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PATRICIA SALAZAR CUÉLLAR

Magistrada ponente

SP14524-2016
Radicación n.° 46020
(Aprobado Acta n.° 312)

Bogotá D.C., cinco (5) de octubre de dos mil dieciseis

ASUNTO

Decide la Sala el recurso de apelación interpuesto por


la defensora, contra la sentencia proferida el 21 de abril de
2015 por la Sala de Decisión Penal del Tribunal Superior de
Distrito Judicial de Antioquia, mediante la cual condenó a la
doctora BLEIDER ASTRID CASTILLO MERCADO, por hechos
ocurridos cuando se desempeñó como Juez Promiscuo
Municipal de Arboletes (Antioquia), como autora del delito de
prevaricato por acción.

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Segunda instancia n.° 46020
Bleider Astrid Castillo Mercado

ANTECEDENTES

1. fácticos

El 10 de noviembre de 20091, la Juez Promiscuo


Municipal de Arboletes (Antioquia), para la época BLEIDER
ASTRID CASTILLO MERCADO, emitió fallo de tutela dentro
de la acción instaurada por Hernando Álvarez Pardo y otros
33 ciudadanos, quienes a través de la apoderada judicial
Nereida de Jesús Sáenz Bulla, reclamaban al Patrimonio
Autónomo de Remanentes de Telecom ‘PAR TELECOM’, sus
derechos como extrabajadores sindicalizados de la
desaparecida TELECOM.

En la sentencia, la juez procesada tuteló la protección


de los derechos “al debido proceso, igualdad, administración
de justicia, convencionales adquiridos, seguridad social,
dignidad humana y derecho de asociación” por encontrarlos
conculcados por el PAR TELECOM, entidad a la cual le
concedió 48 horas para que reconociera y pagara los salarios
y prestaciones sociales dejados de cancelar a los accionantes
durante el tiempo que permanecieron cesantes en razón del
despido sin justa causa, toda vez que la accionada no
demostró la existencia de fallos de carácter laboral a través
de los cuales se hubiera dispuesto el levantamiento del fuero
sindical que ostentaban los accionantes por ser miembros del
sindicato USTC. Dispuso igualmente su reparación integral

1 Erradamente la sentencia recurrida relaciona como fecha de la decisión de tutela


emitida por la juez acusada, el 10 de abril de 2009; sin embargo, la data correcta
corresponde al 10 de noviembre del mismo año. (véase el fallo a folios 281 y siguientes
del cuaderno ‘ANEXO No.003’.

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Segunda instancia n.° 46020
Bleider Astrid Castillo Mercado

mediante el pago de una indemnización por el despido


injustificado, debido a la imposibilidad de reintegrar a los
trabajadores a la empresa TELECOM.

Apelada la decisión por la entidad accionada, el 1 de


febrero de 2010 el Juzgado Civil del Circuito de Turbo, la
revocó por encontrar que a los accionantes sí se les levantó
el fuero sindical antes de su despido, también se les pagó el
concepto correspondiente a las indemnizaciones, y, además,
no se hallaron reunidas las causales generales de
procedencia de la acción de tutela (inmediatez y
residualidad).

2. procesales

2.1. Por lo anteriores hechos, el 18 de julio de 2013, la


Fiscalía formuló imputación a la juez BLEIDER ASTRID
CASTILLO MERCADO, ante el Juez 4 Penal Municipal con
Función de Control de Garantías de Montería, por considerar
que el fallo de tutela por ella proferido estructura el delito de
prevaricato por acción, concretado en que:

2.1.1. Al tutelar los derechos invocados por los


demandantes, la juez vulneró la Constitución Política, la ley
y la jurisprudencia, por cuanto desconoció que TELECOM sí
adelantó las acciones ante la justicia ordinaria para levantar
el fuero sindical que amparaba a algunos de los accionantes
en tutela2, mientras que en otros eventos, ellos habían

2Julián Arlex Granda, Mireya Astrid Pardo y Henry Álvarez Muñoz, Juzgado 1 Civil
del Circuito de Fusagasugá; Carlos Alberto Burbano y Nicolás Bedoya Henao en el
Juzgado 2 Laboral del Circuito de Pereira; Cesar Gustavo Pinzón Camargo y Gilberto

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Bleider Astrid Castillo Mercado

iniciado los procesos para reintegro3. Situación que conocía


la funcionaria judicial, debido a que la abogada, así lo hizo
saber en la demanda4.

2.1.2. La improcedencia de la acción de tutela por la


existencia de otros medios. La mayoría de los accionantes
dejaron vencer el término legal para iniciar los procesos
laborales correspondientes. Se concedió en forma definitiva
a pesar de que la abogada solicitó se hiciera de manera
transitoria para evitar un perjuicio irremediable.

2.1.3. Ausencia del requisito de procedibilidad de la


acción de tutela –inmediatez, sin mediar alguna
circunstancia que explicara la inactividad de los accionantes.

Los anteriores cargos no fueron aceptados por la


imputada.

2.2. Presentado el escrito de acusación5, el 28 de mayo


de 2014 se realizó la correspondiente audiencia en la que la
Fiscalía mantuvo la situación fáctica y jurídica imputadas.

Córdoba Suárez ante el Tribunal Superior de Santa Rosa de Viterbo; María Victoria
Latorre en el Tribunal de Manizales; Gabriel Córdoba Manyoma, Egidio Arboleda,
Rober Angulo Olave, Carlos Alberto Torres, Luz del Carmen Aramburo y Liliana
Bonilla en el Juzgado Laboral del Circuito de Buenaventura y Andrés Rozo Poveda en
el Juzgado Laboral del Circuito de Girardot. Igualmente iniciaron el trámite respecto
de Hernán Álvarez, José Agustín Cative, Jaime Yesid Martínez, José Polidoro Bernal,
Humberto González, Edith María González, Juan Carlos Rojas Hoyos, Kemer Elías
Rincón Ortiz, Alfonso Restrepo Lozano y Julio Orlando Patiño Cutiva.
3 José Daniel Puerta, Humberto González, María González, Juan Carlos Rozo, Kemer

Elías Rincón, Alfonso Restrepo y Julio Orlando Patiño.


4 Numeral 7 de la demanda. Ver en el cuaderno n.º 1 de estipulaciones probatorias.
5 12 de septiembre de 2013.

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Bleider Astrid Castillo Mercado

2.3. La audiencia preparatoria se evacuó el 17 de julio


de ese año con el decreto de las pruebas solicitadas por la
defensa6, toda vez que la Fiscalía manifestó que los hechos
que requería probar en el juicio oral fueron objeto de
estipulación7.

2.4. El 10 de noviembre de 2014, inició el juicio oral que


continuo en sesiones llevadas a cabo los días 2, 3, 4 y 18 de
marzo de 2015, fecha ésta en que se anunció el sentido del
fallo, siendo condenatorio.

2.5. El 21 de abril siguiente, la Sala de decisión del


Tribunal emitió sentencia en la que condena a la acusada
como autora del delito de prevaricato por acción, a la pena
privativa de la libertad de cincuenta (50) meses de prisión;
ochenta y un (81) meses de inhabilitación para el ejercicio de
derechos y funciones públicas y multa de setenta y dos punto
veintiuno (72.21) s.m.l.m.v., concediéndole la prisión
domiciliaria.

Contra la anterior decisión, la defensa de BLEIDER


ASTRID CASTILLO MERCADO, interpuso y sustentó el
presente recurso de apelación que ocupa a la Sala.

6 Declaraciones de Nereida de Jesús Sáenz; Domingo Enrique de Jesús Ramírez y la


acusada Bleider Astrid Castillo Mercado.
7 “1. Identificación e individualización de la acusada doctora BLEIDER ASTRID

CASTILLO MERCADO. 2. Acreditación de la calidad de Juez Promiscuo Municipal de


Arboletes (Antioquia), para la época de la ocurrencia de los hechos por los que fue
acusada, es decir, para el año 2009. 3. Ausencia de antecedentes penales y
disciplinarios de la acusada, para la época de los hechos acusados. 4. Existencia del
proceso de tutela 2009-00246 tramitado por el Juzgado Promiscuo Municipal de
Arboletes. 5. Experiencia y capacitación de la doctora BLEIDER ASTRID CASTILLO.
6. Decisiones de archivo proferidas por el Consejo Seccional de la Judicatura dentro
de las investigaciones disciplinarias 2010-187; 2011-2282 y 2011-3567, seguidas en
contra de la acusada.

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Bleider Astrid Castillo Mercado

LA DECISIÓN APELADA

Después de realizar consideraciones generales acerca


del delito de prevaricato por acción, el A quo sostuvo que el
fallo de tutela fechado el 10 de noviembre de 2009, proferido
por la Juez Promiscuo Municipal de Arboletes (Antioquia)
BLEIDER ASTRID CASTILLO MERCADO, planteó de manera
correcta los problemas jurídicos a decidir, para lo cual, se
acompañó de amplia jurisprudencia atinente a los principios
generales de procedencia de la acción de tutela –inmediatez
y subsidiariedad; no obstante, la decisión resulta
desarticulada con los precedentes transcritos,
evidenciándose su abierta contradicción con la ley.

Indica, frente al tema de fondo que hubo de resolverse


en el fallo de tutela cuestionado, que la juez CASTILLO
MERCADO optó por desconocer la respuesta que
oportunamente suministró la entidad accionada PAR
TELECOM, en relación con el fuero sindical de los
accionantes, argumentando que no se allegó ningún soporte
documental; sin embargo, se apartó de su propio
razonamiento cuando se trató de aspectos de la respuesta
que favorecían a quienes reclamaban el amparo
constitucional, como ocurrió con el caso de Nicolás Bedoya
Henao, respecto de quien el PAR TELECOM dio a conocer,
sin allegar el soporte, que éste ya se encontraba gozando de
pensión, hecho que la juez de tutela acogió como cierto.

Agrega el Tribunal, que aún sin que el PAR TELECOM


hubiera allegado los anexos a la respuesta de la demanda de

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tutela y sin tener en cuenta la documentación que se agregó


durante el trámite del recurso de apelación interpuesto
contra el fallo del 10 de noviembre de 2009, la juez ya tenía
conocimiento acerca de que a algunos de los accionantes
TELECOM les levantó el fuero sindical previo a dar por
terminadas las vinculaciones laborales, debido a que en la
demanda se daba a conocer esa situación.

De la misma manera, resalta la abierta contradicción


del fallo con la ley, en el tema de la inmediatez, pues la juez
también desconoció que los reclamantes de derechos
fundamentales habían sido desvinculados desde hacía algo
más de tres años cuando TELECOM dejó de funcionar,
tiempo durante el cual se vencieron los términos para que
hubieran iniciado los procesos laborales.

Reprocha el A quo, que la juez CASTILLO MERCADO


hubiera reconocido la existencia de un perjuicio
irremediable, dando como cierta la simple afirmación de la
abogada de los tutelantes, acerca de que muchos de ellos
ostentaban la condición de padre y madre cabeza de familia,
habían sido estigmatizados por ser trabajadores
sindicalizados y su edad impedía que alcanzaran un nuevo
empleo.

Añade, en el ámbito de la tipicidad objetiva de la


conducta reprochada, que la funcionaria desconoció el
mandato del artículo 86 de la Constitución Política, pero

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Bleider Astrid Castillo Mercado

además, lo dispuesto por el Decreto 2591 de 19918, en


cuanto citó decisiones judiciales en las cuales se determina
la necesidad de analizar los criterios de perjuicio
irremediable, inmediatez y subsidiariedad para determinar la
procedencia del amparo de derechos a través de la tutela; sin
embargo, la sentencia concluye lo contrario a lo transcrito en
la parte motiva de la decisión.

Respecto de la antijuridicidad, resaltó que con su


comportamiento la acusada vulneró sin justa causa el bien
jurídico de la administración pública, independientemente de
las consecuencias económicas y detrimento patrimonial que
hubiera podido afectar al PAR TELECOM.

Frente a la arista de culpabilidad, señala que la


intención de la juez BLEIDER ASTRID CASTILLO MERCADO
se evidenció en el hecho de que no obstante su trayectoria en
la Rama Judicial y como juez conocía de las causales de
procedencia de la acción de tutela, y así lo dejó ver al
transcribir abundante cita jurisprudencial, su decisión se
apartó de tales criterios generales frente a los cuales no ha
habido discusión o posturas diversas.

Adicionalmente, indica el Tribunal, la ahora investigada


conoció oportunamente fallos de tutela que le daban luces
para decidir las pretensiones, toda vez que la entidad
accionada referenció decisiones de la Corte Constitucional,

8 Erradamente el fallo revisado a través del recurso vertical de apelación, cita el


decreto ‘2351 de 1991’, inexistente en la legislación nacional. Sin embargo, la cita
seguida del contenido del articulado no deja duda que se trata del Decreto 2591 de
1991.

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en las que se fallaron casos de trabajadores de la empresa


estatal en liquidación –TELECOM-.

Resalta el hecho de que ninguno de los accionantes


fuera residente del municipio de Arboletes (Antioquia),
situación que impedía que la Juez de la localidad asumiera
el conocimiento sin tener competencia territorial para ello.

Por tales motivos, condenó a la doctora BLEIDER


ASTRID CASTILLO MERCADO, como autora del delito de
prevaricato por acción, a las penas principales de 50 meses
de prisión, multa de 72,21 salarios mínimos legales
mensuales e inhabilitación para el ejercicio de derechos y
funciones públicas por el término de 81 meses. Le concedió
el sustituto de la prisión domiciliaria.

SUSTENTACIÓN DEL RECURSO

La defensora impugnó la sentencia del Tribunal en los


siguientes aspectos:

Sostiene que la Fiscalía no logró probar la materialidad


de la conducta, razón por la cual, el fallo condenatorio
constituye un agravio a la garantía sustancial de in dubio pro
reo, correspondiendo, por tanto, el reconocimiento de la
presunción de inocencia que reviste a la acusada.

Como soporte de su argumento, transcribe apartes de


decisiones judiciales de esta Corporación, a través de las
cuales se ha insistido acerca del elemento normativo

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‘manifiestamente contrario a la le ley’, necesario para


predicar la tipicidad del delito de prevaricato por acción, sin
que en el juicio se haya probado que la decisión proferida por
la entonces Juez Promiscuo Municipal de Arboletes reúne tal
exigencia.

Plantea que el fallo de tutela suscrito por la doctora


CASTILLO MERCADO, refleja un ejercicio de autonomía
judicial en el que la funcionaria interpretó razonablemente
las pruebas arrimadas, a partir de las cuales arribó a la
conclusión de tutelar los derechos de los extrabajadores de
TELECOM, sin que ese contexto permita el cuestionamiento
en el ámbito penal.

Agrega que la complejidad del tema decidido, aunado a


la gran cantidad de providencias judiciales con criterios que
para entonces no se hallaban unificados, descarta la
estructuración del delito de prevaricato por acción, por
cuanto el análisis que corresponde a la judicatura debe
realizarse atendiendo las circunstancias ex ante, sin tener en
cuenta las decisiones de unificación emitidas años después.

Las circunstancias que conoció la juez antes de decidir


las demandas de la tutela, se limitan a las expuestas por los
accionantes en el libelo, más las aducidas por la entidad
accionada, sin que se hubieran allegado los anexos
anunciados, los cuales sólo se radicaron por el PAR
TELECOM cuando la actuación se hallaba en curso del
recurso de apelación interpuesto y fueron tenidos en cuenta
por el Ad quem para revocar el fallo confutado.

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Seguidamente analiza algunos de los criterios generales


de procedencia de la acción de tutela, como el perjuicio
irremediable y su uso como mecanismo transitorio cuando
existen otros recursos o medios de defensa judiciales, para
concluir que el Tribunal yerra al estudiar de manera
descontextualizada y sin línea jurisprudencial, las
sentencias de tutela proferidas para la época y que resolvían
temas cercanos.

De cara a la culpabilidad, sostiene que la juez acusada


desconocía su actuar indebido y la Fiscalía no demostró en
el juicio que ella se «representó finalísimamente la mutación del
mundo fenomenológico consistente en prevaricar, esto es, proferir una
sentencia manifiestamente contraria a la ley. Todo se queda en el mundo
de las especulaciones, de los indicios, el cual no es suficiente para
proferir sentencia condenatoria…»

Arguye, que la atipicidad del injusto de prevaricato por


acción debe reconocerse, en cuanto la acusada declaró en el
juicio que actuó bajo el convencimiento de que su decisión se
ajustaba a los lineamientos constitucionales y legales, lo cual
supone un error de tipo debido a que ella no se representó el
elemento normativo del artículo 413 del Código Penal:
‘manifiestamente contrario a la ley’.

De esa manera, demandó la revocatoria de la sentencia


condenatoria.

Sin haber interpuesto oportunamente el recurso de

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alzada, la acusada lo ‘sustentó’ a través de un escrito en el


que, en esencia, coadyuva los argumentos de la defensa
técnica; sin embargo, ante la eventual confirmación de la
condena, solicita tener en cuenta sus especiales condiciones
familiares que la ubican como madre cabeza de familia,
siendo ella la única proveedora económica de sus 4 hijos, dos
de ellos menores de edad y uno que padece ‘síndrome de
asperger’, también conocido como autismo.

ALEGACIONES DE LOS NO RECURRENTES

La Fiscalía solicita confirmar el fallo recurrido, para lo


cual, reitera argumentos de la sentencia.

Enfatiza en que a la doctora BLEIDER ASTRID


CASTILLO MERCADO, le hubiera bastado sujetarse a los
precedentes citados por ella misma en el fallo de tutela para
determinar su improcedencia por ausencia de los requisitos
de inmediatez y subsidiariedad.

Frente al dolo, considera que la apelante no controvirtió


las razones que tuvo en cuenta el Tribunal para arribar a la
conclusión de la responsabilidad penal de la acusada en la
conducta prevaricadora.

CONSIDERACIONES DE LA CORTE

De conformidad con el numeral 3º del artículo 32 de la


Ley 906 de 2004, la Corte es competente para resolver el
recurso de apelación interpuesto por la defensa contra la

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sentencia de primera instancia dictada en este proceso por el


Tribunal Superior del Distrito Judicial de Antioquia.

Como las alegaciones de la recurrente se dirigen a


cuestionar los elementos objetivo y subjetivo del tipo penal
imputado, en orden a abordar el análisis del tema, se parte
de señalar que el delito de prevaricato por acción se
encuentra definido en la Ley 599 de 2000, así:

«Artículo 413. Prevaricato por acción. El servidor público que


profiera resolución, dictamen o concepto manifiestamente
contrario a la ley, incurrirá en prisión de cuarenta y ocho (48) a
ciento cuarenta y cuatro (144) meses, multa de sesenta y seis
punto sesenta y seis (66.66) a trescientos (300) salarios mínimos
legales mensuales vigentes, e inhabilitación para el ejercicio de
derechos y funciones públicas de ochenta (80) a ciento cuarenta y

cuatro (144) meses.»

El tipo objetivo contiene un sujeto activo calificado


(«servidor público»), un verbo rector («proferir») y dos
ingredientes normativos: «dictamen, resolución o concepto», por
un lado, y «manifiestamente contrario a la ley», por el otro.

En este asunto no es objeto de discusión la calidad de


servidora pública que ostentaba BLEIDER ASTRID CASTILLO
MERCADO en la fecha en que profirió la decisión cuestionada,
época para la cual desempeñaba el cargo de Juez Promiscuo
Municipal de Arboletes (Antioquia), hecho que se halla
debidamente probado con la estipulación número 2.

Tampoco se ha controvertido que la decisión del 10 de

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Bleider Astrid Castillo Mercado

noviembre de 2009 fuera emitida por CASTILLO MERCADO en


ejercicio de sus funciones como Juez Promiscuo del municipio
de Arboletes.

Frente al alcance de la expresión ‘manifiestamente


contrario a la ley’, la Sala ha considerado que su configuración
no sólo contempla la valoración de los fundamentos jurídicos
o procesales que el servidor público expone en el acto judicial
o administrativo cuestionado (o la ausencia de aquéllos), sino
también el análisis de las circunstancias concretas bajo las
cuales lo adoptó, así como de los elementos de juicio con los
que contaba al momento de proferirlo.

Precisamente sobre tales circunstancias contextuales, la


recurrente centra uno de los principales reproches al fallo
condenatorio, en cuanto considera que el Tribunal tuvo en
cuenta para determinar la existencia del elemento objetivo del
tipo, la totalidad de las pruebas que conoció el Juez Civil del
Circuito de Turbo (Antioquia) cuando resolvió el recurso de
apelación interpuesto por el PAR TELECOM, pese a que esa
documentación no fue entregada al despacho judicial que
resolvió en primera instancia la demanda de tutela, es decir,
el que regentaba la juez ahora acusada, CASTILLO MERCADO.

La respuesta a tal reproche dimana de la lectura del fallo


recurrido, en el que la Sala de conocimiento del Tribunal deja
claro que el análisis se centró exclusivamente en las pruebas
allegadas durante el trámite de primera instancia, por tanto,
conocidas por la funcionaria investigada al emitir la sentencia
de tutela.

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Bleider Astrid Castillo Mercado

Más aún, ni siquiera se cuestionó la inactividad de la juez


BLEIDER ASTRID CASTILLO MERCADO para disponer, de
manera oficiosa, la práctica de pruebas que le aportaran mejor
información para decidir los asuntos planteados en los que
extrabajadores de TELECOM alegaban la conculcación de
derechos fundamentales.

A cambio, se censura que la funcionaria judicial, a pesar


de conocer –porque los citó- precedentes jurisprudenciales
sobre el daño irremediable, la inmediatez y el carácter
subsidiario de la acción constitucional de amparo, se apartara
de ellos sin motivación alguna.

Ahora, las circunstancias concretas bajo las cuales la


juez BLEIDER ASTRID CASTILLO decidió las pretensiones de
la tutela, incluyen el examen ex ante del caso, como
acertadamente lo requiere la abogada defensora, y como, del
mismo modo, lo resolvió el A quo.

Lo anterior de cara a la alegada ‘confusión’ que para la


época existía acerca de la situación de los trabajadores de la
empresa estatal TELECOM, cuya liquidación se encontraba
bajo el control del PAR TELECOM y que abría la posibilidad a
interpretaciones contrapuestas.

Sobre este aspecto observa la Sala que la recurrente


involucra el desacierto en la resolución de la tutela, con lo que
realmente fue objeto de discusión en el juicio oral, en cuanto
lo controvertido se restringió al desconocimiento de las

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Bleider Astrid Castillo Mercado

decisiones judiciales que militaban sobre las causales


generales de procedibilidad de la acción de tutela y la T-538 de
2009 acerca de las garantías que derivan del fuero sindical,
que por ajustarse al caso que estudiaba la juez promiscuo de
Arboletes, se puso de presente por el PAR TELECOM en el
traslado de la demanda de tutela.

Se descarta, entonces, que el A quo hubiera acudido a


pronunciamientos judiciales emitidos varios años después del
proferimiento del fallo cuestionado, pretendiendo que éste se
ajustara a una única postura unificada que surgió en la Corte
Constitucional en el año 2014 con la SU-377. En conclusión,
el análisis de la conducta se sujetó a los reiterados
pronunciamientos de la Sala, a partir de los cuales (CSJ SP.
27 jun. 2012. Radicado 37733):

[E]l análisis de la contradicción de lo decidido con la ley se debe hacer


mediante un juicio ex ante, al ubicarse el operador jurídico al momento
en que el servidor público emitió la resolución, el dictamen o el
concepto, examinando el conjunto de circunstancias por él conocidas,
siendo por lo mismo improcedente un juicio de verificación ex post con
nuevos elementos y conocimientos.
(…)
“De igual manera, la adecuación típica del delito de prevaricato debe
surgir de un cotejo simple del contenido de la resolución o dictamen y
el de la ley, sin necesidad de acudir a complejas elucubraciones o a
elocuentes y refinadas interpretaciones, pues un proceso de esta
índole escaparía a una expresión auténtica de lo ‘manifiestamente
contrario a la ley’. Así entonces, para la evaluación de esta clase de
conductas delictivas se adopta una actitud más descriptiva que
prescriptiva, es decir, sujeta a lo que realmente hizo el imputado en la
respectiva actuación, asistido de sus propios medios y conocimientos,

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no a lo que debió hacer desde la perspectiva jurídica y con base en los


recursos del analista de ahora (juicio ex ante y no a posteriori). Desde
luego que si el objeto de examen es una decisión ostensiblemente
contraria a la ley, el juzgador no puede abstenerse de señalar el ‘deber
ser’ legal que el infractor soslayó maliciosamente, pero como un ‘deber
ser’ que éste conocía (no aquél) y que obviamente estaba al alcance de
sus posibilidades”9.

Establecido lo anterior, asume la Sala la labor compleja


de efectuar el juicio de tipicidad de la conducta que se
predica prevaricadora, el cual requiere, además de la
constatación objetiva entre lo que la ley manda o prohíbe y
lo que con base en ella se decidió, el adelantamiento del
juicio de valor con miras a establecer si la ilegalidad
denunciada resiste el calificativo de ostensible, pues el
elemento normativo ‘manifiestamente contrario a la ley’,
impone un análisis de la concurrencia del ánimo consciente
y voluntario de transgredir la ley por parte del funcionario
judicial.

Precisa la Sala, que la evidente contrariedad no se


circunscribe a la ley en su amplia acepción, sino que abarca
la jurisprudencia y el material probatorio con que contaba la
juez al adoptar la decisión. Por tanto, de cara a determinar
si el fallo de tutela fechado el 10 de noviembre de 2009,
contiene alguna manifestación que se identifique con el
citado elemento normativo, resulta necesario traer a colación
los problemas jurídicos que resolvió la juez BLEIDER
ASTRID CASTILLO:

9 Cfr. CSJ SP 26 may.1998, radicado: 13628.

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1. Cumplimiento de los requisitos generales de


procedencia de la acción de tutela: inmediatez;
subsidiariedad; perjuicio irremediable y protección como
mecanismo permanente o transitorio.

2. Violación a los derechos fundamentales de los 34


accionantes extrabajadores de la empresa TELECOM en
liquidación, por desvinculación laboral a pesar de estar
amparados por el fuero sindical.

La demanda de tutela presentada el 27 de octubre de


2009 por la abogada de Hernán Álvarez Pardo y 33 personas
más, conservaba como elemento común la pretensión de la
protección de los derechos al debido proceso, acceso a la
administración de justicia, igualdad, seguridad social,
dignidad humana y derecho de asociación, conculcados por la
desvinculación laboral ocurrida a partir del 31 de enero de
2006, cuando desapareció la empresa TELECOM en
liquidación.

Aspiraban los ciudadanos accionantes, obtener a través


de este trámite especial, el pago de “los salarios, prestaciones
sociales y convencionales dejados de cancelar desde la ocurrencia del
despido (31 de enero de 2006) hasta la fecha que se estipula en la
liquidación que se anexo (sic); por ocasión a la violación del debido proceso.
Que cese la vulneración de los derechos fundamentales de mi mandante,
(sic) por parte de (sic) PATRIMONIO AUTÓNOMO DE REMANENTE
(P.A.R.). Que se prevenga a la entidad accionada para que situaciones como

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la que nos ocupa no se presenten nuevamente.”10.

Indiscutible resulta que a pesar de que la Juez Promiscuo


Municipal de Arboletes –aquí acusada-, manifestó haber sido
‘juiciosa’ en la investigación y consulta a expertos en los temas
propuestos en la demanda de tutela, en el fallo fechado el 10
de noviembre de 2009 se dejaran plasmadas algunas
contradicciones con la ley, la jurisprudencia y las pruebas
obrantes en el trámite, las que deben ser analizadas en orden
a determinar si pueden ser calificadas como groseras o se trata
de la posición de la funcionaria judicial frente a temas
controversiales, sobre los cuales existía disparidad de criterios,
evento que como lo esgrimió el Tribunal, descarta la tipicidad
del delito de prevaricato.

Como pasará a verse, en general la sentencia proferida


por la funcionaria acusada evidencia manifiestas
contradicciones con las leyes y jurisprudencia referenciadas en
la misma decisión, de tal forma que a través de las citas
jurisprudenciales se refleja la pacífica postura de la Corte
Constitucional en torno a los requisitos de procedencia de la
tutela consagrados en el artículo 86 de la Constitución Política
y Decreto 2591 de 1991, que de haberse atendido, hubieran
terminado en un fallo opuesto debido a la ausencia de
presupuestos básicos de procedibilidad de la acción de tutela.

Del factor territorial de competencia

10 Ver folio 33 de la demanda.

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El punto de la falta de competencia territorial de la


funcionaria judicial para asumir el conocimiento de la
demanda de tutela interpuesta por los 34 extrabajadores
sindicalizados de TELECOM en liquidación, no se prestaba a
diversas interpretaciones debido a la claridad del mandato
legal y el auto 340 de 2006, citados por la juez en el fallo.

Así, el artículo 37 del Decreto 2591 de 1991, dispone:

Primera instancia. Son competentes para conocer de la


acción de tutela, a prevención, los jueces o tribunales con
jurisdicción en el lugar donde ocurriere la violación o la
amenaza que motivaren la presentación de la solicitud.

Si bien es cierto el Decreto 1382 de 2000 fijó reglas de


reparto para la acción de tutela, ninguna de ellas reguló la
competencia territorial que desde siempre ha estado soportada
en el lugar donde se presente la amenaza o violación del
derecho fundamental, tal como lo reiteró el artículo 1, inciso 1
de este decreto:

Para los efectos previstos en el artículo 37 del Decreto 2591


de 1991, conocerán de la acción de tutela, a prevención, los
jueces con jurisdicción donde ocurriere la violación o la
amenaza que motivare la presentación de la solicitud o
donde se produjeren sus efectos, conforme a las siguientes
reglas:

De la misma manera, si bien es cierto que en el auto de


la Corte Constitucional n.º 340 de 2006, señaló esa
Corporación que:

20
Segunda instancia n.° 46020
Bleider Astrid Castillo Mercado

[E]l Decreto reglamentario 1382 de 2000 no faculta a ningún juez


de tutela para declararse incompetente de conocer de una solicitud
de amparo constitucional, puesto que como ya se ha indicado dicho
acto administrativo no establece reglas de competencia dado que
éstas, en el sistema jurídico colombiano, sólo pueden ser
establecidas por el Constituyente (art. 86 Superior) o por el
legislador estatutario conforme lo ordena el artículo 152 literal
“a” ídem, las cuales en la actualidad están contenidas en el
artículo 37 del Decreto estatutario 2591 de 1991.

Lo anterior ocurrió en medio de una controversia


presentada, no en razón del factor territorial de competencia,
que, como se ha venido sosteniendo, siempre ha estado
claramente determinado por el artículo 37 del Decreto
Estatutario 2591 de 1991, sino por la naturaleza de la entidad
accionada, que en el presente evento, no ha sido disputada.

En ese orden, es indiscutible que la funcionaria judicial


tuvo claro que: (i) en el trámite avocado «la competencia emana
de la ley», y (ii) esa materia se regula por el «artículo 37 del
decreto 2591 de 1991, modificado por la ley 1382 de 2002». Ello
se deduce del siguiente aparte del contenido del fallo dictado
dentro de la acción de tutela aquí cuestionado:

Este Juzgado es competente para conocer de la presente acción de


tutela en virtud de lo dispuesto en el inciso tercero del numeral
primero del artículo 1 del Decreto 1382 de 2000 en concordancia con
lo dispuesto por la Honorable Corte Constitucional en auto número
340(…) .Además ha de tenerse en cuenta las reglas señaladas en el
Decreto 1382 de 2002 que en su artículo 1 reza: “Para los efectos
previstos en el artículo 37 del Decreto 2591 de 1991, conocerán de
la acción de tutela, a prevención, los jueces con jurisdicción donde
ocurriere la violación o la amenaza que motivare la presentación de

21
Segunda instancia n.° 46020
Bleider Astrid Castillo Mercado

la solicitud o donde se produjeren sus efectos…”

Tales reglas de competencia señaladas en el Decreto 2591


de 1991, siendo conocidas por la juez BLEIDER ASTRID
CASTILLO MERCADO, fueron omitidas cuando avocó y decidió
la demanda de tutela a pesar de que ninguno de los 34
accionantes –de acuerdo a la información del libelo- residía en
Arboletes (Antioquia), ni de su texto surgía que hubieran
prestado los servicios laborales en ese lugar durante la
vinculación a TELECOM. La siguiente es la información con la
que contaba la funcionaria al emitir el fallo:

NOMBRE DEL FECHA MUNICIPIO DONDE


ACCIONANTE TERMINACIÓN DEL PRESTABA SUS
CONTRATO SERVICIOS COMO
TRABAJADOR DE
TELECOM
Mireya Astrid Pardo 30-01-2006 Fusagasugá
Reyes (Cundinamarca)
Carlos Vicente Solano 30-01-2006 Arauca (Arauca)
Vega
Julián Arlex Granda 30-01-2006 Fusagasugá
Pérez (Cundinamarca)
José Agustín Cative Se desconoce Fusagasugá
Sáenz (Cundinamarca)
Iván Oliver Torrado 25-07-2003 Arauca (Arauca)
Franco
Nicolás Bedoya Henao 30-01-2006 Pereira (Risaralda)
Hernán Álvarez Pardo 30-01-2006 Fusagasugá
(Cundinamarca)
Julio Orlando Patiño 30-01-2006 La Dorada (Caldas)
Cutiva

22
Segunda instancia n.° 46020
Bleider Astrid Castillo Mercado

Edgar Guillermo Vallejo 30-01-2006 Bogotá (Cundinamarca)


Jojoa
Edith María González R. 30-01-2006 Puerto Salgar (Cund.)
Carlos Alberto Torres B. 30-01-2006 Buenaventura (valle del
C.)
Egidio Arboleda Riascos 30-01-2006 Buenaventura (valle del
C.)
Gabriel Córdoba 30-01-2006 Buenaventura (valle del
Manyoma C.)
María Victoria Latorre S. 30-01-2006 Manizales (Caldas)
Luz del Carmen 30-01-2006 Buenaventura (valle del
Aramburo N. C.)
Carlos Alberto Burbano 30-01-2006 Pereira (Risaralda)
M.
Jairo Villegas Arango 30-01-2006 Manizales (Caldas)
Robert Angulo Olave 30-01-2006 Buenaventura (valle del
C.)
Liliana Bonilla Torres 30-01-2006 Buenaventura (valle del
C.)
Gilberto Córdoba Suárez 15-05-2005 Sogamoso (Boyacá)
Cesar Gustavo Pinzón C. 16-05-2005 Paipa (Boyacá)
José Polidoro Bernal 30-01-2006 Fusagasugá
Torres (Cundinamarca)
Henry Álvarez Muñoz 30-01-2006 Fusagasugá
(Cundinamarca)
Jaime Yesid Martínez M. Se desconoce Fusagasugá
(Cundinamarca)
Humberto González Se desconoce La Dorada (Caldas)
José Daniel Puertas 30-01-2006 Victoria (Caldas)
Vanegas
Juan Carlos Posas Hoyos 30-01-2006 La Dorada (Caldas)
Patricia Sarmiento Acosta 05-03-2005 Girardot (C/marca)
Miguel Contreras Chávez 05-03-2005 Girardot (C/marca)
Carlos Alfonso Bayona T. 05-03-2005 Girardot (C/marca)
Nestor A. Rodríguez P. 05-03-2005 Girardot (C/marca)

23
Segunda instancia n.° 46020
Bleider Astrid Castillo Mercado

Andrés Rozo Poveda 31-01-2006 Tocancipá


(Cundinamarca)
Carlos Alfonso Restrepo 31-01-2006 La Dorada (Caldas)
L.
Kemer Elías Rincón O. 31-01-2006 La Dorada (Caldas)

De acuerdo con lo anterior, constituye una evidente


contradicción con la ley citada por la juez ahora investigada, el
decidir las pretensiones de la demanda de tutela, sin tener en
cuenta que en Arboletes (Antioquia) no se había presentado ni
se estaba presentando vulneración de los derechos de los
accionantes, además, sin plasmar alguna razón a partir de la
cual se explicara su apartamiento con la ley y reiteradas
decisiones de la Corte Constitucional en las que se tenía dicho
que (CC. Auto 124 25-03-2009):

[L]as únicas normas que determinan la competencia en materia de


tutela son el artículo 86 de la Constitución, que señala que ésta se
puede interponer ante cualquier juez, y el artículo 37 de Decreto
2591 de 1991, que establece la competencia territorial y la
de las acciones de tutela, que se dirijan contra los medios de
comunicación, la cual asigna a los jueces del circuito.

Se observa, entonces, que la Corte Constitucional


emitió el citado auto para reiterar11 que el Decreto 1382 de
2000 sólo contiene reglas de reparto, por tanto, los conflictos
que se generan en razón de sus disposiciones, son
“aparentes” toda vez que la únicas normas de competencia

11Auto 009A de 2004. Reiterado por los autos A. 230/06, A. 237/06, A. 260/06, A. 312/06, A.
145/06, A. 146/06, A. 157/06, A. 268/06, A. 004/07, A. 008/07, A. 029/07, A. 039/07, A.
059/07, A. 064/07, A. 073/07, A. 084/07, A. 211/07, A. 280/07, A. 123/07, A. 223/07, A,
257/07, A. 260/07, A. 058/08, A. 033/08, A. 037/08 y A. 031/08, entre otros.

24
Segunda instancia n.° 46020
Bleider Astrid Castillo Mercado

se encuentran dadas por el artículo 37 del Decreto 2591 de


1991. Así se reiteró en la citada decisión:

11.- Visto todo lo anterior, la Sala Plena considera de fundamental


importancia dejar claras las consecuencias que se deducen de la
jurisprudencia constitucional que ha sido reiterada y precisada
mediante el presente auto.

Se tiene entonces que, de acuerdo con la jurisprudencia


constitucional que ha sido reiterada, las únicas normas que
determinan la competencia en materia de tutela son el
artículo 86 de la Constitución, que señala que ésta se puede
interponer ante cualquier juez, y el artículo 37 del Decreto
2591 de 1991, que establece la competencia territorial y la
de las acciones de tutela que se dirijan contra los medios de
comunicación. Mientras que el decreto reglamentario 1382
de 2000 contiene reglas de simple reparto. (El resaltado lo

hace la Sala).

Por tal razón, no se requería acudir, pasando por alto la


regla de competencia establecida en la ley, recuérdese, «los
jueces o tribunales con jurisdicción en el lugar donde ocurriere
la violación o la amenaza que motivaren la presentación de la
solicitud» a un decreto que regula el reparto de las acciones
de tutela, “con el fin de racionalizar y desconcentrar el
conocimiento de las mismas”.

La inmediatez y la subsidiariedad como requisitos de


procedencia de la acción de tutela

En relación con el principio de inmediatez, la Corte ha


señalado que a pesar de que la acción de tutela no tiene

25
Segunda instancia n.° 46020
Bleider Astrid Castillo Mercado

término de caducidad, esto no constituye razón para que no


deba instaurarse dentro de un término razonable y
proporcionado, de tal manera que no lesione derechos,
bienes o intereses de terceros o se desnaturalice la acción.12

Sobre este tema, para el año 2009 cuando la juez


BLEIDER ASTRID CASTILLO conoció de la acción de tutela
contra el PAR TELECOM, la Corte Constitucional se había
pronunciado en diversas oportunidades, incluso a través de
la sentencia de unificación 961 de 1999, por medio de la cual
reiteró que con miras a determinar la existencia de un
término razonable para interponer la acción de tutela,
corresponde al juez constitucional evaluar las circunstancias
específicas de cada caso, exigencia normativa y
jurisprudencial acerca de la cual también tenía ilustración la
acusada, en tanto que en el fallo confutado transcribió:

Sin embargo, igualmente ha sostenido la Corte que el juez de tutela


debe evaluar las razones que pudo haber tenido la parte actora
que puedan justificar su demora en instaurar la acción de tutela,
las cuales pueden ser atendibles cuando se refieren, por ejemplo,
a la existencia de sucesos de fuerza mayor o caso fortuito, a la
imposibilidad absoluta de la parte afectada de ejercer sus propios
derechos –por ejemplo, por tratarse de una persona mentalmente
discapacitada y en situación de indigencia – o con la ocurrencia de
un hecho nuevo que justifique la acción o, finalmente, con la
urgencia de satisfacer de inmediato las necesidades vitales
mínimas de la parte actora amenazadas directamente por un fallo
judicial evidentemente injusto y arbitrario, razones que podrían,
según la Corte, justificar la interposición de la tutela fuera de un

12Al respecto Cfr. T-315 de 2005, T-01 de 1992, SU-961 de 1999, T- 461 de 2001, T-
105 2002, T-173 de 2002, T-728 de 2003, T-728 de 2003, T-764 de 2003 y T-802 de
2004, entre otras.

26
Segunda instancia n.° 46020
Bleider Astrid Castillo Mercado

plazo razonable. (T-331 de 2007).

Luego de reproducir apartes del referente


jurisprudencial, que según señaló la funcionaria en el juicio,
examinó “juiciosamente”, se esperaba que a continuación
entrara al análisis de cada una de las 34 situaciones puestas
bajo su estudio, con miras a determinar si cumplían o no con
este requisito de procedibilidad; no obstante,
caprichosamente concluyó que la demanda había sido
presentada dentro de un término razonable.

De esa manera, ni la demanda, menos el fallo de


tutela, ofrecen razones a partir de las cuales evaluar si
existía alguna justificación para que la parte actora hubiera
tardado tres años y seis meses para invocar la protección
de sus derechos a la igualdad, dignidad humana, acceso a
la administración de justicia, asociación y seguridad social.

La incongruente conclusión ignoró, además, que la


entidad accionada en el traslado para responder la demanda,
puso en conocimiento de la Juez la improcedencia del
amparo por la vía constitucional de la tutela ante la ausencia
de inmediatez debido a que no se informó la existencia de
algún suceso de fuerza mayor, caso fortuito o la ocurrencia
de un nuevo hecho que justificara la acción.

Aunque el abogado del PAR TELECOM, indicó la


existencia de un fallo de tutela de la Corte Constitucional (T-
1062 de 2007), al cual, por similitud de partes (extrabajadores
de TELECOM accionando contra el Patrimonio Autónomo de
Remanentes de esa empresa); hechos y pretensiones análogos,

27
Segunda instancia n.° 46020
Bleider Astrid Castillo Mercado

era procedente remitirse debido a que en dicho


pronunciamiento, el máximo organismo constitucional
reiteró que la protección «a un derecho fundamental que se cree
vulnerado cuatro años después de que sucedieron los hechos, a todas
luces incumple el principio de inmediatez», la funcionaria judicial,

ante la claridad del postulado, guardó silencio, así como lo


hizo frente a las también citadas: SU-961 de 1999; T-100 y
580 de 2006.

Similar situación se presenta con el requisito de


subsidiariedad íntimamente ligado a la inmediatez, del cual
estaba al corriente la juez CASTILLO MERCADO, en tanto
que en el fallo catalogado de prevaricador, señaló:

«De otra parte la Corte Constitucional ha sido reiterativa en cuanto


a la improcedencia de la acción de tutela para reclamar
pretensiones de índole laboral, así ha dicho:

“Esta Corte en innumerables pronunciamientos ha recordado que


la Constitución Política al instituir la acción de tutela para que se
pudiera reclamar ante los jueces la defensa de derechos
fundamentales, fijó como condición de procedibilidad del
mecanismo que el afectado no disponga de otro medio de defensa
judicial para obtener la protección del derecho, o que teniéndolo,
éste se encuentre ante la inminencia de sufrir un perjuicio
irremediable en sus derechos fundamentales, caso en que podrá
dársele por esta vía una protección transitoria para conjurarlo o
evitarlo. Es decir, que esta acción no fue instituida para suplir los
procedimientos ordinarios de reclamación y defensa establecidos
en la ley según la especialidad de las distintas jurisdicciones, ni
tiene el carácter alternativo de opción frente a ellos para ejercer o
reclamar derechos”.

28
Segunda instancia n.° 46020
Bleider Astrid Castillo Mercado

Pero igualmente acerca de la violación de los derechos


fundamentales y concretamente sobre este tema en esta última
sentencia ha dicho:

“Ha de reafirmar la Corte su jurisprudencia en el sentido de que,


salvo en los casos de perjuicio irremediable, o en los que no exista
medio judicial idóneo para defender los derechos fundamentales
de la persona afectada -como cuando están de por medio el mínimo
vital o necesidades básicas inaplazables de personas
pertenecientes a la tercera edad-, no procede la acción de tutela
para resolver conflictos entre patronos y trabajadores. En cuanto
a tales asuntos existen normalmente vías judiciales aptas para la
protección de los derechos violados o amenazados, lo cual implica
que es la jurisdicción ordinaria laboral la encargada de proferir
fallo de mérito sobre el particular.”»13

De lo anterior se colige, que la acción de tutela no fue


diseñada para desplazar a los jueces ordinarios del ejercicio
de sus atribuciones funcionales, ni para ser utilizada como
mecanismo alternativo a los otros medios jurisdiccionales
existentes. En todo caso, corresponde al juez de tutela
evaluar las circunstancias especiales de cada proceso con el
fin de determinar si aun existiendo otros medios de defensa
judicial procede el amparo como mecanismo transitorio para
evitar un perjuicio irremediable. Así lo ha señalado la Corte
Constitucional de tiempo atrás (CC T-384 de 1998):

«Sin embargo, la existencia de otro medio judicial no hace de por sí


improcedente la intervención del juez de tutela, pues deben tenerse
en cuenta dos circunstancias especiales a saber; primero, que los
medios alternos con que cuente el interesado deben ser idóneos,
esto es, aptos para obtener la protección requerida, con la urgencia

13 Folio 8 del fallo fechado el 10 de noviembre de 2009.

29
Segunda instancia n.° 46020
Bleider Astrid Castillo Mercado

que sea del caso y; segundo, que a pesar de la existencia de otros


medios de defensa judicial, será procedente la acción de tutela
cuando se utilice como mecanismo transitorio para evitar un
perjuicio irremediable.»

Así, el cumplimiento del principio de subsidiariedad


exige que la puesta a consideración de los conflictos jurídicos
ya sea por vía administrativa o jurisdiccional se efectúe
diligentemente, puesto que la desidia, incuria o negligencia
en la utilización de los mecanismos que el sistema judicial
ofrece para buscar la protección de los derechos
fundamentales, no puede convertirse en un pretexto para
hacer uso de la acción de tutela, pues sería tanto como vaciar
las competencias propias del juez natural.

En este contexto, la inoperancia injustificada de los


accionantes, devenía en la declaratoria de improcedencia del
amparo solicitado, con mayor razón cuando la demanda le
estaba dando a conocer a la juez que a “algunos” de los
accionantes se les había levantado el fuero sindical, mientras
que el abogado del PAR informó que todos habían intentado
la acción de reintegro ante la jurisdicción laboral.

Entonces, no estaba la funcionaria judicial frente a un


tema que admitiera diversas interpretaciones o sobre el cual
se alegara incomprensión, puesto que el contenido de la
decisión muestra que la juez conocía que ante la existencia
de mecanismos ordinarios para la protección de algún
derecho, era improcedente resolver la controversia en sede de
tutela; no obstante, desatendió en forma evidente lo
dispuesto por la Constitución Política, la ley y la

30
Segunda instancia n.° 46020
Bleider Astrid Castillo Mercado

jurisprudencia que para el año 2009 se hallaban vigentes.

La utilización de la acción de tutela como mecanismo


transitorio para evitar un perjuicio irremediable

La apoderada de los accionantes, solicitó la protección de


los derechos al debido proceso, acceso a la administración de
justicia, seguridad social, dignidad humana y asociación
conculcados a los 34 extrabajadores de TELECOM
representados por ella, aclarando que acudía a la tutela como
‘mecanismo transitorio’.

Quiere decir lo anterior, que la demandante sabía de la


existencia de otro medio judicial ordinario idóneo para que los
34 extrabajadores de TELECOM reclamaran las acreencias
laborales a las cuales consideraban tenían derecho, sólo que,
entendió que éstos se hallaban en peligro.

Acorde con lo expuesto en los acápites precedentes, es


obligación del juez que estudia la procedencia de la acción de
tutela tener en cuenta que ésta es (i) un mecanismo sumario
y preferente (ii) creado para la protección de los derechos
fundamentales, (iii) que se caracteriza por tener un carácter
residual o supletorio, (iv) obedeciendo a la necesidad de
preservar las competencias atribuidas por el legislador a las
diferentes autoridades judiciales a partir de los
procedimientos ordinarios o especiales, en los que también
se protegen derechos de naturaleza constitucional. Por lo
anterior, la acción de amparo no puede convertirse en un
mecanismo alternativo, sustitutivo, paralelo o
complementario de los diversos procedimientos judiciales,

31
Segunda instancia n.° 46020
Bleider Astrid Castillo Mercado

salvo que dichas vías sean ineficaces, inexistentes o se


configure un perjuicio irremediable.

En relación con este último, la Corte Constitucional ha


determinado que se configura con la concurrencia de cuatro
elementos, a saber:

«La inminencia, que exige medidas inmediatas, la


urgencia que tiene el sujeto de derecho por salir de ese perjuicio
inminente, y la gravedad de los hechos, que hace evidente la
impostergabilidad de la tutela como mecanismo necesario para
la protección inmediata de los derechos constitucionales
fundamentales. La concurrencia de los elementos mencionados
pone de relieve la necesidad de considerar la situación fáctica que
legitima la acción de tutela, como mecanismo transitorio y como
medida precautelativa para garantizar la protección de los
derechos fundamentales que se lesionan o que se encuentran
amenazados.»14

De tal forma que para establecer la existencia de un


perjuicio irremediable, correspondía a la juez el examen
particular de las 34 situaciones que rodeaban a los
accionantes, pues de otra manera no era posible arribar a la
conclusión de la existencia de un perjuicio con la
connotación de urgencia que hiciera impostergable la acción
de tutela.

Este presupuesto también era conocido por la


funcionaria judicial ahora acusada, en tanto así lo consignó
en las consideraciones del fallo de tutela15; sin embargo, la

14 Ver Sentencias CC. T-225 de 1993; SU-544 de 2001; SU- 1070 de 2003; T-143 de
2003; T-373 de 2007. Entre otras.
15 Ver folios 9 y 10 del fallo de tutela cuestionado.

32
Segunda instancia n.° 46020
Bleider Astrid Castillo Mercado

subsiguiente conclusión soportada en escuetas frases


carentes de contenido, se aparta en forma grosera de lo
establecido por la ley y la jurisprudencia.

Así, la doctora CASTILLO MERCADO reconoció como


necesario el análisis de los requisitos a partir de los cuales
se llegaba a establecer si se presentaba un perjuicio
irremediable que hiciera procedente la tutela; no obstante,
no realizó ninguna consideración tendiente a verificar tales
presupuestos, limitándose a discurrir sobre la necesidad de
respetar el fuero sindical, tema que jamás estuvo en
discusión por ser ajeno a la acción constitucional.

Adicionalmente, encuentra la Sala que en este punto las


manifestaciones de la funcionaria judicial no sólo se oponen
a la ley y a la jurisprudencia, sino que no corresponden al
material probatorio que tenía a disposición, pues afirmó, en
pos del perjuicio irremediable, que «los accionantes han
demostrado las condiciones económicas por las que atraviesa (sic)

muchas (sic) son madres y padres cabeza de familia, su condición de ex

sindicalista (sic) los ha estigmatizado y más grave aún en algunos la


edad ha sido el impedimento para acceder a algún cargo o empleo, ello
entonces, son argumentos graves, inminentes, necesarios y urgentes…»,
aserción que se aparta de la realidad y que ni siquiera
coinciden con los hechos de la demanda de tutela.

Al respecto, la entidad accionada oportunamente hizo


ver a la juez BLEIDER ASTRID CASTILLO MERCADO, que
ninguno de los accionantes acreditó la existencia de un
perjuicio irremediable, a cambio, ocultaron información

33
Segunda instancia n.° 46020
Bleider Astrid Castillo Mercado

relevante como aquella relacionada con el agotamiento de la


vía ordinaria. Más aún, también le informó a la funcionaria
que realizada la consulta en el sistema del FOSYGA, registran
aportes a seguridad social con posterioridad a la terminación
del contrato con la empresa TELECOM.

Sin contar con ningún sustento, ni siquiera en los


hechos de la demanda, la juez acusada concluyó que muchos
de los accionantes son madres y padres cabeza de familia
sólo porque 20 -de los 34- acreditaron tener hijos menores
de edad, lo que no equivale a afirmar que ostenten esta
condición que ni siquiera fue alegada por la abogada
demandante y acerca de la cual ningún análisis efectuó con
miras a determinar si se reunían los presupuestos para
reconocerla, tal como desde esa época lo tenía señalado la
Corte Constitucional en la Sentencia de Unificación 389 de
2005 en la que precisó:

Los requisitos que debe reunir un padre (varón) para adquirir el


status de padre cabeza de familia en orden a acceder a la
titularidad del derecho a la estabilidad laboral reforzada en un
proceso de reestructuración administrativa, enunciándolos en los
siguientes términos:

“El hombre que reclame tal status, a la luz de los criterios sostenidos
para las mujeres cabeza de familia, debe demostrar ante las
autoridades competentes, algunas de las situaciones que se
enuncian, las cuales obviamente no son todas ni las únicas, pues
deberá siempre tenerse en cuenta la proyección de tal condición a
los hijos como destinatarios principales de tal beneficio.

34
Segunda instancia n.° 46020
Bleider Astrid Castillo Mercado

(i) Que sus hijos propios, menores o mayores discapacitados,


estén a su cuidado, que vivan con él, dependan
económicamente de él y que realmente sea una persona que
les brinda el cuidado y el amor que los niños requieran para
un adecuado desarrollo y crecimiento; que sus obligaciones
de apoyo, cuidado y manutención sean efectivamente
asumidas y cumplidas, pues se descarta todo tipo de
procesos judiciales y demandas que se sigan contra los
trabajadores por inasistencia de tales compromisos.
(ii) Que no tenga alternativa económica, es decir, que se trate de
una persona que tiene el cuidado y la manutención exclusiva
de los niños y que en el evento de vivir con su esposa o
compañera, ésta se encuentre incapacitada física,
mentalmente o moralmente, sea de la tercera edad, o su
presencia resulte totalmente indispensable en la atención de
hijos menores enfermos, discapacitados o que médicamente
requieran la presencia de la madre.
(iii) Lo anterior, sin perjuicio de la obligación que le asiste de
acreditar los mismos requisitos formales que la Ley 82 de
1993 le impone a la madre cabeza de familia para demostrar
tal condición.”

Surge de lo anterior, que la juez procesada reconoció la


condición de padre cabeza de familia a 34 personas, sin
tenerla, o por lo menos, sin contar con la información a partir
de la cual establecer esa noción que ha sido interpretada de
manera uniforme, tanto por esta Corporación como por la
Corte Constitucional, tornándose en una decisión antojadiza
y opuesta a los pronunciamientos conocidos por ella.

Agréguese a lo anterior, que la juez BLEIDER ASTRID


CASTILLO, sin contar con ninguna prueba, tampoco
manifestación de la demandante, afirmó que los

35
Segunda instancia n.° 46020
Bleider Astrid Castillo Mercado

extrabajadores eran víctimas de estigmatización en razón de


estar sindicalizados y su avanzada edad les dificultaba la
obtención de otra vinculación laboral, afirmación que se
aparta en forma grosera del material probatorio que tuvo a
su disposición, puesto que, en algunos casos ni siquiera se
mencionó la edad de los accionantes y de los pocos que se
conoce16, ninguno superaba los 46 años.

De la misma manera, resultaba inconsecuente concluir


que los accionados tenían afectado el mínimo vital porque
desde hacía tres años no se les pagaba los salarios dejados
de percibir. No sólo por lo ilógico del razonamiento, -concebir
que una entidad que desapareció el 31 de enero de 2006 les
adeudara salarios, prestaciones sociales e indemnizaciones
causadas a partir de esa fecha-, sino porque ninguna prueba
se allegó de tal situación y la funcionaria sabía que sólo en
casos excepcionales es posible presumir tal afectación. Así
lo consignó en el fallo del 10 de noviembre de 2009:

«Cuando lo que se alega como perjuicio irremediable es la


afectación del mínimo vital, la Corte ha señalado que si bien en
casos excepcionales es posible presumir su afectación, en general
quien alega una vulneración de este derecho como consecuencia
de la falta de pago de alguna acreencia laboral o pensional, debe
acompañar su afirmación de alguna prueba, al menos sumaria,
pues la informalidad de la acción de tutela no exonera al actor de
probar, aunque sea de manera sumaria, los hechos en los que
basa sus pretensiones. (Sentencia T-702/08).»

16Egidio Arboleda Riascos: 43 años; Gabriel Córdoba Manyoma: 42; Luz del Carmen
Aramburo N: 31; Carlos Alberto Burbano M.: 46; Jairo Villegas Arango: 44; Robert
Angulo Olave: 41; Liliana Bonilla Torres: 40; Gilberto Córdoba Suárez: 46; Cesar
Gustavo Pinzón C.: 43.

36
Segunda instancia n.° 46020
Bleider Astrid Castillo Mercado

Entonces, tratándose del amparo al mínimo vital,


inevitablemente le correspondía a la juez realizar una exigua
indagación con miras a determinar la conculcación de este
derecho; no obstante, sin consideración alguna y
apartándose caprichosamente de la información que el
representante del PAR TELECOM le dio a conocer dentro del
traslado de la demanda, escogió determinar que se trataba
de 34 accionantes cuyas necesidades básicas no estaban
cubiertas, lo cual dedujo con la única manifestación que
sobre el tema se consignó en ella, consistente en que estaban
pasando “a fungias (sic) económicas”.

Y ya frente al asunto del fuero sindical, acerca del cual


sostiene la defensora no era pacífico para el año 2009, ha de
resaltar la Sala, que como bien lo sostuvo el Tribunal, no se
reprocha que la juez hubiera concluido que el empleador
debe tramitar el levantamiento del fuero previo a terminar los
contratos laborales, sino que omitiera estudiar las
situaciones particulares del caso, en cuanto la misma
demandante informó que a “algunos” la entidad les había
levantado el fuero, aportando la constancia de ello17, razón
por la cual, frente a situaciones disímiles conocidas por la
funcionaria no procedía idéntica resolución del caso para
todos los accionantes.

Al respecto, no sólo la entidad accionada aceptó que los


34 extrabajadores se hallaban amparados por el fuero

17 Mireya Astrid Pardo Reyes (fol. 41 del cdno. 1 que contiene el hecho estipulado n.º
4); Iván Oliver Torrado Franco; Julián Andrés Granda Pérez (fol. 46 ídem); Carlos
Alberto Torres B. (fol. 172 idem); Robert Angulo Olave; Liliana Bonilla Torres; Cesar
Gustavo Pinzón C.; Henry Álvarez Muñoz; Patricia Sarmiento Acosta (fol. 49 cdno.
‘ANEXO 3’; Miguel Contreras Chávez; Carlos Alfonso Bayona T. y Nestor A. Rodríguez
P.

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sindical, sino que aclaró que estuvieron vinculados a


TELECOM hasta el último día de existencia de la empresa -
31 de enero de 2006-, pagándoseles todos los conceptos
correspondientes a salarios y prestaciones sociales, luego,
sin necesidad de haber efectuado un “juicioso” estudio sobre
el fuero sindical, era simple saber que el problema jurídico
no consistía en reconocer la garantía del fuero sindical.

Si a lo anterior se agrega que el apoderado del PAR


informó oportunamente que a todos los trabajadores
sindicalizados se les levantó el fuero antes de ser despedidos,
le correspondía a la funcionaria realizar una labor mínima de
verificación así los anexos no hubieran alcanzado a llegar al
despacho judicial. Con mayor razón, si en la demanda de
tutela la apoderada de los accionantes reconoció que
TELECOM en liquidación si efectuó los trámites judiciales
para levantar el fuero, y a pesar de la autorización, todos
estuvieron vinculados hasta el último día de existencia de la
entidad.

En síntesis, el fallo de tutela datado el 10 de noviembre


de 2009, contiene decisiones que se muestran
manifiestamente contrarias a la ley, la jurisprudencia y el
material probatorio con el que contaba la Juez Promiscuo
Municipal de Arboletes, BLEIDER ASTRID CASTILLO
MERCADO al momento de resolver la demanda de tutela
instaurada por Hernán Álvarez Pardo y 33 accionantes más,
a través de apoderada judicial.

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Bleider Astrid Castillo Mercado

Establecida la tipicidad objetiva del comportamiento,


evidente resulta también la imputación del tipo subjetivo en la
modalidad dolosa dado que se trató de un actuar voluntario,
precedido del conocimiento de los hechos constitutivos de la
infracción penal.

El recuento de las circunstancias y época en la cual la


funcionaria judicial ahora acusada emitió el fallo de tutela, no
dejan duda acerca de su actuar voluntario y consciente de que
con él estaba transgrediendo las normas y la jurisprudencia, lo
cual se deduce a partir del mismo momento en que obvia el factor
de competencia territorial para avocar una acción de amparo
cuyos hechos evidenciaban que ninguna vulneración se estaba
presentando en la comprensión judicial del despacho promiscuo
municipal de Arboletes (Antioquia).

La intención de la funcionaria judicial no era otra que


decidir a toda costa la acción de tutela, al punto que en la
demanda la abogada cita el Decreto 1382 de 2000 para
determinar la competencia de la Juez Promiscuo Municipal
porque «“corresponde a los jueces del Circuito” conocer de las demandas
de tutela que se interpongan contra cualquier autoridad particular que
preste servicio público», sin que fuera cierto que la Juez a quien se

estaba presentando el libelo ostentara la categoría de circuito,


o que el decreto citado contenga esa afirmación.

Pese a lo indiscutible de la ausencia de competencia


territorial, la funcionaria avocó y decidió la demanda, con el fin
de resolver favorablemente las pretensiones de los accionantes,
ánimo que se tornó innegable cuando plasmó consideraciones

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y conclusiones totalmente apartadas de las que como


precedente judicial, habían sido consideradas y que conocía
ampliamente, no sólo porque en el juicio señaló su
preocupación y la juiciosa investigación que hizo previo a
emitir el fallo, sino porque las consignó en la sentencia de
primera instancia.

En efecto, la investigada declaró en el juicio que realizó


“actos de verificación” para determinar si ella era competente
para resolver la demanda de tutela, lo cual cumplió “mirando”
los autos de la Corte Constitucional, que, como lo señaló en
precedencia la Sala, ningún conflicto generaban en torno a que
la competencia en materia de tutela no sólo está circunscrita a
la naturaleza de la persona accionada, sino que el factor
territorial prevalece y está dado por el lugar donde ocurre la
violación o la amenaza que motiva la presentación de la
solicitud.

La intención de apartarse de la jurisprudencia, se revela


con la transcripción que la juez de Arboletes hizo de múltiples
sentencias de tutela de la Corte Constitucional; no obstante,
varios párrafos después consignó frases y órdenes alejadas de
ellas, o simplemente, guardó silencio ante la claridad de los
fallos que quiso desconocer.

Más aún, cuando el apoderado del PAR TELECOM le


puso de presente la existencia de la sentencia de tutela (T-538)
del 6 de agosto de 2009, en la que la Corte Constitucional había
resuelto un caso similar por tratarse de extrabajadores de
TELECOM que accionaban contra el PAR alegando vulneración

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Segunda instancia n.° 46020
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de los mismos derechos que en esta se invocaban, en forma


incongruente optó la juez por concluir que en la primera se
resolvió un caso concreto con efectos inter partes, olvidando
que los precedentes citados por ella eran de la misma
naturaleza (T 001 de 1992; T 326 de 1999; T-249, T-702, T
085, T 892, T 367, T 747, T 889 de 2008 etc.; T-080 de 2009,
entre otras.), pero además, la situación fáctica difería
ampliamente de la estudiada.

Al mismo tiempo, el apoderado del accionado PAR


TELECOM, oportunamente informó que los trabajadores
interpusieron las accionantes de reintegro ante los jueces
laborales, funcionarios competentes para resolver sobre el
conflicto que se presentó tres años atrás, cuando por la
terminación de la empresa TELECOM finalizaron los contratos
laborales con los empleados que tenían fuero sindical, los
cuales estuvieron vigentes hasta el último día de existencia de
la entidad, luego, ninguna explicación se ofrece plausible ante
el silencio que la funcionaria judicial guardó en el fallo.

Igualmente respondió el abogado, que la empresa


TELECOM si inició los trámites para levantar el fuero de los
trabajadores, y al margen de que los anexos no hubieren
alcanzado a llegar a Arboletes antes del 10 de noviembre de
2009 (fecha del fallo de tutela), lo inequívoco es que a la
funcionaria judicial le correspondía verificar los temas objeto
de debate, con mayor razón si esta afirmación coincidía
parcialmente con la de la apoderada de los demandantes,
quien sostuvo que para la desvinculación de “algunos” de ellos,
sin mencionar nombres, se obtuvieron las autorizaciones

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correspondientes.

Bajo ese contexto, se queda sin soporte la explicación de


la acusada, en torno a que el juzgado de segunda instancia
decidió con documentación que ella no conoció, pues suficiente
resultaba la información de la demanda y sus anexos, así como
la que obtuvo en la contestación, para haber resuelto, si no
acertadamente, indudablemente ajustada a la legalidad.

De otra parte, la particular lectura que la doctora


BLEIDER ASTRID CASTILLO MERCADO, hace del artículo 20
del Decreto 2591 de 1991, en cuanto deben tenerse como
ciertos los hechos de la demanda de tutela, tampoco aplica al
caso, dado que la citada norma no exime al juez de realizar
averiguaciones previas a la adopción del fallo; tampoco
autoriza para que a través de este trámite se ordene la
protección de derechos fundamentales sin la verificación de los
requisitos generales de procedencia de la acción de tutela.

Tan decidido resultó el propósito de la juez CASTILLO


MERCADO, que aseguró que el artículo 20 de la normatividad
en cita le autorizaba dar por ciertos los hechos de la demanda;
no obstante, olvida la acusada que en ninguno de ellos obran
las afirmaciones que adoptó como ciertas. A modo de ejemplo,
resáltese que el libelo no asevera que a los accionantes no se
les hubiera levantado el fuero sindical, mientras que la juez
determinó que TELECOM no realizó tal gestión frente a
ninguno de ellos; tampoco se cita que se trate de personas
discriminadas en razón de haber sido integrantes de un
sindicato; sin embargo, la doctora CASTILLO MERCADO se

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ideó que el PAR TELECOM los estaba discriminando.


Asimismo, sin contar con ningún soporte, consideró que los
accionantes “han demostrado sus condiciones económicas”,
pese a que en ninguno de los apartes del escrito de tutela, ni
en los anexos, figuran tales pruebas. Por último, concluyó que
los demandantes “han estado cesantes en razón del despido sin
justa causa”, cuando de los hechos refulge que estuvieron
vinculados hasta el último día de existencia de la empresa
TELECOM.

Muestra lo anterior, que en el fallo del 10 de noviembre


de 2009 no aparece ninguna prueba que acredite el perjuicio,
la amenaza o la vulneración de los derechos fundamentales
invocados, y tampoco se preocupó la demandante en
acreditar o examinar la amenaza o violación respecto de ellas.
En otras palabras, ningún estudio realizó la juez sobre los
casos concretos puestos en su conocimiento, condición sin la
cual no era posible concluir la afectación de derechos
fundamentales tales como “la igualdad, el acceso a la
administración de justicia, derechos adquiridos
convencionales, seguridad social, dignidad humana y derecho
de asociación”

Más aún, la abogada demandante menciona en el hecho


3 del escrito de tutela, que uno de sus poderdantes era
dirigente del sindicato, de tal forma que sólo frente a él
eventualmente se hubiera presentado la vulneración al fuero
sindical, situación acerca de la cual nada expuso la
funcionaria judicial, a quien tan sólo le asistía el interés de
reconocer por ese medio constitucional unas prestaciones

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sociales surgidas de una relación laboral que se había


extinguido desde el mes de enero del año 2006.

Como viene de verse, las consideraciones realizadas por


la doctora BLEIDER ASTRID CASTILLO MERCADO en el fallo
de tutela, no corresponden a la interpretación de posturas
jurídicas que para ese momento (año 2009) se presentaban
acerca de la situación de los extrabajadores de TELECOM;
tampoco obedecen a las pruebas con las cuales tuvo que fallar;
menos, a la jurisprudencia y a la ley vigentes sobre la
procedencia de la acción de tutela, sino a la materialización de
un actuar consciente, caprichoso, antojadizo y frente al cual
no se vislumbra la existencia de ninguna circunstancia que
exima su responsabilidad.

Las anteriores razones muestran que no le asiste razón a


la recurrente cuando afirma que la Fiscalía no logró desvirtuar
la presunción de inocencia que cobija a la procesada, pues las
pruebas practicadas en el juicio oral, esencialmente la
sentencia de tutela proferida por la doctora BLEIDER ASTRID
CASTILLO MERCADO el 10 de noviembre del 2009,
determinan sin lugar a duda, que se trata de una decisión
apartada de la ley y dictada por la funcionaria siendo
consciente de que su actuar deliberado infringía el
ordenamiento jurídico.

Y aunque la recurrente reprocha que el tribunal A quo


hubiera utilizado simples especulaciones e indicios para
determinar la intencionalidad dolosa del actuar de la juez,
claramente la prueba del dolo no se encontrará físicamente

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como lo pretende la defensora, pues el propósito de la actora


no queda plasmado en la providencia pero se evidencia
observando las circunstancias que rodearon el proferimiento
de la decisión y las consideraciones que se oponen al marco
normativo y jurisprudencial por ella considerado en la misma
decisión.

En este aspecto subjetivo de la conducta, conviene


resaltar la experiencia de la funcionaria, quien para el año
2009 ya contaba con más de 14 años de experiencia como
servidora pública al servicio de la Fiscalía General de la Nación
y los juzgados. Adicionalmente, informó la doctora CASTILLO
MERCADO, que una vez aprobó el examen del concurso para
juez, en el año 2006 inició el curso de formación judicial que
dentro de sus módulos contaba con uno de constitucional y
tutela.

Súmese a ello, que la Juez Promiscuo Municipal de


Arboletes una vez recibió la demanda de tutela, emprendió un
“juicioso” estudio del tema laboral planteado en la demanda de
tutela y concretamente de la jurisprudencia existente sobre
inmediatez y subsidiariedad por haber sido materias
controvertidas por el accionado, examen que efectivamente se
refleja en la gran cantidad de citas y transcripción de fallos de
tutela y autos de la Corte Constitucional, en los que de manera
clara, comprensible, indiscutible y obvia se trata los puntos;
precisamente por tal razón, no queda duda de que la juez
emitió el fallo de tutela con el conocimiento de estar adoptando
una decisión contraria a derecho.

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La antijuridicidad de la conducta también emerge clara,


se lesionó de manera grave el bien jurídico tutelado de la
administración pública, al afectarse principios reguladores de
la función pública como los de legalidad, igualdad, moralidad,
transparencia, eficacia e imparcialidad con la que corresponde
actuar a los jueces de la república en quienes la Rama judicial
y la sociedad fincan su confianza bajo la perspectiva de que las
decisiones judiciales se hallan libres de intereses externos y
sujetas a los lineamientos legales y probatorios.

En este orden de ideas y dado que en el comportamiento


típico de la acusada no medió circunstancia o precepto permisivo
que justifique o devengue en lícita la conducta, aunado a que
BLEIDER ASTRID CASTILLO MERCADO es una persona
imputable, esto es, que en el momento de vulnerar el bien jurídico
tuvo capacidad para comprender la licitud de su acto y
determinarse de acuerdo con esa comprensión, la Corte, por las
razones expuestas, confirmará el fallo de condena emitido por la
Sala Penal del Tribunal Superior del Distrito Judicial de
Antioquia.

La Sala no se ocupará de la pretensión de la procesada,


relacionada con la concesión de permiso para trabajar, dado que
se trata de un planteamiento que se realiza en forma directa a la
segunda instancia y del cual no hubo pronunciamiento en la
sentencia recurrida por su defensora. Por tanto, la postulación
deberá agotarse ante el juez a quien le corresponda la ejecución
de la sentencia.

En mérito de lo expuesto, la CORTE SUPREMA DE

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JUSTICIA, SALA DE CASACIÓN PENAL, administrando


justicia en nombre de la República y por autoridad de la ley,

RESUELVE

1. CONFIRMAR el fallo fechado el 21 de abril de 2015,


emitido por la Sala Penal del Tribunal Superior de Antioquia
en contra de BLEIDER ASTRID CASTILLO MERCADO, exjuez
Promiscuo Municipal de Arboletes (Antioquia), mediante el
cual la declaró autora responsable del delito de prevaricato
por acción, por los hechos expuestos en la parte motiva de
esta decisión.

Contra esta providencia, no procede recurso alguno.

Devuélvase al Tribunal de origen.

Notifíquese y cúmplase

GUSTAVO ENRIQUE MALO FERNÁNDEZ

JOSÉ FRANCISCO ACUÑA VIZCAÑA

JOSÉ LUIS BARCELÓ CAMACHO

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FERNANDO ALBERTO CASTRO CABALLERO

EUGENIO FERNÁNDEZ CARLIER

LUIS ANTONIO HERNÁNDEZ BARBOSA

EYDER PATIÑO CABRERA

PATRICIA SALAZAR CUÉLLAR

LUIS GUILLERMO SALAZAR OTERO

NUBIA YOLANDA NOVA GARCÍA


Secretaria

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