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Psicología Iberoamericana (2003) Vol. 11 No. 1, pp.

11-19 11

La Disputa Cuantitativo-Cualitativo en Ciencias


Sociales: Un Falso Dilema
The Quantitative-Qualitative Dispute in Social
Sciences: A False Dilemma
Claudio Carpio Ramírez* y Martha Patricia Bonilla Muñoz

Resumen
El presente ensayo examina la naturaleza de la disputa cuantitativo-cualitativo en ciencias sociales. En particular, se
sostiene que la disputa acerca de la “validez” de estas tradiciones de investigación en ciencias sociales es un falso dilema
que no merece más atención que la necesaria para clarificar que una y otra se derivan de fundamentos epistémicos distin-
tos. Se muestra que el problema del lenguaje como portador de verdades acerca del mundo “real” ha sido sustituido por la
postulación de sentidos y significados colectivamente construidos y por tanto sujetos a las dinámicas del devenir socio-
histórico de los grupos humanos y sus relaciones de poder.
Descriptores: investigación cualitativa, investigación cuantitativa, lenguaje, poder, interpretación

Abstract
In the present essay, the nature of the quantitative-qualitative in social sciences is examined. In particular, it is sustained
that the dispute about the “validity” of these research traditions in social sciences is a false dilemma that doesn’t
deserve more attention than the necessary one to clarify that one and the other are derived from different epistemic
foundations. It is shown that the problem of language as bearer of truths about the “real” world has been substituted by
the postulation of senses and meanings collectively built and, therefore, subject to the socio-historical dynamics of
human groups and their power relationships.
Descriptors: qualitative research, quantitative research, language, power, interpretation

Algunas veces de un modo explícito y otras apenas ser evaluadas con base en el mismo conjunto de reglas
esbozado, toda aproximación a la realidad tiene como y criterios de validez y verdad que tales compromisos
propósito imprimir a ésta un sentido que oriente nuestra amparan, nunca a la luz de criterios ajenos a dichos
acción como parte de ella. En esta búsqueda de sentido, compromisos. Por esta razón, resulta impropio inten-
los científicos sociales han desarrollado estrategias y tar confrontar directamente estructuras conceptuales
tradiciones de investigación comprometidas con distin- y metodológicas que se fundamentan en compromisos
tos conceptos fundamentales (v.g. conocimiento, rea- epistemológicos diferentes. La inconmensurabilidad
lidad, orden, lenguaje, etc.) que justifican sus modos de este tipo de estructuras impide, por supuesto, asignar
específicos de recolección e interpretación de datos, así a cualquiera de ellas un estatus preeminente o de mayor
como las acciones e intervenciones transformadoras validez respecto de la otra.
que de ellas se derivan. A pesar de lo antes expresado, son frecuentes las dis-
Los compromisos epistemológicos específicos de cusiones en torno a la mayor validez de las tradiciones
cada tradición de investigación les imprimen peculiari- cualitativas con respecto a las tradiciones de investi-
dades teóricas y metodológicas que únicamente pueden gación cuantitativa en ciencias sociales. En apariencia,

* Licenciado y Maestro en Psicología por la Universidad Nacional Autónoma de México. Profesor Titular de Tiempo Completo, Jefe del Proyecto de
Investigación en Aprendizaje Humano UNAM -Iztacala, Coordinador Académico del Grupo T de Investigación Interconductual y Jefe del Laboratorio de
Creatividad y Aprendizaje de la Ciencia en la Facultad de Estudios Superiores Iztacala de la Universidad Nacional Autónoma de México. Correo electró-
nico: carpio@servidor.unam.mx
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quienes se enfrascan en este tipo de discusiones pre- mas sólo se les puede disolver mediante la correcta
tenden demostrar que uno u otro tipo de investigación ubicación de los planos discursivos, lógicas y proble-
es mejor, más completo o más válido. En la perspec- mas a los que cada una de las posiciones aparente-
tiva de los autores del presente ensayo, este tipo de mente antagónicas corresponde (Ryle, 1980).
disputas es infructuoso, porque se derivan de un Un ejemplo que puede ilustrar apropiadamente un
pseudo-problema y, más propiamente, de un falso di- falso dilema es aquel en el que se pregunta por el peso
lema que, como se señalará a continuación, no puede de un ángel en movimiento y se ofrecen como posibles
ser resuelto, sino que debe ser disuelto mediante el soluciones: a) nada, porque de los ángeles no es pre-
análisis de las diferencias existentes en los compro- dicable la propiedad de pesar, y; b) diez mil veces más
misos epistemológicos de una y otra tradición de in- de lo que pesa en reposo. En este caso es evidente que
vestigación en ciencias sociales. la postura (a) no está refutando la exactitud de la
postura (b); por igual, es evidente que la postura (b) no
es opuesta en cantidad a la propuesta (a); aún más, es
De los falsos dilemas y su dilución claro que la disputa entre ambas posiciones no es una
cuestión relativa a la precisión del cálculo realizado
Los dilemas genuinos son aquellos en los que, alrede- en cada una de ellas. ¿Debe elegirse una de ellas como
dor de algún problema, existen dos o más soluciones respuesta correcta? Ciertamente no es éste el caso en
propuestas que son mutuamente excluyentes, opues- que se pueda aplicar a ambas el mismo tipo de valora-
tas, y de las cuales se presume que sólo una es verda- ción, toda vez que la posición (a) del anterior ejemplo
dera, correcta o aceptable, dado un marco o sistema de sostiene una imposibilidad lógica de hacer enuncia-
reglas de valoración cuya rigurosa aplicación permite dos relativos al peso de los ángeles, mientras que la
determinar cuál de éstas es la más apropiada. La cues- opción (b) realiza un cálculo sobre bases completa-
tión a resolver en estos casos es, precisamente, cuál de mente distintas (i.e. que de los ángeles sí es predicable
las soluciones es la que debe aceptarse y cuál rechazarse, la propiedad de pesar). Así, la primera opción es un
bajo el supuesto de que ambas se ubican en el mismo enunciado lógico, mientras que la segunda es un cál-
plano discursivo, sometidas a las mismas reglas de opera- culo cuantitativo, es decir, enunciado de distinta na-
ción conceptual y de validación. turaleza y, por tanto, ambas son inconmensurables,
En contraste, un falso dilema es aquel en el que la incontrastables a la luz de una misma métrica o siste-
oposición o antagonismo de las soluciones propuestas ma de valoración y validación. En otras palabras, las
es una apariencia engañosa que oculta el hecho de “soluciones” propuestas sólo son aparentes solucio-
que las tales soluciones en realidad no están dirigidas nes y, entonces, aparentemente contradictorias. No
al mismo problema, sino a cuestiones distintas y que existe, en este caso, posibilidad de optar entre ellas,
parecen ser opuestas sólo porque comparten elemen- ergo, no son opciones, ergo, estamos frente a un fal-
tos superficialmente comunes (como las palabras que so dilema que, al esclarecerse, podría dar lugar a otros
se emplean para referir el problema). En otras pala- problemas mejor planteados pero en niveles diferen-
bras, en los falsos dilemas las soluciones correspon- tes (por ejemplo, ¿es válido o no es válido predicar pro-
den a problemas distintos, aunque parece que están piedades como el peso de entidades no corpóreas como
dirigidas a uno sólo, y debido a esto es que parecen los ángeles?, o bien, dando por supuesto que la res-
opuestas cuando en realidad no existe para ellas un puesta a la pregunta anterior se asume afirmativa,
mismo sistema de reglas de valoración que pudiera ¿cuánto pesa un ángel en reposo y cuánto en movimien-
someterlas al mismo proceso de evaluación. to?), lo cual, además de evitar desgastes innecesarios e
Una de las consecuencias más graves de los falsos infructuosos, abre nuevas posibilidades interroga-
dilemas es que generan esfuerzos de solución tan in- tivas en los distintos ámbitos de disquisición inte-
tensos y costosos como infructuosos en principio, pues, lectual.
a diferencia de lo que ocurre con los dilemas genuinos, De manera general, los falsos dilemas son alta-
en los que la solución deriva de la correcta y precisa mente costosos por cuántos esfuerzos y recursos se
aplicación del sistema de reglas de operación y vali- invierten en ellos, que bien podrían ser más fructífe-
dación, en los falsos dilemas esta operación es impo- ros de aplicarse a dilemas genuinos. Sin embargo,
sible, porque cada posición responde a problemas, cuando estos falsos dilemas se ubican en el ámbito
lógicas y sistemas de operación y validación distin- del conocimiento social sus efectos son aún más gra-
tos. De hecho, más que resolverlos, a los falsos dile- ves. En razón de esto, se pretende mostrar cómo la
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disputa entre las tradiciones de investigación mal lla- a) El rechazo a un orden natural establecido en la
madas cuantitativa y cualitativa constituye un falso realidad.
dilema, en el que sólo vale la pena trabajar para es- b) El reconocimiento de una naturaleza histórico-
clarecer su naturaleza y dar lugar a nuevas y produc- social (construida) de los hechos de la realidad
tivas discusiones ubicadas en su estatuto lógico, (incluyendo los fenómenos “naturales”).
conceptual y empírico. c) El rechazo a la pretendida objetividad y neu-
tralidad del observador respecto a sus objetos
de conocimiento.
De la oposición cuantitativo-cualitativo d) El rechazo a la homegeneidad descriptiva, de-
mandando un discurso propio para los fenóme-
La tradición de investigación cuantitativa, situada en nos humanos.
la racionalidad de la modernidad y en las nociones e) El abandono de las hipótesis como guía inflexi-
renacentistas de movimiento, causa, orden y verdad, ble de la investigación.
alcanzó su cúspide en la noción positivista de la ciencia f) La sustitución de los intereses descriptivos y
como conjunto de proposiciones fácticas cuya validez explicativos en favor de la interpretación de la
descansaba en la verificación por contrastación con realidad como motivo último de la investigación.
una realidad que se asumía única e independiente de
quien la conoce. Es precisamente en este último aspecto donde se
Al amparo de esta concepción, se asignó a la investi- considera que reside la clave para descifrar el falso
gación la tarea básica del descubrimiento de los hechos dilema entre la investigación cuantitativa y la cuali-
del mundo y su orden natural e inmutable, así como la tativa: la cuestión de la interpretación como una di-
verificación de los enunciados hipotéticos, asumiendo mensión completamente distinta a la explicación y
que es posible un único nivel de descripción-verifica- generalización que la investigación cuantitativa adopta
ción-explicación (el lenguaje de la física) para todos los como propósitos principales. A lo largo del presente
fenómenos de la realidad (físicos, químicos, biológicos, trabajo se sostiene que no es una cuestión de elección
psíquicos, etc.), a los que se atribuyó homogeneidad en explicación versus interpretación, sino de una cues-
cuanto a su ajuste a las “leyes de la naturaleza”. tión de categorías epistemológicamente independien-
Con estas tareas a cuestas, la investigación cuanti- tes que nos son directamente contrastables, y que, en
tativa se orientó al refinamiento de los procedimientos consecuencia, no son susceptibles de oponerse en un
de verificación de hipótesis, de medición de las pro- mismo plano electivo. En otras palabras, no se trata de
piedades de objetos y eventos, el desarrollo del ins- determinar cuál de ellas es mejor, ¿mejor para qué?,
trumental de análisis cuantitativo apropiado para la sino de intenciones de conocimiento distintas, incon-
predicción, siendo este último el objetivo prioritario mensurables. A favor de esta tesis, se analizará a con-
de la investigación, objetivo cuya expresión adoptó tinuación el tránsito del lenguaje como portador de
la forma de formulación de leyes generales de aplica- verdades, al lenguaje como amalgama de sentidos co-
ción pretendidamente universal. lectiva e históricamente construidos, cuyo estadio
Las limitaciones que los paradigmas positivistas actual sirve de fundamento a un inquietante y enig-
enfrentaron en los numerosos intentos por extender mático estado de pluralidad epistemológica y aun
sus alcances a los fenómenos derivados de la práctica ontológica, en el que la noción de verdad ha sido por
social humana (la Historia, la Sociología, la Psicolo- completo abandonada.
gía, la Antropología, etc.), dieron lugar a una serie
de reflexiones críticas acerca de los fundamentos sobre
los que aquéllos habían sido construidos. Dos ver- De los enunciados atómicos a los juegos del
tientes históricas de estas reflexiones son el desarro- lenguaje
llo de la investigación cualitativa y la nueva filosofía
de la historia y del lenguaje (véanse, por ejemplo, Es a partir de las reflexiones del Círculo de Viena
Wittgenstein, 1988; Ryle, 1949; Turbayne, 1980; que la reflexión filosófica es llevada a los terrenos
Kuhn, 1972; Taylor & Bogdan, 1986). del análisis del lenguaje. En el célebre escrito de
Las principales características de la autodesignada Carnap (1961), La superación de la metafísica a tra-
investigación cualitativa pueden sintetizarse en los vés del análisis lógico del lenguaje se postula que los
siguientes aspectos nodales: tradicionales problemas propuestos por la metafísica,
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y en gran parte por la filosofía, son en realidad pseudo- El significado flotante del lenguaje y el problema
problemas que surgen de un uso defectuoso del lengua- de la interpretación
je. Tal aseveración conoce dos momentos importantes
en sus ulteriores desarrollos: uno, el iniciado por Rusell El reconocimiento de que el sentido del lenguaje no se
(1977) y por Wittgenstein (1973) en el Tractatus y otro, encuentra “fijado” a la formalidad de los signos llevó
el del segundo Wittgenstein (1988) y su propuesta de las consideraciones en torno al lenguaje a plantear el
los juegos del lenguaje. problema de ¿cuál es el sentido del lenguaje?, ¿cómo
En el primer momento se busca esclarecer los pro- aprehender su sentido si éste es siempre huidizo?
blemas de la filosofía y de las ciencias, buscando un Tales interrogaciones pusieron a debate el asunto
lenguaje que elimine toda ambigüedad y que encuen- de la interpretación, problema crucial para todas las
tre en los hechos del mundo sus referentes inequívo- ciencias del hombre. Abierto este expediente, resulta
cos. Aparece en escena el problema del Significado. ineludible afrontar el problema de los consensos, tanto
En este primer momento, se considera que un enun- en el orden epistemológico y ontológico como en el
ciado sólo tiene sentido si nombra algo del mundo, el político y, con ello, arribar al problema del poder.
lenguaje es analizado buscando sus elementos cons- Foucault señala que todo discurso y, dentro de ellos,
titutivos, “átomos” que, para tener sentido o signi- el de las ciencias sociales, al ser portados en lenguaje
ficado, han de referir también objetos del mundo se hace subsidiario de dos grandes sospechas:
“atómicos”. En última instancia, toda construcción
lingüística podría ser reductible a estos elementos ató- Ante todo la sospecha de que el lenguaje no dice exac-
micos. tamente lo que dice. El sentido que se atrapa y que es
Se busca entonces una lógica formal —matemáti- inmediatamente manifiesto no es quizás, en realidad,
sino un sentido menor, que protege, encierra y, a pe-
ca— que dé cuenta de la estructura del lenguaje, que
sar de todo, transmite otro sentido [...] por otra parte, el
permita operar con él en un contexto lógico. Con tal lenguaje hace nacer esta otra sospecha: que el lenguaje
aproximación se resuelve que los problemas de la fi- desborda, de alguna manera, su forma propiamente
losofía son problemas del lenguaje, quedando como verbal, y que hay muchas otras cosas en el mundo que
un gran metalenguaje la lógica formal. hablan y no son lenguaje (1976, pp. 33-34).
Pronto, los mismos filósofos lingüistas operan un
cambio en su comprensión del lenguaje y, en lugar de Esta opacidad del lenguaje crea una tensión que es
buscar una estructura lógica que permita desmontar “resuelta” en la interpretación. Pero, ¿de dónde le
su lógica de operación, vuelven la mirada al lenguaje viene el valor de verdad a una interpretación? Para
ordinario, considerando a los lenguajes lógicos como Foucault, el valor de una interpretación depende de
un caso particular del lenguaje. Wittgenstein, en sus la posición en que está colocado el intérprete; al res-
Investigaciones filosóficas (1988), propone que, en pecto afirma:
realidad, el significado de los enunciados no puede
obtenerse de una supuesta estructura lógica, sino de los Esto también lo dice Nitzsche cuando afirma que las
usos que damos a las palabras, las reglas de uso son palabras han sido inventadas siempre por las clases
superiores; ellas no indican un significado: imponen
lo que define el lenguaje.
una interpretación [...] Por esto también en Nitzsche
Liberados de la tentación logicista, los filósofos el intérprete es lo “verídico”; es lo “verdadero”, no
lingüistas asumen que el lenguaje no sólo son palabras porque él se apodere de una verdad en reposo para
sino aun actos y acciones humanas cuyo sentido o proferirla, sino porque él pronuncia la interpretación
significado se encuentra en las reglas que definen su (1976, p. 45).
uso. Y como los usos no son universales, sino que co-
rresponden a regiones de uso, o como dice Wittgenstein El intérprete, al proferir la interpretación, define
a “formas de vida”, el análisis del lenguaje muestra un sentido, impone un sentido. Colocados ya en el
el aspecto “flotante” de los significados. problema de la imposición de sentido y de la verdad
La revelación de este aspecto descentrado y móvil del acto interpretativo, se desliza subrepticiamente el
del significado contribuye a erosionar una racionali- problema del poder.
dad lingüística universal que pudiera ser develada Si, en el horizonte de la modernidad, este poder de
mediante el análisis lógico; así, el análisis del len- los discursos en ciencias sociales aparece como des-
guaje se vuelve relativo a las formas de racionalidad pliegue de la razón, en el horizonte posmoderno que
que sostienen los distintos juegos de lenguaje. ha erosionado sus pretensiones de universalidad, el
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poder no puede menos que ser interrogado. Si los dis- Las distintas concepciones de “lo social” y su apre-
cursos de las ciencias sociales son juegos de lenguaje o hensión a través de distintas racionalidades se expre-
actos de habla, si su significado es definido por reglas, san en los diferentes discursos de las ciencias sociales.
cabe preguntarse ¿quién establece las reglas?, ¿quién Al respecto, me parecen sumamente interesantes las
define los límites de las reglas? Wittgenstein nos re- reflexiones de Castoriadis (1995), ya que considera
mite en última instancia a las formas de vida, los jue- una dimensión de lo social que tradicionalmente ha-
gos son así porque así es la vida, pero, ¿quién define bía sido abordada desde la comprensión estética o
el así de la vida?, ¿es acaso sólo un problema de auto- desde la comprensión mentalista; me refiero a la di-
asunción de las pretensiones de validez de la acción mensión imaginaria.
comunicativa como pretende Habermas (1989)? Castoriadis (1995) propone una visión de la so-
Por nuestra parte, consideramos que detrás de es- ciedad que podemos llamar indeterminista, esto es,
tas reglas de uso del lenguaje circula siempre un poder que no presupone condiciones universales de deter-
que impone su normatividad y que permite el recono- minación para el Ser social, más aún, el único tras-
cimiento o no de un interlocutor, poder que circula fondo ontológico de suyo dado para la sociedad es el
por las formas de vida en los que se asientan los juegos caos, la nada: “Antes de entrar de lleno en el campo
del lenguaje. social histórico quisiera hacer algunas afirmaciones
Si el lenguaje se encuentra articulado con la vida bastante dogmáticas. Primera: el Ser es abismo o caos
misma y con ciertas formas de poder que impone re- o aquello que carece de fundamento” (Castoriadis,
glas de uso, que acota los sentidos posibles, entonces 1986, p. 7); “La sociedad no es cosa, ni sujeto, ni idea,
su lectura o, mejor aún, su interpretación resulta ni tampoco colección o sistema de sujetos, cosas o
problemática en la medida en que nos remite al com- ideas” (Castoriadis, 1989, p. 28).
plejo campo de los anudamientos entre el sentido del Renunciando a las tradiciones que él llama “con-
lenguaje y lo social. juntistas-identitarias”, que postulan una visión del Ser
La introducción de la dimensión social en el análi- como un agrupamiento numerario o colección de con-
sis del sentido del lenguaje nos remite, inevitablemente, juntos cuyos elementos son ontológicamente entidades
a múltiples interpretaciones de lo social o de lo humano. individuales, de los que se pueden predicar relaciones
Nos lleva a reconocer, como lúcidamente señala Grüner lógicas desde las cuales es posible extraer todas sus
(según Foucault, 1976, p. 14), que, en medio de las in- combinatorias para establecer así un a priori necesa-
terpretaciones acaece: “una lucha por el sentido, que rio, Castoriadis propone, para el Ser en general, que
busca violentar los imaginarios colectivos para redefinir es al mismo tiempo el Ser de la sociedad, una visión
el proceso de producción simbólica mediante el cual que hace recaer su institución ontológica en la ince-
una sociedad y una época se explican a sí mismas el sante creación desde la imaginación radical.
funcionamiento del poder”, lucha que se disputa la
narrativa de los horizontes sociales para dar cuenta de La organización de la sociedad vuelve a desplegarse a
una autorreflexividad que se busca hacer aparecer como sí misma en cada momento de manera diferente, no
“verdadera” y “legítima”. Así pues, analizar los regí- tan sólo en la medida en que supone momentos, sec-
menes de interpretación del sentido significa también tores o dominios diferentes en y por los cuales existe,
hacer explícita la circulación del poder que recorre las sino también en tanto da lugar a un tipo de relación
entre esos momentos y el todo que puede ser novedo-
diferentes interpretaciones de lo social y de lo humano.
so, y que incluso lo es siempre en un sentido nada
trivial. Ni los momentos ni el todo pueden inferirse
por inducción de las formas de vida social observadas
El lenguaje como creación de sentidos hasta aquí ni deducirse a priori por la reflexión teóri-
ca, ni pensarse en un marco lógico dado de una vez y
El universo de apuestas de comprensión del lenguaje para siempre (Castoriadis, 1989, p. 32).
implica, como hemos apuntado, revisar algunos ele-
mentos de la formación de la sociedad, pues es ésta, a Como se advierte, Castoriadis hace descansar to-
final de cuentas, el locus de creación del lenguaje y das las dimensiones de lo social en un proceso de
circulación del poder. Pensar el lenguaje en tanto crea- autoinstitución desde la creación imaginaria. Así, por
ción social vuelve ineludible el análisis de la sociedad ejemplo, tiempo y espacio dejan de ser categorías ab-
para comprender cómo ésta y lenguaje son creacio- solutas por donde transcurre la sucesión; por el con-
nes de sentido. trario, para él, tiempo y espacio sólo cobran sentido
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dentro de una sociedad al amparo del magma de sig- nes, las significaciones imaginarias sociales [...] Lo
nificaciones sociales que esa sociedad ha creado; en imaginario social es, primordialmente, creación de
consecuencia, la historia deja de ser un transcurrir de significaciones y creación de imágenes o figuras que
fenómenos para ser despliegue de lo social-histórico, son su soporte (Castoriadis, 1989, p. 122).
despliegue del magma de significaciones imaginarias.
Así no sólo tiempo, espacio e historia son debilitados Finalmente, Castoriadis propone una caracteriza-
de sus anclajes en el horizonte moderno, sino también ción de la significación que nuevamente se aparta de
la dimensión ontológica deja de ser absoluta para con- las tradicionales formas de entender el significado
vertirse en emergencia nueva, emergencia desde lo como ligazón necesaria de referencias tautológicas,
imaginario, o si se prefiere, lo imaginario alcanza un sean éstas en el orden lingüístico u ontológico:
estatuto ontológico legítimo para el análisis y discur-
so social. Al respecto señala: ¿Qué es una significación? Sólo podemos describirla
como un haz indefinido de remisiones interminables
a otra cosa [...] Estas otras cosas son siempre al mis-
Pues así como la sociedad no puede pensarse bajo nin-
mo tiempo significaciones y no significaciones [...]
guno de los esquemas tradicionales de la coexisten-
Pero el léxico de las significaciones está abierto por
cia, tampoco puede pensarse la historia bajo ninguno
doquier; pues la significación plena de una palabra es
de los esquemas tradicionales de sucesión. Pues lo que
todo lo que, a partir o a propósito de esa palabra, se
se da en y por la historia no es secuencia determinada
puede decir, pensar representar o hacer socialmente
de lo determinado, sino emergencia de la alteridad
(Castoriadis, 1989, p. 132).
radical, creación inmanente, novedad no trivial [...] y
sólo a partir de esta alteridad radical o creación pode-
mos pensar verdaderamente la temporalidad y el tiem-
Desde la perspectiva castoridiana, lo social es de
po, cuya efectividad excelente y eminente encontramos suyo histórico, es creación incesante de alteridades
en la historia (Castoriadis, 1989, p. 38). y es postulación de significados siempre flotantes,
no anclados a un centro fijo y dado de una vez y para
Al postular como elemento central constitutivo de lo siempre. La propuesta de la noción de imaginario
social-histórico la dimensión imaginaria categorizada social permite darle otra vuelta de tuerca al problema
como magma de significaciones imaginarias, la noción del poder, al señalar que uno de los mecanismos que
de sentido es descentrada de la referencia a hechos permiten mantener el núcleo central de las significa-
“atómicos” del mundo para proponer que se es en la ciones de una sociedad (magma) es el anudamiento
medida en que se sea significativo: de los imaginarios sociales con el poder, convir-
tiéndose éste en el garante coercitivo del monopolio
de las significaciones “legítimas” (Castoriadis, 1995,
Todo lo que de una u otra manera, es aprehendido o
percibido por la sociedad, debe significar algo, debe
p. 132).
estar investido de una significación, y más aún, que Lo político, como lo que atañe a la analítica del
siempre es aprehendido de antemano en y por la posi- poder, se convierte entonces en disputa por la institu-
bilidad de significación [...] Para una sociedad, que ción de nuevos imaginarios sociales. Plantear que una
un término es quiere decir que un término significa sociedad se mantiene como esa sociedad gracias al
[...] por el mismo hecho de ser tiene siempre un sen- monopolio de los imaginarios es plantearse el proble-
tido [...] La institución de la sociedad es institución ma de la disputa por el poder. Bajo esta perspectiva,
de un mundo de significaciones (Castoriadis, 1989, la lucha por el consenso o el debate de las interpretacio-
p. 118). nes conoce un nuevo corrimiento hacia la interpelación
del monopolio de los imaginarios y, correlativamen-
Así, la sociedad es en la medida en que se instituye te, del poder.
como magma de significaciones (magma que a su vez La propuesta castoridiana de la sociedad como
se constituye en y por el imaginario social) producto- magma de significaciones imaginarias sociales desa-
ras de sentido que se despliegan en y por la ocurren- rrolla nuevas y sorprendentes formas de interpretar
cia de alteridades: la naturaleza del lenguaje. El sujeto, entonces, es
redimensionado como creador de sentidos, él hace el
La institución histórico-social es aquello en y por lo lenguaje, pero también se crea con él; en consecuencia,
cual se manifiesta y es lo imaginario social. Esta ins- el lenguaje deviene instrumento de la autoinstitución
titución es institución de un magma de significacio- del sujeto y de la sociedad.
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De las sospechas del lenguaje al problema de la acabado por perderse, es una hermenéutica de la nos-
interpretación talgia y, como sucede con la historia, se convierte en
el ejercicio contemporáneo del duelo (De Certeau,
Hasta ahora se han apuntado las sospechas que Foucault 1993, pp. 11-40).
hace recaer sobre el lenguaje, a saber, que el lenguaje Otro posicionamiento interpretativo postula que el
dice más de lo que dice y que hay cosas que sin ser acto mismo de textualizar, esto es, de significar, es
lenguaje hablan, con lo cual da lugar a una importante ya una interpretación. Separado como está el hombre
tensión alrededor del sentido del lenguaje. De hecho, de las cosas, al decirlas las interpreta, les impone sen-
es en el lenguaje en el que se proyecta la disputa de las tido: “Decimos lo real significándolo; en este sentido,
interpretaciones y, con ello, el problema de su verdad, lo interpretamos. La ruptura entre la significación y la
problema que, por otro lado, se encuentra anudado cosa ya está consumada con el nombre, y esa distan-
también al asunto del poder en tanto imposición de cia señala el lugar de la interpretación” (De Certeau,
sentidos. 1993, p. 23).
La primera sospecha ha sido explorada por el psi- Pero, recuperando las reflexiones castoridianas,
coanálisis a partir de La interpretación de los sue- podemos decir que, al imponerles un sentido, al inter-
ños, donde Freud (1984) afirma que el relato del pretarlas, las instituye como universo de significa-
soñante tiene un doble sentido, uno manifiesto y otro ciones imaginarias y, consecuentemente, fractura la
latente. Es en el contenido latente donde Freud apun- continuidad del Ser para crear una nueva dimensión
tala una noción de lectura del relato del soñante que ontológica, la del sentido, que es la realidad efectiva
se desliga de la semiología formal del lenguaje para de lo humano; como hemos dicho, el mundo para el
deslizarse al de la interpretación. hombre sólo es tal en tanto le significa. Significación
La segunda es examinada por Foucault cuando que, por otro lado, es operacionalizada en su contex-
señala que el lenguaje en realidad forma parte de una to, en su discurso, en su lenguaje.
discursividad integrada por otras cosas que sin ser La operacionalidad de los discursos es, entonces,
lenguaje “hablan”, vr. gr. la arquitectura del panóptico el lugar de la tensión entre lo real y su significación;
no sólo presentifica la mirada del poder, también pone así, la interpretación descansa en la imposibilidad de
en circulación la discursividad de la exclusión y la recuperar completamente lo real en tanto que la enun-
reclusión (Foucault, 1997), generando una textualidad ciación y su texto no guardan una relación isomórfica
que no se limita a los semas del lenguaje. con lo real.
La ambigüedad del lenguaje (manifiesto-latente) y Pero si la operacionalidad es ya una interpretación,
la tensión significante-significado de las que emergen ¿qué es entonces su lectura? Es otra interpretación que
las sospechas sobre el lenguaje, representan el espa- se le enfrenta para crear, no sin violencia, nuevos sen-
cio analítico que permite pensar una noción de len- tidos al texto. Es una operación de imposición de sen-
guaje como un orden de significaciones que en su tido: “¿No se ve que la interpretación no es un mero
estructura misma son ya una interpretación hecha intento de ‘domesticación’ de los textos sino toda una
desde el sujeto que enuncia. estrategia de producción de nuevas simbolicidades,
El reconocimiento de las tensiones del lenguaje de creación de nuevos imaginarios que construyen
introduce la problemática de la lectura del lenguaje sentidos determinados para las prácticas sociales?”
humano, ¿cómo ha de leerse la textualidad del hacer- (Grüner, citado en Foucault, 1976, p. 84).
decir humano?, ¿qué me dicen las distintas modalidades Si en la exegética se instituye una doble ilusión, la
de su discursividad? Dos diferentes posicionamientos de profundidad de sentido y la de verdad como recupe-
frente a esta problemática son posibles. La exegética ración de ese sentido, en la hermenéutica que confronta
que la mira como enmascaramiento de un sentido ocul- sentidos se opera una doble fractura: por un lado hace
to, que, separado del sentido superficial, aguarda a ser insostenible la ilusión de profundidad al mostrar que
reconocido y, en su reconocimiento, estaría la posibi- tan sólo son pliegues de sentido que se encuentran en
lidad de arrancarle la verdad. el texto mismo; por el otro, muestra que la verdad no
Es la exaltación bíblica que reclama una lectura de es un vaciado de sentido profundo en la superficie,
sus arcanos mediante claves que revelan una profun- sino una construcción que se pone en marcha en el
didad a la que sólo el intérprete, cual iniciado, puede doble ejercicio de interpretación: en el de la “escritura”
acceder. Desde la exegética, la interpretación es un ejer- de la textualidades y en el de su lectura. El error como
cicio de recuperación de sentido que por tan oculto ha contrastación con el sentido “original” es insostenible.
18 Claudio Carpio Ramírez y Martha Patricia Bonilla Muñoz

Esta noción de hermenéutica parecería que se opo- Sin embargo, aún quedan muchas dificultades por
ne a la interpretación psicoanalítica que hace del sen- resolver para darle consistencia plena a tal racionali-
tido latente el objeto de interpretación, sin embargo, dad. Por otro lado, la segunda pregunta alude a la esti-
dice Ricoeur (1970, p. 18) que: mación de las interpretaciones, lo que nos lleva al
problema del “todo vale”. Si los textos por los que transi-
No hay simbólica antes del hombre que habla, aun si ta el sentido tienen mucho de delirio, ya que no existen
la fuerza del símbolo está arraigada más abajo de la correspondencias isomórficas entre los gramas y las
expresividad del cosmos, en el querer decir del deseo, significaciones, entonces, la pregunta es pertinente.
en la variedad imaginativa de los sujetos. Pero en cada Una salida es apelar a una suerte de hermenéutica
caso es en el lenguaje donde el cosmos, el deseo, lo trascendente (incluso a las propias interpretaciones)
imaginario llegan a la palabra (itálicas nuestras). que pudiera servir de juez gnoseológico, es decir, ape-
lar al espiritualismo puro. Parece entonces que resul-
Paradójicamente, es en el relato del sujeto, por su ta imprescindible la insoportable “relatividad de las
textualidad, que el inconsciente habla, no se accede interpretaciones”.
al inconsciente si no es por la textualidad del sujeto, Una solución a tan dilemática situación es aquella
por su relato. Podríamos decir que en el relato mani- que propone la legitimidad de las interpretaciones a
fiesto del sujeto se encuentra ya inscrito el relato del partir del reconocimiento de un pluralismo episte-
inconsciente: “retomando las lúcidas formulaciones mológico y un regionalismo ontológico. En todo caso,
de Assoun, entonces, se trata de que a partir del ‘su- el problema está lejos de resolverse. Otra salida ha
jeto del relato’, se pueda encontrar en él y totalmente sido el llamado a pensar que no todo vale y que exis-
apresado en éste, al ‘sujeto del inconsciente’” (Perrés, ten criterios para estimar las interpretaciones.
1998, p. 102). La tercera interrogante inquiere acerca de la rela-
Es, pues, el lenguaje y sus textualidades, o, po- ción entre el poder y la interpretación. Si el sentido
dríamos decir, la hermenéutica de la textualidad, la es, ante todo, construcción, a partir de la confronta-
que se somete a una nueva interpretación en la lectu- ción de distintos universos de significación, no hay
ra; por eso, es en la interpretación de las textualidades nada más alejado que la “naturalidad” de la interpre-
del lenguaje en donde hay que intentar aprehender los tación. Toda construcción del sentido tiene algo de
sentidos que imponen a la sociedad y la psique los violencia. Parece inevitable.
imaginarios sociales. Éstos son algunos de los problemas a los que fre-
cuentemente nos enfrentamos cuando se reflexiona
acerca de los discursos del sentido; lo cierto es que
Discurso del sentido y hermenéutica: Algunos estos problemas, en los que se debate cualquier re-
problemas flexión sobre la interpretación como propósito de la
investigación cualitativa, no son, lejos están de serlo,
En el plano teórico, una dificultad esencial se presen- los problemas que son pertinentes a la investigación
ta cuando se utilizan categorías como discurso y tex- cuantitativa, especialmente los de mayor actualidad,
to y se piensan como algo cualitativamente distinto a relativos a los modelos probabilísticos de espectro
las formalidades del lenguaje. ¿En qué consistiría su amplio como herramientas para la predicción.
peculiaridad para servir de portadores de los senti- Finalmente, en relación con la disputa entre inves-
dos?, ¿cómo estimar la pertinencia de una interpreta- tigadores cualitativos y cuantitativos, es claro que el
ción?, ¿cómo evitar la violencia de la interpretación? problema de la verdad, el sentido y la interpretación
Respecto a la primera interrogación, se puede ima- es un auténtico centro conceptual de discusiones en
ginar una racionalidad de lo imaginario y lo simbóli- el que el principal dilema será preguntar cuál es el
co que permita pensar sus articulaciones como paradigma adecuado, saber cuál es el mejor; es la
formando un “discurso” expresado y expresable en y pregunta pertinente lo que puede llevar a concluir en
por múltiples producciones de lo humano. un falso dilema.

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Recibido: 2 de enero de 2003


Aceptado: 9 de abril de 2003

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