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Cuando un organismo muere o produce algún tipo de resto como producto de su actividad vital, se

produce una serie de transformaciones como: destrucción de la materia orgánica, sustitución de ésta
por materia mineral estable ante las nuevas condiciones ambientales, relleno de cavidades (del
propio organismo o generadas por él) que puede tener como resultado la formación de un fósil.

El proceso de fosilización es un proceso selectivo, de manera que la probabilidad de que un


organismo, o alguna parte de él, resista el paso del tiempo y se convierta en un fósil va a depender
de su composición química y de las características físicas y composición de las aguas a que esté
expuesto. Así pues, los esqueletos (internos o externos), que contienen una gran cantidad de
materia mineral se conservan con más facilidad, mientras que el tejido blando es mas difícilmente
conservable, debido a que en condiciones normales es rápidamente atacado por bacterias
descomponedoras.

Lo que normalmente fosiliza son las partes duras, pero pueden encontrarse fosilizadas semillas,
esporas y granos de polen. El caso más famoso, quizás, de fósil es el del ave Archaeopteryx, en el
que han permanecido la huellas de las plumas. En su momento, a finales del siglo XIX cuando fue
descubierto el primero de ellos, Darwin ya había publicado "El origen de las especies", y este fósil
resultaba ser el primer caso de "etapa" intermedia en la transformación de unas especies en otras.

El proceso de fosilización, por el que un resto o señal de actividad biológica queda memorizado en
las rocas, exige siempre unas circunstancias especiales que lo sustraigan de forma rápida de la
putrefacción, disolución o destrucción física por agentes externos.

Lo normal es que el resto quede enterrado en áreas favorables donde se produzca una acumulación
activa de sedimentos finos (lagos y cursos de agua, plataformas marinas, depósitos eólicos), pero
también sucede en otros ambientes o circunstancias más excepcionales, donde se alcance incluso la
conservación integral del organismo: mamuts en terrenos congelados, rinocerontes lanudos en
pozos asfálticos, momificaciones en cuevas, fosilización en turberas o ámbar.

Los mecanismos físico-químicos de la fosilización suelen generar modificaciones importantes en la


composición y estructura de los restos, que normalmente se presentan en fase más avanzada en los
de mayor edad geológica. Todo fósil es consecuencia de estos procesos, y convencionalmente se
establece que los más recientes corresponden a la última glaciación cuaternaria (Würm), con una
antigüedad superior o equivalente a los 13.000 años. Los materiales algo más modernos o
aparentemente poco fosilizados suelen referirse también como subfósiles. El concepto de "fósil
viviente" no alude a cuerpos fosilizados, sino a animales o plantas actuales cuya estructura no
difiere sustancialmente de la de sus antepasados conocidos a través de los fósiles, razón por la cual
se les considera como "poco evolucionados" o reliquias del pasado esplendor de ciertos grupos
(Nautilus, Língula, lamprea, celacanto, Ginkgo).
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¿Cómo se forman los fósiles?


PUBLICADO POR: PEDRO DONAIRE PUBLICADO EN FECHA: 6/29/2013 11:44:00 A. M. / COMENTARIO : 0
Referencia: LiveScience.com .
por José Castro, 26 de junio 2013

Cuando los animales, plantas y otros organismos mueren, generalmente se desintegran por
completo. Pero a veces, cuando las condiciones son las adecuadas, quedan preservadas como fósiles.
Esqueleto de la muestra de pájaro (Aurornis xui) descubierto en Yizhou Fossil & Geology Park, China. Crédito:Thierry Hubin / IRSNB

Existen diferentes procesos físicos y químicos por los cuales se crean los fósiles, según el Servicio
Geológico de los Estado de Nueva York.

La congelación, el secado y el recubrimiento, con el alquitrán o la resina, que pueden crear fósiles
que preservan los tejidos corporales. Estos fósiles representan a los organismos tal como eran
cuando estos vivían, pero son muy raros.

La mayoría de los organismos se convierten en fósiles cuando son transformados por otros medios.

El calor y la presión al ser enterrados por el sedimento pueden causar que los tejidos de los
organismos, incluyendo a las hojas de las plantas y las partes blandas del cuerpo de los peces,
reptiles e invertebrados marinos, puedan liberar el hidrógeno y el oxígeno, dejando tras de sí un
residuo de carbono .

Este proceso, que se llama carbonización, o destilación, produce una impresión detallada del carbono
del organismo muerto en las rocas sedimentarias.

El método más común de fosilización se llama permineralización, o petrificación. Después de


desintegrarse los tejidos blandos de un organismo en el sedimento, son las partes duras, en
particular los huesos, las que quedan.

El agua se filtra entre los restos, y los minerales disueltos en el agua se filtran entre los espacios
dentro de los restos, donde se forman cristales. Estos minerales cristalizados causan que los restos
se endurezcan, junto con el recubrimiento de la roca sedimentaria.

En otro proceso de fosilización, llamado de sustitución, los minerales de las aguas subterráneas
sustituyen a los minerales que componen los restos corporales, una vez que el agua ha disuelto por
completo las partes duras originales del organismo.

Los fósiles también se forman a partir de moldes y vaciados. Si un organismo se disuelve


completamente en roca sedimentaria, puede dejar una impresión de su forma externa en la roca,
llamado un molde externo. Si ese molde se llena con otros minerales, se convierte en un vaciado.

Un molde interno se forma cuando los sedimentos de minerales llenan la cavidad interna de un
organismo, como una concha o una calavera, y los restos se disuelven.
FORMACION DE LOS FOSILES PROCESO DE
FOSILIZACION PETRIFICACION
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INTRODUCCIÓN:
Los fósiles son restos de animales o plantas que han sido preservados naturalmente, de
diversas maneras, a veces por millares de siglos. Muchos millones de años atrás,
unictiosaurio murió y se hundió en el fondo del mar. Con el tiempo, su esqueleto fue
cubierto con cieno que, gradualmente, se asentó en una capa de sólida roca. El
esqueleto, encajonado, fue entonces fosilizado progresivamente. En una fecha muy
posterior, los movimientos de la tierra ondulaban el lecho del mar, el cual, en
consecuencia, llegó a ser tierra seca. Entonces, la erosión causada por el hielo, el agua y
el viento, desnudaron lentamente la roca y así dejaron en descubierto el esqueleto
fosilizado.
Cuando un animal muere, su cuerpo —generalmente— se descompone o es comido por
otros animales. Pero las partes duras, las valvas o huesos y dientes, no son tan fáciles
de destruir. Las condiciones esenciales necesarias para la preservación son: que el
animal sea enterrado relativamente pronto, esto es, antes que los elementos tengan
tiempo de reducir los huesos a polvo, y que la roca en la cual esto ocurre, escape a la
metamorfosis (cambio por calor o presión). Las mejores condiciones para la
conservación se encuentran en el mar, especialmente cerca de la costa, siendo ésta la
razón por la cual casi todos los fósiles son encontrados en rocas sedimentarias. Aun
animales terrestres han sido encontrados en estas rocas, probablemente por haber sido
arrastrados al mar en ocasión de diluvios o inundaciones.
Los fósiles loman una serio de formas diferentes. Muy ocasionalmente puede
preservarse el esqueleto completo. Esto ha ocurrido donde los animales han sido
atrapados en pantanos o depósitos de alquitrán y rápidamente enterrados. Los charcos
de brea de California, por ejemplo, han producido gran abundancia de restos
esqueléticos. Y bajo condiciones muy poco comunes puede ser preservado el animal
entero. En Alaska y Siberia han sido encontrados mamutes (los precursores del
actual elefante) preservados, casi Intactos, en el hielo.
Más a menudo, sin embargo, los esqueletos enterrados se petrifican, esto es, son
transformados en piedra. Esto es causado por el agua subterránea que deposita materia
mineral en los poros de los huesos, en un proceso conocido como permineralización. Por
otra parte, cada partícula de la sustancia puede ser destruida y reemplazada por una
partícula de materia mineral.
LA FORMACIÓN DE LOS FÓSILES
Los fósiles son los restos, impresiones o huellas de animales y plantas que se han
conservado en las capas geológicas; la mayor parte de ellos corresponde a especies
extinguidas, pero los hay de otras con representación viva, incluso específica, en
nuestros tiempos.
La presencia de restos de animales y vegetales en las formaciones sedimentarias se
debe a accidentes análogos a los que motivan actualmente el enterramiento de las
especies vivientes, pues los seres orgánicos expuestos a la intemperie después de su
muerte se descomponen en seguida sin dejar restos; por esto, sólo una escasísima parte
de los seres que habitan los continentes puede legar sus despojos a las generaciones
venideras, y únicamente aquellos que, por circunstancias casuales —crecidas de los ríos;
llegada de animales pesados o regiones pantanosas, donde se hundieron; muerte de
éstos en cavernas, donde pronto fueron cubiertos por la tierra o por una capa caliza—,
quedan resguardados de los agentes destructores y pueden fosilizarse.
En los lagos y en el mar las condiciones para el enterramiento son más favorables, sobre
todo en la zona litoral y terrígena, donde el aporte de barro y arena es considerable y
continuo.
Estas consideraciones, según el eminente geólogo San Miguel de la Cámara, hacen
pensar que deben ser escasas las especies de cada período cuyos fósiles se han
conservado, en relación con las que vivieron, sobre todo en lo que se refiere a las
especies de vida continental o terrestres. Los restos orgánicos que resultaron protegidos
contra los agentes externos experimentan modificaciones.

Las causas que determinan estas modificaciones son químicas o mecánicas. Las
primeras consisten en la descomposición, o desaparición de sustancias inestables
(carbonización, putrefacción, disolución), o en la desaparición de ciertas materias,
simultánea o sucesivamente reemplazadas por otras (petrificación, formación de
moldes).
Cuando un ser orgánico es sepultado en las capas geológicas, va perdiendo, poco a
poco, su materia orgánica, y el espacio que deja libre es ocupado por las materias
minerales que llegan disueltas en las aguas de infiltración, sustituyéndose, molécula por
molécula, la sustancia orgánica por la mineral, y transformándose en piedra. El agente
petrificante es, unas veces, la calcita, y otras, la sílice, la pirita, etc. Frecuentemente la
estructura original -se conserva tan completa que puede estudiarse al microscopio; pero
si el petrificante cristaliza, destruye la estructura orgánica propia del organismo
fosilizado.
Un ser enterrado puede ser destruido totalmente, y el hueco que deja es llenado por la
sustancia mineral; entonces se reproduce su forma (calco) pero no la estructura.
Cuando en los moluscos han desaparecido las partes blandas y se llena de sedimento el
interior del caparazón, al disolverse éste después, el sedimento, ya endurecido,
reproduce los caracteres de la superficie interna de aquél; en este caso, se tendrá un
molde interno; otras veces, como en el caso anterior, se forma un molde externo.

PRIMEROS ENCUENTROS DE FÓSILES


Roy Chapman Andrews, director del Museo de Historia Natural de Nueva York, fallecido
en California el 11 de marro de 1960, localizó en el desierto de Gobi, en el transcurso de
una expedición al Asia Central, realizada en el año 1928, los primeras huevos fosilizados
de “dinosaurio” hallados en el mundo.
Los “dinosaurios” eran “reptiles” en su mayoria gigantescos,
presuntivamente ovíparos; los zoólogos los agrupan en dos órdenes:
saurisquios y ornitisquios, nombres que aluden a peculiaridades de su
esqueleto. Vivieron en la Era Mesozoica (Era de los reptiles), y entre
ellos había especies carnívoras y herbívoras, así como formas bípedas
y cuadrúpedas.
Restos fósiles de dos especies gigantescas, el “antartosaurus” y el “titanosaurus”, fueron
hallados en la Patagonia, en los estratos del Cretáceo. * Los bosques fósiles constituyen
restos de árboles que crecieron y murieron en el lugar, condición que se evidencia con la
existencia de las raíces yacentes en los mismos estratos. A veces, en cambio, se
encuentran troncos fósiles acumulados por transporte en un determinado sitio,
posiblemente arrastrados por las aguas o los hielos, y posteriormente cubiertos por
sedimentos.
La fosilización de los vegetales puede producirse por “carbonización” (se conserva y
transforma parte de la sustancia orgánica) dando lugar a la formación de la hulla, y por
“mineralización” (se sustituye gradualmente la sustancia orgánica por minerales)
resultando los llamados “árboles petrificados”.
Con el nombre de “bosques petrificados” se conocen en muchas partes del mundo
notables yacimientos de árboles fósiles. En la Patagonia, entre otros muchos lugares de
su rico suelo fosilífero, existe en la provincia de Santa Cruz, a unos 150 kilómetros al
oeste de Puerto Deseado, el Monumento Natural de los Bosques Petrificados. Cubre
10.000 hectáreas y muestra innumerables araucarias petrificadas, cuyos troncos y pinas
diseminados, caídos, semienterrados, y de una antigüedad de 70 millones de años,
revelan con el pulimento, la maravillosa policromía de las ágatas y ónices.
El hallazgo accidental de fósiles, en la época en que no se conocía el origen de estos
restos, producía asombro, temor, y provocaba las más peregrinas teorías e
interpretaciones, dando lugar a extrañas supersticiones populares. Es así como la
exhumación de los enormes huesos de la fauna prehistórica daba pábulo a las creencias
acerca de gigantes con un solo ojo (cráneo de elefante primitivo con el agujero nasal en
medio de la frente), unicornios (defensas de mamutes), dragones y hasta “del hombre
testigo del diluvio” que se creyó ver en los restos de una salamandra prehistórica. A
Smith, Brongniart y Cuvier se les debe la destrucción de estas fantasías, al crear las
bases que dieron origen a la paleontología moderna.
Para recoger fósiles se necesita un equipo pequeño. Un martillo, varios cinceles de distintos tamaños, periódicos para envolver
ios fósiles grandes, y captas para conservar los de pequeñas dimensiones. Se usan también un cuaderno y un lapicero, para
anotar exactamente la locaiización y, si es posible, el estrato que ocupa en la roca. El martillo debe tener un peso aproximado
ds un kilogramo, de modo que no suponga una carga excesiva para el que lo trasporta. Puede usarse un martillo corriente,
aunque los martillos geológicos de usos múltiples son mejores. Además de un extremo plano, para arrancar trozos de la roca,
estos martillos tienen un extremo cuneiforme, que puede usarse de diferentes maneras, ya sea como palanca, rascador, cincel o
paleta.
ALGO MAS SOBRE EL TEMA…
Las rocas que contienen íosiles corresponden a tres grandes tipos: areniscas, que suelen estar agrietadas; pizarras, que son más
blandas y plásticas, y calizas, que, normalmente, son duras. En general, las areniscas contienen pocos fósiles. Como son
porosas, el agua penetra en ellas fácilmente y disuelve las estructuras minerales de los fósiles, destruyéndolos. Los fósiles que
encontramos son normalmente frágiles.

Por ello, deben ser tratados con cuidado, utilizando para su trasporte cajas pequeñas, rellenas de algodón u otro material que
amortigüe los golpes. Desde un punto de vista paleontológico, las pizarras son las rocas más útiles, aunque resulta difíciles
manejarlas. Están constituidas por minerales arcillosos de grano fino, y no son porosas.

Por tanto, el agua no puede filtrarse fácilmente a través de ellas, gracias a lo cual no se disuelven los restos duros que incluyen.
Desgraciadamente, las pizarras son compresibles y tienden a perder volumen. Con frecuencia, esta compresión es la causa de
que los fósiles estén aplastados y reventados.
Las pizarras también pueden contener nodulos de caliza. Tales nodulos están formados por carbonato cálcico, que en la pizarra
se concentra alrededor de un núcleo aislado. Frecuentemente, el núcleo está constituido por un fósil y, al abrir un nodulo,
encontramos un ejemplar muy bien conservado. Las piedras calizas suelen ser fosilíferas —de hecho, a veces están constituidas
exclusivamente por restos orgánicos—.

Como la roca es tan dura, resulta difícil extraer los fósiles sin dañarlos. En la base de los acantilados se pueden recoger
fragmentos de bastante buen aspecto. Estos trozos pequeños se examinan fácilmente; muchas veces, los fenómenos erosivos
ponen al descubierto los fósiles. Separarlos de las rocas no erosionadas es una tarea ardua. Después de arrancar placas grandes,
es necesario desmenuzarlas para encontrar los fósiles. Un minucioso examen de los fósiles, con una lupa, proporciona más
información.

Huellas de los músculos se pueden haber conservado en el interior de los caparazones, y las líneas de crecimiento, en el exterior,
revelan la edad del animal cuando murió. Comparándolo con algunas de las especies similares que existen en la actualidad se
deducen algunas circunstancias ambientales del pasado, incluso la temperatura y la profundidad del mar. Algunos fósiles
estuvieron sometidos a una serie de movimientos antes de quedar enterrados definitivamente.

Por eso, con frecuencia, aparecen gastados, en particular las valvas que forman los caparazones de los moluscos bivalvos. Otros
quedaron, en la misma posición en que murieron, dentro del sedimento que se formó en el fondo del mar de aquella época.

Los restos orgánicos de remotas épocas geológicas no están siempre mineralizados, como sugiere la idea de fósil. Recordemos
los ejemplares de mamuts congelados y conservados en los hielos siberianos, los insectos incluidos en ámbar, y los vertebrados
envueltos en sustancias bituminosas.

¿PARA QUÉ SE UTILIZAN LOS FÓSILES?


Los fósiles constituyen una herramienta muy asequible para la datación de los cuerpos rocosos que los contienen,
ya que los métodos isotópicos no pueden aplicarse a todos los tipos de rocas, y exigen complejos y costosos
laboratorios para su determinación.

Conocer la edad de una roca es el elemento base para comprender la dinámica de las cuencas sedimentarias y
establecer correlaciones entre sus distintos cuerpos rocosos, algunos de los cuales puede estar vinculado con la
génesis o almacenamiento de sustancias de interés económico (petróleo, mineralizaciones metálicas u otras de
interés industrial).

Los fósiles informan además de las condiciones ambientales en que tuvo lugar la sedimentación (por ejemplo,
organismos marinos costeros, arrecifes, lagos) y los procesos posteriores hasta su transformación en roca.

También proporcionan datos acerca del movimiento de los continentes en el pasado, ya que la distribución de los
organismos sigue patrones geográficos y ecológicos, semejantes a los que se conocen en la actualidad.

Por último, el estudio de los fósiles permite contrastar la evolución del mundo orgánico desde su origen hasta
nuestros días.
EL PROCESO DE FOSILIZACIÓN
Cuando un organismo muere o produce algún tipo de resto como producto de su actividad vital, se produce una
serie de transformaciones como: destrucción de la materia orgánica, sustitución de ésta por materia mineral estable
ante las nuevas condiciones ambientales, relleno de cavidades (del propio organismo o generadas por él) que
puede tener como resultado la formación de un fósil.
El proceso de fosilización es un proceso selectivo, de manera que la probabilidad de que un organismo, o alguna
parte de él, resista el paso del tiempo y se convierta en un fósil va a depender de su composición química y de las
características físicas y composición de las aguas a que esté expuesto. Así pues, los esqueletos (internos o
externos), que contienen una gran cantidad de materia mineral se conservan con más facilidad, mientras que el
tejido blando es mas difícilmente conservable, debido a que en condiciones normales es rápidamente atacado por
bacterias descomponedoras.
Lo que normalmente fosiliza son las partes duras, como se mencionaba más arriba, pero pueden encontrarse
fosilizadas semillas, esporas y granos de polen. El caso más famoso, quizás, de fósil es el del ave Archaeopteryx,
en el que han permanecido la huellas de las plumas. En su momento, a finales del siglo XIX cuando fue descubierto
el primero de ellos, Darwin ya había publicado "El origen de las especies", y este fósil resultaba ser el primer caso
de "etapa" intermedia en la transformación de unas especies en otras.
El proceso de fosilización, por el que un resto o señal de actividad biológica queda memorizado en las rocas, exige
siempre unas circunstancias especiales que lo sustraigan de forma rápida de la putrefacción, disolución o
destrucción física por agentes externos.

Lo normal es que el resto quede enterrado en áreas favorables donde se produzca una acumulación activa de
sedimentos finos (lagos y cursos de agua, plataformas marinas, depósitos eólicos), pero también sucede en otros
ambientes o circunstancias más excepcionales, donde se alcance incluso la conservación integral del
organismo: mamuts en terrenos congelados, rinocerontes lanudos en pozos asfálticos, momificaciones en cuevas,
fosilización en turberas o ámbar.

Los mecanismos físico-químicos de la fosilización suelen generar modificaciones importantes en la composición y


estructura de los restos, que normalmente se presentan en fase más avanzada en los de mayor edad geológica.
Todo fósil es consecuencia de estos procesos, y convencionalmente se establece que los más recientes
corresponden a la última glaciación cuaternaria (Würm), con una antigüedad superior o equivalente a los 13.000
años. Los materiales algo más modernos o aparentemente poco fosilizados suelen referirse también como
subfósiles. El concepto de "fósil viviente" no alude a cuerpos fosilizados, sino a animales o plantas actuales cuya
estructura no difiere sustancialmente de la de sus antepasados conocidos a través de los fósiles, razón por la cual
se les considera como "poco evolucionados" o reliquias del pasado esplendor de ciertos grupos (Nautilus, Língula,
lamprea, celacanto, Ginkgo).
TIPOS DE FÓSILES
Existen muchas clases de fósiles, distinguibles con criterios tafonómicos dependiendo del material fosilizante o de
su relación espacial y temporal con la roca que los contiene. Un elemento fósil puede haberse conservado o no en
la posición natural en la que fue producido, haber sufrido un transporte importante o una removilización previa al
enterramiento (fósiles resedimentados), o bien haber sido "heredado", ya en estado fósil, por un sedimento
posterior (fósiles reelaborados).

La conservación integral de un organismo del pasado se da solo en circunstancias excepcionales (mamuts


congelados, turberas, algunos tipos de ámbar); más raramente pueden conservarse restos de los tejidos blandos,
asociados o no a esqueletos articulados (ranas de Teruel); trazas de los componentes orgánicos en conchas y
exoesqueletos (nácar en conchas de moluscos, vestigios de coloración); etc.

Las partes más favorables para la fosilización de un resto orgánico son aquellas que poseen originalmente una
cierta componente mineral o hidrocarbonosa (conchas, caparazones, maderas). A partir de ella, se puede producir
una mineralización de los "huecos estructurales" orgánicos (permineralización), o bien un reemplazamiento gradual
o rápido de todo el material de la concha original por sustancias minerales. Tendremos así fósiles
calcíticos, piritizados, fosfáticos, silicificados, etc.
Ambos tipos de fósiles (permineralizaciones y reemplazamientos neomórficos) generan en la roca que los rodea
unos vaciados que reproducen su morfología de forma inversa. Se trata de los moldes, que constituyen el único
resto fósil cuando la concha o caparazón ha sido disuelto tras su enterramiento. El molde externo reproduce en
negativo las características de la superficie externa del resto fósil (rasgos ornamentales como costillas, espinas,
líneas de crecimiento, epibiontes); mientras que sobre el molde interno se distinguen en relieve inverso los rasgos
de cavidades internas (marcas musculares y paleales, estructuras articulares, moldes intracraneales, suturas internas
de los ammonites). El estudio de los fósiles a partir de sus moldes se hace recurriendo a réplicas artificiales en
sustancias plásticas o elásticas, que permiten la observación del relieve original.

Otro tipo de fósiles lo constituyen las impresiones de partes orgánicas desaparecidas, pero cuya impronta se ha
conservado en rocas de grano extremadamente fino (contornos de cuerpos, alas, plumas, aletas, tentáculos). En
esta categoría se suelen incluir también la gran mayoría de los restos vegetales comprimidos y carbonificados
(hojas, tallos).
Tipos de fósiles (resumen):
 RESTOS DE LAS PARTES BLANDAS

En ocasiones se encuentran restos de las partes blandas de un animal, por ejemplo gusanos, impresiones de la
piel de dinosaurios e incluso moldes de los intestinos.
 EVIDENCIAS DE ACTIVIDAD ORGÁNICA

Los organismos como cangrejos, gusanos de mar o los mismos mamíferos dejan a su paso rastros, que pueden
quedar impresos en los sedimentos si estos se consolidan hasta formar una roca. Se llaman pistas fósiles e
incluyen madrigueras, huellas, rastros, perforaciones, etc... La rama de la Paleontología que estudia los vestigios
de la vida es la Paleoicnología.
 MOLDES INTERNOS Y EXTERNOS

Son producidos por relleno de las cavidades interiores (internos) o por el relleno de las impresiones en el
sedimento que los rodean (contramoldes), una vez desaparece la materia orgánica (externos).
 REPLICAS(PERMINERALIZACIÓN)

Por sustitución de la sustancia original por reemplazamiento molécula a molécula de la sustancia original por
minerales en estado líquido que más tarde solidifican: calcita, silice o compuestos de hierro, en la mayoría de los
casos.
 ÁMBAR

Es un tipo de fosilización que se produce cuando un organismo queda atrapado en la resina que producen algunos
vegetales. Cuando esta resina se endurece los restos orgánicos se conservan intactos en su interior.

CUNNOLITES(EJEMPLO DE FÓSIL)
Reino:Animalia
Clase:Anthozoa
Género:Cunnolites
Phylium:Cnidaria
Orden:Scleractinia
Nombre comñun:Cyclolites
Era:Mesozoico-Cenozoico
Paleontología

¿Qué son y cómo se forma los fósiles?


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A muchos de nosotros nos gusta hablar sobre los dinosaurios en general y muchos de otros animales pre-
históricos, pero todo lo que queda de ellos está debajo de la tierra o en museos de todo el mundo. Los fósiles
son la materia prima del estudio paleontológico, o sea, sin fósil no existe prueba y sin prueba no hay animal.
Oímos mucho acerca de fósiles, pero, ¿qué son? ¿Cómo se forman? Tengo la intención de responder de la
forma más clara posible estas dos cuestiones, con buenas ilustraciones y un texto muy completo, vamos.

¿Qué son los fósiles?


Los fósiles son los restos o marcas de animales extintos, que después de muertos sus cuerpos o marcas de
su actividad se han conservado de alguna manera. Los fósiles más comunes se encuentran en las rocas, pero
también pueden ser encontrados en el hielo o en el ámbar, savia de los árboles que corría por el tronco y
después de un tiempo se endurecía preservando animales o vegetales en su interior. Este material conservado
puede ser formado de cualquier tipo de organismo, sin embargo los más comunes son animales vertebrados o
que tienen alguna parte dura, generalmente ósea en el cuerpo y que logran superar la descomposición.
También hay fósiles de bacterias, invertebrados como insectos y plantas, pudiendo ser encontrados enteros o
fragmentados. Pero los fósiles pueden ser constituidos de huellas o marcas dejadas, no sólo partes del propio
animal, a veces aparecen en forma de huellas, marcas de cola, huevos, nidos, excrementos, etc, son
considerados Icnofosiles.

Muchos investigadores consideran que el resto de un ser vivo debe tener más de 11.000 años para ser
considerado fósil, si se encuentra organismos preservados que sean más recientes son considerados sub-fósiles.
Sin embargo otros consideran que cualquier vestigio de cualquier período geológico del pasado de la tierra
puede ser considerado fósil. Hasta hoy, la paleontología, ciencia que estudia los fósiles, describe y clasifica los
fósiles en 2 tipos principales que puedes ver a continuación.

 SomatoFósiles. Son los fósiles que más llaman la atención, ya que están compuestos de partes del cuerpo
de un ser vivo extinto, como dientes, caparazones, conchas, huesos, hojas, troncos de árboles o partes
blandas de los animales, que rara vez se preservan.
 Icnofósiles. Compuestos por indicios de que un ser vivo estuvo o vivió en un lugar determinado, como
huellas, cáscaras de huevos, excrementos o heces conservadas por la mineralización o desecación, refugios
o cuevas donde vivieron animales etc.

¿Cómo se forman los fósiles?


Los fósiles, somatofósiles, icnofósiles, se forman después de que los restos del cuerpo es enterrado.Son tres
las formas de preservación, mineralización, fundición y moldeo y carbonización que conservan los restos
durante millones de años.
1.- Mineralización
Son procesos en los que los huesos y los icnofósiles se forman. Los restos del cuerpo reciben una adición de
minerales o una alteración de los minerales originales existentes en el hueso, que acaban convirtiendo los restos
prácticamente en roca, con el que se conoce por la petrificación. Son buenos ejemplos los troncos de los
árboles, grandes huesos y caparazones.

Dentro de la mineralización destacamos dos modos de fosilización que puedes ver a continuación.

1.1 Recristalización: El organismo original no se conserva en su material original, el hueso, por ejemplo, que
es reemplazado en su mayor parte por algún otro mineral y la estructura o forma del fósil es modificada
parcialmente.
1.2 Epigenización: Este proceso se divide en dos tipos.
 El primero, la permineralización, se produce cuando el material original del organismo sufre una adición de
minerales que penetran en el hueso, por ejemplo, dejando este petrificado y más pesado, ya que además del
material original se suma el peso de los minerales añadidos por el tiempo.
 El otro proceso es conocido como pseudomorfosis, donde la forma original del organismo se mantiene pero
su material es totalmente reemplazado por otro mineral.
2.- Carbonización
Se produce cuando hay una pérdida de sustancias volátiles (oxígeno, hidrógeno y nitrógeno principalmente),
dejando una película de carbono. Es más frecuente en estructuras formadas de lignina, quitina, celulosa o
queratina. Esta ocurre cuando restos de plantas o de animales son aplastados debajo de una roca.

3.- Fundición y Moldes:


Son impresiones en negativo (no representa el organismo como realmente es, sólo un molde invertido) o
positivo (representa el organismo como realmente es, o sea, una copia), de partes de los organismos o de sus
icnofósiles. Se forman los moldes en 3 tipos.

3.1 Exterior: forma una impresión del organismo en negativo, como la piel de un animal o la superficie de una
concha. El organismo está cubierto en su parte exterior por un tipo de material, como el barro, por ejemplo, y su
cuerpo con el tiempo se queda el formato del organismo en el barro que se convierte en roca, sin embargo para
que esto ocurra es necesario que los restos tengan alguna superficie con hendiduras, agujeros, textura irregular y
que sea un tanto resistente, para que el material que formará la impresión pueda penetrar allí y se solidifique.
Ver el molde exterior de una concha de abajo.
3.2 Interior: forma una impresión interna del organismo, comúnmente ocurre en conchas. El molde es negativo
y se forma cuando el barro o cualquier otro material penetran en el interior de los orificios y dentro del resto del
animal y este acaba cuajando. El cadáver se descompone y queda un molde de la parte de adentro de la concha o
del organismo en cuestión. En el ejemplo vemos un molde interno de la concha de la misma especie que se
muestra arriba, en un molde exterior.

3.3 Contra de molde: forma una COPIA del organismo original, pero es más difícil de producirse
naturalmente, pues para que el contra molde sea hecho es necesario que primero un “primer molde” interno o
externo del sea hecho. Este molde se rellena con algún material y formaría una copia del organismo que formó
el “primer molde”.
Generalmente este proceso es utilizado para hacer artificialmente la copia de algo, como por ejemplo, de una
huella. La huella de carbono es un molde externo, que al ser llenado con un material que le da la forma del “pie”
de este material. Para probar esto, usted puede hacer una experiencia en casa. Coge algún objeto, puede ser un
muñeco de dinosaurio, por ejemplo, que tenga el pie bien definido, como un terópodo, y use un poco de arena
para hacer una superficie plana. En la arena fuerza el pie del muñeco hasta formar una huella y retire lentamente
para que ella quede entera. Verás que queda un agujero con la forma del pie, a continuación, utilizar alguna
sustancia que pueda secarse después, como yeso en polvo diluido con agua para formar una masa que se debe
utilizar para rellenar esta huella, muy despacio. Dejar secar y retirar la arena y verá que una copia del pie del
dinosaurio se formó en yeso.
Otro proceso de fosilización es la momificación, que preserva el organismo casi como en la vida. Este proceso
es muy raro de que se produzca porque se conserva gran parte del animal, que por lo general se descompone en
su mayor parte, pero cuando se produce, es necesario que el cadáver quede atrapado dentro de un material
impermeable y resistente a la descomposición. Los materiales que surten un mejor resultado es el hielo, que
conserva los tejidos blandos con la baja temperatura y el ámbar, resina de los árboles que se seca muy resistente
e impermeable, ambos proporcionando una momificación total del animal.

También puede suceder la momificación en la roca, pero esta generalmente es parcial. Recordando que cuando
un cadáver se encuentra atrapado en el hielo y no permanece en él por mucho tiempo, como los Mamuts y otros
animales de la Era del Hielo, no se fosiliza realmente y esto sucede porque cuando se forma un fósil, los restos
se sustituyen o son impregnados con minerales convirtiéndolo en roca, pero los animales encontrados en el
hielo, congelados debido al hábitat frío en que vivieron son momificados en el hielo y no llegaron a fosilizarse,
o sea, cambiar sus moléculas orgánicas por las moléculas de la roca.
Aún me queda hacer un comentario sobre el icnofósil, que en realidad son registros o marcas de actividad
biológica en un lugar determinado. Huellas, nidos, cáscaras de huevos, rastros de cola, heces entre otras marcas
de la actividad biológica, estos son considerados icnofósiles porque no formaban parte del cuerpo del animal,
sino porque fueron abandonados por él.

Existen algunas impresiones formadas en las rocas por los minerales o la acción de otros elementos de la
naturaleza, estas impresiones son conocidas como pseudofósiles (falsos fósiles), ya que, en apariencia,
representan fósiles de plantas, entre otros organismos, pero en realidad no pasan de manchas en las rocas.
Algunos fósiles son llamados “fósiles de transición” porque son de organismos extintos que representan la
transición de una especie a otra en la historia evolutiva del planeta Tierra.
Un gran error que se produce en los medios de comunicación cuándo se habla de fósiles de transición, ya que
por lo general los periódicos o sitios de noticias usan el término “ESLABÓN PERDIDO” para referirse a los
fósiles de transición, lo que desde el punto de vista paleontológico, es incorrecto, dar el título a todo el fósil de
transición.
El eslabón perdido sería un fósil que ayude a exclarecer toda la línea evolutiva de un determinado grupo
animal, pero estos fósiles transitivos en general ayudan a resolver dudas pero en parte, no dando a los
investigadores información sobre el linaje. Otro término que implica fósil es uno que genera mucha polémica,
en este caso sería el empleo del término “Fósil viviente”, que generalmente se refiere a animales que han
sobrevivido durante millones de años sin modificar su apariencia, hábitos o metabolismo. Estos animales no son
seres inmortales, o dinosaurios vivos.
El término “fósil vivo” es de mi punto de vista un tanto exagerado, ya que los animales a que se refiere, como el
sphenodon por ejemplo, un reptil de Nueva Zelanda, que desde su nacimiento, poco ha cambiado sus
características, pero no quiere decir que sea la misma especie que vivió hace millones de años. Son
DESCENDIENTES de animales extintos, pero que conservan las características de sus antepasados.
Otro ejemplo de estos animales son los peces Celacantos (Coaelacanthimorpha, Celacantimorfos) que muchos
consideraban extintos después de encontrar un fósil de millones de años, pero hace algunos siglos pescadores
capturaron ejemplares vivos de este tipo de pescado en la costa de África, siendo que la especie actual es muy
similar a la especie extinta.

LOS FÓSILES
Los fósiles son restos de seres vivos que han vivido en el pasado. comprender cómo se formaron implica tener un
conocimiento básico de la Tierra, de su edad y de sus procesos geológicos.
La edad de nuestro planeta fue desentrañada a lo largo de varios siglos. John Lightfoot, en 1664, se sirvió de la
Biblia para calcular la edad de la Tierra, y estableción la fecha de us comienzo el 17 de Septiembre del año 3928 a.
C., a las nueve de la mañana.
James Ussher, arzobispo en Irlanda, publicó sus propios cálculos en 1650. Usando genealogías y personajes
bíblicos, estimó que la Tierra comenzó a existir el 23 de Octubre del 4004 a. C.
El naturalista francés Jean-Baptiste Lamarck (1744 - 1829) se dio cuenta de que la Tierra era mucho más antigua
de lo que la Biblia daba a entender, y propuso antes que Darwin que los animales y plantas habían pasado
gradualmente de unas formas a otras.
El geólogo escocés James Hutton dedujo que muchas de las rocas de su país se habían formado unas a partir de
otras, mediante procesos de cambios graduales. Entendió que las rocas que él observaba debieron haberse
formado en tiempos pasados, desde luego mucho superiores a 6000 años, mediante procesos de erosión,
sedimentación, transporte, consolidación, ..., y decidió no limitar la edad de la Tierra.
El geólogo inglés Charles Lyell , en 1830, publicó una versión de la teoría de Hutton, que llamó Principio de
Uniformismo, en la cual proponía que nuestro planeta había sido modelado en el pasado por procesos que aún
actúan en el presente. Esta propuesta llevó a un gran avance de la Geología y la Paleontología.
William Smith, del que ya se ha hablado más arriba, observó que tipos de roca similares contenían fósiles similares.
Trazó tablas relativas a los fósiles e introdujo el concepto de fósil guía, que dan una idea de la edad del material en
que se encuentran.
Estos métodos de datación de fósiles a partir del estrato en que se encuentran se conocen como métodos relativos.
A partir de aquí, la ciencia paleontológica comenzó a desarrollarse con métodos más precisos de datación, que
proporcionaban una idea de las edades de rocas y fósiles mucho más feacientes que la simple utilización de fósiles
guía.
LA DATACIÓN ABSOLUTA
El americano Willard Frank Libby (Nobel en 1960), descubrió en 1947 que una pequeña parte del dióxido de
carbono atmosférico es radiactivo. Por desintegración, estos átomos de carbono, correspondientes al isótopo C14,
estos átomos se convierten en átomos normales, no radiactivos, correspondientes a otros isótopos..
Este dióxido de carbono es absorbido por las plantas, que lo incorporan así a sus moléculas orgánicas. De ellas,
pasa al resto de los organismos de las cadenas tróficas. De este modo, todos los seres vivos presentan una
proporción constante entre el C14 y el carbono no radiactivo.
Sin embargo, al morir, este "reloj geológico" se pone en marcha: los átomos de carbono radiactivo dejan de ser
asimilados y los que quedan comienzan a desintegrarse. Al cabo de 5.730 años, habrán desaparecido la mitad de
los átomos de C14 originales; al cabo de otros 5.730 años, otra mitad habrá desaparecido, de modo que sólo
quedarán la cuarta parte de los originales; y así, sucesivamente. A este espacio de tiempo se le llama período de
semidesintegración o vida media.
Si un fósil sólo contiene la cuarta parte del C14 que le corresponde, su edad será 2 X 5.730 años, es decir, 11.460
años. Si sólo contiene 1/16 de la cantidad original, la edad será de 22.920 años. El carbono-14 se acaba
transformando en nitrógeno-14.
El problema es que, cuando la radiactividad debida a este átomo es inferior al 1% de la original, el error en el
cálculo de la edad es muy grande. Por esto, el método del carbono-14 es sólo válido para períodos inferiores a
70.000.
En realidad, esto no supone ningún problema, ya que se utilizan otros átomos radiactivos, siendo la base teórica la
misma. Existen átomos con períodos de desintegración de 109 y 1010. Dentro de estos métodos, se utilizan el
uranio-238 que se transmuta a plomo-206, para datar rocas, el potasio-40 que transmuta a argón-40 en unos 8.400
millones de años (por eso, es el más usado para datar fenómenos muy alejados en el tiempo, como los procesos
de formación de rocas).
Con estos métodos, se ha calculado la edad de las rocas más antiguas conocidas de la Tierra, que es de casi
4.000 millones de años. Usando métodos radiactivos, se han atribuido a los meteoritos y a las más antiguas rocas
lunares una edad de 4.600 millones de años, lo que nos puede dar una idea aproximada de la edad de nuestro
planeta.
EL PROCESO DE MINERALIZACIÓN
Se dice que encontrar un fósil es como encontrar un insecto aplastado en la página de un libro. Se quiere decir que
es un proceso poco común. La mayoría de las plantas y animales son devorados o se descomponen cuando
mueren. Incluso las partes dura, como maderas, conchas, huesos, suelen romperse y sus productos son
recilcados. Los factores ambientales también contribuyen a la destrucción de cualquier material biológico tras su
muerte.
Los fósiles se encuentran en aquellas zonas con peores condiciones para la descomposición: ausencia de
humedad, calor u oxigenación, o donde hay toxinas letales, presión o calor extremos.
Un lugar donde se pueden formar fósiles es el fondo marino. Allí, los restos de seres vivos son enterrados por
sedimentos que los protegen de la descomposición. En tierra, la fosilización se duele dar cuando el organismo se
entierra en arena seca y caliente o si los cuerpo van a parar a desembocaduras fluviales, lagos o lagunas, donde
también serán recubiertos por sedimentos. Pueden, incluso, ser recubiertos por cenizas volcánicas o hundirse en
pozos de alquitrán.
La permineralización. Tras el enterramiento, el sedimento que contiene los restos se hunde a medida que se
acumulan los materiales sobre él. Lentamente se va consolidando y convirtiendo en roca. Los restos más duros,
como los dientes, pueden mantener su estado original durante cientos de miles de años, pero las partes menos
resistentes cambian lentamente.
Los materiales orgánicos desaparecen y los espacios que dejan son llenados por minerales que precipitan del agua
que se filtra en la roca. Este proceso es el que se llama permineralización, es decir, algunos minerales propios de
organismo original son reemplazados por otros nuevos que estaban disueltos en el agua circulante. el antiguo
organismo se convierte, literalmente, en una roca.
En otros casos, el agua filtrada puede disolver los huesos, dejando un molde fósil, o bien llenar el molde con
minerales, formando un contramolde. En el primer caso, se conserva la forma externa del organismo original
(molde interno); en el otro caso, cuando el molde se rellena, se obtiene los que se llama contramolde fósil
petrificado. El contramolde no presenta la estructura interna del organismo.
Muy raramente, un enterramiento puede preservar lo órganos internos, salvo que este sea muy rápido y con
materiales muy finos. Se conocen impresiones de medusas varadas en la arena.
Las huellas fósiles son señales dejadas por los animales en vida o una vez que han muerto. Se incluyen aquí
pistas, huellas, huevos, conchas, nidos y excrementos.
Algunos de los restos de fósiles más perfectos se han encontrado en el hielo y el alquitrán o incluidos en resinas de
árboles. Estas resinas, acumuladas y enterradas por areniscas o arcillas, solidificaron en forma de ámbar.
Lo que normalmente fosiliza son las partes duras, como se mencionaba más arriba, pero pueden encontrarse
fosilizadas semillas, esporas y granos de polen. El caso más famoso, quizás, de fósil es el del ave Archaeopteryx,
en el que han permanecido la huellas de las plumas. En su momento, a finales del siglo XIX cuando fue descubierto
el primero de ellos, Darwin ya había publicado "El origen de las especies", y este fósil resultaba ser el primer caso
de "etapa" intermedia en la transformación de unas especies en otras.
¿QUÉ SON LOS FÓSILES?
Los fósiles son los restos y/o señales de los organismos del pasado, cuyo testimonio ha llegado hasta nosotros
conservado en las rocas sedimentarias.
La ciencia que estudia los fósiles recibe el nombre de Paleontología.

No todos los organismos son igualmente susceptibles de generar restos fósiles: los más abundantes corresponden
a seres con partes duras o mineralizadas, como conchas y caparazones (moluscos, cangrejos, erizos de mar), o
bien esqueletos (dientes, huesos, políperos de corales), cuya degradación va a ser más lenta que la de los
organismos constituidos exclusivamente por tejidos orgánicos.

En la fosilización de un organismo no es necesario presuponer la muerte del animal o vegetal que ha producido el
fósil. Los restos pueden generarse normalmente durante el crecimiento (mudas periódicas de caparazones de
cangrejos y trilobites, "camisas" de culebras, astas de cérvidos), corresponder a partes del organismo (hojas,
raíces, ramas), bioconstrucciones, productos metabólicos (excrementos fosilizados ocoprolitos, moléculas
biogénicas o fósiles químicos, resinas fósiles o ámbar), o bien implicar gérmenes reproductores (huevos, semillas),
algunos de los cuales son difíciles de definir en términos vitales (polen y esporas que germinan después de miles
de años).

Otro grupo de fósiles muy importante son las señales de actividad dejadas por los organismos, conocidas
como icnofósiles, que generalmente no se conservan asociadas a los seres que las han producido. Nos referimos a
las huellas de locomoción (pisadas, pistas, rastros), a las galerías excavadas en diferentes sustratos (para
alimentación o cobijo), a las señales de predación (hojas y huesos roidos, dentelladas) y a perforaciones diversas
en rocas, conchas, maderas o esqueletos.

Por las técnicas especiales que implica su estudio, se suele hablar también de macrofósiles (los de tamaño
apreciable) y de microfósiles (aquellos que se estudian con microscopio).

Aunque todos los fósiles son restos o señales de organismos del pasado, el proceso de fosilización va a imprimirles
una naturaleza diferente a la de los seres que los produjeron, con una dimensión histórica propia e independiente a
su vez del material rocoso en que se obtienen. Por esta razón es falso considerar a los fósiles como animales y
plantas petrificados, que se "criaron" en el sedimento en el que los encontramos.

El conjunto de fósiles existentes recibe el nombre de registro fósil, del que es posible obtener información acerca de
los organismos del pasado, además de los procesos que intervienen en la formación de las rocas.
¿CÓMO SE ESTUDIA LA FOSILIZACIÓN?
La Tafonomía es la disciplina paleontológica que estudia la transferencia de información de la biosfera a la litosfera,
es decir los factores concretos que intervienen en la fosilización, así como en la génesis de yacimientos de fósiles.

Cualquier resto o señal de actividad producida por un organismo puede sufrir diversas vicisitudes hasta su
enterramiento inicial en el sedimento: desarticulación y fragmentación, bioerosión, desplazamiento y transporte
lateral desde su posición original o lugar de producción, etc. Esta fase recibe el nombre de bioestratinómica, e
informa de muchas circunstancias del ambiente de depósito y del modo de vida de diversos organismos,
documentadas por el estado de conservación de los fósiles.

La fase fosildiagenética estudia las transformaciones sufridas por los restos desde su primer enterramiento hasta
su hallazgo en los yacimientos, e implica normalmente una pérdida de su componente orgánica con sustitución por
sustancias minerales. Estos procesos son, sin embargo, muy complejos e incluyen la disolución completa de los
restos y su pervivencia a partir de moldes, el desenterramiento y la nueva exposición a procesos bioestratinómicos
(reelaboración), la deformación de carga o tectónica, cambios inducidos por incrementos de temperatura en la roca,
etc.
¿CÓMO SE NOMBRAN LOS FÓSILES?
La clasificación de los fósiles intenta asimilarse en lo posible a la de las entidades paleobiológicas que los han
producido, utilizándose por tanto una taxonomía zoológica o botánica convencional (fila, clases, órdenes, familias,
géneros, especies), referidas a elementos que hace tiempo formaron parte de la biosfera.

Así, el nombre de un fósil consta de dos palabras: la primera hace referencia al género y las segunda a la especie,
que se escribe siempre con minúsculas.

Cuando la conservación de un resto es imperfecta o incompleta para saber a que especie pertenece, el grado de
indeterminación se indica utilizando diferentes signos de nomenclatura abierta detrás del nombre genérico: sp.
(especie indeterminada), cf. (insuficiencia de argumentos para confirmar la identidad específica), y aff. (con
caracteres algo diferentes a una especie concreta), entre otros.

Esta Sistemática biológica se aplica incluso para designar partes de organismos representados muy
fragmentariamente en el registro fósil, o bien las señales de su actividad sobre el substrato.

En estos últimos casos nos encontramos ante parataxones (muy frecuentes en Paleontología), referidos por
ejemplo a excrementos, pisadas, raíces, espinas, etc., de las que probablemente nunca llegará a saberse si son el
resultado de la actividad de un solo organismo (repartido en varios parataxones), o bien si un determinado resto
(por ejemplo, un mismo tipo de coprolito) pudo haber sido producido por animales muy diferentes.

Con una categoría más general, no siempre es posible establecer si los fósiles fueron producidos por animales
(restos paleozoológicos) o plantas (restos paleobotánicos), existiendo además de los icnofósiles numerosos restos
de organismos del pasado incluidos dentro deProblematica, o fósiles de afinidades biológicas inciertas, que también
se nombran con una terminología parataxonómica.
¿CÓMO SE PUEDE CONOCER LA ANTIGÜEDAD DE UN FÓSIL?
Los únicos procesos naturales que son función directa del tiempo son:

- la descomposición isotópica de los elementos radioactivos, y

- la evolución biológica, según la cual la biosfera ha ido cambiando paulatinamente, de forma que los organismos
del pasado difieren más de los actuales cuanto mayor sea su antigüedad.

Ambos procesos son, por tanto, irreversibles y permiten establecer dataciones de los cuerpos rocosos en función
de determinados minerales o de los fósiles que contengan.

En el primer caso, conociendo la velocidad de desintegración radioactiva, puede medirse en una roca la cantidad
de un determinado isótopo y la del producto de su descomposición, con lo cual se obtiene el valor en años del
tiempo transcurrido desde su formación. Se trata de una datación absoluta o geocronométrica con métodos
variados: rubidio 87-estroncio 87, carbono 14-nitrogeno 14, potasio 40-argon 40, uranio 235-plomo-207 , etc.

La datación con fósiles parte de la evidencia de la superposición estratigráfica de las rocas sedimentarias donde se
conservan, cuyo registro fósil es tanto más antiguo cuanto más baja sea su posición en secuencias de
sedimentación normal, y más diferentes resulten de las floras y faunas actuales.

Esta cronología se mide siempre en términos relativos, referidos a unidades sedimentarias con fósiles,
representativas de un cierto intervalo temporal, y cuya existencia y sucesión ha sido comprobada a nivel mundial,
aunque encontremos localmente los estratos inclinados o invertidos por algún plegamiento.

Las dataciones resultantes se expresan en términos cronoestratigráficos, como por ejemplo "Carbonífero",
"Jurásico" o "Mioceno", cada uno de los cuales equivale a un intervalo preciso de tiempo geológico. Estos
intervalos se agrupan en las denominadas Eras, como la paleozoica (entre 570 y 250 millones de años antes del
presente), mesozoica (de 250 a 65 millones de años) y cenozoica, que comenzó hace 65 millones de años, y en
cuyo periodo Cuaternario vivimos actualmente.

¿PARA QUÉ SE UTILIZAN LOS FÓSILES?


Los fósiles constituyen una herramienta muy asequible para la datación de los cuerpos rocosos que los contienen,
ya que los métodos isotópicos no pueden aplicarse a todos los tipos de rocas, y exigen complejos y costosos
laboratorios para su determinación.

Conocer la edad de una roca es el elemento base para comprender la dinámica de las cuencas sedimentarias y
establecer correlaciones entre sus distintos cuerpos rocosos, algunos de los cuales puede estar vinculado con la
génesis o almacenamiento de sustancias de interés económico (petróleo, mineralizaciones metálicas u otras de
interés industrial).

Los fósiles informan además de las condiciones ambientales en que tuvo lugar la sedimentación (por ejemplo,
organismos marinos costeros, arrecifes, lagos) y los procesos posteriores hasta su transformación en roca.

También proporcionan datos acerca del movimiento de los continentes en el pasado, ya que la distribución de los
organismos sigue patrones geográficos y ecológicos, semejantes a los que se conocen en la actualidad.

Por último, el estudio de los fósiles permite contrastar la evolución del mundo orgánico desde su origen hasta
nuestros días.
EL PROCESO DE FOSILIZACIÓN
Cuando un organismo muere o produce algún tipo de resto como producto de su actividad vital, se produce una
serie de transformaciones como: destrucción de la materia orgánica, sustitución de ésta por materia mineral estable
ante las nuevas condiciones ambientales, relleno de cavidades (del propio organismo o generadas por él) que
puede tener como resultado la formación de un fósil.
El proceso de fosilización es un proceso selectivo, de manera que la probabilidad de que un organismo, o alguna
parte de él, resista el paso del tiempo y se convierta en un fósil va a depender de su composición química y de las
características físicas y composición de las aguas a que esté expuesto. Así pues, los esqueletos (internos o
externos), que contienen una gran cantidad de materia mineral se conservan con más facilidad, mientras que el
tejido blando es mas difícilmente conservable, debido a que en condiciones normales es rápidamente atacado por
bacterias descomponedoras.
Lo que normalmente fosiliza son las partes duras, como se mencionaba más arriba, pero pueden encontrarse
fosilizadas semillas, esporas y granos de polen. El caso más famoso, quizás, de fósil es el del ave Archaeopteryx,
en el que han permanecido la huellas de las plumas. En su momento, a finales del siglo XIX cuando fue descubierto
el primero de ellos, Darwin ya había publicado "El origen de las especies", y este fósil resultaba ser el primer caso
de "etapa" intermedia en la transformación de unas especies en otras.
El proceso de fosilización, por el que un resto o señal de actividad biológica queda memorizado en las rocas, exige
siempre unas circunstancias especiales que lo sustraigan de forma rápida de la putrefacción, disolución o
destrucción física por agentes externos.
Lo normal es que el resto quede enterrado en áreas favorables donde se produzca una acumulación activa de
sedimentos finos (lagos y cursos de agua, plataformas marinas, depósitos eólicos), pero también sucede en otros
ambientes o circunstancias más excepcionales, donde se alcance incluso la conservación integral del
organismo: mamuts en terrenos congelados, rinocerontes lanudos en pozos asfálticos, momificaciones en cuevas,
fosilización en turberas o ámbar.

Los mecanismos físico-químicos de la fosilización suelen generar modificaciones importantes en la composición y


estructura de los restos, que normalmente se presentan en fase más avanzada en los de mayor edad geológica.
Todo fósil es consecuencia de estos procesos, y convencionalmente se establece que los más recientes
corresponden a la última glaciación cuaternaria (Würm), con una antigüedad superior o equivalente a los 13.000
años. Los materiales algo más modernos o aparentemente poco fosilizados suelen referirse también como
subfósiles. El concepto de "fósil viviente" no alude a cuerpos fosilizados, sino a animales o plantas actuales cuya
estructura no difiere sustancialmente de la de sus antepasados conocidos a través de los fósiles, razón por la cual
se les considera como "poco evolucionados" o reliquias del pasado esplendor de ciertos grupos (Nautilus, Língula,
lamprea, celacanto, Ginkgo).
TIPOS DE FÓSILES
Existen muchas clases de fósiles, distinguibles con criterios tafonómicos dependiendo del material fosilizante o de
su relación espacial y temporal con la roca que los contiene. Un elemento fósil puede haberse conservado o no en
la posición natural en la que fue producido, haber sufrido un transporte importante o una removilización previa al
enterramiento (fósiles resedimentados), o bien haber sido "heredado", ya en estado fósil, por un sedimento
posterior (fósiles reelaborados).

La conservación integral de un organismo del pasado se da solo en circunstancias excepcionales (mamuts


congelados, turberas, algunos tipos de ámbar); más raramente pueden conservarse restos de los tejidos blandos,
asociados o no a esqueletos articulados (ranas de Teruel); trazas de los componentes orgánicos en conchas y
exoesqueletos (nácar en conchas de moluscos, vestigios de coloración); etc.

Las partes más favorables para la fosilización de un resto orgánico son aquellas que poseen originalmente una
cierta componente mineral o hidrocarbonosa (conchas, caparazones, maderas). A partir de ella, se puede producir
una mineralización de los "huecos estructurales" orgánicos (permineralización), o bien un reemplazamiento gradual
o rápido de todo el material de la concha original por sustancias minerales. Tendremos así fósiles
calcíticos, piritizados, fosfáticos, silicificados, etc.

Ambos tipos de fósiles (permineralizaciones y reemplazamientos neomórficos) generan en la roca que los rodea
unos vaciados que reproducen su morfología de forma inversa. Se trata de los moldes, que constituyen el único
resto fósil cuando la concha o caparazón ha sido disuelto tras su enterramiento. El molde externo reproduce en
negativo las características de la superficie externa del resto fósil (rasgos ornamentales como costillas, espinas,
líneas de crecimiento, epibiontes); mientras que sobre el molde interno se distinguen en relieve inverso los rasgos
de cavidades internas (marcas musculares y paleales, estructuras articulares, moldes intracraneales, suturas internas
de los ammonites). El estudio de los fósiles a partir de sus moldes se hace recurriendo a réplicas artificiales en
sustancias plásticas o elásticas, que permiten la observación del relieve original.

Otro tipo de fósiles lo constituyen las impresiones de partes orgánicas desaparecidas, pero cuya impronta se ha
conservado en rocas de grano extremadamente fino (contornos de cuerpos, alas, plumas, aletas, tentáculos). En
esta categoría se suelen incluir también la gran mayoría de los restos vegetales comprimidos y carbonificados
(hojas, tallos).
Tipos de fósiles (resumen):
 RESTOS DE LAS PARTES BLANDAS

En ocasiones se encuentran restos de las partes blandas de un animal, por ejemplo gusanos, impresiones de la
piel de dinosaurios e incluso moldes de los intestinos.
 EVIDENCIAS DE ACTIVIDAD ORGÁNICA

Los organismos como cangrejos, gusanos de mar o los mismos mamíferos dejan a su paso rastros, que pueden
quedar impresos en los sedimentos si estos se consolidan hasta formar una roca. Se llaman pistas fósiles e
incluyen madrigueras, huellas, rastros, perforaciones, etc... La rama de la Paleontología que estudia los vestigios
de la vida es la Paleoicnología.
 MOLDES INTERNOS Y EXTERNOS

Son producidos por relleno de las cavidades interiores (internos) o por el relleno de las impresiones en el
sedimento que los rodean (contramoldes), una vez desaparece la materia orgánica (externos).
 REPLICAS(PERMINERALIZACIÓN)

Por sustitución de la sustancia original por reemplazamiento molécula a molécula de la sustancia original por
minerales en estado líquido que más tarde solidifican: calcita, silice o compuestos de hierro, en la mayoría de los
casos.
 ÁMBAR

Es un tipo de fosilización que se produce cuando un organismo queda atrapado en la resina que producen algunos
vegetales. Cuando esta resina se endurece los restos orgánicos se conservan intactos en su interior.

Fósil

Félido dientes de sable (Smilodon fatalis).


Los fósiles (del latín fossilis, que significa ‘excavado’) son los restos o señales de la actividad de organismos
pretéritos.1 Dichos restos, conservados en las rocas sedimentarias, pueden haber sufrido transformaciones en su
composición (por diagénesis) o deformaciones (por metamorfismo dinámico) más o menos intensas. La ciencia que
se ocupa del estudio de los fósiles es lapaleontología. Dentro de la paleontología están la paleobiología, que
estudia los organismos del pasado —entidades paleobiológicas, que conocemos solo por sus restos fósiles—,
la biocronología, que estudia cuándo vivieron dichos organismos y la tafonomía, que se ocupa de los procesos de
fosilización.

Etimología y evolución del término

Fósil de Charnia, el primer organismo complejo Precámbricoconocido; perteneciente a la Biota del periodo Ediacárico

Fósil de trilobites.

Fósil de ammonites.

El vocablo fósil se deriva del verbo latino fodere, excavar, a través del sustantivo fossile, aquello que es excavado.
A lo largo de toda lahistoria, y antes, en la prehistoria, el hombre ha encontrado fósiles, restos de seres
vivos petrificados por los minerales con los que se hallaban en contacto. Fueron esos minerales los que
sustituyeron o preservaron su forma externa.

El hombre primitivo les atribuía un significado mágico. Ya los autores de la Antigüedad clásica los habían
observado y, en general, interpretado correctamente. El término fósil lo empleaba ya Plinio en el siglo I,2 3 y su uso
fue recuperado en el siglo XVI por Agricola, aludiendo a su carácter de cuerpo enterrado (como derivado de fossa)
e incluía tanto los restos orgánicos como los cuerpos minerales integrados en los materiales de la corteza terrestre.
Esta situación se mantuvo hasta principios del siglo pasado, si bien es verdad que los auténticos fósiles solían
diferenciarse como fósiles organizados.

El geólogo británico Lyell definió a los fósiles como restos de organismos que vivieron en otras épocas y que
actualmente están integrados en el seno de las rocas sedimentarias. Esta definición conserva su validez, aunque
actualmente el término tiene una mayor amplitud, ya que se incluyen en el mismo las manifestaciones de la
actividad de organismos como excrementos (coprolitos), restos de construcciones orgánicas, huellas de pisadas,
impresiones de partes del cuerpo, dentelladas (icnofósiles), etc.

Tipos de fósiles
Los fósiles más antiguos son los estromatolitos, que consisten en rocas formadas por la precipitación y fijación
de carbonato cálcico, merced a la actividad bacteriana.5 Esto último se ha podido saber gracias al estudio de los
estromatolitos actuales, producidos por tapetes microbianos. La formación Gunflint contiene abundantes
microfósiles ampliamente aceptados como restos microbianos.6

Hay muchas clases de fósiles. Los más comunes son restos de ammonoidea, caracoles o huesos transformados en
piedra. Muchos de ellos muestran todos los detalles originales del caracol o del hueso, incluso examinados al
microscopio. Los poros y otros espacios pequeños en su estructura se llenan de minerales.

Los minerales son compuestos químicos, como la calcita (carbonato de calcio), que estaban disueltos en el agua.
El paso por la arena o el lodo que contenían los caracoles o los huesos y los minerales se depositaron en los
espacios de su estructura. Por eso los fósiles son tan pesados. Otros fósiles pueden haber perdido todas las
marcas de su estructura original. Por ejemplo, una concha de caracol originalmente de calcita puede disolverse
totalmente después de quedar enterrada. La impresión que queda en la roca puede llenarse con otro material y
formar una réplica exacta de la concha. En otros casos, la concha se disuelve y tan solo queda el hueco en la
piedra, una especie de molde que los paleontólogos pueden llenar con yeso para descubrir la forma del resto.

Desde un punto de vista práctico distinguimos:

 microfósiles (visibles al microscopio óptico).


 nanofósiles (visibles al microscopio electrónico).
 macrofósiles o megafósiles (aquellos que vemos a simple vista).

Los fósiles por lo general solo muestran las partes duras del animal o planta: el tronco de un árbol, el caparazón de
un caracol o los huesos de un dinosaurio o un pez. Algunos fósiles son más completos: registran una mayor
cantidad de información paleobiológica. Si una planta o animal queda enterrado en un tipo especial de lodo que no
contenga oxígeno, algunas de las partes blandas también pueden llegar a conservarse como fósiles.

Los más espectaculares de estos "fósiles perfectos" son mamuts lanudos completos hallados en suelos
congelados.7 La carne estaba tan congelada, que aún se podía comer después de 20 000 años. Los fósiles más
recientes, por convenio, son los referidos a organismos que vivieron a finales de la última glaciación cuaternaria, es
decir, hace unos 13 000 años aproximadamente. Los restos posteriores (Neolítico, Edad de los Metales, etc.)
suelen considerarse ordinariamente como subfósiles.
Finalmente deben considerarse también aquellas sustancias químicas incluidas en los sedimentos que denotan la
existencia de determinados organismos que las poseían o las producían en exclusiva. Suponen el límite extremo de
la noción de fósil (marcadores biológicos o fósiles químicos).

Icnofósiles

Cruziana, rastro de trilobites(contramolde en la base de un estrato).

Artículo principal: Icnofósil

Los icnofósiles son restos de deposiciones, huellas, huevos, nidos, bioerosión o cualquier otro tipo de impresión.
Son el objeto de estudio de la Paleoicnología.

Los icnofósiles presentan características propias que les hacen identificables y permiten su clasificación
como parataxones: icnogéneros e icnoespecies. Los parataxones son clases de pistas fósiles agrupadas por sus
propiedades comunes: geometría, estructura, tamaño, tipo de sustrato y funcionalidad. Aunque a veces
diagnosticar la especie productora de un icnofósil puede resultar ambiguo, en general es posible inferir al menos el
grupo biológico o el taxón superior al que pertenecía.

En los icnofósiles se pueden identificar varios tipos de comportamiento: filotaxia, fobotaxia, helicotaxia, homostrofia,
reotaxia y tigmotaxia.

El término icnofacies hace referencia a la asociación característica de pistas fósiles, recurrente en el espacio y en
el tiempo, que refleja directamente condiciones ambientales tales como la batimetría, la salinidad y el tipo
de sustrato.8 Las pistas y huellas de invertebrados marinos son excelentes indicadores paleoecológicos, al ser el
resultado de la actividad de determinados organismos, relacionada con ambientes específicos, caracterizados por
la naturaleza del sustrato y condiciones del medio acuático, salinidad, temperatura y batimetría. Especialmente la
profundidad del mar condiciona el género de vida de los organismos y, por tanto, no es de extrañar que se puedan
distinguir toda una serie de icnofacies de acuerdo con la batimetría, cuya nomenclatura, debida a Seilacher,9se
refiere al tipo de pistas más frecuentes y más carcterísticas de cada una.

Un icnofósil puede tener varias interpretaciones:

 Filogenética: Estudia la identidad del organismo productor. Da lugar a los parataxones.


 Etológica: Estudia el comportamiento del organismo productor.
 Tafonómica: Se interesa por la posición original y los procesos tafonómicos sufridos.
 Sedimentológica: Revela las condiciones paleoambientales de formación.
 Paleoecológica: Estudiada por las icnofacies.
Microfósiles

Microfósiles de sedimentos marinos.

"Microfósil" es un término descriptivo que se aplica al hablar de aquellos fósiles de plantas o animales cuyo tamaño
es menor de aquel que puede llegar a ser analizado por el ojo humano. Normalmente se utilizan dos rasgos
diagnósticos para diferenciar microfósiles de eucariotasy procariotas:

 Tamaño: Los eucariotas son sensiblemente mayores en tamaño a los procariotas, al menos en su mayoría.
 Complejidad de las formas: Las formas más complejas se asocian con eucariotas, debido la posesión
de citoesqueleto.
Resina fósil

Un Leptofoenus pittfieldae fosilizado mantenido en ámbar

Artículo principal: Ámbar

La resina fósil (también llamada ámbar) es un polímero natural encontrado en muchos tipos de estratos por todo el
mundo, incluso en el Ártico. Se trata de la resina fosilizada de árboles hace millones de años. Se presenta en forma
de piedras amarillentas.

La resina en su momento pudo atrapar insectos y pequeños animales debilitados, los que aparecen dentro del
ámbar.

Pseudofósil

Pseudofósil: dendritas de pirolusita. Crecimientos minerales que asemejan restos vegetales.


Los pseudofósiles son patrones visuales en rocas, producidos por procesos geológicos, que se asemejan a formas
propias de los seres vivos o sus fósiles; un ejemplo clásico son las dendritas de pirolusita (óxido de
manganeso, MnO2), que parecen restos vegetales. La interpretación errónea de los pseudofósiles ha generado
ciertas controversias a lo largo de la historia de la Paleontología. En el año 2003, un grupo de geólogos españoles
puso en entredicho el origen orgánico de los fósiles de Warrawoona que, según William Schopf, correspondían
a cianobacterias que constituían el primer rasgo de vida sobre la Tierrahace 3.500 millones de años. La base de tal
replanteamiento era que estructuras filamentosas, similares a estos supuestos microfósiles de Warrawoona,
pueden ser producidos a temperatura y presión ambiente por la combinación, en un medio alcalino, de una sal de
bario y un silicato.10 Un nuevo estudio publicado en 2015 por la revista PNAS resolvió finalmente la controversia.
Los investigadores David Wacey y Martin Saunders utilizaron microscopía electrónica de transmisión para examinar
rebanadas ultradelgadas de los candidatos a microfósiles y así construir mapas a escala nanométrica de su
tamaño, forma, química y distribución de carbón mineral. Esto hizo evidente que la distribución de carbono era
diferente a todo lo visto en microfósiles auténticos y revelando su origen mineral.11 12

Fósil viviente
Artículo principal: Fósil viviente

Un fósil viviente es un término informal usado para referirnos a cualquier especie viviente que guarde un gran
parecido con una especie conocida por fósiles (se podría decir que es como si el fósil hubiera "cobrado vida").

Los braquiópodos son un ejemplo perfecto de "fósiles vivientes". Lingula es un braquiópodo actual del que se
encuentran fósiles a través de todo el Cenozoico. Otro ejemplo es el celacanto. Fue una gran sorpresa encontrar
este pez en las costas de África en 1938, cuando se pensaba que llevaban 70 millones de años extintos.

Registro fósil
El registro fósil es el conjunto de fósiles existentes. Es una pequeña muestra de la vida del pasado distorsionada y
sesgada.13 No se trata, además, de una muestra al azar. Cualquier investigación paleontológica debe tener en
cuenta estos aspectos, para comprender qué se puede obtener a través del uso de los fósiles.

Representatividad del registro fósil

Fotografía de hojas fósiles de la planta Ginkgo biloba.

El número de especies totales (entre plantas y animales) descritas y clasificadas asciende a 1,5 millones. Este
número sigue en aumento, pues se descubren aproximadamente diez mil insectos cada año (existe una gran
diversidad de insectos, se conocen 850 000 especies). Se estima que solo falta un centenar de especies
de aves por describir (existe una baja diversidad de aves, pues solo se conocen 8600 especies). Las estimaciones
sobre las especies vivas posibles son de 5 millones. Se conocen unas 300 000 especies de fósiles, es decir, el
20 % del número de especies vivientes conocidas y menos del 6 % de las probables. El registro fósil abarca desde
hace 3500 millones de años hasta la actualidad; sin embargo, el 99 % de sus representantes se encuentran desde
hace 545 millones de años hasta ahora. Son comparaciones asombrosas si consideramos que el registro fósil
incluye centenares de millones de años y que la fauna y la flora vivientes representan solo un instante de tiempo
geológico. Si la conservación de los fósiles fuera aceptablemente buena, sería previsible que el número de
especies extintas superara en mucho el número de las especies actuales.

Hay varias explicaciones posibles a la pobreza relativa en especies extintas:

 Fuerte crecimiento en la diversidad biológica a través del tiempo. Esto provoca que los expertos se pregunten
si existía falta de variedad en el pasado geológico.
 Puesto que la diversidad se mide por el número de taxones (especies, géneros, familias, etc.) que vivieron
durante un intervalo de tiempo definido, y que no todos los tiempos geológicos poseen la misma, hay que tener
en cuenta el hecho de que algunas partes de la columna geológica son mejor conocidas que otras. El número
de paleontólogos que trabajan en el Paleozoico y Precámbrico representa un porcentaje muy bajo; sin
embargo, la extensión de estos terrenos es considerable.
 Las rocas más recientes afloran en áreas mayores porque están más cerca de la "parte alta del montón"

Todo sugiere que la diversidad actual puede no ser apreciablemente más alta que la media en todo el tiempo que
va desde el Cámbrico. Por lo tanto la baja cifra de especies extintas no puede explicarse satisfactoriamente por la
idea de que la diversidad crece con el progreso evolutivo. Las especies se extinguen y son reemplazadas por otras
durante el curso del tiempo geológico. Se ha sugerido el plazo de 12 millones de años para un reemplazo completo
de todas las especies. La duración de los distintos biocrones está entre 0,5 y 5 millones de años (2,75 millones de
años el biocrón medio). Finalmente, como conclusión, la cantidad de especies extintas estimadas es:

Fosilización
Véase también: Tafonomía

Para que un resto corporal o una señal de un organismo merezca la consideración de fósil es necesario que se
haya producido un proceso físico-químico que le afecte, conocido como fosilización. En este proceso se pueden
producir transformaciones más o menos profundas que pueden afectar a su composición y estructura. Este proceso
va en función del tiempo, por lo que debe haber transcurrido un determinado intervalo a partir del momento de
producción del resto para que llegue a la consideración de fósil. La fosilización es un fenómeno excepcionalmente
raro, ya que la mayoría de los componentes de los seres vivos tienden a descomponerse rápidamente después de
la muerte.14

Tarbosaurus en el Museo de Historia Natural de Münster.


La permineralización ocurre después del enterramiento, cuando los espacios vacíos en un organismo (espacios
que en vida estaban llenos de líquido o gas) se llenan con agua subterránea, y los minerales que ésta contiene
precipitan, llenando dichos espacios.

En muchos casos los restos originales del organismo han sido completamente disueltos o destruidos.

Procesos de descomposición
Son los principales responsables en el mundo. Su efecto es la rareza con que se conservan partes orgánicas
blandas (0.01 % de los individuos en una comunidad marina solo tienen partes blandas). La presencia de partes
blandas son indicativas de condiciones sedimentológicas y diagenéticas excepcionales.

Procesos de descomposición aeróbica

Son los más rápidos y eficaces para la biodegradación. Por ello, las condiciones anóxicas son un requisito previo a
la preservación de organismos ligeramente mineralizados y de partes blandas. La demanda de oxígeno para la
descomposición en un medio aeróbico es muy alta (1 mol de Corg. requiere 106 moles de O2). Una reacción
estándar sería así:

Efectos de la descomposición

La descomposición es la principal fuente de pérdida de información en el registro fósil y la mineralización es la


única vía de frenarla. Los tejidos pueden conservarse como permineralizaciones, residuos orgánicos alterados o,
con el deterioro prolongado, como improntas. Si la descomposición supera a la mineralización, se destruyen los
tejidos y solo se conservan refractarios como la quitina, la lignina o la celulosa.

Caracterización de la descomposición

La descomposición en el registro fósil puede caracterizarse a tres niveles:

1. Identificación de la descomposición y pérdida de información en la estructura de organismos fósiles.


2. Reconocimiento de minerales particulares y los marcadores geoquímicos asociados a regímenes
particulares de descomposición.
3. Preservación de microbios fósiles involucrados en el proceso de descomposición.
Origen, acumulación y preservación de la materia orgánica

Concentración de artejos desarticulados de crinoideo (Isocrinus nicoleti)

La mayor parte se recicla (dando lugar a CO2) dentro de la columna de agua, particularmente en la zona eufótica.
Una proporción relativamente pequeña de la materia orgánica producida pasa a formar parte de los sedimentos
adyacentes, y quedan afectadas por los modificadores del flujo orgánico (bioestratinómicos), que son la foto-
oxidación, la actividad microbiana y los organismos detritívoros.

Procesos fosildiagénicos
La materia orgánica incluye además de lípidos libres, biopolímeros como los hidratos de
carbono, proteínas, quitina y lignina, algunos de los cuales serán utilizados para su consumo y modificación por
organismos bentónicos y diversos microorganismos. El resto, no utilizado de esta manera, puede sufrir
policondensación para formar geopolímeros, y pasa a formar parte del protoquerógeno, precursor delquerógeno.
Con el entierro del sedimento, la creciente condensación e insolubilización produce la lenta conversión diagenética
a querógeno que constituye el volumen de la materia orgánica en antiguos sedimentos.

Marcadores biológicos y sus utilidades

Las moléculas orgánicas (fósiles químicos) son abundantes en muchos sedimentos y rocas sedimentarias, y se
denominan marcadores biológicos "biomarker". Su estudio e identificación requieren técnicas sofisticadas de toma
de muestra y análisis. Conservan un registro muy detallado de la actividad biológica del pasado y están
relacionados con moléculas orgánicas actuales. Las posibles fuentes de marcadores biológicos en muestras
geológicas son tantas como moléculas se conocen en los organismos.

Rocas madre en la generación de hidrocarburos

Una roca madre es un volumen rocoso que ha generado o ha estado generando y expeliendo hidrocarburos en
cantidades suficientes para formar acumulaciones de petróleo ygas. La mayoría de las rocas madre potenciales
contienen entre 0,8 y 2 % de carbono orgánico. Se acepta un límite aproximado del 0,4 % como el volumen más
bajo de carbono orgánico para la generación de hidrocarburos, estando el óptimo por encima del 5-10 %. La
naturaleza de los hidrocarburos generados depende fundamentalmente de la composición del querógeno, que
puede estar constituido por dos tipos de materia orgánica:

 Proveniente de restos de plantas terrestres, en cuyo caso los sedimentos liberarán gas principalmente.
 Proveniente de medios acuáticos (marino o lacustre) con bacterias, algas, fito y zooplancton, en cuyo caso
producirán petróleo con la maduración suficiente.
Procesos destructivos físico-químicos

Fósil de un Molusco

La durabilidad de los esqueletos es la resistencia relativa de éstos a la fractura y destrucción por agentes físicos,
químicos y bióticos. Estos procesos destructivos pueden dividirse en cinco categorías que siguen un orden más o
menos secuencial:
1. Desarticulación: Es la disgregación de esqueletos constituidos por elementos múltiples a lo largo de
junturas o articulaciones preexistentes (puede darse incluso antes de la muerte, como en mudas o exuvios
de muchos artrópodos). La descomposición destruye los ligamentos que unen
los osículos de equinodermos en unas pocas horas o días después de la muerte. Losligamentos como los
de los bivalvos, compuestos por conquiolina, son más resistentes y pueden permenecer intactos durante
meses a pesar de la fragmentación de las conchas.
2. Fragmentación: Se produce por el impacto físico de objetos y por agentes bióticos
como predadores (incluso antes de la muerte) ycarroñeros. Algunas formas de rotura nos permiten
identificar al predador. Las conchas tienden a romperse a lo largo de líneas de debilidad preexistentes
como líneas de crecimiento o de ornamentación. La resistencia a la fragmentación está en función de
varios factores:
 Morfología del esqueleto.
 Composición.
 Microestructura, espesor y porcentaje de matriz orgánica.
3. Abrasión: Es el resultado del pulido y molienda de los elementos esqueléticos, produciendo un
redondeamiento y una pérdida de los detalles superficiales. Se han realizado estudios semicuantitativos de
las proporciones de abrasión, introduciendo conchas en un tambor rotatorio con gravas silíceas.15 Su grado
de intensidad está relacionado con diversos factores:
 La energía del medio.
 El tiempo de la exposición.
 El tamaño de la partícula del agente abrasivo.
 La microestructura de los esqueletos.
4. Bioerosión: Solo se puede identificar cuando está asociada a fósiles reconocibles como esponjas clionas y
algas endolíticas. Su acción destructora es muy alta en medios marinos poco profundos, donde se puede
observar actualmente una pérdida de peso del 16 al 20% en las conchas de moluscos contemporáneos. No
está claro si dichas proporciones se mantenían en el Paleozoico, cuando las esponjas clionas eran menos
abundantes.
5. Corrosión y disolución: Es el resultado de la inestabilidad química de los minerales que forman los
esqueletos en la columna de agua o en los poros del sedimento. La disolución puede empezar en la
interfase sedimento-agua y puede continuar a profundidades considerables dentro del sedimento. La
bioturbación de los sedimentos normalmente favorece la disolución por la introducción de agua marina
dentro del sedimento que a la vez favorece la oxidación de sulfuros.
6. Corrasión: En la práctica, los efectos de abrasión mecánica, la mayoría de los de bioerosión y de corrosión
son difíciles de distinguir en los fósiles. Algunos autores proponen el término de corrasión para indicar el
estado general de las conchas, resultado de cualquier combinación de estos procesos. El grado de
corrasión proporciona un índice general del tiempo que los restos han estado expuestos a estos tres
procesos.

Los procesos destructivos de desarticulación, fragmentación y corrasión son muy evidentes en el registro fósil.
Estos procesos afectan de manera diferente a los distintos tipos de esqueletos. La mayoría de los organismos
marinos se puede asignar a una de las cinco categorías arquitectónicas de esqueleto: macizo, arborescente,
univalvo, bivalvo o de elementos múltiples.
 Esqueletos macizos: Resistentes a la rotura y muy resistentes a la destrucción mecánica. Sin embargo, al
permanecer en el suelo del mar intervalos prolongados de tiempo, presentan a menudo efectos de corrasión en
mayor magnitud que otros esqueletos.
 Esqueletos arborescentes: Son los indicadores más sensibles de fragmentación; una ausencia de rotura en
tales esqueletos es un indicador excelente de mínima perturbación del ambiente sedimentario.
 Esqueletos bivalvos: Se desarticulan con relativa rapidez después de la muerte, aunque aquellos con
ligamentos de conquiolina pueden permanecer articulados durante períodos prolongados.
 Esqueletos de elementos múltiples: Son los mejores indicadores de un rápido enterramiento.

Cuando se toman en conjunto los distintos tipos de esqueletos y sus sensibilidades a los agentes destructivos, nos
encontramos con unos excelentes indicadores de los procesos sedimentarios, lo que puede usarse para definir
distintas tafofacies.

Transporte e hidrodinámica
Si se considera como partículas sedimentarias los restos esqueléticos de los organismos, se podrá realizar
estudios sobre su comportamiento hidrodinámico (conchas
debraquiópodos, bivalvos, gasterópodos, cefalópodos, ostrácodos y crinoideos). En general se conoce poco del
comportamiento hidrodinámico de estas partes duras, tan abundantes e importantes ecológicamente en ambientes
de aguas poco profundas de medios modernos y del registro fósil. El comportamiento hidrodinámico de las conchas
es complejo e imprevisible, principalmente debido a la gran diversidad de formas involucradas.

Fosildiagénesis
Artículo principal: Fosildiagénesis

La comprensión de los procesos diagenéticos es fundamental para interpretar correctamente


la mineralogía original, estructura de esqueletos y conchas, sus afinidades taxonómicas y su paleoecología. Un
problema que se plantea muy frecuentemente es deducir cual ha sido la mineralogía original de grupos extintos
(corales rugosos, arqueociátidos, estromatopóridos...). La transición hasta el estado de fósil depende mucho de la
composición esquelética.

Esqueletos carbonatados

Después del enterramiento el carbonato se altera en mayor o menor magnitud durante la diagénesis temprana.

Esqueletos de aragonito

El aragonito normalmente se transforma en calcita mediante uno de estos procesos principalmente:


 Disolución total: Si las aguas de la zona vadosa no están saturadas en carbonatos se produce la disolución
total del esqueleto y el relleno por calcita. El área vacía reproduce un molde de la concha y no se conserva la
estructura de la concha. Se pueden formar drusas con cristales hacia el centro. El tiempo que dura el proceso
es variable.
 Calcificación: En este segundo caso los esqueletos de las conchas preservan las estructuras relictas (distintas
capas o lamelas de las conchas). Incluso se pueden preservar cristales enteros de aragonito que nos dan una
información muy valiosa. El reemplazamiento se produce de forma gradual y respeta la estructura original.
Esqueletos de calcita

En general, los esqueletos fósiles que estaban constituidos por calcita mantienen frecuentemente esta composición
original (a menos que se hayan silicificado o dolomitizado). El contenido en magnesio tiende a reducirse, de forma
que puede haber alteración diagénica con alto o bajo contenido de calcita. Existen técnicas especiales como la
catodoluminiscencia que permiten determinar su contenido original a partir de áreas relictas que han conservado su
composición original.

Nódulos de carbonato y calizas litográficas

La preservación de partes blandas está asociada en muchas ocasiones con la precipitación de carbonatos en forma
de nódulos y estratificados, como es el caso de las calizas litográficas. Los nódulos carbonatados están
constituidos por siderita o calcita y asociados a sedimentos arcillosos ricos en microorganismos. Contienen fósiles
que a menudo se conservan en tres dimensiones incluyendo a veces partes blandas fosilizadas. Su tamaño varía
entre 10 y 30 centímetros aunque se han encontrado de hasta 10 metros(incluyendo un plesiosaurio completo). El
contenido en microorganismos y su descomposición son los factores primarios que controlan el grado
de anoxia, Eh y pH. En presencia de oxígeno, la respiración microbiana produce CO2 que se acumula en el agua
de los poros del sedimento, favoreciendo la disolución de los carbonatos

En ausencia de oxígeno las bacterias del sedimento utilizan una serie de oxidantes alternativos en el proceso de la
respiración (Mn, NO3-, Fe o SO42-) y cuando todos los oxidantes han desaparecido son las reacciones
de fermentación las que dominan produciéndose metano. Las calizas litográficas se forman en medios lacustres y
marinos, son de grano muy fino y finamente bandeadas. Un ejemplo son las famosas calizas de
Solnhofen del Jurásico de Baviera que contienen los fósiles de Archaeopteryx. El carbonato en estos depósitos se
puede originar a partir de una fuente biogénica (como algas calcáreas) o como un precipitado químico.

Fósiles piritizados

La pirita sedimentaria se encuentra como un componente menor de sedimentos marinos clásticos tanto actuales
como antiguos. Los estudios en sedimentos actuales han demostrado que la formación de pirita autigénica se suele
dar en la diagénesis muy temprana a tan solo unos centímetros por debajo de la interfase agua-sedimento. Un
aumento de la cantidad de microorganismos o la profundidad de enterramiento, impide la difusión de oxígeno en el
sedimento y los microorganismos se ven obligados a respirar anaeróbicamente. La mineralización detiene la
pérdida de información asociada a la descomposición de macroorganismos y la precipitación de pirita en la
diagénesis temprana es un importante medio para la preservación de los fósiles. En los tejidos blandos
como músculos y también quitina, durante la diagénesis temprana se puede producir la piritización. Cuando la
descomposición es más avanzada y por lo tanto más tardía la formación de pirita, se destruirán tejidos blandos y
solo los compuestos biológicos resistentes (denominados refractarios) como celulosa y lignina se conservan. Las
partes biogénicas duras como las conchas (carbonato cálcico y magnesio) y los huesos (fosfato de calcio) son
algunas de las estructuras biológicas más resistentes a la descomposición. De las dos, el carbonato de calcio es el
más inestable y por consiguiente el que con más probabilidad puede ser reemplazado por pirita. La pirita
sedimentaria presenta varias morfologías:

 Framboides: Agregados esféricos de microcristales en forma de cubos y octágonos en sedimentos arcillosos.


Su tamaño varía de unas micras a aproximadamente 1milímetro de diámetro.
 Sedimentos piritizados: Son sedimentos infiltrados en cavidades biogénicas que han sido consolidadas por
pirita. Pueden llegar a reemplazar a los granos detríticos.
 Relleno de cavidades: El relleno por pirita euhedral de cavidades es muy común en sedimentos arcillosos.
Dichas cavidades constituyen en muchos casos el espacio que ocupaban moluscos, braquiópodos y alvéolos
de huesos.
 Incrustaciones: Son precipitaciones en la superficie exterior de los fósiles.
 Texturas pseudomórficas: La pirita puede reemplazar tanto minerales detríticos como fósiles, incluyendo
también la preservación de estructuras sedimentarias, madrigueras y coprolitos.

La formación de pirita está controlada por la concentración de carbono orgánico, sulfato y minerales detríticos
férricos. En un ambiente marino normal los minerales férricos y los sulfatos están presentes en abundancia y la
formación de pirita es controlada por el suministro de carbono orgánico. Sin embargo, en ambientes de agua dulce
la formación de pirita está muy limitada por la baja concentración de sulfato.

Preservación fósil como fosfato primario

El fósforo es un elemento fundamental en la vida. Se concentra en tejidos duros, como huesos o algunas cutículas,
o más a menudo en partes blandas. Por consiguiente no sorprende que esté involucrado en la fosilización. El
esqueleto de vertebrados está principalmente compuesto de hidroxiapatito (Ca10(PO4)6(OH)2). Algunos OH pueden
ser reemplazados localmente, por iones de F-, sobre todo en dientes, produciendo un hidroxi-fluorapatito menos
soluble. Los caparazones fosfáticos de invertebrados tienen composiciones similares con alguna variación. La
composición de los huesos fósiles contienen más flúor. El volumen medio del flúor de los huesos de peces marinos
y de agua dulce es respectivamente 4300 ppm y 300 ppm, mientras que los fósiles contienen 22 100 ppm y
19 900 ppm de flúor.

Esqueletos calcáreos

Los esqueletos de carbonato de calcio pueden pasar a apatito sin cambio en la morfología externa. En ambientes
naturales, esta alteración diagénica está asociada a depósitos de fosfato. La transformación bacteriana de
organismos calcáreos en apatito se ha demostrado en laboratorio. Estas observaciones y experimentos hacen
pensar en el siguiente posible mecanismo:

1. El fósforo necesario para reemplazar carbonato por apatito procede de los microorganismos del sedimento.
2. Los microorganismos (bacterias, algas, hongos) promueven la descomposición, liberando iones fosfato y
acidificando el agua intersticial de los sedimentos (esta acidificación que puede ser muy localizada,
promueve la disolución de los carbonatos). El fosfato liberado se combina con calcio para
formar apatito que se forma preferentemente en la interfase carbono/microorganismo reemplazando al
carbonato disuelto. Este reemplazamiento preserva la forma externa de la concha original y al igual que en
la fosilización del apatito primario, el flúor juega un papel importante al ser la composición final carbonato-
flúor-apatito.
Esqueletos silíceos

La fosfatización de sílice primaria también aparece en algunos esqueletos de radiolarios aunque este proceso
todavía no es bien conocido.

El examen microscópico de muestras de fosforitas muestra que numerosos microorganismos sin caparazón
mineralizado (algas, hongos, bacterias) mineralizan como apatito, aunque no tuvieran ningún precursor mineral. Un
ejemplo bien conocido son los coprolitos fosfatizados donde la propia materia orgánica es reemplazada por apatito
que conserva la forma exacta del objeto. Por ejemplo, las estrías de contracción de algunos coprolitos. La
fosfatización de partes blandas también es frecuente; se conocen muchos ejemplos en artrópodos (copépodos,
ostrácodos) que aparecen en nódulos calcáreos y fosfáticos dentro de calizas nodulares, o en coprolitos de
grandes vertebrados.

Estudios en fosforitas y sobre la síntesis experimental del apatito han permitido realizar una estimación de las
condiciones probables en la fosilización del apatito. Debido a sus requisitos de estabilidad, el apatito se forma
preferentemente en un ambiente deficiente en oxígeno, a veces incluso en condiciones totalmente reductoras,
como indica su frecuente asociación con pirita. Este ambiente se consigue fácilmente en medios con abundante
materia orgánica, que es a su vez la principal fuente de fósforo.

La sílice puede reemplazar a la calcita y al aragonito de las conchas y permineralizar la madera. También puede
formar nódulos o capas de sílex, reemplazando sedimentos carbonatados o precipitando directamente, envolviendo
o rellenando fósiles o incluso restos de bacterias, microfósiles orgánicos y plantas que se preservan
excepcionalmente, como en las Rhynie Chert (Escocia).

Hay tres modos comunes de reemplazo mineral de la concha:

 Como una corteza blanca granular.


 Como un reemplazo finamente granular.
 Como anillos concéntricos de sílice.

Tronco de árbol fosilizado en Igea, La Rioja (España).

Fosilización de restos vegetales

Las plantas están compuestas por varias partes (tallo, ramas, raíces, hojas, polen, frutos, semillas) algunas de las
cuales se separan durante la vida, mientras otras lo hacen después de la muerte. Una adecuada comprensión de
los procesos de dispersión que afectan a estas partes es muy importante en la interpretación correcta de las
asociaciones paleoflorísticas. Estudios sobre dispersión de hojas por el viento muestran que viene determinada por
su peso y forma.

Los restos vegetales se pueden conservar de varias formas:

 Permineralización.
 Preservación del material original.
 Carbonización.

ADN en fósiles
Recientemente ha podido constatarse la posibilidad de extraer restos de ADN de fósiles, y amplificarlos
mediante PCR. La evolución de estos conocimientos ha sido muy rápida, ya que si a finales de los 90 existían
reticencias sobre la veracidad de los restos fósiles de ADN,16 para el año 2000 ya existían publicaciones y se había
establecido una metodología.17 Por aquel entonces ya se habían extraído secuencias cortas de fósiles
de Neandertal y de mamut. Años después, también hay multitud de ejemplos en plantas18 e incluso bacterias.19 Así,
Golenberg y su equipo obtuvieron una secuencia parcial de DNA de cloroplasto perteneciente a un fósil
de Magnolia latahensis.20 No obstante, se ha mantenido la controversia sobre la fiabilidad de los procedimientos
utilizados.21 Este ADN fósil permitiría establecer relaciones filogenéticas entre distintos taxones, además de facilitar
una visión global de las ramas evolutivas.22 Además, facilita la estimación en la tasa de mutación existente entre
taxones relacionados.20 23 Los métodos propuestos son:

Insectos en ámbar

 Extracción de ámbar: Esta sugerencia, en un principio inviable y ficticia, fue alimentada en la fantasía popular
a través de la novela de ficción (y posterior película) Parque Jurásico. En este libro se sugería que insectos
chupadores atrapados en ámbar podían preservar magníficamente ADN de otros animales, como por
ejemplo, dinosaurios. En la realidad se ha podido extraer ADN de insectos conservados en ámbar de una
antigüedad superior a 100 millones de años, sin embargo los fragmentos de ADN así obtenidos hasta ahora
corresponden a los propios insectos, no a otros animales de los que hubieran podido alimentarse.24
 Extracción de cristales en huesos: Se ha observado que en los huesos a veces se forman cristales. Los
científicos demostraron que el ADN contenido en estos cristales se conservaba en un relativo buen estado.25
 Extracción directa del fósil: Científicos argentinos aseguran que el ADN se mantiene incluso millones de
años, por lo que se encuentran directamente en los restos.26

Importancia científica
Fósil de un Oviraptor.

Los fósiles tienen una importancia considerable para otras disciplinas, como la Geología o la Biología evolutiva, son
las aplicaciones prácticas de la Paleontología.

Basándose en la sucesión y evolución de las especies en el curso de los tiempos geológicos, la presencia de
fósiles permite datar las capas del terreno (Bioestratigrafía y Biocronología), con mayor o menor precisión
dependiendo del grupo taxonómico y grado de conservación. Así se han establecido la mayor parte de las
divisiones y unidades de las escalas cronológicas que se usan enestratigrafía.

Aportan información de paleoambientes sedimentarios, paleobiogeográficas, paleoclimáticas, de la


evolución diagenética de las rocas que los contienen, etc.

Los fósiles siguen revisándose, utilizando en cada ocasión técnicas más modernas. La aplicación de esas técnicas
conlleva nuevas observaciones que modifican a veces planteamientos previos. Así, por ejemplo, tras una revisión
realizada en 2006 con técnicas tomográficas de rayos X, se concluyó que la familia que contiene a los
gusanos Markuelia tenía una gran afinidad con los gusanos priapúlidos, y es adyacente a la rama evolutiva
de Priapulida, Nematoda y Arthropoda.27

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