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República Bolivariana de Venezuela

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Carrera Derecho

ENSAYO DERECHO PENAL ITERCRIMINIS, ACTOS


DELIBERATORIOS, PREPARATORIOS Y COMIENZO DE
EJECUCION

Participante: Lindeliz C. Rojas S.


C.I.: N° 14.041.298
Sección: “A”
Segundo Trimestre
Materia: Derecho Penal II
INTRODUCCIÓN

En el estudio de la Teoría del Delito, uno de los temas más interesantes sin
duda alguna, lo constituye el llamado Iter-Criminis. Siendo éste uno de los puntos
álgidos en la disertación de dicha Teoría. Ahora bien, en ese camino del Delito, en
el lugar intermedio entre su inicio y su consumación, se encuentra un paraje de
reversa, que le permite al sujeto que ha emprendido una acción con intención
criminal, retrotraer su plan y volcarse de nuevo a la legalidad.

La ley penal no solo sanciona los actos que efectivamente lesionan el interés
jurídicamente por ella tutelado, sino también aquellas situaciones en que lo
protegido es puesto en peligro mediante la conducta del agente. Ejemplo de ello, es
lo que sucede con la tentativa, en la que el agente inicia la comisión de un hecho
considerado como delictivo por la ley, pero no logra su consumación por hechos
ajenos a su voluntad. El inicio de la ejecución del delito por parte del agente es
requisito para que se estructure la tentativa. Determinar el momento a partir del cual
la conducta desplegada por el sujeto activo se inserta dentro de las redes de lo
penal, es un asunto que ha suscitado arduas discusiones al interior de la teoría del
delito.
DESARROLLO

El delito es una obra humana y por ello debe seguir un proceso más o menos
extenso que se denomina en la doctrina vida del delito o iter criminis. Las etapas en
el desarrollo del acto delictivo se generan en la mente del autor y se exterioriza en
actos, hasta llegar a la consumación y total agotamiento del delito.
Por tanto, la acción es punible no solo cuando concurren todas las
circunstancias que comportan el tipo objetivo y el subjetivo, sino también cuando
falte algún elemento requerido por el tipo objetivo. Por ello, dado que un hecho
punible tiene distintas etapas de realización (tentativa y consumación), es preciso
delimitar en qué momento el autor ingresa en el límite mínimo de lo punible, y
cuándo se ha alcanzado la etapa que permite llegar al máximo de punibilidad
prevista.
De esta forma la tentativa como dispositivo amplificador del tipo penal, pone
de relieve la toma de postura que un determinado ordenamiento realiza frente a la
discusión dogmática entre el desvalor de acción y el desvalor de resultado. La
prueba de ello, la encontramos en la punición en algunos ordenamientos de la
tentativa imposible y la tentativa inidónea, así como en la rebaja de pena para el
conato frente a la imponible para el caso del delito consumado, fenómenos que no
son uniformes en las legislaciones. Así, la distinción entre actos preparatorios y
actos ejecutivos como punto de discusión en torno a la tentativa, debe resolverse a
partir de la concepción del injusto que maneje un determinado ordenamiento, en el
caso concreto.
A su vez Igual sucede en los eventos en los que se sancionan actos
preparatorios, o en los que se consignan delitos de peligro, en los cuales la
antijuridicidad se representa por cuanto se incurre en conductas peligrosas para el
interés tutelado por la Ley Penal.
En igual sentido, CÓRDOBA ANGULO. La tentativa. “...para
intentar resolver de una manera coherente y sistemática
algunos interrogantes que se plantean en torno a la tentativa,
es necesario partir del fundamento o razón de su
prohibición...” P. 71.
Aunado a esto el primer presupuesto para que se estructure la tentativa es
la necesidad de exteriorización de la conducta mediante la realización de actos
idónea e inequívocamente dirigidos a la consumación del hecho. En efecto, gracias
al principio del acto, es necesario que el sujeto activo de la conducta exteriorice su
personalidad mediante actos que supongan algo más allá de su fuero interno. Para
que la conducta entre en las redes de lo penal es requisito que el actor realice una
conducta en el sentido jurídico penal del término, lo cual, en todo caso, supondrá la
realización de una serie de actos externos sin que se pueda penar a alguien por su
forma de ser, de pensar etc. Así entonces, la doctrina ha distinguido en el desarrollo
del íter criminis los denominados actos preparatorios de los actos ejecutivos, para
señalar, que solo a partir de los segundos, es punible la tentativa. La distinción entre
actos preparatorios y actos ejecutivos, es uno de los puntos más problemáticos
dentro de la teoría del delito, por lo que es fácil encontrar un sin número de
posibilidades teóricas para solventar esta cuestión.
En primer lugar, tenemos las denominadas teorías objetivas, en las que la
distinción entre actos preparatorios y actos ejecutivos se realiza ya sea, a partir del
tipo o a partir de la vulneración al bien jurídicamente tutelado. En el primer caso,
estamos frente a las denominadas teorías objetivo -formales, en las que la
distinción se hace teniendo en cuenta el significado lingüístico del verbo rector
sancionado en el respectivo tipo penal. Estaremos entonces frente a un acto
ejecutivo cuando el agente inicia la actividad descrita por el tipo respectivo, así,
estaremos frente a una tentativa de homicidio cuando el sujeto comience a “matar”,
o frente a un conato de hurto cuando el sujeto comience a “apoderarse”.
La inexactitud de estas tesis condujo a su fracaso, debido a que no es claro
en que eventos se da inicio lingüísticamente a la conducta sancionada por la ley
penal. Partiendo de un entendimiento de la norma penal como objetiva de
valoración y de la función protectora de bienes jurídicos por parte del derecho penal,
surgieron las denominadas teorías objetivo-materiales, en las que la distinción entre
acto preparatorio y acto ejecutivo se da a partir del momento en que se comienza
a poner en peligro el bien jurídicamente tutelado por la ley penal. Así entonces, en
el acto preparatorio aún no se alcanza a poner en peligro el bien jurídico, lo cual si
sucede en el caso del acto ejecutivo.
De acuerdo con estas tesis, la distinción entre actos preparatorios y actos
ejecutivos en el caso del hurto, estaría en el momento en que se comienza a poner
en peligro el bien jurídico patrimonio económico del sujeto pasivo. Limitamos en
este punto el estudio a las denominadas teorías objetivas formales y materiales,
que sin embargo no son las únicas que se han esbozado para resolver este
interrogante. Así, por ejemplo, CARRARA en un primer momento (Programa, V, pp.
247 y ss.) sostenía que en los actos preparatorios se caracterizan por su
equivocidad ya que pueden o no conducir a un hecho punible, en tanto, los
actos ejecutivos se destacan por su univocidad, en tanto que se dirigen
siempre a un hecho ilícito. Posteriormente y ante las dificultades de este
primer planteamiento, reformuló su tesis para encontrar la distinción entre
actos preparatorios y actos ejecutivos en la teoría del ataque a la esfera
jurídica ajena, en virtud de la cual los actos preparatorios son los que
permanecen en la esfera del sujeto activo y actos ejecutivos son aquellos que
invaden la esfera del sujeto pasivo lesionando sus intereses jurídicos.
El finalismo, por su parte entiende que el contenido del injusto está dado por
la rebeldía que muestra el agente frente al llamado de la norma, por lo que la
entienden como norma subjetiva de determinación. A la luz de la tentativa, para
explicar la distinción entre actos preparatorios y actos ejecutivos acudieron al
concepto del plan del autor. Así, atendiendo lo querido por el autor y según su plan
criminal, estaremos frente a actos preparatorios, cuando para él determinados
actos sean apenas la antesala del hecho, y frente a actos ejecutivos cuando, de
acuerdo a su plan, estemos frente a actos que ya constituyan actos de ejecución
de la conducta criminal. En este evento, se parte de la prevalencia del desvalor de
acción a nivel del injusto jurídico-penal. Por último, surgen las denominadas tesis
objetivo-subjetivas, o tesis mixtas, en las que se combinan las tesis objetivas con
las subjetivas. Una primera alternativa en este sentido, plantea la combinación entre
la teoría subjetiva y la teoría objetivo-formal, para sostener que la delimitación entre
actos preparatorios y actos ejecutivos se procede en primer lugar, a observar el
plan del autor y posteriormente, determinar si de acuerdo con esa imagen, el
comportamiento realizado se encuentra estrechamente ligado a la acción típica de
manera que no haya eslabones intermedios esenciales para poner en actividad
inmediata su realización.
CÓRDOBA ANGULO, por su parte, plantea que para distinguir el acto
ejecutivo del acto preparatorio se debe determinar, en primer momento, cual es el
plan del autor (teoría subjetiva). Establecido lo anterior, es necesario acudir a
criterios objetivos relacionados primero, con el bien jurídico (teoría objetivo-
material) y en segundo lugar, es necesario que el acto que se realiza sea
inmediatamente anterior a la plena realización de todos o algunos de los elementos
del tipo penal, conocido como principio de inmediatez temporal.
Para concluir, sobre todo para establecer la diferencia fundamental,
trascendental, que existe entre los actos preparatorios, que como regla general no
son punibles, y los actos de comienzo de ejecución que sí lo son en la medida y en
el sentido, cuando nos refiramos a la tentativa de delito y al delito frustrado.
Ahora bien: ¿Cuál es la diferencia que existe entre los actos preparatorios y los
actos de comienzo de ejecución?... Ha habido muchísimas teorías para tratar de
establecer tal diferencia. Pensamos que la única correcta es la propugnada por
Francisco Carrara, que se puede esquematizar en los siguientes términos: los actos
preparatorios se caracterizan por su multivocidad, por su equivocidad; es decir,
tienen varios sentidos, varios significados posibles, son susceptibles de diversas
interpretaciones; se compra una escalera ¿por qué?: es para perpetrar un hurto,
pero también puede ser para pintar las paredes de una casa. Se compra un veneno
¿para qué?... puede ser para matar a la suegra, pero puede ser también para matar
ratas: actos multívocos, actos equívocos. La multivocidad, la equivocidad,
caracteriza los actos preparatorios que, regla general, son actos impunes, no son
punibles. En cambio, los actos de comienzo de ejecución son unívocos o
inequívocos; la univocidad o la inequivocidad caracterizan los actos de comienzo de
ejecución.
Se ha dicho que comprar un veneno es un acto preparatorio, y por tanto, como acto
preparatorio que es, debe quedar impune; sin embargo, si el sujeto activo después
de comprar el veneno lo mezcla con una bebida que ofrece al sujeto pasivo, ya se
trata de un acto de comienzo de ejecución; o bien es un acto preparatorio y como
tal impune el comprar una escalera, pero si el sujeto activo compra la escalera y la
apoya en la casa de otra persona y comienza a subir por ella, ya ese acto es
unívoco, inequívoco, tiene un significado, es un acto de comienzo de ejecución que
se caracteriza por la univocidad o inequivocidad; este acto un solo sentido, a saber:
el agente quiere perpetrar un hurto con escalamiento u otro delito.
CONCLUSIÓN

En Venezuela se sigue el criterio de la doctrina clásica de atenuar o agravar


la responsabilidad penal del sujeto activo del delito según sea tentado o frustrado.
En cuanto al itercriminis como elemento del delito en la legislación Venezolana se
debe comentar que este hecho atraviesa por una fase interna que se desarrolla en
la mente del sujeto y finaliza en la resolución criminal, esto para luego entrar en una
fase externa que se manifiesta en los actos la resolución o transciende al exterior.
Es así como el itercriminis se compone de actos preparatorios y actos
ejecutivos que envuelven las nociones de tentativa y de frustración en el ámbito del
delito imperfecto, es decir, que por circunstancias ajenas a la voluntad del sujeto
activo no ha llegado a consumarse. En referencia a los actos consumatorios se
vinculan a la fase netamente ejecutiva, si el agente lleva a cabo un acto externo,
que entra ya en la esfera de realización del delito, la tentativa se define como fase
ejecutiva en el que el sujeto activo no puede realizar todo lo necesario para la
perpetración del hecho punible y al frustración que consiste en que el autor a pesar
de haber concluido los actos necesarios y que el mismo no se verifique.

BIBLIOGRAFÍA
Arteaga, A., Derecho Penal parte general, Editorial UCV, Caracas-
Venezuela, año 1982.
Bacigalupo, E.Manual de Derecho Penal, Editorial Temis, 3era.
Reimpresión, Bogota-Colombia, año 1996.

Código Penal Venezolano, Editorial LIVROSCA, Caracas-Venezuela, año


2005.

Grisanti, H. (2008) Lecciones de Derecho Penal. Parte General.


19ª Edición. Vadell Hermanos Editores. Valencia – Venezuela

Zaffaroni, E. Derecho Penal Parte General, Edición 2002 citando a: Sobre


las etapas del itercriminis, en lodos los tiempos, Bertault, Cours, p. 193; Mayer H.,
Grundriss. p. 161; Stratenvverth, p. 188; Wessels, p. 114; Bacigalupo, 1994, p.
334.

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