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LA DOCTRINA DE CALVO

CARACTER Y FUNDAMENTO JURIDICO

El Derecho Internacional estudio el cobro de crédito y la prosecución de reclamaciones,


pueden no justificar de pleno la intervención armada de los gobiernos y como los Estados
Europeos siguen invariablemente esta regla en sus relaciones reciprocas no hay motivo alguno
para que la impongan, en sus relaciones de nuevo mundo.

El trasfondo histórico de esta consideración de ese eminente diplomático e historiador Argentino


había que buscarlo en el estado de las relaciones de los países latinoamericanos frente a las
potencias caracterizado por la débil condición política y económica de los primeros lo que a
menudo condujo a buscar interposiciones diplomáticas de los segundos en favor de sus súbditos,
interposiciones que se convertían en una franca intervención de esas potencias en los asuntos
internos de esos países latinoamericanos.

DOCTRINA CALVO

Doctrina Calvo, doctrina surgida de los trabajos del jurista argentino Carlos Calvo, según la cual,
cualquiera que viva en un país extranjero debe solucionar sus conflictos en los tribunales
nacionales de ese país.

CONCEPTO Y CARACTERES DE DOCTRINA CALVO

Definición y descripción de Doctrina Calvo ofrecido por el Diccionario Jurídico Mexicano


(1994), de la Suprema Corte de Justicia de México: (escrito por Víctor Carlos García Moreno)
Bajo el rubro “responsabilidad internacional”, especialmente en la relativa al Estado, se suele
estudiar la llamada Doctrina Calvo. En el siglo precedente, la intervención diplomática con
motivo de la protección a los extranjeros devino en una situación de abuso intolerable para los
Estados de residencia de dichos extranjeros.

La constante intervención de los Estados europeos en los países de América Latina


En medio de la situación anterior surge la doctrina postulada por el internacionalista argentino
Carlos Calvo (1824-1903), quien, al referirse a la constante intervención de los Estados europeos
en los países de América Latina, especialmente, encontró que tal intervencionismo no tenía ni
bases jurídicas ni sustrato ético. Calvo explicaba que el principio de la no intervención por un
Estado en los asuntos internos o externos de otro Estado era consecuencia lógica de su igualdad.
Además, según el jurista argentino, los extranjeros no tienen por qué reclamar mayores derechos
ni beneficios que aquellos que la legislación nacional otorga a sus propios nacionales y que, por
lo tanto, deben concederse a los extranjeros igual número de derechos civiles que los atribuidos a
los nacionales. Si un extranjero sufre algún daño o perjuicio debe acudir a los tribunales
nacionales y no invocar la protección diplomática de su gobierno, la cual sólo es justificable en
los casos de denegación de justicia.

LOS TIPOS DE CLÁUSULA CALVO

Según César Sepúlveda, a la aplicación concreta de las tesis postuladas por Calvo se les
denomina “Cláusula Calvo”, pero deben distinguirse cuando menos tres tipos de cláusula: a) la
Cláusula Calvo legislativa; b) la Cláusula Calvo de agotamiento de los recursos locales, y c) la
Cláusula Calvo como renuncia a intentar la protección diplomática. La Cláusula Calvo de
carácter legislativo se identifica en aquellas disposiciones legislativas que más o menos recogen,
de manera general el pensamiento de Carlos Calvo con respecto al trato de los extranjeros, y en
las que se postula que éstos no tienen ni más ni menos derechos que los nacionales. La Cláusula
Calvo de agotamiento de los recursos locales aparece cuando el extranjero se obliga a no invocar
la protección diplomática de su gobierno sin antes haber agotado todos los recursos, ordinarios y
extraordinarios, que le ofrece el sistema jurídico del Estado de residencia. En el seno de las
Comisiones Mexicanas de Reclamaciones, de 1926 a 1934, se puso a prueba este tipo de
cláusulas que aparecían en contratos y concesiones. Se puede afirmar que a partir del caso North
American Dredging Company, del 31 de marzo de 1926, el tribunal le otorgó la validez y
reconocimiento a la cláusula de agotamiento de los recursos o remedios locales. Posteriormente
se ratificó su validez en otros asuntos. Probablemente la Cláusula Calvo como renuncia a invocar
la protección diplomática sea la parte de la Doctrina Calvo que más se conoce, especialmente, en
la América Latina. Mediante la cláusula, el extranjero que adquiere un bien inmueble o que
contrata una concesión renuncia a invocar la protección diplomática de su gobierno, insertándose
tal obligación en un contrato o documento firmado por el propio extranjero. La esencia de una
cláusula enunciada en la forma y términos anteriores es evitar la intervención diplomática por
culpa de los extranjeros y dejar sin contenido toda reclamación al respecto.

INTERPRETACIÓN DE LOS TRIBUNALES ARBITRALES INTERNACIONALES

Los tribunales arbitrales internacionales le han reconocido validez a este tipo de cláusulas con
base en que son estipulaciones libremente convenidas por los extranjeros. Algunos autores
impugnan su completa validez; otros tratadistas se la atribuyen, aunque en forma limitada. La
cláusula Calvo ha sido adoptada en varias constituciones, leyes y reglamentos de diversos países,
especialmente latinoamericanos, en variadas formas en cuanto a su redacción y campos de
aplicación.

ELEMENTOS DE LA DOCTRINA CALVO

La Doctrina Calvo fue un principio de derecho internacional desarrollado por el diplomático y


erudito jurídico argentino Carlos Calvo (1822–1906). La doctrina establece que la autoridad para
resolver disputas internacionales sobre inversiones reside en el gobierno del país en el que se
encuentra esa inversión. La doctrina se basaba en dos principios clave: la igualdad de los
derechos de los inversionistas extranjeros y nacionales y la soberanía de los estados
latinoamericanos. La doctrina se articuló por primera vez en el Derecho internacional teórico y
práctico de Europa y América. (Derecho internacional: Teoría y práctica en Europa y América),
publicado en París en 1868. Irónicamente, desarrolló la doctrina en gran parte en respuesta a la
aventura imperialista de Francia en México (1861–1867), que indignó a los intelectuales
panamericanistas en toda la región.

Con el establecimiento de los gobiernos nacionalistas populistas de América Latina en los años
1930 y 1940, la doctrina de Calvo se incorporó a numerosas constituciones políticas y códigos
civiles. Como instrumento legal, la Cláusula Calvo (como se conoció la doctrina aplicada) guió
las actitudes de la mayoría de los estados latinoamericanos hacia el arbitraje de inversión
internacional hasta la década de 1970. Pero con el giro neoliberal de la década de 1980, los
gobiernos latinoamericanos abandonaron la Cláusula Calvo en favor de las convenciones
multilaterales sobre arbitraje comercial internacional. Sin embargo, dada la reversión actual de
muchas políticas neoliberales en la región, puede que sea demasiado pronto para descartar la
relevancia de la Doctrina Calvo para los asuntos de América Latina.

Clausula Calvo

En derecho internacional público, aquella cláusula que se inserta en los contratos celebrados
entre un estado y persona física o jurídica extranjera, en virtud de la cual las diferencias que
pueden surgir entre las partes contratantes no se consideran como de naturaleza internacional.
Dicha cláusula implica una renuncia a la jurisdicción internacional y debe su nombre al
distinguido jurista defensor de la tesis que la inspiró, según la cual las diferencias que puedan
surgir con motivo de reclamaciones privadas de los extranjeros no justifican la intervención
armada de los gobiernos.

Calvo quiso establecer el principio general de que un Estado no puede aceptar responsabilidades
por pérdidas causadas a los extranjeros como resultado de guerras civiles o insurrección, con el
argumento de que crearía una desigualdad injustificable entre nacionales y extranjeros; El
extranjero sería considerado como un nacional responsable ante las cortes y leyes de país.

DOCTRINA CALVO SU ACOGIDA EN AMERICA

Desde finales del siglo XIX en diferentes países latinoamericanos fue obligatorio incluir esta
cláusula calva en los contratos con personas o compañías privadas extranjeras.

En efecto la esencia de esta cláusula consiste en una Disposición insertada en un contrato


celebrado entre un extranjero y un gobierno en virtud de la cual el extranjero se compromete a no
acudir al gobierno de su nacionalidad en busca de protección en caso de qie surja cualquier
conflicto relacionado con el contrato,

La mencionada Clausula despertó cierta reacción contraria acompañada de la argumentación de


que un particular no puede renunciar al derecho o privilegio de su gobierno de proteger a sus
ciudadanos en el extranjero.
La jurisprudencia internacional se muestra indecisa respecto al valor de esta cláusula. Así,
tenemos lo siguiente:

1º A veces ha admitido la su plena validez, aunque los fallos en este sentido son escasos.

2º En la mayoría de los casos ha procurado limitar los efectos de la cláusula, ya sea declarándola
válida en las relaciones entre el sujeto afectado y el Estado demandado, pero sin posibilidad de
alegación frente al Estado accionante; o no teniéndola presente en caso de denegatoria de
justicia. Un ejemplo es la decisión dictada en 1920 por la Comisión General de reclamaciones
Estados Unidos-México en el asunto North American Dredging Co, en la que la Comisión pone
énfasis en la estipulación del contrato en la que el particular accedía a ser tratado como nacional
y renunciaba a la protección diplomática.

3º También se ha pronunciado por la nulidad de la cláusula.

Empero, hay autores que rechazan la validez de la Cláusula Calvo porque manifiestan que el
derecho de brindar protección diplomática pertenece al Estado, y que, por lo tanto, un individuo
no puede renunciar a un derecho que no le corresponde, es decir, el derecho de protección de
nacionales en el exterior es un privilegio del Estado, no susceptible de derogación por acto inter
alios. Hay que tener presente que la tendencia que inspiró la Cláusula Calvo subsiste en
Latinoamérica.

V.- Posiciones doctrinales sobre la validez de la Cláusula Calvo

Ante la discusión en la doctrina acerca de la validez de la Cláusula Calvo han aparecido dos
corrientes:

A) Posición de los Estados Unidos

El Gobierno de los Estados Unidos y los estudiosos del Derecho Internacional tratan de
contradecir el argumento de que un extranjero sólo puede demandar un trato igual al de los
nacionales. Ellos se fundamentan en la existencia de un estándar internacional de justicia que
debe cumplirse. Igualdad de tratamiento es todo lo que los extranjeros pueden solicitar sólo si
dicho estándar se mantiene.

Esta posición se apoya en la teoría de Vattel "[...] un perjuicio a un nacional es en realidad, un


perjuicio causado al estado de ese nacional". Por lo tanto, el Estado tiene un derecho de
reparación autónomo de los derechos del particular. Por consiguiente, un individuo privado que
no es un agente acreditado de su Estado, no está capacitado para desconocer el derecho de su
país de origen a intervenir. El interés público puede solicitar la continuación de un reclamo del
sujeto, sin tener en consideración los intereses u ofrecimientos de su súbdito. Si bien es cierto
que la presencia de una Cláusula Calvo en cualquier contrato puede limitar las facilidades de la
intervención diplomática en un caso concreto, también lo es, que ello no puede destruir la
responsabilidad del Estado en cuestión ante el Derecho Internacional.

Los americanos manifiestan que la Cláusula Calvo es conforme con los principios del Derecho
Internacional siempre y cuando se le interprete como una simple exigencia de que se agoten los
recursos internos de cada país.

El principal fundamento que señalan quienes se oponen a la Cláusula Calvo es que ella resulta
nula porque las personas privadas no pueden contraer obligaciones que dejen sin efecto el
derecho de su Estado a protegerlas fuera de su territorio, ya que: "El Estado no puede
considerarse ligado a las estipulaciones de un contrato entre un nacional suyo y un gobierno
extranjero, porque la protección diplomática constituye la expresión de un derecho y de un
interés del Estado reclamante más que un derecho o un interés de su nacional".

B) Posición Latinoamericana

Los países de Latinoamérica se basan en dos argumentos para defender la validez de la Cláusula
Calvo.

El primero de los argumentos es el principio de la "igualdad de tratamiento". Por este principio,


si un foráneo recibe un trato en una base de igualdad con el trato que se da a los nacionales del
Estado, él no tiene derecho para pedir más. Al renunciar al derecho de la prerrogativa del amparo
diplomático, la Cláusula Calvo sólo formaliza esta regla de paridad mediante una obligación
contractual.

El segundo argumento es la insistencia de que no existe ninguna razón en el Derecho


Internacional que no permita a un extranjero renunciar contractualmente a la protección
diplomática. Inherente a esta postura está el fundamento de que el individuo es un verdadero
sujeto del Derecho Internacional.

El Doctor Ulloa señala que la "Cláusula Calvo representa una renuncia definitiva al amparo
diplomático. Se trata, en efecto, de actos individuales de los extranjeros que contratan con el
Estado; y éste la exige como una condición contractual, no la impone unilateralmente contra la
voluntad del prestamista, cuya posición sería privilegiada y desleal si estuviera detrás de él la
amenaza de la protección a la que, precisamente, está renunciando".

VI.- Recepción de la Cláusula Calvo en el Perú

Nuestro país no ha estado ajeno a la tradición impuesta en Latinoamérica de introducir en los


contratos celebrados entre el Estado y los extranjeros una cláusula mediante la cual se les impida
a aquéllos solicitar a su país de origen su protección diplomática en el caso de surgir
discrepancias derivadas del contrato.

En tiempos anteriores existieron en el Perú políticas que establecían mayores ventajas a la


inversión nacional respecto a la inversión extranjera. En la actualidad esto no es así ya que el
texto constitucional señala en dos artículos la igualdad de condiciones para ambas.

DOCTRINA DRAGO

La Doctrina Drago fue anunciada el 29 de diciembre de 1902 por el ministro de


Relaciones Exteriores argentino durante la segunda presidencia de Julio Roca, Luis María Drago,
en respuesta a la renuncia de los Estados Unidos a ejecutar la Doctrina Monroe durante el
bloqueo naval contra Venezuela. Esta doctrina jurídica establece que ningún Estado extranjero
puede utilizar la fuerza contra una nación americana con la finalidad de cobrar una deuda
financiera.
Tal doctrina provino de las ideas de Carlos Calvo, en Derecho internacional teórico y práctico de
Europa y América. La doctrina Calvo proponía prohibir la intervención diplomática cuando
hubiera pleitos entre partes de distintos países, hasta que no estuvieran agotados los recursos
locales.

La doctrina Drago resultó ser una respuesta a las acciones del Reino Unido, Alemania e Italia,
quienes impusieron un Bloqueo Naval a Venezuela a finales de 1902, en respuesta a la gran
deuda externa de Venezuela que el recién llegado presidente Cipriano Castro se negaba a pagar.

Frente a este ataque combinado, Estados Unidos replicó que, como país, no apoyaría a un estado
americano que sufriese ataques bélicos como respuesta a la negativa de pagar sus deudas,
pretendiendo que la Doctrina Monroe sólo se aplicaría cuando dicho país sufriese ataques de
potencias europeas motivadas por la intención de recuperar territorios americanos y colonizarlos.
Así surge esta doctrina Drago, como una protesta por parte de Luis María Drago frente a la
actuación de Estados Unidos. Finalmente, el 13 de enero de 1903, se firmó en Washington el
acuerdo por el cual, bajo la presión del país norteamericano y la invocación venezolana de la
Doctrina Drago, los ocupantes europeos se retiraron de sus posiciones.

Una versión modificada por Horace Porter fue adoptada en La Haya en 1907. Esta añadió que el
arbitraje y litigio deberá usarse siempre como método de solución de conflictos internacionales
antes que recurrir a la fuerza militar.

ORIGEN HISTORICO

A principios de siglo Venezuela le hallo ante la imposibilidad de saldar las deudas contraídas
tiempo atrás con las principales potencias europeas, por este motivo fue seriamente advertida por
Inglaterra, Italia y Alemaniaen1902: si no pagaba, se exponía a graves represalias.

En realidad, la intervención estaba prácticamente en marcha, pues antes de lanzar sus amenazas,
Alemania e Inglaterra consultaron la opinión de los Estados Unidos, que fue resumida en un
memorándum dirigido a Alemania por el secretario de Estado, Hay, el 16 de diciembre de 1901:
“No garantizamos a ningún Estado contra la represión que su mala conducta pudiera
acarrearle…”

En los últimos días de 1902 el ministro argentino en Washington, Garcia Merou, comunico a su
gobierno la agresión que se estaba urdiendo contra Venezuela, y el Ministro de Relaciones
Exteriores argentino. Luis María Drago, fijo entonces una posición clara.

Luego de una serie de consideraciones acerca de las relaciones entre prestamistas y prestatario,
afirmo que en nuestro gobierno se había sentido alarmado “al saber que la falta de pago de los
servicios de la deuda pública de Venezuela se indica como una de las causas determinantes del
apresamiento de su flota, del bombardeo de uno de sus puertos y del bloqueo de guerra
rigurosamente estableciendo para sus costas. Si estos procedimientos fueran definitivamente
adoptados, establecerían un procedente peligroso para la seguridad y la paz de las naciones de
esta parte de América. El cobro militar de los empréstitos supone la ocupación territorial para
hacerlo efectivo, y la ocupación territorial significa la supresión o subordinación de los gobiernos
locales en los países a que se extiende”.

Las consideraciones de Drago cayeron como un baldazo de agua fría sobre los acreedores de
Venezuela, y su tesis fue debatida en todos los círculos diplomáticos. Cuatro años más tarde el
derecho internacional la consagraba en la Hay como un precepto que debía regir las relaciones
entre todos los pueblos dela tierra.

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