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La denominación de bien mueble o bien inmueble en oposición a la denominación

registrable o no registrable es uno de los temas que ha generado muchas discusiones

entre los estudiosos del derecho, en efecto, se han propuesto variadas opiniones, por

ello, no es extraño apreciar que en la mayoría de legislaciones del mundo y en todos

los códigos civiles que ha tenido el Perú, los bienes han sido clasificados de acuerdo a

su movilidad, materialidad, consumibilidad, fungibilidad, divisibilidad y actualidad.

En el Perú, legislativamente se ha optado por clasificar los bienes en muebles e

inmuebles.

El vigente Código Civil de 1984 mantiene la clasificación de los bienes del anterior

Código Civil de 1936, en bienes muebles e inmuebles, siendo los bienes muebles

aquellos que pueden ser trasladados de un lugar a otro sin sufrir deterioro alguno ni se

altere su sustancia, mientras que los inmuebles, son aquellos arraigados al suelo, por

lo que su traslado de un lugar a otro implica un deterioro inminente del mismo.

Sin embargo, esta clasificación de los bienes no solamente se fundamenta en la

movilidad o no del objeto, sino que también atiende a su importancia económica

justificando de esta manera su distinción, siendo los inmuebles los que tengan un

mayor valor económico que los muebles.

Como hemos mencionado esta clasificación se mantiene hasta nuestros días, pero es

objetada por cuanto hay bienes incorporales, que son entidades ideales, imposibles de

reducirse a un espacio volumétrico, como es el caso de los Derechos que no son ni

móviles, ni inmóviles, en cuyo caso la división basada en la movilidad resulta

inaplicable para clasificar en muebles o inmuebles a dichos bienes; pero sin embargo

son consideradas como muebles por nuestro ordenamiento jurídico por un criterio de

ficción legal o analogía.


Por estas razones un sector de la doctrina considera como inadecuado e incompleta la

clasificación de los bienes en muebles e inmuebles ya que no abarca todos los bienes

que hoy se admiten como objeto de derechos reales, creando una fuerte corriente para

modificar la clasificación de los bienes, pero no con el fin de equipararlos todos en una

clase única, sino más bien que la clasificación de ellos se haga, no en base a su

movilidad, sino a su registro en: bienes registrables y no registrables.

Por último, consideramos más conveniente dividir los bienes en registrados y no

registrados en vez de registrables y no registrables, en tanto en países como el

nuestro, donde el registro no ha llegado a todos los bienes registrables, las normas

referidas a estos bienes, (aún no inscritos) no pueden suponer la utilización inmediata

del registro como mecanismo de oponibilidad de derechos.

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