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¿Por qué somos tan malos en

matemáticas?
Por: ANDREA LINARES GÓMEZ |
3:36 p.m. | 28 de Septiembre del 2013

Según un estudio de la Universidad Nacional, el 88,6% de los 'primíparos' reprueba la evaluación de


matemática básic

Énfasis en lo memorístico y uso de fórmulas sin contexto influyen en


desempeño de los estudiantes.
No hay materia más exacta que las matemáticas, pero tampoco una más odiada. Y
eso tiene consecuencias. Según un estudio de la Universidad Nacional (Palmira),
ocho de cada 10 ‘primíparos’ llegan a la educación superior con pésimos
conocimientos matemáticos.
“De una población de 428 estudiantes, solamente el 11,4 por ciento aprobó la
evaluación de matemática básica. El 45,1 por ciento obtuvo calificaciones entre 0 y
1, o sea que está en un nivel crítico. Es sumamente preocupante que la mayoría ni
siquiera sobrepase la calificación baja de 2,5. Que desde el colegio vengan con un
nivel tan bajo de aprendizaje no solo es un inconveniente para el estudiante, sino
para la universidad, que afronta grandes retos para solucionar el problema”, afirma
Martha Cecilia Tutalchá, vocera de ese centro de estudios. Estos datos, a los que se
suma una serie de estadísticas recogidas desde el 2007, reafirman una triste
conclusión del Programa de Evaluación Internacional de Estudiantes (Pisa): en
habilidades matemáticas, los jóvenes colombianos tienen un rezago de más de dos
años de escolaridad frente a estudiantes de otros países.
Esto es particularmente grave si se tiene en cuenta que buena parte de las
situaciones de la vida diaria requieren un pensamiento aritmético (medir, repartir,
calcular, contar, etc.). Además, las matemáticas ayudan a formar ciudadanos
críticos y aumentan la capacidad para reflexionar, resolver problemas y
argumentar.
La propia ministra de Educación, María Fernanda Campo, ha reconocido que el
mayor porcentaje de deserción universitaria se presenta en carreras como
ingeniería, arquitectura, matemáticas y ciencias naturales, donde los números son
determinantes.
EL TIEMPO consultó a cinco expertos de primer nivel para identificar las razones
del bajo desempeño en matemáticas de los estudiantes colombianos y las mejores
estrategias para entenderlas y, sobre todo, aplicarlas en situaciones reales.
1. La formación y la actitud de los maestros
Hacen falta educadores bien preparados en esta rama (muchos la enseñan sin
conocer profundamente la materia) y con vocación de maestros. Esto hace que la
enseñanza no tenga la calidad ni el atractivo suficientes. Si una persona no siente
amor por lo que enseña y no la cautiva el tema, no puede generar interés en sus
alumnos.
2. Se utilizan métodos pedagógicos inapropiados
Sigue predominando la memorización de fórmulas y se ignora el poder conceptual
de las matemáticas: entender la idea detrás de la suma, la división, la
multiplicación… Todo ejercicio tiene una razón de ser, pero esto no se enseña. Las
matemáticas son un lenguaje, como el inglés, que se aprende poco a poco. Al
principio sí se repite lo que dice el profesor, pero luego hay que dejar que el
estudiante utilice lo aprendido en la vida real.
3. La dictan como un área independiente
En muchos colegios, las matemáticas se enseñan como una ciencia sin relación
alguna con la vida diaria ni con otras áreas. Se hace ver como un cuerpo rígido de
verdades absolutas, que no da espacio a la imaginación ni a nuevas propuestas. Una
herramienta poderosa es fomentar las aplicaciones atractivas de esta materia, como
la electrónica, la exploración espacial y la creación de robots.
4. Poca comprensión de lectura
Las pruebas han demostrado que los estudiantes no entienden el problema que
leen. Si no logran comprender un enunciado, no podrán nunca pasar la información
a un lenguaje matemático.
5. La cultura del atajo
Predominan el inmediatismo y el facilismo. A los estudiantes no se les enseña a ser
constantes, dedicados, pacientes, críticos, analíticos y reflexivos, cualidades básicas
para entender y aplicar las matemáticas en forma adecuada.
6. La promoción automática
Limitar al 5 por ciento la cantidad de alumnos que debían repetir un curso, medida
que estuvo vigente entre el 2003 y el 2009 y conocida como promoción automática,
generó mediocridad y desinterés en el aprendizaje.
7. El mito de que son difíciles
La creencia de que las matemáticas requieren un nivel intelectual superior hace que
los niños y jóvenes las enfrenten con actitud de derrota. La sociedad no les hace
entender su importancia. Faltan estrategias para hacerlas atractivas. Las personas
no las disfrutan, ni enseñándolas ni aprendiéndolas.
8. Carencia de hábitos de estudio
Las matemáticas requieren un entrenamiento diario. La falta de rutinas y los bajos
niveles de concentración impiden la debida apropiación de los conocimientos. Un
objetivo del maestro debe ser lograr que, desde una edad temprana, el alumno vea
las matemáticas como una necesidad.
9. Influencia familiar
Frases como “yo también era malo en matemáticas” refuerzan su supuesta
dificultad y generan prevención. A esto se suma la actitud negativa hacia los buenos
estudiantes de matemáticas, a quienes se los califica de nerds y son blanco de
matoneo.
10. Los absurdos del sistema educativo
Muchos estudiantes de colegios públicos afirman que durante varios años de su
educación media no tuvieron profesor de matemáticas. Esta situación es
prácticamente irreparable.
ANDREA LINARES GÓMEZ
Redactora de EL TIEMPO
Con la asesoría de Margarita Ospina, magíster en matemáticas y doctora en
ciencias matemáticas; Ignacio Mantilla, matemático y rector de la Universidad
Nacional; Jesús Alonso Ochoa, director de la carrera de Matemáticas de la
Universidad Javeriana; Crescencio Huertas, profesor de la maestría en
enseñanza de las ciencias exactas y naturales de la Facultad de Ciencias de la
Nacional, y José Ricardo Arteaga, director del Departamento de Matemáticas de
la Universidad de los Andes.

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