso muchas veces
lo prolongan en otros horarios establecidos para otros fines, como el tiempo de la
clase.
El tiempo se juega en la zona de cruce entre tiempo producido y tiempo
experimentado. El tiempo producido es un tiempo históricamente determinado
(afirma Gianni Vattimo). Esto quiere decir que frecuentemente, en la historia, son
los “ganadores”, los conquistadores, los poderosos, quienes pretenden establecer las
secuencias temporales históricas, otorgándoles valor en términos de progreso/atraso,
civilización/barbarie, primitivismo/modernidad, etc. Es decir, los poderosos son
quienes establecen “estrategias” temporales; por ejemplo, la periodización de la
historia está producida por determinados intereses y/o “razones” de quienes
detentan mayor poder en la sociedad. La organización del tiempo en la escuela suele
ser un tiempo producido por razones “pedagógicas” de quienes detentan el poder
para hacerlo. La inadecuación a ese tiempo producido es nombrada y valorada como
indisciplina, desorden, etc. Lo que resulta clave “re-leer” son las cercanías y
distancias entre ese tiempo producido, determinado, ordenado (según secuencias,
momentos, etc.) por la escuela, y las experiencias del tiempo que tienen o hacen los

1 Vale recordar que el término “dispuesto” proviene de la filosofía heideggeriana, y en el pensamiento de


Foucault es lo que constituye los “dispositivos”. Los dispositivos están relacionados con el ejercicio del poder,
y tienen por objeto capturar a los sujetos (cosa que muchas veces no logran, debido a diversos modos de
resistencia, transgresión, tácticas, etc.).
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adolescentes, posiblemente más vinculadas a la simultaneidad, el presente, la


irrupción, etc.
Existen diferentes sentidos del tiempo que, en principio, podríamos dividir en dos:
1. El tiempo estratégico-instrumental, que está dominado por el cálculo racional
planteado desde una exterioridad trascendente; en este sentido es cronos (el tiempo
medible y periodizable), que en la modernidad ha tenido relación con los períodos
medibles que apuntan a un “futuro”.
2. El tiempo práctico, en cambio, que está dominado por la duración, la experiencia
subjetiva del tiempo, y por la oportunidad, desde la inmanencia de una
interioridad; en este sentido es kairos (el tiempo de la coyuntura experiencial).
Es interesante, en esta línea, realizar también una descripción densa que recoja los
distintos significados del tiempo, por ejemplo, para docentes y alumnos, o para los
padres, etc.
En la actualidad sería posible distinguir diversos tiempos conviviendo en las escuelas.
Tiempos que poseen diferentes acentos, como lo muestra el filósofo de la geografía
David Harvey. Este autor propone relacionar los sentidos del tiempo con
formaciones sociales específicas. Su tipología nos permite reconocer la simultánea
multiplicidad de tiempos que condicionan las prácticas y estrategias en las
instituciones educativas. Entre ellos:
 el tiempo engañoso (ese tiempo de la sociedad organizada de duración larga),
 el tiempo errático (de incertidumbre y marcada contingencia, donde prevalece el
presente),
 el tiempo cíclico (como intento de disminuir la contingencia y acentuar la
continuidad),
 el tiempo anticipatorio (de la innovación, la discontinuidad y contingencia del
cambio),
 el tiempo explosivo (del fermento revolucionario y creador), etc.
En la institución educativa se percibe una pugna entre los sentidos del tiempo
(incluso aunque fuera solapada) y un escenario de confrontación múltiple entre esos
sentidos diversos del tiempo respecto de la distribución y apropiación de los saberes.
Es notable cómo los docentes suponen y conjugan en sus estrategias el tiempo
“engañoso” (que suele enmascarar las crisis y rupturas entre pasado y presente) con
el tiempo “cíclico” y, con suerte, con un tiempo “anticipatorio”, poblado de
innovaciones frecuentemente tecnológicas. Entretanto, sus alumnos interponen un
sentido del tiempo frecuentemente “errático”, y a veces “explosivo”, revolucionario
y creativo. Las distancias entre ambos y sus sentidos del tiempo producen los
malentendidos en cuanto a la significación y el valor de los saberes en función de
esos inconmensurables sentidos del tiempo.

Bibliografía:
Bergson, Henri, La evolución creadora, Barcelona, Planeta-Agostini, 1985.
De Certeau, Michel, La invención de lo cotidiano. I. Artes de hacer, México, Universidad
Iberoamericana, 1996.
Foucault, Michel, Genealogía del racismo, Montevideo, Nordan-Altamira, 1993.
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Harvey, David, La condición posmoderna, Buenos Aires, Amorrortu, 1998.


Léfebvre, Henri, The Production of Space, Oxford, Blackwell Publishers, 1991 (trad. Mgr.
Sergio Perdoni).
Vattimo, Gianni, La sociedad transparente, Buenos Aires, Paidós, 1990.
Von Clausewitz, Karl, De la guerra, Bogotá, Labor, 1994.

Re-lectura de la política y lo político en la institución escolar

La escuela es una institución. Una institución moderna inscripta en tiempos de crisis


de la modernidad y sus instituciones (en especial, crisis de las instituciones de
representación política y de formación de sujetos). ¿Cómo recrear el sentido de la
escuela en estos tiempos? Para hacerlo, necesitamos comprender la “institución
escolar”. Por eso, el segundo eje para la re-lectura de la escuela es la política y lo
político en la institución escolar.

Re-leer la escuela para re-escribirla (II)


La política y lo político en la institución escolar

La institucionalidad es una dimensión


de los fenómenos humanos que
La institución y las instituciones
comprende aspectos que dan cuenta
del poder de regulación social Las instituciones no sólo son, cada vez
(comunitaria, grupal, organizacional) (como sostenía René Loureau), las
sobre el comportamiento individual, formas sociales visibles, desde el
según explica Lidia Fernández. La momento en que están dotadas de una
institucionalidad es una constricción organización jurídica y/o material,
de la experiencia social que se concreta por ejemplo una empresa, una escuela,
bajo las formas de políticas, leyes, un hospital, el sistema industrial, el
normas, pautas (explícitas o implícitas) sistema escolar, el sistema hospitalario
y otras formas de regulación de los de un país. Ellas también son y se
comportamientos sociales, como los fabrican a partir de la invisibilidad de
sistemas de expectativas mutuas, la una urdimbre simbólica, de un magma
presión de uniformidad, etc. Estas de significaciones imaginarias que
formas culturales y psicosociales autoriza su visualización. La
operan sobre los sujetos (los sujetan) al institucionalidad es la forma que
modo de marcos cuyos límites adopta la reproducción y la
diferencian lo permitido de lo producción de las relaciones sociales
prohibido y dentro de los cuales – en un momento dado. Pero más que
previa renuncia a parte de su libertad– eso (siguiendo a Castoriadis) la
manejan el grado de autonomía que su institucionalidad alude a una red
posición social u organizacional les simbólica socialmente sancionada, que
tiene asignada. actúa como “ley” y “regla”.
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Eugene Enriquez, desde una institucionalidad consiste en ligar o


perspectiva psicoanalítica, relaciona el anudar determinados símbolos (o
origen de las instituciones con Tótem y significantes) con determinados
tabú, de Sigmund Freud2. El crimen del significados (representaciones,
padre hace posible la organización órdenes, incitaciones a hacer o a no
social, la institución imaginaria de la hacer) y en hacerlos valer como tales.
sociedad. Sin embargo, la presencia Es decir, donde hay
del padre es suplida por una ley que “indeterminación” se impone “lo
provoca el equilibrio social. Enriquez determinado” (lo indeterminado es
propone dos ejemplos históricos: el racionalizado por la determinación).
asesinato de Luis XVI en la revolución Para hacerlo, muestra Castoriadis,
francesa y el del zar Nicolás II en la opera sobre la base de una lógica
rusa. En ambos casos, asesinatos identitaria que funda un “nosotros” y
innecesarios (ambos eran reyes excluye a “otros”. Ella fabrica la
debilitados), pero simbólicamente institución como posibilidad de
imprescindibles, porque permiten coleccionar en un todo, en un conjunto
afirmar: “ya no hay ‘el Padre’, ahora el (que es unidad idéntica consigo
padre somos nosotros, esta nueva misma) que contiene/retiene las
organización social”3. El autor diferencias, de manera que quedan
muestra que el origen de las lógicamente eliminadas o
instituciones siempre es violento, y que indiferenciadas.
la finalidad de las instituciones es la Castoriadis sostiene que la institución
canalización de las pulsiones agresivas no podría existir si no es en lo
y amorosas (sexuales) para construir la simbólico. En su dimensión simbólica,
unidad de la sociedad. No se puede institución consiste en ligar o anudar
vivir sin instituciones pero, a la vez,
determinados símbolos (o
ellas tienen un aspecto asfixiante.
significantes) con determinados
Tomando también ideas de Freud,
significados (representaciones,
Herbert Marcuse afirma que la
órdenes, incitaciones a hacer o a no
institución de la sociedad se hace
hacer, ideas sobre educación, sobre
posible mediante la represión y retardo
enseñanza, sobre saber, etc.). Pero
del principio del placer (las actividades
también consiste en hacer valer esos
sexuales primordialmente) en virtud
anudamientos como “naturales”; es
del imperio del principio de realidad
decir, instituirlos y consagrarlos
(las actividades económicas, el trabajo,
eludiendo su propio carácter histórico-
el estudio, etc.). Esto se concreta en
social, haciéndolos valer como si
cada institución a través de un
existieran así desde siempre.
proyecto general y de una tarea
común. El filósofo argentino Enrique Marí
afirma que en los dispositivos de poder
La institucionalidad, como un
convergen dos construcciones: el
lenguaje, ordena y otorga sentidos y
“discurso del orden” y el “imaginario
significación al flujo de experiencias,
social”. El discurso del orden está
expectativas y sensaciones singulares.
asociado con la racionalidad: con la
Como dimensión simbólica, la

2 Como se sabe, la horda primitiva estaba dirigida 3De modo similar, EE.UU., al finalizar la Segunda
por el macho todopoderoso que tenía el Guerra Mundial, obliga al Emperador japonés a
monopolio del poder sexual y mantenía a los hijos declarar públicamente que él no es Dios, lo que
bajo su dominio. Un día los hijos matan al padre y permite el origen de un nuevo tipo de institución
se lo comen, y como sienten culpa, erigen un tótem social, de un nuevo tipo de “ley”.
idealizando al padre asesinado.
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fuerza-racional, con la soberanía y con cooperación o antagonismo entre


la ley; y el imaginario con cierta voluntades colectivas. Es importante
irracionalidad: con lo simbólico, lo observar y analizar, en la re-lectura de
inconsciente, las emociones, la la escuela, las convergencias y
voluntad y los deseos. Lo imaginario distancias, los dinamismos
social está hecho de ciertas prácticas y particulares y las formas que adquiere
montajes: ficciones, soportes no sólo la política formal (educativa e
mitológicos, prácticas institucional) sino también lo político,
extradiscursivas, ceremonias, regido por lógicas de cooperación en el
banderas, rituales, cánticos, himnos, ejercicio del poder cultural, o por
distribución de espacios, rangos y lógicas de antagonismo (entre
prestigios, diplomas, certificados, proyectos, actores, modalidades
marcas, apelaciones, manejos de pedagógicas, etc.).
ruidos y silencios, etc. En este sentido, En el análisis de las instituciones que
la institución escolar despliega siempre proponen G. Frigerio, M. Poggi y G.
rituales que la sostienen. Estos rituales Tiramonti se destacan las múltiples
-que no son nunca asuntos concientes- negociaciones que en ellas se
comportan siempre innumerables producen. Las instituciones son
reglas, actos, ceremonias, símbolos, permanentes construcciones en la que
componentes llenos de elementos de lo los actores habitan y a la vez son
imaginario social. Finalmente, la habitados. Dicen que el interjuego
institución escolar, como institución entre la prohibición y la protección en
de poder, instituye a cada momento las instituciones da cuenta del carácter
significaciones que le son favorables a ambivalente que ellas poseen en su
su perduración como tal y que quedan dinámica y que se traduce en
marcadas o internalizadas tanto en los relaciones entre los actores y la
docentes como en los alumnos. institución, sesgadas por un doble
movimiento (simultáneo y
contradictorio) de atracción y
La política y lo político: actores,
repulsión. Frecuentemente se liga a la
poder, lo instituido y lo instituyente institución con la idea de lo
Al referirnos a la institución escolar lo establecido, de lo reglamentado, de la
hacemos teniendo en cuenta las norma y la ley. Sin embargo, en ellas
diferencias entre “la política” y “lo hay zonas de certidumbre y de
político” que señala la socióloga incertidumbre. Para cada actividad es
argentina Alcira Argumedo. Mientras necesario el mínimo de certezas que
que “la política” se restringe a los nos aseguren el encuentro con otros y
fenómenos relacionados con la la realización de las tareas, pero al
representatividad y con la interior de ese marco se hace necesario
organización institucional, “lo que aparezcan intersticios para la
político” designa una compleja libertad de los actores.
configuración de distintas
Siguiendo las ideas de Michel
manifestaciones de poder (incluyendo
Foucault, el poder pertenece al orden
“la política”), reflejando la
de las prácticas sociales e implica una
condensación de distintas instancias
relación de fuerzas (no necesariamente
del poder sociocultural y reconociendo
violenta). Es decir, el poder no se
la relativa autonomía en el desarrollo
“posee” sino que “se ejerce” en la
de distintas esferas de la vida
institución, a través de la fuerza de la
sociocultural. Fundamentalmente, lo
palabra, de los saberes, de las acciones,
político se rige según una lógica de
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del discurso. Y se ejerce también a importancia a los conflictos. Los


través de la producción de dominios de conflictos constituyen un aspecto
saber y de regímenes de “verdad”, que sustancial a tener en cuenta en las
crean objetos, métodos, etc. Las organizaciones ya que inciden de
relaciones de fuerzas se dan entre los forma determinante en el desempeño
diversos discursos y actores que de los actores en la institución. Según
disputan un espacio social. Allí vemos estas autoras, en toda institución el
que hay grupos o actores que ejercen conflicto es inherente a su
más poder, y que se establecen funcionamiento, a su propia dinámica.
relaciones de fuerza en términos de Una dimensión clave en la re-lectura
dominación de unos sobre otros, o de de la institución escolar es el interjuego
unos saberes y concepciones sobre entre lo instituido y lo instituyente en
otras, o en términos de discriminación clave histórica. Por un lado, el
y también de exclusión de sujetos, reconocimiento de las creencias que
saberes y prácticas. sostienen lo instituido, los mitos, los
Como el poder no se posee sino que se rituales y las rutinas. Pero además, el
ejerce, sería un error identificar el reconocimiento de las historias
poder con lo instituido, con las institucionales, distinguiendo los
autoridades (directivos, docentes) y momentos, los actores, las pugnas, las
con los proyectos educativos oficiales. fuerzas en juego, los idearios que
También se ejerce el poder desde constituyeron la etapa fundacional; los
posiciones de crítica, de impugnación, tiempos de crisis, de cuestionamientos
de cuestionamiento, de resistencia… y y conflictos, y las etapas
desde zonas de construcción de otros refundacionales. En ese dinamismo,
proyectos y producción de otras tareas por último, es importante la re-lectura
en el ámbito institucional, que de los proyectos hegemónicos y
frecuentemente son consideradas alternativos (o contrahegemónicos) y
transgresoras, contrahegemónicas o las fuerzas, las creaciones, los sueños
alternativas. que en ellos se ponen en juego.
En cuanto al ejercicio y las relaciones Es cierto que, en su tiempo de crisis,
de poder, G. Frigerio, M. Poggi y G. experimentamos un generalizado
Tiramonti le dan importancia a dos malestar en las instituciones. El tiempo
cuestiones. En primer lugar, a las de la modernidad en nuestras
“zonas de clivaje”: zonas de sociedades suponía la confianza en el
posibilidad, de ruptura o de fractura, Estado-nación, esa “megainstitución
en las cuales hacer posible la obtención cuyo organigrama interno es el
de reconocimiento, espacios, recursos, conjunto de todas las instituciones”,
beneficios. Conocer las zonas de decía Ignacio Lewkowicz. Pero hoy
clivaje es sumamente importante asistimos al agotamiento del
porque permite que los actores dispositivo institucional; “cada
institucionales puedan reconocer institución es un mundo aparte” y
lugares desde los cuales trabajar para muchas veces se autoconsidera
desarrollar acciones que tiendan lazos “productora exhaustiva de los sujetos
para articular lugares de posible que necesita en la situación en que los
fractura. Los clivajes institucionales necesita”. Cada institución tiene el
están relacionados con el hecho de que aspecto de un “pequeño mundo
en cada institución, cada actor y grupo aislado”, en ciertos sentidos se
de actores, hace uso de una fuente de comporta como si fuera una institución
poder. En segundo lugar, le dan total y autoengendra identidades
13

imaginarias que se sostienen sólo en el


interior de ese pequeño mundo
aislado. Las escuelas suelen ser una
muestra de este nuevo tipo de
institución.

Bibliografía:
Argumedo, Alcira, Los silencios y las voces
en América Latina, Buenos Aires,
Ediciones del Pensamiento Nacional,
1996.
Castoriadis, Cornelius, La institución
imaginaria de la sociedad, Vol. 2, Buenos
Aires, Tusquets, 1993.
Enriquez, Eugene, La institución y las
organizaciones en la educación y la
formación, Bs. As., Novedades
Educativas, 2002.
Fernández, Lidia, Las instituciones
educativas, Bs. As., Paidós, 1994.
Frigerio, Graciela; M. Poggi, y G.
Tiramonti, Las instituciones educativas:
cara y ceca, Buenos Aires, Troquel, 1992.
Lewkowicz, Ignacio, Pensar sin Estado,
Buenos Aires, Paidós, 2004.
Marcuse, Herbert, Eros y Civilización,
Barcelona, Ariel, 1981.
Marí, Enrique, “Racionalidad e
imaginario social en el discurso del
orden”, en AA.VV., Derecho y
Psicoanálisis. Teoría de las ficciones y
función dogmática. Bs. As., Hachette,
1987.
14

Re-lectura de la micropolítica cultural y el espacio público escolar

Desde la constitución del sistema educativo argentino, la escuela fue –durante


muchos años– la principal (y casi la única) política cultural en nuestro país; a través
de ella se regulaban las relaciones entre grupos culturales, se legitimaba un mundo
simbólico, se distribuían los bienes culturales, se reconocían, se formaban y se
impugnaban identidades culturales, etc. Por lo demás, desde esa época y hasta la
actualidad hablamos de “escuela pública”, a veces dándole a esa noción distintos
significados. Por eso, el tercer eje para la re-lectura de la escuela es la micropolítica
cultural y el espacio público escolar.

Re-leer la escuela para re-escribirla (III)


La micropolítica cultural y el espacio público escolar

La cultura escolar instruccionales, las ficciones, las


lógicas de organización, los actos
La cultura escolar comprende un
escolares, los espacios y tiempos de
conjunto de prácticas, saberes y
intercambio, las situaciones de
representaciones producidas y
reciprocidad y de reconocimiento
reproducidas a partir de la institución
mutuo.
escolar. Pero también incluye las
modalidades de comunicación y Entretanto, David Tyack y Larry
transmisión de saberes para poder Cuban hablan de la gramaticalidad
actuar socialmente (más allá de la cultural aludiendo al conjunto de
escuela) que operan de acuerdo con la tradiciones y regularidades
“lógica” del funcionamiento escolar. sedimentadas a lo largo del tiempo,
En este sentido, la cultura escolar es transmitidas de generación en
una forma de producción, transmisión generación por diversos actores; los
y reproducción de saberes, prácticas y modos de hacer y de pensar heredados
representaciones sociales, que tiende a y aprendidos a través de la experiencia
la organización racional de la vida organizada; las reglas del juego y
social cotidiana. supuestos compartidos que no se
ponen en entredicho y que posibilitan
La cultura escolar, entonces,
llevar a cabo la acción específica de la
transforma desde dentro la cotidianidad
institución, produciendo una lectura y
social, imprimiendo en ella formas de
resignificación de lo nuevo según esas
distribución, disciplinamiento y
matrices heredadas. Pero también las
control de prácticas, saberes y
formas de resistencia y de estratagema,
representaciones aún más allá de los
más las tácticas y las “mañas” que
ámbitos identificados como la
burlan ciertos dispositivos y
“escuela”. Como tal, comprende las
regulaciones, y que se refiguran a lo
costumbres, las ritualidades y las
largo del tiempo y la experiencia
rutinas escolares, los emblemas
acumulada. Con el concepto de
identitarios, los símbolos, los ritos
“gramática institucional” nos
15

proponemos brindar un marco Sin embargo, existe cierto nomadismo


explicativo y de análisis para entender que caracteriza hoy a la cultura escolar
cómo se aplican y adaptan los y a las formas de comunicación y de
cambios; cómo y por qué formación subjetiva que en ella se
determinadas propuestas o producen. El nómade, para el francés
interpelaciones son introducidas más o Michel Maffesoli, es el hombre que va
menos rápidamente a la vida escolar; de una tribu a otra, que no tiene una
cómo otras son rechazadas, única identidad ideológica, sexual,
modificadas, reformuladas o profesional o de clase, que no se deja
distorsionadas a partir de esos modos encerrar dentro de roles que antes eran
de hacer y pensar sedimentados a lo definitivos, en instituciones como el
largo del tiempo; y cómo, sobre todo, matrimonio. El nómade puede
este modo de leer el espacio escolar pertenecer simultáneamente a
puede aportar a generar el cambio (es numerosas tribus. Emergen en las
decir, alentar la posibilidad de escuelas, por ejemplo, formas
“reescribirlo”) y cómo el cambio, en nómadas de la atención y la memoria,
definitiva, es una combinación de que suelen ser incomprendidas por el
continuidades y rupturas. aparato escolar.
Uno de los rasgos de la gramaticalidad La cultura escolar está demasiado
es la producción de lo que Peter anclada en una cultura de “lo social” y
McLaren denomina paradigmas raíces. del “contrato social” que desconoce y
Los “paradigmas raíces” sirven como desconfía de la socialidad, como forma
guiones culturales que existen (porque cotidiana de orientación al otro y de
han sido apropiados) en los docentes y interacción singular ligada a la
en los estudiantes, que a su vez guían experiencia, frecuentemente
la cognición y orientan las naturalizada, que se desarrolla más
experiencias aceptables. Pero el allá o a pesar del “contrato social”.
concepto puede ser extendido a otros Vale recordar que para el filósofo
espacios para comprender procesos Georg Simmel, a partir de lo singular,
que modelan las nuevas experiencias y de la experiencia y de la vivencia es
los nuevos conocimientos. Entender la posible conocer la socialidad, como las
gramaticalidad de esta forma, nos diversas formas de relación que se dan
acerca al campo y los alcances de la a través de interacciones entre los
“creencia” en las prácticas. La individuos. Si bien no es posible
“creencia” (en el sentido de Bourdieu) establecer uniformidades fijas y
resulta ser el tamiz a través del cual se necesarias (como ocurre con la figura
resignifican (desde el posicionamiento de la “sociedad”), es posible describir e
de los actores) determinadas interpretar la socialidad.
innovaciones. Por ejemplo, la
Para Simmel, “la sociedad” como
“creencia” pedagógica (o mejor, representación imaginaria que
escolar) suele recurrir a un orden contiene la totalidad de las variedades
anterior frente a los cambios y la cristalización de hechos
comunicacionales o tecnológicos; cambiantes, parece imposible. En
mientras que la “creencia” mediática cambio, “la socialidad” revela un tipo
(o suscitada por la pertenencia a una de sociedad sometida al suceso, a la
cultura mediática) es un factor situación, líquida, porosa, ambigua, en
principal de resolución pragmática (no perpetuo estado de devenir… ¿Qué
siempre feliz) de los nuevos problemas tiene que ver el “aparato escolar
en los espacios educativos. moderno” con esta socialidad, a la cual
16

rechaza y califica como fantasía de un aproximarse a lo real en su más fluida


orden anterior a la “sociedad” o al complejidad; una conjunción de lo
“contrato social”? Y sin embargo, la material y de lo espiritual y no una
escuela también es ese tipo de oposición, destacándose el papel de
comunidad configurada por la lo afectivo, de las interacciones y de
socialidad; una comunidad a veces lo subjetivo; una apertura a lo
transitoria, y a la vez cotidiana y imaginario, lo lúdico, lo onírico
repetitiva, demasiado territorial social. Esa razón sensible es
(aunque también licuada y porosa). En característica de las nuevas formas de
esa comunidad, la experiencia, la la socialidad, que nada tienen que ver
vivencia y lo singular, es acaso lo que con el viejo “contrato social”.
tenemos que capturar para poder “re-
leer” la escuela.
El discurso escolar y los otros
Hay una tensión entre las derivaciones
discursos
contractuales propias de lo social y las
relaciones de socialidad. Para Sin embargo, hoy la gramaticalidad
Maffesoli, esto permite apreciar escolar, como una especie de guión
formas tribales de socialidad y “que el cultural, se ve asediada por la
neotribalismo se caracteriza por su emergencia de múltiples discursos o
fluidez, las convocatorias puntuales y “culturas” que nada tienen que ver con
la dispersión”. En ese contexto cabe ese guión o esos “paradigmas raíces”
preguntarse si los sujetos educativos propios de las escuelas, y que
son hoy nómadas, o son en realidad frecuentemente desafían la seguridad
vagabundos. O si son “jugadores” que de las creencias institucionales,
aceptan un mundo de riesgos e haciendo a la cultura escolar más
intuición, aunque con algunas caótico, confuso y relativo. El discurso
precauciones, siempre que no escolar convive y compite con otros
signifiquen un control absoluto. O si discursos sociales, como el mediático,
son “turistas” que están en todos los el callejero, el comunal o comunitario,
lugares donde van, pero en ninguna el del mercado, el del trabajo, etc.
parte son del lugar. En su mundo y para Muchos hablan de
ellos, lo extraño (como la cultura multiculturalismo… Existe un
escolar) está domado y ya no asusta. interesante debate de la pedagogía crítica
Según Zigmunt Bauman, el turista, acerca del llamado
huidizo del confinamiento en el hogar, “multiculturalismo”. Algunas claves
acepta los “paquetes” (en este caso, se encuentran en el Prólogo de Alicia
educativos) siempre que contengan de Alba (que es una larga carta a
estimulación, complacencia y Adriana Puiggrós) al libro del
diversión. Tal vez, también, los sujetos norteamericano Peter McLaren
educativos son “paseantes” que viven titulado Multiculturalismo
la realidad como una serie incesante de revolucionario. Alicia de Alba,
episodios, es decir, sucesos sin pasado mexicana, critica la noción de
ni consecuencias, donde los “multiculturalismo”. Ella dice que
encuentros no tienen incidencias entiende por qué la usa McLaren y por
demasiado significativas. ¿O será que qué él afirma que en nuestros
son todas esas cosas a la vez? escenarios culturales cada uno de
Lo cierto es que emerge con fuerza en nosotros es un “flâneur”, una especie
los espacios institucionales educativos de observador callejero. Y le dice a
una “razón sensible”: una manera de Puiggrós: “Como flâneur sólo puedes
17

llegar a concebir las complejas mantiene la relación del flâneur, la


relaciones entre las culturas como relación entre nosotros y ellos. El
pluriculturales o multiculturales”. El conocimiento también puede
flâneur está “tocado” por los otros, por convertirse en un insumo para
la otredad; pero al mismo tiempo, está dominar, destruir, manipular o invadir
atrincherado en su posición de a las y los otros. En el reconocimiento,
observador. en cambio, comienza un proceso
donde se construye un nosotros con los
En cambio, cuando uno entabla,
establece relaciones (aunque fueran otros y las otras. El reconocimiento
conflictivas) con otras culturas, lo que siempre implica un proceso básico de
es más fuerte es el contacto cultural, que contacto cultural, que tiene como
objetivo construir un diálogo
es posible que se construya como
intercultural.
verdadero diálogo intercultural. Y esto
ya no puede vivirse como El objetivo de diálogo cultural e
multiculturalismo, como una suerte de intercultural, no tiene que significar
relación entre nosotros y ellos, sino que que el respeto por la otra cultura
comienza un proceso de construcción implique aceptar sus negaciones
intercultural de un nuevo nosotros (como la subordinación de la mujer,
(donde yo y el otro, nosotros y ellos, por ejemplo). El diálogo es una
vamos formando parte de esta construcción que también implica
construcción, no siempre feliz o problematización de las culturas
armoniosa, del nosotros). dialogantes y prácticas de
transformación de las relaciones
El contacto cultural se produce
opresivas que muchas veces han sido
continuamente en las escuelas, y entre
naturalizadas en cada cultura.
las escuelas y las comunidades donde
ellas están situadas. Ya no se trata sólo
de relaciones entre etnias o razas El orden micropúblico escolar
diversas, sino entre grupos
generacionales a veces antagónicos, La escuela puede considerarse una
entre diferentes sectores sociales, etc. “ventana de la sociedad”. De hecho,
Ese contacto no está desprovisto de en ella es donde se establecen, se
pugnas por el significado de la posibilitan y se avalan determinadas
experiencia, de la vida y del mundo. relaciones sociales, y también se
McLaren dice que el aula debe ser obturan, se impugnan o se reprimen
considerada una “arena de lucha otras. En la escuela también se sitúan
simbólica”, donde se ponen en juego y se visibilizan las relaciones de poder,
diferentes expectativas, miradas, los lazos sociales, los conflictos, las
lenguajes, intereses. De allí que identidades, los malestares, las pugnas,
hayamos insistido, en el las desigualdades y la fragmentación,
Acompañamiento Capacitante de 1er. las movilidades, las negociaciones, las
Año, en comprender la comunicación exclusiones o las expulsiones y
como “puesta en común”, discriminaciones a determinados
frecuentemente poco armoniosa y más sujetos, por razones de clase, de raza,
bien atravesada por el conflicto y el de identidad sexual, de género, etc.
malentendido. En la escuela, como ventana de la
Esto nos permite comprender la sociedad, se hace visible la
diferencia radical entre conocimiento y construcción de hegemonía. Esto se
reconocimiento. En el conocimiento de observa en diversos proyectos
la otra y del otro, de la otra cultura, se “político-culturales” que circulan en
18

ella (además del oficial o hegemónico), estas dos capacidades humanas,


a veces explícitos y otras implícitos. acción (praxis) y discurso (lexis) en
Esos proyectos suelen estar en pugna, cuanto de ellas surge la esfera pública.
debido a que representan diferentes o
El carácter comunicativo de la política
antagónicos horizontes político-
centrado en la lexis, no significa que el
culturales. Y esto se produce no sólo
diálogo político sea siempre
en cuanto al tratamiento de las
armonioso y esté ligado sólo al
diferencias sociales y/o culturales;
acuerdo racional o al “contrato
también se evidencia en cuanto la
social”. Antes bien, la lexis es ya acción
escuela es una agencia de legitimación
política no sólo al otorgarle
de saberes e impugnación de otros,
significados y sentidos a la praxis, sino
aunque en ella se distribuyan y
que lo es también en cuanto centrada
circulen saberes estrictamente
en la discusión, la disputa y el debate
escolares, o provenientes de la cultura
de ideas, de formas de ver, de
comunal, callejera, mediática, etc.
significados, de interpretaciones. Esto
De esta forma es posible re-leer la muchas veces lleva al conflicto que,
escuela como micropolítica cultural y lejos de ser “incomunicación”, refiere
como espacio público. La política, a diversas formas de producir
para la filósofa alemana Hannah significados y sentidos; es decir, el
Arendt, es lo más distintivo de la conflicto es también una práctica de
acción humana. La política se instala comunicación que habla de la praxis y
como acción en el mundo o en el sobre la que se basa la praxis. En el
micro-mundo. Un mundo que está conflicto también se “ponen en
formado de cosas producidas por las común” formas de ver y sentir, de
actividades humanas; pero también interpretar y de actuar; se “comunica”
esas cosas que deben su existencia la diferencia, la oposición, la
exclusivamente a los humanos, resistencia. Y es en este clima donde se
condicionan de manera constante a sus trama el espacio público.
productores.
Una cuestión a resolver en la
Antes que considerar a lo público sólo construcción del espacio público, es de
como lo visto y oído por muchos, qué modos se dirime el conflicto. Si
Arendt insiste en la recuperación de lo bien tenemos que alejarnos de la visión
público como espacio de recreación de de una armonía irrealizable, también
lo específicamente humano, lo que le tenemos que construir formas no
permite rescatar la interna relación de violentas de dirimir los conflictos. Este
este ámbito con la acción y el discurso; es un desafío para “re-escribir” la
es más, reivindicar la palabra como escuela, pero sabiendo que ese desafío
forma de acción política. Para Arendt, se presenta en el contexto de una
recordemos, “(...) la acción sólo es sociedad que suele dirimir
política cuando va acompañada de la violentamente sus conflictos y
palabra (lexis), en la medida en que esta contradicciones.
última convierte en significativa la
En cuanto espacio público ligado a la
praxis. Y, en este sentido, la palabra es
política y a la lexis y la praxis, uno de
entendida como una suerte de acción,
los grandes problemas hoy es
como una vía para conferir significado,
determinar cómo se puede conducir la
sentido y durabilidad al mundo y para
escuela y las actividades escolares en
decir nuestra responsabilidad con
condiciones de conflictividad social y
respecto a él”. Así entonces, Arendt
de complejidad.
afirma la íntima imbricación entre
19

La argentina Silvia Duschatzky se “educación”. “La primera es


pregunta sobre el tipo de vínculo que principalmente un modo de control
une a los jóvenes de sectores populares social; la segunda tiene el potencial de
pobres con la escuela, una de las transformar la sociedad, entendiendo
instituciones de mayor perdurabilidad al estudiante como un sujeto activo
histórica que ha pretendido comprometido con su desarrollo y con
constituirse en el lugar fundamental de la sociedad”. Otorga primacía a la
construcción de identidades juveniles. experiencia estudiantil que pretende
En su investigación pretende recuperar ser borrada en la arena de lucha
esa escuela vivida, transitada y escolar, por la vía de la imposición de
“burlada” por lo jóvenes, no la escolarización.
silenciando sus voces. En ese contexto, McLaren reconoce
El hallazgo más elocuente radica en el los discursos, las culturas y las
fenómeno de la interpelación de la posiciones que se ponen en juego en la
escuela a los jóvenes (tanto en escuelas escuela como esfera pública: la cultura
más abiertas y participativas, como en de la calle (o de la esquina) y a cultura
escuelas normativistas y excluyentes). del estudiante (o posición escolar).
La escuela, en un desplazamiento de Para el autor, la escuela es una agencia
sus sentidos canónicos, parece político cultural y el currículum una
perfilarse como un “horizonte de política cultural, en el sentido que
posibilidad”. Los jóvenes, a la vez, legitima, regula, excluye, ordena,
impugnan la escuela y la merodean discursos, saberes, prácticas, formas de
incluso después de su paso por ella, y relación, ritualidades, etc. Se juega allí
exhiben con orgullo su guardapolvo. la hegemonía; pero también allí se
Es decir, hay un carácter de referente ponen de manifiesto micropolíticas
interpelador por fuera de sus culturales contrahegemónicas. En ese
significados “normales”. Ese “plus” de sentido, la escuela es espera pública y
significación de la escuela para los de posibilidad.
jóvenes de sectores populares pobres En las escuelas se pronuncia la “voz”
abre a una mirada de la escuela desde de los estudiantes. La “voz” es el
el punto de vista simbólico. conjunto de significados multifacéticos
Para Duschatzky, la escuela como por medio de los cuales los grupos de
“frontera”, más que un límite, es un referencia, los sujetos que comparten
horizonte. Es un pasaje a “otro lado” un microespacio social o determinados
que provoca reconocimiento social, “polos de identificación”, hablan y
una nueva experiencia de socialidad y dialogan, leen la experiencia y el
una puesta en juego de nuevos mundo, la “escriben” incluso antes de
soportes discursivos. En la escuela se que nosotros (los portadores de las
hacen presentes subjetividades plurales estrategias) les “enseñemos” a
y polifónicas y se mezclan diferentes escribirlas. La voz resulta de cierta
territorios de identificación. Es, en mediación de un discurso privado pero
definitiva, un espacio público residual. situado en la trama del lenguaje y de
Por su parte, para el pedagogo crítico los significados compartidos y
norteamericano Peter McLaren, la colectivos. En ese sentido, es
escuela debe ser pensada como esfera ciertamente precaria, incluso puede ser
pública y de posibilidad. A través de su transitoria. A través de la voz, una
trabajo de etnografía y de estudios suerte de lenguaje clandestino o
críticos de discurso, McLaren propone fugitivo, los sujetos interpretan la
diferenciar entre “escolarización” y
20

experiencia, la vida y el mundo, y la McLaren, Peter, La vida en las escuelas,


hacen posible. México, Siglo XXI, 1994.
Finalmente, la escuela forma parte de Simmel, Georg, Sociología. Estudio sobre las
la comunidad; no está separa de la formas de socialización, 2 Vol., Bs. As.,
comunidad. Como tal, en el interior de Espasa Calpe, 1939.
la escuela aparecen las condiciones Tyack, David y Larry Cuban, En busca de
socioculturales del barrio o la ciudad, la utopía. Un siglo de reformas de las escuelas
de las familias cuyos niños van a esa públicas, México, Fondo de Cultura
escuela, las organizaciones, Económica, 2001.
instituciones y movimientos que
interpelan a los niños y sus familias y
que, a veces, interactúan con la
escuela. Es clave poder relevar y
comprender los estereotipos sobre los
actores escolares que proviene del
“afuera”, los sentidos que le otorgan a
la escuela diferentes actores sociales
(informantes claves de la comunidad,
por ejemplo); los servicios, las ofertas y
consumos culturales que existen en la
comunidad además de la escuela; las
condiciones estructurales más amplias
y abarcativas que permiten
comprender la situación de la escuela
y sus actores.

Bibliografía
Arendt, Hannah, La condición humana,
Barcelona, Paidós, 1993.
Bauman, Zygmunt, “De peregrino a
turista, o una breve historia de la
identidad”, en S. Hall y P. du Gay
(comps.), Cuestiones de identidad cultural,
Buenos Aires, Amorrortu, 2003.
De Alba, Alicia, “Prólogo”, en P.
McLaren, Multiculturalismo
revolucionario, México, Siglo XXI, 1998.
Duschatzky, Silvia, 1999, La escuela como
frontera, Bs. As, Paidós, 1999.
Maffesoli, Michel, El nomadismo.
Vagabundeos iniciáticos, Fondo de
Cultura Económica, México, 2004.
Maffesoli, Michel, Elogio de la razón
sensible: una visión intuitiva del mundo
contemporáneo, Barcelona, Paidós, 1997.
McLaren, Peter, La escuela como un
performance ritual, México, Siglo XXI,
1995.
21

Re-leer la escuela para re-escribirla:


Propuesta de trabajo para la Práctica en Terreno
Para la re-lectura y re-escritura de la escuela vamos a tener en cuenta
fundamentalmente dos horizontes formativos: el maestro como pedagogo y el maestro
como trabajador de la cultura.

Reconocimiento del
mundo cultural

Otros espacios

Escuela
(espacio social,
institución,
micropolítica
cultural)

Otros espacios

Re-lectura / re-escritura
Maestro como pedagogo y trabajador de la cultura

De lo que se trata, en primer lugar, es de hacer un reconocimiento del mundo cultural de


la escuela; una aproximación y una entrada al mundo cultural escolar (de acuerdo con
los tres ejes de análisis o re-lectura propuestos en capítulos anteriores de este
Módulo).
Para hacer ese reconocimiento, vamos a trabajar con herramientas de aproximación,
que son cualitativas (las Herramientas de la Práctica). Esas herramientas van a tener
dos líneas de producción: el cuaderno de bitácora y la descripción densa (que se explicará
más adelante en este Módulo). La idea es comprender el espacio escolar y lo que
ocurre en él, antes que calificarlo o descalificarlo prematuramente.
22

Reconocimiento del documento


mundo cultural

Cuaderno de bitácora
“ Aproximación… ”
(Herramientas) Descripción densa

Otros espacios

Escuela
(espacio social,
institución,
micropolítica
cultural)

Otros espacios

Re-lectura / re-escritura
Maestro como pedagogo y trabajador de la cultura

Tenemos que producir discurso pedagógico sobre esta comprensión que vayamos
logrando, sin apurarnos a dar respuestas desde el sentido común o desde discursos
producidos desde fuera. Lo clave es poder realizar lecturas de la realidad y no
repetición de lecturas ya hechas. O, como decía Arturo Jauretche, mirar la realidad
con ojos propios.
Las dos líneas de producción van a desembocar en un producto, que es un documento
que presentarán los y las alumnas de 1º Año.

En esta aproximación, que se trata de un reconocimiento del mundo cultural de la


escuela, la propuesta es prestar especial atención y capturar las problemáticas que en ellas
se producen, pero entendidas como disputas por el sentido de la escuela. Es frecuente
encontrarnos con que la escuela tiene distintos sentidos para diferentes sujetos: los docentes,
los alumnos, los directivos, los padres, etc.
23

Reconocimiento del documento


mundo cultural

Cuaderno de bitácora
“ Aproximación… ”
(Herramientas) Descripción densa

Otros espacios
problematizar
des-naturalizar
Escuela
(espacio social,
institución, problemáticas / disputas
micropolítica por el sentido
cultural)

Otros espacios

Re-lectura / re-escritura
Maestro como pedagogo y trabajador de la cultura

En la escuela nos encontramos con ciertos sentidos que han sido naturalizados. De
lo que se trata es de problematizar, de des-naturalizar esos sentidos.

Desde allí, la propuesta es que las alumnas y los alumnos construyan una interpelación
a la escuela, pero también a las organizaciones, instituciones y espacios de la
comunidad, que se genera a partir del reconocimiento del mundo cultural escolar y
de las pugnas de sentidos que en ella se producen.

Reconocimiento del documento


mundo cultural

Cuaderno de bitácora
“ Aproximación… ”
(Herramientas) Descripción densa

Otros espacios
problematizar
des-naturalizar interpelación
Escuela
(espacio social, escuela,
institución, problemáticas / disputas
organizaciones
micropolítica por el sentido
cultural)
instituciones
espacios

Otros espacios

Re-lectura / re-escritura
Maestro como pedagogo y trabajador de la cultura
24

Todo el proceso de re-lectura (que profundizaremos más adelante con el enfoque


metodológico) va abriendo posibilidades para imaginar estrategias de interpelación.
Como venimos sosteniendo, la interpelación sólo suscita identificaciones en cuanto
es generada a partir del reconocimiento del mundo cultural y de los sujetos que
queremos interpelar. Por eso es que todo el recorrido de la Práctica en 1º Año se va
constituyendo en un proceso formativo, más aún en la medida en que fundamenta y
da sentido a las acciones que se proponen las alumnas y los alumnos, para hacer un
aporte a la reconstrucción del vínculo entre la escuela y la vida.
En este sentido y no en otro es que un comprometido y fluido proceso de relectura
abre las puertas y otorga sentidos a la imaginación, diseño, organización, puesta en
práctica y evaluación de acciones y estrategias que contribuyan al abordaje de las
problemáticas que sean consideradas como tales. Si el espacio escolar es concebido
como un espacio público en que, como tal, se produce una arena de lucha por el
sentido en el marco de choques, yuxtaposiciones, convivencias y encuentros entre
universos de sentido provenientes de distintas matrices culturales –callejera,
mediática, familiar, etc. –; el posicionamiento de los docentes ante el espacio escolar
será, necesariamente, otro, menos unidimensional y simplista, y abierto a vivir y
repensar la complejidad cultural. Y esto como antesala de la práctica pedagógica: al
desplazarse de una explicación causalística y tentativamente moralista y
descontextualizada, a una descripción y posterior interpretación de los sentidos y
significaciones en disputa, otorga la posibilidad de re-escribir el espacio escolar.

Herramientas de la Práctica:
El enfoque metodológico del Campo de la Práctica
En cuanto a las Herramientas de la Práctica, en 1º Año se propone una Aproximación
y análisis cualitativo institucional. Como sabemos, el enfoque cualitativo tiene
diferencias básicas respecto del cuantitativo, como las que se presentan a
continuación:

Perspectiva cuantitativa Perspectiva cualitativa


 Está regida por el cálculo y la  Su principal interés es la descripción,
medición de hechos o fenómenos la comprensión y el entendimiento
 El conocimiento se logra por  El conocimiento se logra mediante el
repetición de experiencias o reconocimiento de lo distinto y lo
fenómenos y cuantificación de propio de cada elemento
elementos  Se refiere a situaciones, sujetos o
 Permite establecer regularidades y prácticas concretas y singulares
promedios en las relaciones
25

 Apunta a lograr conocimientos  Su aspiración puede ser sólo singular


generalizables, verificables y sobre lo o particular (conocer en profundidad
general y en detalle)
 Supone el involucramiento del
 Busca la neutralidad del investigador investigador
 Construye “categorías analíticas”
 Trabaja con “variables” de  Procede articulando y asociando
investigación  Permite un alto grado de creatividad
 Procede, por lo general, separando metodológica
 Trabaja con técnicas precisas de  Es adecuada para investigar
investigación microprocesos
 Es más adecuada para estudiar  Permite la articulación entre lo teórico
macroprocesos y las prácticas
 Logra conocimientos estadísticos

Sin embargo, ambos enfoques o perspectivas (formas de enfocar o mirar) tienen que
combinarse para lograr un conocimiento más ajustado o que obtenga mayor certeza.

Pero no olvidemos que de lo que se trata en 1º Año, es de la comprensión del espacio


escolar. ¿Por qué? Porque si el propósito es reconstruir el sentido de la escuela en
la sociedad, es reconstruir el vínculo entre la escuela y la vida, es re-escribir la
escuela y sus significados políticos, sociales, culturales, debemos comprender qué
ocurre en y con ella, y no tanto enumerar cantidades (de aulas, de alumnos, de
mobiliario, etc.). La comprensión, más allá de las explicaciones según leyes
causales, se refiere no sólo a cuántas aulas hay, cómo se distribuyen los espacios,
cómo son los baños, etc. La comprensión tiene por objeto a los significados que
los diferentes sujetos otorgan al espacio que comparten, en este caso: la escuela.
26

De la explic ac ión A la c omprens ión


en función de leyes causales de los significados

E l conocimiento: un proyecto de comprensión del mundo


el mundo condiciona a las mujeres y los hombres ,
quienes cons truyen es e mundo y le dan sentido

No s e trata tanto de “s acar una fotografía”


s ino de comprender los s entidos de lo
fotografiado
y comprender la mirada con que se s aca la foto

Muchas veces calificamos como “anómalas” a las conductas de los alumnos, por
ejemplo; en tiempos de complejidad, aquellas prácticas que son incomprensibles
desde nuestros parámetros, rápidamente desde la escuela las tachamos de anómalas
o anormales. Y de hecho, a veces, reclamamos más personal para los gabinetes
psicopedagógicos. De lo que se trata, en cambio, es de comprender qué significados
tienen esas prácticas o esas conductas para los adolescentes en el mundo sociocultural
en el que viven.

No pretendemos “sacar una foto” de la escuela; una foto no nos dice demasiado sobre
desde qué sentidos o significados cada sujeto está actuando en ese espacio escolar.
Trabajaremos con la idea de fotografía, pero preguntándonos por la mirada que saca
la foto (recordemos La cámara lúcida, de Roland Barthes) y por el significado de las
acciones, los posicionamientos, las relaciones, las prácticas, las resistencias, etc.

También tenemos que hacer “vigilancia epistemológica” en esta aproximación y


comprensión de la escuela, porque muchas veces lo que miramos lo miramos porque
contribuye a endurecer nuestras miradas anteriores o nuestros preconceptos. Es
importante revisar de qué manera vamos a mirar, con qué mirada, cómo trabajamos
la mirada.
Dice Martin Heidegger que la comprensión abre. Abre a querer modificar algunas
cosas. Aunque produce cierta angustia, la comprensión abre a poder transformar las
cosas. Del mismo modo, la incomprensión (aunque conozcamos profundamente una
realidad) cierra toda puerta a la transformación.
27

Además, tenemos que precavernos de lo que Heidegger llama un “estado público de


interpretado”, como que hubiera una única forma de interpretación que la vamos
adoptando todos. El desafío es involucrarnos en la dinámica de una reflexión propia,
que no es individualista sino que necesita de las otras y los otros (por eso es
importante fortalecer el Taller Integrador, con la participación también de los
maestros de Inicial y de Primaria y con agentes comunitarios que no son sólo los
miembros del Instituto).

 C aptar las redes de s ignific ac ión tejidas


por quienes pertenec en a una c ultura

la c ultura es el s er humano es tá ins erto


una urdimbre en tramas de s ignificación
de que él mis mo ha tejido
s ignific ac iones

el anális is de la cultura ha
los s ignificados tienen de bus car y comprender
validez en el entorno es as s ignificaciones
donde s e producen

El desafío de la descripción densa será captar las redes de significación tejidas por
quienes pertenecen a una cultura. “Redes de significación” es algo similar a lo que
Freire llamaba “universo vocabular” (códigos, lenguajes, ideas, compartidas por
algunos, no siempre por todos). Es decir, debemos partir del reconocimiento de esas
redes de significación. La cultura misma, dice Clifford Geertz, es una urdimbre
simbólica, es una urdimbre de significaciones.

Los significados tienen validez en el mundo cultural donde se producen. Por eso
existe esa distancia entre los significados que otorgan a las actividades escolares los
maestros y los que otorgan los niños. En nuestra época es muy fuerte esa ruptura
entre los campos de significación de distintas generaciones.

Lo clave es reconocer que el ser humano está inserto en tramas de significación que
él mismo ha tejido. El análisis de la cultura, entonces, no pretende explicar
causalmente de los “fenómenos”, sino buscar y comprender esas significaciones.
28

Proceso de la descripción densa

C apturar las es truc turas s ignific ativas a partir de las


c uales s e produc en, s e perc iben y s e interpretan las
prác tic as , los lenguajes , las ideas , las c reenc ias , las
E sas c onduc tas , etc .
estructuras son
extrañas, 1 . Obs ervac ión y entrevis ta en
evanescentes,
irregulares, no
profundidad: inmersión en el ambiente
explícitas (captar la perspectiva del “nativo”)
2. Regis tro: escribir la complejidad que
se lee (diario, cuaderno de bitácora)
3 . Anális is : desentrañar las
estructuras (o los campos) de
significación

Para lograr esa descripción densa tenemos que asumir, en primer lugar, que esas
estructuras de significación son extrañas, evanescentes, irregulares, no explícitas;
están en permanente movimiento. Luego, tenemos algunas técnicas de trabajo
etnográfico:

 la observación y la entrevista en profundidad, que requiere una inmersión de


parte nuestra en ese ambiente que nos es extraño o del que debemos
extrañarnos. Pero una inmersión para poder captar la perspectiva del
“nativo”, es decir, de quienes viven cotidianamente ese espacio;

 el registro de lo relevado, pero no como una simple toma de notas que refleje
la realidad o nuestras interpretaciones personales sobre ella, sino como
desafío de “escribir la complejidad que se lee”; ese registro lo podemos hacer
en un diario de campo y en el cuaderno de bitácora;

 finalmente, el análisis, que nos llevará a desentrañar esas estructuras o campos


de significación.
29

“la des c rip c ió n dens a es c omo tratar de leer un


manus c rito extranjero, borros o, plagado de elips is ,
inc oherenc ias , s os pec hos as enmiendas y c omentarios
tendenc ios os , y además es c rito, no en grafías
c onvenc ionales s ino extrañas ” (C . G eertz)

C aptar y
c apturar el
“malentendido”

el “malentendido” expres a los


diferentes campos o es tructuras de
s ignificación

Dice Geertz que “la descripción densa es como tratar de leer un manuscrito extranjero,
borroso, plagado de elipsis, incoherencias, sospechosas enmiendas y comentarios
tendenciosos, y además escrito, no en grafías convencionales sino extrañas”. Sucede
que, habitualmente, entre los sentidos que diversos sujetos les dan a las cosas se
produce un malentendido. El objeto central de la descripción densa es captar y capturar
esos malentendidos, que revelan diferentes estructuras o campos de significación.

En definitiva, muchas veces lo que desde la escuela se califica como anomalía


(respecto de la atención y la memoria, de formas de jugar, de los lenguajes, del
contacto corporal, de los modos de estar juntos, etc.), no es otra cosa que el
emergente de un malentendido que expresa diversos campos de significación. De allí
que para poder recrear el sentido de la escuela en nuestras sociedades complejas y
conflictivas, necesitemos comprender esas significaciones “otras” o esos diversos
campos de significación.

 Para enriquecer este enfoque que se propone, les sugerimos leer el texto
Descripción densa: hacia una teoría interpretativa de la cultura, de Cliffort Geertz
(1992).Ver ANEXO 1.

Vamos a presentarles algunas técnicas o ejercicios sencillos que nos permiten “relevar
significaciones”.
30

Relato de vida

La clave del “relato” así como de la “entrevista” no es el inventario de preguntas que


nosotros preparamos de antemano. La clave está en la conversación como una
experiencia de encuentro con otro que nunca tiene un recorrido prefijado ni una
desembocadura previsible del todo.

La vida de los adolescentes, aunque es corta, posee una riqueza infinita. Una de las
experiencias más hermosas de un adulto o un joven es una conversación con un
adolescente, varón o mujer. Y ahí no se trata de “empatarnos” sino de sorprendernos
o asombrarnos con esas cosas que ellos y ellas hacen, dicen, piensan, desean. Lo
interesante es dejarlos decir, creando un ambiente no ficticio para que se expresen.
Incluso, acompañarlos (en el caso de los trayectos cotidianos) simplemente
escuchándolos, mirándolos.

Algunas cuestiones que son interesantes conocer de los adolescentes son:

 qué hace cotidianamente


 qué trayectos recorre para ir y venir de la escuela
 qué sucede en esos trayectos, de qué habla, qué cosas le llaman la atención
 a qué otros lugares concurre además de la escuela
 qué programas de TV mira (si es posible, por qué los mira), qué le gusta, qué
lo hace reír, qué lo pone triste, qué de eso que ve en la tele quisiera tener…
 qué música le gusta, si acceden al mundo digital, con que se divierten, que los
apasiona, otras…
 cómo es, para él, el barrio, cómo lo ve (qué no le gusta de lo que pasa en el
barrio, qué le gustaría que pasara…)
 cómo es su familia
 cómo es la escuela (y los compañeros y los docentes; qué le gusta, qué no le
gusta, qué le gustaría que pasara en la escuela, cómo le gustaría que fuera la
escuela)
 etc.

¡Qué interesante sería tener unos cuantos relatos de vida de adolescentes y luego
intercambiarlos con los compañeros del grupo!

Historias de vida de docentes y directivos

Aunque son muchas (y otras) las diferencias entre “relato” e “historia” de vida, una
clave de la historia de vida es la posibilidad de poner en relación la biografía
particular con la gran historia.

Relato e historia de vida son técnicas útiles para recoger el discurso autobiográfico.
Ambas nos permiten comprender las prácticas, las ideas, los movimientos de un
actor, a partir de la relación con lo que “ha sido”, es decir, conectándolo con su
pasado en el que reconstruye las escenas y experiencias (y sus significados para él o
ella) que hoy lo hacen ser lo que es.

Pero, por lo general, los relatos de vida son meramente autobiográficos, mientras que
las historias de vida se refieren o procuran relevar las articulaciones entre las
31

biografías particulares y la historia de una ciudad, un país, de la educación, la escuela,


etc.

Podemos hacerla de dos modos: como un relato autobiográfico en el marco de una


entrevista en profundidad, o como un relato que pone al entrevistado en conexión
con aspectos históricos de interés. Veamos ejemplos:

1. Como relato autobiográfico en el marco de una entrevista en profundidad

Algunos ejes orientadores de la conversación pueden ser:

 dónde aprendió a ser docente, con o de quién/es


 qué cosas, de lo que es hoy como docente, se las debe a su formación básica
como docente
 quién/es fueron sus “maestros” (sus modelos de docente); cómo eran, qué
hacían
 qué lo llevó a elegir la carrera docente
 cómo han influido las instituciones por la que pasó en su práctica docente
actual
 qué sentido tenía ayer y qué sentido tiene hoy ser maestro
 qué valor tuvo la escuela en tiempos anteriores y qué valor tiene hoy
 cómo eran los niños antes y cómo son ahora
 qué creía que podía lograr la escuela y los niños antes, y qué cree ahora
 qué tareas hacía y hace en la escuela, como docente; y cuáles hacía y hace en
la casa
 etc.

Sugerencia:

Siempre es importante en el trabajo con docentes que nuestra indagación


acerca de sus representaciones y sentidos no quede atrapada en el formalismo
del “deber ser”, propio de las situaciones escolares; en ese sentido, podemos
decir que todo educador comprometido con la complejidad actual (al modo
en que lo hacen los antropólogos, los buenos entrevistadores o los
psicoanalistas) tiene que ensayar “zancadillas respetuosas” en el discurso del
otro, cuando lo considera necesario, para llevarlo a expresar aquello que está
más allá de ese “deber ser”. V. gr., para indagar en sus consumos culturales
(los docentes suelen negar su relación con las telenovelas, por ejemplo) o para
que puedan hablar no sólo desde sus racionalizaciones, sino también desde
su sensibilidad.

2. Como relato que conecta con aspectos históricos de interés

En este caso, el ejercicio puede hacerse en grupos, construyendo las diferencias en la


docencia y la educación en distintas épocas. Para esto, a veces conviene armar
equipos en que se agrupen los docentes de acuerdo con su año de ingreso a la
docencia. Por ejemplo, podemos agrupar según etapas históricas relativas con los
años de ingreso a la docencia, de esta forma:

1. los que ingresaron entre 1966 y 1976


32

2. los que ingresaron entre 1976 y 1983


3. los que ingresaron entre 1983 y 1989
4. los que ingresaron entre 1989 y 2001
5. los que ingresaron entre 2002 y la actualidad

A partir de ese agrupamiento, la idea es discutir e ir llenando el cuadro que sigue,


empezando por la columna que corresponda (por ejemplo, si ingresé en 1984,
empezamos por la tercera columna):

1966-1976 1976-1983 1983-1989 1989-2001 2002-2009


Modelos
políticos de
Estado
Políticas
educativas
Cultura de
las
Instituciones
educativas
Modelos
didácticos
dominantes
Problemas
gremiales /
laborales
Relaciones
con los
alumnos, los
padres, la
comunidad
Experiencias
biográficas
en el trabajo
(prácticas,
relaciones,
etc.)

.
En estudios sobre la cultura suelen utilizarse, también, las historias de familia, para
reconocer las trayectorias históricas de toda una familia. Esas trayectorias pueden
ser: ocupacionales, educativas, espaciales (cambios de casa o de barrio), conyugales,
de consumos culturales, etc.

Es interesante tomar una familia y rastrear las trayectorias educativas y escolares


(similares a cuando hicimos el texto paralelo al de Paulo Freire) de padres, tíos,
abuelos y bisabuelos (que hay muchos en las familias actuales). En especial,
33

relevando el significado de la escuela para las diversas generaciones, en vinculación


con la vida sociopolítica y con el trabajo y la movilidad social.

En este caso, a diferencia de la historia de vida, es importante tener en cuenta cómo


esto puede posicionar activamente a las alumnas; se trata de un ejercicio más simple,
viable, y en el que se vuelve más palpable lo que venimos denominando
“relevamiento de significaciones”, ya que la rememoración de un familiar (por
ejemplo) sobre su paso por la escuela, no lo puede hacer sino a través de
representaciones, sentidos, sentimientos, valoraciones, etc.
Los significados sobre los otros y sobre nosotros

Estos significados podemos relevarlos, también, trabajando con siluetas en afiches,


de dos formas al menos.

1. Siluetas humanas. Los significados sobre los otros (y sobre nosotros mismos) como
actores, podemos relevarlos a través del trabajo con siluetas humanas que dibujamos
en afiches. Por ejemplo, podemos trabajar con grupos de docentes y pedirles que:

 un grupo trabaje la silueta del docente visto por los alumnos


 otro, el docente visto por los padres
 otro que trabaje la silueta del docente visto por la comunidad
 finalmente, el docente según lo ven los mismos docentes

La idea es proponer que en grupos escriban o dibujen describiendo qué tiene ese actor
(representado en la silueta) en la cabeza, qué tiene en los brazos, en las manos, en el
corazón, en la panza, en el sexo, en las piernas, en los pies…

Es interesante aquí cruzar las percepciones sobre el significado del ser docente que
tienen los propios maestros, a la hora de pensar en otros actores (niños, padres,
comunidad, etc.).
34

Esta técnica es muy interesante trabajada con los niños. Por ejemplo, proponiendo
que un grupo trabaje la silueta del docente, otro del niño, otro de los padres, etc.

2. Siluetas de la escuela (y la comunidad). Los significados sobre la escuela, sobre las


relaciones de la escuela con la comunidad o sobre la comunidad misma, podemos
relevarlos a través del trabajo con siluetas de la escuela que dibujamos en afiches.
Esto lo hemos trabajado dibujando una “escuela vacía” (el perímetro de las paredes
y el techo de una escuela tipo casa).

Depende de lo que queramos resaltar, trabajamos con distintas dimensiones, por


ejemplo:

 si se trata de relevar significados sobre la escuela, hacemos la silueta bien


grande en el afiche
 si se trata de relevar los significados sobre las relaciones de la escuela con la
comunidad, dibujamos una escuela más pequeña, que permita equilibrar el
espacio en el afiche entre lo que entra en la escuela y lo que queda en la
comunidad
 si se trata, finalmente, de relevar los significados sobre la comunidad,
podemos no dibujar la silueta de la escuela y pedirles que dibujen la silueta de
la comunidad (según lo que se imaginen), o dibujar una silueta muy pequeñita
de la escuela dejando prácticamente todo el afiche para llenarlo con palabras
o imágenes que caractericen a la comunidad.

En el caso de la “comunidad”, podemos ser más precisos y consignar que se trabaje:


la calle, lo que viene de los medios, el barrio, etc.

Será importante consignar que a la silueta de la escuela o al espacio de la comunidad,


lo “pueblen” de palabras y de imágenes (que pueden ser dibujos o, combinado con el
fotomontaje, fotos recortadas y pegadas). Las palabras, que suelen ser sustantivos,
adjetivos y verbos, nos ofrecen diferentes aspectos de las significaciones; los
sustantivos nos ofrecen nombres o conceptos significativos para quienes hacen el
afiche con la silueta; los adjetivos, características o significados directos de los
nombres; los verbos nos hacen ver cuáles son las acciones significativas para quienes
elaboran el afiche.

A veces se puede pedir que escriban sustantivos (nombres, conceptos) y que


relacionen con ellos adjetivos y verbos. De eso modo, podremos relevar relaciones
entre significantes y significados de manera más directa.

Suele ser sumamente interesante confrontar los afiches, por ejemplo, con la silueta
de la escuela que produjeron los maestros, con el que producen los niños. Así
también, los afiches sobre la comunidad, o sobre los saberes, las relaciones entre
ambas, etc.

La “mirada” en el video

Tal vez más difícil de trabajar (y también con cierta precaución institucional, las
debidas autorizaciones, etc.) es con el video-registro. La idea es que los alumnos o
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los maestros utilicen la cámara. Pedirles que filmen, por ejemplo durante 10 minutos,
cosas comos:

 los lugares más lindos de la escuela


 los lugares de encuentro
 los lugares donde está el poder
 lo que no me gusta
 las personas que no comprendo
 las zonas prohibidas
 etc.

Claro que esta filmación la hace uno solo; aunque puede ser decidida en grupos. Lo
que revela son los modos con que miran los actores: cómo cargan a las imágenes con
sus significados y valores.

En tal caso, luego se pueden proyectar y trabajar sobre ellas con el grupo de alumnos
o docentes, e incluso confrontar lo que seleccionaron los distintos actores (adultos y
adolescentes). Es importante no poner énfasis en la calidad técnica de lo filmado,
sino en las miradas con que se mira el espacio escolar.

El trabajo se presentará en el formato que el grupo elija:


podrán optar por la modalidad de
1. informe escrito. En este caso entregarán: dos copias
impresas (original y copia) y una copia en cd ó
símil.
2. formato video. Presentaran dos copias de imagen.

IMPORTANTE:
Cualquiera sea el formato elegido pondrán en juego
las herramientas propuestas.

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