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Y estaba ahí, con una de esas estúpidas sonrisas de adolecente que tanto odio.

¡No es posible! Ni siquiera estoy cerca de sus celestiales facciones y siento un Ki


muy intenso.

Me estaba contando algo, yo lo sé, tal vez se había muerto su hámster, o


descubrió la cura contra un cáncer pero mis esfuerzos por concentrarme eran
inútiles, solo podía admirar sus tiernos labios de Rib Eye. -Qué desesperante-
pensé, me habían atraído muchos chicos antes pero no así, no con 888 newtons
de potencia, luego recordé que yo ni sé qué es lo que miden los newtons, qué
estúpida.

Noté una ausencia de sonido, giré mi rostro hacia él y me estaba mirando con una
sonrisa discreta, sus ojos veían los míos y yo aproveché para verme en sus ojos
porque estoy obsesionada conmigo misma. –Me tengo que ir, es tarde- dijo, yo iba
a abrir la puerta pero me detuvo, miramos nuestras manos aún en la perilla, casi al
instante cruzamos nuestra vista, mi corazón iba a saltar de mi pecho y salir
corriendo cuál Forrest Gump. Poco a poco él se fue aproximando como el final de
los tiempos y yo, pendeja, iba retrocediendo hasta que de pronto me encuentro
contra la pared -me encantan los clichés, me hacen sentir segura porque no siento
responsabilidad sobre mis acciones, todo está escrito- pienso.

Este joven estereotípicamente apuesto estaba cada vez más cerca, posó su mano
sobre mi nuca. Yo temblaba porque mi animal espiritual es un Chihuahua además
de que mi ascendente es Aries y somos muy sensibles. Me sentía vulnerable, no
podía moverme. ¿Cuenta esto como acoso sexual? O sea sí me gusta el wey
pero tampoco para que me acorralen ¿sabes? Tengo problemas con sentirme
atrapada es como claustrofobia. Rozaron sus labios con los míos y yo me separé.
Él abrió sus ojos, sorprendido, y yo fundí mis labios con los suyos violentamente.

Su boca era suave, estuve bien al compararla con un Rib eye, me quemaba,
incendió todos mis sentidos y caí rendida porque pues me estaba quemando. Ese
fuego voraz me consumió y desperté en otro mundo, ríos de lava, todo en rojo.
Tengo que repetir mi mantra –soy un alacrán, soy un alacrán- porque hace mucho
calor y siento que me desmayo. -¿¡Cómo vergas me regreso a mi casa!?-
exclamé y me responde una flamita azul – ya no se puede, morra, a menos que
juntes las pociones de los elementos y derrotes al Cadenero nivel 92-. Qué puta
weba.

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