Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
Miguel Enrique Rojas dice: “De no ser por el proceso los derechos subjetivos
reconocidos por el ordenamiento no serían más que un catálogo de buenas
intenciones, pues nada podría hacerse para disuadir a los justiciables de lesionar
el derecho ajeno cuando no quisieran respetarlo de buena voluntad.
Claro está que esta afirmación admite prueba en contrario por cuanto no faltará
quien con mucho carácter, sin conocer el derecho procesal, acuda a solicitar el
amparo de sus derechos, desconociendo el tramite o procedimiento a seguir,
pues se repite, si se conoce el derecho procesal, debe conocer el derecho
sustantivo, pues su finalidad es hacer valer esos derechos que están en la norma,
los cuales obviamente conoce y maneja el Abogado Procesalista.
El derecho de Acción.
Bloque constitucional
Artículos 0 a 12
La actividad que ejercen los jueces en nombre del Estado es la JURISDICCIÓN, y el
propósito de la actividad jurisdiccional es la ACCIÓN.
La ley 1285 de 2009, que modificó la ley 270 de 1996, indica sobre la función
jurisdiccional: “Artículo 3°. Modifíquese el artículo 8° de la Ley 270 de 1996 en los
siguientes términos: Artículo 8°. Mecanismos Alternativos. La ley podrá establecer
mecanismos alternativos al proceso judicial para solucionar los conflictos que se
presenten entre los asociados y señalará los casos en los cuales habrá lugar al
cobro de honorarios por estos servicios.
Artículo 12
La ejercen según el artículo 6°, que modificó el artículo 13 de la Ley 270 de 1996:
”
El problema que el juez está llamado a resolver se refiere siempre a un conflicto
o, en términos generales, a una relación entre hombres, en donde el juez se
coloca frente al conflicto como tercero imparcial, que no crea por sí el problema
sino que lo examina y resuelve en los términos en que, quien tiene interés en el
mismo, ACCIONA para formularlo y para encomendarlo para su resolución.
Crítica.
Forma parte de los derechos cívicos, como derecho subjetivo público que es.
Crítica.
1. El derecho material
2. La Pretensión
3. La acción
LÓPEZ BLANCO Hernán Fabio enseña que: “La Acción: Es el derecho público,
subjetivo que tiene todo sujeto de derecho, de acudir a los órganos
jurisdiccionales para reclamarles la satisfacción de una pretensión mediante un
proceso.
Sujetos
Son sujetos quienes el ordenamiento les reconoce el derecho de acción.
Todo individuo es titular del derecho acción desde el momento mismo que surge
a la vida jurídica hasta cuando concluye su existencia sin que interese si en todo
ese lapso se ve precisado a ejercitarlo o no.
“(…) cuestión propia del derecho sustancial y no del procesal, por cuánto alude a
la pretensión debatida en el litigio y no a los requisitos indispensables para la
integración y desarrollo válido de este. Por eso, su ausencia no constituye
impedimento para resolver de fondo la litis, sino motivo para decidirla
adversamente, pues ello es lo que se aviene cuando quién reclama un derecho no
es su titular, o cuando lo aduce ante quien no es el llamado a contradecirlo,
pronunciamiento ese que, por ende, no solo tiene que ser desestimatorio sino con
fuerza de cosa juzgada material para que ponga punto final al debate, distinto de
un fallo inhibitorio carente de sentido lógico por cuánto tras apartarse de la
validez del proceso siendo este formalmente puro, conduce a la inconveniente
práctica de quién no es titular del derecho insista en reclamarlo o para que
siéndolo en la realidad lo aduzca frente a quien no es llamado a responder. (…)”. 13
ACUMULACIÓN DE ACCIONES
La pretensión
El conjunto de conductas que se desarrollan organizadamente en el proceso está
alrededor de la pretensión, por ello, la pretensión constituye el objeto del
proceso.16
Pretensiones propias
El individuo que formula la pretensión debe plantear una hipótesis sobre el
resultado de la actuación jurisdiccional que deberá realizarse bajo el supuesto de
que de resultar corroborada aquélla habrá lugar a adoptar la solución impetrada.
Pretensiones impropias
El individuo recurre a la jurisdicción a exigir que se investigue una conducta
criminal. Por lo regular no tiene previsto un resultado de la investigación y,
aunque ocasionalmente puede anhelar una determinada solución jurídica es
intrascendente que lo manifieste, pues el control de ese tipo de comportamientos
es de interés público por comprometer los valores esenciales de la colectividad y,
por consiguiente, el Estado debe estar atento a aplicar9 la solución respectiva con
miras a garantizar, en relación con ese tipo de actos, el imperio del orden público.
Pretensiones declarativas
Tiene por objeto solicitar una sentencia en la que se declare o se niegue la
existencia de determinada relación jurídica respecto de la cual hay incertidumbre
y cuya falta de certeza termina precisamente con la declaración que por medio de
la sentencia hace el Estado. Ejemplo: La existencia de un contrato o simulación.
Pretensiones constitutivas
Buscan la declaración de determinada relación jurídica y tienen por objeto obtener
la constitución, modificación o extinción de una relación de derecho por sentencia
judicial. Las pretensiones constitutivas persiguen una decisión jurisdiccional que
produzca una mutación en una situación jurídica cierta mediante la creación,
modificación o extinción de una relación jurídica sustancial. En este caso, el actor
se mueve a partir de una realidad cierta e indiscutida, cuya alteración constituye
el propósito de la actividad jurisdiccional que provoca. Como se dijo antes, se
busca mediante la sentencia un nuevo estado jurídico, anteriormente inexistente,
cambio jurídico que se opera por la declaración contenida en la sentencia, por
manera que si no existe esa declaración, ninguna modificación tiene efecto.
Ejemplo: Nulidad del Matrimonio. El divorcio. Nulidad Absoluta del contrato
Pretensiones liquidatorias
Surgen a partir de la ocurrencia de derechos de varios titulares sobre uno o varios
bienes o sobre una universalidad de bienes.
Pretensiones de condena
Se orientan a obtener una sentencia por la cual se obligue al demandado al
cumplimiento de determinada prestación a favor del demandante.
Se busca que el juez defina a qué y en qué medida debe ser sometido el sujeto
pasivo de la pretensión. Ejemplos: Se condene al pago de una indemnización
proveniente de la Responsabilidad Civil Contractual o Extracontractual. La
condena a la restitución de un determinado bien. Se conmine al demandante a
que se abstenga de ejecutar determinada conducta.
Pretensiones ejecutivas
Como se ve, tienen por objeto que se imponga en la sentencia el cumplimiento de
una obligación para así dar efectividad a la prestación que ya fue declarada en un
fallo judicial o surgió de una declaración de voluntad del asociado, de manera tal
que cuando se ejerci-10tan no se busca una declaración o condena, tan solo su
cumplimiento; lo que evidencia el carácter diferente que ellas tienen, pues en
estos casos no se le pide al juez que imponga sino que ordene.
Pretensiones cautelares
Dado que la finalidad de las decisiones sólo se logra cuando efectivamente ellas
se pueden cumplir, la ley autoriza a quienes elevan solicitudes ante las
autoridades para que, conjuntamente con unas pretensiones de carácter principal,
presenten otras tendientes a facilitar el cumplimiento de la decisión basada en la
pretensión principal, la cual, al ser resuelta favorablemente, de no existir la
medida cautelar sería ilusoria en sus efectos. Tienen un carácter eminentemente
subsidiario, por cuanto tienden a asegurar el resultado de una determinación
basada en alguna de las otras pretensiones.
Actos procesales
López Blanco en su obra citada dice que: “Es un hecho producido con ocasión del
querer del hombre, obviamente para que el acto pueda proyectar sus efectos en el
proceso, es preciso que sea realizado al menos por uno de los sujetos procesales.
Cada uno de los sujetos del proceso está en condiciones de realizar sólo unos
actos procesales propios de la posición que ocupe en el proceso.
- El derecho Objetivo.
- El derecho Subjetivo.
La demanda
Artículos 91 a 689
Definición.
Código Civil :
Artículo 91
Artículo 315
Artículo 630
Código de Procedimiento Civil .
Artículo 659
Artículo 689
El juez admite la demanda si cumple con los requisitos mínimos de forma según
el artículo 75 del CPC que establece que “la demanda que se promueva en todo
proceso deberá contener:”
López Blanco sostiene que: “Si hay varios funcionarios judiciales, enseguida de la
designación se incluye la palabra REPARTO, entre paréntesis, pues se requiere
cumplir con este requisito para establecer y luego saber a cuál de todos los jueces
le corresponderá.
LA EDAD. Para las personas naturales, simplemente se debe indicar si esa persona
es mayor de edad, para verificar si puede comparecer por si sola al proceso o a
través de su representante.
Un juez competente es, al mismo tiempo, un juez con jurisdicción; pero un juez
incompetente es un juez con jurisdicción y sin competencia.
1. Factor objetivo
El conocimiento de un determinado asunto se radica en cabeza de un juez,
atendiendo la naturaleza o materia y en algunos casos, adicionalmente la cuantía.
13
3. El factor territorial
Dado que el espacio territorial de cada Estado, por lo general es vasto, suele
fragmentarse para signar a cada juez una determinada sección con la función de
conocer y solucionar los pleitos que surjan en ella, ya sea porque allí ocurran los
hechos que los originan, ya porque en ese lugar están localizados los bienes
objeto de la disputa, o porque ese es el asiento de las actividades cotidianas
(domicilio) de las partes o sujetos de la pretensión.
1. Fuero personal
Se determina en consideración a la persona y, en particular, al demandado, por
ser la parte más débil.
ARTURO VALENCIA ZEA, afirma que, “Tiene por objeto relacionar a las personas
con el lugar: aquel donde habitualmente se encuentran y tienen sus principales
intereses económicos y familiares.
Noción que ha recogido el derecho procesal para efectos de consagrar y
desarrollar el más importante de los fueros, tanto, que se le denomina FUERO
GENERAL, por ser el que en la inmensa mayoría de los casos guía la radicación de
la competencia atendiendo al factor territorial.
Indica el numeral 1º del artículo 23. “En los procesos contenciosos salvo
disposición legal en contrario, es competente el juez del domicilio del
demandado; si éste tiene varios, el de cualquiera de ellos a elección del
demandante, a menos que se trate de asuntos vinculados exclusivamente a uno
de los domicilios, caso en el cual será competente el juez de éste.”
2. Fuero hereditario
El proceso de sucesión debe ser tramitado ante el juez competente del último
domicilio del causante, y si éste tenía varios domicilios, en aquel donde tenía la
sede principal de sus negocios.
El artículo 23, numeral 14º del CPC , indica: “En los procesos de sucesión será
competente el juez del último domicilio del difunto en el territorio nacional, y en
caso de que a su muerte hubiere tenido varios, el que corresponda al asiento
principal de sus negocios.”
3. El fuero contractual
En virtud del fuero contractual se puede demandar ante el juez competente que se
haya estipulado dentro de un contrato. Tiene fundamento en el artículo
85 del Código Civil , el cual enseña: “Se podrá en un contrato establecer, de
común acuerdo, un domicilio civil especial para los actos judiciales o
extrajudiciales a que diere lugar el mismo contrato.”
Numeral 5 del artículo 23 dispone: “De los procesos a que diere lugar un contrato
serán competentes, a elección del demandante, el juez del lugar de su
cumplimiento y el del domicilio del demandado.”
4. Factor funcional
Es la distribución del trabajo. Se distribuye entre varios jueces la actividad
jurisdiccional que debe realizarse en relación con un pleito.
Para ello se divide esa actividad en etapas y se le asigna cada etapa a una
autoridad.
15
5. Factor de conexión
Encuentra su principal motivo de ser en el PRINCIPIO DE LA ECONOMÍA PROCESAL,
que se refleja, entre otras muchas formas, en el fenómeno de la acumulación de
pretensiones y de procesos.
Son también desarrollo del factor de conexión las normas acerca de la denuncia
de pleito y el llamamiento en garantía que permite a determinados jueces conocer
de procesos que de haberse dado por separado no les hubieran correspondido.
Delegación de la competencia
Algunas veces el juez tropieza con graves dificultades para realizar actuaciones
que deben practicarse en los procesos a su cargo, por lo que se ve precisado a
solicitar la ayuda de otra autoridad.
Para ello emplea la figura conocida como COMISIONES, que consiste en el exhorto
dirigido a la autoridad que puede prestar la ayuda solicitando la práctica de las
diligencias requeridas.
Establece el artículo 31 del CPC : “La comisión sólo podrá conferirse para la
práctica de pruebas en los casos que se autoriza en el artículo 181 y para la de
otras diligencias que deban surtirse fuera de la sede del juez del conocimiento, y
para secuestro y entrega de bienes en dicha sede en cuanto fuere menester. (…)”
Tiene como finalidad esencial asegurar la mutua colaboración entre los diversos
funcionarios de la rama jurisdiccional y excepcionalmente del campo
administrativo a nivel nacional y aun internacional, en orden a permitir la práctica
de pruebas y diligencias que un determinado juez puede realizar.
Conflictos de competencia
Según López Blanco, el conflicto de competencia negativo se da cuando dos
funcionarios se niegan a conocer de un proceso por estimar que del análisis de
los factores determinantes de la competencia se deduce que no son ellos los
indicados para hacerlo.
CARACTERÍSTICAS.
Trámite
Manifestada la incompetencia por el juez, cualquiera que sea la causa, ordenará
su remisión al funcionario que estima competente para conocer del proceso
siempre y cuando sea de la misma rama civil.
El juez que recibe el proceso puede seguir uno de estos dos caminos: o acepta
conocer de él, caso en el cual realmente no existiría conflicto, pues acataría los
puntos de vista de quien le envió el proceso; o puede negarse a aceptar el
conocimiento del negocio, evento en el cual surge el conflicto; hay dos
funcionarios que se niegan a conocer del proceso. En tal caso el proceso debe
remitirse, para que el conflicto se decida, a la autoridad judicial que corresponda.
17
“(…) Los conflictos de competencia que debe dirimir este Consejo Superior son los
que ocurran entre las jurisdicciones reconocidas por la Constitución y el
Concordato escapando de su conocimiento aquellos conflictos que se susciten
entre autoridades judiciales que correspondan a una misma de las jurisdicciones
de que se ha hecho mención.
Es por lo anterior que en el caso en estudio debe señalarse que los conflictos de
competencia que surjan con motivo del conocimiento de los procesos
contenciosos, entre las Salas civiles y las de familia, ambos pertenecientes a la
jurisdicción ordinaria, deben ser resueltos por el superior funcional atendiendo lo
establecido en el art. 28 en concordancia con el art. 5 del C. de P. C., por tratarse
de asuntos que, como ya se dijo, pertenecen a la misma jurisdicción ordinaria.”
Así las cosas, en el caso concreto de las jurisdicciones civil y de familia, dado que
la Sala de Casación Civil de la Corte es la superior jerárquica común en materia de
asuntos civiles y de familia, será ella la competente para definir el conflicto;
empero, si éste es entre jurisdicción civil y laboral donde las salas son diversas,
será la Corte en SALA PLENA quien lo resolverá.
Competencia interna
Es aquella mediante la cual, siguiendo el sistema del reparto de procesos, los
jueces que conocen de iguales asuntos y tienen idéntica competencia territorial,
se dividen la labor. Consiste en asignar equitativamente los diversos procesos de
que conocen los jueces de idéntica categoría y competencia.
De conformidad con el artículo 19, para proceder al reparto, los procesos deben
ser agrupados de acuerdo con su naturaleza, por ejemplo: procesos ejecutivos,
ordinarios, de pertenencia, etc.; después mediante sorteo, se adjudicarán al
juzgado o magistrado respectivo, y se dejará constancia expresa dentro del
expediente, de la realización del reparto.
Cuando se trata de juzgados, se efectuará por lo menos una vez por semana, por
turnos, es decir, que semanalmente cambiará el juzgado de reparto cuando se
trata de varios jueces con la misma competencia territorial y similar categoría.
Ante la necesidad de dar a los jueces el mayor tiempo posible para que se
dediquen a la administración de justicia, se imponía un replanteamiento total
acerca de las normas reguladoras del reparto, en especial en las grandes ciudades
del país (Bogotá, Cali, Medellín, Barranquilla).
18
MENOR.
Serán los padres, con base en la patria potestad o, a falta de ellos, el curador
definitivo; en ausencia de ambos, se pide el nombramiento de un curador para la
litis.
PERSONA JURÍDICA
PERSONA JURÍDICA
Se pueden formular varias solicitudes a la vez para que sean resueltas en una
sola sentencia.
19
Es decir, las normas legales en que se basa el demandante para creer que
tiene derecho a que se estimen sus peticiones.
El indicar las normas jurídicas de parte del demandante no limita al juez, pues
éste debe aplicar las normas jurídicas para el caso de estudio. En caso de que
las mencionadas por el demandante sean totalmente erróneas, en nada afecta
su situación procesal. A pesar de lo inocuo de la exigencia, si no se cumple, el
juez puede inadmitir la demanda y rechazarla si no es corregida.
7. La Cuantía.
Es fijada por las partes, puesto que el demandante hace la estimación de ella
cuando no20 se infiera de los documentos acompañados a la demanda como
pruebas, supuesto en el cual adquiere la calidad definitiva, siempre que el
demandado la acepte tácitamente, lo que se entiende por no proponer la
excepción previa de falta de competencia fundada en esa causa.
La petición de pruebas tiene que ajustarse a los requisitos que para cada una
de ellas exige la ley, como son, por ejemplo, en los testimonios, indicar las
direcciones de los declarantes y enunciar sucintamente el asunto que se
pretende establecer con ellas, para que el funcionario judicial pueda verificar
su conducencia y pertinencia.
El artículo 174 del CPC ., indica: “Toda decisión judicial debe fundarse en las
pruebas regular y oportunamente allegadas al proceso.” El artículo 175,
ibídem: Medios de Prueba: Declaración de parte (Artículo 194), El juramento
(artículo 211), El Testimonio (Artículo 213), Dictamen Pericial (Artículo 233),
Inspección Judicial (Artículo 244), Indicios (Artículo 248), Documentos
(Artículo 251), “cualesquiera otros medios que sean útiles para la formación
del convencimiento del juez.”
El artículo 178: “Las pruebas deberán ceñirse al asunto materia del proceso y
el juez rechazará in liminelas legalmente prohibidas o ineficaces. Las que
versen sobre hechos notoriamente impertinentes y las manifiestamente
superfluas.”
21
Si en el curso del proceso, conforme al artículo 11 del artículo 75, pueden las
partes informar el cambio de dirección y a partir de ese momento tal dato será
el que se tome en cuenta para los efectos legales pertinentes.
11. Los demás requisitos que el Código exija para cada caso.
Anexos de la demanda
Además de los requisitos generales y especiales que debe reunir la demanda, ha
querido el legislador exigir que al escrito se acompañe una serie de pruebas
documentales indispensables para acreditar importantes aspectos de la relación
jurídica procesal, especialmente en cuanto al derecho de postulación y a la
capacidad para comparecer por sí mismo al proceso.
22
Aun cuando el art. 77 no lo enuncia como anexo, tiene esa calidad la copia de
la demanda con destino al archivo del despacho y la de los demás documentos
acompañados a ella, en igual número al de los demandados, para surtirles el
correspondiente traslado, pues el art. 84 inciso 2, lo exige.
320: Cuando deba surtirse traslado con entrega de copias, el notificado podrá
retirarlas de la secretaría dentro de los tres días siguientes.
330: “El demandado podrá retirar las copias de la secretaría, dentro de los tres
días siguientes, vencidos los cuales comenzará a correr el traslado de la
demanda.”
23
PRESENTACIÓN DE LA DEMANDA
Para admitir la demanda es preciso cumplir con todos los requisitos de forma y de
fondo establecidos en la ley, esto es, la jurisdicción y competencia del
funcionario, la capacidad para ser parte y para comparecer del demandante y del
demandado, observar los requisitos de redacción y acompañar todos los anexos.
En el AUTO ADMISORIO de la demanda, el juez toma las medidas necesarias para
el saneamiento del proceso. Estas se contraen a la adecuación del trámite cuando
el indicado por el demandante es equivocado y la integración del contradictorio,
esto es, la citación oficiosa de todos los litisconsortes necesarios que no
intervengan como demandantes o demandados.
Es de simple trámite, pues consiste en ordenar una actuación del proceso. Por
esta razón24 sólo es susceptible del recurso de reposición a instancia del
demandado para que se revoque, por considerar que la demanda no cumple con
los requisitos antes dichos.
“” (…) 31. Las expensas se fijarán previamente por el juez con el fin de impulsar
oficiosamente el proceso.”
Sobre este tema se profundiza cuando tratamos de los poderes del juez.
------------
[6] CARNELUTTI, Francesco., Instituciones del Proceso Civil. Buenos Aires 1959.
[7] PALACIO, Lino Enrique. Manual de derecho procesal. 4ª Edición. Tomo I
Buenos Aires, Abeledo Perrot. 1977.
[8] ECHANDÍA, Devis. Teoría General del Proceso. Editorial Dike. Medellín. 1993
[12] LÓPEZ BLANCO, Hernán Fabio. Instituciones del Derecho Procesal. Parte
General.
Lector
Documento
Original (PDF)
Citas
Voces
75
2. Apreciación razonada
Especial delegación al juez de la facultad para apreciar, en forma conjunta y
exponiendo razonadamente el mérito que le asigne a cada medio probatorio,
conforme a las reglas de la sana crítica, sin perjuicio de las solemnidades
previstas en la ley sustancial para la existencia o validez de ciertos actos
(C.P.C. art. 187).
3. Formalidades
El recaudo probatorio se encuentra sometido al sistema temporal y ritual, para la
incorporación de los medios probatorios al proceso. En consecuencia:
En ningún caso podrá invertirse esta carga probatoria” (Ley 906/2004, art. 7º).
3.2. La conducencia
“Las pruebas deben ceñirse al asunto materia del proceso” so pena de que el juez
rechace in limine las legalmente prohibidas o ineficaces, las que versen sobre
hechos notoriamente impertinentes y las manifiestamente superfluas (C.P.C. art.
178).
Pese a que en el proceso penal no existe preclusión para establecer la verdad real
-y la preclusión probatoria es menos rigurosa-, las pruebas deben ser aportadas
dentro de las respectivas etapas que la ley señala, sin que el juez, pueda reabrir la
instrucción o señalar nuevo término probatorio.
4. Contradicción de la prueba
Los medios de prueba aportados al proceso deben ser controvertidos por los
sujetos procesales, cuando menos han debido tener, tales sujetos, la posibilidad
de controversia, lo cual se materializa en la presencia y participación de la
práctica, en su aporte o discusión; por lo menos, deben haber sido informados
oportunamente, sobre la existencia, práctica, aporte o recaudo procesal del
respectivo medio de prueba, excepción hecha de la prueba sumaria que, por su
naturaleza, está llamada a producir efectos transitorios y mientras se surte
la78indicada controversia, cual sucede con la prueba sumaria que el poseedor
puede aportar como soporte de su oposición al secuestro (Parágrafo 2º art.
686 C.P.C. ) o a la entrega (art. 338 nrl. 2º id.), a condición del subsiguiente
trámite para surtir la controversia.
“Para que sean apreciadas por el juez las pruebas deberán solicitarse, practicarse
e incorporarse al proceso dentro de los términos y oportunidades señalados para
ello en este Código.
Cuando el proceso haya pasado al despacho del juez para sentencia, las pruebas
practicadas por comisionado que lleguen posteriormente, serán tenidas en cuenta
para la decisión, siempre que se hubieren cumplido los requisitos legales para su
práctica y contradicción...”
79
Como cada uno de los medios de prueba tiene su propia forma de contradicción,
así encontramos:
a
La prueba trasladada
Las pruebas que se hubieren practicado, válidamente, en un proceso, pueden ser
trasladadas, en copia autenticada, a otro en donde serán apreciables sin más
formalidades “siempre que en el proceso primitivo se hubieren practicado a
petición de la parte contra quien se aducen o con audiencia de ella” (C.P.C. art.
185);
“Las partes tienen la facultad de controvertir, tanto los medios de prueba como
los elementos materiales probatorios y evidencia física presentados en el juicio, o
aquellos que se practiquen por fuera de la audiencia pública“ (Ley 906/2004, art.
378).
b
La confesión
La providencia que decrete el interrogatorio que, como prueba anticipada debe
absolver una de las partes, “se notificará a ésta personalmente; el de
interrogatorio en el curso del proceso se notificará por estado” (C.P.C. art. 205),
para éste último caso, se citará al absolvente quien, en forma personal, deberá
concurrir en la fecha y hora para tal fin señalado; si por enfermedad no lo puede
hacer, se le prevendrá para que permanezca en su habitación el día y hora
señalados (204 idm.);
80
c
El testimonio
Las partes podrán interrogar al testigo, interrogatorio que puede ser ampliado por
el juez, requiriendo las aclaraciones y explicaciones que juzgue pertinentes
(C.P.C. art. 218 nrls. 4 y 12).
81
Código de Procedimiento Penal (Ley 600 de 2000); artículo 234.- “El funcionario
judicial buscará la determinación de la verdad real... Durante la actuación, la carga
de la prueba de la conducta punible y de la responsabilidad del procesado
corresponde a la Fiscalía. El juez podrá decretar pruebas de oficio”, cuya práctica
o recaudo tiene ocurrencia, luego de haber sido escuchado el sindicado -dentro
de la respectiva audiencia pública- (Art. 403 ib.).
I
El hecho material es demostrable por cualquier medio recibido en derecho, el
acto jurídico tiene un régimen probatorio determinado
“El fin de la prueba ante la jurisdicción es demostrar que un hecho ha sucedido o
no, que existió o no, o que existe en la actualidad: pero tratándose de hechos
generadores de derechos y obligaciones como son los que sostienen la acción o
la excepción, es menester distinguir entre el hecho material y el acto jurídico
porque aquel es demostrable por cualesquiera medios recibidos en el derecho, al
paso que el segundo está sujeto a un régimen probatorio determinado.
En estos casos en que los derechos hallan su fuente en actos jurídicos complejos,
todos los diversos hechos que encadenados concurren a la formación de la fuente
han de probarse no como meros hechos materiales sino como actos jurídicos,
arreglando la demostración de ellos a las normas reguladoras de cada fenómeno.
Por ejemplo la muerte de una persona, hecho material que en tal carácter es
susceptible de cualquier linaje de prueba, como el testimonio de quienes hayan
visto el cadáver, cuando es condición para que otro sujeto asuma una calidad
jurídica determinada se amolda a la índole general de la fuente cuando se la
invoca para pretender el derecho que en ella se origina; entonces su tratamiento
probatorio no será el propio de los hechos materiales sino el que compete al acto
jurídico de cuyos complejos factores forma parte generando con ellos, derechos y
obligaciones” (T. LXIV, Pag. 80/1).
6. La necesidad de la prueba
Los hechos materia del litigio o del juzgamiento, deben ser probados dentro del
proceso, en forma regular y oportuna; sin la prueba de los hechos el derecho es
inaplicable, o lo que es lo mismo; lo que no aparece del juicio es como si no
existiera; no basta que el juez sepa sino que es necesario que lo sepa con arreglo
a los resultados del juicio; el juez debe ejecutar -según Ulpíano- lo que es justo y
verdadero, de acuerdo con las pruebas legalmente recogidas ante él, con los
modos y formas legales.
“Son admisibles todos los medios de prueba establecidos en la ley” (C.S. L. Art.
51).
83
“No se podrá dictar sentencia condenatoria sin que obren en el proceso pruebas
que conduzcan a la certeza del hecho punible y la responsabilidad del sindicado”
(Ib. 247).
7. Comunidad de la prueba
En cuanto las pruebas hubieren sido solicitadas y, aún decretadas -a petición de
parte o de oficio- sin que se hubieren practicado o incorporado al proceso, quien
las hubiere solicitado, en común acuerdo con su contraparte o en forma
unilateral, puede desistir de su práctica e incorporación, eventualidad en que
corresponde al juez practicarlas de manera oficiosa. Así lo establece el artículo
186 del C.P.C. cuando previene:
El artículo 344 del Código de Procedimiento Civil , por su parte, autoriza a las
partes para desistir -aún en forma unilateral- de los recursos interpuestos, de los
incidentes, de las excepciones y de los demás actos procesales que hayan
promovido, pero “ No podrán desistir de las pruebas practicadas, salvo respecto
del documento que, habiendo sido tachado, quien lo aportó desista de invocarlo
como prueba.
84
8. Unidad de la prueba
Los diferentes medios de prueba recaudados en el proceso integran una unidad
(conocida en el derechocanónico como “información para perpetua memoria” y,
como tal, inherente al derecho de defensa, a su vez, constitutivo del debido
proceso, de cuya valoración (conforme a la sana crítica probatoria) depende la
decisión del litigio.
1. Concepto
La palabra carga deviene del latín onus que significa peso. Según la Academia de
la Lengua es “cosa que hace peso sobre otra”.
Las partes tenían que suministrarle al juez los hechos -integrantes de la premisa
menor del silogismo en que se resuelve la sentencia- y su prueba. “Probar los
hechos jurídicos -según Coviello- no constituye propiamente un deber, porque
falta el derecho correlativo, y el que no prueba no puede ser constreñido a ello
por nadie, perjudicándose solo así mismo, en cuanto su pretensión no será
acogida por el magistrado. Por eso, la prueba constituye una necesidad práctica,
o, como más comúnmente se dice, una carga” (Doctrina General del Derecho
Civil, Mexico 1938, pág. 169).
86
Pruebas de oficio
La carga probatoria surge, entonces, cuando el hecho, acto, negocio o relación
jurídica -o sus consecuencias- se disputa(n) entre dos o más sujetos y consiste en
la facultad discrecional de ofrecer, solicitar, decretar y recaudar medios de prueba
y de intervenir en su práctica para fundamentar la convicción (verdad o certeza)
de los hechos materia de prueba. Es una facultad que las partes pueden ejercer
para evidenciar su derecho y un deber funcional a cargo del juzgador. Este último
debe tener iniciativa probatoria (facultad que algunos predican sólo del sistema
inquisitivo), en cuyo ejercicio debe decretar y recaudar, de oficio, para evitar toda
duda o vacío probatorio, en interés del proceso y de la administración de justicia.
La prueba, entonces, no es exclusiva de las partes sino del juez quien las decreta,
las recepciona y las incorpora, de oficio o a petición de parte; es el juez quien
manda en la prueba, no las partes.
Hay legislaciones que, salvo los casos o excepciones previstas por la ley, no
permiten al juez fundamentar su decisión sino en las pruebas presentadas por las
partes, de manera tal, que los hechos inferidos, para poder ser objeto de prueba,
deben ser relevantes, de modo que la demostración de su existencia o
inexistencia tenga visos de poder influir en la decisión o resolución de la causa y
como excepciones o casos especiales en los cuales el juez puede decretar y
practicar pruebas de oficio, (en la legislación italiana), se cuenta;
Sin embargo, como el juez tiene una función activa dentro del trámite procesal
(como que le corresponde dirigir el proceso mediante el empleo de los poderes
que la Constitución y la ley le confieren, en especial en materia de pruebas, “para
verificar los hechos alegados por las partes y evitar nulidades y providencias
inhibitorias”), de conformidad con los límites y procedimientos determinados en
la ley (C.P.C. 37 nrl. 4º y 179), es su deber decretar pruebas de oficio, “en los
términos probatorios de las instancias y de los incidentes, y posteriormente, antes
de fallar” ( C.P.C. art. 180) ,-providencia ésta que no admite recurso
algunocuando las considere “útiles para la verificación de los hechos relacionados
con las alegaciones de las partes” facultad dentro de la cual tiene como límite,
respecto del testimonio, la necesidad de que aquellos “aparezcan mencionados en
otras pruebas o en cualquier acto procesal de las partes” (C.P.C. art. 179): la
facultad oficiosa así ejercida sólo es viable y legítima en presencia de duda o de
puntos oscuros respecto de un tema determinado.
Se debe tener en cuenta que la prueba tiene o puede cobrar eficacia fuera del
proceso, V.gr. el recibo de pago es prueba -aún fuera del proceso- de liberación
del deudor; el comprobante de restitución o devolución de la cosa depositada,
prendada o arrendada, es prueba de la entrega o restitución efectuada.
El art. 2697 del Código Civil Italiano, establece: “Carga de la prueba.- Quien
quiera hacer valer un derecho en juicio debe probar los hechos que constituyen
su fundamento.
Para Chiovenda y Fitting es una necesidad que debe soportar quien está más
necesitado.
88
Para Couture, De Pina, Eisner, la carga de la prueba es deber e interés del proceso
y de la justicia; el juez puede y debe decretar y recaudar pruebas de oficio a fin de
lograr el conocimiento, la convicción y la certeza de los hechos constitutivos o
integrantes del tema probatorio, sin que tal actuación desequilibre la igualdad
probatoria entre las partes.
Según Devis Echandia (Teoría general de la prueba , T. I, pág. 393) “La relación
jurídico procesal impone a las partes o sujetos determinadas conductas en el
desarrollo del proceso, cuya inobservancia les acarrea consecuencias adversas,
más o menos graves, como la pérdida de las oportunidades para su defensa, la
ejecutoria de la providencias desfavorables, la pérdida del derecho a designar
perito o secuestre e, inclusive, la pérdida del proceso… De esto se deduce que las
partes deben “ejecutar” ciertos actos, adoptar determinadas conductas, afirmar
hechos y hacer peticiones, todo ello dentro de los límites de tiempo y lugar que la
ley procesal señale, si quieren obtener buen éxito y evitarse perjuicios como
resultado del proceso”.
En fin, el juez no sólo tiene la misma iniciativa de los sujetos procesales sino que
goza y debe ejercer una facultad más amplia frente al debate probatorio, toda vez
que no tiene ni le mueven intereses privados sino uno de mayor jerarquía, cual es
la práctica y realización de la justicia como fin esencial y propio del Estado.
Para el derecho romano, el actor debe probar (actoris est probare); el trabajo de
probar corresponde al actor (onus probandi incumbit actore, como rezago de la
tarifa legal ); el demandado está obligado a probar las excepciones que propone
(reus excepciones quas obiciit probare tenetur); si el actor no prueba hay que
absolver al demandado (actore nom probante reus est absolvendus ); el que tiene
la regla de derecho a su favor, transfiere la carga de probar a su adversario ( qui
regulan pro set habet transfert onus probandi in adversariun).
Carlos Lessona retoma este concepto cuando advierte que el actor debe probar el
fundamento de su acción y el demandado el de su excepción.
Isidoro Eisner participa del mismo criterio, pues expresa que la carga corresponde
a la parte a quien le conviene acreditar el respectivo hecho constitutivo (la
existencia de un derecho o de una obligación) extintivo (la inexistencia del hecho,
acto o89relación jurídica, del derecho o el pago de la
obligación),convalidativo (ausencia de vicios en el derecho u
obligación), invalidativo (existencia de vicios en el derecho u obligación), de
manera tal que quien propone la pretensión tiene la carga de probar los
hechosconstitutivos y las condiciones impeditivas o modificativas que afirme
(debe probar los hechos constitutivos en que se apoye su demanda, esto es, los
hechos que producen los efectos jurídicos que se invocan), quien excepciona
debe probar el hecho o hechos extintivos y la condición o condiciones impeditivas
o modificativas que pueden implicar la desestimación o neutralización de la
pretensión; la insuficiencia de la prueba conlleva un perjuicio para la parte
demandante o demandada llamada a demostrar los hechos constitutivos de los
efectos jurídicos o de las excepciones, por cuanto tal insuficiencia se equipara o
corresponde a la falta de prueba.
La carga de la prueba es, entonces, una circunstancia de riesgo toda vez que
quien no pruebe los hechos materia del litigio lo pierde, en cuanto de ello
dependa la suerte de la litis, V.gr. la prueba del caso fortuito y de la fuerza mayor,
corre a cargo de quien pretende eximirse de la responsabilidad demandada; la
simple afirmación de haberse originado el evento por la culpa de un tercero
desconocido no puede tenerla por acreditada; todo daño debe ser probado por
quien lo alega, toda vez que éste es requisito esencial para quien pretende
condena indemnizatoria (un daño no probado no existe para el derecho), aunque
entre el perjuicio, cuya reparación se pretende, y el obrar antijurídico del
demandado, debe existir una relación de causalidad adecuada o sea que el hecho
dañoso es una consecuencia inmediata y necesaria de la conducta culposa del
demandado.
Hoy no se trata de saber quién debe probar; se trata de establecer qué se debe
probar (el objeto del litigio está o no está probado?) y qué pasa cuando no se ha
probado; si no se prueba, pese a las posibilidades de prueba, es porque el hecho
o el conjunto de hechos que constituyen el supuesto de hecho no ha existido o no
ha sucedido (se probó que no existió o que no ocurrió) y el riesgo lo
asume90quien demandó o quien negó, resultando la pretensión no ajustada a
derecho; la carga de la prueba implica que obligadamente debe probarse el
supuesto de hecho o el conjunto de hechos que lo conforman, sin que sea
relevante determinar quién aportó la prueba ni de dónde salió y cuando falta o no
está probado sobrevienen las consecuencias que tal negativa conlleva. La prueba
no es exclusiva de las partes sino que el juez tiene la facultad oficiosa o a petición
de parte, de manera tal que si el demandado aporta la prueba de un hecho
afirmado o negado por el demandante, no es posible afirmar que al actor no
probó.
91
a
- En la Constitución Política de 1991:
Artículo 29
Artículo 29
Es nula, de pleno derecho, la prueba obtenida con violación del debido proceso”.
b
- En el Código Civil :
Siguiendo el precepto del art. 1315 del Código de Napoleón, conforme al cual “El
que reclama la ejecución de una obligación, debe probarla. Recíprocamente, el
que pretende estar libre, debe justificar el pago o el hecho que ha producido la
extinción de la obligación”;
Tomado por el art. 1698 del Código Civil chileno, a saber: “Incumbe probar las
obligaciones o su extinción al que alega aquellas o ésta.
Y el artículo 1760 idem, reproduciendo el texto del art. 1701 del C.C. Civil
Chileno, agrega.- “La falta de instrumento público no puede suplirse por otra
prueba en los actos y contratos en que la ley requiere esa solemnidad; y se
mirarán como no ejecutados o celebrados aún cuando en ellos se prometa
reducirlos a instrumento público, dentro de cierto plazo, bajo una cláusula penal;
esta cláusula no tendrá efecto alguno.
c
En el Código de Procedimiento Civil :
Artículos 177 a 180
Artículo 177
- <i>“Carga de la prueba
- </i> Incumbe a las partes probar el supuesto de hecho de las normas que
consagran el efecto jurídico que ellas persiguen.
Artículo 179
92
Artículo 180
d
En la Ley 446 de 1998
Artículo 10
Artículo 10
e
En el Código de Procedimiento Penal (Ley 600/2000)
Artículos 233 a 234
El deber de probar en materia penal.- Como quiera que los Códigos Penal y de
Procedimiento Penal, son estatutos de defensa social, la acción probatoria
constituye un deber funcional para el juzgador puesto que, en tal campo y
actuación prima el interés público sobre el privado, ya que la acción penal tiene
por objeto la investigación y determinación de la conducta punible, así como la de
sus autores o partícipes, facultando elCódigo de Procedimiento Penal (art. 401) a
los sujetos procesales, para solicitar las pruebas que se practicarán dentro de la
respectiva audiencia.
Artículo 233
- <i>Medios de prueba
- “</i>Son medios de prueba la inspección, la peritación el documento, el
testimonio, la confesión y el indicio.
Artículo 234
f
En el Código Procesal del Trabajo:
Artículo 54
Artículo 54
- <i>Pruebas de oficio
- </i>Además de las pruebas pedidas, el juez podrá ordenar a costa de una de
las partes, o de ambas, según a quien o a quienes aproveche, la práctica de todas
aquellas que a su juicio sean indispensables para el completo esclarecimiento de
los hechos controvertidos”.
5. Eficacia
–Pertinencia, idoneidad y utilidad -DE LA PRUEBA.La economía procesal, el
esfuerzo y el tiempo del juez y de las partes no pueden resultar inútiles, por lo
que se deben rechazar todos los medios de prueba que94por su naturaleza y
contenido no conduzcan a los fines propuestos, sea por su improcedencia,
inidoneidad o ineficacia. En otros términos; para que la prueba produzca el
convencimiento o certeza sobre la existencia o inexistencia y sobre las
circunstancias o modalidades de los hechos afirmados, negados o investigados,
debe tener eficacia jurídica reconocida por la ley -como medio de prueba debe ser
aceptada por la ley- cualquiera sea el sistema de valoración y aporte de los
medios de prueba.
La pertinencia
Según el Diccionario Ideológico de J. Cáceres y Larousse lo pertinente es lo
relativo a una cosa; lo adecuado o conveniente para un fin.
La conducencia
Es la idoneidad legal que tiene un medio de prueba para demostrar un hecho y
surge de la comparación entre la ley y el medio de prueba empleado o a emplear,
a fin de establecer si el hecho -materia del litigio- se puede demostrar con el
empleo de ese determinado medio de prueba.
“La inconducencia de las pruebas se refiere a hechos sin relación con el asunto
debatido; la ineficacia legal mira a determinados hechos a los que la ley niega
valor probatorio” (C.S:J. T. L. Pag. 172, auto de julio 13 de 1940).
“Se inadmitirán las pruebas que no conduzcan a establecer la verdad sobre los
hechos materia del proceso o las que hayan sido obtenidas en forma ilegal. El
funcionario judicial rechazará mediante providencia interlocutoria la práctica de
las legalmente prohibidas o ineficaces, las que versen sobre hechos notoriamente
impertinentes y las manifiestamente superfluas”.
El artículo 53 del Código Procesal del Trabajo, previene: “El juez, podrá, en
providencia motivada, rechazar la práctica de pruebas y diligencias inconducentes
o superfluas en relación con el objeto del pleito. En cuanto a la prueba de testigos
el juez no admitirá más de cuatro para cada hecho”.
96
d.- Ineficaz es la prueba que por mandato legal carece de poder demostrativo
para acreditar ciertos hechos o circunstancias, aún cuando sean pertinentes,
cuando sucede con el documento privado con el que se pretende probar
compraventa de inmueble, pues el art. 1857 del Código Civil , para tal fin,
requiere de escritura pública.
I
El juez sólo puede calificar la inconducencia de la prueba, al momento del fallo,
pero puede negar la práctica de las notoriamente inconducentes
“Es doctrina científica, admitida en numerosas decisiones por las diversas salas de
esta Corporación, la de que la inconducencia de las pruebas se refiere a hechos
sin relación con el asunto debatido, y la ineficacia legal de ellas, a determinados
hechos a los cuales la ley misma niega valor probatorio. Pero el juez no puede
negarse a decretar la práctica de pruebas que en tiempo hábil han pedido las
partes, sino cuando se trata de las que son ostensibles, notoriamente
inconducentes. El momento de calificar el mérito de ellas viene cuando se haya de
pronunciar el fallo de fondo. Antes no sólo se incurriría en un prejuzgamiento,
sino que podría exponerse a las partes al peligro de perder sus derechos por el
rechazo anticipado, por medio de una calificación que podría ser caprichosa, de
los medios de defensa que les brindan las leyes” (C.S: de J., T. LXXX, Auto de mayo
11 de 1955, pág. 563).
Prueba ilícita
Concepto
Prueba ilícita es la que se obtiene, se produce, se practica o se allega mediante
desconocimiento o vulneración de algún derecho fundamental (debido proceso,
intimidad, la dignidad, autoincriminación, solidaridad íntima, etc.); “es aquella
cuya fuente probatoria está contaminada por la vulneración de98 un derecho
fundamental o aquella cuyo medio probatorio ha sido practicado con idéntica
infracción de un derecho fundamental. En consecuencia… el concepto de prueba
ilícita se asocia a la violación de los derechos fundamentales” (Joan Picó I
Junoy, La prueba ilícita y su control judicial, en el proceso civil XXVI Congreso
Colombiano de Derecho Procesal, Universidad Libre de Bogotá, 2005, pág.
480/1), V.gr. la grabación telefónica realizada u obtenida por el propio
funcionario investigador o por terceros sin los requisitos o autorizaciones de ley o
mediante la cual el imputado se autoincrimina; la confesión mediante tortura,
tratos crueles, inhumanos o degradantes o el testimonio (secreto) de quien no se
identifica o reserva su identidad, sin que la defensa pueda contrainterrogar ni el
juez puede conocer la identidad para valorar el testimonio, casos en los cuales se
viola el debido proceso como derecho fundamental, por lo que el art. 29 de
la Constitución Política dispone que “Es nula de pleno derecho la prueba obtenida
con violación del debido proceso”.
i
La exclusión de la prueba ilícita
Como quiera que la verdad y la justicia son los valores pretendidos, como razón
de ser, en el procedimiento judicial libre de ilícitos, los medios de prueba
obtenidos en forma inconstitucional o ilegal, nunca pueden ser considerados o
tenidos en cuenta como demostración de tal verdad, principio que es propio del
Estado Social de Derecho y en lo cual se distancia del Estado totalitario. Los
medios de prueba obtenidos bajo tortura, tratos crueles, degradantes o
inhumanos y, en general, los generados u obtenidos con desconocimiento o
violación de los derechos y garantías fundamentales, no son admitidos como
medios de prueba o fundamento de sentencia judicial. Y no solo no vale la prueba
obtenida en forma ilegítima, sino que tampoco valen las pruebas derivadas u
originadas en aquella; se descalifica toda prueba que se constituya como
proyección de la considerada inválida por vulnerar derechos fundamentales.
“La prueba ilícita debe ser indefectiblemente excluida y no podrá formar parte de
los elementos de convicción que el juez sopese para adoptar la decisión en el
asunto sometido a su conocimiento sin que pueda anteponer su discrecionalidad
ni la prevalencia de los intereses sociales” (C.S. de J. Cas. Nov. 15 de 2005, M.P.
Edgar Lombana Trujillo, Rad. 20.487, en el mismo sentido; Sent. de sep. 7 de
2006, rad. No. 21529, oct. 5 de 2006, rad. 23284; nov. 9 de 2006, rad. No.
23327).
Esta regla, también conocida como los frutos del árbol envenenado, ha venido
siendo aplicada, en forma mayoritaria, por la jurisprudencia de la Corte
Constitucional Colombiana (SU-159 de 2002 ), tesis dentro de la cual fue retirada,
del ordenamiento jurídico la última parte del art. 232 de la Ley 906/2004, cuyo
texto rezaba: “La expedición de una orden de registro y allanamiento por parte
del fiscal, que encuentre viciada por carencia de alguno de los requisitos
esenciales previstos en éste código, generará la invalidez de la diligencia, por lo
que los elementos materiales probatorios y evidencia física que dependan directa
y exclusivamente del registro carecerán de valor, serán excluidos de la actuación
y sólo podrán ser utilizados para fines de impugnación” . En otros términos; la
prueba ilícita, como tal y su derivada, por ser violatoria del debido proceso,
debe100ser excluida del proceso para evitar su contaminación y, por tanto, carece
de todo efecto y secuencia jurídica, aún como soporte de impugnación.
ii
La teoría de la nulidad
Tanto la legislación francesa como la italiana, disponen la nulidad de la prueba
ilícita, la primera de las cuales sólo exige la afectación de los derechos del
respectivo sujeto procesal.
iii
Regla de la discrecionalidad ponderada
La exclusión de la prueba ilícita no es regla imperativa puesto que su aplicación
conlleva un costo social tanto por liberar al delincuente como por el costo
económico que implica la gestión afectada, por lo que el juez dispone de cierta
discrecionalidad para evaluar determinados factores o circunstancias, de tal
manera que si la prueba calificada de ilícita conlleva o representa violación de
derechos fundamentales, debe ser excluida, en caso contrario, dependiendo del
vicio de la prueba, de los derechos constitucionales en juego, del sacrificio de la
verdad en aras del interés general y del conocimiento mediante prueba
independiente o autónoma o proveniente de la voluntad del presunto afectado.
“En cada caso, de conformidad con la Carta y las leyes deberá determinarse si
excepcionalmente subsiste alguna de las pruebas derivadas de una prueba ilícita,
o si corren la misma suerte que ésta” (C.S.J. Cas. Nov. 15 de 2005, M.P. Edgar
Lombana Trujillo, Rad. 20.487 y Cas de julio 8 de 2004, M.P. Herman Galán
Castellanos, Rad. 18.451)
“Propio es notar, entonces, que sin pruebas, las pretensiones o defensas que
aduzcan las partes de una determinada controversia, es la regla, perderían
toda101opción de acogimiento, pues sin la acreditación de los hechos que les
sirvan de sustento o apoyatura, lo que solo se logra a través de ellas, ningún
mérito tendrían esas alegaciones, en función de la determinación con que debe
definirse el respectivo caso.
Ello explica que sea el propio artículo 29 de la Constitución el que, a tono con una
acentuada tendencia internacional existente en la materia y en desarrollo de la
arraigada garantía del debido proceso, consagre que todas las personas tienen
derecho “a presentar pruebas y a controvertir las que se alleguen en su contra“.
Así mismo, que a renglón seguido declare que “Es nula, de pleno derecho, la
prueba obtenida con violación del debido proceso” , disposiciones armónicas, en
lo pertinente, con las consignadas en los artículos 174, 177 y178 del Código de
Procedimiento Civil , a cuyo tenor, en su orden, se prevé que “Toda decisión
judicial debe fundarse en las pruebas regular y oportunamente allegadas al
proceso“; que “Incumbe a las partes probar el supuesto de hecho que las normas
que consagran el efecto jurídico que ellas persiguen”, del que se desprende no
sólo la carga de los litigantes, sino también su derecho, ello es toral, de acreditar
los hechos en que afinquen su posición, y que “las pruebas deben ceñirse al
asunto materia del proceso y el juez rechazará in limine las legalmente prohibidas
o ineficaces, las que versen sobre hechos notoriamente impertinentes y las
manifiestamente superfluas”.
Al fin y al cabo, en un Estado social de derecho, con todo lo que significa, ni las
partes ni el oidex están autorizados, a obtener la prueba y correlativamente la
“verdad”, no importa cuál sea su costo, justificando para ello la adopción de
cualquier mecanismo, herramienta, metodología o estratagema, sin interesar su
origen, alcances y consecuencias, motivo por el cual el derecho probatorio, como
sindéresis y animado por la preservación del equilibro y la eticidad del proceso,
ha introducido límites y precisas reglas probáticas, corroborando de esta manera
que el precitado derecho a la prueba no es absoluto y, por tanto, conoce límites y
fronteras. Admitir lo contrario, sería propiciar la anarquía, el desorden, la ley del
más fuerte y el estímulo a la incorporación de las más oscuras, siniestras y
deleznables prácticas atentatorias de las más elementales garantías ciudadanas.
De allí el especial celo del constituyente y del legislador contemporáneo para
evitar que, con el pretexto de la desenfrenada y obsesiva búsqueda de la referida
“verdad”, todo se tolere, todo se justifique, todo se excuse, todo se torne viable
amén de inmaculado.
Por consiguiente, en los tiempos que corren, signados por el devoto respeto de
los derechos fundamentales, por la conservación racional de un orden justo y por
la humanización del proceso y de los procedimientos, ya no resulta de recibo, por
extrema -y hasta provocadora- aquella máxima que a la sazón rezaba que, “quien
quiere el fin, se entiende que quiere también los medios, sin los cuales el fin no
puede lograrse” (qui vult finem, velle etiam creditur media, sine quipus finis
obtineri nequit)12. No en vano, con potísima razón, se tiene claramente
establecido que:
Del mismo modo, como secuela del referido principio conforme al cual la prueba,
en sí misma considerada, está sujeta a precisos y racionales límites, en el ámbito
internacional, cada día se torna más evidente el propósito de la Constitución y la
ley -según el caso- de regular lo atinente a su procedencia, licitud y pertinencia,
en diáfana sintonía con el alcance y arquitectura asignada al debido proceso,
aquilatada garantía objeto de acentuado e irrestricto interés, sobre todo en los
últimos lustros, en los que se ha brindado una mayor y sistemática atención. Por
ello es por lo que, lato sensu, se alude en el marco del derecho probatorio, a la
llamada “prueba ilícita”, todo sin perjuicio de la afloración de diversas
clasificaciones y denominaciones realizadas en torno a la problemática en
comentario, no siempre uniformes.
Es así, por vía de ejemplo, como se suele referir, stricto sensu, a la prueba ilícita y
a la prueba ilegal o irregular e incluso, a la viciada, a la ilegítima y a la
clandestina, y con un alcance global a la expansión más genérica y
omnicomprensiva de “prohibiciones probatorias”. Sin embargo, aún reconociendo
la anunciada diversidad clasificatoria, a la par que la disimilitud terminológica
imperante, la communis opinio se inclina mas por admitir la mencionada la
bipartición, de suyo menos casuista, a fin de darle cierta ciudadanía a la
clasificación de las pruebas104en ilícitas e ilegales, categorías que, por
sustantivas y por revestir un carácter más autonómico, de ordinario son ubicadas
en vértices distintos.
106
Al efecto debe decirse que con la actual prefiguración constitucional del Estado
como social de derecho -fundado en el respeto por la dignidad humana-, la
libertad y autonomía individuales cobran especial relevancia al punto de
garantizarse a la persona natural el ejercicio de sus facultades “sin más
limitaciones que las que imponen los derechos de los demás y el orden jurídico”
(C.N. art. 16).
Siendo ello así, mal podría esgrimirse impedimento alguno o exigir autorización
judicial para que las personas graven su propia voz o su imagen, o intercepten su
línea telefónica, si estas actividades no se hallan expresamente prohibidas. Este
aserto resulta avalado si se tiene en cuenta que quien así actúa es precisamente
el afectado con la conducta ilícita, y por ende, eventualmente vulneradora de sus
derechos fundamentales, por lo que su proceder se constituye en un natural
reflejo defensivo.
Por ello conviene advertir que cuando no se trata de grabar la propia voz, o
recoger documentalmente la propia imagen, ni de interceptar la línea telefónica
que se tiene, sino de registrar comunicaciones o imágenes privadas de otras
personas, es necesario que se obre en cumplimiento de una orden emanada de
autoridad judicial competente, en cuanto ello implica invadir la órbita de
intimidad 108personal ajena, también protegida como derecho constitucional
fundamental (art. 15), como se dejó dicho” (se destaca). A su turno, en fallo de 9
de febrero de 2006, radicado 19219, sólo para registrar algunas de las
providencias existentes, en obsequio a la brevedad, puntualizó:
“Por ello, por vía excepcional, con relación al específico tópico de la necesidad de
esclarecer o evitar un delito, la jurisprudencia de la Sala de Casación Penal ha
reiterado que es legítima la grabación de las conversaciones privadas de la
víctima, cuando a través de esa operación técnica se puede preconstituir prueba
con la finalidad de denunciar o enervar un hecho que se presume delictivo (…).
El derecho fundamental de la intimidad consagrado en el artículo 15 de
la Constitución Política , se concreta en que “la correspondencia y demás formas
de comunicación privada son inviolables” y en que “sólo pueden ser interceptadas
o registradas mediante orden judicial, en los casos y con las formalidades que
establezca la ley”.
111
Como colorario de lo expuesto debe admitirse, como así, claro está, también lo ha
reiterado la Sala, no resulta imperativa la exclusión cuando se trata de una prueba
afectada por irregularidades menores, que por esa misma entidad no desconocen
derechos fundamentales ni afectan la estructura del proceso ni el derecho de
defensa30.
112
El inciso final del artículo 29 de la Carta Política y las normas que lo desarrollan,
señalan que tanto la estructura del Estado de derecho como de la sociedad para la
cual se consagra esencialmente, y de la administración de justicia, soportadas
dogmática y orgánicamente en la Constitución, no admiten pruebas obtenidas con
violación al debido proceso, instituido en defensa de derechos fundamentales y
garantías ciudadanas, por consiguiente, exige la exclusión estricta de la prueba
constitucionalmente ilícita (prueba principal) y, eventualmente, de la prueba
derivada, entendiendo por tal aquella, con entidad
igualmenteconstitucional, de113ninguna manera tenue o atenuada, que tiene su
fuente de conocimiento en dicha prueba básica y no en otra de carácter
independiente.
114
Ahora bien, la dimensión positiva del defecto fáctico por indebida apreciación
probatoria se encuentra recogida en el inciso final del artículo 29 de
la Constitución Política . El artículo en cita señala que “es nula, de pleno derecho,
la prueba obtenida con violación del debido proceso”. La corte constitucional ha
delimitado el alcance de la disposición citada, a la que ha dado el nombre de la
“regla de exclusión probatoria”, en una jurisprudencia que merece la pena
recordar.
Por ello la Corte Constitucional ha establecido como regla inicial que la simple
trasgresión de las normas procesales que regulan la inclusión de pruebas en las
diligencias no implica afectación del debido proceso. Estas irregularidades
menores se refieren a la afectación de las formas propias de los juicios, pero dada
su baja intensidad en la definición del conflicto, no quedan cobijadas por el inciso
final del artículo 29 constitucional. Sobre este particular dijo la Corte:
115
116
117
119
-------------------------------------------------
[12] Como bien lo enfatiza el doctor Jairo Parra Quijano, refiriéndose a este
mismo tema, “los Estados modernos, no pueden argumentar que el fin de la
´defensa social´ justifique la búsqueda de la verdad a cualquier precio. La
búsqueda de la verdad no puede ser una aspiración que logre su satisfacción a
costa de la libertad y de los derechos de la persona. Escribe Beccaría: “no hay
libertad donde las leyes consientan alguna vez, que en determinados casos el
hombre deje de ser persona y se convierta en cosa”. Manual de Derecho
Probatorio, Librería del Profesional, Bogotá, 2004, págs. 25 y 26. En sentido
análogo el Tribunal Supremo Español, en providencia de 18 de junio de 2002,
sentó que la verdad “… sólo puede alcanzarse dentro de las exigencias,
presupuestos y limitaciones establecidas en el ordenamiento jurídico… No se
puede obtener la verdad real a cualquier precio. No todo es lícito en el
descubrimiento de la verdad”.
[14] Joan Picó I Junoy. El derecho a la prueba en el proceso civil. J.M. Bosch
Editor, S.A. Barcelona 1996, págs. 40 y 41
[15] Joan Picó Junio. La prueba ilícita y su control judicial en el proceso civil,
XXVI Congreso Colombiano de Derecho Procesal, Universidad Libre, Bogotá
2005, Pag. 840 y 841. Por su parte Ada Pellegrini Grinover, expresa que “Por
prueba ilícita, en sentido estricto, indicaremos por tanto la prueba recogida
infringiendo normas o principios colocados por la Constitución y por las leyes,
frecuentemente para la protección de las libertades públicas y de los derechos
de la personalidad y de su manifestación como derecho a la intimidad…
Constituyen, también, pruebas ilícitas las obtenidas con violación al domicilio,
(…) o de las comunicaciones(…) las conseguidas mediante tortura o malos
tratos(…) las recogidas infringiendo la intimidad(…)”. Pruebas Ilícitas, en Revista
de la Asociación de Ciencias Penales de Costa Rica, Año 7 No. 10, 1995, pag.
23. Criterio análogo expone el profesor de la Universidad de Pavía, Vittorio
Denti, quien precisa que “Las pruebas que se definen como ilícitas son .. las
obtenidas en violación de los derechos protegidos por normas diversas y en
primer lugar por normas constitucionales” lo que explica que lo indicado se
traduzca en “… el punto de una disciplina de la prueba que pone límites a
métodos de indagación judicial que pueden ser ofrecidos incidiosamente por el
progreso técniccientífico”. Estudios de derecho probatorio E.J.E.. Buenos Aires
1974, págs. 270 y 271.
[19] En igual sentido, entre otras, bien pueden mencionarse las sentencias de la
misma Sala de 16 de marzo de 1988 (rad.1634) y 29 de junio de 2005 (rad.
19227).
[23] .-Sala de Casación Penal. Sent. Cas. 17-10-1990 M.P. Gustavo Gómez
Velásquez
[24] Sala de Casación Penal. Sent. Cas.. 23-07-01. R. 13.810. M.P. Fernando
Arboleda Ripio.
[25] Sala de Casación Penal, Sent. Cas. 16-12/98. R. 10373, M.P. Carlos
Eduardo Mejía Escobar.
[26] “En países de tradición romana, como Francia, las pruebas irregulares, son
sometidas a un régimen de nulidades. El juez no puede anular la prueba sino
afecta los intereses de la parte concernida. En Italia la nulidad de la prueba
ilícita es ordenada por una disposición general de la ley procesal penal que
tiene un tenor amplio y que no exige la existencia de un perjuicio para el
inculpado ni exceptúa las irregularidades menores“ (Corte Constitucional S159
de 2002, pág. 33).
[27] “En los Estados Unidos de América y en otros países de tradición
anglosajona, la regla de exclusión no sólo fue tardíamente introducida, sino
que no funciona como una regla imperativa puesto que el juez penal dispone de
cierta discrecionalidad para aplicarla después de evaluar y sopesar ciertos
factores”. Ver cita pie de página No. 81 de la Corte Constitucional en SU-159 de
2002, ya citada.
[29] Corte constitucional C-546, octubre 1º de 1992. M.P. Ciro Angarita Barón
(q.e.p.d.). “El individuo es un fin en sí m